IFRH 2018 Paper 70
IFRH 2018 Paper 70
IFRH 2018 Paper 70
Nicolás Rodríguez Bormioli1, Marisol Reale1, Sergio Hanela1, María de los Ángeles Davico2, Yanina
El Kassisse1, Damiano Tagliavini3, Alicia Duek2, Eduardo A. Comellas2, Carlos E. Gómez1
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Instituto Nacional del Agua –Centro de Tecnología del Uso del Agua
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Instituto Nacional del Agua–Centro de Economía y Legislación del Agua
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CONICET/INA
E-mail: [email protected]
RESUMEN
El presente trabajo tiene por objetivo relevar y comparar los parámetros de vertido a redes cloacales y cuerpos
superficiales establecidos por las distintas normativas que regulan las descargas de efluentes líquidos
realizadas por establecimientos industriales y comerciales. El análisis se circunscribe a las provincias de
Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, San Juan y Santa Fe y al Área Metropolitana de Buenos Aires, que incluye
normas de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) y el Marco Regulatorio de la Concesión
del sistema cloacal efectuada a la empresa Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AySA). Se relevaron las
diversas normativas vigentes que regulen la composición de los efluentes líquidos en las jurisdicciones
analizadas. La información recabada se plasmó en una tabla a fin de permitir el análisis comparativo de los
parámetros y los mismos fueron agrupados para su presentación gráfica. Se encontraron diferencias en las
distintas jurisdicciones en la regulación de control del vuelco a los diferentes destinos, tantos en las formas
(concentración, carga másica, objetivos de calidad), como en los rangos de concentraciones regulados,
presentándose para algunos parámetros una significativa amplitud de concentración. También se observaron
diferencias en las técnicas analíticas para regular determinados parámetros como así también en la
nomenclatura utiliza. Es necesario la unificación de las mismas debido a que diferentes criterios de vertido a
cuerpos superficiales dificultan la adopción e implementación de presupuestos mínimos con consenso de las
provincias.
INTRODUCCIÓN
La Constitución Nacional Argentina (C.N.A.) adopta la forma federal de gobierno; la misma se caracteriza por
la descentralización del poder, dándoles cierto grado de autonomía a las provincias y reconociendo el poder
originario de las mismas. Con la reforma constitucional de 1994, las provincias delegaron en forma expresa a
la Nación la facultad de establecer normas de presupuestos mínimos en materia ambiental. El artículo 41 de la
C.N.A. establece que “La Nación dictará las normas de presupuestos mínimos de calidad ambiental y las
provincias las necesarias para complementarlas”. A pesar de ello, la delimitación de los ámbitos de actuación
nacional y provincial sigue generando dificultades y conflictos que restringen en la práctica, el margen de
posibilidades para el ejercicio de las mencionadas potestades por parte de la Nación. De esta manera se dificulta
la regulación de cuestiones ambientales como ser límites de vuelco en casos como las cuencas hídricas que
traspasan varias jurisdicciones, pudiéndose encontrar más de un organismo de control para la misma cuenca,
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cada uno con sus normas y requisitos. Una industria podría entonces estar sujeta al cumplimiento de más de
un cuerpo normativo con sus respectivos límites de vuelco. También ocurre que diferentes actividades
productivas, aun cuando descargan a un mismo cuerpo de agua, deben cumplimentar requisitos diferentes en
función de la jurisdicción en la que se encuentren. A su vez, las normas se encuentran dispersas en las diferentes
páginas web de los organismos dificultando su consulta por parte del usuario, a lo que se adiciona el hecho de
que las normas suelen ser derogadas, complementadas y/o modificadas parcialmente, generando de este modo
una gran cantidad de normativas que dificultan su acceso e interpretación por parte de los establecimientos que
deben cumplirlas.
El objetivo de este trabajo consiste en relevar y comparar los parámetros de vertido establecidos por las
distintas normativas que regulan las descargas de efluentes líquidos realizadas por establecimientos
industriales y comerciales. El presente análisis se circunscribe a las provincias de Buenos Aires, Mendoza,
Córdoba, San Juan y Santa Fe y al Área Metropolitana de Buenos Aires, que incluye normas específicas de la
Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) y el Marco Regulatorio de la Concesión del sistema
cloacal efectuada a la empresa Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AySA) cuya área de concesión abarca
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y parte del territorio provincial homónimo.
METODOLOGÍA
Se realizó una exhaustiva búsqueda y análisis de las normativas vigentes en las jurisdicciones analizadas que
establecieran limitaciones en las características de los efluentes líquidos a ser vertidos en redes cloacales o
cursos de agua, que son los dos cuerpos receptores más frecuentes. No se contemplaron condiciones para
descarga a mar abierto, absorción por suelo, u otros que pudieran referirse en normas específicas. Tampoco se
analizaron los requisitos para reuso, salvo algunas cuestiones generales al respecto. La información recabada
se plasmó en una tabla a fin de permitir el análisis comparativo de los parámetros controlados por cada cuerpo
normativo y los valores establecidos en cada caso. En las normas analizadas los límites de vertido varían según
el cuerpo receptor de las descargas y, algunos casos, también presentan variaciones en función de las
características de los mencionados cuerpos receptores y/o los puntos de vertido. Los datos se agruparon para
su presentación gráfica con el objetivo de facilitar su análisis comparativo.
Como se mencionó, cada provincia tiene la potestad de regular en materia ambiental dentro de su jurisdicción,
potestad que incluye la definición de límites de vuelco como así también cuestiones relacionadas a los
diferentes requisitos a los que estarán obligadas las industrias. En algunos casos, coexisten diversas normativas,
en función del destino final del vuelco. A continuación, se describen someramente las principales normas
analizadas de las jurisdicciones mencionadas a los fines de este trabajo:
Provincia de San Juan: La norma provincial analizada fue el Decreto 2.107/06, enmarcado bajo la Ley
Provincial 5.824/87. Sus autoridades de aplicación son el Departamento de Hidráulica de la Secretaria del
Agua, en lo que respecta a vertidos a cuerpos de agua superficial y la empresa Obras Sanitarias Sociedad del
Estado (OSSE), para vuelcos a la red cloacal. El objetivo de la norma es la preservación de los recursos de
agua, suelo y aire a fin de evitar la alteración de las aguas superficiales y subterráneas y minimizar los riesgos
de contaminación, alcanzando a las actividades industriales, comerciales, agropecuarias, mineras, de servicio
y a cualquier otra que genere efluentes, de tipo industrial, agropecuario, minero o doméstico. Entre algunas de
sus consideraciones se encuentra el otorgamiento de permisos de vuelco precarios, previa inscripción en el
registro especial para establecimientos industriales con vuelco efluentes, la solicitud de factibilidad hidráulica
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del operador para el caso de vertidos a red cloacal, y la prohibición de introducir efluentes cloacales a la red
de riego, ya sean tratados o no, imposibilitando su reuso con este fin.
Provincia de Córdoba: La norma provincial analizada fue el Decreto 847/16 cuya autoridad de aplicación es
la Secretaría de Recursos Hídricos. La norma alcanza a las personas físicas o jurídicas en sus actividades
potencialmente impactantes de forma tal de evitar efectos perjudiciales sobre el ambiente como consecuencia
de esa actividad. Contempla la inscripción en el Registro de Actividades Antrópicas Generadoras de Efluentes,
el otorgamiento de permisos precarios, con previa factibilidad hidráulica del operador para cloacales, entre
otros aspectos. Clasifica a las actividades industriales, comerciales y de servicios según la naturaleza de los
efluentes, previamente a su tratamiento (categoría I: sustancias tóxicas y/o peligrosas, categoría II: con carga
orgánica biodegradable, categoría III: efluentes cloacales). También promueve el reuso de agua residual e
incentiva el reciclado y reuso de efluentes líquidos de todo tipo como medida de manejo eficiente y sustentable
del recurso hídrico y establece que se podrá exigir dicha medida frente a situaciones de escasez de fuente o de
incapacidad de admisión en el cuerpo receptor. En su anexo III establece 8 (ocho) categorías de reuso posibles
y prohíbe el reuso para determinados fines. También autoriza descargas a canales de riego con autorización.
Prohíbe la dilución de los efluentes previamente a su vuelco. En el anexo I establece los límites de vuelco a
aguas superficiales y algunas observaciones técnicas adicionales a tener en cuenta, adicionalmente a los límites
de concentración para vuelco.
Provincia de Santa Fe: Las normas analizadas fueron las Resoluciones 1.572/17 y 234/11 del Ente Regulador
de Servicios Sanitarios (ENRESS) y la Resolución 1.089/82 de la Dirección Provincial de Obras Sanitarias
(Di.P.O.S). Cabe destacar que en el caso de la Res. 1.572/17, su jurisdicción de aplicación no contempla el
área de la concesión de Aguas Santafesinas S.A., la cual cuenta con la Ley 11.220 para vuelcos a su colectora
cloacal. Debido a que la Res. 1.572/17 posee los mismos límites que la ley 11.220 a los fines del análisis se
adoptó la Res. 1.572/17, pero se entiende que ambas resultan coincidentes. Las tres normativas establecen
límites para vertidos industriales. Por un lado, las dos normas del ENRESS, plantean límites para la descarga
de efluentes cloacales diferenciándose en que la Res. 1.572/17 establece valores considerablemente más
restrictivos, y establece valores para los parámetros de Nitrógeno total y amoniacal y Fósforo total. También
crea un Registro de Generadores de desagües industriales, prohíbe la dilución del efluente previo a su vuelco
y clasifica los efluentes en 5 categorías según el tipo de industria, siendo la última de estas, que incluye los
rubros de mayor relevancia ambiental, no admisible para su vuelco a la colectora. Establece límites
obligatorios, condiciones recomendadas (sugeridas como objetivos de operación normal) y obligatorios sin
tratamiento. Tal como está redactada la norma, no resulta fácil, especialmente para un usuario industrial ajeno
a los detalles técnico-legales, identificar fácilmente que los límites que debe cumplimentar su establecimiento
corresponden a “Límite obligatorio sin tratamiento” mientras que los otros se refieren a vertidos de las
prestadoras de servicios cloacales. La Resolución 1.089/82 establece la aprobación del reglamento de control
del vertimiento de líquidos residuales, tanto para colectora cloacal y cuerpo de agua superficial, entre otros,
aplicable a toda la provincia. Dicha normativa regula determinados parámetros según la dilución del efluente
con el caudal del cuerpo receptor, y la distancia del vuelco a la toma de agua más próxima, estableciendo entre
seis y siete valores distintos para determinados parámetros, habiéndose tomado en cuenta los valores más
restrictivos de cada uno de ellos para el análisis posterior. En el caso de sustancias tóxicas que generen olor,
sabor o interfieran en el proceso de potabilización de agua para consumo humano, las mismas no podrán
superar los valores admisibles para agua de bebida, con la salvedad de las sustancias enumeradas en la
Resolución (principalmente metales y otros compuestos tóxicos) que poseen siete valores admisibles según los
criterios explicados anteriormente. La norma establece que ante la presencia (no especifica niveles de
cuantificación o detección) de tres o más compuestos restringidos, aún por debajo de los límites permitidos, la
autoridad de aplicación lo considere en base a criterios toxicológicos.
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Provincia de Mendoza: Las normas provinciales analizadas fueron la Res. 778/96 cuya autoridad de aplicación
es el Departamento General de Irrigación (DGI) y reglamenta el control de vuelcos industriales a cuerpos de
agua superficial, regula la protección de la calidad de las aguas del dominio público provincial y establece la
obligatoriedad de inscribirse en el Registro Único de Establecimientos (RUE), y el Decreto 1.418/97 cuya
autoridad de aplicación es la empresa Agua y Saneamiento Mendoza (AySAM) y rige para el control de
vuelcos a colectora cloacal. La Res. 778/96 establece límites permitidos y tolerables determinando que los
primeros no deben ser sobrepasados por nuevas industrias y que “no se permitirán el vuelco de más de tres
parámetros dentro de lo tolerable por establecimiento, independientemente de la cantidad de puntos de vuelcos
separados con que cuente.” Si bien, la redacción puede ser confusa, se entiende que el texto refiere a tres
parámetros, por encima del máximo permitido, pero debajo del tolerable. En casos específicos (p.e. cercanía
a tomas de agua de bebida, afectación de aguas subterráneas, algunos cuerpos receptores, etc.) se establecen
condiciones particulares para el límite permitido. El Decreto 1.418/97 otorga en concesión la prestación del
servicio público de agua potable y desagües cloacales a AySAM requiriendo la colección, tratamiento,
disposición de desagües cloacales e industriales cuyo vertimiento al sistema cloacal sea legal o
reglamentariamente admisible. También indica que la empresa puede recibir y tratar desagües industriales no
asimilables a desagües cloacales en los términos enunciados en el Decreto.
Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): El AMBA está conformada por la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y los partidos de la Provincia homónima que conforman el conurbano bonaerense. Dentro de este
territorio coexisten legislaciones de alcance nacional, provincial, municipal y de cuenca, cada una con su
respectivo organismo de fiscalización y criterios de vertido. Esto conlleva superposiciones en materia de
control. Existen casos donde un mismo establecimiento puede ser fiscalizado por hasta cinco organismos de
control y estar sujeto a cuatro normativas con límites de vuelco diferentes.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA): La Ley 3.295/2010 denominada “Ley de gestión ambiental de
aguas de la CABA” fija los usos prioritarios y estándares de calidad para las aguas de dominio público, y
determina que los límites de vertido de efluentes líquidos a cursos superficiales y a conductos pluviales, que
deberán reglamentarse, no podrán exceder las tolerancias establecidas en el Decreto Nacional 674/89.
Consecuentemente, y hasta que se reglamente la mencionada Ley, rigen los límites de vuelco establecidos por
el Decreto 674/89 y sus normas complementarias (Res.79.179/90). La Autoridad de Aplicación es la Agencia
de Protección Ambiental (APrA).
Provincia de Buenos Aires: la norma que rige en dicha jurisdicción es la Resolución 336/2003 de la Autoridad
del Agua Provincial, que en su Anexo II establece los parámetros de calidad de las descargas a colectora cloacal
y a cuerpos de agua superficial, entre otros. En este caso, la aplicación, reglamentación y vigilancia se
encuentra en manos de la Autoridad del Agua (ADA) Provincial.
Cuenca hídrica Matanza-Riachuelo: La misma se asienta sobre terrenos de la CABA y la Provincia de Buenos
Aires. La Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) fue creada mediante la Ley Nacional 26.168,
que también define: “Las facultades, poderes y competencias de la ACUMAR en materia ambiental prevalecen
sobre cualquier otra concurrente en el ámbito de la cuenca”. La ACUMAR ha establecido límites de vuelco
para efluentes líquidos mediante la Resolución 1/2007, modificada por la Resolución 2/2008. En el año 2017,
la ACUMAR dictó la Resolución 46/17, que también establece límites de vuelco para descarga de efluentes
líquidos, pero en su texto se indica que recién entrará en vigencia a partir de su reglamentación. Cabe destacar
que esta norma, postula como criterio de control complementario al de concentración, la limitación de cargas
másicas en los vertidos en función de los niveles guía de calidad establecidos para cada tramo de la cuenca.
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Área de concesión de la empresa Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AYSA): dicha concesión se encuentra
regulada por la Ley Nacional 26.221, que determina límites y condiciones para las descargas recibidas en la
red cloacal concesionada. El Marco Regulatorio de AySA, no otorga a la empresa la potestad de control sobre
los vertidos industriales y especiales recibidos en la red que opera, quedando esta facultad a cargo de la
Dirección de Inspecciones, que opera en la órbita de la Subsecretaría de fiscalización y recomposición, de la
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en los términos estipulados por el Dec. 674/89
y sus normas complementarias. Los límites de vuelco, se establecen en la Res. 79179/90, que fue luego
modificada por Res. 314/92, Res. 963/99, Res. 999/92 y Res. 799/99. Esta dependencia, también tiene a cargo
el poder de policía en materia de control de la contaminación hídrica, de la calidad de las aguas naturales,
superficiales y subterráneas y de los vertidos en el área servida por AySA, con el objetivo de proteger las
fuentes de toma que emplea la concesionaria. Adicionalmente al criterio de control por concentración, cuyos
límites se establecen en las normas mencionadas, el Decreto 674/1989 también contempla el “límite de carga
contaminante ponderada total” (LCPT), cuyo cálculo consiste en una sumatoria ponderada de las cargas
másicas de aquellos parámetros que superen los límites permisibles. Los coeficientes de ponderación de cada
parámetro se definen en la Res. 32/1989. Finalmente, en el Decreto 674/1989, se definen los “vertidos no
tolerados” como aquellos en los que alguno de los parámetros de calidad registre concentraciones superiores
a los límites permisibles y también sobrepasen, el valor numérico LCPT establecido en 1.500 (Res. 231/1993).
En la Resolución 242/1993 se define adicionalmente el “Límite de Carga Tóxica Ponderada Total” (LCPTt)
que se calcula en forma similar al LCPT pero solamente en base a siete parámetros (Cianuro, Cromo
hexavalente, Cadmio, Plomo, Mercurio, Arsénico y Fenoles) considerados como potencialmente tóxicos.
RESULTADOS Y DISCUSIONES
A continuación, se presentan los gráficos obtenidos para los diferentes parámetros de vuelco a red cloacal y a
cuerpos de agua superficiales. Los principales parámetros analizados fueron pH, sólidos sedimentables 10
minutos y 2 horas (SS10´ y SS2hs), Demanda Bioquímica de Oxígeno a 5 días (DBO5), Demanda Química de
Oxígeno (DQO), Oxigeno consumido al permanganato (OC), Sustancias Solubles en Éter Etílico (SSEE),
Hidrocarburos (HC), Sustancias Activas al Azul de Metileno (SAAM), Sustancias Reactivas al Azul de O-
Toluidina (SRAO), Cianuro, Cobre, Cadmio, Plomo, Cinc, Níquel, Cromo y Mercurio.
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PARÁMETROS DE VERTIDO A RED CLOACAL Y A CUERPOS DE AGUA SUPERFICIAL
pH
En la Figura 1 se observa disparidad en el rango permitido de pH, siendo las normas de Santa Fe las más
restrictivas. Cabe mencionar que en varias jurisdicciones del AMBA, pueden coexistir sobre un mismo
establecimiento los requerimientos establecidos por las cuatro normas en vigencia, dos de ellas con rango de
7 a 10 y las restantes, de 5,5 a 10. La importancia de este parámetro en las redes cloacales se fundamenta en la
prevención de corrosión e incrustaciones, y en la eventual reacción con otros compuestos susceptibles de
liberar gases tóxicos (principalmente Cianuro y Sulfuro). Los criterios adoptados por cada jurisdicción
analizada al respecto, difieren, pero siempre se mantienen en un rango entre 5,5 y 10.
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Dentro de los valores de pH establecidos para vertidos a cuerpos de agua superficial, (Figura 2) se encuentra
la provincia de Mendoza como la más restrictiva seguida por la provincia de San Juan. Una vez que entre en
vigencia la Res. 46/17 de ACUMAR, ésta igualará los valores de la anterior. Es esperable observar valores
más restrictivos en dos provincias que presentan escasez hídrica, y en una cuenca que se encuentra en proceso
de recomposición ambiental.
Sólidos sedimentables
En la provincia de Santa Fe ninguno de los parámetros de SS10´y SS2hs están regulados. En los casos de
Córdoba, San Juan y la Res. 79.179/90, sólo se contempla el parámetro SS10´, que se regula habitualmente a
fin de prevenir depósitos en las redes que puedan afectar su normal funcionamiento. En el caso de la Ley
26.221, la ausencia fue subsanada mediante el Dec. 999/92 que establece un valor de 0,5 ml/l para este
parámetro.
Las normas que regulan SS10´ establecen los límites de: 0,5 ml/l (Res. 79.179, Mendoza, Córdoba y San Juan)
y 0,1 ml/l (ADA, ACUMAR). Estrictamente, la Res. 336 de la ADA establece que sea inferior al límite de
detección analítico, que resulta ser de “entre 0,1 y 1 ml/l” dependiendo de las características de la muestra
(APHA, 1998).
Los valores de SS2hs son limitados a 10 ml/l por la normativa de Mendoza, a 5 ml/l por ADA y ACUMAR y
no se encuentran regulados en el resto de los casos. Este parámetro toma relevancia para el diseño y operación
de sedimentadores primarios en las plantas depuradoras.
La medición de estos parámetros es importante para definir la necesidad de unidades de sedimentación y el
comportamiento físico de las corrientes de residuos que entran a los cuerpos de agua naturales.
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Figura 4 - Límites permitidos de Sólidos Sedimentables en vertidos a cuerpo de agua superficial
Para vertido a cuerpos superficiales, los valores de SS10´ se encuentran regulados en todas las normas
analizadas con valores de 0,5 ml/l a excepción de ACUMAR que requiere 0,1 ml/l. Esta condición resulta
consistente con el hecho de tratarse de una cuenca altamente contaminada. Al igual que para vertido a cuerpos
superficiales, la Res. 336/03 establece que el parámetro debe encontrarse “ausente”, empleando con un término
discutible ya que no se establece el límite de detección analítico, quedando consecuentemente supeditado al
laboratorio que realice la determinación. La situación de SS2hs presenta mayor dispersión. Algunos cuerpos
normativos no la contemplan (Santa Fe, ADA y Res. 79.179) mientras que otros fijan un límite de 1 ml/l para
el mismo. En cuerpos superficiales el aporte de sólidos sedimentables puede provocar depósitos que alteren el
cauce en los puntos cercanos al vertido, especialmente SS10, y dependiendo de la composición de los sólidos,
también pueden constituir fuentes de aporte de materia orgánica, nitrógeno y fósforo, entre otros componentes.
Compuestos orgánicos agregados (DQO, DBO5, O.C., SSEE, HC)
La materia orgánica presente en los vertidos se regula principalmente mediante los parámetros presentados en
la Figura 5. La DQO indica la presencia de compuestos oxidables por vía química, que no son solamente
orgánicos y la DBO5 es un indicador de aquellos biodegradables. La determinación de DBO 5 se relaciona con
la capacidad, diseño y operación de los sistemas de tratamiento de efluentes por medios biológicos tales como
los sistemas de lodos activados, o lechos percoladores. La DBO 5 también es un indicador de la cantidad de
oxígeno que los vertidos consumirán si son degradados biológicamente en los cuerpos de agua superficiales
donde son descargados. De esta forma La DBO 5 es uno de los parámetros de mayor relevancia para el control
de la contaminación hídrica. La DQO es un indicador de la presencia de materia oxidable químicamente, que
incluye aquella oxidable por mecanismos biológicos. La DQO puede obedecer a la presencia de compuestos
orgánicos, biodegradables o recalcitrantes y también puede incrementarse debido a la presencia de compuestos
inorgánicos oxidables. La relación DBO5/DQO resulta un indicador del grado de biodegradabilidad de los
vertidos.
El parámetro SSEE refleja el contenido de aceites y grasas, caracterizados por su escasa solubilidad en agua y
su tendencia a separarse de la fase acuosa formando capas oleosas que pueden dificultar las operaciones de
transporte y tratamiento. Lo mismo ocurre con los HC. Una vez en los cauces de agua, estos compuestos
pueden formar películas superficiales que dificulten la transferencia de oxígeno hacia el líquido.
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Figura 5 - Límites permitidos de DBO5, DQO, O.C., SSEE e HC en vertidos a red cloacal
La Res. 79.179/90 y la Ley 26.221 regulan O.C. del permanganato de potasio en lugar de la DQO. Esta técnica
analítica, que consiste en una oxidación química con un oxidante diferente al empleado en la DQO, no se
encuentra fácilmente disponible en la bibliografía moderna, sino que proviene de antiguos reglamentos de
Obras Sanitarias de la Nación (OSN). Los valores obtenidos por ambos métodos no son directamente
comparables, por lo que la exigencia simultánea de ambos dificulta tanto los análisis que deben realizar las
industrias, como la comparación de los resultados obtenidos y la posibilidad de tomar decisiones de gestión,
por parte de las autoridades gubernamentales, en función de los mismos. Cabe destacar que las normas
referidas consignan que el O.C. corresponde “en vez de la DBO”, pero no detallan en qué casos correspondería
una u otra determinación. En las demás normativas se encuentra regulado el parámetro DQO, con límites que
oscilan desde 300 hasta 700 mg/l. Cabe mencionar que, en una red cloacal, es esperable contar con valores de
DQO del mismo orden que los presentes en efluentes domésticos que, dependiendo de sus características,
pueden hallarse entre 250 y 1000 mg/l (Metcalf, 1991).
En el caso del parámetro DBO5, la mayoría de las normas establecen límites de vertido comprendidos entre
200 y 300 mg/l, que coinciden con los rangos reportados en la bibliografía para efluentes domiciliarios
(Metcalf, 1991). La normativa de Mendoza no regula este parámetro. Los criterios para fijar estos límites en
conductos cloacales debieran encontrarse íntimamente ligados a las instalaciones de depuración donde estos
derivan y la dilución esperada de los vertidos industriales con otros líquidos residuales recibidos por el sistema
cloacal. Consecuentemente, es esperable que los límites puedan diferir en función del sistema de recolección,
transporte y tratamiento de líquidos cloacales disponibles en cada región, pero en líneas generales se requiere
que los tenores sean similares a los de un efluente doméstico.
Las SSEE se encuentran reguladas en todas las normas relevadas. La mayoría de ellas estipulan un límite de
100 mg/l, mientras que Mendoza establece un valor de 50 mg/l y solo la Res. 1089/82 de la Provincia de Santa
Fe, fija un límite de 200 mg/l. Respecto a HC, los límites permitidos oscilan entre 20 y 100 mg/l, siendo la
normativa de Mendoza la más restrictiva.
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Figura 6 - Límites permitidos de DBO, DQO, O.C., SSEE e H.C. en vertidos a cuerpo de agua superficial
Al igual que ocurre para vertidos a redes cloacales, la Res. 79.179 es la única que regula O.C. al permanganato
en lugar de DQO para vertidos a cuerpos superficiales. Las demás normativas regulan la DQO con límites
entre 75 y 250 mg/l. Los valores más restrictivos se encuentran en Mendoza.
La DBO5 se encuentra regulada en todas las normativas relevadas. La resolución 778/96 de Mendoza y la
resolución 46/|17 de ACUMAR plantean los valores más restrictivos (30 mg/l), seguidos por el Dec. 847/16,
de Córdoba (40 mg/l) mientras que las demás requieren 50 mg/l.
Los valores regulados de SSEE se encuentran limitados en todas las normas, siendo la más restrictiva la
provincia de Córdoba (20 mg/l), seguida por Mendoza y San Juan (30 mg/l). Luego se encuentran tres
normativas de Buenos Aires (Res. 336/03, 1/07 y 46//17) con valores de 50 mg/l y, por último, la Res.
79.179/90 de Buenos Aires y la Res 1.089/82 de Santa Fe con un límite de 100 mg/l. La normativa de Santa
Fe es la única que diferencia grasas de aceites, a los que asigna un límite de 10 mg/l. Los máximos permitidos
de H.C. presentan mayores dispersiones entre regiones: En Mendoza rige un mínimo de 0,5 mg/l, en Córdoba
de 10 mg/l. En el AMBA la Res. 79.179 requiere 50 mg/l mientras que ACUMAR requieren 30 mg/l. La
última resolución de ACUMAR, que aún no entró en vigencia, fija un valor adicional de 1 mg/l para
Hidrocarburos Volátiles. Por último, Santa Fe no reglamenta este parámetro y en San Juan se establece
“ausente” haciendo referencia a que la autoridad podrá requerir mayores especificidades al respecto.
Claramente, los criterios de control respecto a este parámetro resultan sumamente dispares.
La presencia de compuestos tensioactivos en los vertidos, favorece la formación de espumas en los sistemas
de transporte y tratamiento de líquidos cloacales. Estos compuestos pueden causar inconvenientes en la
operación de los procesos de tratamiento de efluentes, tanto por la presencia de espumas como por el hecho de
que los detergentes pueden solubilizar compuestos orgánicos dificultando su remoción. Los detergentes que
no son retenidos en los sistemas de tratamiento, dependiendo de su composición, pueden aportar nutrientes a
los cuerpos de agua, además de dificultar la transferencia de oxígeno por la formación de espumas
superficiales. (Manahan, 2004). Este grupo de compuestos se determina analíticamente mediante técnicas que
involucran su reacción con compuestos cromóforos que permiten luego su cuantificación por
espectrofotometría. La mayoría de los detergentes empleados comercialmente son de carácter aniónico y el
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método más difundido para su cuantificación en aguas y efluentes se basa en la reacción de estos, con Azul de
Metileno a fin de cuantificar Sustancias Activas al Azul de Metileno (SAAM). (APHA, 1998)
Todas las normas relevadas sobre vertidos a red cloacal limitan la cantidad de detergentes aniónicos. No
obstante, no todas emplean la técnica SAAM sino que algunas reglamentan en su lugar las Sustancias Reactivas
al Azul de O-toluidina (SRAO). Esta técnica analítica puede encontrarse en antiguas reglamentaciones de
Obras Sanitarias de la Nación, pero no figura en la bibliografía más ampliamente empleada, tal como el
Standard Methods for Analysis of Water and Wastewaters (APHA, 1998 y posteriores). Las normas que
regulan SRAO son la Res. 79.179/90 y la ley 26.221, de Buenos Aires. La Res. 1.572/17 de Santa Fe consigna
“detergentes sintéticos” para vertidos a cloacales mientras que la 1089/82 de la misma Provincia establece
SAAM para vuelco a cuerpos superficiales. Las normas de Mendoza refieren “detergentes” a secas para
vuelcos a cursos superficiales y SAAM para líquidos cloacales (refiriendo sus siglas en idioma inglés). San
Juan, consigna “detergentes totales” para vertidos a red cloacal y SAAM para descarga a cursos superficiales.
Por último, Córdoba, menciona “detergentes” para ambos destinos de vuelco.
Cabe mencionar que en la CABA coexisten normas aplicables sobre los mismos establecimientos, que exigen
formas diferentes de medir los mismos detergentes aniónicos (SRAO y SAAM). Esta situación implica la
necesidad de que las empresas o los organismos de control costeen dos determinaciones analíticas para medir
los mismos compuestos. Adicionalmente, los valores numéricos entre ambas técnicas no se relacionan
directamente, por lo que un análisis comparativo de los límites resulta dificultoso y puede prestar a
confusiones.
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Figura 8 – Límites permitidos de detergentes en vertidos a cuerpo de agua superficial
Cianuro
El cianuro, suele presentar límites restrictivos debido a la elevada toxicidad aguda de algunas de sus formas
químicas y el riesgo de que estas se descompongan para liberar ácido cianhídrico (HCN) gaseoso. (Dzombak
y col., 2006). Esta situación cobra especial relevancia en redes cloacales, donde los efluentes tienen mayor
probabilidad de experimentar valores de pH bajos al mezclarse con descargas ácidas de otro usuario, situación
que favorece el desprendimiento del gas tóxico HCN. Muchas empresas tratan los efluentes cianurados por
cloración, destruyendo las formas menos estables de este compuesto, que también son las que presentan
mayores riesgos y toxicidad. (Hanela, 2014). No obstante, las formas más estables del cianuro persisten luego
de este tratamiento. Algunas normas establecen límites diferenciados para cianuros totales y cianuros
destructibles por cloración, mientras que otras se limitan a regular el valor de “cianuro” sin aclarar a qué
clasificación hacen referencia.
Un caso interesante de destacar es el relacionado a la normativa aplicable en radio servido de AySA, en Buenos
Aires. La Res. 79179/90 establecía un límite de 0,1 mg/l de “cianuro”, condición ratificada en el Dec. 999/92.
En el año 1999, mediante Res. 799/99 se determina: “Fijar el actual límite de 0,1 mg/l de vuelco a colectora, a
conducto pluvial y a curso de agua, para los cianuros destructibles por cloración.” y “Fijar el límite de vuelco
a colectora, a conducto pluvial y a curso de agua para los cianuros totales en un valor de 1mg/l.”. No obstante,
hasta la fecha no se ha derogado o modificado el límite preexistente (0,1 mg/l de “cianuro” a secas).
Consecuentemente, si el “cianuro” a secas se interpreta, como sería lógico al no aclararlo, como cianuro total,
estarían co-existiendo los límites permisibles de 0,1 y 1 mg/l para cianuro total en un mismo cuerpo normativo.
Este tipo de situaciones, ante un eventual conflicto, terminarían librados al criterio del magistrado interviniente,
pero conforman puntos poco claros para una industria que debe saber hasta qué niveles debe tratar sus efluentes
previamente al vertido.
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Figura 9 - Límites permitidos de Cianuros en vertidos a red cloacal
Todas las normativas que regulan cianuro total, también lo hacen con el parámetro de Cianuros destructibles
por cloración. En cambio, las que regulan “cianuro” a secas, no establecen límites para ninguno de los otros
dos parámetros. En los valores de cianuro total y destructible por cloración no se encuentran diferencias entre
normas. Las normas que regulan “cianuro” a secas, le asignan un límite de 0,1 mg/l, equivalente al valor
máximo permitido para cianuros destructibles por cloración en los casos donde se diferencian.
Consecuentemente, podría decirse que están asumiendo un criterio más conservador al respecto, pero también
más exigente hacia las industrias para alcanzar niveles más bajos de cianuro total, a los que no siempre puede
llegarse empleando el tratamiento más difundido en estos casos: la cloración. El parámetro de “cianuro” se
regula de manera mucho más restringida en Córdoba en relación a las demás jurisdicciones.
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Para vertido a cuerpos superficiales, solo la Res. 79.179 y las normas de ACUMAR, regulan “cianuro
destructible por cloración”. Las demás normas establecen límites de cianuro o cianuro total, cercanos al orden
de valores que las primeras definen para los cianuros clorables, adoptando un principio precautorio al regular
la concentración total de cianuro, independientemente de su forma.
Metales
La regulación de metales es de suma importancia tanto para vuelcos a colectora cloacales como para agua
superficial. La misma se debe a su toxicidad y a que la mayoría de las plantas de tratamiento de las empresas
operadoras de las redes cloacales no están diseñadas para remover dichos compuestos. De esta manera el
vuelco de metales a las redes cloacales permitiría la llegada de los mismos a los cuerpos de agua. La
responsabilidad al respecto, descansa en las empresas prestadoras de servicios cuyas estrategias de prevención
se centran en el control de los efluentes que reciben sus redes. Más allá de afectar no solo la calidad del cuerpo
de agua, la presencia de metales en los vertidos pueden poner en riesgo la salud humana debido a que, en
numerosos casos, dichos cuerpos son fuente de abastecimiento de agua para la población, que generalmente
tampoco cuenta con barreras tecnológicas para removerlos.
No todas las normas para vertidos cloacales regulan Cobre, Cinc y Níquel, contrariamente a lo que sucede con
Cadmio y Plomo, de elevada toxicidad. En el caso de las normas de Buenos Aires (Res. 79.179/90), Mendoza
y Santa Fe, sólo se regulan Cadmio y Plomo, todas con valores semejantes. Para el Cadmio, la norma de
Córdoba y la Res. 336/03 tienen valores 5 veces más permisibles. Tanto la norma de San Juan como las normas
de ACUMAR presentan los valores más restrictivos para Plomo (cinco veces menor que otras) y la Res. 336
de la ADA tiene el valor de vuelco más alto (diez veces mayor que el más restrictivo). Las normas de ADA,
ACUMAR, Córdoba y San Juan regulan los 5 metales siendo la más exigente la normativa cordobesa, a
excepción de cinc que tiene el valor más restrictivo en la normativa de la ADA, contrariamente al valor de
níquel, para el que tiene el valor más permisible. Para el caso de Cobre, las tres normas de Buenos Aires que
lo regulan presentan los valores más permisibles.
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La decisión de regular metales pesados en vertidos a la red cloacal, debe fundamentarse en la probabilidad de
ocurrencia de los mismos y su capacidad de dilución con los demás líquidos circulantes a fin de cumplimentar
los requerimientos de vertido de las plantas depuradoras para satisfacer los niveles de calidad de los cuerpos
receptores donde estas descargan los líquidos tratados. Consecuentemente, la disparidad de criterios y
parámetro regulados en este caso, obedecería a las consideraciones adoptadas a tal fin en cada jurisdicción.
Todos los parámetros analizados en la Figura 12 se encuentran contemplados en las normas relevadas para
vuelco a cuerpo superficial, a excepción del parámetro de Níquel en la provincia de Santa Fe. En lo que respecta
al parámetro de Cobre, se regula de manera más restrictiva en la provincia de Córdoba, mientras que las
provincias de San Juan y Buenos Aires son las más permisivas. El Cadmio se regula de manera más restrictiva
en San Juan y Mendoza (con un valor de 0,01 mg/l) siendo 10 veces menor que el valor menos restrictivo. Los
valores establecidos para Plomo son más restrictivos en las resoluciones de ACUMAR y la 336/03 de Buenos
Aires, San Juan y Santa Fe, por último, se encuentran las provincias de Mendoza, Córdoba, y la resolución
79.179 de Buenos Aires. El parámetro Cinc está regulado con el mismo valor en Buenos Aires, Mendoza,
Córdoba y San Juan, seguido la provincia de Santa Fe, siendo esta última la más permisiva de las normas
analizadas. El último parámetro analizado en este gráfico es el Níquel, el cual se encuentra regulado en
Mendoza y San Juan, siendo éstas las más restrictivas, seguido de Buenos Aires y Córdoba por una diferencia
muy amplia.
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Figura 13 - Límites de Cromo en vertidos a red cloacal
Las formas más habituales de este compuesto, son la trivalente (Cr III) y la hexavalente (Cr VI), que resulta
ser la más tóxica. La cantidad de cromo total, se obtiene por suma de las anteriores (generalmente se analiza
“total” y hexavalente, calculando la trivalente por diferencia). Un conjunto de normas regula el Cr VI y cromo
total, con valores permitidos de 0,2 y 2 mg/l, respectivamente, para vuelcos a red cloacal. Santa Fe regula
“cromo” a secas (que fue interpretado como “cromo total” para este análisis) y tiene un valor de vuelco igual
al cromo hexavalente regulado por las demás normativas (0,2 mg/l). Las normas de San Juan y el Marco
Regulatorio de AySA regulan Cr VI y Cr III, en 0,2 y 2 mg/l respectivamente, que totalizarían un máximo
permitido de 2,2 mg/l de Cromo Total para vuelcos a red cloacal.
Sería esperable que los límites admisibles de cromo a cuerpos de agua fueran inferiores a los permitidos a red
cloacal, considerando los efectos de dilución en la red. No obstante, en el AMBA, las normas establecen
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valores prácticamente coincidentes. Las demás jurisdicciones, si contemplan reducciones. La provincia de San
Juan, no regula Cr III o Cr VI en forma individual, pero es la normativa que establece valores notoriamente
más restrictivos mediante un único parámetro: Cromo total.
En la Figura 15 se graficaron los metales regulados por cada norma de agua superficial, sin entrar en detalle
de los valores de concentración permitidos. Se puede observar que Cadmio, Plomo y Arsénico son los únicos
regulados por todas las normativas analizadas. La normativa que más metales regula, es el Decreto 2107/07 de
la Provincia de San Juan, aunque no establece valores para Hierro, Plata y Aluminio. Se destaca, del gráfico
anterior, la amplitud de criterios en cuanto a regulación de estos parámetros para vertido a cuerpos
superficiales. Esta amplitud, puede dificultar los consensos necesarios para establecer presupuestos mínimos
a nivel nacional.
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En el caso de Mercurio, metal tóxico, para vuelcos a red cloacal todas las normas lo regulan con el mismo
valor a excepción de la norma de la ADA que tiene un valor más permisivo. Para el caso de vuelcos a agua
superficial, todas las normas lo regulan a excepción de la provincia de Santa Fe que no lo contempla entre sus
parámetros. Todas las normas de Buenos Aires y Córdoba regulan mercurio con el mismo valor, siendo la
provincia de San Juan más restrictiva con un valor 5 veces menor.
Otros parámetros
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Algunos casos particulares para vuelcos son los parámetros de conductividad y color contemplados solo por
Mendoza y San Juan tanto para vertidos a red cloacal como a cuerpo superficial, y la Relación de Absorción
de Sodio (RAS), parámetro que refleja la aptitud del agua para riego, contemplado solo por dichas provincias
donde la disponibilidad de agua para riego es un factor de suma relevancia para el desarrollo local.
Los Compuestos Orgánicos Volátiles (VOCs) solo son contemplados por la normativa de ACUMAR 46/17
para agua superficial. En el caso de los plaguicidas, no todas las jurisdicciones lo contemplan y, las que sí,
adoptan diferentes criterios, hay normas que contemplan los tipos de plaguicidas organoclorados y
organofosforados como totales dejando a criterio de la industria que plaguicidas medir, mientras que otras
normas establecen cada uno de los plaguicidas regulados (solo la Res. 46/17 de ACUMAR), su importancia
en la regulación radica en su toxicidad y en determinados casos su prohibición de uso. Solo las provincias de
Mendoza y Santa Fe contemplan parámetros radioactivos.
En el caso de nutrientes, para vuelcos a cloacales solo está regulado por las normas de ACUMAR, ADA y
Córdoba. Esta situación debiera relacionarse con la disponibilidad de unidades de remoción de nutrientes, en
las plantas depuradoras. Para vuelcos a cuerpos superficiales todas las jurisdicciones regulan nutrientes con
excepción de Santa Fe.
CONCLUSIONES
Los marcos normativos de las diferentes jurisdicciones tienen en general una base común de control basado en
criterios por concentración de compuestos individuales en la descarga, autorizaciones de vertido que deben
gestionarse ante las autoridades de control, y que revisten carácter precario ya que pueden retirarse ante la
detección de irregularidades, permisos de vertido a redes cloacales a cargo de los prestadores con base en la
factibilidad hidráulica de las mismas, entre otras.
Existen algunas Jurisdicciones como por ejemplo el AMBA, donde se superponen distintas normativas, con
diferentes parámetros, límites máximos permitidos y múltiples autoridades de aplicación. Para un mayor
detalle sobre este hecho se remite a un trabajo previo (Hanela et al., 2016). Si bien pueden apreciarse criterios
de control, muchas veces similares en algunos aspectos, para las diferentes jurisdicciones analizadas, se
evidencias notorias diferencias en función de la autonomía que cada provincia detenta respecto a la regulación
de sus recursos naturales.
En la mayoría de los casos, se adoptan límites máximos permisibles de concentración en la descarga, sin
contemplar el caudal de las mismas (que determina la carga másica de contaminantes descargados) ni la
especificidad de los cuerpos receptores. Sin embargo, es posible realizar dos salvedades al respecto, tal es el
caso de la Res. 46/17 de ACUMAR y la Res. 1.572/17 de Santa Fe. La primera de ellas, contempla el control
de vuelco por carga másica y sus efectos sobre el cumplimiento de objetivos de calidad en el cuerpo receptor,
mientas que la segunda define distintos valores en función de la dilución que tendrá la descarga en el cuerpo
de agua.
En lo que respecta a la Provincia de Santa Fe, las Resoluciones 1.572/2017 y 324/2011 establecen “Límites
Recomendados”, los cuales plantean diversos valores para algunos parámetros en forma de sugerencia, lo que
resulta, a simple vista, de difícil aplicación debido al carácter flexible del término. Aún no se analizó la forma
en que se está aplicando esta norma en la práctica actual. En esta misma jurisdicción, encontramos (Resolución
1.089/1082) límites de concentración para vertidos a curso de agua superficial variables en función de la
dilución y la distancia a la toma de agua en cada caso. Por tal motivo, por ejemplo, existen siete valores
distintos para el parámetro de Arsénico. Estas consideraciones no fueron encontradas en ninguna otra
jurisdicción.
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Se observaron importantes diferencias en los valores regulados para algunos parámetros. Por ejemplo para
Hidrocarburos (desde ausente hasta 50 mg/l); Cadmio (desde 0,003 a 0.1mg/l) y Cinc (0,5 a 5 mg/l para
descarga a red cloacal y de 2 a 5 mg/l para descarga a cursos superficiales). También se observó parámetros
que solamente son regulados en ciertas jurisdicciones, tales como plaguicidas o nutrientes para agua
superficial, a pesar que la importancia ambiental que los mismos revisten.
También se encontraron diferencias en las nomenclaturas como en las técnicas analíticas establecidas para la
cuantificación de determinados parámetros (como en detergentes que se regula SRAM y SRAO, o cianuro
algunos aclaran total y otros no, etc.).
Si bien nos encontramos en un país federal, en donde cada Provincia posee autonomía sobre sus recursos
naturales, se considera necesario unificar ciertos criterios generales como por ejemplo la nomenclatura, las
técnicas analíticas planteadas, etc. La unificación de dichas cuestiones facilitaría la adopción e implementación
de presupuestos mínimos, favoreciendo el consenso entre las provincias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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