Balance de Energía y Nutrimentos

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Balance de energía y nutrimentos

Se entiende por balance energético la relación entre el consumo de energía y el gasto


energético.

Cuando ingerimos algún alimento estamos obteniendo energía, cuando gastamos la misma
cantidad de energía que consumimos en el día, estamos hablando de un balance
equilibrado, cuando gastamos menor cantidad de energía de la que consumimos en el día,
estamos hablando de un balance positivo, por lo contrario si gastamos más energía de la
que consumimos, nos referimos a un balance negativo. Existen ciertas situaciones donde es
necesario tener un balance positivo, por ejemplo en el embarazo, lactancia, infancia,
adolescencia o cuando por algún padecimiento, enfermedad, o lesión hubo una pérdida
importante de peso. Por el contrario es de desearse un balance negativo cuando el aumento
de peso puede llegar a niveles no saludables.

Ejemplo 1: una persona consume una pizza y refresco con un total de 4000 calorías, y lo
único que hace es sentarse a hablar por teléfono todo el día con lo que gasta 2000 calorías
con lo cual al ser su balance energético positivo aumentará de peso.
Ejemplo 2: una persona consume un plato de cereal con un total de 1000 calorías y al
escalar montañas de hielo gasta 3000 calorías con lo que su balanza energética es negativa
y baja de peso.
Ejemplo 3: una persona consume una comida de 3000 calorías se va a jugar fútbol y gasta
3000 calorías, el resultado es una balanza equilibrada con lo cual mantiene su peso

FUENTE BIBLIOGRAFICA: Balance energético Nutrición.org (xn--nutricin-13a.org)


¿Qué es el balance energético y cómo se calcula?
El término balance energético se utiliza para describir el equilibrio entre la energía que
consumimos mediante nuestra alimentación y la que gastamos. Es decir, se trata del
resultado de la comparación entre los ingresos y egresos de energía, representados en el
denominado gasto energético.
El balance energético es dinámico, es decir que se modifica en base a lo que comamos y
las rutinas de ejercicio que realicemos. En muchos casos, los cambios y fluctuaciones en el
peso corporal están asociados a un desequilibrio en el mismo.
Recomendaciones para calcular el balance energético
El balance energético puede parecer sencillo de calcular, pero las complicaciones no faltan,
pues desconocemos los nutrientes que nos aporta lo que comemos y la información sobre
cómo cuantificar el gasto energético es bastante reducida.
1. Conocer el gasto energético en reposo
El gasto energético total (GET) de una persona se refiere a la cantidad de energía que
necesita para garantizar las actividades fundamentales de su cuerpo; entre las que podemos
mencionar la circulación sanguínea, la respiración, la digestión y las actividades físicas.
Cuando pensamos qué es el balance energético y cómo se calcula, debemos considerar
también al gasto energético en reposo (GER).
El GER representa el gasto basal de una persona durante el día, sin considerar la
alimentación o la actividad física. Los factores que lo determinan son la edad, la
composición corporal, el sexo, el ciclo menstrual, el embarazo y la lactancia, entre otros.
En un estudio realizado por la Universidad ISALUD se hace especial hincapié en el GER y
los factores que inciden sobre este.
2. Tener en cuenta la edad y la contextura física
Es fundamental tener en cuenta la edad de la persona que vamos a evaluar, ya que solo así
podremos analizar el punto de partida de su balance energético.
A su vez, se debe evaluar la contextura de la persona antes de recomendar ciertos alimentos
o actividades deportivas. No es lo mismo una dieta para una mujer que para un hombre, ni
para una persona activa o una sedentaria.
3. Considerar el tipo de dieta
A la hora de estudiar el balance energético es fundamental saber qué cantidad de
kilocalorías consume una persona, así como la calidad de lo que come. Para este último
punto se deberá analizar de qué alimentos provienen esas calorías y qué tipos de nutrientes
incorpora la persona en su dieta.
Te puede interesar conocer todo sobre los superalimentos.

¿Qué es un balance energético positivo? ¿Y uno negativo?


Ahora que ya sabes qué es el balance energético y cómo calcularlo, te contaremos qué
diferencia un balance positivo de uno negativo, y adicionalmente te daremos algunos
ejemplos para mantenerlo equilibrado.
Un balance energético positivo se da cuando hay exceso de energía en relación a lo gastado;
y su consecuencia general es el aumento de peso. Por otro lado, un balance de energía
negativo implica pérdida de peso, ya que ingresa menos energía de la que egresa, por lo que
nuestro cuerpo responde gastando las reservas. Es importante tener en cuenta que, en este
último caso, no solo se pierde grasa, sino también agua y masa muscular.
Consejos para lograr un balance energético equilibrado
A continuación te brindamos diversos consejos para lograr un balance energético
equilibrado.
Desayuna
Seguro habrás escuchado decir que el desayuno es la comida más importante del día. Esto
es cierto, así que al momento de diseñar una dieta, debes tener en cuenta una cierta variedad
de nutrientes. Adicionalmente, el desayuno favorece la concentración, el metabolismo y
previene hipoglucemias e hipotensión.
Come de a poco
Debes ingerir los alimentos de a poco y masticar de manera adecuada para favorecer la
digestión.
Ten disciplina a la hora de comer
Mantén horarios más o menos fijos para comer y hazlo a menudo. De este modo,
controlarás mejor el hambre y la ansiedad.
Elige alimentos naturales
Si quieres mantener el balance energético, es importante consumir alimentos
ultraprocesados en la menor cantidad posible. También deberás incorporar alimentos
nutritivos a tu dieta, como las frutas, las verduras y el pescado, siempre que no exista una
contraindicación médica específica.
Conoce el valor calórico y nutricional de lo que consumes
Tener conocimiento del valor calórico y nutricional de los alimentos que consumimos nos
ayuda a entender la cantidad que debemos ingerir.

FUENTE BIBLIOGRAFICA: ¿Qué es el balance energético y cómo se calcula? | Aprende


Institute
El balance energético es la relación que existe entre la energía que te proporcionan los
alimentos y bebidas que consumes, y la energía que gasta tu cuerpo en actividad y
funciones vitales. Se trata de un proceso de producción de energía que, en equilibrio,
mantiene tu peso saludable (Hernández et al., 2018).
Sin embargo, la ingesta de energía mayor a tu gasto, puede generar un desequilibrio en los
requerimientos de tu organismo. Debido a esto, un mayor consumo de calorías producirá un
aumento de tu peso que puede causar obesidad y aumentar el riesgo de sufrir de
enfermedades crónicas. Una alimentación balanceada con un correcto aporte de nutrientes
te ayudará a asegurar tu requerimiento energético y un mayor bienestar (Together Counts,
s.f.).
Conoce aquí cómo calcular tu balance energético y algunos tips para mantenerlo con
buenos hábitos de vida
¿Cómo calcular tu balance energético?
Según Díaz (s.f.), para calcular el balance energético debes hacer una estimación de tu
gasto energético y tu ingesta de energía. Si estos valores son iguales, tus requerimientos de
energía estarán en equilibrio. La forma de calcularlo es a través de la siguiente ecuación:
Balance energético = ingesta energética – gasto energético
En donde el balance energético es igual a la diferencia entre las calorías que consumes
(ingesta energética) y las que gastas (gasto energético). Para calcular tu ingesta energética
solo debes sumar las calorías que consumes al día de la siguiente forma:
Ingesta energética = suma de todas las calorías que consumes al día
El gasto energético lo puedes calcular con tu tasa metabólica basal (TMB) multiplicada por
el factor de actividad física (AF). La ecuación corresponde a:
Gasto energético = TMB x AF
En donde el factor de actividad física según tu estilo de vida es:
 En reposo: AF = 1.0
 Ligeramente activa: AF = 1.5
 Moderadamente activa: AF = 2.5
 Muy activa: AF = 5
 Extra activa: AF = 7
Tips para mantener tu balance energético
La guía propuesta por Together Counts (s.f.) establece que la mejor opción para tener un
peso saludable es alcanzar tu balance energético entre las calorías ingeridas y las gastadas.
Esto lo puedes lograr con la práctica de actividad física diaria y con una dieta equilibrada.
En esta es importante que incluyas frutas, vegetales, carbohidratos, proteínas y grasas.
Todos estos son considerados alimentos energéticos.
Estos son 3 tips que te ayudarán a tener un equilibrio y mantener tu bienestar al mejorar tus
hábitos.
1. Realiza actividad física regularmente
La recomendación es realizar 150 minutos semanales de actividad física moderada e
intensa. Además, de actividades de fortalecimiento muscular de 2 o más días cada semana.
Estos niveles pueden aumentar en intensidad a medida que te sientas físicamente activo. De
esta manera, puedes incluir en tu rutina diaria una cantidad específica de ejercicios que
beneficien tu salud y te ayuden a mantener tu balance energético (CDC, 2018).
2. Incluye las grasas en tu dieta diaria
Las grasas son una de las fuentes de energía de tu cuerpo y contribuyen con tu balance
energético. Estas garantizan el suministro de ácidos grasos esenciales y ayudan con la
absorción de vitaminas liposolubles. Prioriza en tu dieta alimentos como el aceite
de oliva. frutos secos, aguacate y pescados como el salmón o atún. Además, de ser
antioxidantes (que también es una de las propiedades del aceite de coco), aseguran un
correcto aporte calórico (Hernández et al., 2018).
3. Prioriza el consumo de alimentos que aporten nutrientes y energía
Los alimentos que aportan vitaminas, minerales y fibra dietética ayudan a mantener
un balance energético en tu organismo. Principalmente, frutas y vegetales, granos enteros,
legumbres, frutos secos y semillas. También, los que aportan macronutrientes como los
alimentos proteicos y los carbohidratos simples y complejos en cantidades adecuadas. Estos
aportan energía y ayudan a mantener tus necesidades calóricas (Together Counts, s.f.).
Además, son alimentos nutritivos que no contienen calorías vacías, pues el balance
energético no se trata sólo de cuestión de calorías. La idea es revisar que las que estas
consumiendo realmente tengan un aporte nutricional de vitaminas, minerales y los
macronutrientes combinados. Esto evitará el consumo de aquellos alimentos que aportan en
su mayoría azúcares.
El balance energético en tu organismo depende en gran medida de una buena alimentación
y actividad física regular. Por eso, es fundamental mejorar tu dieta e incluir alimentos que
te proporcionen energía. Estos, junto con mejores hábitos de vida, te ayudarán a lograr el
equilibrio entre las calorías que consumes y las que necesitas para realizar tus actividades
diarias.
FUENTE BIBLIOGRAFICA: Balance energético: qué es y cómo mantenerlo | Gourmet®
El Balance de Nutrientes
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3. El Balance de Nutrientes

Entender el concepto que hay detrás de del balance de nutrientes o equilibrio de


nutrientes, no es algo complejo pero puede suele ser confuso, analicemos este importante
concepto para entenderlo a fondo y que nos va a servir para todo lo que viene, desde el
desarrollo muscular hasta la pérdida de peso.

La forma de alimentarnos y los nutrientes que incorporamos en las comidas no es algo que
se de en forma estable, es decir, los nutrientes que absorbemos no los incorporamos en
forma regular en cantidad y en tiempo.
Para contrarrestar esto nuestro organismo evoluciono para almacenar ciertos nutrientes y
usarlos en determinados momentos de carencia.
Esto es muy importante, podríamos decir que el cuerpo humano es como una máquina que
necesita diferentes tipos de combustible, y ninguno es más importante que el otro.
LA IMPORTANCIA DEL EQUILIBRIO DE NUTRIENTES

En función de lo anterior, es una realidad que no todos los combustibles metabólicos están
disponibles al mismo tiempo y en la cantidad adecuada.
Sin embargo, esto no le quita importancia al hecho de que el uso de estos combustibles,
tanto exógenos como endógenos tenga que estar en equilibrio con el fin de mantener el
funcionamiento saludable de nuestro organismo.
Y si bien, no influye mucho dentro del periodo del día, sí que es importante mantener un
equilibrio nutritivo a lo largo del tiempo.
A nivel nutritivo los nutrientes mayoritarios (no los más importantes, sino los de mayor
presencia en los alimentos) son la glucosa, los ácidos grasos y los aminoácidos, los que
participan tanto en funciones energéticas, como estructurales y de regulación.
Obviamente, no podemos olvidarnos de los minerales y vitaminas, que si bien las
encontramos en menor cantidad, su importancia es tan alta como las de los macronutrientes.
ECUACIÓN DE EQUILIBRIO ENERGÉTICO

Bien con lo analizado hasta aquí, podemos establecer una ecuación que si bien aplica a
nivel energético, aplica para cada tipo de nutriente que se les ocurra poner en la siguiente
ecuación de equilibrio de nutrientes, también conocida como ecuación de balance de
nutrientes:
Depósitos de Energía corporal = Ingesta Calórica – Gasto Energético
Analizar esta ecuación es muy fácil, independientemente del estado nutritivo que tengamos,
lo que dice es que si lo que consumimos a través de la dieta es igual a lo que gastamos en
los proceso metabólicos estaremos en un equilibrio energético o nutricional.
Ahora bien, un balance positivo nos diría que lo que incorporamos es mayor a lo que
utilizamos.
Mientras que un balance negativo es o contrario, es mayor lo que gastamos que lo que
consumimos.
Y entender esto a nivel nutricional es muy, muy importante y que como dije antes no
debemos tomarlo desde el punto de vista diario o de corto tiempo ya que nuestra dieta varia
día a día. Recién cuando vemos cómo se comportan los nutrientes en un periodo a largo o
mediano plazo es que realmente podemos hablar de equilibrios nutricionales.
ANALIZANDO EL EQUILIBRIO DE NUTRIENTES
Bien, dijimos que el balance de nutrientes no dependía del estado inicial, vamos a ver este
punto y analicemos porque es importante entenderlo de acuerdo a nuestra situación
nutricional.
Pongamos el ejemplo de una persona que presenta un estado de salud óptimo en cuanto a
peso y a nivel nutricional.
Si mantiene su dieta tal cual seguirá bajo las mismas condiciones, ahora bien si aumenta el
consumo de nutrientes tendrá un balance de +, desde un punto de vista energético esto
puede hacer que gane peso, y contrario a esto si el balance es negativo, tendera a perder
peso, ambas situaciones están lejos de ser óptimas.
Pero analicemos otro caso, si esta persona tuviese problemas de sobrepeso, y mantiene su
dieta tal cual, el balance energético estaría en equilibrio, bien, en este caso eso no es algo
bueno para su salud, ni que hablar si el balance es +.
Para volver a recuperar el estado de salud nutricional, el balance energético en esta persona
debería ser negativo, pero ojo! Quizás solo el balance energético. A nivel de nutrientes
como vitaminas minerales o proteínas quizás no haya problemas, el asunto quizás sea
disminuir el consumo de hidratos de carbono y/o grasas que son los principales aportadores
de energía.
Bueno espero que con estos dos ejemplos se haya terminado de comprender el asunto del
balance de nutrientes, por cualquier inquietud no dudes en dejar un comentario e intentaré
ayudarte!
FUENTE BIBLIOGRAFICA: El Balance de Nutrientes - NutriBlogger
Regulación de la ingesta alimentaria y del balance energético; factores y mecanismos
implicados
RESUMEN
La regulación de la ingesta energética representa un proceso de vital importancia en el
organismo ya que posibilita el mantenimiento de un equilibrio entre la cantidad de energía
almacenada en forma de grasa corporal y el catabolismo de la misma.
Objetivo: El objetivo de este trabajo ha sido analizar los principales factores implicados en
la regulación de la ingesta alimentaria, el balance energético y su fisiopatología.
Metodología: Se realizó una búsqueda en Medline y Ebsco de artículos publicados en
inglés y español en el período comprendido entre enero de 2009 y enero de 2012. Los
términos de búsqueda fueron "food intake", "energy balance", "regulation", "nutritional
homeostasis".
Resultados: Se encontraron un total de 198 estudios científicos, de los cuales únicamente
70 cumplían los requisitos de la búsqueda. Todos los estudios consultados coinciden en la
importancia de las hormonas gastrointestinales como principales agentes moduladores de la
homeostasis energética. Dicho efecto modulador sobre el apetito y la saciedad tiene lugar
mediante su acción directa sobre el hipotálamo o el núcleo del tracto solitario a nivel del
tronco encefálico (sistema nervioso vegetativo). Únicamente la ghrelina, ha sido
relacionada con el inicio de la ingesta considerándola una de las principales señales
orexigénicas en los modelos animales estudiados y en humanos.
Discusión: La regulación de la ingesta alimentaria y el balance energético constituye un
proceso extremadamente complejo cuyo funcionamiento y equilibrio es posible gracias a la
acción de las distintas señales endocrinas del tracto gastrointestinal.
Palabras clave: Ingesta alimentaria. Balance energético. Regulación. Homeóstasis
nutricional.
Homeostasis nutricional
La homeostasis nutricional supone el conjunto de procesos fisiológicos implicados en los
mecanismos de digestión, absorción de los nutrientes, almacenamiento de los mismos, así
como su utilización y consiguiente gasto cuando proceda 5. Todo ello con un único objetivo:
permitir un crecimiento adecuado en talla y peso durante la infancia y la adolescencia, para
en etapas posteriores, esto es, en la edad adulta, adquirir y mantener un peso apropiado 5. El
proceso de homeostasis nutricional tiene su inicio con la ingestión de los alimentos y su
posterior digestión y absorción de las sustancias nutritivas, donde participan numerosas
enzimas y hormonas gastrointestinales6.
Secuencialmente a estos procesos, se lleva acabo una distribución y llenado de los
depósitos de glucógeno hepático y muscular (depósitos de utilización inmediata), así como
el depósito de triglicéridos en el interior de los adipocitos en la fase pospandrial 7. Este ciclo
tiene su continuación en la fase de ayuno en la que para obtener el aporte de nutrientes
necesario se pondrán en marcha distintos procesos metabólicos (lipolisis, glucogenolisis y
neoglucogénesis)8. Atendiendo al gasto energético, debemos establecer una diferenciación
entre el gasto ligado a los procesos de mantenimiento del propio organismo (metabolismo
basal), de aquel gasto derivado de la actividad física, crecimiento, acción dinámico-
específica de los alimentos y la energía perdida a través de las secreciones y fluidos
corporales (orina, heces y sudor). A continuación, en la figura 1, se muestran los principales
aspectos implicados en el proceso de homeóstasis nutricional.

Todo este entramado de procesos queda a su vez interconectado y controlado por un amplio
número de señales nerviosas periféricas, diferentes moléculas y mediadores de acción
neuroendocrina, integrados a su vez en el sistema nervioso central (SNC) 10. Localizados en
el hipotálamo, residen las estructuras responsables del control de las sensaciones de
saciedad y de hambre en el organismo sano10. Por un lado, el núcleo lateral, responsable de
la sensación de hambre. En segundo lugar, el núcleo ventromedial, encargado del manejo y
control de la saciedad durante el proceso de ingestión de alimentos. Desde estos centros
tiene lugar una respuesta nerviosa eferente, desde la que se controla el volumen de energía
almacenado o consumido a corto, medio y largo plazo 11. Todo ello encaminado a mantener
al sujeto en una situación de normopeso.

Señales de regulación energética


Mecanismos de regulación de la ingesta a corto plazo
Desde un punto de vista conceptual, el hecho de tener apetito en un determinado momento,
se ha venido relacionando con una ingesta inmediata de nutrientes. En esta misma línea
conceptual, debemos hacer mención al ya arcaico concepto por el que se considera la
bajada de los niveles de glucosa y lípidos en sangre como el principal elemento propiciador
de la sensación de hambre y en consecuencia de una ingesta. Se ha podido comprobar cómo
este proceso resulta ser de un orden de complejidad mucho mayor12.
Desde que percibimos los alimentos hasta el inicio de su ingesta, van a tener lugar la
intervención de toda una serie de señales sensitivas (olor de los alimentos, sabor de los
mismos, textura, temperatura e incluso la apariencia o presentación de éstos), señales que a
través de los pares craneales van a ser transmitidas hasta el sistema nervioso central
(SNC)13. Por otra parte, el inicio de la secreción insulínica mediado a su vez también por
dichas señales sensitivas parece ser otro de los factores que van a desencadenar la ingesta
de nutrientes. A todo este conjunto de señales inductoras de la ingestión de alimentos se le
conoce como fase cefálica de la alimentación. Como compensación a esta fase de inducción
a la ingesta o feed-back positivo, destaca la existencia un mecanismo de disminución del
apetito en el sujeto13. Dicho mecanismo se sustenta, en la existencia de unos receptores a
nivel orofaríngeo, receptores que van a controlar el volumen calórico total ingerido en cada
ingesta, generando así señales para la culminación de la toma. Ante situaciones de demora
en una o varias de las tomas de alimento diarias, se va a producir un descenso de los niveles
de glucosa en sangre. Consecuencia de ello, la sensación de hambre emergente será mayor
con objeto de recobrar la reserva energética consumida durante el período de ayuno. A este
proceso se le conoce como teoría glucostática14.
Las reservas orgánicas de lípidos, por su parte, suponen otra de las fuentes de información
que el organismo utiliza para controlar la ingesta de nutrientes en cada toma. Para ello y a
nivel del sistema nervioso central, destaca la existencia de unos receptores encargados de
regular las concentraciones de ciertas moléculas de composición grasa como ácidos grasos,
glicerol o 3-hidroxibutirato, moléculas que a su vez ofrecen información acerca de las
reservas grasas existentes en el organismo. A esta teoría se la conoce como teoría
lipostática15. Sin embargo, y a pesar de lo elemental de ambas teorías, existe un amplio
consenso en aceptar que una disminución en la oxidación de los nutrientes se correlaciona
con sensación de hambre y su aumento con la saciedad. A esta teoría se la conoce como
teoría energostática16.
A nivel gastrointestinal, se han identificado varias moléculas peptídicas implicadas en la
inducción a la saciedad y cuya síntesis y secreción irá en proporción a la cantidad de
comida ingerida17. Sus mecanismos de actuación van a resultar variables, pudiendo actuar
localmente o bien ser liberados al torrente sanguíneo, en cuyo caso su nivel de acción pasa
a ser endocrino18. La información que dichos péptidos proporcionan llega hasta nuestro
cerebro, concretamente al núcleo del tracto solitario (área ubicada en el tronco del encéfalo)
a través de fibras vagales aferentes de nervios periféricos. Desde dicha región, la
información será transmitida a su vez hacia el hipotálamo. A la actuación de dichos
péptidos debemos añadir la distensión gástrica alcanzada durante la ingesta, efecto que
potencia a su vez la acción peptídica ya comentada.
De los péptidos anteriormente comentados cabe destacar por su relevancia la
colecistokinina (CCK), bombesina, glucagón, enterostatina, el polipéptido pancreático y
amilina, entre otros. El efecto saciante de la colecistokinina (CCK), fue descrito por
primera vez por Gibbs y cols. en 1973 19, quienes observaron cómo su administración vía
peritoneal suprimía la ingesta alimentaria en la rata y posteriormente en el humano. Su
liberación tiene lugar por las células enteroendocrinas de la mucosa duodeno-yeyunal como
respuesta a la ingesta de grasas (ácidos grasos no saturados y de cadena larga
principalmente) y proteínas20. Su actuación vendrá mediada por dos tipos de receptores.
Receptores del tipo CCK-1, anteriormente denominados CCK-A (alimentary), dada su
localización en el tracto alimentario, concretamente a nivel de las terminales aferentes
vagales desde donde estimulan la transmisión nerviosa enviando un mensaje de saciedad al
núcleo del tracto solitario21. Estos receptores se hallan igualmente presentes en páncreas,
vesícula biliar, píloro y en múltiples localizaciones del sistema nervioso central (SNC) de
entre las que destacan el núcleo del tracto solitario, área postrema e hipotálamo
dorsomedial21. Los receptores de los tipos CCK-2, anteriormente denominados como CCK-
B (Brain), sobre los cuáles actúa la colecistoquinina liberada cerebralmente para alcanzar
así un efecto anorexígeno. Estos receptores se localizan en el nervio vago y en el sistema
nervioso central (SNC)22. La bombesina, por su parte, actúa disminuyendo el volumen de
alimentos ingerido en cada comida. El glucagón, con un mecanismo de actuación vagal
suprime igualmente la ingesta de alimentos aunque actuando de forma particular sobre las
proteínas23. La enterostatina, cuyo origen radica en la fragmentación de lipasa pancreática a
nivel intestinal, provoca una disminución en la duración de las comidas 23. El polipéptido
pancreático y la amilina, ésta última por su interacción con el área postrema, inducen
igualmente a una reducción en la ingesta de alimentos23.
Mecanismos de regulación de la ingesta a medio plazo
La regulación del apetito a medio plazo viene mediada por el efecto de una hormona
denominada péptido YY24. Atendiendo a su estructura química, se trata de una hormona
compuesta por 36 aminoácidos, perteneciente al mismo grupo del polipéptido pancreático y
neuropéptido Y (NPY)24. Se sintetiza en las células L del intestino, ubicadas en la región
más distal del mismo, en el páncreas y cerebro. Actualmente se han identificado dos tipos
de péptido Y con origen endógeno, el subtipo 1-36 y el 3-36, siendo el primero el más
activo metabólicamente. Se ha comprobado que el péptido YY, concretamente el subtipo 3-
36, tiene la capacidad de disminuir un 36% el volumen de alimento ingerido de forma
inmediata y en un 33% el volumen total de 24 horas. Esta es la razón por la que es
considerado como el principal regulador de la ingesta en períodos intermedios de tiempo 25.
Mecanismos de regulación de la ingesta a largo plazo
Este tipo de regulación a largo plazo tiene lugar a expensas de las llamadas señales
periféricas de adiposidad y neurotransmisores centrales26.

Señales periféricas de adiposidad con efecto anorexígeno (catabólico)


Las llamadas señales periféricas de adiposidad están integradas por dos moléculas de origen
hormonal, la llamada leptina y la insulina. La secreción de ambas queda regulada en
función del volumen graso orgánico total. Tanto una como la otra actúan inhibiendo los
procesos anabólicos y estimulando los catabólicos27.
Leptina
La leptina constituye el resultado o la síntesis final del gen-ob. Dicho gen, se encuentra
localizado en el caso humano en el cromosoma 7q 31.3. Cuenta con 650 kb y está
constituido por tres exones separados a su vez por dos intrones, siendo los exones dos y tres
los portadores de la región que codifica la síntesis de leptina 28. Por su estructura
bioquímica, se trata de un péptido compuesto por 167 aminoácidos cuya secuencia resulta
similar en diferentes especies. Tanto es así, que la leptina del ratón mantiene un 84% de
homología con la leptina del humano, y un 83% de homología con la humana, en el caso de
la rata28. A través de esta hormona, el hipotálamo ejerce un efecto controlador del estado
nutricional del organismo, modulando la ingesta y contrarrestando un potencial balance
energético positivo29. Para ello, la leptina provoca una activación de los sistemas efectores
catabólicos. Éstos van a provocar una reducción de la adiposidad por medio de una
inhibición del apetito (efecto anorexígeno), estimulando con ello el gasto energético e
inhabilitando los sistemas efectores anabólicos cuyo objetivo es aumentar la adiposidad
corporal (vía aumento de apetito), favoreciendo así el proceso de lipolisis del tejido
adiposo30.
Su síntesis es llevada a cabo principalmente por los adipocitos, aunque también se ha
encontrado en determinados órganos y tejidos tales como la hipófisis, el hipotálamo,
músculo esquelético, placenta, mucosa gástrica y epitelio mamario 31. En cuanto a su
concentración circulante variará en proporción directa al volumen de reserva grasa
existente en el organismo, es decir, la cantidad de leptina producida por el adipocito y en
consecuencia circulante, es proporcional al volumen de ácidos grasos acumulados en el
interior del adipocito31. En relación a su secreción en el organismo, resulta conveniente
resaltar que su liberación se produce siguiendo el ritmo circadiano, mediante pulsos con un
intervalo de uno a otro de aproximadamente 45 minutos 32. De este modo, la concentración
de dicha hormona va aumentando a lo largo del día, para terminar alcanzando su máximo
nivel a la media noche, y continuar decreciendo así de un modo gradual hasta un nuevo
ciclo, que por lo general tendrá lugar con la llegada del amanecer33.
Se ha verificado un cierto grado de diferencia sexual en la concentración de leptina en
plasma sanguíneo, encontrándose niveles plasmáticos más elevados en mujeres 34. Parecen
ser los andrógenos los responsables de su menor concentración en el plasma del varón 34.
Atendiendo a su fisiología, la leptina circulante ejerce sus efectos anorexígenos mediante
dos procesos de actuación. Un mecanismo de actuación periférica, para el que son
requeridos de modo indispensable la existencia de receptores específicos para esta
hormona, a nivel de tejidos periféricos así como también en órganos como pulmón, riñón,
hígado, músculo esquelético, testículos, islotes pancreáticos, estómago, tejido adiposo
(blanco y marrón) y células hematopoyéticas35. Para ejercer su acción a nivel central, la
leptina circulante, deberá atravesar la barrera hemato-encefálica por medio de un
mecanismo de transporte saturable, en donde se unirá a receptores específicos presentes en
determinadas estructuras del hipotálamo tales como los núcleos arcuato, paraventricular y
ventromedial36. En la figura 2 son representados los mecanismos de control del
comportamiento alimentario (agudo y crónico), basándose para ello en la acción de la
leptina en el caso del control crónico y de péptidos gastrointestinales para el control agudo.

La carencia de leptina en sujetos, bien sea por un déficit en su producción, bien por
defectos en los receptores específicos de ésta, va a determinar el desarrollo de
complicaciones precoces en los sujetos que la padecen tales como obesidad severa de
aparición precoz, hiperfagia, diabetes, e infertilidad 38. Así, se ha comprobado cómo
aportaciones exógenas de leptina mejoran sustancialmente estos síntomas y su intensidad 38.
Sin embargo, y de un modo casi paradójico, la mayoría de sujetos con obesidad severa
(excepto aquellos con una mutación en el gen ob/ob y el consiguiente déficit inducido de
leptina), presentan unos niveles de leptina e insulina plasmáticos considerablemente
elevados39. Esta situación, nos lleva a sospechar de un posible fenómeno de resistencia a la
acción de estas hormonas, aspecto ya verificado en el caso de la insulina. Dicha resistencia
a la leptina podría venir mediada por alteraciones en el proceso de transporte de la leptina a
través de la célula endotelial de la barrera hemato-encefálica hacia el líquido
cefalorraquídeo Disfunción de la trasducción de la señal del receptor de la leptina. Por
defectos en el receptor de la leptina o bien por alteraciones en uno o varios de los sistemas
neuronales que responden a la señalización de la leptina 40,41. A pesar de desconocer aún en
la actualidad múltiples de los procesos relacionados con la leptina y su implicación en la
obesidad, son numerosos los aspectos que nos llevan a pensar más en una situación de
resistencia orgánica a la leptina que a la carencia de ésta en aquellos sujetos con obesidad 42.
Insulina
La insulina comparte con la leptina numerosas propiedades referidas a la regulación del
balance energético. En este sentido, las concentraciones en sangre de sendas hormonas,
resultan ser directamente proporcionales al volumen graso corporal del sujeto 43. La insulina
circulante, al igual que la leptina, puede acceder al sistema nervioso central, mediante un
proceso de transporte saturable basado en receptores presentes en las células endoteliales de
capilares y vasos cerebrales. También los receptores de insulina se hallan ubicados en áreas
cerebrales hipotalámicas43. A pesar de las semejanzas entre sendas moléculas, la liberación
de insulina, a diferencia de la leptina, se hace en respuesta al estímulo de una única comida.
Se ha comprobado, cómo la administración de insulina a nivel del sistema nervioso central,
provoca un considerable efecto anorexígeno y una consiguiente pérdida de peso corporal en
el sujeto en cuestión. Bien es cierto que dichos efectos resultan ser dosis-dependientes 44.
Esta circunstancia se ha podido comprobar mediante la situación inversa, esto es, la
disminución de los niveles de insulina a nivel cerebral (por inoculación central de
anticuerpos antiinsulina), que genera un incremento de la ingesta y por consiguiente una
ganancia de peso en el sujeto. Ante tales evidencias, no cabe duda sobre el papel de la
insulina como agente anorexígeno. No obstante, no debemos olvidar otras funciones de esta
hormona como el efecto que la insulina ejerce en el almacenamiento de los nutrientes
ingeridos45.

Señales periféricas y centrales de adiposidad con efecto orexígeno (anabólico) y


anorexígeno (catabólico)
Dentro de este apartado, encontramos un amplio grupo de moléculas cuya implicación e
intervención metabólica va a repercutir en la producción de un efecto anabólico respecto a
la energía que el sujeto obtiene de la dieta. A nivel periférico destaca la grelina 46. Por su
parte, a nivel central, distinguimos moléculas como el neuropéptido Y (NPY), proteína
relacionada con agoutí y la hormona concentradora de melanina (MCH). Además, y por su
efecto orexígeno cabría añadir a este apartado ciertos aminoácidos como son el glutamato y
el ácido aminobutírico47.

Señales orexígenas periféricas


Ghrelina
El aislamiento a partir de extractos de estómago de rata de un ligando endógeno para un
receptor huérfano previamente determinado cuya activación inducía una potente liberación
de hormona de crecimiento (GH) se realizó con éxito en 1999 y recibió el sobrenombre de
Ghrelina48. La grelina pertenece a la familia de los secretagogos de hormona del
crecimiento (GH), cuyo grupo lo integran moléculas peptídicas y no peptídicas. Consta de
28 aminoácidos siendo su forma molecular más activa la acilada por el ácido octanoico en
su tercer residuo serina48. Su estructura determina su capacidad para cruzar la barrera
hematoencefálica permitiéndole actuar sobre receptores específicos localizados en el núcleo
arcuato hipotalámico relacionados con la conducta alimentaria 49. Su origen y producción
está fuera del sistema nervioso central, concretamente a nivel de estómago, siendo la única
y principal hormona de origen gastrointestinal con efecto orexígeno. Sin embargo, esta
sustancia también es producida en otras localizaciones como hipotálamo, hipófisis,
páncreas, riñón, intestino, linfocitos y corazón. También ha sido aislada en placenta y
testículos50. En cuanto a su liberación, los niveles más elevados de la hormona
corresponden con períodos de ayuno o estados de caquexia en los que se genera una
sensación de hambre, siendo por el contrario baja su concentración en sujetos obesos y en
individuos sanos tras una ingesta de nutrientes50.
La importancia de esta molécula en la regulación de la ingesta alimentaria tiene lugar por
varios mecanismos entre los que destaca su carácter competitivo con la leptina y su
interacción con el nervio vago51, desde donde puede inducir una activación neuronal en el
núcleo del tracto solitario y dorsomotor causando con ello la motilidad, secreción gástrica y
en definitiva una inducción al apetito y consumo de alimento 52. Sin embargo, su principal
vía de actuación y ejercicio orexígeno tiene lugar en con su interacción en el núcleo arcuato
hipotalámico, lugar donde se expresan otros péptidos orexígenos como el neuropéptido Y
(NPY) y la proteína relacionada con agoutí (AgRP), ejerciendo un estímulo para la síntesis
de éstos53.

Señales orexígenas centrales


Neuropéptido Y (NPY)
El neuropéptido Y (NPY), representa una molécula de gran potencial orexígeno. Es
sintetizado en el hipotálamo, concretamente a nivel del núcleo arcuato. Su acción es
ejercida a nivel central, en el núcleo paraventricular desde donde estimula y potencia la
ingesta de alimentos y con ello la ganancia ponderal de peso. Sus niveles se elevan ante la
depleción de los depósitos de grasa corporal lo cual se da en situaciones de ayuno o en
cuadros de diabetes mellitus no controlada54.
Por otra parte, la síntesis de este péptido resulta inhibida por la leptina y su efecto
metabólico anorexígeno55. Se ha comprobado como el neuropéptido Y disminuye el
estímulo ejercido por el sistema nervioso simpático al tejido adiposo pardo. Esta situación,
se traduce en una disminución del gasto energético y un consiguiente aumento y desarrollo
del tejido adiposo blanco56. Sin embargo, estudios experimentales en ratones, ponen de
relieve cómo aquellos roedores que presentan un déficit del receptor específico para este
péptido orexígeno, en contra de lo que por otra parte resultaría obvio, carecen de un
fenotipo delgado, llegando en determinados casos a desarrollar una obesidad moderada 56.
Esta circunstancia pone de manifiesto que el neuropéptido Y (NPY) no representa el factor
clave de la vía anabólica efectora por antonomasia sino más bien una más de entre otras
posibles.
Proteína relacionada con agoutí (AGRP)
Se trata de una molécula de origen peptídico, cuyo descubrimiento en el cerebro humano
supuso un hallazgo fortuito, en tanto que fue descubierta a partir de un estudio cuyo
objetivo no era determinar dicha molécula sino más bien aislar posibles análogos de origen
endógeno respecto de la proteína agoutí57. Su síntesis tiene lugar en el hipotálamo,
específicamente a nivel del núcleo arcuato y se distribuye hacia el núcleo paraventricular
entre otras regiones del sistema nervioso central57. Su relevancia en el campo nutricional
deriva de su gran potencial como agente inductor del apetito y en consecuencia del aumento
del peso corporal. Su mecanismo de acción se basa en su efecto antagonizante respecto de
los receptores MC3 y MC4 de la α-MSH58. Su acción sobre el sistema nervioso, a
diferencia de lo que ocurre con el neuropéptido Y, resulta ser más prolongada en el tiempo,
pudiendo alcanzar sus efectos el transcurso de varios días59.
Hormona concentradora de melanina (MCH)
La hormona concentradora de melanina (MCH, Melanin Concentrating Hormone),
constituye otra de las posibles vías o mecanismo de acción anabólica en lo que al balance
energético corporal concierne. Esta hormona es un neuropéptido de 19 aminoácidos cuya
síntesis es llevada a cabo en el hipotálamo lateral durante períodos de ayuno y en respuesta
a un déficit de los niveles de leptina60. Asimismo, atendiendo a su efecto inhibidor del eje
hipotálamo-hipófiso-tiroideo al igual que la proteína relacionada con agoutí (AgRP) y el
neuropéptido Y (NPY), debemos considerar que al mismo tiempo que controla el grado de
apetito también puede reducir el gasto energético del sujeto 61. Mediante la realización de
estudios con ratones, se ha podido evidenciar como la inactivación del gen que produce esta
hormona va a generar cuadros de hipofagia y delgadez extrema en estos animales 62. En la
actualidad, son numerosas las iniciativas y perspectivas de terapia que contemplan esta vía
como otra de las posibles piezas clave en el complejo rompecabezas que dicho cuadro
representa en la actualidad.

Señales anorexígenas centrales


Hormona α-Melanocito Estimulante (α-MSH)
La hormona estimulante de los melanocitos (α-MSH), es un péptido derivado de la
proteolisis de una prohormona denominada propiomelanocortina (POMC). Este proceso
tiene lugar en las neuronas del núcleo arqueado activadas a su vez por la leptina. La acción
anorexígena de esta hormona, se produce por su unión a los receptores MC4-R para los
cuales representa su principal agonista63. En ratones, se ha verificado cómo la inactivación
del gen que codifica para el receptor MC4-R genera cuadros de obesidad 64. Estudios con
sujetos obesos ponen de manifiesto la existencia de un gran número de pacientes con
mutaciones en su receptor MC4, mutación en cierta medida responsable del incorrecto
funcionamiento de esta hormona y subsiguiente disbalance energético en estos individuos 65.
De este modelo de alteración genética, surge un cuadro de obesidad generalmente temprana
y que irá acompañado de hiperfagia, hiperinsulinemia e hiperglucemia 66. Por tanto, la
presencia de mutaciones en los receptores MC4-R se torna en la principal causa de
obesidad monogénica en humanos66.
Hormona liberadora de Corticotropina (CRH) y Hormona liberadora de Tirotropina
(TRH)
A nivel del hipotálamo, y por las neuronas del núcleo paraventricular, son sintetizados dos
neuropéptidos cuyo efecto central resulta ser la inhibición del apetito. Estas moléculas son
la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y la hormona liberadora de tirotropina
(TRH)67. La primera, aumenta el gasto energético a expensas de la activación del sistema
nervioso simpático. Además, ejerce un poder regulador del eje hipotálamo-pituitaria-
tiroides68. La hormona liberadora de tirotropina (TRH), interviene de igual modo en la
regulación de dicho eje68. Ambas hormonas han sido identificadas por su implicación o
mediación en los efectos de la leptina dado que se ha verificado que la síntesis de dichas
hormonas en el hipotálamo aumenta en respuesta a la leptina 69. En la tabla I, se muestran
representadas de forma sintética todas y cada una de las hormonas y péptidos anteriormente
comentados, especificando su lugar de síntesis en el organismo humano junto con sus
efectos sobre la ingesta, peso corporal y gasto energético.
Discusión
Los numerosos estudios realizados han puesto de manifiesto la complejidad fisiopatológica
de la regulación de la ingesta alimentaria y balance energético. Las investigaciones
realizadas, confirman que las señales endocrinas originadas en el tracto gastrointestinal son
fundamentales en la regulación de la ingestión de alimentos y la homeostasis energética. Así, a
excepción de la ghrelina, el resto de hormonas gastrointestinales poseen efectos inhibidores del
apetito. En este sentido, el mejor conocimiento de los procesos fisiológicos por los que estas
moléculas regulan la ingestión de alimentos resultará fundamental para el desarrollo de nuevas
estrategias frente a trastornos alimentarios como la obesidad. No obstante, a pesar de los avances
conseguidos, será necesario continuar realizando nuevos estudios para profundizar aún más en la
implicación y actividad de muchas de las biomoléculas identificadas de cuyas funciones, en muchos
casos tenemos un gran desconocimiento.
FUENTE BIBLIOGRAFICA: Regulación de la ingesta alimentaria y del balance energético:
factores y mecanismos implicados (isciii.es)
El valor energético o valor calórico de un alimento es proporcional a la cantidad de energía que
puede proporcionar al quemarse en presencia de oxígeno. Se mide en calorías, que es la cantidad de
calor necesario para aumentar en un grado la temperatura de un gramo de agua. Como su valor
resulta muy pequeño, en dietética se toma como medida la kilocaloría (1 Kcal. = 1.000 calorías). A
veces –y erróneamente, por cierto–, a las kilocalorías también se las llama Calorías (con
mayúscula). Cuando oigamos decir que un alimento tiene 100 Calorías, en realidad debemos
interpretar que dicho alimento tiene 100 kilocalorías por cada 100 gr. de peso. Las dietas de los
humanos adultos contienen entre 1.000 y 5.000 kilocalorías por día.
Cada grupo de nutrientes energéticos –glúcidos, lípidos o proteínas– tiene un valor calórico
diferente y más o menos uniforme en cada grupo. Para facilitar los cálculos del valor energético de
los alimentos se toman unos valores estándar para cada grupo: un gramo de glúcidos o de proteínas
libera al quemarse unas 4 calorías, mientras que un gramo de grasa produce 9. De ahí que los
alimentos ricos en grasa tengan un contenido energético mucho mayor que los formados por
glúcidos o proteínas. De hecho, toda la energía que acumulamos en el organismo como reserva a
largo plazo se almacena en forma de grasas.
Recordemos que no todos los alimentos que ingerimos se queman para producir energía, sino que
una parte de ellos se usa para reconstruir las estructuras del organismo o facilitar las reacciones
químicas necesarias para el mantenimiento de la vida. Las vitaminas y los minerales, así como los
oligoelementos, el agua y la fibra se considera que no aportan calorías.
En las tablas de composición de los alimentos, además de los contenidos de macro y
micronutrientes, podemos encontrar una referencia aproximada de la densidad o valor energético de
cada alimento.
FUENTE BIBLIOGRAFICA: Guía de Alimentación y Salud UNED: Guía de nutrición > El valor
energético de los alimentos
DE DONDE SE OBTIENE LA ENERGÍA DEL CUERPO HUMANO
La energía del cuerpo humano ingresa al organismo a través de los alimentos y fluídos que
consumimos diariamente.
Cada alimento y bebida que consumes aporta energía.
Vale decir que las dos grandes fuentes de energía del ser humano son grasas y
los carbohidratos.
Ambas fuentes energéticas son utilizadas en forma simúltanea durante el día, pero dependiendo
la actividad que estés realizando tendrá preponderancia una u otra.
Así, la elección del principal combustible utilizado depende de varios factores: la intensidad de la
actividad que estés realizando, la duración de la actividad, el nivel de la capacidad aeróbica, la
ingesta de carbohidratos y las grasas en la dieta.
COMO INGRESA LA ENERGÍA AL CUERPO HUMANO
Es imposible explicar de donde obtiene la energía el cuerpo humano sin saber como ingresa la
energía a tu organismo.
La energía en los alimentos es la que ingresa a tu cuerpo y se almacena.
Los tres macronutrientes de tu dieta diaria: carbohidratos, grasas y proteínas contienen energía y
por lo tanto contribuyen al ingreso de energía a tu cuerpo.
Según como sea tu dieta, la proporción de energía que es aportado por cada uno de estos
macronutrientes es variable.
Asimismo, es importante destacar que no solo la cantidad de carbohidratos, grasas y
proteínas que consumes es relevante, ya que cada uno de estos tienen un aporte energético
diferente.
Así, la grasa contiene 9 calorías por gramo, mientras que las proteínas y
carbohidratos contienen 4 calorías por gramo.
Hay otro compuesto en los alimentos que puede contribuir a tu ingesta de energía: el alcohol que
aporta 7 calorías por gramo.
CUANTA ENERGÍA PUEDE ACUMULAR EL SER HUMANO
¿Sabías que tu cuerpo tiene diferentes formas de almacenar energía para ser utilizada cuando la
necesita? ¿Quieres saber cuanta energía puede almacenar el ser humano?
Determinar la energía humana que puedes almacenar y dar respuestas a estas preguntas dependerán
de muchísimos factores.
Tu contextura corporal, tu dieta y hasta la cantidad de ejercicio que realizas son factores que tienen
efectos directos en la energía del cuerpo humano.
Sin embargo, veamos cuanta energía en el cuerpo humano se puede almacenar.

❱ La grasa acumulada y la energía del organismo humano

Antes de comenzar, vale mencionar que cuando hablamos de grasas el término apropiado es
lípidos.
Los lípidos se almacenan en el cuerpo en forma de triglicéridos (probablemente los hayas visto
en tus análisis de sangre) principalmente en el tejido adiposo, pero también dentro de tus músculos
y en el hígado.
Sin lugar a dudas, la mayor reserva de energía en el cuerpo humano se encuentra en los
triglicéridos del tejido adiposo, y estas reservas son una importante fuente de combustible.
Para utilizar esta rica fuente de energía, tu cuerpo utiliza un proceso conocido
como lipólisis, donde los triglicéridos del tejido adiposo son hidrolizados, convertidos en ácidos
grasos y glicerol y luego transportados a los músculos donde se oxidarán.
Ane un aumento de la demanda energética , tu cuerpo responde aumentando la cantidad de
triglicéridos que son hidrolizados.
En deportistas, incluso durante un entrenamiento de muy baja intensidad (del 25% de tu
VO2max) la lipólisis aumenta de dos a cinco veces por encima de los niveles de una persona en
reposo.
Esto se produce todo el tiempo, pero cuando corres a intensidades más altas la cantidad de grasa
utilizada como energía tiende a ser menor y el glucógeno es la fuente de energía preponderante.

Otro dato importante que puede determinar la cantidad de lípidos que utilizas como energía es
la insulina, ya que la lipólisis del tejido adiposo es muy sensible a los cambios de los volúmenes
de dicha hormona en tu sangre.
Así, hasta un incremento pequeño de la concentración de insulina en tu sangre puede suprimir la
tasa de lipólisis en forma significativa.
Por el contrario, una disminución de la concentración de insulina en la sangre (como la que suele
verse cuando corres) incrementa la lipólisis.
El aporte energético que hace la grasa es heterogéneo y surge de diferentes zonas de tu cuerpo.
Así, la mayoría de los ácidos grasos en plasma a disposición para funcionar como energía de tus
músculos deriva probablemente de la grasa subcutánea abdominal.
La otra buena parte de la energía de la grasa que utilizas mientras corres, provendría de los lípidos
almacenados entre las células musculares.
Ahora bien, para determinar cuanta energía proveniente de grasa acumulada dispone el ser humano,
será necesario que conozcas el porcentaje de grasa corporal y realices los siguientes cálculos:
1- Determinar cuantos gramos de grasa tienes a partir de tu peso y porcentaje de grasa corporal. Ej:
70 kg de peso en un corredor con un 10% de grasa corporal da como resultado 7 kilogramos o
7000 gramos de grasa – 70 (peso) x 0.01 (porcentaje)
2- A partir de tu grasa acumulada y su densidad energética (9 kcal por gramo de grasa) podrás
determinar la cantidad de energía en forma de grasa disponible. Ej. 7000 gramos de grasa * 9 kcal=
63.000 kcal.
Claro está que cuanto más elevada sea la cantidad de grasa corporal acumulada en tu cuerpo más
energía tendrás.
De más está decir que esto no significa que sea bueno estar lleno de grasa acumulada. De hecho es
poco saludable y te pone en un elevado riesgo.

❱ Carbohidratos, glucógeno y energía del cuerpo

Cuando comemos alimentos que contienen hidratos de carbono, la principal forma de


almacenarlos es a través del glucógeno que se deposita en músculos y el hígado.
El glucógeno muscular sirve únicamente para uso local, es decir solo puede ser utilizado como
combustible por el músculo donde se encuentra depositado.
Un hígado promedio de 1.8 kilogramos puede almacenar aproximadamente entre 88/160 de
glucógeno, que significan entre 350/650 kcal respectivamente.
La capacidad de los músculos de almacenar glucógeno depende de factores como la alimentación y
entrenamiento (junto a otros factores), pero algunos Estudios han determinado que pueden llegar a
tener depositado el equivalente entre 80/144 kcal por kilogramo.
En un corredor de 70 kilogramos, con un 45% de su peso correspondiente a la masa muscular total
y la mitad de ella en las piernas, puede almacenar aproximadamente 310/570 gramos de
carbohidratos lo que equivale a entre 1250 y 2270 kcal de glucógeno depositado en las piernas.
En personas que realizan poca actividad física, la cantidad de glucógeno que los músculos pueden
almacenar es significativamente menor.
Ten presente que este es uno de los beneficios de correr y hacer actividad física: tu cuerpo se
acostumbra a almacenar mejor la energía.
BALANCE Y GASTO ENERGÉTICO: LO QUE TIENES QUE SABER
Ahora que ya sabes de dónde proviene la energía del cuerpo, veamos qué es el balance energético y
en qué gastas la energía que consumes.
El balance energético es el equilibrio entre la energía que entra en tu dieta diaria y la energía que
sale de tu cuerpo (la que consumes).
Cuando la energía que entra es mayor a la energía que gastas (balance energético positivo) , las
personas aumentan de peso.
Cuando la energía que gastas es mayor a la energía que entra (balance energético negativo), la
gente pierde peso.
ATENCIÓN ¿Quieres saber cuanta energía quemas al día? INGRESA AQUÍ.

❱En qué gastas energía

La energía que tienes en tu cuerpo se encuentra disponible para realizar funciones diferentes en tu
cuerpo que se dividen en tres categorías:
1.- Metabolismo basal
Existen procesos fisiológicos que son esenciales para la supervivencia como son los latidos del
corazón, la función cerebral, la respiración, etc.
La energía necesaria para estas tareas es conocida como tasa metabólica basal o metabolismo
basal.
El metabolismo basal de cada persona es diferente, pero una gran parte del consumo energético
total diario de una persona (entre el 60/70%) es consecuencia de estos procesos fisiológicos.
Dentro de la energía del metabolismo basal, también se incluye el gasto energético consecuencia
de la digestión y absorción de los alimentos que consumes (estimada en el 10%).
Es decir, aproximadamente un 10% del valor calórico de una comida se consume en la digestión y
absorción de sus nutrientes (termogénesis inducida por la dieta).
Gasto energético al correr.
2.- Actividad física
La actividad física es el componente mas variable dentro del gasto energético, ya que puede variar
significativamente entre una persona que corre dos veces por semana respecto a aquellos que lo
hacen todos los días.
Básicamente la cantidad de energía que gastas durante la actividad física depende de la intensidad,
tipo, volumen de lo que hagas (no es lo mismo correr 4 kilómetros que 15) y también de tu peso
corporal (no es lo mismo mover un cuerpo de 100 kilos que uno de 70).
ATENCIÓN: ¿Quieres saber cuantas calorías quemas al correr? HAZ CLICK AQUÍ
Aquí es importante destacar que el consumo energético de la actividad física, no se limita a lo que
gastas mientras la realizas, sino que también se mantiene luego de realizarla ( aquí hablamos de
esto).
Si te interesa como tu cuerpo utiliza la energía mientras hacer deporte, te sugerimos que leas nuestro
artículo donde explicamos como funcionan los sistemas energéticos del organismo humano: los
famosos sistema aeróbico y anaeróbico.
Entre correr y vivir, tu cuerpo utiliza casi toda tu energía
3.- Crecimiento
El crecimiento se refiere a la cantidad de energía utilizada para sintetizar nuevos tejidos; puede ser
cero en adultos estables de peso, pero se vuelve relevante en niños y mujeres embarazadas.
El coste energético de crecimiento es de aproximadamente 35% de las necesidades totales de
energía durante los primeros tres meses de edad, cae rápidamente a cerca de 5% a los 12 meses y
3% por ciento en el segundo año, permanece en 1 a 2% hasta mediados de la adolescencia, y es
insignificante en la adolescencia.
FUENTE BIBLIOGRAFICA: De donde obtiene la ENERGÍA el cuerpo humano (runfitners.com)
Balance de energía y nutrimentos
(resumen)

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