Ensayo Arco Minero

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

ARCO MINERO DEL OESTE VENEZOLANO

MACRO-CUENCA DEL RÍO ORINOCO


(Ensayo).

Cátedra: Derecho Penal Ambiental.


Realizado por:
Pernía José Gregorio.
C.I. V.- 8.108.150.

San Cristóbal, noviembre 2022.


Venezuela, oficialmente República Bolivariana de Venezuela, es un país
soberano situado en la parte septentrional de América del Sur, constituido por un
área continental y por un gran número de islas e islotes en el mar Caribe, cuya
capital y mayor aglomeración urbana es la ciudad de Caracas. Posee una
extensión territorial de 916 445 km². El territorio continental limita al norte con el
mar Caribe y el océano Atlántico, al oeste con Colombia, al sur con Brasil y por el
este con Guyana. Con este último país, el Estado venezolano mantiene una
reclamación sobre 159 542 km² de territorio al oeste del río Esequibo, esta área es
conocida como Guayana Esequiba o Zona en Reclamación. El país tiene una
biodiversidad muy alta y ocupa el séptimo lugar en la lista mundial de naciones
con mayor cantidad de especies. Existen hábitats que van desde las montañas de
los Andes en occidente hasta la selva tropical de la cuenca del Orinoco en el sur, a
través de las extensas planicies de los Llanos, la costa del Caribe y el delta del río
Orinoco en el oriente. El territorio ahora conocido como Venezuela fue colonizado
por España en 1522, en medio de la resistencia de los pueblos amerindios. En
1811, se convirtió en uno de los primeros territorios hispanoamericanos en
declarar la independencia, que no se estableció de manera segura hasta 1821,
cuando Venezuela era un departamento de la República Federal de la Gran
Colombia. Se separó como un país independiente en 1830. Un colapso en la
confianza a los partidos políticos existentes llevaron a la elección en 1998 del ex-
oficial de carrera Hugo Chávez, implicado en el golpe, y el inicio de lo que llamó la
Revolución bolivariana. Chávez comenzó su gobierno convocando a una
Asamblea Constituyente en 1999, donde se redactó una nueva Constitución que
cambiaría el nombre oficial del país a República Bolivariana de Venezuela.
Para 2010, Venezuela tenía las reservas petroleras más grandes del mundo
y era uno de los principales exportadores mundiales de petróleo.
Antes de la explotación del petróleo, el país era un exportador de productos
agrícolas, como café y cacao, pero el petróleo rápidamente alcanzó a dominar las
exportaciones y los ingresos del país. La sobreoferta mundial de petróleo en los
años 1980 condujo a una crisis de la deuda externa y a una prolongada crisis
económica. Años más tarde, la reducción de los ingresos debido en gran medida
al excesivo gasto público, el aumento de las importaciones, la corrupción, la caída
de la producción nacional debido al excesivo control del estado y políticas
económicas que terminan ahogando al sector privado, se citan ampliamente como
factores que desestabilizaron la economía del país. Esto condujo a una crisis
generalizada que trajo como consecuencia hiperinflación, depresión económica,
escasez de productos básicos y aumentos drásticos del desempleo, la pobreza,
las enfermedades, la mortalidad infantil, la malnutrición y el crimen. A fines de
2017, las agencias de calificación crediticia declararon a Venezuela en mora con
los pagos de la deuda. En 2019, la Alto Comisionado para los Derechos Humanos
de las Naciones Unidas emitió un informe donde señala que el gobierno
venezolano ha incurrido en sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

ARCO MINERO DEL ORINOCO (AMO). Alternativa Economica de Producción:

Desde tiempos inmemoriales, la Región Guayana ha sido un territorio muy


apetecido por sus riquezas minerales, biodiversidad, recursos forestales y
potencial hídrico. La abundante presencia de oro y diamante ha atraído la atención
de inversores extranjeros y nacionales, así como de mineros locales y foráneos.
La historia de la explotación minera al sur del Orinoco se ha vinculado con
el fenómeno de la migración, la presencia extranjera, depredación de los recursos
naturales, desplazamiento de poblaciones autóctonas, violaciones de derechos
humanos, extracción y tráfico ilícito minerales y otros patrimonios nacionales.
Se conoce, por relatorías y crónicas de los misioneros capuchinos y
funcionarios de la época, que el oro venezolano se venía extrayendo desde antes
de 1800, como trabajo obligado de los indígenas, y llevado a España. Según el
antropólogo Sergio Milano, al menos desde la época señalada la actividad minera
de oro no se ha detenido aun cuando ha tenido épocas de disminución y auge
influenciados por las circunstancias políticas vividas en Venezuela a lo largo del
siglo XIX. “Hasta la fecha, la cultura minera al sur del Orinoco se ha venido
estructurando y consolidando como una manera de pensar y actuar particular”. Por
más de un siglo, hubo una política que, por acción o inacción, contribuyó al
saqueo de los recursos naturales y minerales de Venezuela, que redujo a los
pueblos mineros a pueblos fantasmas, en condiciones miserables de vida y con
diversos pasivos ambientales. A pesar de que el Libertador Simón Bolívar siempre
instruyó que las minas son propiedad de la República, algunos Gobiernos de
derecha hicieron una repartición, a diestra y siniestra, de territorios y minas
(algunos con carácter sucesoral) a trasnacionales y particulares. Estas
concesiones del derecho minero degeneraron en conflictos de uso de la tierra e
irreversibles impactos ambientales en espacios protegidos, prístinos, ceremoniales
y de asiento de comunidades indígenas. Con la llegada de Hugo Chávez al poder,
diversas acciones de carácter sociopolítico e iniciativas legislativas fueron
impulsadas por el Estado venezolano para regularizar o concluir aquellas prácticas
que resultaban lascivas de cara a los intereses sociales, ambientales, económicos,
culturales de las localidades con fuerte arraigo minero, afectando de igual manera
el ejercicio de la soberanía y defensa del territorio nacional y su patrimonio.
Pero el resultado de estos esfuerzos fue insuficiente producto del
desconocimiento de la cultura minera. Para el antropólogo Sergio Milano de la
Universidad Nacional Experimental de Guayana, descartar por años la actividad
minera como una alternativa económica y,
en su lugar, intentar reubicar a los mineros en otra actividad o desalojarlos sin
considerar las variables culturales fue el principal error del Gobierno de Chávez en
las políticas de control minero y una de las razones de una actividad minera
desbordada. Tras varios aprendizajes con el Plan Caura, la Reconversión Minera y
la Misión Piar, el Estado venezolano asumió la función como regulador y
fiscalizador del régimen socioeconómico, bajo un enfoque fundamentado en la
productividad, protección del ambiente, sustentabilidad, libre competencia, justicia
y equidad social, entre otros principios que se extendieron a todas las actividades
económicas. El nuevo modelo de producción, basado en la diversificación,
demandaba de una configuración distinta.
El Arco Minero del Orinoco (AMO) está ubicado al sur del río Orinoco, en la
parte norte del estado Bolívar. Posee una superficie total de 111 843,70 km². De
esa superficie solo en un 5 % se llevará a cabo la exploración. Una vez finalizada
la etapa de exploración, se estima que la explotación de minerales se realice solo
en 1,5 % del Arco Minero. Consta de cuatro grandes áreas, Área 1: es el área
más occidental hasta el río Cuchivero, donde predominan bauxita, coltán, tierras
raras y diamantes. Área 2: entre el río Cuchivero y río Aro, con predominancia de
hierro, minerales no metálicos y oro aluvial. Área 3: entre el río Aro y el límite este
del Arco Minero, predominan oro, hierro y bauxita Área 4 extensión del Arco
Minero en la zona de Imataca, donde predominan oro, cobre, caolín y dolomita.
Desde la creación de AMO en 2016 ha traído en la zona minera
desasosiego, luto y conflictos en la sociedad, en tres Estados del país: Bolívar,
Guárico y Amazonas. Entre abril de 2016 y septiembre de 2018, han ocurrido 40
eventos violentos en el área destinada mediante decreto a la explotación de
materiales estratégicos, La tragedia de la Masacre de Tumeremo dio inicio a
investigaciones relacionadas en enfrentamientos con pranes, el grupo ELN de
origen en Colombia, la Fuerza Armada Nacional y el CICPC.
El gobierno nacional con la creación de un grupo que bajaría las tensiones
a través de sus “Operación Liberación del Pueblo “OLP Un plan para combatir la
delincuencia especialmente, el paramilitarismo colombiano”. En agosto de 1991 la
zona del Delta del Orinoco mediante Decreto N° 1.635 el 5 de junio de 1991,
Gaceta Oficial N° 34.767 del 1 de agosto de 1991, fue declarado como zona de
reserva de la biosfera como una zona de ecosistemas tropicales deltaicos donde
se conjugan invalorables recursos biológicos. En el 2009 la UNESCO la incluye
dentro de la Red Mundial de Reservas de Biosfera en América Latina y el Caribe
bajo el Programa de Reserva Hombre y Biosfera. El 24 de febrero de 2016, a
través del Decreto 2.248 de la Gaceta Oficial 40.855, se decreta el nombramiento
de Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco. Igualmente
el decreto incluyó certificar y cuantificar las reservas mineras de esta zona. En
busca de sectorizar la región para iniciar la explotación industrial de los recursos
minerales de la zona debido a la crítica situación petrolera por la que pasaba
Venezuela. El 5 de agosto de 2016 el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino
López, anunció que "se activará unidad especial para el Arco Minero del Orinoco".
El 7 de septiembre de 2016, el ministro para el Desarrollo Minero Ecológico,
Roberto Mirabal, informó que empezó la etapa de exploración del Arco Minero del
Orinoco y señaló que "toda transnacional en el Arco Minero debe cumplir las leyes
del Estado". Entre los objetivos del Arco Minero del Orinoco están la diversificación
de la economía. El Arco Minero del Orinoco (AMO), nombrado por el gobierno
de Nicolás Maduro el 24 de febrero de 2016 como "Zona de Desarrollo
Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco", es un área de explotación
irregular y trabajos precarios de recursos minerales y personas en Venezuela
desde 2017, El Arco Minero del Orinoco abarca un área de 111 843,70 km², es
decir 12,2 % del territorio venezolano; duplicando a la faja petrolífera del Orinoco.
De acuerdo con el exministro del gobierno de Nicolas Maduro, Roberto
Mirabal, el Arco Minero del Orinoco tiene un potencial de unos 2 trillones de
dólares. La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, la Sociedad
Venezolana de Ecología, la Asociación de Arqueólogas y Arqueólogos de
Venezuela (AAAV), la Asamblea Nacional de Venezuela y la ONG Programa
Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (PROVEA) han
expresado públicamente su preocupación ante la el incumplimiento de estudios de
impacto ambiental y sociocultural, la violación de derechos a la consulta previa en
las comunidades indígenas, el patrimonio cultural y natural y la soberanía
nacional. En 2020, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, Michelle Bachelet, denunció que los trabajadores en el Arco Minero del
Orinoco están sometidos a graves abusos y violencia que han causado al menos
149 muertos desde 2016. El Arco Minero ha sido denunciado como una actividad
de extracción ilegal que no tiene regulación ambiental ni social.
El Arco Minero, es una alternativa económica para la sociedad y el país,
hoy en día se presenta una combinación de ilegalidad, destrucción de la
biodiversidad y muerte de los ecosistemas, presentándose reportes de asesinatos
de personas que controlan los yacimientos ilegales y militares, asumiendo el
control de las minas, pertenecientes al Estado venezolano. El Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, otorga a empresa extranjeras, concesiones
de explotaciones por 20 años, supuestamente excavadas y procesadas en el arco
minero de Venezuela, para combatir la minería ilegal, a fin de poner orden en las
mismas y sus respectivos campos mineros; los cuales son llevados a cabo por
grupos armados ilegales, que controlan un gran número de pequeños mineros,
realizando actividades delictivas relacionadas, que van más allá de la actividad
minera. Estimándose que alrededor del 91% de la explotación del oro de
Venezuela, se produce ilegalmente por parte de bandas y delincuentes en la zona
de Guyana Esequiva.
La Guayana, la faja del Orinoco y las islas del caribe, en la extracción del
oro,, diamantes, perlas, el coltán, cuarzo y otros metales. Este territorio que se
superpone a cinco parques nacionales es de 112,000 Kilómetros cuadrados para
la explotación legal de coltan y también en la destrucción afecta el pulmón de Sur
América, como lo es la Amazonía y el Estado Bolívar. Por otra parte, es importante
destaca que hubo un grupo de científicos ambientalistas se opusieron a esta
decisión, para ellos, el grupo que representan al gobierno venezolano no
cumplieron con realizare y presentar un estudio y evaluación del impacto
ambiental del Arco Minero y de las minas, las cuales están actualmente
procesando los pequeños mineros, obviando la consulta previa a las personas del
pueblo, establecida por nuestra Carta Magna.
El ACNUDH siguió recibiendo denuncias de homicidios de indígenas y
amenazas contra líderes indígenas en las zonas mineras por los “sindicatos”, en
particular en áreas controladas por grupos armados no estatales. El ACNUDH
resaltó que los homicidios y las denuncias de amenazas se debían investigar de
manera independiente y los autores debían ser llevados ante la justicia. El
ACNUDH recomendó al país que desmantelara los grupos delictivos y armados
que controlaban las actividades mineras, hiciera frente a la corrupción y enjuiciara
y sancionara a los responsables de delitos y violaciones de los derechos
humanos. El Consejo de Derechos Humanos condenó enérgicamente la violación
de diversos derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, en
particular en la región del Arco Minero del Orinoco. El equipo de las Naciones
Unidas en el país informó de los escasos avances en la demarcación territorial y
ambiental indígena, y recomendó a la República Bolivariana de Venezuela
reactivar la Comisión de Delimitación y agilizar la legalización de las
demarcaciones.
El ACNUDH se mostró preocupado por los procesos de demarcación
aprobados pendientes de que la Procuraduría General emitiera los títulos
correspondientes, y recomendó al país adoptar todas las medidas necesarias para
cumplir el mandato constitucional de reconocer todos los territorios indígenas y los
derechos colectivos a la tierra sin demora, con especial énfasis en las iniciativas
de autodemarcación. Debido a la falta de transparencia sobre esta materia, el
ACNUDH no es capaz de determinar en qué medida el Gobierno ha logrado
regularizar la actividad minera y frenar la extracción ilegal en el AMO. El Ministerio
del Poder Popular de Desarrollo Minero Ecológico no ha publicado información de
interés público, como estudios de impacto ambiental y sociocultural, datos sobre el
número y el nombre de las empresas con las que el Gobierno ha conformado
alianzas, o sobre el número de mineros inscritos en el Registro Único Minero. El
Banco Central de Venezuela tampoco publica información actualizada sobre los
volúmenes de oro y otros minerales que recibe de la empresa minera estatal
Minerven, ni sobre la cantidad de minerales que se exportan, o sobre cuál es su
destino principal o el monto de divisas extranjeras que el Estado recibe a cambio.
La información de que dispone el ACNUDH indica que gran parte de la
actividad minera, tanto dentro como fuera del AMO, está controlada por grupos
delictivos organizados o elementos armados. Son estos los que deciden quién
entra o sale de las zonas mineras, imponen reglas, aplican castigos físicos crueles
a quienes infringen dichas reglas y sacan beneficios económicos de todas las
actividades en las zonas mineras, incluso recurriendo a prácticas de extorsión a
cambio de protección. La información disponible muestra que la mayoría de las
minas son controladas por grupos criminales organizados, llamados "sindicatos" a
nivel local.
Si bien es cierto que la minería ilegal ha existido en el estado de Bolívar
desde hace más de 20 años, la presencia de grupos criminales en las actividades
mineras se ha hecho más visible desde 2011, cuando se puso fin a las
concesiones de las que se beneficiaban las empresas mineras extranjeras. Dicha
presencia ha aumentado considerablemente desde 2015, coincidiendo con el
aumento de los precios internacionales del oro. Estos grupos reproducen el
modelo del "pranato" que existe en algunas cárceles de la República Bolivariana
de Venezuela y que consiste en una estructura criminal sometida a un "jefe o
pran" que impone brutalmente sus órdenes a los reclusos y controla actividades
ilícitas dentro y fuera de la prisión. El ACNUDH también recibió información que
muestra que, en fecha más reciente, elementos irregulares armados han tomado
el control de ciertas minas en la parte central del estado de Bolívar y también en la
parte oriental, cerca de la frontera con Guyana.
Como consecuencia de la crisis económica, la migración interna hacia la
región minera ha crecido dramáticamente, si bien no hay información oficial sobre
el número de personas efectivamente empleadas en la minería dentro del AMO.
Una parte importante de esta población migra temporalmente desde toda la
República Bolivariana de Venezuela para trabajar en las minas y las zonas
aledañas debido al desempleo en sus comunidades de origen, o abandona sus
puestos de trabajo en otros sectores, incluso de la educación y la salud, en busca
de mejores salarios y de mejores medios de subsistencia para sus familias. La
inmensa mayoría no tiene experiencia laboral previa en la minería. Dentro del
AMO, la técnica de extracción más utilizada es la minería a cielo abierto, que
supone la excavación de grandes cráteres en la superficie terrestre. Los mineros
han explicado que descienden sin ninguna protección, a veces incluso descalzos,
para recoger rocas y subirlas en sacos.
El trabajo se organiza en cuadrillas de cuatro o cinco mineros, que realizan
turnos diurnos y nocturnos de aproximadamente 12 horas. Antiguos mineros
contaron que los accidentes eran habituales y que, por ejemplo, habían
presenciado deslizamientos de tierra que habían sepultado vivos a mineros. La
mayor parte del trabajo en el AMO es informal, y las personas que lo realizan no
tienen contratos. El ACNUDH ha identificado un patrón de explotación laboral en
cuyo marco los mineros se ven obligados a entregar un gran porcentaje del oro
extraído a los diversos actores que controlan las minas. En general, para poder
trabajar en las minas se les exige que paguen entre el 10 y el 20 por ciento del
mineral extraído a los grupos criminales o elementos armados, y alrededor del 15
al 30 por ciento al propietario del molino donde se trituran las rocas para la
extracción de oro. Los compradores de oro pagan precios 25 por ciento inferiores
a los que se aplican a nivel internacional. Además, los mineros tienen que pagar
altos precios por la comida y el agua a los vendedores dentro de la zona, quienes
a su vez tienen que pagar una tarifa a los grupos criminales o armados que
controlan las minas. Aunque los ingresos en el AMO son generalmente más altos
que en el resto de la República Bolivariana de Venezuela, algunos mineros
indicaron que apenas podían subsistir o mantener a sus familias. Según la
información recibida por el ACNUDH, la mayoría de los mineros acampan en los
márgenes de las zonas mineras, donde improvisan refugios con lonas de plástico
y tablas de madera. No disponen de servicios de agua ni de instalaciones
sanitarias, y no están conectados a la red eléctrica. Las mujeres se dedican a todo
tipo de tareas relacionadas con la minería, incluso en la extracción, y también
trabajan como vendedoras informales. Muchas se trasladan a las minas para
ocuparse como cocineras.
En varios testimonios se dio cuenta del fuerte aumento desde 2016 de la
prostitución, la explotación sexual y la trata en las zonas mineras, incluso de niñas
adolecentes. La prostitución se organiza ya sea en pueblos cercanos o dentro de
las zonas mineras en las llamadas "currutelas", que son barracones construidos
con tablones de madera cuyos propietarios abonan una tarifa a los grupos
criminales para poder organizar su actividad. Se informó al ACNUDH de que en
las zonas mineras había niños y niñas de hasta siete años, a menudo no
acompañados, en situación de vulnerabilidad ante diversas formas de explotación.
Las mismas fuentes señalaron que niños y niñas de tan solo nueve o diez años
trabajaban en las minas. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
los municipios mineros del estado de Bolívar son la principal fuente del aumento
de los casos de paludismo que se observan en la República Bolivariana de
Venezuela desde 2015. Los estanques de acumulación de agua estancada y
contaminada como resultado de la actividad minera se han convertido en focos
palúdicos, así como en vectores de diversas enfermedades de la piel. Ex mineros
entrevistados por el ACNUDH declararon haber contraído el paludismo cuando
vivían en el AMO. Las autoridades locales señalaron al ACNUDH que, gracias a
los esfuerzos conjuntos desplegados por las organizaciones internacionales y el
Estado para impulsar los programas de control de vectores y a la mayor
disponibilidad de medicamentos contra el paludismo, la incidencia de la
enfermedad disminuyó en la segunda mitad de 2019. El paludismo y otras
afecciones tratables, como la diarrea y las enfermedades de las vías respiratorias,
y las enfermedades prevenibles por vacunación, como el sarampión, están
proliferando entre la población indígena, a menudo con desenlaces fatales, ya que
estas comunidades suelen tener un acceso limitado o nulo a los tratamientos.
Otra repercusión grave sobre la salud y el medio ambiente en el AMO es la
contaminación resultante del uso generalizado de mercurio.
No obstante su prohibición como método de obtención o tratamiento de
minerales en el territorio nacional, el ACNUDH recibió información del uso
extensivo del mercurio en la región para separar el oro de otros minerales, tarea
de la que a menudo se ocupan las mujeres. Una vez que se ha formado la
aleación del mercurio con el oro, esta es quemada, el mercurio se volatiliza y las
partículas en suspensión son respiradas por los mineros y los habitantes de la
zona minera. El mercurio también se vierte en el suelo y luego es arrastrado a los
ríos por el agua de lluvia. Como consecuencia, se han detectado altos niveles de
mercurio en las comunidades indígenas que viven en las partes bajas de los ríos
del AMO. La contaminación por mercurio de las vías fluviales tiene un impacto
desproporcionado en las mujeres que pasan gran parte de su tiempo en contacto
directo con el agua, en particular mientras se ocupan de las tareas domésticas.
Esto las expone a mayores riesgos para la salud, sobre todo en el caso de las
mujeres embarazadas ante el peligro de los defectos neurológicos que el mercurio
puede provocar en los fetos.
La minería tiene distintas repercusiones para los pueblos indígenas y el
ejercicio de sus derechos individuales y colectivos, principalmente debido a la
presencia y la actuación de los grupos armados y al daño ambiental. Una de tales
consecuencias es la pérdida de control de los territorios tradicionales y los
recursos naturales, lo cual incide fuertemente en su derecho a la
autodeterminación. Las personas entrevistadas por el ACNUDH también
subrayaron las dificultades derivadas de la falta de demarcación oficial de los
territorios indígenas, y su convicción de que estos pueblos ejercerían un mayor
control sobre lo que sucede en su territorio si tuvieran títulos oficiales.
La destrucción del medio ambiente fue citada por la mayoría de los
entrevistados entre las consecuencias más graves de la minería, afectando al
derecho de los pueblos indígenas a preservar el medio ambiente y menoscaba la
capacidad productiva de sus territorios y recursos. En las palabras de un líder
indígena, las minas están "destruyendo la madre tierra sin piedad"; otros sostienen
que los pueblos indígenas y el medio ambiente están pagando el precio más alto
como consecuencia de las actividades del Arco Minero del Orinoco. Los grupos
afectados han denunciado la deforestación de sus territorios, además de la
contaminación de las vías fluviales y la fauna y la existencia de brotes de
enfermedades infecciosas. Según estos grupos, la contaminación de los
ecosistemas ha afectado las dietas tradicionales de los indígenas y coartado sus
derechos a la salud y a un nivel de vida adecuado. Los pueblos Ye’kwana y
Sanema de la cuenca del río Caura estiman que dentro de cinco años este
espacio fluvial estará contaminado, eventualidad que es sumamente preocupante
para el futuro de sus habitantes
Como conclusión al presente Ensayo y de la mano del Informe emitido por
ACNUDH podemos indicar que los esfuerzos del Gobierno han sido insuficientes
en lo que atañe a organizar y regular la actividad minera en la zona del AMO.
Además, el Arco Minero del Orinoco y la expansión de la minería han afectado
considerablemente el derecho fundamental de los pueblos indígenas a la
autodeterminación y sus derechos con respecto a sus tierras, territorios y
recursos, a la conservación y protección del medio ambiente, y a vivir en paz y
seguridad. Al ACNUDH le inquieta profundamente la falta de consentimiento libre,
previo e informado con respecto al establecimiento del AMO en sus territorios
tradicionales.

También podría gustarte