Resumen Prueba Parc.1 Impacto Ecologico Ge
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UNIVERSIDAD DE PANAMÁ
FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Y CONTABILIDAD
IMPACTO ECOLOGICO DE LA
GESTION EMPRESARIAL
RESUMEN
Hay varios motivos por los que el concepto de ecosistemas empresariales se ha puesto
de moda. En parte, pero solo en parte, porque la literatura sobre gestión de empresas y el
discurso de los consultores es proclive a las modas. Es larga la lista de conceptos de gestión
cuyo atractivo mediático ha sido mayor que su repercusión práctica.
Modas aparte, aunque hay motivos razonables que justifican el interés en los ecosistemas
de empresa, es fácil confiar demasiado en que la magia de lo digital disuelva las dificultades
inherentes a orquestar y mantener el clima de colaboración que requieren los ecosistemas.
Al igual que sucede con la colaboración eficaz entre personas, hay una expectativa de
que la configuración en ecosistema haga posible una aportación de valor superior a la suma
de las aportaciones individuales de sus integrantes.
Existen multitud de ejemplos de este sistema. Hubo un tiempo en que Ford construyó
una acería para su propio consumo. Antes de la liberalización del sector, AT&T y otras
operadoras de telecomunicaciones producían todos los equipos que utilizaban, desde las
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centrales de conmutación hasta los teléfonos. Antes de la aparición del PC, los grandes
ordenadores de IBM solo utilizaban software producido por la propia IBM.
Por otra parte, los reguladores tienden hoy a imponer la desintegración vertical de las
grandes empresas, forzando la apertura a la competencia en cada uno de los eslabones de
la cadena de suministros. La re-regulación del sector de las telecomunicaciones es un
ejemplo de ello.
Por ello, no resulta sorprendente que sea en el sector tecnológico donde la propensión
a los ecosistemas empresariales, a menudo consolidados en torno a una plataforma digital,
es más acusada. Apple, por ejemplo, lidera en torno al iPhone un ecosistema de
desarrolladores de apps a los que durante 2021 remuneró con un total superior a los 60.000
millones de dólares.
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La sostenibilidad empresarial es una forma de gestionar los recursos y hacer que sean
eficientes, tanto para la empresa, como para el medioambiente y la sociedad. Por lo tanto,
algunos aspectos de ejemplo que se deben considerar para hacer una gestión empresarial
sostenible son:
Sin duda el primer principio de una empresa es generar rentabilidad suficiente para
seguir en funcionamiento. De lo contrario, terminará cerrando.
Ahora bien, podríamos afirmar que la primera alternativa es la más compleja para las
empresas y es por eso por lo que no todas logran desarrollar una actividad empresarial
sostenible.
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Esto ocurre por varios aspectos, entre los que podemos destacar:
El costo económico que supone generar procesos de sostenibilidad es muy alto para
la empresa y no es una prioridad.
La legislación del país no es exigente y les permite realizar su actividad, aun cuando
esta no esté alineada con el cuidado del medioambiente y el respeto por las
comunidades.
El poder económico de la empresa es muy fuerte y los residentes no oponen
resistencia a su actividad, porque podría generarles un problema mayor.
Es por eso que las evaluaciones de proyectos de negocios incluyen las variables
sociales, legales, medioambientales, comerciales y económicas. Ya que el éxito de un
negocio ya no sólo depende de un buen estudio de mercado, sino también, de un buen
tratamiento y relación con el medioambiente, el marco regulatorio legal y por supuesto, la
relación con la comunidad.
Cuando las empresas toman en cuenta estos aspectos en la cadena de valor (entrada,
procesos y salida), entonces los productos y su actividad económica serán más robustos y
alineados con las necesidades del entorno.
Otro aspecto importante tiene que ver con cómo se comunica la sostenibilidad
empresarial y cómo los consumidores y clientes validan que eso es así.
Cuando las empresas logran transmitir con éxito sus acciones en pro de alcanzar una
mejor sostenibilidad, los consumidores pueden cuestionarla, aceptarla y/o apoyarla.
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Otro de los pilares para una correcta gestión de la sostenibilidad es, valga la
redundancia, la sostenibilidad económica que consiste básicamente en la capacidad que
tiene una empresa para generar beneficios a largo plazo de manera responsable y ética, así
como la transparencia y la rendición de cuentas en relación con el uso de los beneficios.
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Beneficios de implementarla
Mejora de la imagen de marca: las empresas sostenibles son vistas como más
responsables y disfrutan de una mayor lealtad de sus clientes y accionistas.
Gran ahorro de costes a largo plazo: implementar prácticas sostenibles ayudará a
las compañías a reducir gastos a largo plazo.
Mayor productividad: Las empresas más sostenibles son también las más
productivas, además los empleados se sienten más comprometidos con la misma y
por tanto también mejoran su productividad.
Reducción del consumo de energía y agua: para lograr este objetivo se puede
implementar tecnologías más eficientes y llevar a cabo una optimización de procesos.
Gestión de residuos: Para llevar a cabo una gestión de residuos óptima hay que
empezar por la minimización en la generación de estos residuos y apostar por el
reciclaje y la reutilización de productos.
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Apostar por prácticas de producción más limpias: reducir el uso de sustancias tóxicas,
así como la minimización de la contaminación del aire y el agua puede ser un buen
punto de partida.
Para poder llevar una correcta gestión del ambiente en nuestra compañía es
necesario conocer toda la normativa que existe acerca de este tema. Pero no todo acaba ahí.
Debemos recordar que existen algunas cuestiones que no están reguladas y que depende de
la voluntad de la empresa ponerlas en marcha, o no. Por suerte, cada vez son más las
compañías que se preocupan por el medio ambiente y qué puede hacer para dañar lo más
mínimo.
Son muchos los beneficios que aporta la gestión ambiental de la empresa. Debemos
recordar que si queremos seguir obteniendo recursos para nuestra actividad es necesario
cuidar en lugar en el que vivimos.
económicos y materiales del ser humano, y la conservación del medio ambiente, sin el que
no podemos sobrevivir.
La gestión ambiental abarca una gran cantidad de áreas, entre las que se diferencian las
siguientes 7:
Política ambiental
Ordenamiento territorial
Evaluación del impacto ambiental
Contaminación
Vida silvestre
Educación ambiental
Paisaje
La ISO 14001 es una norma perteneciente a la serie de normas ISO 14000, que
cubren distintos aspectos del medio ambiente.
Los beneficios que las empresas reciben por adoptar la ISO 14001 son diversos, entre los
que destacan:
La mejora de la reputación de la empresa, al poder anunciar con fundamento que
participa en la conservación del medio ambiente.
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El ahorro de costos que puede suponer una correcta gestión de los residuos, además
de un uso adecuado de los recursos y energías, que pueden encarecer los procesos
cuando no están optimizados.
Además, a nivel legal, una empresa que pueda certificar que cumple con los requisitos
de la ISO 14001 puede recibir bonificaciones o evitar multas en función de la
normativa del país en que se encuentre.
Los Formales, como acabamos de ver, son los que siguen la ISO 14001
Otros SGMA Normalizados pueden optar por seguir la norma EMAS (Reglamento
Comunitario de Ecogestión y Ecoauditoría). Esta es una normativa, también de
carácter voluntario, establecida por la Unión Europea y actualizada en 2009, para
reconocer a las empresas u organizaciones que han establecido un SGMA y un
compromiso de mejora. La principal diferencia entre el EMAS y la ISO 14001 es el
carácter internacional de la última, mientras que el primero afecta sólo a los países
miembros de la Unión Europea.
Por último, están los SGMA informales, que son aquellos que se llevan a cabo
mediante un curso de gestión ambiental y de forma interna, buscando minimizar la
producción de desechos y el consumo energético.
Hay una gran cantidad de acciones y medidas que pueden ser aplicadas al plan de
gestión ambiental de una empresa, independientemente del tamaño de esta. Evidentemente,
las grandes empresas tienen mucho más que ahorrar y mejorar ante un plan de gestión
ambiental apropiado, pero las pequeñas empresas tienen una responsabilidad igual de
importante, y también algunas ventajas destacables que obtener.
Además, los trabajos relacionados con la gestión ambiental son todos aquellos que
entran en las áreas antes mencionadas, que aquí recordamos:
Política ambiental
Ordenamiento territorial
Evaluación del impacto ambiental
Contaminación
Vida silvestre
Educación ambiental
Paisaje
Todos somos conscientes de que, para crear un modelo de sociedad sostenible, hay
que incluir en ella a las empresas como agentes con capacidad para dar respuesta a las
necesidades de la humanidad y avanzar en los proyectos sociales.
Hoy en día las empresas son los principales impulsores de la economía, los elementos
que alimentan al mercado y regulan el equilibrio entre la oferta y la demanda. Sin embargo,
las empresas son mucho más que eso: no hay que olvidar que además del descomunal
impacto social, laboral y económico que causan en la sociedad, también lo producen a nivel
medioambiental. Por ello, es indispensable trazar una línea de actuaciones para la
sostenibilidad del planeta.
Un factor decisivo para la toma de iniciativas por parte de las compañías es la presión
social, cada vez más concienciada con el impacto medioambiental negativo. Esto hace
posible que las empresas adopten decisiones unilaterales y voluntarias como por ejemplo la
sustitución de sus flotas contaminantes, por vehículos híbridos para disminuir la emisión de
CO2. La sociedad valora positivamente este tipo de acciones reconociéndolo con el consumo
de sus productos.
La RSE es un instrumento perfecto para impulsar el avance social, por el que las
empresas que quieran realmente ser competitivas deberán adoptar la excelencia tanto en lo
que respecta a sus empleados como en lo concerniente al medio ambiente y al entorno.
Ya en el año 1972, la ONU lanzó una primera advertencia sobre las consecuencias del
impacto medioambiental ocasionadas por la actividad humana. En 1987, la primera ministra
noruega, Gro Brundtland, definió oficialmente lo que significaba el desarrollo sostenible
calificándolo como: “aquél que permite satisfacer las necesidades del presente sin perjudicar
la posibilidad de que las generaciones venideras puedan atender a sus propias demandas”.
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Un año después, en 1988, se alertaba a la población mundial sobre los peligros reales
del calentamiento global. La Organización Meteorológica Mundial y Naciones Unidas para el
Medio Ambiente crearon una asociación internacional sobre el cambio climático, a través de
la cuál se pedía a la comunidad internacional que adoptara las medidas necesarias para
evitar o minimizar los efectos del sobrecalentamiento.
Todos estos datos recordatorios sirven para demostrar que en las últimas décadas
muchas empresas y multinacionales se han sumado al sostenimiento medioambiental,
incorporando a sus estrategias el respeto y mantenimiento del entorno.
Desde finales de los años 90 existe una red empresarial comprometida con el
desarrollo sostenible compuesta por más de 160 multinacionales que consideran que la RSE
es vital para avanzar hacia un futuro sostenible mediante una mezcla responsable del
crecimiento económico, el equilibro ambiental y el progreso.
Aumento del nivel y temperatura marítima. Esto hace que muchas localidades
situadas en las riberas de los ríos o en primera línea del mar se vean seriamente
amenazadas.
Aumento de la virulencia de los fenómenos atmosféricos, peligro de extinción de
especies animales y vegetales y efectos devastadores sobre la agricultura y los
bosques.
Leyes, conciencia ciudadana, empresarial... Son muchos los puntos que deben
aumentar su grado de compromiso para que la responsabilidad ambiental de las
organizaciones sea algo más que papel mojado. No siempre es así, y los recientes juicios
celebrados por el derrame del Golfo de México lo demuestran, pero tampoco puede
afirmarse que las estrategias o medidas para evitar el impacto ambiental sean suficientes.
No en vano, las empresas son los principales contaminantes del planeta, por lo que la
exigencia para llevar a cabo prácticas o procesos sostenibles es más que necesaria, si bien
éstas dependen muy mucho del país en el que se encuentren. De este modo, de forma
indirecta su responsabilidad ambiental es en realidad un asunto político. Una cuestión, en fin,
de todos, de la que dependen problemas claves como las emisiones de gases de efecto
invernadero o desastres ambientales provocados por fugas de petróleo o por los vertidos
tóxicos, sin ir más lejos.
Con todo ello, según la Carta de Belgrado, los objetivos de la educación ambiental son
los siguientes:
Crear conciencia haciendo que las personas ganen sensibilidad hacia el medio
ambiente y sus problemas.
Generar conocimiento en las personas para la comprensión básica del medio
ambiente en su conjunto, de los problemas asociados a él y del efecto que tiene
sobre el mismo la humanidad, lo cual supone adoptar un punto de vista crítico.
Crear actitudes en la sociedad a través de valores sociales, así como creando interés
por el medio natural que les conduzca a la participación en su protección y mejora.
Crear aptitudes en las personas que las hagan capaces de resolver los problemas
ambientales que se suceden.
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Con los efectos del cambio climático cada vez más palpables, a nadie se le ocurre hoy
hacer bromas con el calentamiento global o los gases de efecto invernadero. Tampoco a las
empresas, sabedoras de que las facturas que le pasan los fenómenos meteorológicos
extremos son cada vez más elevadas.
Algunos desafíos
Crece la presión regulatoria para que las empresas adopten medidas encaminadas a
conseguir la neutralidad climática que España pretende alcanzar antes de 2050.
Pérdida de productividad
La Organización Internacional del Trabajo prevé que el impacto del estrés térmico pueda
ocasionar en una disminución de la productividad equivalente a la eliminación de casi 8.000
puestos de trabajo a tiempo completo en 2030, debido a las altas temperaturas. También
puede poner en riesgo la salud de los trabajadores que realizan su actividad al aire libre,
incrementando las bajas laborales.
Las olas de calor afectan también a la producción de numerosas materias primas, algo que
tensiona a los mercados y repercute en una subida generalizada de la inflación.
Al margen de los problemas que afectan de manera transversal a todas las empresas,
existen también determinados sectores más vulnerables al cambio climático, como estos:
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Agricultura
Turismo
Las previsiones no son muy halagüeñas. Se espera que resulte menos propicio al
turismo durante los meses de verano, aunque mejoraría en otras estaciones. Se esperan
reducciones de la cobertura de nieve.
Aseguradoras
Los riesgos asociados al cambio climático podrían llegar a generar primas para el
sector asegurador por valor de 183.000 millones de dólares, en todo el mundo, en 2040.
Energético
Se le atribuye ser el causante del 80% de las emisiones de CO2 a escala mundial. La
tendencia es acabar con la quema de combustibles fósiles en beneficio de las energías
renovables.
Construcción
Banca
Automoción
En la actualidad, es cada vez más la preocupación que existe por el medio ambiente y
la gestión de residuos. Sin embargo, estos problemas no se han abordado adecuadamente a
pesar de los esfuerzos de los gobiernos, las instituciones y los ciudadanos.
Las personas son cada vez más conscientes de los problemas ambientales y las
desigualdades sociales. Por esta razón, las empresas deben priorizar la responsabilidad
social corporativa en su estrategia comercial. Los consumidores y empleados prefieren
apoyar a una empresa que hace de la RSE una parte fundamental de su modelo de negocio.
Asimismo, la mayoría de las personas prefieren trabajar para una empresa cuyos
valores estén en consonancia con los suyos. Esto es especialmente cierto para los
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millennials que, según las encuestas, quieren trabajar motivados por un propósito y tienen en
cuenta los valores de una empresa antes de aceptar una oferta de trabajo.
Como parte de este compromiso, cada vez son más las organizaciones dispuestas a
implantar políticas acordes a una RSC que promueve la concienciación en la lucha contra el
cambio climático.