Unidad 3
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Unidad 3
1- LA EMPRESA
Definición. Realidad económica y forma jurídica
En los países industriales de occidente la empresa privada ha sido el principal instrumento de desarrollo económico y
cambio social desde la Revolución Industrial hasta nuestros días.
Ahora bien nuestro régimen jurídico no reconoció la empresa como nuevo sujeto de derecho como tampoco el
ordenamiento mercantil se ha referido a la empresa en forma categórica atribuyéndole dicho carácter, por el
contrario, cada vez que ha existido referencia, ese concepto se ha buscado relacionarlo con un sistema organizativo
del cual dispone el empresario o comerciante para la utilización de los diversos elementos de los que se vale en el
ejercicio de su actividad profesional. Esto es porque la empresa como tal, es una institución de naturaleza
económica.
La empresa, en definitiva, no es más que un conjunto de elementos de la más variada condición y naturaleza, los
cuales, bajo un régimen de organización, se afectan funcionalmente a una determinada actividad económica,
consistente en la producción, comercialización o intercambio de bienes y servicios para el mercado.
La empresa es, entonces, un resultado de la actividad creativa del empresario y tiene por características
fundamentales la organización y la actividad, en la medida que la suma de elementos estáticos o dinámicos que la
componen adquieren a través de dicha organización funcional una entidad mayor y un valor superior y distinto al
que representan el conjunto de los mismos por su sola suma. Integrándola entonces, los bienes materiales,
inmateriales, la relaciones laborales, los derechos, el personal, la clientela, la inserción o participación de
determinados mercados, las funciones de producción y comercialización, la capacitación, las expectativas de
ganancias y beneficios, entre otros.
Desde un punto de vista estricto de nuestro Derecho positivo, la empresa constituye un objeto de derecho el cual
conforma una universalidad de hecho.
También se puede hablar de empresa como institución, teniendo como fundamento su función económica (con la
actividad de las personas que le dan vida y desenvolvimiento), el hecho de que adquiere una fisonomía propia
(basada en la coordinación de los elementos que la componen), y porque adopta la forma de un ente creado por la
costumbre o la ley.
A mediados del siglo XIX: la empresa se ve como un actor transformador de la materia prima en productos
elaborados y adquiere mayor complejidad en la realidad hasta entenderla.
Hoy: que no se dedica solo a transformar sino a cualquier actividad que ofrece bienes y servicios.
Entonces, la empresa es: una organización no natural, sino humana, destinada a ganar dinero (esta es la definición
de las ciencias económicas). Surge como un sujeto importante en la economía a partir del capitalismo, la Revolución
Industrial (factores económicos y tecnológicos) entonces la empresa es un factor económico. La ciencia jurídica
regula la realidad de las empresas que existen, por eso son reguladas, existen relaciones especulativas privadas entre
partes y el derecho tiene que doblar una realidad donde la empresa está presente: realidad económica y forma
política.
¿Qué es entonces una empresa para el derecho?: el derecho regula las relaciones personales y reales, dentro de la
estructura del derecho no hay más categorías que éstas (acto y hecho jurídico), la realidad marca la existencia de la
empresa y una ciencia en este caso el derecho, con categoría cerradas que busca regular esa realidad
¿Dentro de qué categoría metemos a la empresa? La primer respuesta “persona jurídica societaria” pero si
analizamos esa respuesta ¿necesariamente una empresa tiene que estar constituida como sociedad?
También existen las empresas unipersonales y se puede pensar que en este caso a una persona es dueña de otra
(persona física dueña de la empresa como persona societaria), y podemos hablar de una situación de esclavismo, si
hablamos de la empresa como sujeto, por eso filosóficamente no encaja como una teoría única. Entonces decimos
que no, la empresa no puede ser un sujeto y surge la idea contraria: es una cosa. Para hacer una cosa
necesariamente tiene que ser una universalidad, entonces ¿una empresa sin trabajadores es una empresa? ¿Es un
hecho jurídico o un acto jurídico?: no ninguna de las categorías jurídicas puede encuadrar lo que es una empresa.
Por lo que si alguien es titular de una empresa: la empresa es una cosa. Se rige por el artículo 320 del código civil y
comercial.
Si tiene obligaciones: es una persona y se rige por la ley de contrato de trabajo.
Si la empresa es una actividad se rige por la Ley de Quiebra.
En definitiva, de empresa no entra en ninguna categoría porque todas se contradicen pero lo importante es que la
empresa existe en la realidad y por eso es regulada por el derecho. Y sus elementos más importantes son: la
actividad y la organización.
Frente a estas teorías (objetivas, subjetivas e institucionales) surgen: las teorías negatorias: que sostienen que en la
realidad hay situaciones extrajuridicas o prejurídicas, Qué son conceptos previos al derecho que éste lo regula en la
medida que tienen impacto jurídico (ejemplo, el tiempo no establece cuántas horas tiene un día). Y esta teoría
sostiene que con la empresa pasa esto, es un concepto económico que está dentro de la ciencia económica y cuando
el derecho lo regula se manifiesta de distintas formas: sujeto, objeto, actividad. Si bien están la realidad no tiene
transferencia concreta en el mundo jurídico sino distintas manifestaciones concretas.
PYMES
Dentro de todas las clasificaciones de las empresas las únicas con un privilegio jurídico son las PyMEs: un 95 o 99%
de empresas son consideradas pymes. Se rigen por la ley de pequeñas y medianas empresas número 24467. Y se
establece que tienen pequeñas diferencias o ventajas bajo un factor objetivo y netamente cuantitativo.
Diferencias de las pequeñas y medianas empresas respecto de las grandes: capital empleados y facturación: son los
factores que se tienen en cuenta y establece pautas relativamente altas para cada área (como por ejemplo, comercio
y minería).
Beneficio de las pymes: en la realidad no se ve casi nada por la corrupción. En el mundo jurídico -ley 24467- no hay
beneficios en el pago de impuestos, es decir, las pymes y no pymes usan la misma escala, o sea, el mismo porcentaje,
los beneficios deben en tres aspectos:
1) SGR (Sociedad de Garantía Recíproca). Financiamiento: el financiamiento en la Argentina se hace a través de
las instituciones bancarias. Las exigencias o garantías para tener un préstamo bancario son muy altas por eso
es muy difícil pedirlos. Por eso se creó la SGR, los mismos bancos pueden crear un fondo como sociedad
donde las pymes pueden asociarse, presentar un proyecto y que la sociedad lo analices pero en un contexto
de negocio teniendo en cuenta lo que se va a ganar (y no el patrimonio actual de las pymes). Y con este
criterio va a poder pagar el préstamo (con lo que va a ganar) y no con el criterio bancario de presentar El
capital actual para garantizar que se va a poder pagar. La sociedad sale de garante y luego recibe una
comisión.
2) Contratos laborales: se permite en algunas modalidades de contrato de aprendizaje y de pasantía en vez de
ser de 6 meses son de un año y esto genera menos cargas patronales.
3) Ley de cheque: las multas para las pymes son la mitad que las multas de las grandes empresas. También que
si una empresa hace mal más de 5 cheques pueden cerrar la venta de los bancos y a las pymes se le permite
hasta 10 (en la realidad esto no es así Generalmente).
Filial: dos empresas jurídicamente independientes pero técnicamente dependientes una de otra
(dependencia administrativa). Por ejemplo empresas multinacionales, cómo los bancos (en Argentina el
banco francés y en España el BBK pertenecen al mismo dueño; Banco Santander río de España y Argentina el
de España es dueño de la Argentina).
Sucursal: hay independencia administrativa pero dependencia jurídica. Por ejemplo, Frávega en Paraná es lo
mismo que el Frávega en Buenos Aires es decir un patrimonio único.
Agencia: contrato donde hay dependencia económica y jurídica. Y en la realidad de la gente ASUME el riesgo
de promover el nombre de la agenciado para que esté haga el contrato. El agente pone a sus Diego una
agencia para contratar. Por ejemplo personal. Pero la gente no realiza ningún contrato sino el nombre de en
este caso personal.
Empresa como un conjunto de bienes: ley 11.867. Transferencia de fondo de comercio o establecimiento industrial.
Entender por la ley que cuando se hace una transferencia de Tom fondo de comercio se transfiere y mucho más que
un conjunto de bienes, transfiero toda la potencialidad que tienen esos bienes de generar nuevos bienes.
2- EL FONDO DE COMERCIO
Concepto
El empresario individual o colectivo en el desarrollo de su actividad profesional se vale de una serie de elementos
tanto materiales como inmateriales que componen los instrumentos constitutivos del centro de su actividad a través
de lo que se ha dado en denominar el establecimiento mercantil.
Este establecimiento no es más que un conjunto organizado de bienes y derechos en acción. Un organismo
económico viviente del que surge la idea de unidad aun cuando en nuestro derecho todavía se discute acerca del
carácter de verdadera entidad que se la adjudica a este particular bien.
El fondo de comercio es una entidad mercantil que reúne el domicilio y el patrimonio que el comerciante afecta a su
actividad comercial; el patrimonio comprende tanto los bienes materiales (capital, instalaciones y otros) como los
inmateriales (clientela, marcas, derechos intelectuales, valor llave). Se trata de una universalidad jurídica y
económica que puede ser enajenadas y para esto con el fin de asegurar la actividad mercantil la ley exige
formalidades especiales.
Ocurre entonces, que este fondo de comercio reúne tanto bienes materiales como inmateriales (derechos y
obligaciones) y de esta unión de elementos puede extraerse o considerarse que nace un nuevo valor que se
encuentra formado por la superposición o aglutinamiento de ambos conceptos.
En su consecuencia, al transferirse un establecimiento mercantil o un fondo de comercio debe tenerse presente la
existencia de un valor distinto a la mera suma de los elementos que lo componen.
Eso es lo que ha hecho necesaria una regulación específica que contemple la situación que se crea cuando este
conjunto denominado fondo de comercio se transfiere ya que dada la complejidad de la operación se hace necesaria
una adecuada regulación que reglamente las situaciones que puedan plantearse, y el paso del activo y del pasivo,
como la posible transferencia de los elementos materiales e inmateriales al adquirente.
Naturaleza
Mucho se ha debatido en doctrina respecto de la naturaleza jurídica del fondo de comercio. Sin embargo a pesar del
debate modernamente no se discute respecto al carácter de universalidad que reúne instituto deteniéndose el
debate en determinar si es la universalidad es de derecho o de hecho.
La universalidad participa de una serie de caracteres, pues se trata de un objeto complejo integrado por diversos
elementos materiales e inmateriales que se encuentran conectados entre sí en función de la unidad que le haga la
revisación brindada por un sujeto y que lo transforma en un todo único capaz de ser objeto de negocios y relaciones
jurídicas cuando esta unidad es atribuida por la ley nos encontramos frente a una universalidad de derecho.
Por el contrario la universalidad de hecho representa un conjunto de elementos corporales o incorporales que aún
vinculados por alguna circunstancia carece de la individualidad de la universalidad derecho y por tanto no es distinto
de los elementos que los componen
El fondo de comercio constituye una universalidad de derecho en la medida que se trata en el establecimiento
comercial o mercantil de un conjunto de bienes sometidos a relaciones jurídicas activas y pasivas propios que son
transferidas juntamente con la titularidad de fondo Por una parte y una universalidad de hecho ya que se trata de
reconocer que la hacienda comercial o mercantil constituye un bien en sí mismo resultado diferente de los bienes
singulares que Lo componen pudiendo ser objeto de diferentes negocios jurídicos.
Por eso se admite que el fondo de comercio entre el derecho argentino puede transferirse por compraventa,
permuta, donación, aporte a sociedad, transferencia, entre otras
Composición
Los bienes materiales e inmateriales y los derechos y obligaciones que el comerciante individual o colectivo utiliza o
utilizan como instrumental, constituyen el elemento objetivo de la empresa, han sido denominados “hacienda” o
“fondo de comercio”. Este instituto se encuentra constituido por los elementos patrimoniales y relaciones jurídicas
que se requieren para la consecución del fin de la empresa, que el propio empresario o comerciante organiza.
La expresión hacienda (fondo de comercio) abarca según la doctrina italiana, todo el patrimonio de las sociedades
comerciales y el conjunto de bienes en las personas físicas, destinado al ejercicio de una determinada empresa
mercantil. En una palabra, comprende todo aquello que tiene un contenido económico apreciable en dinero.
La ley 11.867 no define el fondo de comercio, simplemente se limita a declarar sus elementos constitutivos, a los
efectos de su transmisión por cualquier título.
Art. 1º: Declárase elementos constitutivos de un establecimiento comercial o fondo de comercio, a los efectos de su
transmisión por cualquier título: las instalaciones, existencias en mercaderías, nombre y enseña comercial, la
clientela, el derecho al local, las patentes de invención, las marcas de fábrica, los dibujos y modelos industriales, las
distinciones honoríficas y todos los demás derechos derivados de la propiedad comercial e industrial o artística.
Diferencia entre empresa y fondo de comercio: el concepto de empresa es un concepto dinámico, es decir, es el
fondo de comercio en movimiento, mientras que el fondo de comercio, por el contrario es un concepto estático que
comprende el conjunto de bienes organizados por el empresario para el ejercicio de la empresa.
Régimen de su transferencia: ámbito comprendido; trámite; derechos y deberes de las partes; relaciones con los
terceros, especialmente los acreedores del transmitente
Nombre y enseña
El nombre comercial es el nombre o signo con el que se designa una actividad con fines de lucro o sin ellos
constituyendo una propiedad para los efectos de la ley
Enseña, por su parte, es el signo distintivo, cartel, letrero que identifica al establecimiento y que debe transferirse
con él. Debe poseer los caracteres y originalidad y novedad pues la simple descripción de la actividad no constituirá
una verdadera enseña.
Tanto el nombre comercial cómo la enseña importan siempre un derecho subjetivo
El nombre y le enseña comercial: son elementos típicos del fondo de comercio y no puede conseguirse una
transferencia de dicho instituto excluyendo los conceptos aludidos ya que eso equivaldría a que si las partes no
hubiesen considerado dejar una mención expresa en el contrato sobre la transmisión del nombre y le enseña al
transferirse el fondo para continuar la explotación despojar de Tales elementos el al cliente sería tanto como quitarle
su medio de identificación ante el público.
El derecho al local:
Todo establecimiento mercantil requiere un lugar físico para el desarrollo de la actividad que le es inherente
pudiendo ser este un edificio una oficina o al menos una habitación donde poder ubicar los bienes y desarrollar la
actividad. Por eso salvo casos excepcionales el local es un elemento constitutivo integrante de la Hacienda mercantil.
Instalaciones y mercaderías: Por mercaderías debe interpretarse las materias primas productos terminados y en
general los que se conocen por bienes de cambio
La clientela: La clientela es el conjunto de personas que atraídas por las mercaderías o servicios que presta el
negocio concurren a este y comercian a él.
Libros y correspondencia: Debe considerarse a los libros de comercio y de la correspondencia como comprendidos
en la última parte del artículo primero de la ley 11867 cuando se refiere a los derechos derivados de la propiedad
comercial
LEY 11.867
Trámite
La forma en que se inicia, se desarrolla y concluye la transferencia de un fondo de comercio es mediante un acuerdo
entre adquiriente y enajenante, ya sea en forma directa o mediante la intervención de un martillero público.
Existen dos sistemas procedimentales para la transferencia:
Transferencia privada: primero se confecciona una nota que el vendedor debe entregar al comprador,
detallando los acreedores de establecimiento, sus domicilios, el monto de sus créditos y la fecha de
vencimiento suscripta.
Una vez entregada la nota y suscrita el boleto de compraventa deberá publicar avisos, durante cinco días, en
el Boletín Oficial de la Capital Federal o provincia respectiva, y en uno o más diarios o periódicos del lugar en
que funcione el establecimiento, señalando:
a) Nombre y domicilio del vendedor y comprador
b) Clase y ubicación del establecimiento mercantil objeto del negocio
c) Domicilio al cual deben referirse y dirigirse las reclamaciones por parte de los interesados
A partir de la última publicación, y por un plazo de 10 días, los acreedores que se consideraran afectados por
la transferencia podrán notificar su oposición al comprador en el domicilio denunciado en la publicación, o al
rematador o escribano que intervengan en el acto, reclamando la retención del importe de sus respectivo
créditos y el depósito en cuenta especial, en el banco correspondiente, de las sumas necesarias para el pago.
El comprador, rematador o escribano deberán efectuar esa retención y el depósito y mantenerla por el
término de 20 días, a fin de que los presuntos acreedores pueden obtener el embargo judicial sobre dichos
fondos.
La oposición que formula los acreedores es para que el precio sea pagado al enajenante; de allí la obligación
de depositar el importe de los créditos.
El documento de transmisión del establecimiento sólo podrá suscribirse transcurridos los 10 días contados a
partir de la última publicación de los avisos de la ley.
A efectos de obtener la inscripción en el Registro Público, debe solicitarse la misma al Inspector General de Justicia,
acompañando:
a- La constancia de haber tributado el impuesto de sellos
b- Constancia de haberse efectuado las publicaciones de ley
c- Certificado de libre deuda de la Dirección General Impositiva
d- Acreditarse que ambas partes (comprados y vendedor) están inscriptos en la Dirección General Impositiva
e- Certificado en el que coste la inexistencia de deudas provisionales
f- Certificado otorgado por el Registro Nacional de Créditos Prendarios, respecto del estado de bienes
Si la solicitud de la transferencia se formula dentro de los 10 días de otorgado el acto, ella tendrá efecto retroactivo l
día en que fuera instrumentado el contrato de transferencia. Si, contrariamente, se presentare con posterioridad al
plazo mencionado, frente a terceros sólo será oponible a partir de la fecha de su definitiva inscripción.
Transferencia por remate: da referencia al art. 10. También se encuentra obligado a respetar el plazo de diez
días, para la oposición por parte de los acreedores, y disponer del régimen de depósito y de plazo fijado para
la transferencia privada, en los casos de que se le notificara oposición.
Art. 3: El enajenante entregará en todos los casos al presunto adquirente una nota firmada, enunciativa de los
créditos adeudados, con nombres y domicilios de los acreedores, monto de los créditos y fechas de vencimientos si
las hay, créditos por los que se podrá solicitar de inmediato las medidas autorizadas por el artículo 4º, a pesar de los
plazos a que puedan estar subordinados, salvo el caso de la conformidad de los acreedores en la negociación.
Art. 4: El documento de transmisión sólo podrá firmarse después de transcurridos diez días desde la última
publicación, y hasta ese momento, los acreedores afectados por la transferencia, podrán notificar su oposición al
comprador en el domicilio denunciado en la publicación, o al rematador o escribano que intervengan en el acto
reclamando la retención del importe de sus respectivos créditos y el depósito, en cuenta especial en el Banco
correspondiente, de las sumas necesarias para el pago.
Este derecho podrá ser ejercitado tanto por los acreedores reconocidos en la nota a que se refiere el artículo
anterior, como por los omitidos en ella que presentaren los títulos de sus créditos o acreditaren la existencia de ellos
por asientos hechos en los libros llevados con arreglo a las prescripciones del Código de Comercio. Pasado el término
señalado por el artículo 5º, sin efectuarse embargo, las sumas depositadas podrán ser retiradas por el depositante.
Art. 5: El comprador, rematador o escribano deberán efectuar esa retención y el depósito y mantenerla por el
término de veinte días, a fin de que los presuntos acreedores puedan obtener el embargo judicial.
Art. 7: transcurrido el plazo que señala el artículo 4º, sin mediar oposición, o cumpliéndose, si se hubiera producido,
la disposición del artículo 5º, podrá otorgarse válidamente el documento de venta, el que, para producir efecto con
relación a terceros, deberá extenderse por escrito e inscribirse dentro de diez días en el Registro Público de
Comercio o en un registro especial creado al efecto.
Art. 8: No podrá efectuarse ninguna enajenación de un establecimiento comercial o industrial por un precio inferior
al de los créditos constitutivos del pasivo confesado por el vendedor, más el importe de los créditos no confesados
por el vendedor, pero cuyos titulares hubieran hecho la oposición autorizada por el artículo 4º, salvo el caso de
conformidad de la totalidad de los acreedores.
Estos créditos deben proceder de mercaderías u otros efectos suministrados al negocio o de los gastos generales del
mismo.
Art. 9: A los efectos determinados en el artículo anterior, se presumen simuladas juris et de jure las entregas que
aparezcan efectuadas a cuenta o como seña que hubiere hecho el comprador al vendedor y en tanto cuanto ellas
puedan perjudicar a los acreedores.
Art. 10: En los casos en que la enajenación se realice bajo la forma de ventas en block o fraccionadas de las
existencias, en remate público, el martillero deberá levantar previamente inventario y anunciar el remate en la
forma establecida por el artículo 2º, ajustándose a las obligaciones señaladas en los artículos 4º y 5º en el caso de
notificársele oposición.
En caso de que el producto del remate no alcance a cubrir la suma a retener, el rematador depositará en el Banco
destinado a recibir los depósitos judiciales, en cuenta especial, el producto total de la subasta, previa deducción de la
comisión y gastos, que no podrán exceder del 15% de ese producto.
Si habiendo oposición, el rematador hiciera pagos o entregas al vendedor, quedará obligado solidariamente con éste
respecto de los acreedores, hasta el importe de las sumas que hubiera aplicado a tales objetos.
En caso de incumplimiento
Art. 11: Las omisiones o transgresiones a lo establecido en esta ley, harán responsables solidariamente al
comprador, vendedor, martillero o escribano que las hubieran cometido, por el importe de los créditos que resulten
impagos, como consecuencia de aquéllas y hasta el monto del precio de lo vendido.
Art. 12: El Registro Público de Comercio o el especial que se organice, llevará los libros correspondientes para la
inscripción de las transmisiones de establecimientos comerciales e industriales, cobrando a ese efecto los derechos
que determinen las leyes de impuestos.
3- LA JURISDICCIÓN MERCANTIL
Antecedentes históricos y actualidad
En la Edad media a partir de los gremios y corporaciones, las cuales eran asociaciones profesionales que procedían a
darse regímenes específicos de funcionamiento, sometiendo a sus integrantes al cumplimiento de determinadas
normas, al poder de ciertos órganos directivos y a una jurisdicción especial. De este modo comienza a esbozarse en
cada corporación, en forma orgánica, un conjunto de normas particulares, aplicables solo a sus integrantes.
Con el surgimiento de los Estado Nacionales, el sistema del Derecho Comercial ingresa en un ámbito
predominantemente objetivo, donde nace la teoría del acto de comercio, con el propósito de romper ese mundo
particular y aislado –normativo y jurisdiccional- en el cual los comerciantes se desenvolvían por fuera de las reglas
generales (corporaciones). Comienza a intervenir el Estado para juzgar. La sanción del código de 1807 convierte al
Derecho comercial al de todas las personas que realicen determinados actos. Se mantienen los tribunales especiales
en materia comercial pero ahora a través de la dependencia y control del Estado.
En la actualidad el Derecho Comercial ha sido fuertemente influenciado por diferentes fenómenos como son el
Régimen de Defensa del Consumidor, la Constitucionalización del Derecho privado, como así también por el sistema
de Derechos humanos.
Arbitraje
Art. 1649 del CCyC: Definición. Hay contrato de arbitraje cuando las partes deciden someter a la decisión de uno o
más árbitros todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de una
determinada relación jurídica, contractual o no contractual, de derecho privado en la que no se encuentre
comprometido el orden público.
Art. 1650: Forma. El acuerdo de arbitraje debe ser escrito y puede constar en una cláusula compromisoria incluida en
un contrato o en un acuerdo independiente o en un estatuto o reglamento.
La referencia hecha en un contrato a un documento que contiene una cláusula compromisoria constituye contrato
de arbitraje siempre que el contrato conste por escrito y la referencia implique que esa cláusula forma parte del
contrato.
Art. 1651: Controversias excluidas. Quedan excluidas del contrato de arbitraje las siguientes materias:
a) las que se refieren al estado civil o la capacidad de las personas;
b) las cuestiones de familia;
c) las vinculadas a derechos de usuarios y consumidores;
d) los contratos por adhesión cualquiera sea su objeto;
e) las derivadas de relaciones laborales.
Las disposiciones de este Código relativas al contrato de arbitraje no son aplicables a las controversias en que sean
parte los Estados nacional o local.
Art 1652: Clases de arbitraje. Pueden someterse a la decisión de arbitradores o amigables componedores, las
cuestiones que pueden ser objeto del juicio de árbitros. Si nada se estipula en el convenio arbitral acerca de si el
arbitraje es de derecho o de amigables componedores, o si no se autoriza expresamente a los árbitros a decidir la
controversia según equidad, se debe entender que es de derecho.
Art. 1653: Autonomía. El contrato de arbitraje es independiente del contrato con el que se relaciona. La ineficacia de
éste no obsta a la validez del contrato de arbitraje, por lo que los árbitros conservan su competencia, aun en caso de
nulidad de aquél, para determinar los respectivos derechos de las partes y pronunciarse sobre sus pretensiones y
alegaciones.
Art. 1654: Competencia. Excepto estipulación en contrario, el contrato de arbitraje otorga a los árbitros la atribución
para decidir sobre su propia competencia, incluso sobre las excepciones relativas a la existencia o a la validez del
convenio arbitral o cualesquiera otras cuya estimación impida entrar en el fondo de la controversia.
Art. 1655: Dictado de medidas previas. Excepto estipulación en contrario, el contrato de arbitraje atribuye a los
árbitros la facultad de adoptar, a pedido de cualquiera de las partes, las medidas cautelares que estimen necesarias
respecto del objeto del litigio. Los árbitros pueden exigir caución suficiente al solicitante. La ejecución de las medidas
cautelares y en su caso de las diligencias preliminares se debe hacer por el tribunal judicial. Las partes también
pueden solicitar la adopción de estas medidas al juez, sin que ello se considere un incumplimiento del contrato de
arbitraje ni una renuncia a la jurisdicción arbitral; tampoco excluye los poderes de los árbitros.
Las medidas previas adoptadas por los árbitros según lo establecido en el presente artículo pueden ser impugnadas
judicialmente cuando violen derechos constitucionales o sean irrazonables.
Art. 1656: Efectos. Revisión de los laudos arbitrales. El convenio arbitral obliga a las partes a cumplir lo estipulado y
excluye la competencia de los tribunales judiciales sobre las controversias sometidas a arbitraje, excepto que el
tribunal arbitral no esté aun conociendo de la controversia, y el convenio parezca ser manifiestamente nulo o
inaplicable.
En caso de duda ha de estarse a la mayor eficacia del contrato de arbitraje.
Los laudos arbitrales que se dicten en el marco de las disposiciones de este Capítulo pueden ser revisados ante la
justicia competente por la materia y el territorio cuando se invoquen causales de nulidad, total o parcial, conforme
con las disposiciones del presente Código. En el contrato de arbitraje no se puede renunciar a la impugnación judicial
del laudo definitivo que fuera contrario al ordenamiento jurídico.
Art. 1657: Arbitraje institucional. Las partes pueden encomendar la administración del arbitraje y la designación de
árbitros a asociaciones civiles u otras entidades nacionales o extranjeras cuyos estatutos así lo prevean. Los
reglamentos de arbitraje de las entidades administradoras rigen todo el proceso arbitral e integran el contrato de
arbitraje.
Art. 1659: Designación de los árbitros. El tribunal arbitral debe estar compuesto por uno o más árbitros
en número impar. Si nada se estipula, los árbitros deben ser tres. Las partes pueden acordar libremente el
procedimiento para el nombramiento del árbitro o los árbitros.
A falta de tal acuerdo:
a) en el arbitraje con tres árbitros, cada parte nombra un árbitro y los dos árbitros así designados nombran al
tercero. Si una parte no nombra al árbitro dentro de los treinta días de recibido el requeri-miento de la otra parte
para que lo haga, o si los dos árbitros no consiguen ponerse de acuerdo sobre el tercer árbitro dentro de los
treinta días contados desde su nombramiento, la designación debe ser hecha, a petición de una de las partes, por la
entidad administradora del arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial;
b) en el arbitraje con árbitro único, si las partes no consiguen ponerse de acuerdo sobre la designación del árbitro,
éste debe ser nombrado, a petición de cualquiera de las partes, por la entidad administradora del arbitraje o, en su
defecto, por el tribunal judicial.
Cuando la controversia implica más de dos partes y éstas no pueden llegar a un acuerdo sobre la forma
de constitución del tribunal arbitral, la entidad administradora del arbitraje, o en su defecto, el tribunal judicial debe
designar al árbitro o los árbitros.
Art. 1660: Calidades de los árbitros. Puede actuar como árbitro cualquier persona con plena capacidad civil. Las
partes pueden estipular que los árbitros reúnan determinadas condiciones de nacionalidad, profesión o experiencia.
Art. 1661: Nulidad. Es nula la cláusula que confiere a una parte una situación privilegiada en cuanto a la designación
de los árbitros.
Art. 1662: Obligaciones de los árbitros. El árbitro que acepta el cargo celebra un contrato con cada una de las partes
y se obliga a:
a) revelar cualquier circunstancia previa a la aceptación o que surja con posterioridad que pueda afectar su
independencia e imparcialidad;
b) permanecer en el tribunal arbitral hasta la terminación del arbitraje, excepto que justifique la existencia de un
impedimento o una causa legítima de renuncia;
c) respetar la confidencialidad del procedimiento;
d) disponer de tiempo suficiente para atender diligentemente el arbitraje;
e) participar personalmente de las audiencias;
f) deliberar con los demás árbitros;
g) dictar el laudo motivado y en el plazo establecido.
En todos los casos los árbitros deben garantizar la igualdad de las partes y el principio del debate contradictorio, así
como que se dé a cada una de ellas suficiente oportunidad de hacer valer sus derechos.
Art. 1663: Recusación de los árbitros. Los árbitros pueden ser recusados por las mismas razones que los jueces de
acuerdo al derecho de la sede del arbitraje. La recusación es resuelta por la entidad administradora del arbitraje o,
en su defecto, por el tribunal judicial. Las partes pueden convenir que la recusación sea resuelta por los otros
árbitros.
Art. 1664: Retribución de los árbitros. Las partes y los árbitros pueden pactar los honorarios de éstos o el modo de
determinarlos. Si no lo hicieran, la regulación se hace por el tribunal judicial de acuerdo a las reglas locales aplicables
a la actividad extrajudicial de los abogados.
Art. 1665: Extinción de la competencia de los árbitros. La competencia atribuida a los árbitros por el contrato de
arbitraje se extingue con el dictado del laudo definitivo, excepto para el dictado de resoluciones aclaratorias o
complementarias conforme a lo que las partes hayan estipulado o a las previsiones del derecho de la sede
El arbitraje puede ser voluntario, en oposición al forzoso, que se funda en una disposición legal que se caracteriza
por ser un sistema cuyo desarrollo es definible por las partes contratantes y que se estructura como un
enfrentamiento dialéctico que termina con una con un pronunciamiento dirimente del tribunal arbitral unipersonal o
colegiado cuyo fin es resolver una controversia. Este pronunciamiento es el laudo arbitral acto de autoridad que es
asimilado a una sentencia judicial a los fines y efectos de su ejecución por todos los códigos procesales de nuestro
país y a las normas correspondientes contenidas en articulado y los códigos provinciales.
El contrato de arbitraje es formal y debe instrumentarse por escrito. Sin embargo, esta formalidad es ab
probationem y podría acreditarse la existencia del pacto otras medios.
*Laudo es un concepto que se utiliza en el ámbito del derecho para nombrar a la resolución dictada por un árbitro o
un amigable componedor que permite dirimir un conflicto entre dos o más partes.