El Mundo de Los Miedos Resumen

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El autor, Marcelo R.

Ceberio, aborda el tema de los trastornos fóbicos y de pánico, que se han vuelto
cada vez más comunes en la sociedad actual. Estas patologías ocupan ahora el lugar que antes solían
tener las depresiones en términos de prevalencia. Muchas personas autodiagnostican sus miedos y
recurren a automedicarse, lo cual plantea un problema importante.

Ceberio propone un modelo de tratamiento basado en la terapia breve del MRI (Mental Research
Institute). Parte de este enfoque terapéutico implica el uso de prescripciones de comportamiento
para abordar los trastornos fóbicos y de pánico.

En el pasado, cuando se sabía poco acerca de estos trastornos, los pacientes solían acudir a
diferentes especialidades médicas y no médicas en busca de respuestas a sus síntomas. Esto
generaba incertidumbre y aumentaba la angustia y la ansiedad asociadas a su trastorno. Sin
embargo, en la actualidad, los pacientes llegan con el rótulo de "pánico" y esperan que se les ayude
a interpretar sus síntomas, como mareos, náuseas y taquicardia.

El autor destaca que estos trastornos fóbicos y de pánico están relacionados con el contexto en el
que se desarrollan. Son una manifestación de la hiperactividad del mundo actual y representan un
intento de frenar ese ritmo acelerado. El estrés crónico al que estamos expuestos provoca un
desequilibrio en nuestro organismo y nuestra mente, elevando los niveles de cortisol y activando el
eje hipotalámico-hipofisario-adrenal. El pánico se convierte en una forma de frenar ese ritmo
descontrolado.

Los trastornos fóbicos, los trastornos de pánico y el trastorno obsesivo-compulsivo forman parte de
los trastornos de ansiedad según el DSM-IV. Mientras que las fobias están relacionadas con miedos
específicos hacia objetos o situaciones, los trastornos de pánico no tienen una especificidad clara.
Los ataques de pánico son incapacitantes y empobrecen la vida de las personas que los
experimentan.

El miedo desencadena una serie de síntomas físicos que se vuelven interconectados y potenciados.
Estos síntomas pueden incluir opresión en el pecho, taquicardias, sudoración, temblores y sensación
de falta de control. Cada síntoma abre la puerta al siguiente en una cascada de síntomas que generan
más ansiedad.

La respiración juega un papel importante en la manifestación de los síntomas. La hiperventilación


puede desencadenar cambios químicos en la sangre, como la alcalosis respiratoria, que a su vez
contribuye a la aparición de síntomas como mareos y parestesias. Una forma de controlar este
estado de pánico falso y evitar un verdadero ataque de pánico es contener la respiración durante
breves períodos o respirar en una bolsa.

En el tratamiento de los trastornos fóbicos y de pánico, el autor propone el uso de prescripciones de


comportamiento como una estrategia terapéutica eficaz. Estas prescripciones consisten en la
asignación de tareas específicas para que el paciente las lleve a cabo. Por ejemplo, se pueden
prescribir tareas como realizar una actividad placentera durante cinco minutos al día o enfrentar
gradualmente los estímulos que generan miedo.

El enfoque de prescripciones de comportamiento busca romper el círculo vicioso del miedo y los
síntomas físicos asociados. Al realizar tareas que desafían las creencias irracionales y los miedos, el
paciente adquiere una sensación de control y se desactivan los mecanismos de defensa automáticos.
La orientación teórica descrita combina los aportes del modelo sistémico, como la cibernética y la
teoría general de sistemas, con diferentes enfoques de psicoterapia, como el modelo breve de
resolución de problemas de Watzlawick, Weakland y Fisch, las técnicas ericksonianas de
hipnoterapia sin trance de Milton Erickson, el modelo cognitivo de Feixas y Mahoney, la
neuroendocrinología, la psicofarmacología y el uso del deporte.

Este enfoque teórico se basa en la aplicación de técnicas sistémicas, con un enfoque particular en el
uso paradojal de prescripciones. En este sentido, se utilizan técnicas hipnóticas ericksonianas para
prescribir al paciente que realice los síntomas relacionados con los trastornos fóbicos y los ataques
de pánico. La idea es que el paciente haga precisamente lo contrario de lo que la lógica racional
indica, como forma de desafiar y dominar el síntoma.

El terapeuta vende la prescripción de manera persuasiva, recreando las imágenes anticipadas y


utilizando los canales sensoriales más desarrollados del paciente (visual, auditivo, táctil, olfativo). Se
busca la aprobación del paciente y se utilizan analogías, cuentos y metáforas para reforzar el
mensaje.

Los resultados de las prescripciones pueden variar. En algunos casos, el paciente intentará estimular
la aparición del síntoma, pero no lo logrará, lo que puede aumentar su sensación de seguridad y
llevar a una mayor confianza en su capacidad para enfrentar el síntoma. En otros casos, el síntoma
aparecerá en toda su intensidad, pero bajo el control del paciente, lo que también refuerza su
sensación de dominio. En casos intermedios, el síntoma puede aparecer de manera parcial, lo que
permite evaluar el grado de intensidad y ajustar las prescripciones en consecuencia.

Es importante destacar que este enfoque terapéutico busca colocar al paciente en una posición de
dominio sobre el síntoma, en contraposición a la posición asimétrica en la que normalmente se
encuentra. Se busca externalizar el síntoma y establecer una lucha activa contra él, utilizando las
prescripciones como maniobras y artilugios para desbaratar la función sintomática.

En el caso de Raimundo, se observa que sus ataques de pánico surgieron como una forma de
bloquear sus raptos de violencia. El terapeuta se enfrenta al desafío de tratar los ataques de pánico
sin desencadenar la violencia. Se pone en equidistancia semántica los ataques de pánico y los
ataques de violencia, y se invita al paciente a entregar las armas que lleva consigo. Esto plantea un
callejón sin salida para el paciente, ya que, si elimina los ataques de pánico, se corre el riesgo de dar
libre curso a la violencia. El terapeuta busca establecer una comunicación directa y abierta con el
paciente, generando un espacio seguro para explorar y abordar estos problemas complejos.

En el caso de Mariela, una adolescente que experimenta síntomas de pánico, se utilizó la


prescripción de la libreta como parte de su tratamiento. La idea detrás de esta prescripción es desviar
el enfoque de los síntomas y ayudar a la persona a romper la cadena sintomatológica. Aquí tienes
un resumen de cómo se implementó:

• El terapeuta le indicó a Mariela que comprara una libreta pequeña del tamaño del bolsillo
trasero del pantalón, preferiblemente con espiral, y que la llevara siempre consigo.
• Se le pidió a Mariela que contara los pasos desde el ascensor hasta el umbral de su casa y
que anotara esta información en la libreta, junto con la fecha, hora y minutos. Además, debía
registrar las sensaciones y emociones que experimentaba en ese momento.
• Después de realizar esta tarea, Mariela debía regresar a la zona segura de su casa y llamar
al terapeuta para compartir su experiencia.
• Mariela notó que al estar tan concentrada en seguir las indicaciones del terapeuta y en
registrar los detalles en la libreta, sus síntomas habituales no aparecían con la misma
intensidad.
• El terapeuta animó a Mariela a repetir la tarea, posiblemente añadiendo algunos pasos
adicionales, para fortalecer la desviación de los síntomas.
• Con el tiempo, estas desviaciones de síntomas ayudaron a fortalecer la autoestima de
Mariela y a romper el patrón negativo en el que estaba atrapada.

Es importante destacar que estas desviaciones no son milagrosas, pero pueden ser efectivas para
interrumpir los patrones de pensamiento y comportamiento negativos. El terapeuta debe seguir
trabajando con Mariela para mantener estos logros a largo plazo.

El uso de una planilla de chequeo de síntomas como una herramienta efectiva en el tratamiento de
trastornos como el pánico, las fobias y los rituales obsesivos.

La planilla se utiliza para registrar y hacer un seguimiento de los síntomas que experimenta el
paciente a lo largo del día. Cada columna de la planilla corresponde a un síntoma específico, como
náuseas, mareos, miedo, etc. A la izquierda se registran los intervalos de tiempo en los que se desea
verificar la aparición de los síntomas, y a la derecha se anotan los totales de síntomas en cada
intervalo.

La planilla permite al terapeuta y al paciente tener una visión clara de la frecuencia y la intensidad
de los síntomas. El terapeuta puede comparar los resultados de la planilla con las percepciones del
paciente y señalar las discrepancias. Esto puede ayudar al paciente a darse cuenta de que sus
síntomas no ocurren todo el tiempo, como creía inicialmente, y que han disminuido en comparación
con sus expectativas.

El uso continuo de la planilla a lo largo de las sesiones de terapia permite monitorear los cambios en
los síntomas y identificar los factores desencadenantes. También se pueden hacer anotaciones
adicionales en la planilla, como situaciones específicas asociadas a la aparición de los síntomas. Con
el tiempo, a medida que mejora la sintomatología, se pueden espaciar los intervalos de registro o
eliminar los síntomas que ya no aparecen.

Se destaca que la eficacia de la planilla radica en el control exhaustivo de los síntomas, lo cual reduce
su espontaneidad y desvía la atención del paciente hacia la tarea de registro. Además, el uso de la
planilla contribuye a mejorar la valoración personal y la seguridad del paciente, aspectos que suelen
ser afectados por el aumento de los miedos asociados a los trastornos tratados.

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