Cannabis
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Cannabis
El consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos que pueden ser
temporales o permanentes:
El impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia, dado que quienes lo
utilizan principalmente son los jóvenes. Provoca dificultades para estudiar, al disminuir las
funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando, por tanto, el
aprendizaje. Puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a
padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos trastornos o agravar los que ya se
padecen.
Cada vez hay más datos que demuestran el efecto perjudicial del consumo de cannabis asociado a la
conducción de vehículos, especialmente si se combina con alcohol, lo que hace que aumente el
riesgo de accidentes.
El cannabis es una de las drogas más consumidas en nuestra sociedad, sobre todo entre la población
joven.
Está considerada como una droga blanda, ya que sus efectos son menos perjudiciales si los
comparamos con otras drogas cómo la cocaína o la heroína, pero esto no quiere decir que consumir
cannabis no sea peligroso.
Aproximadamente 1 de cada 10 personas consumidoras de marihuana desarrollarán adicción según
los estudios. Pero si su consumo comienza en la adolescencia, el peligro es aún mayor.
AFECCIÓN AL ORGANISMO
Cuanto más alta sea la concentración de THC (Tetrahidrocannabinol)en la sustancia, mayor
probabilidad de desarrollar una adicción existe
La marihuana es adictiva ya que ataca directamente a los sistemas de comunicación neuronal de
nuestro cerebro. Estos sistemas de comunicación son los encargados del funcionamiento adecuado
de ciertos aspectos de una persona cómo es:
El sistema de aprendizaje
La memoria
Las emociones
La alimentación y el metabolismo
El dolor
Cuando se desarrolla una adicción, el cerebro “aprende” a funcionar con normalidad bajo los
efectos de la sustancia. La droga altera el sistema de recompensa cerebral y es cuando se pierde el
control sobre el consumo. El cerebro demanda la sustancia y el consumidor ya no sabe vivir sin
consumir.
Por esto, la adicción al cannabis es mucho más peligrosa a edades jóvenes. El cerebro de los
adolescentes aún se encuentra en desarrollo, y estos cambios en el funcionamiento cerebral pueden
traer consecuencias irreversibles.
SÍNDROME DE ABSTINENCIA
Aunque se piense lo contrario, el consumo de marihuana también provoca síndrome de abstinencia.
Cuando se interrumpe el consumo, el organismo demanda la sustancia debido a la dependencia que
se ha desarrollado y aparecen síntomas cómo:
Irritabilidad y agresividad
Trastornos de sueño
Pérdida de apetito
Ansiedad
Síntomas físicos
Lo que ocurre cuando estos síntomas aparecen, es que el adicto vuelve a consumir para paliar los
efectos del síndrome de abstinencia. En muchas ocasiones la dosis para calmar la abstinencia es más
alta de lo normal y puede llegar a ser peligroso.
SINTOMAS DE INTOXICACION
Nauseas
Vómitos
Sequedad
Palidez
Sed
Hiperemia conjuvital
Midriasis
ataxia
Es por esto que cuando una persona se somete a un tratamiento de desintoxicación de drogas, es
importante prestar mucha atención a que se minimicen los efectos del síndrome de abstinencia.
https://www.tibbon.es/blog/cannabis/por-que-la-marihuana-es-adictiva/
Los estudios que muestran mejor cómo afecta el cannabis a la memoria son los que se están
realizando en Nueva Zelanda, donde un equipo de investigadores está haciendo un seguimiento a un
grupo de personas nacidas en los años 70 del siglo pasado. Uno de los últimos trabajos de esta serie,
publicado en mayo de 2022 en la revista American Journal of Psychiatry, evalúa el uso y la
dependencia del cannabis en más de 1.000 individuos a los 18, 21, 26, 32, 38 y 45 años de edad
Los resultados del análisis revelan que los consumidores de cannabis a largo plazo mostraron
una disminución del coeficiente intelectual desde la infancia hasta la mediana edad de unos
5,5 puntos de media. También presentaron peores capacidades de aprendizaje y velocidad de
procesamiento, así como problemas de memoria y atención.
Se presenta el caso de un varón de 16 meses de edad que consultó por inestabilidad de la marcha y
la sedestación, con estupor progresivo de 2h de evolución. No tenía antecedentes de fiebre ni
traumatismo, aunque tras insistir en la entrevista, la familia reveló que había podido ingerir algún
medicamento que habían dejado a su alcance, sin saber precisar cuál. En la exploración física
destacaban: frecuencia cardíaca de 150lat/min, presión arterial de 120/70mmHg y marcada
tendencia al sueño, aunque con respuesta conservada a estímulos verbales; presentaba mirada fija,
pupilas midriáticas, reactivas a la luz y marcha atáxica. Se realizó control analítico con hemograma,
bioquímica, gasometría venosa y muestra de líquido cefalorraquídeo, sin objetivar ningún hallazgo
patológico. Ante la sospecha de intoxicación, y en espera de obtener muestra de orina para estudio
toxicológico, se realizó lavado gástrico en que se obtuvo un líquido de color marrón, y se inició
fluidoterapia intravenosa. A las 6h del ingreso se constataron concentraciones de cannabis en orina
de 135ng/ml. La evolución del paciente fue favorable con una lenta pero progresiva mejoría del
nivel de conciencia y desaparición completa de la ataxia y la inestabilidad en las siguientes 18h.