Cuentos Tradicionales 2022
Cuentos Tradicionales 2022
Cuentos Tradicionales 2022
Sala: 3 años
Fundamentación:
Leer, escuchar leer y escribir son acciones que el niño necesita para desarrollar su capacidad
literaria, lingüística y creativa. La narración de cuentos contribuye con la movilidad de
sentimientos por parte de los niños, con la activación de la creatividad y la vivencia de
experiencias fantásticas.
Es fundamental que el niño se acerque y conozca cuentos clásicos, que fueron transmitidos
por muchos años, de generación en generación, hasta llegar a ser el relato que todos
conocemos actualmente.
Los cuentos tradicionales no sólo ayudan al niño a crecer a nivel literario y lingüístico, sino que
también, a través de sus metáforas, transmiten un lenguaje interior dejando una enseñanza e
introduciendo al lector en mundo de imaginación, historias con conflictos, finales felices y
mezclas entre realidad y fantasía.
Así, además de poder identificarse con las historias narradas a lo largo del proyecto, el niño
podrá formar parte del relato, ser un personaje más, cambiar finales, agregar integrantes,
fortalecer su autoestima y desarrollar su imaginación
Propósitos:
Proveer situaciones a través de las cuales los niños tomen contacto con diferentes
lenguajes explorándolos, apreciándolos y expresándose
Asegurar la enseñanza de conocimientos socialmente significativos que amplíen y
profundicen sus experiencias sociales extraescolares, fomentando nuevos aprendizajes
Ofrecer oportunidades de desarrollo de su capacidad creativa, del placer por explorar
y conocer, y de la participación en actividades colectivas
Objetivos:
Desarrollar gusto e interés por los textos literarios, incluidos los mediadores orales de
la tradición cultural, para el permanente enriquecimiento de la textoteca personal.
Apreciar la literatura en su valor creativo y lúdico.
Contenidos prioritarios:
-Área: Literatura
Escucha de cuentos breves y fabulas e intervenciones espontaneas sobre lo escuchado.
Expresión de sensaciones y emociones a partir de los efectos que los textos
escuchados puedan haber producido.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Actividades:
1. El docente hará una lectura dialogada de la historia, utilizando las láminas de imagen
del cuento, e irá dando vida de forma muy dramatizada a cada secuencia promoviendo
la participación de los niños interactuando con ellos y también añadiendo sonidos que
tendrán que repetir (cuac, cuac; miau, miau; “vete, eres feo, etc.). En esta ocasión,
la lectura será muy dinámica y participativa
2. Retomamos el cuento enlace a internet del cuento https://www.youtube.com/watch?
v=dA6duPi72wU
Luego de haber escuchado y trabajado con el cuento en clase, el día viernes se entregará una
imagen a cada niño para que la observe y describa lo que ve.
Se entrega una hoja blanca junto a tres piezas para armar un rompecabezas.
Durante la semana no presencial nos comunicaremos mediante whatsapp y se informa la
actividad a las familias explicándoles cómo realizarla. Se envía una foto de la imagen que
podrá ser utilizada en caso de ser necesario.
a) Pedir al niño que relate lo que recuerda del cuento.
b) Entregarle las tres piezas para que arme sobre la mesa (en caso de n lograrlo podrá
observar la imagen completa desde el celular).
c) Pegar el rompecabezas en la hoja blanca y dejar secar.
d) Colorear.
La hoja con el rompecabezas volverá al jardín para que cada niño pueda socializar con sus
compañeros mostrando su trabajo. veremos un video de otra versión del cuento.
3. Comparamos tiras de papel crepé de diferentes largos; a algunas tiras largas las
cortamos y formamos tiras cortas. Con todas ellas armamos un mural colaborativo.
La hoja volverá al jardín para socializar lo trabajado en casa. Se proyectará un video con una
versión corta del cuento en el televisor. Dialogo sobre lo que vimos en el video.
1. Les presentamos al grupo las tres casas de los cerditos en tamaño afiche. Recordando
el cuento, conversaremos sobre los materiales y colores a utilizar que tiene cada
casita. La docente compartirá algunos materiales con los cuales van a trabajar luego.
Los niños y niñas exploraran el material.
Se dividirá al grupo en tres y cada grupo deberá decorar la casa de cerdito qué le toco.
Se utilizarán para decorar las casitas:
-Palitos de helado (sin color) o Bajalenguas para la casa de madera
-Paja de una escoba para la casita de paja o tiritas de papel crepe
-Rectángulos rojos de papel simulando los ladrillos.
¡Ahora… buscamos nuestra casa! Nos colocamos nuestras mascaras y nos escondemos en
nuestras casas (que serán los aros distribuidos por el patio) Exploramos libremente el espacio
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
y cuando suena la pandereta será la señal para refugiarnos en los aros (adentro de la casa)
porque viene el lobo.
4. Para hacer en casa: Compartimos con las familias el cuento con pictograma para leer en
casa.
5. Para hacer en casa: En familia primero pintamos con pinturas y pincel fino u otro
material que tengan las imágenes de los tres cerditos y el lobo, luego las pegamos sobre
un cartón. Armamos un refugio/casa con ladrillitos (o bloquecitos que tengamos en
casa)
-Se trabajarán los conceptos dentro-fuera: Cantando o escuchando a la canción de
“juguemos en el bosque” cuando aparezca el lobo, los cerditos deberán entrar a sus
casas y cuando el lobo no esté podrán salir.
-Canción: juguemos en el bosque mientras el lobo no esta
https://youtu.be/T4dusvA1fi0
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Cuento: Pinocho
1. Elaboramos de manera grupal un Pinocho grande articulado con cartulina con el cual
trabajaremos las partes del cuerpo
-Sobre la marioneta de Pinocho reconocer, mover, y jugar con las partes del cuerpo como si
fuera Geppeto el que construye al muñeco: movemos brazos, piernas, manos, pies, cuello, etc.
-Jugamos a las estatuas. Nos movemos por la sala al ritmo de la pandereta y cuando deja de
sonar nos convertimos en estatuas.
2. Trabajamos con el color azul. Trozamos papeles de color azul y los pegamos sobre una
hoja simulando el mar. Luego recortamos una imagen de una ballena grande y la
pegamos.
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JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
4. Trabajamos las emociones a través de los personajes del cuento. Por ejemplo, el
miedo, la alegría, la tristeza, etc. Como se sentían los personajes en las diferentes
situaciones del cuento.
-Observamos las tarjetas de las emociones y sus colores
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
-Luego hacemos nuestra propia marioneta en familia: para esta actividad tenemos que buscar
en casa un rollo de papel higiénico vacío, cartulinas de colores, hilo, una pelota para la cabeza
(la misma puede ser realizada en papel) y pegamento.
-Con todos los materiales necesarios debemos crear una simpática marioneta inspirada en el
cuento de Pinocho. Les compartimos unas imágenes
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
1. Luego de escuchar el cuento jugamos con harina o talco, nos descalzamos y dejamos
nuestras huellas sobre hojas negras.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
3. En casa: Proponemos a las familias jugar al doctor cumpliendo diferentes roles (doctor
y paciente) También pueden curar a los muñecos que tengan en casa utilizando vendas,
curitas, cajitas de remedios vacías, etc.
4. Pintamos con temperas de color rojo – azul – amarillo. Utilizando pinceles finitos.
Cuentos:
Había una vez tres cerditos que vivían al aire libre cerca del bosque. A menudo se sentían inquietos
porque por allí solía pasar un lobo malvado y peligroso que amenazaba con comérselos.
Un día se pusieron de acuerdo en que lo más prudente era que cada uno construyera una casa para
estar más protegidos.
El cerdito más pequeño, que era muy vago, decidió que su casa sería de paja. Durante unas horas se
dedicó a apilar cañitas secas y en un santiamén, construyó su nuevo hogar. Satisfecho, se fue a jugar.
El cerdito mediano era un poco más decidido que el pequeño, pero tampoco tenía muchas ganas de
trabajar. Pensó que una casa de madera sería suficiente para estar seguro, así que se internó en el
bosque y acarreó todos los troncos que pudo para construir las paredes y el techo. En un par de días la
había terminado y muy contento, se fue a charlar con otros animales.
– ¡Qué bien! Yo tampoco le temo ya al lobo feroz – comentó a todos aquellos con los que se iba
encontrando.
El mayor de los hermanos, en cambio, era sensato y tenía muy buenas ideas. Quería hacer una casa
confortable, pero sobre todo indestructible, así que fue a la ciudad, compró ladrillos y cemento, y
comenzó a construir su nueva vivienda. Día tras día, el cerdito se afanó en hacer la mejor casa posible.
Sus hermanos no entendían para qué se tomaba tantas molestias.
– ¡Mira a nuestro hermano! – le decía el cerdito pequeño al mediano – Se pasa el día trabajando en vez
de venir a jugar con nosotros.
– Pues sí ¡vaya tontería! No sé para qué trabaja tanto pudiendo hacerla en un periquete… Nuestras
casas han quedado fenomenal y son tan válidas como la suya.
El cerdito mayor, los escuchó.
– Bueno, cuando venga el lobo veremos quién ha sido el más responsable y listo de los tres – le dijo a
modo de advertencia.
Tardó varias semanas y le resultó un trabajo agotador, pero sin duda el esfuerzo mereció la pena.
Cuando la casa de ladrillo estuvo terminada, el mayor de los hermanos se sintió orgulloso y se sentó a
contemplarla mientras tomaba una refrescante limonada.
– ¡Qué bien ha quedado mi casa! Ni un huracán podrá con ella.
Cada cerdito se fue a vivir a su propio hogar. Todo parecía tranquilo hasta que una mañana, el más
pequeño que estaba jugando en un charco de barro, vio aparecer entre los arbustos al temible lobo. El
pobre cochino empezó a correr y se refugió en su recién estrenada casita de paja. Cerró la puerta y
respiró aliviado. Pero desde dentro oyó que el lobo gritaba:
– ¡Soplaré y soplaré y la casa derribaré!
Y tal como lo dijo, comenzó a soplar y la casita de paja se desmoronó. El cerdito, aterrorizado, salió
corriendo hacia casa de su hermano mediano y ambos se refugiaron allí. Pero el lobo apareció al cabo
de unos segundos y gritó:
– ¡Soplaré y soplaré y la casa derribaré!
Sopló tan fuerte que la estructura de madera empezó a moverse y al final todos los troncos que
formaban la casa se cayeron y comenzaron a rodar ladera abajo. Los hermanos, desesperados,
huyeron a gran velocidad y llamaron a la puerta de su hermano mayor, quien les abrió y les hizo pasar,
cerrando la puerta con llave.
– Tranquilos, chicos, aquí estaréis bien. El lobo no podrá destrozar mi casa.
El temible lobo llegó y por más que sopló, no pudo mover ni un solo ladrillo de las paredes ¡Era una
casa muy resistente! Aun así, no se dio por vencido y buscó un hueco por el que poder entrar.
En la parte trasera de la casa había un árbol centenario. El lobo subió por él y de un salto, se plantó en
el tejado y de ahí brincó hasta la chimenea. Se deslizó por ella para entrar en la casa, pero cayó sobre
una enorme olla de caldo que se estaba calentado al fuego. La quemadura fue tan grande que pegó un
aullido desgarrador y salió disparado de nuevo al tejado. Con el culo enrojecido, huyó para nunca más
volver.
– ¿Veis lo que ha sucedido? – regañó el cerdito mayor a sus hermanos – ¡Os habéis salvado por los
pelos de caer en las garras del lobo! Eso os pasa por vagos e inconscientes. Hay que pensar las cosas
antes de hacerlas. Primero está la obligación y luego la diversión. Espero que hayáis aprendido la
lección.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
¡Y desde luego que lo hicieron! A partir de ese día se volvieron más responsables, construyeron una
casa de ladrillo y cemento como la de su sabio hermano mayor y vivieron felices y tranquilos para
siempre.
Fin
Pinocho
Érase una vez un anciano carpintero llamado Gepeto que era muy feliz haciendo juguetes de
madera para los niños de su pueblo.
Un día, hizo una marioneta de una madera de pino muy especial y decidió llamarla Pinocho. En la
noche, un hada azul llegó al taller del anciano carpintero:
—Buen Gepeto —dijo mientras el anciano dormía—, has hecho a los demás tan felices, que
mereces que tu deseo de ser padre se haga realidad. Sonriendo, el hada azul tocó la marioneta
con su varita mágica:
—¡Despierta, pequeña marioneta hecha de pino… despierta! ¡El regalo de la vida es tuyo!
Y en un abrir y cerrar de ojos, el hada azul dio vida a Pinocho.
—Pinocho, si eres valiente, sincero y desinteresado, algún día serás un niño de verdad —dijo el
hada azul—. Luego se volvió hacia un grillo llamado Pepe Grillo, que vivía en la alacena de
Gepeto.
—Pepe Grillo — dijo el hada azul—, debes ayudar a Pinocho. Serás su conciencia y guardián del
conocimiento del bien y del mal.
Al día siguiente, Gepeto envió con orgullo a su pequeño niño de madera a la escuela, pero como
era tan pobre, tuvo que vender su abrigo para comprar los libros escolares:
—Pinocho, Pepe Grillo te mostrará el camino —dijo Gepeto—. Por favor, no te distraigas y llega a
la escuela a tiempo.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Pinocho salió de casa, pero nunca llegó a la escuela. En cambio, decidió ignorar los consejos de
Pepe Grillo y vender los libros para comprar un tiquete para el teatro de marionetas. Cuando
Pinocho comenzó a bailar con las marionetas, el titiritero sorprendido con las habilidades del niño
de madera, le preguntó si quería unirse a su espectáculo de marionetas. Pinocho aceptó
alegremente.
Sin embargo, las intenciones del malvado titiritero eran muy diferentes; su plan era hacerse rico
con la única marioneta con vida en el mundo. De inmediato, encerró a Pinocho y a Pepe Grillo en
una jaula. Fue entonces que Pinocho reconoció su error y comenzó a llorar. El hada azul apareció
de la nada.
Aunque el hada azul conocía las razones por las cuales Pinocho se encontraba atrapado, aun así,
le preguntó:
—Pinocho, ¿por qué estás en esta jaula?
Pero Pinocho no quiso contarle la verdad, entonces algo extraño sucedió. Su nariz comenzó a
crecer más y más. Cuanto más hablaba, más crecía.
—Cada vez que digas una mentira, tu nariz crecerá — dijo el hada azul.
—Por favor, haz que se detenga—dijo Pinocho—, prometo no mentir de nuevo.
Al día siguiente, camino a la escuela, Pinocho conoció a un niño:
—Ven conmigo al País de los Juguetes. ¡En este lugar todos los días son vacaciones! —dijo el
niño con emoción—. Hay juguetes y golosinas y lo mejor de todo, ¡no tienes que ir a la escuela!
Olvidando nuevamente los consejos del hada azul y Pepe Grillo, Pinocho salió corriendo con el
niño al País de los Juguetes. Al llegar, se divirtió muchísimo jugando y comiendo golosinas.
De pronto, las orejas de Pinocho y los otros niños del País de los Juguetes comenzaron a
hacerse muy largas. Por no querer ir a la escuela, ¡se estaban convirtiendo en burros!
Convertidos en burros, Pinocho y los niños llegaron a un circo. El maestro de ceremonias hizo
que Pinocho trabajara para el circo sin descanso. Allí, Pinocho se lastimó la pierna mientras hacía
trucos. Enojado, el maestro de ceremonias lo tiró al mar junto con Pepe Grillo.
En el agua, el hechizo se rompió y Pinocho volvió a su forma de marioneta, pero una ballena que
nadaba cerca abrió su enorme boca y se lo tragó entero. En la oscuridad del estómago de la
ballena, Pinocho lloró mientras que Pepe Grillo intentaba consolarlo. Fue en ese momento que vio
a Gepeto en su bote:
—Hijo mío, te estaba buscando por tierra y mar cuando la ballena me tragó. ¡Estoy tan contento
de haberte encontrado! —dijo Gepeto.
Los dos se abrazaron encantados.
—De ahora en adelante seré bueno y responsable—, prometió Pinocho entre lágrimas.
Aprovechando que la ballena dormía, Gepeto, Pinocho y Pepe Grillo prendieron una fogata dentro
de ella y saltaron de su enorme boca cuando el fuego la hizo estornudar. Luego, navegaron hasta
llegar a casa. Pero Gepeto cayó enfermo, Pinocho lo alimentó y cuidó con mucho esmero y
dedicación.
—Papá, iré a la escuela y trabajaré mucho para llenarte de orgullo— dijo Pinocho.
Cumpliendo su promesa, Pinocho estudió mucho en la escuela. Entonces un día sucedió algo
maravilloso. El hada azul apareció y le dijo:
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Fin
Ricitos de oro
y los 3 osos
Había una vez una casita en el bosque en la que vivían papá oso, que era grande y
fuerte; mamá osa, que era dulce y redonda; y el pequeño bebé oso.
Todas las mañanas mamá osa preparaba con cariño el desayuno de los tres. Un gran bol
de avena para papá oso, otro mediano para ella y un bol pequeñito para el bebé oso.
Antes de desayunar salían los tres juntos a dar un paseo por el bosque.
Un día, durante ese paseo llegó una niña hasta la casa de los tres osos. Estaba
recogiendo juncos en el bosque, pero se había adentrado un poco más de la cuenta.
- ¡Pero qué casa tan bonita! ¿Quién vivirá en ella? Voy a echar un vistazo
Era una niña rubia con el pelo rizado como el oro y a la que todos llamaban por eso
Ricitos de Oro. Como no vio nadie en la casa y la puerta estaba abierta Ricitos decidió
entrar.
Lo primero que vio es que había tres sillones en el salón. Se sentó en el más grande de
todos, el de papá oso, pero lo encontró muy duro y no le gustó. Se sentó en el mediano,
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Rápidamente salió de ahí y fue entonces cuando entró en la cocina y se encontró con los
tres boles de avena.
Decidió probar un poquito del más grande, el de papá oso. Pero estaba demasiado
caliente y se quemó. Probó del mediano, el de mamá osa, pero lo encontró demasiado
salado y tampoco le gustó. De modo que decidió probar el más pequeño de todos.
Así que Ricitos de oro se lo comió todo entero. Cuando acabó le entró sueño y decidió
dormir la siesta. En el piso de arriba encontró una habitación con tres camas. Trató de
subirse a la más grande, pero no llegaba porque era la cama de papá oso. Probó
entonces la cama de mamá osa, pero la encontró demasiado mullida así que acabó por
acostarse en la cama de bebé oso, que era de su tamaño y allí se quedó plácidamente
dormida.
Entonces llegaron los tres osos de su paseo y rápidamente se dieron cuenta de que
alguien había entrado en su casa.
- Parece que el mío también - dijo mamá osa dijo mamá osa con voz dulce
Justo en ese instante Ricitos de oro se despertó y al ver a los tres osos delante de ella
saltó de la cama y echó a correr lo más rápido que pudieron sus pies hasta llegar a su
casa, dejando atrás incluso sus zapatos.
Fin
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Había una vez una vieja cabra que tenía siete cabritillos. Los quería mucho y como no
quería que les pasase nada malo, siempre insistía cuando se iba a por comida que
tuvieran mucho cuidado y no abrieran la puerta a nadie.
- Tu no eres nuestra madre. Nuestra madre tiene la voz suave y tu la tienes muy ronca.
El lobo se marchó enfadado por haber sido descubierto y fue directo a la tienda donde se
compró un trozo de yeso para suavizar su voz. De nuevo volvió a la casa de los siete
cabritillos.
Esta vez su voz sonaba suave, así que los cabritillos no estaban seguros del todo.
Entonces, vieron por la ventana que su pata era negra como el tizón y se dieron cuenta
de que era el lobo.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
- ¡Tu no eres nuestra madre, eres el lobo! Nuestra madre tiene las patas blancas.
El lobo volvió a marcharse malhumorado pensando en que esta vez lo conseguiría. Fue al
molinero y le pidió que le pintase la patita con harina, y aunque al principio el molinero
no se fió de él, le entró miedo y acabó accediendo.
Al ver los cabritillos que su pata era blanca como la nieve creyeron que de verdad se
trataba de su madre y le dejaron pasar. Pero cuando vieron que era el lobo, corrieron
despavoridos a esconderse por todos los lugares de la casa. Uno se metió debajo de la
cama, otro en el horno, otro en la cocina, otro en el armario, otro en el fregadero y el
más pequeño en la caja del reloj.
El lobo fue encontrándolos y comiéndoselos uno por uno, excepto al más pequeño, al que
no pudo encontrar.
Estaba tan harto de comer cuando terminó que se fue a tumbar debajo de un árbol y se
quedó profundamente dormido.
Entretanto llegó mamá cabra y menudo susto se dio cuando vio que toda la casa estaba
revuelta y no había ni rastro de sus hijos. Entonces la más pequeña la llamó desde la caja
del reloj, su madre la sacó de su escondrijo y le contó lo ocurrido.
La vieja cabra cogió tijeras, aguja e hilo y fue con el cabritillo en busca del malvado lobo.
Cuando lo encontraron cogió las tijeras y le abrió la tripa al animal. De ahí salieron uno
por uno sus seis cabritillos vivos.
Todos estaban muy contentos de estar sanos y salvos, pero la madre quiso darle al lobo
su merecido y ordenó a los pequeños que fueran a por piedras.
Con astucia, logró la vieja cabra llenar al lobo el estómago de piedras sin que éste lo
notara.
Cuando se despertó, tenía mucha sed y al acercarse al pozo para beber agua, el peso de
las piedras hizo que se cayera dentro y se ahogara. Los cabritillos se acercaron al pozo y
comenzaron a saltar y cantar en corro alrededor de él celebrando que volvían a estar los
siete juntos.
Fin
LA CENICIENTA
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Había una vez una bella joven que, después de quedarse huérfana de padre y madre,
tuvo que vivir con su madrastra y las dos hijas que tenía ésta.
Las tres mujeres eran tan malas y tan egoístas que se quedaban cada día más feas. La
bella joven era explotada por ellas. Era ella quien hacía todo el trabajo más duro de la casa.
Además de cocinar, fregar, etc., ella también tenía que cortar leña y encender la chimenea.
Así sus vestidos estaban siempre manchados de ceniza, por lo que todos la llamaban
Cenicienta.
Un día se oía por todas partes de la ciudad que el príncipe de aquel país había
regresado. El rey, muy contento, iba a dar una gran fiesta a la que iba a invitar a todas las
jóvenes del reino, con la esperanza de que el príncipe encontrara en una de ellas, la esposa
que deseaba.
El día del baile había llegado. Cenicienta vio partir a sus hermanastras al Palacio Real y
se puso a llorar porque se sentía muy triste y sola. Pero, de pronto, se le apareció un Hada
que le dijo:
Y le dijo Cenicienta:
Y el hada, con su varita mágica, transformó una calabaza en carruaje, unos ratoncillos
en preciosos caballos, y a Cenicienta en una maravillosa joven que más se parecía a una
princesa.
Y le avisó:
- Tú irás al baile, pero con una condición: cuando el reloj del Palacio dé las doce
campanadas, tendrás que volver enseguida porque el hechizo se acabará.
Hermosa y feliz, Cenicienta llegó al Palacio. Y cuando entró al salón de baile, todos se
pararon para mirarla. El príncipe se quedó enamorado de su belleza y ella de su gentileza y
amabilidad. Así que los dos bailaron toda la noche.
Pero, al cabo de algunas horas, el reloj del Palacio empezó a sonar y Cenicienta tuvo
que despedirse del príncipe rápidamente. Ella cruzó el salón, bajó la escalinata y entró en el
carruaje en dirección a su casa.
Con las prisas, ella perdió uno de sus zapatos de cristal que el príncipe recogió sin
entender nada.
Sala amarilla
JARDIN MANUEL BELGRANO –DOCENTES: Anabel Serra-L
2021
Al día siguiente, el príncipe ordenó a los guardias que encontraran a la señorita que
pudiera calzar el zapato de cristal. Los guardias recorrieron todo el reino, buscando la dueña
del zapato.
Todas las doncellas se probaron el zapato pero a nadie le sirvió. Al fin llegaron a la casa
de Cenicienta. Y cuando ésta se lo puso todos vieron que le quedaba perfecto.
FIN
5. ¿Por qué el rey invitó a todas las jóvenes del reino para un baile?