Salmos 118

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SIEMPRE SEAN AGRADECIDOS

Salmos 118:1-4
1
Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.
2
Diga ahora Israel, Que para siempre es su misericordia.
3
Diga ahora la casa de Aarón, Que para siempre es su misericordia.
4
Digan ahora los que temen a Jehová, Que para siempre es su misericordia.

INTRODUCCION
El Salmo 118 fue escrito durante un tiempo de gran agitación e incertidumbre en la historia de
Israel. Se cree que fue compuesta después del regreso del exilio cuando los israelitas estaban
reconstruyendo su templo y buscando la restauración como nación.

El salmista reflexiona sobre el desafío que enfrentan las personas, incluida la angustia
personal, la inseguridad nacional y la disciplina espiritual. Este contexto agrega profundidad a
nuestra comprensión del Salmo 118 como una canción de perseverancia y confianza en Dios en
medio de la adversidad.

Además, destaca la fe perdurable de los israelitas y su creencia inquebrantable en las


promesas de Dios incluso en tiempos difíciles. Al explorar este trasfondo histórico y cultural,
podemos obtener una idea de cómo el Salmo 118 continúa resonando con nosotros hoy,
ofreciendo consuelo, inspiración y guía para aquellos que enfrentan circunstancias difíciles.

El Salmo 118 no nombra a un autor en su título, pero hay razones para creer que fue el Rey
David, el salmista de Israel. Esdras 3:10-11 sugiere que el Salmo 118 se cantó en la fundación
del segundo templo, y cuando lo cantaron, lo atribuyeron a David (“según la ordenanza de
David rey de Israel”, Esdras 3:10).

I. ALABANZA A DIOS POR SU GRAN MISERICORDIA : (v.1-4)


Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.
Diga ahora Israel, Que para siempre es su misericordia.
Diga ahora la casa de Aarón, Que para siempre es su misericordia.
Digan ahora los que temen a Jehová, Que para siempre es su misericordia.
Debemos Alabad a Jehová, porque él es bueno: Muchos de los salmos invocan al
pueblo de Dios para que le alaben. El Salmo 118 comienza con un llamado
enfático, indicado por la palabra alabad. La bondad de Dios es tan grande y
evidente que merece una alabanza enfática.

- Porque él es bueno: “Esta es razón suficiente para darle gracias; la bondad es


su esencia y naturaleza y, por lo tanto, siempre debe ser alabado tanto si
recibimos algo de él como si no. Aquellos que solo alaban a Dios porque les
hace bien deben elevarse a una nota más alta y agradecerle porque Él es
bueno”. (Spurgeon)
- Porque para siempre es su misericordia: Este salmo comienza y termina con
esta declaración. Esta es una declaración de hecho y de gratitud, señalando
que el hesed de Dios – Su amor de pacto leal, Su misericordia, nunca será
quitado de Su pueblo.
- Porque para siempre es su misericordia: En los salmos, esta frase tiene casi
una cualidad litúrgica. Se usa 34 veces y es una declaración de agradecimiento
del pueblo de Dios, que alaba la gran misericordia o pacto de amor de Dios.
- Diga ahora Israel: El salmista invita al pueblo de Israel, los sacerdotes de la
casa de Aarón, e incluso a los Gentiles que honraban a Dios (los que temen a
Jehová) a unirse al enfático coro, porque para siempre es su misericordia.

ii. La casa de Aarón: “Si este salmo se refiere a David, los sacerdotes tenían un
motivo especial de agradecimiento por su llegada al trono, porque Saúl había
hecho una gran matanza entre ellos y en varias ocasiones había interferido con su
sagrado oficio”. (Spurgeon)

Porque para siempre es su misericordia. La misericordia es una gran parte de su


bondad, y nos afecta a nosotros más que cualquier otra porque somos pecadores
y tenemos necesidad de misericordia. Los ángeles pueden decir que El es bueno,
pero no necesitan su misericordia, y no pueden, por tanto, deleitarse de modo
igual en ella; la creación inanimada declara que es bueno, pero no puede sentir su
misericordia porque nunca ha transgredido; pero el hombre, profundamente
culpable y perdonado por la gracia, contempla la misericordia como e] mismo foco
y centro de la bondad del Señor. C. H. S.

II. SU MISERICORDIA ES ETERNA (v.5-9)


Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar
espacioso. Jehová está conmigo; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
Jehová está conmigo entre los que me ayudan; Por tanto, yo veré mi deseo en los
que me aborrecen. Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es
confiar en Jehová que confiar en príncipes.

a. Desde la angustia invoqué a JAH: La misericordia eterna de Dios se mostró


cuando el Señor respondió al clamor de angustia del cantor. Dios respondió
colocando al salmista en un lugar espacioso y seguro, donde pudiera permanecer
confiado.

i. Invoqué a JAH: “Debes aprender a clamar, y no a sentarte allí solo, y acostarte en


el banco, colgar y menear la cabeza, y morderte y devorarte a ti mismo con tus
pensamientos; sino ven, bribón indolente, de rodillas, con las manos y los ojos al
cielo, toma un salmo o una oración, y expresa tu angustia con lágrimas delante de
Dios”. (Lutero, citado en Spurgeon)

iii. Es maravilloso pensar en Jesús cantando con confianza estas palabras con sus
discípulos en la noche de su traición y arresto, y antes de su sufrimiento y
crucifixión. Como ningún otro, Jesús desde la angustia invocaría a JAH y vería la fiel
respuesta de Dios.

b. Jehová está conmigo: La misericordia interminable de Dios fue mostrada por el


favor abierto de Dios y Su ayuda a quien lo invocó. Sabiendo que Dios estaba de su
lado, podía vivir libre del temor al hombre, pues ¿qué podría hacer el hombre?
i. Jehová está conmigo: “Conocemos muy bien la gran ansiedad que muestran los
hombres, en todos sus conflictos mundanos, por conseguir la ayuda de un aliado
poderoso; en sus juicios, para contratar los servicios de un poderoso defensor; o,
en sus intentos de progresar en el mundo, para ganarse la amistad y el interés de
aquellos que pueden promover los objetivos que tienen en vista… Si tal o cual
persona está de su lado, los hombres piensan que todo debe ir bien. ¿Quién tan
pudiente como el que puede decir: ‘Jehová está conmigo’?”. (Power, citado en
Spurgeon)

ii. No temeré: “Él no dice que no sufrirá, sino que no temerá: el favor de Dios
sobrepasaba infinitamente el odio de los hombres, por lo tanto, al poner al uno en
contra del otro, sentía que no tenía razón para estar temeroso”. (Spurgeon)

c. Jehová está conmigo: Cientos de años antes de que se escribiera el libro de


Romanos, el salmista entendía el principio de Romanos 8:31: Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros? El salmista no tenía nada que temer, ni siquiera
de quienes lo aborrecen.

d. Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre: El salmista sabía que era
verdad, sin duda aprendido a través de la experiencia de amargas decepciones. Ni
el hombre común, ni siquiera los príncipes entre los hombres podrían ayudar en la
forma en que Dios puede ayudar. ¡Mejor es confiar en Él!
·Es mejor porque es más sabio.
·Es mejor moralmente, cumplir con el deber de la criatura para con el Creador.
·Es mejor porque es más seguro.
·Es mejor en su dirección, nos eleva en lugar de inclinarnos hacia abajo.
·Es mejor en su resultado.

ii. Jesús conoció esto por experiencia propia cuando cada uno de sus discípulos
lo abandonó en la cruz, ni siquiera los líderes que simpatizaban con Él (como
José de Arimatea y Nicodemo) brindaron su ayuda a Jesús durante Su
sufrimiento y crucifixión.

iii. Que confiar en príncipes: “Los hombres de alto rango son generalmente
orgullosos, vanidosos, seguros de sí mismos y temerarios: es mejor confiar en
Dios que en ellos. Ellos a menudo no pueden cumplir y, a menudo, no lo harán
aunque puedan. Sin embargo, en las preocupaciones de nuestra salvación y en
los asuntos que pertenecen a la Providencia, no pueden hacer nada”. (Clarke)

iv. Spurgeon observó: “Son más nobles en rango y más poderosos, y sin
embargo, como regla, los príncipes no son ni un ápice más confiables que el
resto de la humanidad”. También señaló que una veleta cubierta de oro gira
con el viento con la misma facilidad que una veleta hecha de estaño.

III. AYUDADOS POR DIOS (v.10-14)


Todas las naciones me rodearon; Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré. Me
rodearon y me asediaron; Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré. Me
rodearon como abejas; se enardecieron como fuego de espinos; Mas en el nombre
de Jehová yo las destruiré. Me empujaste con violencia para que cayese, Pero me
ayudó Jehová. Mi fortaleza y mi cántico es JAH, Y él me ha sido por salvación.

a. Todas las naciones me rodearon: En el patrón de la poesía hebrea, la idea se repite


para enfatizar. El cantante sabía lo que era estar atrapado por enemigos que pululaban
como abejas.

i. Yo las destruiré: “Hay un gran toque del ego en la última oración, pero está tan
ensombrecido por el nombre del Señor que no hay demasiado”. (Spurgeon)

ii. Nos imaginamos a Jesús cantando estas palabras, sabiendo que solo unas horas más
tarde estaría verdaderamente rodeado de aquellos que se burlarían de él, lo
torturarían y lo matarían – con, sin duda, una multitud de naciones a su alrededor.

iii. Me rodearon como abejas: “Los enemigos de Cristo son tan rencorosos, que al
luchar contra su reino, no tienen en cuenta lo que les puede ocurrir a ellos, con tal de
herir a su pueblo; pero así como la abeja se deshace al picar, y pierde su vida o su
poder con su aguijón, así lo hacen ellos”. (Dickson, citado en Spurgeon)

iv. Se enardecieron como fuego de espinos: “Pero el texto hebreo mira más allá del
‘resplandor’ de este fuego de espinos hacia su extinción… porque tal fuego se apaga
tan repentinamente como se enciende, y el poder del mal terminará siendo tan
efímero como feroz”. (Kidner)

b. Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré: El salmista entendía que el poder para
la victoria no estaba en Él mismo, sino solo en el nombre de Dios. Él sería rescatado
cuando Jehová lo ayudara.

c. Mi fortaleza y mi cántico es JAH: Citando el cántico de María (Éxodo 15:2), el cantor


sabía no solo que Dios podía traer fortaleza y un cántico, sino que Yahveh mismo se
convertiría en la fortaleza y en el cántico de los que confían en Él. Yendo aún más lejos,
el salmista entendía que Yahveh se había convertido en su salvación. Yahveh es estas
cosas para su pueblo.

i. Cuando el Señor es nuestra fortaleza significa que Él es nuestro recurso y nuestro


refugio. Lo buscamos para nuestras necesidades y nunca estamos insatisfechos.

ii. Cuando el Señor es nuestro cántico, significa que Él es nuestro gozo y nuestra
felicidad. Encontramos nuestro propósito y nuestra vida en Él, y Él nunca defrauda.

iii. Cuando el Señor es nuestra salvación, significa que no confiamos en ningún otro
para recibir ayuda y liberación. Él es nuestro descanso y rescate.
iv. Con todo esto cierto, enfatiza la importancia de buscar a Dios mismo cuando
necesitamos fortaleza, o cántico, o salvación. A menudo buscamos las cosas en sí
mismas, a veces incluso como desapegadas de Dios mismo. Buscar a Dios y recibirlo es
recibir todos estos dones profundos.

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