Breve Catequesis Del Matrimonio

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Iglesia Católica “Nuestra Señora Del

Carmen”
Utila, Islas de la Bahía.
Parroquia “Inmaculado Corazón De María”
Roatán, Islas de la Bahía.

Breve Charla de Matrimonio

MATRIMONIO
1.- El Matrimonio, origen y sentido1.

El matrimonio tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una


persona que necesita abrirse a los demás, con una necesidad de comunicarse y
que necesita de compañía. No está bien que el hombre esté solo, hagámosle
una compañera semejante a él.(Gen. 2,18)

Dios creó al hombre a imagen de Dios, lo creó varón y mujer, y los bendijo
diciéndoles: procread y multiplicaos y llenad la tierna . (Gen. 1, 27-28)

El matrimonio es una institución natural, lo exige la propia naturaleza humana.


Por lo que es una institución que no puede ser cambiada en sus fines y en sus
características, ya que el hacerlo iría contra la naturaleza del hombre.

El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o consecuencia de


instintos naturales inconscientes. El matrimonio es una sabia institución del
Creador para realizar su designio de amor en la humanidad. Por medio de él,
los esposos se perfeccionan, y crecen mutuamente. Colaborando con Dios en la
procreación de nuevas vidas.

Jesucristo explica a sus discípulos este origen divino del matrimonio: ¿No
habéis leído, como Él que creó al hombre al principio, lo hizo varón y mujer? Y
dijo: por ello el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos serán una
misma carne. (Mt. 19, 4-6)

El matrimonio es una llamada de Dios, es una vocación divina.

El matrimonio es una comunidad de amor, camino de salvación personal y del


otro. Las parejas están llamadas al amor, entre más amen, más cerca estarán
de Dios, pues Él es AMOR. Siempre hay que dar, buscar la felicidad del otro, no
la propia.

Jesucristo eleva la institución natural del matrimonio a la dignidad de


sacramento, debido a su importancia. No se conoce el momento preciso, pero
conocemos como se refería a él en varias citas bíblicas.

El matrimonio no es un contrato, sino una alianza, es decir, es un acuerdo


entre dos personas libres y conscientes. Unidad de hombre y mujer. Es para
toda la vida, corriendo la misma suerte los dos. Con una vida en común,
llamada a amarse.

Propiedades del matrimonio:


 Unidad: Dios instituyó el matrimonio desde un principio, como una unión
exclusiva de uno con uno. Es un amor fiel hasta la muerte. Por ello, no
se permiten varias esposas o esposos.
1
(Hoy en nuestro tiempo el hombre o la mujer pueden ser esposos o espesas en varias ocasiones según lo que
la ley del hombre lo señala. Así mismo pasa en algunos grupos religiosos que existe la separación y
nuevamente la persona puede unirse con otra)
 Indisoluble: nada puede separar al hombre y a la mujer, sólo la muerte.
Cuando por razones que no están en nuestras manos, hay una
separación, hay que seguir viviendo como si se estuviese casado. El
divorcio no se permite entre bautizados.

Fines del matrimonio:


 El bien de los esposos: tiene que existir un verdadero amor de entrega,
de donación. Hay que crecer en el amor y en la fidelidad.
 Generación y educación de los hijos: Este amor debe de traer como
consecuencia los hijos, pero no basta con tenerlos, también hay que
educarlos.

Efectos del matrimonio:


 El vínculo conyugal: es el que une a los esposos para toda la vida.
 La gracia sacramental: que, en este sacramento, es la santificación de
los esposos y el fortalecimiento para cumplir con nuestros deberes de
casados. Todas las dificultades se pueden vencer, si lo deseamos,
acudiendo a la gracia de Dios. Para ello es necesario quitar nuestro
egoísmo.

Signo
 La materia es el sí , en cuanto a entrega al otro, manifestados con
signos o palabras.
 La forma: es el sí, en cuanto la aceptación del otro, manifestado con
palabras.

Ministro y Sujeto

 Ministros: los que se casan. El sacerdote es un testigo imprescindible e


imparte la bendición.
 Sujetos: el hombre y la mujer bautizados que cumplan los requisitos y
que no tengan ningún impedimento.

Los impedimentos matrimoniales

En principio todos pueden contraer matrimonio. Pero a veces, por una serie de
razones, el derecho limita la facultad o libertad para casarse. Pero a veces, por
un serie de razones, el derecho limita la facultado libertad para casarse. Esta
limitación se hace por medio de los impedimentos.
Los impedimentos son circunstancias físicas, sociales o jurídicas que hay en las
personas; a las que la ley vincula una prohibición de contraer matrimonio. Hay
impedimentos que son de derecho divino y otros de derecho humano; unos
son perpetuos y otros temporales y los hay que no pueden ser dispensados.

a) La edad. El canon 1083 establece que no pueden contraer válido matrimonio


los varones menores de 16 años y las mujeres que no hayan cumplido los 14.
O 18 según algunas Conferencias episcopales.

b) La impotencia (c. 1084): consiste en la incapacidad por parte del hombre o


de la mujer de realizar de modo humano, la cópula sexual. La impotencia debe
ser antecedente al matrimonio, cierta e incurable. No hay que confundirla con
la esterilidad (incapacidad de tener hijos). La impotencia se debe a defectos
orgánicos, funcionales y psíquicos.

c) El ligamen (c. 1085): prohibición de contraer nuevo matrimonio a la persona


que ya está válidamente casada con otra que todavía vive, aunque no haya
sido consumado.

d) La disparidad de cultos (c. 1086): consiste en la prohibición de contraer


matrimonio al católico con un no bautizado. Por católico se entiende a la
persona bautizada en la Iglesia católica o que se haya convertido a ella desde
una religión cristiana no católica (protestante u ortodoxa).

e) El orden sagrado (c. 1087): los ordenados de diácono (a excepción de


quienes se preparan a recibir el diaconado permanente), presbítero u obispo
no pueden contraer matrimonio canónico.

f) El voto público perpetuo de castidad (c. 1088): afecta a quienes han emitido
votos públicos de carácter perpetuo en un instituto religioso.

g) El rapto (c. 1089): prohíbe contraer matrimonio entre el varón raptor y la


mujer raptada, en contra de su voluntad.

h) El crimen (c. 1090): afecta al conyugicida que de forma individual o


cooperando con otros, da muerte a su cónyuge o al cónyuge de la persona con
la que se quiere casar. La muerte tiene que producirse con la finalidad
matrimonial y tiene que darse un conyugicidio consumado.

i) La consanguinidad (c. 1091): con este impedimento se prohíbe el


matrimonio entre los ascendientes y descendientes, tanto legítimos como
ilegítimos, entre primos, entre tíos y sobrinos y entre primos hermanos.

j) La afinidad (1092): consiste en la prohibición de contraer matrimonio entre


el varón y los consanguíneos de su mujer y entre la mujer y los consanguíneos
de su marido, pero sólo en línea recta (padrastro e hijastra, suegro y nuera,
yerno y suegra).
k) La pública honestidad (1093): prohíbe el matrimonio en línea recta y
primer grado entre los hijos de un concubino con el otro o entre una persona
casada inválidamente y el hijo del otro también casado inválidamente.

l) El parentesco legal de adopción (c. 1094): surge por la adopción y afecta al


adoptante y al adoptado y a sus ascendientes y descendientes, así como a los
adoptados con los hijos carnales del adoptante (2° grado en línea colateral).
Quienes contraen matrimonio sin que estos impedimentos hayan desaparecido,
es como si no se hubieran casado.

Hay impedimentos matrimoniales que no admiten dispensa. Ni siquiera el Papa


los puede dispensar, como es el caso de la consanguinidad en línea recta o
colateral, así como el impedimento de impotencia, ligamen en matrimonio rato
y consumado. Impedimentos que sólo dispensa el Papa: orden sagrado, voto
público perpetuo de castidad y el crimen. En peligro de muerte pueden ser
dispensados por el ordinario del lugar, menos el del orden presbiteral. Todos
los demás impedimentos los dispensa e ordinario del lugar. El impedimento de
edad cesa por dispensa del ordinario y por el paso del tiempo.

El consentimiento

1. El consentimiento conyugal. Aspectos positivos (c. 1057)

El consentimiento es la causa del matrimonio. No hay otra causa que lo


produzca. La razón está en que el matrimonio es un sacramento y un contrato
consensual, y sin el consentimiento no hay ni uno ni otro. Ello implica que los
contrayentes sean capaces de conocer, tengan un expedito uso de razón,
dominio sobre la voluntad y que sus sentimientos, pasiones y emociones estén
subordinados a la recta razón. Además se exige que el consentimiento
responda a la verdadera intención de casarse. No sólo el consentimiento debe
ser libre, deliberado, verdadero y recíproco, sino que los novios tienen que
aceptar, al menos implícitamente, el objeto del matrimonio.

El consentimiento. Aspectos negativos defectos y carencias

1. Falta de suficiente uso de razón (c. 1095)

La causa de nulidad de su eventual matrimonio está en que no pueden


consentir porque no saben lo que es el matrimonio ni comprenden sus deberes
y derechos ni pueden sujetarse a los deberes propios de la vida conyugal. Son
personas irresponsables precisamente porque les falta el juicio, la razón. Los
tribunales de la Iglesia y los estudiosos de esta materia suelen decir que el
término suficiente hay que entenderlo desde la capacidad de comprensión de la
esencia del matrimonio, así como de sus propiedades y fines. Se requiere un
uso de razón más expedito para casarse que para pecar mortalmente. Si la
razón no funciona tampoco lo hace la voluntad. Esta carencia de uso de razón
puede ser habitual (caso de los enfermos mentales graves), y también
transitoria (borrachos, drogadictos, hipnotizados). En ambos casos no pueden
casarse porque han perdido la razón, al menos momentáneamente.

2. Grave defecto de discreción de juicio (c. 1095)

Consiste en la imposibilidad que tienen algunas personas, a causa de ciertas


anomalías psíquicas, de percatarse o de sopesar las consecuencias de sus
propias acciones. Los especialistas hablan de inmadurez psíquica y de
inmadurez afectiva. Con ello se quiere decir que hay personas que son
incapaces de tomas decisiones a causa de la angustia, la ansiedad o la
indecisión permanente y grave que les impide establecer relaciones normales y
pacíficas con los demás. Su afectividad queda fijada en la infancia, viven como
niños. Son personas egocéntricas, narcisistas, susceptibles, vanidosas,
obstinadas o pasivo-dependientes, incapacitadas para establecer relaciones
normales y amistosas con los demás. La discreción de juicio recae sobre “los
derechos esenciales del matrimonio que mutuamente se deben dar y aceptar”

Incapacidad de asumir las obligaciones esenciales (c. 1095)

Para ciertas personas resulta imposible cumplir con lo pactado. Para ellas el
matrimonio resulta un contrato imposible y , dado que nadie está obligado a
cumplir lo que le resulte imposible, es por lo que el derecho canónico los tiene
por incapaces para casarse. Son personas no matrimoniales. Lo que no pueden
cumplir es la fidelidad, la perpetuidad, realizar el bien del otro cónyuge,
establecer relaciones interpersonales propias de los casados, atender a la
crianza de los hijos, hacer uso normal de la sexualidad, etc. No se trata de
personas que no quieran cumplir estas obligaciones, sino que no pueden, aun
cuando se lo propongan sinceramente.

El desconocimiento de la identidad del matrimonio

Hay algunos contrayentes que van a la boda sin conocer los elementos
mínimos que configuran el matrimonio. Por eso el canon 1096 señala estos
elementos que no se deben desconocer. Como mínimo, todo mundo debe
saber que el matrimonio es:

a) Un consorcio, es decir, una comunidad de vida compartida por ambos


cónyuges.

b) Heterosexual, formada por hombre y mujer.

c) Permanente, que el hombre y la mujer no se unan de forma ocasional y


transitoria, sino que vivan habitualmente juntos. No hace falta que conozcan la
indisolubilidad del matrimonio, basta que conozcan su estabilidad.

d) Ordenado a la procreación, no han de confundir el matrimonio con una


sociedad laboral y amistosa o fraternal entre los convivientes.
e) Mediante cierta cooperación sexual. Aunque sea de manera rudimentaria
han de saber que los hijos vienen a consecuencia de las relaciones sexuales
entre varón y mujer.

El error

1. El error sobre la persona y sus cualidades

El error es la falsa apreciación de la realidad: uno cree una cosa y en realidad


es otra. En el caso del matrimonio, puede ocurrir que uno de los novios esté
equivocado respecto de las cualidades de la otra parte. Incluso podría darse
una equivocación respecto de la persona con que se casa, los especialistas le
llaman error substancial. Otra cosa muy distinta es cuando alguien se casa
convencido falsamente de que su novio tiene determinadas cualidades y en
realidad no es así. En este caso, el matrimonio contraído es válido.

2. El error sobre la cualidad de la otra directa y principalmente intentada

En este caso uno de los novios por encima de todo quiere que el otro tenga
una cualidad, hasta el punto que le interesa más la cualidad que la persona
que la posee. Por ejemplo: “quiero casarme con una mujer perteneciente a la
nobleza y creo que María es condesa. Por este motivo he renunciado a diversos
noviazgos anteriores porque esas mujeres no eran nobles. En cambio en mi
opinión, María reúne esa condición que yo busco y quiero de forma directa y
principal hasta el punto que casi condiciono mi futuro matrimonio a la
existencia de dicha cualidad”

3. El error doloso sobre las cualidades del otro contrayente

El canon 1098: establece que quien se case engañado por “dolo provocado
para obtener su consentimiento, acerca de una cualidad del otro contrayente”
es como si no se hubiera casado. Dolo quiere decir engaño, falacia,
maquinación deliberada para mover al otro a que se case. El engaño doloso
tiene que ser directo, o sea, que el embaucador busque el matrimonio del otro,
y no otros fines. Ha de tratarse de un error causado por dolo, o sea,
maliciosamente. Y la parte engañada no se habría casado en ningún caso de
haberlo sabido. Por tanto no sería válido el matrimonio cuando se contrae con
error sobre las cualidades de la otra parte sin que medie el engaño o dolo,
salvo en el caso del error sobre la cualidad directa y principalmente intentada.

4. El error sobre las propiedades del matrimonio

Las propiedades, aun cuando las llamemos esenciales, no forman parte de la


esencia. Por lo que el error sobre las propiedades no hace nulo el matrimonio.
“el error sobre la unidad, la indisolubilidad o la dignidad sacramental… no vicia
el consentimiento”. Por eso si se casan y dicen que no creen o no están de
acuerdo con la unidad, la indisolubilidad o sacramentalidad del matrimonio,
siempre que tuvieran clara intención de casarse, casados salen de la Iglesia.
El matrimonio condicionado Canon 1102.

Nos hallamos ante un matrimonio bajo condición cuando uno o ambos


contrayentes subordinan el nacimiento del matrimonio al cumplimiento de un
hecho o circunstancia determinada. La condición es precisamente el hecho o
acontecimiento del que se hace depender la existencia válida de un ligamen o
vínculo matrimonial. Se llama condición propia cuando la circunstancia o el
hecho es futuro e incierto (“si llegas a ser ingeniero”). En cambio, la condición
impropia se da cuando esa circunstancia o acontecimiento pertenece al pasado
o al presente (“me caso si eres fértil, si no tienes hijos, si no has estado en la
cárcel”). Otra distinción importante es la condición suspensiva (cuando se
aplaza el nacimiento del acto jurídico, -el matrimonio- “me caso contigo (hoy)
pero no empezara de verdad hasta el día en que termines la carrera” y la
resolutoria (hace que el acto jurídico valga inmediatamente, pero su
continuidad se subordina por uno o ambos cónyuges a que se cumpla un
determinado hecho. “me caso contigo, pero me consideraré soltero (a) el día
en que empieces a emborracharte o pegarme”).

El miedo

El matrimonio, por ser un contrato consensual, exige por derecho natural la


libertad de celebrarlo o de no celebrarlo. De lo contrario se violentaría
gravemente la dignidad e intimidad de las personas al verse forzadas a
convivir de por vida con una persona a la que no quieren o por la que sienten
aversión. Sin el libre consentimiento de ambos el matrimonio se convertiría en
una injusticia y en un infierno. La libertad de los contrayentes puede
desaparecer por varias causas, entre ellas el miedo o las amenazas
provenientes de ciertos individuos. Por miedo se entiende consternación o
perturbación psíquica que sufre una persona a causa de los males con que se
le amenaza. Para que el miedo o la amenaza que nos hacen haga nulo el
matrimonio debe reunir varios requisitos: debe tratarse de un mal grave para
la persona concreta (mujer enferma, pobre, menor de edad, etc.) ha de ser,
anterior a la celebración del matrimonio y que proceda de una causa externa al
interesado. Quizá lo más importante de todo es que la persona coaccionada no
vea otra salida para escapar de las amenazas, que el matrimonio, o Miedo
común: se produce cuando los males son graves para cualquiera. Miedo
reverencial: se da cuando el mal precede de los padres, familiares próximos,
personas con autoridad moral. Lo que hace nulo el matrimonio por este tipo de
miedo, no es casarse simplemente por no disgustar o indignar a los padres,
sino el miedo de los novios a tener que soportar una vida gravemente molesta
en el hogar a causa de la indignación de los mismos.

Requisitos para el matrimonio:


1. Estar bautizados el hombre y la mujer.
2. Estar capacitados para dar el consentimiento libremente.
3. Haber hecho la Confirmación
4. Tener la edad necesaria.
5. Presentar la fe de Bautismo actualizada ante el párroco y el acta de
Confirmación.
6. Asistir a las pláticas de preparación.
7. No haber estado casado antes por la Iglesia.
8. No tener parentesco cercano.
9. Conocer y aceptar libremente los fines y propiedades del matrimonio.
10. Presentarse ante el párroco para que autorice la ceremonia.

El Sacramento del Santo Matrimonio


Cristo mismo elevó la institución natural del matrimonio a la dignidad de un
sacramento durante su ministerio público.

Hizo su primer milagro en una boda (Juan 3: 1-11) y enseñó que el


matrimonio en el Nuevo Pacto es permanente y santo (Mateo 19: 3-9). Los
apóstoles enseñaron sobre la belleza y el significado del matrimonio en todo el
Nuevo Testamento (1 Pedro 3: 1-12). San Pablo incluso enseñó (Efesios 5: 21-
33) sobre el misterio de la relación entre los miembros de la Iglesia y Cristo el
novio como análogo a la relación entre marido y mujer en el sacramento del
Matrimonio.

El Matrimonio Cristiano es un sacramento que ordena que el esposo y la


esposa se sirvan unos a otros. Este servicio se basa en la virtud Cristiana de la
caridad y se realiza con un espíritu de cuidado y preocupación por el bien del
cónyuge y los hijos siguiendo el ejemplo de Cristo. Si este sacramento
proporciona gracia para la salvación del individuo, es solo como un fruto
secundario. El efecto principal de la gracia del sacramento sirve para fortalecer
la unidad de la pareja y profundizar su amor y afecto para que su servicio
amoroso les ayude a acercarse a Dios. El objetivo final del matrimonio es lo
mismo que la vida Cristiana; para responder a la gracia de Dios y ser feliz con
Él en el cielo para siempre.

Hecho para amar ... hecho para la familia

Dios es la fuente del amor, por lo que su papel en la familia es insustituible. De


hecho, "el hombre no existiría si no fuera creado por el amor de Dios y
constantemente preservado por él" (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el
Mundo moderno, 19) ¿Qué es una familia? Más importante aún, ¿qué es la
familia Cristiana? Es la unión amorosa de un hombre y una mujer con el
propósito de la procreación y la crianza de los hijos. Desde el punto de vista
Cristiano, el matrimonio es un sacramento, instituido por Cristo.
Algunos Fariseos se acercaron a él y lo pusieron a prueba, diciendo: "¿Es lícito
que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier causa?" Él respondió:
"¿No has leído que desde el principio el Creador" los hizo hombre y mujer "y
dijo:" Por esta razón, un hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a
su esposa, y los dos se convertirán una carne? Entonces ya no son dos, sino
una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido, ningún ser humano debe
separarse. Le dijeron: 'Entonces, ¿por qué ordenó Moisés que el hombre le
diera a la mujer una carta de divorcio y la despidiera?' Él les dijo: 'Debido a la
dureza de vuestros corazones, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas,
pero desde el principio no fue así. Te digo que quien se divorcia de su esposa
(a menos que el matrimonio sea ilegal) y se case con otro comete adulterio. ”-
Mateo 19: 3-9

El propósito del matrimonio sirve no solo al cuidado de los hijos, sino también
a la "comunión y el bien de la pareja". (Compendio del Catecismo, 338) La
institución de la familia ha sido la base de la sociedad a lo largo de la historia
humana. La familia transmite cultura, costumbres y fe a cada generación. En
pocas palabras, donde va la familia, allí va la sociedad. Los miembros de la
familia moderna enfrentan una batalla cuesta arriba para mantenerse fieles a
la sagrada confianza que han recibido de Dios para ser una escuela viva de
amor. Como lo enfatizó el Vaticano II: "El bienestar de la persona individual y
de la sociedad humana y cristiana está íntimamente relacionado con la
condición saludable del ... matrimonio y la familia" (Vaticano II, Constitución
Pastoral sobre la Iglesia, 47).

La familia católica y la fidelidad.


"La Iglesia es la familia de Dios en el mundo". -Benedicto XVI, Deus Caritas
Est, 25

En esta familia hay cuatro unidades. La unidad más grande es la Iglesia


universal dirigida por el papa. Luego está la diócesis con el obispo como su
cabeza. Luego está la parroquia con el pastor como su 'padre'. La unidad más
pequeña es la iglesia doméstica; La familia Católica dirigida por la madre y el
padre que trabajan juntos para guiarse mutuamente y a sus hijos en la lucha
por la santidad. "Los Cristianos y todos los hombres que tienen en alta estima
[a la familia] se regocijan sinceramente por las diversas formas en que los
hombres de hoy encuentran ayuda para fomentar esta comunidad de amor y
perfeccionar su vida, y por la cual los padres reciben ayuda en su elevado
llamamiento" (Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia, 47). El apoyo
a la vida familiar es de suma importancia para los Católicos.
El Matrimonio requiere fidelidad mutua para la vida. La permanencia del
vínculo conyugal les da a los cónyuges la libertad de la vida conyugal vivida sin
temor al abandono y les ayuda a perseverar en la fidelidad entre ellos y con
Dios.

La clave para entender el carácter indisoluble (permanente) del matrimonio no


es verlo como una regla impuesta desde el exterior, sino como una promesa
esencial que fluye de los votos y la naturaleza del matrimonio. “Optar por el
matrimonio de esta manera expresa una decisión genuina y firme de unir
caminos, pase lo que pase. Comprometerse exclusiva y definitivamente con
otra persona siempre implica un riesgo y una apuesta audaz. ”(Papa Francisco,
La Alegría del Amor, 132) En este sentido, el matrimonio puede ser lo más
arriesgado que uno puede hacer en el transcurso de la vida. Sin embargo, vale
la pena el riesgo porque, "este 'sí' les dice que siempre pueden confiar el uno
en el otro, y que nunca serán abandonados cuando surjan dificultades o se
presenten nuevas atracciones o intereses egoístas" (Papa Francisco, La Alegría
del amor, 132)

Situaciones difíciles: la familia bajo ataque

Como ha sido desde el principio cuando después de "los dos se convirtieron en


una sola carne" fueron tentados por la serpiente; el matrimonio sigue siendo el
objetivo favorito de Satanás. Hoy, la belleza de la vida familiar "no se refleja
en todas partes con igual brillo, ya que la poligamia, la plaga del divorcio, el
llamado amor libre y otras desfiguraciones tienen un efecto oscuro. Además, el
amor matrimonial con demasiada frecuencia es profanado por el amor propio
excesivo, la adoración al placer y las prácticas ilícitas "como la anticoncepción,
la esterilización y el aborto (Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia,
47).

El plan de Dios para la familia.

El Vaticano II expresa la belleza del amor conyugal y la vida familiar que


"están ordenados para la procreación y educación de los niños, y encuentran
en ellos su corona suprema" (Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la
Iglesia, 48). San Juan Pablo II ayudó a escribir La Constitución Pastoral de la
Iglesia (Gaudium et Spes), el documento del Concilio Vaticano II que enseña
sobre la verdad de la familia Católica como la "iglesia doméstica". En su
trabajo para implementar el concilio, escribió una Exhortación Apostólica en la
que dijo: "La Iglesia está profundamente convencida de que solo con la
aceptación del Evangelio están las esperanzas de que el hombre deposite
legítimamente en el matrimonio y en la familia capaces de cumplirse."
(Familiaris Consortio, 3) El plan de Dios para la familia Católica es participar en
el trabajo de la Iglesia "convirtiéndose en una comunidad salva ... llamada a
comunicar el amor de Cristo a sus hermanos, convirtiéndose así en una
comunidad salvadora" (Familiaris Consortio, 49).

Descubrimos el significado de la vida a través del contacto con la revelación de


Dios y aprendemos lo que significa ser humano en la familia porque "la familia
es una especie de escuela de humanidad más profunda" (Vaticano II,
Constitución Pastoral sobre la Iglesia, 51). Visto así, la familia es la escuela y
el amor es la lección. Normalmente, primero aprendemos a amar a Dios y a los
demás a medida que crecemos en nuestra familia. Y aunque nuestras familias
no son perfectas, son verdaderas escuelas de amor. De hecho, “el amor
matrimonial auténtico está atrapado en el amor divino y está gobernado y
enriquecido por el poder redentor de Cristo y la actividad salvífica de la Iglesia,
para que este amor pueda llevar a los esposos a Dios con un efecto poderoso y
pueda ayudarlos y fortalecerlos en el sublime oficio de ser padre o madre”
(Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia, 48). Como una "escuela",
"la familia tiene la misión de proteger, revelar y comunicar el amor"
( Familiaris Consortio, 17).

La familia: escuela de oración y fe.

Como escuela de amor, la familia es también una escuela de oración donde,


"inspirada en el ejemplo y la oración familiar de sus padres, hijos ... se iniciará
más fácilmente en el camino de un entrenamiento verdaderamente humano,
de salvación y de santidad." (Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia,
48). En la carta a los Filipenses, San Pablo ofrece una oración adecuada para la
familia: “es mi oración que su amor abunde cada vez más, con conocimiento y
discernimiento, para que pueda aprobar lo que es excelente y ser puro. e
irreprensible para el día de Cristo.” (Filipenses 1: 9-10) Para las familias
acosadas por las dificultades, la oración en el hogar tiene el poder de cambiar
las cosas para mejor.

Como dice el ahora famoso dicho:

"La familia que reza unida, permanece unida."

Debido a esta verdad, "los padres tienen la responsabilidad específica de


educar a sus hijos en la oración, presentándolos al descubrimiento gradual del
misterio de Dios y al diálogo personal con Él" (Familiaris Consortio, 60). Los
padres también deben "cumplir con entusiasmo sus deberes de educación,
especialmente la educación religiosa, que se les confía principalmente"
(Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia, 48). Y porque, "no hay
familia que no sepa cómo el egoísmo, la discordia, la tensión y el conflicto
atacan violentamente y, en ocasiones, hieren mortalmente su propia
comunión," la formación religiosa familiar debe centrarse en "la comunión
familiar [que] solo puede ser preservada y perfeccionada a través de Un gran
espíritu de sacrificio. Requiere, de hecho, una apertura pronta y generosa de
todos y cada uno para comprender, tolerar, perdonar, reconciliar” (Familiaris
Consortio, 21).

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