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Debate Individualismo-Hollismo

Pone a la URSS y otros gobiernos comunistas como ejemplo del fracaso, y


según los supuestos ontológicos puede verse desde dos perspectivas. La
primera intenta una explicación de la acción en referencia al movimiento en una
estructura social, “de arriba hacia abajo” (Empiezo por el todo para entender las
partes). La otra toma las acciones de los individuos como materia de la que está
hecha la historia y considera que las estructuras son el resultado de previas
acciones, “de abajo hacia arriba” (Entiendo las partes y luego explico el todo).
En el texto se analiza a Karl Marx y John Stuart Mill y sus visiones respecto a
supuestos ontológicos, y el determinismo/libre albedrío. El determinismo es la
tesis de que en la naturaleza existe un orden causal completo. Marx tendía al
determinismo, mientras que Mill mantuvo que la acción libre era posible,
alegando no sólo que la libertad y el determinismo son compatibles, sino
también que la libertad presupone un orden causal.
Holismo se refiere a cualquier enfoque que tenga en cuenta a los agentes
individuales al apelar a algún todo mayor. Individualismo se refiere a cualquier
versión del enfoque contrario, que tenga en cuenta las estructuras apelando a los
agentes individuales.
Las sociedades y los sistemas económicos - Polanyi
Hay dos tipos de racionalidad, la racionalidad instrumental o económica, que es
universal, tiene en cuenta las preferencias y busca maximizar la utilidad, y la
crítica a esta de Karl Polanyi.
Polanyi plantea como punto de partida la economía de mercado. Dice que en la
economía actual, no sólo el mercado se regula solo, sino que se expandió y
regula otros ámbitos de la vida, a través del sistema de precios.
El origen de la economía de mercado se presenta con Adam Smith, que la
estudia a partir de los supuestos de racionalidad instrumental, tomando como
supuesto antropológico principal el concepto de homo economicus, que muestra
la propensión del hombre de cambiar bienes por otros bienes, servicios y unas
cosas por otras.
El homo economicus tiene 4 principales características:
● Propensión natural al intercambio
● Móvil de lucro
● Principio del trabajo remunerado
● Principio del mínimo esfuerzo
Según Polanyi, el homo economicus de Smith era erróneo, pero predijo el
comportamiento racional de la gente tiempo después.
Se plantea de forma separada lo que es:
Economía de mercado: No había hasta el siglo XIX
Economía: Ninguna sociedad podría sobrevivir, incluso por poco tiempo, sin
poseer una economía, sea ésta de un tipo o de otro, siempre hubo.
Mercado: Institución surgida del intercambio.
Polanyi dice que el hombre es un ser social, “El hombre actúa no tanto para
mantener su interés individual de poseer bienes materiales, cuanto para
garantizar su posición social, sus derechos sociales, sus conquistas sociales.”
Dice que la economía está incrustada en las sociedades,
Luego, Polanyi plantea los principios de comportamiento y los modelos
institucionales surgidos a partir de estos.

La gran transformación:
1. La racionalidad basada en el principio de comportamiento de
intercambio, pasa a ser la dominante, cuya institución principal es el
mercado, que pasa de un papel secundario a un papel central.
2. Ahora, la sociedad está incrustada en la economía, se invirtió el orden
Las teorías científicas y las condiciones de producción
Son autónomas de sus condiciones de producción
Popper dice que debe distinguirse claramente entre el contexto de
descubrimiento y el contexto de justificación. El contexto de descubrimiento
incluye lo que llamamos las “condiciones de producción”, es todo aquello que
impulsa a elegir un problema e incluso formular una teoría. El contexto de
justificación, en cambio, son aquellos procedimientos con los que se corrobora
la hipótesis. Dice que la tarea epistemológica se limita al contexto de
justificación, que permite un “control intersubjetivo” de lo producido.
Popper plantea que hay un solo método, y que si se hace de forma correcta su
aplicación, esto da lugar a la neutralidad valorativa, el conocimiento objetivo.
Son relativamente autónomas de sus condiciones de producción
Thomas Kuhn planteó que la forma habitual de hacer ciencia se denomina
ciencia normal, y se va construyendo sobre otros conocimientos, dentro del
mismo paradigma. Luego aparecen anomalías, que son indicios de que hay un
problema con el paradigma, observaciones que no encajan con la teoría. Allí se
da una revolución científica, donde la acumulación cesa y hay que “comenzar
de nuevo”. Se dice que las ciencias sociales, al no hallar un consenso como el de
los paradigmas de las ciencias exactas, están en una etapa pre normal. Además,
no creen que influya el clima cultural, contexto político, entre otras, pero sí el
contexto de la comunidad científica.
No son autónomas de sus condiciones de producción
Desde la perspectiva constructivista ciencia y sociedad son inseparables. Para
las corrientes marxistas no es posible separar la comprensión de la sociedad de
las condiciones de producción de las teorías. La teoría crítica considera que
tanto la ciencia como los hechos estudiados por ésta están subordinados a la
praxis social, son producidos socialmente. Decían Horkheimer y Adorno que la
ciencia no puede ni debe ser neutral. No puede serlo porque toda actividad
científica está influenciada por factores externos, y no debe serlo porque se debe
tomar una posición ante los hechos. Incluso “no opinar” implicaría
indirectamente aceptar y apoyar el statu quo. Por esto dicen que el conocimiento
es inseparable de la praxis social.
Harvey: La población, los recursos y la ideología de la ciencia
Argumento central del texto:
Estamos obligados a admitir que la investigación “científica” se produce en un
ámbito social, expresa ideas sociales y transmite significados sociales.
La idea de que el método científico garantiza la objetividad y la neutralidad
ética (de Karl Popper) es el adversario de la discusión de Harvey.
Decir que es éticamente neutral en sí es también una afirmación ideológica,
porque la ciencia parte de supuestos, que no son objetos de validación científica.
Se validan por fuera de la ciencia (a través de filosofía, religión, etc, ámbitos
donde hay ideologías). No quiere decir que los resultados de investigación sean
falsos, inútiles, inmorales, injustificados, puramente subjetivos o no
reproducibles, no quiere decir que todo sea una opinión.
Tanto los supuestos éticos/ideológicos, como las decisiones metodológicas van
a influir en las conclusiones sustantivas y las implicancias políticas de estos
resultados.
Demostración del argumento:
El empirismo lógico de Malthus estaba compuesto por verdades lógicas, que
son el aumento de la población y el hecho de que el ser humano necesita
alimentos, por lo que el primero presiona al segundo. Luego las verdades
empíricas, que es el hecho de que la población aumenta en mayor proporción
que los alimentos. Todo esto conocido como Ley Natural.
En cuanto a la demanda, Malthus planteaba que los terratenientes, es decir, la
clase improductiva, eran los que deberían mantenerla, ya que además no se
reproducen de forma incauta como los pobres. Como conclusiones sustantivas,
llega a la superpoblación y la realización de que el abandono benévolo es la
mejor opción.
Ricardo utiliza modelos abstractos, normativos y que tienden al equilibrio para
intentar explicar de forma simplificada el comportamiento general de la
sociedad, y concluye que existe una tasa salarial de equilibrio, regulada por la
escasez y los gastos de subsistencia. Esto está a su vez regulado por la Ley de
Población de Malthus que toma como verdadera en su desarrollo.
Marx utiliza el materialismo dialéctico, que plantea que todo es relacional, y
que no puedo entender objetos de manera aislada, sino a un conjunto o a la
sociedad como un todo. Conclusiones a las que llega son la teoría del plusvalor,
y el “ejército de reserva”, que se ve como la población desempleada debido al
aumento en la oferta de trabajo, el aumento en la plusvalía y la disminución de
salarios como una suerte de superpoblación en la ley de población en el marco
capitalista.
Implicancias políticas:
Las formas metodológicas aristotélicas (Malthus y Ricardo) proponen el
abandono benévolo como la mejor forma de equilibrar la población y los
recursos, mientras que la dialéctica pide repensar el sistema. La escasez puede
cambiar según los fines sociales.
Consideremos una frase simple: <<La superpoblación surge por la escasez de
recursos disponibles para cubrir las necesidades de subsistencia de la masa de la
población». Si introducimos nuestras definiciones en esta frase, tenemos:
<<Hay demasiada gente en el mundo porque los fines determinados que
tenemos en mente (junto con la forma de organización social que tenemos) y los
materiales disponibles en la naturaleza, que nosotros tenemos la voluntad y la
manera de usar, no bastan para proporcionamos las cosas a las que estamos
acostumbrados». De dicha frase se pueden extraer posibilidades de todo tipo:
(1) podemos cambiar los fines que tenemos en mente y alterar la organización
social de la escasez; (2) podemos cambiar las evaluaciones técnicas y culturales
que hacemos de la naturaleza; (3) podemos cambiar nuestros puntos de vista
respecto a las cosas a las que estamos acostumbrados; (4) podemos intentar
alterar nuestras cifras.
Decir que hay demasiada gente en el mundo equivale a decir que no podemos
hacer nada sobre las proposiciones (1), (2) y (3). Respecto a (1) implica la
sustitución del sistema de intercambio, la (2) siempre ha sido la gran esperanza,
nunca hemos pensado con demasiada coherencia (3), y sobre (4) se ha dado el
gran debate en occidente.
Si aceptamos la teoría de superpoblación y de la escasez de recursos pero
insistimos en mantener intacto el modo de producción capitalista, los resultados
inevitables serán políticas dirigidas hacia la represión étnica o de clase en el
interior y políticas de imperialismo en el extranjero. “¿Sobro yo?, ¿Sobras tú?,
No. Deben sobrar ellos.”
Dasgupta:
Somos parte de la naturaleza, no estamos separados de ella. Nos proporciona
alimento, agua, refugio, regula el clima, enfermedades, etc. La naturaleza es,
por lo tanto, un activo. De la misma manera que la diversidad en una cartera de
activos permite reducir el riesgo y la incertidumbre, la biodiversidad aumenta la
resiliencia de la naturaleza ante choques, lo que reduce los riesgos para los
servicios de la naturaleza.
Hay un desequilibrio entre nuestra demanda actual y los suministros de la
naturaleza.
El problema es que el valor de la naturaleza no se refleja en los precios del
mercado, y esta distorsión de precios provocó que invirtamos más en capital
producido o humano que en capital natural. Hay ciertos efectos que son difíciles
de rastrear, y esto hace que sean externalidades no contabilizadas.
Elegir un camino sostenible requerirá un cambio transformador que debe
orientarse hacia 3 amplias transiciones:
1. Asegurarnos de que nuestras demandas a la naturaleza no excedan sus
suministros y de aumentar los suministros naturales en relación con el
nivel actual: Mediante avances de la tecnología, reestructurar las pautas
de consumo, etc.
2. Cambiar nuestras medidas de éxito económico para guiarnos por un
camino más sustentable: el PBI no tiene en cuenta la depreciación de
activos, incluido el ambiente natural. Se debe introducir el capital natural
a los sistemas de contabilidad nacionales.
3. Transformar nuestras instituciones y sistemas para hacer posible estos
cambios y mantenerlos para las generaciones futuras.
Problema: Disminución de biodiversidad y degradación de ecosistemas.
Diagnóstico: Consumo excesivo, medición del éxito económico, bajo valor de la
naturaleza, generación de residuos, desequilibrio demanda-suministros.
(EXTERNALIDADES). Las externalidades quedan por fuera del mercado por
no ser cuantificables, no se reflejan en los precios, no tienen un costo monetario,
y resultan de un sistema de precios distorsionado por no incluir el valor de la
naturaleza.

Tratamiento: Medidas para aplicar a las causas


El informe toma la idea de que estamos incrustados en la naturaleza (Polanyi).
Este enfoque muestra que la economía humana es limitada. Para un desarrollo
sustentable necesitamos contabilizar completamente las externalidades
(internalizarlas) y restablecer el equilibrio demanda-suministros.
Para “internalizar las externalidades” debemos:
a. Prestar atención al lenguaje: La naturaleza como activo económico.
b. “Mercantilizar” la naturaleza: Impuestos y multas.
Medidas como: Pagos a la protección de biomas, inversiones y crecimiento
“verde”, y la depredación convertida en costo.
Polanyi: "El mercado autorregulador y las mercancías ficticias: trabajo,
tierra y dinero" y "El hombre, la naturaleza y la organización de la
producción”:
Se puede afirmar que el sistema económico estaba integrado en el sistema
social, por lo que, cualquiera que fuese el principio de funcionamiento de la
economía, éste no resultaba incompatible con la presencia del modelo del
mercado. Allí donde los mercados se desarrollaron con la máxima fuerza, como
ocurrió en el sistema mercantil, prosperaron bajo la dirección de una
administración centralizada que, correlativamente, favorecía la autarquía en los
hogares campesinos y en la vida nacional.
Una economía de mercado es un sistema económico regido, regulado y
orientado únicamente por los mercados. La tarea de asegurar el orden en la
producción y la distribución de bienes es confiada a ese mecanismo
autorregulador. Lo que se espera es que los seres humanos se comporten de
modo que pretendan ganar el máximo dinero posible: tal es el origen de una
economía de este tipo.
La autorregulación implica que toda la producción está destinada a la venta en
el mercado y que todos los ingresos provienen de ella. Existen, en consecuencia,
mercados para todos los elementos de la industria, no sólo para los bienes (entre
los que figuran siempre los servicios), sino también para el trabajo, la tierra y el
dinero cuyos precios son denominados respectivamente precios de mercancías,
salario, renta territorial o «renta», e interés.
Los precios de las mercancías o de los productos hacen posibles los ingresos de
quienes los venden.
Si se cumplen estas condiciones, todos los ingresos provienen de las ventas
realizadas en el mercado y son suficientes para comprar todos los bienes
producidos.
En cuanto al Estado, conviene, pues, no solamente que existan mercados para
todos los elementos de la industria, sino también que no se arbitre ninguna
medida o política que pueda influir en el funcionamiento del mercado.
Sobre este punto no existía ninguna diferencia entre mercantilistas y feudales.
El único desacuerdo que existía entre ellos se circunscribía a los métodos de
reglamentación: gremios, ciudades y provincias invocaban la costumbre y el
uso, mientras que la nueva autoridad estatal prefería las leyes y los decretos.
Todos eran igualmente hostiles, sin embargo, a la idea de comercializar el
trabajo y la tierra.
Y, del mismo modo que el paso a un sistema democrático y representativo
suponía un cambio radical y total de la tendencia de la época, también la
sustitución del mercado regulado por mercados autorregulados, constituyó, a
finales del siglo XVIII, una transformación completa de la estructura de la
sociedad.
Un mercado autorregulador exige nada menos que la división institucional de la
sociedad en una esfera económica y en una esfera política. Podríamos
fácilmente suponer que esta separación en dos esferas existió en todas las
épocas y en todos los tipos de sociedad. Una afirmación semejante, sin
embargo, sería falsa. Es cierto que ninguna sociedad puede existir sin que exista
un sistema, de la clase que sea, que asegure el orden en la producción y en la
distribución de bienes, pero esto no implica la existencia de instituciones
económicas separadas, ya que, normalmente, el orden económico es
simplemente una función al servicio del orden social en el que está
operativamente integrado. Como hemos mostrado, no ha existido ni en el
sistema tribal ni en la feudalidad o en el mercantilismo un sistema económico
separado de la sociedad.
Una economía de mercado no puede existir más que en una sociedad de
mercado. Una economía de mercado supone todos los elementos de la industria
—trabajo, tierra y dinero— aglutinados. Incluir al trabajo y a la tierra entre los
mecanismos del mercado supone subordinar a las leyes del mercado la sustancia
misma de la sociedad.
En la práctica que deben de existir mercados para todos los elementos de la
industria, y que, en esos mercados, cada uno de esos elementos se organiza en
un grupo de oferta y en un grupo de demanda, y que cada elemento tiene un
precio que actúa recíprocamente sobre la oferta y la demanda. Esos mercados
son muy numerosos y están en comunicación recíproca formando un gran
mercado único.
Trabajo, tierra y dinero son componentes esenciales de la industria; dichos
componentes deben de estar también organizados en mercados. Ninguno de
estos tres elementos -trabajo, tierra y dinero- han sido producidos para la venta,
por lo que es totalmente ficticio describirlos como mercancías. Esta ficción, sin
embargo, permite organizar en la realidad los mercados de trabajo, de tierra y de
capital. Estos son de hecho comprados y vendidos en el mercado, y su oferta y
demanda poseen magnitudes reales hasta el punto de que, cualquier medida,
cualquier política que impidiese la formación de estos mercados, pondría ipso
facto en peligro la autorregulación del sistema. Este principio obliga a prohibir
cualquier disposición o comportamiento que pueda obstaculizar el
funcionamiento efectivo del mecanismo del mercado, construido sobre la
ficción de la mercancía.
Permitir que el mecanismo del mercado dirija por su propia cuenta y
decida la suerte de los seres humanos y de su medio natural, e incluso que
de hecho decida acerca del nivel y de la utilización del poder adquisitivo,
conduce necesariamente a la destrucción de la sociedad.
Trabajo: Esto es así porque la pretendida mercancía denominada «fuerza de
trabajo» no puede ser zarandeada, utilizada sin ton ni son, o incluso ser
inutilizada, sin que se vean inevitablemente afectados los individuos humanos
portadores de esta peculiar mercancía. Al disponer de la fuerza de trabajo de un
hombre, el sistema pretende disponer de la entidad física, psicológica y moral
«humana» que está ligada a esta fuerza.
Tierra: La naturaleza se vería reducida a sus elementos, el entorno natural y los
paisajes serían saqueados, los ríos polucionados, la seguridad militar
comprometida, el poder de producir alimentos y materias primas destruido.
Capital: La administración del poder adquisitivo por el mercado sometería a las
empresas comerciales a liquidaciones periódicas, pues la alternancia de la
penuria y de la superabundancia de dinero se mostraría tan desastrosa para el
comercio como lo fueron las inundaciones y los períodos de sequía para la
sociedad primitiva.
(En Inglaterra en el S XVIII a los productores de lana a domicilio).La mayor
dificultad continuaba siendo el aprovisionamiento de materias primas, que se
interrumpía en ocasiones, sin que se pudiese evitar. Pero, incluso en ese caso, no
se trataba de una gran pérdida para el comerciante propietario de las máquinas.
No fue, pues, tanto la llegada de la máquina en cuanto tal, como la invención de
máquinas y de instalaciones complejas -y por consiguiente especializadas-, lo
que transformó completamente la relación del comerciante con la producción.
La nueva organización de la producción fue introducida por el comerciante
-hecho que determina por completo el curso de esta transformación-, pero la
utilización de máquinas y de instalaciones complejas implicaba también la
puesta en práctica del sistema de fábrica y, además, una modificación decisiva
de la importancia relativa del comercio y de la industria en favor de esta última.
La producción industrial dejó de ser un elemento secundario del comercio, que
el comerciante había organizado como una empresa de compra y de venta, para
convertirse a partir de ahora en una inversión a largo plazo, con todos los
riesgos que ello implica. Estos riesgos resultaban únicamente aceptables si la
continuidad de la producción se veía razonablemente asegurada.
A medida que la producción industrial se hacía más compleja, eran más
numerosos los elementos de la industria cuya previsión era necesario garantizar.
De entre ellos, tres eran, por supuesto, de una importancia primordial: el trabajo,
la tierra y el dinero, debían estar disponibles para ser comprados. De aquí la
“mercantilización” de estos recursos.
Polanyi critica el apoyo “sectario” a un cambio social sin límites ni reglas. Dice
que “la sociedad se habría visto aniquilada, si no fuese porque los
contramovimientos de defensa amortiguaron la acción de ese mecanismo
autodestructor.”
Bajo el trabajo hay seres humanos, y bajo la tierra está el medio natural en el
que existe la sociedad, por lo que no pueden ser tratados como mercancías.
Las mercancías son objetos producidos para su venta en el mercado. El trabajo,
la tierra y el capital no fueron creados para este propósito, pero aún así son
considerados mercancías. Esto los convierte en mercancías ficticias.
La economía de mercado conduce necesariamente a la destrucción de la
sociedad.
Se ve un doble movimiento, por un lado, el desarrollo del mercado
autorregulador, y por el otro, el intervencionismo, que se ve como la protección
al avance del mercado, la regulación social y los límites a las mercancías
ficticias.
Este contramovimiento es por un lado, una reacción defensiva al movimiento, y
por otro, la necesidad del sistema para mantenerse, por lo que es contrario pero
necesario para su existencia.
Leff: “Decrecimiento o deconstrucción de la economía. Hacia un mundo
sustentable”
En los años 60 se fracturó el principio del progreso impulsado por la potencia de
la ciencia y de la tecnología y el mito del crecimiento económico ilimitado.
Es imperativo internalizar los costos ecológicos y necesario agregar contrapesos
distributivos a los mecanismos desequilibrantes del mercado.
El proceso de producción generado por la racionalidad económica, le impulsa a
crecer o morir.
El crecimiento económico, el metabolismo industrial y el consumo
exosomático, implican un consumo creciente de naturaleza, que no solo se
enfrenta a los límites de dotación de recursos del planeta, sino que se degrada en
el proceso productivo y de consumo, siguiendo los principios de la segunda ley
de la termodinámica, la entropía.
El sistema económico niega el problema de fondo, mercantilizando cada vez
más la naturaleza, en lugar de internalizar las externalidades.
Aquí comienza el reclamo por el decrecimiento económico. La ecoeficiencia no
resuelve el problema de una economía en perpetuo crecimiento en un mundo de
recursos finitos, porque la degradación entrópica es ineluctable e irreversible.
Para frenar el crecimiento de un proceso que tiene instaurado un motor que lo
impulsa a crecer o morir, debemos apostar por una transición hacia una
economía sustentable, implicando el decrecimiento a la deconstrucción de la
economía, al mismo tiempo que se construye una nueva racionalidad
productiva.
En definitiva, la solución al crecimiento no es el decrecimiento, sino la
deconstrucción de la economía y la transición hacia una nueva racionalidad que
oriente la construcción de la sustentabilidad.
Se deben además de desentrañar las fuentes del pensamiento e intereses sociales
que dieron origen a la racionalidad económica. La economía es una racionalidad
que se ha institucionalizado y se ha incorporado a nuestra subjetividad.
No es posible mantener una economía en crecimiento que se alimenta de una
naturaleza finita.
El decrecimiento de una economía no solo implica la desconstrucción teórica de
sus paradigmas científicos, sino de su institucionalización social y de la
subjetivización de los principios que intentan legitimar a la racionalidad
económica como forma suprema e ineluctable del mundo.
Medidas como moderar el consumo o incrementar fuentes alternativas de
energía son una contracorriente que no detiene el torrente desbordado de la
máquina del crecimiento.
Todo esto debe lograrse, no haciendo estallar al sistema, sino reorganizando la
producción.
El único antídoto a este camino ineluctable a la muerte entrópica, es el proceso
de producción neguentrópica de materia viva, que se traduce en recursos
naturales renovables.

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