51-Texto Del Artículo-86-1-10-20191219

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De cargadores del Inca a indígenas de oficios

especializados
Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

David Quichua Chaico1

Sumilla
Este artículo estudia la situación social, política y económica de los
indígenas Lucanas, en un siglo de mayor declinación y destrucción demográfica
(XVII). En esa condición crítica, los lucaninos, cargadores del Inca en la época
prehispánica, lograron adaptarse y desafiar la sociedad virreinal al constituirse
en indígenas de oficios (cantores, escribanos, barberos, sastres, etc.) con la
finalidad de reducir los tributos, las mitas mineras y la pérdida de sus tierras.
De esa manera, en esta zona del Perú no hubo mayor presencia de indígenas
forasteros como en el altiplano.

Palabras clave: Lucanas, Ayacucho, siglo XVII, indígenas de oficio,


forasteros.

Abstract
This article studies the social-politic and economic situation of the
indigenous Lucanas (Ayacucho), in a century of mayor declination and
destruction demography (XVII). In this criticism situation, the lucaninos, incan
longshoreman, in the prehispanic age, to achievement adapt and challenge the
virreinal society, for become in indigenous of trade (singers, scribes, barbers,
tailors, etc.), with the object of reduce the tax, the miners tax labors and the
loss of lands. In that way, in the area of Peru, did not mayor presence of
foreign indigenous, who in the high Andean plateau.

Keywords: Lucanas, Ayacucho, siglo XVII, indigenous of trade, foreign.

1 Historiador por la Universidad San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho). Actualmente cursa estudios de
Posgrado en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Introducción
En el siglo XVII las sociedades indígenas experimentaron enormes
cambios demográficos, económicos y culturales. Las epidemias, los excesivos
cargos de mita y los tributos encaminaron la declinación y destrucción de las
poblaciones indígenas. Frente a ello, las diferentes investigaciones sostienen
que los indígenas priorizaron las emigraciones, constituyéndose en indígenas
forasteros, para escapar de la mita y reducir su tributo a cambio de la pérdida
del usufructo de las tierras comunales. Dichos indígenas emigrantes fueron
concentrándose en áreas de mayor actividad económica como pudieron ser
las ciudades, las haciendas o los pueblos cercanos para cambiar al status
secundario de forasteros.2

Sin embargo, en este artículo, además de los mecanismos indicados,


consideramos que los indígenas hicieron frente a las mitas y tributos
convirtiéndose en indígenas de oficio, esto es, maestros de capilla y cantores,
escribanos, barberos, sastres y otros, con la finalidad de no participar en
las mitas, tener rebajas tributarias y fundamentalmente, a diferencia de
los indígenas forasteros, para no perder su acceso a las tierras comunales.
Pretendemos responder y brindar un acercamiento a una crucial pregunta:
¿por qué a fines del siglo XVII y XVII en las zonas de Huamanga, Arequipa y
Lima no se hallaron mayormente indígenas forasteros como en el Alto Perú?

Para ello estudiamos la situación económica, social, política y el frente


que hicieron las poblaciones indígenas del corregimiento de Lucanas (XVII)
al sur de la región moderna de Ayacucho, siendo las fuentes más importantes
la revisita del pueblo de Sancos (Lucanas) que data de 1648 y documentos
adicionales consultados en el Archivo General de la Nación del Perú.

1. Los lucaninos a la llegada de los españoles

Al tiempo del arribo de los españoles, los lucanas constituían una


segmentaria macroetnía ubicada al sur de la región actual de Ayacucho, en la
vertiente occidental de los Andes que se hallaban bajo la administración del
Estado Inca.
2 Sobre la emigración de los indígenas, un significativo número de historiadores brindaron su atención, para
la actual zona de Bolivia: SÁNCHEZ ALBORNOZ, Nicolás. 1978. Indios y tributarios en el Alto Perú.
Lima: Instituto de Estudios Peruanos, ZULAWSKI, Ann. 1985. Migration and Labor in Seventeenth
Century Alto Peru.Tesis de Ph. D. University of Columbia. Para la zona de Quito: POWERS, Karen. 1995.
Andean Journeys: Migration, Ethnogenesis and the State in Colonial Quito. Albuquerque: University of
New MexicoPress. Para la zona de Cuzco: WIGHTMAN, Ann. 1990. Indegenous Migration and Social
Change: The Forasteros of Cuzco, 1580-1840. Durham: Duke University Press.

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De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

Como sociedad segmentaria: “conformaban sus instituciones y


organizaciones sobre la base de grupos y categorías de descendencia, los
cuales a su vez formaban identidades concretas, a partir de ancestros remotos.
Su estructura genealógica se distinguió por ser jerárquica, compuesta por
varios niveles de linaje, siendo los de menor grado los grupos corporativos,
que actuaban colectivamente como un solo ente y tenían un nombre común
que identificaba a todos los miembros, poseían un espacio definido para sus
actividades productivas y actuaban como una sola fuerza política, lo que les
permitía hacer alianzas, acuerdos o guerras”.3
Las “reglas de residencia” se distinguían por constituir comunidades o
núcleos independientes dinámicos y variados. Es decir, que cada comunidad
estaba compuesta por varios grupos de descendencia, alguno de los cuales
(en algunos casos, todos) estaban relacionados con otras comunidades por
descendencia común.
Estas comunidades conformaban una macroetnía4 o un ayllu mayor5 que
se definía y caracterizaba principalmente por su lengua, atuendo, unidad
sociopolítica, tradición alfarera y principalmente por su unidad de origen y
creencia.6
3 ALBARRACÍN, Juan. 2007. La formación del Estado prehispánico en los andes. Origen y desarrollo
de la sociedad segmentaria indígena. La Paz: Fundación Bartolomé de las Casas, p. 91.
4 En las crónicas la denominación macroetnía, se designa como provincia, nación o curacazgo, véase
Inca GARCILASO DE LA VEGA, Inca. 1991[1609]. Comentarios reales de los incas. Fondo de
Cultura Económica, Lima, t. I, pp.333-334 y GUAMAN POMA DE AYALA, Don Felipe. 1980[1615].
Nueva crónica y buen gobierno. J. Murra y R. Adorno (eds.). Traducción del quechua de J. Urioste.
México: siglo XXI, 3 vols, p. 267[269]-445[447] y COBO, Bernabé. 1964. Historia del nuevo mundo.
II, p. 140. Además, Pedro Cieza de León considera como un grupo natural y por ello las investigaciones
reciente sostienen que Lucanas era una población local originaria. Véase CIEZA DE LEÓN, Pedro.
1984[1550]. La crónica del Perú. Primer Parte. Lima. Fondo Editorial PUCP-Academia Nacional de
Historia, p. 138; SANTILLANA, Julian. 2012. Paisaje sagrado e ideología inca: Vilcas Huamán,
Lima, Fondo Editorial de la PUCP-Institute of andeanresearch (New Your), p. 74-75 y SCHREIBER,
Katharina. 1993. “The Inca occupation of the province of Andamarca Lucanas, Perú”, in Michael
Malpass (ed.), Archaeological and etnohistorical assement of the impact of the Inca State, United
States of America, University of Iowa Press-Iowa City, p. 201.
5 Históricamente, el carácter del ayllu ha sido tema de extensas discusiones. Hacia finales de la década de
los 1980s estudios sociológicos, etnohistóricos, etnográficos más amplios y sistematizados revelaron
la naturaleza segmentaria ayllus. En ese sentido, se determina que su denominador común es su
nivel más imple, su relación consaguínea o ficticia que une a un determinado número de familias.
En niveles superiores, varios ayllus menores se organizan política y económicamente para formar
unidades socioculturales más amplias: ayllus mayores, que a su vez podían converger en federaciones
y confederaciones, con adjudicaciones territoriales extensas (ALBARACÍN, Ibídem, 2007, p. 99).
Además, Tom Zuidema considera que el ayllu no puede ser simplemente asociado con un grupo de
parentesco: que “El ayllu, como grupo local, no es y no fue nunca un grupo de parentesco”. ZUIDEMA,
1964, citado en ALBARRACÍN, Ibídem, 2007, p. 99.
6 ROSTWOROWSKI, María. 2005. Ensayos de historia andina: élites, etnías, recursos, Lima,
Instituto de Estudios Peruanos, pp. 188-193. Además sobre la tradición alfarera véase: SCHREIBER,
Katharina. Ibídem, 1993, p. 77-116 y CÁMARA GUERRERO, Jorge. 2009. “Sobre las ocupaciones
prehispánicas en la cuenca baja del río Negromayo (Lucanas-Ayacucho): una aproximación desde el
sitio arqueológico de Canichi”, en Arqueología y Sociedad, N° 20, p. 181-204.

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Sobre la lengua, la descripción del corregidor Luis de Monzón en 1586 de


los repartimientos de AtunRucana y RucanaAndamarca , confirman que antes
de la ocupación inca tenían por “lengua natural suya… la lengua aymará”.7
Tras la ocupación inca, se incrementó y generalizó la lengua quechua, pero a
pesar de ello, continuaban el aymara y el hahuasimi.8

En caso de los atuendos, como elementos de diferenciación entre las


macroetnías y la expresión de identidades, los lucaninos se distinguieron con
el llauto “de lana, tejidas, cuadradas, tan gordas como el dedo menor de la
mano, blancas, coloradas y negras que llevaban en la cabeza”.9

En su unidad sociopolítica, la macroetnía fue una organización tripartita.


Se dividía en tres secciones denominadas: LurinRucana, HananRucana y
Antamarca.10 Dichas secciones se hallaban bajo la dirección de sus curacas
respectivos: el corregidor don Luis de Monzón, describe: “el principal de esta
provincia se llamaba CondorCuri, que quiere decir buitre de oro, y este era el
principal á que todos obedecían; y otro principal de llamaba Yanquilla, que no
saben en lo que dice en lengua española. Otro principal dicen que hubo que se
llamó CaxaAngasi, que quiere decir espina azul”.11

De los cuales, CondorCuri del Hanan Lucana, destacó por su mayor


naturaleza social y jerárquica, como hatunrucana que según “La Relación de
los Señores Indios que Sirvieron a Tupac Yupanqui y Huayna Capac”, quiere
decir cacique mayor,12 jefe de elevada jerarquía que aglutinaba bajo su mando
los demás curacas.
Acerca la tradición alfarera, las investigaciones arqueológicas sostienen
que en el sur de la región de Ayacucho destacó una tradición alfarera, que
7 MONZÓN, Luís de. 1586. Descripción de la tierra del repartimiento de San Francisco e AtunRucana
y Laramati, p.171 y Descripción de la tierra del repartimiento de los Rucanas Antamarcas. En M.
Jiménez de la Espada (ed.). Relaciones geográficas de Indias, Perú, t.I, 1965, Madrid: Atlas (BAE).
8 La lengua hahuasimi, se describe como una lengua fuera de los general, que bien podría ser lengua de
los antepasados o de los diferentes grupos mitimaes llevado por los incas.
9 MONZÓN, Luis de. Ibídem, 1586, p. 173.
10 Con otras informaciones virreinales, las divisiones internas de los Lucanas constituye mayores
problemas. Debido que Cristóbal Albornoz, visitador general eclesiástico del partido de Parinacochas
y Andahuaylas, nombrado por el virrey Francisco de Toledo en 1570, presentó separadamente al
grupo de los Laramati y que Hanan y LurinRucana constituían una sección más grande, denominado
HatunRucana. Sobre esto Parssinen considera que los Rucanas “estuvo basada predominantemente en
la tripartición, aunque también incluyó elementos de dualismo típico, e inclusive algunos elementos
de cuatripartición. Véase PARSSINEN, Martii. 2003. Tawantinsuyu. El Estado inca y su organización
política, Lima, IFEA-PUCP, p. 304.
11 MONZÓN, Luis de. Ibídem, 1586, p. 188.
12 Relación de los Señores Indios que sirvieron a Tupac Yupanqui y HuaynaCapac. 1920. En URTEAGA,
Horacio (editor), Informes sobre el Antiguo Perú, Colección de Libros y Documentos referentes a la
Historia del Perú. Lima: Imprenta y Librería San Marti, tomo III, p. 85.

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son las fases denominadas: Marke, Toqsa y Jasapata que abarca desde finales
del Horizonte Medio (Wari) hasta el Horizonte Tardío (Inca).13 Quiere decir,
que la tradición cultural Chanca no tuvo su predominio en el sur de Ayacucho,
como equivocadamente se ha planteado.14

En su unidad de origen y creencia, los lucaninos, consideraron a las


montañas de Qarwarasu y Sara Sara como sus principales pacarinas y huacas.15

El territorio que ocuparon, abarcaba en el sur desde las cabezadas de la


costa, en el este mantuvieron contactos con la macroetnía Soras, en el oeste con
los poblados de la macroetníaChocorbos y hacia el norte, en la historiografía
regional es bastante polémico. Generalmente se ha considerado a los lucaninos
como una pequeña etnía al sur de Ayacucho e incluso la reciente publicación
del Idilio Santillana, considera que “los pueblos soras, lucanas y antamarcas
no fueron parte de la provincia de Vilcashuamán”,16 el núcleo central de la
administración provincial del Estado Inca. Contrariamente, consideramos que
la macroetníalucanina, abarcaba hasta el recorrido del río Pampas17 y como
territoriosdiscontinuos, tenían bolsones de tierras en la zona de Santa Catalina
de Chupas en Huamanga, que el cronista Guaman Poma de Ayala mantuvo
prolongados litigios con los curacas de los Chachapoyas y Quitos. Además,
un documento de 1540, aclara que en Vilcas Huamán, el curaca principal fue
Caquiamarca (Caqueamarca) y controlaba bajo su jurisdicción territorial y
administrativa los pueblos de Lucanas, Andamarca, Aucará (Apara), Opacha
(Omapacha, anexo de Andamarca), Charaqui, Sangasan (posiblemente los
Lurin Changas) y otros pequeños poblados.18

Bajo la administración inca, el territorio de la indicada macroetnía, fue una


zona de convivencia entre poblaciones originarias y diferentes grupos mitimaes
especializados. Sobre esto, a pesar que las investigaciones de Jaime Urrutia,
considera que el territorio lucanino, tras la incorporación al control inca no

13 SCHREIBER, Katharina. Ibídem, 1993, p. 81. CÁMARA GUERRERO, Jorge. Ibídem, 2009, p. 197.
14 GONZÁLEZ CARRÉ, Enrique. 1992. Los señoríos chankas, Lima, Universidad Nacional San
Cristóbal de Huamanga-Instituto de Estudios Arqueológicos.
15 Véase: GUAMAN POMA 1980[1615], f. 275[277]; MONZÓN, Luís de. Ibídem. 1586, p. 188:
Millones, Luis (comp.) 1990. El retorno de las huacas: estudios y documentos sobre el TakiOnqoy,
siglo XVI. Lima: IEP-Sociedad Peruana de Psicoanálisis, p. 388-389.
16 SANTILLANA, Idilio. Ibídem, 2012, p. 98.
17 QUICHUA CHAICO, David. 2013. Los pueblos de la cuenca de Qaracha (XV-XVII). Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga, Tesis de Licenciatura.
18 Real cédula a favor de Francisco de Dávalos encomendándole Vilcas y los Atabillos, 14 de febrero de
1540. En ALBERDI VALLEJO, Alfredo. 2010. El mundo al revés, Guaman Poma antocolonialista.
Berlín: WissenschaftlicherVerlagBerlin, pp. 106-107.

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sufrieron “al parecer ningún tipo de alteración poblacional que afecte su acceso
a sus recursos” y presenta “la casi inexistencia de mitimaes en su territorio”.19
Planteamos que en la cuenca del río Yauca: fueron establecidos los mitmaes
Chilques, Chupachus y Cañares dedicados al cultivo del maíz; los Mochas,
llameros del inca y los Condes, plateros. En el valle de Sancos (Lucanas); los
caxas, chasquis. En el valle de Qarwarasu, los huancas, posiblemente pastores
de llama. En la cuenca del río Qaracha, fueron ocupados por los saqsamarcas,
considerados olleros del inca; los huancas, llameros; los manchiris, expertos
maiceros y aymaraes, pastores de llama. Siendo estratégicamente ubicadas
para repotenciar las actividades agrícolas, ganaderas y artesanales.20

La relación que mantuvieron los lucaninos con el Estado inca fue privilegiado
siendo cargadores del Inca,21 por dos razones: por su incorporación diplomática
a la administración inca22, y porque los curacas lucaninos y sus familiares tenían
la particularidad de ser considerados como huacas humanas, por poseer seis
dedos en las manos y en los pies. Sobre esto, una leyenda recogida en el pueblo
de Chumpi (Parinacochas) dice: los curacas “Auccapuclla y SocctaRucana
tenían la particularidad de tener, el primero, seis dedos en cada mano; y el
segundo seis dedos en cada pie, así mismo los que componían sus respectivas
familias”.23 En relación a este, también corroboran las primeras definiciones
de la palabra Rukana (Lucana), tanto en la lengua quechua y aimara, haciendo
referencia a los dedos del pie y de la mano.24

Esta práctica de alianza, no solo la tuvieron con los incas, sino también
con los españoles, permitiendo una incorporación pacífica. Los documentos
19 URRUTIA, Jaime. 1994. La diversidad Huamanguina, tres momentos en sus orígenes, documentos de
trabajo N°57, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, p. 12.
20 QUICHUA, David. 2012. Mitimaes especializados en Ayacucho, durante el dominio de los incas,
XXII Coloquio Internacional de Estudiantes de Historia-Pontificia Universidad Católica del Perú.
21 MONZÓN, Luís. Ibídem, 1586, p. 180, GARCILAZO DE LA VEGA. Ibídem, 1960, p. 197, COBO,
Bernabé. Ibídem, 1964, p. 140.
22 Sobre esto, un litigio de 1587 entre los pueblos Santa Cruz de Carhuancho indios originarios lucaninos
y el pueblo de Santiago de Acochani indios orejones chillques mitimaes, ambos ubicados en el actual
pueblo de Puquio (Lucanas), nos brinda una buena aproximación sobre los beneficios que el curaca
recibió de parte del Inca. El documento indica que el abuelo del curaca Cristóbal Quispe Callapa del
pueblo de Carhuancho, llamado ChuquiCallapa, recibió del Inca, “unas yndias collas”, que fueron
establecidos en el sitio denominado SupayGuazi, donde también el Inca Pachacutec mandó construir
sus casas, que en el documento se describe como unos paredones y sobre esto el cacique Fernando
PisariGuaman (testigo) dice: “los paredones fueron y son del tiempo del Inga y que estavan en ellos
yndias collas que estaban hechos casas. Y que las yndiasheran del aguelo del dicho Cristobal Quispe
Callapa”
23 Parinacochas. 1951. Monografía de la provincia de Parinacochas. T. II. Lima: Editorial “Para Todo”,
p. 312.
24 GONZALEZ HOLGUÍN, Fray Diego. 2007[1608] Vocabulario de la lengua general de todo el Perú
llamada Lengua Quichua o del Inca. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos; BERTONIO,
Ludovico. 2011[1612] Vocabulario de la Lengua aymara”, Ediciones CERES, Bolivia, p. 396.

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De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

indican que también a dos enviados de Pizarro los transportaron en andas:


“Que el marqués don Francisco Pizarro fue el primero descubridor desta
tierra, y que el dicho marqués envió dos españoles de la ciudad de Cuzco
desde Caxamalca, adonde venció y mató [á] Atagualpa Inga; y a estos dos
españoles los llevaron los indios en unas andas en sus hombros, y al tiempo
que supieron los caciques deste repartimiento como iban al Cuzco los dichos
dos españoles, salieron al Tambo de Vilcas á darles la obediencia y servirlos,
y desde entonces quedaron por amigos de los españoles y así no vino á este
repartimiento nadie a conquistarle, porque nunca se pusieron en defensa”.25

2. Los Lucaninos en la temprana etapa virreinal

Tras la conquista y la fundación de la ciudad de Huamanga bajo el sistema


de las encomiendas, en 1539 los indígenas lucaninos fueron encomendados
a don Juan Alonso de Badajoz, quien fue beneficiado con la tributación de
productos originarios (maíz, papa, coca), productos occidentales (trigo,
ganado, aves) y trabajos de los indígenas. El 14 de febrero de 1540, los
indígenas lucaninos, que actualmente comprenden los pueblos de Andamarca,
Aucará y Omapacha, fueron encomendados por Francisco Pizarro a favor
de Francisco de Dávalos.26 Ese mismo año, el 20 de octubre, los indígenas
lucaninos fueron concedidos a favor de Vasco de Guevara,27 y hacia 1548
la provincia de Lucanas constituía dos encomiendas: Lucanas Andamarca
otorgada a Juan Velazquez Vela Nuñez, y Lucana Laramati que continuaba
bajo la administración de Juan Alonso de Badajoz.

Durante la visita general ejecutada por el virrey Francisco de Toledo


hacia 1570, los indígenas Lucana Andamarca se hallaban encomendados a
Gabriel Núñez una parte y la otra a la corona real, con una población general
de 11700 indígenas, de los cuales 2081 era indígenas tributarios, que daban
una tasa de 8260 pesos. Del mismo modo, el repartimiento Lucana Laramati,
encomendado a Pedro de Córdoba, con una población general de 15262
indígenas, contaba con 2811 indígenas tributarios que brindaban una tasa total
de 4250 pesos de plata ensayada.28
25 MONZÓN, Luis de. Ibídem, 1586, p.180.
26 Real cédula a favor de Francisco de Dávalos encomendándole Vilcas y los Atabillos, 14 de febrero de
1540. En ALBERDI VALLEJO, Alfredo. 2010. El mundo al revés, Guaman Poma antocolonialista.
Berlín: Wissenschaftlicher Verlag Berlín, pp. 106-107.
27 Cédula de posesión de los Lucanas otorgada por Francisco Pizarro a favor de Vasco de Guevara el 20
de octubre de 1540. En ALBERDI VALLEJO, Alfredo. Ibídem, 2010, pp. 110-111-112.
28 COOK, N. David. 1975. Tasa de la visita general de Francisco de Toledo. Lima: Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, pp. 261-262-263-264. Además véase: STERN, Steve. 1986. Los pueblos indígenas
del Perú y el desafío de la conquista española Huamanga hasta 1640. Madrid: Alianza Editorial.

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Revista del Archivo General de la Nación

En el proceso de las reducciones, el repartimiento de AtunRucanaLaramati


tuvo como cabecera y doctrina principal al pueblo de San Francisco de
Atunrucana, y en la revisita del corregidor Luís de Monzón en 1586, se
constituía en la cabecera principal de 23 pueblos o llaqtas.29 En la quebrada
del río Armamayo se ubicaban 7 asentamientos: San Francisco de Atunrucana
(cabecera principal), San Juan de Malco, San Cristóbal de Chupi, Nombre de
Jesús de Caxamarca, San Andrés de Chuquicancha, Santiago de Cochani y
San Pedro de SalcaRucana. El pueblo de San Cristóbal de Saysa se ubicaba en
una zona elevada y tierra fría. En el valle de Acarí, zona de las cabezadas, de
tierras llanas y calientes por su proximidad a la franja costera, se asentaban los
pueblos de Santo Tomás de Guanca, Santa Lucía de Asqui, Santa Magdalena de
Tambo, Santiago de Queros, San Cristóbal de Hurayguasi (Pueblo Quemado),
Santiago de Antacocha, La Concepción de Guacirana, Santa Caterina de
Yruisa, San Pedro de Palco, San Pedro de Songonchi, San Juan de Ocaña, San
Salvador de Laramati, San Lorenzo de Llauta, San Francisco de Carhuacucho
y San Miguel de Guacuas.

La cabecera y doctrina principal del repartimiento de Rucana Antamarcas


fue el pueblo de La Concepción de Guayllapampa de Apcara, ubicado en la
quebrada del río Apcara a 32 leguas de la ciudad de Huamanga. La revisita del
corregidor Luis de Monzón nos indica que en 1586, la doctrina cabecera de
Apcara, integraba 13 pueblos, sin incluir el asentamiento de Pueblo Quemado.
En la quebrada del río de Apcara estaban asentados 8 pueblos: La Concepción
de Guayllapampa de Apcara (Cabecera), San Cristóbal de Sondondo, San
Pedro de Chipao, San Pedro de Queca, Santa Ana de Guaycabacho, San
Juan de Chacaralla y San Francisco de Pampamarca. Pero, la misma revisita
considera que en los llanos y valles de Chicalla, estaba el pueblo de San
Pablo de Chicalla y los pueblos de San Juan de Colcabamba y San Pablo de
Para. Además, a 16 leguas de Apcara, camino a Huamanga, se ubicaban los
pueblos de Santa Magdalena de Alcamenca y Santiago de Guamanquiquia.
Finalmente, a 17 leguas de Apcara, en el camino que iba Lima, se ubicaba el
asentamiento denominado Pueblo Quemado.

29 MONZÓN, Luis de. Ibídem, 1586, p. 182.

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De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

3. Los Lucaninos en el siglo XVII

3.1. Aspecto demográfico

Durante la visita determinada en el gobierno del virrey Francisco de Toledo


(1569-1581) se registraron en las dos parcialidades lucaninas 4892 indígenas
tributarios y una población general de 26962 habitantes; hacia fines del siglo
XVII habían “padesido total desolación”; en 1692 se registraron en Lucanas
“97 indios originarios tributarios y 55 forasteros” y en Andamarca: “73 indios
originarios tributarios 11 mitmas y 30 forasteros tributarios.30

En el largo siglo XVII, que significó enormes cambios, la década entre


1640 y 1650 comprende el colapso demográfico de los lucaninos. La revisita
del pueblo de Sancos de 1648 describe ampliamente esta terrible situación.
Por ejemplo, en el ayllu Collana se registraron: “3 yndios tributarios, 5
muchachos de menos de 18 años, 2 huérfanos, 26 mujeres de todos estados y
edades”.31 En el ayllu Yanquinac: “2 yndios tributarios, 3 muchachos menos
de 18 años, 1 viejo, 11 mujeres de todos estados y edades”.32 En el ayllu
Andamarca Anyimanc: “4 yndios tributarios, 5 muchachos menos de 18 años,
18 mujeres de todas edades”.33 En el ayllu Cario: “7 yndios tributarios, 10
muchachos menos de 18 años, 35 mujeres de todos estados y edades”.34 En el
ayllu Chauina no se hallaron ningún tributario y se registraron: “4 muchachos
menos de 18 años y 3 mujeres viudas”.35

Del mismo modo, en el pueblo de Arcos (Sancos), que integraba 4 ayllus:


Collana, Cayagua, Chauiña y Maiami, que se hallaban bajo el cacicazgo
de Juan Cuyo de 45 años de edad, se registraron: “11 yndios tributarios, 10
muchachos menos de 18 años, 26 mujeres de todos estados y edades”.36

En el pueblo de Para, constituido por dos ayllus: Collana y Checa bajo el


cacicazgo de Mateo Paniura, se hallaron: “8 yndios tributarios, 10 muchachos
menos de 18 años y 48 mujeres de todos estados y edades”.37
30 AGN (Perú), Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 5, Lucanas, febrero 1720. En documento que citamos, se
encuentra del expediente referido, con el título: Repartimiento de Lucanas y Andamarcas, 1692.
31 AGN, Campesinado, Derechos Indígenas, 9, 119, f. 109v, Sancos (Lucanas), 19 de agosto de 1648. La
referida Revisita y empadronamiento de los indios de San Juan de Sancos (Lucanas), fue realizado por
el Sargento Mayor pedro Bueno de Castillejos, Corregidor y Justicia Mayor de Lucanas, Andamarcas
y Soras.
32 AGN, Ibídem, f. 111.
33 AGN, Ibídem, f. 112v.
34 AGN, Ibídem, f. 114v.
35 AGN, Ibídem, f. 115v.
36 AGN, Ibídem, f. 119.
37 AGN, Ibídem, f. 122v.

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En el pueblo de San Pedro de Chicalla, que integraba dos ayllus (Collana


y Cayagua) y el pueblo viejo de Caxa, de “yndios yungas que mita(ban) al
tambo de Yauca y Chasque de la costa”,38 bajo el cacicazgo de Pedro Yuri,
fueron registrados “8 yndios tributarios, 4 muchachos menos de 18 años y 18
mujeres de todas edades y estados”.39

En otros pueblos, ayllus enteros se hallaban despoblados por muerte de los


indígenas. Este fue el caso de los indígenas del pueblo de Tambo Quemado
que, en 1648 le constaba al Corregidor y Justicia Mayor de la provincia de
Lucanas, Soras y Andamarca, don Pedro Bueno de Castillejo, que al visitarlo
“nunca abisto en el pueblo de Tambo Quemado a la población de indios”40 y
para constatar, los indígenas y caciques de los pueblos vecinos “todos le han
dicho unánimes conformes que los dichos yndios abian despoblado el dicho
pueblo y que ya eran muertos como constaba pues no se cobraba especies ni
tasas ni otra cosa alguna de aquel pueblo”.41 Otro caso es del ayllu Mayami,
integrado al pueblo Concepción de Apcara. Al hallarse en la visita anterior
5 indios tributarios, se revisitó en 1648, pero al llegar al pueblo no hallaron
ninguno y la autoridad virreinal indicaba: “no se sabe de ninguno destoyndios
porque dicen como dicho es son muertos”42.

Sobre el colapso demográfico, la revisita del pueblo es interesante, puesto


que respecto a los muertos, el documento es contundente en afirmar que
las muertes habían sido registradas por el cura, y constantemente se indica
“este yndio consta murió por el libro de coleturia y lo enterró el padre Fray
Sebastían García como consta en la partida del dicho libro”.43 Esto nos permite
considerar que la mayoría de las poblaciones se hallaban despobladas por
muerte; en otros casos se muestra indígenas que se habían retirado del pueblo
o no habían retornado de las mitas, pero fueron registrados como ausentes y
tributarios: “Diego Caquia de 45 años hijo de Francisco Guamani soltero y sin
hijos este yndio dicen los caciques en esta revisita (1548) y en la pasada anda
ausente de muchos años a esta parte y por no dar testimonio ni información se
pone por tributario”.44

La razones principales del colapso demográfico de las poblaciones lucaninas


fueron los trabajos en “la mina de Huancavelica,… sin experimentar descanso
38 AGN, Ibídem, f. 123.
39 AGN, Ibídem, f. 126.
40 AGN, Ibídem, f. 127.
41 AGN, Ibídem, f. 128.
42 AGN, Ibídem, f. 128v.
43 Es sobre la muerte de Salvador Paucara, del ayllu Collana, pueblo de Chicalla, soltero de 37 años y que
murió el 29 de abril 1646. Véase: AGN, Ibídem, f. 123.
44 Del ayllu Collana, AGN, Ibídem, f. 123.

322
De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

ni alivio”45 y principalmente “auer muerto mucha gente con una peste que han
corrido por este reyno y dejado en la dicha provincia muchos pueblos asolados
y no teniendo mis partes con que costear revisita general”.46

Sobre la catástrofe demográfica, las investigaciones de Noble David


Cook para 1520 y 1620,47 así como también la de David J. Robinson sobre
los indígenas Llari Collaguas hacia las dos primeras décadas del siglo XVII,
indican que las epidemias de viruela e influenza afectaron más a las mujeres
que a los hombres.48 Sin embargo, para 1648, la revisita del pueblo de Sancos
de la provincia de Lucanas nos indica mayor despoblamiento de varones
que de mujeres. Tal es el caso que en el ayllu Chauiña no se halló ningún
tributario; en el pueblo de Para se registraron 48 mujeres y esta diferencia se
nota en todos los ayllus y pueblos que se ha descrito anteriormente. Desde
luego, a mediados del siglo XVII, fueron los trabajos de la mita minera en
Huancavelica los que afectaron mayormente a las poblaciones lucaninas, y en
la misma revisita de 1648 se registran numerosos indígenas varones reservados
por fractura, evidencia de trabajos forzados. La revisita menciona: “tributario
reservado Cristóbal Paucara por tener una pierna que es la derecha quebrada
que yo el sargento (Pedro Bueno de Castillejos) doy fee por aberlo visto”.49

Este colapso demográfico, al nivel local, afectó principalmente el usufructo,


la producción y la conservación de las tierras agrícolas.

3.2. Tipos de tierras

En la revista indicada se observa que los indígenas disponían y usufructuaban


tres tipos de tierras: de su morada, de cultivo y tierras comunales de pastoreo
y cultivo. Las tierras de morada eran las pequeñas propiedades que los
indígenas poseían en el interior del pueblo y donde construían sus casas. De
dichas tierras no solamente las familias nucleares -integradas por padres e
hijos- disponían, sino también, las mujeres solteras sin hijos. El registro del
AylloCollana dice: “Catalina Uyac de cincuenta y un años tiene casa… sin
hijos”; así también, las viudas con hijos: “Jacinta Curimilla de quarenta años
su hija Juana de Aguilar de ocho años tiene casa”; y algunas viudas que vivían
45 AGN, Ibídem, f. 128v.
46 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 5, Lucanas, 1694, f. 4v.
47 COOK, Noble David. 2013. La catástrofe demográfica andina: Perú 1520.1620. Lima: Fondo Editorial
Pontificia Universidad Católica del Perú.
48 ROBINSON, David. 2003. Collaguas II: Lari Collaguas, economía, sociedad y población, 1604-1605.
Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú-Universidad de Siracusa, p. LXXVI.
49 Ayllu Chauiña, en AGN, Campesinado, Derechos Indígenas, 9, 119, f. 118, Sancos (Lucanas), 19 de
agosto de 1648.

323
Revista del Archivo General de la Nación

con sus nietos: “Catalina Mayacalla de cinquenta y seis años su nieta María
Paula tiene casa”.50

Las tierras de cultivos fueron registradas como chacras de las que disponían
tanto los curacas como los indígenas tributarios, las viudas, las solteras y los
viejos de cada ayllu. Estaban ubicadas en distintos lugares ya que aún se trataba
de un patrón diseñado para maximizar la producción en cada zona ecológica
y minimizar los riesgos por las heladas. Dichas tierras estaban destinadas
para el cultivo de diversos productos: papa, quinua, olluco, mashua, cebada
y principalmente maíz y trigo, debido a que eran los principales productos
requeridos en las tributaciones. Además, las chacras eran de dimensiones
variadas: entre medio y un tupu principalmente,51 lo cual expresa la baja
producción y que la mayoría de las actividades agrícolas se desarrollaban en
las tierras comunales.

Las tierras comunales eran tanto para las actividades agrícolas ubicadas
próximas a los pueblos reducciones, como también para el pastoreo en aquellas
tierras localizadas en las zonas altas, campo propicio para una producción
variada. Estas últimas se constituían en una estancia, esto es, una choza y
corrales para los ganados de llama y ovino, de los curacas y de los indígenas.

3.3. La economía de los Caciques

La situación económica de los caciques lucaninos durante el siglo XVII es


diferente a la de los caciques de otras regiones. En el Collao, desde fines del siglo
XVI, lograron fundar estancias colectivas con millares de ovejas de Castilla y
pastores asalariados logrando consolidar su poder económico y curacal en el
siglo XVII. Los caciques de Tiahuanaco, a pesar de padecer prisión y penurias
económicas por el incumplimiento de tributación en el colapso poblacional,
mantuvieron estancias de ganado con 6 000 cabezas, chacras de coca y grueso
trajines.52 Los caciques de Cuzco controlaban activos comunales: tierras de
los pueblos, propiedades en la ciudad y en otras parroquias, e inversiones.
Los caciques del Valle de Mantaro controlaron estancias de ganado, casas en
diferentes pueblos de valle, solares, caudales de plata, oro, perlas, diamantes

50 Ayllu Collana, en AGN, Ibídem, f. 108-108v.


51 Existe una variada estimación sobre las dimensiones del tupu colonial: algunos consideran que
equivale al tupu actual de 3.496 m2, otros identifican como de 96 varas reales de largo por 48 de ancho
y también indican que es aproximadamente de 0.32 hectáreas. Véase: ROBINSON, David. Ibídem,
2003, p. LIX.
52 GLAVE, Luis Miguel. 1989. Trajinantes: caminos indígenas en la sociedad colonial (siglos XVI-XVI).
Lima: Instituto de Apoyo Agrario, pp. 207-286-292.

324
De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

y luego obrajes y chorrillos.53 En la sierra central (Huaylas-XVI) la reciente


investigación de Marina Zuloaga subraya que los caciques gobernadores de
Piscapacha, Pachaca y principalmente de las guarangas eran propietarios de
estancias con ovejas, vacas, puercos, caballos, llamas, cabras y obrajes con
indígenas de provisión.54 Del mismo modo, las investigaciones de Karen
Spalding muestran el éxito económico de los curacas y de algunos indígenas de
la provincia de Huarochirí desde la temprana etapa virreinal y los siglos XVII
y XVIII, logrando llevar sus cosechas de sus pequeñas chacras al mercado de
Lima, otorgando ganancias, acumulación de tierras y de bienes.55

En Lucanas la revisita del pueblo de Sancos (1648) nos muestra una


situación distinta. De los 8 caciques registrados en el pueblo de Sancos, solo
el cacique principal y gobernador del ayllu Collana, Domingo Qipca, poseía
una casa, una chacra, veinte yeguas, cien ovejas de Castilla y otras tantas
vacas. Los demás caciques poseían una casa y chacra.56 Un caso excepcional
es el cacique de los pueblos de Huamanquiquia, Huambo y Carapo, en la
cuenca de Qaracha-Pampas (Ayacucho), antiguo dominio de los lucaninos,
que en siglo XVII ya se hallaba constituido a la provincia de Vilcas Huamán.
Se trata de Cristóbal Yanqui Astocuri, que en 1642, tras heredar su cacicazgo,
consolidó su poder local y defensa de las sus tierras en diferentes pueblos y
zonas: Huamanquiquia, diez topos, llamadas antacalla; en Ucho, seis topos;
en Chinchinsa, seis topos; en Caquimarca, cuatro topos; en Tinca, ocho topos
llamados Satumpa, Raquine y Suyopampa; en Calla, quince topos, nombradas
Tacapampa y Ccechagua ocho topos; en Irimpampa, seis topos; en Icalla, cuatro
topos; en Pampamá, cuatro topos; en Unyapampa, seis topos; en Ayquimarca,
dos topos; en Unyapamapa, seis topos de tierras y poseía ganados.57 Además,
los Yanqui Astocuri ostentaron hereditariamente su poder curacal a lo largo
del siglo XVI y XVII.

Pero, para los lucaninos el colapso demográfico entre 1640 y 1650


significó también la pérdida de sus curacas y se produjeron enormes cambios.
De los 8 curacas registrados en la revisita de Sancos, todos habían asumido

53 HURTADO AMES, Carlos. 2006. Curacas, industria y revuelta en el valle de Mantaro (siglo XVIII).
Jauja: CONCYTEC-Halckon editores, p. 92.
54 ZULOAGA RADA, Marina. 2012. La conquista negociada: guarangas, autoridades locales e imperio
en Huaylas, Perú (1532-1610). Lima: IEP-IFEA, pp. 245-246.
55 SPALDING, Karen. 2012. El levantamiento de Huarochirí de 1750: el diario de Sebastián Franco
de Melo. Lima: Centro Peruano de Estudios Culturales, pp. 61-70. Además, véase: De Indio a
Campesino, Cambios de la Estructura Social del Perú Colonial.Lima: IEP, 1974 y Huarochirí,
AnAndeanSocietyUnder Inca and Spanish Rule.Stanford UniversityPress. Stanford, 1984.
56 AGN, Campesinado, Derechos Indígenas, 9, 119, fs. 107-109, Sancos (Lucanas), 19 de agosto de 1648.
57 QUICHUA CHAICO, David. Ibídem, 2013, pp. 88-89.

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Revista del Archivo General de la Nación

recientemente el cargo por muerte de los curacas entre 1644 a 1648, y la mayoría
eran jóvenes entre 22 y 43 años de edad. También la revista nos señala que solo
en el ayllu Yanquinac el cargo de cacique fue por sucesión: “Salvador Añaye
de veynte y dos años hijo de Vicente Guarcaya y de María Sapuma ponese por
mandón desteayllo por ser apropósito para ella”58 y el resto de los caciques eran
indígenas sin línea sucesoria, como también los caciques de segunda persona:;
sobre este último caso indica: “tributario reservado, Alonso Marca de veynte y
seis años su mujer María Carua de la dicha edad. Sus hijos Juan Cisuguamani de
seys años y Juan Lacaro (Lazaro) de tres años y medio tiene casa y chacra este
indio por ser apropósito lo an nombrado los corregidores por segunda persona y
gobernador y oy se reserva de servicios personales”.59

Además, antes de 1645 la línea sucesoria de caciques había perdido su


vigencia, y curiosamente algunos forasteros habían ostentado cacicazgos. Es
el caso de Diego de Rodas, originario de la ciudad de Huamanga, cacique y
mandón del ayllu AndamarcaAnyimanc, por ser esposo de doña Teresa Cargua.60

En consecuencia, la mayoría de los caciques lucaninos del siglo XVII


no eran autoridades locales que ostentaban su cargo por línea sucesoria, ni
mucho menos ancianos lleno de experiencias como usualmente se puede
definir a los caciques. Era una élite local surgida en la crítica situación del
siglo XVII, elegida por autoridades españolas “por ser apropósito para” seguir
controlando y obteniendo beneficios tributarios en una sociedad desolada; que
a pesar de ser caciques privilegiaban con las reservas tributarias, siendo un
cargo que los indígenas ya no deseaban debido a que venían “experimentando
los caziques de ella por los jueces de la provincia varias prisiones y embargos
de sus vienes”.61

4. La sobrevivencia

Para los lucaninos, distinguidos cargadores del Inga y los poblados


mitimaes especializados, el siglo XVII significó una larga desolación de
sus pueblos. En esas condiciones, hasta las últimas del siglo indicado, “an
58 Ayllu Yanquinac, AGN, Campesinado, Derechos Indígenas, 9, 119, f. 110, Sancos (Lucanas), 19 de
agosto de 1648.
59 Ayllu Collana, en AGN, Ibídem, f. 108v.
60 Ayllu AndamarcaAnyimanc, en AGN, Ibídem, f. 112.
61 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 4, Lucanas, 1692. También en la zona de Cuzco, las investigaciones
de David Garret (2009), explica la crítica situación de ser caciques durante el siglo XVII. GARRET,
David. 2009. Sombras del imperio: la nobleza indígena del Cuzco, (1750-1825), Lima: Instituto
de Estudios Peruanos, p. 86.

326
De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

continuado enterando a la mita de Huancavelica treinta yndios cada dos meses


sin descanso ni alivio”,62 para cubrir y abastecer la responsabilidad tributaria
establecida.

En esas condiciones difíciles, inicialmente algunos indígenas lucaninos


optaron convertirse en indígenas forasteros. De esa manera, en 1692 se
registraron 55 indígenas forasteros, permitiendo rebajas tributarias. Sin
embargo, a través de este mecanismo los indígenas perdían su acceso a las
tierras comunales. Por el aumento poblacional de forasteros, el virrey Duque
de la Palata (1681-1689) emprendió una numeración general de los indígenas
desde Paita a Potosí y Santa Cruz de la Sierra afectando también el sur del
Perú, con la finalidad de matricular a los forasteros igual que los indígenas
originarios tributarios.63 Entonces, para desafiar la pérdida de sus tierras y
las ordenanzas virreinales, priorizaron convertirse en indígenas de oficios
especializados, como maestros de capilla y canteros, escribano, barbero y
otros oficios, que la legislación y la sociedad virreinal privilegiaba con rebajas
y reservas de tributos.

En la retasa del 27 de abril de 1692 en el repartimiento de Lucanas, de los 97


indígenas originarios tributarios, lograron rebajar 32 tributarios por disponer
diferentes funciones: caciques (7 indígenas), maestros de capilla y cantores
(20 indígenas), y maestros de escuela preceptores para el servicio de culto
divino de las cinco doctrinas del dicho repartimiento (5 indígenas). Además,
dice el documento que para: “oficios de república se rebajan cincuenta a diez
a cada uno de ellas que son un alcalde, un regidor, un alguacil mayor, un
escribano, un barbero, un herrero, un sastre, un zapatero, un tintorero y un
carpintero que por todos suman ochenta y dos y rebajados de los ochenta
y siete restan quince para reducir la mita cuya séptima parte son dos indios
cargos que han de enterar (entregar) en adelante en la forma que está dispuesta
y se acostumbra”.64

En el repartimiento de Andamarcas, que incluía al pueblo de Chipao, en


1692 de los 73 indígenas originarios tributarios y 11 indígenas mitimaes, se
rebajaron “4 para caziques, 16 para cantores y 4 para maestros de escuela
preceptores para el servicio de culto Divino de las cuatro doctrinas deste
repartimiento y para el de oficios de República se rebajan quarente a diez

62 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 4, Lucanas, 1692.


63 SÁNCHEZ ALBORNOZ, Nicolás. 1978. Indios y tributarios en el Alto Perú. Lima: Instituto de
Estudios Peruanos, p. 48.
64 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 5, Lucanas, 1692.

327
Revista del Archivo General de la Nación

en cada una de ellas que son un alcalde, un alguacil mayor, un escribano,


un barbero, un herrero, un sastre, un zapatero y un carpintero que por todos
suman 64 indios y rebajados de los dichos indios originarios y mitmas restan
20 indios para deducir la mita, cuya séptima parte son tres indios escasos”.65

Precisamente en la zona sur de la región de Ayacucho, los indígenas


priorizaron ser indígenas de oficios especializados y por ello, a comparación de
los indígenas del Alto Perú, no se hallaron en su mayoría indígenas forasteros.
Además, la conversión de indígenas con oficios especializados, no solo la
pudimos hallar en la zona de Lucanas y Andamarcas; también los indígenas
Soras optaron por los mismos mecanismos para reducir sus tributaciones y
su participaciones en las mitas mineras de Huancavelica. Los documentos
nos indican que hacia 1692 los Soras disponían de 161 indígenas originarios
y 28 forasteros tributarios, de los cuales los dichos 161 indios originarios
fueron rebajados: “7 para caciques y cobradores de tasa, 20 para cantores y
maestros de capilla, 5 para maestros de escuela preceptores para el servicio de
culto Divino de las cinco doctrinas deste repartimiento y para el de oficios de
República se rebajan cincuenta e diez en cada una dellas que son un alcalde,
un regidor, un alguacil mayor, un escribano, un barbero, un herrero, un sastre,
un zapatero, un tintero y un carpintero por todos suman 82 rebajados de los
dichos 161 indios originarios restan para reducir la mita 79 tributarios cuya
séptima son once indios cargos que han de enterar (entregar) en adelante los
caciques en la forma que esta dispuesto y se acostumbra”.66

Conclusión
El siglo XVII fue una etapa de destrucción y declinación demográfica de
los lucaninos, antiguos cargadores del inca, como también para los grupos
mitimaes especializados que continuaban viviendo en la región. Pero pudieron
sobrevivir a las encomiendas, reducciones, tributos, mitas mineras y demás
cambios gracias a su energía e ingenio. De esa manera, continuaron con sus
actividades especializadas, ya no como cargadores del inca, maiceros, llameros,
ceramistas, sino en diferentes oficios especializados (sastre, zapatero, tintero),
actividades políticas (alguacil, regidor, alcalde, cacique) y religiosas (cantores,
maestros de capilla, preceptores de culto) importantes en la sociedad virreinal.
Lo cual demuestra la mayor adaptación a las exigencias del virreinato, como

65 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 5v, Andamarcas, 1692.


66 AGN, Gobierno Superior, 2, 64.38, f. 6, Soras, 1692.

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De cargadores del Inca a indígenas de oficios especializados. Los indígenas lucaninos de Ayacucho siglo XVII

también los desafíos y mecanismos para reducir los tributos y los trabajos
forzados en las mitas mineras. En definitiva, por tal razón en Huamanga
principalmente y en otras ciudades, no hay mayor presencia de indígenas
forasteros, como en el altiplano.

Referencias
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- AGN (Perú), Repartimiento de Lucanas y Andamarcas, 1692.
- AGN (Perú), Campesinado, Derechos Indígenas, 9, 119, f. 109v, Sancos
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