El Tío
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El Tío
jado de bailar, ni las comparsas citadinas en sus entradas, ni se ha perdido el juego con
agua, los confites de tradición colonial y las fiestas.
PARA CERRAR
Podemos concluir esta inicial mirada comparativa de la transformación de las
fiestas coloniales de carnaval en distintas ciudades y regiones de América Luso-Hispáni-
ca mencionando la distancia existente entre las particularidades del Carnaval de Río de
Janeiro, construcción imaginaria y social en un espacio de varios millones de habitantes
y de disímiles índices de economía, y las ciudades bolivianas. Ciertamente, las condicio-
nes históricas, políticas y económicas son el marco ineludible en el que se construyen las
fiestas.
En la Bolivia contemporánea, se celebra el carnaval en todas las regiones, de dis-
tintas maneras, en los valles de Cochabamba, Chuquisaca, Tarija y Potosí, con coplas, bai-
les, música y comidas especiales. En la ciudad capital de Cochabamba se celebra el Cor-
so de Corso, una especie de cierre del Carnaval en Bolivia. Las provincias de todos los de-
partamentos han mantenido una gran riqueza de expresiones de arte popular y folklore
donde se mezclan lo urbano y lo rural, especialmente en cuanto a los instrumentos musi-
cales. En casi todos los lugares, al igual que en las provincias altiplánicas, la ch’alla o cere-
monia de ofrenda a la Pachamama es fundamental, como reconocimiento del poder es-
piritual que posee sobre los bienes terrenales. Los departamentos de la zona de los lla-
nos tienen modalidades de música, baile y canto diferentes y celebran la fiesta anual-
mente con un entusiasmo creciente. El carnaval de Santa Cruz de la Sierra, la ciudad de
mayor desarrollo productivo y económico ha transcurrido de los carnavales coloniales
hasta una fiesta de trajes lujosos y sofisticados, con carros alegóricos y bandas regiona-
les. Por una parte, tiende a recoger la identidad folklórica de la población indígena y por
otra, recibe la influencia del vecino carnaval brasileño.
En el análisis realizado tratamos de explicar las grandes mutaciones de las fiestas
de carnaval en cuatro ciudades que atravesaron por diferentes circunstancias. Las ciuda-
des de Potosí y La Plata, concluido su esplendor minero, vieron desaparecer también el
boato de sus carnavales mientras que en Oruro y La Paz, éstos fueron transformados in-
volucrando en la resignificación de su fiesta, la identidad misma de las ciudades, es tal el
poder definidor de lo festivo que contribuye a abrir espacios para nuevos personajes, re-
presentaciones y significados sociales. En las mutaciones intervienen tanto factores eco-
nómicos y políticos como sociales y culturales. En estos últimos queda aún mucho por in-
vestigar en relación al potencial festivo especialmente carnavalesco por su relación con
la transgresión y reivindicación de identidades en medio de las luchas simbólicas por el
imaginario social y la representación. De todas formas, el Carnaval continúa favoreciendo
la tradición, la innovación, la magia y la libertad del ser humano.