MORAL Sexto
MORAL Sexto
MORAL Sexto
Así, pues, el valor no lo poseen los objetos de por sí, sino que estos lo adquieren gracias a
su relación con el hombre como ser social. Pero los objetos, a su vez, sólo pueden ser
valiosos cuando están dotados efectivamente de ciertas propiedades objetivas.
Adolfo Sánchez Vázquez, Ética,
Barcelona, Crítica, 1992, pág. 133
Explica qué características hacen que los actos que realizamos los
seres humanos sean valorables moralmente y qué características
hacen que no lo sean.
¿Por qué consideramos que los animales no son responsables
moralmente de sus actos?
Pon varios ejemplos de actos que realizamos habitualmente,
especifica si implican algún tipo de responsabilidad moral y explica
por qué.
Tener autonomía quiere decir ser capaz de hacer lo que uno cree
que se debe hacer, pero no sólo eso. También significa ser capaz
de analizar lo que creemos que debemos hacer y considerar si de
verdad debe hacerse o si nos estamos engañando. Somos
autónomos cuando somos razonables y consideramos qué debemos
hacer con todos los datos a nuestra disposición. Dicho de otro
modo: somos verdaderamente autónomos cuando usamos
nuestra conciencia moral.
http://ficus.pntic.mec.es/~cprf0002/nos_hace/autentic.html
¿Qué es un proyecto de vida?
Un proyecto de vida es un plan personal a largo o mediano plazo que se piensa seguir a
lo largo de los años. Se diseña con el fin de cumplir
determinados objetivos o metas concretas y se basa en gustos
personales, valores o habilidades. Muchas personas fijan su proyecto de vida en base a una
carrera universitaria, un trabajo, una pareja o formar una familia.
Suele empezar a pensarse en un proyecto de vida cuando se alcanza cierta madurez, sobre
todo después de los 20 años: cuando la persona puede definir qué le gusta, qué le disgusta,
qué la motiva o desafía.
La búsqueda del proyecto de vida es un proceso que se da durante toda la vida y puede variar
según los objetivos o necesidades de cada persona. Es indispensable que el proyecto y los
objetivos propuestos se basen en lo que cada individuo verdaderamente es y lo que quiere
transmitir al mundo.
La idea que cada persona tenga sobre su futuro depende en parte de la educación: los
valores adquiridos en la escuela y en el hogar pueden ser el impulso o la motivación inicial
necesaria para la autosuperación y la búsqueda de proyectos.
El proyecto de vida implica lograr un objetivo para el que se deben seguir ciertos pasos
que permitan alcanzarlo. Por ejemplo: Juan quiere ser un gran ingeniero, graduándose con un
buen promedio para luego poder trabajar en una empresa importante. Lo que hará será
estudiar para recibirse a tiempo, esforzarse para sacar buenas calificaciones y luego
ganar experiencia para poder ingresar más adelante a la empresa deseada.
El autoconocimiento es uno de los pasos más importantes para definir un proyecto de vida
personal; ya que en la medida en la que esté alineado a lo que el individuo es, más liviano se
hará el camino y mayor será la recompensa.
Es indispensable que el individuo esté convencido de los objetivos y metas a alcanzar y así
encuentre en su interior la energía para lograrlos. Este puede parecer un camino difícil y largo,
pero será gratificante y ayudará a concretar los siguientes pasos.
2. Revisar proyectos
Es importante que la persona revise los objetivos que alguna vez se propuso para ver si
responden a sus intereses e inquietudes de hoy. ¿Este es mi proyecto de hoy o de cuando
era niño? ¿Es mi proyecto o es el de mis padres?
Con el correr de los años, se puede notar que las personas con las que se recorrió un largo
camino (en la escuela, en la universidad) comienzan a transitar sus propios proyectos y
descubrir su plan de vida. Los padres tienen un plan de vida, los hermanos tienen otro plan de
vida, los amigos del secundario, otros.
Las diferencias no deben afligir, sino motivar para salir al encuentro del propio. Tener un
proyecto de vida que cada uno arme a medida permite alcanzar una vida más serena y
feliz alineada a lo que cada uno es, independientemente de que se puedan o no cumplir todos
los objetivos propuestos.
4. Pasar a la acción
La acción implica que el individuo ponga todo de sí para lograr los objetivos. Esto supone,
también, desarrollar una tolerancia a la frustración cuando los planes no salen como se
esperaba. Ir variando los pequeños objetivos o metas que conforman el proyecto de vida es
parte de esta tarea. Existe una serie de valores que son fundamentales a la hora de encarar la
ejecución de objetivos:
Optimismo. Si se logra cumplir con esta característica, la vida será más fácil.
El optimismo permite ver siempre el lado bueno de todas las cosas que ocurren. Ser una
persona optimista es una cuestión de ejercitación diaria.
Autoconfianza. La confianza en uno mismo puede verse afectada por situaciones que se
hayan atravesado pero, al igual que el optimismo, es necesario ejercitarla. La persona
debe comenzar a sentir confianza en lo que es, aceptarse a sí misma y a partir de allí
empezará a sentirse distinta y capaz de lograr todo lo que se proponga.
Paciencia. El proyecto de vida es un proceso que no se logrará de la noche a la mañana,
ya que es necesario atravesar la vida para ir logrando cada objetivo. Para lograr cada cosa
propuesta es cuestión de ser paciente: este trayecto no es para ansiosos.
Cuando se vayan logrando las metas, se irán abriendo nuevas puertas y nuevos objetivos.
Siguiendo con el ejemplo de Juan: cuando él consiga el trabajo en esa empresa deseada, su
siguiente objetivo será ascender dentro de ella y obtener un puesto directivo. Quizás, una vez
que consiga ese objetivo pueda cambiar de empresa y aspirar a otro puesto alto.
Desde pequeños cada persona forma su propio proyecto de vida. Y al no crecer solos,
los niños o adolescentes requieren de adultos pendientes e interesados en ellos para
acompañarlos y servirles como guía.
Vemos cómo todo proyecto (sea pequeño o grande) permite sentirse competente y lo
consideramos un factor protector contra muchos problemas, como la apatía, la
depresión, la baja autoestima, la vagancia o las adicciones. El filósofo Fernando
Savater nos recuerda que “se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no
dejan vivir”. Y otro filósofo como Friedrich Nietzsche sentencia que “quien tiene un por
qué para vivir, encontrará casi siempre el cómo”.