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Alquimia
José Antonio Rodríguez | Editor
Lourdes Franco | Diseño
Paola Dávila | Asistente editorial y fotografía
Benigno Casas y Héctor Siever | Corrección
ISSN 1405-7786
Junto a todo ello, una historia intrínseca se puede perfilar: la de la recepción y los
públicos. De cuáles eran los contenidos y los intereses de los miles de lectores en
los diversos tiempos históricos a la par de cómo se daban las políticas editoriales,
esto es, qué y cómo se publicaba. Por señalar un caso que nos compete: una gran
parte de nuestra fotografía se ha podido rehacer gracias a los testimonios publi-
cados en diarios y revistas. Por ello decenas de fotógrafos han sido revalorados
cuando tuvieron la fortuna de aparecer en sus páginas. Pero también cientos de
los mismos no aparecen o apenas son mencionados. Es ahí cuando se tiene que
buscar por otro lado, no sin cierta frustración. Por eso la relevancia como docu-
PÁGINA 1
Mujeres y deportes mento histórico de las revistas ilustradas. Fuentes primarias que, además, tienen la
México, 6 de octubre de 1934
Col. Hemeroteca Nacional cualidad de la fascinación precisamente por sus contenidos visuales.
de México.
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
El presente planteamiento temático nos fue propuesto por la investigadora Deborah
PÁGINA ANTERIOR
Dorotinsky Alperstein, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Ella
Carlos Mérida, “Emilio Amero.
Fotografía y Cinematógrafo”,
también nos propuso a los colaboradores que aquí aparecen, quienes generosa-
en Revista de Revistas,
México, 11 de diciembre
mente aceptaron la invitación. El empeño de esta historiadora y amiga, su persis-
de 1932 tencia ante la búsqueda de documentos, llevó a buen fin el número que el lector
Col. Particular
tiene en sus manos. Para ella nuestros agradecimientos por delinear otra de las
PÁGINA SIGuIENTE tantas historias que posee la historia de la fotografía mexicana.
Tina Modotti,
Poste con cables
en Revista Telegráfica
Mexicana, Para lograr el presente número, el Sistema Nacional de Fototecas del INAH y Alqui-
México, abril de 1929
Col. Particular mia se plantearon una colaboración muy cercana con el Instituto de Investigaciones
Bibliográficas de la UNAM y la Biblioteca Nacional. Es por ello que queremos ofre-
cer aquí nuestro profundo agradecimiento a Guadalupe Curiel de Fossé, directora
de dicho instituto; a Belem Clark de Lara, coordinadora de la Hemeroteca Nacional
y a Jaime Ríos Ortega, coordinador de la biblioteca. Igualmente a Jorge Zanabria,
gran conocedor de las revistas en México. Todos ellos generosamente nos permi-
tieron la reproducción en sus acervos para dar a conocer esta fracción de nuestra
historia visual y cultural. Finalmente, queremos agradecer a la joven investigadora
Abe Román Alvarado, por colaborar cercanamente en este proyecto y por su entu-
siasmo. Gracias a todos ellos en Alquimia volvemos a mostrar una parte de nuestra
historia fotográfica
Alquimia 5
Revistas mexicanas
Deborah Dorotinsky Alperstein
Este número de Alquima surge de una preocupación compartida con muchos co- PÁGINA ANTERIOR
Mañana, México,
legas sobre la manera en la que ciertas formas de ver se consolidan durante la pri- 8 de septiembre de 1951
Col. Hemeroteca Nacional
mera mitad del siglo XX. Walter Benjamin había vaticinado en 1936 que la imagen de México.
Instituto de Investigaciones
multirreproducible anunciaba la liquidación de la tradición visual como la habíamos Bibliográficas. UNAM
conocido. Su pronóstico resultó cierto y una nueva visualidad había emergido con
PÁGINAS SIGuIENTES
la aparición de las revistas superilustradas en la década de los años treinta. La Imagen, México,
21 de julio de 1933
relación de la fotografía, como imagen de producción mecánica y amplia repro- Col. Hemeroteca Nacional
de México.
ductibilidad, con las vanguardias artísticas del siglo XX significó para la producción Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
fotográfica la apertura de espacios polifacéticos de diseminación. Las revistas ya
habían demostrado, desde las postrimerías del siglo XIX, ser soportes privilegiados
para la amplia circulación de imágenes fotográficas. Con el uso de la técnica del
fotograbado y luego con el medio tono, también probaron ser medios idóneos para
el desarrollo de un diseño editorial que convertía a la puesta en página en un arte
de escenificación novedoso y vanguardista como muestran muchas de las imáge-
nes aquí incluidas.1
En la segunda mitad del siglo XX los editores mexicanos encontraron en las pági-
nas de estas publicaciones no sólo un lugar para experimentar con la tipografía,
como podemos ver en los encabezados de las revistas Zig-Zag e Imagen, por
ejemplo, sino para poner en juego un conjunto de elementos visuales como la ilus-
tración, la caricatura y la fotografía. Revista de Revistas y El Ilustrado (originalmente
El Universal Ilustrado), y las revistas Hoy y luego Mañana y ¡Siempre! nos ofrecen
algunos de los más caros ejemplos de ilustración de época en sus portadas y
de caricaturas políticas y fotografías de las más variadas en sus interiores. Los
fotorreportajes y los fotoensayos fueron dos expresiones narrativas particulares en
las que se combinaron los relatos en los textos con los relatos en las secuencias
visuales retomando el concepto cinematográfico del montaje. Es decir, una narra-
ción construida por una secuencia de imágenes que permitían crear un sentido de
“historia”, un acontecimiento cotidiano, una noticia del momento que sería leída, a
su vez muchos años después para reconstruir un sentido de la historia (social, po-
lítica, económica, etcétera). La fotografía documental o testimonial se convirtió así
en una de las expresiones visuales más difundidas entre 1930 y 1970. Algunas de
Alquimia 7
estas imágenes generadas en países como Alemania, Francia y Estados unidos de
Norteamérica también encontraron difusión al ser puestas en circulación en libros
de fotografía documental como Men at work: photographic Studies of Modern Man
and Machines, del fotógrafo Lewis Hine (1932), con las imágenes heroicas de los
trabajadores y el manejo de maquinaria industrial como lo fueron en Alemania Eisen
und Stahl con fotografías de Renger-Patzsch (1931), o Deutsche Arbeit (1930) o el
libro Atget: photographe de Paris (1930), o el muy audaz tomo sobre París fotogra-
fiado por el escritor y periodista soviético Ilia Ehrenburg, Moi Pariz, en 1933.2 En
México este género lo podemos apreciar en varias publicaciones también, como
por ejemplo en el libro del fotógrafo Luis Márquez Romay, Folklore mexicano, con
Alquimia 9
texto de Justino Fernández e impreso por Eugenio Fischgrund (1953). Algunas re-
vistas, como Mexican Folkways, se especializaron en una temática particular como
el folklore y las tradiciones indígenas en el país y recurrieron a la fotografía desde
las cámaras de Weston y Modotti o de los autores que como Frances Toor reunían
acervos fotográficos de carácter más “etnográfico”.
Estas publicaciones nos permiten apreciar el acontecer de una historia cultural rica
en problemas y temas, desde las inclinaciones de las clases sociales, los gustos y
vicios, el consumismo y la creación de mercados y por ello la toma de momentum
de eso que en la actualidad conocemos como “la sociedad del espectáculo”, has-
ta las versiones de difusión de obras literarias, reseñas históricas del pasado del
país, las actitudes profascistas de algunos editores frente a la escalada que llevó a
Europa a la Segunda Guerra Mundial, los reportes de esta guerra y sus efectos, la
tradición mexicana, las fiestas, el cine, las tiples y vedettes.
PÁGINA SIGuIENTE
Imagen, México, 30 de junio de 1933 Esperamos que con esta probadita los investigadores no duden en recurrir a estos
Col. Hemeroteca Nacional
de México. impresos como espacios de consolidación de formas de ver, maneras de vivir y de
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM comprender “la vida nacional”.
1 Véase Pierre Albert y Pilles Feyel, “Photography and the Media. Changes in the Illustrated Press”, en Michel Frizot, New History of
Photography, Colonia, Könemann, 1998, pp. 359-369.
2 Martin Parr y Gerry Badger, The Photobook: A History. vol. I, Nueva York, Hardcover, 2005.
Alquimia 11
De semanario artístico y popular
a semanario mexicano con espíritu
Rosa Casanova *
PÁGINA SIGuIENTE No es empresa fácil adentrarse en el universo fotográfico de una de las más
El Universal Ilustrado
México, ilustres revistas del siglo XX. Son muchos los enfoques y nexos que se pueden
12 de octubre de 1917
Col. Hemeroteca establecer, por lo que este texto pretende tan sólo apuntar hacia algunas de las lí-
Nacional de México.
Instituto de Investigaciones neas señaladas por la fotografía publicada y promovida por El Universal Ilustrado,
Bibliográficas. UNAM
entre su fundación el 11 de mayo de 1917 y noviembre de 1934, cuando muere
Carlos Noriega Hope, su director por muchos años. El punto de partida es consi-
derar a la revista como partícipe en la construcción del imaginario visual surgido
a partir de la Revolución, a través de los proyectos, aspiraciones y deseos de
artistas e intelectuales que dieron cuerpo al México moderno desde la óptica de
la capital. Otra línea a considerar —a la que sólo se alude— es la ubicación de
la fotografía en la imagen global de la publicación, es decir, la puesta en página.
Para obtener imágenes representativas del país sin costo para la empresa, se con-
vocó a “los Sres. Fotógrafos de toda la República: suplicamos nos envíen fotogra-
fías artísticas de bellezas de la región donde tengan establecidos sus talleres, a
fin de publicarlas...”; a cambio, el autor obtendría reconocimiento nacional gracias
a la amplia circulación de la revista.8 Este mecanismo debió de ser la base del
acuerdo con Martín Ortiz, José Arriaga, Heliodoro J. Gutiérrez, Emilio Lange y
Adolfo de Porta, cuyos retratos se publicaron el 19 de octubre de 1917, identi-
ficándolos como los “colaboradores fotográficos... quienes con sus excelentes
trabajos artísticos, que han dado extraordinario brillo en México al arte fotográfi-
co, realzan la belleza de estas páginas”. Se trataba sobre todo de imágenes de
niños, primeras comuniones, bodas y damas de sociedad, por lo que también era
frecuente encontrar retratos realizados por Napoleón, Ismael Rodríguez Ávalos y
María Santibáñez. Podemos vincular a la mayoría de estos autores a la práctica de
la fotografía de estudio y a una estética pictorialista que también guiaba la lente de
Carlos Muñana, el fotógrafo del diario y la revista, quien contaba con una amplia
trayectoria.9 Como tantos otros, él aprendió el oficio en la práctica, posiblemente
en su natal Guadalajara, y pronto debió iniciar a otros miembros de su familia, pues
en la empresa colaboraban el joven Agustín y Mercedes, quien se desempeñaba
en el cuarto oscuro, caso común entre las mujeres. Su muerte prematura, en marzo
de 1921, abrió el camino a otros autores, que por su edad practicaban un periodis-
mo fotográfico moderno.10
No menos importante para el diario era incrementar la circulación, pues con ello
aseguraba una mayor entrada de recursos por concepto de publicidad, recurrien-
do de manera constante a todo tipo de señuelos, como eran los certámenes y
concursos. Lograr la independencia significó instrumentar un periodismo que em-
pleara las estrategias de la industria.11 Los abonados podían participar de una
lotería con atractivos premios y anualmente se hacían concursos de belleza que
contaban con jurados ilustres como el de 1917, formado por Arnulfo Domínguez
Bello, Jorge Enciso, Saturnino Herrán y Eduardo Melhado. Aunque parece contra-
dictorio, la empresa dio aliento a la mujer moderna, aquella que se había cortado
el cabello, imitaba a las actrices, manejaba automóviles, fumaba y bailaba, dedi-
cando secciones y reportajes a sus actividades y educación.12 Con motivo de las
fiestas del Centenario de la consumación de la Independencia, promovidas por el
gobierno de Obregón, se llevó a cabo el certamen de “La India Bonita”, en el cual
participaron jóvenes de diferentes zonas del país que alegaban su ascendencia
indígena —requisito indispensable—, resultando triunfadora María Bibiana uribe,
elegida por personalidades como Manuel Gamio y Jorge Enciso. Para entonces
Noriega Hope dirigía la revista con un nuevo y reducido fomato (31.5 x 23 cm) en el
que se mezclan calidades de papel couché con papel revolución. En esta etapa se
combinan portadas fotográficas con dibujos, ante la destreza y calidad de autores
como Fernando Bolaños Cacho, Andrés Audiffred, Hugo Tilghman y tantos otros.
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Las cincuenta participantes del concurso obrero fueron festejadas en el Tívoli del
Eliseo y en un desfile que se destacaba como “la fiesta de concordia y paz”. Los
retratos que promovían el voto fueron hechos por José Arriaga, quizá el más antiguo
de los colaboradores, pues había comenzado a trabajar por 1882.13 Con la partici-
pación de algunos almacenes, las diez finalistas recibieron las prendas de un ajuar
básico: un rebozo de seda, una blusa, una falda, un par de zapatos de charol y un
listón para el cabello. La lista hacía patente las carencias provocadas por la Revo-
lución, en especial entre la clase trabajadora; por ello los premios fueron exhibidos,
ante el asombro de los transeúntes, en los aparadores de “La Ciudad de Londres”.
Algunos de los concedidos a Edmé Castillo, celebrada por su modestia, lo con-
firman: ropa interior y de cama, galletas, dulces, chicles, mil boletos de tranvía,
cerillos, una estufa, un costal de carbón a la semana durante dos meses, aunque
también obtuvo 1 500 pesos “en metálico” de manos de su padrino, el gobernador
del Distrito y una medalla de oro inscrita por parte del Ayuntamiento.
Humor fotográfico. Como redactor, Luis Andrade conocía bien las presiones que
enfrentaban los periodistas para sacar la edición diaria, tema descrito por nume-
rosos autores. Se encontraba en ese trance, sin dibujante y con una página por
llenar, cuando se le ocurrió sustituir fotográficamente las caricaturas previstas, y se
dio a la tarea de probar con “una camarita de 25 pesos” y diversas lentes, hasta
lograr el efecto deseado: un retrato que exagerara algún rasgo de los personajes
del momento.
Fotografía artística. Por el mes de julio de 1921, Librado García —quien utilizaba
el rebuscado seudónimo de Smarth— realizó una exposición en “un muy céntrico
lugar de la metrópoli”, y como nadie se ocupó de ello, Bona Fide (José D. Frías
Rodríguez) escribió un artículo revelador sobre los conceptos que sustentaban
la apreciación de la fotografía.19 El título resulta prometedor: “La fotografía como
una de las Bellas Artes”, pero en realidad sostenía que para hablar de Smarth había
que “recurrir a la pintura”, manteniendo como parámetros sus valores plásticos.
A este texto deben aunarse otros dos firmados por BF, que le permiten tratar y
reproducir los géneros frecuentados por García: el retrato y la arquitectura, donde
Smarth desplegaba su interés por los claroscuros, los velos, los filtros, la luz dirigi-
da, las poses refinadas, la generación de atmósferas.20 Frías lo situaba dentro de
la estirpe de artistas destacados provenientes de Guadalajara: el Dr. Atl, Roberto
Montenegro, Jorge Enciso y los fotógrafos Lupercio y Muñana, quienes privilegia-
ron el pictorialismo en su obra creativa.
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fotográfico estaría en la posibilidad de mostrar los secretos de la personalidad del
sujeto, o las huellas del tiempo en la arquitectura. No es de sorprender, entonces,
que para él “las fotografías modernas” no sólo se vinculan a la fijación del “momen-
to”, sino que las relaciona con el fluir de la vida, tal como quedaría plasmada en la
escultura y la pintura.22
No obstante, Casán reseña “¡un ‘retrato de Silva’ en diez minutos!”, primero descri-
be al autor, del que se incluye una caricatura de Fernando Bolaños Cacho, enfati-
zando su pertenencia a la bohemia.25 Confiesa que no se interesa mucho por la foto
y no le agradan los artistas (“A su mucha vanidad unen un por ciento elevado de
fanfarronería”), pero sí le gustan los retratos de mujeres hechos por Silva —“¡Sabe
también descubrir en sus modelos el secreto de la belleza!”—. Para comprobar
lo prometido por el “pintor fotógrafo”, el periodista presencia todo el proceso, que
describe azorado, enfatizando las dotes artísticas de Silva, en especial la distribu-
ción de las luces al realizar la toma.
Alquimia 19
Fotografía y cine. La pasión de Carlos Noriega Hope era
el cine: dirigió alguna película, escribió críticas y guiones, e
impulsó junto con otros el desarrollo de una cinematografía
mexicana. El nexo con la fotografía resulta evidente, lo cual
explica en parte el espacio concedido a la obra de autores
que estuvieron vinculados al arte cinematográfico. En los re-
cuerdos que sirvieron para celebrar el aniversario de El Ilus-
trado en 1924, “Carlitos” escribió: “Y seguiré, no obstante, en
mi sillón, frente a las pruebas, los originales y las fotografías.
¡Qué le vamos a hacer!”.26
* En 2006 tuve la oportunidad de realizar la exposición Vida y libertades. 90 años de la urbe en El Universal, promovida Roberto Rock,
director entonces. Agradezco a los colaboradores del diario el acceso a su conocimiento y experiencia, en especial a Alejandro
Jiménez, responsable del Centro de Documentación y a Gabriel Aguirre del Archivo Fotográfico.
2 Gabriel Zaid, “una declaración desconocida de López Velarde”, en Letras Libres, México, 15 de agosto de 1988.
3 Entre las otras publicaciones se encuentran El Universal Taurino (1921) y El Universal Gráfico (1922), vespertino que aún existe.
4 El cometido se citó en el número conmemorativo del primer año, 10 de mayo de 1918. Allí se precian de lo difícil que resultaba
sostener una publicación sin halagar pasiones políticas “ni zaherir a nadie ante los altos costos”.
5 Pronto aparece como director de la revista —cargo que no existió al inicio—, donde permanece poco tiempo.
6 En el mismo número conmemorativo del 10 de mayo de 1918 se presentan los retratos de más de cuarenta colaboradores,
una lista imponente.
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9 Entre otros medios, colaboró en la Ilustración Semanal y El Liberal. Varias de las fotos que se conservan en el Fondo Casasola de
la Fototeca Nacional son obra suya, véase Rosa Casanova y Adriana Konzevik, Luces sobre México, México, CONACUltA-INAH, 2006,
pp. 32-33.
11 El diario empleó las estrategias modernas de promoción, publicidad y venta entre las que destaca “El aviso oportuno”.
No casualmente el 3 de marzo de 1927 la revista dedicó casi todas sus páginas a la publicidad, considerada sinónimo de
modernidad.
12 Fue uno de los concursos más sonados, pues hacía un llamado al fervor nacionalista plasmado en el pasado indígena. Gamio
publicó “La Venus india” en la revista el 17 de agosto de 1921.
13 Gina Rodríguez informa que su estudio se encontraba en la actual avenida Hidalgo, y que en ese año figuró en la Primera
Exposición Industrial de Querétaro.
15 Sosa llegaría a ser jefe del Departamento de Fotógrafía de El Universal y fundaría una dinastía de fotógrafos.
16 Véase en el número del 18 de septiembre de 1924 o el uso de detalles fotográficos para formar títulos, como las cabezas que
adornan la sección “Fémina” del 5 de octubre de 1917.
17 En el texto narra una supuesta experiencia como “especialista en bustos de señoras”; El Universal Ilustrado, México,
24 de septiembre de 1924.
20 Se trata de “Las maravillas de nuestra arquitectura colonial”, del 14 de julio, y “Mujeres de México”, del 21 de julio de 1921.
21 El 27 de enero del mismo año se había publicado una fotografía del convento de Tepozotlán por Julio Lamadrid,
pero sin el uso inspirado de la luz que caracterizó a Librado García.
22 Se siguieron publicando fotos suyas; por ejemplo, el 24 de marzo de 1927, en el mismo número en que se dedicó
una página a Weston.
24 Apareció, sin firma, en una sección titulada “Páginas que inquietan un poco”, del 10 de octubre de 1929.
25 No he podido determinar quién era Casán, El Universal Ilustrado, 4 de diciembre de 1924. Gustavo Silva muere por abril de 1930.
26 15 de mayo de 1924. Noriega murió como había vaticinado, diez años después.
28 El 30 de octubre de 1924 se dedicó la página titulada “Rincones de México” a Roberto Turnbull, el camarógrafo, que “sabe
acechar el momento artístico de las cosas y desechar el momento en que muestran su ‘pose’”. De él mismo el 28 de mayo de 1931
se publicó el artículo “El príncipe de Gales a través de un cinefotógrafo mexicano”.
29 En “Lo que en México hace Eisenstein”, del 18 de junio de 1931, describe la filmación en la hacienda de Tetlapayac, Hidalgo.
30 En el núm. 10 de Alquimia, Aurelio de los Reyes reflexionó sobre “Luis Márquez y el cine”, sept.-dic. 2000.
32 La cita es del 24 de octubre de 1929; la semana siguiente se presentaron una vista a contraluz en Pátzcuaro y otro paisaje
de montaña, y para el 21 de agosto de 1930 los dos dramáticos paisajes.
33 Carrillo trabajaba para el periódico y publicaba frecuentemente con crédito. Las fotografías aparecieron en el mismo número en
que se publicó el artículo reseñado sobre Eisenstein, 18 de junio de 1931. El 13 de marzo de 1930 se le llama “el nuevo fotógrafo
mexicano, quien busca una sensibilidad distinta...”.
35 Éste fue el título de uno de los reportajes firmados por AFB, 11 de junio de 1931.
Alquimia 23
En la línea de la innovación
periodística: Zig-Zag
Rebeca Monroy Nasr
PÁGINA ANTERIOR El 17 de abril de 1920 el periodista Pedro Malahebar Peña decidió registrar un no-
El Ilustrado, México,
10 de octubre de 1929 vedoso material editorial, que rápidamente conquistaría el gusto del público lector.
Col. Hemeroteca Nacional
de México. Era el año en que la Revolución asentaba sus reales, dejaba de percibirse la con-
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM tienda armada a todo fragor y se daba paso a un nuevo intento para forjar patria,
IZQuIERDA cuando el plan de Agua Prieta daba los frutos deseados por la triada sonorense.
Zig-Zag, México,
2 de septiembre de 1920. Surgió la revista justo antes de la muerte de Venustiano Carranza, en la antesa-
Col. Hemeroteca Nacional
de México. la del interinato presidencial con Adolfo de la Huerta, mientras el general Álvaro
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM Obregón esperaba ser presidente constitucional.
DERECHA
Zig-Zag, México,
16 de septiembre de 1920. Era el momento preciso para que una novedosa revista ilustrada penetrara en el
Col. Hemeroteca Nacional
de México. medio editorial, de tal suerte que los lectores-espectadores mitigaran la confusión
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM y el dolor que les había dejado la década anterior.1 El editor la bautizó con el
nombre de Zig-Zag, probablemente por lo “zigzagueante” de la situación política IZQuIERDA
Zig-Zag, México,
y social, por el ir y venir de las líneas políticas, por el desencuentro constante, por 8 de septiembre de 1921.
Col. Hemeroteca Nacional
la formación social que genera como resultado los ángulos continuos; metáfora o de México.
Instituto de Investigaciones
no, la publicación vino a enriquecer las propuestas hebdomadarias de la época. Bibliográficas. UNAM
Malahebar tenía sus objetivos claros, deseaba atraer al público adulto con notas DERECHA
Zig-Zag, México,
novedosas y temas variopintos, a la altura de un país moderno. Para ello hizo un 15 de septiembre de 1922.
Col. Hemeroteca Nacional
claro llamado a sus lectores: “La información gráfica de los acontecimientos socia- de México.
Instituto de Investigaciones
les de la semana o de aquellos que no siendo de esta índole consideremos puedan Bibliográficas. UNAM
Alquimia 25
actriz dueña de una “sincera sonrisa”. Para la mujeres en particular dirigieron las
secciones de música, con partituras de destacadas compositoras y notas de so-
ciales con propuestas sobre lo más actual de la moda. No descuidó a su público
infantil, para el que insertaba secciones de historietas recortables e incitaba a un
concurso de iluminación de dibujos.
A su vez, Zig-Zag fue de las primeras revistas que abrieron sus puertas, en esos
momentos posrevolucionarios, a los jóvenes: periodistas, escritores, artistas plás-
ticos y fotógrafos gozaron de sus primeras oportunidades de publicación. Lo
cual redundó en la presencia de gratas novedades, pues el tono de la plumilla,
la profundidad de la gurbia y la presteza de la cámara fotográfica le dieron un
aspecto diferente y novedoso a la revista y le garantizó un público amplio, por
resultar innovadora desde el diseño de la tipografía hasta la diagramación de sus
interiores. La parte visual gozó de amplios espacios con pequeños pies de foto,
lo cual le dio aire a las imágenes y una inusual vida propia.
Orgullosos de su trabajo, este equipo zigzagueante sabía que eran los introduc-
tores de “Encuestas” en las que participaban destacadas figuras nacionales con
sus opiniones, que podían versar desde “Lo que opinaban del amor”, “Lo que se
ve en el humo del tabaco”, o conocer: “Qué opina usted de su profesión.”3 Con
ello, se mostraban los nuevos dilemas morales o ideológicos de esa sociedad
que oscilaba entre la tradición nacional y lo modernista universal.
PÁGINA SIGuIENTE
Zig-Zag, México,
5 de agosto de 1920. Entre las páginas de la revista es notable la presencia de sus entusiastas colabora-
Col. Hemeroteca Nacional
de México. dores y novedades editoriales, dibujísticas o fotográficas. una gran parte de ellos
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM retomaron el uso de seudónimos para presentar sus materiales, otros dejaron su
Alquimia 27
PÁGINA SIGuIENTE nombre a la letra. Desde la tribuna de la pluma estaban Luis Amendolla y Horacio
Zig-Zag, México,
27 de mayo de 1920. Galindo (alias Marquez de Garofi), Alejandro Aguilar Reyes (alias Fray Nano), quien
Col. Hemeroteca Nacional
de México. colaboró con las notas deportivas; Santiago Méndez era Jacobo el solitario y Ar-
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM quéles Vela como Oscar Leblanc, José Luis Velasco, Manuel Bello, Samuel Ruiz
Cabañas, José D. Frías (alias Fradique), hacían notas culturales y políticas de ac-
tualidad. Gustavo Sánchez se presentaba con el seudónimo de Sánchez Filmador y
escribía sobre cine, al igual que Alfonso Bermúdez. En la parte gráfica destacaban
varios nombres, como el del dibujante de las portadas Andrés Audiffred y J.
Antonio Vargas. Entre los colaboradores asiduos estaban Manuel Flores, José Peón
del Valle, F. Monterde García-Icazbalceta, Alfonso Toro, Federico Gamboa, José
López Portillo, Carlos Bastón y Carlos González. 4
Destaca de sus filas dibujístas la presencia de Ernesto García Cabral, quien firma-
ba bajo el seudónimo de Equis sus picantes caricaturas de políticos, intelectuales,
artistas, músicos, entre otros. Presentados a todo color, lo cual era una novedad
para la época, aparece una amplísima gama de personajes que pasaron por la
tinta indeleble del Chango García Cabral, oportunidad que se le presentó a dos
años de haber regresado de su estancia parisina, con treinta años a cuestas.5
También tuvo su primera oportunidad de publicación el grabador Leopoldo Mén-
dez, al realizar unos dibujos sobre las figuras populares de la Ciudad de México
que acompañaron un artículo de Manuel Maples Arce. El escritor estridentista, ade-
más de una portada con un cartel de su tinta y letra, tuvo una sección de crítica
de arte. Desde esa tribuna dio a conocer el nombre de “Los pintores jóvenes de
México”, donde apuntaba que “la actual generación de pintores jóvenes represen-
ta indudablemente el esfuerzo más serio y más consciente que se ha hecho en la
historia de la pintura nacional”.6
Por su parte, los fotógrafos no podían quedar fuera de esta gran oportunidad que
les brindaba Malahebar, lo cual se aplicó tanto a quien tenía un camino andado
en el medio editorial como a quienes emprendían, en esos tiempos difíciles una
trayectoria independiente.7 Ahí se reunieron exporfiristas, revolucionarios triunfan-
tes, católicos militantes, iniciados o aprendices de brujo cuyo imaginario se vio
trastocado, pues indudablemente la Revolución hizo lo suyo. El cambio tecnológico
en las cámaras y medios fotosensibles lo hicieron posible, pero también la transfor-
mación de ideales, principios y posibilidades de enfrentarse a un nuevo estado de
cosas. Viejos y nuevos fotógrafos mostraron los cambios de parámetros visuales de
esa nueva era, y Zig-Zag les abrió la puerta para llegar a cientos o miles de lectores
ávidos de nuevas gráficas, convencidos de la capacidad del poder de la imagen.
Por ello, desde su primer editorial insitió Malahebar: “para ello nos dirigimos por
medio de estas líneas a nuestros amigos, agentes y fotógrafos, para rogarles nos re-
mitan fotografías de aquellos sucesos de interés que ocurran en las poblaciones de
su residencia.”8 Desgraciadamente, lo que no prometió fue otorgar el crédito autoral
correspondiente como solía pasar. Ahora es necesario reconstruir esa historia.
Se encuentran otras jóvenes promesas, como a Rafael F. Sosa, fotógrafo que venía
de trabajar en las filas del carrancismo y quien publicaba fotografías de índole más
bien social que política.11 La presencia del fotógrafo Sosa mostraba cierta holgura
y experiencia en el medio, como las portadas que hiciera del “Festival en el Casino
Alemán”. También salió a capturar la gráficas que mostraban las obras presenta-
das en el teatro Esperanza Iris por la compañía teatral de Velasco; y cuando retrató
al actor de moda Roberto Soto en la obra El tesoro, en el Principal.12 No podía faltar
su cámara en la fiesta brava, asunto de relevancia en la época, donde captó la
corrida que diese Ignacio Sánchez Mejías en un domingo taurino.
Alquimia 29
Por su parte, Eduardo Melhado, fotógrafo de origen porfirista que laboraba en el
diario Amigo del hogar, después de capturar imágenes reveladoras de la Dece-
na Trágica se autonombraba “El as de los fotógrafos y el fotógrafo de los Ases.”
En 1920 se anunció así: “Melhado es el fotógrafo de Zig-Zag. Si usted desea
obtener alguna de las fotografías publicadas aquí, ocurra a Av. 16 de Sept. 18,
estudio de Melhado”,13 y sus imágenes cubrieron las páginas de sociales con
fiestas locales y eventos políticos, algunas con el crédito correspondiente, pero
después de 1922 ya no se observa crédito ni fotos de él.
Por otra parte, el joven Enrique Díaz también participó con algunas de sus grá-
ficas más sobresalientes. Eran sus pininos en la novísima agencia “Fotografías
de Actualidad”, y en la revista le publicaron la toma de posesión de Adolfo de
la Huerta, y que se llevó a cabo a pesar de un cuadro de supuesta “apendici-
tis” aquel 1 de junio del 1920. También Malahebar tuvo buen ojo al publicarle
una temprana pero magistral contrapicada del concierto conmemorativo del
Centenario de la Independencia, tomada desde la parte superior del Ángel.
Impresa a toda página, era tan novedoso el ángulo que quien le puso el pie
de foto creyó ver en ella la toma —imposible— desde un avión. A modo de
fotorreportaje, al Gordo Díaz le publicaron la serie “¿Qué hace María Conesa
fuera del Teatro?”, nota redactada por Mí mismo; con imágenes que relatan el
cotidiano de la famosa actriz al “Coser y cantar… y a ratos al balcón, viendo
quién pasa…” También la tomaron: “El terno de luces de la mataora de spin” y
“Leyendo y estudiando el último cuplé”, así como “Entrenándose en el baile.”14
Aparecen también las fotos de los elegantes funerales del secretario de Defen-
sa de Obregón, el general Benjamín Hill, tomados el 16 de diciembre de ese
año. Todas ellas sin crédito alguno.
La época de oro de las revistas ilustradas empezó a gestarse gracias a las apor-
taciones que semanarios como Zig-Zag hicieron al mundo gráfico y periodístico
de su época. Por algo en 1939 Pedro Malehebar Peña fue distinguido con la Or-
den del Caballero de las Palmas Académicas, un reconocimiento del gobierno
francés a su destacada labor dentro de la difusión de la cultura y la educación
de México para el mundo.
Alquimia 31
1 Marion Gautreau, “Les photographies de la Revolution Mexicaine dan las presse illustrée de Mexico (1910-1940): de la chronique
à la iconization”, tesis, París, universidad de París IV, La Sorbonne, 2007, donde analiza el deseo de la población de no enfrascarse
en imágenes de la revolución y de buscar otro tipo de referentes visuales en las revistas ilustradas.
3 Fradique “Encuestas de Zig-Zag. Lo que se ve en el humo del tabaco”, México, 1 de septiembre de 1921, pp. 28-29, con Rafael
Alducin, Carlos Díaz Dufoo, Manuel Becerra Acosta, Gonzalo Herrerías, Rodrigo de Llano, a los 4 años de vida de Excélsior. Zig-
Zag, México, 24 de marzo de 1921, pp. 12-13.
6 Hablaba entonces de Fernando Leal, Mateo Bolaños, Fermín Revueltas, Leopoldo Méndez, Rufino Tamayo. Zig-zag, México, 28
de abril de 1921, pp. 27-29. (Errata en la portada, dice 54, n.a.).
7 Hay que recordar que trabajar para los periódicos significaba formar parte de la planta de trabajo y dejar los negativos como
patrimonio del diario. En cambio, las revistas compraban los positivos exclusivamente para su publicación y el autor conservaba
sus materiales originales.
8 Pedro Malahebar, “Notas del editor”, en Zig-Zag, México, vol. 1, 15 de abril de 1920, s/p.
9 Aparecen sin crédito alguno en la revista, integradas en una especie de crónica visual; véase el número del 13 de mayo de 1920;
o aquellas del número del 10 de junio de 1920, pp. 5-11.
10 También aparecen sin crédito alguno, baste ver el artículo escrito por El Bachiller cronista, “Las casas Señoriales. Mansión del
Conde de la Torre Cossío”, en Zig-Zag, México, 14 de abril de 1921, pp. 36-37; véase Acacia Ligia Maldonado, “Manuel Ramos
en la prensa ilustrada capitalizada de principios del siglo XX, 1897-1913: un acercamiento a los origenes del fotoperiodismo en
México”, tesis, México, FF y l-UNAM, 2005; Martha Rosa Miranda, “Lo permanente de lo efímero: la colección Manuel Ramos de la
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos-INAH, tesis, México, FF y l-UNAM, 2005.
11 Rafael fue fotógrafo antes que su hermano Fernando. Ambos trabajaron al lado de Carranza y después Fernando inició una
sociedad con Enrique Díaz, de poca duración. En el AGN aparecen en varias fotos los créditos: “Sosa y Díaz Fots”. Después los her-
manos montaron su empresa, “Sosa Hnos”, en la calle de Rosales 4, en el centro de la ciudad. Fernando fue jefe del departamento
de información gráfica del periódico El Nacional, de Revista de Revistas y de Excélsior. Véase Rebeca Monroy Nasr, Historias para
ver: Enrique Díaz fotorreportero, México, UNAM-IIE/INAH, 2003; de la misma autora, “Ases de la cámara. Los fototextos de Antonio
Rodríguez”, México, NAH, en prensa.
12 Zig-Zag, México, 14 de abril de 1921, portada interiores, pp. 13, 15, 23 y 24, respectivamente.
15 Zig-Zag, México, 8 de septiembre de 1922; y la núm. 75 del 15 de septiembre de 1921, portadas respectivas.
16 “Los diplomáticos de Cacahuamilpa. El artista fotógrafo, señor Silva, a cuya galantería debemos las fotografías que ilustran estas
páginas”, pp. 22-27. Las de A. Garduño: “Zig-Zag en la Gruta de Cacahuamilpa, por El Hombre de los Quevedos, fotografías de
Antonio Garduño”, número del 9 de febrero de 1922, pp. 32-34.
17 Por ejemplo en el número del 28 de abril de 1921, aparece la underwood en las pp. 30-31, y de la foto de Paramount en ese
mismo número en “Por el mundo de Cinelandia”, p. 34.
18 Entre otros números es posible constatarlo en la revistas de Zig-Zag, número del 14 de abril de 1921, pp. 28-29; en el del 17 de
noviembre 1921 y en la portada del 12 de enero de1922, p. 25.
19 M. Romero corresponsal en Querétaro de Zig-Zag, México, 13 de octubre de 1921, p. 24. Del segundo, véase Zig-Zag, México,
3 de noviembre de 1921, p. 19.
20 Se anunciaba: “Si usted desea alguna de las fotografía aquí publicadas, u otro trabajo cualquiera de fotografía hable a González,
fotógrafo de Zig-Zag, Ericsson 120-71”, 9 de febrero de 1922, p. 17.
21 En 1922 surgió Jueves de Excélsior, y para 1933 la revista Todo de Félix F. Palavicini vino a abrir paso a la llamada “época de
oro de las revistas ilustradas”, continuidad dada por José Pagés Llergo y Regino Hernández Llergo con Hoy, Mañana, Rotofoto,
¡Siempre! e Impacto, entre otras.
Alquimia 33
Sobre mujeres, deportes
y un singular editor
Gina Rodríguez Hernández
Con tan evidente nombre Mujeres y Deportes capitalizaba —en sentido literal—
las tragedias, farsas y comedias que se desprendían del recientemente consoli-
dado deporte espectáculo, en comunión con noticias y comentarios del ya bien
establecido star system hollywoodense. Otras notas que acompañaban a estas
populares devociones versaban sobre curiosidades científicas, tiras cómicas,
galerías fotográficas —a partir de fotos enviadas por los propios lectores— y
las infaltables notas de “color”, que exaltaban el morbo y el suspenso con sus
entregas semanales.
Su fórmula editorial atendía a los cambios culturales que ocurrían, pero a nivel
mediático se tenía muy claro que el factor más importante para conservar y au-
mentar la circulación de un diario era la sección deportiva; en segundo término el
reportaje policíaco y en tercero publicar fotografías “del bello sexo”.2 Este axioma
habría de ser adoptado por las empresas nacionales y con ello se entraba en
PÁGINA SIGuIENTE
Mujeres y deportes, México, un círculo que dominaría la prensa durante los próximos treinta años hasta su
17 de febrero de 1940.
Col. Particular desplazamiento por la televisión, que sin duda adoptó el esquema. Mientras esto
Alquimia 35
Mujeres y Deportes, México, pasaba, agencias noticiosas y fotográficas crecían a costa del anonimato de sus
11 de agosto de 1934
Col. Hemeroteca Nacional trabajadores, que poco aportaban en términos creativos, y en el último eslabón,
de México.
Instituto de Investigaciones huestes de repartidores y vendedores de periódicos y revistas, generalmente ni-
Bibliográficas. UNAM
ños, engordaban las ganancias de los distribuidores y del resto de la cadena. En
esta imbricada industria, la competencia era implacable y pronto alcanzó los oscu-
ros niveles de la mafia.
Sin embargo, lo cierto es que el deporte ganaba adeptos. Más allá de los emporios
y mafias periodísticas que se construían a su alrededor, en distintos sectores se
promovía su práctica como bien social y las mujeres no quedaban al margen de ello.
Desde la perspectiva de la salud, la prensa llevaba varios años promocionando la
actividad deportiva entre las jóvenes mexicanas, poniendo de ejemplo a sus vecinas
estadounidenses. Poco a poco se lograba romper las ridículas normas del decoro
decimonónico que prohibían toda actividad al aire libre y numerosas mexicanas se
ejercitaban. Las crónicas y artículos que al respecto se ilustraban con fotografías,
eran consumidas por ávidos lectores no sin cierta morbosidad.
El deporte demanda movilidad y rapidez; ante tal exigencia los cuerpos deben
liberarse de sus pesados ropajes, hecho por demás justificado en el caso de los
deportes acuáticos. Y si bien esto propició el pretexto ideal para una oleada de
argumentos con chicas en trajes de baño en el teatro de variedades y el cine, para
las sirenas nacionales con genuinos intereses deportivos no debió haber sido fácil.
En la demostración de ejercicios acuáticos femeninos, llevada a cabo en 1918 en la
Alberca Pane, la crónica del reporter exalta las habilidades alcanzadas por las chi- Mujeres y Deportes, México,
17 de febrero de 1940
cas; mas habría que apreciar el valor de las respetables jovencitas, enfundadas en Col. Particular
decorosísimos trajes de baño, ante las expresiones del no tan respetable público
que atiborró las gradas para disfrutar el evento.3
Sin haber triunfado en Los Angeles como él esperaba, regresó a la Ciudad de Méxi-
co en 1932 y se incorporó a trabajar en Excélsior. Por aquellos años este diario era
la competencia de El Universal, encabezado desde 1923 por Miguel Lanz Duret.
En Excélsior su tío Gonzalo Herrerías se desempeñaba como jefe de información y
Alquimia 37
Mujeres y Deportes, México, su primo Agustín Casasola Jr. era uno de los fotógrafos. Tras ocho años de ausen-
11 de agosto de 1934
Col. Hemeroteca Nacional cia, Nacho Herrerías percibió los cambios ocurridos. La capital era ya una ciudad
de México.
Instituto de Investigaciones cosmopolita, y el deporte y los espectáculos, renovados por la radio, eran las gran-
Bibliográficas. UNAM
des pasiones populares, con capítulos semanales representados en varias plazas.
La juventud mexicana era seguidora, en ese entonces, de boxeadores como Baby
Arizmendi, el Chango Casanova y Kid Azteca; héroes nacionales que compartían
el firmamento junto a estrellas de las películas hollywoodenses, rutilante entre ellas
Lolita del Río. Todo esto, más un gobierno paternalista que además de promover
el deporte propiciaba la acumulación de capital, y con varias industrias que ya ha-
bían encontrado un nicho perfecto en el deporte y los espectáculos —entre otras,
las compañías cerveceras, cigarreras y de cerillos— se podía crecer tanto como
uno se lo propusiera.
Decidido a triunfar, Ignacio Herrerías publicaba Mujeres y Deportes y esta vez des-
de el inicio la revista pegó de hit. En su primer aniversario, el semanario reiteraba
que así como había ocurrido en la Grecia clásica, paradigma y alto ejemplo de
la civilización porque “pensó intensamente, pero también porque observó el culto
a la fuerza física”, sólo a través del deporte era como las sociedades podían supe-
rarse y por ello concluía: “no se concibe la civilización moderna sin el antecedente
helénico rehabilitado por los sajones”.5 En los esfuerzos por emular dichos logros
no nos quedábamos atrás. El Departamento del Distrito Federal (DDF) promovía el
deporte entre sus empleados y un no muy nítido cartel fotográfico, diseñado por
el “artista Casasola”, intentaba dejar testimonio de la enjundiosa participación de
las empleadas del DDF.6 Ante ese furor por la mens sana in corpore sano, hasta
el Partido Nacional Revolucionario —antepasado del PRI— aportaba su granito
de arena. En julio de 1934, bajo el lema “Más deportes menos vicios”, el PNR or-
ganizó el Segundo Encuentro Atlético de Obreros y Campesinos en el Deportivo
Venustiano Carranza. La crónica exaltaba que “humildes indígenas de la vecina
población de Ixtapalapa, que antes dedicaban sus ratos de ocio a destruir su
organismo con el alcohol y otros vicios… se presentaran llenos de salud y vigor”.
Y cabe destacar la insistencia del cronista en describir a los jóvenes iztapalape-
ños como “auténticos indígenas de raza pura”, con una gran capacidad para las
carreras de larga distancia.7
En muy poco tiempo Mujeres y Deportes dio espacio a las tiras cómicas y a la
historieta, con autores reclutados a través de concursos. Ante el éxito obtenido,
en septiembre de 1936 Herrerías lanzaría una de las tres revistas de monitos que
Alquimia 39
dominaron el mercado en la “época de oro”. Chamaco, junto con Paquito de Fran-
cisco Sayrols y Pepín del coronel José García Valseca, conformarían la trilogía que
“educó” a toda una generación. En 1937 el diario Novedades se desprendería del
semanario, y ese mismo año Publicaciones Herrerías introdujo en México los pri-
meros pulps. Su manejable formato de un cuarto de tabloide hizo que Cuentos y
Novelas y Detectives y Bandidos fueran adoptados ávidamente por los lectores. El
mismo formato se utilizará para lanzar una nueva edición de Chamaco Chico, que
para 1939 aparecería diariamente, alcanzando un tiraje de ¡750 mil ejemplares! 10
1 Juan Manuel Aurrecoechea y Armando bartra, Puros cuentos II. Historia de la historieta en México 1930-1950, México, Conaculta/
Grijalbo, 1993, p. 70.
2 A estas conclusiones había llegado la Asociación de Propietarios de Periódicos de Estados unidos en su convención de 1932.
Véase Mujeres y Deportes, México, 11 de agosto de 1934.
4 Fundado por Ignacio E. Lozano, cuya familia salió de México a causa del movimiento armado de 1910, La Opinión es el diario en
español con mayor número de lectores en Estados unidos http://es.wikipedia.org/wiki/La_Opi%C3%B#n_(peri%C#%B3dico_de_
California)#Historia
6 Ibidem.
8 Entonces bajo las siglas CYB, dicha estación inauguró en 1923 sus transmisiones con una pelea de box de Jack Dempsey desde
Nueva York, y en 1930 realizó la primera entrevista radiofónica a un torero, al matador Carmelo Pérez.
10 Juan Manuel Aurrecoechea y Armando bartra, Puros cuentos II…, op. cit., p. 76.
Alquimia 41
Manuel Álvarez Bravo
en la revista Imagen
Laura González Flores
¿Qué relación hay entre la producción comercial de un fotógrafo y su obra “artísti- PÁGINA 41
Imagen, México,
ca”? Contestar esta pregunta es relevante para la crítica fotográfica en más de un 14 de junio de 1933
Col. Hemeroteca Nacional
sentido. El primero, como lo expresa Carlos Córdova en un número anterior sobre de México.
Instituto de Investigaciones
fotografía publicitaria en esta misma revista,1 es buscar nexos omitidos en los es- Bibliográficas. UNAM
Para 1933, la obra de Álvarez Bravo ya había sido publicada en varias revistas
ilustradas como Jueves de Excélsior, El Universal Ilustrado y Revista de Revistas.
En esos casos la fotografía ilustraba algún texto crítico en que no sólo se descri-
be, sino que generalmente se ensalzaba su obra por su carácter moderno e in-
novador: fue justamente en esos años cuando el fotógrafo comenzó a despuntar
Alquimia 43
Imagen, México, con luz propia. Con un estilo vanguardista menos radical que el de Agustín Jimé-
4 de agosto de 1933
Col. Hemeroteca Nacional nez, y más apegado, en cambio, a la abstracción moderna de Weston y Modotti,
de México.
Instituto de Investigaciones Álvarez Bravo define una retórica singular: una elegante simplicidad de motivos
Bibliográficas. UNAM
que, al contraponerse de modo anómalo en la imagen, inspiran al espectador sor-
presa, confusión o ambigüedad. un efecto que posteriormente Breton calificaría
de “surrealista”.
En 1931 Álvarez Bravo dejaba su trabajo contable e iniciaba su periodo más pro-
ductivo y determinante como creador fotográfico. Comenzó a trabajar para Mexi-
can Folkways (en la comisión que anteriormente realizaba Tina Modotti, quien dejó
el país en 1930) y a publicar en otro tipo de publicaciones, con un perfil más afín
a la crítica cultural, artística y literaria, entre ellas, Contemporáneos (1931), Sur
(1931), Tolteca (1932) e Imagen (1933).
Con respecto a esta última revista hemos de aclarar que, a diferencia de lo que su-
giere su nombre, Imagen no era una publicación centrada en ese tema, aunque sí
se definía como un semanario gráfico. Dirigida por Alejandro Núñez Alonso, un pe-
riodista asturiano que había trabajado en el diario madrileño El liberal como cronista
de cine, la revista Imagen incluyó en sus catorce números a colaboradores de la
talla de Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Celestino Gorostiza, Rodolfo usigli, Juan
Marinello, Emil Ludwig, Bernardo Ortiz de Montellano, Vicente Lombardo Toledano,
Manuel Toussaint y Luis Cardoza y Aragón, entre otros. Muchos de ellos participa-
ron en Contemporáneos, que había dejado de publicarse dos años antes, en 1931.
En contraste con aquella revista, que mediante una limpísima maquetación resalta-
ba la independencia del texto e información gráfica —un equivalente de Foto Auge
a la mexicana—, Imagen eligió una línea editorial intermedia: aunque conservó una
distintiva tipografía art decó, la revista prescindió de la ornamentación modernista
de El Universal Gráfico y la saturación fotográfica de Revista de Revistas. Por su
concepto gráfico y maquetación dinámica, antecedió a revistas ilustradas moder-
nas como Hoy (1937) o Rotofoto (1938).
Con Imagen, Álvarez Bravo tenía un doble vínculo: por un lado su relación previa
con el grupo de Contemporáneos, y en particular con Xavier Villaurrutia. Por otro
lado, la cercanía con Francisco Miguel, pintor gallego que se encargaba formal-
mente de la dirección gráfica de Imagen a partir del número de agosto. No sólo fi-
guraba Miguel entre los artistas de “La exposición permanente de pintura moderna
mexicana”, una galería que Álvarez Bravo y su mujer Lola abrieron en su casa de
Tacubaya en 1931. También publicó un texto apologético sobre Álvarez Bravo en El
Universal, en enero de ese año; se trata de una crítica de una relevante exposición
de once fotógrafos y un escultor, organizada por Carlos Mérida y Carlos Orozco
Romero en la Galería de Arte del Teatro Nacional.
Aunque Álvarez Bravo colaboró en todos los números de Imagen, fue en el tercer
número donde la revista formalizó su colaboración como parte de la nómina de
fotógrafos, al lado de Carlos Tinoco e Ismael Casasola. La distribución del trabajo
quedaba clara en una nota publicada junto a la editorial del número: “Carlos Tino-
co, Ismael Casasola, Manuel Álvarez Bravo y Agustín Jiménez le ofrecerán la parte
Alquimia 45
gráfica, informativa y artística del próximo número.”3 Tinoco se
especializaría en imágenes deportivas o de acción, Casasola
se encargaría de la cobertura informativa, y quedaría la parte
artística a Álvarez Bravo, ya que de Jiménez no aparecerían
colaboraciones firmadas en fechas posteriores a la nota.
En reportajes como “un joven de la ciudad” o “El niño y los juguetes”,8 el fotógrafo
reutilizó imágenes realizadas con anterioridad: en el primer caso “Parábola óptica”,
“Caballo en aparador, segunda” y “Maniquí tapado” (todas de 1931), que acom-
pañaban un texto poético de Villaurrutia, y en el segundo se trata de “Caballito de
carro de helados” (ca. 1930) publicada invertida en sentido horizontal, con el caba-
llito de juguete viendo hacia el lado izquierdo y no el derecho (como se imprimirá
después). Por contra, la “Parábola óptica” se publicó en su sentido original, con las
letras legibles “Óptica moderna”, y no invertida, como se presentaría a partir de la
exposición de Álvarez Bravo en la Sociedad de Arte Moderno en 1945.
Ciertamente, se podría objetar que en esos mismos años Agustín Jiménez también
producía imágenes experimentales para las revistas ilustradas. Y ahí es donde en-
tra el segundo tipo de participación de Álvarez Bravo en Imagen como fotógrafo
publicitario. Fueron justamente las fotografías de propaganda comercial para Es- PÁGINA ANTERIOR
ARRibA
pasa Calpe las que permitían asociar el trabajo comercial de Álvarez Bravo con el Imagen, México,
4 de agosto de 1933
de Jiménez. Mediante una vista en contrapicado, Álvarez Bravo produjo fotografías Col. Hemeroteca Nacional
de México.
dinámicas para los tomos de la enciclopedia Espasa Calpe, siguiendo una estética Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
vanguardista común a la publicidad de la época. Más acorde con la sensibilidad de
Jiménez que de Álvarez Bravo, este tipo de experimentación formal seguramente ABAJO
Imagen, México,
encuentra su inspiración en la fotografía comercial española de la época familiar 14 de julio de 1933
Col. Hemeroteca Nacional
a Núñez y Miguel (i.e., los anuncios de “Maderas de oriente” de Josep Sala o las de México.
Instituto de Investigaciones
cajas de “Lepsinal” de Josep Masana) 10 y no en el constructivismo alemán. Bibliográficas. UNAM
Alquimia 47
Lo que vale destacar de esta rara comisión publicitaria de Álvarez Bravo es que
la publicó firmada. Dado que no se conservan los negativos en el legado del au-
tor, es muy probable que haya firmado las placas antes de dejarlas en el archivo
de la revista. Si bien no pueden considerarse como imágenes sobresalientes, sí
son ejemplos raros de su actividad puramente comercial. En todo caso, si se les
compara con la fotografía que anuncia la Librería Española en el número 5, muy
probablemente de Antonio Carrillo Jr., se notará la limpieza y purismo moderno de
las de Álvarez Bravo, por oposición al pictorialismo efectista de Carrillo.
De las otras fotos de publicidad de la revista, destacan tres que bien pudieron ser
de Álvarez Bravo: 1) la de la campaña de los productos de perfumería Moulin Rou-
ge, 2) las del anuncio de la papelería “Al libro Mayor”, y 3) las del anuncio de sobres
y papelería de “La carpeta”, todas ellas sin firma, con una composición tendiente
a la abstracción y con una colocación similar de los objetos sobre trozos de papel
blanco o negro. En su estrategia plástica, estas imágenes no sólo remiten a los
“Juegos de papel” que realiza Álvarez Bravo en 1929, sino también a la fotografía
del reportaje de “Dominó”. Como en ese caso, en el anuncio de “La Carpeta” la
papelería fotografiada lleva mecanografiada la dirección de la revista Imagen, por
lo que resulta lógico que sea la misma redacción de la revista quien haya comisio-
nado la realización de la propaganda a alguno de sus fotógrafos de planta, y de
ellos Álvarez Bravo era el más experimentado para este tipo de composiciones.
Dado que los negativos de estas imágenes tampoco se encuentran en el acervo
del fotógrafo, la hipótesis de que Álvarez Bravo sea el autor de estas fotografías
publicitarias se mantiene como tal, sin comprobar.
Imitador de Tina (según la revista Helios), de Atget (por opción propia), surrealista
(según Breton), maestro de la “fotopoesía” (según Antonio Rodríguez) o “del ex-
PÁGINA SIGuIENTE
ARRibA trañamiento” (Horacio Fernández), en su triple colaboración con la revista Imagen,
Imagen, México,
11 de agosto de 1933. Manuel Álvarez Bravo demuestra su singular capacidad para explorar las múltiples
Col. Hemeroteca Nacional
de México. posibilidades de la creación y la difusión fotográfica. Escogí discutir su trabajo en
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM Imagen no sólo porque ejemplifica la complejidad de influencias e intenciones ma-
nifiestas en la creación de la foto moderna, sino porque ilustran cómo la sintaxis
ABAJO
Imagen, México,
fotográfica moderna, tendiente a la ambigüedad semántica, abre un potencial de
30 de junio de 1933.s
Col. Hemeroteca Nacional
múltiples ámbitos de difusión y re-significación para las imágenes. Más que res-
de México.
Instituto de Investigaciones
ponder preguntas o atar cabos, la participación de Álvarez Bravo en la revista Ima-
Bibliográficas. UNAM gen abre nuevos caminos por explorar en la crítica actual.
1 Carlos Córdova, “Vanguardia fotográfica
y cultura de las mercancías”, en Alquimia,
núm. 20, México, enero-abril de 2004, p. 22.
Alquimia 49
Vea, Sucesos para todos y el mundo
marginal de los años treinta
Ricardo Pérez Montfort
La Ciudad de México en los años treinta era una ciudad que habitaban sobre
todo la clase media baja, los trabajadores y los pobres. Muchos de ellos eran
migrantes recién llegados a la capital y otros tantos llevaban varios lustros entre
sus calles. Se habían apoderado de una buena parte del centro y, acorde con
el discurso revolucionario, eran identificados como el sujeto más importante del
proceso que se vivía en ese entonces en el país: junto con los campesinos, los
habitantes pobres de la ciudad eran parte fundamental de lo que se identificaba
como “el pueblo mexicano”.1 Si bien la marginalidad seguía siendo mal vista,
llama la atención cómo en diversas publicaciones periódicas nacionales este
“pueblo mexicano”, de clara raigambre urbana, empezó a dar bastante qué de-
cir. Convirtiéndose en tema recurrente, el mundo popular de la Ciudad de México
pobló no pocas páginas de aquellos años treinta y reclamó un lugar privilegiado
en la memoria social. Muchos escritores se ocuparon de los tipos y las anécdotas
de los barrios bajos citadinos, pero hubo un grupo de periodistas que hizo ver-
dadera profesión de narrar, semana con semana, algún acontecer popular de la
ciudad. En este grupo de periodistas, que además se sumaba cotidianamente a
la bohemia que habitaba los principales cafés y cantinas del centro, destacaron,
entre muchos, figuras como Pepe Elizondo, Carlos Ortega, El Chango García Ca-
bral, Tomás Perrín, Carlos Rivas Larrauri, Enrique Bonet, Marcos Cadena, Rafael
Alfredo Pérez y Pérez, Rafael Arias Bernal y Concha Villarreal. Sus reportajes,
caricaturas y fotografías se publicaron en revistas como Todo, Revista de Revis-
tas, Jueves de Excélsior, Rotofoto, Sucesos para todos y Vea. Estas últimas se
concentraron de manera puntual en el mundo popular y lograron algunos repor-
tajes de singular calidad destacando oficios, beneficios y maleficios del espacio
urbano y de sus bajos fondos. He aquí algunos ejemplos.
Alquimia 51
Vea, México, Otros boleros eran los llamados “encerrados” o boleros fijos, que según el mismo
6 de marzo de 1930.
Col. Hemeroteca Nacional Bonet eran más bien hombres maduros, por lo general obesos por su falta de
de México.
Instituto de Investigaciones actividad ambulante, y también por su caracter amargo y su dipsomanía declarada:
Bibliográficas. UNAM
“El bolero fijo, el de la bolería enclavada en un pequeño local más o menos céntrico,
se ha vuelto un tanto hosco, y mira con demasiado recelo y hasta con disgusto las
bromas de sus compañeros de trabajo. -¡Orora! ¡Sígame fregando y por vía-Dios
que lo separo del mundo!…”
En ese mismo tono Enrique Bonet hizo una gran cantidad de reportajes sobre los
tipos populares de la Ciudad de México. Vendedores, celadores, policías, cantineros,
cuidadores, afanadores, meseros, prostitutas, garnacheras y tantos otros personajes
urbanos desfilaron por su pluma. Tal vez uno de sus momentos más inspirados fue Vea, México,
8 de mayo de 1936.
cuando tocó el tema de los músicos y los artistas ambulantes. Describió el talento de Col. Hemeroteca Nacional
de México.
un músico, al parecer muy conocido en el primer cuadro durante la segunda mitad Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
de los años treinta: se trataba de E. Veltrán Viva Dios. Con su nombre impreso en
su guitarra logró popularizar sus canciones deambulando por el barrio de Tepito y
lograr hasta 75 centavos de propina diarios. El periodista lo recordaba cantando los
versos de una canción que decía “me parecen rieles todos los durmientes cuando
dices que te vas…”
Otro de los artistas ambulantes que mereció el aprecio de Bonet fue Pancho Pérez,
un entrenador de perritos que “pasó 15 años de su vida en hacer que Rintintín salte
el aro, trepe el barril y lo mueva y casi no coma, que es lo más importante…” A la hora
de hacer su reportaje el periodista dio cuenta de cómo este artista había preferido
contratarse a sí mismo y a sus perritos para ingresar al mundo de la publicidad,
antes que seguir de cirquero. Con banderolas atadas a sus cuerpos, los perritos
ahora anunciaban “Cafiaspirina” o “Archundia, el Sastre de los éxitos”, aumentando
ligeramente los ingresos del artista.3
Alquimia 53
Otro periodista y poeta encargado de hacer la crónica del mundo barriobajero de
la Ciudad de México durante los años treinta fue Carlos Rivas Larrauri. usando a
veces el seudónimo de R. Larriva urías, escribía todas las semanas un reportaje y
unas rimas de clara raigambre popular, comentando los sucesos de actualidad y
a veces profundizando en la vida de los arrabales urbanos. una de sus crónicas
más acabadas se publicó en el año de 1936 y la tituló “un domingo en la prisión”.
En esas páginas Rivas Larrauri contaba sus experiencias durante una visita que
realizó a la que llamó “La Mansión del Vicio, del Dolor y del Crimen, es decir…la
Penitenciaria del Distrito Federal.” Describió la deprimente enfermería, los pasillos,
las crujías, los reos que vendían dulces, fruta, tabaco o “grifa”, la hora del “rancho”
o el “comistrajo”. “Después, en la fuente que ornamenta el jardín, la pareja feliz…
¡los amantes! El ratero y la cabaretera de arrabal. Dos tipos clásicos de la gleba
citadina, que posan en amoroso abrazo, ante el ‘fotógrafo al minuto’, otro recluso
que continúa ejerciendo, dentro de la Penitenciaría, su profesión por un sueldo
moderado…”
A pesar de que su prosa describía con cierta frialdad las actividades domingueras
de la prisión, al final de su reportaje Rivas Larrauri no pudía más que conmoverse:
Pero las crónicas y poemas de Rivas Larrauri eran por lo general más cómicas
o de relajo que de reflexión y profundidad. una constante crítica a las que él
consideraba las desviaciones del mundo urbano, el melodrama de las vidas
marginales y de vez en cuando hasta alguna nostalgia trasnochada aparecían en
sus versos que trataban de imitar el habla del arrabal con bastante éxito. No en
vano fue conocido por sus clásicos poemas “Por qué me quité del vicio” y “una
cosa es comunismo y otra cosa son las enchiladas…”.5 La Ciudad de México,
sus barrios bajos y costumbres fueron tema constante de su poesía. He aquí un
ejemplo de aquel mismo año de 1936:
Asigún andan las cosas / en esta probe Nación / no va a haber quen la conozca
/ en l’inter di un año o dos, / porque con esta maldita / maña de l’imitación / que
trai todo mexicano, / crioque ya antes que nació / se van a poner las cosas /
que por Dios Santo, leitor / va a parecer este México / socursal de Nueva Yor…
/ Si astedes queren, mis cuates / darse un leve chamuscón / con las conquistas
qu’el gringo le ha hecho a nuestra nación / vaya a darse una güelta / por Madero
y allí pónganse dialtiro abusados / por si acaso pueden óir / cuatro palabras
siquiera / dichas en güen español… / Pa dicir sí, dicen “yes”, / pa dicir no, dicen
“nou”; / cuando van a …ciertas partes, / dizque van al “guaterclós”; / “gumornin”
por güenos días, / “gubai” en lugar di adiós, / lo qu’está güeno está “oquei” / y
“God” le dicen a Dios, / cosa qui a mi me parece / qu’es falta d’educación… / ¡Y
aluegohay que ver qué anuncios / para hacernos mostrador…! / Les nombran la
“Roxy Orchestra” / a unos prietitos que yo / crioque han de ser mesmamente
/ parientes de Tlahuicol. / A unas cuantas disgraciadas / qu’inseñan lo que Vea, México,
13 de marzo de 1936
les dió / en plan de hacer mal las cosas / Nuestro Supremo Criador, / se Col. Hemeroteca Nacional
de México.
nombran- ¡malhaiga su alma!- / “The Tepito Wonder Show” / y ansina por el Instituto de Investigaciones
estilo / todo es un relajo atroz…6 Bibliográficas. UNAM
Tal vez una de las reporteras más representativas de una vertiente un tanto más
intolerante, que en los años treinta del siglo XX se ocupó de la vida urbana y sus
marginalidades, fue Concha Villarreal. Hacia finales de la década, la revista Su-
cesos para todos le brindó por lo menos un par de páginas a sus reportajes se-
manales. En algunas ocasiones sus textos denunciaban los clásicos problemas
de tránsito de una urbe que pretendía ser moderna y combinaba peatones, con
tranvías, bicicletas, camiones y autos; en otras describía las actividades de per-
sonajes memorables de la capital como los organilleros o los “hombres-puente”
que se activaban en las esquinas inundadas durante los meses de mayo y junio;
Alquimia 55
Sucesos para todos, México, tampoco faltaron sus reportajes con cierto tono reaccionario, en que hablaba de los
14 de junio de 1938.
Col. Hemeroteca Nacional desempleados, de los mendigos y de los vagos. A mediados de 1938, por ejemplo,
de México.
Instituto de Investigaciones escribió: “En esta ciudad existen tal cantidad de vagos, enemigos irreconciliables
Bibliográficas. UNAM
del trabajo, de esos que lo buscan rogando a Dios no encontrarlo, que si se resol-
vieran sindicalizarse, formarían la central más numerosa de cuantas existen en la
República. La CtM les vendría floja, la CROM muy guanga, la CGt muy holgada, y
la FROC demasiado amplia. ” 7
…Se reúnen a media noche en el “bungalow” del líder, que en un pasillo sin
luz eléctrica en donde las ratas brincan a más y mejor. Allí a la luz de una
vela deliberan las soluciones a sus problemas, la amenaza de los nuevos
competidores que no han logrado agremiar y la manera de evitar la sobre-
producción de “colegas”. Esto como se ve no resulta tan fácil de solucionar.
El ”Chojo”, uno de los líderes, me ha dicho: “con esto de la carestía de la vida
amenazan dejarnos “sin trabajo”…8
Así, Concha Villareal mezclaba la ironía con una posición bastante reaccionaria que
no ocultaba su intención de permear y representar a la opinión pública claseme-
diera, usando argumentos por demás generales plagados de lugares comunes. Al
poco tiempo de que la Ciudad de México vivió algunas de las jornadas solidarias
más representativas del cardenismo, es decir, las muestras populares de apoyo a
la expropiación petrolera en marzo y abril de 1938, la reportera Villarreal se lanzó
contra las autoridades de la Ciudad de México con las siguientes parrafadas, que
bien podrían quedar en boca de algún panista contemporáneo:
Alquimia 57
La madre superiora descubre entonces lo que ha pasado y busca a la rubia por todo el convento y sus
alrededores. Finalmente la encuentra en una calle que fue bautizada como la Calle de la Escondida y
obliga a los pecadores a casarse. Rabanal y Martínez Cuétara terminaron esa entrega con las siguientes
cuartetas, que quedan en voz de la madre superiora: “¡Qué vergüenza, qué cinismo, / qué gente tan
descarada, / me han hecho la gran tanteada! / (¡¡Quién pudiera hacer lo mismo!!) /Y en recuerdo de la
boda / de la monja arrepentida / la Calle de la Escondida / la llamó la gente toda…” 11
De esta manera, una valoración antisolemne de los espacios urbanos, recreada por algunos periodistas
que oscilaron entre la bohemia y la crónica popular, pudo percibirse justo en aquella década en que
lo popular parecía intrínseco a lo que se consideraba propiamente mexicano. Las esferas urbanas
populares parecían ser igual de mexicanas que las clásicas imágenes del campo nacional, que tanto
llegaron a explotar los medios de comunicación masiva, principalmente en el cine de charros y a través
de la canción ranchera.12 El mundo marginal de la Ciudad de México en primera instancia, y la paulatina
apropiación de los espacios urbanos desde una perspectiva que reivindicaba la cultura popular,
permitieron que durante la década de los años treinta las aportaciones citadinas a la cultura mexicana
fueran recuperadas a través de sus principales actores y divulgadores. No faltaron quienes pretendieron
mostrar las lacras de la civilización ejemplificando sus argumentos con las miserias que se vivían durante
aquellos años en la Ciudad de México. Sin embargo, lejos de convertirla en “la ojerosa y pintada”, o en
el origen de todos los males morales de este país, desde su dimensión popular la propia ciudad mostró
desde entonces, su enorme capacidad para ser una vertiente vigorosa en la creación y recreación de la
cultura mexicana.
Vea, México,
11 de junio de 1937
Col. Hemeroteca Nacional
de México.
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
1 Ricardo Pérez Montfort, “El pueblo y la cultura. Del Porfiriato a la Revolución”, en Raúl Béjar y Hector Rosales (coords.), La identidad
nacional mexicana como problema político y cultural, México, CRIM/UNAM, 2005, pp. 57-80.
12 Ricardo Pérez Montfort, Estampas de nacionalismo popular mexicano, México, CIESAS-CIDEHM, 2003, passim.
Alquimia 59
Cortinas de papel. Enrique Bordes Mangel
en los medios impresos
Abe Yillah Román Alvarado
Detrás del aparente libre albedrío que circunda a las encrucijadas de la cotidianeidad,
las sombras de la vida de cada cual instan a tomar partido en los momentos
decisivos. Así, en la Academia de San Carlos la sombra de Emil Mangel1 llevó a su
sobrino Enrique Bordes Mangel y Cervantes a ingresar al taller de los Álvarez Bravo,
y al poco tiempo la figura siempre presente de su padre tiñó de disidencia la lente
de su Rolleiflex, transformando el disparador en arma crítica.2
Convencido de su papel, incursionó en todos los géneros fotográficos a lo largo Política, México,
agosto de 1947
de seis décadas, conformando un archivo de aproximadamente 20 mil imágenes, Col. Hemeroteca Nacional
de México.
mas sólo una ínfima parte de este acervo encontró lugar entre páginas de libros o Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
se expuso en galerías.3 La mayoría tomó parte en las muchas caras de la prensa
nacional y extranjera: como industria, negocio, medio de información, de entreteni-
miento e instrumento de influencia política.4
Siendo aún discípulo de Lola y Manuel Álvarez Bravo tuvo una sonrisa del destino:
en 1941 publicó en la revista México-Turismo sus primeras fotografías, marcadas ya
por su estilo espontáneo con encuadres bien cuidados. Estas imágenes realizadas
en Veracruz captaban perfectamente la atmósfera del puerto, pero sobre todo
dejaron registro de Razetti5 en la Lagunilla porteña y del gran buque Potrero del
Llano antes de que los alemanes lo hundieran el 14 de mayo de 1942, precipitando
con ello la entrada de México en la contienda mundial.
Alquimia 61
Política, México, Su comprensión de las oportunidades ofrecidas por los formatos editoriales le abrió
1 de mayo de 1961.
Col. Hemeroteca Nacional las puertas de los reconocidos Gould Studies en el Nueva York de 1945, donde
de México.
Instituto de Investigaciones desarrolló gran habilidad en el campo de la fotografía publicitaria; conocimiento
Bibliográficas. UNAM
que explotaría dos años después al realizar foto de precisión para la Secretaría
de Marina mexicana. Sin duda, el camino que se le estaba presentando era más
holgado que el del fotoperiodismo esporádico y frágil, además iba más ad hoc con
su imagen conservadora y elegante.
En esta revista resaltaba la importancia dada al dibujo y al grabado con sus créditos
respectivos. Inclusive, al final de la edición se presentaba un dibujo a blanco y
negro junto a un texto que invitaba a reflexionar sobre el mismo: “dormido, pobre
y abúlico... es la imagen del hombre que no ejerce sus deberes y sus derechos
políticos... pues la nación será lo que tú quieras que sea, y para dar esta opinión
es necesario que la formes enterándote de lo que pasa a tu alrededor y de lo que
la humanidad persigue”.7
Para el número siguiente, publicado hasta agosto de 1947 por motivos presu-
puestarios, Enrique Bordes Mangel ya aparece en el directorio como fotógrafo.
Se publican dos imágenes a página completa (una en impar y la otra en par),
de modo que da la impresión de ser una foto rebasada funcionando como texto
icónico autónomo. No ilustran ningún artículo, mas el pie de foto cuestiona las
huellas que quedan de una civilización en una era “de represiones de los que
reclaman sus derechos”.
El hecho que representen una cabeza olmeca y un espacio deteriorado con bo-
tes y cascajo, en cuya parte superior resaltan las palabras General Marking, se
debe a una preocupación temática que se encuentra en la conciencia del autor,
de la editorial y del lector. Cabe recordar que el gobierno de Miguel Alemán
(1946-1952) abanderó una “doctrina de la mexicanidad”, al tiempo que junto
con el presidente estadounidense Harry S. Truman resaltaba “la interdepen-
dencia de los dos países”, dando lugar a una fuerte tendencia entre las clases
media y alta por utilizar palabras en inglés.
Como respuesta a la imagen nebulosa de la realidad del país que por esos años
ofrecía la prensa, Bordes Mangel incrementó su producción de fotorreportajes,
de modo que el lector tuviera una información visual un poco más amplia. Por
ejemplo, durante el “interregno” en que ni Ruiz Cortines salía ni López Mateos
se hallaba en posición de ejercer el poder, publicó en Rototemas, la revista se-
manal que dirigía y acababa de fundar El gordo Sergio Novelo con el apoyo de
Ariel Ayala y Jorge unzueta en la redacción, una serie de imágenes sin crédito
que trajeran a la memoria aspectos políticos importantes.
Alquimia 63
AMBAS PÁGINAS Así, las fotografías en “Al fin la Cámara trabaja” aluden a la intensa actividad propi-
Rototemas, México,
8 de noviembre de 1958 ciada por el paquete de leyes con que el presidente de la corbatita de moño inundó
Col. Hemeroteca Nacional
de México. con regularidad al Congreso: la “manifestación de bienes”, la ley “antimonopolios”,
Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM la contención del alza de precios y las medidas de “austeridad” y prudencia del
gasto público que prohibían hasta los Cadillacs de lujo. ¡Y qué decir de la farsa
sobre la devaluación de 1954! 10
Dentro de la primera se encontraba “La juventud rebelde sin causa”, reflejo del
entusiasmo por imitar el aire contracultural de James Dean y buscar válvulas de
escape frente al autoritarismo social y la intolerancia ideológica. Por el lado políti-
co, en “La disolución social. ¿Estado revolucionario o Dictadura de clase?” muestra
dos imágenes-testimonio de la entonces reciente represión a petroleros y maestros.
Aunque escueto gráficamente, el artículo inicia con la célebre foto tomada el 25 de
agosto de 1958 a la entrada de la Procuraduría del Distrito, intitulada “Mi pelotón
de fusilamiento”, por captar a un grupo de judiciales en el momento en que uno
de ellos le dispara a Bordes Mangel; imagen que le otorgó el Premio Nacional de
Periodismo “Agustín Víctor Casasola” en el mismo año.12
Tras este galardón le quedó claro que su cámara era más rápida que una bala, y
con el advenimiento de Adolfo López Mateos (1958-1964) la sombra de su padre
lo llevó a incrementar su producción de fotografías de denuncia. Era el momento.
Quedaba claro que la posición de cercanía con las causas populares por parte
del presidente era una falacia, sobre todo cuando se estaba llevando a cabo un
fulminante plan de aprehensiones y despidos masivos de “disidentes” a lo largo
del país. Además, la insurgencia obrera seguía latente y el “duro” de Gustavo
Díaz Ordaz en Gobernación tenía la ciudad patrullada por la policía, el ejército y
“agentes secretos”.
No conforme, en septiembre de 1960 pasa a ser fotógrafo de base del esfuerzo pe-
riodístico más importante de la izquierda mexicana durante esa década: la revista
Alquimia 65
Rototemas, México, Política. Quince días de México y del mundo, publicada por la editorial Problemas
15 de noviembre de 1958
Col. Hemeroteca Nacional Agrícolas e Industriales de México y dirigida por Manuel Marcué Pardiñas. Ade-
de México.
Instituto de Investigaciones más, entre su equipo de colaboradores estaban los intelectuales que apoyaron a
Bibliográficas. UNAM
Cárdenas en la creación del Movimiento de Liberación Nacional.14
Bordes Mangel se mantuvo firme en este medio hasta diciembre de 1967, fecha
en que desapareció la publicación por las presiones gubernamentales del régimen
de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970): “sobornos, coacciones, amenazas, bloqueos
económicos, negativas para obtener papel mediante su pago, inquisiciones poli-
cíacas, amedrentamiento pertinaz de los colaboradores...”,17 pero sobre todo por-
que carecía de un aparato político que la respaldara y defendiera.
José Pagés Llergo, director de ¡Siempre!, le solicitó el reportaje a color del carnaval
en Tepoztlán, donde se mostrara el esplendor del atuendo de los chinelos, una se-
rie fotográfica por la que el Consejo Nacional de Turismo le otorgó un diploma.18 Por
lo general publicaba los temas relacionados con la cultura, el arte y el turismo en
el Magazine Dominical de Excélsior, donde colaboró desde el primer número, sólo
que ahí no daban crédito fotográfico y los articulistas solían adjudicárselo. Gran
parte de estos fotorreportajes los realizó fuera de la ciudad e incluso de México,
permitiéndole participar con su obra en exposiciones y concursos.19
Alquimia 67
¡Siempre!, México, En este sentido, Bordes Mangel colaboró en dos de las más importantes publica-
10 de marzo de 1965
Col. Hemeroteca Nacional ciones obreras por su responsabilidad en la información y su posición antiimpe-
de México.
Instituto de Investigaciones rialista: Lux y Solidaridad, bajo la dirección de Pineda Hurtado y Rafael Galván,
Bibliográficas. UNAM
respectivamente. Aunque en su contenido llegaron a expresar las contradicciones
en que se han movido gran parte de los trabajadores organizados del país, tam-
bién ofrecían un material teórico interesante. Al respecto, Solidaridad fue la primer
revista que sacó a la luz la serie fotográfica que Bordes Mangel realizó durante el
“halconazo” del sangriento Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971; imágenes
que en el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976) lo llevaron a autoexiliarse durante
una década en Canadá para escapar de las amenazas de muerte en contra.20
Así, con la espontaneidad y enjundia que le caracteriza, con encuadres bien cui-
dados y en ocasiones novedosos, Enrique Bordes Mangel interactuó, guiado por
las sombras de sus antepasados, con su objeto y/o sujeto fotográfico. Con la idea
de que la información es poder, decidió mostrar y denunciar las diversas caras de
nuestro México, abriéndose camino en diversos medios impresos y salteando las
encrucijadas de la cotidianeidad.21 Sin embargo, las presiones políticas, la falta de
entendimiento del lugar del fotógrafo como autor y de la importancia de la fotogra-
fía, el poco cuidado y las alteraciones de la imagen durante la edición, así como
la escasa conexión entre ésta y el texto escrito, dieron lugar a que mucha de su
producción dentro del fotoperiodismo terminara formando parte de las “cortinas de
papel” de la prensa mexicana, las que tan sólo permiten asomarse y ver parcial-
mente el mundo.
1 El francés Emil Mangel du Mesnil (1815-1890), pintor y daguerrotipista en México, fue proveedor fotográfico en Buenos Aires y
editó el importante álbum Notoriedades del Plata (1861).
2 Enrique Bordes Mangel y Cervantes nació en la Ciudad de México el 19 de abril de 1922. A corta edad tuvo una fuerte inclinación
por la pintura, al punto que en 1941, tras haber sido expulsado del ejército, ingresó a la Academia de San Carlos con la idea inicial
de ser pintor. Su padre, el diputado Enrique Bordes Mangel (1886-1935), magonista y uno de los redactores del Plan de San Luis en
1910, fue acérrimo defensor de los ideales revolucionarios.
3 Participó en los libros: Haciendas de México. Puebla y Pintura, México, 1966; Las más bellas plazas del mundo, Leipzig, 1967; El
poder de la imagen, la imagen del poder, México, 1988; Canto a la Tierra, México, 1988, entre otros. Tuvo exposiciones colectivas en
Bélgica, República Democrática Alemana, Checoslovaquia, e individuales en Francia y México. En 2003, por iniciativa propia orga-
nicé un Homenaje en su nombre en el Museo de Arte Regional, donde por primera vez se mostró una retrospectiva de su obra.
4 En el extranjero: Modern Screen (EuA), Magazine des Affaires y Echo Vedette (Canadá), Zeit im Bile (RDA); Pravda (uRSS), entre
otros.
5 Ricardo Razetti Willet (1906-1961), fotógrafo venezolano que comenzó su carrera en México en 1937, empleando una nueva
técnica en las tomas “fijas” para promocionar en carteles las películas que iban a estrenarse. Fue maestro de Enrique Bordes
Mangel.
8 Ernesto uruchurtu, regente de la ciudad, llevó a cabo una “moralización implacable” mediante la censura y la clausura de centros
nocturnos. Sin embargo, las revistas “porno” como Vea y Vodevil no faltaban en las peluquerías y surgieron las pioneras de los
desnudos “estético-estáticos”, como Kitty de Hoyos, Ana Luisa Pelufo y Columba Domínguez.
10 Ruiz Cortines y sus ministros Gilberto Loyo y Carrillo Flores idearon una supuesta devaluación en la Semana Santa de 1954 para
frenar las fugas de capital, sin avisar al Fondo Monetario Internacional.
11 Los hermanos Mayo tomaron cerca de 400 fotografías concernientes a los braceros.
13 El funcionamiento efectivo de Prensa Latina fue obstaculizado severamente por muchos países anticomunistas de América
Latina, de modo que en 1961 se vio obligada a limitar la diseminación de sus noticias sobre el continente. Es una agencia controlada
por el gobierno cubano, por lo que hace énfasis en notas sobre los logros de la revolución.
14 Aparece el 1 de mayo de 1960. Colaboran Emilio uranga, Pita Amor, Fernando Benítez, Germán List Arzubide, Carlos Fuentes,
Vicente Lombardo Toledano, Salvador Novo, Alonso Aguilar, Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea, Francisco López Cámara,
Enrique González Pedrero, etcétera. La fotografía está a cargo de los Mayo, Prensa Latina y principalmente Enrique Bordes Mangel
quien guardaba una gran amistad con el equipo editorial.
15 Política, Quince días de México y del mundo, número 25, México, 1 de mayo de 1961, p.18. Bordes Mangel realizó tomas donde
el general Cárdenas está frente a la cámara y las banderas de México y de Cuba ondean cercanas a él.
16 Política, Quince días de México y del mundo, número 51, México,1 de junio de 1962, pp. 6-8. De Bordes Mangel son las fotos de las
balas y la del carro donde va una de las hijas de Jaramillo. Desde abril de 1961 Rodrigo Moya se anexó al equipo de fotógrafos.
17 Véase Política. Quince días de México y del mundo, número 181-182, México,1-31 de diciembre de 1967.
18 “Carnaval y Leyenda Heroica en Tepoztlán”, en ¡Siempre!, número 611, México, 10 de marzo de 1965, pp. 12-13. El reportaje tiene
crédito fotográfico, pues Pagés Llergo cuidó siempre este detalle con sus colaboradores.
19 “El Acapulco de los porteños” y “Palacio de Cortes. Diego el Historiador”, en Magazine Dominical de Excélsior, 23 de mayo de
1965, pp. 6-9
20 Curiosamente, ambas publicaciones desaparecieron en 1975, antes de que terminara el sexenio de Echeverría.
21 En México-Turismo, Política, Mañana, ¡Siempre!, Impacto, ABC, Cine Mundial, Magazine Dominical de Excélsior, Zócalo, El Nacional,
El Laberinto Urbano, Media Comunicación, Mira y Zurda.
Alquimia 69
El movimiento estudiantil de 1968:
la cobertura fotográfica*
Alberto del Castillo Troncoso
Alquimia 71
fue de juerga”, de Nacho López, publicado en los años cincuenta, y “La violencia
en México”, de Rodrigo Moya, en los años sesenta, son sólo dos ejemplos del alto
nivel al que llegaron los reportajes fotográficos en aquella época en nuestro país.2
En este breve espacio comentaremos la cobertura realizada por las revistas Life
en español, que contrató los servicios de José Dávila Arellano; ¿Por qué?, que
incluyó imágenes de Héctor García, Armando Salgado y los Hermanos Mayo; La
Cultura en México, suplemento cultural de la revista ¡Siempre!, que enfocó sus
baterías en el trabajo de Héctor García, y Tiempo, que privilegió las tomas del ya
mencionado colectivo de los Mayo. Todas ellas respondieron de manera distinta
al reto editorial del momento y diseñaron diferentes estrategias para acomodar
la información gráfica de acuerdo con su postura ideológica, su relación con el
poder y el conocimiento del perfil de sus destinatarios.3
La revista contrató los servicios de agencias, como Associated Press (AP), pero
también contó con la mirada específica de fotógrafos mexicanos como José Dá-
vila Arellano y Jesús Díaz, que le ofrecieron un mirador muy particular para ob-
servar y representar los hechos. El primero traza una notable secuencia de cinco
imágenes que retratan la represión policiaca y militar ejercida desde el gobierno
en contra de los estudiantes en la primera etapa del movimiento. El ágil reportaje
de Diederich enfatiza la violencia policiaca como detonante de la rebelión y el
sinsentido del bazucazo militar contra la “tres veces centenaria” Escuela Prepara-
toria de San Ildefonso, mientras el pie de foto describe puntualmente la agresión
sufrida por el estudiante a manos de las autoridades. Se enfatiza el elemento
simbólico de los libros que porta el muchacho, lo cual confiere a esta imagen
una lectura muy acotada por las coordenadas barbarie vs civilización sugerida
en las páginas de la revista. Su elocuencia y posterior incorporación, sin crédito
autoral, a otras revistas y libros en los siguientes años la han convertido en uno
de los íconos más relevantes del movimiento.
Alquimia 73
Life en español, México, En el otro extremo del espectro informativo, la revista ¿Por qué?, dirigida por el
9 de septiembre de 1968
Col. Hemeroteca Nacional polémico periodista yucateco Mario Menéndez, llevó a cabo la cobertura gráfi-
de México.
Instituto de Investigaciones ca más ambiciosa del momento, con más de 200 fotografías repartidas en diez
Bibliográficas. UNAM
números normales y dos “extraordinarios”, dedicados de lleno a la rebelión es-
tudiantil.
Alquimia 75
hechos cargada del sentido irónico y despiadado con el que Monsiváis retrataría
durante los años siguientes a la clase política mexicana, y con la visión de un
solo fotógrafo, Héctor García, cuyas setenta y dos imágenes, acompañadas por
el texto del cronista más importante de la Ciudad de México en la segunda mitad
del siglo pasado, despliegan secuencias narrativas con un sentido autoral y un
punto de vista personal que lo distingue del resto de publicaciones de la época.6
Las crónicas escrita y visual se entrelazan y describen los distintos episodios del
movimiento estudiantil ocurridos entre el surgimiento de la violencia policiaca,
con el emblemático bazucazo de San Ildefonso, hasta la realización de un mitin
pacífico el 7 de septiembre; pasando por la marcha del rector Barros Sierra ¿Por que?, México,
septiembre de 1968.
que permitió la organización universitaria en el Consejo Nacional de Huelga, la Col. Hemeroteca Nacional
de México.
realización de las marchas multitudinarias del 13 y el 27 de agosto, y el inicio Instituto de Investigaciones
Bibliográficas. UNAM
de la estrategia gubernamental de represión a partir del desalojo nocturno de
las guardias estudiantiles estacionadas en el Zócalo, fruto de la provocación
de Sócrates Amado Campos Lemus. Todo lo anterior glosado por el editor del
suplemento con títulos por demás significativos, que sirven de anclaje para la
lectura de las imágenes: “La represión”, “La gloriosa victoria”, “La respuesta
estudiantil y los seis puntos”, “La conquista y pérdida del Zócalo” y “La definición
del poder”, entre otros.
Alquimia 77
En este contexto, cabe destacar la plana correspondiente a la “conquista del
Zócalo”, una referencia de Monsiváis al momento histórico en que la marcha más
numerosa de la década de los sesenta ocupó por varias horas el espacio sagra-
do reservado a las manifestaciones corporativas de apoyo al régimen de partido
único que gobernaba México, y que sirve de referente a un par de poderosas
imágenes que muestran por un lado a la festiva multitud incorporándose a la pla-
za pública, y por otro las personas concentradas en el Zócalo representando una
especie de círculo o esfera luminosa. En ambas fotografías el sujeto de la imagen
está representado por los sujetos en movimiento, ejerciendo sus derechos cívicos
en forma democrática frente a una clase política anclada en el pasado. Tal y como
señalamos para las imágenes de Dávila, tenemos aquí un par de ellas que se
convirtieron con los años en iconos poderosos, a fuerza de repetirse en distintos
medios y publicaciones, aunque en este caso apoyados claramente en una pro-
puesta documental cargada de elementos estéticos al servicio de una propuesta
autoral, respetada y promovida desde las propias páginas de la publicación.
En este breve recorrido hemos analizado de qué manera algunas revistas ilus-
tradas representaron un espacio de reflexión con una cierta distancia crítica del
régimen. Dicha distancia representa en los tres primeros casos citados la ex-
cepción a la norma y no el prototipo de relaciones de poder establecido para la
época entre el gobierno y la prensa en su conjunto. También muestra de manera
contundente hasta qué punto el régimen presidencialista vertical y autoritario que
gobernaba México en aquellos años pudo acotar y controlar una débil opinión
PÁGINA SIGuIENTE
pública, pero no llegó a desaparecerla, como en el caso de los regímenes totali- Todo, México,
2 de junio de 1936.
tarios en Sudamérica durante la década siguiente. Col. Particular
* Este texto forma parte de un trabajo más amplio que el autor desarrolla en el Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora,
con apoyo del Fondo Sectorial de Investigacion para la Educacion, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
1 Alberto del Castillo, “Historias del 68. La cobertura fotoperiodística de Excélsior, ‘El periódico de la vida nacional’, en Historias,
núm. 59, México, septiembre-diciembre de 2004, pp. 63-88.
2 Rodrigo Moya, Foto insurrecta, México, El Milagro, 2005 y Luna Córnea, núm. 31, Nacho López, México, 2007.
3 Otras revistas con una cobertura sugerente sobre los hechos, pero con un perfil temático e ideológico distinto al corpus analizado
en este artículo está representado por las publicaciones Alerta, Magazine de Policía y Alarma.
4 Georges Roque, “La gráfica del 68”, en Álvaro Vázquez (ed.), Memorial del 68, México, Turner/UACM/UNAM, 2007.
5 La versión de Menéndez recae en el primero de los factores señalados. De acuerdo con el relato del periodista, los fotógrafos
llegaban a entregarle sus negativos para la revista toda vez que sabían que la censura impediría su publicación en cualquier otro
lado. Entrevista de Mario Menéndez con Alberto del Castillo, Mérida, Yucatán, octubre de 2007.
6 La revista de la UNAM, dirigida por Gastón García Cantú, optó por la publicación de un número extraordinario en el que no aparece
ninguna colaboración y únicamente se publica una escueta cronología de los hechos ilustrada por las imágenes del propio Héctor
García. De esta manera las imágenes de García se vinculan con la visión de dos influyentes grupos intelectuales de finales de los
años sesenta y las décadas posteriores.
7 Actualmente se pueden consultar cerca de 1 200 fotografías de los Hermanos Mayo en el fondo del colectivo español resguardado
en el AGN. un acercamiento a estas imágenes permite descifrar la lógica de trabajo de los fotógrafos y su manera de construir las
secuencias para la narración visual de cada caso.
Alquimia 79
SINAFO Loretto Garza Zambrano
En abril del año en curso, la Fototeca del Centro de las Artes del Consejo para
la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte) cumplió diez años de iniciada
su misión, la cual consiste en reunir, preservar y divulgar el patrimonio foto-
gráfico del estado, tanto para incrementar el conocimiento sobre la historia de
Nuevo León, como para estimular la creación contemporánea.
Alquimia 81
*Fondo Casa de la Cultura de Nuevo León. Piezas: 26 En su acervo podemos encontrar desde negativos has-
417. Este fondo reúne todas las actividades que se han ta positivos de grandes formatos coloreados a mano.
llevado a cabo en la Casa de la Cultura de Nuevo León En 1930 llega a Monterrey y desde ese año fue el fotó-
en años pasados. grafo oficial de la entonces Fundidora de Monterrey.
*Fondo Archivo General del Estado de Nuevo León. Pie- *Fondo Contemporáneos
zas: 168 255. El fondo del Archivo General del Estado
cuenta con más de 7 000 positivos y 150 000 negativos La Colección Contemporánea cuenta ya con un impor-
que nos muestran las actividades del gobierno, desde tante acervo gracias a la colaboración y al entusiasmo
la gestión administrativa de bernardo Reyes (1885-1887) de fotógrafos y artistas internacionales, nacionales y lo-
hasta nuestros días. cales, que han donado su obra a nuestra institución.
*Fondo Elton W. Krueger. Piezas: 478. Este fondo cuen- La colección incluye hasta el momento trabajos de fo-
ta con 478 positivos en distintos formatos donadas a tografías documentales de Martín Chambi, Rosa Gau-
la Fototeca por su hija Virgina Krueger y su yerno Au- ditano, Paolo Monti y Rogelio Cuéllar. Reúne también
gusto César Chapa. Esto surge a raíz de la publicación los Premios de Adquisición de los pasados Salones de
Nuevo León: imágenes de nuestra memoria, t.I. Elton W. Fotografía Nuevo León, como Juan Rodrigo Llaguno,
Krueger, ingeniero de profesión registra la ciudad de los Marta María Pérez bravo, Yolanda Leal, Francisco La-
años cuarenta y cincuenta. rios, Juan José García, Mayra Sylva, Dulce María Loza-
no Pepi y Alfredo Salazar, entre otros.
*Fondo Eugenio Espino Barros. Piezas: 3 069. Fotógra-
fo que dedico su vida entera a esta profesión, desde El fondo MARCO Monterrey donó en fecha reciente 50
la toma de fotografías, la edición de libros de princi- fotografías de diez artistas regiomontanos, entre los que
pios del siglo pasado y la fabricación de sus propias se encuentran Juan José Cerón, Roberto Ortiz, Javier
cámaras, las cuales se vendieron en Estados unidos Orozco, Alfredo Salazar y Erick Estrada.
y Alemania.
Lucas López:
un archivo fotográfico
a preservar
Tal exposición, con curaduría del también fotógrafo Carlos blanco, dada por la Organización de Estados Ame-
se inauguró el 8 de mayo de 2006 y permaneció expuesta has- ricanos (OEA) y el gobierno de México. La
ta 2007 en la sede del Centro, bajo el título Nunca es demasiado educación fundamental fue una corriente
tarde. El CREFAL en la mirada de Lucas López, que es el mismo educativa renovadora, que tras el fin de
de un folleto publicado con ese motivo y reproduce 26 fotografías, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
incluyendo un autorretrato del autor, al que presenta un breve texto se proponía contribuir al abatimiento del
introductorio. rezago social en las poblaciones rurales,
campesinas e indígenas, para buscar su
Formado técnicamente en el Foto Estudio Zavala con Lucas López progreso y mejorar sus niveles de vida. Su
Zavala, un muy conocido fotógrafo moreliano de mediados del siglo aproximación actual sería la educación co-
XX y que además era tío suyo, Lucas López llegó al CREFAL invitado munitaria.
por el profesor Lucas Ortiz benítez, que fue el director fundador
de la institución, desempeñándose al principio como chofer suyo. Éste es el marco en el que Lucas López
La experiencia combinada de estos tres Lucas tuvo efectos muy desarrollaría su obra fotográfica. Puesto
productivos y generó miles de fotografías, no solamente para la vida que el CREFAL en sus primeros años tuvo
privada y social de la capital del estado, sino principalmente para la la necesidad de crear una infraestructura
región de la cuenca de Pátzcuaro, donde tuvo lugar un experimen- técnica que le permitiera hacer su traba-
to educativo que funcionó y trascendió a escala internacional. Las jo y hubo de echar mano de los mejores
imágenes de este experimento serían el sustento documental de la profesionales a su alcance, uno de ellos
obra de Lucas López, entre 1951 y 1973. fue Lucas López, quien puso en práctica lo
aprendido con su tío y demostró ser muy efi-
El CREFAL, originalmente denominado Centro de Educación Fun- ciente, dedicándose así de tiempo completo
damental para la América Latina, fue inaugurado en 1951 con Pá- a la fotografía, que podríamos definir como
tzcuaro como sede, gracias a una iniciativa promovida por Jaime institucional, en el entendido de que estaba
Torres bodet, ex secretario de Educación Pública en México, que destinada a cubrir todo aquello que requirie-
entonces era director general de la Organización de las Naciones ra un registro fotográfico; por ejemplo, imá-
unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (uNESCO), secun- genes de identificación del personal que ahí
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turno como Agustín Arriaga Rivera o un presidente de la
época como Adolfo López Mateos.
Las consabidas restricciones presupuestales, que son la excusa perfecta para no hacer lo
que se debe y desentenderse de cualquier obligación, no deben ser un obstáculo para la
preservación y difusión de una obra fotográfica importante como la de Lucas López, que no
sólo es parte de nuestro patrimonio cultural, sino de la historia de la educación mundial.
El autor agradece a Yolanda García López, nieta de Lucas López, su información comple-
mentaria que sirvió para la redacción de este artículo.
1 George Seager, Choice and Care of Filmstrips in Fundamental Education, Londres, Film Centre, 1950.
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RESEÑAS
José Antonio Rodríguez
Jesse Lerner
El impacto de la modernidad.
Fotografía criminalística en
la ciudad de México, INAH ∕ TuRNER, 2007
He aquí imágenes sombríamente inquietan- había mucho más qué decir. Y eso lo hizo Lerner ahora: descubrir
tes. Testimonios del submundo que la buena una ciudad —el DF, centro de todos los agobios— poblada de ban-
sociedad quiso dejar de lado para así vivir didos, malhechores, prostitutas y borrachos que hicieron su propia
sólo la apariencia equívoca de un país pos- historia. una historia siniestra en la que se desvela que debajo de los
revolucionario en gran efervescencia. Por- dizque felices veinte existía el mundo de siempre, el de los asesinos
que mientras en el México artístico, en los y gandallas, ladrones, heroinómanos y demás ralea, incluyendo a
años veinte-treinta, se vivía un renacimiento periodistas corruptísimos que se valían de desafortunados persona-
cultural, gracias a Vasconcelos, otra cosa jes para tener en vilo la atención del público y con lo cual gestaron
sucedía en las calles, en los hoteles de paso, la nota roja.
en las cantinas, en los prostíbulos, en los su-
burbios inhóspitos, en los fumaderos de opio, ¿Y qué es lo que muestra Jesse Lerner? A partir de un grupo de
incluso en las elegantes mansiones: puro notables como terribles fotografías, el investigador reconstruye una
crimen, asesinatos, violaciones, muerte, de- historia que va a ir analizando paso a paso. De entrada va a de-
capitaciones o robo. El lado oscuro, oculto, mostrar lo que desde un principio señala: “La fotografía criminalística
de un país que por otro lado se encontraba del archivo Casasola, que circulaba ampliamente en periódicos y
eufórico por lo que estaba viviendo (los estri- revistas especializadas en la materia, tuvo un papel decisivo en la
dentistas, Weston y Modotti asentados aquí, creación y definición de la angustia con la que México entraba en el
Rivera y Siqueiros haciendo lo suyo, el cine mundo moderno”. Y aquí inicia con un contexto: el positivismo por-
nacional encontrando su singular lenguaje, firista que se valió del registro fotográfico para vigilar y castigar, en
las revistas viviendo su gran momento), es palabras de Foucault, y las décadas que le siguieron en las que “la
ahora expuesto en El impacto de la moder- fotografía resultaba perfectamente apta para la agenda ideológica
nidad. Fotografía criminalística en la ciudad del positivismo”. Lerner ofrece ciertas desmitificaciones sobre el clan
de México, un libro-testimonio del cinedocu- Casasola, en tanto éstos “utilizaron su fotografía criminalística para
mentalista, y obseso conocedor de México, cultivar y beneficiarse del interés público por el crimen y el castigo…
el angelino Jesse Lerner. una investigación Las imágenes de los Casasola… quieren excitar e impactar”.
donde, otra vez, se vuelve a demostrar que
son muchas las historias de la fotografía en Y con ello va demostrando cómo el avance del crimen —su regis-
México que hay por contar. tro y difusión— es, paradójicamente, el avance de la modernidad:
“La modernidad mexicana —escribe— también conlleva reacciones
Cuando hace años circuló el catálogo y la más oscuras y pesimistas, impulsos ligados con esa otra cara caó-
exposición Fotografía y prisión, 1900-1935 tica de la modernidad vinculada a la sensación de desconcierto, la
(1991), donde Flora Lara Klahr dio a conocer fascinación ante las reacciones violentas y el potencial destructivo
unas extraordinarias fotografías depositadas de la nueva era de las máquinas.”
en el Fototeca Nacional, aquello parecía un
universo que requería de más investigación En todo ello, Jesse Lerner se vale de nuevos documentos hemero-
y análisis. Porque las imágenes eran nota- gráficos para darle sustancia a su historia y que son en sí un recorri-
bles —depositadas en el Fondo Casaso- do singular a la nota roja con revistas supergráficas como Seguridad
la— pero se sospechaba que detrás de ellas pública, Magazine de policía, Argos o Detectives.
RESEÑASClaudia Negrete álvarez