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El DISEAO - como patrimonio cultural


DRA. EN ARQUITECTURAJ DISEÑO y URBANISMO
MERCEDES • HERNÁNDEZ PADILLA
Docente en la Licenciatura en Diseño Industrial, Universidad de Guadalajara, México
Autora de libros y artículos especializados
mechehdez@gma i l. com

DR. EN ARQUITECTURA, DISEÑO y URBANISMO


FRANCISCO JAVIER GóMEZ GALVÁN
Investigador Nacional Nivel 1, SIN
Docente de licenciatura y posgrado en Diseño Industrial,
Universidad de Guadalajara, México
franciscog.galvá[email protected]

MTRO. EN DISEÑO Y DESARROLLO DE NUEVOS PRODUCTOS


JUAN ERNESTO ALEJANDRO OLIVARES GALLO
Docente en la Licenciatura en Diseño Industrial, Universidad de Guadalajara, México
Autor de libros especializados
ernesto. olivares@cuaad. udg. mx

Fecha de recibido: Julio 2010


Fecha de aceptado: Febrero 2011

RESUMEN
En la actualidad, como efecto de los mercados internacionales y las nuevas
tecnologías de la información, la identidad cultural se diluye al grado que es
muy dificil discriminar objetos, tecnologías y procesos de diseño ajenos a la
cultura propia. De forma que el diseño que se produce actualmente, puede o
no ser considerado en un faturo, dentro de los parámetros conceptuales de
patrimonio cultural.

Esta confusión es motivo de estudios y análisis que tienen el objetivo de establecer


directrices, en virtud de que los diseñadores mexicanos nos enfrentamos a la
disyuntiva de adherirnos a los estilos internacionales establecidos o bien desde
nuestra propia trinchera con productos mexicanos que puedan tener aceptación
y cabida independientemente del contexto social que los adopte, y proponer un
estilo propio, basado en la .identidad cultural mexicana, tratando de integrar en
las propuestas, los factores de carácter social y cultural que nos caracterizan,
sin caer en folc)orismos.

Palabras clave-: Diseño, identidad cultural, patrimonio.

ABSTRACT
Nowadays, as an effect of international merchandise and new technologies of
informa/ion, the cultural identity has been diluted until the point that it is really
difjicult to discrimina/e objects, technologies and design processes improper to
own culture. So, the design that is produced at present, can be considered or not
in the future, according to conceptual parameters of cultural heritage.

That confusion is the reason of studies and analysis which have the aim to
establish criteria, due to Mexican designers confront the dilemma of take into
account international styles or create Mexican producís that have acceptation

1
111
~l DISE~O como patrimonio cultural

without consider the social context in which are adopted and propase an own style,
base on Mexican cultural identity, trying to integrate in the proposals, factors of
social and cultural character, far away folklore.

Key words: design, cultural identity, heritage.

1NTRODUCCIÓN
La implementación y promoción de la disciplina del diseño en nuestro
país, se originó ante la necesidad de otorgarle valores estéticos,
funcionales y tecnológicos a los productos fabricados en México, a
la vez de conjuntar también valores tradicionales con la modernidad
del siglo xx. En algún momento de este desarrollo de la profesión, las
divergencias de los conceptos de tradición y modernidad se fueron
ensanchando hasta su ruptura, quedando en la historiografía del diseño
mexicano, algunos trabajos realizados por arquitectos y diseñadores,
que lograron conjuntar en el diseño ambos conceptos, obras que pueden
considerarse como parte de nuestro patrimonio cultural, puesto que
reúnen los requisitos para serlo. Sin embargo, los objetos de diseño
no han sido valorados como tal, contrariamente a las obras de arte,
aun cuando el objeto de uso cotidiano, contribuye estructurando los
espacios que conforman la obra arquitectónica patrimonial.

LA IDENTIDAD Y EL PATRIMONIO CULTURAL


La identidad cultural comprende un concepto abstracto y se define
como el sentimiento de pertenencia a un grupo social determinado,
en virtud de que se comparten los sistemas de símbolos, valores,
comunicación, actitudes, conocimientos, organización social y cultura
material; estos factores son los que imprimen la identidad cultural
de las sociedades, y que Martha Luz Arredondo (2005) la define como
una serie de imágenes y representaciones simbólicas, que al tener una
carga afectiva, son asimiladas, transmitidas e incluso, defendidas por
el grupo social.

El concepto de cultura, según la tendencia antropologista, incluye


todas las actividades del hombre en sociedad, es decir, no individuales,
para adaptarse a su medio ambiente, pero excluye la obra excepcional,
siendo el hombre y no el producto de su actividad, el más relevante.

Esta definición la completa Guillermo Bonfil Batalla (2004), desde el


punto de vista de la sociología, incluyendo símbolos, valores, actitudes,
habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación
y organización sociales y los bienes materiales, que en su conjunto
hacen posible la vida cotidiana dentro de una sociedad.

112

í
Re.s,, Legªd.t
Una definición más acercada al punto de vista de diseño industrial, ·e:::,o
-,
nos la ofrece John Heskett, en su segunda acepción de cultura (2002), é111
en la cual incluye la forma de vida que distingue a cada grupo social,
los patrones de conducta que se aprenden y que se expresan no sólo
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en los valores, comunicación y organizaciones, sino también en los ,e"


objetos que conforman su cultura material, su uso y su función en la o
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vida cotidiana de la sociedad o del individuo.

La definición oficial de la uNEsco (1982), referente a la cultura, que


es más actual y mundialmente aceptada, incluye ambas tendencias,
ya que considera la cultura como el conjunto de los rasgos distintivos
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan
una sociedad o un grupo social. Esta definición incluye las artes, las
letras, la ciencia, los modos de vida, los derechos fundamentales del
ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.

En esta última definición, la vida cotidiana y su cultura material se


pueden contener en los modos de vida, y éstas a su vez, forman parte
de sus tradiciones y creencias que se transmiten de generación en
generación, al tiempo que los transforman, adaptan o adecuan al
momento histórico y a las influencias externas que pudieran existir.

Para Bonfil, las sociedades no son estáticas, sino que se transforman


continuamente, sus símbolos, sus valores, sus actitudes, etc.,
no permanecen inmutables, cambiando conforme las diferentes
circunstancias que pueden afectar a la sociedad, ya sea porque ésta
generó nuevos conocimientos y experiencias que afectaron su realidad,
o por influencias externas de otro grupo social, de quienes adoptó y
adaptó sus valores, sus actitudes o su cultura material.

El concepto de patrimonio cultural apareció cuando las Ciencias


Sociales, específicamente la Historia, definieron la cultura _como
elem_e nto esencial de identificación, indivisible e inalienable que un
grupo social hereda de sus antepasados con la obligación de conservarlo
y acrecentarlo (Chanfón Olmos, 1996). A partir de 1982, el patrimonio
cultural no considera sólo el conjunto de los monumentos históricos
de una nación, sino también la totalidad de la creación del hombre
en sociedad (uNEsco-1coMos, 1982), por lo que el término se aplica a una
infinidad de objetos, cuya característica principal la constituye que
el mismo grupo social les otorgue el valor de testimonios y pruebas
objetivas de la individualidad de su cultura a lo largo de la historia, y
se identifiquen como propietarios de éstos, compartiendo también la
responsabilidad de cuidarlo y acrecentarlo.

El patrimonio cultural se va construyendo a través de la historia en


un proceso en el que participan las distintas clases que conforman la

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113
El DISE~O como patrimonio cultural

nación; de ahí que tanto la identidad cultural como el patrimonio son


dinámicos, es decir, tienen una dimensión diacrónica, puesto que se
ha construido a través de las distintas etapas de la historia del país,
y enriquecido por el contacto con otras culturas, ya sea de manera
directa, con las diversas inmigraciones de individuos procedentes de
otras culturas, o por el intercambio comercial.

La identidad cultural mexicana actual -también llamada mexicanidad-


tiene su origen en la coexistencia de pueblos diferentes que habitaron
lo que hoy es el territorio nacional, no sólo a partir de la conquista
por parte del pueblo español, que fueron adaptando y transformando
el medio geográfico, formando diversas sociedades con características
de identidad propias, en cada contexto político y económico a lo largo
de la historia.

Resulta complicado hablar de una identidad homogénea en un territorio


tan diverso y extenso como el nuestro, en el que la cultura tiene sus
propias particularidades, como la diversidad étnica, la existencia de
culturas regionales con sus propias identidades, el contraste entre la
cultura rural y la urbana, así como las diversas clases sociales que
están presentes a escala nacional, regional y local, que presen·tan a
su vez, diversos niveles culturales (Bonfil Batalla, 2004). Por lo tanto,
la identidad cultural también posee una dimensión sincrónica. De lo
anterior se desprende que la principal característica de la identidad
cultural mexicana es la diversidad, presente a lo largo de la misma
historia de los grupos culturales que han habitado el territorio nacional.

En el contexto cultural actual es muy difícil discriminar las características


de nuestra identidad cultural de aquellas que han sido adoptadas de
otras identidades, las fronteras parecen diluirse ante la cantidad de
objetos culturales procedentes de los más diversos lugares, que han
sido adoptados y adaptados, y muchas veces reinterpretados a nuestro
diario acontecer.

IDENTIDAD CULTURAL MEXICANA Y DISEÑO


(LA MEXICANIDAD EN EL DISEÑO)

En el caso del Diseño, como producto cultural que depende de


la sociedad, los objetos pueden ser considerados como parte del
patrimonio de un pueblo, cuando poseen el atributo de identidad
cultural, pues son pruebas de la manifestación material de un grupo
social, que expresan los modos de vida, sistema de valores, actitudes,
significados, símbolos, creencias, costumbres y avances técnicos,
científicos y tecnológicos de la colectividad en un momento histórico y
en un espacio geográfico determinado. Si bien, la cultura y la sociedad

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REVISTA Legªdijt
son dinámicas -es decir se transforman por la intervención de diversos o
·e
:::,
-,
factores, como la influencia de otros grupos sociales ajenos- el Diseño
éC1I
debe adecuarse a las transformaciones y las demandas de la misma
sociedad que los concibe. .
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-a
Para poder comprender este fenómeno, es necesario hacer un análisis o
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de aquellas características que se han originado en tiempos pasados
Y han permanecido no obstante los cambios sociales, políticos y
económicos a lo largo de distintos periodos históricos, los llamados
"sedimentos culturales" (Arredondo, 2005), y que se han expresado a
través del Diseño, por medio de un sistema de símbolos, tanto concretos
(extrínsecos) como abstractos (intrínsecos) y de esta forma, conocer sus
significados, reinterpretarlos en nuestra realidad actual, y proyectarlos
hacia el futuro con nuevas propuestas de diseño mexicano.

El siglo x1x puede considerarse como el siglo de construcción de


la identidad nacional, por parte de los diferentes gobiernos que se
sucedieron durante los primeros años del México Independiente; las
diversas publicaciones referentes a la historia de las culturas que
habían habitado el territorio hasta entonces, que inició Francisco Javier
Clavijero a finales del siglo xv111, los estudios del Barón de Von Humboldt,
los grabados y litografías de Karl Nebel de carácter costumbrista, junto
con los dibujos del artista inglés Frederick Catherwood, en compañía
del viajero norteamericano John Lloyd Stephens, contribuyeron
a cimentar y promover las bases de la identidad nacional, tanto al
interior como al exterior del territorio.

El paso decisivo para afianzar la identidad nacional, se dio bajo el


auspicio del Presidente Porfirio Díaz, con la apertura del primer Museo
Nacional, el cual promovía héroes y batallas protagonizadas en defensa
de la patria, y finalmente, apoyó incondicionalmente la publicación
de la obra México a través de los Siglos, coordinada por Vicente
Rivapalacio, cuya importancia radica en la integración y aceptación
del pasado, en sus diversas épocas desde los pueblos mesoamericanos,
la conquista, la colonia, la guerra de independencia y las sucesivas
intervenciones extranjeras y guerras internas; así mismo, logró
integrar las diversas sociedades y grupos étnicos que la formaban, los
emblemas y símbolos de identidad que se adoptaron a lo largo de la
misma historia.

Esta obra contribuyó a colocar a la nación mexicana a la par de


otras naciones, fundamentándose en un pasado remoto, valiendo
su reconocimiento en la comunidad internacional. Todo lo anterior
se complementa con la participación de México en las exposiciones
mundiales, con pabellones diseñados con clara influencia formal en las
simbologías mayas y mexicas.

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El DISEfJO como patrimonio cultural

Al iniciar el siglo xx, a partir de los inventarios fotográficos que en 1904


realizó el fotógrafo Guillermo Khalo, y su posterior publicación en
1909 bajo los títulos Templos de propiedad federal y Levantamiento de
los bienes y monumentos nacionales muebles (Coronel Rivera, 2008),
surge un estilo en arquitectura, muebles y accesorios, inspirado en el
llamado Colonial Mexicano, que marcó una tendencia "romanticista"
en el diseño del Sur de los Estados Unidos y en las grandes ciudades
mexicanas, hasta hoy día.

Después de los años más álgidos de la Guerra de la Revolución Mexicana,


en el año de 1921, con la creación de la Secretaría de Educación
Pública, bajo la dirección de José Vasconcelos, se inicio un programa
cuyo principal objetivo consistió en la difusión de distintos símbolos de
identidad nacional. Muchas fu e ron las acciones que se llevaron a cabo
desde la Secretaría, destacando el llamado movimiento muralista, que
dio origen a la Escuela Muralista mexicana.

Con el mismo objetivo se lleva a cabo la exposición de las artes


populares a cargo de Gerardo Murillo, Roberto Montenegro y Xavier
Guerrero, en la que incluyeron un sinfín de objetos de uso cotidiano,
ceremonial y de instrumentos de trabajo, elaborados con materiales
y técnicas artesanales y tradicionales. Esta exposición se presentó
posteriormente en la ciudad de Los Ángeles, California, y le siguió la
publicación del catálogo, editada por el Instituto Nacional Indigenista,
en 1924. Como consecuencia natural, el arte popular se revalora como
parte esencial de la identidad cultural mexicana, y al mismo tiempo,
los objetos, materiales y técnicas fueron reconocidos como el alma
popular y portadores de la identidad nacional. Cambia el significado
utilitario de éstos, por un significado decorativo.

En los años siguientes se caracteriza al diseño mexicano; \ sí como


la identidad cultural mexicana, por sus raíces con el pasado
mesoamericano y colonial, atado a las artes aplicadas y llamado
arte popular, lo cual ha sido tema de discusión por parecer totalmente
divergentes con el Diseño Industrial, dadas las mismas naturalezas de
ambas disciplinas (Coronel Rivera, 2008), siendo principalmente los
medios de producción la gran diferencia entre ambas. Por un lado, las
artes populares son de producción artesanal, y la calidad, y los valores
estéticos y funcionales dependen del dominio del oficio del artesano,
quien además por este medio expresa sus creencias, sus propios valores
y sus tradiciones, y su relación con el medio natural; por otro lado, el
Diseño Industrial, por su propia connotación, implica la producción
masiva de los productos por medios mecanizados, lo que aumenta la
cantidad de productos, en menor tiempo y a menor costo. Las primeras
se basan en el humanismo, y las segundas, en el racionalismo.

í
116
REVISTA Le~dyt
El periodo comprendido de 1930 a 1950 estuvo marcado por un
compromiso social de diseñadores y arquitectos, con una fuerte
convicción ideológica de que el Diseño fuera un medio para mejorar
las condiciones materiales de vida de la gente, así como también
una forma de expresión simbólica para definir y consolidar la
identidad nacional.

Varios fueron los intentos con el objetivo de difundir un programa de


carácter oficial con esta ideología, en la formación de profesionales del
Diseño; en 1949 se formó el Taller de Integración Plástica (Comisarenco
Mirkin, 2006), claramente inspirado en la Escuela Bauhaus alemana, con
el objetivo de formar arquitectos, artesanos y artistas desde una ~ptica
interdisciplinaria y solidaria, que enfatizara la calidad estética de los
objetos y la responsabilidad social del diseñador, así como un medio
eficaz para asegurar la expresión y conservación de la identidad nacional
frente a la constante adopción de estilos internacionales; el nacionalismo
y mexicanismo fue promovido a través de la integración de las artes
mayores y las artes aplicadas, tratando de dejar a un lado las distinciones
convencionales entre estas. Pocas fueron las obras que alcanzaron esa
integración, pero por un lado, los postulados revolucionarios, de clara
tendencia izquierdista, se encontraban en declive y el estado mexicano
poco a poco se cargaba hacia la derecha política, lo que contribuyó
a que el individualismo artístico se fortaleciera. El nacionalismo y la
modernidad se colocaban en sentidos opuestos.

Posterior a la clausura del Taller de Integración Plástica en 1952, se


fundó el llamado Taller de Artesanos "Carlos M. Lazo", el cual pretendía
el diseño y producción de objetos y muebles de uso doméstico dirigidos
a la habitación popular. En el edificio de La Ciudadela, bajo la dirección
general del arquitecto Raúl Cacho, se instalaron dos talleres para
trabajo con mosaico de piedra, dirigidos por José Chávez Morado y
Juan O'Gorman; un taller de talla directa en piedra, bajo la dirección
de Francisco Zúñiga; un taller de alfarería y cerámica, de baja y alta
temperatura, a cargo de Rodrigo Arenas Betancourt y dos talleres de
textiles conducidos por el pintor paisajista Nicolás Moreno. Más tarde
se instalaron otros más: de joyería y muebles. Como director general
se nombró al arquitecto Raúl Cacho. (Maseda Martín, 2002).

De los proyectos llevados a cabo por el Taller de Artesanos, se


encuentra el proyecto arquitectónico encargado al arquitecto Raúl
Cacho, y el menaje completo de mobil!ario y acc~sorios decorativos, a
cargo de los arquitectos Teodoro Gonzalez de ~eon y Armando Franc~,
para el conjunto habitacional Xola, para trabaJado~es de la Sec~etana
de Comunicaciones y Obras Públicas (Maseda Martm, 2002). As1 como
también el mobiliario y menaje de las llamadas "cuevas" de Lomas de
Santa Fe, también para los trabajadores de la misma dependencia.

117

l
~l DISE~O como patrimonio cultural

El objetivo primordial de este taller de artesanos era la realización de 1. Período de la historia


estadounidense que
investigaciones y experimentación para elaboración de prototipos, que
comprendió de los años
se venderian para su producción en serie, de forma artesanal o industrial; de 1950 a 1956, cuando
cada taller contaba con maestros y oficiales artesanos que trabajaban el senador por Wisconsin,
en conjunto con los artistas, para lograr diseños que incorporaran John Macarthy, promovió
desde el Senado, una
ambos aspectos: el moderno y el tradicional; pero al igual que el intento política de persecución
anterior, cuestiones politicas del momento histórico, la guerra fria y el contra todo aquello y
"macartismo" 1, obligaron a cerrar sus instalaciones, puesto que su aquellas personas que
parecieran a su criterio,
principal impulsor, el arquitecto Carlos Lazo, fue acusado de estar simpatizantes con las
formando comunistas, justo cuando éste se postulaba para candidato ideologías socialistas y
a la presidencia de la República. comunistas, cuya principal
referencia fue la unión
de Repúblicas Soviéticas
A este intento de integración de las artes aplicadas o populares y el Socialistas y la República
Diseño como disciplina profesional, le siguieron el Centro Superior de Popular de China.
Artes Aplicadas, en 1956 y dependiente del INBA (Maseda Martin, 2002),
con más carácter escolar y con funciones de docencia, producción
e investigación, y cuyos objetivos esenciales fueron: la formación
de "técnicos y diseñadores de las artesanias, útiles a la sociedad y
a la industria"; dar oportunidad al artesano y al artista profesional
para capacitarse en la producción y objetos para la vida cotidiana";
asi como la posibilidad de imprimir la calidad de la obra artesanal
al producto industrial, a la vez que darle al producto artesanal la
calidad técnica requerida por las necesidades de la vida moderna. En
pocas palabras, se formaban técnicos artesanos o artesanos-artistas,
mas no diseñadores, debido a que caredan de una estructura teórica
equilibrada dentro del programa de cada taller.

Ya para 1962, el INBA inaugura la Escuela de Diseño y Artesanias,


donde se ofredan las carreras profesionales de diseñador artesanal,
con talleres especializados en cerámica, esmaltes, vitrales, plateria,
mosaicos, tejido, estampado en telas, madera y metales; y en 1964,
se cambia el plan de estudios, para ofrecer la carrera de Diseñador
artistico industrial, este último plan no fue muy bien visto por quienes
se encontraban aún anclados al espiritu nacionalista o mexicanista,
y se siguieron impartiendo las dos carreras, hasta 1980 en que, por
pugnas y desacuerdos entre artesanos y diseñadores, se optó por la
separación de las escuelas.

Hasta aqui los intentos oficiales de enfrentar el binomio nacionalismo-


modernidad, que desde el siglo x,x han enfrentado los artistas y
artesanos, y posteriormente los mismos diseñadores industriales de
distintas instituciones educativas de diseño en México, y por lo general
se cae en visiones folcloristas y románticas respecto a la artesania o
arte popular.

r
118
REVISTA Leggd,t
o
Por otro lado, las tendencias funcionalistas , con sus formas geométricas ·2
:::,
-,
Y simples, se adecúan más a la producción industrial, abaratando costos e
de producción y logrando llegar a las clases populares y medias. Mas los
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objetos producidos industrialmente carecen del valor patrimonial que a-
un obj eto con fuerte carga simbólica de identidad cultural mexicana z
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puede tener. o
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ALGUNOS EJEMPLOS DE DISEÑO CON VALOR PATRIMONIAL

Después de la Revolución Mexicana, durante el periodo de efervescencia


de búsqueda y difusión de la identidad cultural mexicana, Luis Barragán
hace sus propuestas de proyectos de arquitectura integral, en los que
conjunta algunos aspectos simbólicos tanto de las culturas precolombinas
como del arte y arquitectura rural, así como en el mobiliario diseñado
exprofeso para sus casas habitación. Por algunos años forma equipo con
el anticuario y artista Jesús Reyes Ferreira, quien aportaba su sensibilidad
para la colorimetría, y con la diseñadora cubana radicada en México,
Clara Porset, para la elaboración del mobiliario.

El referente inmediato en la obra de Luis Barragán fue la misma arquitectura


rural del sur de Jalisco, ya que su familia fue de clase hacendada, por lo
que él mismo creció entre altos muros de adobe, y en contacto con los
elementos naturales, fuente de inspiración para proyectar sus obras más
memorables, en la década de 1930 en Guadalajara, y posteriormente, en
la Ciudad de México; en ellas, reinterpreta esa arquitectura tradicional,
y las expresa por medio de grandes muros opacos, en las texturas de los
enjarres, pero a la vez en elementos que filtran la luz al interior, y que
junto a la gama de color aplicado, que cabe señalar, expresamente elegido
para que en conjunto, provocara diferentes sensaciones de acuerdo con la
función del espacio.

El agua también juega un papel importante, y está presente en fuentes,


estanques y espejos; la integración de las estancias con los jardines
por medio de terrazas y ventanales, y la utilización de materiales
tradicionales, adobe, barro rojo, piedra, madera. Su ideología
personal (The Hyatt foundation, 2010), la cual define su trabajo como
arquitecto, maneja los conceptos de belleza, inspiración, magia,
hechizo, encanto, serenidad, silencio, intimidad, asombro, y consisten
en las aportaciones de lo que ahora se conoce como arquitectura
mexicana, y que le valió el Premio Pritzker, en el año de 1980.

Sin embargo, al diseño del mobiliario y los accesorios, igualmente


proyectados por él, no se le ha dado el mismo valor, aun cuando
fueron diseñados bajo la misma ideología que su obra arquitectónica,

119

1
el DISEl'JO como patrimonio cultural

y contribuyen en gran parte a transmitir y sentir esas emociones en los


ambientes interiores. (Foto 1)
Foto l. Interior de la
Casa Prieto (I 943), en el
Pedregal de San Ángel ,
obra de Luis Barragán, en
el que se pueden apreciar
los sillones, mesa, cómoda
y lámpara, también del
mismo autor.

Fotografia de Tim Street


Porter (Casa Mexicana,
1994: 174)

En el diseño de los muebles toma referentes del mobiliario popular


de las mismas haciendas y estancias rurales de su niñez y logra
reinterpretarlos, al conjuntar la tradición y la modernidad, al tiempo
que les otorga un nuevo valor de identidad netamente mexicana, que
ha trascendido las fronteras geográficas y culturales.

120

í
REVISTA Leg9gy
1
o
N
2. En el año de 1921, El sillón Barragán (Foto 2), inspirado en el antiguo butaque que o
·e;;:,
dentro de los festejos elaboraban los peones de las haciendas de la zona sur de Jalisco, --.
del Centenario de é
es un claro ejemplo de la reinterpretación de los valores formales
.
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la Consumación de e
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la Independencia, el y funcionales del mobiliario popular, que Barragán logró llevar a un a-
Presidente de la República, nivel superior, con materiales y acabados naturales, como la madera :z
Álvaro Obregón, nombra ..,,·
por decreto al Sabino
de sabino que tiene un alto valor simbólico en la época, 2 al forrar el o
,e
asiento y respaldo con vaqueta, unió la tradición colonial; y finalmente, <
(Taxodium mucronatum),
como el árbol nacional de al simplificar los soportes y travesaño torneados, llevó a este mueble
México.
tradicional popular, a un nuevo contexto socio-cultural, conjuntando
tradición, modernidad e identidad cultural, del México del siglo xx.

Foto 2. Sillón Barragán


Fotografia de Edgar
Espinosa (Comisarenco
Mirkin, Dina, 2008: 57)

Otro ejemplo de la reinterpretación de valores tradicionales, lo


constituyen el "butaque", y el sillón "totonaca" de Clara Porset, así
como la silla "charra", y el mobiliario diseñado por Horacio Durán,
ambos profesionales del Diseño y destacados académicos del Centro
de Diseño Industrial de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Porset y Durán formaron decenas de generaciones de diseñadores
industriales, fomentando el conocimiento de las necesidades de
la sociedad mexicana, sus valores culturales y la calidad de vida,

1
121
el DISEf:JO como patrimonio cultural

exitosamente lograron conjuntar en el diseño, los valores de tradición


y modernidad, representativos de nuestros valores identitarios y
culturales.

Foto 3. Butaque, madera de


sabino tapizada en vaqueta
Autora: Clara Porset
(Comisarekco Mirkin, Dina,
2008: 413)

Foto 4. Sillón totonaca,


madera de sabino, tela
Riggs Sargent
Autora: Clara Porset
(Inventando el México
moderno, el diseño de
Clara Porset, 2006: 135)

1
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REVISTA Leg~dyt
Foto 5. Sill a Charra,
madera y vaqueta ( I 955) ·e::::,o
....,
Autor: Horacio Durán
é
(Comi sarenko Mirkin,
.
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w
Dina, 2008: 6)
"'z:
,,;
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<

CONCLUSIONES
Tomando en cuenta las definiciones de Patrimonio Cultural, y dado que
el Diseño es un producto de la cultura de los pueblos, existen objetos
que son factibles de reconocer como parte de nuestro patrimonio,
cuando cuentan con atributos que lo hacen ser la expresión concreta
de un estilo de vida, de un grupo social existente, manifestado en
determinado momento histórico.

Se han reconocido obras de las Bellas Artes como patrimoniales, se


reconoce el trabajo de artistas y arquitectos que indudablemente han
contribuido a enriquecer el patrimonio cultural de la humanidad, pero
los proyectos coexistentes y complementarios -el diseño de objetos
de uso cotidiano- que son portadores de simbolismos e ideologías, tan
vitales para la función del espacio habitacional, se catalogan en las
artes menores o decorativas.

1
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El DISEf:lO . como patrimon,o cultural

Los diseñadores mexicanos nos enfrentamos a la disyuntiva de adherirnos


a los estilos internacionales establecidos o, bien, generar una postura
que defina un estilo mexicano donde nuestros productos puedan tener
aceptación y cabida independientemente del contexto social que los
adopte, y proponer un estilo propio, basado en la identidad cultural
mexicana, tratando de integrar en las propuestas, los factores de carácter
social y cultural que nos caracterizan, sin caer en folclorismos.

FUENTES DE CONSULTA

BIBLIOGRAFIA

1. Arredondo, M. L. (2005), Mexicanidad versus Identidad Nacional, Plaz.a y Valdés, México.

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