Padres y Psicoterapia
Padres y Psicoterapia
Padres y Psicoterapia
J o h a n a Lo n do ñ o G i r a l do
psicología
Londoño Giraldo, Johana
Padres niños y psicoterapia : la inclusión parental en psicoterapia infantil desde la representación de sus participantes / Johana
Londoño Giraldo. -- Medellín : Universidad de Antioquia, Fondo Editorial FCSH de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, 2021.
146 páginas ; 23 cm. (tamaño 300 kb) (FCSH. Investigación)
ISBN (versión e-Book) 978-628-7519-20-6
1. Psicoterapia en niños 2. Psicología infantil 3. Parentalidad 4. Padres e hijos I. Londoño Giraldo, Johana II. Serie.
155.4
La autora [9]
Presentación [11]
Introducción [13]
Conclusiones [133]
Bibliografía [137]
La autora
[9]
Presentación
[ 11 ]
[ 12 ] Padres, niños y psicoterapia
1. Hans Eysenck, “The Effects of Psychotherapy: An Evaluation”, Journal of Consulting and Clinical Psychology,
Vol. 16, no. 5 (1952): 319-24, http://psychclassics.yorku.ca/Eysenck/psychotherapy.htm.
[ 13 ]
[ 14 ] Padres, niños y psicoterapia
2. Mariane Krause et al., “Indicadores Genéricos de cambio en el proceso psicoterapéutico”, Revista La-
tinoamericana de Psicología, Vol. 38, no. 2 (2006): 299-325, http://www.scielo.org.co/pdf/rlps/v38n2/
v38n2a06.
3. Eysenck, “The Effects of Psychotherapy”.
Introducción [ 15 ]
4. Beatriz Janin, Intervención en la clínica psicoanalítica con niños (Buenos Aires: Noveduc, 2013), 35.
5. Daniel Stern, La constelación maternal. La psicoterapia en las relaciones entre padres e hijos (Barcelona:
Paidós, 1995); Emilce Dio Bleichmar, Manual de psicoterapia de la relación padres e hijos (Barcelona: Pai-
dós Ibérica, 2007).
[ 16 ] Padres, niños y psicoterapia
clínico con niños, pero sobre lo cual son poco precisos los referentes teóricos y
metodológicos. Esto es, existen diversos planteamientos en los escritos teóricos
de la psicología infantil, aunque no existe un consenso en torno a cómo proce-
der. Algunos psicoterapeutas refieren que no es necesario trabajar con los pa-
dres, por lo tanto los excluyen; otros opinan que los niños no deben ir a terapia,
sino que la psicoterapia debe ser para los padres; otros simplemente mantienen
a los padres informados del proceso terapéutico; otros los tratan a ambos se-
paradamente, pero de manera simultánea; y existen otros, más incluyentes, que
abordan la relación padres e hijos enfocando la terapia en la capacidad de los
padres para la tarea de parentalización.
Sin embargo, no existen datos empíricos registrados que evidencien cuál
de estas posturas es la más adecuada o pertinente para el niño, su proceso de
constitución psicológica o su estructuración familiar, ni cuál es la tendencia
de los psicoterapeutas infantiles en el uso de una u otra técnica de inclusión o
exclusión de los padres en psicoterapia.
Sería esperable que, desde la investigación empírica, fuese posible dar clari-
dad sobre estos asuntos, pero no es así. De acuerdo con Marc S. Karver et al.,6
ocho estudios analizados en un meta-análisis corroboran lo que la literatura ha
dicho durante años que los padres tienen un impacto significativo en la vida de
sus hijos y, por lo tanto, si los familiares están incluidos y participan activamen-
te en el tratamiento pueden obtenerse mejores resultados en la psicoterapia. No
obstante, también puntualizan que es sorprendente que la participación de los
padres no ha sido el objeto de nuevos estudios.
Todo lo anterior es lo que da lugar a este libro, propuesto desde la investiga-
ción en psicoterapia infantil y que aborda el rol de los padres en un proceso clí-
nico psicoterapéutico de sus hijos, lo cual parte de varios aspectos: primero es el
deseo como autora de propiciar el diálogo entre la práctica clínica y la búsqueda
de evidencia empírica que sustente las decisiones de intervención utilizadas; el
segundo aspecto es la falta de claridad y consenso teórico y práctico entre los
6. Marc S. Karver et al., “Meta-Analysis of Therapeutic Relationship Variables in Youth and Family Thera-
py: The Evidence for Different Relationship Variables in the Child and Adolescent Treatment Outcome Lit-
erature”, Clinical Psychology Review, Vol. 26, no. 1 (2006): 50-65, http://doi.org/10.1016/j.cpr.2005.09.001.
Introducción [ 17 ]
7. Nicholas Midgley, “Sailing between Scylla and Charybdis: Incorporating Qualitative Approaches into
Child Psychotherapy Research”, Journal of Child Psychotherapy, Vol. 30, no. 1 (2004): 89-111.
8. Uwe Flick, Introducción a la investigación cualitativa (Madrid: Morata, 2004).
[ 18 ] Padres, niños y psicoterapia
De tal forma, se busca tener una perspectiva más amplia de los factores
característicos de la representación de la inclusión parental en el desarrollo de
un proceso de psicoterapia, reconociendo que la expectativa de todos los par-
ticipantes dentro del proceso psicoterapéutico es fundamental para su éxito o
fracaso.
1. Recorrido conceptual
[ 21 ]
[ 22 ] Padres, niños y psicoterapia
estudio, tal como lo referencia Stephen Mitchell al apuntar que las relaciones
con los demás, y no las pulsiones, son la materia prima de la vida mental.1 Así
pues, se puede decir que el objeto de la psicología psicodinámica es la explo-
ración, observación, comprensión y transformación de estas relaciones y sus
representaciones internas en los sujetos, y en las interacciones que hacen con
los demás.
Con el ánimo de afianzar este enfoque, es fundamental reconocer que va-
rios autores posfreudianos han desarrollado teorías que siguieron nutriendo
lo psicodinámico, entre las cuales es necesario resaltar: la psicología del Yo, la
teoría de las relaciones objetales y la psicología del desarrollo psicológico.
La psicología del Yo, desarrollada por Heinz Hartmann2 a partir de los pos-
tulados de Freud,3 brinda bases en aspectos teóricos fundamentales a nivel del
Yo como estructura, tales como el desarrollo del Yo, los mecanismos de defensa,
su funcionamiento y la relación e interacción con las otras instancias psíquicas,
además de los problemas de adaptación a lo social y la autonomía subjetiva.
A partir de las propuestas de Hartmann, pueden precisarse otros desarrollos
teóricos significativos para la teoría psicodinámica en función de los aportes
del Yo.
Sobre esta teoría, Jorge Humberto Vanegas reseña que los aportes más uti-
lizados en el contexto de la psicoterapia son: el área libre de conflicto, la adap-
tación, la regresión al servicio del Yo, la neutralización de las energías sexuales
y agresivas, y su propuesta de líneas de investigación sobre el desarrollo y la
maduración del niño.4
Otra teoría a tener en cuenta desde este enfoque es la teoría de las relacio-
nes objetales, cuya representante es Melanie Klein,5 quien enfocó su atención
1. Stephen Mitchell, Conceptos relacionales en psicoanálisis: Una integración (Ciudad de México: Siglo XXI
Editores, 1993), 13.
2. Heinz Hartmann, La psicología del yo y el problema de la adaptación (Buenos Aires: Paidós Ibérica, 1938).
3. Sigmund Freud, 1923, “El yo y el ello”, en Obras completas (Buenos Aires: Amorrortu, 1976).
4. Jorge Humberto Vanegas, “Sistema categorial de la psicología dinámica” (Universidad de Antioquia,
enero de 2006), 17.
5. Melanie Klein, “El psicoanálisis de niños”, London, 1932, https://psicovalero.files.wordpress.com/2014/11/
klein-melanie-psicoanalisis-denic3b1os.pdf.
Recorrido conceptual [ 23 ]
13. Horner, Object Relations, citado en Mauricio Bedoya, “The Notion of Relational Matrix and Its Impli-
cations for the Clinical Practice of Dynamic Psychology”, Psicología Desde El Caribe, Vol. 29, no. 3 (2012):
652.
14. Mitchell, Conceptos relacionales en psicoanálisis.
Recorrido conceptual [ 25 ]
paciente podrá estar mejor adaptado, equilibrar su intercambio con sus mun-
dos interno y externo y favorecer su mundo relacional.15
Para terminar, Margaret Mahler, Fred Pine y Anni Bergman16 también nu-
tren este modelo de desarrollo psicológico infantil propuesto cuando afirman
que el nacimiento psicológico del sujeto se da mediante un proceso de separa-
ción-individuación, donde se espera que el niño logre construir un sentimiento
de separación de un mundo de realidad, la madre (el objeto primario de amor),
y establecer una relación con él teniendo un funcionamiento separado de la
madre, construyendo sus propias características individuales en relación con su
propio cuerpo, con la búsqueda de la autonomía del Yo, su entidad e identidad
individual, avanzando hacia una constancia objetal y del Yo, que sería en sí el
despliegue de la individualidad del niño.
Dentro de esta presentación de los referentes conceptuales, es relevante
abordar categorías temáticas necesarias para la comprensión de los hallazgos,
entre ellos se trabaja: los conceptos de psicoterapia infantil, desarrollo psicológi-
co infantil, representación, el rol parental y, por último, los niños en el discurso
parental.
17. Emilio Mira y López, “Manual de Psicoterapia”, Piquiatria.com, 20 de abril de 2021, https://psiquiatria.
com/bibliopsiquis/manual-de-psicoterapia/.
18. Albert Bandura, “Self-Efficacy: Toward a Unifying Theory of Behavioral Change”, Psychological Re-
view, Vol. 84, no. 2 (1977): 191-215.
Recorrido conceptual [ 27 ]
19. Albert Ellis y Russell Grieger, Manual de terapia racional emotiva (Bilbao: Editorial Desclée de Brou-
wer, 1990).
20. Aaron Beck et al., Terapia cognitiva de la depresión (Barcelona: Editorial Desclée de Brouwer, 1983).
21. Philip Kendall and Lauren Braswell, Cognitive-Behavioral Therapy for Impulsive Children (New York:
The Guilfor Press, 1993).
22. Susan Knell, Handbook of Play Therapy. Advances and Innovations (New York: Wiley, 1994).
[ 28 ] Padres, niños y psicoterapia
23. Abraham Maslow, La amplitud potencial de la naturaleza humana (Ciudad de México: Editorial Trillas, 1982).
24. Carl Rogers, Client-Centered Therapy (New York: Houghton Mifflin, 1951).
25. Fayne Esquivel, Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos (Ciudad de México: Manual Moderno,
2010), 13.
26. Virginia Axline, Play Therapy (Boston: Houghton Mifflin, 1947).
27. Rogers, Client-Centered Therapy.
Recorrido conceptual [ 29 ]
Janet West28 y Garry Landreth y Daniel Sweeny29 son los ponentes más con-
temporáneos de este enfoque. Ellos consideran que la base del tratamiento es
la tendencia básica que existe en todo ser humano por realizar, mantener y
mejorar la experiencia del self. Además, refieren que los objetivos terapéuticos
consisten en ayudar al niño a desarrollar un autoconcepto positivo y se acepte
cada vez más a sí mismo; es decir, que pueda asumir una mayor responsabili-
dad personal, y, conjuntamente, incentivar que el niño sea más independiente y
tenga autodeterminación. Se busca entonces mediante esta psicoterapia infantil
una sensación de control para afrontar y evaluar mejor las situaciones, y desa-
rrollar una fuerza interna que le genere mayor confianza en sí mismo.
También es importante desarrollar el aporte de la teoría psicodinámica, que
concibe la construcción psicológica como un desarrollo de la dimensión vital,
comprendiendo el ser humano en su globalidad desde la interacción vivencial
con su entorno, entendiendo que la mente está compuesta por configuraciones
relacionales.
En esta medida, la psicoterapia psicodinámica, en general, se fundamenta
en el tratamiento psicológico de los conflictos o déficits relacionales que surgen
de la forma en que se integran las relaciones objetales y el sí-mismo en el sujeto.
Estos conceptos constituyen la manera en que se concibe la construcción y or-
ganización del sujeto psicológico y su relación con los demás.30
Por lo tanto, el psicoterapeuta ofrece un espacio, un ambiente facilitador
y unos medios para que el paciente logre una mejor comprensión de su sufri-
miento y, mediante un ejercicio relacional-narrativo, la palabra, logre darle una
organización y resignificación diferente a su padecer.
De una manera general y coincidiendo con las respectivas propuestas teó-
ricas de la psicología, la psicoterapia infantil presenta la particularidad de de-
jar en evidencia la condición psicológica del niño; en esa medida, es relevante
pensar la relación terapéutica en términos especiales, pues la psicoterapia con
28. Janet West, Terapia de juego centrada en el niño (Ciudad de México: Manual Moderno, 1996).
29. Garry Landreth and Daniel Sweeny, “Child-Centered Play Therapy”, in Play Therapy Theory and Prac-
tice, eds. K. O’Connor and L. Braverman (New York: Wiley, 1997), 11-45.
30. Vanegas, “Sistema categorial”.
[ 30 ] Padres, niños y psicoterapia
niños debe adaptarse a las condiciones vitales del infante: su acceso aún limita-
do al lenguaje, su desarrollo psicomotriz, su condición cognitiva y su nivel de
pensamiento. También las condiciones propias de su familia, la poca conscien-
cia de enfermedad, la escasa o dispersa capacidad del niño para hacer asocia-
ciones; todo esto impide que se exprese en el niño el deseo de tratarse para dar
solución a sus conflictos psíquicos.
Estos aspectos fueron señalados por una de las pioneras de la psicoterapia
infantil, Anna Freud.31 Para ella, la finalidad de esta psicoterapia es una com-
pensación entre las posiciones neuróticas del Yo, Ello y Superyó, de tal manera
que se logre una mayor tolerancia de cada una de estas instancias y se favorezca
un desarrollo armónico de la personalidad.
Otra gran exponente de la psicoterapia infantil es Melanie Klein,32 quien
enfocó sus abordajes a la culpa y ansiedades del niño, utilizando el juego como
medio de evaluación e intervención. La autora subrayaba la importancia de
interpretar la transferencia, tanto la negativa como la positiva, dentro de este
proceso. En esta misma línea aparece Winnicott,33 centrando sus estudios en
la relación madre-lactante y el desarrollo posterior del sujeto a partir de esta
relación. Su técnica también estaba basada en el juego, señalando que, mientras
el niño juega, experimenta la realidad, el espacio donde se desarrollan los con-
tactos y vicisitudes entre sus vivencias internas y el exterior. Con esta técnica
el menor maneja el espacio transicional con los objetos que se encuentran allí,
experimenta la destrucción o la supervivencia de estos al situarlos fuera de él
y, de este modo, crea la realidad. Así pues, lo realmente trascendental es el mo-
mento en el que, por medio de esta técnica, el niño se sorprende a sí mismo y
no la interpretación que hace el psicoterapeuta del juego.34
31. Anna Freud, Psicoanálisis del niño (Buenos Aires: Hormé, 1927) citada en Esquivel, Psicoterapia in-
fantil con juego.
32. Klein, “El psicoanálisis de niños”.
33. Donald Winnicott, Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Estudios para una teoría del
desarrollo emocional (Buenos Aires: Paidós, 1965).
34. Esquivel, Psicoterapia infantil con juego, 6.
Recorrido conceptual [ 31 ]
35. John Bowlby, Los cuidados maternos y la salud mental (Washington: Organización Mundial de la
Salud, Serie de Monografías Nº 2, 1954), https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/1160/41545.
pdf?sequence=1&isAllowed=y.
36. Françoise Dolto, Seminario de psicoanálisis de niños 2 (Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 1987).
37. Klein, “El psicoanálisis de niños”.
[ 32 ] Padres, niños y psicoterapia
38. Sigmund Freud, 1932, “Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis y otras obras”, en Obras
completas (Buenos Aires: Amorrortu, 1976), 137.
39. Maud Mannoni, El niño, su enfermedad y los otros (Buenos Aires: Nueva Visión, 1982).
40. Roxana Gaudio, “La transferencia en la clínica con niños: Continuidades y rupturas”, Revista de Psi-
cología, no. 11 (2010): 181-97, http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4845/pr.4845.pdf.
Recorrido conceptual [ 33 ]
como una fuerza con la capacidad organizadora del sujeto capaz de reconciliar
las fuerzas sintónicas y distónicas, así como de resolver las crisis derivadas de los
contextos genético, cultural e histórico de cada persona.
Este autor señala que el desarrollo psicosocial es una construcción que se
da en etapas, las cuales se van desplegando en interacción con el ambiente con-
textual. Asimismo, cada etapa implica una dificultad, lo que denomina crisis
de madurez, que puede o no ser superada, dependiendo de las particularidades
en la interacción entre las características propias de cada sujeto y su ambiente
social. Así, a medida que se van superando las crisis propias del desarrollo, se
van adquiriendo competencias, lo que es llamado fuerza del Yo.
Paulatinamente, según sea el vínculo con la madre, y de acuerdo a cómo ella
apoye e incentive al niño, se irá constituyendo el crecimiento psicológico subje-
tivo; esto es, como consecuencia del desarrollo sano del vínculo madre-hijo el
sujeto logrará la confianza o desconfianza sobre el mundo que lo rodea, podrá
ser independiente y tener autonomía o, por el contrario, dudar constantemen-
te, volviéndose inseguro, con fuertes sentimientos de vergüenza y presentando
carencias en su propia estima. De igual forma, en la medida que el niño va
creciendo comienza a planear actividades, a inventar juegos y a relacionarse
con otros niños, tendrá sentimientos de iniciativa y capacidad para tomar de-
cisiones; sin embargo, interferirá en la seguridad del niño si obtiene respuestas
negativas de sus padres, por lo tanto, no alcanzará a desarrollar la iniciativa y
en cambio sentirá culpa.
Desde esta propuesta teórica, al continuar con su desarrollo los niños co-
mienzan a preguntarse por el funcionamiento de las cosas y a ejecutarlas por sí
mismos, así irán construyendo la capacidad de laboriosidad y, de acuerdo a las
respuestas y estímulos encontrados, ya sea en los padres o en la escuela, con-
fiarán en sí mismos o se sentirán inferiores frente a los demás. Más tarde, en la
adolescencia, inicia la adquisición de la identidad, gracias a las búsquedas y el
autodescubrimiento. Luego, en el período de adultez inicial, se entra al mundo
adulto. Aquí hay una transición hacia los 30 años, con una cierta acomodación.
Posteriormente, se entra en el período de adultez mediana, que dura hasta los
50 años, donde culmina el desarrollo de la vida adulta.
Recorrido conceptual [ 35 ]
43. Jean Piaget, “La teoría de Piaget”, Infancia y Aprendizaje, Vol. 4, no. 2 (1981): 13-54, http://doi.org/10.
1080/02103702.1981.10821902.
[ 36 ] Padres, niños y psicoterapia
la conciencia del propio sexo. Previamente, el niño tuvo que haber superado
las fases de autismo normal, simbiosis normal y de separación-individuación.
Mahler nombra que la característica de este logro es que el objeto en el niño
debe estar disponible intrapsíquicamente y puede ser evocado con facilidad, y
debe ser un objeto unificado y total, donde el niño no necesite acudir a la esci-
sión, como objeto malo y bueno, para relacionarse con él. Además, debe existir
una construcción de la imagen corporal, con la maduración el sujeto podrá
desvincularse de los lazos objetales infantiles interiorizados para ingresar en el
mundo adulto.
Puede afirmarse que las teorías del enfoque psicodinámico coinciden en la
importancia de las figuras parentales y del entorno para el desarrollo y cons-
trucción subjetiva de los niños, por tal razón, es importante no solo concentrar
la atención en los niños, sino también en los padres como ejes fundamentales
de la organización psíquica del sujeto, puesto que ambos son actores activos den-
tro de la organización psíquica del niño y, a su vez, son actores fundamentales
dentro de la psicoterapia infantil.
En síntesis, después de este recorrido se hace innegable que el sujeto se
constituye psicológicamente de una forma global e integral, donde confluyen
varios factores o dimensiones vitales que favorecen el desarrollo infantil. Al-
gunos autores señalan que es el resultado de la relación con los padres, otros
consideran que es un logro que se construye a nivel individual y otros que es
un proceso mediado por las interacciones sociales; todos intentan comprender
cómo los sujetos se organizan a nivel psicológico y, de esta manera, dan lugar
al nacimiento de diferentes técnicas de intervención para el abordaje del ser
humano, su forma de representar y de estar en el mundo.
1.3. Representación
Como se viene nombrando desde el apartado anterior, la representación como
concepto es un eje subjetivo primordial en la organización psicológica, que
amerita ser puntualizado para comprenderlo mejor. Para esto, se retoman pre-
cisiones desde la lingüística, la filosofía, la psicología cognitiva, el psicoanálisis
y la psicología psicodinámica.
Recorrido conceptual [ 41 ]
58. Peirce citado en Julia Kristeve, El lenguaje, ese desconocido (Madrid: Editorial Fundamentos, 1988).
59. Kristeve, El lenguaje.
60. Marcia Olhaberry y Juan Pablo Jiménez, “Convergencias en torno al concepto de representación y sus
implicancias en el tratamiento de la depresión”, Gaceta de Psiquiatría Universitaria, Vol. 4, no. 2 (2008): 231,
http://www.revistagpu.cl/GPU_ejemplares/2008/vol4n2junio2008.pdf.
61. Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, Diccionario de psicoanálisis (Buenos Aires: Paidós, 2004), 367.
[ 42 ] Padres, niños y psicoterapia
62. Martha Arbeláez, “Las representaciones mentales”, Revista de Ciencias Humanas, Vol. 29, no. 4 (2002): 1-8.
63. Jean Piaget, La formación del símbolo en el niño (Santafé de Bogotá: Fondo de Cultura Económica,
1957), 371.
64. Sigmund Freud, 1894, “Las neuropsicosis de defensa: ensayo de una teoría psicológica de la histeria
adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias”, en Obras
completas (Buenos Aires: Amorrortu, 1976).
Recorrido conceptual [ 43 ]
65. Sigmund Freud, 1915, “Lo inconsciente”, en Obras completas (Buenos Aires: Amorrortu, 1976).
66. Bártolo, El apego.
67. Olhaberry y Jiménez, “Convergencias en torno al concepto de representación”, 232.
[ 44 ] Padres, niños y psicoterapia
así dará según lo que espera. Bártolo lo enuncia de esta forma: lo interpersonal
configura lo interno y luego lo interno configura lo interpersonal.71
única voz en juego. Por el contrario, cuando hay otros que cuestionan ese dis-
curso, se le abrirá al niño la posibilidad de pensar y poner en duda las certezas”.81
Otro tipo de identificaciones es cuando los padres confunden o identifican
al niño con otro sujeto. Dicho personaje puede ser alguien odiado, una persona
muerta, por ejemplo el abuelo paterno que murió cuando él nació, puede ser
también alguien idealizado, cualquiera de estos sujetos que es proyectado en el
niño dejan un mensaje que él es otro sujeto, lo que le impide asumir su propia
existencia, puesto que estos enunciados actúan en él como desfavorecedor de
su subjetivación, aumentándole las posibilidades de fracaso, en consecuencia
acrecienta en los padres las frustraciones y los sentimientos de odio. Asimismo,
el niño puede ser el depositario de los ideales (narcisismo) de los padres o de
aquello que no es deseado de sí mismos (defectuoso).
En cuanto a la identificación secundaria, referencia los rasgos transmitidos
y asumidos por el niño con respecto a sus padres; por ejemplo, la transmisión
de Superyó a Superyó se implanta en tanto el niño se identifica con las normas
del adulto, incorporando las prohibiciones, reglas conscientes, preconscientes
e inconscientes de ellos; las normas y deseos se transmiten de padres a hijos,
independiente de ser posibilitadores o destructivos para el sujeto.
En síntesis, los padres trasmiten a sus hijos deseos, frustraciones, modali-
dades defensivas, modelos y normas, los cuales pueden favorecer o no. Por lo
tanto, los padres no solo inciden, sino que tienen un rol primordial en la orga-
nización psíquica del niño.
2.1. Caso 1
Este caso, a cargo de una psicoterapeuta de orientación teórica cognitivo-con-
ductual, trata de un niño de 8 años, hijo único, cursando 3º de básica primaria
en una institución educativa privada con altos índices de exigencia académica.
El niño inicialmente presenta dificultades para socializarse, a las que se suman
experiencias de bullying con sus pares. Su núcleo familiar está constituido por
sus padres y él. En el ámbito familiar, se reportan dificultades de pareja, con
episodios de separación, situación intervenida por la psicoterapeuta desde la
inclusión parental en el proceso psicológico del niño, ya que determina que
dichas dificultades parentales son causales del malestar psíquico de él.
La psicoterapeuta refiere que inició con una impresión diagnóstica de an-
siedad asociada a la situación de bullying; sin embargo, en el proceso psicote-
rapéutico fue detectando que su ansiedad estaba íntimamente relacionada con
temores y miedos al abandono de los padres.
Como sintomatología infantil, básicamente registra altos niveles de an-
siedad, que se han manifestado con la sobreingesta de comida y sobrepeso,
[ 50 ]
Las tríadas [ 51 ]
2.2. Caso 2
Este caso es asumido por una psicoterapeuta de orientación humanista. Es un
niño de 10 años de edad, cursando 5º grado de básica primaria en una institu-
ción educativa privada. El niño se presenta retraído, es inteligente y creativo, ha
sido un estudiante destacado en su rendimiento académico, aunque con llama-
dos de atención por ser un poco inquieto y conversador en clase con los pares
que siente confianza. Lo llevaron a psicoterapia porque presentó dificultades en
el colegio con el cumplimiento de normas y la ejecución de tareas académicas
en un momento coyuntural de la dinámica familiar, debido a la llegada de un
hermano, producto de una nueva relación de pareja de la madre.
Su núcleo familiar actualmente se encuentra compuesto por la madre y su
hermano menor. Esta composición familiar ha tenido cambios, oscilando en-
tre la familia extensa materna y la modificación de su familia nuclear, ya que
sus padres se separaron y la madre comenzó una nueva relación que también
terminó. Como consecuencia, el niño ha tenido diferentes cuidadores que han
ayudado y participado en su crianza.
[ 52 ] Padres, niños y psicoterapia
2.3. Caso 3
Este caso se ha abordado con un psicoterapeuta de enfoque psicodinámico.
Se trata de un niño de 11 años de edad que se encuentra cursando el grado 6º
de básica secundaria en una institución educativa privada. Es buen estudiante,
responsable, introvertido y tranquilo; sin embargo, ha tenido episodios de tris-
teza acompañados de sentimientos de soledad, desmotivación frente a la vida y
tendencia al aislamiento. Es llevado a psicoterapia por un episodio de ideación
suicida. Presenta dificultades para expresar sus emociones, para interactuar
con los compañeros del colegio, quienes lo atacan por actitudes femeninas, lo
que conlleva situaciones explícitas de bullying. Asociado a esto, el niño ma-
nifiesta sentimientos de rechazo y desaprobación hacia sus allegados (familia,
superiores y pares).
Su núcleo familiar inicialmente estaba conformado por el padre, la madre
y una hermana mayor, hija del primer matrimonio de la madre. Actualmente
vive con su madre y hermana, ya que sus padres están en proceso de separación,
Las tríadas [ 53 ]
Objetivos
psicoterapéuticos IP
co
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Vínculo psic
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PARENTAL (IP)
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Padr Ejercicio de la
función parental
gráfico 1.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil.
[ 54 ]
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 55 ]
Y de alguna otra manera invitar a los papás es como una de las condiciones para
estar en el espacio con los niños, para mí es fundamental y se lo digo a los papás,
casi que es una condición que ellos deben estar involucrados en el proceso. Si yo
lo pusiera en términos de porcentaje, el 5 % del tiempo, y eso creo que es mucho,
está el niño en el consultorio, el otro 95 % está con los papás. Entonces el niño
1. Rachel Haine-Schlagel and Natalia Escobar Walsh, “A Review of Parent Participation Engagement in
Child and Family Mental Health Treatment”, Clinical Child and Family Psychology Review, Vol. 18, no. 2
(2015): 133-50, http://doi.org/10.1007/s10567-015-0182-x.
2. Karver et al., “Meta-Analysis”.
3. Haine-Schlagel and Escobar Walsh, “A Review of Parent Participation”.
4. Kathy A. Dowell and Benjamin M. Ogles, “The Effects of Parent Participation on Child Psychotherapy
Outcome: A Meta-Analytic Review”, Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology, Vol. 39, no. 2
(2010): 151-62, http://doi.org/10.1080/15374410903532585.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 57 ]
También es posible resaltarlo con este otro aporte de C1Ps: “Hay veces que
uno puede trabajar mucho en consulta con los niños, que se sientan compren-
didos, puedan expresar todo lo que sienten, pero que llegan a la casa y encuen-
tran la misma situación difícil, no tienen confianza para decirles qué les gusta,
qué no les gusta o les tienen mucho miedo a los papás, evitan tener contacto
con ellos o dicen mentiras, son muchos factores que afectan la relación”.
Sobre este asunto, Janin5 afirma que tener en cuenta la narración hecha por
los padres sobre la vida del hijo permite acceder a las vías identificatorias que
le han sido propuestas o trasladadas al niño. De tal forma que los padres son
figuras protagónicas en la clínica psicoterapéutica infantil, ya que cuando se
comprometen de una manera adecuada favorecen el ambiente dentro y fuera
del proceso psicológico, de una manera muy particular en lo referente a los lo-
gros subjetivos del niño. Cuando los padres no participan o lo hacen de forma
negativa se convierten en un factor entorpecedor del avance de su hijo, evi-
denciándose un fenómeno común y es que los niños muestran progreso en el
consultorio, pero en su construcción personal se ven estancados, llegando a
consulta cada vez en el mismo estado o inclusive más confundidos. El siguiente
aporte de C1Ps ilustra este asunto: “El papá debe ponerse también a trabajar y
coincidir, entonces, por eso en psicoterapia se hacen muchas cosas, pero se que-
da cortico cuando el padre es poco colaborador o no asume su responsabilidad,
o no le da la importancia necesaria a este proceso”.
Asimismo, los hallazgos de esta investigación presentan explícitamente
que el proceso de inclusión parental conlleva varios elementos que describen
la forma en que los psicoterapeutas animan a trabajar a los padres y los inclu-
yen en la psicoterapia de sus hijos. Estos elementos se nombran a continua-
ción como: el proceso de la inclusión parental, los objetivos de la inclusión, las
El primer contacto que realizan los padres de familia cuando hacen la solicitud
de consulta es el inicio de la inclusión parental, ya que ellos son los encargados,
en el caso de los niños, de pedir la atención, porque sienten u observan que algo
no está funcionando como lo esperan en el proceso de desarrollo de su hijo.
En psicoterapia infantil, el primer acercamiento que hacen los padres so-
bre una situación que les preocupa de su niño se convierte en el motivo de
consulta. El motivo de consulta hace referencia al momento en que una per-
sona decide comenzar un proceso psicológico; en los procesos infantiles, es
la primera aproximación que hacen los padres sobre una situación que los
aqueja de su hijo.6
Cuando se habla de motivo de consulta, en el caso de lo infantil, también se
evidencia por parte de las figuras parentales que no siempre es explícito el mo-
tivo por el que llevan a sus hijos a proceso psicológico. Al respecto, se observa
que puede haber motivos implícitos, inclusive condiciones personales de los
padres y situaciones de su propia historia de vida no resueltas que los llevan a
consultar en nombre de los hijos.
Pau Martínez7 trae a colación el concepto trabajado en psicoterapia psico-
dinámica que plantea cómo el motivo de consulta generalmente se compone
de dos formas: el manifiesto y el latente. El manifiesto obedece a la lectura que
la persona hace de su malestar, el cual puede estar mediatizado por la infor-
mación médica, académica o psicológica que dispone, y por su capacidad para
entenderla adecuadamente. También está condicionada por experiencias de
sufrimiento previas, iguales o semejantes, o por el imaginario sociocultural en
el que viven. El latente hace referencia a la percepción subjetiva del motivo de
6. Carlos Blinder, Joseph Knobel y María Luisa Siquier, Clínica psicoanalítica con niños (Madrid: Editorial
Síntesis, 2004).
7. Pau Martínez, “Del motivo de consulta a la demanda en psicología”, Revista de la Asociación Española
de Neuropsiquiatría, Vol. 26, no. 1 (2006): 53-69, https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid
=S0211-57352006000100004.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 59 ]
8. Aida Dinerstein, ¿Qué se juega en psicoanálisis de niños? (Buenos Aires: Lugar Editorial, 1987).
9. Françoise Dolto, Psicoanálisis y pediatría (Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 1974).
[ 60 ] Padres, niños y psicoterapia
un motivo de consulta latente. Este asunto puede ser ilustrado por el siguiente
aporte de C1Ps:
Normalmente, cito al niño solo y luego cito a los padres solos. Entonces con los
padres empecé a indagar sobre la dinámica familiar y pude percibir que tam-
bién había algunos elementos en la dinámica familiar o de pareja que estaban
afectando la tranquilidad y la parte emocional del niño, y eso también lo estaba
llevando a que se manifestara en el colegio, sus inseguridades y sus temores. En-
tonces de hecho hubo que parar con el niño un tiempo y empezar a trabajar con
los papás algunas dificultades que tenían ellos en su relación de pareja, y luego
después volvió el niño, entonces así fue.
10. Anna Huber, Catherine McMahon and Naomi Sweller, “Improved Parental Emotional Functioning
After Circle of Security 20-Week Parent–Child Relationship Intervention”, Journal of Child and Family
Studies, Vol. 25, no. 8 (2016): 2526-40, http://doi.org/10.1007/s10826-016-0426-5.
11. Alan E. Kazdin, Conduct Disorder in Childhood and Adolescence (London: Sage, 1995).
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 61 ]
no sabe cómo nombrarlo. Entonces siempre escucho a los adultos primero y ahí
les explico también si el proceso amerita acompañar a los adultos o papás a que
resuelvan cosas del grande y cuidador del niño”. “Normalmente siempre es con
los papás, en esa primera entrevista yo no hago que traigan al niño, sino que
más bien me contextualicen ¿por qué?, las causas” (C3Ps).
Sobre este asunto, Dio Bleichmar14 refiere que el proceso de inclusión de
los padres depende del análisis que inicialmente haga el clínico con ese pri-
mer contacto, pero teniendo en cuenta por quién viene remitido, quién pide la
cita, quién hace la demanda (padre, madre, hermana), y de una manera muy
somera cuál es el motivo de consulta. Con estos aspectos es posible valorar la
oportunidad y el formato sobre esa primera cita, es decir, quién asiste y qué
encuadre debe hacerse. La autora presenta varias opciones, desde la clásica,
hasta el niño solo, los padres e hijo juntos, vinculares padre-hijo o madre-hijo
o familias completas.
Al respecto, Alan E. Kazdin15 refiere que existe una estimación aproximada
de más de 500 técnicas diferentes de psicoterapia en uso para niños y adoles-
centes, con énfasis muy variados en el tratamiento individual de los niños, tra-
tando a los padres de manera independiente o a ambos. Ahora bien, tal como
lo propone Dio Bleichmar,16 en los casos participantes la inclusión parental co-
mienza en la primera sesión y esta se da a la forma clásica; sin embargo, en el
transcurso de las sesiones han existido algunas variaciones.
La participante C2Ps expresa que en la segunda cita están los padres, cuya
función es aclarar el encuadre que los va a acompañar durante el proceso de la
siguiente manera:
En la primera cita están los papás, cuando llega el niño están los papás y el
niño, y vuelvo y le explico al niño por qué vinieron, pero de hecho más que
explicar le pregunto al niño qué sabe, qué le dijeron los papás, qué le infor-
maron, y ya con lo que él tenga en conjunto yo ya voy y le explico qué se hace
en el lugar terapéutico, cuál es el rol mío, cuál es mi trabajo. Siempre le dejo
claro a los papás que hay un asunto ético y que lo que se habla con el niño se
queda entre el niño y yo, pero que hay unos momentos paralelos en los que se
fusionan los adultos.
17. Alicia F. Lieberman, Chandra Ghosh and Patricia Van Horn, “Child-Parent Psychotherapy: 6-Month
Follow-up of a Randomized Controlled Trial”, Journal of the American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, Vol. 45, no. 8 (2006): 913-18, http://doi.org/10.1097/01.chi.0000222784.03735.92.
[ 64 ] Padres, niños y psicoterapia
La información suministrada por los participantes muestra que son los psico-
terapeutas los que determinan las razones y el momento en el que consideran
que deben incluir a los padres dentro del tratamiento infantil. En general, se
observa que estos objetivos han sido sustentados por la función constitutiva de
los padres en el desarrollo psicológico del niño y la relación de dependencia de
los niños hacia ellos. Así, los objetivos de la inclusión parental que este estudio
permite precisar son: promover que los padres desarrollen la capacidad empá-
tica, resignificar el lugar del niño en la pareja parental, promover que la pareja
parental tenga un lenguaje común, habilitar a los padres en el lenguaje infantil
y, por último, promover el establecimiento de un vínculo psicoterapéutico con
los padres. Es clave aclarar que estos objetivos se precisan desde los decires de
los psicoterapeutas participantes y desde los aportes de los padres.
Mi intención es lograr que los padres se pongan en el lugar del niño y entiendan
que él es un niño, no es un adulto, que está sufriendo, que está viviendo algo que
le genera angustia y que ellos no pueden pensar como adultos, porque hay veces
que piensan que el niño piensa como un adulto y no. Entonces más fácil uno
como adulto ponerse en el lugar del niño y entender por qué tiene sus temores o
tiene ciertas situaciones que le incomodan o que le generan como ese malestar.
Entonces es importante lograr que los padres se pongan [...] lo que se llama la
empatía, que se pongan en el lugar del otro, ¿por qué es que está grosero? o ¿por
qué es que está contestando mal?
20. Milena da Rosa Silva, Luiz Carlos Prado and Cesar Augusto Piccinini, “Parent-Infant Psychotherapy
and Postpartum Depression: The Father’s Participation”, Paideia, Vol. 23, no. 55 (2013): 207-15, http://doi.
org/10.1590/1982-43272355201308.
21. Bowlby, Los cuidados maternos.
22. Dio Bleichmar, Manual de psicoterapia, 423.
[ 66 ] Padres, niños y psicoterapia
Hay veces que son muy irregulares en las citas, entonces ven que el niño está
medio bien y, a bueno, no lo vuelvo a traer, porque como no es decisión del
niño, y vuelve otra vez el niño a presentar alguna dificultad, entonces ahí sí lo
traen. Entonces también falta de consistencia, eso tampoco permite que haya
una buena evolución, pero a veces eso parte es desde el papá, porque si el papá
no los trae o no les da la platica, ¿entonces? Ellos dicen que es porque no tienen
tiempo, porque no tienen plata o porque bueno, se les dificulta.
23. Praven Israel et al., “Child Factors Associated with Parent Involvement in Usual Clinical Care of Chil-
dren and Adolescents: A National Register Study”, Nordic Journal of Psychiatry, Vol. 61, no. 3 (2007): 173-
81, http://doi.org/http://dx.doi.org/10.1080/08039480701352363.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 67 ]
27. Ann Horne, “Keeping the Child in Mind: Thoughts on Work with Parents of Children in Therapy”, in
Works with Parents, ed. J. Tsiantis (London: Karnac Book, 2004), 47-64.
28. Jürg Willi, La pareja humana: relación y conflicto (Madrid: Morata, 1993).
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 69 ]
entre los padres, de forma que ayude al niño a alcanzar su bienestar psicológico.
C1Ps lo nombra así:
Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan29 sostienen que los padres que se per-
miten jugar con sus hijos estimulan constantemente el desarrollo mediante ex-
29. Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, Los buenos tratos a la infancia. Parentalidad, apego y resiliencia
(Barcelona: Gedisa, 2005).
[ 70 ] Padres, niños y psicoterapia
periencias gratas que fortifican al niño. Jugar con los niños estimula en ellos el
ser sujetos activos, en una realidad construida juntos, lo que fomenta en el niño
sentirse receptor del apoyo afectivo de sus padres. “A través del juego el niño ve
la postura corporal y lo que le sucede orgánicamente, pero también en la cons-
trucción del imaginario y la realidad organiza psíquicamente ese yo imaginario
y ese yo real y resuelve la tensión para que el niño resuelva el problema” (C2Ps).
Los mismos autores refieren que cuando el niño es un actor activo de la
creación de la realidad también podrá señalar, comprometerse y ayudar con los
cambios en dicha realidad compartida cuando es injusta o no le proporciona tran-
quilidad, por lo cual se considera que el juego conjunto es una actividad con un
alto valor de resiliencia. Bruno Bettelheim30 sostiene que para comprender al hijo
es necesario conocer sus juegos, el juego no es solo placer, es sobre todo una acción
significativa que manifiesta el mundo interno del niño, al jugar un niño manifiesta
su realidad. En la misma línea, un estudio realizado por Fredrik Odhammar y
Gunnar Carlberg31 concluye que es esencial, como parte de un proceso infantil,
que haga posible el acceso a su mundo, fomentar la fantasía mediante la lúdica.
sostiene, yo pienso que nos ayuda, nos ha ayudado, volvimos y nos ha ayudado
a estar juntos y a tener un matrimonio súper tranquilo”.
En este sentido, Margarita Aznar32 aporta que en el trabajo con niños es
importante valorar las dificultades y capacidades de los papás en su rol pater-
no desde la relación terapeuta-padres de familia, pero sin que estos se sientan
culpabilizados por sus posibles falencias. Además, en el establecimiento de este
vínculo psicoterapéutico padres-terapeuta se presenta la transferencia parental,
la cual es necesaria para lograr los objetivos planteados desde el inicio y el sos-
tenimiento del proceso psicoterapéutico. C3M lo narra de la siguiente forma:
“Si uno no pone de parte de uno y si no le nace a uno es muy difícil, por muchos
terapeutas que uno tenga, no, no vas a aterrizar, no vas a entender y no vas a
poder solucionar”.
Así, se evidencia cómo todo vínculo psicoterapéutico se establece tomando
en cuenta las expectativas y condiciones psicológicas, tanto de los padres como
del terapeuta. Se entiende cómo estos objetivos planteados son fundamentales
en la medida que pueden verse como directriz para orientar la inclusión paren-
tal como un proceso del desarrollo de una psicoterapia infantil, destacando los
aportes a nivel emocional y cognitivo de los padres en el ejercicio de su función
parental. Esto permite un adecuado desarrollo del proceso psicológico del niño.
Teniendo estos objetivos delimitados, es pertinente a continuación exponer
cómo los participantes representan este proceso de inclusión parental.
32. Margarita Aznar, “Intervención con padres en clínica de niños”, Clínica y Salud, Vol. 20, no. 3 (2009):
291-300, http://scielo.isciii.es/pdf/clinsa/v20n3/v20n3a10.pdf.
33. Kristeve, El lenguaje, ese desconocido.
34. Olhaberry y Jiménez, “Convergencias en torno al concepto de representación”.
35. Arbeláez, “Las representaciones mentales”; Piaget, La formación del símbolo.
36. Freud, “Las neuropsicosis de defensa...”.
37. Stern, La constelación maternal; Bedoya, “The Notion of Relational Matrix”.
[ 72 ] Padres, niños y psicoterapia
se concibe como una construcción subjetiva de los significados que les son asig-
nados a las vivencias y experiencias personales, o sea, de qué manera se asimi-
lan las dimensiones subjetivas de una persona, como los sentimientos, formas
de vincularse con el mundo y comportamientos, entre otros aspectos.
Así, la concepción de representación que convoca este libro es la brindada por
los participantes, niños, padres y psicoterapeutas, sobre el proceso de la inclusión
parental; en otras palabras, se pasa a describir y analizar cómo los participantes
representan la experiencia de haber vivido este fenómeno de la inclusión parental
durante la psicoterapia infantil.
Un estudio hecho por Claire Whitefield y Nick Midgley39 señala que algu-
nos padres tienen más capacidad para comprender los aportes de la psicotera-
pia debido a sus propias condiciones, su contexto de vida, lo que les permite
construir estrategias óptimas; en cambio, otros despiertan culpas que les genera
defensas, resistencias ante cualquiera exposición de las dificultades del niño.
Mi hijo siempre ha sido un niño que ha sido buen estudiante, ha sido un niño
responsable, ha sido un niño calmado, ha sido un niño feliz y el año pasado
empezó retraído en el colegio, me empezaron a llamar, él empezó a ver videos
de cómo asesinarse, o sea, empezó una cantidad de cosas que pues sinceramente
me atravesaron el alma (la voz entrecortada), ¿por qué? Por lo mismo, porque
siempre me he esmerado mucho en el amor y cuidado con mis hijos, porque
tengo dos, y sí, fue muy duro. Yo personalmente, yo sé que me equivoqué en
muchas cosas, pero yo te lo digo desde el amor de madre que tengo yo, yo no me
justifico, pero no fue mal intencionado, sino que es a causa del mismo ambiente
que uno tiene, vuelvo y te digo, el trabajo absorbe mucho y yo trabajo mucho,
tanto que mis dos hijos, tanto el uno como el otro, me lo han reclamado, ellos
me entienden y saben, pero ellos me reclaman atención (C3M).
En las representaciones de los padres se nota miedo a ser culpados por su fun-
ción parental, puesto que en su imaginario es posible que habite la fantasía de ser
juzgados por un profesional en el área.40 Y es que en muchas ocasiones realmente
sucede, que son confrontados con el ejercicio de dicha función, tal como se evi-
dencia en el aporte dado por C3Ps: “Para el papá de alguna manera señalarle, ve
estás faltando en esto, en esto otro, lo estás dejando solo, no lo estás acompañan-
do, no lo llamas, no salís con él, no le preguntas cómo va en el colegio, solo apare-
ces para regañarlo, para él fue sorpresivo, porque él pensaba que estaba haciendo
una muy buena labor”. Al respecto, Dio Bleichmar41 expresa la importancia de
tener mucho respeto al confrontar a los padres frente a sus funciones como tales,
ya que están ancladas a su propia historia y, sobre todo, porque los incluye a ellos
como hijos dentro de un sistema psico-socio-cultural determinado.
39. Claire Whitefield and Nick Midgley, “‘And When You Were a Child?’: How Therapists Working with
Parents Alongside Individual Child Psychotherapy Bring the Past into Their Work”, Journal of Child Psy-
chotherapy, Vol. 41, no. 3 (2015): 272-92, http://doi.org/10.1080/0075417X.2015.1092678.
40. Blinder, Knobel y Siquier, Clínica psicoanalítica.
41. Dio Bleichmar, Manual de psicoterapia.
[ 74 ] Padres, niños y psicoterapia
También puede observarse en este otro aporte: “Yo tengo muchas cosas que
estoy arrastrando desde hace muchos años, desde hace muchos años, hay cosas
que yo me he permitido sanarlas, hay otras cosas que de pronto no o que de pron-
to creo haberlas sanado y mentiras, no, ahí están” (C3M). En esta misma línea,
al psicólogo clínico le corresponde prestar atención a los conflictos que logre ver
como padres en la pareja, ya que pueden estar viviendo problemas a causa de
situaciones no resueltas de su propia historia personal, que se actualizan en los
conflictos y sintomatología del infante, como un eco que proviene de su historia
y les recuerda aquello que creían superado, reprimido o simplemente negado.43
Esto se evidencia en lo expresado por C3Ps: “Quien (el padre) podría estar
a cargo de ese proceso (académico) es precisamente quien lo abandona, como
te decía es alguien que se da cuenta de que está repitiendo su historia y con ese
saber no sabido no quiere hacer nada, simplemente abandona, repite de alguna
forma lo que vivió con su papá y lo está viviendo también con su hijo, además
de eso es un hombre que tiene un hijo mayor de 31 años, con el cual no tiene
relación hace dos años, también lo abandonó”.
Pero no siempre la inclusión parental es vivida desde el miedo y la culpa,
también puede representarse como una situación que obliga a asumir una res-
ponsabilidad que en algún momento quisieron no tener. Es frecuente que los
padres vivan la psicoterapia como una manera de eximirse de la responsabili-
dad de su función, debido a que sienten un peso, el cual tienden a adjudicar al
psicólogo; no obstante, cuando se les invita a participar en el proceso activa-
mente son capaces de asumir su encargo, ya que han podido, de manera cons-
ciente, confrontar su rol paterno, lo cual posibilita que se adapten, inclusive que
se acomoden con la situación específica de su niño y también sean capaces de
reconocer su participación en la problemática.
En relación con este asunto, Mara Selvini et al.44 reseñan que igualmente
es habitual que la expectativa que tienen los padres, cuidadores y docentes so-
bre el psicoterapeuta es que sea este profesional quien tome la responsabilidad
del caso en su totalidad, ocupándose directamente del niño como parte de su
trabajo, liberando de cualquier compromiso a todas las personas adultas del
entorno infantil. Esto puede ilustrarse en los siguientes aportes dados por los
participantes: “Hay un gran porcentaje, para mí, de papás que creen que todo se
va a solucionar en el consultorio y yo no tengo que involucrarme en ese proce-
so, se tranquilizan y ponen todo en el psicólogo” (C1Ps); “Porque de alguna otra
manera hay un imaginario que es que traerlo al psicólogo es que se solucionó
mágicamente, o sea, que el psicólogo hizo todo el trabajo y no, así no es” (C3Ps);
“A veces también en esas experiencias es un afán de los papás de desresponsabi-
lizarse de ese rol de ser padres, muchos de los casos es como que no me quiero
44. Mara Selvini et al., Mago sin magia (Buenos Aires: Paidós, 2004).
[ 76 ] Padres, niños y psicoterapia
asumir, entonces, vea, qué vamos a hacer con el niño, se lo dejan a uno casi que
en el consultorio” (C3Ps).
Se puede observar cómo la inclusión parental en la psicoterapia infantil es
representada además por los padres como una manera de ayudar en la cons-
trucción de confianza niño-clínico. Esto puede verse en el aporte hecho por
C2M: “Sí, yo he participado en algunas citas, al principio como en las tres pri-
meras participé, mientras que el niño le cogía como la confianza a la psicóloga”.
Si bien no se encuentra literatura específica sobre este asunto, Erikson45 per-
mite apoyar este constructo con su contribución sobre el desarrollo de la con-
fianza como un constituyente del crecimiento psicológico subjetivo, que se da
como causa del desarrollo sano del vínculo madre-hijo. Así pues, este concepto
perfectamente puede trasladarse al espacio clínico, puesto que son precisamen-
te los padres quienes tienen la tarea de promover y estimular el inicio del pro-
ceso psicoterapéutico, así ellos se constituyen como los porteros y facilitadores
de la construcción del vínculo niño-terapeuta.
Odhammar y Carlberg46 evidencian que el contacto inicial entre los psico-
terapeutas y los padres es un punto importante de partida, tanto para la rea-
lización de la psicoterapia, como para los resultados en términos de éxito de
la cooperación, el entendimiento mutuo y las expectativas de desarrollo de la
psicoterapia. Así lo confirma la siguiente participación: “Para mí la ayuda tera-
péutica ha sido maravillosa, porque me ha aterrizado, uno a veces necesita que
algo lo enrute o le haga como caer en cuenta de muchas cosas, porque, vuelvo y
te digo, si uno no pone de parte de uno y si no le nace a uno es muy difícil, por
muchos terapeutas que uno tenga no, no vas a aterrizar, no vas a entender y no
vas a poder solucionar nada” (C3M).
Con todo, es significativo aludir que toda representación parental dentro
de una psicoterapia cobra sentido y se pone al servicio del proceso psicotera-
péutico, dependiendo del nivel de la transferencia que se haya construido entre
los padres y el profesional. En esta medida, se vive esta inclusión como algo
que favorece o entorpece los resultados con el niño. “Uno cree que se las sabe
todas, que no necesita a nadie y que de pronto ese tipo de terapia no la necesita
y simplemente era que [...] no, uno aprende a ser mamá en el camino y eso no
se aprende. Qué rico que pudiera pues entender que esas terapias nos ayudan
a todos como papás y uno sí puede aprender de esto, yo sí lo recomiendo, de
hecho ya lo he recomendado, amo las terapias y amo venir acá, porque pienso
que sí nos ayudan a entender” (C1M).
Klein47 ya había abordado este tema. Opinaba que establecer una relación
terapéutica con los padres y el niño puede convertirse en una dificultad para el
manejo técnico, y afirmaba que esto ya había sido motivo de controversia a lo
largo del tiempo. Sin embargo, hay que reconocer que los padres de familia, por
lo general, están involucrados en el proceso psicoterapéutico de sus hijos, pues
son ellos quienes mantienen la creencia en el saber y lugar del clínico, desde
este soporte la transferencia del niño está vinculada íntimamente con la de los
padres y tiene una estrecha subordinación a las variaciones que pueda sufrir en
estos. Por tal motivo, el psicólogo debe conseguir un equilibrio en el vínculo
con el niño, por un lado, y con sus padres, por el otro, para poder alcanzar los
logros propuestos,48 como lo expresa esta madre: “Entonces es muy importante,
primero, una como mamá aceptar que es necesario ir al psicólogo, convencerse
de eso y que una no se sabe todas las herramientas y yo siento que los psicólo-
gos dan muchas herramientas y la ayudan a una mucho a tener esas herramien-
tas para mejorar una como mamá, para poder que ellos mejoren” (C2M).
Con respecto a esto, la investigación de Haine-Schlagel y Escobar Walsh49
refiere que un vínculo tranquilo con el psicólogo mantiene a los padres partici-
pando del proceso. Así, las familias que establecen buena relación con el clínico
colaboran más en la elaboración de las tareas y cumplimiento de los objetivos
del tratamiento, es decir, tienen más probabilidad de participar y permanecer
en el proceso. Así queda explícito en este aporte: “El mayor beneficio que yo he
visto es que siempre que salgo después de una cita y con las estrategias que el
doctor nos brinda es que he sentido muchos cambios en el niño, entonces para
mí eso es muy gratificante. Entonces para yo traerlo a la cita es maravilloso,
porque siempre voy cosechando un poquitico más, un poquitico más, un po-
quito más y bueno, me siento muy bien, porque qué más que es uno mismo el
que está al frente y no otra persona” (C3M).
Los padres que hicieron parte de este estudio valoran la participación en
el proceso psicoterapéutico como una experiencia de apoyo para sí mismos.
Expresan que este proceso les proveyó un espacio en el que ellos también se
sintieron comprendidos y acompañados, facilitando la relación con sus hijos
desde la comprensión de sus necesidades particulares.
Así se muestra que, para la constitución del vínculo psicoterapéutico, la
confianza es parte importante en la construcción de este, puesto que favorece
en los padres la libre expresión de sus afectos, angustias, miedos, historias e
inquietudes. Esto puede verse en el aporte hecho por C1P: “Yo pienso que al
uno llegar a estos espacios donde se muestra uno como es, y pues se trata de
conversar y de mirar todas las situaciones que hay alrededor, sí me permite
conocer más al hijo y sí permite conocerse más uno mismo y entender qué es
lo que gira alrededor de él”. Otra participante refiere al respecto: “Yo pienso
que ella manejó desde todas las esferas lo que tenía que hacer, desde lo perso-
nal hasta lo individual, hasta nosotros tres como familia, nos conoció a cada
uno individualmente, nos dijo y nos ayudó en cómo debíamos ayudarle al niño
desde su proceso psicológico” (C1M). La misma participante agrega: “Cuando
empezamos con la doctora fue también a aprender de todos esos errores, a con-
tar y contárselos a ella y entonces fue también una catarsis. Yo a la doctora ya le
tengo demasiada confianza, porque yo pienso que si alguien más que yo misma
conoce muchas cosas, es ella, porque ella ha tenido terapias individuales con
los dos, entonces conoce mucho de mi esposo, cosas que quizás yo no conozco”
(C1M). Entonces la confianza entre padres y psicoterapeuta se establece como
un motor que facilita el proceso y sus logros, como afirma esta madre: “Yo acep-
to y me voy muy en función de lo que diga la psicóloga” (C2M).
Los padres de familia, pues, vivencian el aporte del proceso psicológico, si
bien en un principio con incertidumbre y resistencia, cuando se permiten vi-
virlo y ven sus resultados lo asumen como un factor favorecedor que aporta
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 79 ]
La simpleza con la que me hacían caer en cuenta de las situaciones que de pron-
to cuando uno es el dueño del problema uno no ve las cosas como las quisiera
ver y ver como la simpleza de la situación cuando vos ya las contás, como que
desde otro escenario te muestran que no es tan grave o no es como lo estabas
viendo, eso me parece bacano, la manera de hacerle caer en cuenta a uno en las
situaciones, más que decirle cómo era la situación, es la forma como te hacen
entender cómo era, que es muy diferente, pues, a que te la digan, o por lo menos
a mí me gusta hacerlo de ese modo, me parece bastante positivo (C1P).
Si este estudio es para que otras personas lo lean o lo escuchen, yo les quiero
decir que no les dé miedo asistir donde un psicólogo y que no les dé pereza
buscar esa ayuda, que no lo vean como la mayoría de la gente lo ve, como una
bobada, pues la verdad es que a mí me parece que se deben aprovechar este tipo
de profesionales, que te ayudan muchas veces, que te asientan a la realidad y que
te ayudan a entender y sobre todo te ayudan a llevar la vida de una manera muy
diferente y eso hace el cambio (C3M).
Mi hijo me decía ¿qué dirán mis amiguitos si voy donde el psicólogo? Porque en
el colegio marcan mucho al psicólogo, el que va al psicólogo del salón es porque
tiene problemas, entonces lo que hice fue decirle es que mira, vamos a ir a traba-
jar los dos y le conté a dónde íbamos a ir. Al principio el niño estaba un poquito
reacio, porque le parecía algo así como ¡yo no estoy loco!, pues porque todavía
tenemos mucho en el ambiente que si uno va al psicólogo es porque uno está
loco (ríe). Entonces es muy importante, primero uno aceptar que es necesario y
que uno siendo papá debe aceptar que es necesario ir al psicólogo, que uno no
se sabe todas las herramientas (C2M).
un lugar para consentir que los papás esclarezcan situaciones propias, lo cual
conlleva efectos positivos en el niño. Un claro ejemplo de ello es este aporte:
“Sí, porque ellos antes peleaban mucho, entonces yo le hablaba a la doctora, que
ellos pelean mucho, entonces cuando ellos entraban, pues, les decía que no pe-
learan tanto, que yo me estresaba mucho, ellos cambiaron, ya no pelean” (C1N).
Según Aznar,52 la inclusión parental hace posible que el niño rápidamente
perciba que se le retira del lugar de depositario del problema. Así lo expone
C2N: “Que en la casa, pues, todos se comprometían a corregir las cosas, porque
ellos, pues, también han mejorado”. Los niños, además, expresan que incluir a
sus padres les permite representar el lugar que tienen en este proceso, es decir,
si se sintieron excluidos o incluidos.
Es de anotar que este sentir infantil se detecta en gran medida dependiendo
de la técnica utilizada por cada psicoterapeuta, ya sea tenerlos juntos en la se-
sión, separarlos, que entrara uno u otro. En este sentido, aparece la segunda for-
ma de representación de la inclusión parental, y es que los niños pueden llegar
a vivir la inclusión parental como exclusión de su propio proceso psicológico,
o sea, sentir que al ingresar los padres ellos quedan ausentes al desconocer la
información dada, poniendo en riesgo la confianza construida niño-terapeuta,
pudiendo favorecer la angustia infantil, como lo expone este aporte: “No, (si-
lencio) [...] bueno, sí, ellos entraron solos y yo me quedé afuera, entonces yo no
los escuché, no entendí por qué me quedaba afuera. Porque yo no me quería
quedar afuera, yo quería estar adentro, porque quería escucharlos y no sabía de
qué iban a hablar (niega con la cabeza y mueve las manos expresando duda)”
(C1N). También, con este último aporte se evidencia que la representación de la
inclusión parental en los niños varía no solo entre un proceso psicoterapéutico y
otro, sino dentro del mismo proceso psicoterapéutico, en diferentes momentos.
Acorde con Aznar,53 la inclusión parental puede a veces complejizar el vín-
culo psicoterapéutico con el niño, pues se puede inquietar por el tipo de alian-
za que su psicólogo tenga con sus padres y que pueda verse comprometida la
confidencialidad a la que los niños suelen poner todo su interés. También re-
fiere que será cada vez más complejo cuanto más severa sea la problemática
familiar. Esto puede ilustrarse con el siguiente testimonio: “No, porque era solo
mi mamá, pues yo hice mi cita con el psicólogo y luego ella; y yo me quedaba
por ahí afuera, hummm [...] normal [...] me quedo ahí en el sofá, es cómodo. A
veces mi mamá me presta el celular y juego solo, me quedo ahí viendo la venta-
na, los gatos, me entretengo” (C3N).
Esto invita a reflexionar sobre cuál es el lugar que los psicoterapeutas asignan
al niño dentro de la psicoterapia infantil, es decir, si el niño tiene un papel activo
en el que se apropie de su espacio psicoterapéutico o si, por el contrario, simple-
mente asiste como una imposición de los padres. Esto está relacionado directa-
mente con la forma en que viva los momentos de inclusión de los padres desde la
angustia y el imaginario, de no saber qué sucede en su ausencia dentro del consul-
torio o, por el contrario, con la confianza de que será guardada su intimidad, pese
a su ausencia. Así lo manifiesta este niño: “Sí, cuando mi mamá está hablando de
todo, pues, de mi salud, de mis tics, de mi ansiedad, ¿entiende?, de todo eso. Me
gusta cuando estoy adentro (lo dice con entusiasmo); la vez que me dejaron afue-
ra y que ellos estaban hablando adentro fue muy aburrido, pero normal” (C1N).
Cuando los niños tienen una representación valorada y asumen con tranqui-
lidad la inclusión de los padres en el consultorio es por el hecho de que el psicólo-
go hace uso en su técnica de una constante inclusión del niño desde la palabra y el
hacer, es decir, en ningún momento de las citas excluye al niño y, por el contrario,
siempre le comparte el porqué de cada momento del proceso o haciéndole par-
tícipe de sesiones conjuntas, explicando por qué hay consultas individuales para
los padres, al igual que para él. Lo anterior muestra que al niño se le está dando un
lugar activo dentro de su proceso psicoterapéutico, sobre el que además se le per-
mite su apropiación. Esto se observa en el siguiente aporte del participante C2N:
“Entrábamos los tres, pues los cuatro, ah no, porque todavía no había nacido mi
hermanito, me sentía bien, me gustaba, compartíamos todo”.
En este orden de ideas, la representación sobre la inclusión de los padres en
su psicoterapia es valorada positivamente por los niños, en tanto que se asocia
con una ayuda para ellos y sus familias; sin embargo, hacer uso de esta técnica
[ 84 ] Padres, niños y psicoterapia
54. Gustavo Lanza y Angelina Graell, “El trabajo con los padres en la psicoterapia infantil, desde el punto
de vista de la teoría de la mentalización” (Conference Congreso Virtual de Psiquiatría, July, 2014), https://
www.researchgate.net/publication/275335594.
55. Janin, Intervención en la clínica psicoanalítica, 49.
56. Karver et al., “Meta-Analysis”.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 85 ]
Me parece que hay una gran dificultad con los papás, porque a veces uno
puede proponer mucho y trabajar mucho con el niño en el consultorio, pero
es necesario que ellos hagan cambios en la familia, a veces ellos no hacen
nada, sino que se quedan ahí, creen que lo ponen todo en el consultorio y
no, eso es un trabajo. Creo que el trabajo con niños es un trabajo muy inte-
gral, donde estamos implicados el niño, el psicoterapeuta, los padres o los
cuidadores, en algunos casos los profesores o, si es necesario, otro profesio-
nal, si se requiere interconsulta, depende de la dificultad por la que asiste el
niño a consulta (C1Ps).
sino que dejémoslo un fin de semana sin venir, a medida que ella ya veía que
era importante también que él tuviera como descansos o porque hubiera tenido
una terapia o un día había sido muy duro, muy fuerte con él” (C2M).
Inclusión parental como posibilitadora de la comprensión
Esta tercera representación que refieren los psicoterapeutas sobre la inclusión de
los padres hace alusión a que es común que solo deseen el manejo sintomático
de sus hijos, es decir, la desaparición del malestar que está poniendo mal al niño
o al entorno familiar, y encuentran una dificultad para comprender y asimilar los
cambios favorecedores del niño, esto es, si el niño deja de presentar los síntomas
es común que los padres dejen de llevarlos a la psicoterapia. El aporte hecho por
la participante C1Ps ilustra este asunto: “Sí, porque hay algunos que les encanta
y que ya quieren venir a terapia, bueno y manifiestan yo quiero, que cuándo será
viernes o eso para venir a consulta, pero ahí aparecen los papás que porque están
muy ocupados o porque ese niño tuvo alguna medio mejoría no lo vuelven a
traer, entonces se pierde todo lo que se había trabajado”.
En esta vía es que Dio Bleichmar59 explica que en el trabajo con niños existe
una escena temida por todos los psicoterapeutas y es que los padres decidan
terminar el tratamiento de forma brusca y unilateral. Por tanto, los psicotera-
peutas señalan la importancia de hacerles comprender a los padres que cuando
pierden el interés por el proceso suele ser por asuntos subjetivos de ellos mis-
mos. Así, en ocasiones se perciben como limitantes asuntos propios de la salud
mental de los padres, puesto que, tal como lo desarrolló Winnicott,60 las caren-
cias de los recursos yoicos genuinos en los padres se manifiestan en la caren-
cia generalmente incrementada con el hijo. Por lo tanto, trabajar estos asuntos
desde la psicoterapia infantil puede producir una limitación en el alcance de los
logros psicoterapéuticos y en las posibilidades de acompañamiento en el hogar.
Este asunto se ve ilustrado en los siguientes aportes:
Son muchos factores los que afectan la relación, me fijo mucho en el tipo de
temperamento que tiene cada uno de los padres, aunque eso no es definitivo, de
Y el otro aporte:
Lo más difícil es que cuando los padres se vinculan al proceso de alguna otra
manera emergen elementos inconscientes en ellos. Ahí el juego es diferente al
que se hace con un adulto, porque es que ese primer estadio son las relaciones
con esos papás, las que marcan el resto de las relaciones que este niño, lo que
vaya a entablar el resto de su vida, entonces hay papás que llegan y dicen listo,
se ponen juiciosos, se miran, no están en un proceso propiamente dicho, pero
con los señalamientos que se les van haciendo van haciendo su trabajo ¿cierto?
Porque tampoco es entrar en profundidad ni ser invasivo con los papás, solo que
sí hay elementos donde es necesario decirles mira, ahí hay que poner cuidado
porque esto es tuyo, esto no es de él, ese es el lío, pues como lo más difícil con
esos papás, que no son todos. Porque de alguna otra manera en este ejercicio
pues he tenido la posibilidad de contar con papás que se enganchan, que les
cuesta, que dicen ve, yo tenía una pereza de venir, pero vine, porque yo también
he encontrado que es que no es solo lo que me pasa con él, sino que hay cosas
que yo no le puedo decir a otras personas y aquí es el espacio donde lo digo, ese
asunto de las frustraciones y ese asunto de tengo miedo, porque no sé, que me
equivoqué haciéndolo, que es una responsabilidad, pues esos son temores de los
papás que a veces no se escuchan (C3Ps).
Acá es importante reconocer cómo un psicólogo clínico permite que otras per-
sonas significativas, como hermanos mayores, padrastros comprometidos, tíos,
abuelos, entre otros posibles, se involucren en el proceso psicoterapéutico de
un niño, lo cual haría parte del uso que hace de este concepto de la inclusión
parental. De tal forma, es posible que los logros psicoterapéuticos sean más
precisos a los objetivos propuestos, en tanto estas personas cercanas ayudan o
en ocasiones alteran la situación del niño. Lo anterior puede evidenciarse en el
aporte de la siguiente participante: “Para entender lo que pasaba con el niño ya
vinieron mis hermanos y mi mamá, la doctora los citó para entender, porque
ellos también comparten mucho con él, para que también entiendan cómo era
el manejo con él y cómo ellos también aprendieran cómo podían colaborar, que
entendiéramos todos, porque inicialmente fue un choque para toda la familia.
Entonces mi mamá lloró, entonces mis tías decían: ¿qué está pasando con el
niño? Cuando uno hablaba tiene un síndrome y es para toda la vida” (C1M).
Esta participación de los otros significativos para el niño es considerada como
una forma de inclusión parental extensa y así será nombrada en este libro.
Se tiene entonces que los psicoterapeutas participantes que incluyeron a la
familia extensa consideran que el mundo experiencial de un niño, tal como lo
explica Stern,61 puede incluir a miembros de su familia que están ausentes para
que sean partícipes de una determinada sesión de psicoterapia.
Es por la dinámica que se va dando y por el protocolo que uno hace de la psico-
terapia con niños, que si tiene sus padres o cuidadores considero que es indis-
pensable siempre traerlos a consulta, individualmente, primero el niño, después
los papás, si es necesario cada uno y ver como qué es lo que está pasando ahí, y
luego es que uno va encontrando el foco de la situación que le puede estar gene-
rando malestar. Entonces debe llamar a cada uno de los protagonistas o de las
personas que tienen que ver con el asunto, hasta la abuela si es necesario hay que
traerla a la consulta. La experiencia es positiva, porque de alguna manera uno lo
que hace es psicoeducación, es mostrarles a ellos, se está presentando esta situa-
ción, puede ser por estos factores, el comportamiento o lo que está presentando
el niño, era esto o aquello, entonces necesitamos que todos estemos enfocados
de la misma manera para guiarlo a él y apoyarlo (C1Ps).
Uno por medio de algunas técnicas lúdicas puede hacer las veces como de pa-
dre o la mamá, o puede entender cómo se comunica el niño con esas personas
significativas, pero vuelvo y digo, que eso no se queda solamente en la consulta,
sino que el papá debe ponerse también a trabajar y coincidir con lo trabajado
con el niño. Yo busco que el niño se empodere de sí mismo, de su autoestima y
lo que hago es ser un soporte por medio del juego, por medio de asumir roles,
algunos test que se utilizan, así conozco los pensamientos que pueden tener los
niños que les esté generando temores, malestar o rechazo hacia el otro (C1Ps).
Como puede verse en este aporte, el juego, en sí, hace parte de la técnica de
evaluación e intervención, anclado a un trabajo paralelo con los padres como
una estrategia potencializadora del alcance psicoterapéutico. “Cuando yo tra-
bajo con el juego no es exclusivo para el niño, al papá lo incluyo en el juego y
al adulto cualquiera que asista, así refuerzo el trabajo” (C2Ps). Se aprecia que
la técnica del juego es usada con el niño a solas, pero también puede usarse de
63. Kevin O’Connor, Charles E. Schaefer y Lisa Braverman, Manual de terapia de juego (Ciudad de México:
Manual Moderno, 2017).
64. Kendall and Braswell, Cognitive-Behavioral Therapy.
65. Axline, Play Therapy.
66. Klein, “El psicoanálisis de niños”; Winnicott, Realidad y juego.
67. Mira y López, “Manual de Psicoterapia”.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 91 ]
manera conjunta con los padres, como una estrategia de sesión compartida. Así
lo ilustra la participante C2Ps:
Hay un juego particularmente que jugué con esta familia y también lo hago con
otras familias, es que llevo fichas de construcción para mirar la dinámica fami-
liar, lo que los pongo a hacer es que representen, que hagan una figura, les pongo
el material en el centro y les digo aquí hay un material, ustedes van a escoger y
van a hacer una figura. Casi siempre, por no decirte que la mayoría de los padres
de familia, en ese momento hacen una figura donde todos participamos, tiene
que ser que en el proceso yo lo lleve a la deconstrucción de la figura y a que
piensen que es una figura de integración familiar. Entonces ese es el primer mo-
vimiento grande que hago, lo utilizo mucho, porque lo hago como diagnóstico,
lo hago para poder saber cuáles son las reglas de la familia, quién es el líder de
la familia, cómo son los comportamientos que tiene el hijo al nombrar sus ideas
o proponer sus formas de creación, si es escuchado o no es escuchado, entonces
es una actividad que me gusta hacer mucho.
Inicialmente yo juego con los niños, saco colores, saco plastilina, nos disfra-
zamos, yo lo hago desde el sentir del niño y su necesidad. El juego es una im-
plicación teórica fundamental en el trabajo terapéutico, con el juego aparece el
humor, con el juego me aparece la posibilidad de dar muchas alternativas de
solución a lo que me sucede. Entonces, la tarea es todo el tiempo estar creando
68. Barbara Piovano, “Parenthood and Parental Functions as a Result of the Experience of Parallel
Psychotherapy with Children and Parents”, International Forum of Psychoanalysis, Vol. 13, no. 3 (2004):
187-200, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/08037060410000650?journalCode=spsy2.
[ 92 ] Padres, niños y psicoterapia
La psicoeducación parental
La psicoeducación es un proceso que brinda a los pacientes la posibilidad de
desarrollar y fortalecer sus capacidades para afrontar las diversas situaciones de
un modo más adaptativo.69 De este modo, cuando incluye a los padres y utiliza
esta técnica la psicoeducación se enfoca en reforzar fortalezas, recursos y habi-
lidades propias del niño y de los padres para que puedan conocer y comprender
sobre el malestar que habita al niño, su papel y manejo dentro del tratamiento,
con el objetivo de contribuir a su bienestar psicológico.
La psicoeducación eficaz va mucho más allá de la información, aspira a mo-
dificar actitudes o conductas de la familia que le permitan una mejor adapta-
ción mediante cambios en su estilo de vida, en sus representaciones acerca de lo
que le pasa al niño o a ellos mismos, en la adhesión al tratamiento, en el manejo
de los desencadenantes o en la detección precoz de recaídas.70
Esta forma de la psicoeducación se hace evidente en el siguiente aporte: “Psi-
coeducación es mostrarles a ellos de manera clara que por ejemplo se está pre-
sentando esta situación y puede ser por estos factores, el comportamiento o lo
que está presentando” (C1Ps). Otra forma de la psicoeducación utilizada por los
psicoterapeutas se direcciona al trabajo de desmitificar la idea cultural, aún vi-
gente, de asociar al psicólogo con la locura. Tal como lo nombra esta terapeuta
“La psicoeducación es ponerlos en un contexto que uno dice es la psicoterapia,
quitar el mito de que mi hijo no está loco, que entonces para qué lo voy a llevar
69. Juan Manuel Bulacio et al., “El uso de la psicoeducación como estrategia terapéutica” (XI Jornadas de
Investigación, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2004), https://www.
aacademica.org/000-029/16.pdf
70. Francesc Colom, “Psicoeducación, el litio de las psicoterapias Algunas consideraciones sobre su efica-
cia y su implementación en la práctica diaria”, Revista Colombiana de Psiquiatría, Vol. 40 (2011): 147-65,
http://www.bipolars.org/wp-content/uploads/2011/11/4-Psicoeducación-el-litio-de-las-psicoterapias.pdf.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 93 ]
donde el psicólogo, [...] porque la gente sigue creyendo que todos los que van al
psicólogo es porque están locos, entonces la idea es quitarles esa creencia (C1Ps).”
Pero la psicoeducación no es enseñar a ser padres o tener un manual para
la vida, pues, como lo afirman Cristina Sallés y Sandra Ger,71 la parentalidad no
depende de esto, ni de la estructura o composición familiar, sino que tiene que
ver con las actitudes y la forma de interaccionar con las relaciones parentofi-
liales, por eso cada padre tiene una forma de interactuar y una predisposición
para poder ejercer de padre o madre, siguiendo unos modelos o patrones que
están unidos a historias de vida.
Así las cosas, los psicoterapeutas coinciden en que las directrices que brin-
dan a los padres no van en el orden de enseñanza, si no de apropiación de sus
funciones parentales desde sus propios recursos psicológicos, tal como lo ex-
presa esta participante: “Yo no soy una terapeuta que dé tips, listo, no soy esa
terapeuta y en mi formación teórica y de campo tampoco está. La tarea es que
el consultante encuentre sus propios tips, su propia manera de confrontar, en-
tonces sé que hay familias que llegan esperando que yo les dé el tip o la forma,
o que en un mes tengan resuelta la problemática y les dejo claro que aquí eso
no sucede. Les nombro las formas en cómo se cierra el proceso o porque ellos
decidan cerrarlo o terminarlo” (C2Ps).
En síntesis, se puede decir que la representación de la inclusión paren-
tal en los terapeutas está mediada por diversas formas, por un lado lo viven
como un posibilitador de transformaciones en el niño, que es un gran apoyo
para comprender y favorecer el seguimiento, continuidad y no abandono del
proceso psicológico; y, por otro lado, señalan las dificultades psicológicas que
traen consigo los padres y las limitantes que esto significa para el desarrollo
del proceso infantil, y la necesidad, cuando lo amerita, de ampliar la inclusión
parental hasta la familia extensa. También se señala el juego y la psicoedu-
cación como recursos psicoterapéuticos por excelencia para los psicólogos
participantes. Así las cosas, queda una última experiencia que refieren los
71. Cristina Sallés y Sandra Ger, “Las competencias parentales en la familia contemporánea: descripción,
promoción y evaluación”, Educación Social, no. 49 (2011): 25-47, https://www.raco.cat/index.php/
EducacioSocial/article/viewFile/250177/369142.
[ 94 ] Padres, niños y psicoterapia
“Inicialmente fue muy difícil, sí, pero sobre todo fue difícil porque hay que
abrirse mucho y es prácticamente como desnudar todo ante una persona que
uno no conoce” (C1M).
Todo proceso presenta momentos de resistencia. Laplanche y Pontalis72 de-
nominan resistencia a todo aquello que, en los actos y palabras del analizado, se
opone al acceso de este a su inconsciente. Este aporte es un ejemplo de ello: “Yo
me alejé de la terapia porque era difícil para mí venir y contarle a la doctora mu-
chas cosas a nivel de pareja” (C1M). Freud73 habló de resistencia para designar
aquella fuerza que durante el análisis se defiende por todos los medios contra
la curación y a toda costa quiere aferrarse a la enfermedad y el padecimiento.
En este sentido, las resistencias tendrían por objeto impedir el análisis de los
síntomas y de sus mecanismos, con la finalidad de preservar tanto el equilibrio
precario elaborado por el sujeto inconscientemente mediante la formación de
los síntomas, como preservar las ganancias secundarias o ventajas que obtenga
a través de la enfermedad. “Con el papá nunca fue posible, él intenta acercarse
una vez, solo hace un intento y ya. El papá no participa del proceso, en algún
momento hizo un intento por participar, pero se quedó en el intento, nunca ha
estado” (C2Ps).
Sobre la resistencia, específicamente en los procesos psicológicos infantiles,
Freud refiere: “Psicológicamente, el niño es un objeto diverso del adulto, toda-
vía no posee un superyó, no tolera mucho los métodos de la asociación libre y la
transferencia desempeña otro papel, puesto que los progenitores reales siguen
presentes. Las resistencias internas que combatimos en el adulto están sustitui-
das en el niño, las más de las veces, por dificultades externas. Cuando los padres
se erigen en portadores de la resistencia, a menudo peligra la meta del análisis o
este mismo, y por eso suele ser necesario aunar al análisis del niño algún influjo
analítico sobre sus progenitores”.74
Por lo tanto, el clínico debe estar atento tanto a las resistencias del niño,
como a las de los padres, pues, como ya se ha venido mencionando, son ellos
los principales garantes de la adherencia al proceso psicoterapéutico, y es im-
portante determinar si al cambiar los niños los padres estarán preparados para
ese cambio y los movimientos intrínsecos que serán vividos en la dinámica
familiar, pues, tal como lo refiere Freud,75 los niños pueden estar soportando re-
sistencias de los padres y proporcionando así ganancias secundarias, las cuales
pueden ocasionar incluso el abandono del tratamiento psicológico.
No, el papá es una persona, a pesar de todo él está muy pendiente, pero en ese
tipo de cosas no es como el más. Él trató de llamar al niño para tratar de venir,
pero no sé, al final no. No hubo el acercamiento, entonces no, yo siento que sí,
o sea, sería muy importante y muy chévere los temas que veníamos trabajando,
como lo que se descubrió, pues, como lo que miramos bien era como todo el
tema de relacionamiento como con el papá y que él se enterara. Yo intenté co-
municarle, entonces estuvo ahí, tratamos, yo le mandé el teléfono, que mirara
como muchas cosas, pero él sí llamó a la psicóloga y todo, pero no sé, no hubo,
no sé, no fue capaz. Igual hemos tratado, yo trato de retroalimentar mucho,
contándole, mira el niño progresa en esto, mira lo otro, pero igual no hubo un
acercamiento (C2M).
Los logros psicoterapéuticos obtenidos por los padres dentro del trabajo de psi-
coterapia infantil hacen referencia a los alcances, cambios o modificaciones psi-
cológicas que los participantes atribuyen al proceso de inclusión parental, entre
ellos el desarrollo de algunas habilidades parentales, las cuales han posibilitado
un mejor cuidado y supervisión del niño. Este aporte lo muestra claramente:
Pero en esa misma medida la madre ha puesto todos sus recursos para cambiar
de posición, entonces, que se acostaba a las 7:30 pm, ya ella se está acostando a
las 9:30 pm, con mucho esfuerzo pero lo hace, que no preguntaba cómo le iba,
le está preguntando a su niño cómo le va, le está llevando el almuerzo al colegio,
todos los días. El viernes en la tarde termina sus labores y la noche del viernes
es para el niño, el sábado empiezan el día aquí en la sesión y entonces se van
a callejear, todo el día está pendiente, ¿sí ve?, se dio a la tarea de conocer a los
amiguitos, entonces los invita de cuando en vez a la casa a comer o se van con
uno de ellos. Para la mamá ha sido todo un reinventarse (C3Ps).
Sobre este asunto, Stern78 explica que la importancia de los logros parentales
en un proceso infantil radica en que, cuando una madre logra modificar algún
elemento sobre su lugar de madre, esto tiene un efecto directo en el niño, por
lo tanto, el cambio en la representación de la madre también se ve reflejado en
el niño y viceversa: “Dentro del proceso, incluso se ha tenido que hacer que la
mamá entienda, comprenda, amplíe la visión de por qué escogió esta segunda
pareja, qué fue lo que la llevó a escoger esta segunda pareja, que el niño ya
existía y que necesita su lugar, entonces es permitirle a la madre que amplíe el
campo de comprensión y no descuide su función de madre” (C2Ps).
A su vez, investigadores como Lieberman, Ghosh y Van Horn79 exponen
que es precisamente con la participación de los padres que se demuestra una
duración en el tiempo de los logros psicoterapéuticos infantiles. Lo anterior
Ellos dos se dieron la oportunidad como pareja y como padres de asumir unos
cambios, que inicialmente les parecía muy difícil tenerlos o acceder a ellos, pero
se beneficiaron cuando lograron tener más tranquilidad, mejor comunicación
entre ellos, se disminuyó el roce que mantenían y eso se ve reflejado en cada uno
de ellos y en el niño, porque cada uno puso de su parte. Y ellos manifiestan que
como están ahora están mucho mejor a como estaban antes, de lo que estaba su-
cediendo, no sé, se tuvieron que arriesgar, porque siempre va haber uno que va
querer hacer el cambio y el otro no, o le da más miedo, pero los dos estuvieron
como dispuestos a arriesgarse y lograron ver que así sí les funcionaba su hogar
y hasta ahora van bien (C1Ps).
cuando quieras me cuentas, yo estoy aquí. A veces sí me cuenta, a veces no, pero
siempre estoy pendiente (C3M).
Lo que más resalto es el fortalecimiento del vínculo entre él y yo, es como lo que
veo. Puede ser algo que resalto como positivo y fácil, porque de alguna forma,
sin buscarlo, pues, con esa intención, creo que he obtenido más vínculo de lo
que debía de tener a la edad de mi hijo conmigo, como papá, más no como un
amigo, ¿si me hago entender? O sea, más de acuerdo como te digo a lo que yo he
leído, lo que he encontrado por ahí pues en internet, de todo estas situaciones y
de acuerdo a lo que he logrado entender, de acuerdo a su edad no es tan común
que tire tanto hacia el lado del padre, sino todavía pues hacia el lado de la madre,
entonces él más o menos desde los cuatro o cinco años siempre ha sido muy
identificado conmigo, entonces eso ha sido bacano, muy bacano, porque es algo
muy nuevo para mí y es algo que es bacano vivirlo, entonces es como la parte
fácil y bonita de la historia (C1P).
También puede verse que al crecer ese afianzamiento del vínculo padre-hijo
aparece el establecimiento de la confianza en la relación, por parte de los padres
se adquiere la tranquilidad de ser capaces de leer al hijo, esto es, la capacidad
empática, y por parte de los niños porque se sienten acompañados y compren-
didos por los padres, y contenidos en ellos. “Yo gracias a Dios, a través de su
mirada, he podido entender cómo visualizar cuando algo no está bien, cuando
él me dice estoy bien y no está bien, pero tengo que empezar a indagarle y a in-
dagarle para sacarle información, porque él es muy tímido, se cierra mucho, de
pronto últimamente ya está un poquito más sueltecito, pero él no comenta casi
nada, aunque ahora ha mejorado un poquito, habla más, me cuenta más cosas”
(C3M). De manera similar lo enuncia este papá:
Al principio de las citas yo creo que para él fue intimidante, que de pronto él
quería contar algo y pues se cohibía, aunque ahora él a mí me cuenta muchas
cosas que sé que no le cuenta a nadie más. Entonces cuando yo siento que hasta
conmigo se cohíbe, entonces yo ahí sí prendo alarmas y como que veo que lo
que pasa sí es muy importante para él. Entonces por eso, pues, pienso que sí, sí
[ 102 ] Padres, niños y psicoterapia
se siente un poco intimidado a veces. Yo pienso que para él era difícil de pronto
que fuera una cita donde fuéramos los dos y me imagino que se sentía como en
más libertad de hablar cuando no estábamos nosotros (C1P).
Di Bártolo81 refiere que un niño que recibe respuestas empáticas por parte
de los padres, como un cuidador consistentemente disponible para él, en los
momentos de necesidad desarrolla una imagen de la figura de apego como con-
fiable y disponible, lo que a su vez favorece en el niño una imagen de sí mismo
como valioso y merecedor de amor. Así las cosas, una figura parental predecible
y disponible transmite a su hijo el mensaje de estar interesado en su bienestar,
le da un lugar valorado por él, lo cual incentiva la organización psicológica del
niño a través de la relación parentoinfantil. Esto puede verse en los siguientes
aportes:
“Me parece difícil que un niño mejore si el papá no mejora, o sea, yo pienso que
eso es como un conjunto, entonces siento que es muy importante que haya ahí
cambios en ambos” (C2M).
Este aporte abre el panorama de la parentalidad como un ejercicio de apoyo
y refuerzo en el vínculo padres-hijo, aspecto que determina una dinámica fami-
liar y que se pretende fortalecer desde la psicoterapia infantil, de acuerdo a los
objetivos que se planteen para la inclusión parental.
Fairbairn82 ilustra la importancia de las figuras parentales como facilitadoras
del proceso de desarrollo emocional del niño, cuyo resultado depende de si la
figura parental es fiable y benéfica. En el mismo orden de ideas, Recamier83 define
que la parentalidad es una función básica que incluye los roles materno y paterno,
como una función de sostén primordial para el desarrollo de una subjetividad
en el niño, por lo tanto, basada en el encuentro vincular entre padres e hijos. La
psicoterapeuta C2Ps lo expresa así: “El trabajo grande se hace es con el adulto,
para poder que ellos se desarrollen en su manera de ser papás, en esa vía lo que
se busca es ser ético, en que la coherencia entre el acto, la palabra y el sentir sea la
misma, que no cause esa dificultad en el niño y no la exprese en síntoma”.
Las funciones parentales no son habilidades que se aprenden, más bien se
consideran funciones mentales vinculadas con las posibilidades psíquicas de
los padres para realizar ciertas tareas con sus hijos.84 Como tales, siempre son
susceptibles de mejorar a través del trabajo psicoterapéutico. Sobre este asunto,
Piovano85 refiere que el espacio psicoterapéutico ofrecido a los padres alienta
ciertos procesos que son vitales para la estructuración del Yo y el crecimiento
psíquico del niño, como la creación de un espacio para la representación e in-
versión emocional del niño, lo cual ayuda a mejorar las funciones parentales.
Este aporte ilustra lo anterior: “Me he sentido bien, siempre que me voy me voy
más tranquila, después a la semana siguiente, pues después de las citas, siempre
voy viendo muchas mejoras en él, lo veo más expresivo, lo veo que quiere contar
más conmigo, que me pide ayuda, porque vuelvo y te digo a veces uno no sabe,
o sea, aunque las mamás tenemos muchos sextos sentidos, créeme que no todo
lo podemos, uno no puede visualizar muchas cosas” (C3M).
Haine-Schlagel y Escobar Walsh86 precisan que las percepciones de los pa-
dres en cuanto a su capacidad de fortalecer sus habilidades de crianza pueden
estar vinculadas a una mayor participación de ellos en el proceso psicotera-
péutico de su hijo. Justamente, de acuerdo con los logros asociados al proceso
de la inclusión parental, es posible determinar desde las representaciones de
los padres, de los psicoterapeutas y de los niños. Las siguientes son formas del
ejercicio de la función parental, donde los papás ejercen sus funciones parenta-
les como capacidades descubiertas en el proceso psicoterapéutico: la capacidad
de contener la angustia de su hijo, la capacidad de empatía, la capacidad de
autorregulación emocional, la capacidad de ser acompañantes, la capacidad de
control y supervisión, capacidades complementarias al proceso psicológico y,
por último, la proyección de la función parental.
El papel mío ha sido escucharlo y mostrarle el lado lógico de las cosas, no mos-
trarle todo, pues le trato como de buscar las situaciones de una manera diferen-
te, como de una manera más analítica y trato como que él mismo las identifique
por medio de preguntas que yo le hago. Entonces, creo, me he considerado así
que soy como esa parte analítica y lógica de él cuando su ansiedad lo consume y
empieza a querer hacer de todo o a pensar en muchas cosas, o a crear un mundo
alrededor de una información. Entonces yo lo cojo y lo voy bajando, pero pues
de una manera que hago que él mismo se responda de lo que espero que en-
tienda, entonces yo creo que ese ha sido como un papel y considero que ha sido
bueno, para él y para mí (C1P).
Otro participante lo nombra de la siguiente manera: “Ella sabía que eso iba
a mejorarme, pues creyeron que iba a mejorarme y sí me mejora, mis papás
sabían qué hacer para mejorarme” (C1N). Winnicott87 expone el sostenimien-
to (holding) como una de las funciones maternantes. Indica que es un factor
básico del cuidado maternal, donde se necesita que la madre tenga la capaci-
dad de identificarse con el niño, además del hecho de sostenerlo o contenerlo
(emocionalmente). Esto a su vez ayuda al niño en su autorregulación y en su
capacidad de confiar en que sus padres están disponibles para él. Además, esta
función facilita que el niño logre una integración psíquica sana. La participante
C3M indica: “El niño me dijo mamá, yo no me quiero salir del colegio, mamá,
yo voy, yo te prometo que soy capaz, yo voy a estudiar, yo me voy a esforzar bas-
tante, entonces yo le dije mi amor, no te estresés por eso, no te pongás a pensar,
quédate tranquilo, mira, en vez de desgastarte en que me van a sacar o que no
quiero irme de este colegio, yo le digo no, ven, esfuérzate y no te tortures con
esos comentarios”.
Al respecto, Daniel Goleman88 señala que los niños necesitan del apoyo de
los adultos significativos, en este caso los padres, para aprender a modular sus
emociones; en palabras del autor, que desarrolle su inteligencia emocional.
La capacidad de empatía
Para que los padres fortalezcan su capacidad de contener al hijo vivencian pre-
viamente otras acciones que favorecen dicha habilidad parental, una de ellas
es la capacidad de tener empatía con las situaciones generadoras de angustia o
malestar en él, tal como se aprecia en el siguiente aporte: “Y es esta mamá pre-
cisamente con esas precariedades en la formación académica quien dice pues
si tengo que hacer el bachillerato y aprender nuevamente, pues lo hago con el
niño” (C3Ps). Esta misma madre añade:
La relación, pues, mía con mi hijo es más que cercana, pues, o sea, él tira más su
cercanía hacia mí y era como aprender a ser ese polo a tierra que él necesitaba,
ante todo porque yo sí tiraba mucho a ponerme al nivel de él, como para com-
prenderlo. Entonces pues sí, empecé a tener más participación y fui mirando
cómo podía aportar, pues desde el punto de vista mío. Más que ser como la
figura del papá, pues que él me viera como el papá únicamente, como esa figura
no, sino también como su amigo. Entonces, la verdad, la terapia nos sirvió, de
hecho nos sirvió mucho, porque nos unió mucho, nos unió bastante y no, pues,
es súper bueno ya ver que todo está cambiando y cómo cambió mucho respecto
a esas primeras sesiones (C1P).
Ella es una mamá que luego de darse cuenta de las necesidades de su hijo deci-
de cambiar sus rutinas de trabajo, pues ella es una mujer que trabajaba 24/7 y
ahorita desde el día viernes ella termina sus labores y el fin de semana es para
su hijo, está mucho más pendiente en las noches, ella dice que le cuesta mucho
quedarse despierta hasta muy tarde, pero entonces en los últimos días la mamá
lo ha acompañado, lo trae, trata de estar mucho más al pendiente, de salir con
él, de preguntarle cómo se siente, cómo le está yendo en el colegio, de estar ya
no pendiente de los resultados del colegio, sino del relacionamiento de él con
sus compañeros, pues como te decía, durante casi cuatro años él fue víctima de
bullying (C3Ps).
Janin91 refiere que tanto en el trabajo con los padres como con los niños
se trata de ir deconstruyendo-construyendo modos de funcionamiento de la
dinámica familiar más empáticos, modificando los que conllevan sufrimiento
por otros más creativos y placenteros. Así pues, en la medida en que los padres
reconocen, respetan y aceptan los estados emocionales de su hijo se favorece el
desarrollo de capacidades para comprenderlo. Esto se ve en los siguientes apor-
tes: “El niño tuvo un momento difícil cuando nació el hermanito, entonces yo
sentí que ahí después de diez años solo obviamente habría, hubo un momento,
pues, como difícil, porque le costó mucho enfrentar su llegada” (C2M). De ma-
nera similar lo enuncia C3M: “A la vez es muy reconfortante digamos uno saber,
primero que todo, poderlo entender, y segundo que todo, que tiene una solución
y algo se está haciendo, esto es de apoyo, esto es de continuidad, de disciplina y
ante todo de que no se pueden cortar ciertos, ciertas cosas y es el amor”.
Empatizar implica comprender y reconocer situaciones particulares del de-
sarrollo del niño que les permiten a los padres, desde su función, regular y
precisar sus propias acciones de crianza.
92. Freud, 1921, “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras completas (Buenos Aires: Amorrortu, 1976).
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 109 ]
con ellos, de tal forma ser como ellos, esto es, los niños replican como suyos
rasgos propios de los padres. Así las cosas, los padres se ven en la tarea de au-
torregularse y ser coherentes en su decir y actuar, pues se convierten en un
ejemplo para sus hijos. Esto puede verse en lo dicho por C1M: “El niño es una
esponjita, que sí está recibiendo de nosotros y que sí es un reflejo y no es una
frase de cajón, o sea, lo hemos vivido con él, él es un reflejo de lo que nosotros
le aportamos y le damos todos los días, sin lugar a dudas, y la terapia nos ayuda
a entender eso, total”.
Barudy y Dantagnan93 afirman que los padres cumplen la función de pro-
porcionar las condiciones necesarias para asegurar el progreso y la vida del
niño, tanto desde el aspecto económico, hasta las funciones de acompañamien-
to en la cimentación de su subjetividad.
Dio Bleichmar94 afirma que esta función parental hace parte de la capacidad
de cuidado y heteroconservación, donde se hace hincapié en la habilidad que
tienen los padres para reconocer el malestar físico o psicológico de su hijo y
brindarle unas condiciones favorables para solucionarlo, acompañando el pro-
ceso de buscar un equilibrio. Así puede verse en el aporte dado por C1Ps: “Ellos
han sido unos papás muy comprometidos, esa ha sido una ventaja con el caso,
es que sí ha tenido unos papás muy comprometidos con todo lo que requiera su
hijo en todo el sentido de la palabra, tanto emocional, económico, y mostraron
mucho interés, mucho interés en que su hijo disminuyera sus niveles de ansie-
dad, disminuyera sus angustias y supieron como entender, cómo desde cada
uno el papel que asumía como papá y como pareja con el otro afectaba directa
o indirectamente al niño”.
También, en ese ejercicio se denota la importancia de ese acompañamiento
en el proceso de psicoterapia, en tanto al ser abordado el malestar psicológico
del niño se hace necesario que los padres tengan no solo que comprender el
sufrimiento del niño, sino, como se viene desarrollando, en ocasiones ese sufri-
miento puede estar anclado a situaciones propias de los padres que es necesario
decirlas, aclararlas, compartirlas y asumir las consecuencias en los niños. Esto
puede verse en el siguiente aporte:
Había semanas difíciles y duras en donde había que acompañarlo más, estar
más pendiente de él y todo, pero sí hubo semanas difíciles y duras donde él
tenía que enfrentar y yo también, pues los dos teníamos que enfrentar cosas y
hablar de temas, todos, y a él le costaba mucho hablar entonces como soltar, y
decir las cosas le costaba mucho. Entonces hubo semanas o sesiones difíciles en
que la semana pasada también, eh maluco, indispuesto, pues no indispuesto fí-
sicamente, sino como emocionalmente, como inquieto, como que no se hallaba
y preguntaba cosas o había que sacárselas. Entonces, qué quieres decir, qué me
quieres preguntar, por qué estás así, ven, miremos, a qué te cuentan, entonces
la psicóloga decía mira, mamá, háblale de tal cosa. Entonces yo trataba de ha-
blarle de esas cosas, cosas que uno muchas veces no les cuenta a los niños, pues
porque no es como, pues son temas de adultos (ríe) y muchas veces lo que hacía
era tratarle con palabras, muy en función tampoco decirle las cosas, pues mira
es que lo que pasó con tu papá es [...], y así por las noches me sentaba y hablá-
bamos con él como para que él también pudiera como liberar el tema y hablar
un poquito más (C2M).
Eva Rotenberg95 también indica que el desarrollo del ser niño es posible por me-
dio de los recursos yoicos de los padres, que facilitan y potencializan la emergen-
cia de los propios recursos yoicos del niño. En este orden de ideas, señala que
dentro de las funciones parentales fundamentales está la posibilidad de ejercer
en el niño una castración simbólica, es decir, “el no todo”. Lo anterior se refiere a
funciones de control y supervisión, como lo manifiesta C2M: “Pero ya como que
aprendí también a dejar como ese miedo, como ese pesar, como no qué pecado,
cómo los voy a regañar sabiendo que estoy tan poquito, entonces ya como que
aprendí a tener esa tranquilidad”. Otra participante lo dice así: “Sin dejar de ser de
pronto unos papás, eso por muy importante, porque a mí inicialmente me costó
entender que de pronto el niño sí necesitaba reglas y sí necesitaba una dirección,
porque de pronto yo fui muy laxa cuando quise protegerlo mucho, o sea, quise de
pronto protegerlo del bullying, quise protegerlo cuando su diagnóstico” (C1M).
Todos estos alcances del ejercicio parental han sido posibles gracias a la dis-
ponibilidad de los padres para ser incluidos dentro del proceso de psicoterapia
infantil. La participante C3M lo indica de la siguiente manera: “Sí, creo que me
ha servido bastante, sí me ha ayudado y más que cualquier proceso, es que eso
tiene que salir de uno mismo, pues te lo digo sinceramente, con todo el respeto
con los profesionales, obviamente le hacen caer en la cuenta a uno de muchas
cosas, pero si eso no nace de uno mismo, en querer salir adelante, querer ayudar
y en querer y en poder aprovechar este apoyo que le están dando, si no sale de
uno mismo no se puede hacer nada”.
Yo busqué a alguien que me dijera como a qué tipo de terapeutas acudir, porque
como ustedes tienen varias líneas, entonces yo me acuerdo que me decían no,
mira, hay un tipo de terapia que es la cognitiva-conductual, otra que es la huma-
nista, otra que es la yo no sé qué, entonces yo leí como qué era lo que yo quería,
y qué era como con lo que yo más me relacionaba para buscar a alguien que
realmente me pudiera llegar como en mi estilo de personalidad, porque es que
no creo que todos los estilos de personalidad sean para todos los tipos de psicó-
logos. Yo siento que no es solamente llamar a pedir una cita donde el psicólogo,
sino que uno debe orientarse un poquito sobre qué es lo que uno realmente
quiere, porque o sino muchas veces uno llega y a las cuatro terapias uno dice:
no, esto no, qué pereza. Entonces no sé, por eso siento que es tan importante
uno tener un poquitico de conocimiento y buscar un poquitico e informarse
qué realmente es lo que quieres (C2M).
Este aporte muestra cómo esta asesoría previa sobre la elección de la psico-
terapia favorecería el establecimiento del vínculo de trabajo y la permanencia
en el tiempo dentro del proceso psicológico. Además, buscar más información
a la brindada en la psicoterapia ayuda a ampliar la mirada sobre el malestar que
aqueja a su hijo y a fortalecer su capacidad de comprensión: “Yo me he docu-
mentado mucho y he leído mucho del tema de lo que le pasa a mi hijo” (C1P).
Este otro testimonio narra algo similar: “Ya después, leyendo y aprendiendo
mucho sobre el síndrome, nos pusimos a leer y a estudiar mucho, entendimos
que siempre lo tuvo, pero que se le despertó más desde los seis años” (C1M).
Otro recurso complementario detectado es la búsqueda y gestión, en el cole-
gio del niño, de una red de apoyo; de esta manera, los padres buscaron mejorar las
condiciones de socialización con los pares del niño y favorecieron unos ambien-
tes propicios para él, tal como se ve en el siguiente aporte de C1M: “En el colegio
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 113 ]
Barudy y Dantagnan96 refieren que los padres deben tener la plasticidad ne-
cesaria que les permita dar respuestas adecuadas y pertinentes a sus hijos, y, al
mismo tiempo, adaptar estas respuestas a las diferentes etapas de su desarrollo.
Estos autores señalan que una de las incompetencias parentales es la falta de
perspicacia para constatar y acompañar los signos de cambio que sus hijos van
presentando como resultado de su crecimiento.
En este orden de ideas, se observa cómo los padres esperan que dicha plasti-
cidad sea fortalecida con el acompañamiento psicoterapéutico, de tal forma que
puedan favorecer el crecimiento del niño y, a su vez, esto ayude a aminorar su
angustia frente a sus aciertos o desaciertos en el ejercicio del rol parental.
Yo espero que la terapia nos ayude a entender y a que mi esposo entienda que
el niño crece, y llevamos en terapia casi cinco años y él crece todos los días. El
papá sabe que este momento va a llegar rápido, una preadolescencia, donde va
a comenzar a cuestionarse y va a preguntar muchas cosas, entonces bueno, eso
es lo que nos hace continuar con la terapia, nos va a ayudar mucho más adelante
cómo nos vamos a dirigir y a un adolescente, ya no es un niño de ocho años.
Pues no ha sido fácil aprender a conocer que él crece y que va tomando deci-
siones solo, y que a veces ni siquiera es lo que yo trate de influenciar, ya no es
tan influenciable, ya es más autónomo, entonces ha sido como eso, pero no creo
que sea difícil, yo pienso que es un aprender, también es un aprendizaje diario,
pero no hay como procesos difíciles, ha sido antes procesos valiosos y buenos,
yo pienso que no nos han creado dificultades, sino que ha sido aprender (C1M).
“Lo que pasa es que a uno se le ocurren muchas ideas, pero es que uno se equi-
voca mucho y sin querer, pues yo te digo que yo jamás lo hago con mala inten-
ción, pero después uno dice esto no debió haber sido así” (C3M).
Las dificultades hacen referencia a las limitantes presentes en los padres o ha-
bilidades que no poseen para ejercer una práctica parental suficientemente ade-
cuada. Están directamente asociadas con el ejercicio de la función parental y con
los objetivos y logros, ya expuestos, del proceso de inclusión parental en la psico-
terapia con niños. Las dificultades se exponen, así, como un intento de formali-
zarlas: la dificultad para ubicarse en el rol parental, la dificultad para acompañar a
los hijos, la dificultad para poner límites entre lo laboral y lo familiar, la dificultad
de autorregulación emocional y, por último, las dificultades en la pareja.
Fue muy difícil entender que mucho de lo que el niño recibe en todo el emba-
razo, y al principio, no fue rechazo, sino que para mí fue difícil, yo nunca quise
tener hijos y cuando él llego, llegó también enterándome de que su papá tenía
un serio problema, entonces fue muy complicado. Yo ya no quise más ese em-
barazo, entonces fue muy difícil, porque fue un embarazo duro, todo, los nueve
meses. Duro porque ya no lo quise, entonces, fui más sintomática, entonces
todo me causaba mareo, yo vomité todo el embarazo, cuando el niño nació yo
no le di lactancia, nunca, él tomó tetero desde el primer día, porque para mí
fue muy difícil y entonces esos primeros seis meses yo me fui prácticamente a
vivir a donde mi mamá, para que me cuidara y me colaborara a criarlo, y a que
me ayudara a tenerlo en las noches, sí, y a entender que ya había nacido y que
fueron momentos muy duros (C1M).
A veces yo pienso que lo más difícil es el mismo desarrollo del niño, pues como
sus necesidades, aprender todos los días de lo que necesita, de sus cambios,
yo pienso que ha sido como lo más difícil, que uno cree conocer, como que ya
todo va bien y resulta que no va bien, tiene de pronto otras preferencias. Inicial-
mente, por ejemplo, ya no quiere hacer deporte, entonces nosotros estábamos
incluyendo mucho el deporte como parte de la terapia y ya el deporte se hizo a
98. Sigmund Freud, 1910, “Conferencias de introducción al psicoanálisis”, en Obras completas (Buenos
Aires: Amorrortu, 1976).
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 117 ]
un lado, ya quiere entonces más artístico, entonces él anda tocando muchos ins-
trumentos, ya es más músico, entonces ya está tocando y entró al conservatorio
y ya anda muy encarretado con la música. Aunque yo quisiera que él fuera muy
deportista, porque uno siempre quiere que sea como fue uno, entonces nosotros
fuimos muy deportistas en la niñez, y uno ve y espera que él también lo sea.
Entonces yo pienso que lo más difícil ha sido entender esos cambios de él, en la
medida en que crece y se vuelve un ser más independiente y uno se da cuenta de
que ya es un individuo (C1M).
De pronto llevarlo a cabo a veces, porque es que a veces uno ya cree saber cómo
hacerlo, porque uno es un animalito de costumbres y uno siempre estaba acos-
tumbrado a que ya lo hago así y ya, entonces uno decir no, voy a cambiar esto,
porque voy a cambiar, esto es mejor hacerlo de esta manera, esto es lo que a
veces uno como que no logra, es difícil hacer esos cambios, pero tampoco es
imposible, uno lo que quiere lo hace, definitivamente, lo que uno quiere uno lo
logra, si uno le pone la fuerza que necesita, todo sea por ayudar a mi hijo (C3M).
Es decir, para que los padres sean acompañantes de sus hijos en la construc-
ción psicológica deben estar atentos a sus propios deseos con el niño, los cuales
son determinantes para el desarrollo de la subjetividad infantil. Necesitan tener
una habilidad flexible y ser creativos para este acompañamiento, deben estar
constantemente prestos a hacer modificaciones en su vinculación con los hijos
y el proceso de crianza, de acuerdo a las necesidades y al momento evolutivo en
el que se encuentran los niños, sin que estos cambios debiliten el vínculo, sino
que, por el contrario, lo fortalezcan.
Que muchas veces el trabajo, por lo que hago en el trabajo, a veces lo absorbe
tanto a uno, que a veces uno no alcanza a ver, tú nunca ves qué hay en la cabeza
de tu hijo, ni de tu hija, tú no ves, no te estás dando cuenta y tú le preguntas: mi
amor, ¿cómo estás?, ¿cómo te fue? Y él responde: muy bien, muy bien, y después
tenerte que dar cuenta de que no te dicen nada, porque no quieren molestarte,
porque saben que tú trabajas mucho, porque saben que estás ocupada, porque
no quieren verte triste, pues que no te quieren dizque molestar (C3M).
Como ilustra este aporte, otra dificultad que tienen los padres es la de con-
ciliar el tiempo entre los asuntos laborales y el contexto familiar, lo que conduce
indiscutiblemente a ser una característica desfavorable para el desempeño ade-
cuado del rol parental. Esto es, los padres pueden contar con la disposición y las
competencias adecuadas para hacerse cargo de los niños, pero no encuentran
en su entorno el mínimo de condiciones para poder ejercer de forma adecuada
su función parental. Fruto de estas situaciones, a menudo se generan mensajes
cargados de impotencia, frustración y desesperanza que pueden alterar los pro-
cesos relacionales de apego.100
Un estudio realizado por Andrés Jiménez Figueroa, María Angélica Concha
y Rocío Zúñiga101 refiere que existe un conflicto entre la familia y el trabajo. In-
dican los autores que estos aspectos se encuentran tan relacionados que pueden
llegar a interferirse mutuamente, donde las demandas de los ámbitos laboral
y familiar son incompatibles entre sí, originando dificultades en la capacidad
de los padres para desempeñarse óptimamente, como se ve con el siguiente
participante:
Mis hijos entienden que yo trabajo mucho, pero ellos me reclaman: mamá, los
fines de semana son para nosotros, mamá, hagamos otra cosa, mamá, no traba-
jes tanto, mamá [...] y yo a veces no les presto atención y ellos buscando que yo
los atienda. Ellos están buscando compartir conmigo, están buscando muchas
veces eso y de pronto no me lo manifiestan muy directamente, si no así, siempre
por temor, no a que yo me enoje, no, sino a no querer molestarme y yo no quiero
que me vean así, yo no quiero que ellos sientan que es que ellos a mí me causan
molestia, no, no, no, son mis hijos, para mí son primero que cualquier cosa, lo
que pasa es que lo digo, pero en su momento de pronto no lo aplico y me dejo
llevar, me dejo llevar por el trabajo, por la responsabilidad (C3M).
No solo es que existe una incompatibilidad entre estos dos ámbitos, sino que
es posible que los padres se refugien en lo laboral para no hacerse cargo de la
ansiedad que implica el ejercicio de su rol parental, siendo uno de los factores
que influyen en sus dificultades para ser capaces de leer las necesidades de los
hijos, ponerles límites y proveerles la contención y la supervisión necesarias. “A
una como madre muchas veces le da mucho susto regañarlos, ponerles límites,
y más cuando una tiene como esa carga de que trabaja tanto tiempo, que una
se va desde las 7 de la mañana hasta las cinco de la tarde, entonces pasa como
tan poquito tiempo con ellos, es como también siempre quería dedicarles mejor
tiempo, pero muchas veces me costaba ponerles límites, porque me daba pesar
que tenía tan poquito tiempo con ellos como para usarlo en regañarles y poner-
les límites” (C2M).
Dificultades en la pareja
“En el transcurso de las sesiones pude percibir que también había algunos ele-
mentos en la dinámica familiar o de pareja que estaban afectando al niño” (C1PS).
Esta dificultad hace referencia a los problemas detectados en la pareja conyu-
gal, dentro del proceso de inclusión parental, que estaban afectando directamen-
te el bienestar psicológico del niño. Blinder, Knobel y Siquier expresan que la
problemática del hijo puede estar condensada en un conflicto familiar latente.103
“En el último año en la vida de pareja, con mi esposo se cometieron muchos
errores y la verdad no supimos manejarlos, lo identificamos, pero no lo supimos
manejar, las peleas entre nosotros delante de los hijos, eso es desastroso” (C3M).
Esta dificultad hace alusión a discutir en presencia de los hijos, esto es, las
limitaciones para autorregularse en sus desacuerdos o desencuentros conyugales
y sortear estos asuntos sin premeditar que los hijos también están presenciando
esta escena conflictiva, lo cual puede perturbar la tranquilidad psíquica del niño.
Los procesos de separación de los padres son otra dificultad relacionada
con los movimientos que modifican la base de la dinámica familiar, esto a su
vez provoca en el hijo la necesidad de adaptarse o reacomodarse a dichos mo-
vimientos, con toda la carga afectiva que genera, pues es un proceso de duelo
que obliga a cada miembro de la familia a reorganizar sus vínculos. “Mi esposo
y yo nos separamos cuando el niño tenía recién un año, tuvimos una primera
separación, porque ya hemos tenido, como varios ciclos, en las citas con la doc-
tora nos dimos cuenta de que eso ha afectado mucho al niño” (C1M). Este otro
aporte también evidencia este tipo de dificultad: “Nosotros finalmente termi-
namos en separación, nosotros, yo me separé de mi esposo en octubre del año
pasado, fue lo mejor para todos, hasta para el niño” (C3M).
104. Beatriz Salzberg, “Los niños no se divorcian”, Revista de treball social, no. 143 (1996): 27-33, http://
www.escuelapsicoanalitica.com/wp-content/uploads/2014/06/AECPNA_02_losninosnosedivorcian.pdf.
[ 122 ] Padres, niños y psicoterapia
para dar cuenta de esto se proponen las siguientes subcategorías que la contie-
nen: el vínculo psicoterapéutico y los logros psicoterapéuticos del niño.
105. Mahler, Pine y Bergman, El nacimiento psicológico; Winnicott, Los procesos de maduración; Bowlby,
Los cuidados maternos; Stern, La constelación maternal.
106. Barudy y Dantagnan, Los buenos tratos a la infancia.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 123 ]
La primera vez que yo vine mis papás entraron conmigo, porque no sé, era raro, era
la primera vez que vine acá, entonces ellos me acompañaron, para mí fue un poco
incómodo porque era la primera vez que veía al psicólogo, pero después yo lo fui
conociendo mejor, luego así como así fue avanzando, nos vimos más y nos conoci-
mos más, ahora es bien. Ya no me siento incómodo, pues ya estoy con el psicólogo
y pues ya no es tan raro como era antes, porque es que hablar así de mis problemas
con alguien, con un desconocido, que no conocía para nada, era un poquito raro,
pero ya que lo conozco ya sí es más cómodo, es mucho mejor (C3N).
Y una mamá lo enuncia así: “Él ya lo vive tranquilo, al principio no fue así,
al principio lo veía muy, es que me traés porque estoy necio en el salón, él estaba
muy reacio, pero ya después me decía, ah, bueno, sí, tenés toda la razón, ella me
ayuda y ya muchas veces no sé ni siquiera qué habla con la psicóloga” (C2M).
[ 124 ] Padres, niños y psicoterapia
En esta línea, Arietta Slade107 refiere que los psicoterapeutas facilitan la am-
pliación del mundo de las representaciones de los niños y de los padres; sin
embargo, con las intervenciones psicoterapéuticas no es necesario esperar las
formas reparatorias que se generan en el niño, sino darle posibilidades, a través
del juego, de representaciones para estimular en el niño la adopción y transfor-
mación de estas. “Venir donde la psicóloga ha sido muy bacano, porque juego y
se habla mucho, hablamos mientras que jugamos” (C2N).
Winnicott,108 al respecto, propone que la psicoterapia debe ser un espacio de
intercambio entre psicoterapeuta y paciente, donde este último se sienta capaz
de desplegar toda su emocionalidad, lo cual se logra a través de la disposición
del psicoterapeuta para escucharlo, conocerlo y comprenderlo. De acuerdo con
Janin,109 el niño expresa lo que le molesta y habla de sus sufrimientos en tanto
haya otro que esté dispuesto a escuchar, aun lo que no le gusta, pero esto el niño
lo dice a su modo, con el tipo de representaciones que prevalecen en él, con la
lógica que lo domina y con los recursos que ha ido usando en sus vínculos con los
otros. “No, sí me ha gustado, lo que no me ha gustado es que el psicólogo siempre
me exprime, me exprime a mí todo lo que quiere saber (sonríe). Pues, él empieza
a hablar y hablar y me dice finalmente todo lo que me pasa, yo no soy así como
alguien que hable mucho, pero él siempre logra que yo hable (sonríe)” (C3N).
En este orden de ideas, se tiene entonces que el vínculo psicoterapéutico con
el niño es fundamental para que él pueda ser auténtico y exprese sus sentires,
esto es evidenciado en los aportes de los niños, donde significan de una forma
valorada dicha experiencia: “Me ha gustado venir donde la doctora porque me
ayuda a mejorar, eso me gusta, porque me ha ayudado a controlar mis problemas
y ella es muy amable” (C1N); “Es muy bacano venir porque no sé, porque venir
le ayuda a uno, le ayuda a mejorar las cosas o a dejar cosas que pasaron atrás.
Para mí ha sido importante que me hubieran traído a las citas, porque sin esto no
107. Arietta Slade, “Representation, Symbolization, and Affect Regulation in the Concomitant Treatment
of a Mother and Child: Attachment Theory and Child Psychotherapy”, Psychoanalytic Inquiry, Vol. 19, no.
5 (1999): 797-830, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/07351699909534277.
108. Winnicott, Realidad y juego.
109. Janin, Intervención en la clínica psicoanalítica.
[ 126 ] Padres, niños y psicoterapia
hubiera mejorado” (C2N); “Pues para mí venir a las citas y contarle a un experto
lo que me pasa y las cosas en mi casa y eso, me hace sentir un poquito mejor,
sí, no es como que esté bien, bien, no, pero me hace sentir es como bien, que
alguien experto sepa como lo que me está pasando, así en la casa, en el colegio y
eso. Yo creo que me ha ayudado más o menos, pero no solo a mí, sino que a mi
familia también” (C3N).
En relación con esto, Stern110 puntualiza que la relación padres-niño y la
relación en la psicoterapia infantoparental es dinámica y mutuamente influen-
ciable, por lo tanto, refiere que una acción terapéuticamente exitosa que pueda
cambiar cualquier elemento en dichas relaciones terminará por cambiar todos
los elementos aislados. En síntesis, se tiene que el vínculo psicoterapéutico in-
fantil está altamente asociado con el vínculo establecido también con los pa-
dres, por ende, de esto dependerán los logros psicoterapéuticos de los niños, los
que se desarrollan en el próximo apartado.
La sesión pasada conversaba con la mamá y me decía que ella sentía al niño más
tranquilo frente a una actitud que toma su papá con él, que en otro momento él
no la comprendía, se indisponía, había un temor particular. Esta vez, en cambio,
había una tranquilidad diferente y que él manifiesta ya en el lenguaje: es que ese
es mi papá. Así es, ya no discute, ya no pelea con él, ya lo acepta. Y cuando la
En este logro es posible ver cómo los niños buscan desprenderse del discur-
so parental, de tal forma que empiezan a desidealizar al padre para compren-
derlo en esencia como sujeto, como objeto total,111 dotado de atributos buenos
y otros no tan buenos, así el niño empieza a ser consciente de la necesidad de
poner límites a los otros, entendiendo y aclarando las funciones y expectativas
hacia ellos, obteniendo como resultado ir ubicando su propia subjetividad. Lo
anterior puede corroborarse en la siguiente cita:
En una sesión entra la mamá y me cuenta que se está presentando algo muy
particular, y es que el niño antes de ingresar a consulta había llamado al papá
y le dijo que él se sentía muy triste porque él en vez de decirle que podía ganar
el año, en vez de animarlo, le estaba reprochando todo lo malo que era, algo
que el niño antes del proceso no era capaz de decirle al otro, qué le molesta-
ba, qué no le gustaba y se han venido presentando circunstancias pues que no
son cotidianas en él, por ejemplo, pedir ayuda, él normalmente no pedía ayuda
en lo absoluto, a nadie (C3Ps).
tanto del self como del objeto y se puede considerar un proceso muy doloroso.
Gracias al incipiente movimiento exogámico, el niño empieza a conocer otras
familias, con otras formas de relación parentofilial, otros adultos con diferentes
maneras de autoridad, lo que a su vez le permite comparar y tener una imagen
más realista de sus padres, en relación con aquella imagen derivada de la idea-
lización infantil que inicialmente los torna fantásticos y omnipotentes o, por el
contrario, incapaces y desvalorizados.
En este orden de ideas, la psicoterapia infantil ayuda a comprender y uni-
ficar una imagen de los padres, con todas sus potencialidades y limitaciones,
coherencias o incoherencias, que brindan satisfacción o insatisfacción de sus
necesidades con sus capacidades o dificultades para brindarles afecto, conten-
ción y límites, de manera que puedan construir una representación de esos ob-
jetos primarios de amor que favorezcan su propia subjetividad.
Alfredo Oliva113 refiere que es necesario que se produzca una clara
desidealización de los padres, de forma que la imagen parental cercana a la per-
fección propia de la infancia sea sustituida por otra mucho más realista: “Para el
niño, por ejemplo, una de las cosas complejas ha sido comprender que él es un
centro, pero que tiene dos periferias, de dos papás distintísimos en la historia,
pues hay un papá que se comporta de una manera, que es el de él directamente,
pero está el papá de su hermano, que tiene otra manera de ser y se compor-
ta de otra forma, que era su padrastro” (C2Ps). Un caso similar atestigua este
psicoterapeuta:
Durante las últimas dos semanas el niño no ha querido saber nada en relación
con el colegio, pues entonces se atrasa, no entrega los proyectos, no entiende los
temas, pero es por no saber de ese papá de alguna otra manera al que él ha idea-
lizado, en el cual él ha puesto todas esas insignias paternas que hacen los niños
antes de pasar a la adolescencia. Él ya está entrando a la preadolescencia con los
11 años y empieza de alguna u otra manera a darse cuenta de que su papá no es
tan bueno, en una de las sesiones yo le preguntaba que si el papá estaba saliendo
con él, que si lo estaba acompañando, porque era lo que hacían con regularidad,
y la respuesta de él es que si no es karate, pues una de las actividades extracurri-
113. Alfredo Oliva, “Relaciones familiares y desarrollo adolescente”, Anuario de Psicología, Vol. 37, no. 3
(2006): 209-23, https://www.raco.cat/index.php/AnuarioPsicologia/article/view/61838.
Inclusión parental en el proceso de psicoterapia infantil [ 129 ]
114. Oscar Wilde, El retrato de Dorian Grey (Madrid: Luarna Ediciones, s. f.), 125, http://www.ataun.
net/BIBLIOTECAGRATUITA/Clásicos%20en%20Español/Oscar%20Wilde/El%20retrato%20de%20Do-
rian%20Grey.pdf.
[ 130 ] Padres, niños y psicoterapia
El niño antes no pedía ayuda al otro, pero en las últimas semanas ha venido
pidiendo ayuda, no solo a su mamá, diciéndole mamá, ayúdame, yo no entien-
do, explícame, búscame un profesor, yo quiero ganar y entender esto, sino que
también pide ayuda en el colegio, pues ayer tuve la posibilidad de hablar con el
consejero del colegio y él me contaba que ha estado pidiendo ayuda cuando los
otros lo molestan, cuando los otros le quitan las cosas, cuando los otros le ocul-
tan o le esconden el computador, el celular, la lonchera. Entonces él ha estado
acudiendo como a esas figuras, a decirles venga, me hicieron esto, venga, me
está pasando aquello, que era lo que él no hacía, defenderse, con esa posición
también de víctima del bullying (C3Ps).
En la segunda vía se hallan las estrategias construidas por los niños para en-
frentar sus padecimientos internos, esto es, los niños detectan lugares, personas
y actividades que le brindan refugio, tranquilidad y contención que aportan a
su construcción subjetiva. Esto se evidencia en este testimonio: “Para él, en este
momento de evolución, ha sido empezar a entender la soledad y yo qué hago
cuando me siento solo, a dónde acudo, cuál es el lugar donde puedo sentirme
acompañado, entonces está mamá y puedo llegar a estar con mamá, pero hay
también otras figuras del afuera, entonces abrirse a esas figuras” (C2Ps).
eso, y ya ahora ya estoy haciendo más caso” (C2N); “A mí sí me gusta hablar, así
como en el colegio hablo mucho, pero así como hablar, hablar, así como de mis
problemas no tanto, no, pero acá yo he hablado mucho y ya el psicólogo habla
con mi familia, y pues por eso me he sentido como mejor” (C3N).
Se tiene entonces que los niños han representado el espacio psicoterapéuti-
co como un lugar que favorece la expresión de emociones, angustias, miedos,
temores y expectativas, un lugar donde hay un otro dispuesto a escucharlos,
a ser un puente en la relación parental, afianzando la confianza para ser ellos
mismos con su psicoterapeuta, en tanto le depositan la posibilidad de ayuda y
de cambio propio y de sus familias.
Así pues, los logros psicoterapéuticos en los niños implican transformación
intrapsíquica, pero esta se da también por las transformaciones de los otros sig-
nificativos que operan como estructurantes del niño, esto es, las modificaciones
estarán dadas en tanto los padres también posibiliten movimientos y aperturas
para su hijo, asuntos que son facilitados desde el proceso de inclusión parental
en la psicoterapia infantil.
Conclusiones
[ 133 ]
[ 134 ] Padres, niños y psicoterapia
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A logros psicoterapéuticos, 19
objetivos, 55, 61, 64, 66, 103
autorregulación emocional
proceso, 15, 19, 57, 60, 64, 71, 72, 89,
capacidad, 104, 107 90, 95, 96, 100, 104, 114, 119,
dificultad, 114 123, 131, 133-135
C representación, 20, 55, 81, 82, 93
representaciones, 58
cuidador(es), 37, 51, 62, 75, 85, 87, 88, resistencia, 95, 96
101, 121 técnica, 83, 89
funciones, 59
K
D
Klein, Melanie, 22, 30, 31, 39, 77
desarrollo
psicoafectivo, 33, 37, 38, 56 M
psicosocial, 33, 35 matriz relacional, 24
F P
Freud, Sigmund, 21, 22, 32, 33, 42, 48, padres de familia, 11, 17, 58, 77, 78,
94, 108, 115 85, 91
funciones maternantes, 23, 105 parentalidad, 45-47, 92, 95, 98, 102,
103, 115
I
construcción, 46
inclusión parental, 11, 12, 18, 19, 50, rol, 33
54, 55, 58, 62, 71, 72, 75, 81, 82, 84, Piaget, Jean, 35, 36, 42
88, 89, 93, 102, 113, 121, 133, 134 psicoeducación, 88, 92, 93
beneficio, 100 forma, 92
forma, 61, 63, 88, 135 parental, 89
importancia, 56 psicología del Yo, 22
[ 145 ]
[ 146 ] Padres, niños y psicoterapia