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UNIVERSIDAD ALFONSO X EL SABIO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

MÁSTER UNIVERSITARIO DE PSICOLOGÍA GENERAL SANITARIA

TRABAJO DE FIN DE MÁSTER

LAURA GONZÁLEZ CABRERA


IGNACIO MARTÍNEZ ACUÑA

Fecha de entrega:
Índice
Resumen.......................................................................................................................................
Abstract........................................................................................................................................
1. Introducción ............................................................................................................................
1.1.Objetivos ...............................................................................................................................
2. Formulación del Caso ..............................................................................................................
2.1.Identificación del Paciente ....................................................................................................
2.2.Análisis del Motivo de Consulta ...........................................................................................
2.3.Historia del Problema.............................................................................................................
2.4.Análisis y descripción de las Conductas Problema ...............................................................
2.5.Selección y Aplicación de las Técnicas de Evaluación y Resultados Obtenidos...................
2.6.Objetivos Terapéuticos...........................................................................................................
3. Tratamiento...............................................................................................................................
3.1.Selección del Tratamiento más Adecuado ............................................................................
3.2.Aplicación del Tratamiento....................................................................................................
3.3.Evaluación de la Eficacia ......................................................................................................
3.4.Seguimiento............................................................................................................................
4. Observaciones..........................................................................................................................
5. Conclusiones............................................................................................................................
6. Referencias...............................................................................................................................
7. Apéndices. Estado del Arte......................................................................................................
Apéndices 1. Estado del Arte.......................................................................................................
1. INTRODUCCIÓN

La capacidad que poseemos de establecer vínculos con otras personas es una


habilidad esencial que comienza en nuestros primeros meses de vida. La primera relación que
mantenemos, es predominante y condiciona la forma en la que nos relacionamos durante el
resto de nuestra vida. Esta primera relación que puede mantenerse con un progenitor, con
ambos, o con un cuidador, tiene un efecto directo en el desarrollo social y emocional de la
persona (Brumariu, 2015).

Para describir y comprender mejor este fenómeno, surge la teoría del apego. Esta
teoría, desarrollada por Bowlby, 1969 interpreta la forma de las relaciones íntimas entre las
figuras parentales y los niños. Bowlby, psicólogo británico que revolucionó el pensamiento
sobre la relación lactante-madre y la importancia y función de todos los vínculos estrechos
(Bretherton, 1997), proporciona la explicación de por qué las experiencias relacionales que
tenemos nos convierten en quienes somos y afectan a nuestras interacciones con los demás
(Bowlby, 1969).

A la teoría del apego se le atribuye la formulación y la comprensión del desarrollo


humano y la relevancia de las relaciones interpersonales. Bowlby, desarrolló este marco
teórico tras haber trabajado en un orfanato de Europa después de la Segunda Guerra
Mundial, evaluando la salud mental de los niños huérfanos del centro. Bowlby, después de
observar y estudiar las secuelas psicológicas de los huérfanos tras la desvinculación con sus
progenitores, descubrió que para lograr un desarrollo mental sano, la figura de apego y el
niño pequeño, tienen que mantener una relación, cálida, cercana y continua con su progenitor
o cuidador principal.

La teoría del apego es una teoría psicológica de la conexión humana que defiende los
siguientes principios:

- (a) Los seres humanos están diseñados para conectar emocionalmente con los demás y
formar relaciones íntimas.
- (b) el desarrollo social y cognitivo de los niños está poderosamente influenciado por
cómo son tratados por sus padres, especialmente por sus madres.
- (c) las experiencias tempranas pueden explicar tendencias en las relaciones
posteriores (Snyder et al., 2012).

Existen diferentes tipos de apego. Por un lado podemos diferenciar el apego seguro,
que surge de la disponibilidad de figuras de apego de manera constante e incondicional; y por
otro lado, el estilo de apego inseguro, que puede ser ansioso, evitativo o ambivalente, y su
desarrollo es la consecuencia de la exposición de experiencias de apego incoherentes o no
disponibles durante la infancia. Se plantea, que en momentos de amenaza o necesidad, el
sistema de apego se activa y se busca la proximidad real o simbólica de las figuras de apego
(Mikulincer, Gillath y Shaver, 2002).

El desarrollo de un apego seguro, tiene una función reguladora de las emociones, la


cognición social y el comportamiento de los niños. Y es que, aquellos niños que logran
establecer relaciones seguras con sus progenitores o cuidadores principales, son además más
competentes socialmente y logran establecer vínculos de mejor calidad. Por lo contrario,
aquellos niños con dificultades en el apego, presentan dificultades para mantener relaciones
con iguales, experimentan un mayor nivel de conflicto y padecen un profundo malestar
emocional. Esto desemboca en el aumento de las probabilidades de padecer enfermedades
físicas, y en su consiguiente deterioro del funcionamiento social, psicológico y
neurobiológico que se prolonga hasta la edad adulta.

Es por ello, que la existencia de un apoyo parental incondicional genera relaciones


estables y autosuficientes y promueve el bienestar físico y mental del menor. Además, el
refuerzo constante y la comunicación abierta por parte de los cuidadores valida las
experiencias del niño y promueve el desarrollo de la autonomía del menor (Van Rosmalen et
al., 2016). Las capacidades emocionales de los niños surgen de los contextos en los que
aparecen las primeras relaciones de apego, por lo que estos vínculos tienen una función
reguladora de las emociones y del comportamiento del niño (Jessica E Cooke, Logan B
Kochendorfer, Kaela L Stuart-Parrigon, Amanda J Koehn, Kathryn A Kerns, 2010).
Prevalencia

Es difícil estimar la prevalencia de los trastornos del apego. Aproximadamente, dos


de cada tres adolescentes-jóvenes presentan apego inseguro, sea de tipo evitativo (37.5%),
ansioso (20%) o ambivalente (10%). Y solo uno de cada tres, presenta un apego seguro,
(32.5%) en la población española (Sara Camps–Pons, José A. Castillo–Garayoa e Ignacio
Cifre, 2014).

Comorbilidad

Los estilos de apego están mediados por una amplia gama de procesos cognitivos y
emocionales. Si el estilo de apego es disfuncional para la adaptación del individuo, este puede
derivar en el desarrollo de diferentes trastornos mentales (Fearon et al., 2016). Son muchos
los hallazgos que demuestran la fuerte correlación que existe entre el apego y la salud mental.
Por un lado, se ha demostrado la fuerte relación entre el estilo de apego inseguro y la ideación
paranoide (Martínez et al., 2020; Ringer et al., 2014; Wickham et al., 2015), así como entre el
apego inseguro y el desarrollo de síntomas depresivos (Hankin et al., 2005; Lee y Hankin,
2009).
El bienestar psicológico es una de las dimensiones que más se ve afectada por el estilo
de apego. En personas con apego inseguro, se activan representaciones esquemáticas del “yo”
como no deseable/ querible y de los demás como individuos no dignos de confianza.

En cuanto a las dimensiones del bienestar psicológico, es importante señalar cómo la


activación de pensamientos relacionados con el apego inseguro (es decir, la representación
esquemática del yo como no querible y de los demás como no dignos de confianza) se asocia
con niveles más bajos de autoaceptación. Y es que, la autoestima y la autoimagen son unos
de los principales aspectos que se ven afectados por los diferentes estilos de apego. Son
muchos los estudios que han demostrado la correlación entre apego inseguro y baja
autoestima y problemas con la autoaceptación (Homan, 2016; Marrero-Quevedo et al., 2019)
y autoestima negativa (por ejemplo, Lee y Hankin, 2009; Martínez et al., 2020; Wickham et
al., 2015).
Numerosos estudios han mostrado también cómo ambos estilos de apego inseguro se
asocian a un menor dominio del entorno (Homan, 2016). Este pobre dominio del entorno está
directamente relacionado con la evitación experiencial y la intolerancia a las experiencias
internas negativas (Hayes et al., 2004). La evitación experiencial, es de por sí un importante
mecanismo mediador transdiagnóstico que se activa en presencia del apego inseguro, y que
está asociado al desarrollo de diferentes psicopatologías (e.g., Chawla y Ostafin, 2007;
Fledderus et al., 2010). Los fracasos y dificultades en contextos sociales también pueden
tener un impacto en las actitudes hacia el yo en personas con apego evitativo
(Marrero-Quevedo et al., 2019).

Criterios diagnósticos y diferenciales

Los comportamientos sociales aberrantes observados en niños pequeños con apego


inseguro pueden parecerse a los del trastorno del espectro autista (TEA). La diferencia entre
estos dos grupos es que los niños que cumplen los criterios diagnósticos de apego inseguro
deben haber sufrido un abandono social grave; los niños con TEA rara vez habrán sufrido
este tipo de abandono. Los niños con ambos trastornos pueden mostrar comportamientos
estereotipados como balancearse o aletear (American Psychiatric Association 2013). Los
niños con TEA a menudo muestran intereses restringidos y comportamientos repetitivos,
mientras que los niños con apego inseguro no lo hacen, y, sobre todo, los niños con TEA
muestran un comportamiento de apego apropiado para su desarrollo, mientras que los niños
con RAD no lo hacen.

Tipos de apego

Como se expuso con anterioridad, el apego seguro es el apego que proporciona el


bienestar emocional del niño. El apego inseguro, provoca por tanto una gran dificultad a las
personas que lo presentan para beneficiarse de la proximidad interpersonal. Son personas que
tienen menor tolerancia a la angustia y un mayor riesgo de desarrollar trastornos afectivos
(véase Gillath, Karantzas y Fraley, 2016).
Las relaciones de apego inseguras se desarrollan tras la ausencia de la conducta de
búsqueda por parte del niño cuando está angustiado o el miedo al abandono que dificulta
alejarse del cuidador. Estos patrones de comportamiento se deben al comportamiento del
cuidador/progenitor, quien no muestra una verdadera preocupación por el bienestar del niño,
su cuidado es intermitente, rechaza al niño, o no responde a sus necesidades (Chambers,
2017).

La clasificación del apego se puede entender en términos de apego “seguro” y apego


“inseguro”. Debido a las diferentes representaciones del apego inseguro, se ha detallado aún
más su categorización (Gumley et al., 2014).

Dentro del apego inseguro podemos diferenciar tres clasificaciones diferentes. Por un
lado el apego ansioso, caracterizado por el miedo al rechazo, una apreciación negativa de uno
mismo y el aumento del efecto negativo; Otro subtipo de apego es el evitativo, que se
caracteriza por el concepto negativo hacia los demás, la incomodidad con la proximidad
física y la minimización del afecto (Shaver y Mikulincer, 2009).
Y el apego desorganizado, estilo que añadieron Main y Main y Solomon en 1990. La
introducción de este último subtipo de apego se logró tras el famoso experimento de la
Situación Extraña de Ainsworth (M.D.S. Ainsworth, M. Blehar, E. Waters, & S. Wall, 1978).
Esta última clasificación (el apego desorganizado) ha recibido un alto grado de interés, tanto
por parte de los investigadores como de los profesionales clínicos. El estilo de apego
desorganizado se ha entendido principalmente a través del concepto de "miedo sin solución"
de E. Hesse y M. Main.

(apego ambivalente)
Los individuos tienden a interpretar y entender la información del mundo de acuerdo
a sus modelos de trabajo internos existentes (Collins, 1996; Collins & Feeney, 2004). Los
niños con un apego inseguro, han mostrado una mayor probabilidad de deterioro del
funcionamiento social, psicológico y neurobiológico a lo largo del tiempo, lo que conduce a
la vulnerabilidad ante el desarrollo de una psicopatología a lo largo de su vida. Por tanto, el
apego ayuda también a comprender el desarrollo de cualquier psicopatología. Es necesario
entender antes cómo los procesos de las interacciones interpersonales median influyen en el
desarrollo de la personalidad de cada individuo. Por tanto, la representación cognitiva del yo
y las expectativas de cómo se comportan los demás en las relaciones sociales son clave para
comprender la adquisición de los diferentes estilos de apego (Kobak y Bosmans, 2019).

Factores de riesgo

Un factor de riesgo es la circunstancia o situación que aumenta la probabilidad de que


se produzca un daño. Hay una serie de factores de riesgo que acentúan las posibilidades de
que el menor desarrolle un trastorno del apego o un pego inseguro.
Uno de los principales factores de riesgo es la exposición a una negligencia
emocional grave o un cuidado inapropiado y ausente en los primeros meses y años de vida
del individuo. El periodo más sensible es antes de los 3 años, después de esa edad el riesgo es
elevado, pero no tan decisivo como en los primeros tres años de vida, pues se trata de una
etapa vital esencial para determinar el desarrollo del apego (American Psychiatric
Association 2013).
En cuanto a los factores de riesgo psicosocial, los problemas de salud mental de los
progenitores, problemas de consumo de sustancias, violencia de pareja, separación,
divorcio…Son circunstancias que aumentan el riesgo de que el menor desarrolle un trastorno
del apego durante su infancia (Hornor, 2013, Zeanah y Gleason, 2015). Se trata de las
condiciones que afectan a la capacidad de un progenitor/cuidador para cumplir con las
necesidades tanto físicas como emocionales de forma constante.

Tratamiento

El tratamiento terapéutico enfocado al trabajo del apego difiere en función del público
con el que se trabaje.
Desde un paradigma infanto-juvenil, la labor con menores que sufren trastornos del
apego se centra sobre todo en proporcionar al menor el acceso a un cuidador estable y
cariñoso. Por tanto, la mejora de la sintomatología de los niños con trastornos del apego se
puede solventar proporcionando una figura de calidad y apoyo una vez pasado el abandono
físico y/o emocional (American Psychiatric Association 2013). No obstante, los niños con
apego inseguro pueden mejorar en las relaciones interpersonales, llegando a presentar incluso
un continuo deterioro de las mismas, aunque se coloque en un entorno de cuidado adecuado
(Smyke et al., 2012). Por tanto, el tratamiento más importante para los niños diagnosticados
con apego inseguro se basa en ofrecer un cuidador confiable que esté emocionalmente
disponible para el menor (Zeanah et al., 2016).

El tratamiento dirigido a la población adulta consiste en proporcionar una figura de


apego seguro en la que el paciente pueda confiar y en la promoción de su bienestar
psicológico. Son muchos los profesionales que defienden que la dinámica de apego es
fundamental para alcanzar el éxito terapéutico, y lo es aún más para pacientes con trastornos
relacionados con el mismo.
La relación establecida entre terapeuta y paciente es un vínculo que además de ayudar
a promover el cambio, ayuda en el proceso para reestructurar pensamientos relacionados con
creencias sobre las relaciones interpersonales que afectan al mantenimiento de trastornos del
apego. Una de las principales tareas terapéuticas será por tanto proporcionar seguridad
emocional y una base segura para el paciente.
Son varios las investigaciones que demuestran cómo el apego del paciente afecta a la
alianza terapéutica y por consiguiente a los resultados obtenidos durante el tratamiento. Al
estudiar las rupturas y su respectivo análisis del discurso, se han vislumbrado características
asociadas a perfiles de apego inseguro. Pero no es solo el estilo de apego del paciente el único
factor que influye en el desarrollo de la terapia; afecta también el estilo de apego del
terapeuta ya que esté condiciona también la forma en la que se mantiene el vínculo entre
ambos.
Los principios clave de la psicoterapia basada en el apego (Arrieta Slade y Jeremy
Holmes, 2019) son:

- La relación de apego terapeuta-paciente es fundamental para promover el cambio.


- El reconocimiento in vivo de la dinámica del apego durante la terapia guía la
formulación y la intervención.
- La terapia puede remodelar la dinámica del apego.

Otro de los aspectos que se han de tratar en la intervención psicológica con individuos con
trastorno del apego, es el bienestar psicológico (Fava y Tomba, 2009; Jeste et al., 2017). El
bienestar psicológico está relacionado directamente con los recursos relacionados con la
búsqueda del sentido de la vida, el potencial del individuo y su crecimiento personal (Ryff,
1989). Lo que influye directamente en el proceso de recuperación de trastornos del apego
(Slade et al., 2012)

El modelo de Bienestar Psicológico (Ryff, 1989) distingue seis factores que contribuyen al
bienestar psicológico de un individuo:

- Autoaceptación
- Relaciones positivas
- Propósito en la vida
- Crecimiento personal
- Autonomía
- Dominio del entorno.

El bienestar psicológico es por tanto un fuerte factor de protección ante el desarrollo


de distintos trastornos, entre ellos el trastorno del apego, y por consiguiente, los bajos niveles
estados de bienestar psicológico se han relacionado directamente con un estilo de apego
ansioso y evitativo (Homan, 2016; Marrero-Quevedo et al., 2019). Esta asociación del estilo
de apego inseguro con las diferentes dimensiones del bienestar psicológico se consideran
mecanismos adaptativos para sobrellevar la angustia y promover el proceso de recuperación.
1.1 Objetivos

El presente trabajo tiene como objetivo exponer la intervención de un caso clínico


cuyo motivo de consulta está relacionado con la dependencia emocional, la baja autoestima,
la ansiedad y un consumo excesivo de alcohol. Se aborda el caso desde la Terapia Cognitivo
Conductual (TCC). Esta terapia, es un tipo de tratamiento a corto plazo que se centra en
alterar las respuestas emocionales desadaptativas del paciente mediante la reestructuración de
los pensamientos, y conductas del sujeto además de trabajar con sus fortalezas y habilidades.
Durante el tratamiento de este caso único se aplican diferentes técnicas propias de la
TCC y finalmente, se discuten los resultados obtenidos tras la aplicación para demostrar su
éxito terapéutico.

La elección del caso objeto del presente estudio se debe a la elevada prevalencia en la
población general y las graves consecuencias que supone en el bienestar emocional y la salud
mental de aquellos sujetos que padecen esta problemática. El papel ejercido por la
presentadora del caso es de coterapeuta en el proceso terapéutico de este caso.
Se espera que con el tratamiento diseñado para este caso único, disminuya los niveles
de dependencia disfuncional que padece el sujeto, reduzca significativamente su
sintomatología ansiosa, aumente su autoestima y disminuya el consumo de alcohol.

Hipótesis diagnóstica

La hipótesis diagnóstica del presente estudio es la posible dependencia emocional,


baja autoestima y ansiedad clínica. Esta hipótesis se contrasta a partir de la información
obtenida a través de la entrevista clínica y los resultados obtenidos de la aplicación de los
cuestionarios ISRA y STAI para medir la ansiedad, el RSE (escala de autoestima de
Rosenberg) y el CAMIR, para medir las representaciones del apego y su relación la
dependencia emocional del paciente objeto del estudio.

Hipótesis funcional

En cuanto a la hipótesis funcional, se considera desencadenante la difícil infancia del


paciente, marcada por unos progenitores ausentes y la estancia en diferentes centros de
menores y orfanatos; las relaciones emocionales tóxicas y disfuncionales que ha mantenido a
lo largo de su historia vital; y el consumo precoz de estupefacientes.

Los mantenedores de esta problemática son la falta de habilidades sociales, (la


historia de aprendizaje), su relación actual de dependencia, el alcoholismo y su elevado
estado de ansiedad.

Para contrastar la hipótesis, se estudiará el resultado de la aplicación de diferentes


técnicas durante durante el tratamiento mediante la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

2. Formulación del Caso.

2.1 Identificación del Paciente

La paciente, a la que nos referiremos a partir de este momento como N., es una mujer
soltera de 40 años, madre de una jóven de 19. Natural madrileña, trabaja en una empresa de
servicio de limpieza y compagina este empleo con horas extras trabajando como camarera.
Su nivel sociocultural es bajo. Vive en el sur de Madrid con su hija, con la que no tiene muy
buena relación.

2.2 Análisis del Motivo de Consulta

N acude por primera vez a consulta en octubre de 2022. Tiene muy claro el motivo
por el que acude: quiere trabajar la autoestima y evitar sentirse constantemente mal consigo
misma. Actualmente tiene un compañero sentimental con el que existe una fuerte
dependencia unilateral que le afecta considerablemente. Quiere reducir su sintomatología
ansiosa, las conductas de consumo y la relación con su hija.

N es consciente de que las diferentes áreas problema de su vida están relacionadas


entre sí. En el momento actual es la primera vez que tiene un compañero sentimental que no
tiene problemas de consumo y aunque esto es positivo para ella, refiere necesitar una vida
más “emocionante” como la que ha tenido anteriormente, marcada por parejas maltratadoras
y drogodependientes. No obstante, repite los mismos patrones de dependencia con su pareja
actual, que han estado presente siempre en su forma de relacionarse. Tiene un elevado miedo
al abandono.
Además, N es incapaz de estar a solas consigo misma, siempre escapa de la soledad
acudiendo al consumo desmesurado de alcohol como válvula de escape de su realidad. N
presenta una autoestima alarmantemente baja. No es capaz de atribuirse ninguna cualidad
positiva, se detesta, se desprecia y tiene pensamientos negativos sobre sí misma.

2.3 Historia del problema

El comienzo de la historia de la problemática de N es tan temprano, que no se puede


establecer un inicio claro. N fue criada por una madre soltera drogodependiente, nuestra
paciente nunca recibió amor en el núcleo familiar. N “vivía en la calle”, ocupaba casas con
sus familiares, quienes subsistían mediante el robo y la venta de chatarra.

Uno de los acontecimientos decisivos en la vida de N, sucede cuando tras agredir a


una vecina suya, es ingresada en un reformatorio. Refiere sentirse por primera vez parte de
“algo”. En el colegio siempre fue excluida de sus compañeros y nunca tuvo muchos amigos,
dice que probablemente la causa fuera el rechazo que sufría por la familia de la que provenía.
N vivió varios años en el reformatorio, y posteriormente ingresó en un centro de
acogida de la Comunidad de Madrid hasta que cumplió la mayoría de edad. Es en este
momento en el que conoce al padre de su hija, con el que tuvo una corta pero tóxica relación,
marcada por numerosas infidelidades.
Más tarde, N conoce a F, quien es la persona más significativa en la historia del problema de
nuestra paciente objeto de estudio. Con esta relación se agravan los problemas de consumo
de N (que ya consumía desde los 13 años), pero es en este momento cuando pierde el poco
autocontrol del que a veces disponía. Viven una relación caótica, en la que los únicos
ingresos económicos provienen del hurto. Esta relación, marcada por el maltrato psicológico
hacia nuestra paciente, provoca la pérdida absoluta de su amor propio, valía e independencia
emocional.
Las conductas adictivas a sustancias, juegos y adicción en la pareja manifestada
como una mutua dependencia, el abuso emocional, el control, la toxicidad y la sumisión
estuvieron siempre presentes. “No valía nada si no estaba con él. Era la única persona que
aceptaría aguantarme” , comenta.
N pone fin a la relación en contra de su voluntad ya que este es ingresado en un centro
de desintoxicación después de 7 años de relación. Actualmente tiene una orden de
alejamiento con él.

La escasez de oportunidades de N y la imposibilidad de estudiar, han provocado que


siempre se haya sentido inferior a los demás. Trabaja desde hace unos 20 años en el servicio
de limpieza de unas oficinas. Esto nunca la ha hecho feliz y además genera un enorme
sentimiento de vacío y frustración, que sumada a la baja autoestima que presenta, provoca
que se invalide a sí misma constantemente.

Además, N. nunca ha sabido comunicarse ni dar espacio al mundo emocional. Jamás ha


hablado de sus sentimientos o reflexionado sobre sus acciones. Refiere haber vivido una vida
“intensa”, que provoca que en el momento actual, en el que no tiene dinámicas tan negativas
consigo misma y los demás, le aburra.

2.4 Análisis y descripción de las Conductas Problema

El frágil e inconsistente vínculo entre N y su madre ha provocado una serie de


dificultades en el desarrollo vital y la adaptación de la paciente al entorno social.
Durante su niñez, N creció en un entorno poco seguro, su madre estaba ausente la mayoría de
las ocasiones, desde muy pequeña pasaba la mayor parte de los días sola, deambulaba por la
calle con otros niños que compartían el mismo contexto socio-cultural y pronto se sintió
excluida y poco querida de instituciones educativas como el colegio. Refiere no haber tenido
amigos, se comenzó a sentir rechazada desde muy temprana edad y no recuerda haber
expresado nunca sus emociones.
N siempre ha tenido relaciones inconsistentes. No recuerda haber tenido una relación
sana, ni familiar ni de pareja, y en relación a sus amistades, asegura solo haber tenido
relaciones con “conocidos” y no amigos de confianza.
Siempre le ha acompañado el temor exacerbado de ser abandonada, pese a que se
considera una persona evasiva y muy desconfiada, le aterra la idea de un posible abandono,
normalmente por parte de las parejas sentimentales que ha tenido. Siempre sus relaciones se
han caracterizado por la presencia de dependencia emocional, toxicidad y un elevado grado
de control por ambas partes.
La ansiedad siempre ha estado presente en la vida de N. La forma más efectiva de
evadirse de ese estado ansioso ha sido mediante el consumo de drogas. Ha sido
drogodependiente durante prácticamente toda su vida persiguiendo la misma finalidad,
aliviar su ansiedad y evitar el sentimiento de soledad que constantemente le acompaña.
Además, ha consumido con sus parejas, lo que también ha podido influir en su historia de
aprendizaje sobre cómo relacionarse con los demás.
N tampoco tiene una relación estrecha con su hija, reconoce ser buena madre y haber
intentado hacer todo lo posible para ofrecerle una buena educación a su hija. La calidad de la
relación no es especialmente buena, le incomoda pasar tiempo con ella y normalmente se
limita a darle respaldo económico.
Otro de los principales problemas que afectan a la salud mental de N es la baja
autoestima que presenta. Es incapaz de atribuirse cualidades positivas, le incomoda pensar en
sus logros y se considera a sí misma como una persona que no tiene nada que aportar.
Además, N detesta su imagen y le incomoda mirarse en el espejo porque nunca le ha gustado
lo que ve.
OBJETIVOS N.

Aumento de HHSS

- Psicoeducación
- Trabajo de la asertividad
- Técnica del sandwich

Reducir sintomatología ansiosa

- Conocimiento de las emociones: psicoeducación, ruleta de las emociones.


- Trabajo con herramientas de gestión emocional: autoinstrucciones positivas.
- Trabajo a nivel fisiológico: respiración diafragmática.
- Trabajo en la evitación experiencial: realización de actividades y organización del
tiempo.

Aumentar la autoestima

- Fomentar el autocuidado: listado de actividades gratificantes


- Trabajo con pensamientos negativos: reestructuración cognitiva.
- Fomentar el autoconocimiento: biografía emocional, árbol de fortalezas, línea de la
vida.
- Yo real vs. yo ideal
- Trabajo de la autocompasión

Disminución de dependencia emocional

- Gestión de patrones disfuncionales de pareja con reestructuración cognitiva

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ESTADO DEL ARTE

La teoría del apego proporciona un modelo para comprender el desarrollo en el


contexto de las relaciones primarias y formativas del niño, y la orientación del adulto hacia
las conexiones íntimas, las relaciones sociales y la exploración autónoma a lo largo de la
vida.

Un estudio realizado por Minnis, 2006, en el que se toma una muestra de una casa de
acogida, muestra que aproximadamente el 45% de los niños en acogida sufren problemas de
salud mental, y es muy probable que muchos de estos niños padecen un trastorno del apego.

Los síntomas de apego ansioso se desarrollan a una edad temprana, entre los 9 meses
y los 5 años (American Psychiatric Association 2013). En los niños pequeños, el apego
ansioso se caracteriza por la ausencia de conductas de apego centradas dirigidas hacia un
cuidador preferido; la incapacidad de buscar consuelo y responder a él cuando están
angustiados; la disminución de la reciprocidad social y emocional; la respuesta atrofiada a los
demás; y la regulación emocional alterada, como el afecto negativo y el miedo o la
irritabilidad inexplicables, incluso cuando interactúan con adultos conocidos que intentan
proporcionar consuelo (Mikic y Terradas, 2014; Zeanah y Gleason, 2015).

Diferentes modelos psicológicos han abordado la importancia de las creencias


negativas sobre uno mismo y los demás en el inicio y mantenimiento del pensamiento
paranoide (Bentall et al., 2001; Freeman et al., 2002; Freeman, 2007), estableciendo un
vínculo entre estas creencias negativas y los modelos internos de trabajo del apego (Bentall y
Sitko, 2020)

El recurso proporcionado para los individuos que presentan un escaso dominio del
entorno, es el empoderamiento y el trabajo mayor sensación de control sobre el entorno.. La
teoría de la indefensión aprendida (Maier y Seligman, 1976), enfatizan el hecho de que el
individuo desarrolla la creencia de que no es capaz de hacer frente a contextos adversos
(Abramson et al., 1978; Seligman, 1972).

Otro aspecto que se ve afectado es la evitación experiencial y la intolerancia a las


experiencias internas negativas

Los bajos niveles de bienestar psicológico se han relacionado fuertemente con el


apego ansioso y evitativo (Homan, 2016; Marrero-Quevedo et al., 2019).

La clasificación de los diferentes estilos de apego, ilustra la representación cognitiva


del yo y las expectativas de cómo se comportan los demás en las relaciones sociales (es decir,
los modelos de trabajo internos) son procesos clave en las interacciones interpersonales
(Bowlby, 1973) y son cruciales para comprender el desarrollo de la psicopatología (Kobak y
Bosmans, 2019)

Apego y vida adulta, relaciones familiares.

Aunque las relaciones de apego con los padres se renegocian y pierden importancia de
la adolescencia a la edad adulta temprana, el grado en que las relaciones de apego
permanecen seguras está fuertemente vinculado al bienestar futuro de los adultos jóvenes,
tanto en términos de ajuste individual (Mattanah et al., 2004) como de relaciones románticas
saludables (Steinberg et al., 2006). Por lo tanto, la medida en que los adultos jóvenes y sus
padres superan con éxito este período de transición, de modo que los vínculos se renegocian
pero permanecen intactos, es crucial para una vida adulta sana y satisfactoria. Las relaciones
entre los jóvenes adultos y sus familias de origen son especialmente importantes en el
contexto contemporáneo de transición prolongada a la edad adulta (por ejemplo, abandono
del hogar y matrimonio más tarde; Furstenberg, 2010).

Apego y consumo:
La conducta adictiva encuentra un eco funcional en la compensación de una carencia
inaugural. Esta carencia, es la deficiencia procedente de un espacio familiar inseguro y
condiciona la aparición de una defensa sintomática encarnada por el apego dependiente a
objetos externos.
El apego inseguro se ha relacionado con la depresión, la ansiedad y el abuso de
sustancias (Heim y Nemeroff, 2001). La ansiedad por separación en adultos, un síntoma de
desregulación del apego, es común en adultos con trastornos de ansiedad, especialmente en
aquellos que no responden al tratamiento (Milrod et al., 2016, Newman et al., 2015).

APEGO Y RELACIONES SENTIMENTALES

Hazan y Shaver (1987) fueron dos de los primeros investigadores en explorar las
ideas de Bowlby en este contexto. Según ellos, el vínculo emocional que se desarrolla entre
parejas románticas adultas es en parte una función del mismo sistema motivacional -el
sistema conductual de apego que da lugar al vínculo emocional entre los bebés y sus
cuidadores. Shaver, Hazan y Bradshaw (1988)

El hecho de que un adulto sea seguro o inseguro en sus relaciones adultas puede ser
un reflejo parcial de sus experiencias de apego en la infancia. Como se ha comentado
anteriormente, Bowlby creía que las representaciones mentales o modelos de trabajo (es
decir, expectativas, creencias, "reglas" o "guiones" para comportarse y pensar) que un niño
tiene respecto a las relaciones están en función de sus experiencias con sus cuidadores. Por
ejemplo, un niño seguro tiende a creer que los demás estarán a su lado porque sus
experiencias previas le han llevado a esa conclusión. Una vez que el niño ha desarrollado esas
expectativas, tenderá a buscar experiencias relacionales coherentes con esas expectativas y
percibirá a los demás de un modo teñido por esas creencias. Según Bowlby, este tipo de
proceso homeorrético debería promover la continuidad de los patrones de apego a lo largo de
la vida, aunque es posible que el patrón de apego de una persona cambie si sus experiencias
relacionales no son coherentes con las expectativas. En resumen, si asumimos que las
relaciones adultas son relaciones de apego, es posible que los niños que son seguros de
pequeños crezcan siendo seguros en sus relaciones románticas.
Los adultos que buscan relaciones duraderas identifican las cualidades receptivas del
cuidador, como la atención, la calidez y la sensibilidad, como las más "atractivas" en las
posibles parejas (Zeifman y Hazan, 1997). Sin embargo, a pesar del atractivo de las
cualidades seguras, no todos los adultos se emparejan con parejas seguras. Algunas pruebas
sugieren que las personas acaban emparejándose con parejas que confirman sus creencias
existentes sobre las relaciones de apego (Frazier et al., 1997).

Los niños con trastornos del apego muestran una capacidad variable para formar y
mantener relaciones y demostrar profundidad emocional (Zeanah et al., 2016).

Según la teoría del apego (Bowlby, 1969/1982; Bretherton & Munholland, 2008;
Cook, 2000), el apego es una función tanto de las características individuales (por ejemplo,
estilos de apego, modelos internos de trabajo, características como figuras de apego) como de
los procesos diádicos (es decir, interacciones únicas entre padres e hijos). En otras palabras,
la renegociación de las relaciones de apego entre los adultos jóvenes y un progenitor
determinado no se produce independientemente de ese progenitor.

Los teóricos del apego han utilizado con frecuencia el término "modelo de trabajo
interno" para referirse a las representaciones mentales de una persona sobre las relaciones
cercanas (Bowlby, 1969/1982; Bretherton y Munholland, 2008). Los adultos suelen tener
modelos internos de trabajo que se generalizan en varios contextos de relación, pero también
responden de forma única a cada relación en función de su dinámica específica (Bretherton y
Munholland, 2008). Como tal, se ha teorizado que el apego en la familia comprende unos
pocos componentes basados en las características de cada miembro de la familia, así como en
las interdependencias entre los miembros de la familia (Cook, 2000):

La falta de relaciones cercanas se ha asociado con peores comportamientos de salud en la


edad adulta: consumo de tabaco, consumo de otras sustancias, obesidad e inactividad (Puig et
al., 2013). E

MANTENIMIENTO DEL APEGO


Las perspectivas del sistema familiar también pueden ayudar a responder a una
pregunta en la investigación del apego, es decir, cómo se "actualiza" el apego a través de las
experiencias de la vida. El apego suele conceptualizarse como un producto de las
interacciones tempranas entre padres e hijos: Los niños que reciben un trato insensible y poco
receptivo por parte de sus padres en la primera infancia desarrollan estilos de apego inseguros
que persisten en la edad adulta (Fraley et al., 2013; Haydon et al., 2012). Sin embargo, la
estabilidad del apego desde la infancia/primera niñez hasta la adolescencia tardía/adultez
joven suele ser de débil a moderada y varía según los estudios (Groh et al., 2014; Hamilton,
2000; Waters et al., 2000; Weinfield et al., 2000), lo que indica que los factores personales y
sociales posteriores también contribuyen a la seguridad del apego.

Los individuos tienen la capacidad de ganarse la seguridad, un término que describe


cómo un individuo con un estilo de apego inseguro puede aprender y desarrollar un estilo de
apego seguro con el tiempo (Siegel y Hartzell, 2003). Las relaciones de apoyo y la capacidad
de autocomprensión son cruciales para desarrollar la seguridad adquirida (Siegel y Hartzell,
2003)

Apego y autoestima

la teoría del apego proporciona un terreno de pruebas rico y fértil para los modelos generales
de los procesos de la personalidad, como los que intentan dar sentido a la consistencia y la
inconsistencia en el comportamiento (por ejemplo, Mischel y Shoda, 1998), la personalidad
en contexto (Roberts, 2007), y los patrones de estabilidad y cambio en la experiencia humana
(por ejemplo, McCrae y Costa, 2006).

Muchas investigaciones han demostrado que la calidad del apego entre el niño y sus
padres podía influir en la autoestima (Timothy Curran, Diana Meter, Anastacia Janovec, Evin
Brown & Sarah Caban, 2018).

En el desarrollo de la autoestima intervienen dos factores: las valoraciones reflejadas


y las comparaciones sociales. Los individuos que consiguen desarrollar su autoestima pueden
defenderse, ser queridos y aceptados por los demás, mostrar un comportamiento cálido y
receptivo, y tener una alta autoeficacia (Freeman, et al 1967). Los individuos con alta
autoestima tienen respeto por los valores, su moral es competente y muestran logros en el
ámbito académico (D’Mello, Monteiro, M., Pinto, N, 2018). Tienen una actitud positiva hacia
sí mismos y hacia los demás (Harris, M.A., 2010), y una buena regulación emocional y
perseverancia. El apego seguro es el determinante más importante de una autoestima estable
(Mikulincer, M.; Shaver, P.R.)

Los individuos con un apego seguro tienden a tener una autoestima más alta que los
que tienen un apego inseguro (ambivalente). La autoestima está relacionada negativamente
con el comportamiento agresivo (Fraley, R.C.; Shaver, P.R., 2021) mientras que el apego
inseguro y el apego ansioso están relacionados con una autoestima inestable (Barnett, M.D.;
Powell, H.A., 2016)

La calidad del apego seguro influye en el desarrollo de la autoestima e influye


significativamente en el individuo a la hora de controlar su comportamiento.

La calidez construida con los padres inspirará una autoimagen sobre uno mismo y los
demás que puede utilizarse como guía para controlar el comportamiento (Hart, W.;
Richardson, K.; Breeden, 2019)

Los resultados de un estudio realizado por (Thimothy Curran 2019), también


mostraron una relación indirecta entre el apego seguro de la madre y la autoestima del niño a
través de la autoestima de la madre.

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