Anijovich, R
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UNIDAD 2
ANIJOVICH, R; “Aulas heterogéneas y equidad” en Gestionar una escuela con aulas heterogéneas,
capitulo 1
El discurso acerca de la educación en la diversidad surgió en las últimas décadas del siglo XX, con la
intención de superar la mirada homogeneizadora y proponer enfoques y estrategias más inclusivos que
contemplen al mismo tiempo las diferencias que existen entre las personas, los derechos de la ciudadanía
y las obligaciones de los Estados.
Las primeras miradas sobre la diversidad estuvieron asociadas a la educación de niños con
necesidades especiales (pedagogía/escuela diferencial) o, al modo de evaluar a los alumnos con
dificultades en el aprendizaje. En este abordaje, lo diverso es entendido como un obstáculo individual que
requiere en muchos casos una atención especial y personaliza para reducir la dificultad.
Un enfoque pedagógico que contemple la diversidad como una condición inherente al ser humano y,
por lo tanto, como un valor para respetar parte de la base de que cada persona nace con una biológica
diferente y se desarrolla en múltiples contextos sociales, culturales, económicos y educativos.
1. Igualdad en el acceso: todos los alumnos deben tener un espacio para incluirse en la
escuela
2. Igualdad en el tratamiento educativo: se deben ofrecer currículos, recursos, etapas
obligatorias similares para todos los alumnos, pero adecuándolos a partir del reconocimiento de las
diversidades, lo cual supone, revisar la manera de organizar la enseñanza y la evaluación
TRAMO 2: PRINCIPIOS DE LA ENSEÑANZA PARA LA DIVERSIDAD
UNIDAD 2
ANIJOVICH, R; “Aulas heterogéneas y equidad” en Gestionar una escuela con aulas heterogéneas,
capitulo 1
3. Igualdad de resultados: independientemente de sus diversidades todos los alumnos pueden
alcanzar buenos resultados
El campo educativo tiene el desafío de encontrar un equilibrio entre lo común y lo diverso. Todos los
niños, las niñas, y los jóvenes tienen derecho a obtener una buena educación, y para que eso sea posible
es necesario contemplar variados puntos de partida a fin de encarar la enseñanza, atendiendo a las
diferencias y sus implicancias.
“Lo común” significa lo posible, lo abierto, para todos, un mondo en el cual avanzar es posible, en lo
común se trata de incluir a todos los niños en la educación obligatoria “sin perder de vista que también es
función de la escuela diferenciar para una sociedad diferenciada”
Un enfoque en ciencias sociales refiere a un conjunto de supuestos teóricos y valores a través de los
cuales se interpretan los fenómenos observados con un sentido y un significado determinados. Así, el
término “enfoque” suele estar ligado también a los aspectos metodológicos de la investigación que busca
producir conocimiento en un campo social/cultural determinado. Podemos decir que un enfoque
educativo de un modo de mirar un problema educativo, desde un marco teórico, ideológico y
metodológico que permite comprenderlo, y partir de esa compresión, diseñar estrategias para abordarlo.
Perrenoud, Meirieu, Gimeno, Sacristán, Monereo, Masip Utset y Rigol Muxart definen la pedagogía
diferenciada que se focaliza en el tratamiento de conceptos de equidad, homogeneidad y diversidad.
A partir de esto, los niños/as, adolescente y jóvenes se convierten en el centro del proceso educativo
cuando reconocemos quienes son, como aprenden, cuáles son sus intereses, sus debilidades y fortalezas,
sus entornos culturales y sociales. Solo entonces, desde la enseñanza podremos ofrecer las mejores
opciones para que todos se involucren activamente y encuentren sentido a lo que aprenden y al mundo en
el que están insertos.
Meirieu (2005) sostiene que no alcanza con reconocer que somos diferentes; también necesitamos
definir como ponemos en conversación esas diferencias para lograr un mundo mejor en el que se tiendan
puentes y se disminuyan las brechas sociales.
Perkins (1995) sostiene que el gran reto de la educación es el desarrollo del pensamiento. Para eso es
necesario contribuir a que los alumnos desplieguen las disposiciones necesarias para adoptar una postura
actica en sus aprendizajes. Esto significa que tengan la capacidad de responder a un problema con un
repertorio amplio de opciones, que demuestren actitud para contribuir en la búsqueda de la verdad o de las
soluciones, incluso a pesar de factores poco favorables, y dispongan de habilidad para actuar de manera
efectiva
Mancovsky (2007) nos alerta sobre las creencias de los maestros acerca de las posibilidades de
aprender que tienen los estudiantes, ya que estas ocupan un lugar central en el proceso de aprendizaje.
El enfoque de educación para la diversidad busca propiciar el reconocimiento de las diferencias, así
como su aceptación y valoración positiva, como punto de partida para abordar el trabajo en las escuelas
por medio de lo que vamos a caracterizar como un aula heterogénea. El aula heterogénea es un espacio
en el que:
Todos los alumnos, ya sea que presenten dificultades o que se destaque, pueden progresar y obtener
resultados a la medida de su potencial real, tanto a nivel cognitivo como personal y social. El
reconocimiento del derecho de los seres humanos a ser diferentes no se contrapone a la función que le
cabe a cada sujeto como integrante de una sociedad. Por lo tanto, por ser la atención a la diversidad un
enfoque socio humanista de la educación, no existe contradicción alguna entre el respeto al individuo
autónomo y la respuesta a las necesidades colectivas de la sociedad.
Para trabajar con este enfoque, necesitamos contar con docentes que tengan lo que llamamos una
“mentalidad en crecimiento” es decir, que vean en los alumnos un mundo de posibilidades. Desde la
perspectiva del desarrollo profesional, los educadores deben saber que la dedicación invertida en
capacitarse y ser aprendices permanentes de sus alumnos los que ponen en una situación de mayor
seguridad para afrontar cualquier dificultad.
También identificamos a los maestros con “mentalidad fija” que piensan que el éxito de sus alumnos
está relacionado con la inteligencia o el talento, y que ambas cualidades son rasgos predeterminados por
su genética o su entorno sociocultural. Esta visión casi inmutable de las posibilidades de los estudiantes
deja poco espacio para el esfuerzo del alumno y del maestro. En una visión de ese tipo, todo parece
predeterminado, y el esfuerzo, la dedicación y la diversidad de estrategias no tendrán un impacto
importante en el desempeño del alumno.
Sin embargo, el trabajo en aulas heterogéneas plantea atender a fenómenos complejos. En relación
con esto, Camilloni considera la dificultad de establecer categorías que permitan comprender y procesar,
de manera didáctica, la diversidad.
Todos los estudiantes pueden aprender, pero para que eso suceda, todos necesitar recibir tareas
desafiantes, potentes y estimulantes que los impulsen a desarrollar sus capacidades individuales y
convertirse en miembros plenos y productivos de la sociedad.
Aquellas organizaciones que se comportan como sistemas cerrados con mecanismos fijos y barrear
que impiden el intercambio con su contexto, tienen a la entropía y la muerte. En cambio, las
organizaciones que conforman sistemas abiertos a su medio, produciendo modificaciones internas para
adaptarse a las circunstancias de su contexto, logran crecer, desarrollarse y/o modificarse para cumplir su
finalidad. La flexibilidad es condición necesaria para el cambio y la adaptación en los sistemas abiertos.
Desde el punto de vista biológico, la flexibilidad ocupa un lugar central en nuestra vida permitiendo las
modificaciones necesarias para el desarrollo, el aprendizaje y la recuperación de funciones dañas.
Las aulas heterogéneas constituidas bajo este concepto implican diversos modos posibles de organizar
los espacios, los tiempos, los agrupamientos de los alumnos, os canales de comunicación y el uso de los
recursos en función de lo que la situación, los objetivos y los contenidos por aprender requieran. A mayor
flexibilidad, mayor capacidad tienen un aula y una escuela de contribuir a los propósitos de la educación
para la diversidad.
Para pensar en un aula heterogénea utilizando una metáfora que permita imaginar su espíritu Pennac
(2009) expresa que: “cada alumno toca su instrumento y no vale la pena ir contra eso. Lo delicado es
conocer bien a nuestros músicos y encontrar la armonía. Una buena clase no es un regimiento marcando
el paso, es una orquesta que trabaja para la misma sinfonía”.