Enfoque Piagetiano
Enfoque Piagetiano
Enfoque Piagetiano
Durante ella (nacimiento a los dos años) los infantes aprenden sobre ellos mismos y su mundo a
través de sus actividades sensoriales y motrices en desarrollo. Los bebés dejan de ser criaturas que
responden principalmente por reflejos y conducta azarosa y se convierten en niños con objetivos.
La etapa sensoriomotriz consta de seis subetapas. Durante las primeras cinco subetapas, los bebés
aprenden a coordinar los datos de los sentidos y organizan sus actividades en relación con su
medio ambiente. En la última subetapa, la sexta, pasan del aprendizaje por ensayo y error, al uso
de símbolos y conceptos para resolver problemas.
Mucho de este crecimiento cognoscitivo inicial es resultado de reacciones circulares, con las cuales
el infante aprende a repetir los sucesos agradables o interesantes que primero ocurrieron por
casualidad. Al principio, una actividad como succionar produce una sensación agradable que el
bebé quiere repetir. La repetición produce placer, lo que motiva al bebé a insistir
Durante las seis subetapas, los infantes desarrollan la capacidad de pensar y recordar. También
acumulan conocimientos sobre aspectos del mundo físico, como objetos y relaciones espaciales.
Las Habilidades De Imitación, ¿Aparecen Antes De Lo Que Piaget Creía?
La imitación es una forma importante de aprender; adquiere más valor hacia el final del primer
año, cuando los bebés ensayan habilidades nuevas.
la imitación invisible (la imitación con partes del cuerpo que el bebé no ve, como la boca) se
desarrolla hacia los nueve meses, después de
la imitación visible, que es el uso de lo que puede ver el bebé, como manos y pies.
Sin embargo, en una serie de estudios de Andrew Meltzoff y M. Keith Moore (1983, 1989), bebés
de menos de 72 horas parecían imitar adultos: abrían la boca y sacaban la lengua, una respuesta
que en otras investigaciones se vio que desaparecía hacia los dos meses.
Se sugiere que este mecanismo “como yo” puede ser la base de la cognición social, que es la
capacidad de entender las metas, acciones y sentimientos de los demás.
Piaget también sostenía que los niños de menos de 18 meses no son capaces de hacer una
imitación diferida (reproducción de una conducta observada después de un tiempo al remitirse a
un símbolo guardado) de un acto que vieron antes, porque no pueden conservar representaciones
mentales.
Sin embargo, bebés de incluso seis semanas han imitado los movimientos faciales de un adulto
con una demora de 24 horas. Esta observación apunta a que los bebés muy pequeños pueden
retener una representación mental de un suceso simple.
La imitación diferida de sucesos nuevos o complejos parece comenzar a los seis o nueve meses.
En la imitación elicitada, los investigadores inducen a los pequeños a imitar una serie específica de
acciones que vieron pero que no necesariamente imitaron antes.
Al parecer, cuatro factores determinan el recuerdo de largo plazo de los niños: 1) el número de
veces que han experimentado una secuencia de eventos; 2) si participaron activamente o si sólo
observaban; 3) si recibieron recordatorios verbales de la experiencia; y 4) si la secuencia de
eventos ocurrieron en un orden lógico causal