El Debate Corregido

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disCUrso del dotol niGüín

disCUrso de orden:

inaUGUraCión de Un monumento

Género: Sainete

Autor: RAFAEL GUINAND

Personajes:

Dotol Nigüín: (José Adrián)

Una voz femenina 1 (Valentina)

Otra voz femenina 2 (Tatiana)

Una voz masculina 1 (Santiago Vera)

Una voz masculina 2 (José Peña)

Voz de medico

Pantaleón Esparragosa (Santiago Días)

Crepuncio Tiburcio (Eiver Reinoza)

Presentadora (Oriannis)

(La escena comienza en una taguara de un pueblo y una muchedumbre de personas se dan cita
para escuchar el discurso de tres ilustres personajes del pueblo… hay mucha algarabía)

Presentadora: Ahora, damas y caballeros, antes de descorrer el velo al monumento que hoy
vamos a inaugurar, oiremos la palabra de tres Ilustres personajes, uno de ellos disertará sobre el
monumento que hoy será inaugurado en este recinto de tantas disertaciones con ustedes. Don
Crepuncio Tiburcio, que nos dará a conocer los orígenes de este suceso que marca época en los
anales científicos.

Crepuncio Tiburcio: (Carraspea antes de comenzar a hablar) Ciudadano jefe civir, honorable cura
párroco, señor falmaceuta, damas y señoritas, caballeros y otros señores, muchedumbre. La
influencia de los rayos polares en las antípodas, producen conmociones cerebrales que analizadas
detenidamente demuestran, que... que... (Tose) la concentración musical, no, qué digo, muscular
del hombre, es decir, de cualquiera de los seixos, al adoptar ciertas posiciones sísmicas, producen
fosforescencias radiales y ocasionales, que viajan en proporción inversa a la parábola del círculo o
tangente de la industria de la Remolacha.

(Aplausos)

Gracias, muchas gracias, muchachos, gracias; así dijo Shakespeare en la Cortá del Guayabo. Ahora
bien, nos hemos amalgamado, sí, amalgamado, esa es la palabra; nos hemos amalgamado en este
sitio para honrar la memoria de uno de los hijos más terstitóreos de esta población, digno de
figurar al lado de Sherlock Holmes, Buffalo Bill, Tom Mix, Lohengrin, D’Annunzio, Sancho Panza, los
Hermanos Nibelungos y Leo. Si leo aquí

(Aplausos)

Muchas gracias, viejitos, muchas gracias. ¿De quién se trata?, me diréis. Yo mismo no lo sé, pero
desde que la figura de un bípedo se esculpe en guaratara veteada, es porque es un personón,
viejito, ah sí, y ya que escultores de la talla de Villaespesa y Tito Schipa han inclinado la mandarria
para cincelar la piedra bruta, sí señor, muy bruta, esto sin ofender a los presentes, las imágenes de
Tosca, Aída, Chateau, Margot y La Dama de las Camelias, es una concordancia apolínea y
semiolíptica producida por la efervescencia mía, en la rapsodia desbordante del progreso
interplanetario. (Aplausos)

Gratitud, señores, gratitud, ahora que las blancas manos de las trigueñas hijas de este pueblo van
a colocar en la base que sostiene la fotoestereotipia del susodicho y eminente benefactor de la
humanidad, el ramillete de flores silvestres, recogidas en los jardines de nuestra fértil campiña,
donde destacan los ñaragatos, cundiamores, la espadilla, el heliotropo, el llantén, el algarrobo y la
flor de la batatilla.

(Aplausos)

Bueno, muchachos, antes de terminar les diré a ustedes que aquí se trata de glorificar, sí, de
glorificar al vagabundo, al sinvergüenza, sí, al sinvergüenza que se comió el primer aguacate ¡¡¡He
dicho!!!

Aplausos

disCUrso de orden:

Presentadora: Ahora, damas y caballeros otro ilustrsisisisisisisismo personajes de estas tierras


nuestras de todo el mundo… El Bodeguero señor Pantaleón Esparragosa.

Pantaleón Esparragosa : Estimables damas de este pénsil chucupitatense, honorables caballeros


de esta curta población y demás parroquias foráneas y extemporáneas, el hecho de que ustedes
me aigan descogido para llevar la palabra en este acto curtural, arto exponente del desarrollo
alcanzado por la Sociedad Manufacturera de Bodegueros y demás comestibles, hace que la
emoción me embarace y con los ojos embriagados de lágrimas, suplico a las musas que se me
adentren y hagan salir por mi boca palabras dignas de tan alta y prominente concurrencia. Dicen
que en toda familia hay un gallo pelón, y aun-que yo soy el único miembro de mi familia, quiero
aprovechar esta oportunidad para demostrarles que los errores de la juventud son descusables
cuando se hayan disculpados por la ignorancia que pro-duce en los niños menores, los pocos años
de la edad infantil de los muchachos. Sí, señores, y no hay demostración más evidente de lo que
he dicho, que el hecho de que no hay muchacho que no juegue papagayo con puntilla, que no le
amuele el clavo al trompo, y que no haga trampa jugando quema. Pero, bueno, yo no he venido
aquí a hablar de cosas tristes, y trataré más bien de darles algunos consejos nacidos de mi larga
práctica detrás de un mostrador, por el que he despachado desde conservas de La Cojita hasta
Brandy Courvoisier, y desde chicharrones frescos hasta Agua Florida. He aquí algunos datos útiles:

Una voz masculina 1: Ajá ¿Como se hace pa' que rinda el carbón?

¿Que cómo se rinden los carbones? Echándoles piedra.

Una voz Femenina 2: ¿Y como hacemos para que rinda el peso?

Pantaleón Esparragoza: ¿Que cómo se rinde el peso? Pegándole un pellejo por debajo de los
platillos.

¿Una voz masculina Borracho 2:? Upa... Puesssss ¿cómo hago yo pa' que me rinda el aguardiente?

Pantaleón Esparragoza: ¿Que cómo se rinde el aguardiente? Echándole agua... Sí, caballeros y
caballeras... digo, damas. Pero yo no he venido aquí... no quiero pasar por alto, mejor dicho, la
parte más importante de nuestra misión en la tierra, que es la brega de las maritornas y cocineras,
o de las sirvientas de adentro y de afuera, o de cualquier miembro del serso débir que pase por
nuestro radio de acción. Una de las obras de misericordia es enseñar al que no sabe, entonces,
¿cómo negar nuestros profundos conocimientos amorosos a esas inocentes damas que acuden a
solicitarlos, aun cuando no lo parezca?

(Las damas del público interrumpen al orador airadamente).

Una Voz Femenina 1: Como así… usted es un charlatán, abusador un pata e guache… y falta de
respeto carrizo

Pantaleón Esparragosa: ¡Silencio! ¡Silencio! ¡¡Que se callen, animales!! ¡Cállense la boca, carrizo!
¿Cómo me interrumpen ustedes, caray, la parte más importante de mi peroración científica? ¿No
comprenden ustedes que han roto el hilo invisible de la inspiración sagrada, que nace en el
momento propicio en que las ideas espontáneas se condensan en la masa encefálica del animal
más inteligente de la creación, llamado en latín humus, que significa polvo eres y polvo tragarás, y
que las ideas se van cuando no son interpretadas a tiempo? Pero, ultimadamente, pues, ya que
ustedes por lo visto no quieren atender a mi adusta palabra, no continuaré mi peroración
científica, caray, porque yo no estoy acostumbrado a hablar frente a públicos incurtos e
ignorantes. ¡¡¡¡Acúñenle, maestros cañoneros inconscientes!!!!

(Suena música cañonera).


Discurso del Dotol Niguin

(Aplausos y vivas).

Presentadora: Ahora si caracha, ahora es van a saber que el cambur verde mancha y la cachapa
sin queso e' mano no es cachapa… Llamamos al ilustre Dotor Nigüín… pica mi gallo

Voces de la muchedumbre: ¡Que hable! ¡Que hable el dotol Nigüín!

Nigüín: Señores, la midicina es una gran confabulación nervática que no puede vituperarse por el
simple achatamiento de las ideas. El cuelpo del hombre es numismático, y la midicina nos prueba
que sería una quirupéltica duodal pretender que el hombre fuera un mozambique.

Voz Femenina 1: ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Así se habla!

Nigüín: Los honorables colegas aquí presentes se oponen a que el cardomomo de mis ideas llegue
hasta ustedes, realizando de este modo una vacuidad anodina que indudablemente tiene que
producir un chinchonal.

Voz Masculina 1: Bueno, bueno, ¡así se habla!

Nigüín: No es con monosílabos escuálidos con lo que se alcanza la maceración senil, no, señores.
Es con pernambúquicos azares y con masteletes palúrdicos con los que la midicina puede alcanzar
un grado pantagruélico y formólico.

Voz Femenina 2: ¡Bueno, bueno! ¡Así se habla Nigüín!

Nigüín: Si nos remontamos a la edad panálgica encontramos inmediatamente el enchorizamiento


de las ideas. ¿Y por qué? Porque el patagrismo huye cuando se centralizan las orquídeas en las
oriflamas celestes.

Voz Masculina 2: Bueno, bueno. ¡Así se habla! ¡Adelante!

Nigüín: La cencia médica, señores, nace gerúndica; los bolondrones del pecado la narvatizan. Pero
ahí está el hombre, cerecere angular de todos los tiempos, para sacarla a flote con su fragmatismo
cerebral, su obturismo moderno y su caducidad tetánica.

Una voz femenina 2: ¡¡¡Acuña, Nigüín, acuña!!!

Nigüín: ¡¡Toy acuñando, mijita, toy acuñando!! Y la saca, señores, sí. Y la saca de su oscurantismo
hidráulico para hacerla brillar amórfica, etiópica y dinámica en la serenidad pasmosa del
cenobismo renal.

Una Voz femenina 1: ¡¡¡¡Métele, métele Nigüín, métele!!!!

Nigüín: ¡¡Le toy metiendo, mijita, le toy metiendo!! ¿Cómo, pue’ permitir que se mascullen los
atavismos balúndricos, caray? ¡¡¡No, no y mil veces no!!! Debemos paniaguarnos sobre las
cabañuelas del pasado; influir en las cavilaciones tiroideas; no dejar que el narvatismo
mesentérico se adueñe del chupanismo científico, porque eso sería descender a las profundidades
caóticas de un carburismol sensual. Así, pues, señores, unámonos todos en este desrengamiento
cletónico, pacuchemos las grandes chamaguinas del pasado; no permitamos el barrigonismo
científico, alcémonos como un solo hombre contra las pejigueras cunénicas; demos la espalda a las
traumatizaciones del dolor, y así, de tumbo en tumbo, pero con paso firme y político, habremos
llevado la cencia a una artura berrúgica, y todos ganaremos porque con nuestro conocimientos
pleuróticos habremos espantado para siempre el chapapote de las violencias y el zorrocloco de la
enfermedades.

Una voz masculina 2: ¡¡Así se habla, caray!!

Nigüín: Y para terminar, señores, yo calculo...

Una voz Femenina 1: Si Nigüín, así es Nigüín, y ¿qué me dices de ese cálculo que acaba de echar
don Críspulo?

Nigüín: Ved, señores, antes de calcular viene un cálculo en mi apoyo. Este cálculo biliario extraído
de un paciente.

Pantaleón Esparragosa: ¡¡¡Falso, colega, falso!!!

Nigüín: No, señores, es auténtico, ¡¡caray!! Esto los convencerá, de que la midicina es puro cálculo,
más o menos aproximado, porque las quirupérticas del tiempo y los caparazones de la distancia se
resisten a creer que pueda haber exactitud macaliéndrica mientras los gurruparchos del
organismo alberguen obstáculos de esa naturaleza. He dicho.

(Aplausos eufóricos lo sacan en hombros)

(Telón).

FIN

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