Mecanica Clasica 2019 2c Clase 4
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cuatrimestre de 2019
Clase práctica del lunes 26/8
Multiplicadores de Lagrange. Fuerzas de vínculo. Problema de la persecución.∗
1 De D’Alembert a Euler-Lagrange . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1 Otra vez el péndulo simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2 El método de los multiplicadores de Lagrange . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
2.1 Primera demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
2.2 Segunda demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.3 Lo que hay que recordar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3 Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3.1 El péndulo simple una vez más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3.2 El péndulo simple en coordenadas polares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3.3 El péndulo doble . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
3.4 Ejercicio propuesto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
4 Significado físico de los multiplicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
4.1 El caso del péndulo simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
4.2 El caso general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
5 Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
5.1 El péndulo simple en coordenadas cartesianas . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
5.2 El péndulo simple en coordenadas polares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
5.3 El sistema del problema 3 de la Guía 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
5.4 El sistema del problema 5 de la Guía 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
6 Vínculos no holónomos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
6.1 El problema de la persecución (problema 13 de la Guía 2) . . . . . . . . . . . 30
1. De D’Alembert a Euler-Lagrange
Consideremos un sistema formado por N partículas. Revisaremos el camino que lleva
desde el principio de D’Alembert,
X
N
(v)
Fi · δri = 0, (1)
i=1
(v)
mi r̈i = Fi + Fi , (3)
∗
¿Me hablas a mí?: [email protected]
2 Mecánica Clásica 2019 2c
X
N
(mi r̈i − Fi ) · δri = 0, (4)
i=1
donde la suma sobre i se extiende a todas las partículas del sistema y, lo que es fun-
damental, donde las fuerzas Fi son únicamente las fuerzas aplicadas. Para llegar desde
esta ecuación a las ecuaciones de Euler-Lagrange, lo primero que uno hace es escribir las
posiciones de las partículas en términos de n coordenadas generalizadas:
ri = ri (q1 , . . . , qn , t) . (5)
A partir de aquí se calculan dos cosas. Derivando con respecto al tiempo se obtienen las
aceleraciones y, por otro lado, diferenciando con respecto a las coordenadas qj resultan los
desplazamientos virtuales δri . Lo primero es claro; lo segundo consiste en escribir
Xn
∂ri
δri = δqj . (6)
j=1
∂qj
X
N
∂ri
Qj = Fi · . (8)
i=1
∂qj
La ec. (7) es de aplicación más general que las ecuaciones de Euler-Lagrange. En primer
lugar, no requiere escribir las fuerzas en términos de potenciales. En segundo lugar, la ec.
(7) vale tanto si las variaciones δqj son independientes o no.
Si las fuerzas aplicadas se deducen de un potencial V(r1 , . . . , rN ), resulta
XN
∂V ∂ri ∂V
Qj = − · =− , (9)
i=1
∂r i ∂qj ∂q j
y obtenemos entonces una forma menos general de las ecuaciones de movimiento pero
más cercana a la ecuaciones de Euler-Lagrange,
Xn
d ∂L ∂L
− δqj = 0, (10)
j=1
dt ∂q̇j ∂qj
donde L = T − V.
Clase práctica 26/8 3
Si las variaciones son independientes, el término asociado a cada variación en la ec. (7)
debe ser cero. Así, sin asumir nada acerca de las fuerzas aplicadas, una forma preliminar
y más general de las ecuaciones de Euler-Lagrange es
d ∂T ∂T
− = Qj . (11)
dt ∂q̇j ∂qj
Y, finalmente, en el caso de que las fuerzas aplicadas se deduzcan de un potencial que
no depende de las velocidades, obtenemos la forma menos general pero de más común
aplicación de las ecuaciones de movimiento, que son las ecuaciones de Euler-Lagrange
d ∂L ∂L
− = 0. (12)
dt ∂q̇j ∂qj
Es importante en la práctica considerar un caso intermedio, cuando no todas las fuerzas
se escriben en términos de un potencial. En tal situación se define un lagrangiano L = T −V,
en donde V incluye a las fuerzas que se escriben a través de potenciales. Si no todas las
fuerzas pertenecen a esta clase, las ecuaciones de movimiento conservarán el término con
la fuerza generalizada Qj asociada a las fuerzas que no han pasado a formar parte del
lagrangiano a través de V. Es decir, podemos encontrarnos con ecuaciones de la forma
Xn
d ∂L ∂L
− − Qj δqj = 0, (13)
j=1
dt ∂q̇ j ∂q j
Son vínculos que no pueden reducirse a una relación entre las coordenadas, sino que
involucran sus derivadas respecto del tiempo. La única clase de vínculos no holónomos de
4 Mecánica Clásica 2019 2c
la forma (15) que estudiaremos en esta materia serán lineales en las velocidades,
X
n
alj (q1 , . . . , qn , t)q̇j + bl (q1 , . . . , qn , t) = 0. (16)
j=1
gl (q1 , . . . , qn , t) = cl . (20)
El índice l prevé la existencia de más de una de estas ecuaciones. Aquí vemos que, en
principio, sería posible, por cada una de estas ecuaciones, eliminar una de las coordenadas.
Pero, por alguna razón, uno se abstiene de hacer eso.
Clase práctica 26/8 5
Es importante notar que la ec. (21) es la relación que liga a los desplazamientos virtuales
δqj , y no la forma diferencial de la ecuación de vínculo, que en verdad se escribe como
X
n
∂gl ∂gl
(q1 , . . . , qn , t) δqj + (q1 , . . . , qn , t) δt = 0, (22)
j=1
∂qj ∂t
o, equivalentemente, como
X
n
∂gl ∂gl
(q1 , . . . , qn , t) q̇j + (q1 , . . . , qn , t) = 0. (23)
j=1
∂qj ∂t
Sabemos que bastaría con informar el valor del ángulo que la barra forma con el eje x
para definir completamente la configuración del sistema. Pero la configuración del sistema
también queda definida si informamos al mismo tiempo los valores de x e y. Este sería
un conjunto redundante de coordenadas, porque hay formas de definir todo con una sola
coordenada. De todas maneras, usando x e y como coordenadas resulta
el lagrangiano es
1
L(x, y, ẋ, ẏ) = m(ẋ2 + ẏ2 ) + mgx, (25)
2
y, finalmente, la ec. (10) se lee como
x2 + y2 = l2 . (27)
6 Mecánica Clásica 2019 2c
No podemos, en esta instancia, decir que son nulos los términos que multiplican a δx
y a δy en la ec. (26), cosa que sí podríamos hacer si δx y δy fueran independientes.
Evidentemente, uno no puede hacer variaciones δx y δy independientes. Para mantener
constante la distancia al origen, debe ocurrir que
No es necesario hacer una cuenta tan detallada para llegar a este resultado. La forma
práctica de obtener la relación entre las variaciones es diferenciar la ecuación de vínculo,
δ(x2 + y2 ) = 0, (31)
yẏ2 g p2
ÿ + + y l − y2 = 0. (34)
l2 − y2 l2
Todo esto está muy bien, en principio el método de eliminación funciona, pero la
cuestión es que si uno decidió trabajar con más coordenadas que las necesarias debió
deberse, justamente, a que quería evitar el proceso de eliminación de unas coordenadas
en términos de las restantes. No tiene mucho sentido postergar lo que pudimos hacer
desde el principio, esto es, usar los vínculos para reducir el número de coordenadas cuyas
variaciones son independientes. Es cierto que las ecs. (25) y (26) se escribieron de manera
muy sencilla, pero toda esa sencillez se destruyó al eliminar x en términos de y.
Necesitamos encontrar una manera de trabajar con las ecuaciones en su forma más sim-
ple y simétrica sin tener que recurrir, más tarde o más temprano, al proceso de eliminación.
Es aquí donde interviene el método de los multiplicadores de Lagrange.
Clase práctica 26/8 7
gl (q1 , . . . , qn , t) = cl , (38)
Vemos que, tanto en el caso de los vínculos no holónomos lineales en las velocidades
como en el caso de los vínculos holónomos, la forma diferencial de los vínculos y las
relaciones entre las variaciones virtuales pertenecen a la misma clase, resumibles en las
ecs. (36) y (37). Lo que quiere decir que si un método es bueno para un caso también será
bueno para el otro. Uno de estos métodos es el de los multiplicadores de Lagrange.
Según el principio de D’Alembert, las ecs. (35) deben cumplirse para todas las varia-
ciones virtuales que satisfagan las ecs. (37). Aunque estén escritas apenas unas líneas más
arriba, vamos a repetirlas aquí para apreciar mejor la relación que las vincula:
Xn
d ∂L ∂L
X
n
− δqj = 0 ∀ {δqj } tal que alj δqj = 0, (41)
j=1
dt ∂q̇j ∂qj j=1
d ∂L ∂L
− . (42)
dt ∂q̇j ∂qj
Veremos que la respuesta es: deben ser iguales a una combinación lineal de los coeficientes
que aparecen en las ecuaciones para las variaciones virtuales; explícitamente
d ∂L ∂L X s
− = λl alj . (43)
dt ∂q̇j ∂qj l=1
Es fácil ver que esta condición es suficiente. Basta multiplicar por δqj a cada lado de la
ecuación, sumar sobre j y asumir que las δqj satisfacen la ecuación (37). Lo que no es tan
evidente es que también es una condición necesaria.
Existen varias maneras de probar este resultado. Matemáticos y físicos suelen coincidir
en el uso de la misma e ingeniosa demostración. Se trata de la demostración que figura
en la mayoría de los libros de física, no sólo de mecánica clásica. Tiene la ventaja de ser la
más sencilla pero (y creo que hablo por muchos) tiene algo de desagradable, al menos a
primera vista. En algunos libros aparece una demostración menos sutil pero más fácil de
interpretar geométricamente, y cuando uno logra realmente ver la solución del problema
gana mucho más que con la demostración ingeniosa.
Las funciones λl son los llamados multiplicadores de Lagrange. Si se suman estas ecua-
ciones (continúa, como si nada, el argumento), el resultado seguirá siendo cero,
X X X X
s n n s
!
− λl alj δqj = − λl alj δqj = 0. (46)
l=1 j=1 j=1 l=1
Clase práctica 26/8 9
Si, por otro lado (ya en el colmo de la locura) se suma esta ecuación a la ec. (35) no
obtendremos otra cosa que cero:
X ∂L X
n s
!
d ∂L
− − λl alj δqj = 0. (47)
j=1
dt ∂q̇j ∂qj l=1
Luego se llama la atención sobre el hecho de que, habiendo s funciones λl , ha de ser posible
elegirlas de tal modo que se anulen los s últimos términos que multiplican a las variaciones:
∂L X
s
d ∂L
− − λl alj = 0, j = n − s + 1, . . . , n. (48)
dt ∂q̇j ∂qj l=1
X d ∂L ∂L X
n−s s
!
− − λl alj δqj = 0, (49)
j=1
dt ∂q̇j ∂qj l=1
donde ahora (prestar atención aquí) la suma sobre j va de 1 hasta n−s, pues hemos anulado
el resto de los términos. Ahora bien (concluye el argumento, con los ojos desorbitados),
puesto que aquí sólo intervienen n − s de las variaciones δqj , que es igual al número de
variaciones que pueden ser realizadas independientemente, esto implica que cada uno de
los términos que multiplica a las δqj en la ec. (49) tiene que ser cero:
∂L X
s
d ∂L
− − λl alj = 0, j = 1, . . . , n − s. (50)
dt ∂q̇j ∂qj l=1
De este modo queda demostrado, haciendo dos escalas, que los n términos de la suma
original deben ser cero. Es decir, para dejarlo asentado por enésima vez,
∂L X
s
d ∂L
− − λl alj = 0, j = 1, . . . , n, (51)
dt ∂q̇j ∂qj l=1
que es el resultado anticipado en la ec. (43). Esta demostración será muy ingeniosa pero es,
me parece, un poco irritante. No se me oculta que estoy siendo ligeramente tendencioso.
es análoga al producto escalar del vector q con un vector e que tiene componentes
d ∂L ∂L
ej = − , (53)
dt ∂q̇j ∂qj
y, asimismo, las condiciones (37),
X
n
alj δqj = 0, (54)
j=0
Está implícito en todo esto que los vectores al son linealmente independientes.
Hechas estas identificaciones, el problema (41) es equivalente a encontrar los vectores e
que son perpendiculares a todos los vectores perpendiculares a los al ,
e | e·q=0 ∀ q tal que al · q = 0, con l = 1, . . . , s . (56)
Por lo tanto, los vectores que son perpendiculares a todos los vectores perpendiculares a
los vectores al son de la forma (58).
Para verlo en un ejemplo, consideremos el espacio de 3 dimensiones ordinario. Muchas
de las cosas que digamos aquí serán muy obvias, pero las diremos igual para seguir la
idea de la demostración general antes esbozada. Asumiremos que hay dos condiciones de
vínculo, que se escribirán como
a1 · q = 0, a2 · q = 0. (60)
Lo que buscamos es encontrar los vectores que son perpendiculares a todos los vectores que
son perpendiculares tanto a a1 como a a2 . En otras palabras: los vectores perpendiculares
a L. Una base de R3 consiste en los vectores a1 , a2 y un vector cualquiera contenido en
la recta L, digamos x. Los vectores que buscamos se tienen que poder escribir como una
combinación lineal de a1 , a2 y x. Pero, en realidad, como deben ser perpendiculares a la
recta L, no pueden tener una componente según x. Luego, los vectores que buscamos son
combinaciones lineales de la forma
λ1 a1 + λ2 a2 , (61)
3. Ejemplos
3.1. El péndulo simple una vez más
¿Qué ocurre cuando queremos implementar el método de los multiplicadores de Lagrange
para el problema del péndulo simple? Según vimos antes, el método de eliminación
rápidamente se tornaba engorroso. ¿Serán los multiplicadores la alternativa vencedora?
Igual que antes trabajaremos con las coordenadas redundantes x e y, dejando al vínculo
x + y2 = l2 como condición aparte. El objetivo es escribir el sistema de ecuaciones (62).
2
De aquí obtenemos
d ∂L ∂L d ∂L ∂L
− = m(ẍ − g), − = mÿ. (64)
dt ∂ẋ ∂x dt ∂ẏ ∂y
Por otro lado, la forma diferencial del vínculo para las variaciones virtuales es
Según el método de los multiplicadores, debemos buscar la solución entre las funciones
x e y que satisfagan las ecuaciones
x2 + y2 = l2 . (67)
Queremos encontrar x(∆t), y(∆t), ẋ(∆t), ẏ(∆t) y λ(0). Si podemos dar este salto en ∆t
para t = 0, lo podremos dar para t = ∆t, y así sucesivamente. En lo que sigue el signo
“igual” querrá decir “igual hasta orden ∆t”.
14 Mecánica Clásica 2019 2c
λ(0)
ẏ(∆t) = ẏ(0) + ÿ(0)∆t = ẏ(0) + y(0)∆t. (73)
m
Estas expresiones dependen de λ(0), que aún es una cantidad desconocida. Necesitamos
averiguarla por otro camino.
Hasta orden ∆t, las nuevas posiciones satisfacen la condición de vínculo (68); en efecto,
h i
x(∆t)2 + y(∆t)2 = x(0)2 + y(0)2 + 2 x(0)ẋ(0) + y(0)ẏ(0) ∆t = l2 . (74)
Para que se satisfaga la condición (69) a tiempo ∆t debe ser, hasta el mismo orden,
x(∆t)ẋ(∆t) + y(∆t)ẏ(∆t) =
i h i (75)
h λ(0) λ(0)
x(0) + ẋ(0)∆t ẋ(0)+ x(0) + g ∆t + y(0) + ẏ(0)∆t ẏ(0)+ y(0)∆t = 0.
m m
Como los vínculos (68) y (69) se satisfacen a t = 0, hasta orden ∆t esto implica
λ(0) 2
ẋ(0)2 + ẏ(0)2 + l + x(0)g = 0. (76)
m
De aquí se obtiene el valor inicial de λ,
v(0)2 x(0)
λ(0) = −m + 2 g . (77)
l2 l
Llegado este punto ya podemos calcular las nuevas velocidades, (72) y (73), que era lo que
nos faltaba para poder seguir.
Resumiendo: a partir de las condiciones a tiempo t = 0 pudimos calcular las posiciones
y velocidades a tiempo ∆t y el multiplicador λ en t = 0. Repitiendo el procedimiento
una y otra vez, iremos avanzando en el tiempo en pasos de duración ∆t. Esto demuestra
que el método de los multiplicadores de Lagrange aplicado al péndulo, si bien no es útil
para encontrar las ecuaciones de movimiento en las coordenadas x e y, sí es fácilmente im-
plementable como algoritmo para hacer una integración numérica. El mérito será todavía
mayor si tenemos sistemas con más de una partícula y muchos vínculos, como veremos en
el caso del péndulo doble.
Clase práctica 26/8 15
δρ = 0. (80)
Usamos el símbolo λ̄ para distinguir a este multiplicador del que apareció al resolver
el problema en coordenadas cartesianas. La tercera ecuación implica ρ̇ = 0 y ρ̈ = 0.
Reemplazando en las dos primeras ecuaciones se obtiene
2
λ̄ = −m lϕ̇ + g cos ϕ , (83)
g
ϕ̈ + sin ϕ = 0. (84)
l
Encontramos así que, en este sistema de coordenadas, las ecuaciones se separan limpia-
mente en una ecuación para λ̄ y una ecuación de movimiento propiamente dicha para ϕ
que es independiente de la primera. En este sentido, el cambio de coordenadas cartesianas
a polares ha sido un acierto. Pero es algo que apenas debe sorprendernos.
generalizadas que muestra la figura. Ya sabemos que dos ángulos serían suficientes, pero,
como habrán visto en el problema 2 de la Guía 2, las ecuaciones de movimiento no son
nada sencillas, en el sentido de que son muchos términos, muchas derivadas y muchas
oportunidades de cometer errores.
El lagrangiano es ahora
1 1
L(x1 , x2 , y1 , y2 , ẋ1 , ẋ2 , ẏ1 , ẏ2 ) = m1 (ẋ21 + ẏ21 ) + m2 (ẋ22 + ẏ22 ) + (m1 x1 + m2 x2 )g. (85)
2 2
Los vínculos son
2 2 2
x1 + y1 = l1 ,
(86)
(x1 − x2 )2 + (y1 − y2 )2 = l2 .
2
Resulta evidente que, en los segundos miembros, los términos en donde aparecen los
multiplicadores son equivalentes a fuerzas dirigidas según las barras. Como veremos
luego, son las fuerzas de vínculo. El sistema de ecs. (91) debe ser complementado por
las ecuaciones de vínculo (86).
Tal como ocurría con las ecuaciones cartesianas del péndulo simple, las ecuaciones
que hemos obtenido para el péndulo doble no nos acercan ni un poco a la solución del
problema. La principal y nada despreciable ventaja que poseen es la de ser fácilmente
programables en un algoritmo que las integre de forma numérica. El resultado de esta
integración no sólo contendrá las trayectorias sino también los multiplicadores λ1 y λ2 ,
cuya interpretación hemos adelantado en el párrafo anterior.
Lo que no podemos ver aún es qué ventaja hay en trabajar con más coordenadas genera-
lizadas que las necesarias, cuando lo más sencillo hubiera sido trabajar directamente, en
el caso de los péndulos, por ejemplo, con a lo sumo un par de ángulos. Si tal hubiéramos
hecho, el lagrangiano hubiese tenido menos términos, nos hubiéramos ahorrado escribir
una ecuación de Euler-Lagrange para las coordenadas radiales y hubiéramos deducido las
ecuaciones de movimiento en un par de pasos.
Pero, si se mira con atención, se descubrirá que, al usar más coordenadas, obtuvimos
también más ecuaciones. Por ejemplo, en el caso del péndulo simple no hemos reparado
todavía en la ec. (83), que copiamos aquí abajo,
λ̄ = −m lϕ̇2 + g cos ϕ .
(93)
Sólo nos importó que esta ecuación no nos estorbara para escribir ni resolver la ecuación
de movimiento (84). Pero una vez resuelta esta ecuación y encontrado ϕ(t), podemos
evaluar la ec. (93) y encontrar λ̄(t). La cuestión pasa por saber si hay alguna información
interesante contenida en λ̄(t), o si es sólo una función auxiliar sin mayor significado. La
respuesta es que λ̄(t) contiene información sobre la fuerza de vínculo. Si se fijan bien, verán
que el segundo miembro de la ec. (93) es menos la suma de la fuerza centrífuga y de la
proyección del peso en la dirección de la barra del péndulo. Es decir, λ̄ no es otra cosa que
la magnitud de la fuerza de vínculo en la dirección de la barra,
El signo menos en la ec. (93) significa que la fuerza es ejercida hacia el origen. La tensión es
Vemos así que el significado de λ, salvo por un factor |r| = l, es el de la magnitud de una
fuerza que actúa en la dirección radial y que no puede ser otra que la fuerza de vínculo:
τ = −λl. (99)
Con relación a las coordenadas cartesianas y al método numérico que esbozamos para
integrar las ecuaciones en ese caso, recordemos que resultaba [ec. (77)]
v(t)2 x(t)
λ(t) = −m 2
+ 2 g + O(∆t2 ). (100)
l l
En el límite en que ∆t → 0, queda
v2 x
τ = −λl = m + g . (101)
l l
Se reconocerá aquí, igual que en coordenadas polares, el término centrífugo y el término
asociado al peso, lo que confirma nuestra aseveración de que −λl es igual a la tensión.
Lo que muestran estos dos ejemplos tiene carácter general. Los multiplicadores de
Lagrange están relacionados linealmente con las fuerzas de vínculo.
(1) (1)
donde las Qj son las fuerzas generalizadas asociadas a las fuerzas aplicadas fi ,
(1)
X
N
(1) ∂ri
Qj = fi · . (104)
i=1
∂qj
Puesto que hemos modificado el sistema, en la ecuación (103) hemos reemplazado los
multiplicadores λl de las ecs. (102) por λ̄l . En el sistema (103), debido a que el primer
vínculo ha sido eliminado, el índice l toma valores entre 2 y s. De todas maneras la
(1)
ecuación para l = 1 sigue siendo válida por como hemos definido las fuerzas fi .
Para que las ecuaciones
d ∂L ∂L Xs
− = λl alj ,
dt ∂q̇j ∂qj l=1
(105)
X s
d ∂L ∂L
−
(1)
= Qj + λ̄l alj
dt ∂q̇j ∂qj l=2
Una forma de cumplir esta igualdad es con λ̄l = λl , para l = 2, . . . , s. Con lo que resulta
(1)
Qj = λ1 a1j . (107)
Es muy razonable que los multiplicadores no cambien, porque a todos los efectos prácticos
el sistema no debería enterarse de que un vínculo ha sido sustituido por un agente externo
bajo nuestro control. Si los multiplicadores λl poseen una interpretación física, entonces
sus valores no pueden depender de cómo se consiga imponer uno de los vínculos.
Lo mismo que hicimos con el primer vínculo podemos hacerlo con cualquier otro.
Nuestra conclusión es que los multiplicadores λl están relacionados con las fuerzas de
vínculo a través de las ecuaciones
(l)
X
N
(l) ∂ri
Qj = fi · = λl alj , j = 1, . . . , n. (108)
i=1
∂qj
Notar que puede haber hasta 3N componentes para las fuerzas asociadas a cada vínculo,
y la expresión anterior contiene a lo sumo 3N ecuaciones y, en general, contendrá muchas
menos. Esto significa que será necesario usualmente aportar hipótesis extra sobre las
fuerzas para determinar cuánto vale cada una.
Si la identificación λl = λ̄l resulta cuestionable, lo que puede hacerse es eliminar todos
los vínculos de manera simultánea, reemplazándolos por las fuerzas aplicadas necesarias
para mantener las mismas condiciones. Es fácil ver entonces que lo único que podemos
afirmar es que
XN
∂r Xn
(v)
Qj = f · = λl alj . (109)
i=1
∂qj l=1
Clase práctica 26/8 21
En Qj confluyen todas las fuerzas de vínculo. Separarlas unas de otras será posible sólo
con hipótesis adicionales.
5. Ejemplos
5.1. El péndulo simple en coordenadas cartesianas
Para el sistema de la figura
asumiremos que hay una única fuerza de vínculo actuando sobre la partícula. Queremos
averiguar cómo está relacionada esta fuerza con el multiplicador λ asociado a la única
ecuación de vínculo,
xẋ + yẏ = 0. (110)
ρ̇ = 0, (112)
lo que implica a1ρ = 1 y a1ϕ = 0. Las dos ecuaciones que relacionan a la fuerza de vínculo
con el multiplicador λ̄, según la notación que empleamos anteriormente, son
∂r
f· = f · ρ̂(ϕ) = λ̄, (113)
∂ρ
∂r
f· = l f · ϕ̂(ϕ) = 0. (114)
∂ϕ
Luego, la componente tangencial de la fuerza es cero y la componente radial es directa-
mente igual a λ̄. Es la misma conclusión a la que llegamos en la ec. (94).
22 Mecánica Clásica 2019 2c
Nos concentraremos en el vínculo que mantiene la distancia entre las partículas fija en el
valor l, de modo que dejaremos este vínculo como condición aparte y usaremos la distancia
entre las partículas como una coordenada más, como en la figura de la derecha. Entonces,
usando ρ y ϕ como coordenadas generalizadas tenemos
Nos gustaría demostrar que λ está relacionado con la tensión o compresión de la barra
que une a las partículas. Formemos las fuerzas generalizadas asociadas, como en la ec.
(108). A diferencia del péndulo simple, hay dos partículas involucradas:
∂r1 ∂r2
Qρ = f 1 · + f2 · = f1y sin ϕ − f2x cos ϕ = λ, (121)
∂ρ ∂ρ
∂r1 ∂r2
Qϕ = f 1 · + f2 · = f1y cos ϕ + f2x sin ϕ = 0. (122)
∂ϕ ∂ϕ
Estas dos ecuaciones implican
pero no dicen nada acerca de las otras dos componentes, f1x y f2y . No dicen nada
porque formalmente no hemos dicho nada acerca del mecanismo que mantiene unidas
a las partículas. De manera instintiva lo que esperábamos es que fueran f1 = −f2 . Es cierto
que dibujamos una barra, pero lo mismo daría montar cada partícula sobre un carrito
provisto de un motor y de un sistema de control automatizado. En ese caso no habría
razón para suponer que las fuerzas que ejerce cada carrito sean iguales y opuestas. Otro
modo de mantener la distancia entre las partículas es uniéndolas mediante un arco rígido:
Aquí no hay motivo para decir que las fuerzas de vínculo f1 y f2 estén sobre la línea que
une a las partículas, que es lo que uno esperaría en el caso de la barra. Sin embargo, todos
estos mecanismos realizan el vínculo. Esto indica que lo único que podemos decir hasta
ahora de las fuerzas de reacción está en las ecs. (123) y (124).
Notemos que el principio de D’Alembert (si los rieles no hacen trabajo), requiere que
cosa que, como deberían verificar, se satisface automáticamente para las fuerzas de las ecs.
(123) y (124).
24 Mecánica Clásica 2019 2c
Tal vez deberíamos buscar la respuesta en las otras fuerzas de vínculo. Para aislar la
fuerza que mantiene a la partícula 1 sobre el eje y, separemos ese vínculo, dejando que la
barra gire libremente alrededor de la partícula 2. Usaremos las coordenadas generalizadas
x2 y ϕ, como en la figura.
r2 = x2 x̂, (127)
y a partir de aquí se calcula el siguiente lagrangiano:
1
L(x2 , ϕ, ẋ2 , ϕ̇) = m 2ẋ22 + l2 ϕ̇2 − 2lẋ2 ϕ̇ sin ϕ − mg(2x2 + l cos ϕ).
(128)
2
La condición de vínculo es x1 = 0, que se lee como
x2 + l cos ϕ = 0, (129)
o, en su forma diferencial,
ẋ2 − lϕ̇ sin ϕ = 0. (130)
Obtenemos de esta manera a11 = 1 y a12 = −l sin ϕ. Así llegamos a las ecuaciones
2
m 2ẍ2 − lϕ̈ sin ϕ − lϕ̇ cos ϕ + 2g = λ̄,
(131)
m (lϕ̈ − ẍ sin ϕ − g sin ϕ) = −λ̄ sin ϕ.
2
Parece del todo razonable pedir que las fuerzas de vínculo que mantienen a la partícula 1
sobre el eje y actúen sólo sobre la partícula 1. Las relaciones entre las fuerzas generalizadas
asociadas a este vínculo y el multiplicador λ̄ son, en tal caso,
∂r1
f· = fx = λ̄, (132)
∂x2
∂r1
f· = l(−fx sin ϕ + fy cos ϕ) = −λ̄l sin ϕ, (133)
∂ϕ
Clase práctica 26/8 25
de donde resulta fy = 0, tal como esperábamos de la reacción de riel horizontal. Por otro
lado λ̄ es directamente la fuerza en la dirección normal al eje y.
Ahora podemos volver a la fuerza de vínculo f1 que ejerce la barra sobre la partícula 1.
Nos faltaba conocer su componente x, es decir f1x . Debido a que la partícula 1 se mantiene
sobre el eje y, las fuerzas en la dirección x deben anularse. Lo que implica
f1x + fx − g = 0. (134)
f1x = g − fx . (135)
Empleando la ecuación de vínculo (130) para escribir ẍ2 en términos de ϕ̇ y ϕ̈, escribiendo
explícitamente fx = λ̄ a partir de la primera de las ecs. (131), y usando la ecuación de
movimiento (119), luego de algunos cálculos sencillos se obtiene
donde hemos tomado el eje z apuntando hacia abajo. La única coordenada es r. Los dos
vínculos están contenidos implícitamente en la definición de r. Uno es θ = θ0 , y el otro es
ϕ = ωt, suponiendo que en t = 0 la barra pase por el plano xz. El lagrangiano es
1
L(r, ṙ) = m ṙ2 + r2 ω2 sin2 θ0 + mgr cos θ0 ,
(138)
2
y la ecuación de Euler-Lagrange,
Busquemos ahora las fuerzas de reacción. Apartemos un vínculo por vez, empezando
por la condición θ = θ0 , a la que ahora trataremos por separado. El nuevo lagrangiano es
1 2
L(r, θ, ṙ, θ̇) = m ṙ + r θ̇ + r ω sin θ + mgr cos θ.
2 2 2 2 2
(140)
2
La condición de vínculo en su forma diferencial se escribe como θ̇ = 0, de modo que
a1θ = 1. De esta manera resultan las dos ecuaciones
r̈ − rθ̇2 − rω2 sin2 θ − g cos θ = 0,
(141)
m(r2 θ̈ + 2rṙθ̇ − r2 ω2 sin θ cos θ + gr sin θ) = λ.
∂r
Qθ = f · = r f · θ̂ = λ. (144)
∂θ
Clase práctica 26/8 27
Estas ecuaciones implican que la fuerza de vínculo en la dirección radial es nula, cosa que
debía ocurrir. La segunda ecuación nos da la componente de la fuerza en la dirección θ.
Junto con la segunda ec. (142) implica
ϕ̇ − ω = 0, (147)
∂r
Q̄ϕ = f̄ · = r sin θ0 f̄ · ϕ̂ = λ̄. (151)
∂ϕ
Aparece el resultado que esperábamos, Q̄r = 0. Obtenemos la componente ϕ de la fuerza
†
Un punto para notar: las variaciones virtuales de ϕ satisfacen la condición δϕ = 0 y no δϕ = ωδt. Es
el primer vínculo que encontramos en el que los desplazamientos virtuales no coinciden con un desplazamiento
real del sistema.
28 Mecánica Clásica 2019 2c
(154)
+ m rϕ̈ sin θ + 2ṙϕ̇ sin θ + 2rθ̇ϕ̇ cos θ ϕ̂ = Fθ θ̂ + Fϕ ϕ̂ + mg cos θ r̂ − sin θ θ̂ .
(155)
= Fθ θ̂ + Fϕ ϕ̂ + mg cos θ0 r̂ − sin θ0 θ̂ .
y análogamente en la dirección ϕ,
Vemos entonces que no hay ninguna ambigüedad respecto a los valores de las fuerzas
de reacción. Es más, cada componente coincide con las que habíamos obtenido dejando sin
efecto un vínculo a la vez, ecs. (145) y (152), que copiamos a continuación:
Si sustituimos el agente que realiza la condición θ = θ0 por una fuerza externa que
esté bajo nuestro control, es evidente que esa fuerza puede tener cualquier componente
según la dirección ϕ. Esto es debido a que, al no haber eliminado el agente que mantiene
la condición ϕ = ωt, éste es capaz de compensar cualquier fuerza que se aplique en la
dirección ϕ. La fuerza externa que apliquemos para mantener θ = θ0 podría, llegado el
caso, tener componente nula según ϕ. Pero de no ser así, el agente que mantiene ϕ = ωt
podría compensar la fuerza aplicada mediante una fuerza de reacción extra según ϕ.
Físicamente, el origen de la ambigüedad está en que no hay dos agentes distintos para
cada uno de los vínculos. Hay uno sólo, que es la barra. No se puede eliminar un vínculo
y no eliminar el otro. Si queremos encontrar las fuerzas de vínculo tendremos que apartar
los dos vínculos simultáneamente, y ya no podremos clasificar a las fuerzas como “la que
mantiene el vínculo θ = θ0 ” y “la que mantiene el vínculo ϕ = ωt”. Si hacen este ejercicio
obtendrán los mismos resultados que dedujimos a partir de las leyes de Newton. Vean, a
propósito de esto, el comentario vecino a la ec. (109).
Señalemos, para terminar, que no hay ninguna obligación de usar el método de los
multiplicadores para encontrar las fuerzas de vínculo. A menudo es mucho más sencillo es-
cribir las ecuaciones de Newton y despejar de allí las fuerzas. Al seguir este procedimiento,
la parte que toca a las ecuaciones de Euler-Lagrange es la de proporcionar los valores de
las derivadas segundas de las coordenadas. No hay que perder de vista, tampoco, que si
este método resulta sencillo es porque en general uno asume calladamente ciertas hipótesis
que no están implícitas en la formulación del problema mediante los multiplicadores. O
sea: es hacerse un poco el tonto.
También queremos repetir que quizá la mayor ventaja del método de los multiplicadores
no radique en el cálculo de las fuerzas sino en su fácil implementación numérica.
6. Vínculos no holónomos
Hasta ahora usamos el método de los multiplicadores para tratar problemas que perfecta-
mente hubiéramos podido resolver mediante las ecuaciones de Euler-Lagrange eligiendo
un conjunto mínimo de coordenadas generalizadas. Según advertimos, no siempre es posi-
ble elegir coordenadas generalizadas de manera que sus variaciones sean independientes.
Un caso especial lo conforman los vínculos no holónomos lineales en las velocidades, que
imponen condiciones de la forma
X
n
alj (q1 , . . . , qn , t)q̇j + bl (q1 , . . . , qn , t) = 0. (160)
j=1
Estos vínculos son típicos de problemas con rodadura, en donde la condición implica que la
velocidad de dos puntos tiene que ser la misma. Estrictamente hablando son no holónomos
siempre que no sea posible integrar estas ecuaciones para llegar a otras de tipo
gl (q1 , . . . , qn , t) = cl . (161)
30 Mecánica Clásica 2019 2c
Cuando introdujimos el método de los multiplicadores, no hizo falta distinguir entre los
vínculos del tipo (160) y los de tipo holónomo, como en la ec. (161), que surgen al trabajar
con un número redundante de coordenadas. La cuestión central era la no independencia
de las variaciones virtuales, variaciones que estaban ligadas en ambos casos por el mismo
tipo de ecuaciones
Xn
alj δqj = 0. (162)
j=1
El punto de partida eran estas ecuaciones y la forma general del principio de D’Alembert
Xn
d ∂L ∂L
− δqj = 0. (163)
j=1
dt ∂q̇ j ∂q j
donde s es el número de condiciones de vínculo y donde las incógnitas son a la vez las
funciones qj (t) y los multiplicadores λl (t).
Veremos a continuación un ejemplo de vínculo no holónomo para el que no es posible
elegir coordenadas cuyas variaciones sea independientes. No es que elijamos voluntaria-
mente un número redundante de coordenadas sino de que no podemos hacer otra cosa.
Puesto que la partícula puede ocupar cualquier posición en el plano, el número mínimo
de coordenadas generalizadas que se necesitan para especificar la posición de la partícula
es igual a dos. Ya que el enunciado del problema habla de la persecución de un punto Q
Clase práctica 26/8 31
que se mueve según el eje y, todo indica que un par conveniente de coordenadas será, sin
ir más lejos, x e y.
La condición de vínculo es que la velocidad de la partícula tiene que estar dirigida hacia
el punto Q, cosa que puede enunciarse así:
donde Q = ut ŷ es la posición del punto Q, y donde α es una función del tiempo, con
la condición suplementaria α > 0, de modo que la partícula persiga al punto Q y no que
huya de él. Escrita en coordenadas, la condición de vínculo se lee como
ẋ x̂ + ẏ ŷ = α − x x̂ + (ut − y) ŷ . (166)
Tal como ya nos ha pasado antes con el problema del péndulo simple, el uso del multipli-
cador no proporciona, en este problema en particular, ninguna ventaja a la hora de resolver
las ecuaciones de movimiento. El camino natural es eliminar λ de una de las ecuaciones
y reemplazarlo en la otra. El sistema (169) puede ser útil para integrar numéricamente
las ecuaciones, pero en el papel no lleva a ninguna simplificación respecto del método de
eliminación. El sistema se reduce entonces a dos ecuaciones:
xẍ − (ut − y)ÿ = 0,
(170)
(ut − y)ẋ + xẏ = 0.
32 Mecánica Clásica 2019 2c
A estas mismas ecuaciones hubiéramos llegado sin pasar por el método de los multi-
plicadores, sino directamente a partir del principio de D’Alembert y de la condición de
vínculo. En efecto, la ec. (163) en este problema es
Puesto que las variaciones no son independientes no podemos anular aquí cada uno de los
factores que las multiplica, como sucedería si fuera una partícula libre. Pero la ecuación de
vínculo (167) implica que las variaciones virtuales satisfacen
Hemos obtenido de esta forma una ecuación que, en conjunto con cualquiera de las otras
dos, equivale al sistema de ecuaciones original. Ahora podemos escribir nuestro sistema
como dos ecuaciones diferenciales de primer orden:
ẋ2 + ẏ2 = v2 ,
(178)
(ut − y)ẋ + xẏ = 0.
Lo que sigue sólo puede descubrirse luego de muchos intentos o consultando desespe-
radamente la solución. La clave del método es usar x como variable independiente en lugar
de t. Esto tiene sentido si lo que se busca es la forma de la trayectoria y(x). Dividiendo la
Clase práctica 26/8 33
v2
1 + y 02 = , (179)
ẋ2
donde el primado significa derivada respecto de x. Despejando ẋ, resulta
v
ẋ = ± p . (180)
1 + y 02
El signo frente a la raíz debe elegirse según el signo que tenga inicialmente ẋ. Si al propagar
la solución en el tiempo, ẋ(t) pasa por 0 habrá que tener especial cuidado en que la solución
no cambie de rama. Dividiendo la segunda ec. (178) por ẋ, queda
ut − y + xy 0 = 0. (181)
u + xẋy 00 = 0. (182)
Según las condiciones iniciales del problema, ẋ(0) = −v. Eso indica que debemos tomar el
signo inferior. La integral es elemental:
u
y 0 (x) = sinh c + log x , (185)
v
donde c es una constante de integración. La condición inicial implica
ẏ(0)
y 0 (x0 ) = = 0. (186)
ẋ(0)
Luego
u
c=− log a, (187)
v
Debido a que en el argumento del seno hiperbólico aparece un logaritmo, termina quedando
una expresión relativamente sencilla,
1 x uv x − uv
0
y (x) = − . (189)
2 a a
Integrando una vez más y teniendo en cuenta la condición inicial y(x = a) = 0, se obtiene
u u
" #
y 1 (x/a)1+ v (x/a)1− v uv
= u − u + 2 . (190)
a 2 1+ v 1− v v − u2