3 El Populismo Indianista en Bolivia
3 El Populismo Indianista en Bolivia
3 El Populismo Indianista en Bolivia
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Doctor en Gestión Pública y Relaciones Internacionales, formado en Duke Uni-
versity, Estados Unidos y la London School of Economics and Political Science,
Inglaterra. Profesor en la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia. Contacto:
[email protected].
Estancias. Revista de Investigación en Derecho y Ciencias Sociales, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2021, pp. 229-261. 229
Franco Gamboa Rocabado
Resumen
Este artículo tiene el propósito de estimular la discusión sobre qué sucedió con
las interpelaciones discursivas en Bolivia que enaltecieron las raíces indígenas
y cuáles fueron algunas acciones políticas desarrolladas por Evo Morales y su
partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que finalmente desembocaron
en varias contradicciones hasta la caída de Evo en noviembre de 2019. Es re-
levante analizar cómo el populismo indianista en Bolivia tuvo una fuerte rai-
gambre popular y, de súbito, abandonó el poder. La hipótesis plantea que Evo
Morales ofreció convertirse en un equilibrio refundacional del sistema político,
desarrollando un estilo de gobierno que llevaba a cabo una constante campaña
electoral, con la finalidad de instalar una nueva élite en el poder, instrumenta-
lizando las movilizaciones sociales y el discurso indianista que denunciaba la
incompatibilidad entre democracia y colonialismo interno. Sin embargo, Evo
no representó ningún tipo de equilibrio, sino que puso en marcha una polariza-
ción constante al dinamizar la lógica de camarada versus enemigo.
Palabras clave: Colonialismo interno, crisis de Estado, descolonización, de-
mocratización, polarización ideológica.
Abstract
This article has the purpose to stimulate a discussion about what happened with
the discursive interpellations that upraised the indigenous roots in Bolivia, and
what kind of political actions were developed by Evo Morales and his party,
Movement Towards Socialism (MAS), which finally led into many contradic-
tions until the downfall of Evo in November 2019. It is relevant to analyze
how the Indianist populism in Bolivia had strong popular support and, all of
a sudden resigned the power. The hypothesis proposes that Evo Morales of-
fered to become a sort of foundational balance of the political system, setting
in motion a government style that undertook a constant electoral campaign to
establish a power elite that instrumentalized social mobilizations and the Indi-
anist discourse, which denounced the incompatibility between democracy and
internal colonialism. However, Morales did not represent any kind of balance
but a permanent polarization that enabled a logic of comrades versus enemies.
Key words: Internal colonialism, State crisis, Decolonization, Democratiza-
tion, Ideological polarization.
Introducción
El telón de fondo
En esta visión política, sería justa una “revancha” histórica para rever-
tir la dominación. Toda revancha implica infligir un similar sufrimiento
en el objeto de ajusticiamiento; es decir, destruir y odiar invariablemen-
te aquello que viene de Occidente, menospreciando la modernidad y el
capitalismo, que además se identifica con las élites blanco-mestizas. De
esta manera, Reinaga y sus seguidores no veían ninguna contradicción
entre el indianismo como parusía de un nuevo orden y la dictadura que
utilizaría la violencia como cedazo integrador bajo la vanguardia de las
comunidades indígenas.
Una alternativa más pacífica hubiera consistido en la convergencia
de las historias indígenas, los diseños globales del capitalismo transna-
cional y la generación de una nueva forma de conocimiento reconci-
liador, definido como epistemología de fronteras y acercamiento de-
mocrático, donde no sea posible imponer ningún conocimiento experto
neocolonial, sino abrirse a otras formas de cosmovisión, entendimiento
y rescate del mundo indígena conectado con un orden democrático. Sin
embargo, esta perspectiva prometedora no fue explotada por el indianis-
mo, sino que más bien cayó en descrédito debido a que la acción política
del MAS y Evo Morales inutilizaron cualquier posibilidad de integra-
ción con la democracia, al estimular las visiones de confrontación.
Para el MAS, el indianismo llegaba justo a tiempo cuando se orga-
nizaba cualquier movilización campesina, con el fin de intimidar a la
oposición y amenazar con el inicio de un juicio por racismo a quienes
intentaban criticar o detener el denominado “proceso de cambio” en
sus versiones más fundamentalistas. La izquierda guerrillera hizo caso
omiso de las críticas indianistas a los postulados neocoloniales del mar-
xismo y pensó en reacomodar la imagen de Evo Morales en la posición
de un caudillo indio para una revolución del siglo XXI.
El nacimiento de alternativas unificadoras entre la descolonización
y la teoría democrática —entendida como estrategia pluralista para ne-
gar los excesos del poder, ejerciendo un “cosmopolitismo multicultu-
ral”— se bloqueó de golpe. Morales movilizaba la provocación, ya sea
mediante discursos amenazadores emitidos por la televisión y ordenan-
do la no transferencia de recursos económicos y bloqueos burocráticos
en las regiones donde había perdido elecciones o donde la oposición
podía mostrar un fortalecimiento.
mo” de los cocaleros, haciendo ver que la guerra contra las drogas era
solamente un invento de Estados Unidos. En el fondo, esta amalgama
entre la producción de coca como economía casi intocable y el indianis-
mo como ideología de confrontación, dio la victoria plena a Evo, tanto
en los municipios de Cochabamba, como en el terreno internacional
para defender la coca como tesoro ancestral; sin embargo, las raíces
peligrosas del narcotráfico, poco a poco fueron afianzándose más en
el Chapare, un mundo aparte donde circulan automóviles de lujo sin
registros legales y donde el 94 por ciento de la coca no pasa por el
mercado legal (UNODC, 2020). Asimismo, el discurso del populismo
indianista mantuvo la polarización entre los cocaleros y la lucha contra
el narcotráfico porque de esta manera se podían evitar las políticas de
transparencia que exigía el sistema democrático.
Abrirse hacia el otro, hacia la reconciliación democrática, hacia lo
mejor de la ciencia, de Occidente, de Oriente y de lo que significa un
mundo global más humano, es el reto de hoy. El indianismo, sin em-
bargo, quedó mirándose a sí mismo y pensando que era irreprochable,
avanzando arriesgadamente hacia orientaciones absolutistas sin poder
identificar una ruta hacia la democracia como régimen de convivencia
pacífico, desligado ya de las luchas raciales y de contradicciones difíci-
les de procesar como el narcotráfico (Mansilla, 2014; Barbiéri, 2020).
Las interpelaciones ideológicas del populismo indianista se repro-
dujeron dentro de una “lógica dual” que siempre caracterizó a las posi-
ciones utópicas, porque dicha lógica endiosa a unos actores y condena
o excluye a otros. El diagnóstico político del indianismo plantea una
interpretación de la historia donde, por un lado, estaríamos viviendo
un ciclo largo de dominación cultural y, por otra parte, la lucha por
el poder generaría un proyecto de transformación utópico-político. Los
defensores indianistas de la descolonización trazan, entonces, los lími-
tes del adentro y del afuera: de una Bolivia minoritaria y de aquella
mayoritaria, de la “sociedad realmente existente”: Bolivia india, versus
la “sociedad deformada-dominante” de corte occidental: Bolivia criolla,
mestiza y blancoide (q’ara, en aymara). ¿Por qué estas concepciones
utópicas y políticas se adhirieron a una lógica de polarización dual? Por
animosidad histórica al colocar el concepto de “etnia” o “nación indí-
gena” por encima de toda la sociedad boliviana y engrandeciendo sólo
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Después de la caída de Evo Morales, el Tribunal Supremo de Justicia inició
procesos por corrupción, peculado e incumplimiento de deberes a cerca de diez
ministros de Estado, algunos de clase media profesional y otros indígenas; sin
embargo, todos se identificaron en algún momento con el llamado socialismo
del siglo XXI y el indianismo, sobre todo al utilizar el discurso para reclamar el
“derecho humano” de Evo Morales a la reelección indefinida; ésta hubiera sido
la única garantía para reconocer a Morales como el verdadero líder indio del
continente (Kurmanaev y Krauss, 2019).
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Según estimaciones del Banco Mundial, anualmente Bolivia pierde 2 570 mi-
llones de dólares debido a la corrupción estatal. De esta suma, 400 millones de
dólares se desvían por el contrabando y 550 millones por la evasión de impuestos
(Vacaflores, 2006). Asimismo, las múltiples denuncias de corrupción que invo-
lucra a la cúpula del MAS están relacionadas con el programa gubernamental
“Bolivia Cambia, Evo Cumple” de la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE),
que dependía del Ministerio de la Presidencia. De esta manera destaca el hecho
ligado a 33 camiones de contrabando del ex Ministro de la Presidencia Juan
Ramón Quintana, quien también fue asesor del Ministerio de Defensa durante el
gobierno del ex dictador Hugo Banzer Suárez (1997-2000). Quintana se graduó
de la Escuela de las Américas en los Estados Unidos y fue un operador de inte-
ligencia, especializado en complots entre 2009 y 2019. Por otro lado, aparece la
relación de Evo Morales con Gabriela Zapata, una joven militante del MAS; esta
relación desató el tráfico de influencias con la empresa china CAMC. Zapata era
la ejecutiva de contacto para conseguir contratos por el valor de 500 millones de
dólares. A su vez, el ex Vicepresidente, Álvaro García Linera, fue reiteradamente
La crisis de Estado
cuestionado por mentir sobre la obtención de su título profesional, así como por
la compra de su libreta de servicio militar. Los favoritismos para sus parientes
dieron lugar a otro escándalo porque éstos dotaban de refrigerios por medio de
la empresa Air Catering a la línea aérea estatal BOA. El ex presidente de YPFB,
Carlos Villegas armó una red de corrupción para favorecer a una allegada con
quien tenía algún tipo de relación sentimental. En YPFB sucedieron también
otros hechos de nepotismo que relacionan al ex diputado Manuel Morales Dávi-
la, ex candidato a la Prefectura de La Paz y a sus hijos: Manuel Morales Olivera,
dueño de una imprenta que, sin la más mínima formación universitaria, llegó a
ser también presidente de YPFB, donde realizó contratos fraudulentos con varias
transnacionales. Otras hijas de Morales Dávila se beneficiaron de oscuros favo-
res como parte de la “élite esclarecida” del partido; así destaca Marcia Morales
Olivera que llegó a ser presidenta de la Aduana Nacional y la ex Ministra de De-
sarrollo Productivo, Teresa Morales Olivera, que fue denunciada por la quiebra
de la empresa estatal de textiles Enatex (Zavala, 2016; Wickberg, 2012).
Así fue como Evo Morales dirigió el sistema político hacia un rumbo
autoritario. Según él, la democracia era inviable sin su presencia y sin la
posibilidad de instaurar un sistema electoral de partido único donde el
MAS representaría el actor hegemónico y la vanguardia exclusiva de la
democracia multicultural. Evo era el sujeto trascendente que articularía
la identidad del Estado plurinacional.
Estas circunstancias contrastaban con la situación económica. El Es-
tado boliviano pierde cada año 600 millones de dólares en la venta de
combustible subvencionado que se vende por debajo de su precio en el
mercado interno. Además, el contrabando de carburantes involucra a al-
tos funcionarios estatales y militares. Es por esto que la nacionalización
de los hidrocarburos fue una política ambivalente que trajo millones de
dólares para solventar diferentes bonos con carácter rentista, al mismo
tiempo que siguió dependiendo de la tecnología y la capacidad de in-
versión y exploración de las transnacionales ligadas a Repsol, Petrobras
o Total (Jemio, 2008). Por costos recuperables (costos de explotación
de las empresas petroleras bajo los contratos de riesgo compartido), el
Estado boliviano llegó a pagar a las transnacionales entre 200 y 1000
millones de dólares en el periodo 2006-2014. Sin embargo, no se hizo
nada por mejorar las políticas de salud pues, por ejemplo, con la pan-
demia del Covid-19 en abril de 2020, Bolivia no pudo planificar una
atención adecuada, al evidenciarse que en los hospitales estatales más
grandes solamente había 80 camas para internación en terapia intensiva,
la cantidad más baja de América Latina.
En el ámbito estratégico de los hidrocarburos, Evo Morales prefi-
rió seguir también con una lógica ineficiente para financiar políticas
sociales de corto plazo, mediante transferencias directas de la renta
proveniente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Además, en el periodo 2006-2016 se cambió diez veces al presidente
de esta corporación. Los diez presidentes de YPFB estuvieron involu-
crados en escándalos públicos de corrupción y tráfico de influencias,
generándose una crisis institucional y llegando a convertirse en una ex-
presión de anomia estatal, entendida como la pérdida de control político
para favorecer únicamente la acción de intereses particulares que distor-
sionan las normas gubernamentales en la administración de cuantiosos
fondos públicos (Chapaux, 2009). Esta anomia era, al mismo tiempo,
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Este dato puedo afirmarlo de manera clara porque lo presencié en el desarrollo de
mis labores profesionales dentro del Servicio Nacional de Identificación Perso-
nal (SEGIP) del Ministerio de Gobierno. La cuantificación de estos cobros ilega-
les es incalculable, ya que siempre se realizó al margen de cualquier contabilidad
en el periodo 2007-2019. Tampoco nadie sabe el destino de estas recaudaciones.
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La expresión “integridad monolítica del caudillo” fue transmitida por Raúl Gar-
cía Linera, hermano del ex Vicepresidente, Álvaro García Linera, quien califica-
ba a Evo Morales como un caudillo que llegó al poder en el momento histórico
oportuno. Entrevista personal, La Paz, abril de 2019. Raúl García fue también
una pieza clave en los proyectos de sabotaje que el MAS organizaba para eli-
minar a la oposición; por ejemplo, fue protagonista en el asalto al Hotel Las
Américas en abril de 2009 para perseguir a la oposición, acusada de secesionista.
Después de la renuncia de Evo Morales, Raúl García también organizó grupos de
choque entregando dinero y fomentando saqueos.
Conclusiones
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