Psicologia Forence en Boliva

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UNIVERSIDAD CENTRAL

SEDE COCHABAMBA
CARRERA DE DERECHO Y CIENCIAS JURIDICAS

Psicología forense en Bolivia

ESTUDIANTE: SALAZAR GARCIA ALEXANDER


MATERIA: PSICOLOGÍA JURÍDICA
SEMESTRE: SEGUNDO

Cochabamba – Bolivia

1. LA PSICOLOGÍA JURÍDICA: CONFLUENCIA ENTRE PSICOLOGIA Y


DERECHO:

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•Derecho: conjunto de leyes, preceptos y reglas a que están sometidos los hombres en su
vida social. Ciencia que estudia las leyes y su aplicación.

•Psicología: ciencia que estudia el comportamiento humano en el sentido más extenso.


Abarca todas las actividades, sentimientos y razones de las personas.

La psicología y el derecho encuentran su coincidencia en el hecho de que ambas


disciplinas son ciencias humanas y sociales y en que comparten el objeto de intervención:
la conducta de las personas. En palabras de Munné (1987), “son ciencias llamadas a
entenderse como ciencias humanas del comportamiento y sociales”. Efectivamente, en las
ultimas décadas la colaboración entre juristas y psicólogos se ha ido desarrollando e
implantando de forma práctica, requiriéndose cada vez en mayor medida, el aporte de los
profesionales de la psicología a la realidad del mundo legal.

En este creciente desarrollo de las relaciones entre Psicología y Derecho podemos


distinguir cuatro etapas, tal y como refieren Fariña, Arce y Seijo (2005):

 Desde comienzo de siglo hasta la década de los años 30: temáticamente orientada
hacia fenómenos de testificación; destacan los trabajos pioneros de Stern, Binet y
Münsterberg sobre los procesos psicológicos del testimonio.
 De 1930 a 1950: Se ha considerado la época menos fructífera por parte de la
psicología jurídica, aunque el entorno legal sí continuó contribuyendo a la literatura
sobre el tema. Garzon (1990) considera que el descenso de las contribuciones de los
psicólogos pudo estar motivado por la diversificación de la psicología en nuevos
campos de trabajo, así como por la etapa de reflexión interna que vivía la misma
psicología, produciéndose lo que Loh (1981) definió como “psicologismo jurídico” por
la proliferación de trabajos de juristas que 3 apelaban a la psicología para
fundamentar su paso hacia el llamado realismo desde un anterior formalismo legal.
 1950 a 1970, Los tribunales comienzan a acusar la necesidad de utilizar psicólogos
cualificados como testigos expertos sobre cuestiones criminales en las que se debe
establecer la responsabilidad del sujeto.
 A partir de la década de los 70 puede contemplarse el “boom” de la Psicología
Jurídica notándose un notable incremento en el número de publicaciones sobre la
materia. La vertiente aplicada (Psicología Forense) cobra un gran impulso que se ha

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mantenido ascendente con un considerable crecimiento de demandas en las dos
ultimas décadas. En 1981 la American Psychological Association creó la División 41
(psicología jurídica), asimismo, se constituyen asociaciones como: The Association of
Psychology and Law (1991) o la International Association of Forensic Mental Healt
Service (2001).

En nuestro país, el primer elemento histórico destacable se sitúa en 1932 cuando Emilio Mira
y López publica el "Manual de Psicología Jurídica" donde apuntó temas como: la psicología
del delito, psicología del testimonio o el concepto psicológico y la valoración jurídica de la
debilidad mental. El manual, dirigido a los juristas, tenia como objetivo manifiesto ofrecerles la
información y conocimientos que la psicología les podía ofrecer para hacer más efectiva su
tarea.

Tras un silencio prácticamente absoluto que se prolonga hasta la década de los años 70, tal y
como señala Munné (1986), El Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, crea en 1971 la
Sección de Psicología y Sociología Jurídicas, en 1974 el Anuario de Sociología y Psicología
Jurídicas, y en 1975 el Instituto del mismo nombre. En 1980, se publica “Introducción a la
psicología jurídica”, en la que Ramón Bayés, Luis Muñoz-Sabaté y Federico Munné realizan
una recopilación de trabajos aparecidos en años anteriores.

Otro elemento clave para el desarrollo de esta disciplina en España, es el derivado del ámbito
de la psicología penitenciaria ya que en los años setenta los psicólogos empezaron a trabajar
dentro del ámbito carcelario, siendo los primeros que promovieron 4 el interés tanto en las
universidades como en otras instituciones sobre la labor de estos profesionales en el ámbito
judicial.

Ya en la década de los ochenta el Colegio Oficial de Psicólogos, desde sus diferentes sedes,
sirve también como potenciador y difusor de esta disciplina. En este sentido cabe destacar los
esfuerzos de la Delegación de Madrid que en 1985 promovió el estudio para la elaboración de
un Catálogo de Documentos en Psicología Jurídica, cuya primera edición ve la luz en enero
de 1986. Asimismo esta Delegación propulsó la creación de la Sección de Psicología Jurídica
en 1987, propiciándose de esta forma tanto la difusión de esta rama de la Psicología como la
formación para los profesionales.

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En Cataluña, a finales de los 80 ya existía un grupo de trabajo sobre Psicología Jurídica que
en 1990 se constituiría como Comisión y en el año 2000 como Sección Profesional. Entre las
actividades más destacables se encuentran la organización de forma conjunta con el Centro
de Estudios y Formación Especializada del Departamento de Justicia de las Primeras
Jornadas de Psicología Jurídica en Cataluña en 1999 y las Segundas Jornadas de Psicología
Jurídica en Cataluña co-organizadas con la Universidad de Barcelona en el año 2004.

2. PSICOLOGÍA JURÍDICA (DEFINICIÓN)

Comprende el estudio, explicación, promoción, evaluación, prevención y en su caso,


asesoramiento y/o tratamiento de aquellos fenómenos psicológicos, conductuales y
relacionales que inciden en el comportamiento legal de las personas, mediante la utilización
de métodos propios de la psicología científica y cubriendo por lo tanto distintos ámbitos y
niveles de estudio e intervención ( Psicología aplicada a los tribunales, psicología
penitenciaria, psicología de la delincuencia, psicología judicial – testimonio y jurado- ,
psicología policial y de las Fuerzas Armadas, victimologia y mediación).

3. LA PSICOLOGÍA FORENSE

Etimológicamente el término “forense” deriva del latín “forensis”, referido al forum de las
ciudades romanas; la plaza donde se trataban los negocios públicos y donde el pretor
celebraba los juicios. Por tanto, la palabra esta referida al “foro” o lugar donde se administra
justicia. “Sitio en que los tribunales oyen y determinan las causas” (Diccionario de la Real
Academia Española)

En general, el termino Psicología forense engloba todas aquellas actividades que el psicólogo
puede realizar en el “foro”, en intervenciones específicamente solicitadas. En palabras de J.
Urra (1993) es “la ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la
Psicología ante las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la
Administración de Justicia, actuando en el foro (tribunal), mejorando el ejercicio del Derecho".

Siguiendo a Garzon (1989), y la diferenciación que ésta establece entre psicología jurídica y
psicología forense, observamos que no solo supondrían dos enfoques diferentes en su

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relación con el Derecho (filosófica vs aplicada), sino también dos concepciones distintas de la
psicología (colectiva vs individual).

En definitiva, podemos concluir que la psicología forense es la denominación que ha recibido


la vertiente aplicada de la psicología jurídica, entendiéndose que su función principal es la de
ofrecer funciones de soporte a las administraciones de justicia.

El principal requerimiento que se realiza al psicólogo forense es la elaboración de peritajes


psicológicos, función que, como ya señaló Muñoz Sabaté (1980), abarca una gran cantidad de
ámbitos específicos en el marco jurídico porque “el derecho es algo multidimensional y
omnipresente.

El caso más insospechado puede presentar algún problema de prueba susceptible de ser
tratado con métodos psicológicos.”

La necesidad de la intervención de los psicólogos como peritos en los diferentes


procedimientos judiciales no es nueva, se viene planteando desde principios del siglo XX
(Ibáñez y Avila, 1990), citándose como primeros antecedentes el testimonio de Albert von
Schrenck-Notzing en un juicio celebrado en Munich en 1896, que informó sobre la influencia
de la sugestión en numerosos testigos a causa de los efectos de lo publicado en la prensa

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sobre el caso de asesinato que se juzgaba; así como la publicación de la obra “On the
Witness Stand” de Hugo Münstrberg en 1908 en la que defendía que con los conocimientos
sobre percepción y memoria los psicólogos podían comprender mejor que los juristas la mente
de los testigos. Münstrberg, propuso la utilización de un Test de Asociación de Palabras que
ayudara a establecer la culpabilidad o no de los acusados, lo que le valió durísimos ataques
de los juristas.

A pesar de ello, la aceptación y tendencia a la generalización del uso de la psicología en los


tribunales es mucho más reciente. Según indica Torres (2002), en EE.UU. su generalización
se produciría a partir de una Sentencia del Tribunal Supremo de 1962 en la que se establecía
que “se considerará error judicial rechazar la peritación de un psicólogo respecto de su área
de especialización”.

Esta Sentencia deriva de lo acontecido en el sumario Jenkins versus EE.UU, en el que tres
peritos psicólogos elaboraron dictámenes sobre la enfermedad mental del inculpado
(esquizofrenia). Su testimonio, fue rechazado en primera instancia por los Tribunales. La
Asociación Psiquiátrica Americana elevó su protesta en forma y su oposición a la no admisión
del psicólogo como perito. En el recurso de casación se admitió la pericia psicológica que se
comprobó acertada. Desde ese momento, como hemos indicado, el rechazo del psicólogo
como experto en su campo de especialización es considerado como un error.

En nuestro país un reconocimiento similar no se produce hasta tres décadas después a partir
de una Sentencia del Tribunal Supremo, que con fecha 21 de noviembre de 1992, (RJ
1992\9624) resalta la relevancia del papel de los psicólogos en el asesoramiento para valorar
todas las cuestiones que tienen que ver con el estudio de las condiciones psicológicas de los
actores jurídicos, al afirmar: “la Psicología permite aportar medios de conocimiento, que el
Tribunal no podría ignorar en su juicio sobre la credibilidad del testigo y que, por sí mismo no
podría obtener en razón del carácter científico especializado de los mismos”

Ejemplo de las intervenciones más frecuentes en los diferentes ámbitos

 Derecho Penal: se valoran cuestiones como la responsabilidad criminal en casos de


trastorno mental de un acusado (evaluación de la imputabilidad del procesado), la

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competencia de un individuo para ser juzgado o para prestar testimonio, las secuelas
de las víctimas, etc.
 Derecho civil: principalmente procesos de tutela e incapacitación de adultos,
internamientos psiquiátricos involuntarios, protección de menores, valoración de daño y
secuelas psicológicas, etc.
 Derecho de familia: temas de adopción y privación de derechos parentales de los
progenitores (patria potestad), en la atribución de la custodia de los hijos en caso de
divorcio, nulidad y separación, recomendaciones sobre planes de comunicación y
contacto, adopciones, filiación, etc
 Derecho laboral: valoración de daños y secuelas psíquicas a accidentes o situaciones
de trabajo, etc.

4. EL DICTAMEN PERICIAL

El objetivo último de la evaluación psicológica forense es elaborar el Dictamen Pericial


correspondiente al objeto de litigio. La acción del reconocimiento técnico del objeto del debate
es conocida como peritaje o peritación (Ibáñez y de Luis, 1992).

Mauleón (1984, cfr. Ibáñez y Avila, 1989, pag. 294) define el Dictamen Pericial como “la
opinión objetiva e imparcial, de un técnico o especialista, con unos específicos conocimientos
científicos, artísticos o prácticos, acerca de la existencia de un hecho y la naturaleza del
mismo”. Dictamen que, siguiendo a Ibáñez y Ávila (1989), tiene una finalidad objetiva que es
la determinación de unos hechos o sus manifestaciones y consecuencias.

Esta objetividad debe ser el principio rector del examen pericial, independiente de los
intereses de las partes, es por ello, que desde un primer momento se deberá definir, concretar
y clarificar sus funciones.

El dictamen emitido por el perito en relación a la materia sobre la que se le ha interrogado, es


un medio de prueba dentro de un proceso judicial, que será ponderada y valorada por el juez
en su propia toma de decisión para dictar la sentencia.

En palabras de Ortuño (1998) “el juez no solicita al perito que sea éste el que dicte la
sentencia pues este es el cometido y la responsabilidad del que juzga...la demanda judicial se

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circunscribe a solicitar del profesional que le ayude a conocer – apreciar la realidad – de una
conducta social humana, sus motivaciones y sus consecuencias sociales respecto a lo que es
objeto de litigio”

A pesar de que, como vemos, la responsabilidad última del alcance de este medio de prueba
recaerá siempre en los magistrados, algunos autores han resaltado el peso constatado que
tienen los informes periciales en las decisiones judiciales. Granados (1990) hace notar esta
circunstancia subrayando además la incidencia que supondrá esta valoración sobre la vida
afectiva, económica, etc. de las personas, en la medida en que la sentencia recoja las
opiniones de la pericia. En este sentido nos advierten también Aguilera y Zaldivar (2003) al
ofrecernos el resultado de un estudio realizado con jueces de Andalucía al señalar como
conclusión más importante “el papel decisivo, que según los jueces, tiene el informe
psicológico para valorar los aspectos centrales sobre los 9 que centra la pericia psicológica”,
indicándonos que, en su estudio, “la mayor parte de los jueces, responden que sólo en
algunas ocasiones, toman decisiones diferentes a las recomendadas en los informes”.

Desde el entorno jurídico, Montero (2001) indica “la norma general de la sana critica, puede
hacer llegar a soluciones muy diferentes en la valoración de la pericia. No faltan ocasiones en
que el contenido de la Sentencia sobre la guarda y custodia de los hijos se decide con una
mera remisión a lo dicho en el informe”.

Mucho más allá llegaba Grisso (1986) en sus consideraciones, al hacer notar a los psicólogos,
que precisamente somos nosotros los más interesados en que las evaluaciones forenses
sean de calidad por su gran repercusión social en la imagen de la psicología en esta área que
aun se esta consolidando.

Por tanto, el trabajo del psicólogo forense debe comportar una gran exigencia científica y
ética. De hecho, en las Directrices Especializadas para psicólogos forenses (Sociedad legal
americana y división 41 APA, 1994), se especifica, entre otras, la obligación del psicólogo
forense de seguir los estándares éticos más elevados de su profesión y la de mantener
actualizados los conocimientos del desarrollo científico, profesional y legal dentro de su área
de competencia.

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Al hilo de lo anterior no podemos dejar de mencionar una controvertida cuestión que en los
últimos tiempos esta llamando la atención de los expertos y que afecta a la responsabilidad
inherente al perito en las delicadas cuestiones en las que interviene. Como refiere Serrano
(2006) “la extraordinaria importancia de su función obliga a que el perito que incumpla sus
obligaciones incurra en responsabilidad”. Responsabilidades que se traducirían, en su caso,
en tres aspectos: penal, civil y disciplinaria.

5. PERITO

El perito emite un juicio o valoración sobre un hecho (persona, cosa o situación) de acuerdo
con un atento examen de los extremos sometidos a su consideración, para efectuar
sucesivamente las deducciones que le aconseje su ciencia y finalmente exteriorizarlos en
forma de conclusiones / respuestas a los puntos litigiosos por los que fue consultado.

 Ejerce su rol como un colaborador con el jurista.


 Es un experto que asesora al juez (a propia instancia o a solicitud de una de las
partes), en materias de sus conocimientos o experiencia y que constituyen un hecho
circunstancial importante en el procedimiento.

6. REGULACIÓN LEGAL

Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), (artículos 335- 352).

Art.335: Cuando sean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos


para valorar hechos o circunstancias relevantes en el asunto o adquirir certeza sobre ellos, las
partes podrán aportar al proceso el dictamen de peritos que posean los conocimientos
correspondientes o solicitar, en los casos previstos en esta ley, que se emita dictamen por
perito designado por el tribunal.

7. PROCESO

1. El juez o tribunal estima pertinente la realización, emite una petición oficial, para que se
haga cargo del peritaje y acepte su cargo.

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2. La aceptación es el acto de contestación a la solicitud. Implica la realización de la tarea
(debiendo en su caso justificar la imposibilidad). También implica el juramento (garantía de
objetividad y ética)

3. Citación: convoca al psicólogo a la fecha tope de entrega del informe

La psicología forense es una rama de la psicología que se ocupa de la aplicación de principios


y conocimientos psicológicos al sistema legal y judicial.

8. PASOS DE LA PSICOLOGÍA

Los psicólogos forenses trabajan en colaboración con el sistema legal y proporcionan sus
habilidades y conocimientos para abordar cuestiones relacionadas con la ley y la justicia. Aquí
hay algunas áreas en las que los psicólogos forenses pueden desempeñar un papel
importante:

Evaluación psicológica

Los psicólogos forenses pueden realizar evaluaciones psicológicas de individuos


involucrados en casos legales, como acusados, testigos o víctimas. Estas evaluaciones
pueden ayudar a comprender la capacidad mental, la credibilidad y otros aspectos relevantes.

Perfilación criminal

Algunos psicólogos forenses se especializan en la creación de perfiles criminales, que


implican analizar patrones de comportamiento para ayudar a las fuerzas del orden a identificar
y capturar a sospechosos.

Asesoramiento a abogados y jueces

Los psicólogos forenses pueden proporcionar asesoramiento a abogados y jueces sobre


cuestiones psicológicas relacionadas con casos legales, como la competencia mental, la

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capacidad de los testigos para dar testimonio y la idoneidad de los padres en casos de
custodia.

Rehabilitación de delincuentes

Los psicólogos forenses pueden estar involucrados en el diseño y la implementación de


programas de rehabilitación para delincuentes, trabajando para entender y abordar los
factores psicológicos que contribuyen al comportamiento delictivo.

Testimonio experto

Pueden actuar como testigos expertos en el tribunal, proporcionando información


especializada sobre cuestiones psicológicas relevantes para el caso.

Investigación de incidentes

Participan en la investigación de incidentes criminales o situaciones legales complejas,


utilizando su conocimiento para analizar comportamientos, motivaciones y otros aspectos
psicológicos relevantes.

Evaluación de daño psicológico

En casos civiles, los psicólogos forenses pueden evaluar y cuantificar el daño psicológico que
una persona ha sufrido como resultado de ciertos eventos, como accidentes o agresiones.

Es importante destacar que la psicología forense se aplica en una variedad de contextos,


incluidos los sistemas penales, civiles y familiares. Los psicólogos forenses deben tener una
comprensión profunda tanto de la psicología como de las leyes y prácticas legales.

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