Los Años Setenta y Ochenta en El Arte Argentino

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Los años setenta y ochenta en el arte argentino: entre la utopía, el silencio y la reconstrucción

Recursos:

 Herrera, M.J. (1999) “VIII. Los años setenta y ochenta en el arte argentino: entre la
utopía, el silencio y la reconstrucción”, en J.E.Burucúa, dir. Nueva Historia Argentina.
Arte, sociedad y política.Tomo II. España: Sudamericana. pp.119-170.

Los finales de la década de los 60 se caracteriza por: una marcada tendencia a la


experimentación y consecuente radicalización de los lenguajes; de desmaterialización de las
formas y materialización de los contenidos, y el contexto social como ineludible marco de
interpretación de la obra.

Se produjo un progresivo énfasis en los aspectos significativos y comunicativos de la obra,


que derivó en prácticas netamente conceptuales. Iniciada a mediados de los 60 con artistas
como Ricardo Carreira, Oscar Bony (autor de la Familia Obrera), Margarita Paksa, David
Lamelas, Eduardo Costa, Roberto Jacoby y otros, esta tendencia da cuenta de un cambio de
paradigma que fue operado por la introducción en los estudios estéticos de las ciencias de la
comunicación, la semiótica y el estructuralismo. Aquel énfasis concretado en una idea, o un
señalamiento del entorno, derivó en lo que durante esos años se denominó la muerte de la
pintura, es decir: la pérdida de vigencia de un lenguaje y su sistema de distribución
tradicional. Se produjo un viraje de lo perceptual a lo conceptual.

Los últimos años de la Revolución Argentina habían acentuado la censura y represión


características de las dictaduras. En 1969 el Cordobazo fue el dramático clímax del
descontento popular por la crisis económica. Se asentó un sentimiento de desconfianza hacia
las soluciones populares provenientes del exterior. A diferencia de la década de los 60 y su
marcado internacionalismo, la búsqueda de una identidad nacional y regional
latinoamericana pareció ser la opción a la coyuntura.

Desde las expectativas a la vuelta de la democracia, el retorno de Juan Domingo Perón de su


exilio, la legalización de los partidos políticos y la violencia terrorista, los primeros años de70
están signados por el impulso a la movilización colectiva.

En las artes tuvo su equivalente en la búsqueda de participación del espectador, que fue
propiciada en los 60. Pero a diferencia de esta, en la primera década d ellos 70, dicha
participación fue entendida como una acción sobre la realidad en búsqueda de un arte
popular, más que un intento por popularizar el arte y extender la audiencia, como en el
decenio anterior.

El CAYC (Centro de Arte y Comunicación)

En 1968 se funda el Centro de Estudios de Arte y Comunicación (CEAC), posteriormente


denominado CAYC (Centro de Arte y Comunicación), el cual se instaló en su sede de Viamonte
452 (CABA) en 1970. Liderado por el empresario y crítico de Jorge Glusberg, se presentaba
como el sucesor del Centro de Artes del ITDT, que había cerrado en 1968.
El CAYC introdujo de manera sistemática (había antecedentes de estas prácticas en nuestro
medio) las tendencias conceptuales provenientes de Europa y Estados Unidos: el Land Arte,
el Body Art, el arte procesual, el conceptualismo lingüístico y el arte cibernético. Propuesto
como “colaboración entre artistas, científicos, sociólogos y psicólogos”, el CAYC apuesta a la
tecnología y también capitaliza las tendencias no convencionales del arte en la calle y las
acciones estético-políticas que cobijara con reticencia el Di Tella.

En la exposición Arte y Cibernética (1969, Galería Bonino) artistas japoneses, británicos,


norteamericanos y argentino eran asistidos por ingenieros y analistas de sistemas para
producir arte por computadora. En la misma línea, Argentina Inter-Medios (1969, Teatro
Ópera, Bs.As.) se propone como un enviroment integral de música electrónica, films
experimentales, poesía, proyecciones, danza, esculturas neumáticas y cinéticas.

También realizaron dos exposiciones callejeras: Escultura, follaje y ruidos (Plaza Rubén Darío,
Bs.As., 1970) y CAYC al aire libre. Arte e ideología (plaza Roberto Arlt, 1972). De esta última
participación dos polémicas instalaciones. Una de ellas La realidad subterránea (Roberto
Duarte Lafferriére, Eduardo Leonetti, Luis Pazos y Ricardo Roux) presentaba una fila de 6
cruces trazadas con cal sobre uno de los muros de la plaza, el título junto a las fotografías del
Holocausto instaladas en un antiguo baño público subterráneo, aludían a los recientes
fusilamientos de presos políticos en la cárcel de Trelew. El mensaje no pasó desapercibido y la
muestra fue inmediatamente clausurada por la policía.

La convulsionada situación política latinoamericana y la posibilidad de su arte se debatían en


paralelo. El hambre fue el tema de dos instalaciones presentadas en CAYC al aire libre. Arte e
ideología. Una de ellas fue: Construcción de un horno popular para hacer pan, realizada por
Jorge Gamarra, Víctor Grippo y el trabajador rural A. Rossi. El horno de barro fue construido
por trabajadores rurales a la vista de los transeúntes. Parte de las acciones que seguían eran la
fabricación de pan y su participación. La obra, de neto corre conceptual, apeló a la metáfora
cristiana donde todo comienza con el barro que la mano de un dios modela para dar forma a
sus criaturas, pero también al desprendimiento, de caridad desinteresada, de compartir el pan
como Cristo con sus discípulos. La “actitud” que señalan los artistas con su obra apuntaba a
evidenciar los saberes desestimados por la cruda competencia capitalista.

Las actividades del centro son asociadas a un grupo de artistas y obras: Gregorio Dujovny,
Carlos Ginzburg, Jorge González Mir, Leopoldo Maler, Vicente Marotta, Luis Pazos, Alberto
Pellegrino, Juan Carlos Romero, Julio Teich y Horacio Zabala, que formaban parte del mismo
en periodos más o menos largos de ese recorrido (1971-1994). Jaques Bedel, Luis Benedit,
Víctor Grippo, Alfredo Portillos y Clorindo Testa. LA lista comprende algunos de los más
relevantes nombres del arte argentino de las últimas décadas, todos desarrollan una obra
personal, más allá de lo que presentan en conjunto durante su permanencia en el CAYC.

El grupo expone con cantidad de invitados de diferentes procedencias, su trabajo establece


intersecciones y dialoga con el de otro muchos. Es parte de la estrategia del Centro, que
implica ubicar a la vanguardia argentina como pieza clave del arte internacional: no una
mera “puesta al día” con los desarrollos ocurridos en otros países, sino originalidad de las
relaciones y sincronicidad de las preocupaciones.

El CAYC y el arte de sistemas

Arte de sistemas, denominación acuñada por Jorge Glusberg, “se refiere a procesos más que a
productos terminados del buen arte”. Apunta a un tipo de producción artística que,
basándose en las modelizaciones de la ciencia, se vale de su método para crear un arte
seriado, reproducible, en el que se sustenta la existencia de una difusión masiva del arte. En
el caso de arte de sistemas las obras-proyectos eran realizadas sobre papel y luego
reproducidas con técnicas heliográficas, método que facilitaba su traslado y montaje. Estas
tendencias que se engloban dentro del arte conceptual, desplazan el tradicional goce sensual
por uno más ligado a la reflexión. Se trata de un arte basado en ideas, que modifica la noción
tradicional de obra de arte. No es que los objetos desaparecen, sino que son reemplazados
por distintos signos de esas acciones/ideas: fotografías, documentos, diagramas, que sitúan
la obra más allá de su materialidad.

- Grippo, Analogía I, 1970-1971. Instalación

Actividades desarrolladas por el CAYC:

- Dela figuración al arte de sistemas (Museo Provincial de Bellas artes “Emilio Caraffa”,
Córdoba)
- Arte de sistemas I (Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Bs.As., 1971)
- Art as Idea in Ingland y Body Worsk de Dennis Oppenheim

Estas actividades definieron la orientación hacia el arte conceptual que caracterizó al Centro.
Frente a la extrema mercantilización del arte, el conceptualismo, con su valorización de la
idea por sobre la materialidad de la obra, generó una circulación del arte menos elitista que la
sustentada en el coleccionismo. Si bien la Argentina fue parte de este movimiento
internacional, el conceptualismo argentino posee características propias. El argentino fue un
conceptualismo abierto, de señalamiento de la realidad social cuyo vehículo principal fue la
metáfora. Este arte ideológico toma partido por una concepción regionalista de los problemas
sociales.

Exposición Arte de Sistemas (Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Bs.As., 1971)

- Víctor Grippo expone Analogía: obra conceptual que propone analizar las analogías
entre la “papa” y la “conciencia”. En una formulación de tono científico, propone a la
papa, originaria de América e identificada con ella, como un reservorio de energía, es
decir de conciencia. Por un proceso metonímico, la papa alude a todo, América. Grippo
señala que nuestro continente debe mirar y mirarse en su propia cultura.
- Alfredo Portillos imaginó una performance: un tubo metálico que contiene un
mensaje, arrojado a las aguas de los ríos que comunican con nuestros países limítrofes
y que poseen “nuestra misma problemática”.

El Grupo de los Trece

En 1971 se forma el Grupo de los Trece, integrado por: Jacques Bedel, Luis Fernando Benedit,
Gregorio Dujovny, Carlos Guinzburg, Víctor Grippo, Jorge González Mir, Vicente Marotta, Luis
Pazos, Alfredo Portullos, Juan Carlos Romero, Julio Teich y Horacio Zabala y Jorge Glusberg.

La presentación oficial del grupo fue en la exposición Hacia un perfil de arte latinoamericano,
en la III Bienal Coltejer de Medellín, en 1972. La exposición reunió distintas vertientes del arte
conceptual.

 Benedit presenta Laberinto para hormigas: estudia las conductas animales. En


hábitats artificiales expone la contraposición entre lo natural y lo artificial, la
racionalidad del instinto y la naturalidad de lo social. Propone la sabia naturaleza en
sus procesos y funciones como disparador de un arte reflexivo sobre el presente
humano.
El dibujo es la herramienta analítica de sus ideas.
 La Realidad Nacional vista desde la ruta 2, de Juan Carlos Romero: performance
fotográfica de distintos señalamientos en la ruta irónicamente enunciados como la
realidad nacional
 Experiencias de Land Art de Carlos Guinzburg
 Registros fotográficos de las performances de coloración de ríos, arte ecológico de
Nicolás García Uriburu.

El videoarte

El CAYC creó un espacio de intercambio cuyo enfoque pluridisciplinario se extendió a la


arquitectura, la fotografía, el diseño y el video arte.

El video arte corresponde a los fines de la década del 70, pero la primera generación de
videoartistas emerge en los ’80. Como antecedentes se encuentran: Situación de Tiempo
(David Lamelas, 1967) o Simultaneidad en Simultaneidad (Marta Minujin, 1966).

Se trata de búsquedas estéticas con la imagen electrónica, sobre sus posibilidades plásticas
(luz, brillo, forma, sonido) y técnicas del medio (reproducción en vivió, simultaneidad en la
percepción de tiempos y espacios lejanos, etc.) donde puede existir, por ejemplo, la
abstracción, totalmente ausente en la televisión comercial.

Glusberg propone el video como un medio para aplicar a una práctica artística inserta en los
procesos de comunicación tal como éstos se dan en la sociedad, pero invirtiendo el
autoritarismo de la televisión comercial en su único sentido comunicacional, hacia la
audiencia. Pero este material, que se conoce fundamentalmente a través de referencias
bibliográficas, no parece haber tenido las condiciones estéticas de lo que posteriormente se
denominó videoarte.

Tiempo de descuento- Cuenta regresiva- La hora 0, por Margarita Paksa (Jornadas


Internacionales de la Crítica, 1978): consta de un video sin fin de 12 min. y un actor en vivo
haciendo la mímica de correr. La acción semejante se desarrolla en la grabación: un hombre
acosado por el inexorable paso del tiempo indicado por medio de un reloj digital en la pantalla.

Otras manifestaciones conceptuales: El arte correo:

Relacionado con el arte conceptual, otra práctica alternativa fue el arte correo. Este propuso
una actividad colectiva, a la vez lúdica y crítica, asentada en el correo, el medio de
comunicación más democrático después de la palabra. Artistas como Luis Pazos, Juan Carlos
Romero, León Ferrari y especialmente, Edgardo Antonio Vigo editaron o colaboraron en
revistas (Hexágono, 1971-1975) y utilizaron tarjetas postales con fines artísticos. Una de las
operatorios consistió en actuar sobre la carta recibida agregando un dibujo u otro signo y
luego enviarla a otro destino. El procedimiento tendió tanto a desestimar la autoría del
objeto -pues se involucran distintas personas- como la avidez por su posesión. El arte correo
basó su eficacia en la comunicación y la participación.
Centró sus preocupaciones en el poder evocador de los signos, tanto lingüísticos como visuales
(sellos, matasellos, lacres, estampillas, inscripciones), relacionándose con experiencias como la
poesía visual.

Hexágono '71 es una revista ensamblada (assembling magazine), es decir, un montaje de


trabajos de diversos artistas que un editor se encarga se aunar, similar al libro de artista y
cuyas estrategias comunicativas se separan de las limitaciones del mundo editorial. Creada,
dirigida y editada por Edgardo Vigo, se publicaron trece números entre 1971 y 1975, todos
ellos en la ciudad de La Plata, con una periodicidad trimestral y una tirada de quinientos
ejemplares. Fue una revista de arte dedicada a la publicación de poesías visuales, historietas,
propuestas para realizar acciones, comunicaciones, ensayos, partes de textos más largos. A
pesar de los cambios que se produjeron a lo largo del tiempo, mantuvo un interés enfocado
fundamentalmente en mostrar y debatir sobre las distintas formas de expresiones plásticas.

Poesía visual, concreta o novísima poesía:

Fue un género experimental que desde los ’60 trabajó con el valor extra semántico de las
palabras. Estos poemas construidos con palabras o fragmentos de palabras juegan con la
relación entre éstas y su imagen. Investiga, más allá de la musicalidad, el significado o la lógica
de las palabras o frases, para dar dimensión visual a distintos elementos lingüísticos, como la
entonación de la voz y otros aspectos connotativos del habla. Se relaciona con las formas
comunicativas de la publicidad: un signo funciona como slogan y cuya fascinación sobre el
espectador se ejerce por su interés visual sin descartar el atractivo que también puede ejercer
el desconocimiento de su significado. Se manifestó como una forma crítica a las estrategias de
los medios masivos de comunicación al evidenciar sus mecanismos manipuladores.

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