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LITERATURA
DERECHO Y
COLECCIÓN
POESÍA
OBRAS COMPLETAS. TOMO II
Presentación
Francisco Távara Córdova
Estudio introductorio
Ricardo González Vigil
Edición
Gladys Flores Heredia
Colección Derecho y Literatura
Biblioteca Enrique López Albújar
Enrique López Albújar
Obras completas. Poesía. Tomo II
2.a ed. Lima: Fondo Editorial del Poder Judicial, 2019.
Colección dirigida por Francisco Távara Córdova.
644 pp., 16 x 22.5 cm
Literatura peruana/Siglo XX/Poesía/Enrique López Albújar
© PODER JUDICIAL
Fondo Editorial del Poder Judicial
Palacio Nacional de Justicia, 1.er piso, oficina 55
Av. Paseo de la República cuadra 2 s/n, Lima, Perú
Teléfono: (511) 410-1010, anexo: 11260
Correo electrónico: [email protected]
Presentación
Enrique López Albújar: juez y poeta XIII
Francisco Távara Córdova
Estudio introductorio
Valoración poética de Enrique López Albújar XIX
Ricardo González Vigil
Poesía
Miniaturas. Álbum de bellezas limeñas (1895)
Confidencia 5
Emperatriz, Srta. Mercedes Rosas 7
Linda del Rímac, Srta. María Palacios 10
Hada Azul, Srta. Julia Fuller 13
Sultaneta, Srta. Rosa Blume 17
Esmeralda, Srta. Inés Canevaro 20
Primavera, Srta. Carmela Sánchez 23
Mignonnette, Srta. Grimanesa Tenaud 26
Bella Florida, Srta. Fortunata Heudebert 30
Rosa Reina, Srta. Virginia Sánchez 34
Azucena, Srta. Graciela Figari 38
Rosa Té, Srta. Emilia Graña 42
Blanca Flor, Srta. Elvira Becherel 46
Colibrí, Srta. Antolina Sotomayor 50
Stella-Aurina, Srta. Carmen del Solar 53
Princesa Sol, Srta. Delfina Laos 57
Parnasianas, Srtas. La Fuente 61
Vestalina, Srta. Manuela Granda 64
Ofelia, Srta. Zoila Heudebert 68
Lulú, Srta. Clementina Melgar 72
Loreley, Srta. Leonor Pflucker 76
Mademoiselle Bijou, Srta. Elvira Ramos 80
Galatea, Srta. Adelina Pezet 83
Presentación XIII
publicados en periódicos, suplementos y revistas. Quienes han
investigado sobre la vida y la obra de este magistrado y poeta, sabrán
que fueron, por lo menos, tres oportunidades en las que López
Albújar fue encerrado en la cárcel porque alguno de sus poemas
incomodó o no fue muy bien recibido por las autoridades. Tal es
el caso, por ejemplo, de los poemas «Ansias» y «Adiós a la patria»,
el primero publicado en La Tunda (1893), bajo el seudónimo de
León Cobos, y contra el general Cáceres; y el segundo, publicado
en el diario El Comercio (1894), en el que criticaba al pueblo por
seguir ciegamente al caudillo Piérola. Se trata de hechos que
nos permiten deducir que para López Albújar la escritura de la
poesía está directamente relacionada con los problemas sociales,
la poesía problematiza y critica el curso de la historia social para
reconducirla; por defecto, la imagen del poeta que proyecta este
modo de comprender la poesía es la de uno que asume su papel
protagónico dentro del curso de la vida social de su nación; un
poeta que busca el equilibrio, la igualdad y la justicia. Dicho de
otro modo, el poeta que dejan ver los versos de López Albújar es
el poeta-juez.
El poema «La bien amada» ofrece esa imagen del poeta-juez. Si
bien el título puede hacernos suponer que se trata de un poema
de corte amoroso y revelador de los sentimientos del poeta hacia
su musa, de lo que se trata más bien es de un poema dirigido
a la ciudad patriótica de Tacna. A continuación, transcribiré un
fragmento breve del poema para que apreciemos esa imagen del
poeta-juez:
Presentación XV
[…] apenas soy un pobre y viejo juez
que en la escabrosa ruta judicial se ha sentido
más de una vez arrepentido y condolido de juzgar,
pues en las veces que ha solido
poner en la balanza de pesar
ajenas culpas y con ellas
un poco de conciencia y equidad,
en el platillo opuesto se ha sentado,
ceñuda, intransigente y fantasmal,
con un libro siniestro entre las manos,
la Ciega Inexorable, haciéndolo bajar (396).
Presentación XVII
Y esta es tu gloria, Bolognesi,
la que te ha hecho simbolizar a un pueblo,
la que, al inmortalizarte en el bronce y en el mármol,
hará que desafíes en su carrera al tiempo (316).
VALORACIÓN POÉTICA DE
ENRIQUE LOPEZ ALBÚJAR
Esteticismo idealizador
Raíces piuranas
1 Ese deseo de López Albújar de escandalizar también existe en su cuento juvenil «La mujer
Diógenes». La búsqueda infructuosa de un ser humano digno de tal nombre, emprendida
por el filósofo griego, se transforma, burlescamente, en el afán de una mujer de buscar
como sea una pareja adecuada.
Alma heroica
3 De todos modos, hay una significativa diferencia: trata al pino como maestro, y no como
familiar, nodriza o paisano (términos aplicados a la cabra, la arena y el burro de Piura).
En un caso, corresponde a raíces comunes de la tierra tacneña; en otro, se trata de una
lección de heroísmo patriótico y de esperanza en la «promesa de la vida peruana». Nótese
que el pino le enseña «amor y tolerancia, / comprensión y equidad», virtudes difíciles de
aprender en una tierra brava como la piurana.
La señorita Colón,
de cuyo nombre está ufana,
no nació, como esas otras,
al golpe de goda espada, […]
para luego ahí quedarse
como simples plazas de armas,
tan simples que hasta sin nombre
Así sea.
Referencias bibliográficas
1 La fecha de publicación de los poemarios no refleja los años de escritura de estos. Así, los
poemas de De la tierra brava (1938) se escribieron durante un periodo de catorce años,
desde 1923 a 1937. En el caso de Lámpara votiva (1964), en el lapso de veintiún años,
desde 1931 a 1952.
2 El Amigo del Pueblo se publicó en Piura entre los años 1904 y 1908. Este semanario de
cuatro páginas no solo es fundado y financiado por López Albújar, sino que este es su único
redactor y propietario. Así, el autor de Miniaturas se encarga de escribir prácticamente
todas las secciones, como «Lecturas para el Pueblo», «Intereses Generales», «Literatura»,
«Burla Burlando»; «Postales» y «Casos y Cosas», a través del uso de diversos heterónimos.
Sostenemos ello toda vez que cada uno de estos alter ego engendrados por López Albújar
escriben diversos tipos de textos. Por ejemplo, Alma Roja es un cronista, pero ocasionalmente
es poeta; Bajonazo es también un cronista; mientras que Arlequín, Rigoletto y don Prudencio
son poetas chanceros con claro estilo panfletario y burlesco; diferente al poeta López Albújar,
a quien podríamos clasificar como un vate de estilo romántico.
3 Lamentablemente, la colección de este semanario lopezalbujariano que custodia la BNP
no está completa, pues, por ejemplo, no tienen los números correspondientes al año 1904,
en los que se publican algunos poemas del autor.
Criterios de edición LI
P OESÍA
Miniaturas.
Álbum de bellezas limeñas
A VOSOTRAS
Reinas de la belleza,
princesas del amor.
R .udos obreros del arte, fatigados con los golpes dados y recibidos
.en la penosa labor de la lucha por la verdad, ansiábamos ya,
en nuestra árida e interminable jornada, un instante de reposo, de
apacible olvido de la prosa vil de la existencia social, cuando el azar
nos ofreció un oasis en medio de la seca y polvorienta ruta. Era
fuerte la tentación y no resistimos. Arrojamos a un lado las pesadas
herramientas, y con ellas los odios y las tristezas; cruzamos por
entre la fresca y discreta sombra del follaje, y nos internamos en
las praderas, anegadas de verdura, donde vuelan enjambres de
purpúreas mariposas, donde soplan solo brisas de pureza, donde
se ostentan lozanas las flores de vuestra portentosa hermosura.
Una vez entre vosotras, os pedimos permiso para descansar
breves instantes a vuestro lado, seguros de que nos lo habéis
de conceder. Luego, cuando el sol se oculte, nos vestiremos
nuevamente el traje del combate, cogeremos nuestras armas, y os
abandonaremos para perdernos entre las brumas de la noche.
Queremos aquí darnos un rato de dulce holganza; sacudirnos
de las exigencias dogmáticas de toda escuela literaria; queremos,
por un momento, olvidar todos los convencionalismos retóricos,
todas las ceñidas fórmulas de las estéticas universitarias, que
no cuadrarían bien a la espontánea e ingenua forma con que
debe ser tratada vuestra hermosura. Queremos este regalo para
vosotras. Si hay pecado en ello, es, ciertamente, excusable. En
todo caso vuestros ojos, en miríada luminosa, pedirán indulgencia
Miniaturas 5
para nosotros, y veréis entonces las graves calvas de los críticos
inclinarse sumisas ante vuestra avasalladora belleza.
¡Cuánto derroche de azul y de rosa! ¡Qué queréis! Viviendo por
un instante con vuestro recuerdo, la imaginación tiene por fuerza
que revestirse con jirones de cielo, con dorados nimbos de luz.
Una duda nos atormenta: tal vez nuestros brazos, endurecidos
con la ruda tarea de cargar pesadas rocas, no puedan, sin torpes
titubeos, serviros la confitura que os ofrecemos en cincelada
vajilla; tal vez nuestros toscos dedos no puedan atar el bouquet con
la exquisita delicadeza a que estaréis acostumbradas, ¡primorosas
miniaturas! Os pedimos perdón por ello: no lo pudimos hacer
mejor, embriagados como estábamos con tanto almíbar, con tantos
perfumes, con tanta luz.
Mañana que se nos culpe de habernos separado de los recios
moldes del análisis; de habernos levantado demasiado del duro
suelo, donde vive la verdad, donde nos llama el estudio realista,
para remontarnos en pleno azul, al reino de los ensueños, nos
quedará al menos el inefable consuelo de saber que, en el fondo
de vuestras lindas cabecitas, vive nuestro recuerdo, como el de
buenos y ausentes camaradas con quienes se ha departido alguna
vez bajo las estrellas.
Lima, 1895
*
Tienes de la nebulosa Germania la mirada vaga, ideal y soñadora
que penetra hasta el alma con cándido atrevimiento. La ardiente
luz de nuestro sol del mediodía se desliza por tus facciones como
sobre el mármol, resaltando tu palidez espléndida, esa palidez
Miniaturas 7
propia de las razas de fino temperamento nervioso, que da a tu tipo
meridional toda la majestad de una estatua y el poético aspecto de
una vestal entrevista en un claro de luna.
Los toques de luz en tu rubia cabellera forman sobre tus sienes
un nimbo de oro. La misma Naturaleza —madre amorosa y sabia—
ha puesto sobre tu frente pensadora una diadema imperial, como si
te aclamara por soberana de la belleza y del talento. ¡Reina coronada
de luz! Ella se ha complacido en formarte llena de perfecciones:
ha dado a tu cuerpo la mórbida esbeltez, el porte majestuoso de
una emperatriz; ha puesto en tus cabellos los suaves reflejos del
oro; en tu rostro la fascinadora expresión de un alma inteligente;
y en la languidez de tus miradas, todas las vagas melancolías del
sentimiento.
*
¿Quién se atreverá a tocar de rodillas el templo de tus íntimas
afecciones, sin sentirse humillado por su pequeñez y por tu
grandeza?
Solo los genios son dignos de ti, virgen rubia.
«Los que se arrastran no te merecen. Eres estrella no ames
reptiles».
*
De conocerte, Bécquer te hubiera dedicado su más sentida rima.
Scopas, el clásico escultor, se hubiera complacido en reproducir
tu espléndido busto en transparente y níveo mármol. Fortuny, el
pintor del colorido vivaz y de los rasgos sutiles, hubiera copiado
en el más primoroso de sus lienzos tu rostro de diosa celta, tu
cabellera en que irradian los áureos arreboles de un sol que surge...
*
Tú has debido vivir en otras épocas mejores; en las épocas de las
leyendas románticas; en el país de los trovadores provenzales, que
hubieran cantado tu prodigiosa hermosura, al pie de tus celosías,
*
¡Virgen pálida, rubia y soñadora! En tu cuerpo, de curvo
lineamiento, hay belleza triunfadora, y en tu alma, tierna y generosa,
hay talento, ese don sublime de que puedes enorgullecerte porque
en ello no tienes muchas rivales.
Te saluda el poeta, y te ofrece, deslumbrado por tus encantos
celestiales, el tributo de su admiración.
Miniaturas 9
Linda del Rímac
— María Palacios —
*
Tomé su retrato. Por fin la tenía delante de mí, como inquiriendo
con sus negros y rasgados ojos un más allá de las miserias terrenales
para perderse, siquiera un instante, en el cielo del amor y de las
voluptuosidades del espíritu…
*
Aquí no puedo menos de creerla un busto de atavío parisiense.
Hija de los gustos plásticos y delicados, señorita de boudoir,
Linda es un modelo de belleza exótica, con todos los refinamientos
del buen tono y las fluctuaciones de la moda elegante; algo así
como una joya americana vaciada en un molde de Benvenuto
Cellini.
Rara vez escancia en la rosada copa de sus labios el néctar de
una sonrisa.
Gusta más del porte señoril y de las miradas indiferentes; gusta
de que todo aquel que intente llegar a la gloria de sus ojos, lo haga
de rodillas y arrepentido de no haberlo hecho antes.
¡Cuántos corazones destrozados, cuántas esperanzas deshechas,
cuántas heridas incurables ha causado esta desdeñosa reina del
amor!...
Miniaturas 11
Todo lo ha recibido como un justo homenaje y todo ha ido a
perderse en el fondo de sus recuerdos.
*
Por fin me quedé satisfecho...
La había saboreado tranquilamente, absorto y mudo.
Yo, el pobre trovadorcillo, me consideraba dichoso de cantarle,
de tenerla muy cerca de mí y de poderle decir a solas: ¡Linda,
bienaventurados los que por ti padecen porque de ellos será el
reino de la belleza!...
Luego, poco a poco, se bajaron mis párpados, y al través de
aquel velo de oscuridad impenetrable creía contemplarla aún, tal
como la había visto la víspera, cuando la tarde estaba tibia y el cielo
límpido como una mirada azul...
I
Princesita de frescos matices,
princesita de tez opalina,
pura y lúcida aurora que esparces
amor en el alma de aquel que te mira;
Miniaturas 13
II
Esperanza que vives de engaños,
ilusión que la mente acaricias,
corazón que en el fondo del pecho
por sueños fugaces y locos palpitas;
respondedme: ¿qué fuego la alienta
y qué rayo de sol la ilumina,
o qué tinte le da aquel aspecto
que lleva en el rostro la Virgen María?
III
¡Hada Azul!, espejismo que arrastras
con tus dulces caprichos de niña;
¡Hada Azul!, ilusión que te llevas
jirones del alma por cada sonrisa;
¡Hada Azul!, yo te aclamo la regia
y pomposa oriental princesita,
la sultana de bíblicos sueños,
la estrella escapada del cielo de Esmirna...
IV
Ruborosa y severa, ayer tarde
por las calles, de negro vestida,
como un rayo de luz en la sombra,
la vi deslizarse a la ideal señorita.
¿Por qué flor, que nació con el alba
y murió con la luz vespertina,
aquel brillo fantástico lleva
que el alma entristece de aquel que la mira?...
VI
Embriagados los hombres te alaban
y en la mente tu nombre acarician;
las mujeres afilan su encono,
y al verte te arrojan nerviosa sonrisa;
pero tú, como el lirio que deja
un desmayo de aroma en la brisa,
vas dejando en las almas de todos
estelas de gloria y espasmos de vida...
VII
¡Hada Azul!, cuando estés en el templo
como pálida Virgen María,
coronada la frente de azahares,
tu mano en la mano del novio escondida,
y el despecho se encienda en el fondo
de las almas que bien te querían,
¿qué dirás ante tantos reproches,
qué harás ante tanta esperanza perdida?
Miniaturas 15
VIII
Trovadores de largas melenas,
señoritos de frac y levita,
jactanciosos varones que siempre
pensáis en que todas al veros suspiran;
seductores y locos amantes
que os engaña una simple sonrisa;
preparad vuestros ojos al llanto
que pronto os arrancan la ideal margarita.
IX
¡Hada Azul!, espejismo que arrastras
con tus dulces caprichos de niña;
¡Hada Azul!, ilusión que te llevas
jirones del alma por cada sonrisa;
¡Hada Azul!, yo te aclamo la regia
y pomposa oriental princesita,
la sultana de bíblicos sueños,
la estrella escapada del cielo de Esmirna...!
Miniaturas 17
vuelan al ras de las aguas mojándose las puntitas de sus alas y
piando de placer.
»Cogió las rosas encarnadas de Tracia, y de sus más tiernos y
fraganciosos pétalos hizo tu boca, que seduce a cuantos la ven.
»De escogidas perlas de Basora, formó tus dientes, hechos
solamente para morder frutas maduras.
»El mismo Alá modeló tu barbita tersa y pulimentada como el
marfil, con prolijidad exquisita.
»Le dio a tu delicado talle la gallardía de una tierna palmera
nacida a orillas del Nilo.
»¡Bendito sea Alá, hechicera Sultaneta!
»Yo pienso edificarte un palacio todo de pórfiro y oro, adornado
con ricos tapices fabricados en Teherán y Fez; un trono de inmensa
gradería cuyos peldaños estén alfombrados con pieles de tigres de
Bengala y de osos blancos de Siberia, y con melenas de leones del
Atlas.
»En invierno te obsequiaré albornoces tejidos con plumones
de avestruz, para que resguardes tu cuerpo de los rigores del frío.
Haré entibiar tu cámara con estufas en que se quemarán cedros
del Líbano, mirra y áloe. Y en tu amplio baño de mármol azulado, el
agua tibia y perfumada con zumo de nardos de Alejandría, saliendo
en numerosos hilos por artísticos surtidores, te dará calor y alegría.
»En el ardiente verano saldrás a aspirar frescas ráfagas de
aire al Bósforo, en una góndola ligera, con doce remeros y otras
tantas odaliscas que te cantarán canciones de amor, lánguidas y
voluptuosas; mientras tú, recostada muellemente en la popa, bajo
un dosel de sedas, dejarás, soñolienta y perezosa, caer tu brazo
fuera de la góndola, de tal modo que las puntas de tus dedos vayan
tocando el agua dormida y abriendo una estela salpicada de líquidas
perlas. Dos niños de Nubia te darán aire con grandes abanicos
de siete colores. Allí mismo te bañarás, acompañada de tus lindas
esclavas —menos lindas que tú— y todas juntas pareceréis un albo
grupo de ondinas retozonas.
Miniaturas 19
LITERATURA
DERECHO Y
COLECCIÓN
Poesía, tomo II de las Obras completas, de Enrique López
Albújar, reúne los poemarios Miniaturas. Álbum de
bellezas limeñas (1895), De la tierra brava. Poemas
afroyungas (1938), La bandera y Anoche estuve en Piura
(1954), Lámpara votiva (1964) y recoge también poemas
publicados en periódicos, suplementos y revistas. Si
examinamos los poemas compilados en el presente tomo,
podremos constatar que el quehacer literario, el trabajo
judicial y el sentimiento cívico de López Albújar van de la
mano, y, sobre todo, podremos tener frente a nosotros la
palabra y las convicciones irrenunciables de un hombre
íntegro y ejemplar que impartió justicia como juez y que la
simbolizó y buscó como poeta. Cuando Enrique López
Albújar cumplió 89 años, el entonces Ministerio de
Educación Pública le dio la noticia de que editarían sus
obras completas; sin embargo, la muerte se lo llevó a sus
93 años sin ver la plasmación de ese reconocimiento
institucional. A veces la justicia madura con el tiempo y
llega a colocar las cosas en su sitio. De un siglo a otro
hemos tomado la posta de la publicación de sus obras
completas como un homenaje a un hombre de letras y
leyes cuyo trabajo como juez y como poeta engrandece
nuestra historia nacional.
ISBN: 978-612-48118-5-2