Libro San Pedro

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San Pedro:

testigo de los tiempos


Por la ruta del singani en Bolivia
siglos XVI - XXI
San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

SAN PEDRO: TESTIGO DE LOS TIEMPOS


POR LA RUTA DEL SINGANI EN BOLIVIA
Siglos XVI-XXI

San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. Siglos XVI-XXI resume la
historia apasionante de la viña, hacienda y bodega San Pedro Mártir en el valle de Cinti, Chuqui-
saca, Bolivia, donde se produce desde hace 5 siglos el singani, aguardiente destilado de vinos de
la uva Moscatel de Alejandría. La obra editada por María Angélica Kirigin y Esther Aillón Soria
fue publicada por el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia y propiciada por la Fundación
Cultural del Banco Central de Bolivia.

El libro de 820 páginas es el resultado del trabajo desplegado entre los años 1989 y 2013 por un
equipo de conocidos historiadores al que se sumaron investigadores en los archivos de Indias,
General de la Nación Argentina, Casa Nacional de Moneda, Archivo del Obispado de Potosí,
Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, Archivo y Biblioteca de la Arquidiócesis de Sucre.
Sus 19 capítulos son ricos en documentación sobre el origen de la vid en esta parte del conti-
nente, donde las cepas encontraron la tierra fértil para entregar sus frutos para la crianza y el
destilado del vino convertido en singani.

Comprende cinco partes: Cinti antes de la vid; Viña San Pedro y sus propietarios en tiempos
coloniales; Valle de Cinti en el siglo XIX; Denominación de origen y la ruta del singani; Historia
de SAGIC S.A. Viña San Pedro 1925-2007.

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San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

Cerro Tonka
PRIMERA PARTE
PUEBLOS ORIGINARIOS DEL VALLE DE CINTI
6000 a.C.-1540 d.C.
´Cinti antes de la vidµ reÁeja el trabajo de prospección de arte rupestre realizado entre 1993 y
1994 por el equipo de investigación arqueológica integrado por Claudia Rivera Casanovas, Mar-
cos Michel López y Sonia Alconini y conÀrma una larga secuencia de ocupación en la región.

Describe a los antiguos pobladores del valle a partir de 6.000 a.C., desde la presencia de socie-
dades de cazadores y recolectores durante 4000 años, los asentamientos de sociedades sedenta-
rias con economías agrícolas y pastoriles que construyeron viviendas circulares y lograron una
producción de objetos cerámicos (2000 a.C. – 400 d.C.), el desarrollo de señoríos marcados por
una mayor complejidad social que registraron estilos cerámicos Huruquilla, Yura, Yampara que
sugieren interacción entre diferentes regiones hasta la conquista de los inkas que dominaron
las poblaciones locales y construyeron una cadena de fortalezas en los valles para resguardar las
fronteras del avance de los guaraníes.

Platos Inka Tazón Huruquilla


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San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

San Pedro Mártir de Verona, religioso dominico que inspiró el nombre de la


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religiosos dominicos, y a la derecha los religiosos franciscanos. El tercero de izquier-
da a derecha es San Pedro Mártir, y el cuarto San Juan de la Cruz).

SEGUNDA PARTE
LA FUNDACIÓN DE LA VIÑA SAN PERO MÁRTIR Y SUS
PRIMEROS PROPIETARIOS EN TIEMPO VIRREINAL
ALONSO FONSECA FALCON, ANTONIO LÓPEZ DE QUIROGA,
PEDRO ANTONIO DE ANZOLEAGA E INDALECIO GONZÁLEZ DE SOCASA
La segunda parte, compuesta por 4 capítulos, narra la historia virreinal de la hacienda San Pe-
dro Mártir a partir de su fundación por misioneros Dominicos que llegaron al valle de Cinti
la segunda mitad del siglo XVI. Su acción misionera fue enaltecida por personalidades como
Fray Bartolomé de las Casas, Fray Vicente Valverde, compañero de Pizarro en la conquista del
Imperio Incaico y el místico Fray Vicente Bernedo que legó su apostolado a Cinti, desde donde
se inició la tradición del cultivo de la vid y la crianza del vino cuyas primeras cosechas fueron
consagradas a la liturgia católica.

En 1648 San Pedro Mártir era una hacienda productora de aguardiente y vino cuyo propietario
era el Capitán Alonso de Fonseca Falcon, natural de Algarve, Reino de Portugal. Era conocido
por su actividad minera en Chichas donde controlaba su ingenio de molienda de minerales en
San Antonio de Villareal. Como otros migrantes asentados en esta parte de América, Fonseca
Falcon adquirió tierras en Cinti, entre ellas Culpina y Viña San Pedro a la que se dedicó con
empeño consolidándola y prestigiándola. Para Ànanciar sus inversiones mineras, el 23 de marzo
de 1658, Fonseca vendió en 52.000 pesos su apreciada propiedad San Pedro Mártir al Maestre de
Campo Antonio López de Quiroga.

Su paso en Cinti duró aproximadamente tres décadas y constituye el primer tronco familiar en
la sucesión de propietarios.

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San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

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El siglo XVII destaca el paso por Viña San Pedro y Potosí del Maestre de Campo Antonio
López de Quiroga. Con él se inicia el segundo tronco de propietarios. Nació en Triacastella,
Galicia, España. Se asentó en el legendario Potosí en la segunda mitad del siglo XVII. Incansable
organizador y promotor de negocios, adquirió extensas tierras en Cinti y Potosí. Convirtió a
Viña San Pedro en su propiedad más importante, la que dirigió activamente durante 40 años,
llegando a producir 80.000 litros al año. Antonio López de Quiroga junto a sus hijas Lorenza y
María así como las siguientes dos generaciones la conservaron por más de un siglo.

En la visión de sus contemporáneos, de las autoridades reales y del cronista Arzáns, el Maestre
de Campo Antonio López de Quiroga fue pionero y el mayor de los azogueros de Potosí en el
siglo XVII pues tenía más de 20 socavones, de los cuales 10 ó 12 estaban en el Cerro de Potosí
y los demás en los centros mineros de Laicacota, Berenguela, Titiri, Aullagas, Ocurí, Porco y
el célebre de los Lípez. También poseía 9 ingenios en la Ribera de Potosí. Su patrimonio com-
prendía además, haciendas “muy considerables” con viñas en los valles y estancias de ganado,
cuyos productos utilizaba para suplir sus minas y obtener beneÀcios, aminorando los costos de
abastecimiento que los mitayos y mingas requerían.

Fue grande su contribución a las Cajas Reales pero también a otros ámbitos como la agricultura,
mostrando una aplicación particular en la integración de los negocios.

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San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

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El tercer tronco de propietarios incluye al vasco Pedro Antonio de Anzoleaga y a Indalecio Gon-
zález de Socasa y su esposa Juliana de Anzoleaga. Pedro Antonio de Anzoleaga fue un minero
importante en Potosí y miembro del gremio de azogueros. Alcalde de segundo voto de esa
ciudad y comerciante en Charcas. Como militar asistió a las campañas contra los chiriguanos. Se
interesó en la agricultura y obtuvo en remate Viña San Pero Mártir el 6 de febrero de 1772 de ma-
nos del Hospital Convento Santa Bárbara de Cochabamba, del Monasterio Carmelitas Descalzas
de Plata y el Convento San Francisco de Potosí, entidades que la habían recibido en pago de los
censos adquiridos por Luis Cayetano Yañez de Montenegro de la conocida familia de los condes
de Oploca, que conformaron la tercera generación de los descendientes de López de Quiroga.

En 1790 murió asesinado por un esclavo negro en el comedor de la Casa Solariega de San Pedro
Mártir donde pasaba largas temporadas. Un año antes, su única hija, Juliana Anzoleaga se casó
con el español Indalecio González de Socasa quien llegó al Perú a Ànes del siglo XVIII.

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San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. siglos XVI - XXI

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armas, azoguero en el mineral de Siporo dueño de minas e ingenios.

Mientras Indalecio González de Socasa desarrollaba sus actividades comerciales en Cinti co-
noció a Juliana, con quien se casó en 1789 y selló su deseo de permanecer en suelo americano,
adquiriendo Viña San Pedro y otras cinco haciendas cinteñas.

En su febril vida pública González de Socasa integró la agricultura al comercio y a casi todos los
ámbitos de la economía y la sociedad potosina de la época. Participó en la Guerra de la Inde-
pendencia, defendiendo la divisa real y fue en esas difíciles circunstancias en las que San Pedro
Mártir lo mantuvo con su producción de más de 60.000 litros de vino y casi 75.000 litros de
aguardiente. Al quedar viuda Juliana tomó a su cargo el patrimonio familiar conservando en su
cargo como administrador la viña a Manuel Fernando BacaÁores.

Esta parte del libro incluye dos crisis importantes en la vida cinteña, las rebeliones indígenas de
Ànes del siglo XVII y la aplicación de las Reformas Borbónicas que conllevo la resistencia de los
propietarios en el valle de Cinti.

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TERCERA PARTE
EL VALLE DE CINTI EN EL SIGLO XIX
El siglo XIX fue crucial para la historia de Cinti por las transformaciones que tuvieron lugar en
el valle como consecuencia del auge minero de la plata en Pulacayo, Huanchaca, Portugalete,
Tupiza y Potosí. Esta época de oro para el valle coincidió con la competencia de productos ex-
tranjeros que se acentuó amenazando el crecimiento y la sobrevivencia de la industria licorera en
el país. Este capítulo muestra el cuarto tronco de propietarios de Viña San Pero Mártir, encabe-
zado por Juan de la Cruz Linares que hereda a su madre Josefa Lizarazu de Linares.

María Josefa Lizarazu de Linares nació y murió en La Pata, fue la cuarta condesa de Casa Real de
Moneda. Propietaria de bienes y haciendas en Sucre, Potosí, Tarija, Puna y Cinti, destacándose
entre ellas San Pedro Mártir. Enviudó los últimos años de la Guerra de la Independencia aunque
continuó administrando sus haciendas que fueron mansión muralla de las tropas de combate.

Admirada por su carácter dominante, promovió los valores culturales y fue selectiva en la mem-
bresía de su familia. Tras la creación de la República apoyó al Mariscal Antonio José de Sucre el
28 de abril de 1828 en la Rebelión del Batallón de Voltigueros.

Ella y su descendencia representan el cuarto tronco familiar de propietarios de Viña San Pedro
Mártir con vigencia de más de un siglo. Figuran en la obra Mariano Linares Lizarazu (1819-
1869), tercer hijo de Josefa Lizarazu de Linares, quien quedó a la cabeza del patrimonio familiar
por la muerte de su hermano Juan de la Cruz, la dedicación absoluta a la política de su hermano
José María, 13vo Presidente de Bolivia y el retiro religioso de su hermana Fortunata.

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Entre sus propiedades se encontraba San Pedro Mártir que administró hasta Ànes del siglo pa-
sado. En 1893 la familia Linares poseía en su almacén de Potosí 30.000 litros de aguardiente,
1.600 litros de singani y 4.500 litros de vino. Mariano alternó su vida entre la ciudad y el campo
ejerciendo cargos públicos en Potosí y manejando negocios familiares en Sucre y en las hacien-
das de Cinti y Peraspampa. Siendo Ministro Tesorero del Banco de Rescates de Potosí se casó en
primeras nupcias con Gregoria Quezada cuyos descendientes actuales son los Linares Mujía. En
segundas nupcias se casó con la cinteña Benedicta Romero Rivero. Sus hijos fueron las gemelas
Elena y Josefa, José María, Lucrecia y Alcira.

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Viña San Pedro


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/XFUHFLD/LQDUHV5RPHURGH&DOYR Jorge Calvo Ondarza

LA HEREDERA DE SAN PEDRO:


LUCRECIA LINARES ROMERO DE CALVO
Nació en Sucre y murió en San Pedro Mártir. Antes del fallecimiento de su madre Benedicta
Romero de Linares, a Ànes de 1880, ésta distribuyó entre sus cuatro hijos sobrevivientes las pro-
piedades de Cinti, correspondiendo a Lucrecia la Viña San Pedro Mártir. Fijó su residencia en
Cinti aunque viajaba con frecuencia a su casa en Sucre y vivió unos años en Paris. Se casó con
Jorge Calvo Ondarza, nieto de Mariano Enrique Calvo, Vicepresidente de Bolivia en el gobierno
del Mariscal Andrés de Santa Cruz entre 1829 y 1839. Jorge Calvo Ondarza fue también Prefecto
de Chuquisaca y Delegado Nacional en el Territorio de Colonias del Noroeste.

Lucrecia Linares de Calvo fue la propietaria de San Pedro antes de la fundación de SAGIC S.A.
en 1925. A instancias de su primo hermano Jorge Ortiz Linares, hijo político de Simón I. Patiño,
Lucrecia participó en la fundación de la empresa, a la que ingresó como accionista junto a su
esposo e hijos, aportando la hacienda, la viña y la bodega de San Pedro Mártir.

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CUARTA PARTE:
DENOMINACIÓN DE ORIGEN. POR LA RUTA DEL SINGANI
Cinti fue la zona productora de vid y aguardiente más importante de Charcas desde los primeros
tiempos de la Colonia en el siglo XVI y la hacienda San Pedro fue parte fundamental de esa
tradición. Cinti aumentó y perfeccionó su industria de aguardiente en el siglo XIX para sustituir
el consumo de destilados y licores importados del exterior.

En defensa de la producción nacional, por su tradición vitivinícola, Cinti es la cuna de la pro-


ducción del singani y del nombre que le dio a la bebida. Se da cuenta que el nombre de singani
se comenzó a utilizar en los mercados bolivianos a Ànes del siglo XIX. A lo largo del siglo XX,
cuando Viña San Pedro consolidó su presencia en el mercado nacional, hasta convertirse en la
primera empresa de singanis de Bolivia, contribuyó de una manera muy importante a la con-
solidación del singani como la genuina bebida boliviana, llegando a exportarlo como la bebida
bandera de Bolivia.
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HISTORIA DE SAGIC S.A.
Viña San Pedro 1925-2007
Comprende los capítulos 9 al 19, desde el año de la fundación de la empresa hasta el año 2007,
cuando fallece su presidente Carlos Calvo Galindo. Esta parte de la historia aborda la coyuntura
económica de Ànes del siglo XIX que posibilitó la fundación de la empresa en 1925, comple-
mentando los intereses del empresario boliviano Simón I. Patiño con los empresarios chuquisa-
queños propietarios de las haciendas cinteñas, entre ellos Lucrecia Linares de Calvo, propietaria
de Viña San Pedro. Tuvieron la visión de transformar la agricultura en esas tierras, fundando una
de las primeras empresas agroindustriales en Bolivia que desarrolló el comercio, la industria, la
ganadería y la agricultura. Fue la más importante del país hasta la Reforma Agraria de 1953 y la
aparición de la agroindustria cruceña.

Aborda las etapas fundamentales en la vida de la empresa: su fundación: 1920-1925, las inver-
siones y consolidación 1925-1940, las crisis y oportunidades: la Gran Depresión de 1929 y la
Guerra del Chaco (1932-1936), la expansión de los negocios entre 1940-1960, el impacto de la

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Reforma Agraria en la empresa: 1940-1960, la reorganización en San Pedro entre 1960 y 1973,
la transición hacia la reestructuración de la empresa entre 1973 y 1980, el auge de su producción
y consolidación de mercados.

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En la represa

Panorámica del Tranque Culpina-Mayu


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En 1973 se inicia el quinto tronco de propietarios de San Pedro, encabezado por Carlos Calvo
Galindo, quién fue un apasionado por los temas nacionales, visionario y multifacético al momen-
to de encarar cada proyecto. Además de su faceta empresarial, Calvo Galindo fue líder institu-
cional y promotor de la cultura.

Con la adquisición de las acciones de SAGIC S.A. Carlos Calvo Galindo empezó la transforma-
ción de la empresa orientada a modernizar la producción y comercialización. Se remozaron los
viñedos, se adquirieron nuevas viñas en el valle de Cinti, se mejoró la presentación del producto
y la manipulación de botellas, y se implementó un sistema de distribución, con alcance a más
ciudades en el país.

La gestión de Carlos Calvo Galindo se caracterizó por la consolidación del liderazgo de San Pe-
dro en el mercado nacional. Durante la década de 1980, SAGIC S.A. Viña San Pero triplicó su
producción superando 11 millones de botellas de singani de 750 cc. en sus tres categorías: San
Pedro de Oro, San Pedro de Plata y Cinteño.

Es destacable el capítulo sobre el poder de la marca, que registra la estrategia de la comunicación


publicitaria basada en la historia de Viña San Pedro, así como los programas de responsabilidad
social que encaró la empresa.

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LA HISTORIA TRAS LA HISTORA


El último capítulo resume la historia del archivo de SAGIC S.A., único en su género y en Améri-
ca Latina. Expone cómo y dónde se lo encontró, así como el proceso de organización, inventario
y catalogación. Se describen los principales fondos, poniendo énfasis en los documentos de la
empresa que proveen información abundante sobre las etapas de su historia.

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EL PROYECTO INTEGRAL
El proyecto integral contempla la producción de un video documental, la edición de un libro
de tapa dura, una página web y una aplicación para dispositivos móviles en español, quechua e
inglés.

“De cara al futuro de Cinti y con el afán de relejar y forjar esta historia, recogemos las iniciativas
y los aportes de cada una de las épocas, el tesón de sus conductores y líderes, su decisión de crear,
emprender y producir. Cada tronco que marca una época reÁeja también una tendencia. Hay un
denominador común en esta historia: la viña, la vid y la vida, la lucha incansable por la tierra y sus
frutos, la determinación inquebrantable de crecer. En suma Cinti merece una valoración y un
reconocimiento especial del país como la cuna del singani y San Pedro como la marca que le dio
el nombre, el prestigio y lo posicionó como la genuina bebida boliviana” decía María Angélica
Kirigin, directora del proyecto.

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