POLICIAL
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6to año
PDL
Inicio:
¿Conocen historias o relatos que presenten situaciones misteriosas o dudosas? ¿Dónde las leyeron?
¿Quién se las
contó? ¿Se pueden relacionar las palabras “suspenso” e“intriga” con el contenido que presenta un
policial?
ACTIVIDAD 1
CASO CERRADO
Me despertó el insistente timbre del teléfono.
-Tiene que venir con urgencia, inspector- dijo la voz del jefe de policía González.-. Tenemos
un caso que sólo usted puede resolver. La víctima es un abogado prestigioso.
Eran muchas las razones por las cuales no quería ir. Y el sueño era una de ellas; pero
cuando se es el detective vivo más famoso del mundo hay cosas a las que uno no puede
negarse.
-Voy- contesté y corté.
Me presenté a la media hora en el lugar del crimen. Calzaba unos zapatos de cuero y tenía
levantadas las solapas del impermeable, aunque hacía calor. El jefe de policía, González, me
miró sorprendido, pero me hizo pasar sin decir una palabra.
Era una casa enorme y moderna. Bloque de hormigón de ventanas con vidrio polarizados.
Con esfuerzo, unos agentes sujetaban dos enormes perros dóberman.
Nos internamos en la mansión hasta llegar al dormitorio principal, atravesamos la gruesa
puerta de hierro y allí lo vi. Tendido en la cama, el cuerpo del abogado.
Con las manos en los bolsillos y tarareando una tonadilla monocorde, fui observándolo
todo.
-¿El cuerpo fue descubierto por la secretaria al irse?- pregunté, sólo para confirmar lo que
ya sabía.
-Sí, ¿cómo lo supo?- quiso saber el jefe González.
-Este cuarto no se limpia. Aquí no entran las empleadas de limpieza. Mire el orden, o mejor
dicho, el desorden. Esta es la habitación de alguien que trabaja aun cuando duerme y que
no quiere que le toquen nada. Estas personas suelen tener gente de confianza que les
organiza la vida. Por ejemplo, una secretaria.
Continué mi razonamiento, ante el asombro del jefe González.
-¿Esa era la función de la señora a quien los agentes interrogaban afuera, no? Era la
secretaria del abogado. Me di cuenta porque me daba respuestas claras y precisas. Pero es
una señora muy débil para disparar un revólver calibre 45, que es el arma homicida. Sus
peritos en balística lo demostrarán.
El jefe González me miró con los ojos muy abiertos, maravillado por mi gran inteligencia.
-¿Alguien sospecha de una esposa o novia? Si es así, está equivocado: no tiene marcas de
anillos en el dedo anular y una ropa tan pasada de moda y descuidada demuestra la
ausencia de posibles novias. La secretaria confirmará también que no
tenía parientes, y yo deduzco que tampoco lazos con la política o con la mafia. Esto se
demuestra claramente por la falta de fotos en la habitación.
-Supongo- dijo el jefe González, cruzando los brazos- Que ahora me dará el nombre del
asesino, junto a un pequeño razonamiento lógico.
-No es tan fácil, González. El criminal fue capaz de burlar a los perros y a las cámaras de
seguridad. Entró en un cuarto sin ventanas y con una cerradura de combinación. Disparó un
revólver 45 y huyó sin ser visto. Es un tipo muy inteligente. Tan inteligente como para no
dejar ninguna pista.
-¿Más inteligente que usted?
-No existe alguien más inteligente que yo- sonreí desdeñoso.
Él también sonrió, mientras me esposaba.
-Muy bien, detective, queda detenido por el crimen del abogado.
-¿Qué hace, González? ¿Se volvió loco?
-Usted lo acaba de decir: No existe alguien tan inteligente como usted, por lo tanto, el
criminal es usted.
Me detuve un momento, forcejeando con los guardias y lo miré a los ojos.
-Jamás podrá probar nada. No hay pistas ni evidencia en mi contra.
La sonrisa de González se hizo más ancha.
-Claro que la hay: contésteme algo, si es tan inteligente…
-¿Qué?
-¿Cómo supo que tenía que venir a esta casa, si yo, al llamarlo por teléfono, no le dije
dónde había sido el crimen?
Mi condena fue de veinticinco años.
Ramón Paez.
Luego de la lectura, resuelve las siguientes actividades:
EN PRINCIPIO, RETOMANDO LO TRABAJADO EN TU CARPETA, REALIZA UNA SINTESIS.
1) ¿Te sorprendió el final del cuento?
2) ¿Cuál de los personajes demuestra mayor astucia?
3) ¿Cuáles son las pistas que da a lo largo del relato el protagonista para ir descartando a los
culpables?
4) ¿Qué se propone el protagonista cuando el inspector lo convoca?
5) El protagonista, ¿triunfa o fracasa al final de la historia? ¿Por qué?
6) Identificá en este cuento los elementos, las características , la trama, el ambiente el tipo de
narrador.
7) En el caso del cuento “Caso cerrado”, ¿Queda claro cuál fue el móvil del crimen? Si no, ¿Cuál
pensás que pudo haber sido?
8) Busca, en el texto, tres sustantivos y sus correspondientes adjetivos y escríbelos en el cuadro.
Para tener en cuenta…
“Caso cerrado” es un cuento policial. Este tipo de relatos narran un delito o un crimen y la investigación que se lleva a
cabo para descubrir a quien o quienes lo cometieron. Siempre parten de un enigma, es decir, un caso del que no se
conocen sus causas o su explicación.
Al resolverse el enigma es posible que se explique el móvil (es decir el motivo por el que se cometió el hecho)
ACTIVIDAD 3
Nos transformamos en detectives
• Para comenzar formarán grupos de tres integrantes cada uno.
• Leerán el cuento: “La pieza ausente” de Pablo De Santis (hasta el párrafo que concluye con la
frase “. Por eso pensé en usted”)
¡A resolver el caso!
• ¿Qué se investiga en el cuento?
• Anoten los hechos ordenados cronológicamente hasta ese momento.
• ¿Qué adivinó el relator?
• ¿Cuántos personajes aparecen en el relato? ¿Qué sabe el investigador de cada uno de ellos?
• ¿Qué final imaginarían para este cuento? Imaginen dicho texto. Escríbanlo.
LA PIEZA AUSENTE
Comencé a coleccionar rompecabezas cuando tenía quince años. Hoy no hay nadie en esta ciudad -dicen- más hábil
que yo para armar esos juegos que exigen paciencia y obsesión.
Cuando leí en el diario que habían asesinado a Nicolás Fabbri, adiviné que pronto sería llamado a declarar. Fabbri
era Director del Museo del Rompecabezas. Tuve razón: a las doce de la noche la llamada de un policía me citó al
amanecer en las puertas del museo.
Me recibió un detective alto, que me tendió la mano distraídamente mientras decía su nombre en voz
baja -Lainez- como si pronunciara una mala palabra. Le pregunté por la causa de la muerte: "Veneno" dijo entre
dientes.
Me llevó hasta la sala central del Museo, donde está el rompecabezas que representa el plano de la ciudad, con
dibujos de edificios y monumentos. Mil veces había visto ese rompecabezas: nunca dejaba de maravillarme. Era tan
complicado que parecía siempre nuevo, como si, a medida que la ciudad cambiaba, manos secretas alteraran sus
innumerables fragmentos. Noté que faltaba una pieza.
Lainez buscó en su bolsillo. Sacó un pañuelo, un cortaplumas, un dado, y al final apareció la pieza. «Aquí la tiene.
Encontramos a Fabbri muerto sobre el rompecabezas. Antes de morir arrancó esta pieza. Pensamos que quiso
dejarnos una señal.
Miré la pieza. En ella se dibujaba el edificio de una biblioteca, sobre una calle angosta. Se leía, en letras diminutas,
Pasaje La Piedad.
Sabemos que Fabbri tenía enemigos -dijo Lainez-. Coleccionistas resentidos, como Santandrea, varios
contrabandistas de rompecabezas, hasta un ingeniero loco, constructor de juguetes, con el que se peleó una vez.
-Troyes -dije-. Lo recuerdo bien.
-También está Montaldo, el vicedirector del Museo, que quería ascender a toda costa. ¿Relaciona a alguno de ellos
con esa pieza? -Dije que no.
- ¿Ve la B mayúscula, de Biblioteca? Detuvimos a Benveniste, el anticuario, pero tenía una buena coartada. También
combinamos las letras de La Piedad buscando anagramas. Fue inútil. Por eso pensé en usted.
Miré el tablero: muchas veces había sentido vértigo ante lo minucioso de esa pasión, pero por primera vez sentí el
peso de todas las horas inútiles. El gigantesco rompecabezas era un monstruoso espejo en el que ahora me
obligaban a reflejarme. Sólo los hombres incompletos podíamos entregarnos a aquella locura. Encontré (sin
buscarla, sin interesarme) la solución.
-Llega un momento en el que los coleccionistas ya no vemos las piezas. Jugamos en realidad con huecos, con
espacios vacíos. No se preocupe por las inscripciones en la pieza que Fabbri arrancó: mire mejor la forma del
hueco.
Laínez miró el punto vacío en la ciudad parcelada: leyó entonces la forma de una M.
Montaldo fue arrestado de inmediato. Desde entonces, cada mes me envía por correo un pequeño rompecabezas
que fabrica en la prisión con madera y cartones. Siempre descubro, al terminar de armarlos, la forma de una pieza
ausente, y leo en el hueco la inicial de mi nombre.
PABLO DE SANTIS
La lectura continúa
• Lean el final del cuento
• Comparen la resolución del crimen con la que escribieron ustedes. ¿Tuvieron las mismas ideas que
el autor?.
• Comenten las resoluciones que ustedes propusieron para el caso con sus compañeros.
Conocemos las características de los cuentos policiales
• ¿Quién es Pablo de Santis? Busquen la biografía del autor y completen la ficha:
ACTIVIDAD 3
Huesos ausentes
EL CASO DEL TRICERATOPS
Leopoldo Jolms llegó al Museo Nacional de Ciencias Naturales a las nueve y veintisiete de la
mañana. El sol se ocultaba detrás de unas nubes negras, que prometían una lluvia intensa. El
detective había recibido la llamada del jefe de policía bien temprano y le había solicitado que se
hiciera presente en el museo cuanto antes. Necesitaban su ayuda.
En la puerta del lugar, un policía lo detuvo antes de ingresar. El guardia de la puerta le indicó que el
jefe Fontinn se encontraba en la sala de paleontología.
El detective ingresó a un corredor de piso brilloso y amplios ventanales, donde la luz natural
impactaba en las diversas maquetas de las distintas épocas históricas del hombre: primeros
homínidos, Australopitecus, Homo hábilis, Homo erectus, Homo sapiens. Pequeños muñecos
poblaban
las distintas vitrinas y peceras, decoradas con fotografías que simulaban sus ambientes naturales.
Jolms las observó sin demasiado detenimiento y continuó su camino hacia la sala indicada.
Sobre el marco de la puerta, un cartel indicaba el nombre de la sala:“Mesozoico”. Y la misma se
dividía en tres subsalas: Cretáceo, Jurásico y Triásico. Fontinn se encontraba en la primera sala y, al
ver al detective, le gritó:
–Jolms, por aquí. Venga, deprisa.
El detective apuró el paso, dejando de lado decenas de plantas, insectos y animales de más de 150
millones de años.
El jefe de policía estaba junto al director del museo, que fue presentado de inmediato.
–Jolms, buen día. Le presento a Zalski, el director del museo.
–Mucho gusto –dijo el recién llegado.
–Gracias por venir, detective –dijo el director–. Imagino que está al tanto de la situación.
–De algo estoy enterado, pero me gustaría oírlo de usted –pidió Jolms.
–Al detective le gusta hacer participar a todos –dijo con ironía el jefe de policía.
–Bueno. Esta mañana, a eso de las seis, recibí la llamada de Benicio, desesperado, pidiéndome que
viniese urgentemente.
–¿Benicio es…? –interrumpió Jolms.
–Oh, sí, perdón. Benicio es nuestro guardia nocturno. Hace más de veinte años que trabaja aquí. Ni
bien descubrió el hecho, me llamó por teléfono. ¿Quiere ver el estado del fósil? –preguntó el
hombre.
Jolms hizo un gesto con la mano, señalando el camino e indicando que avanzaría después de él.
Dio a entender que le encantaría conocer el fósil.
En la misma sala donde se encontraban, pero en un ala más apartada, con un gran ventanal que
mostraba un parque extenso, encontraron el problema en cuestión.
–He aquí –dijo Zalski indicando el enorme Triceratops que se erguía frente a ellos.
Jolms lo miró con detenimiento, y a pesar de su falta de conocimiento en la materia, descubrió que
faltaban varios huesos en el esqueleto del dinosaurio. Se acercó para inspeccionarlo, y el jefe de
policía, con algo de sarcasmo dijo:
–No es de los que usan lupa para descubrir huellas. Tiene buen ojo –dijo con una sonrisa.
Jolms prefirió no hacer caso a lo que escuchó, y continuó observando el esqueleto. Se agachó y
con su mano derecha frotó el suelo. Luego se miró la palma de la mano y se la sacudió en el
pantalón. Dio una vuelta alrededor del fósil, observando de arriba hacia abajo, buscando pistas.
–Parece que va a caer… –dijo el director–. Los huesos faltantes fueron cuidadosamente extraídos,
como si un experto supiera cuáles sacar, cuáles son los que permiten que el esqueleto continúe en
pie.
–¿Quién querría robarse unos huesos? –preguntó el jefe de policía.
–En el mercado negro se pagan muy bien. Son piezas invaluables para muchos excéntricos
coleccionistas –dijo Jolms mientras se acercaba al ventanal que daba al parque y observaba con
atención el exterior.
–El detective tiene razón. Conocemos muchos casos de robos de piezas como estas, o vasijas o
armas antiguas. Se han llegado a pagar miles de dólares por restos en tan buenas condiciones. Este
es uno de los pocos Triceratops en el mundo del que se han recuperado todos sus restos. Y ahora,
esto… Es una desgracia –gimió Zalski.
–Es una desgracia, es cierto, pero tiene solución –afirmó Jolms, mientras intentaba abrir la puerta
del ventanal–. Está cerrada. ¿Siempre está cerrada?
–Sí. Solo la abrimos para limpiar el parque –afirmó el hombre–. ¿Necesita que la abra?
–No, está bien. Ya pude ver lo que necesitaba ver. ¿Quiénes tienen llave de esta puerta? –quiso
saber Jolms, intuyendo la respuesta que recibiría.
–Yo tengo una. Benicio tiene otra. Y el guardia que está durante el día tiene la tercera. Nadie más.
Pero tiene alarma esa puerta. No hay forma de entrar sin que se active la alarma.
–Perfecto. Me gustaría conocer a Benicio. ¿Podría llamarlo, por favor?
–Yo me ocupo, Jolms –dijo Fontinn. Tomó su handie y dio la orden de que llevaran al guardia
nocturno a la sala donde se encontraban A los pocos segundos, un hombre corpulento, de pesado
caminar, ojos despiertos y boca pequeña, apareció en la sala.
Sobre el lado izquierdo de su uniforme se leía claramente
su nombre en una placa dorada.
–Buen día –dijo el recién llegado.
–Buen día, Benicio –saludó Jolms–. ¿Usted tiene llave
de esta puerta, verdad?
–Sí, tengo una. Aquí está –dijo al mostrar un
manojo de llaves–. Las otras abren otras puertas del
museo.
–Bien, ¿y las ha usado durante la noche? ¿Ha
abierto esta puerta en particular?
–No. No lo hice. Sí abrí la del salón de al lado,
durante la noche, porque me pareció escuchar unos
ruidos en el parque. Salí y di una vuelta, pero no
encontré nada. Le juro que esta puerta no la abrí –
afirmó seguro el guardia.
–Bien. ¿Sabe que faltan varios huesos de este
esqueleto, de este enorme carnívoro?
–Sí, lo sé…Yo mismo lo he descubierto esta mañana.
–No es un carnívoro, señor Jolms. Es una confusión muy
frecuente. Es herbívoro –aclaró el director del museo.
–Sepan disculpar mi ignorancia. La paleontología no es una de mis
materias favoritas –dijo Jolms con un ademán de disculpas.
Jolms observó el rostro del guardia que sonreía. El cuello de la camisa no le cerraba bien, y el
último botón estaba desabrochado, oculto por la corbata del uniforme.
–Benicio, le pido si puede abrirnos la puerta, quiero examinar el exterior –dijo Jolms.
–Recién le ofrecí abrirla… –se enojó Zalski.
–Disculpe, pero se me antojó salir a respirar un poco de aire. ¿Podrá? –dijo mirando a Benicio.
El guardia se acercó a la puerta y tomó su enorme llavero. Probó la primera llave, pero no abrió.
Luego la segunda y tampoco. Y luego la tercera.
–Esta tampoco. Estoy un poco dormido, sepan disculparme –dijo el guardia de seguridad.
Luego de varios intentos más, al fin se abrió la puerta, y los cuatro hombres salieron al parque.
Jolms se agachó y frotó su mano sobre la tierra. Observó desde esa altura el extenso suelo que lo
rodeaba. Miró el cielo y se rió.
–Antes que comience a llover, le pido, Benicio, que nos diga su verdadero nombre –pidió Jolms sin
exaltarse.
Los otros tres caballeros se miraron extrañados.
–¿De qué habla, Jolms? –preguntó Zalski.
–Lamento informarle que este hombre aquí parado, no es Benicio. ¿Podría decirnos quién es, y
dónde se encuentran los huesos que robó? Sé que están aquí afuera, pero podría evitar la larga
búsqueda.
Benicio bajó la vista y dijo: –Es cierto. No soy Benicio. Pero no me robé los huesos. Soy
Alfonso, el hermano gemelo de Benicio.
–Bien. Escuchamos la historia –dijo Jolms muy tranquilo.
–Benicio tenía una cita esta noche. Hacía meses que
intentaba invitar a salir a una chica, y ayer ella por fin
aceptó. Enloqueció de alegría. Sabía que si le decía que
no podía porque trabajaba, perdería su única
oportunidad. Entonces me propuso reemplazarlo.
Sabía que nadie notaría la diferencia. Somos casi
iguales.
–Casi. Él es un poco más flaco.
–Es cierto. Yo estoy pasado de peso. Acepté venir
esta noche. Me prometió que nada pasaría. Que solo
debía recorrer el museo y hacer sonar la alarma ante
cualquier problema.
–Pero pasó –afirmó Jolms.
–¿Cómo supo que no era Benicio? –preguntó el
director.
–El primer indicio me lo dio su desconocimiento sobre el
Triceratops. Creo que cualquier persona que pasa veinte
años trabajando en un lugar, conoce todo a la
perfección. Y que no supiera que ese dinosaurio era herbívoro,
me llamó la atención. La segunda pista me la dio su confusión con
las llaves. Debería saber exactamente cuál abre cada puerta. Y tercero, el cuello de la camisa sin
abrochar, me indicó que era un talle más chico que el que debía usar, y que no debía ser su camisa.
Todos miraron a Alfonso, quien afirmó todo con su cabeza.
–Ahora, díganos, ¿dónde están esos huesos? –preguntó Jolms.
–Le juro que no los tengo. Sería incapaz de robar algo, y de arruinarle la vida a mi hermano.
–Entonces, ¿dónde están esos huesos? –preguntó Fontinn.
Y antes de que se escuchara la misma respuesta que antes, vieron aparecer un pequeño perro en
el parque, corriendo deprisa por todos lados. Un trueno resonó en el cielo, como trombón de
orquesta, y una intensa lluvia comenzó a caer sobre los cuatro hombres. El perro comenzó a
remover la tierra con sus patas, tierra que empezaba a convertirse en barro. Extrajo del pozo que
hizo un pequeño hueso, y luego se dirigió hacia otro montículo de tierra y realizó la misma tarea.
Cinco veces en total, extrajo cinco huesos. Cinco huesos de Triceratops.
–Resuelto el misterio de quién se llevó los huesos –dijo Jolms con una sonrisa–. Debe haber
entrado por la otra puerta cuando la abrió por la noche, y salió a investigar –le dijo a Alfonso. El
perro apiló los cinco huesos del fósil y comenzó a ladrar cuando Fontinn se acercó para agarrarlos y
regresarlos al lugar donde pertenecían.
Darío Levin
COMPRENSIÓN LECTORA:
EN PRINCIPIO, RETOMANDO LO TRABAJADO EN TU CARPETA, REALIZA UNA SINTESIS.
SUBRAYA:
-con azul, los sustantivos;
-con rojo, los adjetivos;
-con verde, los verbos.
RESPONDÉ:
5) l Escribí por qué se dio cuenta el detective de que Benicio no era quien decía ser.
ACTIVIDAD 4
• Pistas o indicios.......................................................................................................................................
ACTIVIDAD 6
CONTALO VOS
Reescribí el cuento con tus palabras. Recordá respetar los conectores y utilizar los tiempos verbales
correctos.
El día lunes, bien temprano en el Museo de Ciencias Naturales,
El director
El detective
Entonces Llegó
Luego de un rato
Finalmente
Revisá cada oración consultando tus dudas. Mostrale tu trabajo a tu seño. Corregí lo que ella te
indica.
ACTIVIDAD Nº7
TALLER DEL ESCRITOR:
Lee este fragmento de la novela “Lupa Rodríguez, investigador”, de la escritora argentina Florencia
Gattari.
Lupa Rodríguez es un alumno de sexto, famoso por su habilidad para resolver misterios ¿Cómo
podrá ayudar a Laurita, la nena del Jardín que se le acercó? Imagina la continuación de la historia
teniendo en cuenta lo siguiente:
ACTIVIDAD Nº8
TU SEGUNDO BORRADOR!
Revisá con atención tu primer borrador y reescribilo aquí, ampliándolo y respetando las
indicaciones de tu maestra o maestro.
CUANDO LO ESCRIBAS.. PREGUNTATE:
Cada párrafo corresponde a una idea?
¿Dejaste sangría en cada párrafo?
¿Las oraciones que usaste son cortas?
¿Usaste mayúsculas y signos de puntuación correctamente?
¿Las ideas tienen conexión entre sí?
¿Tuviste en cuenta al escribir tu cuento policial: situación inicial, conflicto y situación final?
CERRANDO IDEAS
¿Aprendí a leer y escribir cuentos policiales?
Marcá con una X los elementos que no pueden faltar en un cuento policial.
Sucesos que dan risa.
Hechos que provocan suspenso.
Ingredientes.
Detectives y sospechosos.
Titular.
Elementos sobrenaturales.
Reflexioná y respondé a través de listados.
¿Para qué se ESCRIBEN los cuentos policiales?
¿Para qué se LEEN los cuentos policiales?
lRespondé a través de una oración completa.
¿Qué hechos provocan suspenso a los lectores en“El caso del triceratops
Reflexioná y respondé: ¿por qué recomendarías leer cuentos policiales?
Yo recomendaría leer cuentos policiales porque...
PREPARADOS LISTOS A JUGAR!!!!
Ahora que sabes algunas pistas de los componentes de un cuento policial, vamos a jugar a crear una historia…
EVALUACIÓN:
Diferencien oralmente un cuento de una novela
RECORDATORIO!!!
víbora solitario hermosa sandía más sospechoso paisano ángeles premio
televisión botón técnicos personaje avión ágata histórica única también
terror, después, fósforo, mansión, silencio, brújula, juguete, inmóvil, sensación,
habitación, aquí, papá, extraño, tornillo, guitarra, amigos, monólogo, Julián
Escribí las reglas de acentuación de las siguientes palabras: Sofá, Común, Candil, López y Física.
Para saber En nuestro idioma, todas las palabras poseen “acento”, que es la intensidad de la voz para
destacar una sílaba respecto de las demás. Algunas palabras llevan tilde (que es el acento que está
representado por una rayita oblicua sobre alguna vocal) y otras no. Para reconocer aquellas palabras que
tienen tilde, existen reglas de acentuación. Ellas son las siguientes:
Las palabras agudas son las que llevan acento (la intensidad de la voz) en la última sílaba. La tilde se
coloca cuando terminan en vocal, N o S.
Las palabras graves son las que llevan acento (la intensidad de la voz) en la penúltima sílaba. No llevan
tilde cuando terminan en vocal, N o S.
Las palabras esdrújulas son las que llevan acento (la intensidad de la voz) en la antepenúltima sílaba.
Todas llevan tilde. También existen las palabras sobreesdrújulas: son las que llevan acento en la anterior
a la antepenúltima sílaba. Todas llevan tilde.
Observar la utilización de las comillas en las páginas 8, 16 y 39, ¿cuál podrá ser el motivo?
¿Responden en todos los casos al mismo criterio?
Justificar.
En esta novela se recurre frecuentemente a los paréntesis. Observar las páginas 15, 34, 38 y 46 y
determinar cuál es la función en cada caso.
Leé y resolvé:
Averiguar quién fue lngrid Bergman y cuáles fueron sus interpretaciones más destacadas.
Determinar cuál es el significado de las siguientes palabras del Bebe: “…yo soy de los que creen que
la ropa sucia se lava en casa”.
Cuando el abogado se dirige hacia la casa de Yako menciona que el hecho de que este viviera
frente al zoológico era toda una alegoría. Con la ayuda del diccionario, deducir qué quiso significar
el narrador con este comentario.
Narrar el episodio ocurrido en el boliche Kaskote desde el punto de vista de Bebe o de la chica del
mechón azul.
Como cierre:
¿QUÉ APRENDIMOS?
¿ CUÁL ES A DEFERENCIA ENTRE CUENTO Y NOVELA POLICIAL?
¿CUÁL ES LA SIMILITUD?