Guia 4 Teoria Gral DDFF XGM Aam2023
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UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN
Departamento de Derecho Público
GUIA DE ESTUDIO 4
Unidad
Práctica de los Derechos Fundamentales en el Sistema Jurídico Chileno.
ASIGNATURA:
Profesoras:
CONCEPCIÓN
Año Académico 2023
Prof. Dra. Ximena Gauché Marchetti
Prof. Dra. Amaya Alvez Marín
Universidad de Concepción
CONTENIDOS
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Prof. Dra. Ximena Gauché Marchetti
Prof. Dra. Amaya Alvez Marín
Universidad de Concepción
En la doctrina chilena el profesor Humberto Nogueira ha tratado este tema. Señala que en el ámbito del
derecho de los derechos humanos se ha desarrollado un conjunto de reglas de interpretación aplicables en
derecho público, tanto en derecho constitucional como en derecho internacional. En uno de los trabajos en
que ha desarrollado esta materia menciona y desarrolla los siguientes principios1.
1. El principio "pro cives", "favor libertatis”, "pro persona" (también conocido como “pro homine”) . Lleva a
aplicar siempre la disposición más favorable a los derechos de las personas. Debe siempre aplicarse aquel
instrumento, regla o norma jurídica que en mejor forma garantice el derecho, no importando si la mayor
garantía se encuentra en la norma interna del Estado o en la norma de Derecho Internacional de los
derechos humanos incorporada al Derecho Interno. Lo importante es que conduce a la interpretación que
mejor favorezca y garantice los derechos humanos. En caso de duda, debe optarse claramente por la
interpretación que mejor proteja, asegure y garantice los derechos humanos en su conjunto, en una
estructura coherente a la luz de los valores que los informan. Los principios favor libertatis, pro homine o
pro cives no eximen al operador jurídico de realizar una interpretación armonizante que permita
compatibilizar todos los derechos entre sí y con el bien común.
La Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica refuerza esta línea
argumental al señalar que no puede interpretarse ninguna de sus disposiciones para “excluir otros
derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que deriven de la forma democrático
representativa de gobierno” (artículo 29, letra c) o para “excluir o limitar el efecto que pueda producir la
Declaración Americana de Derecho y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma
naturaleza” ( artículo 29 letra d). Esto además va en consecuencia con el reconocimiento en doctrina de
que los tratados internacionales de derechos humanos deben ser interpretados de forma particular pues
contienen obligaciones de carácter objetivo y no sólo compromisos bilaterales.
1
Véase NOGUERIA ALCALA, HUMBERTO, “Los derechos esenciales o humanos contenidos en los tratados
internacional y su ubicación en el ordenamiento jurídico nacional: doctrina y jurisprudencia”, en Revista Ius et Praxis,
año 9, N° 1, Talca, 2003.
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En este sentido, diversos Pactos Internacionales de Derechos Humanos tienen normas que explicitan el principio de
progresividad o integralidad maximizadora de los derechos. Así, la Convención Americana de Derechos Humanos, en
su artículo 29 b), señala que ninguna de sus disposiciones puede ser interpretada en el sentido de “limitar el goce y
ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los
Estados Parte o de acuerdo con otra Convención en que sea parte uno de dichos Estados”. El mismo principio está
reconocido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, en su artículo 52, en el
Protocolo adicional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en materia de derechos económicos,
sociales y culturales o Protocolo de San Salvador, artículo 4º; la Convención sobre la Eliminación sobre todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, artículo 23; la Convención sobre los Derechos del Niño, artículo 41; entre
otras.
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mejor proteja los derechos humanos. De esta manera, el Derecho Internacional de los derechos humanos
incorporado al Derecho Interno, cuando contiene algunos «plus» respecto de este último se aplica
preferentemente por ser más favorable al sistema de derechos, o viceversa, el derecho interno del caso
respectivo prevalece frente al derecho internacional cuando el primero protege en mejor forma los
derechos que el segundo.
4. El principio de indivisibilidad de los derechos precisa que los derechos forman parte de un sistema . Todos
ellos son interdependientes. Los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y culturales,
y los derechos solidarios: todos deben ser preservados armónicamente, sin perjuicio de su debida
ponderación en los casos específicos, dice Nogueira.
Es lo que también se conoce como la integralidad de los derechos. Si la integridad se rompe, se afecta la
persona como un todo y no sólo una parte de ella. La indivisibilidad significa que todos los derechos
humanos están unidos por un mismo cuerpo de principios y que todos están situados a un mismo nivel. No
hay derechos humanos más importantes que otros. A su vez, la interdependencia significa que todos los
derechos humanos están interrelacionados. No puede afectarse un derecho sin afectar otros. Superar las
fragmentaciones de los derechos humanos fue el objeto de la Proclamación de Teherán (1968) y de la
Declaración de Viena (1993).
5. El principio de eficacia directa o auto ejecutividad de los derechos humanos está dado por el hecho de
que las normas sobre derechos tienen aplicación directa, salvo que sus enunciados normativos llamen a
una intervención necesaria del legislador para otorgarles plena vigencia. Este principio para el autor busca
impedir que se retarde o bloquee la aplicación de ellos mientras se dictan normas reglamentarias o
secundarias. Dejar de cumplir los derechos constituye una forma de inconstitucionalidad por omisión, como
asimismo dejar de cumplir los derechos asegurados en tratados constituye violar el tratado y la
consiguiente responsabilidad estatal por los actos de sus agentes.
7. Las normas jurídicas que limitan o restringen el ejercicio de los derechos deben interpretarse siempre en
sentido restrictivo. Ello implica que no pueden extenderse tales limitaciones más allá de lo que se autoriza
expresamente, ni pueden extenderse analógicamente a otros derechos.
Así las cosas y siguiendo la línea argumental de Nogueira respecto de la interpretación e integración del
sistema de derechos humanos se debe consignar que tal y como lo exige la Constitución, todos los órganos
y agentes del Estado deben respetar y promover los derechos asegurados por ella y por los tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y vigentes, lógica bajo la cual los valores,
principios y fines del capítulo de Bases de la Institucionalidad, en materia de derechos, son reglas jurídicas,
son preceptos constitucionales directamente aplicables, a la luz de los cuales debe interpretarse todo el
resto de la normativa constitucional y del ordenamiento jurídico, como lo ha explicitado el Tribunal
Constitucional.
Agrega Nogueira que “Este enfoque interpretativo de la Constitución y desde la Constitución, hecho en
materia de derechos fundamentales o derechos humanos, se complementa con el Derecho Internacional
de los derechos humanos, el que viene de fuera pero se incorpora como fuente de derechos esenciales o
humanos, complementando los que asegura directamente la Constitución (artículo 5° inciso 2°).
La labor interpretativa constitucional requiere de una reconstrucción de todo el contenido que establece el
complejo normativo de la Constitución, la lectura e interpretación de todo precepto de la Carta
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Fundamental debe ser hecho en su contexto, teniendo en consideración los principios, valores, fines y
razón histórica del ordenamiento constitucional, lo que le da al Juez Constitucional, un espacio significativo
de movilidad interpretativa e integradora que convierte al juez en el protagonista activo y creador, que
realiza la mediación entre la Constitución y la situación específica.
En materia de derechos humanos, habrá sólo interpretación cuando se señale que fuera de las normas no
hay otros derechos, mientras que además de interpretación habrá integración, cuando consideremos que
fuera de las normas sobre derechos, hay derechos que carecen de normas.
Es posible «proponer que cuando faltan normas sobre derechos y quien detecta esa ausencia o laguna
normativa cree o valora que, pese al vacío normativo, hay derechos no formulados, la carencia se debe
colmar a través de la integración, para cuya efectividad también es menester «interpretar» (encontrar el
sentido) del sistema completo de derechos, en el que algunos constan en normas y otros carecen de ellas».
La interpretación integradora de la Constitución implica que el juez presta atención a los derechos
explícitos, a los valores, principios, fines y razones históricas del ordenamiento constitucional, completando
y dando plenitud al sistema de derechos.
A su vez, el carácter esencialmente abierto de las normas que configuran abstractamente los derechos
esenciales de la persona, llevan a desarrollar una interpretación de la Carta Fundamental y de todo el
ordenamiento jurídico sobre el que ella actúa, en el sentido de que permita obtener para los derechos, el
mayor grado de protección y efectividad, entendidos desde una perspectiva democrática. La Constitución
se elastiza a través de la labor de interpretación e integración dinámica que absorbe las necesidades de la
sociedad en cada momento. La confluencia e integración en el sistema jurídico de los derechos,
reconocidos por vía de fuente interna y de fuente internacional, obliga a unificar el criterio de
interpretación del sistema de derechos humanos, dando coherencia a dicho sistema, de manera de aplicar
en cada caso la norma que mejor proteja a la persona y sus derechos esenciales. A su vez, todo el sistema
de derechos debe ser interpretado como mínimo de conformidad con el contenido de los derechos
asegurado por los tratados de derechos humanos del cual el Estado es Parte”3.
En el caso de las normas que consagran derechos en los tratados internacionales se aplica como principio la
llamada interpretación «evolutiva» de instrumentos «vivos», consagrada jurisprudencialmente por el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos4 y luego por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el
caso Atala y niñas contra Chile, del año 2012. Párrafo 83. La Corte ha establecido, al igual que el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, que los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya
interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales. Tal
interpretación evolutiva es consecuente con las reglas generales de interpretación consagradas en el
artículo 29 de la Convención Americana, así como las establecidas por la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados.
3
NOGUERIA ALCALA, HUMBERTO, “Los derechos esenciales o humanos contenidos en los tratados internacional y su
ubicación en el ordenamiento jurídico nacional: doctrina y jurisprudencia”, en Revista Ius et Praxis, año 9, N° 1, Talca,
2003.
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TEDH. Tyrer v. Reino Unido (1978) y TEDH. Loizidou contra Turquía (1995)
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El profesor Humberto Nogueira, a través de diversos trabajos 5, señala que en Chile y Latinoamérica se
encuentra garantizado un bloque constitucional de Derechos Fundamentales. Enfocándonos en el caso
chileno, el autor arriba a esta conclusión en base a lo dispuesto en el art. 5 inciso 2° de la Constitución
Política de 1980 “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto de los derechos esenciales
que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales
derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internaciones ratificados por Chile y
que se encuentran vigentes”6.
Nogueira recalca el hecho que los derechos esenciales no se constituyen en las normas positivas, sino éstas
sólo los aseguran, respetan, garantizan y promueven, ya que desde su postura, éstos emanarían de la
dignidad humana7. No obstante, dicha opinión es cuestionada duramente por Aldunate Lizama para quien
no es del todo aceptable, en el sentido que nuestra carta magna a diferencia de otras, como la Constitución
Política Española, no reconoce expresamente dicha relación y que por tanto la vinculación que Nogueira (al
igual que Soto Kloss, Pfeffer Urquiaga, Cea Egaña y Lautaro Ríos) invoca nace al alero de textos positivos
distintos que sí la explicitan. También señala que los autores que afirman esta relación no logran hacerse
cargo del concepto de dignidad humana. Pareciera ser que ésta responde más a un presupuesto religioso
occidental, que por tanto no podría ser aplicable a todas las culturas. Pensamiento avalado, a nuestro
parecer, por el profesor Cea Egaña en su libro de Derecho Constitucional Chileno, quien al preguntarse
porque la persona humana es titular única del valor supremo de la dignidad, responde citando el Catecismo
de la Iglesia Católica p.296 que dice que “la dignidad humana se refiere al hecho de haber sido el varón y la
mujer hechos a imagen y semejanza de Dios, es decir, el ser Supremo”.8
El Estado tiene la obligación de cumplir estos objetivos, la que también se encuentra dada porque el
Estado, persona de derecho internacional, es responsable y se encuentra obligado a esto por el derecho
internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Nogueira afirma que la
Constitución explicita un aseguramiento genérico a los derechos esenciales, un “catálogo abierto”, porque
el constituyente se reconocería a sí mismo como limitado y sería consciente del desarrollo progresivo de los
derechos fundamentales. En virtud de esto, dicha protección comprendería tanto los derechos
fundamentales garantizados por la Constitución, como los establecidos en tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes. Ahondando en esta idea, Nogueira explica siguiendo a
Cançado Trindade que la normativa jurídica constitucional chilena y comparada latinoamericana nos
permiten sostener que el derecho constitucional y el derecho internacional de los derechos humanos no
pueden seguir siendo considerados en forma compartimentalizada, sino que deben ser abordados como
fuentes de un sistema de protección integral en donde sus atributos en el ámbito normativo están
conformados por elementos precisados tanto por fuente normativa constitucional como por la del derecho
5
Humberto Nogueira Alcalá, “La dignidad, los derechos fundamentales, el bloque constitucional de derechos
fundamentales y sus garantías constitucionales”. Gaceta Jurídica n° 322, abril 2007, ps.32-67; “Los derechos esenciales
o humanos contenidos en los tratados internacionales y su ubicación en el ordenamiento jurídico nacional: doctrina y
jurisprudencia”, Revista Ius et Praxis, Año 9, N°1, 2003, pp. 403-466; “Capítulo I: Dignidad de la persona, derechos
fundamentales, bloque de constitucionalidad de derechos y control de convencionalidad” en “Derechos
fundamentales y garantías constitucionales” Tomo I, Editorial Librotecnia, Santiago, 2010.
6
Reforma introducida a la Constitución Política de la República de Chile por la Ley N° 18.825, artículo N°1,
D.O.17.08.1989.
7
Tal como se dijo, para éste autor la dignidad humana sería el fundamento de los derechos fundamentales, valor
supremo y principio jurídico columna vertebral de todo el ordenamiento jurídico constitucional. El sustento de su
pensamiento se encuentra en el Art. 1 inc. 1° CPR y que a su parecer sería avalado por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional en sentencia N° 389, del 28 de Octubre de 2003, considerando 17.
8
ALDUNATE LIZANA, EDUARDO. “La fundamentación de los Derechos Fundamentales en la Constitución”, Capítulo XVI
“Sistemática de los Derechos Constitucionales” en “Derechos Fundamentales” ob. cit, pp. 348-352.
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internacional, debiendo aplicarse siempre aquella que mejor protege el derecho, eliminando además,
perjuicios y visiones conflictuales, otorgándoles una visión convergente y optimizadora de los derechos
fundamentales.
Así el autor asevera que “Por bloque constitucional de derechos fundamentales entendemos el conjunto de
derechos de la persona (atributos) asegurados por fuente constitucional o por fuentes de derecho
internacional de los derechos humanos (tanto el derecho convencional como el consuetudinario y los
principios de Ius Cogens) y los derechos implícitos, expresamente incorporados a nuestro ordenamiento
jurídico por vía del artículo 29 literal c) de la CADH, todos los cuales, en el ordenamiento constitucional
chileno, constituyen límites a la soberanía, como lo especifica categóricamente el art. 5 inciso segundo de la
Constitución Chilena vigente”9 .
Entonces, el contenido del bloque de constitucionalidad de derechos fundamentales chileno según éste
autor, estaría dado por:
1) Los que la Carta Fundamental señala de manera expresa;
2) Los derechos implícitos;
3) Los que asegura el derecho convencional de los derechos humanos y el derecho internacional
humanitario;
4) Los que asegura el derecho internacional a través de los principios de Ius Cogens, y
5) Los que asegura el derecho internacional consuetudinario.
Desde el derecho comparado lo proponen autores tales como Luis Favoreu al decir que la noción del
bloque de constitucionalidad ha permitido “al juez constitucional, en menos de veinte años…realizar lo que
cerca de dos siglos de historia no habían conseguido llevar a cabo: un conjunto constitucional
suficientemente armonioso y coherente, que combina la modernidad y las tradiciones y en el que, sobre
todo, los derechos fundamentales han sido suficientemente integrados”.10 Asimismo el Tribunal
Constitucional español ha señalado que “para interpretar debidamente la normativa aplicable al caso, el
«bloque de constitucionalidad» que ha de servir de base para enjuiciar la Ley impugnada, hay que partir del
hecho de que la Constitución se remite con carácter general a los Estatutos para que éstos determinen las
competencias autonómicas”.11
CRITICAS:
Francisco Zúñiga: “una masa amorfa, abigarrada y heteróclita de normas
materialmente constitucionales.”12
1) Para la democracia constitucional
2) Merma a la seguridad Jurídica
3) Apertura de la puerta al activismo judicial
9
NOGUEIRA ALCALÁ, H. “La dignidad humana, los derechos fundamentales, el bloque de constitucionalidad de
derechos fundamentales y sus garantías constitucionales” en Gaceta Jurídica N° 322, abril 2007, pág. 42.
10
LUIS FAVOREAU, “El Bloque de Constitucionalidad”, Revista de Estudios Constitucionales 5, enero – marzo 1990,
pág. 59.
11
Sentencia del Tribunal Constitucional español STC 10/82
12
ZÚÑIGA, FRANCISCO, “Control de Constitucionalidad y sentencia”, Cuadernos del Tribunal Constitucional, No 34, año
2006, pág. 67.
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Eduardo Aldunate: “la idea del bloque de constitucionalidad tiende a diluir la enjundia constitucional en un
caldo mucho más aguado de textos no constitucionales.”13
Caldera Infante:14
a) El bloque puede contribuir al aumento de la discrecionalidad judicial, ya que los jueces tienen
extenso margen de apreciación para detectar los argumentos de la controversia planteada, yendo
en algunos casos, más allá de lo legalmente permitido. (Activismo judicial para Zúñiga);
b) Puede llevar a la carencia de certeza y seguridad jurídicas;
c) El bloque debilita la supremacía de la constitución al relajar el principio de rigidez constitucional;
d) El bloque puede incidir en la desaparición del derecho legislado;
e) Pérdida de la sistematicidad del orden jurídico,
Aspectos generales sobre los tratados internacionales en el sistema jurídico nacional bajo la vigencia de
la Constitución Política de 1980.
No hay una o más normas orgánicas en el ordenamiento nacional chilenas que establezcan cómo se han de
dar las relaciones entre el DI y el Derecho interno. Las normas que se refieren a la materia son dispersas,
sólo hablan de tratados internacionales y dejan el trabajo a la doctrina y la jurisprudencia. A falta de norma
expresa, se ha entendido por la jurisprudencia que para la recepción del tratado en el orden interno deben
producirse una serie de actos en que intervienen (pueden intervenir) como órganos constitucionales el
Presidente de la República, el Congreso Nacional y el Tribunal Constitucional. CP 1980: Artículos 24, 32 N° 8
y 15; 54; 93 n° 1 y 3.
Incorporada la norma internacional al derecho doméstico, el estado no puede invocar su derecho interno
para dejar de cumplir o aplicar la norma internacional si así procede. Convención de Viena 1969: Artículos
26, 27, 46. Esto supone que se debería poder determinar si tienen efecto directo y qué lugar ocupan las
normas internacionales, sean consuetudinarias o convencionales, después que se han introducido al
derecho estatal y, por tanto, determinar además cuál prevalecerá en caso de conflicto entre ellas.
En cuanto al efecto judicial directo o aplicación directa de los tratados (autoejecutabilidad o
autoejecutividad), esto es, la posibilidad de que en el ámbito judicial se apliquen por los órganos
jurisdiccionales las normas contenidas en los tratados para resolver directamente una controversia
sometida a su conocimiento, A FALTA DE NORMA EXPRESA EN CHILE, la tesis predominante en el ámbito
judicial ha sido la siguiente: en la medida en que las disposiciones de un tratado tengan un contenido y
precisión suficiente, pueden ser aplicadas directamente por los tribunales15.
El juez nacional debe tratar de evitar un conflicto entre la norma internacional y la norma interna buscando
una interpretación de la norma interna que la concilie con la norma internacional, ya que no es de presumir
que el legislador haya querido infringir el derecho internacional. Debe tener presente que si un tribunal
interno llega a aplicar una ley contraria a las obligaciones que su Estado contrajo en virtud del derecho
internacional, habrá cumplido su deber como tribunal nacional, pero puede haber cometido un acto
internacionalmente ilícito que es fuente de responsabilidad para el Estado.
13
ALDUNATE, EDUARDO. “La fuerza normativa de la Constitución y el sistema de fuentes del derecho” en Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Número 31, Valparaíso, junio 2009. Disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-68512009000100013&script=sci_arttext
14
CALDERA, JESÚS, “El Bloque de Constitucionalidad como herramienta de protección de los derechos fundamentales.
Una aproximación al estudio de sus aportes desde el derecho procesal constitucional”, ponencia disponible en
http://nuevagobernanza.com.co/documentos/13.pdf [visitado con fecha 18 de agosto de 2013]
15
TC recogió la distinción entre cláusulas autoejecutables y no autoejecutables a propósito del control de
constitucionalidad del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la OIT (ROL 309/2000). Para determinar
cuándo una norma puede ser aplicada directamente, consideró un solo criterio: la claridad y precisión suficientes de la
disposición, lo que se determina al leer el texto.
Fundamento: asimilación a ley (art. 54 CP 80)
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Artículo 5° inciso 2° CP 1980. “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del estado
respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
Una parte de los autores chilenos que han abordado el tema están de acuerdo en que con la enmienda al
artículo 5º inciso 2º lo que se quiso fue elevar la jerarquía de los tratados referidos a derechos humanos al
rango constitucional, posición que en verdad hoy no se sigue por la mayoría.
Los argumentos esgrimidos por esta posición indican que el deseo no pudo ser otro que elevar estos
tratados a rango constitucional ya que antes de la reforma el derecho internacional de los derechos
humanos existía en Chile y por tanto, no era necesaria una norma como la del inciso 2º reformado para dar
validez a los tratados internacionales sobre derechos humanos. Lo que se quiso entonces fue fortalecer la
situación de los derechos humanos en Chile. Además, agregan que el texto original de la Constitución de
1980 contemplaba a los derechos humanos en un lugar importante dentro del articulado de modo que lo
que se quiso fue mejorar este rol y reflejar así la importancia atribuida a la dignidad humana frente al
Estado.
En este sentido se manifiesta el internacionalista Hugo Llanos que cita en respaldo la opinión en esta línea
del constitucionalista Francisco Cumplido quien intervino en la redacción de la reforma del artículo 5°: “Los
que negociamos la reforma entendimos que con la frase agregada por ella se lograba que los derechos
garantizados por la Constitución y por los tratados ratificados y vigentes tuvieran la misma jerarquía en el
ordenamiento jurídico. En este sentido incorporábamos los derechos asegurados por los tratados a la
Constitución. En segundo término, les dábamos a los referidos tratados el carácter de vinculantes para
todos los órganos del Estado, ya que debían no sólo respetarlos, sino que también promoverlos. Lo
incorporado a la Constitución son los derechos sustantivos, no la parte adjetiva del tratado. El enunciado de
los derechos esenciales de la persona humana asegurados por la Constitución de 1980 no es taxativo, es
decir, no sólo son tales los regulados por la Constitución y por los tratados internacionales ratificados por
Chile y vigentes, sino todos los que sean necesarios para proteger la dignidad humana, teniendo en cuenta
lo dispuesto por el artículo 1°, inciso 1° y 4°, artículo 5° inciso 2°, ambos Bases de la Institucionalidad y el
artículo 19 inciso 1° y N° 26”17.
En esta línea argumental se dijo también por Cumplido que por un lado que durante los años anteriores a la
reforma lo cierto es que los tribunales nacionales de forma esporádica aplicaban las normas de la
Constitución y exigían que la legislación recepcionara lo convenido en los tratados internacionales; y por el
otro que se había producido durante el gobierno de Augusto Pinochet la firma, ratificación y promulgación
16
Un buen estudio en profundidad del origen del inciso 2º del artículo 5º de la Constitución Política de la República de
Chile de 1980 y sus antecedentes se puede encontrar en la obra de C. Medina; Constitución, Tratados y Derechos
Esenciales, Ediciones Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 1994, pp. 39 a 54. También ha sido un
tema tratado arduamente por la mayoría de los constitucionalistas chilenos, con diferentes opiniones sobre el alcance
de la reforma de 1989. Una presentación de las diferentes líneas argumentales se encuentra en E. Aldunate, Derechos
Fundamentales, Editorial Legal Publishing Santiago, Chile, 2008 pp. 335-354.
17
H. Llanos M., Teoría y Práctica del Derecho Internacional Público. Las relaciones entre el Derecho Internacional y el
Derecho Interno, (cit.) p. 199.
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de tratados sobre derechos humanos, pero no se habían publicado en el Diario Oficial, razón por la cual los
tribunales no los aplicaban por estimar que no estaban vigentes. Tal fue el caso del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, promulgado en 1976 y publicado en abril de 1990; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ratificado en 1976 y promulgado y publicado en mayo de 1989;
y la Convención Americana de Derechos Humanos, publicada recién en 199118.
El profesor Humberto Nogueira argumenta en el mismo sentido - y considerando lo que llama la creación
del “bloque constitucional” de derechos - que la segunda oración del inciso 2º del artículo 5º de la
Constitución, incorporado por la reforma constitucional de 1989, “tuvo por objeto otorgar seguridad
jurídica de que los derechos esenciales garantizados por nuestra Carta Fundamental, no eran sólo los que el
propio texto formal de la Constitución señalaba en el artículo 19º, sino que se incorporaban al bloque
constitucional también los derechos y garantías asegurados por los tratados internacionales ratificados por
Chile y vigentes, reforzando a través de ellos los contenidos y las garantías de los derechos, ya que no
existió el tiempo necesario durante la negociación constitucional de 1989 entre el gobierno militar y la
oposición para establecer los reforzamientos normativos de cada uno de los derechos.
Así el fin u objeto de la modificación por adición del artículo 5º, inciso segundo, fue fortalecer los derechos
humanos incorporando genéricamente los "plus" en materia de derechos y garantías de ellos que
contenían los tratados ratificados por Chile y vigentes. Así lo han explicitado dos de los académicos que
formaron parte de la comisión técnica que prepararon el texto de la reforma al artículo 5º en 1989, el
profesor José Luis Cea Egaña (miembro de la Comisión en representación de Renovación Nacional) y el
profesor Francisco Cumplido Cereceda (en representación de la Concertación), quienes concordaron el
texto sometido a plebiscito. Todo ello, reconociendo que la reforma no otorgó la misma seguridad jurídica
a los derechos contenidos en los principios generales del derecho internacional y a los derechos contenidos
en el derecho consuetudinario internacional, lo que no significa que ellos no estén reconocidos como
derechos esenciales, correspondiendo a los operadores jurídicos determinar, en especial, a la
jurisprudencia.
La Carta Fundamental de 1980, a través de la segunda oración del inciso segundo del artículo 5º, en esta
materia, eleva los derechos asegurados por tratados internacionales ratificados por Chile y vigentes a la
categoría de constitución material, al señalar que son «límites a la soberanía», vale decir, a la potestad del
Estado, ellos forman parte del plexo de derechos materialmente constitucionales, independientemente de
la posición que se tenga sobre el rango de los tratados internacionales en el orden jurídico interno”…19.
18
H. Llanos M., Teoría y Práctica del Derecho Internacional Público. Las relaciones entre el Derecho Internacional y el
Derecho Interno, (cit.) p. 199.
19
“…El sistema nacional de protección de los derechos fundamentales se completa así, con la integración del Derecho
Internacional de Derechos Humanos y el derecho Humanitario Internacional, logrando la plenitud del sistema de
derechos. Es por ello que puede hablarse de un bloque constitucional de derechos, constituido por los derechos
asegurados en el texto formal de la Constitución y los derechos materialmente constitucionales y reconocidos como
tales, al incorporar el Estado de Chile explícitamente los contenidos normativos de derechos y garantías de ellos
contenidos en los tratados ratificados y vigentes, generándose una retroalimentación en ambos sentidos por la
duplicidad de fuentes del sistema (interna e internacional). La Carta Fundamental se inserta en un contexto
internacional y supranacional en materia de derechos humanos, la tutela de tales derechos se inscribe en el marco
más amplio del Derecho Internacional informado por valores comunes, que trasciende la esfera estatal, por decisión
del propio constituyente. Las fuentes internas y las fuentes internacionales de derechos se retroalimentan, las
interpretaciones reduccionistas van en contra del sentido y finalidad del sistema de derechos esenciales fijado por el
constituyente, que es lograr la optimización y plenitud del sistema, acogiendo el ámbito que más enriquece y
garantiza el ejercicio de los derechos, éste es el deber ser existencial del Derecho como diría Cossio. El Derecho
Internacional de los derechos humanos es fuente del Derecho Interno cuando contiene elementos que enriquecen al
Derecho Interno, cuando agregan un "plus" al contenido normativo de los derechos delimitados y configurados en el
derecho interno y viceversa, el sistema nacional de Derecho enriquece al Derecho Internacional de derechos
humanos, buscando siempre la integralidad maximizadora del sistema de derechos esenciales o humanos, todo lo que
está reconocido en el artículo 29 de la Convención Americana de Derechos Humanos y en el artículo 5° del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Esta visión interpretativa convergente de los derechos, los asegurados
por la Constitución y los asegurados por los tratados, deriva necesariamente del artículo quinto inciso segundo de la
Carta Fundamental. De esta manera, el sistema de derechos tiene la fuerza para ser interpretado de la forma más
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Otro grupo de la doctrina nacional en tanto ha sostenido que no pudo jamás ser ese el espíritu de la
reforma.
En efecto, argumentan que el derecho comparado muestra que no existen constituciones que per se le
atribuyan a una norma un carácter constitucional como el que se pretende dar a los tratados sobre
derechos humanos.
Asimismo, se argumentó en un principio que esta pretendida superioridad se oponía al sistema mixto de
control preventivo y represivo entregado por el constituyente al Tribunal Constitucional y a la Corte
Suprema, respectivamente, ya que de seguirse la otra tesis, estos controles no procederían si los tratados
sobre derechos humanos tuvieran rango constitucional por sí mismos.
Tal argumentación toma como base lo señalado por el Tribunal Constitucional en su sentencia Rol N° 309
(considerando 17) del cual se desprende que teniendo un tratado normas de ley orgánica constitucional
requiere el quórum correspondiente en la Constitución, lo cual prueba que el tratado se sujeta siempre a la
Constitución y, por cierto, lo señalado por el mismo órgano en la sentencia Rol N° 346, en sus
considerandos 59 y siguientes, que sentó su doctrina sobre esta materia.
adecuada a su optimización. El intérprete debe interpretar y aplicar los derechos considerando que existe una
retroalimentación recíproca entre fuente interna y fuente internacional recepcionada internamente en materia de
derechos fundamentales. Así cuando hay un derecho esencial contenido en un tratado ratificado por Chile y vigente y
ese derecho esencial no está considerado en el texto formal de la Constitución, consideramos que los enunciados
normativos sobre ese derecho esencial y sus garantías son constitución en sentido material, constituyendo parte del
bloque constitucional de derechos. Así existe una retroalimentación y complementación del derecho constitucional
formal y del derecho internacional de los derechos humanos, suplementando o fortaleciendo el sistema de derechos
asegurado y garantizado constitucionalmente, optimizando el sistema de derechos. Como señala Peter Häberle, el
Estado constitucional "pierde su tradicional `introversión' orientándose hacia fuera como "Estado constitucional
cooperativo", este es "interioriza los derechos humanos universales que le son `dados' de afuera, tanto de forma
aparente como real". Esta es una tendencia dominante y creciente en el derecho constitucional latinoamericano de
fines del siglo XX, como lo prueban las constituciones de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y
Venezuela, entre otras”. H. Nogueira; “Los derechos esenciales o humanos contenidos en los tratados internacionales
y su ubicación en el ordenamiento jurídico nacional: doctrina y jurisprudencia”, en Revista Ius et Praxis, vol. 9, N° 1,
Talc
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El control de convencionalidad, como teoría del modo en que el ámbito interno se relaciona con la
normativa internacional vinculante, ha sido conceptualizado por autores tales como Gonzalo Aguilar como:
“la facultad de los magistrados de contrastar la norma dictada por el poder legislativo –y, eventualmente,
por el poder constituyente- [especialmente en materia de derechos humanos], con la norma contenida en
los tratados internacionales que han sido ratificados por el Estado para hacer prevalecer estas últimas” 20 y
para otras como Juana Ibáñez Rivas se trata de: “una herramienta jurídica de aplicación obligatoria ex
officio por los órganos del Poder Judicial, complementaria al control de constitucionalidad, que permite
garantizar que la actuación de dichos órganos resulte conforme a las obligaciones contraídas por el Estado
respecto del tratado del cual es parte.”21
Autores entienden que más que en el debate relativo a la jerarquía de los tratados internacionales como
fuente directa del ordenamiento interno, este examen de convencionalidad por parte de los jueces
responde a un principio de derecho internacional por el cual los Estados deben adecuar sus prácticas
internas a las obligaciones asumidas en el ámbito internacional. Así expresamente lo señaló la Corte
Suprema en un Recurso de Casación rol No 4914-09 fallado el año 2011.22
La Convención Americana de Derechos Humanos, o Pacto de San José de Costa Rica, en los artículos 1.1 y 2
establece el deber de los estados de respetar y garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos
contenidos en ella, para luego exigir la adopción de las disposiciones de derecho interno para hacer
efectivos los derechos y libertades reconocidos en la Convención. En esta línea la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (CoIDH) ha interpretado que esta disposición se traduce en dos tipos de medidas: “ La
supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen la violación a las garantías
previstas en la Convención o que desconozcan los derechos allí reconocidos u obstaculicen su ejercicio y la
expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la efectiva observancia de dichas
garantías.”23 Tanto es así que en una opinión consultiva la CoIDH emite una opinión que podría incluso
considerarse controversial: “El hecho de que se trate de leyes internas, y de que éstas hayan sido adoptadas
de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución nacional, nada justifica si mediante ellas se violan
cualquiera de los derechos o libertades protegidos por la Convención.” 24 En tales normas, junto al artículo
29, que establece reglas de interpretación y aplicación de la Convención, podría encontrarse el fundamento
normativo del control de convencionalidad.
Este deber de armonización del derecho internacional con el derecho interno puede llevar mucho tiempo.
Por lo mismo se ha estimado que un modo de lograr esa armonización de forma más inmediata por las y los
jueces y todos quienes intervienen en la administración de justicia es la actuación inmediata y de oficio,
adecuando sus decisiones a lo dispuesto por la Convención y los estándares del sistema interamericano de
derechos humanos. Lo cierto es que en el estado actual de desarrollo del Derecho Internacional y sus
relaciones con los derechos internos no hay mayor discusión en sentido de que dicha independencia debe
ceder ante la responsabilidad internacional estatal si con una decisión judicial se produce una infracción de
deberes internacionales puesto que, en último término, el sujeto internacional es el Estado. En esta materia
quizás lo más relevante es la aceptación de que no solo el tratado debe ser considerado al examinar las
fuentes de derecho internacional por parte del tribunal interno, sino que también la interpretación
efectuada por la CoIDH considerada la interpretación auténtica. La Corte Interamericana de Derechos
Humanos establece con claridad el deber de control de convencionalidad en el año 2006, y lo va
profundizando en desarrollos jurisprudenciales especialmente entre los años 2010 a 2012.
20
G. Aguilar, “El Control de Convencionalidad en la era del constitucionalismo de los derechos. Comentario a la
sentencia de la Corte Suprema de Chile en el caso denominado episodio Rudy Cárcamo Ruiz de fecha 24 de mayo de
2012”, Estudios Constitucionales Año 10 No 2, 2012, pág. 727, ISSN 0718-0195.
21
J. Ibañez, “Control de Convencionalidad: precisiones para su aplicación desde la jurisprudencia de la Corte
Interamericana” en Anuario de Derechos Humanos 2012, Centro de DDHH, Universidad de Chile, págs.. 103-113.
22
Voto en contra del rechazo de la acción civil de los Ministros Dolmestch y Künsemüller, Rol No 4.915-09, sentencia
de fecha 5 de mayo de 2011, considerando 6o.
23
Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, CIDH sentencia de 30 de mayo de 1999, Serie C No 52, párrafo 207.
24
Opinión Consultiva OC-13/93 de fecha 16 de julio de 1993, Serie A No 13, párrafo 207.
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a) Origen.
Es justamente en una causa fallada en contra del estado de Chile, el Caso Almonacid Arellano y otros vs.
Chile25, en que la CoIDH configura por primera vez el concepto del control de convencionalidad, declarando
que bajo el supuesto que el Poder legislativo falle en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes contrarias a
la Convención Americana.
“La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por
ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando
un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como
parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los
efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el
Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas
internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención
Americana”26.
En el caso concreto lo que se alegaba es que el Poder Judicial chileno aplicó una norma que tuvo como
efecto el cese de las investigaciones y el archivo del expediente de la ejecución extrajudicial del señor
Almonacid Arellano, dejando en la impunidad a los responsables 27. La CoIDH estableció que el Estado debe
asegurarse que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando un obstáculo para la continuación de las
investigaciones de la ejecución extrajudicial del señor Almonacid Arellano y para la identificación y, en su
caso, el castigo de los responsables; debe asegurarse que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando
un obstáculo para la investigación, juzgamiento y, en su caso, sanción de los responsables de otras
violaciones similares acontecidas en Chile. Al pretender amnistiar a los responsables de delitos de lesa
humanidad, el Decreto Ley No. 2.191 es incompatible con la Convención Americana y, por tanto, carece de
efectos jurídicos, a la luz de dicho tratado.
En una sentencia del mismo año 2006, caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs.
Perú, la CIDH delinea los elementos del control de convencionalidad: 28
- Aplicación ex officio por parte de todos los órganos del poder judicial, en el marco de sus
competencias y las regulaciones procesales correspondientes.
- Es complementario al control de constitucionalidad, labor que los jueces realizarán de acuerdo a la
normativa interna.
- Considera que la existencia de un “contexto de impedimentos normativos y prácticos para asegurar
un acceso real a la justicia y de una situación generalizada de ausencia de garantías e ineficacia de
las instituciones judiciales” no releva de su aplicación.
25
Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, sentencia de fecha 26 de septiembre de 2006.
26
Sentencia de Fondo y Reparaciones en el Caso Almonacid Arellano versus Chile, de 26 de septiembre de 2006, Serie
C no 154, párrafo 124.
27
J.M. Ibáñez Rivas, “Control de Convencionalidad: precisiones para su aplicación desde la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos”, Anuario de Derecho Público 2012, Universidad de Chile, páginas 103-113.
28
Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, sentencia de fecha 24 de noviembre de
2006, Serie C No 158
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Por otra parte, según quien puede/debe realizar el control se habla de control difuso y control
concentrado, lo que tienen relevancia con los modelos internos de recepción del control en los sistemas
nacionales americanos. El control es concentrado cuando es un único órgano judicial el encargado de
hacerlo, por ejemplo, el Tribunal constitucional. Es difuso, cuando el control lo ejercen la totalidad de los
jueces.
29
Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, sentencia de fecha noviembre de 2010, párrafos 225 a 232.
30
Caso Gelman vs. Uruguay, sentencia de fecha 1 de septiembre de 2011, serie C No 233.
31
Sentencia de Fondo y Reparaciones en el Caso Gelman versus Uruguay, de 24 de febrero de 2011, párrafos 193 y
194.
32
Sentencia de Fondo y Reparaciones en el Caso Gelman versus Uruguay, de 24 de febrero de 2011, párrafos
33
Sentencia caso Atala Riffo vs. Chile, de 24 de febrero de 2012, serie C No 239, párrafos 281-282.
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De manera general, es necesario entonces afirma que desde septiembre de 2006 a 2022, la Corte ha
mencionado al control de convencionalidad en sus sentencias. No obstante, no le ha reconocido la misma
naturaleza, encontrando algunos casos en que se trata de un control de compatibilidad entre normas y en
otros de aplicación de las normas internacionales en los casos concretos.
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34
La primera sentencia fue en el caso del secuestro de Miguel Ángel Sandoval Rodríguez, en que la Corte Suprema
falló un Recurso de Casación el 17 de noviembre de 2004, en autos Rol 2182-98 de la Corte de Apelaciones de
Santiago en sentencia dictada por el Ministro del Fuero don Alejandro Solís Muñoz.
35
Caso secuestro calificado perpetrado el año 1974 en la ciudad de Talcahuano en la persona de Rudy Cárcamo Ruiz,
sentencia Corte Suprema de Chile, Recurso de Casación en el Fondo, Rol No 288-12 (24 de mayo de 2012),
considerando 33 y sentencia de reemplazo, considerando 8.
36
Claudio Grossman, “The Inter-American System of Human Rights: Challenges for the Future” (Fall 2008). Indiana Law
Journal, Vol. 83, p. 1267, 2008; American University, WCL Research Paper No. 09-14.
37
Principales fallos en materia de derechos indígenas CIDH: Awas Tingni v/ Nicaragua (2001); Masacre de Plan de
Sánchez v/ Guatemala (2004); Yatama v/ Nicaragua (2005); Moiwana v/ Surinam (2005); Sawhoyamaxa v/ Paraguay
(2006); Yakye Axa v/ Paraguay (2006); Comunidad Indígena Xákmok Kásek v/ Paraguay (2010).
38
Fundamentación del Recurso de Protección en causa Millaray Virginia Huichalaf Pradines y otros contra Juan
Heriberto Ortiz, , CA de Valdivia, Rol 501-2011, sentencia de fecha 4 de mayo de 2012.
39
Tanto el Convenio 169 de la OIT como el Convenio sobre Diversidad Biológica son tratados internacionales
ratificados y actualmente vigentes en Chile como fuente directa del ordenamiento constitucional.
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considerando décimo cuarto de la sentencia la Corte indica “la existencia de una estrecha relación con sus
tierras tradicionales y recursos naturales, no solo por ser su principal medio de subsistencia, sino además,
porque constituyen un elemento integrante de su cosmovisión, religiosidad y por ende su identidad
cultural”.
La Corte acoge el recurso de protección, por considerar vulnerado la libertad de credo y la manifestación de
todas las creencias como norma de nuestro catálogo interno, a la luz del Convenio 169 de la OIT que
“considera elemental respetar la cosmovisión de los pueblos indígenas, que incluye su forma de manifestar
su religiosidad” (considerando décimo quinto), ordenándole al recurrido, cesar en la tala ilegal de árboles y
permitir el paso de los recurrentes para la celebración de sus rogativas de Lepun y Nguillatun. Creemos que
la problemática que subyace es una colisión de derechos fundamentales que podría haber sido abordada
metodológicamente de mejor manera mediante un análisis de proporcionalidad.40
Contreras, Pablo y García, Gonzalo, “Estudios sobre control de convencionalidad”, Monografías, Ediciones
DER, Santiago, 2020
Nogueira, Humberto y Aguilar, Gonzalo (Coordinadores); “Control de convencionalidad, corpus iuris y ius
commune interamericano”, Editorial Triángulo, Santiago, 2017.
40
Ver Amaya Alvez Marin, Anuario de Derecho Público 2012 Universidad Diego Portales, EL POST-NATAL PARENTAL CREADO
POR LA LEY20.545: ESCRUTINIO CONSTITUCIONAL A LA LIMITACIÓN DE LA GARANTÍA DE IGUALDAD (SANTIAGO: Ediciones Universidad
Diego Portales, ); “¿MADE IN MÉXICO? EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD ADOPTADO POR LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN ¿LA MIGRACIÓN DE UN MECANISMO CONSTITUCIONAL ?” Revista de la Facultad de Derecho de México (Enero – Junio
2010) Tomo LX, No 253; "EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD COMO MECANISMO DE ADJUDICACIÓN CONSTITUCIONAL, SU USO EN EL
DERECHO COMPARADO” en conjunto con Manuel Campos Diaz en el libro “Estado de Derecho y Derechos Fundamentales
de los Ciudadanos: Las convenciones Europea y Americana sobre los Derechos Humanos”; European Public Law Series,
Volumen XCIII, (Londres: Esperia Publications Ltd, 2009); Páginas 319-330.
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Los derechos no son nada sin un adecuado sistema de garantía. En otras palabras, no se obtiene nada con
discutir sobre el fundamento de los derechos humanos, su contenido u otras cuestiones doctrinarias, si no
es posible, frente a una vulneración o frente a una intervención indebida y no justificada ni proporcional,
que el afectado disponga de medios o recursos (en un sentido amplio del término) para lograr el
restablecimiento del imperio del derecho vulnerado o el cese de la intervención injustificada y una
adecuada reparación. Como se indicó, el problema teórico de los derechos humanos es el de su
fundamentación, pero el problema real es el de su protección.
Ahora bien, la forma en que se protejan los derechos humanos pasa necesariamente por el análisis de
varias condicionantes que deben ser tenidas adecuadamente en cuenta antes de entrar a juzgar un
determinado sistema de protección. En efecto, condicionantes de tipo histórico, político, económico,
cultural y hasta religioso, pueden ser decisivas a la hora de establecer un sistema de garantías. Así por
ejemplo, todo el sistema de protección articulado a partir de la creación de la Organización de Naciones
Unidas en 1945, responde a un momento histórico determinante y decisivo para la humanidad: el término
de la segunda guerra mundial. Por otra parte y con especial relevancia en los planos internos, si existe una
dictadura claramente no encontraremos, normalmente, adecuados sistemas de protección. En otro plano,
si aún existiendo un régimen democrático de gobierno, el Estado no cuenta con un cierto nivel de recursos
económicos, no será factible pensar en garantías adecuadas para los derechos de prestación pues buscará
en esa falta de recursos la argumentación que justifique la falta de garantía a tales derechos.
Con todo, el establecimiento de garantías es un tema de especial relevancia en los sistemas políticos
contemporáneos y también lo es para la sociedad internacional. Por lo anterior es que el estudio de las
garantías es relevante y se puede realizar distinguiendo entre las garantías nacionales y las internacionales.
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En materia de garantías, los textos constitucionales han transitado tras la época de postguerra desde ser
sólo los ordenadores del ejercicio del poder y las atribuciones de los órganos, a ser también quienes
consagran los derechos fundamentales a través de especies de catálogos de derechos, estableciendo como
mandato a los poderes públicos el respeto a los valores sobre los que ellos descansan, unido a mecanismos
de garantía.
En relación con las garantías a los derechos, siguiendo a Humberto Nogueira para fines didácticos41, se
distinguirán las garantías genéricas de las garantías específicas, dando así un carácter y sentido amplio al
término garantía, entendiéndola como todos los mecanismos de protección de los derechos.
Están constituidas por los principios que definen el orden constitucional democrático y que logran con su
existencia mantener una vida integral de los derechos, tales como la consagración de regímenes
democráticos (artículo 4º. CP 1980) y el respeto de los elementos que configuran el estado de derecho,
como la supremacía constitucional, el principio de vinculación directa de la Constitución, el principio de
legalidad, el principio de la distribución de funciones entre los órganos del estado, el principio de control de
constitucionalidad de las leyes y de los actos de la administración, el principio de responsabilidad de los
gobernantes y órganos del Estado (artículos 6º. y 7º. CP 1980) y los principios de probidad y publicidad de
los actos y resoluciones de los órganos del estado (artículo 8º CP 1980).
En Chile existe un sistema presidencial, que algunos han dado en calificar de reforzado por las excesivas
facultades con que cuenta el Ejecutivo en algunas materias. Frente a este sistema, el Parlamento chileno
ejerce varias de sus clásicas funciones y entre ellas la de control o fiscalización de la administración, a través
de ciertas competencias, algunas de las cuales son ejercidas en forma exclusiva por la Cámara de Diputados
y otras en forma exclusiva por el Senado.
Entre estas facultades de control se encuentra, por ejemplo, la solicitud de informes a órganos del
Gobierno, el debate sobre el accionar gubernamental en la llamada “hora de incidentes”, la creación de
comisiones investigadoras, la aprobación de los tratados internacionales.
En esta misma óptica se puede considerar que una garantía útil para proteger los derechos fundamentales
es la existencia posible de comisiones investigadoras ya que a través de ellas es posible analizar situaciones
de clara vulnerabilidad de derechos que pueden afectar a las personas.
a. Garantías normativas, son las que se refieren al principio de legalidad en sentido amplio, “concentrando
su significado en los derechos fundamentales, regulando su desarrollo y aplicación, como su reforma”43.
41
NOGUEIRA ALCALA, HUMBERTO; Dogmática constitucional, Editorial Universidad de Talca, Talca, 1997, p. 158.
42
NOGUEIRA, Dogmática(cit.), p. 159.
43
NOGUEIRA, Dogmática(cit.), p. 159.
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Son el principio de reserva legal; el respeto al contenido esencial de los derechos; la vinculación de los
poderes constituidos por los derechos fundamentales; la limitación del legislador delegado; los quórums
calificados de ley y de reforma constitucional en materia de derechos fundamentales.
En el sistema constitucional chileno se recogen ellas a través fundamentalmente del principio de reserva
legal (artículos 6º, 32 No.6, 63, 64, CP 1980) y el respeto al contenido esencial de los derechos (artículo 19,
Nº 26 CP 1980).
En cuanto a la primera, esto es el principio de reserva legal, el constituyente chileno sigue en esta parte en
su esencia el modelo francés. Esto es, existe un dominio o reserva legal máxima, ya que el legislador sólo
puede actuar respecto de las materias que específicamente se señalan, las cuales se establecen en el
artículo 63 de la Constitución y se consagra la llamada potestad reglamentaria del Presidente de la
República en el artículo 32 Nº 6.
Ahora bien, a través de dos normas constitucionales se establece este principio de reserva legal en materia
de derechos fundamentales. En primer lugar el propio artículo 63 en su número 20 que indica que “Sólo
son materias de ley: Toda otra norma de carácter general y obligatoria que estatuya las bases esenciales de
un ordenamiento jurídico” y el artículo 19 en su número 26 que señala que se garantiza a todas las personas
“La seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las
garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los
derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio”.
Este artículo entonces consagra una segunda garantía normativa, el respeto al contenido esencial de los
derechos que supone que el legislador tiene la obligación de respetar el núcleo objetivo intrínseco de cada
derecho. En una sentencia de 1987 el Tribunal Constitucional ha dicho que “La esencia del derecho
debemos conceptuarla desde el punto de vista del ordenamiento positivo y dentro de este ámbito precisar
el alcance de la norma constitucional en los términos más sencillos….Desde esta perspectiva, debemos
entender que un derecho es afectado en su “esencia” cuando se le prive de aquello que es consustancial,
de manera tal que deja de ser reconocible y que se impide “el libre ejercicio” en aquellos casos en que el
legislador lo somete a exigencias que lo hacen irrealizable, lo entraban más allá de los razonable o lo privan
de tutela jurídica”44.
En cuanto a la vinculación de los poderes constituidos por los derechos fundamentales; se trata de una
vinculación negativa para el legislador al no poder trasgredir la esencia de los derechos y una vinculación
positiva al tener que promover y respetar mediante la legislación el desarrollo de tales derechos. Surge de
la relación de los artículos 5°, inciso 2°, 6° y 19 N° 26.
La limitación del legislador delegado en tanto tiene que ver con la obligación del poder ejecutivo de no
afectar en nada los derechos y garantías constitucionales por medio de los decretos con fuerza de ley que
pueda dictar.
En cuanto a los quórums calificados de ley y de reforma constitucional en materia de derechos
fundamentales en tanto, hay que recordar que constitucionalmente se trata de garantías establecidas para
regular determinados derechos. Así, las leyes de quórum calificado son aquellas que requieren para su
aprobación, modificación o derogación, de la mayoría absoluta de diputados y senadores en ejercicio; las
leyes orgánicas constitucionales requieren para los mismos fines de las 4/7 partes de los diputados y
senadores en ejercicio, mientras que las leyes de reforma constitucional necesitan las 3/5 partes de los
diputados y senadores en ejercicio, aunque para ciertas materias se requieren los 2/3, existiendo además
diferencias entre ellas en cuanto al control preventivo que puede ejercer el Tribunal Constitucional.
En ellas se encuentra como principal, el control de constitucionalidad de las leyes, que protege todos los
preceptos constitucionales frente al legislador, es decir, no sólo los derechos fundamentales, y ya sea
frente a las leyes que intervengan ilegítimamente contra su contenido, sea contra las que descuiden el
deber estatal de protección de los derechos, en su más amplio sentido, mirando por el debido resguardo de
44
Tribunal Constitucional, Causa Rol N° 43, de 24 de febrero de 1987, considerandos 20 y 21.
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la supremacía constitucional. En relación a las primeras hay que estar atentos a cual es el contenido
esencial del derecho para establecer si se ha producido una intervención ilegítima o carente de
proporcionalidad. En cuanto a las segundas, es más difícil pero se puede controlar procesalmente a través
de un adecuado mecanismo o modelo de control de constitucionalidad.
En doctrina y derecho comparado, de una parte se encuentra el llamado “modelo concentrado”, en que el
principio de la supremacía constitucional se ve limitado a favor de un legislador que se supone
democrático. La declaración de constitucionalidad y sus efectos quedan entregados a un órgano específico,
normalmente el Tribunal Constitucional. Este modelo es seguido en buena parte de Europa, Bolivia, Costa
Rica, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Por la otra está el “modelo difuso” en que el principio de supremacía constitucional se exalta permitiendo
que todos los jueces puedan inaplicar las leyes que estimen inconstitucionales, aún cuando en principio su
decisión afecta sólo a las partes.
Este modelo tiene su origen en Estados Unidos y es el dominante en Iberoamérica, siendo adoptado por
Argentina, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana y
Venezuela.
En Chile ha existido una situación peculiar porque el control de constitucionalidad de las leyes se ejerció de
forma exclusiva y paralela tanto por la Corte Suprema como por el Tribunal Constitucional.
Actualmente, el control de constitucionalidad de las leyes es ejercido por el Tribunal Constitucional que
tiene a su cargo un control de forma y fondo. La Corte Suprema a su turno ejercía hasta el año 2005 un
control a posteriori sobre el fondo de la ley, a través de lo que se conoció como el “recurso de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad de las leyes”. Esa función de declarar un precepto inaplicable para
el caso concreto fue traspasada al Tribunal Constitucional que conforme al artículo 93 N° 6 tiene por ahora
por atribución “Resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto
legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria
a la Constitución” y juega en directa relación con aquella que le permite declarar luego la
inconstitucionalidad de ese mismo precepto declarado antes inaplicable, tal y como contempla el numeral
7 del mismo artículo 93: “Resolver por la mayoría de los cuatro quintos de sus integrantes en ejercicio, la
inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable en conformidad con lo dispuesto en el
numeral anterior”45.
En efecto en la Constitución chilena actualmente este control está radicado de manera concentrada en el
Tribunal Constitucional, órgano que a decir de alguna doctrina “…en democracia, ha adquirido una posición
central en el sistema de justicia constitucional de Chile, transformándose en el principal referente a la hora de
interpretar y aplicar la Constitución”46. Tras la reforma constitucional de la Ley N° 20.050, de 26 de agosto de
2005, el Tribunal Constitucional quedó con la atribución del control de constitucionalidad de las leyes vigentes,
generando de paso importantes impactos en lo que es la justicia constitucional desde esa fecha hasta hoy
fundamentalmente por la posibilidad que ahora tienen los particulares de acceder a esta sistema para el
resguardo de sus derechos fundamentales y porque por la vía del control concreto de las leyes se está
produciendo una verdadera reconfiguración del recurso de protección.
45
En el uso de estas atribuciones el Tribunal Constitucional ha emitido importantes pronunciamientos en el ámbito de
los derechos humanos, con impactos no sólo jurídicos sino también sociales y económicos. Ejemplo de ello es la
Sentencia Rol N° 1710, dictada el 6 de agosto de 2010 que declaró inconstitucional los numerales 1,2,3 y 4 del inciso
3° del artículo 38 de la Ley N° 18.933 (Ley de ISAPRES) cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado se encuentra
en el DFL N° 1 de 2005, del Ministerio de Salud, disposición que antes había sido declarada inaplicable por el mismo
órgano en las Sentencias Roles N° 976 (2008), 1298 (2009), 1273 (2010) y 1287 (2009), por ser en las dos primeras
contrario a los numerales 2°, 9° del artículo 19 y contrario a los numerales 2°, 9° y 18 del mismo caso en las dos
siguientes. La sentencia Rol N° 976 es de gran valor histórico además pues fue la primera vez que el Tribunal
Constitucional se pronunció respecto de derechos de contenido y naturaleza social.
46
NASH, CLAUDIO e IRARRÁZABAL, P.; “Justicia constitucional en Chile y protección de los derechos fundamentales”,
en Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales. Aportes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Uruguay y
Venezuela 2009, C. Nash y V. Bazán (Editores) Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de
Chile y Konrad-Adenauer Stiftung, Montevideo, 2010, p.56.
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En el marco de esta gran reforma se le atribuyó la antigua facultad de la Corte Suprema para declarar las
inaplicabilidades de un precepto legal cuya aplicación, en cualquier gestión que se siga ante un tribunal,
resulte contraria a la Constitución (art. 93 N°6). El Tribunal Constitucional conoce de esta materia a petición
del juez o de las personas que sean parte en el juicio pendiente. En directa relación con esto, se le otorgó la
facultad de resolver la inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable con anterioridad,
declaración que puede hacer de oficio o por medio de una acción pública para pedir dicho pronunciamiento
y que produce la derogación de la ley, por lo que se exige un quórum de cuatro quintos de sus integrantes
(art. 93 N° 7).
En lo que toca a los tratados internacionales, en el ámbito de la reforma de 2005 y las atribuciones del
Tribunal se establece que le corresponde ejercer el control de constitucionalidad de las normas de un
tratado que versen sobre materias propias de leyes orgánicas constitucionales, antes de su promulgación
(art. 93 N° 1) y resolver sobre las cuestiones de constitucionalidad que se susciten durante la tramitación de
los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados sometidos a la aprobación del Congreso
(art. 93 N° 3).
En resumen, conforme las actuales disposiciones constitucionales, el Tribunal Constitucional tiene un
control preventivo que es obligatorio cuando el tratado contiene normas propias de ley orgánica
constitucional, y facultativo cuando el Presidente o las Cámaras, según lo que indica el artículo 93, formulen
un requerimiento antes de la aprobación del tratado.
En cuanto al control represivo este ya no es un tema tan pacífico al entenderse hoy claramente que
“precepto legal” y “tratado” son normas diferentes, dando lugar a una sentencia emblemática del propio
Tribunal Constitucional de 25 de agosto de 2009, en causa Rol N° 1288 pronunciándose sobre la
constitucionalidad de su propia ley orgánica47.
También en este grupo de garantías de control y fiscalización se encuentran las que son estrictamente de
fiscalización como las Comisiones investigadoras de la Cámara de Diputados y la fiscalización de los actos
del gobierno (artículo 52, Nº 1 CP 1980); la acusación constitucional por grave vulneración de la
Constitución y de sus preceptos sobre derechos fundamentales o por notable abandono de deberes
constitucionales, en materia de derechos esenciales (artículo 52, Nº 2 CP 1980); el control de la legalidad de
los actos de la Administración que lleva adelante la Contraloría General de la República (artículos 98 y 99 CP
1980) y también sería posible incluir en este tipo de garantía la fiscalización que está llamada a ejercer el
Consejo para la Transparencia48 sobre el cumplimiento de las normas sobre transparencia y publicidad de la
información de los órganos de la Administración del Estado, en virtud de la reciente Ley 20.285 de 2008,
conocida como “Ley de Transparencia” en el marco del reconocimiento del derecho al acceso a la
información pública directamente relacionado con el ejercicio de la libertad de expresión y otros derechos.
d. Garantías institucionales, referidas a ciertos factores o elementos dados por la Constitución y que
cumplen una función ordenadora del Estado y la Sociedad, no siendo una garantía exigible sólo frente a las
leyes en un sentido formal sino frente a cualquier tipo de acto que tenga carácter normativo. Dice el
profesor Nogueira “Se identifican las garantías institucionales por la dirección de la protección, la
intensidad de la protección y la dimensión temporal de la protección”
“La dirección de la protección plantea que la protección de la garantía institucional no sólo es exigible frente
a las leyes en un sentido formal, sino frente a cualquier tipo de acto normativo”
47
El fallo y sus consideraciones ha sido tratado en: TRONCOSO, CLAUDIO; “Control de constitucionalidad de los
tratados. Análisis y comentarios del fallo del Tribunal Constitucional del 25 de agosto de 2009”, en Anuario de
Derechos Humanos, Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, 2010.
48
Veáse http://www.consejotransparencia.cl/prontus_consejo/site/edic/base/port/inicio.html
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De lo que se trata, dicho en otras palabras, es garantizar los rasgos que marcan y definen ciertas
instituciones de forma esencial de modo que legalmente sólo puedan modificarse aquellos rasgos
exteriores que no pondrían en riesgo su naturaleza como institución importante dentro de la sociedad.
e. Garantías jurisdiccionales. Dentro de este último grupo, existen aquellas que aplican los tribunales
ordinarios y que son más bien generales respecto de todos los derechos establecidos como fundamentales,
como el recurso de amparo o tutela, llamado de protección en el derecho chileno (artículo 20 CP 1980); y
aquellos más específicos como el de amparo o habeas corpus en Chile (artículo 21 CP 1980); el recurso de
reclamación de nacionalidad (artículo 12 CP 1980) y la acción de indemnización por error judicial (artículo
19 No. 7, letra i) CP 1980) o, para dar un ejemplo del derecho comparado, el recurso que establece la Ley
Orgánica que en España protege el derecho de reunión y manifestación.
El más relevante por su impacto práctico es el recurso de protección reglado en el Capítulo III, "De los
derechos y deberes constitucionales", artículo 20, y que equivale, en términos generales, a la acción de
amparo en el derecho comparado mayoritario. A este hay que agregar desde 2012 la acción contra la
discriminación creada a partir de la Ley N° 20.609 y que es en todo caso una acción de tutela legal – no
constitucional - al igual que la acción de tutela laboral del derecho del trabajo.
Lectura complementaria:
Felipe, Paredes, “Garantías jurisdiccionales de los derechos fundamentales”, Capítulo XII en Manual sobre
Derechos fundamentales, Teoría General, Pablo Contreras y Constanza Salgado (Editores) Editorial LOM,
2017
Esta verdadera acción judicial tiene por objeto la protección de la mayoría de los derechos consagrados en
el artículo 19 del mismo capítulo constitucional, a través del restablecimiento del imperio del derecho
cuando corresponda y el otorgamiento de una adecuada protección al afectado.
Dice el artículo 20 que “El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el artículo 19,
números 1°, 2°, 3° inciso cuarto, 4°, 5°, 6°, 9° inciso final, 11°, 12°, 13°, 15°, 16° en lo relativo a la libertad de
trabajo y al derecho a su libre elección y libre contratación, y a lo establecido en el inciso cuarto, 19°, 21°,
22°, 23°, 24°, y 25°, podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre, a la Corte de Apelaciones respectiva,
la que adoptará de inmediato las medidas que juzgue necesarias para restablecer el imperio del derecho y
asegurar la debida protección del afectado, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante
la autoridad o los tribunales correspondientes
Procederá también, el recurso de protección en el caso del N° 8° del artículo 19, cuando el derecho a vivir en
un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto u omisión ilegal imputable a una
autoridad o persona determinada”.
49
NOGUEIRA, Dogmática(cit.), p. 195.
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Se trata de una acción de carácter informal, que da origen a un procedimiento de carácter unilateral (toda
vez que la relación no se produce entre el recurrente y el infractor u ofensor, sino entre cada uno de ellos
sólo con el tribunal) que puede ser interpuesta por cualquier persona, sea natural o jurídica o incluso por
grupos sin personalidad jurídica, personalmente o por cualquiera a su nombre, incluso sin mandato judicial.
Debe interponerse dentro del plazo fatal de 30 días corridos ante la Corte de Apelaciones en cuya
jurisdicción se hubiere cometido el acto o la omisión arbitraria o ilegal que provoca la privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de un derecho.
El procedimiento es regulado complementariamente por los Autoacordados que sobre la materia ha
dictado la Corte Suprema chilena y que existen en la práctica varios problemas procesales derivados de
algunas imprecisiones de los textos.
En términos abreviados el procedimiento es el siguiente: interpuesto el recurso el tribunal analiza en
cuenta si ha sido interpuesto en tiempo y si se mencionan hechos que puedan constituir una vulneración de
garantías de las indicadas en el artículo 20 de la CP.
Si la presentación es extemporánea o no se señalan hechos que puedan constituir vulneración de garantías,
lo declara inadmisible por resolución fundada, la que sólo es susceptible de recurso de reposición ante el
mismo tribunal, dentro de tercero día.
Acogido a tramitación el recurso se piden informes y antecedentes al ofensor, fijándole un plazo breve y
perentorio para emitir el informe.
Llegados este informe o incluso sin el mismo, el tribunal ordena traer los autos en relación y puede
decretar orden de no innovar y todas las diligencias que estime necesarias, para luego dictar sentencia para
lo cual tiene plazos variables según el derecho de que se trate, sentencia que es apelable ante la Corte
Suprema.
Este tipo de protección jurisdiccional constituye lo que el autor Prieto Sanchís llama " modelo represivo", en
que se otorga amplia libertad a los ciudadanos pero, en el marco de un estado de derecho, se establece un
adecuado sistema de sanciones para las trasgresiones, sanciones que se establecerán en base a un
procedimiento adecuado (lo que en doctrina jurídica se llama debido proceso).
En agosto de 2015 la Excelentísima Corte Suprema dictó un nuevo auto acordado para la tramitación del
recurso.
Disponible en:
http://www.pjud.cl/documents/396729/0/NUEVO+AUTOACORDADO+PROTECCION+SUPREMA.pdf/b116ce
95-f724-46f0-a356-3e12f8be2766
En marzo de 2005, bajo el gobierno de Ricardo Lagos, ingresó el Proyecto de Ley que establece medidas
contra la discriminación50, el cual por años no fue materia de gran debate, no obstante lo cual en 2011 fue
reactivado con fuerza en el trabajo parlamentario, conociéndose popularmente como “ley contra la
discriminación” y produciéndose una mediática discusión sobre la inclusión de la identidad de género en el
proyecto, entre otros aspectos, logrando un esperado avance el 8 de noviembre de 2011 en que se aprobó
la inclusión de esta categoría, avanzando así en su tramitación parlamentaria, con un informe poco
favorable de la Corte Suprema, emitido al Senado en julio de 2011, estimando que el derecho a la no
50
Información sobre la historia de este proyecto se puede conocer a través del Boletín 3815-07 del Senado. Disponible
en: http://www.senado.cl
24
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La condena a Chile por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Atala Riffo y
niñas en febrero de 2012 y la muerte del joven Daniel Zamudio a consecuencia de los golpes recibidos
como parte de un ataque motivado por su orientación sexual, pusieron en la opinión pública el tema de la
discriminación en Chile y aceleraron el proceso de tramitación, que concluyó con la publicación de la Ley N°
20.609, que establece medidas contra la discriminación, en el Diario Oficial del 24 de julio de 2012. La Ley
21.438 (DO 7 mayo 2022) en su artículo único agregó el siguiente inciso tercero en el artículo 1 de la ley N°
20.609, que Establece Medidas Contra la Discriminación: "Declárase el 1 de marzo de cada año como el Día
de la Inclusión Social y la No Discriminación."
Como indica el artículo 1°, la ley “tiene por objetivo fundamental instaurar un mecanismo judicial que
permita restablecer eficazmente el imperio del derecho toda vez que se cometa un acto de discriminación
arbitraria”.
El artículo 2° para este fin se encarga en su inciso 1° de dar una definición de discriminación arbitraria, que
incluye un amplio catálogo de categorías sospechosas. “Para los efectos de esta ley, se entiende por
discriminación arbitraria toda distinción, exclusión o restricción que carezca de justificación razonable,
efectuada por agentes del Estado o particulares, y que cause privación, perturbación o amenaza en el
ejercicio legítimo de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política de la República o
en los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren vigentes,
en particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la nacionalidad, la situación
socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión política, la religión o creencia, la sindicación o
participación en organizaciones gremiales o la falta de ellas, el sexo, la orientación sexual, la identidad de
género, el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o discapacidad ”. Es
relevante precisar que para establecer qué se entiende por discriminación primero aporta la ley un criterio
general “toda distinción, exclusión o restricción que carezca de justificación razonable” para luego
establecer el listado de “categorías sospechosas”. Es importante indicar que la discriminación arbitraria
puede haber sido efectuada por agentes del estado o por particulares, con lo cual se presume entonces el
efecto horizontal de la garantía de igualdad y no discriminación.
En los incisos 2° y 3° del mismo artículo 2° se establece una cláusula de limitación general al indicarse que
pueden producirse colisiones con otras garantías del catálogo de derechos, con una referencia imprecisa al
ejercicio legitimo de otros derechos y una especial referencia a algunos numerales del artículo 19 de la
Constitución. “Las categorías a que se refiere el inciso anterior no podrán invocarse, en ningún caso, para
justificar, validar o exculpar situaciones o conductas contrarias a las leyes o al orden público. Se
considerarán razonables las distinciones, exclusiones o restricciones que, no obstante fundarse en alguno de
los criterios mencionados en el inciso primero, se encuentren justificadas en el ejercicio legítimo de otro
derecho fundamental, en especial los referidos en los números 4°, 6º, 11º, 12º, 15°, 16º y 21º del artículo 19
de la Constitución Política de la República, o en otra causa constitucionalmente legítima”.
Para los organismos del estado se establece una importante obligación que fue motivo de varias de las
discusiones en los días previos a la aprobación. El inciso 2° del artículo 1° señala en este sentido que cada
uno de los órganos de la Administración del Estado, dentro del ámbito de su competencia, elaborar e
implementar las políticas destinadas a garantizar a toda persona, sin discriminación arbitraria, el goce y
ejercicio de sus derechos y libertades reconocidos por la Constitución Política de la República, las leyes y los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.
En cuanto al procedimiento judicial para el ejercicio de la acción, está regulado en el Título II, en los
artículos 3° al 14.
Como sujetos activos de la acción de no discriminación arbitraria se considera a toda persona lesionada en
su derecho, por si misma o por cualquiera a su nombre.
El plazo de interposición es de noventa días corridos contados desde la ocurrencia de la acción u omisión
discriminatoria, o desde que se tuvo conocimiento de ella, no pudiendo en ningún caso ser deducida luego
de un año de acontecida la acción u omisión de que se trate.
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En cuanto a las formalidades de interposición, debe presentarse por escrito, pudiendo en casos urgentes
hacerse verbalmente, levantándose acta en la secretaría del tribunal.
El juez competente es el Juez de letras del domicilio del afectado o el del domicilio del responsable de la
acción u omisión.
El artículo 6° establece que no se admitirá a tramitación la acción de no discriminación en los casos
siguientes:
a) Cuando se ha recurrido de protección o de amparo, siempre que tales acciones hayan sido
declaradas admisibles, aun cuando el recurrente se haya desistido. Tampoco se admitirá cuando se haya
requerido tutela en los términos de los artículos 485 y siguientes del Código del Trabajo (se trata entonces
de una acción incompatible con protección y tutela laboral)
b) Cuando se impugnen los contenidos de leyes vigentes.
c) Cuando se objeten sentencias emanadas de los tribunales creados por la Constitución o la ley.
d) Cuando carezca de fundamento. El juez deberá decretarla por resolución fundada.
e) Cuando la acción haya sido deducida fuera de plazo.
Si la situación a que se refiere la letra a) se produce después de que haya sido admitida a
tramitación la acción de no discriminación arbitraria, el proceso iniciado mediante esta última acción
terminará por ese solo hecho.
El Procedimiento establecido es el que corresponde al juicio sumario, conforme al artículo 9°, con un
llamado obligatorio a conciliación si asisten todas las partes a la audiencia, la que se realizará luego de
requerir los informes a que se refiere el artículo 8°.
En cuanto a la prueba, indica el artículo 10 que se admiten todos los medios de prueba obtenidos por
medios lícitos que se hubieren ofrecido oportunamente y que sean aptos para producir fe. En cuanto a los
testigos, cada parte podrá presentar un máximo de dos de ellos por cada punto de prueba. No habrá
testigos ni peritos inhábiles, lo que no obsta al derecho de cada parte de exponer las razones por las que, a
su juicio, la respectiva declaración no debe merecer fe. La prueba se aprecia conforme a las reglas de la
sana crítica.
La sentencia debe dictarse en el plazo de 15 días hábiles desde que la causa queda en estado de ser fallada.
En la sentencia se declarará si existió o no discriminación arbitraria y, en el primer caso, dejará sin efecto el
acto discriminatorio, dispondrá que no sea reiterado u ordenará que se realice el acto omitido, fijando, en
el último caso, un plazo perentorio prudencial para cumplir con lo dispuesto. Podrá también adoptar las
demás providencias que juzgue necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida
protección del afectado.
Si se declara que hubo discriminación arbitraria, el tribunal aplicará, además, una multa de cinco a
cincuenta unidades tributarias mensuales, a beneficio fiscal, a las personas directamente responsables del
acto u omisión discriminatorio.
Si la sentencia estableciere que la denuncia carece de todo fundamento, el tribunal aplicará al recurrente
una multa de dos a veinte unidades tributarias mensuales, a beneficio fiscal.
Interpuesta la apelación, el tribunal elevará los autos el día hábil siguiente y la Corte de Apelaciones
agregará extraordinariamente la causa a la tabla, dándole preferencia para su vista y fallo. Deberá oír los
alegatos de las partes, si éstas los ofrecen por escrito hasta el día previo al de la vista de la causa, y
resolverá el recurso dentro de los cinco días hábiles siguientes a aquel en que quede en estado de fallo51.
51
Durante la tramitación de la ley se presentó un requerimiento de constitucionalidad resuelto en la Sentencia del
Tribunal Constitucional ROL 2160 de fecha 19 de enero de 2012. Se trató de un requerimiento de constitucionalidad
con base en el artículo 93 No 3 de la Constitución, presentado por un grupo de Diputados respecto del Art. 2º del
Proyecto de ley contenido en el Boletín 3815-07. El Tribunal Constitucional rechazó la admisibilidad basado en
aspectos formales, indicando que no se había dado cumplimiento al requerimiento de contener una “exposición clara
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de los hechos y de los fundamentos de derecho que le sirven de apoyo”.
27
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52
Naciones Unidas, Manual sobre la creación y el fortalecimiento de instituciones nacionales para la promoción y
protección de los derechos humanos, Serie de Capacitación Profesional No. 4, 1995, párrafo 39.
53
Los Principios de París, entendidos en general como los estándares internacionales en la materia, han venido siendo
criticados en los últimos años. Como ha apuntado el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales,
según Peagram, “los Principios de París representan un proceso de elaboración que fue dominado por instituciones
nacionales de derechos humanos de países liberales de Occidente cuyos intereses en establecer ciertos estándares
estaban configurados de acuerdo a su propia imagen”. Thomas Peagram, Diffusion of Defensorías del Pueblo across
political systems in Latin America, borrador, abril de 2010. Para otros, una revisión de los Principios de París podría
crear conflictos que desperdiciarían los logros graduales que se han obtenido. Por ello, se recomienda centrarse
primero en la consolidación de la autonomía de las INDH antes que en el diseño de un único modelo de
institucionalidad. Emmanuel Decaux, “Evolution and Perspectives for National Institutions for the Promotion and
Protection of Human Rights: Their Contribution to the Prevention of Human Rights Violations”, en L.A. Sicilianos, ed.,
The Prevention of Human Rights Violations, Kluwer Law International, 2001, p. 236. Véase Informe Anual de Derechos
Humanos, Universidad Diego Portales, año 2010.
54
Citado por RAMIREZ NECOCHEA, MARIO; Temas para un Derecho de la Humanidad; Editorial Aletia Libros, Santiago,
Chile, p.132.
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Se ocupa de quejas específicas del público contra las injusticias y los errores administrativos; y tiene el
poder de investigar, criticar y dar a la publicidad las acciones administrativas, pero no el de revocarlas".
En Chile no se ha creado aún esta figura del Ombudsman, si bien la idea de instituirlo surgió en el año 1985
y se ha mantenido vigente como una demanda social, enviándose en 1991 el primer proyecto al Congreso
Nacional.
En el camino hacia su posible instauración se ha creado en 1985 desde la sociedad civil el llamado Capítulo
Chileno del Ombudsman55 que es una organización sin fines de lucro, que se autodefine como pluralista e
independiente y que persigue la instalación de esta figura en el régimen político chileno. Su creación
obedece a una época particularmente difícil de Chile en que el Grupo de Estudios Constitucionales
conocido también como Grupo de los 24 se preocupó de las normas mediante las cuales se produciría el
tránsito desde el régimen militar a uno democrático y en el cual se consideró indispensable incluir este
mecanismo de garantía de los derechos.
No obstante, los esfuerzos de este grupo de destacados profesionales del país (en cuya base de formación
priman los profesionales abogados aunque existe una tendencia a la integración también por otros
profesionales e interesados, principalmente de las áreas humanistas) no se han logrado todavía todos los
acuerdos necesarios en los niveles políticos para la aprobación definitiva de un proyecto de ley que lo
establezca en Chile.
En el año 1991 el entonces Presidente de la República, Patricio Aylwin Azocar envió un proyecto de ley para
la creación del “Defensor del Pueblo”, proyecto que no prosperó en el Congreso Nacional56. Años más
tarde, su sucesor, Eduardo Frei RuizTagle intentaría la creación del “Defensor Nacional del Usuario” que
correría la misma mala suerte.
En septiembre del año 2000 el Presidente Ricardo Lagos Escobar envió un nuevo proyecto al que en abril de
2002, un grupo de senadores introdujo algunas indicaciones y que en términos generales lo concebía como
un organismo autónomo, con personalidad jurídica de derecho público y patrimonio propio, que deberá
velar por la defensa y promoción de los derechos e intereses de las personas ante actos u omisiones de los
órganos que integran la Administración del Estado; promover los derechos consagrados en la Constitución;
asumir la defensa de aquellos que tengan una relevancia colectiva e incoar acciones judiciales. El Defensor
del Ciudadano se concibe en este proyecto como de designación del Presidente de la República, con el
acuerdo de la Cámara de Diputados, adoptado por mayoría de sus miembros. Su organización, atribuciones
específicas y competencias se deja entregado a una ley orgánica constitucional. Sobre este proyecto hay
que decir que no tuvo tampoco acogida en el Congreso y fue también archivado57.
En este marco de proyectos fallidos, en julio de 2001 se creó por Decreto Supremo la llamada “Comisión
Asesora Presidencial para la Protección de los Derechos de las Personas”, también conocida como
“Comisión Defensora Ciudadana”, de la cual forma parte un representante del Capítulo Chileno del
Ombudsman y que es parte del llamado Proyecto de Reforma y Modernización del Estado, impulsado por el
gobierno de la época, que buscó satisfacer en parte los requerimientos ciudadanos por los actos lesivos de
la administración, pero cuya función principal vino a ser “preparar el camino” para la instalación en Chile
del Defensor del Pueblo.
Asimismo, se han creado algunas defensorías de carácter comunal que han tenido por objetivo velar por el
cumplimiento de los derechos de las personas, la adecuada prestación de los servicios públicos y la
promoción de los derechos humanos en la respectiva comuna. Tal es el caso de en Coquimbo, Lo Espejo,
Maipú y Rancagua. La primera fue en Lo Espejo, creada en 2002 por medio de una Ordenanza Municipal.
Tras años sin que la idea y algún proyecto recibiera gran atención, en diciembre de 2008 ingresó por la
Presidenta Michelle Bachelet un proyecto de reforma constitucional para crear la defensoría de las
personas, indicando en el Mensaje que “Tal como se ha venido planteando desde 1991, es necesario contar
con un órgano que se erija como una garantía institucional de los derechos de las personas frente a la
administración del Estado, en particular a las prestaciones que ésta debe realizar a las personas con el
55
Véase http://www.ombudsman.cl/
56
Véase estado de tramitación y archivo correspondiente al Boletín 333-07, disponible en la página oficial de la
Cámara de Diputados:http://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=2477&prmBL=333-07
57
Véase estado de tramitación y archivo correspondiente al Boletín 2605-07, disponible en la página oficial de la
Cámara de Diputados: http://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=1519&prmBL=2605-07
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objeto de satisfacer sus necesidades públicas. Dicha necesidad también se extiende a las personas jurídicas
particulares que presentan o ejercen servicios de utilidad pública” 58. En la idea original presentada, se trató
de un proyecto que lo concibe como un organismo autónomo, con personalidad jurídica de derecho público
y patrimonio propio, cuyas finalidades u objetivos serán esencialmente la promoción, protección y defensa
de los derechos y garantías asegurados en la Constitución, en los tratados internacionales suscritos y
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes y en las leyes, ante los actos u omisiones de los órganos
de la administración del Estado y de personas jurídicas de derecho privado que tengan alguna concesión del
estado u operen previa licitación, que ejerzan actividades de servicio o utilidad pública. Ese proyecto
concibe al Defensor de las Personas como designado por la Cámara de Diputados, por acuerdo de los 3/5
de sus miembros en ejercicio, tener a lo menos diez años de título de abogado o abogada y poseer las
demás calidades necesarias para ser ciudadano con derecho a sufragio. Durará cinco años en su cargo,
pudiendo ser reelegido por una vez para un nuevo período y cesará en el cargo al cumplir 75 años de edad,
no pudiendo optar a cargos de elección popular sino después de transcurridos 2 años desde que ha cesado
en el ejercicio de su cargo59.
En materia de defensorías especializadas, fue creada en 2017 la “Defensoría de los derechos de la niñez”
que busca cumplir recomendaciones internacionales y que se inserta en la reforma de infancia que se viene
impulsando desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet y el Consejo Nacional de Infancia. En enero de
2018 fue publicada la Ley N° 21.067 que lo crea, y durante marzo y abril se desarrolló el proceso de
selección de quien sería electo por el Senado como el primer (a) Defensor (a), decisión que favoreció a la
abogada y ex Fiscal Patricia Muñoz, quien asumió el 29 de abril de 201860.
58
Mensaje de S.E. el Presidente de la República con el que se inicia un Proyecto de reforma constitucional que crea la
Defensoría de las personas. Santiago, diciembre 1º de 2008. MENSAJE Nº 1148-356. Disponible en:
http://www.camara.cl/pley/pdfpley.aspx?prmID=6428&prmTIPO=INICIATIVA
59
Véase estado de tramitación correspondiente al Boletín 6232-07, disponible en la página oficial de la Cámara de
Diputados: http://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=6630&prmBL=6232-07
60
Ver https://www.defensorianinez.cl/
61
Inaugurado el 11 de enero del año 2010, el Museo de la Memoria de los Derechos Humanos se define como “un
espacio destinado a dar visibilidad a las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile entre
1973 y 1990; a dignificar a las víctimas y a sus familias; y a estimular la reflexión y el debate sobre la importancia del
respeto y la tolerancia, para que estos hechos nunca más se repitan”. Su origen se encuentra en las recomendaciones
de la Comisión de Verdad y Reconciliación, Informe Rettig, en las políticas de apoyo a la construcción de memoriales
del presidente Ricardo Lagos (“No hay mañana sin ayer”) y en la decisión de la presidenta Michelle Bachelet de dar
respuesta a las demandas de las organizaciones de familiares y de organismos de defensa de los derechos humanos
cuyos archivos fueron declarados “Memoria del Mundo” por la UNESCO . Dentro de sus objetivos se destaca: 1.-
Impulsar la educación y la cultura. Según se señala “a través de objetos, documentos y archivos en diferentes soportes
y formatos, y una innovadora propuesta visual y sonora, es posible conocer parte de esta historia: el golpe de Estado,
la represión de los años posteriores, la resistencia, el exilio, la solidaridad internacional y la defensa de los derechos
humanos”. 2.- Reconstruir la memoria. “El patrimonio de sus archivos contempla testimonios orales y escritos,
documentos jurídicos, cartas, relatos, producción literaria, material de prensa escrita, audiovisual y radial,
largometrajes, material histórico, fotografías documentales”. Como sostiene la profesora del Instituto de Ciencia
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Según el Informe Rettig y otros informes emanados de organizaciones internacionales, conforme las causas
que se han ido ventilando en tribunales chilenos en los últimos años, son muchos los derechos humanos
que fueron violados en el período que va desde 1973 a 1990. Una atención especial - desgraciadamente -
merecen la falta de respeto que se vivió frente a los derechos a la vida, a la integridad física y síquica, a la
seguridad personal, a la libertad de desplazamiento, a la libertad de opinión y de expresión y, por cierto en
la falta de recursos ciertos y efectivos para investigar las denuncias por los derechos violados, que en
términos generales tiene que ver con la falta de un adecuado sistema de justicia o la denegación de éste.
Estas violaciones se fueron configurando desde el mismo 11 de septiembre de 1973 principalmente a partir
de asesinatos políticos, ejecuciones sumarias y extrajudiciales, desapariciones forzadas de personas, y
comisión por autoridades miliares y aún por civiles de actos calificables de torturas o cuando menos de
tratos crueles, inhumanos y degradantes. Considerando el marco normativo internacional para hechos
ilícitos habría que convenir en que en Chile hubo lo que se conoce como crímenes de guerra y crímenes de
lesa humanidad en el marco del estado de guerra interna que vivió el país al menos en 1973 y que hace
aplicables una serie de convenciones, como las propias del Derecho Internacional Humanitario que además
hacen inadmisibles tales crímenes. Ese ha sido el caso, según la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, de la ejecución extrajudicial cometida por agentes estatales en perjuicio del señor Almonacid
Arellano, quien era militante del Partido Comunista, candidato a regidor del mismo partido, secretario
provincial de la Central Unitaria de Trabajadores y dirigente gremial del Magisterio (SUTE), con lo cual era
considerado como una amenaza por su doctrina y que fue cometida dentro de un patrón sistemático y
generalizado contra la población civil, lo que constituye a ese asesinato en un crimen de lesa humanidad,
respecto del que no cabe aplicación de la Ley de Amnistía dictada en 1978 en Chile a través del Decreto Ley
N° 2.19162.
Política la Pontificia Universidad Católica, Valeria Palanza, “el Museo Nacional de la Memoria y los Derechos Humanos
cumple un propósito muy necesario en una sociedad que ha sufrido un trauma tal, como el que ha sufrido la sociedad
chilena. El museo mueve a quienes lo visitan a actitudes menos enfrentadas, más allá de sus posturas ideológicas, más
allá del lado del conflicto con el que se sientan identificados”. En el mismo sentido, María Angélica Rozas, del Instituto
de Investigaciones Museológicas y Artísticas Universidad Ricardo Palma, señala “los museos son los lugares que
albergan y protegen nuestra historia y nuestra memoria colectiva, son de todas y para todas las personas. En el caso
de Latinoamérica y sobre todo en los países que han sufrido períodos de violencia a causa de las dictaduras, conflictos
armados y guerras internas, los Museos de la Memoria, aparecen como un espacio de resignificación de la violencia y
visibilización de las víctimas de hechos que por su crueldad y magnitud, marcaron la historia de nuestros pueblos”. En
definitiva, este tipo de instituciones, son fundamentales para fomentar formar conciencia y el respecto de los
Derechos Humanos al albergar el “testimonio” de situaciones o circunstancias históricas en donde se violaron
gravemente los Derechos Fundamentales de una parte de la población. https://ww3.museodelamemoria.cl/sobre-el-
museo/
62
Los familiares de víctimas de estos casos gozan de un marco legal en Chile que viene dado en primer término por la
Ley de Reparaciones N° 19.123, de 1992, que fue modificada por la Ley N° 19.980, de 2004, y que se complementa con
varias otras promulgadas para concretar tales reparaciones. A partir de este marco normativo se han ido
construyendo diversas iniciativas que buscan obtener reparación por las violaciones cometidas, las cuales se ha
entendido en Chile que pueden ser no sólo materiales sino también simbólicas, y no sólo individuales sino también
sociales o colectivas. Durante estos años se han traducido en diversos beneficios individuales, tales como
educacionales, de atención médica para enfrentar las secuelas de la represión, pensiones para los familiares de las
víctimas asesinadas, etc., los cuales además han ido en aumento, especialmente con la reforma del año 2004. Este
tipo de reparaciones se dispuso en Chile para los familiares de todas las víctimas que se incluyen en el Informe Rettig y
en el informe complementario a éste, emitido por su sucesora, la Corporación Nacional de Reparación y
Reconciliación, creada por la Ley 19.123, en febrero de 1992, todo lo cual hoy se canaliza a través del Programa de
Derechos Humanos del Ministerio del Interior. En otro marco, a los exiliados políticos se les han dado beneficios
tributarios aduaneros para reintegrarse al país y en algunos casos, préstamos para iniciar actividades económicas.
También se ha otorgado reparaciones a los exonerados políticos, es decir, a personas que fueron despedidas de la
administración pública o empresas del Estado - por el solo hecho de pensar distinto - y se ha compensado a los
partidos políticos por las expropiaciones que sufrieron durante los años de régimen militar. En cuanto a las
reparaciones simbólicas y que tienen un carácter colectivo sin duda la más relevante ha sido el perdón que solicitó
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Así las cosas, el INDH Se creó como una corporación autónoma de derecho público, con personalidad
jurídica y patrimonio propio, vinculada institucionalmente con la Presidencia de la República a través del
Ministerio de Justicia y cuya creación se reflejó en la Ley N° 20.405, promulgada el 24 de noviembre de
2009.
Su objetivo es la promoción y protección de los derechos humanos de las personas que habiten el territorio
de Chile, establecidos en las normas constitucionales y legales; en los tratados internacionales suscritos y
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, así como los emanados de los principios generales del
derecho, reconocidos por la comunidad internacional. En su organización interna se regirá por las
disposiciones de la ley que lo crea y lo que señalen sus estatutos.
Las funciones del Instituto están desarrolladas principalmente en el artículo 3° de la Ley N° 20.405 y entre
ellas merece destacarse la elaboración de un informe anual sobre sus actividades, la situación nacional de
los derechos humanos y hacer recomendaciones para su debido resguardo y respeto, el cual debe ser
presentado al Presidente de la República, al Congreso Nacional y al Presidente de la Corte Suprema,
pudiendo enviarlo adicionalmente a la ONU, a la OEA y a organismos de defensa de derechos humanos.
En cuanto a su organización hay que decir que está dirigido por un Consejo, integrado del modo siguiente:
a) dos consejeros designados por el Presidente de la República, que deben provenir de
distintas regiones del país,
b) dos consejeros elegidos por los 4/7 de los senadores en ejercicio
c) dos consejeros elegidos por los 4/7 de los diputados en ejercicio
d) un consejero designado por los decanos de las facultades de derecho de las
universidades del Consejo de rectores y de las universidades autónomas, y
públicamente el Presidente Aylwin el 4 de marzo de 1991, asumiendo la continuidad del Estado. En la misma línea se
encuadran el muro con los nombres de las víctimas, la construcción de un Parque de la Paz en el terreno de la Villa
Grimaldi, ex - cuartel de la DINA, además de las placas y monumentos en todo el país y la creación del reciente Museo
de la Memoria y los Derechos Humanos, inaugurado en los últimos días del gobierno de Bachelet. El Informe Rettig –
simbólico en esta materia - responde a un momento bien determinado de la historia reciente de Chile: el
restablecimiento del régimen democrático bajo la consigna de justicia, prevención y reparación frente a las violaciones
ocurridas en los años del régimen militar. En ese sentido tiene un carácter simbólico y abre el tiempo para lo que ha
sido - con matices por cierto - la construcción lenta de una memoria histórica que no debe ser olvidada por las
generaciones futuras y a partir de la refundación de nuestra democracia sobre correctos pilares, uno de los cuales es
evidentemente el respeto de los derechos y libertades de todos y todas. Si se mira de hecho el nombre de la Comisión
que dio origen al Informe (Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación) se debe concluir cual era el objetivo: marcar
el inicio de la etapa de verdad y reconciliación que tenía que llegar a Chile. Tener claro lo anterior es relevante y ayuda
a ver con buenos ojos el Informe. Esta Comisión nunca tuvo, ni en su espíritu ni en su marco legislativo (el Decreto
Supremo N° 355 de 1990) pretensión de ser EL instrumento de reconocimiento de violaciones y de reparación a la vez.
Su objetivo era contribuir a esclarecer la verdad sobre graves hechos de violación a los derechos humanos; reunir
información que permitiera individualizar a las víctimas y establecer la suerte o paradero de éstas; recomendar
medidas de reparación y reivindicación, y recomendar medidas legales y administrativas para impedir o prevenir la
comisión de nuevos atropellos graves a los derechos humanos. En ese sentido hay que valorar su aporte, que como
era obvio fue contrastado en su tiempo desde muchos frentes - como el del mundo militar que tardó años en aceptar
la verdad de los más de 3000 casos de muertes que se da cuenta - y ha llevado a desarrollar otras iniciativas frente a
las violaciones ocurridas entre 1973 y 1990, como la Mesa de Diálogo, promovida durante el gobierno de Frei Ruiz-
Tagle y concluida en el de Lagos, hasta el plan “No hay mañana sin ayer” de este último, pasando por la
“Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura” que fue creada en noviembre de 2003 como parte de la iniciativa
presidencial señalada y estuvo orientada a recabar antecedentes sobre violaciones al derecho a la libertad personal y
al derecho a la integridad y seguridad personales por motivos políticos con el objetivo de determinar quiénes
sufrieron estas violaciones por actos de agentes del Estado o de personas a su servicio y proponer medidas de
reparación; hasta la reciente creación del Instituto Nacional de Derechos Humanos en el gobierno de Bachelet. El
Informe Rettig es relevante así no sólo por la oportunidad en que surge sino también por el fondo, ya que no basta
para prevenir y reparar desarrollar procedimientos judiciales a personas determinadas y por hechos concretos, es
necesario una mirada más integradora y no sólo jurídica de las violaciones. En ese sentido, la transversalidad en su
conformación; la seriedad y rigurosidad de sus integrantes y los métodos utilizados para llegar a producir tamaña
información, se pueden valorar positivamente.
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Estos miembros, que deben ser personas de reconocida trayectoria en el ámbito de los derechos humanos
y son nombrados por seis años, eligen entre ellos y por mayoría absoluta un Director (a) que lo será
también del Instituto.
Además, el INDH cuenta según su normativa con un Consejo Consultivo que aspira a ser la voz de la
sociedad civil y el mundo académico que sirva para asesorar en los temas relevantes en materia de
derechos humanos.
A 2020 esta institucionalidad genera diversas opiniones en la sociedad nacional. De un lado quienes
consideran que con esta iniciativa, más allá de que sea perfectible la institución, se cumple por el país con
estándares internacionales de protección de derechos humanos. Por otro lado, quienes estiman que las
facultades otorgadas son en alguna medida coincidentes con las que debería tener el Defensor del Pueblo,
cuestionándose también su integración por la excesiva atribución que se otorga al Presidente de la
República al darle un poder unilateral en el nombramiento de dos consejeros.
No deben confundirse este tipo de instituciones (defensores e institutos de derechos humanos) con
órganos gubernamentales sobre derechos humanos, como la actual “Subsecretaría de Derechos Humanos”,
dependiente del Ministerio de Justicia, la cual tiene a su cargo proponer políticas públicas en materia de
promoción y protección de derechos, asesorar a los demás órganos del ejecutivo, asistir al Ministerio de
Justicia a fin de adaptar la legislación y políticas a los tratados internacionales; y asesorar al Estado frente a
las denuncias o quejas ante organismos internacionales.
7. GARANTÍAS INTERNACIONALES.
63
"Para que las cláusulas de un tratado internacional puedan ser aplicadas por los tribunales internos es necesario que
dichas cláusulas sean self-executing, es decir, que tengan precisión normativa suficiente para ser aplicadas
directamente en los casos de que dichos tribunales conozcan. En cambio, si las cláusulas carecen de esta precisión
normativa, si no son suficientemente completas y detalladas, ellas requieren, para ser aplicadas internamente, que se
dicten medidas legislativas o reglamentarias que las desarrollen. Naturalmente, en un mismo tratado puede haber
disposiciones self-executing y disposiciones non-self-executing. Las primeras podrán ser aplicadas por los tribunales;
las segundas sólo podrán serlo cuando hayan sido objeto de desarrollo legislativo o reglamentario posterior. Es
evidente que un Estado no podrá alegar la falta o insuficiencia de su legislación interna para dejar de cumplir o aplicar
las disposiciones de un tratado, aunque estas disposiciones sean non-self-executing. Si las disposiciones del tratado
tienen este carácter, corresponderá al Estado dictar, dentro de un tiempo razonable, la legislación complementaria
destinada a dar a tales disposiciones aplicación concreta en el plano interno." BENADAVA, SANTIAGO; Las relaciones
entre Derecho Internacional y Derecho Interno ante los tribunales chilenos, en "Nuevos Enfoques del Derecho
Internacional" (cit.) p.42. Como se dijo, El Tribunal Constitucional, a propósito de la inconstitucionalidad de ciertos
preceptos del Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo, estimó necesario referirse a esta cuestión
y ha dicho sobre el tema que “Los Tratados para su aplicación en el orden interno de un país, pueden contener dos
tipos de cláusulas, denominadas por la doctrina “self executing” y “non self executing”. Las primeras, son las que
tienen el contenido y precisión necesarias que las habilita para ser aplicadas sin otro trámite como fuente de
derecho.
En cuanto a los tratados de derechos humanos hay que tener presente que las obligaciones que de ellos
derivan no van en beneficio de los estados sino que tienen por fin salvaguardar la dignidad humana; que
Chile es parte de la mayoría de los tratados de derechos humanos de los sistemas universal e
interamericano y que estos tienen sus propias reglas y principios de interpretación. En este marco es que se
ha dado la discusión sobre los alcances del artículo 5° inciso 2 de la Constitución de 1980.
«El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana.
Es deber de los órganos del estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta
Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes»
b) Tratados sobre Derechos Humanos como normas jerárquicamente superiores a la ley, pero subordinadas
a la Constitución. Los tratados de DDHH, ocupan un rango jerárquico superior a la legislación
complementaria. Pero como la Constitución goza de supremacía formal y material, estarían estos tratados
subordinados a la Carta superior.
c) Tratados sobre Derechos Humanos con jerarquía de ley. Los Tratados sobre Derechos Humanos no se
diferencian, desde el punto de vista de su jerarquía, de los demás tratados internacionales y, por ende,
siguiendo el criterio tradicional, les asignan valor de ley.
En relación con el punto, importancia tiene la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el requerimiento
de inconstitucionalidad del Estatuto de Roma (08/04/2002) y el dictum sobre la Jerarquía de los Tratados.
En la Parte VI, párrafos 59 y sgtes. se pronuncia en el sentido que no puede un tratado de derechos
humanos ser superior a la Constitución y si hay contradicción, ésta debería modificarse (considerando 74)
Sobre esas bases generales referidas al caso nacional, podemos decir que parece superado el debate sobre
la jerarquía de los tratados de derechos humanos en el ordenamiento chileno aunque subsiste la cuestión
en cuanto al valor de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana y que se contienen en
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tratados ratificados y vigentes en Chile. Así, resulta también que es más frecuente la invocación de las
interno. En otros términos, son auto suficientes, y entran a la legislación nacional cuando el tratado que las contiene se
incorpora al derecho vigente. Las segundas, son aquellas que requieren para su entrada en vigencia de la dictación de
leyes, reglamentos o decretos que las implementen y, en tal evento, las haga aplicables como fuentes de derecho
interno. En otras palabras, imponen la obligación al Estado, para que en uso de sus potestades públicas, sancione la
normativa necesaria para que por esa vía les dé vigencia efectiva. Pueden existir tratados que sólo contengan
cláusulas auto ejecutables y otros que sólo contengan no ejecutables, como puede un mismo tratado contener unas y
otras”. (Sentencia Tribunal Constitucional Rol 309, considerando 48.) Desde el punto de vista de la función
jurisdiccional hay que apuntar en todo caso que el rol normativo del tratado no podría verse condicionado por la
existencia en el mismo de normas no auto ejecutables respecto de las cuales el estado no haya desarrollado lo
correspondiente a través de sus potestades ejecutiva o legislativa, aunque no toque al juez ejercer un rol llenando
eventuales “vacíos” o “lagunas”. Desde que el tratado se ha incorporado en el ordenamiento interno el juez nacional
debe tenerlo en cuenta al resolver. Por lo demás, internacionalmente el sujeto responsable por violar normas
convencionales es el estado, a través de la actuación de cualquiera de sus poderes y, como complemento de esta idea,
la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados establece en su artículo 18 que existe el deber general para los
estados de no incurrir en actos o conductas que puedan poner en peligro o frustrar el objeto y fin del tratado en
ciertas circunstancias “…a) si ha firmado el tratado o ha canjeado instrumentos que constituyen el tratado a reserva de
ratificación, aceptación o aprobación, mientras no haya manifestado su intención de no llegar a ser parte en el
tratado: o b) si ha manifestado su consentimiento en obligarse por el tratado, durante el periodo que preceda a la
entrada en vigor del mismo y siempre que esta no se retarde indebidamente”.
Las normas y jurisprudencia de la Corte Interamericana de derechos humanos por los tribunales ordinarios
que por el tribunal constitucional, pese a las sentencias sobre control de convencionalidad, desde el caso
Almonacid Arellano y porque esta doctrina es en parte resentida en Chile. Las razones de esto radican, por
ejemplo, en la falta de definiciones y normas claras sobre las relaciones entre el DI y el DI en el modelo
constitucional chileno de 1980; las diferencias de criterios entre los tribunales ordinarios y el tribunal
constitucional y aún entre los propios tribunales ordinarios; la falta de cultura jurídica del «precedente»; la
insuficiencia de la formación de jueces, abogados y estudiantes de derecho en materia de DI y
específicamente DI de los derechos humanos.
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El paso más importante fue la adopción el 16 de diciembre de 1966 de los llamados “Pactos
Internacionales”, conocidos también como “Pactos Gemelos”: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP)65 y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)66, ambos
en vigor desde 1976. El PIDCP cuenta con dos Protocolos Facultativos: el Primero (de 1966 y en vigor desde
1976) está llamado a otorgar competencia al Comité de Derechos Humanos que se crea en el Pacto
para conocer de quejas individuales por violaciones de los derechos contenidos en el acuerdo67, y el
Segundo (de 1989 y en vigor desde 1991) está destinado a abolir la pena de muerte68. Por su parte, el
PIDESC cuenta desde 2008 también con un Protocolo Facultativo el cual está en vigor desde 2013.
Estos acuerdos, sumados a la Declaración Universal de Derechos Humanos forman lo que en doctrina se
conoce como la “Carta Internacional de los Derechos Humanos”.
Se entiende que la Carta Internacional de Derechos Humanos se integra por los siguientes textos:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) El artículo 1° establece que “todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, mientras que el artículo 2° agrega que toda
persona tiene los derechos y libertades proclamados en la Declaración “sin distinción alguna de raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición”. El artículo 7° establece la igualdad ante la ley y el
derecho a igual protección de la ley como también el derecho a la igual protección contra toda
discriminación y contra la provocación a tal discriminación. Esa disposición se complementa y refuerza por
el artículo 10 que señala que toda persona tiene derecho “en condiciones de plena igualdad” a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial. El derecho a contraer matrimonio
contenido en el artículo 16 queda garantizado “sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o
religión”. Se otorga derechos iguales a hombres y mujeres en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio
y en caso de la disolución del mismo. El artículo 23, en tanto, garantiza a todos el derecho a igual salario por
trabajo igual.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) ambos de 1966 y en vigor de 197669.
El PIDCP se complementa con dos Protocolos Facultativos. El primero (en vigor desde 1976) incluye
el mecanismo de quejas individuales70. El segundo (en vigor desde 1991) va destinado a abolir la pena de
muerte71.
El PIDESC en tanto cuenta con un Protocolo Facultativo de 2008 para quejas individuales, en vigor
desde 201372.
Además de la “Carta Internacional de derechos humanos”, hay un listado de convenciones que se consideran
“tratados de derechos humanos del sistema universal”
65
Chile firmó el PIDCP el 16 de septiembre de 1969 y la ratificó el 10 de febrero de 1972. Por Declaración del 7 de
septiembre de 1990, Chile reconoció la competencia del Comité de Derechos Humanos creado en el PIDCP con el
límite temporal del 11 de marzo de 1990.
66
Chile firmó el PIDESC el 16 de septiembre de 1969 y la ratificó el 10 de febrero de 1972.
67
Chile adhirió al Primer Protocolo Facultativo al PIDCP el 27 de mayo de 1992 con la reserva temporal del 11 de
marzo de 1990.
68
Chile firmó el Segundo Protocolo Facultativo al PIDCP el 15 de noviembre de 2001 y lo ratificó el 26 de septiembre
de 2008, con reserva respecto de la aplicación de la pena de muerte en tiempo de guerra.
69
Chile firmó el PIDCP el 16 de septiembre de 1969 y lo ratificó el 10 de febrero de 1972. D.O. 29/04/1989. Por
Declaración del 7 de septiembre de 1990, Chile reconoció la competencia del Comité de Derechos Humanos creado en
el PIDCP con el límite temporal del 11 de marzo de 1990. Chile firmó el PIDESC el 16 de septiembre de 1969 y lo
ratificó el 10 de febrero de 1972. D.O. 27/05/1989.
70
Chile adhirió al Primer Protocolo Facultativo al PIDCP el 27 de mayo de 1992 con la reserva temporal del 11 de
marzo de 1990.
71
Chile firmó el Segundo Protocolo Facultativo al PIDCP el 15 de noviembre de 2001 y lo ratificó el 26 de septiembre
de 2008, con reserva respecto de la aplicación de la pena de muerte en tiempo de guerra.
72
Chile firmó este Protocolo en 2009 pero no lo ha ratificado.
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También, existen varias otras convenciones internacionales adoptadas por los organismos especializados
que forman la llamada “familia o sistema de Naciones Unidas” que se consideran también “tratados de
derechos humanos”. Si bien no todos contienen un “catálogo de derechos”, deben ser considerados en una
expresión en sentido amplio de lo que son “tratados internacionales de derechos humanos”73.
73
El mismo razonamiento aplica para el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos
indígenas y tribales en países independientes, en vigor en Chile.
74
El texto y estado actual de firma y ratificación y/o adhesión de los principales instrumentos sobre derechos
humanos se encuentra disponible en el sitio: http://www2.ohchr.org/spanish/law/ Otros acuerdos relevantes en
materia de derechos humanos en el ámbito internacional son los siguientes. 1) La Convención para la Prevención y
Sanción del Delito de Genocidio, de 9 de diciembre de 1948, en vigor desde el 12 de enero de 1951 y que a agosto de
2011 tiene 141 estados partes. Chile la firmó el Genocidio el 11 de diciembre de 1948 y la ratificó el 3 de junio de
1953) El artículo I señala que las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o
en tiempo de guerra, es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar, y
define este crimen en el artículo II, en los términos siguientes: “En la presente Convención, se entiende por genocidio
cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a
un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la
integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos
en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”. Esta definición ha sido tomada de base
en la tipificación contenida en el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional. 2) La Convención sobre el
Estatuto de los Refugiados, de 28 de julio de 1951, en vigor desde el 22 de abril de 1954, que a junio de 2011 cuenta
con un total de 145 estados partes, y que tiene un Protocolo Facultativo de 31 de enero de 1967, en vigor desde el 4
de octubre de 1967, que a igual fecha registra 146 estados partes, siendo un total de 143 los estados que son partes
en ambos instrumentos. Chile adhirió al Estatuto de los Refugiados el 28 de enero de 1972 y a su Protocolo Facultativo
el 27 de abril del mismo año. La Convención señala en su Artículo 1 la definición del término "refugiado" indicando
que lo es toda persona : “2) Que, como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1.º de enero de 1951 y
debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado
grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos
temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a
consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa
de dichos temores, no quiera regresar a él. En los casos de personas que tengan más de una nacionalidad, se
entenderá que la expresión "del país de su nacionalidad" se refiere a cualquiera de los países cuya nacionalidad
posean; y no se considerará carente de la protección del país de su nacionalidad a la persona que, sin razón válida
derivada de un fundado temor, no se haya acogido a la protección de uno de los países cuya nacionalidad posea”. Por
el Protocolo de 1967, se suprimió la referencia temporal y geográfica que contenía el artículo ya citado, dando inicio
así a lo que ha sido la llamada “ampliación” del concepto de refugiado. 3) La Convención de la UNESCO relativa a la
lucha contra las Discriminaciones en la esfera de la enseñanza, de 14 de diciembre de 1960 (en vigor desde el 22 de
mayo de 1962) Chile ratificó esta Convención el 26 de octubre de 1971. 4) El Convenio N° 169, de la Organización
Internacional del Trabajo, sobre pueblos tribales en países independientes.
75
Chile firmó esta Convención el 3 de octubre de 1966 y la ratificó el 20 de octubre de 1971. Por declaración del 18 de
mayo de 1994 reconoció la competencia del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial para recibir
comunicaciones individuales en que se alegue que Chile ha violado alguno de los derechos reconocidos en el pacto.
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76
Chile firmó esta Convención el 17 de julio de 1980 y la ratificó el 7 de diciembre de 1989 y ha firmado el Protocolo
Facultativo el 10 de diciembre de 1999 pero no lo ha ratificado.
77
Chile firmó la Convención de UN contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes el 23 de
septiembre de 1987 y la ratificó el 30 de septiembre de 1988, con reservas al método de solución de controversias del
artículo 30. Asimismo, firmó su Protocolo Facultativo el 6 de junio de 2005 y lo ratificó el 12 de diciembre de 2008.
78
Chile firmó esta Convención el 26 de enero de 1990 y la ratificó el 13 de agosto de 1990.
79
Chile lo firmó el 15 de noviembre de 2001 y lo ratificó el 31 de julio de 2003.
80
Chile lo firmó el 28 de junio de 2000 y lo ratificó el 6 de febrero de 2003.
81
Chile firmó el Tercer Protocolo a la Convención de Derechos del Niño el 28 de febrero de 2012 pero aún no ratifica.
82
Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de
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edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.
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Estructurada en 54 artículos, reconoce a través de sus disposiciones que las y los niños son
individuos con pleno derecho de desarrollo físico, mental y social, y con derecho de expresar
libremente sus opiniones. Sus artículos pueden ser agrupados en cuatro categorías: derechos a la
supervivencia, derechos al desarrollo, derechos a la protección y derechos a la participación, los
cuales a su vez se estructuran en torno a cuatro principios básicos: no discriminación; interés
superior del niño; derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y la participación y respeto a
la opinión del niño, niña y
adolescente.
Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores
Migratorios y de sus familias, de 18 de diciembre de 1990 (en vigor desde el 1º de julio de 2003)83.
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de 13 de
diciembre de 2006 (en vigor desde el 3 de mayo de 2008) 84 que tiene un Protocolo Facultativo de la
misma fecha (en vigor desde la misma fecha).
Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones
forzadas, de 20 de diciembre de 2006 (en vigor desde el 23 de diciembre de 2010)85.
En estos tratados sobre derechos humanos adoptados en Naciones Unidas se contemplan mecanismos que
persiguen garantizar el respeto de los derechos contenidos en el acuerdo respectivo y que podemos llamar
“mecanismos convencionales”, para diferenciarlos de aquellos que se conocen en la práctica internacional
como “mecanismos extra convencionales” y que no tienen su fundamento en un tratado o convención de
derechos humanos sino que han sido creados por el organismo por otras vías y con base en otras
disposiciones del derecho internacional.
En todos los casos de mecanismos convencionales se requiere previamente haber agotado los recursos
internos, lo cual es la manifestación normativa del carácter subsidiario del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos.
Se conocen como “mecanismos convencionales” aquellos mecanismos o garantías contenidas en los
principales tratados de derechos humanos y que pueden operar del modo que el propio tratado establezca
y siempre condicionados a la voluntad y aceptación del estado parte, teniendo presente que no todos los
tratados contemplan a su vez a todos estos mecanismos, siendo el procedimiento de reclamaciones o
quejas individuales el más cercano a una verdadera tutela para los derechos de los individuos pues pone en
ejercicio el derecho de petición individual en sede internacional.
83
Chile firmó esta Convención el 24 de septiembre de 1993 y la ratificó el 21 de marzo de 2005, con reservas a algunos
aspectos referidos a la expulsión de migrantes y a la doble tributación.
84
Chile firmó esta Convención y el Protocolo Facultativo el 30 de marzo de 2007 y lo ratificó el 29 de julio de 2008.
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85
Chile firmó esta Convención el 6 de febrero de 2007 y la ratificó el 8 de diciembre de 2009, con declaración a los
artículos 31 y 32, reconociendo la competencia del Comité creado para conocer quejas individuales.
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Todas las Formas de Discriminación Racial; el Primer Protocolo Facultativo del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos; la Convención contra la Tortura; el Protocolo Facultativo a la
Convención para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer; y la Convención
Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.
Procedimiento ante la Corte Internacional de Justicia , que consiste en la posibilidad, prevista en
algunos tratados de que las controversias que surjan entre los Estados Partes con respecto a la
aplicación e interpretación del tratado pueda ser sometida al conocimiento y decisión de la Corte
Internacional de Justicia. En este mecanismo jurisdiccional sólo los Estados tienen legitimación ante
la Corte. La persona carece de ella, es decir, no puede recurrir personalmente a esta Corte.
Los principales tratados que instituyen mecanismos de protección contemplan la creación de un órgano
internacional competente para conocer de los Informes que los Estados partes están obligados a presentar,
de las reclamaciones interestatales o de las quejas individuales, según los casos.
Estos órganos - que tienen en verdad un carácter cuasi-jurisdiccional - se conocen como “órganos de
vigilancia de los tratados”, y tienen diversa integración y atribuciones según la normativa que los crea y
regula. Actualmente son los siguientes:
1.-) Comité de Derechos Humanos, creado en el artículo 28 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos86.
2.-) Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, creado por la Resolución 1985/17, de 28 de
mayo de 1985, del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas 87. Es el único creado con
posterioridad al tratado que está llamado a vigilar.
3.-) Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, creado por el artículo 8º de la Convención
respectiva88.
4.-) Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, creado por el artículo 17 de la
Convención de cuya aplicación se encarga89.
5.-) Comité contra la Tortura, creado por el artículo 17 de la Convención pertinente90, y su Subcomité para
la Prevención de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, creado por el
Protocolo Facultativo a la Convención contra la Tortura de 18 de diciembre de 200291.
6.-) Comité de los Derechos del Niño, creado por el artículo 43 de la Convención de Derechos del Niño92.
7.-) Comité para la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migratorios y de sus Familias, creado por
el artículo 72 del tratado correspondiente a la materia93.
8.-) Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, creado en el artículo 34 del texto
convencional respectivo94.
9.-) Comité contra la Desaparición Forzada, creado en el artículo 26 del tratado respectivo95.
Entre los mecanismos extra convencionales con que las Naciones Unidas se ha preocupado de reforzar los
convencionales, por su naturaleza de base voluntaria esencialmente insuficientes y precarios, se encuentran
en los orígenes el llamado Procedimiento Público, creado por la Resolución 1235 (XLII), de 16 de marzo de
1967 y el conocido como Procedimiento Confidencial, creado por la Resolución 1503 (XLVIII), de 27 de mayo
de 1970. Ambos tienen su fundamento en los artículos 55 y 56 de la Carta de la ONU y, como marco de
referencia, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos,
así como otros instrumentos jurídicos tanto convencionales como no convencionales.
86
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/hrc/index.htm
87
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/cescr/index.htm
88
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/cerd/index.htm
89
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/cedaw/index.htm
90
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/cat/index.htm
91
http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/opcat/index.htm
92
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/crc/
93
http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/cmw/index.htm
94
http://www.ohchr.org/SP/HRBodies/CRPD/Pages/CRPDIndex.aspx
95
http://www.ohchr.org/EN/HRBodies/CED/Pages/CEDIndex.aspx
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En marzo de 2006 a través de la Resolución 60/251 de la Asamblea General de las Naciones Unidas se
eliminó esta Comisión, creándose en su reemplazo el llamado Consejo de Derechos Humanos como órgano
intergubernamental parte del sistema de Naciones Unidas, compuesto por 47 estados miembros
responsables del fortalecimiento de la promoción y la protección de los derechos humanos en el mundo.
En general el Consejo de Derechos Humanos es el continuador de los procedimientos que llevaba adelante
la extinta Comisión. Básicamente se trata hoy de los que se conocen como “procedimientos especiales”,
sean por países (“mandatos por país”) o temáticos (“mandatos temáticos”) Estos procedimientos especiales
pueden llevarse adelante por un individuo (relator o representante especial) o por un grupo de trabajo.
Actualmente se siguen por el Consejo alrededor de 30 mandatos temáticos y 8 mandatos por países. Entre
los mandatos temáticos por ejemplo se encuentran el referido a la violencia contra la mujer, sobre
desaparición forzada de personas, sobre la libertad de expresión, entre otros96.
En su primera reunión, el 18 de junio de 2007 el Consejo acordó como medidas principales instaurar un
nuevo mecanismo llamado “sistema de examen periódico universal”97 por el cual se examinará la situación
de los derechos humanos en todos los países miembros de la ONU; se crea un órgano asesor y se instaura
un “método de denuncia” para que los individuos y organizaciones presenten denuncias sobre violaciones
de derechos humanos a la atención del Consejo.
Entre noviembre de 2013 y junio de 2014, Chile rindió su Segundo Examen periódico universal ante el
Consejo de Derechos Humanos98 y durante 2019 debía rendir su Tercer EPU.
96
Información disponible en: http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/chr/special/index.htm
97
Información disponible en: http://www.ohchr.org/en/hrbodies/upr/pages/uprmain.aspx
98
Véase texto íntegro del Segundo informe de Chile, de noviembre de 2013, disponible en:
http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20130402/asocfile/20130402121122/informe_epu_2_chile noviembre
_2013_2.pdf; del Informe del Grupo de Trabajo sobre Chile, disponible en:
http://bibliotecadigital.indh.cl/bitstream/handle/123456789/653/Informe.pdf?sequence=1,; y el informe de
opiniones sobre las conclusiones y/o recomendaciones, compromisos voluntarios y respuestas presentadas por el
estado de Chile. Disponible en:
http://bibliotecadigital.indh.cl/bitstream/handle/123456789/652/Informe.pdf?sequence=1
Información oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile disponible en:
http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20130402/asocfile/20130402121122/informe_epu_2_chile noviembre
_2013_2.pdf
99
Los órganos de la Organización de Estados Americanos son la Asamblea General, la Reunión de Consulta de
Ministros de Relaciones Exteriores, los Consejos, el Comité Jurídico Interamericano, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, la Secretaria General, las Conferencias Especializadas y los Organismos Especializados.
44
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100
Al respecto, el artículo 74 de la Convención señala: “1. Esta Convención queda abierta a la firma y a la ratificación o
adhesión de todo Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos.
2. La ratificación de esta Convención o la adhesión a la misma se efectuará mediante el depósito de un instrumento de
ratificación o adhesión en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Tan pronto como once
Estados hayan depositado sus respectivos instrumentos de ratificación o de adhesión, la Convención entrará en vigor.
Respecto de todo otro Estado que la ratifique o adhiera a ella ulteriormente, la Convención entrará en vigor en la fecha
del depósito de su instrumento de ratificación o de adhesión. 3. El Secretario General informará a todos los Estados
miembros de la Organización de la entrada en vigor de la Convención.”
101
Fuente: http://www.oas.org/es/acerca/estados_miembros.asp
102
Chile es parte de la Convención. En efecto, en el año 1969 nuestro país firmó este tratado, con declaración de que
quedaba sujeta su ratificación a la posterior aprobación parlamentaria conforme a la normativa interna sobre la
materia. No sería sino hasta 1990 en que se depositó el instrumento de ratificación y fue promulgada a través del
Decreto Promulgatorio Nº 873, de 23 de agosto de ese año y publicada en el Diario Oficial de 5 de enero de 1991, con
la siguiente declaración:
“a) El Gobierno de Chile declara que reconoce la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
por tiempo indefinido y bajo condiciones de reciprocidad, para recibir y examinar las comunicaciones en que un
Estado parte alegue que otro estado parte ha incurrido en violaciones de derechos humanos establecidos en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en los términos previstos en el artículo 45 de la mencionada
Convención.
b) El Gobierno de Chile declara que reconoce como obligatoria de pleno derecho la competencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos respecto de los casos relativos a la interpretación y aplicación de esta
Convención de conformidad con lo que dispone su artículo 62.
Al formular las mencionadas declaraciones, el Gobierno de Chile deja constancia que los reconocimientos de
competencia que se ha conferido se refieren a hechos posteriores a la fecha del depósito de este Instrumento de
Ratificación o, en todo caso, a hechos cuyo principio de ejecución sea posterior al 11 de marzo de 1990. Igualmente el
Gobierno de Chile, al conferir la competencia a la Comisión y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, declara
que éstos órganos, al aplicar lo preceptuado en el párrafo segundo del artículo 21 de la Convención, no podrán
pronunciarse acerca de las razones de utilidad pública o de interés social que se hayan tenido en consideración al
privar de sus bienes a una persona.”
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La Convención Americana o Pacto de San José de Costa Rica vino por su parte a establecer con carácter
vinculante un catálogo ampliado de derechos y deberes, aún cuando como se ha dicho, sólo rige respecto
de aquellos Estados que la han firmado y ratificado.
La Parte I se refiere a Deberes de los Estados y Derechos Protegidos y en sus 32 artículos enumera derechos
de carácter civil y político, regula suspensión de ellos en situaciones excepcionales y establece la necesaria
correlación entre derechos y deberes.
Entre los derechos que contempla se encuentran el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica
(art. 3), a la vida (art. 4), a la integridad personal (art. 5), a no ser sometido a esclavitud o servidumbre (art.
6), a la libertad personal (art. 7), a garantías judiciales (art. 8), a la aplicación del principio de legalidad (art.
9), a ser indemnizada por error judicial (art. 10), a la protección de la honra y la dignidad (art. 11), a la
libertad de conciencia y de religión (art. 12), a la libertad de pensamiento y expresión (art. 13), el derecho a
rectificación o respuesta en caso de afectación a la honra (art. 14), el derecho de reunión (art. 15), a la
libertad de asociación (art. 16), a la protección de la familia (art. 17), al derecho al nombre (art. 18), a las
medidas de protección en la niñez (art. 19), a la nacionalidad (art. 20), a la propiedad privada (art. 21), a la
circulación y residencia (art. 22), a participación política (art. 23), a la igualdad ante la ley (art. 24), a
protección judicial (art. 25).
Como se aprecia de esta simple indicación enunciativa de tales derechos, corresponden a los que se indican
en las corrientes tradicionales como “derechos de primera generación”.
Resultan importantes de destacar los artículos 1° y 2°.
El 1° consagra la importante norma de no discriminación contemplada también en textos
universales. Dice la norma citada “1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. El artículo 2° en tanto, obliga a los
Estados a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las normas de la propia
Convención, las medidas que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades
consagradas en el caso en que no estuvieren garantizadas en los derechos internos, lo cual se
constituye en el reflejo normativo en el sistema interamericano del carácter subsidiario del mismo.
Asimismo, el artículo 29 contiene una importante norma sobre interpretación del Pacto que van en la línea
de la especificidad que ha de tener la interpretación de tratados de derechos humanos, más allá de las
solas reglas de los artículos 31 y siguientes de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados
celebrados entre estados, que tiene que ver con el carácter objetivo de las normas de un tratado de
derechos humanos que ha de tener incidencia para determinar cual es el “objeto y fin” del mismo, y con la
regla de la interacción interpretativa de un acuerdo de derechos humanos con otros instrumentos
internacionales en la materia que de esa manera se refuerzan mutuamente. Dice el artículo 29: “ Ninguna
disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir a alguno de los
Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la
Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar el goce y ejercicio de cualquier
derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes
o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos y
garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de
gobierno, y d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza”. Esta norma debe entenderse en
directa relación con la de los artículos 30 y 31 sobre alcance de las restricciones 103 y reconocimiento de
otros derechos104, respectivamente105.
103
“Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y libertades
reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general
y con el propósito para el cual han sido establecidas”.
104
“Podrán ser incluidos en el régimen de protección de esta Convención otros derechos y libertades que sean
reconocidos de acuerdo con los procedimientos establecidos en los artículos 76 y 77”.
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En cuanto a los derechos económicos, sociales y culturales (usualmente llamados “de segunda generación”)
para llenar el vacío en torno a ellos106, y visto que la propia Convención permite a los Estados parte en ella
la adopción de Protocolos adicionales para incluir en su régimen de protección a otros derechos y
libertades, los Estados parte en el Pacto suscribieron en el año 1988 el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales , conocido
como “Protocolo de San Salvador”, que entró en vigor al completar once instrumentos de ratificación o
adhesión y que si bien fue firmado por Chile en el año 2001 no ha sido aún ratificado.
Entre sus disposiciones destacan la obligación impuesta a los Estados para adoptar medidas necesarias para
la plena efectividad de los derechos allí reconocidos - norma reiterada del Pacto de San José de Costa Rica -
y la obligación de no discriminar, y entre los derechos que contempla se encuentran, entre otros, el
derecho al trabajo (arts. 6 y 7), derechos sindicales (art. 8), derecho a la seguridad social (art. 9), derecho a
la salud (art. 10), derecho a un medio ambiente sano (art. 11), derecho a la alimentación (art. 12) y el
derecho a la educación (art. 13).
Asimismo y como forma de reforzar el sistema americano de protección se han adoptado otros textos
vinculantes, como el Segundo Protocolo Adicional, referido a la Abolición de la Pena de Muerte, de 1990 y
en vigor desde 1991107; la Convención Interamericana para la Prevención y la Sanción de la Tortura, de
1985108; la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas de 1994109; la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida
también como “Convención de Belem Do Pará” de 1994110; la Convención Interamericana para la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad de 1999111.
En 2013, y en el marco de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos se adoptaron dos
nuevas convenciones. Se trata de la Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial
y formas conexas de intolerancia [AG/RES. 2805 (XLIII-O/13)] y de la Convención interamericana contra
toda forma de discriminación e intolerancia [AG/RES. 2804 (XLIII-O/13)]. Ambas reafirman los principios de
igualdad y no discriminación, reconociendo que la diversidad humana es un valioso elemento para el
adelanto y el bienestar de la humanidad en general e indican que las actitudes discriminatorias representan
una negación de valores universales como los derechos inalienables e inviolables de la persona humana y
de los propósitos, principios y garantías que están contenidos en la propia Carta de la OEA, como en
muchos otros tratados e instrumentos internacionales. En el segundo de estos tratados se enfatiza en lo
que es la discriminación e intolerancia - en todas sus manifestaciones individuales, estructurales e
institucionales - que puede estar basada en motivos de nacionalidad, edad, sexo, orientación sexual,
identidad y expresión de género, idioma, religión, identidad cultural, opiniones políticas o de cualquier otra
naturaleza, origen social, posición socioeconómica, nivel de educación, condición migratoria, de refugiado,
repatriado, apátrida o desplazado interno, discapacidad, característica genética, condición de salud mental
o física, incluyendo infectocontagiosa, psíquica incapacitante o cualquier otra, llamando a que toda
sociedad pluralista y democrática respete las diferentes identidades – incluida la de género y sexual de toda
105
Un interesante estudio doctrinario y jurisprudencial sobre la interpretación de los tratados de derechos humanos
se encuentra en la obra CANCADO TRINDADE, ANTONIO, El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el
Siglo XXI, Editorial Jurídica de Chile, 2ª. Edición Santiago, 2006.
106
El artículo 26 del Pacto, bajo la rúbrica “Derechos económicos, sociales y culturales” es el único artículo del texto
referido a la materia y sólo para promover su desarrollo progresivo. El artículo señala que “Los Estados Partes se
comprometen a adoptar providencia, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente
económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas
económicas, sociales, y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de Estados
Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u
otros medios apropiados”.
107
Chile firmó esta Convención en 2001 y la ratificó en el año 2008 con una reserva sobre la aplicación de la pena de
muerte en tiempo de guerra conforme al Derecho Internacional por delitos sumamente graves de carácter militar.
108
Chile firmó esta Convención en 1987 y la ratificó en el año 1988, con reserva sobre el principio de obediencia
reflexiva.
109
Chile firmó esta Convención en 1994 y la ratificó en el año 2010.
110
Chile firmó esta Convención en 1994 y la ratificó en el año 1996.
111
Chile firmó esta Convención en 1999 y la ratificó en el año 2001.
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persona - y cree las condiciones que le permitan expresarlas, preservarlas y desarrollarlas. Chile no firmó
estas convenciones al momento de su adopción sino recién en octubre de 2015. En la oportunidad de 2013
dejó una “nota a pie” en cada documento, explicando que aunque favorecía su aprobación, se encontraba
en un proceso de consultas internas sobre los aspectos que trata cada convención.
En 2015, también en el marco de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos se adoptó
la Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores, que
entró en vigor internacional el 11 de enero de 2017. En marzo de 2017 fue aprobada por el Congreso
Nacional siendo ratificada por Chile el 11 de julio y depositando su instrumento de ratificación el 15 de
agosto de 2017.
112
En el caso de este país el más reciente es el “Informe sobre los Derechos de las Mujeres en Chile: la igualdad en la
familia, el trabajo y la política”, de 27 de marzo de 2009 (DOC. 63 OEA/Ser.L/V/II.134.)
Disponible en: http://www.cidh.oas.org/countryrep/ChileMujer2009sp/Chilemujer09indice.sp.htm
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En cuanto a las visitas in loco hay que decir que ya desde 1961 la Comisión comenzó a efectuar visitas in
loco y desde entonces hasta la fecha ha efectuado más de 80 visitas en Estados americanos a fin de
constatar la situación de los derechos humanos en forma específica, evacuando numerosos informes al
respecto, para lo cual se requiere la aceptación de los representantes del Estado. En estas visitas la
Comisión despliega un plan de trabajo que supone reuniones y entrevistas con actores gubernamentales y
de la sociedad civil, incluyendo también en forma eventual a peticionarios que estén tramitando denuncias
individuales contra el país visitado, terminando con un informe que en general contiene un estado de la
situación de los derechos humanos, con un detalle de las investigaciones realizadas, conclusiones y
recomendaciones. Si el estado niega el acceso a la visita, la Comisión puede evacuar igual un informe,
dejando constancia de la negativa al acceso al país pese a la solicitud de acceso.
En cuanto a la elaboración de informes, éstos se realizan en muchos casos a partir de estas visitas in loco o
de visitas in situ que realiza la Comisión como ya se ha señalado o cuando recibe noticia y toma
conocimiento por medios fiables de la posible existencia de violaciones masivas o sistemáticas de derechos
humanos, lo que ocurre también cuando recibe numerosas peticiones individuales en relación a un cierto
estado. Estos informes pueden ser de países o por situaciones y en muchos casos se realizan desde las
distintas Relatorías en que funciona la Comisión y que son: la Relatoría Especial para la Libertad de
Expresión; la Relatoría sobre los Derechos de la Mujer; la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y
Miembros de sus familia; la Unidad de Defensores de Derechos Humanos; la Relatoría sobre Derechos de
113
https://www.oas.org/es/cidh/mandato/relatorias.asp
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los Pueblos Indígenas; la Relatoría sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad; la Relatoría
sobre los Derechos de los Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial; la Relatoría sobre los
Derechos de la Niñez y la Relatoría de los derechos de las personas lesbianas, gays, trans, bisexuales,
intersex114.
En el caso de Chile merecen destacarse los informes desarrollados a propósito de la situación de los
derechos humanos en la época en los años 1974, 1976 y 1985.
114
Véase http://www.cidh.oas.org/relatorias.esp.htm
115
La Opiniones Consultivas de la Corte Interamericana están disponibles en:
http://www.corteidh.or.cr/opiniones.cfm
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La recepción y tramitación de quejas individuales que aleguen violación de los derechos de la Convención
es la principal función de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La Comisión está facultada para recibir de cualquier persona o grupo de personas, legalmente constituidas
en el país respectivo o incluso sin personalidad jurídica, peticiones que contengan denuncias o quejas de
violación de la Convención por un Estado parte, en lo que se ha llegado a decir por algunos autores sería
una verdadera “actio popularis”116.
Dispone el artículo 45 de la Convención que puede recibir comunicaciones de un Estado parte en que se
exprese que otro Estado parte está incurriendo en violaciones a los derechos humanos, aunque para que
opere esta última posibilidad es requisito que el Estado respectivo, al ratificar o adherir a la Convención o
en un instrumento posterior haya aceptado la competencia de la Comisión para estos efectos, aceptación
que puede ser en forma indefinida, para un tiempo determinado o para casos específicos, es decir, se trata
en estos casos de una competencia facultativa.
Ahora bien, en cuanto a la Competencia Material de la Comisión (Tratados regionales del Sistema
Interamericano que permiten iniciar tramitación de casos) hay que decir que no todos los tratados que
conforman el sistema interamericano de protección de derechos fundamentales contemplan el mecanismo
de denuncias ante la Comisión.
Aquellos que lo hacen son los siguientes:
- Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica (artículo 44)
- Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales o Protocolo de San Salvador, sólo por violaciones al derecho a la
educación (artículo 13) y al derecho a ser parte en organizaciones sindicales (artículo 8°.a) (artículo
19)
- Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de
Muerte
- Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (artículo XIII)
- Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las personas o
Convención de Belén do Pará (artículo 12 en relación con el 7°)
- Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de
intolerancia
- Convención interamericana contra toda forma de discriminación e intolerancia.
- Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores
En términos generales, los requisitos para que una petición sea admitida por la Comisión son los
siguientes:
a. que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna (requisito que cuenta
con excepciones previstas en el propio Pacto de San José de Costa Rica y otras desarrolladas
por la Corte Interamericana)
b. que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que el presunto
lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión definitiva
c. que la materia de petición no esté pendiente de otro procedimiento con arreglo internacional
d. que contenga el nombre, la nacionalidad, la profesión, el domicilio y la firma de la persona o
personas o el representante legal de la entidad que somete la petición.
Por supuesto que es indispensable para el éxito de la admisibilidad de la presentación que el país contra
quien se dirige sea parte del Pacto de San José y haya reconocido la competencia de la Corte, lo que sería
un presupuesto para el ejercicio de la acción.
116
SALADO A., La Protección Internacional de los Derechos Humanos, en R. SORIANO.; C. ALARCÓN.; J. MORA.
(directores y coordinadores de la edición), Diccionario Crítico de los Derechos Humanos I, Ediciones Universidad
Internacional de Andalucía, Sede Iberoamericana de la Rábida, Huelva, 1ª Edición, 2000, p.220.
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En cuanto al procedimiento aplicable respecto de las peticiones formuladas por personas o grupos, éste
se regula básicamente en los artículos 44 y siguientes de la Convención y en el Estatuto y Reglamento de
la Comisión.
En términos generales y resumidos, al recibir una petición la Comisión debe solicitar un informe al Gobierno
del Estado al que pertenece la autoridad sindicada como responsable de la violación, fijándole un plazo
para tal efecto según las circunstancias particulares y pudiendo solicitarle toda información que estime
pertinente.
Recibido el informe o transcurrido el plazo sin recibirlo, verifica si se mantiene la situación investigada.
En caso de que no exista realmente o ya no se mantenga, archiva los antecedentes.
En caso de que exista efectivamente la violación, elabora una propuesta de solución que se transforma en
un informe que debe transmitir al peticionario, al Estado involucrado y al Secretario General de la OEA.
En caso de que no se acepte la solución, debe elaborar un informe en que expondrá los hechos y las
conclusiones a que arribe, el que debe ser trasmitido a los Estados interesados y en el que puede formular
proposiciones y recomendaciones.
Si dentro del plazo de tres meses desde la elaboración de este informe (plazo que en la práctica se extiende
muchas veces a un año o más) el asunto no se ha solucionado, la Comisión puede optar por someterlo a la
decisión de la Corte Interamericana o hacer las recomendaciones pertinentes al Estado involucrado,
fijándole un plazo para tomar las medidas para remediar la situación de que se trate.
Ante la Corte se seguirá un juicio internacional contra el Estado respectivo para determinar su
responsabilidad internacional.
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Hasta abril de 2022 son varios los casos que han llegado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
luego de un procedimiento ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sin solución amistosa o
sin que el estado chileno haya cumplido las recomendaciones. En tales casos se ha condenado a Chile por
violación de algunos derechos consagrados en el Pacto de San José de Costa Rica.
Estos casos son117:
1) Caso «La Ultima Tentación de Cristo» (2001) Serie C No. 73.
2) Caso «Palamara Iribarne» (2005) Serie C No. 135.
3) Caso «Claude Reyes» (2006) Serie C No. 151.
4) Caso «Almonacid Arellano» (2006) Serie C No. 154.
5) Caso «Atala Riffo y niñas» (2012) Serie C No. 239.
• Interpretación de la sentencia noviembre 2012. Serie C No. 254
6) Caso «García Lucero y otras» (2013) Serie C No. 267.
7) Caso «Norín Catrimán y otros» (2014) Serie C No. 279.
8) Caso «Maldonado Vargas y otros” (Consejos de Guerra) (2015) Serie C No. 300
9) Caso «Poblete Vilches y otros» (2018) Serie C No. 349.
10) Caso «Órdenes Guerra y otros» (2018) Serie C No. 372.
11) Caso “Urrutia Laubreaux” (2020) Serie C No. 409.
12) Caso “Vera Rojas y otros” (2021) Serie C No. 439.
13) Caso “Profesores de Chañaral y otras municipalidades” (2021) Serie C No. 443.
• Interpretación de la sentencia julio 2022. Serie C Nº 460
14) Caso “Pavez” (2022). Serie C No. 449.
15) Caso Baraona Bray (julio 2022). Serie C No. 481.
En lo que toca a Chile y su vinculación con el sistema interamericano, hay que indicar también que han sido
varios los casos que en los últimos años han llegado a la Comisión, algunos de los cuales han terminado con
arreglos amistosos entre el estado de Chile y las partes denunciantes ante la Comisión118.
Uno de los más controvertidos ha sido el caso Peralta, sobre derechos de las diversidad sexual y derivado
de la negativa del Oficial de Registro Civil en Chile para celebrar un matrimonio entre dos varones, en que
el Estado firmó un acuerdo de solución amistosa el 28 de junio de 2016 por el que se obliga, entre otras
cosas, a presentar un proyecto de ley sobre matrimonio igualitario.
Además, ha sido discutido en el 2019 el real alcance de medidas ordenadas por la Corte, como ha sido en el
caso Norín Catrimán respecto de la nulidad de una sentencia, cuestión acogida por la Corte Suprema.
Lectura complementaria:
Informes Anuales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
http://www.corteidh.or.cr/informe-anual.html#
117
Sentencias disponibles en http://www.corteidh.or.cr/pais.cfm?id_Pais=4 o desde
http://www.corteidh.or.cr/cf/Jurisprudencia2/busqueda_casos_contenciosos.cfm?lang=es
118
Información disponible en http://www.cidh.oas.org/Default.htm
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