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Biogeoquímicos
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¿Qué son los ciclos biogeoquímicos?
Se denomina como ciclos biogeoquímicos la conexión y movimientos que existen entre los
elementos vivos y los no vivos con el fin de que la energía fluya a través de los ecosistemas.
La palabra biogeoquímico está compuesta por términos que derivan del griego: bio que
significa “vida”, y geo, que indica “tierra”. Por tanto, biogeoquímico es un término que
señala los movimientos cíclicos de los elementos biológicos vitales para la vida. Geológicos
porque ocurren en la tierra y la atmósfera, y quimicos porque son elementos naturales.
Los ciclos biogeoquímicos más importantes son el ciclo hidrológico, el ciclo del nitrógeno,
el ciclo del carbono, el ciclo del oxígeno, el ciclo del azufre y el ciclo del fósforo.
En la naturaleza hay recursos que son limitados, por lo que estos deben ser reciclados para
evitar que se agoten y que desaparezca la vida en la Tierra.
Por esta razón, es necesario que estos ciclos sucedan para que cuando un organismo vivo
muera, los elementos o sustancias químicas que se generan durante su descomposición
puedan ser aprovechados y depositados en la tierra a fin de que después otros organismos
puedan aprovecharlos.
No obstante, la actividad del ser humano puede intervenir, por diferentes razones, en estos
ciclos, y acelerar o retrasar el uso de estos recursos.
Cabe destacar que los ciclos biogeoquímicos se realizan gracias a la energía que fluye
abiertamente en el ecosistema, y que se obtiene de manera directa o indirecta del sol.
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Ciclo Hidrológico :
Los diferentes depósitos de la hidrosfera están conectados entre sí y el agua fluye a través de
ellos configurando el ciclo hidrológico.
El ciclo hidrológico es posible debido a unos procesos que hacen pasar el agua de unos
compartimentos a otros de la hidrosfera; en algunos casos con cambio de estado incluido
Evotranspiracion :
Con este término se agrupan dos procesos:
Precipitación :
Es la caída de agua en forma líquida o sólida sobre la superficie terrestre a partir
del vapor de agua atmosférico. Aproximadamente el 90% del agua evaporada de
los océanos, regresa de nuevo al océano en forma de precipitación. La forma más
común de precipitación es la lluvia, pero también puede producirse en forma de
nieve, granizo, rocío o escarcha
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Escorrentía :
Es el proceso por el cual el agua discurre por la superficie continental, a favor de la
pendiente. Se produce cuando el suelo ya no tiene capacidad de filtrar toda el agua que
ha recibido de la precipitación. De aquí, se distinguen dos términos:
Escorrentía superficial o directa que circula por la superficie del suelo y que
alimenta la mayor parte del agua contenida en los ríos.
Escorrentía subterránea o indirecta, es el agua de lluvia que circular por debajo del
suelo.
Infiltración :
El agua cae sobre la superficie terrestre y penetra a través del suelo y las rocas,
pudiendo incorporarse al agua subterránea. Una parte puede infiltrarse a mayor
profundidad, recargando así los acuíferos subterráneos, y la otra parte, puede
descargarse en la superficie.
Se destaca que:
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Ciclo del Nitrógeno :
El ciclo del nitrógeno es el circuito biogeoquímico que suministra nitrógeno a los seres vivos y lo
mantiene circulando en la biósfera. El nitrógeno que forma parte de la atmósfera en forma de N2
no puede ser utilizado por los animales y las plantas y, por esta razón, es necesario un mecanismo
para convertir el N2 a formas utilizables. De este mecanismo son responsables algunas bacterias.
Así, el ciclo del nitrógeno está compuesto por procesos bióticos y abióticos. El ion amonio
(NH4+) y el ion nitrato (NO3–) forman algunas de las presentaciones (utilizables por los
animales y las plantas) más importantes de este elemento en el ciclo, así como el nitrógeno
diatónico en estado gaseoso (N2).
Es uno de los ciclos biogeoquímicos más importantes para el equilibrio de la vida ya que el
nitrógeno (N) es un elemento químico sumamente abundante en la composición de la materia
orgánica y en la atmósfera terrestre (78 % de su volumen).
En este ciclo se encuentran interrelacionados los diferentes niveles de seres vivos, autótrofos y
heterótrofos, los minúsculos organismos descomponedores de la materia orgánica, y el inmenso
volumen de nitrógeno de la atmósfera.
Fijación del nitrógeno. El nitrógeno atmosférico se convierte en óxidos de nitrógeno por la acción
de los rayos, lo que ayuda a su incorporación a los suelos. Por otra parte, este elemento gaseoso
es fijado por las bacterias y otros procariontes mediante procesos metabólicos diversos, que lo
convierten en distintos compuestos aprovechables, como el amoníaco (NH3) y el ion amonio
(NH4+). Estos microorganismos se pueden hallar en el suelo y el agua, o bien como simbiontes
de las plantas. Dichas moléculas nitrogenadas son aprovechadas por las plantas, que componen
con ellos diversas moléculas orgánicas.
Transmisión a los animales. Siguiendo el orden de la cadena trófica, el nitrógeno en las plantas
pasa a los animales herbívoros y luego a los carnívoros, esparciéndose entre los distintos
eslabones de la pirámide alimentaria. El exceso de nitrógeno es expulsado de sus cuerpos
mediante la orina, rica en amoníaco, volviendo así al suelo para continuar con el ciclo.
Nitrificación. El amoníaco del suelo proveniente de la orina de los animales o de la acción de las
bacterias fijadoras sirve de alimento a otro tipo de microorganismos de acción nitrificante, o sea,
que descomponen el amoníaco y lo oxidan a nitritos (NO2–), y luego los nitritos se oxidan a
nitratos (NO3–).
Como resumen del ciclo de carbono, podemos decir que este es un ciclo biogeoquímico en el cuál se
describen los movimientos de carbono a través de la biosfera, litosfera, atmósfera e hidrosfera. El
carbono es uno de los elementos más abundantes en la Tierra.
El ciclo del carbono se puede dividir en las siguientes partes: producción, síntesis y fijado. La
producción se basa en los procesos que emiten carbono. La síntesis, es la retirada de carbono de la
atmósfera y transformación en moléculas más complejas. Por último, la parte del fijado es donde se
queda atrapado este elemento.
El fijado de carbono se almacena en los sumideros de carbono. Estos son depósitos naturales o
artificiales que capturan y almacenan carbono de la atmósfera. Dentro de los naturales se encuentran
los océanos, la biomasa vegetal y animal, el permafrost, las rocas sedimentarias calizas (ciclos
geológicos de carbono) y los yacimientos de recursos fósiles (carbón, petróleo, gas natural e hidratos
de metano). La destrucción de estos depósitos aumenta la concentración de carbono en la atmósfera. El
CO2 disuelto en la hidrosfera se almacena mejor a bajas temperaturas. Los océanos son considerados
los mayores sumideros de carbono, ¡más aún que el Amazonas! La litosfera retiene gran parte del
carbono en ella a través de las rocas calcáreas y las carbonosas. En ella se encuentran los yacimientos
de combustibles fósiles. Estos yacimientos tardan miles de años en formarse y los estamos extrayendo
y utilizando a una velocidad que no le da tiempo a la Tierra para regenerarlos, además de añadir CO2 a
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Ciclo del Azufre :
El ciclo del azufre se refiere al ciclo biogeoquímico mediante el cual este elemento químico se puede
encontrar en la naturaleza en sus diversas formas, como por ejemplo, el sulfato.
El ciclo del azufre es considerado uno de los ciclos químicos más complejos de la naturaleza. En su
recorrido por los diferentes ecosistemas, el azufre experimenta diferentes estados de oxidación, esto
es, cambios en los electrones que recibe o comparte.
También, el azufre es un nutriente de gran importancia en la naturaleza, en especial para las plantas y
los animales. Se puede encontrar en el suelo o agua, formando sulfatos, o mezclado con otros
elementos.
En principio, las plantas absorben el azufre a través de las raíces, que se encuentra en la corteza de la
tierra o en el agua en forma de sulfato y compone las sales o nutrientes necesarios para realizar sus
funciones vitales.
Por medio de este proceso, las plantas reducen los sulfatos en sulfuros.
Una vez en las plantas y en los vegetales, el azufre pasa al organismo de los animales herbívoros
cuando éstos se alimentan.
A continuación, los animales carnívoros se alimentan de animales herbívoros, razón por la cual el
azufre continúa su ciclo y contribuye con sus nutrientes a estos consumidores.
Cuando los animales carnívoros mueren, sus cuerpos quedan en el suelo y los organismos
descomponedores (bacterias y hongos), convierten sus restos animales nuevamente en sulfato a
medida que los desintegran y los reducen en partículas orgánicas.
El azufre presente en los aminoácidos de los cadáveres de los animales pasa al suelo, que
posteriormente se transforma en sulfuro de hidrógeno gracias a las bacterias y, de esta manera, se
enriquece y nutre nuevamente el suelo.
En este proceso el azufre se oxida para producir el sulfato, que será otra vez absorbido por las plantas
por medio de sus raíces. De esta manera se inicia otra vez el ciclo.
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Ciclo del Oxígeno:
¿Qué es el ciclo del Oxígeno?
El ciclo del oxígeno es la circulación del elemento oxígeno en el interior y en la superficie de la Tierra a
través de procesos químicos, físicos, geológicos y biológicos. La importancia del ciclo del oxígeno
radica en lo imprescindible que es este elemento para la vida en el planeta. Los seres vivos precisan de
oxígeno como una de las fuentes de energía para realizar sus funciones vitales. Asimismo, este elemento
se combina con el carbono e hidrógeno para formar otras moléculas esenciales para la vida: el dióxido
de carbono (CO2) y el agua (H2O).
El ciclo rápido del oxígeno pasa por los seres vivos. En concreto:
Las plantas, los árboles y el fitoplancton, al realizar la fotosíntesis y nutrirse con minerales y agua,
liberan oxígeno a la atmósfera.
El oxígeno que se encuentra en la atmósfera es tomado por animales mediante el proceso de respiración,
así como por plantas durante la noche.
El dióxido de carbono es tomado también por las plantas, los árboles y el fitoplancton como parte del
proceso metabólico. A partir de este proceso, estos seres vuelven a liberar oxígeno a la atmósfera.
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