7.ficha Periodo Revolucionario Años 60 y 70
7.ficha Periodo Revolucionario Años 60 y 70
7.ficha Periodo Revolucionario Años 60 y 70
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE HISTORIA
2021
FICHA DE CÁTEDRA. TEMA: El período revolucionario de los años sesenta y la crisis capitalista. 1968-1975
Alejandra Soler
“Si hubo algún momento en los años dorados después de 1945 que correspondiese al estallido mundial
simultáneo con que habían soñado los revolucionarios desde 1917, fue en 1968”.
Eric Hobsbawm. Historia del siglo XX. Barcelona: Crítica. 1998. P. 300-301
“Si uno puede realmente penetrar en la vida de otra época, está penetrando en la propia vida”.
T.S. Eliot. Citado por Hellen Carr en “En defensa de la historia. La mirada de E. Carr”. 2019
Página Conversaciones sobre Historia.
La historia no es una línea prefijada de procesos con principio y fin que se suceden unos a otros. En cambio,
está llena de experiencias sociales con objetivos de reorientación o revolución social, algunas truncas,
derrotadas (nunca de forma definitiva), pero que trazan tendencias de futuro y constituyen los gérmenes de
sociedades futuras.
Desde la constitución misma del capitalismo como forma de sociedad predominante en todo el mundo desde
los siglos XIX y XX, la principal protagonista de estas experiencias de oposición al orden social y de intentos
de configurar otro orden por medio de distintas formas de lucha, fue la clase obrera a nivel mundial: las
primeras huelgas durante la revolución industrial, la organización de sindicatos y su agrupamiento
internacionalista a lo largo del siglo XIX1, la fundación de los primeros partidos de esa clase, la revolución que
dio lugar a la Comuna de París en 18712, la revolución rusa socialista triunfante en octubre de 1917, la
reprimida en Alemania y otros países en el mismo período, y ciento de experiencias más, quizás de otro tenor
y todavía por descubrir y estudiar, muestran esa realidad.
Hemos estudiado la revolución rusa del 1917, conocimos la de Alemania, y la reacción a estos procesos
durante la década del treinta, encarnada en el fascismo alemán e italiano. Derrotados estos regímenes luego
de la segunda guerra mundial (1939/1945) y abierta la etapa de la llamada “Guerra Fría” (hasta 1989/91), el
1
Me refiero a la I y II Internacional Socialista (fundadas en 1864 y 1889 respectivamente).
2
Comuna de París: se llama así a la revolución y al gobierno revolucionario surgido en Francia entre marzo y mayo de
1871. Otra vez, fueron las mujeres las que iniciaron las protestas contra el gobierno de Thiers (quien había abolido varias
conquistas sociales logradas por los franceses), y tan agudas fueron estas protestas y las siguientes, que el gobierno
debió abandonar la ciudad de Paris. El 26 de marzo se realizaron elecciones libres en la ciudad para elegir a los miembros
de un Consejo Comunal. Los miembros elegidos eran obreros, pequeños comerciantes, carpinteros y profesionales de
todas las tendencias políticas: socialistas, anarquistas, marxistas, independientes. Todos estaban sujetos a la revocación
de su cargo por parte del pueblo, y se estableció que cobrarían igual que un obrero. Se estableció la educación laica, se
crearon guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras, y las fábricas, abandonadas por sus dueños, fueron
entregadas a los trabajadores que las transformaron en cooperativas. Se separó a la iglesia del Estado y sus propiedades
pasaron al estado. A fines de mayo ya estaba reconstituido el ejército enemigo, que bombardeó la ciudad y volvió al
poder. La Comuna de París duró pocos meses, pero fue la primera revolución proletaria triunfante de la historia.
1
mundo apareció dividido en dos bloques: el de los países occidentales capitalistas bajo el dominio de EEUU,
y el de Europa del este, bajo la órbita del Estado soviético (la URSS). Durante esos años posteriores a la
segunda guerra mundial, los estados reconfiguraron sus funciones e instituciones, dando lugar al llamado
“Estado de Bienestar” (en particular en Europa y EEUU), que no sólo profundizaba el intervencionismo
económico ya dominante desde la década de 1930, sino que fue acompañado por la implementación de un
conjunto de medidas políticas y sociales como las estatizaciones y los generalizados sistemas de seguridad
social. El “Estado de Bienestar” (en el que se profundiza en otro texto de la cátedra) se implementó al tiempo
que el capitalismo transitaba un período tanto de crecimiento, llamado “los treinta años gloriosos”, como de
desarrollo de nuevas contradicciones que llevarían a una nueva crisis económica, la de 1973, y una nueva
reconfiguración del estado (“Neoliberalismo”). Como vemos, este “orden de posguerra” no duró mucho
tiempo en ninguno de los bloques en que se dividía políticamente el mundo, pero no sólo por la crisis
económica, sino por la rebelión social.
Por las transformaciones económicas y sociales mundiales luego de la segunda guerra, a la fuerza de rebelión
de la clase obrera, se fueron incorporando sectores estudiantiles en todo el mundo, formando una fuerza
social cada vez más amplia, que mostró su acción potente contra la explotación capitalista y el
intervencionismo estadunidense en el mundo durante la década de 1960 y 70, abriendo un período
revolucionario. Todos hablaban de “revolución”, hasta el pacifista Martín Luther King, que en un discurso de
1967 definía: “Estos son tiempos de revolución. En todo el mundo los hombres se sublevan contra los viejos
sistemas de explotación y opresión, y de la matriz de un mundo precario nacen nuevos sistemas de igualdad
y justicia” (Fontana, 2017: 375). Efectivamente, era en todo el mundo, también en los países dirigidos por los
partidos comunistas europeos: este período coincide con una burocratización y represión creciente de la
URSS hacia la propia clase obrera y movimientos de protesta en los países bajo su influencia.
El cuestionamiento al poder en ambos bloques, las rebeliones a escala mundial, reflejaban un desequilibrio
político en el orden mundial surgido en 1945. Esto no se produjo en un vacío. Las alteraciones políticas se
interrelacionan con contradicciones económicas y crisis de fondo, estructurales3. Por eso iniciamos la
explicación con los primeros síntomas de crisis capitalista de fines de la década de 1960, que estalló en 1973
con la llamada “crisis del petróleo”. A continuación, trataremos sobre la crisis política en el centro del mundo
occidental, EEUU, luego avanzamos hacia la explicación del “Mayo Francés”, emblema de la época, y la
“Primavera de Praga”, ya en el mundo soviético.
Decíamos que las rebeliones de mediados y fines de los años sesenta se produjeron en un momento que
aparecían los síntomas de un nuevo quiebre del sistema capitalista.
Terminada la segunda guerra mundial el capitalismo vivió años de crecimiento hasta la crisis de fines de 1960
(mal llamados “treinta años gloriosos” refiriéndose a 1945-1975). Varios elementos explican ese período de
expansión.
Casi finalizada la guerra, en 1944 se firmó el acuerdo de Breton Woods que reorganizaba los mecanismos de
regulación financiera: se adoptó un sistema basado en la convertibilidad del dólar en oro (1 onza: 35 dólares)
y en el mantenimiento de unas paridades fijas de las monedas nacionales respecto al dólar. Además, se
crearon el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General sobre Aranceles de
Aduanas y Comercio (GATT).
Entre 1950 y 1970, el producto bruto industrial mundial se cuadruplicó y el comercio internacional creció
ocho veces (Peralta Ramos, 2007:31), y no sólo se recuperaron las economías de Francia, Alemania, Inglaterra
y Japón, sino que, por primera vez en el siglo XX, desafiaron con superar al capitalismo estadounidense,
3
En la ficha de cátedra de la Unidad II sobre el “Materialismo histórico”, sintetizamos qué es un “período de revolución
social” para Marx y Engels.
2
haciendo renacer las disputas interimperialistas. Proliferaron las empresas multinacionales, transnacionales,
con altas inversiones del capital en países periféricos y atrasados. Otro rasgo de la época fue el aumento de
la productividad del trabajo a nivel mundial en parte como resultado del desarrollo tecnológico y su
aplicación en la producción, todo basado en la producción y consumo de petróleo barato que significó el
auge de la petroquímica, el automovilismo y otras industrias pesadas. Finalmente, hay que destacar el
aumento del gasto público y el fuerte intervencionismo estatal. Como mencionamos más arriba, se trataba
del establecimiento del llamado “Estado de Bienestar” (Hermida Revillas, 2000: 255-256).
Todo esto quedó derrumbado a mediados de los años setenta. ¿Por qué? Está de más aclarar que hablar de
“crisis” supone un período anterior de auge económico. Pero es que esa obviedad lineal, esconde el hecho
que la realidad es contradictoria, entonces, al mismo tiempo que llueven las mieles del crecimiento
económico y tecnológico, hay algo que se va fermentando en el fondo. Cuando explicamos una crisis, es
imprescindible esa consideración.
En general, a la de 1973 se la define como crisis del petróleo”, que a la vez se la vincula a la devaluación del
dólar en 1971. Veamos primero esta explicación.
Jorge Saborido (Barbero et al, 2010: 416) explica que la moneda norteamericana se fue deteriorando a lo
largo de la década del sesenta como consecuencia del déficit de la balanza de pagos.4 Esto obedeció a muchos
factores: la creciente competitividad de otras economías occidentales y de Japón, la salida de capitales por
gastos militares (especialmente por la guerra de Vietnam) e inversiones extranjeras tanto públicas5 como
privadas. A esto se sumaba que algunos países, especialmente Francia, comenzaron a cambiar los dólares
estadounidenses por oro para atesorar. En definitiva, las reservas estadounidenses estaban diezmadas ya
desde mediados de los años sesenta (tenía sólo el 10% de las reservas mundiales y le alcanzaba para respaldar
sólo uno de cada diez dólares en circulación), Y el problema era que el comercio y las finanzas a nivel mundial
reposaban sobre las reservas de oro estadounidenses (recordar el acuerdo de Breton Woods mencionado
antes). La devaluación de la libra en 1967 y la creciente inflación en EEUU hacia 1968, con la consecuente
caída del valor adquisitivo de los salarios, muestran ese problema. Así es que el presidente de EEUU, Richard
Nixon, suspendió la convertibilidad del dólar, devaluó esa moneda en 1971, desatando una crisis del sistema
monetario mundial.
Luego de esa devaluación, los países productores de petróleo (OPEP) decidieron aumentar los precios del
producto para resarcirse de las pérdidas por la devaluación (el petróleo se pagaba en dólares), aunque
también como una decisión de “castigar” a los países que apoyaban a Israel en las guerras de Medio Oriente.
Se produjo una inflación a escala mundial, con todas las derivaciones negativas en el ámbito de la producción,
las finanzas y el poder adquisitivo. Las consecuencias de la crisis de 1973 se evidenciaron en los 18 millones
de desocupados en los países imperialistas, caída de la cotización de las acciones de la bolsa, caída de la
industria automotriz en EEUU y Alemania del 25% y 36%, la industria de la construcción a la mitad,
bancarrotas aumentaron en un 30% en EEUU, más del 60% en Gran Bretaña.
Hasta ahí, una explicación válida. Pero la explicación de las crisis no puede agotarse en el aspecto monetario.
La desaceleración en el ritmo de acumulación del capital en los países centrales, la caída del crecimiento en
EEUU combinado con el declive de la productividad y la baja rentabilidad del sector manufacturero, tiene
otra explicación relacionada a las propias contradicciones en el funcionamiento del sistema capitalista
(formulada por Marx como “ley de la tendencia a la caída de la tasa de ganancia”). Con la devaluación del
dólar y la “crisis del petróleo” sólo se hizo más grave (Peralta Ramos, 2007: 32). La crisis capitalista se hizo
4
Se llama balanza de pagos al registro de todas las transacciones económicas realizadas entre residentes de un país y
del resto del mundo durante un período determinado de tiempo. En esa balanza se considera: la balanza comercial, o
sea, diferencia entre exportaciones e importaciones, la cuenta corriente (que incluye entradas o salidas por otros
rubros), y la cuenta de capitales, referido a entrada o salida de inversiones.
5
Entre esas erogaciones de EEUU también se incluyen los créditos otorgados por el Plan Marshall a países europeos
para su recuperación económica.
3
abierta en 1972 con una crisis de sobreproducción, y en 1974 con una recesión de la economía mundial.
(Werner y Aguirre., 2007: 43).
¿Cómo se mira esa crisis a partir de la ley de tendencia a la caída de la tasa de ganancia? Para competir, las
empresas capitalistas tienden a incrementar la masa de capital invertida, en particular la parte
correspondiente a la maquinaria y tecnología (en detrimento de la parte invertida en comprar fuerza de
trabajo). De esa manera, logran aumentar la productividad y reducir el valor individual de las mercancías
(incluso el de la fuerza de trabajo). Esto había ocurrido en los años cincuenta y especialmente sesenta, y de
hecho algunos estudiosos hablan de una “tercera revolución industrial”.
Pero sabemos que la salud del capitalismo depende de las ganancias que se generan con la circulación y venta
de mercancías, y que las ganancias son una parte de la plusvalía producida por los obreros y las obreras.6
Entonces, como se dijo arriba, si la inversión del capital en contratación de trabajadores tiende a ser
proporcionalmente más baja en relación al capital total que se invierte, tenderá a ser más baja la plusvalía y
la tasa de ganancia (Marx, 1983: 269-272).7
Tasa de ganancia en Reino Unido, Estados Unidos y Alemania con sus tendencias (1855-2011). Farina, Joaquín. La tasa
de explotación como medida de desigualdad global (1973-2012). TeseoPress. Buenos Aires.
Tasa de ganancia promedio de los países centrales (1869-2009). Maito Esteban (2013). “La transitoriedad histórica del
capital. La tendencia descendente de la tasa de ganancia desde el siglo XIX”. Razón y Revolución. Buenos Aires
6
Recordar que la plusvalía es la diferencia entre el valor producido por la fuerza de trabajo y el valor por el cual es
remunerada —salario.
7
En la ficha sobre Capitalismo, hemos explicado por qué las máquinas no crean valor, sino que trasfieren el suyo al
producto final.
4
Así, la conjunción de estas variables en fórmulas que aquí no expondremos, y un análisis que contempla la
producción y circulación a escala mundial y a lo largo del tiempo (no en una sola empresa ni rama de la
producción), muestran entonces que en el capitalismo la tasa de ganancia inevitablemente tiende a
disminuir, con lo que no es posible seguir manteniendo el proceso de acumulación de capital (definido como
el proceso por el cual una parte de la plusvalía que se obtiene en el proceso de producción se destina a
incrementar el capital y se invierte en la actividad productiva) (Marx, 1983: 297-307).
Por un momento la inversión en maquinaria y tecnología habrá aumentado las ganancias, pero cuando esa
inversión se generaliza a escala global, se entra en un período de sobreproducción, que es la forma en que
se manifiestan las crisis. Así, el valor de los bienes cae y la tendencia se invierte por lo explicado arriba. Los
capitalistas comienzan a paralizar las inversiones, generando una situación de sobreacumulación de capital
(ya no conviene seguir invirtiendo en el ámbito productivo o maquinaria ahora inútil).
Reiteremos que las crisis se manifiestan como crisis de sobreproducción de capitales y mercancías, en el
marco de la gran concentración de empresas, de inversiones y producción por parte de diversas potencias,
que terminan abaratando cada vez más los productos y generando una situación de abarrotamiento de
mercancías sin salida en los mercados. Pero esto no significa necesariamente que se produzca “de más” o
que todas las necesidades sociales hayan sido satisfechas, sino que lo que se produce no se vende. ¿Por
qué el aumento de la productividad y la sobreproducción derivan en una crisis? Ocurre que el capitalismo es
un sistema en el que las cosas circulan como mercancías, es decir, se compran y se venden. Esas mercancías
tienen un dueño: el capital. No sólo hay que tener plata para comprarlas, sino que tienen que rendir un
beneficio al dueño. Si no rinden, el proceso de producción y circulación se interrumpe. Y de hecho una crisis
es definida como la interrupción violenta del proceso de producción y reproducción para el sustento de la
sociedad. ¿Por qué no aumentar los salarios para que absorban las mercancías producidas? Al decir de Rosa
Luxemburgo, porque esto es incompatible con la naturaleza del capitalismo. Pero además existen diferentes
estudios que muestran que la tasa de ganancia y las escalas de salarios son independientes a largo plazo. Es
decir, el aumento de salarios de la clase trabajadora no incide o no alcanza a cubrir esa brecha entre la
demanda y la oferta creciente de bienes de consumo.8
La caída de las ganancias no se produce de un año al otro, es tendencial, y además, puede ser contrarrestada
de diferentes formas: aumentando la plusvalía por sobreexplotación de trabajadores (que es precisamente
lo que se vive en Francia a mediados de los años sesenta y por lo que se iniciaron las huelgas) 9, abaratando
materias primas y fuerza de trabajo mediante la disminución de salario y la dominación política y económica
de mercados coloniales (recordar proliferación de transnacionales en este período), entre otros mecanismos.
Pero esa transnacionalización de la economía tiene límites, ya que acrecienta la competencia, la inversión,
agudizando el proceso descripto más arriba. La sobreexplotación laboral también tiene su límite, es el que
ponen las 24 horas del día, pero también es el límite que ponen las masas trabajadoras a ser explotadas, y es
precisamente lo que ocurre en cada huelga y en particular las de los años sesenta.
En la década del sesenta y setenta, el declive de las ganancias llevó a intentar reducir progresivamente los
derechos de los trabajadores y disminuir la participación que habían logrado en la renta nacional. Se
desataron luchas en todo el mundo para revertir ese proceso, luchas que fueron derrotadas. Esto permitió a
la burguesía y sus estados dar paso a una reconfiguración del estado, para que tenga lugar un nuevo ciclo de
acumulación capitalista mediante dictaduras y violencia en la mayoría de los casos.
8
Heller, Pablo (2011 ), “Tasa de ganancia y crisis mundial”. En Hic Rhodus. Crisis capitalista, polémica y controversias
(no. 1 dic 2011). Instituto de Investigaciones Gino Germani. CLACSO. Shaikh, Anwar (2006). Valor, acumulación y crisis:
ensayos de economía política. Buenos Aires. Ediciones Razón y Revolución
9
Bruno Astarian habla de un incremento de la tasa de explotación en Francia desde mediados de la década del sesenta,
lo que explica el inicio del proceso huelguístico. A eso hay que agregar una ola de despidos y suspensiones como
consecuencia de una reestructuración y concentración empresaria propiciada por el estado con vistas a la inserción en
el Mercado común europeo (Astarian, 2008: 130).
5
La ruptura del equilibrio político
El quiebre económico a fines de los años sesenta se combinó con quiebres políticos. En particular por el
cuestionamiento al dominio estadounidense que significó su derrota en la guerra de Vietnam, y el impacto
de ésta en todo el mundo, no sólo por las armas químicas y violaciones utilizadas como métodos por los EEUU
contra civiles, sino porque su oponente era un modesto pueblo armado contra una potencia mundial10. Este
proceso de lucha antiimperialista, formó parte del más amplio proceso de descolonización de África y Asia
sucedido sobre el fin de la segunda guerra, que en este caso se articuló con luchas por el comunismo.
Desde hacía un tiempo EEUU venía financiando a Vietnam del sur11 para impedir el avance de Vietnam del
norte (que tenía un gobierno comunista dirigido por Ho Chi Minh, partidario de la unificación del norte y el
sur, y de la retirada de tropas extranjeras). Desde 1963, con John F. Kennedy como presidente de EEUU, esa
intervención se hizo más fuerte, y más todavía con su sucesor Lyndon Johnson (1964-1969) y luego Richard
Nixon (1969-1974).
Johnson había ganado la presidencia con un discurso antibelicista, sin embargo, a poco de asumir dio
continuidad a las campañas militares. Pero con ellas también se iniciaron las movilizaciones juveniles contra
la guerra. La mayor de estas se organizó en 1967, “fue la más grande la historia de los EEUU” (Rieznik, 2005:
146).
Aunque el ejército estadounidense estaba degastado, nadie dudaba de que la guerra se ganaría: a comienzos
de 1968, EEUU tenían desplegados en Vietnam casi 500.000 soldados, sumados a los 350.000 de Vietnam del
Sur. Vietnam del Norte sólo tenía 85.000 guerrilleros. De ahí la sorpresa cuando una noche de enero de 1968
se inició la Ofensiva del Têt, una operación militar organizada por Vietnam del Norte, que atacó masiva y
simultáneamente las posiciones norteamericanas y vietnamitas del sur. Aunque no lograron tomar el poder
en el sur, la acción generó un alto impacto en la opinión pública norteamericana y mundial, y la lucha por la
liberación de Vietnam fue una reivindicación que atravesó a todo el mundo.
Desde ese año, la situación interna de EEUU estuvo marcada por crecientes movilizaciones contra la guerra
de Vietnam. En mayo de 1970, se inició una huelga estudiantil en la que participaron dos millones y medio
de manifestantes, de un total de setecientos centros educativos. Hubo represiones como en Ohio, donde la
guardia nacional asesinó a cuatro manifestantes. Días después, setenta y cinco mil personas se manifestaron
frente a la Casa Blanca (Fontana, 2017: 388).
Preocupados por la situación, ya con Nixon como presidente, se diseñó un plan clandestino de vigilancia y
represión junto a las principales agencias de inteligencia (FBI, CIA y otras), para la neutralización del
movimiento de protesta, que no sólo tenía foco en “estudiantes e izquierdistas”, sino también en el
movimiento negro encarnado en la organización Panteras Negras.12
Recordemos que los años sesenta son los años de auge de las luchas de los negros no sólo por la aprobación
de una ley de derechos civiles, sino por sus condiciones de vida en general.13 De hecho la aprobación de los
10
La hegemonía mundial del capitalismo estaba cuestionada desde antes: a mediados del siglo XX se suceden la
revolución China, ya toda Rusia vivía en un sistema socialista, en América Latina la Revolución cubana, es decir, la mitad
del territorio del planeta estaba bajo el dominio de regímenes que expropiaron al capital (Rieznik, 2009: 209).
11
En la clase sobre imperialismo, vimos que Indochina fue una colonia de Francia desde el siglo XIX. Vietnam formaba
parte de esa región. En 1954 se liberó de ese dominio, sin embargo, el país quedó dividido en dos, Vietnam del norte
(nacionalista – comunista) y Vietnam del sur (bajo la influencia de EEUU). Los EEUU trabaron iniciativas de elecciones
para decidir sobre la unificación por temor a un triunfo comunista, y se lanzó a la guerra desde los primeros años de los
sesenta.
12
Era un partido de orientación socialista, dirigido y formado por negros. Fue fundado en 1966 por Huey Newton y
Bobby Seale, y en 1969, Edgar Hoover (de FBI) lo señaló como “la mayor amenaza que enfrenta la nación” (Vainstok,
1971: 80).
13
Por razones de espacio, no trataremos sobre las huelgas económicas en este período en EEUU, pero hay que destacar
que se produjeron algunas que conmocionaron al país, como la de los carteros en 1970 o la de los mineros y portuarios
6
derechos civiles en 1964 no frenó de ninguna manera las protestas de ese sector, que además, ante la
ineficacia de los métodos pacífico-legales, adquirieron un carácter cada vez más violento contra el estado, la
represión y la Guerra de Vietnam.14 Además, muchos de los líderes negros vincularon explícitamente la
situación de su población con el capitalismo. Stokeley Carmichael afirmaba: “Los fundamentos económicos
de este país tienen que ser modificados para que los negros puedan controlar sus vidas. Para que el racismo
muera, debe nacer una América totalmente nueva”. En el caso de los Panteras Negras, su programa político
establecía: “Nos consideramos como una nación dentro de una nación, pero no por razones racistas, sino
como una necesidad para nuestro progreso como seres humanos. No combatimos el racismo con racismo, lo
combatimos con internacionalismo proletario” (Vainstok, 1971:75, 81-82).
Ante la crisis interna y externa, Nixon se propuso el retiro progresivo de tropas en Vietnam desde 1970, pero
combinado con amenazas de lanzamiento de bombas atómicas y con reales y brutales bombardeos contra la
resistencia de Vietnam del Norte para forzarlos a negociaciones que eran rechazadas una tras otra (Fontana,
2017: 391).15 EEUU, derrotado y desprestigiado, tuvo que retirarse de la guerra en 1973, en pleno estallido
de la crisis económica.
Fontana define a los años 1968-1974 como “tiempos revueltos”, y los explica como resultado de las
“frustraciones” de la población ante el hecho de que, si bien la segunda guerra mundial se había hecho en
nombre de la democracia contra el fascismo, veinte años después el panorama era de desencanto: otra vez
crisis económica, guerra de Vietnam, conquistas sociales deficientes, y una socialdemocracia que frenaba
toda acción que pretendiera alentar transformaciones sociales.
Aunque no introduce el elemento correspondiente a la crisis económica ya presente en los años sesenta, el
planteo es importante ya que hace referencia a la situación insurreccional en casi todo el mundo. Una
insurrección se define como una acción de protesta de masas de población, que al ver agotados los canales
institucionales previstos para la participación, actúan por fuera de ellos irrumpiendo en el escenario político
de forma directa, mediante la lucha en las calles contra las fuerzas de represión del estado (Balvé, 2005). Así
es que trataremos dos procesos de este tipo en dos mundos distintos: Francia y Checoslovaquia.
El “Mayo Francés”
La frase “La imaginación al poder” es conocida como una de las consignas de los enfrentamientos sociales de
Francia en mayo de 1968. También se instaló la idea de que fueron acontecimientos que expresaban el
rechazo a la “sociedad de consumo” por parte de la juventud. Como veremos, fue mucho más que eso, y la
movilización estudiantil fue sólo la chispa que encendió la que, para muchos, es la huelga general más
importante de la historia del proletariado francés en el siglo XX. Si describimos aquí el proceso es porque es
necesario poner en primer plano eso que se ha querido ocultar o relegar a un último plano.
en 1971, a pesar de la falta de apoyo de sus sindicatos y de las leyes represivas aplicadas por Nixon (Leguizamón, 1972:
232,233).
14
Por ejemplo, es recordado el levantamiento en Watts, California en 1965, que según Otilia Vainstok, constituyó una
verdadera insurrección. Le siguieron levantamientos en decenas de ciudades que no formaron parte del movimiento
por los derechos civiles (Vainstok, 1971: 68-69).
15
En relación a las formas que implementó el Estado para la represión de estos movimientos, es interesante el siguiente
fragmento de Fontana:
“Uno de los medios empleados para actuar contra la subversión fue la instrumentalización política de la lucha contra la
droga, iniciada en 1970 con la Controlled Substances Act. Como explicó años más tarde John Erlichman, colaborador de
Nixon, los dos enemigos principales del presidente eran “la izquierda contra la guerra y los negros”. No se podía declarar
ilegales a ninguno de estos dos grupos, pero “consiguiendo que el público asociase a los hippies con la marihuana y a
los negros con la heroína, y criminalizando duramente los dos, podíamos perturbar esas comunidades. Podíamos
arrestar a sus líderes, asaltar sus casas, interrumpir sus reuniones y difamarlos noche tras noche en los noticiarios.
¿Sabíamos que estábamos mintiendo acerca de las drogas? Por supuesto que lo sabíamos”. (Palabras textuales de
Erlichman, citadas por Fontana. 2017: 389)
7
En 1968 gobernaba Francia Charles De Gaulle16, visto como el “salvador de la patria”, “capaz de mantener a
raya a la derecha militar y someter a las organizaciones obreras, prometiendo a la burguesía francesa un
lugar propio en el orden mundial emergente de la Segunda Guerra Mundial. A los capitalistas galos, De Gaulle
les prometía rescatarlos del asedio de la izquierda; al stalinismo y a los socialistas, impedir los rigores de un
neofascismo nativo” (Rieznik, 2010: 27-28).
Desde 1965, De Gaulle venía desarrollando un plan económico dirigido a lograr la hegemonía francesa dentro
de la comunidad europea. Korol y Pfeiffer (1974: 66) explican que eso se tradujo al interior del país en una
política de estabilización y de ingresos que controlara la participación de los sindicatos, poniendo límites a la
dinámica salarial. En la nota al pié nº 5, se menciona la situación de sobreexplotación y despidos que
comenzaba a perfilarse.
A pesar del intento de pasar como el conciliador entre “el capital y el trabajo”, el régimen gaullista enfrentó
una oleada de huelgas con un pico en la de los mineros en 1963, que obtuvo masivo apoyo popular. En 196717,
la tentativa de lanzar, a través de medidas “especiales” del Poder Ejecutivo, una política de ajuste contra el
salario y el sistema jubilatorio, volvió a replantear un reguero de huelgas en varias ciudades del país (Rieznik,
2008: 29).
Por lo que venimos explicando, la rebelión del “Mayo francés” no fue espontánea. El momento más alto de
los enfrentamientos sociales se produjo durante la “noche de las barricadas” del 10 de mayo y la huelga
general del 13 de ese mes. Pero para llegar a esto, es necesario considerar el rol que tuvieron los estudiantes,
importante componente de las protestas.
Según afirman diversos autores, el movimiento estudiantil francés era de los más activos, politizados y
organizados de Europa. Contaban con la Unión Nacional de los Estudiantes Franceses (UNEF), con un fuerte
carácter de izquierda. La Universidad de Nanterre (en los suburbios de París), donde comenzaron los
enfrentamientos de 1968, tenía una corta pero intensa trayectoria de luchas estudiantiles por mejores
condiciones de estudio y normas internas (como el rechazo a la existencia en la universidad de áreas de
circulación por sexo), realización de huelgas y represiones por parte del Estado, situación que se había
repetido en varias ciudades en 1967.
Al final de 1967, el ambiente se comenzó a caldear cuando el gobierno presentó el llamado “Plan Foucher”
(por el apellido del ministro de educación). Era una reforma universitaria que incluía la creación de “carreras
cortas” para evacuar las pobladas aulas de la enseñanza superior. Inmediatamente, los estudiantes de la
carrera de Sociología decidieron “una huelga activa que incluía el boicot a las clases, y reclamó a los
profesores debatir la reforma en las aulas, exigiendo la formación de comisiones paritarias para discutirla
con las autoridades” (Rieznik, 2010: 35). Después de una semana de piquetes y huelgas, la reivindicación tuvo
que ser aceptada.
Los meses que van de diciembre de 1967 a mayo de1968, es la historia de cómo el movimiento estudiantil
fue creciendo en número y radicalización, hasta empalmar con la movilización de la clase obrera.
El 20 de marzo, una manifestación contra la guerra de Vietnam terminó violentamente y con detenciones.
Como protesta a la represión, para lograr la liberación de los presos, y en solidaridad con el pueblo de
Vietnam, un grupo de estudiantes de la Universidad de Nanterre decidió ocupar un área del edificio, y el
16
Había accedido al poder mediante un golpe de Estado que puso fin a la llamada IV República y a una creciente
inestabilidad política en el período de la posguerra.
17
En 1966, después de años de división, las dos grandes centrales sindicales francesas acordaron una plataforma común
de reivindicaciones. Ambas eran, de diferentes modos, anticapitalistas y vinculadas a partidos de izquierda. La
plataforma incluía: mejora del poder adquisitivo, de las condiciones de vida y trabajo, defensa de los derechos sindicales,
garantías contra el desempleo, aumento de inversiones públicas atendiendo a las necesidades fundamentales (Korol y
Pfeiffer, 1974: 69).
8
rector resolvió hacer ingresar una patrulla de agentes que fue violentamente repelida por los estudiantes. La
policía tuvo que huir, y la universidad quedó tomada por los estudiantes. “Es el 22 de marzo que pasará a la
historia” (Rieznik, 2010: 36 y Vigna et al, 2008:46). 18
Desde ese día se suceden acontecimientos que exaltarán más los ánimos de la juventud: la decisión de las
autoridades de cerrar la universidad, y el intento de judicializar la protesta con la amenaza de juzgar y
expulsar a estudiantes. A los ciento cuarenta y dos estudiantes que habían iniciado la ocupación y las
asambleas, se fueron sumando muchos más, llegando a los mil doscientos una semana después (Rieznik,
2010:36-38).
Esto impactó en La Sorbona, principal universidad de toda Francia, donde se organizó un acto de protesta
para el 3 de mayo en defensa de sus compañeros de Nanterre, contra el cierre de esa universidad y contra el
grupo fascista “Occident” que amenazaba con limpiar el Barrio Latino de “gusanos bolcheviques” (allí se
ubicaba la Sorbona). El rector solicitó la entrada de la policía a la universidad, que terminó arrestando a los
principales dirigentes. Hubo una nueva movilización que agrupó a más de dos mil estudiantes, levantamiento
de barricadas en las calles del Barrio Latino, enfrentamientos con la policía, lanzamiento de gases
lacrimógenos, detención de seiscientos manifestantes y cierre de la Soborna (Rieznik, 2010: 41-42).
Al combate del 3 de mayo, le siguieron otros de mayor envergadura: los del 6 y 7 de mayo, donde la UNEF19
convocó a la población en general y a los sindicatos obreros. Se repitieron los métodos de lucha durante dos
días de combate callejero: recorrer, avanzar y retroceder por las calles céntricas de la ciudad, levantamiento
de barricadas y piquetes contra la policía, hasta acumular treinta mil manifestantes. Las consignas del
movimiento eran: libertad a todos los estudiantes, levantamiento de sumarios y persecuciones judiciales o
administrativas, retiro inmediato de la policía de las calles del Barrio Latino, y reapertura de todas las
facultades cerradas.
Era el 7 de mayo. Bajo esas consignas se congregaron entre cincuenta y sesenta mil estudiantes, que iniciaron
lo que sería la “larga marcha: treinta kilómetros recorridos por todo París, atravesando los barrios populares,
cruzando los puentes del Sena”. Al llegar al Arco del Triunfo, uno de los monumentos más conocidos del
mundo situado en la capital francesa, resonó La Internacional 20 (Rieznik, 2010:45).
A todo esto, el Partido Comunista francés (PC), que al principio había criticado la movilización estudiantil,
comenzó a denunciar la represión, e impulsar la intervención de la CGT (dirigida por el comunismo). El 10 de
mayo marcó el punto culminante de la primera fase del Mayo Francés, cuando la masa de treinta mil
manifestantes, tomó el Barrio Latino levantando barricadas con autos incendiados, ocupando las calles y de
hecho, acorralando y atacando a la policía con proyectiles de toda especie: adoquines sacados de las calles y
piedras. Escena que se repetiría en diferentes ciudades de todo el mundo a lo largo de esos años. Fue la
Noche de las Barricadas, “el punto de partida de una nueva etapa de la movilización, que involucrará al
proletariado francés en su conjunto” (Rieznik, 2010:47).
La represión de la noche del 10 de mayo, produjo un giro en la situación. A pesar de que el primer ministro
George Pompidou intentó calmar la situación cediendo a varios reclamos (retiro de la policía del Barrio Latino,
la reapertura de la Sorbona y “reconsideración” de la situación de los estudiantes detenidos), las principales
organizaciones sindicales (CGT, Confederación francesa democrática del trabajo – clerical - y Fuerza Obrera
18
Por este hecho surgiría el grupo “22 de marzo” liderado por Cohn Bendit. Otros grupos que se forman por la división
de la UEC (Unión de estudiantes comunistas) son: UJCML – Unión de juventudes comunistas marxistas leninistas-, JCR –
Juventud comunistas revolucionaria) de orientación trotskista, FER (Federación de estudiantes revolucionarios), entre
otros.
19
En la UNEF participaban maoístas, trotskistas, socialdemócratas, anarquistas y comunistas.
20
La internacional: es una canción escrita en 1871 por el obrero francés Eugene Pottier, y es considerada como el himno
del socialismo y de la clase obrera de todo el mundo.
9
– socialista), declararon la huelga general para el 13 de mayo en repudio a la represión. Ese día por la tarde,
contingentes de manifestantes llegaban de todos lados de la ciudad, hasta reunir a un millón de personas.21
Mientras la CGT estalinista promovía la desconcentración luego de haber llegado a la Torre Eiffel, otros
grupos impulsaron y avanzaron hacia La Sorbona para desalojarla de la policía y ocuparla por tiempo
indefinido. A pesar del intento de la CGT de contener a los obreros y de impedir una alianza con las masas
estudiantiles radicalizadas, desde el 14 de mayo comenzó un proceso de luchas obreras por reivindicaciones
propias y ocupación de fábricas (por ejemplo, Renault, la fábrica más grande de Europa, Sud-Aviation en
Nantes, entre muchas otras) que desbordó a los dirigentes, y convocó el apoyo estudiantil (Korol y Pfeiffer,
1974: 84).
Desde el 14 de mayo y por una semana, a pesar de que el Partido Comunista y la CGT rechazaban la
declaración de una huelga general, ésta se extendía, de hecho, de sector a sector. Más de cinco millones de
trabajadores estaban en huelga: en la metalurgia, los transportes, las comunicaciones, la educación, las
finanzas. Incluso barrios industriales enteros se adherían. La huelga indefinida se extendió a toda Francia
(Rieznik et al, 2010: 56. Korol y Pfeiffer, 1974: 84). La rebelión obrera había superado a la estudiantil, que
continuaba.
El viernes 24 se conoció como la “segunda noche de las barricadas”. París volvió a ser ocupada por una
manifestación masiva de trabajadores, jóvenes y estudiantes. Ante la gravedad de la situación, el presidente
De Gaulle habló por radio proponiendo un referéndum para ratificar el mandato del gobierno. La consigna
de los manifestantes desafió la iniciativa gubernamental: comenzó a extenderse la consigna “Fuera De
Gaulle”.
A fines de mayo, el presidente llamó a reuniones entre el gobierno y las organizaciones empresarias y
sindicales, de la que resultaron los Acuerdos de Grenelle: se ofrecía aumentar el salario mínimo, otorgar
aumentos salariales del orden del 7%, reducir la jornada laboral para ciertos sectores y pagar los días caídos
por la huelga (Rieznik el al, 2010: 60). Los dirigentes sindicales llevaron los acuerdos a asambleas de varias
fábricas, pero las bases rechazaron la firma (Korol y Pfeiffer, 1974: 84), ya que no contemplaba temas
jubilatorios, escalas móviles de salarios, semana de 40 hs. de trabajo, o control obrero sobre los precios, que
eran los reclamos de la huelga. La huelga se fortaleció y la CGT tuvo que rechazar el acuerdo por insuficiente.
La prensa ya hablaba de “vacío de poder” y que la única salida era la renuncia del presidente. Tal era la crisis
política, que el secretario del PC de Francia, le proponía al gobierno un recambio, y reemplazo del gobierno
por uno democrático y popular con participación comunista (Rieznik et al, 2010:61).
El 29 de mayo medio millón de manifestantes ocuparon nuevamente las calles de Paris, mientras De Gaulle
conversaba con las fuerzas armadas, y posteriormente emitía un mensaje donde ratificaba que no
renunciaría, disolvía la Asamblea Nacional y llamaba a elecciones parlamentarias. Además, otorgó algunas
concesiones al gremio del transporte para normalizar la vida de la ciudad, y llamó a la población a movilizarse
para la defensa del gobierno. En medio todavía de una firme huelga general, se organizaron manifestaciones
de apoyo al gobierno, donde se denunciaba la influencia del comunismo (Rieznik el al, 2010: 66).
A fines de mayo De Gaulle había retomado el poder. Los funcionarios de las áreas más atacadas del gobierno
renunciaron (por ejemplo, el ministro de educación Fouchet) y algunos izquierdistas entraron en el gobierno.
Salvo los sectores más contestatarios, nadie se podía oponer a concurrir a las elecciones, y por eso fue que,
para muchos, el camino de la insurrección fue abandonado. Se multiplicaron los arreglos sectoriales para
levantar las huelgas, no sin oposición de las bases, especialmente en la industria automotriz y metalúrgica.
Los enfrentamientos callejeros se hicieron más aislados, aunque no fueron menos graves: se asesinaron
obreros y estudiantes en persecuciones policiales en varios lugares de Francia.
21
Participaron miembros pertenecientes al movimiento “22 de mayo”, sindicato de profesores universitarios,
metalúrgicos, estudiantes secundarios, empleados públicos, bancarios, ferroviarios.
10
El gobierno decretó la disolución de más de diez organizaciones estudiantiles e hizo evacuar por la fuerza la
Soborna y a fines de junio las elecciones mostraron que el gobierno tenía controlada la situación: se presentó
en ellas bajo el nombre de Unión para la defensa de la República. La mayoría de los partidos de izquierda, ya
sea por su división o por no haber jugado un rol determinante en el proceso de lucha (incluso el PC
denunciaba de ultraizquierdistas a los movilizados), había perdido votos.
De todas maneras, los procesos políticos no son lineales. La propuesta de reforma constitucional, que incluía
un cambio en la organización política-regional de Francia, fue rechazada en un referéndum y en un contexto
de nueva proliferación de huelgas en abril de 1969, por falta de satisfacción de las reivindicaciones salariales,
De Gaulle renunció (Koroly Pfeiffer, 1974: 92).
¿Qué había pasado? Korol y Pfeiffer resaltan las características más salientes del proceso: falta de dirección
clara y de objetivos finales. (Korol y Pfeiffer, 1974: 92)
Primavera de Praga22
También aquí, desde 1967 los estudiantes reclamaban contra el régimen de estudios en el ámbito de la
universidad y contra la represión. Y también aquí el movimiento superó rápidamente el medio estudiantil.
Ese mismo año, el IV Congreso de la Unión de Escritores lanzó un manifiesto que el gobierno prohibió hacer
circular: “Entre nosotros hay numerosos marxistas, comunistas, y la gran mayoría de nosotros desaprueba el
sistema económico y social de las naciones capitalistas, es resueltamente favorable al socialismo. Pero
estamos por un socialismo auténtico, por el “reino de la libertad” proclamado por Marx y no por el régimen
del terror... [Pedimos] que se restaure la libertad total de palabra y de expresión, de pensamiento y de
creación... la supresión de la censura política” (Rieznik et al, 2010:99).
Ese movimiento de protesta llevó a manifestaciones que hicieron renunciar a Novotny como secretario del
Partido Comunista (PC) y presidente, y asumió el dirigente comunista “renovador” Alexander Dubcek en el
PC.
En 1968, en plena “etapa de la distención” de la guerra fría23, Dubcek inició un proceso de democratización,
que incluía la supresión de la censura y restablecimiento de los partidos políticos, que alarmó a los dirigentes
soviéticos (Fontana, 2017: 337). También se restableció la libertad religiosa y la decisión de que el gobierno
fuese responsable ante la Asamblea Nacional y no ante el partido. (Fontana, 2017: 379). Según Rieznik, el
“plan de acción” de Dubcek incluía abrir la economía al mercado mundial (Rieznik, 2010:101).
El movimiento tendió a distenderse, pero en junio se difundió el “Manifiesto de las 2.000 palabras” con la
firma de artistas, profesionales y dirigentes obreros, que declaraba su apoyo al “Programa de acción” de los
renovadores y llamaba a desplazar a los conservadores del gobierno, a defender la libertad de expresión y
llevar adelante todo tipo de acciones en esa dirección. El ala conservadora del gobierno no tardó en
reaccionar y pedir medidas punitivas contra los firmantes. El gobierno de los renovadores emitió una
declaración condenando el manifiesto.
22
Checoslovaquia pertenecía a la gran comunidad socialista de los países del este europeo, bajo el mando de la URSS.
Aquí se hará referencia sólo a las rebeliones de Checoslovaquia en 1968, pero es necesario mencionar que ya se habían
producido levantamientos contra los gobiernos dirigidos por Moscú desde mucho antes. Por ejemplo, en Berlín oriental
en 1953, cuando una protesta de los obreros de la construcción contra el aumento de las cuotas de producción sin
aumento de salario, derivó en un levantamiento general de la población, reprimida por el ejército ruso. Otro caso fue
el de Posnan (Polonia) en 1956, cuando a una manifestación de obreros de una fábrica ferroviaria se sumó la población
en general con reivindicaciones no sólo económicas sino políticas (elecciones libres, retiro de tropas soviéticas). Esta
casi insurrección también finalizó con represión y 120 muertos. No se puede dejar de mencionar la insurrección de 1956
en Hungría. (Rieznik, 2010:91-92)
23
Encabezada por Leonid Brezhnev. Etapa de las relaciones entre EEUU y la URSS donde predominaron los acuerdos
entre estas potencias.
11
La URSS y dirigentes comunistas de los países del este (Bulgaria, Hungría, Polonia, República democrática
Alemana, que formaban el llamado Pacto de Varsovia), se reunieron para exigir en una carta al gobierno
checoslovaco que frenara la movilización popular y reimplantara la censura, ya que temían un efecto contagio
en sus países. La dirección del PC checoslovaco hizo pública la carta, rechazando las imputaciones de
“descontrol”, pero a la vez entrando en negociaciones con Moscú. Como resultado del acuerdo, a cambio de
que Moscú no invadiera el país, el gobierno checoslovaco se comprometía a retomar el control del partido,
de los medios de comunicación, de las calles y del Estado (Rieznik, 2010:105).
Pero poco después, se publicó el proyecto de reforma de los estatutos partidarios para el Congreso
Extraordinario del PC checoslovaco, que entre otros puntos preveía el voto secreto para la elección de los
cargos de dirección, que solo podrían ser ejercidos en plazos limitados. Los dirigentes más cercanos a Moscú
vieron la iniciativa como una amenaza y renovaron sus temores.
Según Fontana, meses después, en medio de una crisis en el partido y el gobierno checoslovaco, las tropas
rusas avanzaron hacia una intervención militar en agosto de 1968, “que aplastó el movimiento checo sin
lucha por parte de los dirigentes reformadores checos”24.
Pero en el interludio, el 21 de agosto una columna de tanques que se dirigía hacia el comité central del PC de
Checoslovaquia se encontró con una multitud contra la que abrió fuego, produciendo el primer muerto de la
Primavera de Praga. Dubcek y otros funcionarios que miraban desde dentro del comité fueron encarcelados.
“El propósito de Moscú era formar inmediatamente un nuevo gobierno (…) e intentó concretarlo presionando
al general Svoboda, presidente de la República, para que avalase la operación. Pero Svoboda se negó; todos
los órganos legales del partido y del Estado se opusieron y reclamaron la libertad inmediata de los detenidos”.
(Rieznik, 2010:122)
Con las horas, más tropas ingresaron en el territorio checoslovaco hasta llegar a unos siete mil tanques y
unos quinientos mil soldados. Los jóvenes intentaban bloquear su avance sentándose frente a ellos, armando
barricadas con autos, colectivos o cualquier objeto que sirviese… “Se sentaban o acostaban en el camino de
los tanques y lograban detenerlos por un momento… los jóvenes checos no huían: lanzaban bombas molotov
contra los tanques, muchos se incendiaban y eran detenidos; otros tiraban contra la multitud, había heridos
y muertos” (Rieznik, 2010:123).
Entre los carteles se leía: “Socialismo SÍ, ocupación NO”. La televisión y las radios fueron cerradas, pero la
información sobre la ocupación y resistencia del pueblo fue transmitida clandestinamente.
La intervención armada parece haber tenido la intención de impedir la celebración del Congreso del PC a fin
de imposibilitar la elección de un nuevo Comité Central que respondiese a las opiniones y deseos de los
miembros reformistas del partido. La ocupación había fracasado. 48 horas después de la violenta ocupación,
el congreso se realizó clandestinamente, en una fábrica, donde los casi 1200 delegados del congreso eran
custodiados por los obreros y milicias populares. Los delegados eligieron un nuevo Comité Central y
desplazaron a todos los simpatizantes de Moscú.
El Congreso redactó una declaración donde afirmaba que “la ocupación extranjera constituía una violación a
la soberanía nacional, que en vísperas de esta no había en Checoslovaquia ni una contrarrevolución, ni un
peligro para el socialismo” (Rieznik, 2010: 128), y que el país no aceptaría una autoridad militar de ocupación,
ni un poder colaboracionista apoyado en las fuerzas de los ocupantes. Los delegados respaldaban como
autoridades legítimamente designadas a Dubcek, aún preso, y al presidente Svoboda. Finalmente, se resolvió
exigir negociaciones inmediatas para el retiro de las tropas rusas y convocar a una huelga general de protesta
desde el día siguiente, 23 de agosto, si no se concretaba.
24
Se encarceló a Dubcek, y se exigió a los dirigentes checos a firmar el Protocolo de Moscú, donde se comprometían a
aceptar las exigencias de los invasores. Fontana, 2017: 380)
12
“La clase obrera se había puesto a la cabeza de la resistencia popular: mineros y obreros del carbón, en huelga
desde el comienzo de la invasión; eran los trabajadores del ferrocarril, que frenaban los transportes del
material proveniente de Alemania y Rusia destinado a los ocupantes; eran las ciudades obreras de
Checoslovaquia donde estallaban los incidentes más violentos contra los invasores” (Rieznik, 2010:129).
Desde Moscú, se convocó a los dirigentes del gobierno de Dubcek y propuso su restitución en los cargos a
cambio de un compromiso: la aceptación de la invasión y el control ruso sobre las decisiones del gobierno.
Los reformistas checos (Dubcek, Svoboda y el resto) firmaron, desconocieron el congreso partidario, y
llamaron a las masas movilizadas a “guardar la calma”.
Las movilizaciones obreras y estudiantiles siguieron durante noviembre y diciembre, pero el movimiento de
masas había quedado desactivado.
Cierre
Sería demasiado incompleto hablar de estos años sin siquiera mencionar los conflictos que vivía Italia desde
1967, que derivaron en el llamado “otoño caliente italiano” de 1969. La lucha por la disminución de los ritmos
de trabajo, la legalización de las asambleas y los delegados por sección en las fábricas y la lucha por el salario,
independizado de la productividad de la labor, eran las principales reivindicaciones que desembocaron en
gigantescas movilizaciones obreras bajo la consigna «queremos todo». También estuvieron allí los
estudiantes. Igual que en la “Masacre de Tlatelolco” en México de 1968, la guerrilla boliviana inspirada en el
Che Guevara, el Cordobazo, Tucumanazo y los demás “azos” en Argentina durante las décadas de 1960 y
1970.
La densidad de estos años contempla también el nuevo impulso que tomó el/los movimientos feministas, el
de los “amerindios” (en 1968 se funda American Indian Movement “expresión radicalizada de la juventud
amerindia” de EEUU y Canadá), las masas de Pakistán expulsadas del campo, el Líbano con enfrentamientos
a causa del apoyo dado por estudiantes y trabajadores a la causa palestina, el triunfo de Salvador Allende en
Chile… y podríamos seguir hasta cubrir todos los rincones del planeta (Vigna Xavier et all, 2008: 39-43).
La guerra de Vietnam, el Mayo francés, la Primavera de Praga son emblemáticos por que cuestionaron un
orden mundial y sus protagonistas: el imperialismo norteamericano, la dirigencia estalinista de una URSS que
había abandonado la perspectiva socialista, y las burguesías nacionales del resto de los países.
Diversos autores coinciden en que este ciclo revolucionario iniciado en 1968 se cerraría con las derrotas de
la revolución portuguesa en 1975, de la sandinista y la de Polonia, a principios de la década del ’80 (Rieznik,
2010: 7, Werner y Aguirre, 2007). El período se resolvió a favor de los regímenes capitalistas mediante la
represión, con dictaduras en todo el mundo para la imposición de lo que se llamó Neoliberalismo.
¿Por qué perdieron aquellas generaciones? Hay muchos análisis, y la breve descripción aquí expuesta del
proceso no alcanza para responder. Para Fontana, “la insatisfacción prendió sobre todo en los jóvenes y se
manifestó en movimientos de protesta que carecían de proyectos razonables para derribar el orden
establecido, como hubiese sido necesario para cambiar las cosas” (Fontana, 2017:376). Pero vimos que
fueron mucho más que protestas juveniles, fueron acciones de masas. Por qué se perdió, es una pregunta
que todavía retumba en quienes investigan esa época.
A las rebeliones de los años sesenta le sucedió un período contrarrevolucionario, que significa no sólo que
ha ganado la parte “conservadora” de aquellos que se enfrentaban, sino que la otra parte ha aceptado su
derrota. ¿Y qué es la derrota? La derrota es el abandono de los objetivos políticos por parte de quienes,
coyunturalmente, perdieron.
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