Jhon King - El Carrete Mágico
Jhon King - El Carrete Mágico
Jhon King - El Carrete Mágico
1
E D I T O R E S
INTRODUCCIÓN
3 Ana López, "A Short Story of Latín American Film Industries", en Journal o/Film and
Video, XXVII, invierno de 1985, pp. 55-59.
4 Gabriel García Márquez, "Oí Love and Levitation", entrevista con Patricia Castaño
y Holly Aulett, en Times Literary Supplemcnt, octubre 20-26 de 1989, p. 1152.
INTRODUCCIÓN 15
6 Ana López, "Towards a 'Third' and 'Imperfect' Cinema: A Theoreticai and Historical
Study of Film-making in Latin America", University of Iowa, tesis doctoral, 1986,
p. 162.
INTRODUCCIÓN 17
La homogeneización que Gabriel hace del tercer cine dentro de una úni-
ca familia estética es, por tanto, prematura, aun cuando el análisis de
la diferencia entre el cine euro-norteamericano y su contrafaz constitu-
ye el primer paso en esta tarea (políticamente urgente) de expulsar la
7 Fernando "Pino" Solanas, La mirada: reflexiones sobre cine y cultura, Buenos Aires,
Puntosur, 1989, p. 244.
8 Horrii K. Bhabha, "The Commitment to Theory", en J. Pines y R Willemen (eds.),
Questions ofThird Cinema, Londres, BFI, 1989, pp. 111-131.
9 Ibíd., p. 112.
18 INTRODUCCIÓN
lucionario nacional que fuera capaz de reflejar las muy particulares di-
námicas de la cultura andina (Capítulo 9). En todos estos países el as-
pecto expansivo y optimista de los años sesenta cedió el paso a las más
sombrías realidades de los setenta. Mientras una ola de dictaduras mi-
litares recorrió el Cono Sur, sofocando muchas prácticas culturales, en
Perú, Colombia y Venezuela los fondos estatales contribuyeron a crear
por algún tiempo una vigorosa cultura cinematográfica (Capítulos 9 y
10). Aunque los sueños revolucionarios de los años sesenta también hu-
bieran sido barridos en el sur del continente, en América Central, a par-
tir del final de los años setenta, varios movimientos de liberación nacio-
nal lucharon por destronar a las oligarquías locales (Capítulo 11). La
conclusión del estudio explora las posibilidades del cine en los años
noventa.
El título El carrete mágico (Magical Reels en el original inglés) alude
a dos argumentos que se entrecruzan a través de este libro. El primero
procura abarcar los mitos de utopía y distopía que han rodeado al con-
tinente desde cuando fue originalmente bautizado por conquistadores y
cronistas en el siglo XVI y que tienen su más reciente encarnación en el
uso desaliñado de la expresión realismo mágico por los críticos occiden-
tales, ansiosos de nivelar y explicar la producción cultural de la región.
Las realidades son infinitamente más complejas. Así como este estudio
se esfuerza por desmitificar, igualmente espera subrayar la continua
fascinación por el medio que lleva a los cinematografistas a producir
trabajos a pesar de las dificultades. Jean-Luc Godard lo expresa muy
bien en un reciente juicio acerca de Truff aut, aludiendo a la mitad de la
década de los años setenta en Francia:
En aquellos días existía todavía algo a lo que era posible llamar mágico.
Una obra de arte no era el signo de algo, sino que se constituía en ese
mismo algo y en nada más (y no dependía tampoco de un nombre ni
de Heidegger para existir). Era del público de donde el signo podía
venir o no venir, de acuerdo con su estado de ánimo. (...) Lo que nos
mantenía unidos tan íntimamente como un beso —como cuando acos-
tumbrábamos comprar nuestros patéticos pequeños cigarros al salir
del cine Bikini en Palace Pigalle o del Artistic, de ver una película de
Edgar Ulmer o de Jacques Daniel-Norman (¡Oh Claudine Dupuis! ¡Oh
Tilda Thamar) antes de ir a saquear el apartamento de mi madrina a fin
de poder pagar las películas del día siguiente—, lo que nos ataba más
íntimamente que el falso beso en Notorius, era la pantalla y nada más
20 INTRODUCCIÓN
12 Jean-Luc Godard, Prólogo al libro de Francpis Truffaut, Letters, Londres, Faber and
Faber, 1989, pp. ix-x.
Capítulo 1. PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA
1 Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,
1967, p. 194.
22 EL CARRETE MÁGICO
2 Ibíd., p. 198.
3 EduardoGarcía Aguilar, García Márquez: la tentación cinematográfica, México, UNAM,
1985, pp. 103-104.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 23
ARGENTINA
4 James R. Scobie, "The Growth of Latín American Cities, 1870-1930", en Leslie Bethell
(ed.), The Cambridge History of Latín America, Cambridge, 1986, Vol. IV, p. 248.
5 J. L. Borges en E. Cozarinsky (ed.), Borges y el cine, Buenos Aires, Sur, 1974, p. 54.
6 Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica: Buenos Aires, 1920y 1930, Buenos Aires, Nue-
va Visión, 1988, p. 21.
24 EL CARRETE MÁGICO
7 Sir David Kelly, The Ruling Few, Londres, 1952, pp. 125-126. Para un análisis más
detallado de este momento cultural, véase 'Sur': An Analysis ofthe Argentine Literary
Journal and its Role in the Development ofa Culture, 1931-1970, Cambridge University
Press, 1986, Caps. 1-2.
REZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 25
16 José Agustín Mathieu, Breve historia del cine argentino, Buenos Aires, Eudeba,
1966, p. 10.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 29
18 Curt Morec, Sittengeschichte des Kinos, Dresden, 1956, pp. 180-182, citado por Gertru-
de Koch en "On Pornographic Cinema: the Body's Shadow Realm", charla dictada
en la Conferencia Europea de Cine Popular, Universidad de Warwick, septiembre de
1989.
19 Para un análisis de su trabajo, véase J. Consuelo, El Negro Ferreyra, un cine por instin to,
Buenos Aires, Freeland, 1969.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 31
MÉXICO
La Revolución
25 Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México 1896-1930: vivir de sueños, Vol. 1 (1896-
1920), México, UNAM, 1983, pp. 61-71. Véase también Gustavo García, El cine mexi-
cano, México, Cultura/SCI? 1982.
34 EL CARRETE MÁGICO
28 Margarita de Orellana, "Quand Pancho Villa était vedette de cinema", Possitif, 251,
febrero de 1982, p. 43.
29 JWd., p. 43.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 37
30 Terry Ramsay, A Million and One Nigh ts, Nueva York, Simón and Schuster, 1926. Véase
también Raoul Walsh, Each Man in His Time: The Lije Story ofa Director, Nueva York,
Farrar, Strauss and Giroux, 1974, para su vivido pero históricamente inapropiado
retrato de su época con Villa.
31 "Kevin Brownlow on Raoul Walsh", Film, 49, otoño de 1967, pp. 18-19.
32 Deborah E. Minstrom, "The Institutional Revolution: Images of the Mexican Revo-
lution in the Cinema", Universidad de Indiana, tesis doctoral, 1982.
33 Moisés Viñas, Historia del cine mexicano, México, UNAM, 1987, p. 28, y Aurelio de los
Reyes, Cine y sociedad, ed. cit., pp. 109-110.
38 EL CARRETE MÁGICO
35 Manuel de la Bandera en Excelsior, 1917, citado por Aurelio de los Reyes, Medio siglo
de cine mexicano (1896-1947), México, Trillas, 1987, p. 60.
40 EL CARRETE MÁGICO
37 Véase la discusión de Aurelio de los Reyes en Cine y sociedad, ed. cit., pp. 175-191.
38 Carlos Monsiváis, Escenas de pudor y livianidad, México, Grijalbo, 1988, pp. 23-45.
Gabriel Ramírez, Lupe Vélez: la mexicana que escupía fuego, México, Cineteca Nacional,
1986. |
39 C. Monsiváis, op. cit., p. 39.
42 EL CARRETE MÁGICO
BRASIL
47 Ibíd.,p. 167.
48 Randal Johnson, op. cit., pp. 29-30.
49 Maria Rita Galváo, "Le Muet", en Le Cinema Brésilien, ed. cit., p. 53.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 45
música con el cine mudo fueron las películas cantadas, en las cuales dúos
o incluso grupos enteros cantaban detrás de la pantalla, tratando de
lograr una sincronización rudimentaria.
El cine local sólo pudo mantener su dinámica como industria arte-
sanal: estaba destinado a declinar ante los avances técnicos logrados
en Europa y América Latina, y no p u d o resistir el agresivo mercadeo
mundial, especialmente de los Estados Unidos, durante el decenio de
1910. La decadencia fue rápida: de 1908 a 1910 se distribuyeron unas
80 películas arguméntales. La cifra descendió a 12 en 1911, y a 3 en
191350.
A partir de 1912 ó 1913 la pasajera integración vertical del cine bra-
sileño se vino abajo. Exhibidores y distribuidores vieron con claridad la
rentabilidad del cine de Hollywood y la mayoría le dio la espalda al
producto local. El dominio norteamericano del mercado siguió el mis-
mo curso que en Argentina: en el decenio de 1920 Brasil se convirtió en
el cuarto mercado más importante de los Estados Unidos después de
Gran Bretaña, Australia y Argentina. Desde mediados de la década an-
terior las empresas cinematográficas norteamericanas abrieron sucur-
sales en Brasil, deshancando con frecuencia a los distribuidores locales.
En los años veinte estas empresas poseían más del 80% de la participa-
ción en el mercado brasileño, seguidas de las francesas, que tenían el
6%, y de las compañías locales, con un 4%51.
Ese 4% representaba u n punto de apoyo en el mercado, pero el tra-
bajo de los productores locales era cada vez más fragmentado y disper-
so, al apelar a temas explícitamente nacionalistas (dramas de costum-
bres, romances históricos, clásicos de la literatura y tipos regionales
como los carpirás o montañeros) para ganarse u n público cuyos gustos
se formaban cada vez más según los modelos de Hollywood. Particu-
larmente, un ambicioso productor y director, Luiz de Barros, quien
realizó unas 60 películas entre 1914 y 1962, nadó contra esta corriente:
lo ensayó todo, incluidas algunas adaptaciones afortunadas de las no-
velas del escritor indigenista José de Alencar, como Ubirajara (1919), que
señaló el debut de Carmen Santos, actriz y productora cinematográfica.
(Sus películas de los años veinte, sin embargo, nunca fueron distribui-
50 Ibíd.,p. 64.
51 Para los cuadros, véase Randal Johnson, op. át., pp. 36-37.
46 EL CARRETE MÁGICO
52 Elice Munerato y María Helena Darcy de Oliveira," When Women Film", en R. John-
son y R. Stam, op. cit., p. 341.
53 Ismail Xavier, Sétima arte: um culto moderno, Sao Paulo, Perspectiva, 1978.
54 Saulo Pereira de Mello, Limite: Filme de Mario Peixoto, Rio de Janeiro, Fuñarte, 1978.
PIEZAS TOSCAS: LA ERA MUDA 47
La suerte del cine en Argentina, México y Brasil, que tenían las culturas
urbanas más dinámicas de América Latina, se repitió en menor escala
en otras partes del continente. Los relatos contenidos en algunas histo-
rias del cine pueden resumirse brevemente 58 .
Las primeras imágenes cinematográficas de los diferentes países se
agrupan alrededor del cambio de siglo, aunque el invento tardó más
tiempo en llegar a las regiones apartadas. Así, encontramos en Venezue-
la Un célebre especialista sacando muelas en el Hotel Grana Europa y Mucha-
chos bañándose en el lago de Maracaibo (Guillermo y Manuel Trujillo,
1897); Simulacro de incendio general, en Chile, en 1902; Exhibición de toda
la gente famosa en Bolivia, en 1907; Un falso incendio en Cuba, en 1898, y Los
centauros del Perú, un verdadero despliegue de la caballería peruana, en
1911. Esta temprana fase de inicios vacilantes y empresarios itinerantes
empezó a ser gradualmente remplazada por una infraestructura comer-
cial más estable, sobre todo en las ciudades principales. Hacia 1910
había en Cuba cerca de 200 salas de cine. En Bogotá el famoso teatro
Olympia, símbolo de la modernidad de los nuevos palacios cinemato-
gráficos, abrió sus puertas en 1912. El capital local se había comprome-
Camila le metió flota a su nana que la llevara a las vistas. (...) Fueron a
escondidas de su papá, tronándose los dedos y rezando el Trisagio. (...)
La sala se oscureció de repente. Camila tuvo la impresión de que estaba
jugando al tuero. En la pantalla todo era borroso. Retratos con movi-
mientos de saltamontes. Sombras de personas que al hablar parecía
que mascaban, al andar que iban dando saltos y al mover los brazos
que se desgonzaban.
59 Paulo Antonio Paranagua, O Cinema na América Latina, Porto Alegre, L & PM Edito-
res, 1984, p. 22.
60 Miguel Ángel Asturias, E¡ señor presiden te, 21 a edición, Buenos Aires, Editorial Losa-
da, S. A , 1976. Para un análisis del uso que hace Asturias del cine como una contri-
bución al proceso de modernización cultural, véase G. Martin, "El señor presidente,
una lectura contextúa!", en El señor presidente, ed. cit., pp. CI-CII.
52 EL CARRETE MÁGICO
Alguien nacido allí (en la pampa), que nunca sale, no sabe lo que es la
vida ni lo que es el mundo. Por esa razón, cuando mi madre me llevó
por primera vez al cine —yo tenía cuatro años—, pensé que la vida
estaba ahí, así me pareció de real.
Manuel Puig
1 Manuel Puig, entrevista con Teresa Cristina Rodríguez, O Globo, agosto 30 de 1981, p. 8.
54 EL CARRETE MÁGICO
El típico porteño citadino admira las mismas cosas que acaricia el nor-
teamericano citadino: un garaje doble, con los vehículos estacionados
en él, rascacielos, almacenes de lujo, corbatas finas, buena comida,
whisky añejo, casas elegantes, mujeres bien vestidas, cañerías silencio-
sas, radios y una cuenta bancaria que haga posibles todas estas cosas.
El norteamericano parece tener más de todo eso. El argentino quiere
más6.
4 Michael Grow, The Good Neighbor and Authoritarism in Paraguay, Regents Press of
Kansas, 1981, p. 2.
5 Sumner Welles, Where Are We Heading ?, Nueva York y Londres, Harper and Brothers,
1946, p. 184.
6 Hubert Herring, Good Neighbors, New Haven, Yale University Press, 1941, p. 82.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 57
como ya hemos visto, pero las películas que rodó en París y Nueva York,
como Melodía de arrabal (1932), Cuesta abajo (1934) y El día que me quieras
(1935), tendrían enorme impacto en América Latina, con lo cual estimu-
laron, en Argentina, el uso de fórmulas similares que empleaban una
combinación de comedia, melodrama y buenas canciones. Así mismo,
la popularidad de Gardel contribuyó claramente a crear en Argentina
un público para el cine sonoro. Simón Collier destaca el enorme entu-
siasmo que Gardel generó en Latinoamérica. Una empresa de Buenos
Aires cablegrafió a la Paramount estas embelesadas palabras: "Cuesta
abajo éxito colosal. Delirante aplauso público obligó a interrumpir tres
veces proyección fin exhibir nuevamente escenas donde canta Gardel.
Tal entusiasmo rara vez visto aquí" 16 . Gardel, el cantante más popular
de los años veinte, ya era una superestrella antes del advenimiento del
cine sonoro, pero la pantalla aumentó su estatus en América Latina, y
Argentina, después, pudo exportar sus propias versiones de la comedia
musical a lo largo y ancho del continente.
Gardel es el ejemprb más notable del artista ya bien conocido en el
teatro, el vodevil, los discos y la radio (en particular el radioteatro), an-
tes de llegar al cine. La cinematografía se aprovecharía, en sus primeros
tiempos, de los artistas, estilos y géneros de otros medios de comunica-
ción. La primera película de Gardel, por ejemplo, rodada en Francia en
1931, surgió de una compañía de teatro y una orquesta de tango que por
aquel entonces se encontraban en París. El guionista del grupo teatral,
Manuel Romero, llegaría a ser, con el tiempo, uno de los más conocidos
directores de cine de los años treinta, con películas como Mujeres que
trabajan (1938) y su popularísima Los muchachos de antes no usaban gomi-
na (1937), protagonizada por Mireya, la prostituta con corazón, insensi-
ble a las ofertas de los hombres ricos de la ciudad. Romero continuó su
trabajo con una serie de melodramas musicales que usualmente toma-
ban sus títulos de los tangos más conocidos, tales como Anclados en París
(1938). Couselo, el mejor historiador del cine argentino, resume así el
trabajo de Romero:
En esencia, son simples películas antiburguesas que no temen los este-
reotipos, cuyo villano es siempre un caballero, genuino o aparente.
Empresario de farándula habilidoso, Romero tenía un certero instinto
16 Simón Collier, "Carlos Gardel and the Cinema", en J. King y N. Torrents (eds.), The
Garden of Forking Paths: Argentine Cinema, Londres, BFI, 1987, p. 28.
DEL CINE MUDO AL NUEVO C¡NE 63
17 Jorge Miguel Couselo, "Argentine Cinema: From Sound to the Sixties", en ibíd.,
p. 29.
18 O. Getino, "Argentina", en G. Hennebelle, A. Gumucio Dagrón (eds.), Les cinemas de
l'Amérique Latine, París, Lherminier, 1981, pp. 28-31. Para otras guías generales de
este período, véase J.M. Couselo, Historia del cine argentino, Buenos Aires, Centro Edi-
tor, 1984, y Domingo di Núbila, Historia del cine argentino, Buenos Aires, Cruz de
Malta, 1960.
19 Enrique Colina y Daniel Díaz Torres, "Ideology of Melodrama in the Oíd Latin Ame-
rican Cinema", en Zuzana M. Pick (ed.), Latin American Film Makers and the Third
Cinema, Ottawa, Carleton University, 1978, pp. 50 y 53.
64 EL CARRETE MÁGICO
20 Véase el reciente documental sobre García Márquez de Holly Aylett, Tales Beyond
Solitude, Londres, South Bank Show, noviembre de 1989. Ana López habla del melo-
drama y la telenovela en "The Melodrama in Latin America: Films, Telenovelas and
the Currency of a Popular Form", en Wide Angle, Vol. 7, 3,1985, pp. 5-13.
21 Véanse particularmente C. Gledhill (ed.), Home ís Where the Heart Is: Studies in Melo-
drama and the Woman's Film, Londres, BFI, 1987, y los ensayos de Screen, Vol. 29, 3,
verano de 1988.
22 C. Gledhill, op. cit., p. 34.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 65
23 Wid., p. 30.
24 J. L. Borges, "La fuga", en Sur, 36, agosto de 1937, citado por E. Co2arinsky, op.rif.,p. 54.
66 EL CARRETE MÁGICO
Debido a que las películas femeninas de los años cuarenta estaban di-
rigidas a la audiencia femenina, un documentado análisis psicoanalíti-
co de los términos de su discurso es crucial para determinar el lugar
que le ha sido asignado a la mujer como espectadora dentro de los
patriarcados. La pregunta, entonces, se convierte en la siguiente: como
discurso dirigido específicamente a la mujer, ¿qué tipo de proceso con-
ceptual intenta activar el cine femenino? El asunto que queda sin resol-
ver aquí es la posibilidad de construir un espectador femenino .
25 Mary Ann Doane, "The 'Woman's Film': Possession and Address", en C. Gledhiil
(ed.), op. cit., p. 284. Véase también E. Deidre Pribram (ed.), Female Spectators, Londres,
Verso, 1988. El trabajo de Beatriz Sarlo, £/ imperio de los sentimientos, Buenos Aires,
1985, empieza a trazar el mapa del campo donde tales investigaciones tienen lugar
en Argentina. Sus análisis de las masivas audiencias femeninas de novelas, textos de
no ficción y revistas parecen señalar un público para el cine femenino.
DEL ONE MUDO AL NUEVO CINE 67
fuerte control sobre los contenidos de las películas. Por causa de esta
censura oficial, pocos intelectuales y artistas respaldaron a Perón en este
período, a diferencia de la siguiente generación, que estaba designada
a cometer un parricidio para revivir a Perón como líder revolucionario.
Muchos críticos de cine y actores como Saslavsky, Hugo Cristensen y
Libertad Lamarque salieron al exilio, renunciaron al cine o adoptaron
estrictas medidas de autocensura. En estas condiciones, la calidad
del cine argentino se vino abajo y hubo un dramático descenso en las
taquillas.
Perón organizó el primer programa estatal de apoyo al cine argen-
tino. A pesar del éxito de las películas argentinas, los productores aún
se mantenían divididos y vulnerables, y a merced de los distribuidores
y exhibidores, ya fueran controlados por el capital extranjero o con fuer-
tes inversiones en la promoción de las películas norteamericanas. Ana
López describe las iniciativas de Perón:
MÉXICO
30 Carlos Monsiváis, "Agustín Lara", en Amor perdido, México, Era, 1977, p. 73.
31 Ibíd.,p. 74.
32 Md.,p.80.
33 Jorge Ayala Blanco, La aventura del cine mexicano (1931-1967), tercera edición, México,
Fosada, 1985, pp. 141-143.
DEL ONE MUDO AL NUEVO ONE 71
34 Fiara un análisis del trabajo de Eisenstein en México, véanse Mary Seton, Eisenstein,
París, Seuil, 1967; Gabriel Ramírez (ed.), ¡Que viva México!, México, Era, 1964; Harry
M. Geduld y Ronald Gottesman (eds.), Sergei Eisenstein and Upton Sinclair: The Un-
making of ¡Que viva México!, Bloomington, Indiana University Press, 1970; Emilio
García Riera, México visto por el cine extranjero, Era y Universidad de Guadalajara,
1987; y Aurelio de los Reyes, Medio siglo de cine mexicano (1896-1947), México, Trillas,
1987.
35 Sinopsis de ¡Que viva México! enviada a Sinclair. Citada por García Riera, op. cit.,
p.190.
72 EL CARRETE MÁGICO
40 Para un interesante análisis de la película, véase Aurelio de los Reyes, op. cit., pp.
142-154.
41 Ibíd.,p. 153.
78 EL CARRETE MÁGICO
42 Véanse en particular Adela Fernández, El Indio Fernández: vida y mito, México, Pano-
rama, 1986; y Paco Ignacio Taibo, El Indio Fernández: el cine por mis pistolas, México,
Joaquín Mortiz/Planeta, 1986.
43 Alberto Ruy Sánchez, Mitología de un cine en crisis, México, La Red de Jonás, 1981,
p. 73.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 79
47 Gabriel Ramírez, Lupe Vélez: La mujer que escupía fuego, México, Cineteca Nacional,
1986. Véase particularmente el Capítulo 3, pp. 43-69.
48 Carlos Fuentes, una entrevista con J. King, en Modern Latin American Fiction: A Sur-
vey, Londres, Faber and Faber, 1987; Nueva York, Ferrar, Straus & Giroux, 1989.
82 EL CARRETE MÁGICO
49 Jean Franco, Plottíng Women: Gender and Represen tadon in México, Nueva York y Lon-
dres, Columbia University Press and Verso Books, 1989, p. 149.
50 C. Monsiváis, "¿Pero hubo alguna vez once mil machos?" en Escenas, pp. 103-117.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 83
BRASIL 1930-1955
Como en Argentina y México, el advenimiento del sonido fue celebrado
en Brasil con inicial entusiasmo. Aquí —al menos eso se creía— había
una mayor oportunidad para el desarrollo autónomo: las ventajas del
idioma quebrarían la hegemonía universalista que tenía Hollywood so-
bre la imagen. El camino a seguir debía integrar un rápido desarrollo
industrial con estudios y técnicos actualizados. El capital local segu-
ramente vería las ganancias que se podían obtener en este proceso de
crecimiento industrial e invertiría en su desarrollo: " 'Una industria ci-
nematográfica': ésta es la consigna, la clave para el desarrollo" 57 .
El Estado también fue visto como posible fuente de financiación a
medida que se desarrolló, pasando de una complicada alianza entre las
oligarquías feudales regionales a una estructura más moderna: el Estado
Novo, del presidente Getúlio Vargas. La revolución de 1930 surgió como
consecuencia de la división que apareció entre las élites con respecto a
la manera correcta de enfrentar la depresión de finales de los años vein-
te. El candidato de Sao Paulo fue derrotado por una alianza de grupos
tradicionales opuestos a la hegemonía paulista: grupos democráticos
modernizantes radicados en la misma ciudad y que deseaban terminar
con el caudillismo, y un grupo radical de oficiales jóvenes del ejército,
los ferientes. Vargas surgió como su líder y sedujo hábilmente a cada
sector, aprovechando sus divisiones y presagiando el ascenso gradual
de los sectores urbanos e industriales al poder político. Después de so-
brevivir a los ataques de diferentes movimientos políticos populistas
como el Frente Popular Alianza para la Liberación Nacional (ALN) y el
neofascista Acción Integralista Brasileña (AIB), Vargas impuso al Estado
Novo (1937-1945) una estructura corporativa autoritaria organizada al-
rededor del nacionalismo, el centralismo y la industrialización. La es-
tructura del Estado se extendió en diferentes áreas para apoyar a la in-
dustria —el Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, fundado en
57 María Rita Galváo y Carlos Roberto de Souza," Le parlant et les tentatives industriel-
les: années trente, quarante et cinquante", en RA. Paranagua (ed.), Le Cinema Brési-
lien, París, Centre Georges Pompidou, 1987, p. 67. Este artículo es la guía más concisa
de este período.
DEL ONE MUDO AL NUEVO CINE 89
58 Randal Johnson, The Film Industry in Brazil: Culture and the State, Pittsburgh, Univer-
sity of Pittsburgh Press, 1987, p. 43.
59 Afránio M. Catani y José I. de Meló Souza, A chanchada no cinema brasileiro, Sao Paulo,
Brasiliense, 1983.
60 Citado por Sergio Augusto, "Le film musical et la chanchada", en Paranagua, op. cit.,
p. 179.
61 Luiz de Barros, Minhas memorias de cineasta, Rio de Janeiro, Artenova/Embrafilme,
1978.
90 EL CARRETE MÁGICO
64 Robert Stam, "Blacks in Brazilian Cinema", en John D.H. Downing (ed.), Film and
Polines in the Third World, Nueva York, Autonomedia, 1987, pp. 257-265.
65 Maria Rita Galváo, Burguesía e cinema: o Caso Vera Cruz, Rio de Janeiro, Civilizado
Brasileira/Embrafilme, 1981.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CJNE 93
66 Elice Munerato y María Helena Darcy de Oliveira," When Women Film", en R. John-
son y R. Stam, Brazilian Cinema, Nueva Jersey y Londres, Associated University Pres-
ses, 1982, p. 343.
67 Joao Luiz Vieira, "Tarnished Mirrors: Studio Cinema in Brazil 1930-1950", en P Auf-
derheide (ed.), Latin American Visions, Filadelfia, Neighborhood Film/ Video Proyect
of International House of Philadelphia, 1989, p. 26.
94 EL CARRETE MÁGICO
68 María Rita Galváo, "Vera Cruz: A Brazilian Hollywood", en Johnson y Stam, op. cit.,
p. 273.
69 R. Johnson, op. cit, p. 61.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 95
71 Entre sus muchos momentos felices, Ni Sansón ni Dalila ofrece una hilarante parodia
de Getúlio Vargas, el gran populista cuyos poderes estaban palideciendo (se suicidó
en 1954). Oscarito, representando a Sansón, emplea muchos de los gestos y de la
retórica de Vargas.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 97
cine, sino una serie de iniciativas de corta vida que no pudieron com-
petir con las arrolladoras atracciones de Hollywood o con el menor pe-
ro significativo atractivo de las películas mexicanas y argentinas,
especialmente las comedias rancheras. Argentina y México se convirtie-
ron en exitosos exportadores de películas al resto del continente y ayu-
daron a definir, e incluso a coproducir, los primeros vacilantes intentos
de un cine nacional en otras áreas. En Colombia, por ejemplo, el cine se
desarrolló bajo la influencia de la comedia musical mexicana, en traba-
jos como Allá en el trapiche (1941). El cine mexicano también invirtió en
locaciones cubanas y filmó algunas exóticas y graciosas comedias amo-
rosas en la isla. Todos estos tempranos intentos siguieron a las tres gran-
des industrias en el empleo de estrellas de la radio y de la comedia
musical. Como lo indica Paolo Antonio Paranagua, "la industria mexi-
cana del cine dominó la producción cinematográfica en Guatemala, Co-
lombia y Venezuela; la industria argentina dominó en Uruguay,
Venezuela y particularmente en Chile" 72 . Muchos cantantes y bailarines
cubanos y de otros lugares del Caribe fueron incorporados al cine mexi-
cano, incluyendo a Rita Montaner, María Antonieta Pons y a la formi-
dable Niñón Sevilla.
Incluso los intentos del Estado por promover el cine local tendían a
ser dominados por los extranjeros. Cuando el gobierno de Prío Soca-
rras, en Cuba, respaldó el establecimiento de los Estudios Nacionales
bajo la dirección del prolífico Manuel Alonso, éstos fueron utilizados
casi exclusivamente por las compañías productoras mexicanas. En Chi-
le, la agencia estatal para el desarrollo, Corfo, instaurada por el gobier-
no del frente popular, buscaba aumentar la sustitución de importacio-
nes de la industria chilena y la modernización de la economía. Corfo
respaldó el desarrollo del cine como una importante industria en creci-
miento, y en 1942 el Estado aportó el 50% del capital para el desarrollo
de Chile Films. Se construyeron costosos estudios, se adquirió la tecno-
logía más reciente y la compañía argentina Argentina Sonó Films apor-
tó una serie de servicios técnicos. Sin embargo, el proyecto era dema-
siado ambicioso. Los directores argentinos realizaron la mayoría de las
películas producidas, y éstas no tuvieron éxito ni en Chile ni en el resto
de Latinoamérica.
72 Paolo Antonio Paranagua, Cinema na América Latina, ed. cit., p. 62. Un capítulo de este
libro ha sido traducido en el catálogo Latin American Visions, ed. cit., pp. 13-19.
98 EL CARRETE MÁGICO
73 Hernando Salcedo Silva, Crónica del cine colombiano, 1897-1950, Bogotá, Carlos Valen-
cia, 1981.
74 Para un análisis de la respuesta de la crítica, véase Ambretta Marroso, Exploraciones
en la historiografía del cine en Venezuela: campos vistos e interrogantes, Caracas, Cuader-
nos Inico, Universidad Central de Venezuela, 1985.
75 Para un recuento de la programación cinematográfica en el cine club universitario, véase
J.M. Valdés-Rodríguez, El cine en la Universidad de La Habana, La Habana, Mined, 1966.
76 Jacqueline Mouesca, Plano secuencia de la memoria de Chile, Madrid, Ediciones del
Litoral, 1988.
77 Ana López, "Towards a Third and lmperfect Cinema: A Theoretical and Historical Study
of Film-making in Latín America", Universidad de Iowa, tesis doctoral, 1986, p. 339.
DEL CINE MUDO AL NUEVO CINE 99
Jorge Sanjinés
Getino y Solanas
3 Julio García Espinosa, "For an Imperfect Cinema", en M. Chañan, op. cit., pp. 31-32.
4 Jorge Sanjinés. "Problems of Form and Content in Revolutionary Cinema", en M.
Chañan, op. cit., p. 36.
5 Fernando Solanas y Octavio Getino, "Towards a Third Cinema" en M. Chañan, op.
cit, p. 21.
A PARTIR DE LOS AÑOS SESENTA 103
6 Paul Willemen, "The Third Cinema Question: Notes and Reflections", en Jim Pi-
nes y Paul Willemen (eds.), Questions of Third Cinema, Londres, BFI, 1989, p. 10.
104 EL CARRETE MÁGICO
7 Perry Anderson, "Modernity and Revolutíon", en New Left Review, 144, marzo-abril
de 1984, pp. 96-113.
8 Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,
1967, p. 350. Sigo el análisis de Gerald Martin sobre la novela en G. Martin, Joumeys
Through the Labyrinth: Latin American Fiction in the Tiventieth Century, Londres, Verso,
1989, pp. 218-225.
A PARTIR DE LOS AÑOS SESENTA 105
9 Henry Fairlie, The Kennedy Promise: Tiie Politics of Expectation, Nueva York, Double-
day and Company Inc., 1973, p. 130.
106 EL CARRETE MÁGICO
Busco un arte que sea político, erótico, místico; que haga algo diferente
de sentarse sobre el culo en un museo. Busco un arte que se involucre
con la mierda cotidiana y llegue a la cima. Busco un arte que indique
la hora del día o dónde se encuentra tal o cual calle. Busco un arte que
ayude a las ancianitas a cruzar la calle11.
10 Marshall Berman, All That is SolidMelts into Air: The Experience ofModernity, Londres,
Verso, 1983, p. 33.
11 C. Oldenburg, citado por M. Berman, op. át, p. 320.
A PARTIR DE LOS AÑOS SESENTA 107
12 He extractado algunas de estas preguntas del libro de Randal Johnson y Robert Stam,
Brazilian Cinema, Nueva Jersey, Associated University Press, pp. 56-57.
108 EL CARRETE MÁGICO
13 Robert Kolker, The Alerting Eye: Contemporary International Cinema, Oxford, Oxford
University Press, 1983, p. 44.
14 Jacques Rivette, "Letter on Rossellini", en Jim Hillier (ed.), Cahiers du Cinema, Vol. 1,
Londres, Routledge and Kegan Paul, 1985, p. 195.
A PARTIR DE LOS AÑOS SESENTA 109
15 "Entrevista con Aldo Francia", en Hablemos de arte, 34, marzo-abril de 1967, reimpre-
sa en Cine Cubano, 120,1987, p. 195.
110 EL CARRETE MÁGICO
cerlo con los pocos recursos que podíamos conseguir y con una liber-
tad que el cine latinoamericano y europeo antes nunca tuvo. De pronto
nos encontramos con todas las ventajas. El filme Dios y el diablo en la
tierra del sol, de Glauber Rocha, trabaja sobre los conceptos sartreanos
del bien y el mal, pero tiene muchas cosas más. Es un cine que no tiene
problemas en citar, aceptar y digerir a Sartre sin ningún tipo de com-
plejos, aunque continúa siendo muy brasileño. En este sentido, el Fes-
tival de Viña del Mar fue muy importante para nosotros1 .
En este momento el planteamiento teórico de un cine de la pobreza,
un cine imperfecto y un tercer cine se unió a una práctica dinámica. En
realidad, tal vez era ésta "la hora de los hornos" que iluminaría y guia-
ría la lucha liberadora a través del continente.
18 Raúl Ruiz, "No hacer más una película como si fuera la última", entrevista con V.
Luis Bocaz en Araucaria de Chile, 11,1980, pp. 101-118.
19 Julianne Burton, "The Hour of the Embers: On the Current Situation of Latín Ame-
rican Cinema", en Film Quarterly, otoño de 1976, pp. 33-44.
20 M. Berman, op. cit., p. 332.
112 EL CARRETE MÁGICO
22 Augusto Roa Bastos, citado en J. King (ed.), Modern Latín American Fiction: A Survey,
Londres, Faber and Faber, 1987, p. 294.
114 EL CARRETE MÁGICO
Los desarrollos en los años ochenta son tal vez muy recientes para po-
der tener una imagen clara de ellos. Los cinematografistas todavía ha-
blan del nuevo cine latinoamericano aunque el uso del término es cada
vez más raro. Julianne Burton lo explica correctamente:
En lugar de ser más cohesionado que en las pasadas tres décadas, el
cine latinoamericano se ha hecho más difuso. (...) Lo que aspiró a ser
un movimiento único parece, hoy más que nunca, un grupo amorfo de
individuos que se apoyan mutuamente, unidos por dificultades econó-
micas y políticas comunes .
24 Gabriel García Márquez, entrevista con Holly Aylett en Tales Beyond Solitude. Estoy
muy agradecido con Holly Aylett por enviarme toda la transcripción de la entrevista,
que ha sido publicada parcialmente en TLS, 20-26, octubre de 1989, pp. 1152 y 1165.
25 Julianne Burton, Cinema and Social Change in Latin America: Conversations with Film-
makers, Austin, University of Texas Press, 1986, p. xv.
26 Tino Balio, en T. Balio (ed.), The American Film Industry, Madison, University of Wis-
consin Press, 1985, p. 443.
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