3693-Texto Del Artículo-3911-1-10-20220119
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1 (2022) 7
https://revistas.uclave.org/index.php/mayeutica
Venezuela
[email protected]
https://orcid.org/0000000345782782
Resumen
Danza nacionalista: Folklore and popular culture for the project of nation in
Venezuela
Abstract
The purpose of this research was to reconstruct from the perspective of social
history and through documentary review and interpretation and indepth
interviews, the artisticcultural dynamics of the Danza Nacionalista in Venezuela,
as an expression of folklore and popular culture in the period 19482015. In its
origins, the Danza Nacionalista promoted from the Retablo de Maravillas, led by
the writer Manuel Rodríguez Cárdenas, was part of a political project to promote a
sense of nation among the inhabitants of a country that, despite its mining wealth,
was disintegrated since its creation as a republic in the first third of the 19th
century. We address the historical passing of dance and some conceptual details
about dance, popular culture, folklore and nation. Seen in time, it is worth
affirming that the Danza Nacionalista, which later acquired the denomination of
Danzas Venezuela, earned its space in the artistic endeavor and in the popular
imagination of the country, an imaginary rooted in the figure of Yolanda Moreno,
the “bailarina del pueblo venezolano".
Introducción
El folklore y la danza
El folklore se define como una ciencia que estudia aspectos vitales de la vida
de los pueblos, hechos culturales de una colectividad tiene como característica el
ser anónimo, funcional, empírico y se transmite en forma tradicional identificando
la entidad nacional. En un tiempo, para los antropólogos el folklore era parte de la
cultura, pero no su totalidad y que en su área se incluyen mitos, leyendas,
cuentos, proverbios, adivinanzas, los textos hablados y otros cantos, como
también otras formas de menor importancia; pero no arte, danza, música,
vestuario, medicina, costumbres o creencias folklóricas. Como vemos, se trata de
obras de una data no reciente, lo que nos lleva a la idea de que puede haber una
redefinición de ese “conocimiento propio de un pueblo”.
pueblo recibe de sus mayores y que recrea de acuerdo con la dinámica social y con
la mentalidad individual, utilizando el término pueblo en el sentido más amplio.
Toda la gente” (p.138).
Strauss afirma que la bifurcación teórica entre folklore y cultura popular se
da porque en el primer caso se trata de una tendencia conceptual en la versión
oficial de la cultura popular tradicional; mientras que en el segundo caso, desde
centros de investigación independientes se le da un orientación al tema que de
alguna manera sitúa lo popular en tanto se trata de grupos relegados socialmente
que no tienen poder de decisión sobre el devenir de la sociedad y están en
condición de desventaja desde el punto de vista económico y político, esto es, que
no integran las élites tradicionales tal como lo expresan los autores antes
reseñado.
Hitos como el Congreso Cultural de Cabimas en 1970, la creación de la
agrupación “Un solo pueblo” en 1976, el Primer Encuentro de Organismos y
Trabajadores de la Cultura del Occidente del País”, en 1976; y el “Encuentro por la
Defensa Nacional de la Cultura ‘Aquiles Nazoa’ en 1977, fueron escenarios que
permitieron que se redimensionara el concepto de folklore a lo que se conoce como
cultura popular en los términos que hemos señalado.
Desde este panorama, Strauss (1998) explica que estas discusiones dieron
paso para que en 1985 se reorientara la política oficial sobre el estudio del
folklore, entonces estaba en cuestionamiento como concepto integrador de lo
popular y las artes. Rafael Strauss trae a colación su propia experiencia como
integrante de una comisión reestructuradora de los organismos encargados de
abordar el folklore venezolano. Allí, le acompañaron J. M. Cruxent y Erika Wagner
para que se creara el Centro para el Estudio de las Artes y Tradiciones Populares,
que después sería el Centro de las Culturas Populares y Tradicionales.
En sintonía con las ideas expuestas, Strauss (1998) explica:
Visto así, podemos decir que el impulso que dio el Estado venezolano a la
danza nacionalista en sus inicios es parte de una política que puede verse como el
“artefacto”, en palabras de Hobsbawm (2004), con el cual se germinaba el sentido
de nación moderna, que se necesitaba para entrar a la dinámica del progreso
capitalista de entonces. Para Hobsbawm, las naciones no construyen estados y
nacionalismos, sino al revés.
De esta manera, se van ajustando la hipótesis que el Estado venezolano en
su necesidad de dar forma a la Nación que aún en la mitad del siglo XX no estaba
conformada en los términos modernos por diversas razones como lo fragmentada
que estaba su población, y porque aún para entonces faltaba alcanzar algunos
hitos de la modernidad.
Para ello, fue necesario aglutinar a sus habitantes en un sentimiento
compartido más allá de la identidad, de tal manera que el oriental o el zuliano se
sintieran como parte de una misma comunidad imaginada, algo que se consolidó
en el tiempo, gracias a los beneficios del petróleo que permitieron unificar al
territorio no sólo con carreteras sino con políticas educativas para formar a sus
ciudadanos como cohesionados en una nación moderna.
El Estado venezolano se trazó como política fomentar el sentido de Nación,
pero en los términos de Hobsbawm (1998), esto es, con ciudadanos con
“obligaciones públicas” como parte de su “deber político”, como alguna manera
intentó en principio el gobierno de Rómulo Gallegos e impulsaría luego Marcos
Pérez Jiménez con su Nuevo Ideal Nacional.
empírico y al mismo tiempo servir de enlace con otras instituciones similares del
extranjero.
En el mundo de las artes escénicas, este sentido supo ser capitalizado por un
movimiento de corte popular nacionalista. No incidentalmente, para algunos, la
primera gira nacional del ‘Retablo de Maravillas’ fue la segunda muestra nacional
de la cultura tradicional después de la gran fiesta de la tradición de 1948 y del
derrocamiento de Gallegos. Si bien los afanes democratizadores que anunciaba la
Vol. 10, N° 1 Enerojunio 2022
18 La danza nacionalista: Folklore y cultura popular ... Sylvia María Camacho Castejón 727
Referencias