Manuel Eduardo Arias y Su Defensa de La Comunidad Kolla
Manuel Eduardo Arias y Su Defensa de La Comunidad Kolla
Manuel Eduardo Arias y Su Defensa de La Comunidad Kolla
Proponemos ahora centrarnos en una faceta poco difundida de la vida de Manuel Eduardo Arias,
que puede revelarnos un aspecto importante de su personalidad: la defensa del derecho a la tierra
de las poblaciones originarias en la zona. Existe un texto reciente del sacerdote español Alonso
Sánchez Matamoros4 que nos ofrece información importante acerca de la actividad de Arias en
defensa de esos derechos, ya desde su juventud, cuando no contara aún con más de 20 años de
edad5.
1
FALTA CITA
2
ALVAREZ Gustavo: Manuel Eduardo Arias. Hacendado y revolucionario del Zenta. Publicado en el sitio web
del Colegio de Profesores de Historia de Jujuy. https://cprofesoreshistoria.blogspot.com/p/textos-referidos-
la-historia-de-manuel.html
3
Ibídem.
4
El padre Alonso Sánchez Matamoros fue un sacerdote claretiano que ejerció su ministerio en Humahuaca,
provincia de Jujuy hasta el año 2011. Fue Profesor de Teología en el Centro de Estudios de Filosofía y
Teología (CEFYT) de Córdoba, y Director de Editorial Claretiana de Argentina. Acompañó desde la Fundación
Claretiana para el Desarrollo, junto a UNICEF y al CONICET, el Programa Yachay (termino que en quechua
significa “el que enseña”), destinado a mejorar las condiciones de aprendizaje de los niños y niñas de la Puna
y Quebrada de Jujuy y de los valles cordilleranos salteños. Cfr. BORZONE DE MANRRIQUE Ana María,
ROSEMBERG Celia Renata (Comp.): Leer y Escribir entre dos culturas. El caso de las comunidades kollas en el
noroeste argentino. Grupo Aique Editor, Buenos Aires, 2005.
5
SANCHEZ MATAMOROS, Alonso: El Coronel Manuel E. Arias. Publicado en el sitio web del Colegio de
Profesores de Historia de Jujuy.
https://drive.google.com/file/d/1mmpD3R_557jubgtwcQ5M5qWFN0nQNCI4/view
En su texto, basado en documentación del Archivo Histórico de Jujuy, el p. Matamoros cita los
testimonios realizados durante un juicio llevado a cabo en el año 1809, a causa de una disputa por
la posesión de un territorio en la Palca de Isculla, conjunción de dos pequeños cursos de agua
ubicada en la serranía del Zenta, a mitad de camino entre Iruya y Orán (hoy perteneciente a la
Finca Santiago6). Según el autor “en el pleito entre los indios Canchi de Iruya, apoyados por el P.
Alberro y el entonces Protector de Naturales el Lic. Mariano Boedo, contra los Zegada, se solicita la
intervención de Arias, que está entonces residiendo en Orán y es “práctico” en el terreno”7.
Respecto a los personajes que aparecen mencionados, recordemos que Mariano Boedo fue un
abogado de origen salteño, quien se había graduado en Derecho en la Universidad de Charcas y
había sido compañero de Mariano Moreno. Desde 1810 se había involucrado en la causa
revolucionaria, siendo nombrado en ese mismo año Gobernador Interino de Córdoba por la
Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires. En 1815, ya de regreso a Salta, Boedo fue delegado
por el General Güemes ante el Cabildo de Jujuy durante su conflicto con Rondeau. Y en 1816 fue
elegido Diputado por Salta para integrar el Congreso de Tucumán, en donde participó como uno
de los principales adherentes a la declaración de la Independencia. El Padre José Alejo Alberro era
en esa época el cura vicario de Humahuaca, y fue uno de los más decididos partidarios de la
revolución: ya en septiembre 1810 apoyó decididamente con su predicación y con todo tipo de
víveres al joven teniente Martín Güemes destinado con una pequeña fuerza a custodiar la
circulación enemiga por la Quebrada. El mismo Güemes escribe: “Certifico en cuanto puedo y el
derecho me permite cómo el señor doctor don José Alejo de Alberro, cura y vicario de este beneficio de
Humahuaca me ha entregado para el auxilio y manutención de tropas, cuatro reses, cuatro fanegas de trigo,
y veinte y cinco pesos en plata, que ofreció por vía de donativo en la capital de Salta; asimismo me ha
franqueado y auxiliado con cabalgaduras para lo preciso y urgente de las espías, que es preciso mantener
apostadas en largas distancias, haberme franqueado para en caso preciso los abastos que tiene acopiados
para mantención de su familia, sin reparar en cosa alguna: asimismo como verdadero patriota ha persuadido
a los caciques, alcaldes, y demás habitantes de este terreno la adhesión a las tropas que se internan al Perú,
y justa causa que defienden, logrando por su medio el que estos habitantes se manifiesten leales vasallos de
S. M. y para los efectos que le convengan doy la presente en Humahuaca, y septiembre 22 de 1810. Martín
Miguel de Güemes” 8.
En 1809 Boedo se desempeñaba como “Protector de Naturales”, un cargo instituido por las leyes
coloniales de España desde el siglo XVII. Los Protectores de Naturales “tenían como tarea
primordial la representación legal de la población indígena en los distintos juicios y litigios que se
6
Finca Santiago alberga en su extensión una región bien definida de tierras altas y una de tierras bajas, que
unen prácticamente el pueblo de Iruya con la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán (Salta). Actualmente
pertenece a la Comunidad indígena kolla de Finca Santiago, primera en recibir reconocimiento legal y la
devolución territorial posterior a la Reforma Constitucional de 1994 en Argentina. Cfr. WEINBERG Marina,
“Entre la historia y la memoria: un estudio a través del tiempo de la Comunidad kolla de Finca Santiago”,
Corpus, Vol. 9, No 1, 2019, Publicado el 30 junio 2019, consultado el 10 junio 2023.
http://journals.openedition.org/corpusarchivos/2963.
7
SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.
8
Certificado de Güemes a favor de Alberro: Cfr. GÜEMES L, op. cit. Tomo XII pág. 184.
presentaban; se constituyeron en jueces de paz y velaron desde la base misma del Poder Judicial
por la suerte de la sociedad nativa”9. Como tal, “el Protector de Naturales, Licenciado Mariano
Boedo, el 31 Agosto de 1809, interviene defendiendo en un viejo pleito, a Patricio, José, Francisco y
Maria Nieves Canchi… Esto es un largo litigio que se inicia el 20 de Septiembre de 1661 cuando el
Rey le entrega a los Canchi, una hacienda en la zona de Iruya, que iba desde el Cerro Morado hasta
Astillero, es decir, toda la ladera derecha del río hasta debajo de lo que hoy es Isla de Cañas. Poco a
poco la enorme Merced real, verá menguar su extensión sin que los indios puedan hacer nada”10.
Los terrenos que habían sido reconocidos como propiedad de la familia originaria Canchi venían
siendo ocupados por la familia Zegada. Los Zegada eran una poderosa familia de la elite jujeña,
con una larga tradición de conquista y apropiación del territorio 11. Don Gregorio Zegada, había
sido un próspero comerciante de la aristocracia jujeña y miembro notable del Cabildo de aquella
ciudad, nombrado “Comandante de armas de frontera” en 1779. Como tal participó en varias
incursiones en territorio aborigen y recibió grandes extensiones de tierra en merced real para su
explotación y arriendo. Al morir Gregorio Zegada en 1794, poseía además de una tienda y pulpería en la
ciudad de Jujuy, siete haciendas en el territorio salto-jujeño. En 1809 sus herederos, la viuda y los hijos
de Zegada, afrontan en juicio ante la familia de origen kolla de apellido Canchi, que reclaman un
territorio que había sido ocupado por los Zegada.
El texto del p. Matamoros continúa relatando que Mariano Boedo “solicita al Gobernador Nicolás
Severo de Ysasmendi que nombre a Manuel Arias, residente en Orán, como práctico en el litigio
que los protegidos tienen contra el Coronel Gregorio de Zegada a propósito de unas tierras en la
Palca de Ysculla, que los herederos de Zegada afirman pertenecen a la hacienda de Rodero”12.
Efectivamente Arias, según afirma el testimonio histórico que nos trae Matamoros, no solo vivía
por entonces en Orán sino que además poseía un gran conocimiento del territorio. Esto se debía
principalmente a que desde muy joven Arias se desempeñó como comerciante de mulas
destinadas al comercio entre el Río de la Plata y el Perú a través del “Camino Real” que cruzaba la
Quebrada de Humahuaca. Hasta allí levaba el ganado que mantenía en invernada en su hacienda
de San Andrés, transitando de manera habitual el camino entre Humahuaca y Orán.
El dato que nos interesa sobremanera subrayar aquí es que de la documentación recogida por
Matamoros surge que “Manuel Arias es comisionado para realizar la vista como entendido en el
terreno y decide tras su inspección, reasignar a los Canchi las tierras que le habían sido quitadas,
con lo que se enfrentará a la poderosa familia Zegada, que ve menguar sus posesiones en la zona
de Astillero y en la de Rodero, finca que tenían cedida a un arrendero”13. Es decir, que en aquel
litigio, Arias terció claramente a favor de sus paisanos aborígenes. Es este un testimonio claro e
9
BONNETT Diana: Los Protectores de Naturales en la Audiencia de Quito. Siglos XVII y XVIII. Facultad
Latinoamericana De Ciencias Sociales, Ecuador, 1992.
10
SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.
11
CRUZ Enrique, Propiedad, producción y mano de obra en el pedemonte surandino. El caso de las
haciendas de la familia Zegada en los Valles Orientales de Jujuy, finales del siglo XVIII. México: Boletín
Fuentes de Historia, 2001, n.16.
12
SÁNCHEZ MATAMOROS, A. op. cit.
13
Ibídem.
innegable de su compromiso con sus hermanos de raza, ya que como se recordará Arias poseía
origen mestizo y vínculos de sangre reales con el pueblo kolla, por pertenecer su madre a esa
comunidad originaria.
La documentación citada incluye una serie de interrogatorios a testigos en el juicio por la posesión
del territorio contra los Zegada, algunos de los cuales manifiestan su enojo con Arias por su
intervención a favor de la familia Canchi: “Don Juan Martínez, arrendero de Rodero, Sapla y Macho
Cruz afirma el 13 de Marzo de 1810 que el tal Manuel Arias, residente en Humahuaca (…) ha
despojado a pesar de su oposición a todos los vecinos de considerables terrenos y especialmente a
la Hacienda del Rodero, que administro, de más de doces leguas, posesionando a los Canchis en los
Sembradíos que se habían hecho de mi cuenta…”14.
Otro de los testigos involucrados en el juicio y que se muestra contrario a la postura de Arias a
favor de los originarios es Cipriano González de La Madrid, quien fuera Alcalde de Jujuy y que
afirma: “Arias que es un hombre bolantón y sin práctica en la judicatura, que lo que hizo fue por
influjo del cura de Humahuaca”15. Téngase bien en cuenta este dato: un testigo de la época
sostiene que en 1809, quien actuaba como mayor “influencia” de Arias en el hecho de favorecer a
la familia Canchi en su juicio contra los Zegada, era el P. Alberro. El mismo que tan solo un año
después apoyaría decididamente al bando Patriota, auxiliando a Güemes en su defensa de la
Quebrada de Humahuaca contra los realistas.
Hemos señalado ya en otras oportunidades los testimonios históricos que permiten sostener la
existencia de vínculos de cercanía del Coronel Arias con la comunidad aborigen kolla que poblaba
la zona en que desempeñó su actividad militar 16. Pero además, encontramos aquí un fundamento
para sostener cómo la postura de Arias desde edad una muy temprana, es a favor del derecho a la
posesión de su tierra por parte de sus hermanos kollas. Y esto a pesar de significarle muy
probablemente un enfrentamiento con una de las familias más poderosas de la región. El
importante testimonio que esta información aporta, nos permite ver en Arias no solo un hombre
comprometido con las ideas revolucionarias. Sino también a un hombre que ha asumido sus raíces
y defiende el derecho ancestral de sus hermanos kollas a la posesión de su tierra.
14
Ibídem: la acusación que hace La Madrid a Arias de “bolantón y sin práctica en la judicatura”, debiera
entenderse como alguien muy liviano y sin conocimiento de temas legales.
15
Ibídem.
16
Como en el caso registrado por el mismo Arias, en uno de sus partes dirigido a Güemes, en el cual le
informa que “un indio que en la primera entrada desde San Andrés por el enemigo, se fue con ellos por gran
interés de la porcioncita del ganado que le llevaban, y luego que le dieron su importe se ha escabullido y se
ha venido, me dice lo siguiente:...”( Cfr. GÜEMES L. Güemes Documentado, t. IV, pág. 318.). Los aborígenes
comúnmente eran empleados por los jefes patriotas como espías, pero en este caso parece que el
informante se avino a traerle estas noticias por propia voluntad, lo que muestra la existencia de una relación
previa, de lealtad y colaboración con Arias. No parece ser un caso aislado, ya que en el mismo oficio Arias
menciona a otro “indio Ibarra” que “habiéndose presentado al enemigo, lo mandaron de chasque hasta
Tupiza, y de regreso me manda avisar no ha encontrado, ni visto más cañones ni tropa a retaguardia del
enemigo...” Cfr. ÁLVAREZ, G. op. cit.