Capitulo 7 Tema 35. La Misa, Unico y Verdadero Sacrificio
Capitulo 7 Tema 35. La Misa, Unico y Verdadero Sacrificio
Capitulo 7 Tema 35. La Misa, Unico y Verdadero Sacrificio
Introducción
“El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres
que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?». Él les dijo: «Id a la ciudad, a casa de
fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos.".
Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. Al atardecer, se
puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me
entregará.». Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?”. Él respondió:
«El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está
escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre
no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí,
tú lo has dicho.».
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos,
dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.». Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la
dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es
derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de
este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.».
Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos."
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
Jesús envía a sus discípulos -no solo a dos, como en Marcos- a la ciudad de Jerusalén. Se
encontrarán con un hombre cuya identidad no interesa ya al evangelista: «ho deina» designa en griego a
alguien determinado pero sin llamarlo por el nombre, como «fulano». Pero ¿dónde se centra el interés
de Mateo? Le interesa mostrar que Jesús da una orden. Jesús no es alguien que sabe de antemano, de
modo milagroso, las más extrañas circunstancias, sino que ordena y después sucede lo que él dice.
Jesús dispone en forma soberana de la propiedad de un anónimo. Jesús dice: «Mi tiempo está cerca». El
kairós de Jesús es el punto temporal de su pasión. La palabra «kairós» significa primariamente cualquier
punto temporal en la «línea del tiempo»; pero la frase de Jesús significa más que eso. Aquí son
importantes para el sentido las connotaciones cristológicas a la luz de toda la historia de la pasión.
Jesús, el Hijo del hombre, que anunció que dentro de dos días lo entregarían para ser crucificado (26,2),
y asegura después haber llegado «la hora» (26,45-46), habla de «su tiempo». Habla como quien conoce
el tiempo, es dueño de él y colabora en el plan de Dios -que se cumplirá en ese tiempo- no solo
padeciendo sino actuando. Habla como «Hijo del hombre» (26,2) que «se va» (26,24) según está escrito
de él.
Los discípulos cumplen lo ordenado por Jesús. La obediencia ejemplar de los discípulos se
ajusta exactamente al mandato recibido de su Señor. Ser discípulo significa para Mateo pertenecer a la
familia de aquellos hermanos de Jesús que hacen la voluntad del Padre celestial (12,50). A partir de ahí
se comprende también por qué sería ilógico para Mateo que solamente dos discípulos hubieran cumplido
la orden de Jesús, quedando exceptuados los otros. Su narración pretende mostrar la obediencia
ejemplar de todos los discípulos al mandato de su Señor; por eso Mateo modificó el texto marquiano.
Es un hecho que muy pocas veces se ha detectado la verdadera finalidad del texto mateano: Mateo se
interesa en primer lugar por la majestad de Cristo, que da órdenes a sus discípulos y al anónimo
propietario de una casa, y se comporta como dueño y señor de lo que acontece en la pasión. Y se
interesa, en segundo lugar, por la obediencia de los discípulos, que cumplen con fe sencilla el mandato
de Cristo.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
Hasta ahora los lectores del evangelio sabían poco sobre el desarrollo de la cena pascual que
Jesús hizo preparar a sus discípulos. El primer episodio, el desenmascaramiento del traidor (vv. 20-25),
no tenía nada que ver directamente con la «passah» o pascua judía. Otro tanto hay que decir de lo que
sigue: Jesús toma pan (¡no un ázimo!) y una copa. Cumple un nuevo rito: nada se dice del cordero
pascual, de las hierbas amargas y de los mazzen o panes ázimos, nada del relato pascual, nada de la
primera bendición. No sabemos en qué momento, al celebrar la pascua judía, interpreta Jesús el sentido
del pan y de la copa. Especialmente llamativo es para lectores judeocristianos que el narrador, de las
cuatro copas que incluía la cena pascual, mencione solo una. Mateo se interesa asombrosamente poco
por la secuencia de una cena de pascua. Los lectores judeocristianos tendrían más bien la impresión de
que Jesús utilizó el marco de la cena pascual para hacer algo totalmente distinto. Los lectores de la
comunidad mateana no habrán leído los vv. 2629 primordialmente como un relato sobre aquella pascua
judía de Jesús con sus discípulos. Cabe suponer que recuerden su propia celebración de la
eucaristía. Lo que la comunidad realiza en sus celebraciones eucarísticas es el «cumplimiento del
mandato de su Señor».
Jesús toma el pan y pronuncia la bendición. Partiendo del sentido literal, «bendecir» se puede
referir tanto a Dios como al pan. Si «pan» es complemento directo de «tomando», «partió» y también
de «dando», parece que ocurrirá lo mismo con «bendiciendo». Pero la analogía más afín al pasaje es la
bendición de Jesús en el primer relato de la multiplicación de los panes (14,19), que va referida sin duda
a Dios. Jesús parte el pan y lo distribuye a los discípulos. Los lectores evocan antes que nada las dos
multiplicaciones de pan acontecidas en Galilea, en las cuales Jesús ya había hecho esto (14,19; 15,36).
Dicho en términos negativos, los lectores difícilmente pueden haber entendido la «fracción» del pan
como una metáfora de la muerte violenta de Jesús: la referencia a esa muerte viene solo con las frases
interpretativas que Jesús pronuncia después, un tanto vagas en las palabras sobre el pan, ya claras en las
palabras sobre la copa.
Estamos así ante la interpretación de las palabras sobre el pan: «Esto es mi cuerpo». El significado
del verbo «es» es la cuestión más discutida en las controversias confesionales en torno a la eucaristía
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
desde el siglo XVI. La Iglesia ratificó su idea de la presencia real de Cristo en el pan y el vino, y su idea
de la transubstanciación, en las sesiones XIII y XXI del concilio de Trento. La presencia real no necesitaba
en realidad de ninguna base bíblica, porque desde muy antiguo pasó a ser, a través de la tradición, la
creencia reinante en la Iglesia. El pan, que «es» el cuerpo de Jesús, va asociado al rito de partir,
distribuir, tomar y comer.
Al rito del pan sigue inmediatamente el rito de la copa. Jesús toma una copa en las manos,
pronuncia la acción de gracias y la pasa a los discípulos. Es importante para Jesús que todos los discípulos
beban de la misma copa. Después hace referencia a la muerte de Jesús, en la que su sangre es derramada
como «sangre de la alianza». La «efusión» de sangre sugiere, inequívocamente, a la luz del lenguaje bíblico
y también de Mt 23,35, una muerte violenta. La expresión «sangre de la alianza» recuerda Ex 24,8, donde
Moisés roció al pueblo con la sangre de los animales sacrificados. Hay, pues, una reminiscencia de la idea
de sacrificio, y de sacrificio expiatorio. La única copa que circula entre los discípulos viene a subrayar
la referencia a Jesús: en su muerte se funda la alianza; de su muerte participan todos los que beben de
esta copa; su muerte los une a todos.
En el v. 29 Jesús habla del futuro en lenguaje solemne, de tono bíblico. El versículo tiene un gran
peso: es la última palabra de Jesús sobre el Reino, y remite al comienzo de su predicación, a su mensaje
sobre la inminencia del reino de los cielos (4,17). Este versículo contiene una segunda evocación: el «con
vosotros» añadido recuerda el tema cristológico fundamental del evangelio: Jesús, que salva de los
pecados (1,21), es el Enmanuel, el «con vosotros Dios» (1,23). ¡Dos veces consecutivas se evoca Mt
1,18-25! Hay muchos indicios para interpretar el versículo principalmente como un anuncio optimista
de cumplimiento de la comunión de Jesús con los discípulos en el futuro reino de Dios.
Precisamente en virtud de este anuncio optimista de Jesús, la cena del Señor es lo contrario de un
banquete fúnebre. Este versículo subraya también la idea de comunión: Jesús, el Enmanuel, celebra
«con» sus discípulos. No hay que acentuar aquí el «con vosotros» reduciendo la comunión con Jesús al
final de los tiempos y haciendo del intervalo que comienza «desde ahora» un tiempo de abandono por
parte de Dios. El «con vosotros» es más bien el hilo rojo que cruza todos los tiempos. Mateo sabe
ciertamente que llega un tiempo en el que Jesús no esté ya con los discípulos (9,15; 26,11); pero sabe
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
igualmente que el Enmanuel terreno, que ha celebrado su última cena como ágape comunitario «con»
los discípulos (26,18.20), como Resucitado estará «con» su comunidad «todos los días» hasta el fin del
mundo (28,20), es decir, también cuando ella celebre la cena del Señor. En el reino del Padre, por tanto,
se consumará definitivamente lo que la comunidad vive ya ahora.
La Eucaristía fue instituida por Jesucristo en la Última Cena y los primeros católicos fieles
a las enseñanzas de Jesús se reunían para “partir el pan”, o sea para celebrar la santa Misa.
Alrededor del año 150, según nos da noticia San Justino, la Eucaristía se celebraba aisladamente
de la cena, el día del Sol (Domingo), primero de la semana. La descripción de San Justino denota una
certeza plena en la conversión de las especies del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor, lo
que más tarde, se llamará transubstanciación: “no tomamos estas cosas como pan y bebida comunes,
sino de la misma forma que Jesucristo, nuestro Señor, se hizo carne y sangre por nuestra salvación, así
también se nos enseñó que por virtud de la oración del Verbo, el alimento sobre el cual fue dicha la
acción de gracias, alimento de que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes, es
la carne y la sangre de aquel mismo Jesús encarnado. Y fue así que los Apóstoles, en las Memorias por
ellos escritas, llamadas Evangelios, nos transmitieron lo que les había sido ordenado hacer, cuando Jesús,
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
tomando el pan y dando gracias, dijo: ‘Haced esto en memoria mía, esto es mi cuerpo’. E igualmente,
tomando el cáliz y dando gracias, dijo: ‘Esta es mi sangre’, la cual solamente a ellos dio a participar”.
Los Padres de la Iglesia han dejado testimonios de inestimable valor teológico y pastoral. He aquí
algunos puntos destacados:
En los siglos sucesivos la liturgia eucarística se fue irradiando de forma ordenada, sapiencial y
devota gracias a los libros litúrgicos o a las compilaciones de textos eucarísticos, uno de los cuales es
atribuido a San Hipólito de Roma en el Siglo III. En él se nos da una idea general de la majestad y la belleza
de la Eucaristía, que no es sino el mismo sacrificio de Cristo en el Calvario ofrecido de nuevo sin
sufrimiento actual de la víctima. La finalidad del Sacrificio Redentor de la Cruz es la misma que persigue
la celebración del misterio eucarístico, como queda claro en la Traditio Apostolica que nos legó quizás San
Hipólito: “Te damos gracias, oh, Dios, por tu amado Hijo, Jesucristo, que se entregó voluntariamente a
la Pasión para destruir la muerte, romper las cadenas del demonio, aplastar el poder del mal, iluminar a
los justos, establecer la Ley y sacar a la luz la resurrección.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
La Celebración de la Santa Misa tomó nuevo esplendor, a partir del Edicto de Milán (313),
promulgado por Constantino y Licinio en todo el vasto imperio Romano de Oriente y de Occidente.
Los cristianos libres de las crueles persecuciones pasaron a celebrar con ceremonial público,
manifiesta sacralidad y renovado brillo la Eucaristía, inspirándose en las sugestivas y grandiosas
descripciones del Apocalipsis sobre la Liturgia Celestial. Se desarrollan los libros litúrgicos conjugando la
doctrina de la Fe con una riqueza simbólica que en parte ha llegado hasta nuestros días.
A partir de esa época se abrieron debates entre los teólogos sobre el modo de la presencia de
Cristo en el vino y pan consagrados. La discusión llegó a su punto álgido con Berengario de Tours (siglo
X) que sostenía una presencia tan sólo simbólica de Cristo en la Eucaristía. El famoso teólogo Lanfranco
de Pavía con su Liber de corpore et sanguine Domini adversus Berengarium, salió al paso de los errores del
hereje, asumiendo una postura equilibrada que sería confirmada por las enseñanzas de Santo Tomás de
Aquino y por el Magisterio Eclesiástico. Según Lanfranco durante la Misa, con la fórmula de consagración
del sacerdote, se produce un verdadero cambio en la sustancia del pan y del vino que se convierten en
el cuerpo y la sangre de Cristo: se trata de una conversión de la esencia, que implica la sustancia interna
de la materia pero no sus cualidades exteriores, que aparentemente conservan la misma forma. Nace así
la noción de presencia real y sustancial del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Eucaristía.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
A partir del 1215, el Cuarto Concilio de Letrán exigió a los católicos que recibiesen la
comunión una vez anualmente como mínimo. En el mismo Concilio se empleó el término
transubstanciación para reafirmar que la Iglesia siempre ha creído en la presencia real y sustancial de
Jesús en la Eucaristía.
Por último, atendiendo a los deseos de los devotos, se introdujo el rito de la elevación del cáliz
y de la hostia después de la Consagración para la adoración de los fieles.
Los elementos actuales de los que se compone la Santa Misa son los siguientes:
Mientras entra el sacerdote comienza el canto de entrada. El fin de este canto es abrir la celebración,
fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio
litúrgico o de la fiesta.
Cuando llega, el sacerdote besa el altar. Terminando el canto de entrada, el sacerdote y la asamblea
hacen la señal de la cruz. A continuación el sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea
reunida la presencia del Señor. Terminado el saludo, el sacerdote o el monitor puede hacer a los fieles
una brevísima introducción sobre la misa del día. Después el sacerdote invita al Acto penitencial, que se
realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general termina con la conclusión del sacerdote.
Después del acto penitencial, se empieza el “Señor, ten piedad”, a no ser que éste haya formado ya parte
del mismo acto penitencial. Si no se canta el “Señor, ten piedad”, al menos se recita.
Gloria (P)
Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a
Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o
juntos o alternadamente.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
El sacerdote invita al pueblo a orar; y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio.
Luego, el sacerdote lee la oración que expresa la índole de la celebración; el pueblo la hace suya diciendo
amen.
2. LITURGIA DE LA PALABRA
La Eucaristía es sacramento de toda la vida de Jesús. Mediante las Lecturas bíblicas nos acercamos a ella:
• La primera lectura. (S) Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de
las cosas que hizo Jesús.
• Salmo Responsorial. (S) Formando parte de la misma Liturgia de la Palabra tenemos los Cantos
interleccionales
Después de la 1º Lectura, sigue un Salmo Responsorial, que se toma del Leccionario. El salmista o cantor
del salmo, desde el ambón o desde otro sitio oportuno, proclama las estrofas del salmo, mientras toda
asamblea escucha è y además participa con su respuesta.
• La segunda lectura. (S)Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles
o de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para
conocer cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de
Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a
entender muchas tradiciones de la Iglesia. Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que
es un canto alegre que recuerda la Resurrección u otro canto según las exigencias del tiempo
litúrgico.
• El Evangelio. (P) Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al ciclo litúrgico y narra
una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo
era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la hace el
sacerdote o el diácono.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
Homilía (S)
Conviene que sea una explicación de las Lecturas, o de otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa
del día, teniendo siempre el misterio que se celebra y las particulares necesidades de los oyentes.
Profesión de fe (P)
su fe.
En la oración universal u oración de los fieles, el Pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos
los hombres (Papa, Iglesia, Estado, necesidades…). La asamblea expresa su súplica o con una invocación
común, que se pronuncia después de cada intención, o con una oración en silencio.
3. LITURGIA EUCARÍSTICA
Al comienzo de la Liturgia eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el cuerpo y en la
Sangre de Cristo: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles. Acompaña a esta
procesión el canto del ofertorio, que se alarga por los menos hasta que los dones han sido colocados
sobre el altar.
Este el centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración.
El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento
de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
Los principales elementos de que consta la Plegaría eucarística pueden distinguirse de esta manera:
b) Santo:(P) con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita
las alabanzas a Dios.
c) Epíclesis (R): con ella la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino
para que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se conviertan en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea
para salvación de quienes la reciban.
d) Narración de la institución y consagración (R): en ella, con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Es el momento más solemne de la Misa; en
él ocurre el misterio de la transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Dios
se hace presente ante nosotros para que podamos estar muy cerca de Él. Es un misterio de amor
maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar ese
momento para adorar a Dios en la Eucaristía
e) Anamnesis (R): con ella la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su bienaventurada
pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
f) Oblación(P): la asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.
g) Intercesiones (P): con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.
h) Doxología final (P): en ella se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Rito de la comunión
Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su
Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual.
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor
a) La oración dominical (P): se pide el pan de cada día, con lo que también se alude, para los cristianos,
el pan eucarístico, y se implora el perdón de los pecados. El embolismo, que desarrolla la última petición,
pide para todos los fieles la liberación del poder del mal.
b) El rito de la paz (P): con que los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia
humana y se expresan mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
c) El gesto de la fracción del pan:(P) realizado por Cristo en la última Cena, en los tiempos
apostólicos fue él sirvió para denominar la integra acción eucarística. Significa que nosotros, que somos
muchos, en la comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla (P): el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz
[originariamente era un trozo del pan consagrado en otra comunidad el domingo anterior: signo de
comunión entre las diversas comunidades cristianas]
e) Mientras se hace la fracción del pan y la Inmixión, los cantores o un cantor cantan el
Cordero de Dios: Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para
acompañar la fracción del pan. La última vez se acompañará con las palabras danos la paz.
h) Es muy de desear que los fieles participen del Cuerpo del Señor con pan consagrado en esa misma
Misa. Comulgar es la mejor forma de participar del sacrificio que se celebra.
i) Mientras el sacerdote y los fieles reciben el Sacramento tiene lugar el canto de comunión,
canto que debe expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar, al
mismo tiempo, la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión de los que van avanzando para
recibir el Cuerpo de Cristo. Si no hay canto, se reza la antífona propuesta por la Misal.
Apuntes para Catequesis
Comunión para Adultos
k) En la oración después de la comunión, el sacerdote ruega para que se obtengan los frutos
del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la aclamación “Amén.”
El rito final consta de saludo y bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.