Trabajo de Laboral La Remuneración
Trabajo de Laboral La Remuneración
Trabajo de Laboral La Remuneración
Palacios (2019) “La Constitución peruana establece que los trabajadores tienen el
derecho a recibir una remuneración justa y suficiente, dándole prioridad sobre otras
obligaciones del empleador”. Este derecho, esencial para el bienestar material y
espiritual del trabajador y su familia, refleja el principio de dignidad de la persona,
asegurando que la remuneración no solo cubra necesidades materiales, sino
también contribuya a la realización personal y familiar.
La dimensión formal establece que se debe dar un trato igual a quienes son iguales
y un trato desigual a quienes son diferentes. No exige un trato igual para todos, sino
la justificación del trato desigual, e incluso la justificación del trato igual si existen
diferencias significativas que justifiquen un trato diferente. En el ámbito público, la
dimensión formal se refleja en el derecho de igualdad ante la ley, que implica que los
ciudadanos se sometan a un ordenamiento jurídico igual para todos, sin privilegios.
Este derecho se vincula con la generalidad e impersonalidad de las normas,
exigiendo que los poderes públicos apliquen dichas normas de manera general, sin
excepciones, para mantener la igualdad.
El derecho "a la igualdad de los demandantes para percibir una remuneración por
igual labor y por igual categoría", según fundamenta el Tribunal Constitucional en su
sentencia, constituye una expresión del mandato de no discriminación. Aunque este
derecho no cuenta con un reconocimiento expreso en la Constitución peruana, su
conexión con el principio de no discriminación se deduce de los instrumentos
internacionales de derechos humanos, reconocimiento que la Constitución misma
respalda al interpretar sus disposiciones de acuerdo con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y los tratados internacionales ratificados por el Perú.
Sin embargo, en las etapas iniciales de la configuración del derecho a percibir una
igual remuneración por un trabajo igual, su aplicación efectiva depende de la
identidad de los trabajos sujetos a comparación, identidad que no siempre es posible
de probar o es improbable en mercados laborales con patrones de segregación. En
estos casos, hombres y mujeres, por ejemplo, no suelen tener las mismas
ocupaciones, ya que el mercado laboral refleja a menudo la asignación de roles
según los grupos sociales, manteniendo la segregación a pesar de que dichos
grupos podrían acceder a ciertas ocupaciones en ciertos sectores del mercado
laboral.
Es por ello que los instrumentos internacionales posteriores a la Declaración
Universal de Derechos Humanos, citados por el Tribunal, vinculan el derecho a la
igual remuneración no solo con motivos prohibidos específicos, como el sexo, sino
también con el concepto más amplio de "trabajo de igual valor". Por ejemplo, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales establece en su
artículo 7.a.i el derecho a un salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin
distinciones de ninguna especie.
En última instancia, el derecho a una igual remuneración por trabajo de igual valor
no prohíbe las desigualdades salariales en sí, sino que prohíbe que estas
desigualdades se basen en motivos prohibidos, permitiendo así determinar la
discriminación salarial incluso entre trabajos que no sean idénticos, especialmente
en mercados laborales con patrones de segregación basados en dichos motivos.
El Tribunal señala que los documentos más relevantes presentados por los
demandantes fueron las boletas de pago de trabajadores que percibían
remuneraciones menores que el promedio en sus categorías salariales, pero no
parece haber indagado si esas diferencias se basaban en motivos prohibidos, y
tampoco determinó si los trabajos a comparar eran realmente idénticos. En uno de
los casos, la desigualdad involucraba a una trabajadora mujer y un trabajador
hombre, lo cual no constituía, según la sentencia, un indicio suficiente de
discriminación salarial. Además, las diferencias salariales no superaban el 15%, lo
que podría sugerir que la desigualdad no era irrazonable.
Acuerdo Escrito: Para que la reducción salarial sea válida, es necesario que
exista un acuerdo escrito entre el empleador y el trabajador. Este acuerdo
debe establecer claramente los términos y condiciones de la reducción.
Reducción a Futuro: La reducción no puede afectar periodos ya devengados;
debe aplicarse a periodos futuros.
Sueldo Mínimo Vital: El nuevo sueldo acordado no debe ser inferior al Salario
Mínimo Vital establecido por las leyes laborales. En el ejemplo mencionado,
se refiere a S/ 930.
Justificación Objetiva: Debe existir una justificación objetiva para la reducción
salarial. Por ejemplo, situaciones económicas difíciles para la empresa
podrían ser una razón válida.
Continuidad de Funciones: Si el trabajador sigue desempeñando las mismas
funciones y manteniendo el mismo horario, la reducción salarial puede
considerarse injustificada.
Causas Objetivas para la Reducción: Se menciona que una causa objetiva
podría ser una situación económica difícil para la empresa. Otra situación
podría ser la solicitud del trabajador de reducir su jornada laboral.
Es importante destacar que, si se realiza una reducción salarial sin el acuerdo del
trabajador o sin cumplir con los requisitos mencionados, puede considerarse un acto
de hostilidad laboral. En tal caso, el trabajador tiene el derecho de presentar una
denuncia ante la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil). Un
inspector podría requerir al empleador revertir la medida y reintegrar los beneficios
sociales pagados de manera incompleta. En caso de incumplimiento, el empleador
podría enfrentar sanciones.
Se destaca que el derecho a la remuneración es esencial en la relación
laboral, tiene carácter alimentario y tiene prioridad sobre otras obligaciones
del empleador en cuanto a la prohibición del descuento indebido se menciona
que el Convenio N° 95 de la OIT prohíbe cualquier descuento de salarios
destinado a obtener o conservar el empleo.
Conclusiones