Notas para Una Historiografía Marxista

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12/10/2014

NOTAS para una HISTORIOGRAFA MARXISTA

NOTAS para una HISTORIOGRAFA MARXISTA


Europa y Estados Unidos, 1950-2000
Carlos Fernando Abrahan
"ahora es cuando"
(Consigna poltica de las masas bolivianas en Octubre de 2003)
El comercio de la historia tiene en comn con el comercio de los detergentes que fcilmente se hace pasar por una
innovacin. Pero se diferencia en que, en el de la historia, las marcas estn muy mal protegidas. Cualquiera puede
llamarse historiador. Cualquiera puede aadir "marxista".
Cualquiera puede calificar de "marxista" cualquier cosa"
(Pierre Vilar, historiador marxista, 1974)
"Podemos decir con certeza que en nuestro tiempo es imposible no slo ser un militante revolucionario sino aun un
observador versado en poltica, sin asimilar la interpretacin materialista de la historia"
(Len Trotsky, revolucionario, 1938)
"La historia de todas las sociedades hasta nuestros das es la historia de las luchas de clases"
(Carlos Marx y Federico Engels, revolucionarios, 1848)

Introduccin
La historiografa, es decir, las producciones escritas acerca de temas histricos,
depende de las sociedades en que se desenvuelven; debe ser comprendida y
analizada en el desarrollo histrico concreto de las mismas, donde mujeres y
hombres en colaboracin constante producen conocimientos sobre las distintas
sociedades histricas.
Adems, estas mujeres y hombres que producen el conocimiento, en este caso
histrico, reciben influencias del orden social en el que viven. En primer trmino,
la lucha de clases, su trabajo en la sociedad, las necesidades para su existencia
y las nuevas necesidades creadas por ellos mismos. Estas influencias, llevan a
los historiadores/as a defender de manera consciente o inconsciente
determinadas posiciones sociales, polticas e ideolgicas referentes a la historia y
sobre la sociedad en la que viven y pretenden para el futuro.
Una de esas posiciones sobre la historia y la sociedad es la concepcin de
elaborada por Karl Marx, en el siglo XIX. Concepcin general y total del hombre
en sociedad, una crtica de la sociedad en la que naci, es decir una crtica de la
sociedad capitalista; y en funcin de ella, es un programa poltico de accin para
la transformacin revolucionaria de la sociedad, para la creacin de un nuevo
tipo de relacin social entre las mujeres y hombres.
Este ensayo, es una interpretacin no exhaustiva y referencial de las
producciones de historiadores marxistas y su desarrollo histrico en las
sociedades europeas occidentales y estadounidense, sobre todo, en el periodo
comprendido entre comienzos de la dcada del 50 y los ltimos aos del siglo
XX.
La historiografa marxista, con sus avances y retrocesos, con sus recuperaciones
y sus desnaturalizaciones, sin embargo, desenvuelve una propuesta de
programa global de la concepcin de Marx en la historia: el materialismo
histrico y una prctica historiogrfica.
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Dcadas de crisis capitalistas


La tendencia dominante de la situacin internacional a fines del siglo XX se
caracteriza por la profunda crisis econmica de la produccin capitalista, a escala
mundial, y por la crisis poltica de las potencias imperialistas. En el piso de
ambas se encuentra el carcter histrico, no coyuntural ni episdico, de la crisis
de dominacin capitalista.
La crisis marc el lmite de la victoria poltica e ideolgica obtenida por el
imperialismo con el llamado "fin del socialismo", esto es l desbande de la
burocracia de la ex Unin Sovitica y sus pases satlites. En menos de una
dcada, esa ilusin se disip, porque el proceso histrico que llev a la disolucin
de la U.R.S.S. tuvo lugar en medio de una crisis excepcional del capitalismo
mundial.
Entre 1970 y 1990, la tasa de crecimiento de la economa mundial cay a la
mitad de la registrada en las dos dcadas anteriores. Se produjo una secuencia
de crisis econmicas, con recuperaciones extremadamente frgiles y cortas. En
1973, estall la "crisis del petrleo"; en 1975-77, la crisis inflacionaria de los
pases imperialistas; en 1980, la recesin e hiperinflacin en Estados Unidos; en
1982, la crisis desatada por la deuda latinoamericana; en 1987, la crisis
derrumb a Wall Street; en 1990-92, se ponen de manifiesto en conjunto: la
recesin norteamericana, la crisis financiera de los Estados Unidos, las
devaluaciones europeas y el inicio de la larga y an inconclusa recesin
japonesa; en 1997, se desplom Asia; en 1998 Rusia; y luego Argentina,
Turqua, las acciones de Internet y la bolsa de Wall Street.
Por otra parte, la restauracin capitalista en Rusia tiene un carcter social
esencialmente destructivo, las masas rusas sufrieron un retroceso sin
precedentes en sus condiciones de vida. Entre 1990 y 2000, la poblacin en
Rusia ha disminuido en diez millones de habitantes y la expectativa de vida cay
cuatro aos; la tasa de suicidios se ha elevado un 60% desde 1989, con una
tasa de mortalidad que excede a los nacimientos en un 70%; "La transicin al
capitalismo ha fracasado, y esto es un fracaso de proporciones histricas".
El escenario internacional. Europa y Estados Unidos despus de la
Segunda Guerra
Son los acuerdos polticos, de reparto del mundo entre la burocracia stalinista de
la Unin Sovitica y las potencias imperialistas (Estados Unidos e Inglaterra), y
la "ayuda" norteamericana para la reconstruccin de Europa occidental lo que
contiene la situacin de crisis e inestabilidad social en el viejo continente al
finalizar la segunda guerra mundial en 1945.
De las ruinas de esta guerra, Estados Unidos emergi como potencia indiscutida
del capitalismo mundial sobre la base de sus formidables recursos, de los
acuerdos de Bretn Woods y de la confrontacin a travs de la "guerra fra" con
la Unin Sovitica.
Luego, se desarrolla un periodo histrico que asistir al triunf de la Revolucin
China (1949), las crisis econmicas mundiales de posguerra, los numerosos
procesos emancipatorios coloniales de frica y Asia, y la Revolucin Cubana en
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1959.
A ello se suma las luchas masivas contra los representantes de la burocracia
stalinista y pos estalinista de la Unin Sovitica, en los Estados obreros de
Alemania (1953), Hungra (1956), Polonia (1956) y Checoslovaquia (1968); y
levantamientos anticapitalistas en Francia (1968). Estas luchas rompern el
papel de freno que ejerca el stalinismo sobre los procesos de revolucin social a
escala planetaria.
Hacia finales de los 60 y principios de la dcada del 70 numerosos intelectuales
socialistas y marxistas occidentales comienzan a sentir atraccin por el
programa poltico de la Revolucin cultural proclamada por Mao, en medio de un
proceso en el que la burocracia pos-staliniana, encabezada por Jruschov en la
U.R.S.S, se desprestigiaba antes los ojos de los comunistas occidentales.
La Revolucin cultural China se pretenda radical; alternativa a la burocracia de
los herederos de Stalin y apelaba a la solidaridad con los pueblos oprimidos del
Tercer Mundo en contra del imperialismo. Al interior de China, se plantearon
cambios para frenar los privilegios de la propia burocracia China, se exalt el
igualitarismo social para restarle lugar al mercado capitalista, la superacin de
las divisiones entre trabajo manual e intelectual y campo-ciudad. Todos estos
planteos parecan ser llevados a cabo por las nuevas generaciones.
Sin embargo, despus del reflujo de la Revolucin cultural, la misma burocracia
China encabezaba un proceso de purga en el partido y el Estado. Cuando el pas
se sumerga en el estancamiento econmico y el oscurantismo ideolgico, en la
medida que cada rincn de la cultura se suma a un irracional culto a Mao. Esto,
en un contexto internacional, donde China restableca relaciones con el
imperialismo (Estados Unidos) y abandona la solidaridad con las luchas de
liberacin del Tercer Mundo. Fue un golpe demoledor para muchos militantes e
intelectuales socialistas y marxistas que haban apoyado este proceso.
Ms tarde, con l recambi en la burocracia rusa y la consolidacin de Brezhnev
en el poder; en Europa, los partidos comunistas preparan el "nuevo modelo",
hacia mediados de la dcada del 70, que se conocer con el nombre de
eurocomunismo.
El eurocomunismo planteaba preservar las libertades civiles de la democracia
capitalista en cualquier socialismo que pudiera conseguirse en Occidente, ello
sobre la base de un orden poltico que permitiera la existencia de diversos
partidos polticos, el parlamento y repudiara toda apropiacin de la propiedad
privada de los medios produccin, "Se trataba... de una va pacfica, gradual
constitucional al socialismo, situada en las antpodas del modelo de la revolucin
de Octubre y del rgimen bolchevique que surgi de ella".
La adhesin de los partidos comunistas europeos y de los intelectuales
socialistas y marxistas fue numerosa, sobre todo en Francia, Italia y Espaa, por
otra parte, muchos ex maostas defraudados se convirtieron al eurocomunismo.
El eurocomunismo estaba sobre una coyuntura histrica, caracterizada por el
ascenso de las luchas de clases y por las tendencias revolucionarias a escala
mundial. Pero la accin de las direcciones de los partidos "eurocomunistas" no
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fue la lucha por la revolucin mundial, sino la realizacin de alianzas electorales,


o intento de ellas, con partidos burgueses tradicionales (Italia), reformistas
socialistas (Francia) la adhesin a monarquas (Espaa). El eurocomunismo no
cuestionaba el capitalismo, para principios de la dcada de los 80, haba
fracasado.
Los
"eurosocialistas"
fueron
los
beneficiarios
del
hundimiento
del
eurocomunismo. Las polticas de los gobiernos de Mitterrand, Craxi y Gonzlez
en Francia, Italia y Espaa respectivamente; no cuestionaban el sistema
capitalista, todo lo contrario eran gobiernos de polticas capitalistas.
En otros lugares de occidente (Gran Bretaa, Estados Unidos, Alemania,
Occidental, etc.) nunca haban existido o haban dejado de existir partidos
comunistas de masas, y los gobiernos socialdemcratas (que, desde fines de la
dcada del 50 apoyaban al capitalismo) haban sido norma comn en Europa del
Norte. En los Estados Unidos, a la derrota en la guerra de Vietnam en 1973 por
las fuerzas combinadas de la revolucin Vietnamita y el movimiento contra la
guerra de los propios Estados Unidos; le sigui una fuerte recesin econmica en
1980. Sin embargo, los intelectuales socialistas y marxistas de estas regiones
pudieron desarrollar, no sin contradicciones y problemas, un trabajo ms
equilibrado.
Los ochenta seran aos de gobiernos capitalistas anti obreros y reaccionarios,
en Estados Unidos (Ronald Reagan) y en Gran Bretaa (Margaret Theacher), que
fracasaron en revertir la tendencia de declinacin capitalista.
El desbande de la izquierda stalinista despus de la cada del muro de Berln
(1989) no fue solo poltica, sino tambin intelectual. Comenzaron las
construcciones "tericas" arbitrarias, elaboradas al margen de cualquier lucha
partidaria, y fuera de toda tradicin marxista y de sus categoras de anlisis
fundamentales: dialctica, ley del valor, explotacin y plusvala, alienacin,
acumulacin y crisis del capital, sobreproduccin, imperialismo, entre otras.
Para mediados de la dcada de 90 comienza a notarse una tendencia al ascenso
en la luchas de clases planteando la superacin de derrotas anteriores
(tendencia que se haba hecho presente en la dcada del 70). Levantamientos
populares con intervencin directa de la clase obrera, comenzaron a sacudir a
pases imperialistas, oprimidos y ex estados obreros. Se registra un desarrollo de
importantes luchas campesinas en distintos pases de Latinoamrica. Luchas que
a pesar sus limitaciones y oposiciones fortalecan est tendencia general a
finales del siglo XX.
Breve desarrollo histrico: Marx y Engels. El marxismo
Las concepciones (y el materialismo histrico) de Karl Marx (1818-1883) y
Friederich Engels (1820-1895) se desarrollan en vinculacin a las luchas sociales
y polticas de la clase obrera. Su predominio en el proletariado, fue logrado en
lucha, terica y poltica, intensa contra concepciones que le eran hostiles
(jvenes hegelianos, proudhonismo, partidos y doctrinas surgidas de la
revolucin de 1848, bakuninismo, Muhlberger, Duhring.). Marx y Engels
"ajustaron cuentas" con todas ellas; logrando a fines del siglo XIX, una
indiscutible hegemona en la clase obrera mundial y entre los socialistas.
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No obstante, el marxismo (que fue desarrollado luego de la muerte de Engels)


enfrent a fines del siglo XIX y principios del XX a una nueva tendencia, pero
est vez surgida en el mismo marxismo: el revisionismo. La revisin del
marxismo surgi en Alemania, desarrollndose en distintos pases segn sus
caractersticas nacionales y peculiaridades histricas, aunque fue tomando un
carcter internacional.
En la perspectiva del historiador Josep Fontana, el revisionismo se completa con
el proceso, durante el siglo XX, de la desnaturalizacin del pensamiento histrico
marxista de la Segunda Internacional, fosilizacin dogmtica de la Tercera,
culminada en el stalinismo y sus influencias. Prolongada por las corrientes
contemporneas, con sus distintos matices, entre ellas, el "estructuralismo
marxista".
Sin embargo, esta tendencia coexisti con desarrollos y recuperaciones del
materialismo histrico y su historiografa, a lo largo del siglo XX. Las
contribuciones de los lderes de los primeros aos de la Revolucin Bolchevique,
las producciones de la tradicin socialista francesa, los aportes de la Escuela de
Franckfort (pese a sus limitaciones), los impulsos de Lukcs, Korsch y Benjamin.
Adems de Gramsci y su fuerte influencia en las nuevas corrientes marxistas de
historiogrfica en Italia y en el mundo.
Estos
procesos
histricos
contradictorios
y
conflictivos
(desarrollorecuperaciones-revisionismo-desnaturalizacin) pueden ser comprendidos, en
primer lugar, siguiendo el desarrollo y las crisis del capitalismo. En segundo
lugar, analizando las caractersticas internacionales de las luchas de clases en las
diferentes sociedades, a lo largo de los ltimos cincuenta aos del siglo XX.
Marxismo y materialismo histrico
Comenzaremos con Gran Bretaa donde la historiografa socialista y marxista
tuvo un desarrollo constante desde fines de siglo XIX y durante el XX. En este
sentido y con estos antecedentes, ser un grupo de historiadores ligados al
Partido Comunista de Gran Bretaa (P. C. G. B.) que al finalizar la segunda
guerra mundial compondr el ncleo de una "tradicin" historiogrfica de
innovacin y reconocimiento hasta nuestros das.
El ncleo estar conformado por George Rud (1910-1993), Christopher Hill
(n.1912), Rodney Hilton (1916-2001), Eric J. Hobsbawn (n. 1917), Edward P.
Thompson (1924-1993) y Victor Kiernan. A estos nombres podra agregarse, los
de Raphael Samuel (1938-1996), el economista Mauricce Dobb (1900-1976), el
arquelogo Gordn. V. Childe (1892 -1957) y, con reservas, el de Geoffrey E. M.
de Ste. Croix.
La innovacin es temprana con la obra de Dobb "Estudios sobre el desarrollo del
capitalismo" (1946); criticada por el economista marxista norteamericano Paul
Sweezy, que instala una polmica sobre la transicin del feudalismo al
capitalismo, conocida como el "debate Dobb-Sweezy". En esta discusin, en los
aos 50, intervinieron, entre otros, Hilton desde sus estudios sobre la Edad
Media, Hill con el anlisis de las clases dirigentes del siglo XVII, y Hobsbawn
quien aportar la fuerte hiptesis de la crisis del siglo XVII.
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Esta polmica historiogrfica, segn Harvey Kaye, tuvo su continuacin, en


cierta forma, a principios de la dcada del 70 en discusiones entre autores de
estudios o artculos sobre la transicin al capitalismo en las sociedades
Latinoamericanas, y hacia mediados de la misma dcada con el denominado
"debate Brenner".
Estos historiadores de Gran Bretaa colaboraron en publicaciones comunistas,
Marxism Today y la coleccin de folletos Our History; tambin constituyeron en
1952 la revista Past and Present de alto nivel cientfico, que alcanz prestigio
internacional como punto de encuentro de historiadores marxistas y no
marxistas. Pese a ello, la mayora, por su orientacin poltica, vio negado su
acceso a las universidades importantes, an cuando, muchos de ellos haban
abandonado el P. C. G. B. (partido pequeo en afiliados y militantes, de direccin
stalinista), luego que la invasin de la burocracia sovitica reprimiera
violentamente en 1956 la revolucin poltica Hngara.
Despus de la crisis de 1956-57, en un clima de expulsiones, renuncias y
procesos en el P. C. G. B., muchos comunistas abandonaron el partido, entre
ellos Hill, Hilton, Thompson y Kiernan. Hobsbawn al igual que Dobb continan
siendo miembros. As justificaba, el primero, en el peridico partidario, Daily
Worker, la represin en Hungra: "todo socialista debe entender que Hungra
podra haberse convertido en la base para la contrarrevolucin. Mientras
apoyamos firmemente lo ocurrido en Hungra, debemos tambin decir que la
U.R.S.S. debe retirar sus tropas del pas tan rpido como sea posible".
La dispersin posterior a 1956 no fue menor y puede tomarse como un punto de
inflexin en esta "tradicin". Por ejemplo, Kiernan, luego de separarse de P. C.
G. B. y permanecer inactivo por varios aos, se decidi a escribir historia desde
una poltica de principios "marxistas-liberales".
Por su lado, E. P. Thompson y Jhon Saville, otro historiador del P. C. G. B,
organizaron el Reasoner para alentar a discutir la situacin interna del partido.
Sin embargo, la direccin partidaria reaccionar suspendindoles sus afiliaciones.
Desde entonces dirigen sus intereses en otras publicaciones, como New
Reasoner y Universities and Left Review (precursora de New Left Review) que
impulsara la formacin de una "nueva izquierda" que reivindicaba el humanismo
socialista y el antibelicismo.
La mayor parte de ellos escribirn sus obras ms importantes en esos aos. Hill
sobre la Revolucin inglesa del siglo XVII y su contexto intelectual; Rud y su
historia desde abajo, Hilton con sus estudios medievales, Hobsbawn con sus
trabajos de historia social y movimiento obrero, y Thompson con su historia del
movimiento obrero britnico y su mirada "disidente" del marxismo sobre los
conceptos de clase y conciencia colectiva.
Para algunos estudiosos, en los aos sesenta, la mayora de estos historiadores
acentuarn sus estudios histricos en los elementos "culturales", en ruptura con
los abordajes de la estructura econmica tradicionales en el marxismo. Otros en
cambio entienden que tal ruptura no existe, se tratara de un "desplazamiento"
desde el tratamiento de temas "econmicos" a las cuestiones "culturales", junto
a la necesidad de instruirse sobre las relaciones y las luchas de clases en su
totalidad.
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Eric Hobsbawn contribuy a la renovacin terica de la historiogrfica marxista,


con la publicacin en 1964, del fragmento de los Grundrisse de Marx dedicado a
las formaciones econmicas precapitalistas. Entre su prolfera y erudita
produccin, encontramos por ejemplo, "El mundo del trabajo" (1984) y una
historia general contempornea que abarca desde "La era de la Revolucin"
(1962) pasando por las "eras", "del Imperio" (1987) y "del Capital" (1975),
hasta llegar a su "Historia de siglo XX"(1994).
En los aos 60 el P. C. G. B., donde continua militando Hobsbawn, se alinear
con la burocracia sovitica post-stalinista comandada por Kruschev en la disputa
con la China de Mao, a pesar de tener ambos la estrategia de un frente poltico
(de la clase obrera) con la burguesa. En los aos 70, Hobsbawm adhiere al
eurocomunismo y dirige la revista terica del P. C. G. B, Marxism Today donde
analiza al gobierno de Thatcher como semi-fascismo desde una perspectiva
poltica de oponer a este rgimen un frente de conciliacin de clases (frente
entre partidos de la burguesa y partidos considerados representantes de los
obreros).
Posteriormente, en la dcada del 80, pasa a militar en el Partido Laborista
ingls, organizacin que sostena un programa de adaptacin al capitalismo (que
incluso fue precursor de las medidas "monetaristas" luego aplicadas por el
gobierno conservador de Thatcher), adems de boicotear las combativas huelgas
mineras de 1984-1985 y las de 1992. Para completar la trayectoria polticaintelectual de Hobsbawn hacia el reformismo, en 1998, en su visita a Buenos
Aires declara de forma desconcertante que: "tal vez hubiera sido mejor no hacer
la revolucin de Octubre".
Thompson, por su parte, con sus obras y su militancia poltica fue uno de los
historiadores ms influyentes de Gran Bretaa y Europa Occidental. En 1978,
escribi su obra "Poverty of theory" donde critica al "estructuralismo marxista"
francs encabezado por Althusser, promoviendo un comunismo libertario y
democrtico. En la dcada del 80 vinieron sus obras de poltica y militancia en
el movimiento pacifista mundial; para retomar, en los primeros aos de los 90,
con sus trabajos que marcaban la relacin historia-evidencia y el combate contra
las pretensiones de una historia que eliminara el conflicto social.
Para tener una comprensin de la notabilidad de Thompson; Perry Anderson,
muchas veces adversario y crtico, subraya "E. P. Thompson es hoy nuestro
escritor socialista ms fino". Hobsbawn, ms contundente, escribe en 1993,
"tenia la capacidad de producir algo que era cualitativamente distinto de lo que
escribieron los dems y que es imposible medir en la misma escala. Llammosle
simplemente genio".
Siempre polmico con todas las propuestas importantes de los historiadores
socialistas y marxistas en Gran Bretaa y Europa, Thompson se mantuvo
apartado de las universidades, con una visin particular de marxismo en la
historia y en una militancia poltica radical, ms no revolucionaria.
En otra lnea de trabajo, de relacin y ruptura con los historiadores antes
mencionados, encontramos a Perry Anderson (n.1938); animador, junto a Robin
Blackburn y Benedict Anderson, de la prestigiosa New Left Review desde su
fundacin en 1962 y hasta nuestros das.
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La trayectoria poltica-ideolgica de Anderson va desde sus inicios como discpulo


de Isaac Deutscher (1907-1967), a la influencia del comunista Antonio Gramsci,
una etapa de "marxismo Althuseriano", nuevamente trotskista despus de 1968
y el alejamiento posterior de la tradicin revolucionaria marxista hacia un
reformismo de izquierda democrtica.
Prolfero ensayista y editor, publica hacia 1974, las dos primeras partes de un
largo estudio (an incompleto y al parecer abandonado), de sociologa histrica
comparada: "Transiciones de la Antigedad al Feudalismo" y l "El Estado
Absolutista". En estos trabajos, segn J. Fontana, "..., ms cercano a Weber que
a Marx, suscit fuertes discusiones, pero no ha tenido demasiada influencia en el
trabajo posterior de los historiadores".
Aguirre Rojas, refirindose a estos trabajos de Anderson, subraya que"... esta
corriente de la nueva izquierda va a defender, sobre nuevas bases y argumentos
ms elaborados, viejas tesis defendidas hace mucho tiempo por la historiogrfica
sovitica oficial, tesis que haban sido criticada por los miembros de Past and
Present...".
Para otros, como Grard Noriel, Anderson se basa en una lectura de Marx,
propuesta por Louis Althusser para rechazar el empirismo de sus antecesores. Es
por ello que Anderson y Thompson se encontraban muchas veces enfrentados en
varias polmicas acerca del estructuralismo.
Anderson publica gran cantidad de artculos de repercusin internacional y varios
ensayos interesantes, de consulta permanente, sobre el marxismo:
"Consideraciones sobre el Marxismo Occidental" (1976) y "Tras la huellas del
Materialismo Histrico" (1983). Tambin, escribe un trabajo titulado "Las
antinomias de Antonio Gramsci" (1977) donde analiza principalmente las formas,
funciones y centralidad del concepto de hegemona en la concepcin gramsciana.
Recientemente ha publicado "Los fines de la historia" (2000).
La crisis de 1956, lleva a otro historiador relacionado al grupo de los
historiadores del P. C. G. B, a tomar, lo que Josep Fontana denomina, el camino
de un "populismo socialista"; nos referimos a Raphael Samuel.
El grupo History Workshop (Taller de historia) formado en 1966 en torno a
Samuel, se expresa por medio de una serie de folletos (1970-1974) y despus,
desde 1976, en el History Workshop Journal. El lema de la revista fue en un
comienzo "una revista de historiadores socialistas", cambiando en 1982 por "una
revista de historiadores socialistas y feministas".
Este grupo de trabajo de "historia popular" (es as como se autodenomina) se
encuentra dedicado a estudiar la vida de los sectores populares, de los obreros,
los grandes grupos sociales, el feminismo, y sobre diversos temas tericosmetodolgicos (historia oral) desde una posicin critica. Entienden que la historia
debe ser escrita por sus propios protagonistas, las clases expoliadas, para
desmitificar el trabajo acadmico.
Estos estudios, de construccin de una historia de abajo hacia arriba, aparecern
sintetizados en "Historia popular y teora socialista" (1981) y en "Patriotismo: el
hacerse y el deshacerse de la identidad nacional britnica" (1989). Las obras
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posteriores de Samuel se orientarn fuertemente hacia el tema de la "identidad


britnica", es el caso de "Theatres of memory" (1994) y sobre todo "Island
stories" (1998).
En sntesis a pesar que la tradicin socialista y marxista tuvo una presencia
constante; fue la historia whig (liberal), dedicada a la poltica de los "grandes"
hombres y la justificacin de las acciones imperiales inglesas, la historiografa
exclusiva, no sin reconversiones, en las ctedras universitarias hasta finales de
la dcada del 60 del siglo XX. Esta historiografa tradicional se despleg en un
pas que fue primera potencia capitalista; donde el liberalismo tiene gran
influencia en la sociedad; y en el cual, la mayor parte, de las direcciones
polticas y sindicales obreras tienen caractersticas gradualistas y reformistas.
En Francia, la historiogrfia socialista y marxista se encontrar, en la segunda
mitad del siglo XX, en condiciones de subordinacin con respecto a la escuela de
los Annales, tendencia historiogrfica dominante en este pas.
No obstante, historiadores de las diferentes orientaciones establecern
relaciones y convergencias en sus anlisis y lneas de estudios. Por ejemplo, es
notable la influencia de Karl Marx en Marc Bloch(1886-1944), uno de los
iniciadores de Annales, en sus estudios histricos de la dcada de 1930. Las
aproximaciones con Annales, en su momento ms brillante, son importantes en
las obras de historia econmica y social de las dcadas del 30 y el 40 del
historiador socialista Ernest Labrousse (1895-1988).
Hacia finales de la dcada del 1950 y comienzos de 1960, se iniciarn, en los
crculos de militantes e intelectuales de la izquierda, las lecturas y discusiones de
las obras de A. Gramsci, G. Lukcs, K. Korsch, L. Trotsky y otros revolucionarios
e intelectuales que haban reflexionado en oposicin a la esclerosis catequstica
del stalinismo de las direcciones de los partidos comunistas. Tambin, en esos
aos, provenientes del campo de la filosofa pero con influencia en la historia,
Louis Althusser (n. 1918) y un grupo de jvenes discpulos del partido comunista
publicarn diferentes obras de fuerte influjo en el resto de Europa Occidental y
Amrica Latina.
Las posiciones tericas y polticas de Althusser se desarrollaron en un escenario
histrico de crisis de comunismo francs y de predominio de sistemas tericos
generales declaradamente adversos al materialismo histrico. Entre ellos el
estructuralismo que bsicamente niega la relevancia del sujeto en los procesos
sociales y rechaza cualquier impacto de cambio de la historia en las estticas
estructuras.
El "estructuralismo marxista" encabezado por Althusser, define la historia como
"... un proceso sin protagonista. Desaparece completamente la cuestin de saber
como el hombre hace la historia". La historia es, para el "estructuralismo
marxista", una combinacin de conceptos abstractos, relacionados en "plano
terico", donde los problemas se resuelven por la pura reflexin filosfica, la
evidencia ya no es relevante, construyndose de esta manera una historia en el
aire.
Althusser presenta al materialismo histrico como un "dogma idealista", como
una concepcin esttica que excluye la accin como proceso. El materialismo
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histrico, desde esta perspectiva, es un sistema cerrado, falto de movimiento,


desprovisto de dialctica, carente de las luchas de clases; es decir, el
"estructuralismo marxista" es la negacin del materialismo histrico. En palabras
de E. P. Thompson, el "Althusserianismo es el estalinismo reducido al paradigma
de la teora", como expresa Alberto J. Pla es un "claro revisionismo neoestalinista".
En los aos 70, historiadores ligados al Partido Comunista Francs (P. C. F.)
continan introducindose ms decididamente en terrenos abiertos por
historiadores no marxistas prximos a Annales. Esta escuela, que haba entrado
en crisis como representante de la historia econmica-social; transitaba por esos
aos, su etapa, en la llamada "nouvelle histoire" (Nueva historia).
Los temas explorados por estos historiadores "comunistas" estn relacionados ya
sea con la autoproclamada "historia de las mentalidades", que segn Michel
Vovelle "... es el remate y culminacin de la historia social"; con la bsqueda
de "una teora del discurso poltico" como en el trabajo de la historiadora R.
Robin. Estos, abandonan la historia social por la imprecisa y abstracta "historia
de las mentalidades" que apareca aislada del estudio general del resto de la
sociedad capitalista. Aunque la conversin ms importante de estos
"comunistas" ya haba sido efectuada tiempo atrs cuando abandonaron un
programa poltico de transformacin revolucionaria, y lo cambiaron por una
poltica de conciliacin con el imperialismo y de estrategia en contra de la
revolucin social.
No obstante, como expresa Pelai Pags, "en Francia, donde el marxismo, jams
haba alcanzado un alto nivel terico, aparecieron individualidades aisladas cuya
contribucin ha sido fundamental". En este sentido, trabajando desde una
orientacin marxista por fuera de la disciplina del P. C. F. (aunque fue militante
comunista por largo tiempo), encontramos a Pierre Vilar (n. 1906), discpulo de
Lucien Febvre (1878-1956), tambin fundador de Annales, y con fuerte
influencia de Labrousse.
Pierre Vilar, rescatando lo mejor de su relacin con la escuela de los Annales, de
la historia econmica-social, como visin global de la historia; propone procesar
una "historia total", que tiene su base en la economa, pero que de ninguna
manera se limita a ella, e incluye los otros aspectos de la vida social en su
totalidad.
Para este historiador los mtodos de investigacin se definen por su capacidad
para explicar los problemas reales de los hombres, en el pasado y en el
presente, y de colaborar, con ello, a resolverlos.
Su mtodo globalizador y complejo, es empleado en su principal obra de
investigacin histrica "Catalua en la Espaa moderna" (1962), compendio que
a consideracin del historiador espaol J. Fontana "... cambi por completo la
visin de la historia de la Catalua moderna y contempornea, pero tal vez no
ejerci la influencia que hubiera debido en una Francia dominada primero por los
excesos del "estructuralismo marxista", responsable de que no haya habido
demasiada historia legtimamente marxiana, y despus, por la catica
desintegracin de la "nouvelle historie".
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P. Vilar, tiene importantes obras y artculos tericos como "Crecimiento y


Desarrollo" (1974), "Historia marxista, historia en construccin" (1975),
"Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico" (1980) y "Una historia en
construccin" (1982), est ltima, es una compilacin de sus trabajos tericos.
Con ms de noventa aos, en 1997, public un libro sobre el desarrollo de su
pensamiento terico llamado "Pensar histricamente. Reflexiones y recuerdos".
Otro historiador socialista es Guy Bois, que en 1976 publica "Crisis del
Feudalismo", una obra de historia medieval de la crisis de los siglos XIV y XV; a
la que caracterizaba como crisis sistmica.
Con estos estudios Bois participar del "debate Brenner" de esos aos, en el cual
intervendr con crticas a las tesis de Robert Brenner (dentro del materialismo
histrico, pone el acento en la lucha de clases) y a las tesis de los historiadores
tradicionales ( neomalthusianos) que ponen la fuerza en las cuestiones
demogrficas de la crisis. Por su parte, Bois pone dentro del materialismo
histrico el nfasis en el modo de produccin, subordinando la lucha de clases.
Luego Guy Bois, publicar su libro "Marxismo y nueva historia" (1988). Sin
embargo, su inters continuara centrado en el estudio de la sociedad medieval.
Por lo que en el ao 2000 public "La Gran depresin Medieval: Siglos XIV-XV".
En la introduccin de este libro se puede subrayar aspectos interesantes:
comparacin entre la crisis feudal de los siglos XIV y XV con la crisis capitalista
actual. Metodolgicamente trabaj con dos instrumentos, la nocin de sistema y
la larga duracin. Este ltimo se observa nuevamente las relaciones de Annales
con los historiadores marxistas en Francia. En esta obra, Bois explicita un
posicionamiento poltico e historiogrfico radical: "He emprendido la redaccin
de este libro porque rechazo radicalmente la ideologa mundialista o
mundializada, a causa de los estragos que vela pdicamente. Una reflexin
sobre el drama del final de la edad media quizs no sea intil para los que han
cedido a la enorme presin ideolgica del momento. Ser til sobre todo, as lo
espero, para lo que han decidido resistirse a ella".
Junto a los trabajos de Villar y Bois, no pueden olvidarse a otros historiadores
contemporneos que han realizado importantes contribuciones a la historiografa
socialista y marxista desde Francia, como Georges Lefebvre, Albert Soboul, Jean
Chesneaux, Pierre Goubert (vinculado a Annales), Jacquez Droz, entre otros.
Finalmente, podemos decir, con el peligro de ser excesivamente generales, que
en Francia los historiadores socialistas y marxistas fueron significativos y bien
recibidos por sus colegas y el poder poltico durante las dcadas del 60 y 70;
para luego, ser asimilados, marginados y rechazados en los 80 y 90 por el
poder poltico y algunos de los miembros de la poderosa Annales; que en 1989,
entraba a su etapa de "tournant critique".
A continuacin nos referiremos a la historiogrfica marxista en Alemania. No
obstante, es necesario sealar brevemente algunas cuestiones importantes.
Debemos recordar, que despus de la Segunda Guerra mundial imperialista y la
cada del rgimen nazi, el Estado alemn ser dividido en dos territorios; la
Republica Federal Alemana (R. F. A) y la Republica Democrtica Alemana (R. D.
A). La primera, que desde 1952, estuvo bajo el control de las potencias
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occidentales capitalistas (Estados Unidos, Inglaterra y Francia), y la segunda,


bajo dominio de la burocracia de la Unin Sovitica. Esta situacin se mantendr
hasta la unificacin de las dos Alemania en 1990, previa cada del muro de
Berln.
En la R. F. A., el viejo historicismo tradicional se mantendr, a pesar de los
cuestionamientos recibidos, hasta la dcada de 1970, periodo comprendido por
gobiernos reaccionarios y anticomunistas de demcratas cristianos y los "nuevos
socialdemcratas".
En un contexto poltico de estas caractersticas, con una universidad "depurada
de elementos" crticos y radicales, a la historiografa marxista, a pesar de su
tradicin anterior, le fue difcil un desarrollo a la manera de Inglaterra o Francia.
Despus de los 70, son evidentes las influencias y los recambios producidos por
los hombres de la Historia Social (la tarda "annales alemana") que desplaza en
cierta medida al historicismo; aunque, sostienen, en general, posiciones
liberales, weberianas y anti-marxistas. Esto, fue un obstculo, para el sustento
posterior, de una historiografa marxista. Todo ello, dentro de un marco poltico
dominado despus de los 70, por gobiernos de la socialdemocracia sola en
alianza con los liberales, por los demcratas cristianos solos en alianza con
los liberales, hasta la dcada de los 90.
En la R. D. A., controlada, desde 1949 por la burocracia estalinista y posestalinista, el trabajo de los historiadores era monopolio del Estado y del
organismo determinante de la poltica, el Partido Socialista Unificado. Los
"manuales de historia" editados por el Estado eran muestra de la miseria de "los
historiadores comunistas oficiales" y de su concepcin dogmtica y vaca de la
historia, ajena al materialismo histrico.
Sin embargo, a partir de 1969, extenuado el pos-stalinismo, el Grupo de Leipzig
se propone una historia comparada de las Revoluciones Burguesas. Sus figuras
centrales son Walter Markov y Manfred Kossok. La existencia de este grupo de
trabajo ayuda a romper el panorama monoltico, sin matices, de la produccin
histrica en los pases del este vigilados por la Unin Sovitica.
Estos historiadores trabajaron slidamente a partir de los hechos reales,
comparando y construyendo una teorizacon que permita acercarse de forma
ms precisa al estudio de las revoluciones burguesas, en un tiempo que
comprende desde el siglo XV hasta el XX (Revolucin Rusa de 1917) y en un
espacio que alcanza Europa, Amrica Latina, Asia (Rusia, Japn). El grupo
maneja materiales y fuentes de todos estos territorios, desconocidos muchas
veces, sobre todo, en lo referido a los pases bajo dominio sovitico.
Les encontramos "... combatiendo, no solo, contra la historiografa "burguesa"
que se encuentra, desde hace unas dcadas, en una batalla frontal contra
cualquier interpretacin "social" o progresiva de los procesos revolucionarios,
sino contra el estructuralismo marxista simplificador, denunciando "las tesis
generalizadoras y globales", las reducciones economicistas, "las construcciones
de modelos que ignoran los resultados de las investigaciones empricas".
Antes de continuar con la historiografa socialista y marxista de otros pases de
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Europa Occidental, a pesar de sobrepasar el espacio geogrfico y temtico de


este ensayo, se hace necesario recordar rpidamente historiadores y temas de
trabajo, que junto al Grupo de Leipzig, contribuyen con interesantes estudios a
la historiografa marxista desde la Unin Sovitica y los pases bajo su influencia
(Europa Oriental), sobre todo, luego de la muerte de Josef Stalin en 1953.
En la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas, desde los aos 60,
tenemos al equipo de historiadores de la antigedad oriental nucleados
alrededor de Igor M. Diakonoff. En el mismo pas, trabajaron de manera
interesante los/as historiadores/as, Boris Prshnev, Alexandra Lublinskaya,
Victor Dalin Anatoli Ado.
Lublinskaya se ha dedicado a estudiar profundamente la "crisis" del siglo XVII y
la sociedad del Absolutismo. Ha propuesto, desde mediados de los 60, nuevas
interpretaciones sobre la "crisis" impugnando fuertemente concepciones
(rechaza la existencia de una "crisis general" en el siglo XVII) y la metodologa
(recorre las falencias y restricciones de las evidencias sobre la cuestin) de
historiadores no marxistas y marxistas (por ejemplo, Hobsbawn) que han
intervenido en el debate sobre el tema. Se ocupa, al mismo tiempo, de
investigar y analizar los movimientos populares de la primera mitad del siglo
XVII, continuando crticamente las anteriores interpretaciones marxistas (Boris
Prshnev) y atacando duramente las tesis de escuela conservadora de Mousnier.
En la actualidad, la nueva historiogrfica rusa de fuerte influencia marxista se ha
desplegado sobre todo en el campo de la antropologa histrica. Historiografa
que a pesar de su aislamiento pasado se ha mantenido y ha desarrollado nuevas
investigaciones como las de Aarn Guverich y Yuri Bessmertinij. Esta tradicin se
encuentra nucleada alrededor de la revista Odysseus, desde donde se pretende
una actualizacin y difusin, en un periodo histrico, como repasamos al
principio, de profunda crisis social en una transicin al capitalismo.
Por otro lado, los trabajos (poco conocidos) de los historiadores en la antigua
Checoslovaquia, Frantisek Graus, Robert Kalivoda y Josef Macek sobre la crisis
de la baja edad media, an con vigencia. Macek, asimismo, investig sobre "El
Renacimiento Italiano" (1972) y acerca de "La revolucin husita" (1975).
A continuacin, revisaremos el desarrollo y las particularidades de las
contribuciones a la historiografa socialista y marxista desde los pases del sur
europeo, en este caso Italia y Espaa.
No obstante, es necesario realizar un expeditivo repaso de la historiogrfica
italiana en general, para ello tomar como referencia al historiador espaol
Julin Casanovas, quien plantea que, "... en Italia, por nombrar otro pas
mediterrneo en el que las ideas de Annales tampoco encontraron fcilmente
campo libre para su expansin, surgi en el primer tercio del siglo una nueva y
dinmica historiografa, tan hostil a la historia tradicional y positivista como la
francesa, que encontr en lo dos polos ideolgicos opuestos de Croce y Gramsci
a su principales hilos conductores". Aqu se seguir el "hilo conductor" de
Gramsci.
Con esta perspectiva en Italia, luego de la segunda Guerra Mundial y la cada del
Fascismo (1922-1945) la difusin e influencia del marxismo fue substancial.
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Paradjicamente, en la crcel fascista se haba gestado una de las obras y


legados ms notables de marxismo del siglo XX, nos referimos a los escritos de
Antonio Gramsci (1891-1937), publicados por primera vez, entre 1948 y 1951.
La lectura de los escritos en la crcel de Gramsci, en medio de la represin
stalinista, fueron un aliento de aire fresco para los revolucionarios italianos, a
pesar de la "santificacin" construida, en aos posteriores, alrededor de su figura
por parte de la direccin del P. C. I. (Partido Comunista Italiano) que manipul y
"olvido" sus escritos por ms de veinticinco aos.
El P. C. I edificar durante los 50, congelando el pensamiento revolucionario de
Gramsci, su propia "visin" del marxismo, que fue encabezada por intelectuales
acadmicos y filsofos, adaptados en su momento al fascismo, y ahora, a la
direccin partidaria.
Un grupo posterior de jvenes comunistas tendr una produccin ms coherente
por esos aos. Desde la filosofa, analizaban la sociedad italiana como avanzada
y capitalista, desprendiendo de ello, objetivos polticos radicales de
transformacin, acaudillados por la clase obrera. Esta caracterizacin histrica y
poltica era contraria a la posicin de la direccin del P. C. I, que analizaba la
sociedad italiana como atrasada, de donde desprendan miras polticas limitadas
a plantear cambios dentro de los marcos del Estado burgus. Hacia fines de los
50 y principios de los 60, estos fueron censurados por la direccin y algunos
abandonaron su militancia dentro del P. C. I.
Durante la dcada del 70, las compilaciones crticas de la obra de Gramsci y sus
escritos histricos, revitalizaron la historiografa socialista y marxista en Italia,
con investigaciones y trabajos sobre anlisis de la formacin econmica-social
italiana, las relaciones norte y sur de la pennsula, las caractersticas del
fascismo y la historia econmica.
Agregando, a todo ello, una concepcin de historia critica al idealismo de Croce,
pero sobre todo, como instrumento de anlisis y comprensin del presente,
como condicin de una transformacin social, es decir de unidad estrecha entre
historia y proyecto poltico de cambio social. Para J. C. Portantiero, "... la poltica
concreta, la trama real de la historia del movimiento comunistas mundial, la
discusin sobre la revolucin socialista en Italia, es la materia viva de los
cuadernos. Conceptos como hegemona, bloque histrico, estado o intelectuales
no pueden ser comprendidos cabalmente fuera de ese marco...".
La influencia de Gramsci en la historiografa marxista tiene una extensin ms
all de las fronteras italianas, produciendo una renovacin historiogrfica notable
en Europa, Asia y Amrica Latina (principalmente en Argentina, Mxico, Brasil y
Cuba) cuya fuerza y vitalidad se mantienen, no sin interpretaciones diversas e
incluso opuestas, en la historiografa socialista y marxista de nuestros das.
En los 70 y 80, cuando muchos abandonaron un programa de cambio
revolucionario, surgi en el mbito de la historiografa Italiana, la denominada
microhistoria, que tomaba un nuevo rumbo, ante lo que ellos consideraban, el
fracaso del marxismo. Aqu, esta "propuesta" historiogrfica solo interesa porque
algunos de sus representantes fueron hombres de orientaciones socialistas.
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En el caso espaol, la Guerra Civil (1936-1939) trmino con el fracaso y la


derrota del Frente Popular (al interior de cual el stalinismo y el Partido
Comunista Espaol jug un papel nefasto) abriendo las puertas para el triunfo
del rgimen dictatorial de Francisco Franco (1939-1975) de excelentes relaciones
con la Alemania Nazi y la Italia fascista. Estas relaciones de la dictadura
franquista, a pesar de su "neutralidad" en la Segunda Guerra Mundial, le vali, al
rgimen un breve periodo de aislamiento y castigo internacional.
Durante la dictadura franquista, la historiografa espaola y la educacin en
general sufrieron un atraso, una involucin y enormes carencias. Las sanciones,
exilio, depuraciones y fusilamientos de maestros, en busca de una "historia
nacional y cristiana" para el rgimen, estaban al orden del da. Se fortaleci
desde arriba una historiogrfia reaccionaria y antiliberal, obstaculizando
cualquier influencia o debate con las distintas escuelas europeas.
Recin en el ocaso de la dictadura y a finales de los 70 con la "transicin a la
democracia", comenzara un cambio y el fin del aislamiento de la historiografa
ibrica. Los historiadores de esos aos conectarn sus trabajos y discusiones con
Annales y trabajos internacionales del materialismo histrico; mientras que la
tradicin anterior al franquismo, la historia liberal-positivista perdi adhesiones.
Las distintas orientaciones historiogrficas empezaron a consolidarse en los aos
ochenta.
Hacia la dcada del 90, comenzaron a proliferar con un ritmo sin precedentes,
revistas, congresos, publicaciones locales y extranjeras e instituciones dedicadas
a la historia, constituyendo estos aos, no sin inconvenientes, "un punto de
inflexin importantsimo en la historiografa espaola...".
Con fuerte presencia, opuestos al franquismo, los marxistas (no sin conflictos y
frenos) sern importantes en la transicin de la historiografa espaola. Desde
los 70, historiadores marxistas, sobre todo franceses, acompaaron a los
espaoles que desenvolvieron la historia econmica en Espaa, que en los
ochenta se separa claramente de la historia social y se acerca a los estudios
agrarios. Estos historiadores encabezaron las primeras discusiones sobre la crisis
agraria, la abolicin del rgimen seorial y la formacin de la sociedad
capitalista.
Tambin, el marxismo de origen ingls, principalmente la obra de E. P.
Thompson, desde su veta "culturalista", ha tenido una influencia en algunas de
las investigaciones, sobre todo en los 80, de los historiadores sociales espaoles
cercanos al marxismo. Estos ha desplegado gran cantidad de trabajo, en
cuestiones y temas relacionados a la historia del movimiento obrero, de los
campesinos y las distintas formas de resistencias y protestas (polticas y
culturales) en Espaa.
A partir de las dcadas del 80 y sobre todo en la del 90, los historiadores
socialistas y prximos al marxismo han contribuido de manera apreciable desde
la teora de la historia, la historiogrfica y la metodologa de la investigacin. Es
el caso de las obras y el trabajo de divulgacin del historiador cataln Josep
Fontana (n. 1931), que se han convertido en instrumentos crticos necesarios
para una acercamiento a la teora de la historia; esto es, el anlisis de la
concepcin desde la que se sita el historiador para realizar su trabajo y el
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proyecto de sociedad que orienta su labor. Fontana escribe en la introduccin de


"La historia de los hombres" (2001): "Desde sus inicios, e incluso en sus
manifestaciones ms elementales, la historia ha tenido, como memoria colectiva,
unas funciones sociales, la ms importante de las cuales ha sido, por regla
general, la de legitimar el orden poltico y social vigente, pero tambin ha
cumplido la de preservar las esperanzas colectivas de los que eran oprimidos por
el orden establecido".
El tramo final de este ensayo estar dedicado a los Estados Unidos, donde
sobresalen, en primeros momentos, los estudios econmicos a los estudios
histricos socialistas.
Antes de la segunda Guerra Mundial, en el escenario de los ltimos aos de las
polticas econmicas del New Deal norteamericano (Nuevo Trato) de intervencin
del Estado en la economa, aplicadas en las presidencias de Roosevelt (19331945); publicar su obra el economista socialista norteamericano Paul Sweezy.
En discusiones con marxistas de todas las tendencias en Gran Bretaa y sobre la
base de las notas de un curso de economa socialista en Estados Unidos, esta
primera obra, "Teora del desarrollo capitalista" (1941), resumi la historia de los
debates marxistas sobre las leyes dinmicas del capitalismo, adems de tratar
temas, referentes al Estado, los monopolios capitalistas y el fascismo.
Sin embargo, la influencia de los principios del New Deal, era visible en esta
controvertida obra, donde admita la posibilidad de que las crisis (inevitables en
el modo de produccin capitalista) pueda ser controladas por medio de la
intervencin del Estado en la economa. Este era, uno de los principios de las
polticas Keynesianas, importantes en el New Deal. Con esta opinin, la crisis
econmicas controladas (por el Estado), la estabilidad del capitalismo en su fase
imperialista estaba asegurada.
Finalizada, la segunda guerra y con el enfrentamiento entre Estados Unidos y la
U.R.S.S., las condiciones de trabajo para militantes e intelectuales socialistas y
marxistas (incluso para los radicales) fue extremadamente asfixiante. Durante la
dcada del 50, se organiz la comisin estatal encabezada por el Senador Mc
Carthy, que estuvo encargada de "depurar" la administracin pblica, la
educacin, ejrcito y otros mbitos sociales de hombres y mujeres de militancia
o simpatas comunistas. Fue un escenario de terror y aislamiento.
Paul Sweezy junto a Leo Huberman y Otto Nathan deciden crear la Monthy
Review y la editorial Monthy Review Press. Las publicaciones dieron lugar en sus
pginas a trabajos de investigadores crticos, socialistas y marxistas, que
generalmente eran rechazados por editores de otras revistas que no queran
comprometerse ante el acecho de la comisin macartista. En esos aos, un
grupo de ex trotskistas, entre ellos Harry Braverman, iniciaron la publicacin de
la revista American Socialist. Posteriormente, en los 60, Braverman se
convertira en responsable de Monthy Review Press.
Entre mediados de los sesenta y principios de los setenta, con los procesos
histricos abiertos por las movilizaciones de masas, los movimientos por los
derechos civiles, la crisis causada por la Guerra de Vietnam (1967-1973) y las
radicalizadas protestas estudiantiles en las universidades (violentamente
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reprimidas) modificaron la situacin de "consenso" que haba distinguido a los


Estados Unidos de posguerra. El ascenso de las luchas de clases (Mayo francs,
Cordobazo, etc.) y las crisis de la economa capitalista mundial sacudan el
panorama de "estabilidad" del capitalismo.
En la dcada de 1960, el trabajo de Monthy Review, encabezado por Sweezy, fue
importante en el movimiento anti-belicista, antiimperialista y en las nuevas
generaciones de socialistas y marxistas, sobre todo en los campos universitarios.
Trabajos sobre el tercer mundo (Revolucin cubana), China, Vietnam y las
economas capitalistas avanzadas nutrieron las pginas de la revista y el
programa poltico de la "nueva izquierda" en Estados Unidos.
Luego, Swwezy y Paul. A. Baran publican "El capital Monopolista" (1966) obra de
gran impacto y debate en las juventudes universitarias. En el libro haba,
adems una continuacin de temas tratados en 1941, pero sobre todo era un
ataque, desde una posicin radical, a la enseanza tradicional de la economa y
el papel de expoliacin e irracionalidad de los monopolios en los beneficios
capitalistas del imperialismo de Estados Unidos, que se encaminaban hacia un
estancamiento, que produca miseria, guerras y racismo.
Para Perry Anderson en dicha obra "... renunciaron en gran medida al marco
ortodoxo de las categoras econmicas marxistas", sin embargo, el propio
Anderson sostiene que en las obras posteriores de Sweezy el anlisis se
corresponde a un marxismo "ortodoxo".
En 1969, con la muerte de Leo Huberman, se incorpora a la revista como coeditor Harry Magdoff, que publicara un ao ms tarde "Age of Imperialism"
(1969), libro de anlisis meticuloso de las relaciones del capitalismo imperialista,
sobre todo en los Estados Unidos.
Magdoff militante radical en los aos 50, fue perseguido por el macartismo y el
F.B.I., ms tarde organizara un grupo socialista, y se relacionara con Swwezy,
Braverman y otros grupos independientes, socialistas y comunistas que
coordinaron una accin comn organizativa, que dur poco tiempo.
En los 50 y 60, fue organizador y colaborador de mltiples actividades de
discusin, enseanza, investigacin y organizacin en las universidades y los
sindicatos. En los 70 y 80, sigui escribiendo desde una mirada marxista sobre
temas como el imperialismo y la crisis econmica en Estados Unidos, exponiendo
en muchos lugares de Europa Occidental, Asia, Cercano Oriente y Amrica
Latina.
Sweezy continuo, junto al trabajo en la revista y la editorial, con sus actividades
de enseanza, intentando ingresar a la universidad, sin lograrlo, con una
perspectiva marxista a fines de los 70.
Por su parte Braverman publica "Labour and Monopoly Capital" (1974), obra
influyente y de gran difusin que se inicia "... con una definicin de trabajo que
sintetiza y esquematiza adecuadamente su significado moderno y cuya
dimensin natural y antropolgica no implica una visin ahistorica o esencialista.
Se parte en esta concepcin de la evidencia natural de la que parti el propio
Marx: todo ser vivo para sobrevivir depende de un intercambio determinado con
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la naturaleza de la cual el mismo proviene".


En el campo especifico de la historia, la "nueva izquierda", que bsicamente es
un movimiento socialista (no marxista) antiimperialista, sobre todo, de jvenes
universitarios, inspir toda una serie de trabajos que se oponan a la versin
tradicional de "consenso norteamericano" en la historiogrfica estadounidense.
Un papel importante tuvo el trabajo de los 50 y 60 de William Appleman
Williams sobre la diplomacia y las relaciones mundiales de Estados Unidos. La
obra de Williams, tuvo repercusiones luego en historiadores progresistas como
Kolko, Horowitz, Goldberg, que "... destacan el contenido real del imperialismo
norteamericano, el racismo, el carcter ficticio de la democracia. Recuerdan la
importancia de los antagonismos de clases y los conflictos sociales a lo largo de
toda la historia norteamericana".
Un socilogo norteamericano de orientacin histrica que gan fama mundial con
sus obras sobre "El moderno sistema mundial" (1974) a partir de los aos 70
fue Immanuel Wallerstein (n. 1930).
Wallerstein, director del centro "Fernand Braudel" para el estudio de la
Economa, los Sistemas Histricos y las Civilizaciones, es profesor de sociologa
desde 1976 en la universidad del Estado de Nueva York en Binghamton; y a
continuado sus estudios sobre el concepto de "sistema mundial" en nuevos
trabajos de 1980 y 1989.
La labor de Wallerstein, refleja las influencias del historiador de Annales Fernand
Braudel (1902-1985)- fue uno de sus discpulos ms cercanos-, y de algunos
trminos econmicos de origen marxista; "si bien no son obras de investigacin
tpica marxista, se encuentran entre las ms influyentes de la sociologa
contempornea".
Una de las criticas que los marxistas realizan a los trabajos de Wallerstein, es
que no subraya las relaciones de lucha de las clases sociales (y su lucha
poltica), y s, pone nfasis en un esquema internacional estructurado entre
naciones "centrales", "semiperifericas" y "perifricas", que se explotan entre s,
en la esfera de la economa.
Otra crtica, esta en relacin, a que Wallerstein en sus libros del "sistema
mundial" parte de construcciones tericas que pretenden, no sin esfuerzo,
asimilarse y sustentarse en evidencias de investigaciones histricas concretas
existentes.
Hacia mediados de los setenta y en los ochenta se ha fortalecido la historiografa
socialista y marxista en Estados Unidos, cambiando la tendencia, al parecer, de
los estudios de economa a los estudios de historia social (es bueno aclarar que
el marxismo las entiende como inseparables y en totalidad).
Esta historiografa se ha ocupado de temas de la historia de Norteamrica
(trabajadores, esclavitud, rebeliones esclavas, etc.) pero tambin, ha
desarrollado cuestiones histricas de otros pases (Republica de Weimar en la
Alemania de entreguerra) y han fundado e intervenido en debates de
trascendencia internacional (debate Brenner). Algunos de ellos, no siempre
dentro del anlisis marxista, son Eugene Genovese, Robert Brenner, Eric Forner,
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David Montgomery y David Abraham.


Se debe tener en cuenta tambin, la historia del pueblo de Estados Unidos de
Howard Zinn, como una tentativa de historia "desde abajo", y, por otro lado, la
aproximacin y las influencias de las propuestas de E. P. Thompson (y los
historiadores socialistas de Gran Bretaa) por parte de los historiadores
estadounidenses que escriben en la Radical history Review.
Los debates y trabajos desde un anlisis y tradicin marxista tienen importancia
en un sector de los estudiantes (y profesores) en las universidades, sin
embargo, se ha producido una "cada" importante, durante dcada
"neoconservadora" del presidente estadounidense Ronald Reagan (1980-1989),
en la actividad poltica de los grupos socialistas.
Consideraciones finales
Vivimos en un contexto histrico marcado por el desarrollo de la crisis de la
sociedad capitalista (y la miseria que esta produce), y por el ascenso de las
luchas de las clases explotadas (victoriosas, pero tambin muchas veces
derrotadas) a escala planetaria.
En esta sociedad, producen sus trabajos los historiadores e historiadoras, sus
obras son productos de las especificidades de su tiempo y de las posiciones
sociales y polticas que ocupan y sostienen en esta sociedad. Estas Notas han
intentado mostrar esta perspectiva en un recorrido del desarrollo de las
producciones de los historiadores socialistas y marxistas en Europa occidental y
Estados Unidos en un periodo aproximado de cincuenta aos. Este ensayo, con
sus limitaciones, no esta de ninguna manera acabado.
La historiografa marxista ha sufrido cambios, avances, retrocesos y
contradicciones. Estos no fueron solo temticos o tericos, fueron tambin
polticos.
En el caso, de los historiadores de Gran Bretaa, quienes han aportado
substancialmente a la historiogrfica marxista mundial, se han desplazado por
diversos senderos, a lo largo de estas dcadas, en contextos histricos
diferentes desde un compromiso militante de cambio social radical (para ellos,
dirigido por l estalinismo) a posiciones polticas reformistas y liberales en sus
diversos matices, que traspasa e influye en sus trabajos de acuerdo al momento
histrico. Se termina de esta forma por abandonar el contenido del marxismo;
su programa poltico de accin y cambio social revolucionario.
Algo similar ha sucedido (y sucede) con algunos historiadores (y hombres
relacionados a la historia) en Francia e Italia. Estos, en muchos casos
abandonaron no solo una posicin poltica radical, sino tambin el propio anlisis
terico desde una perspectiva marxista, mediados por cambios en posiciones
sociales y polticas de su momento y por perspectivas historiogrficas ("historia
de las mentalidades", microhistoria) y tericas (estructuralismo) decididamente
contrarias al materialismo histrico.
En distintos lugares (R. D. A, Unin Sovitica estalinista, Espaa) el escenario de
represin social, poltica e ideolgica y los cambios con respecto al pasado han
condicionado las actividades de los historiadores marxistas (y no marxistas)
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NOTAS para una HISTORIOGRAFA MARXISTA

retrasando (por periodos) el desarrollo de los estudios histricos. En otras


latitudes, con contextos sociales no menos represivos (R. F. A, Estados Unidos,
Unin sovitica posestalinista) encontramos estudios significativos y crticos, que
han aportado (y aportan) de manera considerable a la historiografa socialista y
marxista.
Sociedades capitalistas en apariencia monolticas, como Estados Unidos, centro
del imperialismo, han sido cuestionadas radicalmente, en periodos histricos
determinados, por movilizaciones de masas y por los trabajos de los
historiadores "anti-consenso" norteamericanos.
La concepcin de historia en Gramsci y su trascendencia mundial, la propuesta
de historia total de Vilar, los pequeos grandes libros de historiadores marxistas
franceses, muchas de las obras y lneas abiertas por los historiadores britnicos,
las invitaciones al debate de rusos y checos; los trabajos del grupo de Leipzig,
los historiadores antiimperialistas norteamericanos y los primeros pasos en
Espaa, han construido y recuperado a la historiogrfica marxista mundial
durante la segunda mitad del siglo XX.
Adems, los debates internacionales sobre temas histricos han sido importantes
en este periodo, sus historiadores participantes posibilitaron relaciones y criticas
entre historiadores de todo el mundo, entre marxistas y no marxistas.
El desarrollo de estos debates entre historiadores parece haber disminuido desde
la dcada de los 80, aunque, las discusiones internacionales de socialistas y
marxistas que exceden la historia, pero la incluyen parecen tener continuacin
en nuestros das. Por ejemplo, los gigantescos y amplios "Congresos Marx
Internacional" en 1995 y 1998, con sus numerosas publicaciones en distintos
idiomas. Para muchos, el internacionalismo y la crtica es un sendero que los
historiadores marxistas no deben abandonar.
Para el materialismo histrico, la historia como totalidad es hecha por las
actividades y las relaciones de los hombres y las mujeres, que desarrollan
determinadas condiciones de existencia en la sociedad y la naturaleza.
Estos hombres y mujeres ocupan posiciones de clases en conflicto, en movimiento, posiciones
dinmicas; de clases que luchan entre s. Mientras, las clases dominantes luchan por aumentar la
explotacin y sostener el "orden social", las clases dominadas luchan por terminar con la explotacin
y cambiar el orden establecido.
Para el materialismo histrico, los procesos histricos de conflictos tienen una
visin poltica desde presente. Son las luchas y las criticas polticas en la
sociedad y en el Estado del presente donde se hacen visibles, desarrollan y
resuelven las luchas de clases, y donde se preparan las condiciones sociales para
el porvenir.
Las crisis econmicas y las guerras del capitalismo, la crisis de la transicin en
los ex Estado obreros burocratizados y el conflicto de clases a escala planetario
son algunos de los elementos de nuestro presente. El materialismo histrico y
los historiadores que se reconocen en el marxismo se han mantenido, no sin
grandes problemas y dificultades, durante ms de ciento cincuenta aos, y se
preparan para recorrer este nuevo siglo como propuesta de anlisis y critica de
la sociedad capitalista, pero por sobre todo (y en relacin estrecha con lo
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NOTAS para una HISTORIOGRAFA MARXISTA

anterior) como programa poltico al servicio de la transformacin revolucionaria


de la sociedad.
Para terminar, recuperemos a un historiador "no profesional" marxista, que sin
lugar a dudas, se destac ms como revolucionario e internacionalista. En su
obra "Qu hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento" de 1902, V. I.
Lenin planteaba llanamente: "Sin teora revolucionaria, no puede haber tampoco
movimiento revolucionario. Nunca se insistir lo bastante en esta idea en un
tiempo en que la predica en boga del oportunismo va unido un apasionamiento
por las formas ms estrechas de la actividad prctica."

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