Turbo, ¿Qué Es y Cómo Funciona?
Turbo, ¿Qué Es y Cómo Funciona?
Turbo, ¿Qué Es y Cómo Funciona?
La potencia que genera un motor depende de la cantidad de oxígeno que es capaz de mezclar con
combustible, por lo que a más aire, más potencia. Para ello, los motores atmosféricos aspiran aire y
lo introducen en el cilindro, pero los motores turbo o sobrealimentados comprimen el aire para
inyectar una mayor cantidad de aire en el cilindro y conseguir así una mezcla más rica.
Al aumentar la presión del aire de admisión se aumenta la energía de los gases de escape, ya que es
un sistema de retroalimentación. Para evitar que la presión suba de manera descontrolada, se instala
una válvula de descarga que libera parte de la presión al exterior. También se instala otra en el
colector de admisión para bajar la presión del colector (el pchss al soltar el acelerador).
En física nos enseñan que si se comprime un aire, este gana temperatura. A mayor temperatura,
menos densidad de oxígeno tenemos y se podrían provocar autodetonaciones antes de mezclarse
con el combustible. Es por ello que se necesita enfriar el aire a través de un radiador o intercooler.
El intercooler es un simple intercambiador de calor: el aire entra caliente y pasa por un circuito que
lo enfría y lo devuelve. Muy similar al radiador del refrigerante del coche.
Turbo de geometría fija: El volumen de aire que entra por la turbina del gas de escape es siempre el
mismo. Es un tipo de turbo que puede presentar mucho retraso o turbolag, ya que necesita de una
cantidad determinada de gases de escape para mover la otra turbina y generar potencia. Su rango de
funcionamiento es menor y está limitado a unas revoluciones por minuto en concreto. A mayor
tamaño de turbina, más gases de escape necesita. A menor tamaño de turbo, más potencia en bajas
genera pero menos en altas. A bajas revoluciones el turbo no genera mucha potencia porque los
gases de escape no generan tampoco energía suficiente.
Turbo de geometría variable (TGV o VGT): Se trata de un turbo al que se le añaden unas aletas o
álabes que varían su posición y hace que el turbo sea «más grande o pequeño» en función de los
gases de escape que estén moviéndolo. Se inventó para resolver el inconveniente del turbo de
geometría fija. Por contra, estos turbocompresores son bastante más caros y su fiabilidad es inferior
al tradicional turbo. Dentro de los TGV encontramos los turbos TGV eléctricos o neumáticos en
función del mecanismo que orienta los álabes.
Biturbo paralelo o twinturbo: Dos turbocargadores pequeños con el mismo tamaño que funcionan a
la vez disminuyendo el turbolag y generando presión desde bajas revoluciones. Típico de BMW o
del mítico RB26DETT de los Nissan Skyline.
Biturbo secuencial: En este sistema, se dota de dos turbocompresores idénticos que en función del
volumen de gases de escape, envían todo ese volumen a un turbo o lo reparten entre los dos para
generar mayor potencia y menor retraso en la respuesta. Fue muy famoso en el motor Wankel del
Mazda RX-7.
Lo más importante es utilizar un aceite de buena calidad con la viscosidad y certificaciones que
indica el fabricante. Los aceites de Castrol o Motul son buenos ejemplos de ello.
Es importante también respetar los tiempos de calentamiento y enfriamiento del turbo. Para ello,
Al arrancar: dejaremos 20 segundos mientras nos abrochamos el cinturón o abrimos la puerta del
parking. Queremos que el aceite fluya por todo el sistema y lubrique bien el turbo.
En marcha: deberemos esperar unos 15 o 20 minutos antes de poder pisar más de la mitad del
acelerador. De esta forma, no sometemos a grandes presiones y temperaturas al turbo, que todavía
está frío y mal lubricado.
Al parar: cuando vayamos a estacionar o apagar el coche, deberemos dejar entre 30 segundos y 1
minuto a que el aceite recircule. Es algo muy importante y que mucha gente no tiene en cuenta. El
turbo en una autopista está funcionando de manera constante y con una temperatura elevada pero no
problemática. Al parar en una gasolinera y apagar el motor, cortamos la lubricación del aceite
haciendo que este se carbonice al encontrarse a mucha temperatura parado y enfriándose de manera
brusca. Algo tan simple como dejar al ralentí entre 30 segundos o 1 minuto será suficiente para
cuidar el turbo. Si venimos de un trayecto corto de ciudad no es necesario, pero si hemos cogido
carretera o practicado conducción deportiva sí.
Las averías más frecuentes del turbo son la holgura del eje y la obstrucción de los álabes. La
carbonilla acaba atascando las aletas interiores del turbo en muchos diésel y para ello es necesario
de vez en cuando acelerar de manera contundente y respetar el enfriamiento del turbo. Si
escuchamos que nuestro turbo suena como una sirena de ambulancia, es que probablemente la
geometría del turbo esté dañada (álabes).