Francisco de Paula
Francisco de Paula
Francisco de Paula
CARACTERIZAR SANTANDER
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ALCALDÍA MUNICIPAL DE SANTA ROSA DE VITERBO
MÁS GERENCIA MAS CULTURA
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PAGINA 1
La gritería era impresionante, se oía hasta el salón de clase. Todos nos miramos y
luego nos escapamos hasta la Plaza Mayor. Vimos casi a todos los que
participaban en las tertulias clandestinas discutiendo con los españoles del
gobierno. También vimos que sacaban al virrey y a su opulenta señora. De pronto
José Acevedo y Gómez desde un balcón gritaba y solo hasta que la gente hizo un
poco de silencio se escuchó lo que decía: “Si dejáis perder estos momentos de
efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y febril, antes de doce
horas seréis tratados como sediciosos; ved los grillos, los calabozos y las cadenas
que os esperan”. Esas palabras enardecían a la gente que estaba por ahí en el
mercado. Pronto nos dimos cuenta de lo que pasaba.
Ilustración 1:
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Nos llegó la noticia que en 1809 Quito (ahora Ecuador) había declarado su
independencia de España y eso motivó a otras regiones. Aquí en la Nueva
Granada varias provincias también se habían declarado independientes.
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Sabía que tenía la responsabilidad de colaborar y me uní al ejército patriota que se
empezó a formar para defendernos porque las tropas del virrey atacaban fuerte a
los revoltosos.
Dejé mi familia, mi novia y mi grado como abogado y me fui a combatir. No fue
fácil para mi familia aceptar que decidiera entrar al ejército cuando podría
quedarme feliz ejerciendo la abogacía. Mis padres eran de la aristocracia criolla,
descendientes de españoles y tenían en Cúcuta fincas donde cultivaban cacao,
café y caña de azúcar que vendían; por eso tenían buenos recursos económicos y
comodidades. Sabía que me apoyarían porque estaban de acuerdo con liberarnos
de España. Ellos también pagaban exagerados impuestos y siempre les oí decir
que era injusto y que tampoco estaban de acuerdo con esclavizar a la gente como
hacían los españoles.
Ascendí rápidamente a Subteniente Abanderado del Batallón de Infantería de
Guardias Nacionales, estuve en la Inspección Militar y en la Comisión de Guerra
en la Junta Suprema. Como había división entre los mismos criollos, luché con
Antonio Baraya en esa horrible guerra entre centralistas y federalistas. En uno de
esos enfrentamientos en Santa Fe de Bogotá me hirieron y apresaron pero
curiosamente Antonio Nariño me liberó, siendo él el jefe de los centralistas y yo
federalista. Me envió a servir en la campaña de Simón Bolívar contra los realistas
en el norte.
Ya había ascendido a Teniente, Capitán y Mayor cuando me encontré con Bolívar.
Él luchaba para liberar Venezuela y norte de Colombia, me encomendó en 1813 la
defensa de Cúcuta. Fui feliz porque podía ver a mi familia, ir a la finca, chupar
caña, comer hallacas y mute, mis comidas preferidas. Pude liberar a mi querida
Cúcuta y sus valles vecinos. Gané unas batallas pero fui vencido en otras por los
realistas. Pasé a Venezuela y participé en la campaña para liberar Caracas y las
provincias de Barinas, Apure, Guayana y otras.
Ilustración 2: Se ve a militares realistas fusilando a varios patriotas en el paredón
se distingue a la pola, el sabio Caldas y Camilo torres. Entre los que están
mirando se ve a Morillo y a Barreiro.
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En 1815 España había enviado a Pablo Morillo con un gran ejército para
reconquistar los territorios de América que en 1810 habían perdido. Querían seguir
sacando metales preciosos y riquezas de nuestras tierras.
Con el Régimen del Terror Morillo y sus oficiales estaban matando a todos los que
tomaban partido por la independencia. Ejecutaron a Policarpa Salavarrieta y su
novio Alejo Sabaraín, a Camilo Torres lo fusilaron lo desmembraron y colgaron
partes de su cuerpo en las esquinas de la plaza mayor para aterrorizar a la gente.
Fusilaron a muchos que habían estado presentes o firmado el Acta de
Independencia el 20 de Julio de 1810. No tuvieron clemencia con Francisco José
de Caldas diciendo que España no necesitaba sabios. Todo esto enardeció al
pueblo que cada vez se convencía más de la necesidad de sacar a los españoles.
Hubo terribles batallas en Venezuela y en Colombia frente a ese poderoso ejército
estando nosotros con menos soldados, armas y recursos. No pudimos detenerlos
y en 1816 estábamos de nuevo invadidos por españoles con Juan de Sámano
como virrey.
Con ayuda de Bolívar se consolidó la unión entre Centralistas y Federalistas de la
Nueva Granada y me fui a Casanare, única zona libre de españoles, a fundar
nuestro gobierno y a organizar el ejército con ágiles estrategias para liberar
nuestra patria.
En Pore instalamos un gobierno civil con normas temporales para restablecer la
soberanía de la Nueva Granada. Convoqué a ciudadanos notables y el 18 de
Diciembre de 1818 se hizo una Declaración afirmando que Casanare gobernaría
en representación de todas las provincias, hasta que lográramos la independencia
de todo el país.
Formé un ejército de 2.000 hombres con grupos de las diferentes provincias y
todos los que quisieran unirse con los aguerridos casanareños. Esta tropa se
uniría con el ejército de Bolívar para realizar la Campaña Libertadora.
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Habíamos acordado con Bolívar unir las tropas de los dos países en un solo
ejército para dar una guerra total, tomar Santa Fe de Bogotá y acabar
definitivamente el virreinato en la Nueva Granada.
El gran encuentro fue en Tame el 12 de Junio de 1819. Los venezolanos llegaron
exhaustos después de 17 días de sufrimientos desde Mantecal y de atravesar el
caudaloso rio Arauca que limita los dos países. El pueblo feliz y emocionado
ofreció un almuerzo y Bolívar hizo un brindis.
Con la unión, el Ejército Patriota quedó conformado por 4.186 llaneros criollos,
mestizos, zambos, indígenas, negros. La mayoría voluntarios quienes pusieron su
alma en la lucha y soportaron grandes dificultades sin entrenamiento militar, sin
recursos y con pocas armas. El general Simón Bolívar me nombró jefe del Ejército
Patriota.
Era necesario continuar por el llano y atravesar la cordillera. Pasamos ese páramo
de Pisba de milagro. Si no es por Bolívar que tenía reservado el don para vencer y
superar obstáculos y todo el tiempo estuvo animando, muchos aterrados hubieran
desertado. El plan estaba acordado y de nuestra acertada ejecución dependía la
libertad, nuestra felicidad o nuestra desgracia. Esa era mi gran responsabilidad.
De noche tenía pesadillas, creo que por mi angustia porque no quería enfrentar
batallas exponiendo en combates a campesinos sin entrenamiento. Soñaba con
sus familias sufriendo si perdían a su hijo, padre o hermano. Todo el tiempo
calculaba la inmensa fuerza que tenían los enemigos comparada con la nuestra y
aunque veía que era un reto imposible de cumplir, pensaba en las estrategias más
acertadas para ganar sin perder tantas vidas.
PAGINAs 6 y 7
Llevaba la tropa vestida solo con guayuco, en su mayoría, pues de tanto trajín se
rompieron los calzones que tenían y en el ardiente llano apenas si usaban camisa.
Así subimos al páramo, con ese frio y con hambre porque perdimos la mayoría de
provisiones en los ríos o por los despeñaderos con mulas, bueyes y hombres.
Estoy seguro que nadie nos creería que vivimos tantas aventuras o que
estábamos en una guerra en semejantes circunstancias.
Tuvimos el primer enfrentamiento en Paya donde Barreiro con su ejército,
escondido nos esperaba en una trinchera. Los rodeamos a la madrugada y los
cogimos calienticos. Después tuvimos 4 duros enfrentamientos en la zona de
Corrales, Gámeza y Tópaga donde perdimos soldados y fuimos a recomponernos
a Tasco.
Yo sabía que Barreiro tenía la misión de matarme y me cuidaba pero en una
ocasión una bala me alcanzó a dar en el cuello, afortunadamente no fue grave.
Cuando llegamos a Socotá y Socha medio muertos la gente muy solidaria nos dio
auxilio y de ahí en adelante en todas partes la gente nos recibía con generosidad,
aplausos, comida, bebida, ropa, caballos y lo que podían. Nos sentíamos a salvo
con apoyo de los pueblos de Belén, Cerinza, Santa Rosa de Viterbo, Duitama,
Paipa, Toca y otros pueblos que mandaban ayudas.
El 24 de Julio el general Bolívar cumplía 36 años pero solo hicimos un sencillo y
rápido agasajo. Al otro día fue la gran batalla en Vargas.
Después de recuperarnos de la espantosa pero gloriosa batalla del Pantano de
Vargas del 25 de Julio, seguimos sigilosamente andando de noche en completo
silencio y sin prender ni un cigarro. Llegamos a Tunja pensando que tendíamos
dura batalla pero no hubo resistencia y se nos entregó el gobernador realista.
Estaba sin guardia porque había mandado sus soldados a apoyar a Barreiro. La
ciudadanía nos recibió muy bien y las señoras nos hicieron 2.000 uniformes.
En la mañana del 7 de Agosto, ya cerca del rio Teatinos la niña Estefanía Parra
nos indicó el camino más fácil para evitar caer en el caudal del rio crecido. Esa
ayuda fue muy importante porque nos salvamos y protegimos los animales y la
carga de armas y comida. Les llegamos de sorpresa protegidos por una colina, sin
ser vistos por los realistas.
Tuvimos esa gloriosa batalla, la última, la definitiva. Yo no lo podía creer. Nadie
podría creer y menos que Pedrito y José, dos niños, que habíamos traído de Belén
para cuidar los caballos, hubieran apresado a Barreiro.
Ahí acabó la guerra, acabó la Campaña Libertadora. El virrey salió huyendo con
arcones de riquezas. Tenía miedo que le aplicáramos el decreto de Guerra a
Muerte que había decretado Bolívar desde 1813 para españoles y criollos que no
ayudaran a la independencia.
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Ilustración 5: Se ve a Santander con Bolívar (muy elegantes con sus uniformes) y
otros oficiales con el ejército uniformado entrando gloriosos a Santa Fe de Bogotá.
Se ve a la gente recibiéndolos con flores y aplausos, los balcones adornados. Los
dirigentes recibiéndolos en la casa de San Carlos. Ellos con la piel tostada pero
limpios, el cabello largo. Este ejército ya está uniformado y los oficiales se ven
muy elegantes.
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Tan pronto terminaron las celebraciones, trabajamos intensamente con el general
Bolívar definiendo el destino de la Nueva Granada y me nombró vicepresidente,
pero realmente era como presidente encargado, con la misión de fundar la
República con leyes y normas necesarias para funcionamiento de todas las
instituciones, después de 327 años de conquista y colonia española. Como
prometió, Él seguía a liberar Venezuela y otros países.
Solo pude saludar a mi familia y visitar a mi novia que me habían esperado largo
tiempo. De inmediato asumí el gobierno. Me dediqué a la administración pública
con mucha responsabilidad. Pude trabajar, con otros colaboradores, en temas
necesarios para vivir en un nuevo país soberano, gobernado por los mismos
colombianos donde se viviera en libertad y seguridad, donde los ciudadanos
pudieran trabajar y tener propiedades, se respetaran sus derechos. También que
se cumplieran las leyes y normas con responsabilidad por el bien de todos.
Empecé a desmontar el sistema de impuestos y cobros que hacían los españoles
y que tenían tan fastidiada a la gente. Organizamos un sistema económico para
manejar la economía y los recursos, la circulación de la moneda, la libre empresa
y otros temas económicos.
Construimos las bases jurídicas con una Constitución de la Nueva República y
normas para cumplir y hacer cumplir las leyes y los compromisos, respetando los
derechos de los demás. No era fácil. La gente estaba acostumbrada a cumplir solo
bajo amenaza; no se sabía vivir en libertad y tomar decisiones personales y
colectivas para el bienestar de todos. Por eso veía importante y urgente educar a
grandes y chicos.
No todos estaban contentos con lo que hacía. Los obispos y sacerdotes se
disgustaron porque les quité tantos privilegios que tenían; igual ocurría con los
militares. Era muy difícil establecer la justicia con esas costumbres indignas que
tenía el virreinato.
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Creí que mi mayor responsabilidad con el pueblo era dar educación.
Una persona que lee, escribe y sabe ubicarse geográfica e históricamente más
fácilmente comprende el mundo en que vive. Si no conoce la Constitución y las
leyes que rigen al país, no disfrutará de sus derechos ni cumplirá las normas de
manera responsable. Además, difícilmente podrá contribuir con el desarrollo
económico, social, político y cultural del país.
Por eso establecimos el sistema de Educación Pública abriendo colegios y
escuelas en todos los pueblos y capitales de provincias, lo cual incluía la
formación de maestros.
La primera institución educativa que también era universidad, fue el Colegio
Boyacá en Tunja. Exigí que los aspirantes a maestros tuvieran alto nivel de
formación y se sometieran a pruebas de conocimientos y habilidad pedagógica,
para asegurar la calidad de la enseñanza. Allí se aprendía Latinidad, Bellas Artes,
Matemáticas, Derecho, Filosofía, Medicina, Ingeniería y Agronomía.
Ilustración 6: Al fondo Se ve una escuela o si es posible fachada del colegio
Boyacá y en el patio niños jugando o con cuadernos y algunos maestros. Si cabe,
que haya una pequeña biblioteca. En primer plano Santander leyendo el Decreto
de EDUCACION PUBLICA cuyo texto es largo y se ve que continúa.
Globo [Santander] Simón Bolívar presidente de la República, capitán general de
los ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada y Francisco de Paula Santander
Vicepresidente.
Considerando que la educación e instrucción públicas son el principio más seguro
de la felicidad general y, la más sólida base de la libertad de los pueblos, y
considerando que en la Nueva Granada existen una multitud de niños
desgraciados, que por haber sido sus virtuosos padres inmolados en las aras de la
patria por la crueldad española no tienen otro asilo, ni esperanza para su
subsistencia y educación que la República; hemos tenido a bien decretar lo
siguiente:
1. En todos los conventos y en todos los pueblos se creará una escuela que
atenderá, principalmente, a los huérfanos y a hijos de soldados de la guerra.
2. Los establecimientos………..
(el texto se va desvaneciendo pero que se alcance a leer todo el numeral 1.
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Definitivamente los españoles no permitían ni la cultura, ni la ciencia ni el arte.
Acabaron con la religión, las fiestas, las celebraciones y la lengua aborigen,
desaparecieron el arte que nuestros antepasados tenían e impusieron a la fuerza
su cultura de guerra, irrespeto y dolor.
Durante el Régimen del Terror no solo violaron degollaron, ahorcaron, fusilaron, y
atravesaron con su lanza a la gente estudiada y a todos los que ayudaron en la
gesta libertadora, sino que arruinaron los sitios donde se promovía la cultura.
Cerraron colegios, destruyeron las edificaciones, quemaron libros y se llevaron los
escritos brillantes que nuestros compatriotas habían hecho, para que la juventud
no pudiera estudiar. Solo tenían sed de oro y sangre.
Fue necesario restablecer y proteger los institutos científicos y universidades y
crear posibilidades para el estudio de los jóvenes. Era necesario que aprendieran
idiomas, medicina, ciencia, técnica y muchos temas necesarios.
También organizamos el sistema de defensa de la República y la capacitación
ciudadana para mantener y conservar todo en buenas condiciones para vivir bien,
como colombianos. Tuvimos que hacer respetar nuestra libertad, las nuevas
autoridades y nuestro país.
Tenía el importante compromiso de apoyar al General Bolívar en la liberación de
Venezuela. Él lo dio todo para independizar a la Nueva Granada: hombres, dinero,
armas y pertrechos. También dinero que les daba a los soldados para
estimularlos. Le enviábamos hombres, armas y vituallas a Venezuela. Luego
haríamos lo mismo para las campañas del sur donde liberó a Ecuador, Perú y
Bolivia. Ese apoyo era para cumplir con la misión tan importante que todos
teníamos de ver nuestro continente libre de españoles.
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Fui Vicepresidente de la Nueva Granada y de la Gran Colombia hasta 1828. Por
diferencias y malos entendidos con Bolívar me desterraron y durante varios años
viajé por Europa y Estados Unidos, conociendo culturas y personas influyentes
con quienes se harían alianzas de beneficio al país. Volví para asumir la
presidencia en 1832 cuando el General Simón Bolívar, tristemente ya había
muerto.
Fue una época de intenso trabajo pues, con mucha responsabilidad, debía definir
y establecer todo lo relacionado para el funcionamiento del país a nivel interno y
de relaciones internacionales.
La verdad, no tenía mucho tiempo para tocar mi guitarra y, con un cargo tan
importante, no podía salirme de noche a dar serenatas como cuando era
estudiante, pero de vez en cuando hacíamos almuerzos campestres y teníamos
buenos ratos de tertulia y música con amigos y familiares.
Ilustración No. 7: Al fondo entre verdes montañas se ve la iglesia y el pueblo de
Santa Rosa de Viterbo y quizá lejos otra iglesia sea de Cerinza o Belén o
cualquiera es para indicar varios pueblos. Se ve a la gente tranquila en la plaza,
conversando, mercando, comiendo… es decir en paz. Los niños felices jugando.
En primer plano se ve a Santander muy elegante pero de particular tocando su
guitarra y se ven hombres y mujeres compartiendo comida y bebida. El habla.
Globo: [Santander] Colombianos, las armas nos han dado la independencia, pero
solo las leyes nos dan la libertad. Ahora podemos ser felices siendo libres pero
todos tenemos la responsabilidad de cuidar ese bien precioso que logramos con
tanto esfuerzo.
CONTRAPORTADA INTERNA
Francisco de Paula Santander aprendiendo a ser militar en la práctica, organizó y
dirigió el Ejército al triunfo, contando con el decidido apoyo de oficiales como
Carlos Soublette Jefe del Estado Mayor, Pedro Fortul Mayor General de
Operaciones, José Antonio Anzoátegui Jefe de División, Juan José Rondón
Comandante del Escuadrón de Lanceros, Manuel Manrique General de Brigada,
Antonio Morales coronel y otros oficiales. Todos se desempeñaron con mucha
responsabilidad en sus funciones y su aporte fue fundamental para lograr la
independencia de España.
EL SIGUIENTE TEXTO SI CABE O USANDO LA PAGINA QUE SOBRA AL
FINAL
CONTRAPORTADA EXTERNA