Ecclesiae de Mysterio - resumenCIC

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Ecclesiae de mysterio

La colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes


Por Carlos Pérez Morales

Comprender que la colaboración de los laicos, dentro del ministerio pastoral de los
sacerdotes es sin duda una riqueza que no podemos perder, pero existe la
posibilidad de que en este esfuerzo por conservar este apoyo “invaluable”, nos
pude llevar a que se de paso a confusiones por la designación de
responsabilidades que le competen directamente al “pastor” que es el “ministro
ordenado”.
Esta será la propuesta central de la instrucción Ecclesiae de Mysterio, que nos
posibilita comprender quien es el pastor, que por la ordenación ministerial tiene
una función bien determinada y practica. Pero también, la manera que tendrá el
laico para poder hacer efectivo su sacerdocio común obtenido por el bautismo y
puesto en servicio para la comunidad pues por ser una llamada dirigida a todos
los miembros del Cuerpo Místico para que participen activamente en la misión y
edificación del Pueblo de Dios en una comunión orgánica con los pastores es
necesario tenerlo presente como una urgencia importante de la acción apostólica
de los fieles laicos en el presente y en el futuro de la evangelización.
El documento se dividirá en cinco partes, cuatro de ellas serán los principios
teológicos que abordan pues lo antes mencionado y la ultima nos abonará
disposiciones practicas para la actuación de los laicos y del ministro ordenado en
diferentes ámbitos.
El primer principio del que nos habla la instrucción será el sacerdocio común y el
sacerdocio ministerial que nos presenta de forma concreta la diferencia esencial
entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial, pues pareciera como si
Cristo tuviera dos especies de sacerdocio y esta forma de concebirlo, no correcta.
El sacerdocio de Cristo es único, por lo tanto el tinte que diferencia el ministerio
como el común sacerdocio no se encuentra, por tanto, en el Sacerdocio de Cristo,
el cual va a ser siempre único e indivisible y tampoco es que uno sea mas santo
que el otro, sino que el diferenciador está en el modo de participación al
Sacerdocio de Cristo, los ministros ordenados confiere a estos un poder sagrado
para el servicio de los fieles, los ministros ordenados actúan “en persona de
Cristo” para el bien del pueblo, mientras que el sacerdocio común de los
bautizados, se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal mediante la vida de
fe, de esperanza y de caridad, una vida según el Espíritu. Por lo que podemos
concluir que el sacerdocio ministerial esta al servicio del sacerdocio común.
El punto dos, nos va a presentar como están unidas y en que son diversas las
funciones que cada forma de ejercer el sacerdocio de Cristo tiene en su haber. Y
nos permite ver pues con claridad que los llamados “munus” (docendi, regendi,
santificandi) son propios del sacerdocio ministerial, mientras que el sacerdocio
común tendrá como función lo que se denomina como “ministerios” que se
complementan con los “munus” del pastor, pero no hacen al fiel laico un pastor.
El tercer punto nos hablara de la insustituibilidad del ministerio ordenado, pues se
han presentado algunos casos donde se pretende que algún laico ocupe el lugar
que el sacerdote tiene y esto es imposible pues, a la luz de lo que la instrucción
dice, se deja muy en claro que “si en la comunidad llega a faltar el sacerdote, ella
se encuentra privada de la presencia y de la función sacramental de Cristo
Cabeza y Pastor”, porque tenemos que recordar que las funciones que el
sacerdocio ministerial es el único que puede hacer las veces de Cristo cabeza y
pastor de las ovejas y esto es esencial para la vida misma de la comunidad
eclesial.
Por eso debemos de tener claro que el sacerdocio ministerial es absolutamente
insustituible y teniendo muy claro esto, todos los fieles deben de esforzarse y
sentirse corresponsables para contribuir a fortalecer las respuestas positivas a la
vocación sacerdotal pues si no existe el orden sacerdotal ministerial, la comunidad
podrá ser cualquier llamada de mil formas menos Iglesia.
Y en el cuarto punto se explicitará la manera en que los laicos o ministros no
ordenados, pueden apoyar las labores de los pastores. En este apartado, además
de dejarnos ver la gran necesidad que los pastores tienen de el apoyo de algunos
ministros extraordinarios, también se clarifica cuales son lo momentos en los que
puede entrar un ministro a apoyar al pastor ordenado de la comunidad y también
se clarifica que los ministros, no son pastores ni podrán llegar a serlo.
Toda esta normativa, no es un sinsentido que la Iglesia se ha inventado, sino que,
para evitar desviaciones pastorales, abusos disciplinares y sobre todo para que la
comunidad comprenda lo que se realiza y que los frutos para la misma comunidad
sean los mejores, es que se busca que a quienes los pastores les confían este
servicio de colaboración pastoral puedan hacerlo con la conciencia clara de la
acción que realizan.

También podría gustarte