Qué Es El Cambio Climático
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BBVA
Existe una posición cada vez más mayoritaria en la comunidad científica sobre
la actividad humana como la causa de la modificación de las condiciones climáticas
actuales. De ahí que la investigadora del Turba Lab coincida al definir el presente
cambio climático como “antropogénico”, es decir, causado por la humanidad y no por
anomalías biofísicas o naturales.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, organismo creado en 1988
por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y por la Organización
Meteorológica Mundial, compuesto por científicos y expertos de 195 países), señala que
el inicio del fenómeno se puede establecer en el comienzo de la era industrial, más o
menos en torno al año 1750. La conclusión parece clara: han bastado menos de tres
siglos, un suspiro en la escala de la historia planetaria, para modificar el equilibrio
climático.
Emisiones desatadas
Esa visión holística sobre las causas antropogénicas del cambio climático se
traslada también a las soluciones, y de ahí el concepto de desarrollo sostenible que no
solo atañe a la salud medioambiental sino al desarrollo humano en todas sus facetas
como parte del remedio. Así, los estados miembros de la ONU adoptaron en 2015
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para avanzar en la erradicación de la
pobreza, en la protección del planeta y hacia un horizonte de paz, igualdad y
prosperidad para todos los seres humanos.
El Ministerio para la Transición Ecológica coincide en que este cambio del clima es
muy diferente a los anteriores. En primer lugar, porque su causa es “la emisión, como
resultado de la actividad humana, de los GEI, los cuales aumentan la capacidad de la
atmósfera terrestre para retener calor y dan lugar al fenómeno del calentamiento
global”. Y además por el ritmo acelerado de dichas emisiones. Según Satorras, “la
medida de su gravedad es la rapidez con la que se está produciendo. A más largo plazo,
los ecosistemas tienen tiempo de ir adaptándose, lo que no está ocurriendo ahora
precisamente por dicha velocidad”.
Por su parte, el IPPC también advierte de ese peligro. Para evitar que el calentamiento
global supere 1,5 grados centígrados a final de siglo respecto a los niveles
preindustriales (el principal objetivo del Acuerdo de París), los científicos y expertos
señalan que en esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es
indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que
se necesitan. También es necesario reducir de manera drástica, rápida y sostenida las
emisiones de gases de efecto invernadero en el sector alimentario, la electricidad, el
transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra. Unas emisiones que
consideran que ya se deberían haber disminuido ya que la mitad de la cantidad máxima
de CO2 estimado para que la Tierra no llegue a un calentamiento medio de 2 grados
centígrados (el nivel tope, considerado altamente nocivo) se alcanzó en 2011. Según el
IPPC, será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030 si se desea limitar el
calentamiento a 1,5 °C.
El calentamiento global provocado por el cambio del clima es cada vez más evidente. El
IPCC menciona como consecuencias “la desertificación, la degradación de la tierra, la
falta de seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero en los
ecosistemas terrestres”, entre otros.
En cuanto a los efectos directos, los océanos se han calentado, la cantidad de hielo y
nieve ha bajado mientras el nivel del mar ha subido 19 centímetros de 1901 a 2010. Se
calcula que, en 2065, el nivel medio habrá crecido entre 24 y 30 centímetros y de 40 a
63 en 2100, en relación con el periodo 1986-2005. Esta tendencia parece inevitable, ya
que, según el IPCC, las consecuencias del cambio climático “persistirán durante
muchos siglos, incluso si se detienen las emisiones”. En otras palabras, el proceso se ha
puesto en marcha y se puede paliar, pero no parar en seco su inercia.
GESTIÓN DEL AGUA
¿Cuál es el ciclo del agua y cómo se ve afectado por el cambio climático?
Activo desde hace unos 3.800 millones de años, el ciclo del agua es el motor de la vida
en el planeta y uno de los máximos condicionantes económicos. Su estabilidad se ve
amenazada por la aceleración del cambio climático debido a la actividad humana. La
necesidad de preservarlo es también una oportunidad para impulsar el desarrollo
sostenible, las tecnologías verdes y la economía circular.
De acuerdo con estos expertos, los efectos pueden ser irreversibles en algunos puntos
del planeta como la selva amazónica o la tundra asiática, en donde el calentamiento y
la pérdida de humedad están causando modificaciones acusadas, sin retorno.
Si se toma España como ejemplo (uno de los países más amenazados en su entorno
europeo), el Ministerio para la Transición Ecológica señala cuatro consecuencias
claras: alargamiento de los veranos en cinco semanas desde los años setenta, según la
Agencia Estatal de Meteorología (Aemet); la disminución de los caudales de los ríos, en
algunos casos más del 20%; la expansión del clima semiárido en unos 30.000
kilómetros cuadrados; y el incremento en frecuencia e intensidad de las olas de calor y
las sequías. Si aumenta la emisión de los GEI, las previsiones apuntan al agravamiento
de estos y otros síntomas como el incremento de las temperaturas máximas y
mínimas.
El ser humano (al fin y al cabo, una especie más dependiente de ecosistemas que
experimentan una profunda transformación) también acusa los efectos tanto de forma
individual como colectiva. “El calentamiento global tiene consecuencias no solo
biofísicas, sino también sociales. Por ello, desde el punto de vista social crece la
voluntad de llamada contra la emergencia climática, para que se actúe ya”, añade
Satorras.
En este sentido, Aditi Mukherji, una de los 93 autores del Informe de síntesis, el
capítulo final del Sexto Informe de Evaluación del IPCC, afirmó que “La justicia
climática es crucial porque quienes menos han contribuido al cambio climático se ven
afectados de forma desproporcionada”, además de que “casi la mitad de la población
mundial vive en regiones que son muy vulnerables al cambio climático. En la última
década, el número de víctimas mortales como consecuencia de inundaciones, sequías y
tormentas fue 15 veces más alto en las regiones muy vulnerables”, añadió Mukherji. Un
hecho al que hay que sumar también las migraciones climáticas como consecuencia de
los desastres naturales por el cambio climático.
¿Por qué el cambio climático nos preocupa tanto? ¿Qué es lo que lo ha causado y qué
riesgos corremos? Las causas del efecto invernadero creadas por las actividades del
hombre y los compromisos asumidos para invertir la tendencia. El empuje para la
electrificación
Pero, si se trata de un fenómeno tan beneficioso ¿por qué hoy estamos tan preocupados?
¿Qué quiere decir que el planeta está sobrecalentado? ¿Y qué es lo que se entiende
por cambio climático?
Respecto a los niveles preindustriales, la temperatura media del planeta aumentó 0,98°
centígrados y la tendencia observada desde el año 2.000 hasta hoy prevé que, si no se
pone remedio, podría llegar a un +1,5° más antes del 2030. El impacto
del calentamiento global ya es evidente: el hielo marino ártico disminuyó de media un
12,85% por década, mientras que los registros de las mareas costeras muestran un
aumento del nivel del mar de 3,3 milímetros por año desde 1870. La década 2009-2019
fue la más calurosa nunca registrada y 2020 el segundo año más caluroso de la historia,
ligeramente por debajo del límite máximo establecido en 2016. Las temporadas de
incendios se han vuelto más largas e intensas, como sucedió en Australia en 2019 y de
1990 a hoy cada año han aumentado los eventos meteorológicos extremos, como
ciclones e inundaciones, que también ocurren en épocas del año atípicas con respecto al
pasado y que son cada vez más arrolladores. Fenómenos como El Niño se han vuelto
más irregulares y han determinado temibles sequías en zonas ya amenazadas por la
aridez crónica, como el este de África, mientras que la Corriente del Golfo se está
ralentizando y podría cambiar de rumbo. Las especies vegetales y animales se desplazan
de forma imprevisible de un ecosistema al otro, acarreando daños incalculables a la
biodiversidad de todo el mundo.
Definir todo ello con el término cambio climático es correcto, pero no lo explica de
forma suficientemente clara. Tenemos que empezar a hablar de crisis climática porque
el clima siempre ha cambiado, pero no tan rápido ni con infraestructuras rígidas y
complejas como las ciudades y el sistema productivo a los que los países más
industrializados están acostumbrados.
También la tala de los bosques provoca daños considerables: los árboles ayudan a
regular el clima al absorber el gas carbónico de la atmósfera, por lo que con su tala se
pierde este efecto beneficioso y el carbono almacenado en los árboles se emite a la
atmósfera, contribuyendo a aumentar el efecto invernadero.
¿Qué es lo que hay que hacer para remediar la situación? En diciembre de 2015, a raíz
de la Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés) se firmó el
esperado Acuerdo de París sobre el cambio climático, que presenta un cuadro fiable
para alcanzar la descarbonización, con objetivos a largo plazo para luchar contra el
cambio climático y una estructura flexible basada en los aportes de los gobiernos. Los
gobiernos firmantes se comprometieron en limitar el aumento de la temperatura por
debajo de 2° centígrados respecto a los niveles preindustriales, esforzándose por no
sobrepasar el límite de 1,5°, para alcanzar cuanto antes el pico de las emisiones y llegar
a la neutralidad de carbono en la segunda mitad del siglo. A pesar del éxito de la
COP21, son muchas las cuestiones que el acuerdo dejó abiertas. En 2018, la COP24 de
Katowice aprobó las normas de aplicación del Acuerdo de París (el llamado "Paris
Rulebook", Libro de las Reglas de París). En 2021, la COP26 de Glasgow ratificó el
compromiso de lograr para 2050 la llamada Carbon Neutrality a nivel mundial.
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