La Crisis Del Capitalismo Democratico

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LOMO

27 mm

«NO H AY NA DI E ME J O R I NF O R M AD O Y C ON M AYOR CAPAC I DAD


L A R E L A C I Ó N E N T R E C A P I TA L I S M O Y
DE A NÁ LI S I S QU E MA RT I N WOL F.» — T H E WA S H I N G T O N P O S T

MARTIN
D E M O C R A C I A S E H A V U E LT O P RO B L E M ÁT I C A ,

WOLF
La crisis del
DEL MISMO AUTOR P E RO A M B O S S E N E C E S I TA N M U T UA M E N T E

Hace tres décadas, tras el colapso de la Unión Soviética, el capitalismo democrático


occidental pareció triunfar definitivamente. Hoy, ese sistema atraviesa una crisis

capitalismo
profunda. A izquierda y derecha proliferan las voces de quienes afirman que
al capitalismo le iría mejor sin democracia y las de quienes sostienen que
LA GRAN CRISIS: la democracia estaría mejor sin capitalismo.
CAMBIOS Y
CONSECUENCIAS MARTIN WOLF
La democracia liberal está amenazada incluso en los países donde nació,

democrático
Lo que hemos aprendido y lo
es el editor jefe de Economía del Financial
que todavía nos queda por el Reino Unido y Estados Unidos, en medio de una ola populista global.
aprender de la crisis financiera Times y está considerado uno de los
Los modelos políticos autoritarios y los modelos económicos anticapitalistas
periodistas económicos más influyentes
Deusto, 2015 siguen ganando popularidad.
de la escena internacional.
¿Por qué ha sucedido esto? Y, sobre todo, ¿qué debemos hacer?
Ha sido profesor visitante en las universidades
Martin Wolf reflexiona sobre el precario equilibrio donde se asienta el binomio Por qué el matrimonio entre democracia y de Oxford y Nottingham, miembro del Foro
capitalismo-democracia. Por muy necesario que sea este matrimonio, surgen
tensiones inevitables entre los supuestos igualitarios de la democracia y capitalismo se está diluyendo y qué Económico Mundial en Davos y de la Comisión
Martin Wolf escribió el relato más convincente Vickers del Reino Unido sobre la banca.
las tendencias desigualitarias del capitalismo, y entre el impulso globalizador
y completo publicado sobre las causas y el desarrollo
de la crisis financiera y económica, y sobre las lecciones
del mercado y las raíces nacionales de la democracia.
debemos hacer para solucionarlo
que podemos extraer de ella.
En el año 2000 fue ordenado Caballero del
Imperio británico por sus servicios al periodismo
Wolf, una de las voces más autorizadas en el análisis económico internacional,
financiero y, en 2012, recibió el Ischia
propone reequilibrar la relación entre los dos elementos del capitalismo
International Journalism Award.
democrático. La política debe reflejar las opiniones de los ciudadanos
y la economía debe estar al servicio del pueblo.
Han sido traducidos al español sus libros
La globalización liberal: a favor y en contra
A su juicio, y pese a todas las tensiones que lo atraviesan, el capitalismo
(Anagrama, 2006), escrito junto con Susan

MARTIN
democrático sigue siendo el sistema más exitoso de la historia y el único

democrático
La crisis del
capitalismo
George, y La gran crisis: cambios y consecuencias
capaz de proporcionar al mismo tiempo libertad y bienestar.
(Deusto, 2015).
Por ello debemos preservarlo.
@martinwolf_
«Una lectura obligada tanto para optimistas como para pesimistas.»
­—SIR ANGUS DEATON, PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA 2015 Y COAUTOR DE
MUERTES POR DESESPERACIÓN Y EL FUTURO DEL CAPITALISMO (DEUSTO, 2020).

Deusto
WOLF
JEFE DE ECONOMÍA DEL FINANCIAL TIMES
Grupo Planeta

10327761
edicionesdeusto.com
planetadelibros.com
@EdicionesDeusto Diseño de cubierta: Sylvia Sans Bassat
#LaCrisisDelCapitalismoDemocrático Traducción de Javier Guerrero Fotografía del autor: © Charlie Bibby

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La crisis del capitalismo
democrático
Por qué el matrimonio entre
democracia y capitalismo se está
diluyendo y qué debemos hacer para
solucionarlo

MARTIN WOLF

Traducción de Javier Guerrero

EDICIONES DEUSTO

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Título original: Fossil Future: Why Global Human Flourishing Requires More Oil, Coal,
and Natural Gas—Not Less

© 2022 (year of first publication) by Alex Epstein


All rights reserved including the right of reproduction in whole or in part in any form.
This edition published by arrangement with Portfolio, an imprint of Penguin Publishing
Group, a division of Penguin Random House LLC
Título original: The Crisis of Democratic Capitalism

© Martin
© de la traducción:
Wolf, 2023Aurora González, 2022
Todos los derechos reservados
© Centro de Libros PAPF, SLU., 2023
© de la traducción: Javier Guerrero, 2023
Deusto es un sello editorial de Centro de Libros PAPF, SLU.
Av. Diagonal, 662-664
08034 Barcelona
© Centro de Libros PAPF, SLU., 2023
www.planetadelibros.com
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Av. Diagonal, 662-664
08034
PrimeraBarcelona
edición: febrero de 2023
www.planetadelibros.com
Depósito legal: B. 458-2023
ISBN: 978-84-234-3469-5
Primera edición: septiembre de 2023
Preimpresión: Realización Planeta
Depósito legal: B. 12.281-2023
Impreso
ISBN: por Romanyà Valls, S. A.
978-84-234-3606-4
Preimpresión: Realización Planeta
Impreso por Gómez Aparicio Grupo Gráfico

Impreso en España - Printed in Spain


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Sumario

Prefacio: Por qué escribí este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11


1. Esta vez, fuego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Primera parte
Sobre el capitalismo y la democracia

Prólogo a la primera parte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33


2. Gemelos simbióticos: política y economía en la historia
de la humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
3. La evolución del capitalismo democrático . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

Segunda parte
Lo que falló

Prólogo a la segunda parte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109


4. Es la economía, estúpido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
5. El auge del capitalismo rentista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6. Los peligros del populismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215

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10 · La crisis del capitalismo democrático

Tercera parte
La renovación del capitalismo democrático

Prólogo a la tercera parte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261


7. Renovación del capitalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
8. Hacia un «nuevo» New Deal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 283
9. Renovación de la democracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363

Cuarta parte
Una bisagra de la historia

Prólogo a la cuarta parte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403


10. El capitalismo democrático en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . 405

Conclusión: Restaurar la ciudadanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429


Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 441
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 445

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1
Esta vez, fuego11

Puede que lo que estemos presenciando no sea sólo el final de la


Guerra Fría, o el final de un período concreto de la historia de pos-
guerra, sino el final de la historia como tal: es decir, el punto final
de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de
la democracia liberal occidental como forma definitiva de gobier-
no humano.
Francis Fukuyama12

Cuando Francis Fukuyama escribió su ensayo «¿El fin de la historia?»,


publicado cuando terminó la Guerra Fría, en 1989, muchos coincidie-
ron con él en que la síntesis occidental de democracia liberal y libre
mercado había cosechado una victoria decisiva sobre sus enemigos
ideológicos. A muchos el final de la última ideología totalitaria les pare-
cía no sólo un hecho extraordinario y sorprendente, sino también la
promesa de un futuro mejor para la humanidad. La era de la extorsión
totalitaria y las masacres había concluido. La libertad —política y eco-
nómica— se había impuesto.

11. El título de este capítulo es un homenaje a La próxima vez el fuego, de James


Baldwin, Buenos Aires, Sudamericana, 1964.
12. Francis Fukuyama: «The End of History?», National Interest, 16 (verano de
1989), 3-18, <https://www. jstor.org/stable/24027184>.

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22 · La crisis del capitalismo democrático

Hoy, ni la democracia liberal ni el capitalismo de libre mercado pa-


recen en absoluto triunfantes. Y eso no sólo es aplicable a países en vías
de desarrollo, emergentes o excomunistas, sino incluso a las democra-
cias occidentales establecidas. Los fracasos económicos han hecho tem-
blar la fe en el capitalismo mundial. Los fracasos políticos han socavado
la confianza en la democracia liberal. El ascenso de China, cuyo partido
comunista en el poder ha rechazado el vínculo entre capitalismo y de-
mocracia, también ha sacudido la confianza de Occidente y la confianza
en Occidente.
Ahora la democracia liberal y el capitalismo de libre mercado están
en entredicho. En la derecha nacionalista, incluso cuando no están en el
poder, Donald Trump en Estados Unidos, Nigel Farage en el Reino
Unido, Marine Le Pen en Francia, Matteo Salvini en Italia, Geert Wil-
ders en los Países Bajos y Heinz-Christian Strache en Austria moldean
—o han moldeado— el debate político. En Hungría y Polonia, dos de los
países que se beneficiaron de la caída del Imperio soviético y de la opor-
tunidad de entrar en la Unión Europea, han llegado al poder autopro-
clamados «demócratas iliberales», un eufemismo para referirse a los
autoritarios.13 Siguiendo el ejemplo político de Vladímir Putin en Rusia,
el húngaro Viktor Orbán y el polaco Jarosław Kaczyński oponen sus
asediadas naciones al mundo y la supuesta «voluntad del pueblo» a los
derechos individuales. Estos líderes también se oponen al menos a un
aspecto (y a menudo a más de uno) del capitalismo global contemporá-
neo, ya sea el libre comercio, la libre circulación de capitales o la relativa
libertad de movimiento de las personas. Es inevitable que esa clase de
oposiciones susciten recelos en la Unión Europea.
Un hecho crucial: Estados Unidos tenía en Donald Trump a un pre-
sidente que admiraba a los «hombres fuertes» y la política de los hom-
bres fuertes, aborrecía la libertad de prensa, era indiferente a la supervi-
vencia de la alianza occidental, sentía un intenso desagrado por la Unión
Europea, era encarnizadamente proteccionista y estaba dispuesto a in-
tervenir de manera arbitraria en las decisiones de empresas individua-
les.14 No tenía ningún vínculo ideológico con la democracia liberal o el

13. Sobre la naturaleza del populismo polaco en particular, véase el excelente artícu-
lo de Sławomir Sierakowski, director del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia:
«The Five Lessons of Populist Rule» (2-1-2017), Project Syndicate, <https://www.project
-syndicate.org/commentary/lesson-of-populist-rule-in-poland-by-slawomir-sierakowski
-2017-01>.
14. Sobre la admiración de Trump por los hombres fuertes, véase Domenico Monta-
naro: «6 Strongmen Trump Has Praised—and the Conflicts It Presents» (2-5-2017),

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Esta vez, fuego · 23

capitalismo de libre mercado. Era populista, instintivamente autoritario


y nacionalista. Lo peor de todo es que proclamó la «gran mentira» de
que había ganado las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, que
perdió por un amplio margen, minando así los cimientos de la democra-
cia estadounidense. Además, Estados Unidos no es un país cualquiera:
es el creador del orden mundial liberal posterior a la Segunda Guerra
Mundial. Trump carecía del carácter, el intelecto y los conocimientos
necesarios para ser presidente de una gran república democrática. Su
ascenso al poder en 2016 y su persistente influencia en el Partido Repu-
blicano tras su derrota en 2020 fue (y sigue siendo) un preocupante
fracaso de la democracia más importante del mundo.
En este libro argumentaré que, en las democracias de renta alta, la
decepción económica es una de las principales explicaciones del auge
del populismo de izquierdas y de derechas.15 En cambio, muchos apun-
tan a factores culturales: ansiedad por el estatus, creencias religiosas o
racismo declarado. En efecto, se trata de importantes dolencias subya-
centes. Sin embargo, no habrían afectado de un modo tan profundo a
las sociedades si la economía hubiera funcionado mejor. Además, mu-
chos de estos cambios supuestamente culturales también están rela-
cionados con lo que ha estado sucediendo en la esfera económica: al-
gunos ejemplos importantes son el impacto de la desindustrialización
en la mano de obra y las presiones de la migración económica sobre las
poblaciones establecidas. Los ciudadanos esperan que la economía les
proporcione, a ellos y a sus hijos, niveles razonables de prosperidad y

<http://www.npr.org/2017/05/02/526520042/6-strongmen-trumps-praised-and-the
-conflicts-it-presents>. Sobre su opinión de la alianza occidental, véase Gideon Rachman:
«Atlantic Era under Threat with Donald Trump in White House», Financial Times (19-
1-2017), <https://www.ft.com/content/73ccl6e8-de36-11e6-86ac-f253db7791c6>. Sobre
su apoyo a la protección del comercio, véase «The Inaugural Address» (20-1-2017),
<https://trumpwhitehouse.archives.gov/briefings-statements/the-inaugural-address>.
Sobre su intervencionismo cotidiano, véase Greg Robb: «Nobel Prize Winner Likens
Trump “Bullying” of Companies to Fascist Italy, Germany», MarketWatch (6-1-2017),
<http:// www .marketwatch .com/ story/ nobel -prize -winner -likens -trump -bullying -of
-companies-to-fascist-italy-germany-2017-01-06?mg=prod/accounts-mw>, que cita co-
mentarios de Edmund (Ned) Phelps, premio Nobel de Economía.
15. Desde puntos de partida algo diferentes, los libros de Barry Eichengreen y Ro-
bert Kuttner coinciden en que las fuerzas económicas ejercieron un papel significativo en
la erosión del apoyo interno a las políticas y los sistemas económicos occidentales. Véase
Eichengreen: The Populist Temptation: Economic Grievance and Political Reaction in the
Modern Era, Nueva York, Oxford University Press, 2018, y Kuttner: Can Democracy Sur-
vive Global Capitalism?, Nueva York, W. W. Norton, 2018. John B. Judis: La explosión
populista: cómo la Gran Recesión transformó la política en Estados Unidos y Europa,
Barcelona, Deusto, 2018, lo destaca especialmente bien.

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24 · La crisis del capitalismo democrático

oportunidades. Cuando no es así, sienten frustración y resentimiento.


Eso es lo que ha ocurrido. Mucha gente de los países de renta alta con-
dena el capitalismo global de las últimas tres o cuatro décadas por estos
resultados decepcionantes. En lugar de proporcionar prosperidad y pro-
greso constante, ha generado un aumento de la desigualdad, empleos
sin futuro e inestabilidad macroeconómica. Como cabía esperar, a me-
nudo culpan de esta decepción a los extranjeros y a las minorías. Así,
uno de los puntos en los que coinciden los populistas de izquierda y
derecha es la necesidad de limitar el comercio internacional. Muchos
también ven la necesidad de restringir la circulación de capitales y tra-
bajadores.
En resumen, la democracia liberal y el capitalismo global que triun-
faron hace tres décadas han perdido legitimidad. Esto es importante,
porque son, respectivamente, los sistemas de funcionamiento político y
económico del Occidente actual. La democracia otorga la soberanía a
electorados definidos por la ciudadanía. El capitalismo otorga la toma
de decisiones a los propietarios y gestores de empresas privadas que
compiten a escala mundial. El potencial de conflicto entre estos siste-
mas políticos y económicos es evidente: la política democrática es na-
cional, mientras que la economía de mercado es global; y la política de-
mocrática se basa en la idea igualitaria de una persona, un voto, mientras
que la economía de mercado se basa en la idea desigual de que los com-
petidores que triunfan cosechan los beneficios.
Hoy en día, la síntesis de democracia y capitalismo («capitalismo
democrático») está en crisis.16 La naturaleza de esa crisis y lo que debe-
ría hacerse como respuesta a ella son los temas fundamentales de este
libro. El debate se centra en el destino del capitalismo democrático en
Occidente, aunque no se limita a ello, porque no puede separarse el fu-
turo de Occidente de lo que ocurre en el resto del mundo. Pero Occi-
dente es el núcleo del capitalismo democrático. Mientras tanto, China,

16. Esta idea no es para nada nueva. Las obras del sociólogo alemán Wolfgang
Streeck destacan sobre muchos otros debates. Véase Comprando tiempo: la crisis pos-
puesta del capitalismo democrático, Madrid, Katz Editores, 2016, y ¿Cómo terminará el
capitalismo?: ensayos sobre un sistema en decadencia, Madrid, Traficantes de Sueños,
2017. Véase asimismo Timothy Besley: «Is Cohesive Capitalism under Threat?», en Paul
Collier, Diane Coyle, Colin Mayer y Martin Wolf (eds.): «Capitalism: What Has Gone
Wrong, What Needs to Change, and How It Can Be Fixed», Oxford Review of Economic
Policy, 37, n.o 4 (invierno de 2021), 720-733. El término de Besley «capitalismo cohesivo»
parece muy similar a mi término «capitalismo democrático». Véase también Besley y
Torsten Persson: Pillars of Prosperity: The Political Economics of Development Clusters,
Princeton (Nueva Jersey), Princeton University Press, 2011.

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Esta vez, fuego · 25

la superpotencia mundial en ascenso, defiende una forma muy diferen-


te de controlar los vínculos entre el poder político y la generación de
riqueza, una forma que podríamos llamar «capitalismo autoritario» o
«capitalismo burocrático». En otros lugares, en países como Brasil, la
India, Turquía o incluso Rusia, vemos la aparición de lo que podríamos
llamar «capitalismo demagógico» o «capitalismo demagógico-autocrá-
tico». No obstante, en términos de su probada capacidad para generar
prosperidad, libertad y felicidad, el sistema occidental de capitalismo
democrático sigue siendo el sistema político y económico más exitoso
del mundo. También ha sobrevivido a grandes retos en el pasado, en
particular en las décadas de 1930 y 1940, y de nuevo durante la Guerra
Fría. Pero ahora necesita cambiar de nuevo. Por encima de todo, debe
encontrar un nuevo equilibrio entre la economía de mercado y la políti-
ca democrática. Si no lo hace, la democracia liberal puede derrumbarse.
¿Qué quiero decir con los términos democracia y capitalismo? Por
democracia entiendo su forma contemporánea dominante: la demo-
cracia representativa de sufragio universal.17 Por lo tanto, los que quie-
ren limitar o restringir el sufragio están actuando de manera antidemo-
crática.
Para ser más completo, entiendo por democracia lo que Fukuyama
llamó «democracia liberal». El eminente politólogo Larry Diamond, de
la Hoover Institution, sostiene que la democracia liberal posee cuatro
elementos individualmente necesarios y colectivamente suficientes:
elecciones libres e imparciales; participación activa de la gente, como
ciudadanos, en la vida cívica; protección de los derechos civiles y de los
derechos humanos de todos los ciudadanos por igual; y un Estado de
derecho que obligue por igual a todos los ciudadanos.18 Todos estos ele-
mentos son necesarios y, en combinación, suficientes para hacer que una
democracia sea liberal. Nótese el énfasis en «ciudadanos». Una demo-
cracia liberal es excluyente: incluye a los ciudadanos, pero excluye a los
no ciudadanos. Esto no significa que los no ciudadanos —extranjeros e
inmigrantes— carezcan de cualquier tipo de derecho, ni mucho menos,
pero sí significa que carecen de los derechos políticos de los ciudadanos.

17. Al escribir sobre el siglo xix, podemos decir que no había democracias o —dada
la necesidad de distinguir, por ejemplo, el Reino Unido de finales del siglo xix de la Rusia
zarista— podemos hablar de que un país es una forma de «democracia» si había eleccio-
nes con un derecho amplio, aunque limitado, de voto, en particular un derecho de voto
que seguía excluyendo a las mujeres.
18. Véase «The Universal Value», en Larry Diamond: The Spirit of Democracy: The
Struggle to Build Free Societies throughout the World, Nueva York, Henry Holt, 2009, cap. 1.

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26 · La crisis del capitalismo democrático

Como insistió John Stuart Mill en sus Consideraciones sobre el go-


bierno representativo, la democracia se caracteriza, o debería caracteri-
zarse, por «la libertad de discusión, mediante la cual no sólo unos pocos
individuos sucesivamente, sino todos los ciudadanos, se convierten,
hasta cierto punto, en participantes del gobierno, y en partícipes de la
instrucción y el ejercicio mental que de él se derivan».19 Por consiguien-
te, para que una democracia liberal funcione, los ciudadanos deben te-
ner derecho a expresar sus opiniones, y los conciudadanos deben estar
dispuestos a tolerar las opiniones con las que no están de acuerdo y a las
personas que las sostienen. En la terminología de Isaiah Berlin, como
ciudadanos, las personas disfrutan de libertad negativa (el derecho a
decidir por sí mismas, libres de coacción) y libertad positiva (el derecho
a participar en la vida pública, también votando).20 Un sistema político
de estas características es intrínsecamente pluralista.21 Se preocupa por
los derechos políticos de las minorías, porque se preocupa por los dere-
chos políticos de todos los ciudadanos.
Básicamente, una democracia liberal es una competición por el po-
der entre partidos que aceptan la legitimidad de la derrota. Es una «gue-
rra civil civilizada» en la que no se permite el uso de la fuerza. Y esto
significa que los ganadores no intentan destruir a los perdedores. Un
sistema en el que mafiosos matan a sus oponentes, pisotean los dere-
chos de los individuos, suprimen la libertad de prensa y se benefician
económicamente de sus cargos, al tiempo que se limitan a celebrar elec-
ciones amañadas, no es una democracia liberal. Tampoco es una «de-
mocracia iliberal».22 Un sistema así debería llamarse como lo que es: en
el mejor de los casos, dictadura de la mayoría, y en el peor, «dictadura
plebiscitaria». El gobierno de Putin en Rusia es una dictadura plebisci-
taria, igual que lo son el de Erdoğan en Turquía y el de Orbán en Hun-
gría. De hecho, cada vez más se trata de dictaduras a secas, sin califica-
tivos.
Entiendo por capitalismo una economía en la que los mercados, la
competencia, la iniciativa económica privada y la propiedad privada
desempeñan papeles centrales. Este sistema es el «capitalismo de mer-

19. John Stuart Mill: Consideraciones sobre el gobierno representativo, Madrid,


Alianza, 2016.
20. Isaiah Berlin: Cuatro ensayos sobre la libertad, Madrid, Alianza, 1996.
21. Véase William A. Galston: Anti-Pluralism: The Populist Threat to Liberal Demo-
cracy, Londres y New Haven (Connecticut), Yale University Press, 2018.
22. Sobre la democracia iliberal, véase Fareed Zakaria: El futuro de la libertad: las
democracias iliberales en el mundo, Barcelona, Taurus, 2003.

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Esta vez, fuego · 27

cado». En los diferentes países capitalistas, el tamaño, el alcance y la


naturaleza del gobierno con respecto a la intervención reguladora, los
impuestos y el gasto varían. Con el tiempo, a medida que las sociedades
se hacían más democráticas, la intervención del gobierno también ha
tendido a intensificarse. Esto era inevitable, ya que se amplió el electo-
rado para incluir a personas sin activos significativos. Pero también se
reveló una creciente complejidad de la vida económica y la omnipresen-
cia de lo que los economistas llaman «imperfecciones del mercado»:
situaciones en las que los incentivos del mercado pueden conducir a
resultados social o económicamente dañinos.
Ahora bien, como en el caso de la «democracia liberal», el Estado,
ya sea grande y relativamente intrusivo o no, debe regirse por la ley. Sin
el imperio de la ley, no puede haber capitalismo de mercado, sólo latro-
cinio. Además, las economías capitalistas, así definidas, también están
(y siempre han estado) abiertas al comercio mundial y a los flujos de
capital, al menos hasta cierto punto. El capitalismo nunca es exclusiva-
mente nacional, porque el resto del mundo ofrece infinidad de oportu-
nidades para el intercambio rentable.
En sentido más estricto, por capitalismo de mercado entiendo la
forma de economía de mercado que ha surgido en los últimos setenta
años, y en especial en los últimos cuarenta, y que la palabra globaliza-
ción describe de forma abreviada.23 Al igual que en su vida política, en
su vida económica la persona debe gozar de libertad frente a la coacción
arbitraria del Estado, en particular, pero no exclusivamente, y de liber-
tad para comprar y vender el producto de su trabajo y cualquier otra
cosa que pueda poseer de manera legítima. Como también ocurre en la
vida política, estas libertades no son absolutas, sino que deben estar su-
jetas a límites reglamentarios, legislativos y constitucionales.
El Estado de derecho es un pilar fundamental que comparten la
democracia y el capitalismo, porque protege las libertades esenciales
para ambos. Esto significa que «todas las personas y autoridades dentro
del Estado, ya sean públicas o privadas, deben estar obligadas y gozar del
derecho a beneficiarse de leyes elaboradas públicamente, que entren en
vigor (en general) en el futuro y se administren públicamente en los
tribunales».24 Si algunos individuos o instituciones están por encima de
la ley, nadie que carezca de tales privilegios puede estar seguro en el

23. Analicé ampliamente la cuestión de la globalización en Why Globalization Works,


op. cit.
24. Tom Bingham: El Estado de derecho, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2018.

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28 · La crisis del capitalismo democrático

ejercicio de sus libertades. La ley debe ser universalmente vinculante y


protectora para que prosperen la democracia liberal y el capitalismo de
mercado.
Tanto la democracia liberal como el capitalismo de mercado com-
parten un valor fundamental: la creencia en el valor y la legitimidad de
la acción humana en la vida política y económica. En este sentido, am-
bos sistemas se basan en ideas «liberales», pero la viabilidad del capita-
lismo democrático también depende de la presencia de ciertas virtudes
en la población en general, y en especial en las élites. Ni la política ni la
economía funcionarán sin un grado sustancial de honradez, confianza,
autocontrol, veracidad y lealtad a las instituciones políticas, jurídicas y
de otro tipo. En ausencia de estas virtudes, un ciclo de desconfianza
corroerá las relaciones sociales, políticas y económicas.
En resumen, los sistemas políticos y económicos dependen para su
éxito de la prevalencia de normas fundamentales de comportamiento o,
como a veces se lo llama, «capital social». Sin embargo, hoy la democra-
cia liberal y el capitalismo de mercado están enfermos, y el equilibrio
entre ambos se ha roto. El último capítulo de mi anterior libro, La gran
crisis: cambios y consecuencias, sobre la crisis financiera mundial, lleva-
ba por título «La próxima vez, fuego».25 El penúltimo párrafo de ese li-
bro sostenía que «es inevitable que la pérdida de confianza en la compe-
tencia y la honradez de las élites reduzca la confianza en la legitimidad
democrática. La gente siente aún más que antes que el país no se gobier-
na para ellos, sino para un estrecho segmento de personas bien conecta-
das que cosechan la mayoría de los beneficios, y cuando las cosas van
mal, no sólo están protegidas de las pérdidas, sino que imponen costes
enormes a todos los demás. Tanto en la izquierda como en la derecha,
esto genera un populismo indignado. Sin embargo, es probable que en
los próximos años la voluntad de aceptar el sacrificio compartido sea
aún más importante de lo que lo fue antes de la crisis. Las economías del
mundo occidental son más pobres de lo que imaginaron hace diez años.
Les espera un largo período de restricciones. Es importante hacer que
sea y parezca justo».26
Me equivoqué: el fuego no es la próxima vez, es ahora. Además, la
COVID-19 y el impacto de la guerra de Rusia en Ucrania lo han avivado
aún más. En gran parte, el incendio es el resultado de la combustión

25. Martin Wolf: La gran crisis: cambios y consecuencias, lo que hemos aprendido y
lo que todavía nos queda por aprender de la crisis financiera, op. cit.
26. Ibídem, pp. 352-353.

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Esta vez, fuego · 29

lenta de la indignación que dejó la última crisis financiera y económica,


que se produjo tras un largo período de resultados mediocres y cambios
sociales desgarradores en los países occidentales. Trump fue un produc-
to de este proceso: prometió drenar el pantano, pero, inevitablemente,
lo convirtió en un lodazal aún peor. Su cinismo se justificó a sí mismo
con sus acciones. Puede pasar que a medida que las economías se recu-
peren de la crisis financiera y la pandemia, el fuego se apague. Pero
ahora eso parece casi inconcebible. El capitalismo democrático mundial
está atrapado entre un presente insatisfactorio y un futuro aún menos
satisfactorio de proteccionismo, populismo y plutocracia que es posible
que culmine pronto en autocracia, sobre todo en Estados Unidos.
Devolver la salud al sistema occidental es uno de nuestros mayores
retos. Puede que no lo consigamos. Pero nada bueno se conseguirá si no
se intenta nada. El resto del libro elabora este argumento. La primera
parte analiza tanto en la teoría como en la historia la relación entre po-
lítica y economía y, en especial, entre democracia y capitalismo tal como
los he definido. La segunda parte examina lo que ha ido mal en la eco-
nomía capitalista y en el sistema político democrático como resultado
del auge estrechamente relacionado del capitalismo depredador y de la
política demagógica. La tercera parte analiza las reformas necesarias
para crear una economía más inclusiva y próspera y democracias más
sanas. La cuarta parte examina cómo una alianza de Estados capitalis-
tas democráticos debería participar en el mundo para defenderse, fo-
mentar sus valores esenciales y proteger la paz y la prosperidad globales
y el planeta. Por último, la conclusión vuelve a la cuestión central; es
decir, la responsabilidad de las élites para salvaguardar los frágiles lo-
gros del capitalismo democrático antes de que desaparezcan en una ma-
rea de populismo plutocrático y tiranía.

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