La Nube Sobre El Santuario Cartas Sobre La Rosa y La Cruz
La Nube Sobre El Santuario Cartas Sobre La Rosa y La Cruz
La Nube Sobre El Santuario Cartas Sobre La Rosa y La Cruz
El mundo sólo será feliz cuando posea a Jesucristo en él. Entonces la felicidad reinará sobre la Tierra, y la paz
y la prosperidad nos pertenecerán.
¿Qué es Jesucristo? ¡Es el Amor, la Sabiduría y el Poder, Él es la fuente de las inclinaciones puras que conducen
a la iluminación interior!
Allí donde él está, se encuentra la dignidad del hombre, la beatitud del corazón purificado; Él solo carga con
el peso que nos tiene sumergidos, profundamente, en la miseria.
Las penas y los sufrimientos desaparecen allí donde reina Su espíritu en el corazón; con Él, los días son días
de primavera y las horas deliciosas.
Los príncipes que reinan gracias a Él no tienen igual; sólo el Amor es su reino. Hagamos un esbozo de la
bendición que nos llegará cuando la humanidad entera, unida por el Amor, resida en Su Templo:
Los príncipes serán los padres de su pueblo; los sacerdotes serán sus médicos; y sólo a Él, el Gran Salvador
de los hombres, deberemos tal felicidad.
Todos los que se rehuían o se odiaban, el judío y el gentil, el poderoso y el miserable, todos los que ahora se
hallan en discordia vivirán en mutua armonía. Los remedios se prepararán preveyendo la convalescencia del
enfermo y una ternura fraternal velará por el hombre pobre.
Se alimentará al hambriento; el desgraciado encontrará apoyo y el extranjero hospitalidad. Ni la viuda llorará
más ni el huérfano permanecerá desconsolado; todos tendrán lo suficiente, porque el Señor cuidará de todos.
El Espíritu y Verdad estarán en el Templo; el corazón y la boca celebrarán el servicio del altar; y el sello sagrado
de la Divinidad garantizará la dignidad del sacerdote.
La sabiduría será la joya suprema de las diademas terrestres; el Amor reinará en el Santuario y hará del mundo
un paraíso. No más inmolaciones de hermanos sobre sangrientos cadalsos; somos ramas de un mismo árbol
y cada uno es necesario a los demás.
Los cirujanos actuales que cortan arbitrariamente los miembros, conservarán sabiamente los cuerpos como
si se tratase del suyo propio. ¡Ah! ¿qué veo? ¡Esta alegría jamás la había sentido mi corazón!: El cristiano y el
judío.
El mahometano y el pagano caminan juntos dándose la mano! El lobo y el cordero estarán en las praderas y
el niño jugará con la víbora, porque las naturalezas enemigas serán reconciliadas por el amor.
¡Y tú, peregrino en búsqueda del descanso, sigue algunos pasos más por el Camino, entonces podrá girarte!
¡Poco a poco, ya cae el Velo del Santuario Interior!
¡Mira cómo el murciélago y la lechuza huyen ante el Sol naciente; cómo el error, la noche y los prejuicios
descienden de nuevo a la morada de las sombras! ¡La nueva tierra comienza, un tiempo nuevo está cerca; el
Espíritu de Jesucristo dice: ¡”sea”! y así es de inmediato.
Esta aquí, diríase que se puede ver...
Pero no, debe permanecer invisible hasta que caiga el Velo.
Sólo entonces, ninguna revolución amenazará ya más a la Tierra; Él, la felicidad de las naciones, el Señor, está
cerca. Aunque el espíritu de las tinieblas empujase millares de hombres a degollarse entre sí, acabaría
huyendo, porque la victoria ha sido prometida al Amor.
Dios se sirve de armas extranjeras cuando su pueblo Le olvida totalmente; el pecado, fuente de los males, se
convierte en el castigo del pecado.
¡Sin embargo, si una sola lágrimas cae de los ojos del pecador, la escena de dolor cambia porque su padre
está cerca! Un sólo gobierna y conduce todo según los designios de Su Sabiduría.
Algunos de los que combaten por Él lo ignoran con frecuencia. Muchos hombres no sólo han conocido más
que lo que se percibe por la mirada de los sentidos.
¡Cuánto se asombrará el mundo cuando el Velo sea levantado! Entonces, filósofos orgullosos, os alejaréis,
confundidos, de Aquel en quien los sabios esperan, y que es su luz y su felicidad.
La razón, a la que divinizáis, no es más que la simple luz de los sentidos: aquel que sube por la escalera de
Babel, no puede alcanzar la Verdad.
Vuestra obra será aniquilada por Aquel que esparce la arena a merced del viento; ¡todo error deberá
eclipsarse ante la majestad de la Fe!
Frater
Karl von Eckartshausen.