Felipe II

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El reinado de FELIPE II

(1556 - 1598)

● Hijo de Carlos I e Isabel de Portugal.


● Rey de España desde 1556 hasta su muerte en 1598.
● Rey de Portugal desde 1581 hasta su muerte (también lo fueron Felipe III y Felipe IV).

La política interior
Felipe II recibió una formación muy completa y desempeñó desde muy joven funciones de
gobierno. Antes de ser rey, durante las frecuentes ausencias de su padre, Felipe asumió la regencia de los
reinos de España.
Con Felipe II se establece la capital en Madrid (en los reinados anteriores, los reyes residían
temporalmente en distintas ciudades españolas). Desde Madrid, Felipe II dirigía personalmente los asuntos
de gobierno, apoyándose en los Consejos y los Secretarios.

● La defensa del catolicismo.


Siguiendo las directrices de la Contrarreforma, Felipe II se propuso proteger sus reinos frente a la influencia
del protestantismo. En esta labor, algunas medidas demostraron excesiva dureza:
➢ Se reservaron los cargos (eclesiásticos, militares, políticos…) para aquellos que pudieran
demostrar que eran cristianos viejos: descendientes de cristianos y no de conversos
procedentes de familias judías o musulmanas.
➢ Bajo su reinado, los estudiantes universitarios tenían prohibido realizar cursos en
universidades extranjeras.
➢ Se creó un Índice de libros prohibidos y se limitó la importación de libros extranjeros.

● La sublevación de las Alpujarras (Granada).


Los Reyes Católicos habían ordenado la conversión de los musulmanes de Castilla y Aragón. Con el
término moriscos se designaba a los musulmanes que, de manera voluntaria o forzosa, se convertían al
cristianismo. La realidad fue que la mayoría de ellos, de manera más o menos encubierta, mantuvieron la
práctica de la religión islámica, su lengua, vestimenta, costumbres. Felipe II decidió acabar con esta
situación, endureciendo las leyes contra la población morisca. La reacción fue una sublevación de los
moriscos de la sierra granadina de las Alpujarras (1569-1571). Don Juan de Austria, hermanastro del rey,
dirigió el ejército que acabó con la sublevación. Más de veinte mil moriscos murieron en la guerra. El resto
fueron deportados y dispersados en tierras castellanas. Las Alpujarras fueron repobladas con cristianos
viejos procedentes del norte de Castilla.
● El infante Don Carlos y el inicio de la leyenda negra.
Don Carlos era el hijo de Felipe II y de su primera esposa, María de Portugal, muerta al dar a luz. Con el
tiempo, don Carlos, siendo muy joven, dio muestras de su desequilibrio mental, al reaccionar
violentamente en varios episodios. Fue además sospechoso de espiar en asuntos de Estado por lo que su
padre ordenó apresarlo. Quedó encerrado y murió enfermo seis meses después. En Europa, los enemigos
de Felipe II le acusaban infundadamente de haber envenenado a su hijo. Se iniciaba así la leyenda negra
con la que se pretendía dar una imagen negativa del rey de España.

● La traición de Antonio Pérez y el conflicto con la Corona de Aragón.


El Secretario del rey era Antonio Pérez. A pesar de ocupar un puesto de confianza, Antonio Pérez participó
en una intriga de espionaje contra el rey e incluso fue acusado de asesinato. Se refugió en Aragón, bajo la
protección del Justicia Mayor del reino. Esta situación desembocó en un conflicto muy complejo porque el
poder absoluto del rey chocaba con el poder de ciertas instituciones y fueros de Aragón. El Justicia Mayor
se negó a entregar a Antonio Pérez. Felipe II envió un ejército y ordenó la detención y ejecución del Justicia
Mayor. Antonio Pérez consiguió huir a Francia. A lo largo de su vida redactó varios tratados donde
desprestigiaba a Felipe II, contribuyendo a crear la leyenda negra.

Matrimonio e hijos.
Felipe II se casó en cuatro ocasiones. De su cuarta esposa, Ana de Austria, nacerá su heredero,
Felipe III.
La política exterior.
Europa vivió en los siglos XVI y XVII numerosos enfrentamientos bélicos. España, al frente de un imperio, se
vio envuelta en constantes guerras. El ejército ya había sido reforzado en tiempos de los Reyes Católicos.
Bajo el gobierno de los Austrias, los Tercios españoles constituían la unidad de infantería mejor preparada
de Europa.
Además de la defensa de territorios del imperio español, la cuestión religiosa estaba inevitablemente
presente en la mayoría de los conflictos de esta etapa.

1. Las guerras contra Francia.


En los primeros años del reinado continuaron los enfrentamientos con Francia. Como en ocasiones
anteriores, el motivo de la disputa eran los territorios italianos en poder de España.
España y Francia se enfrentaron en la batalla de San Quintín (1557), venciendo España. Para
conmemorar esta victoria, Felipe II ordenó la construcción del monasterio de El Escorial.
Finalmente, ambos países firmaron la Paz de Cateau- Cambresis (1559): mediante este tratado
España consolidó su hegemonía en Europa. El rey de Francia, Enrique II, tuvo que renunciar a sus
pretensiones sobre los territorios italianos.
Esta etapa coincide en Francia con las guerras de religión: enfrentamientos muy sangrientos entre
católicos y calvinistas (llamados en Francia hugonotes).

2. La guerra contra el Imperio Otomano. La batalla de Lepanto.


Los turcos seguían representando una amenaza en el Mediterráneo. España, los Estados Pontificios
y la República de Venecia se aliaron formando la Liga Santa y reunieron una armada de más de 260
naves. La flota, al mando de Don Juan de Austria, se dirigió hacia las costas de Grecia. Los turcos
fueron derrotados en 1571 en la batalla de Lepanto (en la que Cervantes fue herido en el brazo). La
victoria fue celebrada en toda Europa, sin embargo, el poder del Imperio turco no decayó.

3. La sublevación de los Países Bajos.


Los Países Bajos constituían para España una fuente de riqueza muy importante. Era un territorio
con una actividad comercial y financiera muy próspera desde finales de la Edad Media.
Además de la actividad económica, la cultura y las artes alcanzaron un gran desarrollo. Las
universidades flamencas destacaron entre los grandes focos de la cultura europea y humanistas de
gran prestigio procedían de estos territorios (Erasmo de Rotterdam). La alta burguesía y la nobleza
actuaron como mecenas de las artes y la pintura flamenca del Gótico y del Renacimiento era
admirada en toda Europa.
Desde los comienzos de la Reforma, la población del norte de los Países Bajos se había
convertido al calvinismo. Las siete provincias del norte, entre ellas Holanda, constituyeron las
Provincias Unidas y, desde el reinado de Carlos I, protagonizaron numerosos intentos de
sublevación frente al dominio español. La situación empeoró bajo el reinado de Felipe II, siendo
líder de los holandeses Guillermo de Orange. En 1581 las Provincias Unidas declararon su
independencia. El conflicto se convirtió en una larga guerra que se prolongó hasta los tiempos de
Felipe IV y que fue ruinosa para España (en 1648 España reconoció la independencia de las
Provincias Unidas).
Las provincias del sur (la actual Bélgica) siguieron bajo dominio español y se mantuvieron
fieles al catolicismo. Es costumbre designarlas también con el nombre de Flandes.

4. La guerra contra Inglaterra. El desastre de la Armada Invencible.


España e Inglaterra eran rivales en la navegación y el comercio. Por este motivo, para perjudicar los
intereses de España, Inglaterra apoyaba a los rebeldes holandeses en su lucha contra Felipe II.
Además, la monarquía inglesa promovía la piratería (autorizada mediante la patente de corso) en
contra de las naves comerciales españolas.
Durante el reinado de Isabel I, partidaria del anglicanismo, Felipe II ordenó la creación de la Gran
Armada con el objetivo de invadir Inglaterra. En 1588 la armada sufrió una estrepitosa derrota en
las costas de Inglaterra e Irlanda. Con el tiempo, Inglaterra se convertiría en la primera potencia
marítima.

La anexión de Portugal y su imperio.


En 1578 el rey de Portugal murió sin descendencia. Felipe II, hijo de Isabel de Portugal, reclamó sus
derechos al trono. Consiguió el apoyo de la nobleza portuguesa y ordenó la invasión de Portugal. Fue
proclamado rey de Portugal en 1581. España sumaba a su propio imperio los territorios del Imperio
portugués en América (Brasil), costas e islas de África y Asia.
Aunque Felipe II mantuvo las leyes e instituciones portuguesas, nunca fue plenamente aceptado. En
1640, bajo el reinado de Felipe IV, Portugal iniciará su guerra de independencia contra España.

El Imperio de Felipe II con las posesiones españolas y


portuguesas.
La economía española en el siglo XVI.
Europa vive en el siglo XVI una fase de crecimiento económico. A España llegaban con regularidad el oro y
la plata de América y la Casa de la Contratación de Sevilla, creada por los Reyes Católicos, tenía el
monopolio del comercio con América.
Sin embargo, esta riqueza fue mal administrada por los reyes españoles. No se empleó en estimular la
producción propia sino que fue destinada principalmente a pagar numerosos gastos:
● Las numerosas guerras en las que España se vio envuelta.
● Los gastos de la corte.
● El pago del numeroso equipo de funcionarios (burocracia).

Para afrontar estos pagos, los reyes de España recurrieron a solicitar préstamos a los banqueros alemanes.
El resultado fue una situación de déficit de la Hacienda que, en tiempos de Felipe II, condujo tres veces a la
bancarrota. La situación se agravaría sensiblemente en el siglo XVII bajo el reinado de los Austrias menores.

Felipe II, retratado por Tiziano. Felipe II, retratado por Sofonisba Anguissola.
Don Juan de Austria, retratado
por Sánchez Coello

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