Sentencia Legis TP1 Economico
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Y VISTO:
Estos autos caratulados: “CARDOSO, María Pía y otros p.ss.aa.
Asociación Ilícita Fiscal” (Expte. Nº 53010068/2007/TO1), que tramitan ante
este Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de Córdoba, presidido por la
señora Jueza de Cámara, Dra. María Noel Costa, e integrado por los señores
Jueces de Cámara, Dres. José Fabián Asís y Mario Martínez; actúa como Fiscal
General el Dr. Carlos Gonella y como querellantes la señora Nilda Romero con
su patrocinante, Dr. Felipe Otero, de la Defensoría Pública Oficial y la
Administración Fiscal de Ingresos Públicos (AFIP), representada por la Dra.
María Elisa Diez.
Los Dres. Germán Carlos Garavano y María Vázquez, ejerciendo la
defensa técnica de Francina Evelin Mengo D.N.I. Nº 30.206.816 de nacionalidad
argentina, con fecha de nacimiento el 28/02/1983 en Córdoba, de 39 años de
edad, de estado civil casada con Ignacio Gálvez, estudios universitarios
incompletos en la carrera de administración de empresas, domiciliada en calle
Pizarro N°2374, B° Centenario, Córdoba Capital, hija de Atilio Omar Mengo y de
Silvana del Valle Gomariz.
Los Dres. Gustavo Martín Gonzalo De Urquieta y Julieta Amelia Luchessi,
ejerciendo la defensa técnica de: Luisina Sol Mengo D.N.I. Nº 31.479.881, de
nacionalidad argentina, con fecha de nacimiento el 26/03/1985 en Córdoba, de
37 años, de estado civil soltera, con estudios terciarios completos, se recibió de
licenciada en publicada en el año 2009, domiciliada en calle Manuel López N°
2417 de Barrio Centenario, Córdoba, hija de Atilio Omar y de Silvana del Valle
Gomariz.
Y CONSIDERANDO:
Sentencia del Tribunal Oral:
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Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Córdoba, integrado por
los Dres. Carolina Prado, Julián Falcucci y Jaime Díaz Gavier, en fecha 8 de
octubre de 2020, resolvió en lo que aquí interesa:
“… 8.-) Declarar a Francina Evelin Mengo coautora del delito de
asociación ilícita para cometer delitos tributarios, e imponerle en tal carácter la
pena CUATRO AÑOS DE PRISIÓN, accesorias legales y costas (art. 15 inc. “c”
de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-; arts. 12, 29 inc. 3º, y 45 del Código
Penal; arts. 403 y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).
9.-) Declarar a Luisina Sol Mengo coautora del delito de asociación ilícita
para cometer delitos tributarios, e imponerle en tal carácter la pena CUATRO
AÑOS DE PRISIÓN, accesorias legales y costas (art. 15 inc. “c” de la ley 24.769
–texto según ley 25.874-; arts. 12, 29 inc. 3º, y 45 del Código Penal; arts. 403 y
531 del Código Procesal Penal de la Nación)…”
Contra tal pronunciamiento las defensas técnicas de Francina Evelin Mengo
y Luisina Sol Mengo interpusieron recurso de casación en favor de sus
defendidas. Entre otros agravios, cuestionaron la pena aplicada por infundada y
desproporcionada en relación con los atenuantes del caso.
Concedido el remedio legal planteado fueron elevadas las actuaciones a
la Ecxma. Cámara Federal de Casación Penal,
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precedente, a sus efectos; sin costas en la instancia (arts. 530 y 531 del
C.P.P.N)…”
En sus consideraciones la Dra. Ángela E. Ledesma, tras efectuar una
reseña de las valoraciones efectuadas por el Tribunal de juicio al momento de
individualizar las penas de las consortes de causa, detectó un error lógico y
entendió que el decisorio resulta arbitrario en lo que atañe a esta cuestión (art.
404 inc. 2° del C.P.P.N.).
́
Al respecto sostuvo que “además de enumerar someramente los tópicos
apuntados, sin formular mayor explicación sobre su incidencia en la escala penal
respectiva, no se valoraron concretamente las especificas pautas de ́ dosimetría
estipuladas en los arts. 40 y 41 del CP, de ́ conformidad con la doctrina sentada
en los precedentes invocados, pues tal como surge de estos tres supuestos, se
observa una gran cantidad de circunstancias atenuantes -en relación con los
extremos agravantes- que no justifican el monto de pena impuestos por el
tribunal.”.
Por otro lado, expreso que del decisorio cuestionado se observan una
serie de omisiones que lo descalifican como acto jurisdiccional válido.
Al respecto, y tal como lo señalaran las defensas de Luisina y Francina
Mengo advirtió que “…más allá de haberse tenido en consideración su corta
edad al momento de los hechos, en ninguno de los dos casos se merituó como
circunstancia atenuante que ambas se encontraban al mando de su padre, figura
de autoridad que regía no sólo en el ámbito laboral sino también en el familiar.
Sumado a ello, conforme también lo expresara la defensa de Francina y
Luisina Mengo, en la audiencia ante este tribunal, la perspectiva de género como
argumento no puede pasar inadvertida a la hora de evaluar la situación particular
de las imputadas…”
Sobre este punto, resaltó la importancia de incorporar perspectiva de
género, no solo en la investigación y juzgamiento de hechos ilícitos, sino también
en ocasión de decidir monto y modalidad de la pena en el caso de mujeres como
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las aquí condenadas, en consonancia con las recomendaciones realizadas por
instrumentos internacionales.
De esta manera, exhortó a los jueces para que al momento de aplicar la
pena, tengan en cuenta las posibilidades de autodeterminación que pudo haber
tenido la persona al momento de cometer el hecho, y al mismo tiempo, mensurar
el daño que la pena puede generar al proyecto de vida existencia de la
condenada.
En efecto, concluyó que la situación de las imputadas Luisina y Francina
Mengo ha sido analizada sin tener en consideración estos postulados, y tras
mencionar las circunstancias que permitirían atenuar la condena, anuló la pena
impuesta a las nombradas, por carecer de adecuada fundamentación.
Bajo la misma línea argumental, los Dres. Mariano Hernán Borinsky y
Javier Carbajo adhirieron a la propuesta de hacer lugar parcialmente a los
recursos de casación deducidos por las defensas de Francina Evelin Mengo y
Luisina Sol Mengo y, en consecuencia, anular parcialmente la sentencia
impugnada únicamente en lo que respecta al monto de la pena impuesta.
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que fijan los arts. 40 y 41 del C.P. esa parte querellante iba a sustentar su pedido
de pena.
Metodológicamente organizó su exposición valorando los parámetros de
los artículos referidos, comenzando con las circunstancias comunes a ambas
imputadas. Al respecto valoró como agravantes la naturaleza de la acción y los
medios para cometerlo caso concreto. Explicó que las imputadas fueron
condenadas por el delito de asociación ilícita fiscal que es un delito pluriofensivo
que ataca a bienes jurídicos valiosos para la sociedad toda: la tranquilidad
pública y la hacienda pública. Señaló que la hacienda pública no es asimilable a
patrimonio del estado o activos del estado, que va mucho más allá, porque quien
pone en peligro la hacienda pública esta lesionando a la sociedad toda, el estado
se encuentra privado de los recursos necesarios para afrontar el gasto que
demanda la satisfacción de necesidades publicas absolutas y relativas,
perjudicando a sus conciudadanos a quien se lo priva de recibir los servicios
esenciales en relación a administración de justicia, defensa, salud, educación,
etc.
Luego de efectuar estas condiciones teóricas del bien jurídico protegido
realizó un análisis del hecho concreto para concluir que éste revestía especial
gravedad. Tal extremo se demostraba no solo por la valía de los bienes jurídicos
tutelados sino por la modalidad comisiva concreta, al integrar las imputadas una
asociación ilícita que tenía por propósito blanquear operaciones marginales de
grano. Explicó las maniobras desplegadas por los miembros de dicha
organización para realizar el blanqueo que refirió consistía en la utilizaron de
documentación apócrifa atribuida a personas que en realidad no eran los
verdaderos productores agropecuarios. Que para generar esta documentación
se utilizaban a personas que en su mayoría eran indigentes, de escoso nivel
educativo que sufrían graves situaciones de vulnerabilidad, eran engañadas con
promesas de subsidios, planes sociales o a cambio de pocos pesos para que
accedan a firmar diversa documentación mucha de esas en blanco que luego
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Por su parte como circunstancia atenuante común a ambas imputadas
valoró la duración del proceso (12 años), tiempo razonable teniendo en cuenta la
complejidad de la causa y la resolución de los distintos planteos defensivos.
Al valorar individualmente la situación de cada imputada, con relación a
Francina Mengo alegó como agravantes su formación academia que le permitía
conocer la trascendencia económica, jurídica y fiscal de su actuar. Además, que
no estaba sumida en la miseria ni tenía problemas económicos que la hubieran
empujado a cometer los hechos. Al respecto destacó que en su momento se
manejaba en un auto de alta gama, un Audi A3 (fs. 174).
Como circunstancias atenuantes, valoró la falta de antecedentes penales
y que en todo este tiempo tampoco cometió otro delito; su juventud y ser madre
de dos hijos menores de edad.
Con relación a Luisina Mengo, valoró como agravantes contar con
estudios superiores que si bien no eran específicos de ciencias económicas si
eran estudios superiores que le permiten conocer y comprender los hechos en
un faz económica y jurídica lo que se traduce en una mayor reproche a su
conducta. Como atenuantes valoró su juventud, tenía veintidós años al momento
de los hechos y que actualmente ha reconducido su vida hacia el arte.
Luego, y tras analizar los lineamientos de la C.F.C.P. al resolver los
recursos de Casación, sostuvo que si bien ambas imputadas eran jóvenes en
aquel momento y que vivían con su padre -figura preminente en el grupo familiar-
esto constituía una pauta atenuante para mensurar la pena, mas no, una
eximente de responsabilidad. Indicó que no había pruebas a lo largo del proceso
que demuestre que Atilio Mengo haya coaccionado presionado, violentado a sus
hijas a los fines que cometan los delitos. Y que tampoco hacían desaparecer los
aspectos agravantes ni los perjuicios ocasionados ya analizados.
Siguiendo los parámetros del Tribunal de Casación sostuvo que tendrá en
cuenta la condición de madre de Francina y el proyecto de vida artístico de
Luisina, para merituar a su favor la pena y que de esta manera debía ser
valorada la perspectiva de género. Que en ese caso no estamos frente a actos
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enrostrados, también era cierto que estaban bajo la figura de su padre en los
ámbitos familiar y laboral, quien manejaba todo los negocios y las emancipó para
colocarlas al mando de dos sus empresas. Por lo expuesto, estimó que
correspondía la emisión de un nuevo pronunciamiento haciendo una leve
consideración y disminuir a tres años y seis meses de prisión para ambas.
Conclusiones Finales del Ministerio Público Fiscal:
Por su parte, la Fiscalía General, representada por el Dr. Carlos Gonella,
recordó que en la audiencia de conocimiento de los hechos había solicitado el
mínimo de la pena, es decir tres años y seis meses de prisión para ambas
imputadas. Se remitió a las consideraciones efectuadas por la querella pública
respecto de las circunstancias agravantes y consideró necesario aportar
elementos que permitan arribar a una pena justa.
Luego de hacer esta pequeña introducción consideró, sin pretender
modificar las reglas, que las defensas –por haber prosperado sus recursos - eran
quienes debían tomar la palabra en este tipo de instancia. Que en este caso en
particular se justifica más por la naturaleza de las cuestiones que se tienen que
debatir (cuestiones de género) las cuales no se plantearon durante el debate de
los hechos ni tampoco se planteó al momento tomar la palabra las imputadas,
por lo tanto, entendió que era muy difícil proponer un debate sobre el tema. Ante
ello, la señora Presidenta le recordó al señor Fiscal que oportunamente podrá
hacer uso de su derecho de réplica de los planteos de las defensas.
Continuando con su alegato el Fiscal General recordó que en oportunidad
de valorar la pena en el debate al solicitar el mínimo de la pena tuvo en cuenta la
juventud de las acusadas, los rasgos de personalidad de su padre. Recordó al
imputado Mengo como una persona con una personalidad muy fuerte quien se
posicionó en las audiencias de debate cuestionando a todo el Tribunal y a todo el
organismo investigativo. Que en esa oportunidad se había representado la
incidencia de esa personalidad fuerte como padre de familiar y el efecto que
debió haber tenido para involucrar a sus hijas en estos hechos y concluyó que
fue tenido en cuanta como circunstancia atenuante.
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La letrada indicó, que si bien ya habían sido referenciadas por las
querellas, entendió importante tener en cuenta las reales condiciones personales
de su asistida. Al respecto dijo que tenía estudios universitarios y que los mismos
no pudieron ser concluidos, lo que sin duda alguna la existencia del proceso tuvo
incidencia en ello. Además, explicó que tampoco puede dudarse que su padre la
colocó al mando de las empresas a corta edad y con nula experiencia en el
mercado granario y materia tributaria.
Cuestionó las consideraciones efectuadas por la querella en cuanto a
existencia o no del ejercicio de una coacción por considerar que ello significa
desconocer la naturaleza del vínculo paterno filial, la cual no es comparable con
el vínculo de una pareja.
Señalo que pensar que Francina, en el marco de una familia estructurada
como la que tenía al mando de un padre con las características, haya podido
negarse a prestar su nombre para formar parte de una sociedad. Que el hecho
que haya sido colocada evidencia la situación desigual de poder que tenía con
su padre, lo que afectó su autonomía, restringió su libertad y elección. Que ello
debe tener efectos jurídicos conforme los principios de proporcionalidad y
mínima intervención penal.
Respecto a la duración del proceso, explicó que el mismo lleva más de
quince años, y que no existen medidas de prueba que justifiquen esa demora,
tampoco planteos por las partes acusadoras, habiendo espacios largos de
inactividad judicial. Recordó la letrada, que Francina era una estudiante que
cortó sus estudios por el hecho, que su vida se vio penada por el transcurso de
este proceso y el fallo recayó cuando ella ya treinta y siete años y dos hijos
menores.
Por su parte, el Dr. Carlos Garavano, en primer lugar, marcó como
relevante que la Cámara Federal de Casación anuló la sentencia que se le
impuso a su defendida y que refirió a penas crueles e inhumanas. Señaló, que el
voto de la Dra. Ledesma fue preciso sobre la pena y la modalidad. Sostuvo que
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La Dra. Julieta Amelia Luchessi, en representación de la acusada Luisina
Sol Mengo refirió que no solo debe revisarse el monto a aplicar, sino también la
modalidad de la pena impuesta.
Que, en el caso puntual, la personalidad del padre, marcó una clara
asimetría de padre e hijas. Asimismo, valoró la extensión del proceso lo cual
implicó un apena anticipada, un estigma de estar en el proceso penal con
medidas de seguridad, personal a lo largo de sus mejores años. Remarcó que su
proyecto de vida se vio influenciado por este proceso que no tiene fin.
Destacó que la “Casación” al ordenar revisar el monto y modalidad de la
pena enfatizó que las imputadas estaban al mando de su padre, que es una
figura de autoridad para ellas, familiar y económicamente. En este sentido,
cuestionó las valoraciones del Fiscal y sostuvo que no es necesario llegar a una
violencia física que se demostró que existía una asimetría familiar, donde
pretender una prueba en ese núcleo es complejo y así lo ha establecido
casación.
Por su parte, el Dr. Urquieta compartió los argumentos de la defensa de
Francina Mengo y los parámetros postulados por la “Casación”, en cuanto a la
necesidad de merituar la pena con perspectiva de género.
Solicitó una pena de cumplimiento en suspenso, teniendo en cuenta
especialmente las pautas del artículos 40 y 41 C.P. y la perspectiva de género.
Valoró la nula posibilidad de autodeterminación en el caso de Luisina al ser
emancipada para ejercer actividad granaría y tributaria de alta complejidad, que
nunca sus estudios de ese momento le podían dar instrumentos para conocer la
entidad de lo que estaba conociendo. También valoró a su favor su inexperiencia
en el rubro laboral, el vínculo de real obediencia jerárquica de las hijas con el
padre que sigue estando vigente al día de hoy con matices.
Por todo ello, solicitó declarar la inconstitucionalidad del mínimo de la
escala penal y pidió se imponga una pena de dos años de prisión en suspenso
más reglas de conducta que el tribunal considere pertinente. Hizo reserva del
caso federal.
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A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, LA SEÑORA JUEZA DE
CÁMARA DRA. MARÍA NOEL COSTA, DIJO:
En primer lugar, cabe referenciar que nos encontramos ante un juicio de
reenvió, frente a la anulación de la modalidad y especie de pena impuesta a las
imputadas Francina Evelin Mengo y Luisina Sol Mengo. A tales fines, el tribunal
de casación, indicó por una parte, la existencia de un error lógico, por no haberse
merituado circunstancias atenuantes que se desprenden de la constancias de
autos, que afectaron la autodeterminación de las imputadas en el marco de la
relación asimétrica y de autoridad de éstas con su padre, el imputado Atilio
Mengo, omitiéndose de esta manera juzgar con perspectiva de género. Por otra
parte, el tribunal explicitó la necesidad de revisar la modalidad de la pena
impuesta, atento al tiempo transcurrido, más de 14 años, y el impacto
diferenciado de la misma en el plan de vida actual de las imputadas, resaltando
que debía evitarse la pena cruel e inhumana.
Determinación judicial de la Pena:
Es conveniente recordar, que tal como lo expresa la Corte Suprema de
Justicia de la Nación la cuantificación penal es una materia reservada a los
tribunales de sentencia, con los límites que se derivan de la propia Constitución,
esto, en dos sentidos: que la individualización penal no resulte
desproporcionada con la gravedad de los hechos y de la culpabilidad, en forma
tan palmaria que lesione la racionalidad exigida por el principio republicano
(artículo 1° C.N.) y la prohibición de penas crueles e inhumanas (artículo. 5, 2 de
la C.A.D.H.); y, por otra parte, que la prueba considerada para acreditar la base
fáctica y su cuantificación no resulte arbitraria con la gravedad señalada por la
Corte en materia de revisión de hecho y prueba (Fallos 328:3399 CSJN).
Acotándose el análisis al primer requisito por ser la materia de reenvío,
juntamente con el fin y función de la consecuencia jurídico penal, atento al
tiempo transcurrido en el proceso.
Ahora bien, teniendo en cuenta que el Derecho Penal de culpabilidad por el
hecho es una de las garantías que tiene la sociedad frente al poder punitivo del
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lenguaje y de la argumentación jurídica quienes juzgamos intervenimos en la
realidad y cotidianeidad de las personas, se reconocen hechos y se le atribuyen
consecuencias jurídicas. En este contexto, las decisiones neutrales, al igual que
las políticas neutrales adoptadas por los Estados, pueden tener como efecto la
consolidación de las desigualdades que se dan en el seno de la sociedad. Una
decisión aparentemente neutral puede tener un impacto dispar sobre grupos o
individuos específicos. El trato diferenciado entre quienes no son iguales, se
basa en el reconocimiento de que una determinada categoría se encuentra en
una situación de vulnerabilidad con relación a otra categoría y por lo tanto la
distinción de trato se debe considerar como una acción positiva tendiente a
establecer esa igualdad que ha sido quebrantada.
La Corte IDH conceptualiza las distinciones como “diferencias” compatibles
con la Convención Americana por ser razonables y objetivas, distinto de la
discriminación que supone “diferencias” arbitrarias que redundan en detrimento
de los derechos humanos. Es decir, que un trato igualitario entre desiguales,
presupone una discriminación en el resultado del trato, no así el trato
diferenciado entre personas o grupos que no son iguales, ya que ello presupone
una distinción que legitima la acción.
En este sentido, resulta ilustrativo, para evaluar la pretendida neutralidad de
la norma, simplemente mencionar que, una aplicación del principio de igualdad
en las cargas públicas, basado exclusivamente en esa condición de ser humano,
no ha hecho más que desigualar la situación de las mujeres, porque no tuvo en
cuenta que hombres y mujeres parten de diferentes situaciones biológicas,
culturales y sociales, que repercuten en su situación laboral, económica y
patrimonial también y, por ende, en su capacidad contributiva que es la medida
de todos los tributos en un sistema que busque ser progresivo y justo.
Entiendo que, hacer realidad el derecho a la igualdad en la labor
jurisdiccional implica reconocer y combatir diferencias ilegítimas que se
presenten y comprender que muchas veces los tratos diferenciados, cuando
tienen un fundamento objetivo, implican hacer posibles una igualdad que de facto
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encuentran en un nivel de vulnerabilidad. 3.- Identificar las personas que se
encuentran en situación de desigualdad formal, material y/o estructural. 4.-
Advertir en el proceso por parte de los sujetos procesales la reafirmación de la
desigualdad. 5.- Determinar cuáles son los derechos reclamados o vulnerados y
si hay mujeres víctimas de discriminación y violencia. 6.- Si la persona pertenece
a un grupo desventajado (categoría sospechosa) 7.- Conocer y manejar los roles
de estereotipo de género sociales y propios. 8.- Determinar si entre las personas
vinculadas al caso subyace una relación asimétrica de poder. 9.- Cuestionar la
pretendida neutralidad de la norma a fin de evitar los impactos diferenciados en
su aplicación. 10.- Verificar la existencia de estereotipos de la norma o en el
actuar del estado. 11.- Argumentar de tal manera que la sentencia se haga cargo
de las desigualdades del caso. 12.- Determinar cuál es la norma que garantiza
mejor el derecho a la igualdad de la víctima o de las personas involucradas en el
caso.
En este sentido, no puede soslayarse, que la violencia contra las mujeres
es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos y se
puede presentar de distintas formas. La violencia física, junto con la violencia
sexual, son las más conocidas y de fácil detección en nuestra sociedad, hoy
resulta difícil evitar su reconocimiento y repudio, pese a que muchas veces la
víctima suele ser objeto de críticas por su comportamiento previo, vinculándola
como quien ha generado el hecho; pese a ello hoy se ha avanzado de forma
significativa en su condena y rechazo.
Sumado a ellas, existen otras formas de violencia y discriminación que no
siempre son las que predominan, y es por ello que debemos ser muy cuidadosos
a la hora de analizar y reconocer la existencia de la misma en el seno de la
sociedad, de una relación o de la familia, pues si bien las partes acusatorias,
expresaron que no se visualizaron en la causa, violencia física, sexuales, ni
amenazas por parte del padre hacia las imputadas, le asiste la razón a la
defensa técnica en cuanto expresaron que no son las únicas violencias
existentes y lo referido por la propia imputada Francina cuando manifestó, que la
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al detectar situaciones que importen algún tipo de violencia contra las mujeres
tomar una intervención activa buscando erradicar la misma.
Este mandato surge tanto de instrumentos internacionales (arts. 1.1, 8 y 24
de la Convención Americana de Derechos Humanos; arts. 2.1, 3., 14 y 26 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y de los arts. 2 c y 15.1 de la
CEDAW –todos con jerarquía constitucional- Art 7 b) de la Convención de Belem
do Para) como de los dispuesto por el art. 16 de nuestra C.N. y de manera más
específica de la ley 26.485 de “Protección integral, para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonales”, debiendo actuar con la debida diligencia reforzada.
Conforme lo desarrollado hasta acá, adelanto que al referir las defensas
técnicas, en forma coincidente, que las imputadas, continuaban al día de la
fecha, en ese marco de asimetría de poder, discriminación y sometimiento en su
vínculo con su padre, entiendo que resulta necesario al momento de fijar las
pautas de conducta ordenar que realicen una adecuada capacitación en
cuestiones de género tendiente a lograr una comprensión e internalización de los
principios que rigen en la materia conforme el marco convencional y legal
vigente, debiendo acreditar la conclusión del mismo con el certificado
correspondiente en el término de seis meses.
El Patriarcado como sistema político-económico-social y familiar :
Conforme lo indicado por la Cámara Federal de Casación Penal, el análisis
de la pena que debe ser impuesta a las imputadas Francina Evelin Mengo y
Luisina Sol Mengo como coautoras del delito de asociación ilícita para cometer
delitos tributarios (art. 15 inc. “c” de la ley 24.769- texto según ley 25.874) debe
ser realizado con una mirada de perspectiva de género que analice los
componentes patriarcales que subsisten y las coloca en una situación de
vulnerabilidad.
Desde dicha perspectiva, debemos tener en cuenta el contexto y la
situación particular de las imputadas al momento de los hechos, esto es, dos
mujeres, de temprana edad que fueron emancipadas por su padre y puestas a
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cargo de empresas que formaban parte del grupo de sociedades del mismo,
pese a su precaria experiencia laboral. Debiendo apreciarse la implicancia que
tiene en este caso la relación padre- hija, que, si bien puede ser afectiva,
también supone una relación de mando y autoridad, en un sistema patriarcal,
donde la división sexual del trabajo, excluye a las mujeres, a los integrantes del
colectivo de diversidad sexual y a los hombres que no cumplen con el mandato
de masculinidad, del ámbito público.
El patriarcado como sistema político, social, cultural y familiar, se encuentra
enraizado en la sociedad, en las instituciones, en el estado, en la familia y en las
interpretaciones y prácticas jurídicas. Durante siglos se ha legitimado la
discriminación, la violencia, la desigualdad por el género, con discursos
construidos bajo una apariencia de neutralidad, que no son tal, ya que ha
ratificado constantemente las asimetrías. Ello nos obliga a analizar, la situación
de las imputadas, en el marco legal, cultural y social, existente en aquel
momento, donde aún regia el Código Civil de Vélez, que estipulaba la mayoría
de edad a los 21 años de edad (art. 127 CC. Según ley 17.711), considerándose
jurídica y socialmente que la persona se encontraba bajo la patria potestad de
sus padres hasta esa edad.
En el caso concreto, esa anticipación por la cual las imputadas adquirieron
“plena capacidad”, que les permitió la administración y disposición de sus bienes
–art- 135 CC- y ejercer el comercio de acuerdo al código respectivo –art. 131-, se
produjo pura y exclusivamente por una conveniencia, decisión y voluntad
unilateral de Atilio Mengo, no por un interés o necesidad de ellas; frente a la
dificultad del padre para poner bienes a su nombre, decidiendo emancipar a sus
hijas menores, inexpertas y “colocarlas” a cargo de sus empresas y de esa
manera poder continuar con su giro comercial.
Es ilustrativo, en este sentido lo expresado por el imputado Mengo al
momento de ejercer su defensa: “…por problemas principalmente con el
Banco de Córdoba y el Banco de la Nación no podía poner nada a mi
nombre, por ello procedí a emancipar a mi hija Francina y la coloque como
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presidente de FLG, luego hice lo mismo con Luisina a quien emancipe y
coloque como presidenta de SOYBEANS”.
Históricamente, la familia como la sociedad están atravesadas por
relaciones de poder que son asimétricas según el género y generación, que
implican relaciones de desigualdad. En esas relaciones, como el caso que nos
ocupa analizar, las mujeres han ocupado y ocupan lugares de subordinación.
Las sociedades de origen patriarcal como la nuestra, responden a un modo
jerárquico de organización, en la que el varón ejerce la autoridad en base a
criterios sustentados principalmente por el género. De ahí que el modo de
socialización más frecuente según el ejercicio de poder dentro de la familia, haya
sido el modelo autocrático en el que la máxima autoridad es ejercida por el padre
que toma las decisiones e impone verticalmente las reglas de convivencia.
Si bien esto se ha ido modificando con el correr de los años y
transformándose en modelos más participativos, aún coexisten pautas
marcadamente autoritarias que ubican, en el presente caso, a la mujer en
lugares de subordinación, con escaso poder de decisión que no puede dejar de
valorarse al momento de mensurar la pena.
Por lo tanto, teniendo en cuenta el contexto descripto en el que se
encontraban las imputadas Mengo, donde actuaban bajo el control de su padre,
en una relación asimétrica de poder, se debe evaluar y ponderar ello como una
circunstancia atenuante a la hora de establecer los parámetros de la pena,
analizando en el caso concreto, la vinculación superior/ inferior que existía entre
los distintos imputados y puntualmente el vínculo padre/ hijas, el cual si bien no
implica quitarles responsabilidad por los hechos cometidos y probados en la
presente causa, si supone que debe ser tenido en cuenta al momento de
determinar el aspecto cuantitativo y cualitativo de la pena que les corresponde,
atento a las circunstancias bajo las cuales actuaron.
La igualdad de trato en determinadas circunstancias oculta la situación de
especial vulnerabilidad en la que se encuentran determinados grupos por
hallarse sometidos, de diversas formas, a la violencia y discriminación. En las
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readaptar al autor para vivir en sociedad y la intensidad de la sanción encuentra
el límite en el principio de culpabilidad. Toda sanción que exceda el límite de este
parámetro es constitucionalmente inválida. En términos dogmáticos,
concretamente, nos referimos a la prevención especial positiva la cual establece
que se deben tomar en consideración los efectos de la pena sobre la vida futura
del autor en la sociedad. Esto significa, en primer término, que la intensidad de la
pena sobre el autor concreto y las consecuencias que se esperan que de ella
deriven, deben ser tomadas en cuenta al determinar la pena. Así, p. ej., se debe
tratar de evitar la desocialización, pero también se debe ponderar que la pena
viene acompañada de una serie de perjuicios para quien la sufre (pérdida de
trabajo, medidas disciplinarias etc… prolongar la duración de la pena por
razones de prevención especial más allá de la medida de culpabilidad es
considerado como inadmisible” (Cof. Claus Roxin, Mary Beloff, Mario Mariños,
patricia S. Ziffer, Eduardo Andrés Bertoni Y ramón Teodoro Río, “Determinación
Judicial de la Pena”, Editores del Puerto, buenos Aires, 1993, p. 93).
Es precisamente, a raíz de este parámetro y limitación constitucional para
justificar la validez de la sanción, en la que radica la exigencia al juzgador de la
exteriorización del procedimiento intelectivo que lo condijo a determinar el
quantum sancionador en el caso concreto “…el Estado tiene límites, debe
respetar los derechos de sus habitantes, debiendo actuar acorde con los
principios fundamentales, respetando la libertad de todo hombre. Por lo tanto la
construcción del derecho Penal, en la cual se encuentra la teoría de la pena,
debe construirse dentro de las fronteras de la Carta fundamental,
estableciéndose que puede ser objeto de pena y dando respuesta a cuales son
los elementos que deben concurrir, como mínimo y con carácter general, para
que algo sea punible…”(Mir Puig, Santiago, “Fundación de la Pena y Teoría del
Delito en el Estado social y Democrático de Derecho”, p. 41 y ss.)”.
La Corte Suprema ha expresado que “De la confrontación de la norma legal
con sus correspondientes de la Ley Fundamental surge, pues, como criterio que
permite precisar los límites a considerar ante la invocación de falta de
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proporcionalidad de la pena, que opera únicamente para, limitar los excesos que
determina que la proporcionalidad no puede resolverse en fórmulas
matemáticas, sino que solo exige un mínimo de razonabilidad para que la
conminación penal pueda ser aceptada en un Estado de Derecho. En ese
sentido, son incompatibles con una Constitución las penas crueles o que
consistan en mortificaciones mayores que aquellas que su naturaleza impone
( art. 18 de la Constitución Nacional), y las que expresan una falta de
correspondencia tan irreconciliable entre el bien jurídico lesionado por el delito y
la intensidad o extensión de la privación de bienes jurídicos del delincuente
como consecuencia de la comisión de aquel, que resulta repugnante a la
protección de la dignidad de la persona humana, centro sobre el que gira la
organización de los derechos fundamentales de nuestro orden constitucional”
(Fallos: 314:424 “Pupelis”).
En este orden, entiendo que razones de equidad obligan a imponer una
sanción penal que permita el cumplimiento bajo la modalidad condicional
correspondiendo perforar el mínimo legal.
Asimismo, se debe tener en cuenta que el análisis de la imposición de la
pena supone una mirada que entienda el impacto diferencial de las acciones del
Estado sobre varones y mujeres para que éstas no profundicen esa relación de
dominación y contribuyan a desandarla. El Sistema de Coordinación y
Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias en su recomendación
VI/2016, de fecha 24/05/2016, reiteró la necesidad de ponderar el impacto
diferenciado que tiene la pena privativa de la libertad en las mujeres.
Atento a que las tares de cuidado han estado reservadas al colectivo
femenino, la separación de la mujer impacta de manera mucho más gravosa que
en los hombres. Debe notarse que culturalmente se perpetuó la idea de que la
mujer es quien mayormente se encuentra en la casa, es el sostén material y
emocional de la misma, quien asume el cuidado de los hijos y se ocupa de llevar
adelante el hogar. Al día de hoy, los hechos nos muestran que esto sigue siendo
así en la mayoría de los hogares y por lo tanto la detención, en los casos que así
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continúa, impactan directa y gravemente en la vida cotidiana de las mujeres
privadas de la libertad y de sus familias.
En esta línea la Recomendación VI/2016 en el punto 9 de su considerando
advierte: “En el caso de la mayoría de las mujeres detenidas, su condena a pena
de prisión de efectivo cumplimiento no promueve el fin resocializador de la pena
porque tiene un fuerte impacto negativo en términos de derechos sociales,
económicos y civiles de difícil reversión, lo que indica la conveniencia de
privilegiar el uso de otros tipos de sanciones alternativos a la privación de la
libertad”. Asimismo, se hace hincapié en la gran afectación en términos
emocionales y de salud mental que padece la mujer al momento del encierro, y
ello conforme a los roles de género históricamente asignados, la separación de
sus hijos/as y de sus familias.
En el caso de autos se debe tener en consideración el paso del tiempo al
momento de mensurar la pena, dado que las imputadas han logrado reconstruir
su vida en libertad, su integración social y laboral. Francina Mengo, se encuentra
casada, y es madre de dos niños pequeños.
Por su parte, Luisina Mengo se fue a vivir a Estados Unidos, estudio arte, y
se encuentra desarrollando actualmente la actividad de joyería.
Cabe mencionar, que la pena estatal, incluso aquella que se aplica
respetando el debido proceso, es una lesión de los derechos fundamentales de
los ciudadanos. Las mujeres son un colectivo especialmente vulnerable y esto
obliga al Estado a tener una perspectiva diferenciada al momento de imponerle
una pena privativa de la libertad, so pena de caer en una condena
desproporcionada que se convierta en un castigo cruel e inhumano.
En este caso, la necesidad de que la pena se concrete a través del efectivo
cumplimiento de la privación de la libertad, resulta contrario a los objetivos
mismos de la sanción punitiva (reinserción social).
La perforación del mínimo legal:
Habiendo sido calificada jurídicamente la conducta de las imputadas por el
Tribunal con su anterior integración -ratificada por la CFCP-, nos encontramos
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Público impone un límite al juzgador en virtud del derecho de defensa en juicio
(art. 18 de la C.N., art. 8.2 b), c), d) y f) de la C.A.D.H y art. 14. A) y b) del P.I.D.C
y P., entre otros tratados internacionales de DDHH incorporados por la reforma
del año 1994), siendo así como se materializa el principio contradictorio, donde
claramente limita la función jurisdiccional.
En este sentido, la Corte en el fallo "Cattonar" -aplicando la doctrina de
"Tarifeño"- expresa que para que se respeten las formas sustanciales del juicio
relativas a la acusación, defensa, prueba y jueces naturales, la sentencia
condenatoria debe ser dictada mediando acusación ("Tarifeño, Francisco
s/encubrimiento en concurso real con abuso de autoridad" -Fallo: 325:2019-,
"García, José Armando s/ p.s.a. estelionato y uso de documento público falso en
concurso ideal s/ casación", Fallos: 318:1234y "Cattonar, Julio Pablo s/ abuso
deshonesto" -Fallos: 268:266-).
Por ello, “la acusación, como componente de una de las formas esenciales
del proceso, limita al órgano jurisdiccional no sólo prohibiendo que se arribe a
una sentencia condenatoria alterando la base fáctica del juicio sino también a la
pretensión punitiva delimitada en aquélla. Por ende, cualquier extralimitación en
tal sentido, importa un ejercicio jurisdiccional extra petita o ultra petita, afectando
el derecho de defensa en juicio […] El impedimento de proceder en forma
oficiosa, opera como garantía del imputado al debido proceso y asegura la
imparcialidad del juzgador” (CFCP, Sala IV, autos “Zavala Eduardo Cesar”,
registro n° 2342/12.4, causa n° 14.575, 7/12/2012).
La Corte Suprema de Justicia de la Nación expresó que “...la función
jurisdiccional que compete al tribunal de juicio se halla limitada por los términos
del contradictorio...”, agregando que “...toda vez que el derecho de defensa
impone que la facultad de juzgar conferida por el estado a los Tribunales de
Justicia debe ejercerse de acuerdo a los alcances que fija la acusación, y dado
que la pretensión punitiva constituye una parte esencial de ella, (…), cualquier
intento por superar esa pretensión incurre en un exceso jurisdiccional extra o
ultra petita..., afirmado que “...ello importa un avance en el camino de la doctrina
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que esta Corte desarrolló a partir del precedente ‘Tarifeño’ (fallos: 325:2019)
ratificado recientemente en fallo ‘Mostaccio’ (fallo: 327:120).” (CSJN. Voto de los
ministros Ricardo Lorenzetti y Eugenio Zafaroni en autos “Amodio, Héctor Luis
s/Causa N° 5530” “Recurso de Hecho” A.2098.XLI).
En consecuencia, la aplicación de una pena de prisión superior a la
solicitada por las defensas -sin oposición del Ministerio Público Fiscal-, violaría
la garantía del debido proceso y la defensa en juicio, y se colocaría al imputado
en una situación más desfavorable que la pretendida por el propio órgano
acusador, que en el caso de autos no mostro oposición a la perforación del
mínimo de la escala penal establecido.
En este caso excepcional, teniendo en cuenta la situación personal y
contextual de las imputadas, consideró oportuno y necesario apartarme de ese
mínimo conminado en abstracto para lograr una pena adecuada y equitativa,
teniendo en consideración los principios constitucionales que se encuentra en
juego -de equidad, humanidad, proporcionalidad-, los cuales deben primar por
sobre la regla que establece la pena mínima para el delito que aquí se considera.
En este sentido, no puede soslayarse, que los Tratados Internacionales de
Derechos Humanos con jerarquía constitucional (Art. 5º de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; art. XXVI de la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre; art. 5.1 de la Convención Americana de
Derechos Humanos; arts. 7º y 10 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; art. 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño; art. 15.1 de la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad; y art. 16.1
de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes) establecieron la prohibición de la aplicación de penas crueles,
inhumanas y degradantes, a lo cual se podría llegar, en el caso concreto, si se
efectúa una valoración neutral del hecho, sin una mirada que reconozca la
existencia de desigualdades y vulneraciones; en materia penal se receptaron
constitucionalmente los principios de culpabilidad y de proporcionalidad de la
pena (Yacobucci, Guillermo J., El sentido de los principios penales. Su
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naturaleza y funciones en la argumentación penal, Buenos Aires, Ábaco, 2002,
pág. 325-329).
Por lo expuesto, corresponde en el presente caso, apartarme del mínimo de
la escala penal en abstracto del delito que se le enrostra -conforme se acreditó-
a las imputadas Francina y Luisina Mengo, teniendo en cuenta las circunstancias
excepcionales obrantes en la presente causa y la situación personal de las
imputadas, tal como ha sido solicitado por las defensas técnicas de las
imputadas con anuencia de la querella particular de Nilda Romero y sin oposición
del Ministerio Público Fiscal, a los fines de lograr una pena adecuada y
equitativa.
Debo aclarar, que lo aquí resuelto no debe interpretarse como una invasión
por parte de los jueces de esferas de actuación asignadas constitucionalmente al
Congreso de la Nación, sino que, dadas la situación excepcional del presente
caso, corresponde arribar a una “solución de equidad”, teniendo en
consideración que una aplicación de una pena de prisión, conduciría a una
injusticia grave, evidente y contraria al mismo fin perseguido por la norma.
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Circunstancias agravantes:
La complejidad del hecho: se utilizaron distintas empresas, donde Francina
ejercía la presidencia en una de ellas y era accionista y apoderada en otra.
Asímismo, se debe tener en consideración el aprovechamiento de personas de
bajo recursos para poder conseguir su finalidad.
Circunstancias agravantes:
La complejidad del hecho: se utilizaron distintas empresas, donde Luisina
ejercía la presidencia en una de ellas. Así mismo, no se puede dejar de lado el
aprovechamiento de personas de bajo recursos para poder conseguir su
finalidad.
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Por todo lo expuesto, corresponde:
1) Hacer lugar al planteo de la inconstitucionalidad del mínimo de la escala
penal establecida por el art. 15 inc. “c” de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-
deducido por las defensas técnicas de las imputadas Francina Evelin Mengo y
Luisina Sol Mengo con anuencia de la querella particular de Nilda Romero y sin
oposición del Ministerio Público Fiscal;
2) Imponer a Francina Evelin Mengo, ya filiada, la pena de DOS AÑOS Y
SEIS MESES DE PRISIÓN EN FORMA DE EJECUCION CONDICIONAL y
costas en calidad de coautora del delito de asociación ilícita para cometer delitos
tributarios (art. 15 inc. “c” de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-; arts. 26, 29
inc. 3º, y 45 del Código Penal; arts. 403 y 531 del Código Procesal Penal de la
Nación).
3) Imponer a Luisina Sol Mengo, ya filiada, la pena de DOS AÑOS Y SEIS
MESES DE PRISIÓN EJECUCION CONDICIONAL y costas en calidad de
coautora del delito de asociación ilícita para cometer delitos tributarios (art. 15
inc. “c” de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-; arts. 26, 29 inc. 3º, y 45 del
Código Penal; arts. 403 y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).
4) Imponer a las nombradas en concordancia con lo establecido en el art.
27 bis del Código Penal: I- La obligación de fijar residencia notificando al tribunal
y comparecer al ser llamadas, y someterse al cuidado del Patronato de Presos y
Liberados por el mismo término establecido en la condena; II- Realizar una
adecuada capacitación en cuestiones de género tendiente a lograr una
comprensión e internalización de los principios que rigen en la materia conforme
el marco convencional y legal vigente, debiendo acreditar la conclusión del
mismo con el certificado correspondiente en el término de seis meses. Así voto.-
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en franca violación al principio de humanidad receptado en el art. 18 de nuestra
Constitución Nacional y arts. 5 DUDH, art. 5 CADH y art. 7 PIDCyP.
Ahora bien, tomando en consideración los parámetros establecidos por la
Sala IV de LA CFCP en resolución de fecha 16 de marzo pasado y las pautas de
mensuración de pena que fijan los arts. 40 y 41 del C.P. estoy en condiciones de
concluir que el mínimo de la escala previsto en el cuerpo legal citado -en el caso
de las imputadas- aparece excesivo y lesivo al principio de proporcionalidad (art.
18 CN).
Es que tal como lo señalara el Tribunal de alzada debe analizarse la
situación particular de ambas imputadas con perspectiva de género. Es que tal
como marcara la Dra. Ledesma en su voto “ambas (imputadas) se encontraban
al mando de su padre, figura de autoridad que regía no solo en el ámbito laboral
sino también en el familiar”.
Y es que, analizando las constancias de la causa, es indudable que Atilio
Mengo tenía una posición de mando y autoridad, y fue quien ideó la creación de
las firmas FLG AGROPECUARIA S.A. y SOYBEANS S.A. involucradas en las
maniobras ilícitas.
Para ello, Atilio Mengo (jefe y organizador de la asociación ilícita fiscal)
dispuso la emancipación de sus hijas para colocarlas -aun siendo menores de
edad- en cargos directivos en estas dos empresas de su grupo económico. Sin
embargo, y tal como lo reconociera el propio imputado en su declaración
indagatoria, él siempre tuvo el manejo de todas sus empresas.
Ello queda en evidencia al verificarse en autos que ante las diversas
fiscalizaciones efectuadas por el órgano recaudador a las empresas del grupo, el
propio Atilio Mengo retomó el control de sus firmas, lo que demuestra la
preeminencia y dominio que ostentaba el padre sobre Francina y Luisina Mengo,
en lo ateniente a la gestión de los negocios y toma de decisiones.
Ahora bien, este cuadro de autoridad de Atilio Mengo en la realidad
empresarial -en la cual se gestó la conducta criminal de las imputadas- se
evidencia con proyección en la dinámica familiar. Cabe referir que conforme las
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Al respecto, en el ámbito de las Naciones Unidas, las Reglas para el
tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes, conocidas como Reglas de Bangkok, fueron aprobadas
por la Asamblea General (A/RES/ 65/229) de fecha 16 de marzo de 2011 y se
erigen como estándares de interpretación del derecho interno.
En particular, la Regla Nº 57 invita a contemplar medidas alternativas a la
prisión efectiva de mujeres delincuentes teniendo presente el historial de
victimización y sus responsabilidades de cuidado sobre otras personas.
En ese marco, la regla 58 establece que “(…) cuando proceda y sea
posible, se utilizarán mecanismos opcionales en el caso de las mujeres que
cometan delitos, como las medidas alternativas y otras que sustituyan a la prisión
preventiva y la condena”. Medida que se complementa con la directriz 61 en
cuanto estipula que “Al condenar a las delincuentes, los tribunales tendrán la
facultad de examinar atenuantes, como la ausencia de historial penal y la
levedad relativa y el carácter de su comportamiento delictivo, teniendo en cuenta
las responsabilidades de cuidado de otras personas de las interesadas y su
situación particular.”
Sumado a lo expuesto debemos considerar otro punto destacado por el
Tribunal de alzada “el impacto que la sanción penal puede tener en la vida actual
de las nombradas”. Esta cuestión está íntimamente relacionada con el tiempo
que duró el proceso que, si bien por la complejidad de la causa no resulta
irrazonable en término violatorios de garantías constitucionales, debe ser
analizado en a los fines de determinar una pena justa.
Al respecto cabe señalar que la sentencia condenatoria recayó trece años
después de los hechos. No se puede obviar que en ese tiempo Francina Mengo
se convirtió en madre en dos oportunidades e inició un proyecto de vida familiar.
Por su parte Luisina Mengo, concluyó sus estudios e inicio un proyecto laboral
relacionado al arte y el rubro de joyería.
Por otra parte, durante todo este tiempo transcurrido las nombradas no
han cometido con posterioridad ningún delito.
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Con relación a Luisina Sol Mengo, tengo en cuenta como atenuantes que
no registra anteceden penales, su juventud al momento de los hechos, la
inexperiencia y carencia de estudios específicos vinculados a la actividad, y
demás elementos de mérito ponderados en párrafos precedentes.
Si bien no escapa al suscripto la complejidad y magnitud de las maniobras
y el rol de las nombradas como miembros de una organización delictiva, no
puedo dejar de meritar que tanto Francisna como Luisina Mengo, a pesar de ser
estudiantes universitarias, carecían de la experiencia suficiente en el rubro
compraventa de cereal, actividad de las empresas que -como ya se analizó-
manejaba su padre.
En consecuencia, por las pautas de mensuración de la pena,
mencionadas y las contenidas en los arts. 40 y 41 del CP, corresponde aplicar a
Francina Evelin Mengo y Luisina Sol Mengo la pena de DOS AÑOS Y SEIS
MESES DE PRISIÓN EJECUCION CONDICIONAL y costas en calidad de
coautora del delito de asociación ilícita para cometer delitos tributarios (art. 15
inc. “c” de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-; arts. 26, 29 inc. 3º, y 45 del
Código Penal; arts. 403 y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).
Respecto a la aplicación de la pena de prisión en suspenso, considero que
tal carácter se sustenta en su corta duración, por el hecho de que se trata de la
primera condena y por tornarse inconveniente su cumplimiento efectivo.
Con respecto a las reglas de conducta establecidas en el art. 27 bis del
Código Penal corresponde imponer a las nombradas la obligación de fijar
residencia notificando al tribunal y comparecer al ser llamadas, y someterse al
cuidado del Patronato de Presos y Liberados por el mismo término establecido
en la condena.
Por último, habiéndose evaluado la situación particular de las imputadas
desde una óptica de género, corresponde imponer a las nombradas la obligación
de realizar una adecuada capacitación en cuestiones de género tendiente a
lograr una comprensión e internalización de los principios que rigen en la materia
conforme el marco convencional y legal vigente, debiendo acreditar la conclusión
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inc. “c” de la ley 24.769 –texto según ley 25.874-; arts. 26, 29 inc. 3º, y 45 del
Código Penal; arts. 403 y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).
4) Imponer a las nombradas en concordancia con lo establecido en el art.
27 bis del Código Penal: I- La obligación de fijar residencia notificando al tribunal
y comparecer al ser llamadas, y someterse al cuidado del Patronato de Presos y
Liberados por el mismo término establecido en la condena; II- Realizar una
adecuada capacitación en cuestiones de género tendiente a lograr una
comprensión e internalización de los principios que rigen en la materia conforme
el marco convencional y legal vigente, debiendo acreditar la conclusión del
mismo con el certificado correspondiente en el término de seis meses.
PROTOCOLICESE Y HAGASE SABER
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