Apoc Escatología
Apoc Escatología
Apoc Escatología
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El Libro de Apocalipsis y la Escatología
Por Kenneth L. Gentry, Jr., Th.D.
La Fecha de Composición
Hay dos posiciones básicas sobre el fechado del Apocalipsis, aunque cada una
tiene algunas variaciones leves. La posición actual de la mayoría es la perspectiva de
una fecha tardía. Esta posición sostiene que Juan escribió el Apocalipsis hacia el fin
del reinado de César Domiciano – alrededor del año 95 ó 96 D.C. El punto de vista
de la minoría en la actualidad es la posición de la fecha temprana. Los defensores de
la fecha temprana sostienen que el Apocalipsis fue escrito por Juan antes de la
destrucción de Jerusalén y el Templo en el año 70 D.C.
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William Milligan, Discusiones sobre el Apocalipsis (Londres: Macmillan, 1893), p. 75.
3
aceptada ahora por quizás la mayoría de eruditos.”2
En los años 1800s y a principios de los 1900s la posición de la fecha temprana fue
sostenida por varios personajes honorables como Moses Stuart, Friederich
Düsterdieck, B. F. Westcott, F. J. A. Hort, Joseph B. Lightfoot, F. W. Farrar, Alfred
Edersheim, Philip Schaff, Milton Terry, Augustus Strong y otros. Aunque se halla
eclipsada al presente, la perspectiva de la fecha temprana no ha desaparecido
totalmente. Más defensores recientes de la fecha temprana incluyen a Albert A. Bell,
F. F. Bruce, Rudolf Bultmann, C. C. Torrey, J. A. T. Robinson, J. A. Fitzmeyer, J.
M. Ford, C. F. D. Moule, Cornelius Vanderwaal, y otros.
El Templo en Apocalipsis 11
Aquí encontramos un Templo que se halla en pie en una ciudad llamada “la
ciudad santa.” Con toda seguridad, Juan, un judío cristiano, tiene en mente a la
Jerusalén histórica cuando habla de “la ciudad santa.” Esto parece necesario en el
hecho que Juan está escribiendo escritura y Jerusalén es llamada frecuentemente la
“ciudad santa” en la Biblia. Por ejemplo: Isaías 48:2; 52:1; Daniel 9:24; Nehemías
11:1-18; Mateo 4:5; 27:53. Además, el versículo 8 nos informa de que esta es la
ciudad donde “nuestro Señor fue crucificado.” Esta era la Jerusalén histórica de
2
Philip Schaff, Historia de la Iglesia Cristiana (3ª ed: (Grand Rapids: Eerdmans, 1950 [1910]),
1:834.
4
acuerdo al claro testimonio de la Escritura (Lucas 9:22; 13:32; 17:11; 19:28). Es
interesante notar que la Jerusalén histórica jamás es mencionada por nombre en
Apocalipsis. Esto puede deberse a que el nombre “Jerusalén” significa “ciudad de
paz.” En Apocalipsis son importantes los significados de los nombres específicos
para la imaginería dramática. De modo que sería inapropiado aplicarle el nombre
“Jerusalén” a la ciudad sobre la cual se descargan aflicciones y destrucción.
• Lucas 21:24b: “Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos
de los gentiles se cumplan.”
• Apocalipsis 11:2b: “porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán
la ciudad santa cuarenta y dos meses.”
Los dos pasajes hablan del mismo evento único e incluso emplean términos
prácticamente idénticos.
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(4) Después de la referencia a la destrucción del “templo de Dios” en la “ciudad
santa,” Juan habla más tarde de una “nueva Jerusalén” que desciende del cielo, que
es llamada la “ciudad santa” (Apoc. 21:2) y que no necesita un templo (Apoc.
21:22). Esta nueva Jerusalén aparentemente tiene el propósito de suplantar a la vieja
Jerusalén con su sistema del templo. El viejo orden del Templo fue destruido en
agosto de 70 D.C.
De modo que, mientras Juan escribía, el Templo aún estaba en pie, esperando su
próxima condenación. Si Juan escribió esto veinticinco años después de la caída del
Templo sería terriblemente anacrónico. La referencia al Templo es una evidencia
arquitectónica de peso que nos retrotrae hacia una era anterior al 70 D.C.
En Apocalipsis 17:1-6 se registra una visión de una bestia con siete cabezas. En
esta visión descubrimos fuerte evidencia de que el Apocalipsis fue escrito antes de
la muerte de Nerón, que ocurrió el 8 de junio de 68 d.C.
La mayoría de eruditos evangélicos reconoce que los siete montes representan las
afamadas siete colinas de Roma. Los destinatarios del Apocalipsis vivieron bajo el
gobierno de Roma, que se distinguía universalmente por sus siete colinas. ¿Cómo
podían los destinatarios, viviendo en las siete iglesias históricas de Asia Menor y
bajo el gobierno de la Roma imperial, entender cualquier otra cosa sino esta
característica geográfica?
Pero hay una dificultad adicional involucrada. Las siete cabezas tienen un doble
referente. Aprendemos también que las siete cabezas representan una situación
política en la que cinco reyes han caído, el sexto es, y el séptimo aún está por llegar
y permanecerá por un breve período de tiempo. Ciertamente no es ningún accidente
que Nerón fuese el sexto emperador de Roma, quien reinó después de la muerte de
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sus cinco predecesores y antes del breve gobierno del séptimo emperador.
Flavio Josefo, el judío contemporáneo de Juan, señala claramente que Julio César
fue el primer emperador de Roma y que fue seguido en sucesión por Augusto,
Tiberio, Cayo, Claudio y Nerón (Antigüedades 18; 19). Descubrimos esta
enumeración también en otros contemporáneos cercanos a Juan: 4 Esdras 11 y 12;
los Oráculos Sibilinos, libros 5 y 8; la Epístola de Bernabé 4; Suetonio, Vidas de los
Doce Césares; y la Historia Romana 5, de Dio Casio.
El texto del Apocalipsis dice de los siete reyes "cinco de ellos han caído." Los
primeros cinco emperadores están muertos para cuando Juan escribe. Pero el
versículo continúa diciendo "uno es." Es decir, el sexto está entonces reinando
incluso cuando Juan escribió. Ese sería Nerón César, quien asumió el poder imperial
a la muerte de Claudio en octubre de 54 d.C., y permaneció como emperador hasta
junio de 68 d.C.
Juan continúa: "y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure
breve tiempo." Cuando las Guerras Civiles Romanas estallaron en rebelión en su
contra, Nerón cometió suicidio el 8 de junio de 68 d.C. El séptimo rey "aún no ha
venido." Ese sería Galba, quien asumió el poder en junio de 68 d.C. Pero él habría
de continuar por un "breve tiempo." Su reinado duró tan sólo seis meses, hasta el 15
de enero de 69 d.C.
De modo que, vemos que mientras Juan escribía, Nerón estaba aún vivo y que
Galba se hallaba aún en el futuro cercano. El Apocalipsis no podia haber sido escrito
después de junio de 68 d.C., de acuerdo a la evidencia política interna.
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¿Quién sino un judío se llamaría a sí mismo un judío? Pero en la historia
formativa inicial del Cristianismo, se presenta a los creyentes por todas partes en el
Nuevo Testamento como "simiente de Abraham," "la circuncisión," "el Israel de
Dios," los "verdaderos judíos," etc. Debemos recordar que incluso Pablo, el apóstol
a los gentiles, tomó votos judíos y que mandó a circuncidar a Timoteo. Pero después
de la destrucción del Templo (70 d.C.) ya no hubo más tendencia a entremezclarse.
De hecho, el afamado rabí judío Gamaliel II interpuso una maldición contra los
cristianos en la bendición diaria, que virtualmente prohibía la interrelación social.
Juan señala a la humillación de los judíos que se aproxima, señalando que Dios
vindicará a Su Iglesia contra ellos. En efecto, Él haría que los judíos se postraran a
los pies de los cristianos. Esto no puede ser una referencia más que a la destrucción
de Israel y el Templo, que fue profetizado por Cristo. Después de ese horrible evento
los cristianos comenzaron a hacer referencia a la destrucción del Templo como una
vindicación apologética del Cristianismo. Ignacio (107 d.C.) es un ejemplo clásico
de esto en su obra Magnesios 10. Hay docenas de tales referencias en escritores
como Melito, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Lactancio y otros.
Hay otros argumentos con respecto al carácter judío del Apocalipsis, tales como
su gramática, su referencia a las doce tribus, alusiones al sistema sacerdotal, la
adoración en el templo y así sucesivamente. El punto parece lo suficientemente
claro: Cuando Juan escribe el Apocalipsis el Cristianismo no se halla divorciado de
Israel. Después de 70 d.C. tal no sería el caso. Esta es una fuerte evidencia socio-
cultural para una composición anterior al 70 d.C.
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Conclusión
Junto con un gran número de eruditos bíblicos, estoy convencido que el Pastor de
Hermas muestra una dependencia del Apocalipsis. También creo que hay evidencia
para ubicar la fecha de composición del Pastor a finales de los 80s. El Canon de
Muratori dice que Juan escribió las cartas a las siete iglesias antes que Pablo
terminara sus cartas a las iglesias, que fueron a siete congregaciones diferentes.
Tertuliano relata una tradición que parece indicar que Juan fue desterrado casi al
mismo tiempo en que Pedro y Pablo fueron martirizados. Clemente de Alejandría
nos informa que toda revelación cesó bajo el reinado de Nerón. Hace esta afirmación
mientras sostiene en otras partes que el Apocalipsis de Juan fue inspirado por Dios.
Epifanio fecha el Apocalipsis bajo el reinado de Claudio. Este es un error garrafal,
inexplicable y único, o es una referencia a Nerón por su otro nombre. El nombre
adoptivo completo de Nerón fue Nerón Claudio César. Varios manuscritos siriacos
asignan específicamente el destierro de Juan al reinado de César. Arethas interpreta
muchas de las profecías del Apocalipsis como cumpliéndose en la Guerra Judía y
Andreas tiene que combatir tales interpretaciones en su época.
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El Tema del Apocalipsis
La Relevancia de la Audiencia
Segundo, como lo indiqué previamente, Juan le escribe a estas iglesias para ser
entendido. Apocalipsis 1:3 dice: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está
cerca.” Se esperaba que cristianos reales del siglo primero entendieran y pusieran
atención al mensaje de Juan como algo de lo más relevante para ellos.
Tercero, en el Apocalipsis, Juan señala que él y las siete iglesias ya han entrado
en “la tribulación” (Apoc. 1:9a): “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro
en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada
Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.” En
Apocalipsis 2 y 3 hay alusiones a mayores problemas que se maquinan en el
escenario mundial. Los cristianos reales del siglo primero habían de tener un interés
profundo y personal con respecto a la época en la cual vivían.
Expectativas Contemporáneas
Otro término que Juan usa es eggus, que significa “cercano.” Este término se
encuentra en Apocalipsis 1:3 y 22:10. En Apocalipsis 1:3 leemos: “Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella
escritas; porque el tiempo está cerca [eggus].” Apocalipsis 22:10 dice: “Y me dijo:
No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca
[eggus].” La importancia de eggus en nuestro contexto es claramente el de cercanía
temporal.
El tema del Apocalipsis se encuentra en Apocalipsis 1:7, “He aquí que viene con
las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra
harán lamentación por él. Sí, amén.”
Por muchas razones estoy convencido de que Apocalipsis 1:7 también se refiere a
Su venida en juicio sobre Israel.
Segundo. Apocalipsis 1:7 declara que como consecuencia de este juicio “todos los
linajes (phule) de la Tierra (he ge) harán lamentación.” “La Tierra” es una
designación familiar para la Tierra Prometida de Israel. Y como es bien sabido,
Israel se dividía en doce tribus. De hecho, Apocalipsis 7 nos narra sobre la
señalización de 144,000 de entre las doce tribus específicamente designadas de
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Israel antes que los vientos de destrucción golpeen contra la “tierra.” Cuando
Apocalipsis amplía la definición de “tribus” para incorporar a no-judíos ya no habla
de “la tierra” (he ge), sino de “las naciones” (ethnoi).
Tercero, Jesús incluso les dijo a los líderes judíos del primer siglo que serían
testigos de esta venida en juicio. En Mateo 26:63-64 leemos: “Mas Jesús callaba.
Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si
eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo,
que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y
viniendo en las nubes del cielo.”
Esta venida, que se trata de manera extensa en Mateo 24:1-34 iba a ocurrir en Su
generación. Mateo 24:30 y 34 dicen: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del
Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al
Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria… De
cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”
Combinando toda esta información, junto con los hechos históricos de la época,
aprendemos que:
Carácter Temático
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perseguidora y Roma como la protectora del Cristianismo.3 Además, Roma no era
culpable de matar a ninguno de los profetas del Antiguo Testamento, como lo era
Jerusalén.4 Antes de su apedreamiento, Esteban reprende a Jerusalén: “¡Duros de
cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu
Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no
persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la
venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores”
(Hechos 7:51-52).
Tercero, la ramera está ataviada con los colores sacerdotales judíos de escarlata,
púrpura y oro descritos en Éxodo 28.6 Estos colores también se encontraban en el
Templo: Josefo describe cuidadosamente la tapicería del Templo de Jerusalén como
“tapicería babilónica en la que se mezclaban el azul, púrpura, escarlata y lino”
(Guerras 5:5:4). Hace esto mientras le da al color de la decoración del Templo
mucho énfasis y elaboración.
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Ver, por ejemplo: Hechos 4:3; 5:18-33; 6:12; 7:54-60; 8:1ff; 9:1-4, 13, 23; 11:19; 12:1-3; 13:45-
50; 14:2-5, 19; 16:23; 17:5-13; 18:12; 20:3, 19; 21:11, 27; 22:30; 23:12, 20, 27, 30; 24:5-9; 25:2-15;
25:24; 26:21. Ver también 2 Cor. 11:24; 1 Tes. 2:14-15; Heb. 10:32-34; Apoc 2:9; 3:9; etc.
4
Jer. 2:30; Mat. 5:12; 23:34, 35; Hechos 7:52; 1 Tes. 2:15.
5
Ver Apoc. 5:6, 8, 12-13; 6:1, 16; 7:9-10, 14, 17; 12:11; 13:8, 11; 14:1, 4, 10; 15:3; 17:14; 19:7, 9;
21:14, 22-23; 22:1, 3.
6
Cp. Apoc. 17:4-5 con Éxo. 25:2, 4; 26:1, 31, 36; 27:16; 28:1-2, 5-12, 15, 17-23, 33.
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frente de la ramera leemos: “un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE
DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA” (Apoc.
17:5). Y tiene una copa de oro en su mano, como lo hacía el sumo sacerdote el Día
de la Expiación, de acuerdo al Talmud judío.7 Es interesante señalar que la puerta
principal del Templo tenía en ella viñas doradas con grandes racimos de uvas (de los
que se deriva el vino). Los racimos dorados de uvas en la viña eran muy
prominentes, siendo del tamaño de un hombre (Josefo, Guerras 5:5:4). Estos hacen
pensar en la copa de oro que será llena con sangre.
Cuarto. Hay un obvio contraste literario entre la ramera y la novia casta. Esta
yuxtaposición sugiere un contraste intencional entre la Jerusalén de abajo (Apoc.
11:8) y la Jerusalén de arriba (Apoc. 21:2). Esto no es desconocido para los
escritores de la Escritura (cp. Gál. 4:24ff; Heb. 12:18ff.). Cuando comparas
Apocalipsis 17:2-5 con Apocalipsis 21:1ff el contraste provee una destacada imagen
negativa y positiva. Y debemos recordar que la novia es llamada específicamente la
“Nueva Jerusalén” del cielo (Apoc. 21:1-2). Considere:
Apocalipsis 17:1: “Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete
copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la
gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas.”
Apocalipsis 21:9: “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las
siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven
acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.”
Las dos mujeres son vistas en ambientes contrastantes a los que Juan es llevado
por el ángel.
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Tazones de oro se usaban en muchas partes en los servicios levíticos. Ver: Éxo. 25:29; 37:16, 17.
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Apocalipsis 21:10: “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me
mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.”
Flujo Temático
Ahora estamos listos para bosquejar brevemente la idea temática del Apocalipsis.
La destrucción de Israel no sólo es el foco del Apocalipsis, sino que se presenta su
juicio de una forma pactal interesante y significativa.
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Jeremías 3:14: “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro
esposo.”
Ezequiel 16:8: “Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo
era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di
juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.”
Otros pasajes que aluden al pacto matrimonial entre Dios e Israel incluyen: Isaías
50:1; 54:5; 62:4; Jeremías 3:20; 31:32; y Ezequiel 16:31-32.
Pero, como una esposa infiel Israel corrió tras dioses extranjeros, cometiendo
adulterio espiritual contra el Señor. Esta infidelidad adúltera es descrita en muchos
pasajes del Antiguo Testamento.8 Los profetas del antiguo pacto sirvieron como
abogados de Dios. Como VanGemeren lo expresa: “Los profetas habían hablado
como abogados acusadores del pacto de Dios, presentando la acusación de Dios y
declarando el veredicto de Dios.”9 Sobre la base de la Ley de Dios y ante testigos,
legalmente llamaban a Israel a regresar a su esposo de pacto, el Señor Dios. Con
frecuencia presentaban un “caso” (Heb.: ribh) contra Israel, invocando al cielo y a la
tierra como testigos en este drama en el tribunal celestial y según la confirmación
pública del pacto.
Isaías 1:2: “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié
hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.” Isaías se lamenta:
“¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de
justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas” (Isaías
1:21a).
Las visiones dramáticas del Apocalipsis están enmarcadas de tal manera que
representan el decreto de divorcio judicial de Dios contra Israel. Lo que sigue, y de
lo cual somos testigos, es su castigo capital por toda clase de pecados, el que se
derivó de su adulterio espiritual.
La razón para siete sellos se encuentra también en la imaginería pactal. Los siete
sellos en el rollo de Apocalipsis reflejan el séptuple juicio pactal sobre el cual Dios
le advirtió de antemano a Israel en Levítico 26:14-33. Estos juicios sirven como
amenazas contra Israel si abandonaba a Dios. Los juicios séptuples Levítico tienen
una fuerte influencia en el lenguaje de juicio del Apocalipsis. Cuando estos sellos
son abiertos, comienzan los juicios preliminares.
Tercero, luego del “divorcio” y de los juicios asociados con éste, Juan se vuelve
para ver la llegada de una nueva “novia” desde el cielo (Apoc. 21-22). Pareciera que
la nueva novia no puede ser tomada hasta que se trate primero legalmente con la
esposa fornicaria. Juan importa la imaginería de la ramera, la novia y la festividad
matrimonial; esto no se le está imponiendo al texto desde afuera. De modo que, la
imaginería del divorcio se ajusta bien al flujo dramático de la obra.
Así pues, el tema del Apocalipsis es la ejecución del decreto de divorcio de Dios
contra Israel, su posterior castigo capital y cremación, seguido por Su acción de
tomar una nueva novia, la Iglesia.
Conclusión
En conclusión, creo que el Apocalipsis fue escrito alrededor del año 65 d.C. Creo
además que le habla a la audiencia cristiana original con respecto a las dificultades
que estaban enfrentando y como explicación de la llegada de la separación final de
Jerusalén por la ira de Dios.
10
Un estadio tiene una longitud de 201,2 mts. – N. del T.
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El libro ha de entenderse de manera preterista, antes que futurísticamente.
Aprendemos esto no sólo a partir de la inminente expectación en el libro, sino
también a partir de su tema (que implica el juicio de los judíos) y debido a sus
personajes más importantes: Jerusalén (como una ramera) y Roma (como una
Bestia).
Tomado del libro The Book of Revelation and Eschatology por el Dr. Kenneth L.
Gentry, Jr., Th.D.
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