Guerras Médicas
Guerras Médicas
Guerras Médicas
Las guerras médicas fueron una serie de conflictos entre el Imperio aqueménida de Persia y las
ciudades-estado del mundo helénico que comenzaron en 492 a. C. y se extendieron hasta el año 449 a.
C. La colisión entre el fragmentado mundo político de la antigua Grecia y el enorme imperio persa
comenzó cuando Ciro II el Grande conquistó Jonia en el 547 a. C. y tuvo dos momentos críticos en las
dos expediciones fallidas de los persas contra Grecia, en el 490 a. C. y desde el 481 a. C. hasta el 479 a.
C., conocidas respectivamente como primera y segunda guerra médica. El enfrentamiento entre griegos
y persas, del que las guerras médicas fueron solo una fase, duró en total más de dos siglos y culminó
con la conquista y disolución del Imperio aqueménida por Alejandro Magno en el siguiente siglo.
Los propios griegos se refirieron a estas guerras como el «asunto medo» (Μηδικά, Mĕdiká), pues
aunque eran perfectamente conscientes de que el Imperio aqueménida, su enemigo, estaba gobernado
por una dinastía persa, conservaron para este el nombre con que fue conocido antes, Media, una región
contigua a Persia sometida a su imperio.
Dario I, sucesor de Ciro, gobernó las ciudades griegas con tacto y procurando ser tolerante. Pero, como
habían hecho sus antecesores, siguió la estrategia de dividir y vencer: apoyó el desarrollo comercial de
los fenicios, que formaban parte de su imperio desde antes, y que eran rivales tradicionales de los
griegos. Además, los jonios sufrieron duros golpes, como la conquista de su floreciente suburbio de
Naucratis, en Egipto, la conquista de Bizancio, llave del mar Negro, y la caída de Síbaris, uno de sus
mayores mercados de tejidos y un punto de apoyo vital para el comercio.
De estas acciones se derivó un resentimiento contra el opresor persa. El ambicioso tirano de Mileto,
Aristágoras, aprovechó este sentimiento para movilizar a las ciudades jónicas contra el Imperio persa,1
en el año 499 a. C. Aristágoras pidió ayuda a las metrópolis de la Hélade, pero solo Atenas, que envió
veinte barcos (probablemente la mitad de su flota) y Eretria (en la isla de Eubea), acudieron en su
ayuda; no recibió ayuda de Esparta. El ejército griego se dirigió a Sardes, capital de la satrapía persa de
Lidia, y la redujo a cenizas,2 mientras que la flota recuperaba Bizancio. Darío I, por su parte, envió un
ejército que destruyó al ejército griego en Éfeso3 y hundió la flota helena en la batalla naval de Lade.
Tras sofocar la rebelión, los persas reconquistaron una tras otra las ciudades jonias y, después de un
largo asedio, arrasaron Mileto. Murió en combate la mayor parte de la población, y los supervivientes
fueron esclavizados4 y deportados a Mesopotamia.
Acrópolis de Atenas
El victorioso Milcíades quiso aprovechar el momento de gloria para expandir el poder de Atenas en el
mar Egeo, por lo que poco después de Maratón envió una parte de la flota contra las islas Cícladas,
sometidas todavía a los persas. Atacó la isla de Paros, exigiendo a sus habitantes un tributo de cien
talentos, y al negarse la ciudad le puso sitio, pero la defensa fue tan ardua que los griegos tuvieron que
contentarse con unos pocos saqueos. Este pobre resultado empezó a desilusionar a los atenienses con
respecto a Milcíades, llegando a verle incluso como un tirano que despreciaba las leyes.
Los enemigos de Milcíades le acusaron de haber engañado al pueblo y le sometieron a proceso, en el
que no se pudo defender por haber sido herido en un accidente y estar postrado en una camilla. Se le
declaró culpable, salvando la pena capital común en estos casos por los servicios prestados antes a la
patria condenándole a pagar la elevada suma de 50 talentos. Poco después moriría a causa de sus
heridas. Será ahora Temístocles quien tome las riendas de Atenas.
En el año 481 a. C. los representantes de diferentes póleis, encabezadas por Atenas y Esparta, firmaron
un pacto militar (symmaquia) para protegerse de un posible ataque del Imperio aqueménida. Según este
pacto, en caso de invasión correspondería a Esparta la tarea de dirigir el ejército helénico. Su resultado
fue una tregua general, que incluso propició el regreso de algunos desterrados.
Las Termópilas
Artículo principal: Batalla de las Termópilas
Salamina
Con el paso de las Termópilas franco, toda la Grecia central estaba a los pies del rey persa. Tras la
derrota de Leónidas, la flota griega abandonó sus posiciones en Eubea y evacuó Atenas, buscando
refugio para las mujeres y los niños en las cercanías de la isla de Salamina. Desde ese lugar
presenciaron el saqueo e incendio de la Acrópolis por las tropas dirigidas por Mardonio.
A pesar de ello, Temístocles aún tenía un plan: atraer a la flota persa y entablar batalla en Salamina, con
una estrategia que lograría vencerles. Se cuenta que Temístocles envió a su esclavo Sicino ante el rey
de Persia (o el eunuco Arnaces, según la fuente), haciéndose pasar por traidor, para contarle que parte
de la armada griega escaparía de noche, incitando de este modo a Jerjes para que dividiera su flota
enviando parte de ella a cerrar el canal por el otro lado, pero no está comprobado.
Lo cierto es que Jerjes decidió entablar combate naval, utilizando un gran número de barcos, muchos
de ellos de sus súbditos fenicios. Sin embargo, la flota persa no tenía coordinación al atacar, mientras
que los griegos tenían perfilada su estrategia: sus alas envolverían a los navíos persas y los empujarían
unos contra otros para privarlos de movimiento. Su plan resultó, y el caos cundió entre la flota persa,
con nefasto resultado: sus barcos se obstaculizaron y chocaron entre sí, yéndose a pique muchos de
ellos, y contando además con que los persas no eran buenos nadadores, mientras que los griegos al caer
al mar podían nadar hasta la playa. La noche puso fin al combate, tras el cual se retiró destruida la
otrora poderosa armada persa. Jerjes presenció impotente la batalla, desde lo alto de una colina.
Los helenos sabían que cuando llega la hora del combate, ni el número ni la majestad de los
barcos ni los gritos de guerra de los bárbaros pueden atemorizar a los hombres que saben
defenderse cuerpo a cuerpo, y tienen el valor de atacar al enemigo.
(Plutarco)
Pentecontecia
Aparece la llamada Pentecontecia, término usado para referirnos al período de la historia de Grecia
desde la derrota de los persas en la segunda guerra médica en Platea, al inicio de la guerra del
Peloponeso, concretamente la guerra arquidámica, en 432 a. C.
Fue un conflicto que enfrentó a las ciudades de la Liga del Peloponeso, encabezadas por Esparta, a las
de la Liga de Delos, encabezadas por Atenas, y el comienzo de la tercera guerra médica en 471 a. C.