Tuberculosis (TBC)
Tuberculosis (TBC)
Tuberculosis (TBC)
Introducción:
En 1882, Robert Koch describió el agente etiológico de la TBC y lo denominó Bacterium
tuberculosis. El nombre inicial fue sustituido por el de Mycobacterium tuberculosis en 1896,
que significa hongo-bacteria, y esta denominación se debe al aspecto de los cultivos, que
en ciertos aspectos recuerdan a los de los hongos.
En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) la TBC se codifica entre los
códigos A.15 a A.19
24 de marzo "Día Mundial de la TBC".
La tuberculosis es una patología que aunque va en retroceso en el país, sigue teniendo alta
incidencia en la XV región, debido a la gran cantidad de movimiento migratorio en la zona.
Su manejo y control está supervisado por un programa específico generado por el MINSAL.
Sin embargo, la sala ERA cumple la función de pesquisa mediante la toma de Baciloscopías
y control de pacientes con secuelas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la TBC es la 2 enfermedad infecciosa a
nivel mundial, después del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
La TBC fue declarada una Emergencia Sanitaria Mundial por la OMS en el año 1993.
La TBC en todas sus formas y localizaciones corresponde a una Enfermedad de
Notificación Obligatoria de notificación dentro de 24 horas.
Definición:
Es una enfermedad infectocontagiosa transmisible producida por un microbio o
microorganismo llamado Bacilo de Koch o Mycobacterium tuberculosis, que puede
comprometer el aparato respiratorio y otros órganos.
Epidemiología:
Constituye un importante problema de salud a nivel mundial, siendo una de las
enfermedades infecciosas con mayor morbilidad y mortalidad, sobre todo en países
subdesarrollados.
Está presente en todos los países y es la principal causa infecciosa de muerte a nivel
mundial.
En el año 2019, 10 millones de personas enfermaron de TBC en el mundo y 1,4 millones de
personas fallecieron por esta causa.
Las personas sanas que están infectadas por la TBC tienen un riesgo del 5 al 10% de
desarrollar la enfermedad activa durante su vida, aunque el porcentaje varía de manera
significativa según la edad y los factores de riesgo. En el 50-80% de las personas con
enfermedad activa, la TBC se reactiva dentro de los primeros 2 años, pero ésta puede
manifestarse también varias décadas más tarde.
Chile:
En Chile se ha producido una disminución significativa de los casos desde la
implementación del PROCET (Programa de control y eliminación de la tuberculosis).
Mortalidad en Chile:
La tasa de mortalidad por TBC en todas sus formas para el año 2017 fue de 1,1 por
100.000 habitantes, disminuyendo 0,1 puntos respecto al 2016, y manteniendo una
tendencia a la baja en el último decenio. Esta cifra corresponde a 210 personas fallecidas
por TBC en el país durante el año 2017, de las cuales 152 fueron hombres y 58 mujeres.
Gráfico 5: muestra el número de casos de TBC distribuidos por sexo y grupo de edad. Se
mantiene la caracterización de los casos similar a años anteriores, con predominio de los
grupos de edad entre 25 y 64 años, y en el sexo masculino. Chile 2019.
Gráfico 6: muestra la tasa de morbilidad de TBC por grupo de edad y sexo. La tasa es más
alta en hombres que en mujeres, y aumenta con la edad. Similar a años anteriores, se
observa un incremento de la tasa a mayor edad. Chile 2019.
Etiología de la TBC:
La enfermedad puede ser causada por cualquiera de los 6 microorganismos que integran el
complejo Mycobacterium tuberculosis:
1) M. Tuberculosis o Bacilo de Koch: la más importante desde el punto de vista
sanitario y la causa más frecuente de enfermedad en los seres humanos. Es muy
resistente al frío y muy sensible al calor, luz solar y luz ultravioleta.
Son bacilos ácido-alcohol resistentes o BAAR, es decir, son bacilos que resisten a la
decoloración con alcohol y ácidos después de haber sido teñidos, esta propiedad
nos permite utilizar la tinción de Ziehl-Neelsen para su pesquisa.
Se activa cuando quiere.
2) M. Bovis: puede transmitirse por consumo de productos lácteos no pasteurizados
que contienen bacilos, sin embargo la transmisión por vía aérea también es factible.
3) M. Africanum.
4) M. Canetti.
5) M. Microti.
6) M. Pinnipedi.
7) M. Caprae.
Únicamente pueden observarse a través del microscopio.
Etiopatogenia y Fisiopatología:
En la TBC, la cadena patogénica de transmisión de la infección consta de 4 pasos:
1) Agente causal que produce la enfermedad: Mycobacterium tuberculosis.
2) Fuentes de infección y reservorio donde reside el agente causal: Paciente con
tuberculosis pulmonar bacilífero.
3) Mecanismos de transmisión desde las fuentes de infección.
4) Huésped susceptible de enfermar.
1) Agente causal:
La enfermedad puede ser causada por cualquiera de los 6 microorganismos que integran el
complejo Mycobacterium tuberculosis.
Además de la vía de transmisión aerógena, existen otras formas de contagio mucho menos
frecuente como:
● Digestiva.
● Urogenital.
● Cutáneo-mucosa.
● Inoculación directa.
● Transplacentaria.
El principal mecanismo de transmisión es por vía aerógena, por tanto, si una persona recibe
una carga bacilar significativa dispersa en el aire proveniente de un paciente con TBC
pulmonar activa, única fuente de contagio, algunos de estos bacilos llegarán al espacio
alveolar. Los bacilos serán fagocitados por los macrófagos alveolares y pueden ser
eliminados por el sistema inmune natural, como ocurre la mayoría de las veces.
“TBC posprimaria”: son personas infectadas con el Bacilo de Koch que progresa a la
enfermedad (TBC) en los meses o años siguientes a la primo infección.
“TBC pulmonar activa”: cuando las bacterias se reactivan, replican, escapan del
granuloma y se extienden hacia otras partes de los pulmones. Puede ocurrir en meses o
años después de la infección inicial.
Las personas sanas que están infectadas por la TBC tienen un riesgo del 5 al 10% de
desarrollar la enfermedad activa durante su vida, aunque el porcentaje varía de manera
significativa según la edad y los factores de riesgo. En el 50-80% de las personas con
enfermedad activa, la TBC se reactiva dentro de los primeros 2 años, pero ésta puede
manifestarse también varias décadas más tarde.
Lo importante es que se debe sospechar el diagnóstico de TBC pulmonar en todo paciente
sintomático respiratorio, que se define como toda persona que presenta tos y
expectoración por 15 días o más.
Si el sistema inmunitario no puede evitar que las bacterias de la TBC se multipliquen, estas
empezarán a proliferar en el cuerpo y causarán la enfermedad de TBC. Las bacterias
atacan al cuerpo y destruyen sus tejidos. Si esto sucede en los pulmones, pueden producir
un orificio en el pulmón.
Las personas con infección de TBC activa:
- Tienen síntomas: tos intensa que dura 3 semanas o más, tos o esputo con sangre,
debilidad o cansancio, pérdida de peso, fiebre, y sudores por la noche.
- Se sienten mal.
- Pueden transmitir las bacterias de la TBC a otras personas, es decir, puede
contagiar a otras personas.
- Puede tener una radiografía de tórax anormal o un resultado positivo en el frotis o
cultivo de esputo.
TBC diseminada o miliar: cuando las bacterias o la lesión tuberculosa se propagan hacia
otros órganos del cuerpo a través del sistema linfático o el torrente sanguíneo, diseminando
millones de bacilos tuberculosos a través de la corriente sanguínea hacia todo el cuerpo.
Puede producirse una diseminación masiva sin control durante la infección primaria o
después de la reactivación de un foco latente. Los pulmones y la médula ósea se ven
comprometidos con mayor frecuencia, pero cualquier sitio puede estar afectado.
También se clasifica como TBC pulmonar debido a que existen lesiones en los pulmones.
Ocurre con mayor frecuencia en los más jóvenes, más ancianos y aquellos infectados con
VIH.
La diseminación intermitente de los bacilos tuberculosos puede causar fiebre de origen
desconocido (FOD). El compromiso de la médula ósea puede causar anemia,
trombocitopenia o una reacción leucemoide.
“Tuberculosis extrapulmonar”: afecta a otros órganos aparte de los pulmones, con mayor
frecuencia la pleura, meninges, los ganglios linfáticos, la columna vertebral y otros huesos o
articulaciones, el aparato genitourinario, el sistema nervioso y el abdomen. La TBC puede
afectar a cualquier órgano e incluso puede volverse diseminada. Este tipo de TBC no suele
ser contagiosa.
Un paciente con TBC pulmonar y extrapulmonar debe ser clasificado como un caso de TBC
pulmonar.
Los pacientes con varios órganos afectados (excepto pulmón) se definirán según el sitio que
presente el mayor compromiso.
Suma más puntos las personas que pertenecen a uno de los grupos vulnerables para TBC.
Diagnóstico de TBC:
El diagnóstico de la TBC pulmonar se realiza principalmente mediante la bacteriología.
Si bien el diagnóstico puede sospecharse por el cuadro clínico, su confirmación requiere la
demostración de la presencia de Complejo M. tuberculosis por medio de una prueba
molecular, Baciloscopía o Cultivo, aprobadas.
1) Criterio clínico:
Primariamente se basa en el cuadro clínico; y si la persona está o estuvo en contacto con
una persona con tuberculosis contagiosa es aún más probable que tenga TBC.
Las manifestaciones clínicas de la TBC pulmonar son de sensibilidad variable y carecen de
especificidad, por lo que se debe tener un alto índice de sospecha clínica. En este sentido
es de gran ayuda el estudio radiográfico.
2) Criterio bacteriológico:
Se recomienda realizar:
● Baciloscopia.
● Cultivo de Koch: se recomienda emplear el cultivo para Mycobacterium tuberculosis
porque permite detectar la enfermedad en muestras con escasa cantidad de bacilos
no detectables por la baciloscopia (TBC infantil y TB extrapulmonar).
● PCR en tiempo real: esta herramienta diagnóstica será aplicada a toda persona con
sintomatología sugestiva de TBC. Se recomienda el diagnóstico con PCR tiempo
real para detectar Mycobacterium tuberculosis (MTB) y resistencia a rifampicina (R),
adicionalmente se debe solicitar la prueba de Nitrato Reductasa para determinar la
resistencia a isoniacida (H). El Xpert MTB/Rif es una prueba molecular de reacción
en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real recomendada por la OMS desde el
año 2010, que es capaz de detectar simultáneamente la presencia de M.
tuberculosis y la resistencia a la rifampicina (TB-RR) en un plazo de 2 h. Esta prueba
es mucho más sensible que la BK para el diagnóstico de TBC, pero su sensibilidad
es menor que el cultivo, tanto en medio sólido como líquido. Para la detección de
TB-RR su sensibilidad es de 95%, con una especificidad del 98%. En muestras
pulmonares de niños su sensibilidad es de 66%, con la misma especificidad de 98%.
Los PPD reactivos (+) o los IGRAs positivos (+) no deben repetirse, pues el resultado
persistirá en el tiempo aún habiendo realizado tratamiento de la TBC latente.
Su repetición mal indicada puede llevar a tratamientos innecesarios.
El tamaño de la reacción de PPD más allá de los 10 mm no se relaciona con diagnóstico de
enfermedad.
Estos test no permiten diferenciar la infección de la enfermedad tuberculosa.
Diagnóstico microbiológico:
La baciloscopia y el cultivo de Koch de expectoración u otras muestras respiratorias
siguen siendo las herramientas diagnósticas fundamentales.
Ante la sospecha clínica se deben solicitar 2 baciloscopias de expectoración seriadas,
como la muestra más rentable es la matinal, en pacientes ambulatorios u hospitalizados
se recomienda obtener los exámenes en las primeras horas del día, en días
consecutivos.
En la atención ambulatoria, se debe obtener la primera muestra al momento de la
consulta, dándole un segundo frasco al paciente para que recoja el esputo en la primera
hora del día siguiente.
Se enviará a Cultivo de Koch a lo menos una de las 2 muestras de cada sintomático
respiratorio (SR). A los SR que pertenezcan a algún grupo de riesgo para TBC se les
deberá realizar cultivo a las 2 muestras.
Baciloscopia:
Es gratuito en los centros de salud.
El hallazgo de BAAR al microscopio permite confirmar el diagnóstico con una especificidad
cercana al 100%.
Es un método simple, económico, rápido, que requiere de una alta carga bacilar (5.000 a
10.000 bacilos por mL de la muestra).
Los laboratorios enviarán los informes de resultados al lugar de petición del examen en un
máximo de 48 horas hábiles.
Cultivo de Koch:
Es el examen de referencia o gold standard, es el único método que permite establecer el
diagnóstico de certeza de TBC.
Casi siempre, se tomará una muestra de esputo. Para obtener dicha muestra, a usted se le
pedirá que expectore profundamente y escupa el material que sale de los pulmones.
Es mucho más sensible que la baciloscopia, permite la identificación de las especies de
micobacterias, practicar estudio de susceptibilidad a fármacos, sin embargo, tiene algunos
inconvenientes como el tiempo requerido para la obtención de los resultados que, en los
medios sólidos convencionales, es de 30 a 60 días, necesita de mayores recursos técnicos
y personal capacitado.
En la actualidad se han desarrollado nuevas técnicas, como son los cultivos en medios
líquidos, métodos más rápidos que entregan el resultado en 2 semanas.
Los laboratorios enviarán los informes de resultados al lugar de petición del examen en un
máximo de 45 días.
Se recomienda emplear el cultivo para Mycobacterium tuberculosis porque permite detectar
la enfermedad en muestras con escasa cantidad de bacilos no detectables por la
Baciloscopia.
Se realizará la prueba de VIH a todos pacientes con TBC, ya sea una prueba serológica
instrumental (ELISA, CLIA u otro), test visual rápido para VIH, u otro método diagnóstico
aprobado por el Programa de VIH del Ministerio de Salud.
En el caso de que el paciente rechace la realización de un test para VIH, esta decisión
deberá ser consignada por escrito por el personal de salud, con la firma del paciente.
Se solicitará test para VIH a todos los pacientes en la primera consulta médica. El resultado
del test debe ser registrado en la Tarjeta de Registro de Tratamiento del paciente y en el
Registro Nacional Electrónico de TBC.
Definición de caso:
Un caso de TBC confirmado bacteriológicamente es aquel en el cual una muestra biológica
resulta positiva, ya sea la Baciloscopía, el Cultivo de Koch o los exámenes rápidos
aprobados por la Organización Mundial de la Salud.
Radiografía de tórax:
Una radiografía de tórax normal hace que sea muy improbable el diagnóstico de TBC
pulmonar en un individuo inmunocompetente (solo ocurre en un 5% de los casos). Sin
embargo, esto no significa que a un paciente con cuadro clínico sugerente y radiografía de
tórax normal no se le deba realizar los estudios microbiológicos que permitan establecer el
diagnóstico oportuno.
Una radiografía de tórax normal no descarta el diagnóstico de TBC.
Una radiografía de tórax alterada no permite afirmar con certeza el diagnóstico de TBC, ya
que las lesiones son inespecíficas y pueden ser secundarias a diversas causas, sin
embargo, todo paciente con sospecha clínica o diagnóstico de TBC pulmonar debe tener un
estudio radiológico inicial para establecer la localización anatómica y extensión del daño
pulmonar, y debido al diferente valor pronóstico que tienen las formas cavitarias y no
cavitarias de la enfermedad.
Las anomalías observadas en la radiografía de tórax pueden deberse a la TBC o a gran
número de otras enfermedades. Es decir, que los aspectos radiográficos no son específicos
de TBC. Algunas personas que tuvieron TBC en el pasado y que ahora están curadas (por
lo tanto no necesitan tratamiento) pueden tener resultados radiográficos semejantes a la
TBC activa que sí necesita tratamiento.
Las radiografías de tórax pueden ser muy útiles en el diagnóstico de personas sin
confirmación bacteriológica, pero solo un médico con experiencia puede interpretarlas de
manera fiable.
Se deben realizar al inicio y al finalizar el tratamiento.
La respuesta al tratamiento se debe cotejar con la evolución radiológica.
VIH:
A todas las personas con diagnóstico reciente de VIH se les realizará una radiografía de
tórax en búsqueda de TBC activa y pruebas bacteriológicas de esputo en caso de tener
síntomas respiratorios. El estudio de TBC activa se debe repetir posteriormente cada vez
que aparezcan síntomas respiratorios u otra sintomatología sospechosa durante todo el
curso de vida.
TEST DE VIH: El examen de serología VIH, previa consejería, debe realizarse lo antes
posible, a todas las personas con un diagnóstico establecido de TBC, independientemente
de la confirmación bacteriológica. El profesional de la salud debe abordar la posible
asociación de ambas infecciones y, los beneficios del diagnóstico y tratamiento precoz de la
infección por VIH. La prueba de VIH debe realizarse con el consentimiento del paciente,
atendiendo la confidencialidad de la prueba, utilizando el algoritmo de diagnóstico con
pruebas rápidas, siempre que sea posible. Independientemente de los resultados de las
pruebas, debe ser realizada consejería post-test. Si la prueba es positiva, el paciente o en
su defecto una muestra de sangre debe ser derivado al Programa Nacional de VIH/Sida/ITS
para su confirmación y la evaluación inmunológica.
Tratamiento médico:
El tratamiento de la TBC es totalmente gratuito en el sistema público de salud para todas
las personas del país que lo requieran, independientemente de su previsión, nacionalidad o
condición migratoria.
Consiste en una asociación de medicamentos por un periodo de 6 meses para eliminar los
bacilos de Koch.
El médico del equipo indicará el inicio del tratamiento en un plazo máximo de 24 horas
hábiles desde que el establecimiento toma conocimiento del examen positivo.
Una vez que se diagnostica un caso de TBC, debe iniciarse una Tarjeta de Registro de
Tratamiento, para llevar el registro de las actividades relacionadas con el tratamiento: la
evolución bacteriológica mensual, la regularidad en la administración del tratamiento, el
cumplimiento de las dosis y la categoría de egreso del caso. Deben registrarse las
atenciones de otros profesionales y otros antecedentes de importancia en el tratamiento.
Siempre que sea posible la dosis se debe ajustar a las presentaciones disponibles, dentro
del rango de dosis por peso, evitando la indicación de dosis intermedias que complejizan
la administración de los fármacos.
El tratamiento antimicrobiano primario contra la TBC es muy eficaz, con una tasa de
curación cercana al 99%; lo más importante es la pesquisa precoz de los casos para
disminuir el riesgo de diseminación de la infección en la población (control de la endemia) y
reducir la morbimortalidad y secuelas del paciente con TBC pulmonar activa.
Las dosis de los fármacos del esquema primario deberán ajustarse en aquellos pacientes
que pesen < 45 kg o > 70 kg, sin sobrepasar las dosis máximas diarias, según:
Cuando un paciente no asiste a la administración de su tratamiento, el técnico en
enfermería del equipo de TBC de su establecimiento deberá informar de esto a los
profesionales del equipo, y contactar telefónicamente al paciente el mismo día de la
inasistencia para conocer la causa e insistir en que acuda a la siguiente dosis. En caso de
que el paciente no asista nuevamente a pesar de la citación telefónica, el técnico en
enfermería del equipo de TBC deberá hacer una visita domiciliaria al día siguiente para
dar el tratamiento e insistir en la adherencia a éste.
A todo paciente con TBC pulmonar activa bacilífero que inicie tratamiento hospitalizado o
ante la sospecha diagnóstica, se debe indicar medidas de aislamiento con precaución
respiratoria (pieza individual obligatoria, idealmente a presión negativa, uso de mascarilla
N95). En las salas de atención ambulatoria y salas de procedimientos, todo el personal de
salud debe contar y utilizar mascarilla N95 (mascarilla de alta filtración).
Las bacterias de la TBC mueren muy lentamente. Los medicamentos tardan por lo
menos 6 meses en destruir todas las bacterias de la TBC. Usted probablemente
empezará a sentirse bien después de sólo algunas semanas de tratamiento. ¡Pero tenga en
cuenta lo siguiente! Las bacterias de la TBC aún están vivas en su cuerpo. Debe seguir
tomando sus medicamentos hasta que todas las bacterias de la TBC estén muertas,
aun cuando usted se sienta mejor y no tenga más síntomas de enfermedad de TBC.
Puede ser muy peligroso si no sigue tomando sus medicamentos o si no los toma en forma
regular. Las bacterias de la TBC se multiplicarán nuevamente y usted seguirá enfermo por
más tiempo. Además, las bacterias pueden volverse resistentes a los medicamentos que
esté tomando. Es posible que necesite medicamentos diferentes para eliminar las bacterias
de la TBC si los que usaba antes ya no le funcionan. Estos nuevos medicamentos se
deben tomar durante más tiempo y, por lo general, tienen efectos secundarios más
graves.
Si su enfermedad vuelve a ser contagiosa, podría transmitir las bacterias de la TBC a su
familia, sus amigos o a cualquier persona que pase tiempo con usted. Es muy importante
que tome sus medicamentos de acuerdo a las indicaciones de su médico o enfermera.
Embarazo y lactancia:
Antes de iniciar el tratamiento antituberculoso en una mujer en edad fértil, se debería
descartar embarazo, ya que la Estreptomicina puede provocar sordera congénita, por
lo que estaría contraindicado su uso.
En el embarazo se recomienda el esquema estándar de tratamiento, de acuerdo a la forma
de TBC. Además, se debe descartar TBC activa en el recién nacido, vacunarlo con BCG,
vigilando nódulo precoz y comenzar quimioprofilaxis o tratamiento según corresponda.
Los fármacos antituberculosos pueden estar presentes en pequeñas concentraciones en la
leche materna, sin embargo, estos niveles son bien tolerados por los lactantes, por lo que el
bebé no debe ser separado de la madre y puede seguir recibiendo lactancia materna.
En todas las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia que están tomando Isoniazida
se recomienda un suplemento de piridoxina (25 mg/día).
Anticonceptivos orales:
La Rifampicina interfiere con los anticonceptivos orales, por lo que disminuye la eficacia
anticonceptiva, por lo que debe recomendarse el uso de otros métodos anticonceptivos (de
barrera, Dispositivos intrauterinos).
Pérdida de seguimiento:
Corresponde a la inasistencia continuada a tratamiento en etapa diaria o trisemanal por más
de 4 semanas. De los enfermos que se rescaten después de un abandono, la continuación
del tratamiento dependerá del estado bacteriológico y del tiempo transcurrido desde el
abandono.
Criterios de hospitalización:
1) Enfermos graves, como en cualquier otra enfermedad.
2) Complicaciones: hemoptisis, neumotórax, etc.
3) Toxicidad grave a las drogas.
4) Para inicio del tratamiento en algunos pacientes multiresistentes.
5) Indicaciones sociales.
Tratamiento Kinésico:
Los objetivos del tratamiento son:
1) Organizar, supervisar y evaluar la localización de casos en la sala ERA.
2) Colaborar en la toma de muestra de los casos especiales con técnica de esputo
inducido.
3) Fluidificar las secreciones bronquiales (nebulizadores).
4) Estimular la cinética del sistema bronquial (cilios), para disminuir la obstrucción (a
través de los drenajes posturales).
5) Aumentar la expansión de la caja torácica.
6) Reeducación funcional muscular para disminuir la hipotonía y fortalecer la
musculatura mediante la realización de ejercicios generales.
7) Reeducación funcional respiratoria, mediante los ejercicios diafragmáticos
abdominales.
El drenaje bronquial es un medio físico que tiene por objeto: Limpiar y eliminar las
secreciones con efectos de la gravedad sobre el tórax. Como lo es la ETGOL siendo una
espiración lenta total con la glotis abierta en decúbito lateral lograr llevar las secreciones de
los bronquios periféricos a los de más grande calibre. Decúbito dorsal al lateral para mejorar
la limpieza bronquial.
De esta forma, los efectos de la gravedad sobre el contenido torácico son los óptimos, o
ejercicios ventilatorios maniobras inspiratorias lentas y profundas en decúbito lateral,
seguidas de una pausa teleinspiratoria, situando la zona que se debe intentar en
supralateral.
También, el entrenamiento de músculos espiratorios, fortalecimiento diafragmático,
vibrocompresión y facilitación de la tos.
Entre los ejercicios respiratorios hay ejercicios de respiración diafragmática y con labios
fruncidos, que tienen como objetivo: mejorar la ventilación, intercambio gaseoso, función de
los músculos respiratorios, disminución en la percepción de disnea, tolerancia al ejercicio y
mejora de la calidad de vida.
http://dspace.unach.edu.ec/bitstream/51000/9265/1/Jessica%20Alexandra%20A%2c%20J
%20%282022%29Fisioterapia%20Respiratoria%20en%20adultos%20con%20Tuberculosis
%20etapa%201%28Tesis%20de%20pregrado%29Universidad%20Nacional%20d
%20Chimborazo%2c%20Riobamba%2c%20Ecuador.pdf
http://www.scielo.org.co/pdf/nova/v13n24/v13n24a05.pdf
http://dspace.unach.edu.ec/bitstream/51000/9265/1/Jessica%20Alexandra%20A%2c%20J
%20%282022%29Fisioterapia%20Respiratoria%20en%20adultos%20con%20Tuberculosis
%20etapa%201%28Tesis%20de%20pregrado%29Universidad%20Nacional%20d
%20Chimborazo%2c%20Riobamba%2c%20Ecuador.pdf
Controles y seguimiento:
1) Se realizará una baciloscopía y cultivo de Koch de expectoración mensualmente
durante el tratamiento. A todo cultivo positivo desde el tercer mes de control de
tratamiento se le realizará estudio de susceptibilidad a antimicrobianos.
2) Se debe realizar baciloscopía y cultivo de Koch de expectoración al término del
tratamiento para documentar la curación del paciente.
3) Se practicará radiografía de tórax al iniciar el tratamiento, sin que deba retrasarse
el inicio de éste en espera del examen. También debe realizarse al finalizar el
tratamiento para evaluar la evolución de las lesiones y la presencia de secuelas.
Notificación:
La TBC en todas sus formas y localizaciones corresponde a una Enfermedad de
Notificación Obligatoria de notificación dentro de 24 horas. La notificación debe realizarse
en todo establecimiento de salud, de cualquier nivel de complejidad.
Es obligación de todos los médicos que atiendan pacientes en los establecimientos
asistenciales, sean públicos o privados notificar la tuberculosis.
Los médicos deben notificar los casos al momento de hacer el diagnóstico en cualquier nivel
de atención.
No se notificarán:
● Los pacientes con “sospecha” de TBC.
● Casos que comienzan un nuevo tratamiento luego de fracaso de tratamiento o
pérdida de seguimiento.
● Enfermos que vienen trasladados de otros establecimientos de salud dentro del
territorio nacional.
● Pacientes afectados por micobacterias no tuberculosas, por M. bovis, ni por M. bovis
BCG.
● Las personas diagnosticadas con infección tuberculosa latente.
Secuelas de TBC:
La TBC es una enfermedad muy fibrogénica.
Cuando la fibrosis del parénquima y de la pleura son extensas se produce el fibrotórax (figs
1 y 2), con desviación del mediastino, hiperinsuflación compensatoria y herniación del
pulmón contralateral hacia el lado comprometido; caverna(s) residuales de paredes gruesas
en los segmentos apicales de los lóbulos superiores o de los inferiores, que posteriormente
pueden o no sobreinfectarse por aspergillus; calcificaciones ganglionares; bronquiectasias
con expectoración purulenta y/o hemoptisis, y obstrucción secundaria a cicatrización por
endobronquitis tuberculosa, que puede simular cuadro de asma o EPOC.
Fig 2: Extensa fibrosis del hemitórax izquierdo con herniación pulmonar derecha hacia ese
lado:
Secuelas crónicas:
2) Bronquiectasias de tracción:
Se generan como consecuencia de la inflamación y cicatrización de los bronquios y del
tejido pulmonar adyacente que causa remodelación y retención de secreciones,
posteriormente propician infecciones bacterianas que conllevan a mayor dilatación de la vía
aérea.
El almacenamiento de bacilos tuberculosos y estructuras micóticas como aspergillus se
encuentra presente en el 35% de los casos.
La localización más frecuente es a nivel de los lóbulos superiores, principalmente en los
segmentos apicales y posteriores.
Los síntomas predominantes son tos, expectoración purulenta, hemoptisis, disnea y
sibilancias.
3) Broncolitiasis:
Se denomina broncolitiasis a la presencia de material calcificado en la luz bronquial. Se
genera debido a la erosión y la extrusión de nódulos linfáticos calcificados adyacentes a la
luz bronquial. Se presenta como una rara complicación de TBC.
Los síntomas suelen ser tos, hemoptisis, litoptisis y síntomas propios de la obstrucción
bronquial.
El diagnóstico se realiza mediante tomografía axial computarizada donde se evidencia la
lesión calcificada dentro del bronquio; otros hallazgos son nódulos calcificados
peribronquiales, atelectasia lobar, neumonía postobstructiva y raramente hiperinflación
focal. Si el lito se encuentra libre en la luz bronquial, el tratamiento incluye su extracción por
fibrobroncoscopia; si la broncolitiasis es sintomática y no es posible removerlo por
endoscopia bronquial, se realiza resección quirúrgica.
Lesiones parenquimatosas:
1) Cavernas:
Las cavernas se producen por la necrosis en los granulomas calcificados, lo que
ocasiona la pérdida del parénquima pulmonar. Después se cicatriza con depósito de
fibras colágenas con un posterior recubrimiento de material necrótico, responsable de la
estructuración final de las paredes de la cavitación.
El grosor de la pared puede variar entre 1 cm hasta menos de 1 mm.
Las complicaciones de una caverna son:
● hemoptisis, presente hasta en el 66% de los casos.
● Infección secundaria de la caverna por agentes piógenos.
● Aspergiloma.
● Rotura de la cavidad que puede causar neumotórax y rara vez una recaída de TBC.
En estas cavernas pueden existir bacilos de Mycobacterias inactivos, así como especies de
aspergillus.
2) Aspergiloma:
El agente más comúnmente involucrado en la aparición de Aspergiloma es el Aspergillus
Fumigatus y, aunque se ha encontrado la formación de Aspergiloma posterior a la aparición
de lesiones pulmonares importantes como la Sarcoidosis, Bronquiectasias, Abscesos y
Tumores Pulmonares, y las secuelas de TBC; es el principal exponente, dado que entre el
25 y 50% de los pacientes con Aspergiloma tienen secuelas de TBC de tipo cavitaria.
La mayoría de los pacientes son asintomáticos y los pocos que los presentan manifiestan:
➔ Fiebre.
➔ Malestar general.
➔ Disnea.
➔ Tos, y
➔ Hemoptisis.
El diagnóstico se establece con imagenología donde se observa el signo de la media luna
de aire. También, puede existir positivización de anticuerpos de precipitación de Aspergilus
tipo IgG.
El tratamiento incluye embolización de las arterias bronquiales cuando hay hemoptisis
masiva, itraconazol oral por tiempo prolongado, anfotericina B intracavitaria y resección
quirúrgica en casos indicados.
3) Atelectasia cicatrizal:
Presente en el 70% de los pacientes con diagnóstico de TBC.
Esta pérdida de volumen suele ocurrir debido a una reacción fibrótica, que se acompaña
de retracción hiliar y desplazamiento mediastinal hacia el lado afectado, además de
hiperinflación compensatoria del pulmón contralateral.
Su localización más frecuente son los lóbulos superiores.
Suelen ser asintomáticas, sin embargo se puede presentar disnea y tos.
4) Cáncer de pulmón:
Se ha encontrado la presencia de cáncer de pulmón en las cicatrices posteriores a una fase
activa de TBC.
Se desconoce la fisiopatología de esta lesión, sin embargo se han relacionado con su
génesis la hiperplasia epitelial incontrolada relacionada con la fibrosis y la acumulación de
carcinógenos en las cicatrices.
La variante histológica más frecuentemente relacionada es el Adenocarcinoma.
La presentación clínica, el diagnóstico y el tratamiento no difieren del presentado por las
neoplasias malignas de pulmón convencionales.
Lesiones pleurales
Actividad de la enfermedad:
1) Derrame pleural:
Es más frecuente en pacientes de edad media y adulta, entre los 3 y 6 meses posteriores a
la infección como consecuencia de la inflamación pleural, suele ser unilateral.
Los síntomas más frecuentes son:
● Tos no productiva.
● Fiebre.
● Dolor torácico tipo pleurítico, y
● Disnea.
Se detecta en la radiografía de tórax, cuando el derrame es de escasa cantidad se usa la
ultrasonografía para su detección.
2) Empiema:
Se describe como la presencia de pus en cavidad pleural, puede presentarse por ruptura
de granulomas caseificantes subpleurales que drenan a cavidad pleural, cuando el agente
es el Mycobacterium Tuberculosis, sin embargo, debido a la predisposición que tienen estos
pacientes para presentar sobreinfecciones bacterianas, puede ser causado por agentes
piógenos como:
➔ Klebsiella Pneumoniae.
➔ Staphilococcus Aureus.
➔ Streptococcus Pneumoniae, y
➔ Haemophiluis Influenzae.
El diagnóstico se hace por imagenología que muestra opacidades en tórax y el estudio
bioquímico y microbiológico del líquido pleural.
Clínicamente, se presenta con tos, ocasionalmente productiva, dolor pleurítico y disnea.
El tratamiento incluye manejo antibiótico (según el agente causante) y drenaje quirúrgico del
empiema que puede incluir desde toracostomía cerrada hasta decorticación.
Secuelas crónicas:
1) Engrosamiento pleural:
Esta secuela tiene un amplio espectro de presentación que va desde un mínimo
engrosamiento pleural mostrado como obliteración del surco costofrénico, hasta un
engrosamiento importante que se muestra como abundante tejido fibroso y calcificado que
restringe la expansión pulmonar denominado fibrotórax, el cual suele ser unilateral.
Pueden haber zonas de calcificación, en los lugares donde hubo procesos inflamatorios.
Se ha encontrado presente hasta en el 62% de los pacientes con secuelas tuberculosas,
siendo el síntoma más frecuente el dolor torácico.
2) Fístula broncopleural:
La comunicación entre la cavidad pleural y el árbol bronquial es conocida como fístula
broncopleural.
Se pueden presentar en cualquier fase evolutiva de la TBC, incluyendo la fase secuelar.
Es más frecuente que se formen a partir de lugares distales de la vía aérea y las
reinfecciones tanto por TBC o agentes piógenos de Bronquiectasias son un factor
predisponente para su formación.
3) Neumotórax:
Es la existencia de aire en la cavidad pleural.
En los pacientes con secuelas de TBC se presenta luego de la ruptura de una caverna, son
más susceptibles de ruptura aquellas con paredes más delgadas y que se encuentren
localizadas con más cercanía a la pleura visceral.
Los síntomas presentes son:
- Tos.
- Disnea, y
- Dolor pleurítico.
; sin embargo, cuando el neumotórax es de un tamaño importante puede causar
alteraciones respiratorias y hemodinámicas que comprometen la vida.
Al examen físico es posible encontrar disminución de los ruidos respiratorios,
hiperresonancia a la percusión, desviación de la tráquea y disminución del frémito
vocal en el hemitórax afectado.
El diagnóstico se establece por imagenología.
El tratamiento depende del tamaño, siendo un manejo conservador para neumotórax
menores al 20% y tratamiento quirúrgico a los de mayor extensión con el fin de eliminar el
aire de la cavidad pleural.
4) Malignidad de la pleura:
Es una complicación rara, pero potencialmente mortal del empiema crónico.
Se considera que la causa de su aparición es la inflamación crónica.
Entre las variantes histológicas reportadas se encuentran el linfoma, el carcinoma de células
escamosas, el mesotelioma, el histiocitoma fibroso maligno, el sarcoma y el
hemangioepitelioma.
El pronóstico de estas complicaciones es poco favorable.
LESIONES
Neumotórax
Malignidad de la pleura
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=382145839009
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-236X2016000200007
Pronóstico de Tuberculosis:
El pronóstico actual de la TBC es muy bueno en la mayoría de los casos, incluso en los más
avanzados, siempre que el enfermo tenga acceso a un buen tratamiento.
Los factores que condicionan un peor pronóstico y que tienen un mayor riesgo de
mortalidad son:
1. Edades extremas.
2. Formas de presentación miliar o pulmonar muy avanzada.
3. Asociación con inmunodeficiencia como infección por VIH.
El factor pronóstico más importantes en estos tiempos, es la oportunidad del diagnóstico y
la capacidad para obtener la adherencia de los enfermos al tratamiento.
Prevención de tuberculosis:
1) Vacuna BCG.
2) Quimioprofilaxis.
1) Vacuna BCG.
Los franceses produjeron en 1929 la primera y única vacuna contra la tuberculosis.
La vacuna BCG es eficaz para prevenir la diseminación hematógena de la primoinfección
con el M. tuberculosis, pero no evita la infección por M. tuberculosis. Es una estrategia de
prevención de las formas graves de TBC (meníngea, miliar), que pueden ocurrir tras una
infección primaria, especialmente en niños, y previene la muerte por estas causas.
La vacuna contiene formas vivas atenuadas de Mycobacterium bovis, el cual ha perdido su
virulencia, pero mantiene capacidad antigénica. Se utiliza para prevenir las formas graves
de la enfermedad en población infantil, especialmente la meningitis tuberculosa, pero no es
capaz de evitar la infección ni la enfermedad.
La vacunación BCG es obligatoria en Chile.
La BCG está incorporada en el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI).
La meta de cobertura a nivel nacional es de 95%, es decir, se debe lograr coberturas
mayores a 95% de vacunación BCG a los recién nacidos.
La vacunación del recién nacido dentro de las primeras 24 hrs de nacidos antes del egreso
de la maternidad es fundamental, o al primer contacto del niño con los servicios de salud,
hasta los 11 meses 29 días de edad, para que este bacilo atenuado (BCG) sea el primero
en ingresar al organismo del niño, antes de cualquier posible contacto con un enfermo
bacilifero.
La vacuna BCG se administra por vía intradérmica en las siguientes dosis (según edad):
● De 0 a 11 meses 29 días: 0,05 ml.
● De 12 meses a 4 años: 0,1 ml.
En niños y niñas que no presentan brote de BCG (cicatriz) se debe asegurar que esté
registrada su aplicación en el Registro Nacional de Inmunizaciones (RNI). Si es así, se
les debe considerar como inmunizados.
En el caso de no existir brote de BCG y tampoco registro de la administración de la
vacuna en un menor de 4 años de edad, corresponde aplicar la vacuna (ver tabla 3).
Se recomienda vacunar a todos los niños dentro de las primeras 24 horas de nacidos
o al primer contacto del niño/a con los servicios de salud, hasta los 11 meses 29 días
de edad.
2) Quimioprofilaxis:
Consiste en la administración de medicamentos antituberculosos a personas con riesgo de
ser infectadas o de desarrollar TBC.
Consiste en la administración de Isoniacida 5 mg/kg diariamente, en una sola toma, en
adultos y niños, sin exceder los 300 mg por 6 meses (en VIH/SIDA 9 meses).
● Quimioprofilaxis primaria: se indica a personas no infectadas en riesgo de contagio o
infección con M. tuberculosis.
Son sujetos de quimioprofilaxis primaria:
➔ Recién nacidos de madre con TBC pulmonar con bacteriología positiva
(baciloscopia o cultivo positivo) periparto, sin evidencia clínica ni radiológica
de enfermedad tuberculosa. Una vez completada la quimioprofilaxis indicada
en un recién nacido, éste deberá recibir la vacuna BCG.
➔ Niños menores de 15 años, contactos de casos de TBC pulmonar bacilifera
(baciloscopia o cultivo), sin evidencia clínica ni radiológica de TBC activa.
➔ Contactos intradomiciliarios y extradomiciliarios menores de 5 años de casos
índices de TBC pulmonar con bacteriología positiva.
➔
Infectados VIH/SIDA con evidencia de infección (PPD 5 o IGRA +), previo descarte de una TBC acti
Las metas en cuanto al tratamiento son: al menos 90% de altas de tratamiento, menos de
5% de pérdidas de seguimiento, menos de 3% de fallecidos, menos de 1% de fracasos de
tratamiento y menos de 1% de traslados sin información de egreso, 0% no evaluado.
Embarazo y lactancia:
Durante el embarazo no se debe realizar ninguna excepción en las pautas recomendadas,
ya que a pesar de que la isoniazida (H) y la rifampicina (R) atraviesan la barrera placentaria,
no se han asociado efectos teratógenos. En cambio, la estreptomicina (S) y el resto de
aminoglucósidos deben evitarse por su potencial toxicidad sobre el feto.
Durante la lactancia se pueden emplear todos los fármacos antituberculosos de la pauta
inicial, aunque parte de los mismos pueden pasar a través de la leche materna, la cantidad
es insuficiente como para plantear problemas.
CONCLUSIÓN
Enfermedad infecciosa, provocada por un bacilo, que se transmite a través del aire y que se
caracteriza por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados; puede afectar
a diferentes órganos del cuerpo, en especial a los pulmones, produciendo tos seca, fiebre,
expectoraciones sanguinolentas (hemoptisis) y pérdida de peso.