Tesis Selecciones Policiacas y de Misterio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 159

Universidad Nacional Autónoma de México

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

Selecciones Policiacas y de Misterio. Orígenes de la

literatura policiaca en México (1946-1961)

TESIS

PARA OBTENER EL GRADO DE

LICENCIADA EN HISTORIA

PRESENTA

Gabriela Orozco Hidalgo

ASESOR

Dr. Miguel Guadalupe Rodríguez Lozano

MÉXICO, D.F., ENERO 2015


UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
Restricciones de uso

DERECHOS RESERVADOS ©
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL

Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México).

El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea


objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro,
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el
respectivo titular de los Derechos de Autor.
A María de Lourdes Hidalgo por todo.

A Pedro Antonio Trejo Sánchez † y Alejandro Orozco Hidalgo por estar siempre.

A Emiliano, Santiago y Dante por iluminar mi vida.


Agradecimientos

Ahora que finalmente concluyó mi trabajo quiero agradecer la colaboración en este largo
proceso, a algunas personas que fueron parte fundamental del mismo. En primer lugar me
gustaría mencionar al Dr. Miguel Guadalupe Rodríguez Lozano, agradecer su apoyo
incondicional y su infinita paciencia. Siempre fue una voz entusiasta, que creyó en el
trabajo, aún en los momentos en que yo misma dudaba.

También tuve la fortuna de contar con un maravilloso grupo de lectores: Dra.


Lucrecia Infante Vargas, Dra. María Raquel Mosqueda Rivera, Dra. Mónica Quijano
Velasco y Lic. Juan Aurelio Fernández Meza, a quienes agradezco su profundo interés, su
atenta lectura, sus observaciones y recomendaciones, gracias por enriquecer mi trabajo
con su mirada y aguantar mi difícil escritura.

De igual forma la lectura y comentarios de Alejandro Orozco Hidalgo, Julio César


Cervantes, Sandra Torres Ayala y Abraham Barandica, a quienes quiero y admiro fueron
muy importantes para la planeación, elaboración y reacomodo de todas mis ideas.

Por último al personal de la Hemeroteca Nacional de México su ayuda y atención.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN................................................................................................................................. 1

CAPITULO I. LA CIUDAD DE MÉXICO Y LA INDUSTRIA DEL ENTRETENIMIENTO ................... 7

I.1. LA CIUDAD DE MÉXICO Y EL TIEMPO LIBRE..................................................................................... 7

I.2. El devenir político ................................................................................................................ 11

I.3. La industria del entretenimiento y los medios de comunicación. ................................................... 17

CAPITULO II. REVISTAS LITERARIAS Y EL GÉNERO POLICIACO EN MÉXICO ...................... 31

II.1. REVISTAS LITERARIAS CULTAS ................................................................................................... 32

II. 2. Semanarios Culturales ...................................................................................................... 37

II.3. Literatura Popular en los años cuarenta. ...................................................................................... 41

CAPITULO III. LITERATURA POLICIACA ...................................................................................... 45

III.1 LA LITERATURA POLICIACA EN LATINOAMÉRICA ........................................................................... 49

III.2. La literatura policiaca en México ....................................................................................... 51

CAPITULO IV. SELECCIONES POLICIACAS Y DE MISTERIO .................................................... 57

IV.1. COLABORADORES, AUTORES Y TRADUCTORES. ......................................................................... 64

IV.2. El ocaso ............................................................................................................................ 76

CONCLUSIONES.............................................................................................................................. 90

BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................. 93

HEMEROGRAFÍA ............................................................................................................................... 95

ANEXO I .......................................................................................................................................... 103

ANEXO II ......................................................................................................................................... 151


Introducción

El presente trabajo tiene como principal objetivo analizar, estudiar y dar a conocer
a una generación de escritores mexicanos, nacidos entre 1900-1917, a la que he
nombrado La generación de las Tertulias de Café, que fue casi paralela a la
generación de los Contemporáneos y anterior a la generación de Medio Siglo.
Estos autores contaron entre sus principales intereses literarios con una devoción
al género policiaco; fueron fervientes lectores, traductores y practicantes del
mismo; su pasión por la literatura policiaca los llevó a la creación de la revista
Selecciones Policiacas y de Misterio especializada en el género, publicada durante
el periodo de 1946 a 1961.

Durante la primera mitad del siglo XX, la literatura políciaca representó,


junto con una variada oferta de actividades, una opción más para el
entretenimiento y el ocio colectivo de la población letrada de la Ciudad de México.
El desarrollo del género policiaco en nuestro país inició en los años veinte, en las
páginas de los diarios nacionales, ganando espacio rápidamente en los
suplementos dominicales, y posteriormente invadiendo las secciones de los
suplementos culturales, donde los primeros escritores nacionales del género, entre
ellos, Antonio Helú y Juan Bustillo Oro, dieron a conocer sus primeros cuentos
policiacos.

Por lo anterior, el estudio de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio


nos permite conocer una novedosa propuesta literaria intermedia entre la literatura
culta y la literatura popular, heredera y continuadora de los suplementos
culturales, así como a una generación de escritores poco conocida. Es por ello
que el trabajo se estructura mediante el seguimiento hemerográfico de este
magazine. Para ello, seguiré el planteamiento de José Ortega y Gasset sobre “la
generación”, quien escribió:

Las variaciones de la sensibilidad vital que son decisivas en historia


se presentan bajo la forma de generación. Una generación no es un
puñado de hombres egregios, ni simplemente una masa; es como un

1
nuevo cuerpo social íntegro, con su minoría selecta y su
muchedumbre que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia
con una trayectoria vital determinada. La generación compromiso
dinámico, entre masa e individuo, es el concepto más importante de
la historia, y por decirlo así, el gozne sobre que ésta ejecuta sus
movimientos.1
Al mismo tiempo establece que ¨[…] cada generación representa una cierta
actitud vital, desde la cual se siente la existencia de una manera determinada¨. 2
Pues bien, la actitud vital de esta generación estriba en su vinculación con los
medios masivos de comunicación y entretenimiento, prensa, teatro, radio, cine y
televisión. Lo que ahora se conoce como las industrias culturales.3 Su trabajo
literario se insertó en estas industrias participando principalmente como guionistas.
De tal forma que Selecciones Policíacas y de Misterio les permitió encontrarse,
aunque fuese de una manera efímera o esporádica, experimentar y dar a conocer
su obra policiaca, que constituyó uno de sus intereses más representativos, al
igual que su pasión por el cine.

La asistencia cotidiana a diferentes cafés del centro de la ciudad fue una


actividad distintiva para esta generación de escritores nacidos entre 1900 y 1917.
Estas Tertulias de Café se convirtieron en centros de encuentro y semilleros de
creación, focos del desarrollo cultural en nuestro país. Estos autores sin
pertenecer a un grupo en particular se encontraban cotidianamente en estas
tertulias, donde intercambiaban y comentaban lecturas, organizaban y planeaban
sus proyectos. Fue en una de estas reuniones que surgió la idea de formar un club
literario dedicado exclusivamente a la promoción y difusión del género policiaco
nombrado El Club de la Calle Morgue, en alusión, al cuento de Edgar Allan Poe,
que justamente es conocido como el primer cuento policíaco. El club estaba
integrado por Rafael Bernal, Enrique F. Gual y Antonio Helú; esta aventura dio
origen, en 1946, a la revista Selecciones Policiacas y de Misterio.

1
José Ortega y Gasset, “La idea de las generaciones” en Obras completas. Tomo III, (1917-1928), Madrid,
Revista de Occidente, 1962, p. 147.
2
Ibid., 148.
3
Véase Néstor García Canclini, “Las industrias culturales y el desarrollo en los países americanos” tomado de
http://www.oas.org/udse/español/ldocumentos/1hub2.doc [revisado en octubre 2014]

2
La interacción de las industrias del entretenimiento y la comunicación,
posibilitó que esos autores ejercieran una dinámica labor literaria. La versatilidad
en lo concerniente a la escritura fue una de sus principales características, ya que
además de escribir para teatro, cine, radio, televisión o publicaciones periódicas,
hacían poesía, cuento, novela, historia, crónica o crítica literaria, lo que les
permitió sobrevivir de la escritura.

Mi principal hipótesis es que la literatura policiaca desde principios de los


años veinte, junto con las nacientes industrias del espectáculo y de la
comunicación, representó una más de las ofertas de esparcimiento y diversión
para la creciente población citadina, particularmente para la población letrada.

Por lo anterior, en el primer capítulo “La Ciudad de México y la industria del


entretenimiento”, se tratará de establecer cómo y en qué gastaba su tiempo libre la
población citadina a partir de los años veinte, ya que es en este momento en el
que se tienen documentadas las primeras apariciones de escritores nacionales de
literatura policiaca en diarios y suplementos culturales de la época. Al mismo
tiempo se plantea la influencia del devenir político, así como la interacción entre la
industria del entretenimiento, la prensa y el surgimiento de los medios masivos de
comunicación, radio, cine y televisión. Dado que el factor común entre los
escritores de La generación de las Tertulias de Café fue su marcada inclinación y
participación en la industria cinematográfica, es necesario hacer una semblanza
de esta industria para poder entender el desarrollo de dicho grupo.

En el segundo capítulo, ”Revistas literarias y el género policiaco en México”,


se estudiará y analizará cómo se encontraba conformado el panorama literario en
nuestro país, particularmente en lo referente a las publicaciones periódicas, tanto
en las revistas literarias cultas como en los suplementos culturales, así como en
las expresiones literarias populares (historietas o pepines) y la relación e
interacción de éstas publicaciones con la literatura policiaca.

El periodo de los años cuarenta fue un tiempo de transformación, de ruptura


y de surgimiento de diversas corrientes literarias. La bonanza económica permitió

3
que durante este periodo florecieran un gran número de revistas literarias en el
país y que se experimentara con nuevas corrientes literarias, cuyas temáticas
giraban en torno a la ciudad y a la vida urbana.

En este contexto nace en 1946 la revista Selecciones Policiacas y de


Misterio, revista especializada en el género policiaco, que sigue la tradición
iniciada en los suplementos culturales de los años veinte y que comparte con las
populares historietas un origen común en los diarios nacionales.

Esa publicación es de especial interés porque se especializó en un género


literario aparentemente menospreciado y poco difundido en nuestro país. Sin
embargo, tuvo gran demanda, ya que los principales autores del género eran
ingleses, franceses y norteamericanos, de los que no existían más que algunas
traducciones argentinas o españolas de difícil acceso. De igual manera, las
publicaciones en el idioma original eran pocas y en su mayoría llegaban por
encargo. Justamente en el tercer capítulo, “Literatura policiaca”, se desarrollarán
las características particulares del género y sus antecedentes en México.

Dar seguimiento al desarrollo de la literatura policiaca en nuestro país es


muy difícil, ya que como lo señala Vicente Francisco Torres en Muertos de papel,
continuamente existen nuevos hallazgos sobre publicaciones policiacas en la
primera mitad del siglo XX. En estos años surgieron muchas revistas
especializadas en el género, sin embargo, tanto lo efímero de su existencia como
la dificultad para localizarlas hace prácticamente imposible su estudio.4 No
obstante, contar en la Hemeroteca Nacional de México con una colección de
noventa y siete ejemplares, de los ciento ochenta y dos de los que se tiene
registro de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio, nos brinda la
oportunidad de conocer la historia del magazine de literatura policiaca más
importante en nuestro país, no sólo por su labor de difusión y fomento del género,
sino porque se mantuvo con vida durante quince años. Además de ser una
publicación citada continuamente por los especialistas del tema, como el ya
4
Véase Vicente Francisco Torres, Muertos de papel. Un paseo por la narrativa policial mexicana, México,
CONACULTA, 2003, 136 pp.

4
mencionado Vicente Francisco Torres, María Elvira Bermúdez, Carlos Monsiváis o
Donald Yates, entre otros, sin que exista ningún estudio previo sobre la misma.5

La revista Selecciones Policiacas y de Misterios rompe con la mayoría de


los formatos de las revistas literarias de ese momento, al mismo tiempo que
ejemplifica la transformación de los gustos literarios de la época y denota la
apertura a la literatura internacional, así como la experimentación por otros
géneros que no sólo fueran la poesía. En una época en la que así como nacían
morían las revistas literarias, es sorprendente la larga duración de esta publicación
que se convirtió en una propuesta intermedia entre las revistas literarias cultas y la
literatura popular, brindando una novedosa opción para la población letrada al
colocar un género de interés popular al alcance de un público masivo.

Por todo lo anterior, el cuarto capítulo “Selecciones Policiacas y de Misterio”


pretende establecer cómo surge esta publicación, quiénes participaron en ella,
cuáles eran las características de estos escritores, quiénes la leían y qué permitió
su existencia.

Los colaboradores de la revista realizaron un gran esfuerzo, ya que la


mayoría de los cuentos reproducidos en ella eran inéditos en español, por lo que
el papel de los traductores fue fundamental para la difusión del género. Aunque en
un primer momento sólo se planea brindar a los lectores la posibilidad de acceder
a lo que llaman los mejores cuentos policíacos del momento, rápidamente pasaron
de la difusión a la creación. Este grupo estaba conformado por ávidos lectores,
que dominaban más de un idioma para poder dedicarse a la tarea de seleccionar y
traducir el material necesario para conformar la revista.

En torno a este magazine se reunió un grupo de escritores populares por su


trabajo en teatro, radio, cine y televisión, pero poco conocidos por su trabajo
literario, encabezados por Antonio Helú, a quien se le unieron Rafael Bernal,
Ramiro Gómez Kemp, José Martínez de la Vega, Adalberto Elías González, María

5
La más reciente publicación sobre Selecciones Policiacas y de Misterio apareció en febrero de 2014 véase
Pablo Piccato, “La era dorada de la novela policiaca, Nexos en http://www.nexos.com.mx/?p=18399 [revisado
el 25 de junio de 2014]

5
Elvira Bermúdez, Juan Bustillo Oro, Enrique F. Gual, Ernesto Monato, Antonio
Castro Leal, Raymundo Quiroz Mendoza y Rubén Salazar Mallén, entre otros.
Autores poco conocidos en la literatura nacional, pero con una fructífera
producción literaria.

Por todo lo antes mencionado, el estudio de la revista y sus colaboradores


nos brinda la oportunidad de conocer una faceta de la producción literaria nacional
prácticamente desconocida, que no sólo nos permite acercarnos a un sector de la
sociedad mexicana muy específico, sino que al mismo tiempo nos posibilita
entender el origen y desarrollo de los medios masivos de comunicación en nuestro
país y la interacción de los mismos con el mundo literario.

Finalmente, para estudios posteriores y para los interesados en el tema, se


incluye como anexo el índice de los ciento ochenta y dos números que se tienen
registrados en la Hemeroteca Nacional de México, único centro documental en el
que se han localizado ejemplares del magazine. En este recinto se ubican
físicamente sólo noventa y siete ejemplares de la revista. No obstante, los
números 94, 98 y 100 cuentan con un índice, que nos permite conocer, casi en su
totalidad, el contenido de los faltantes.

6
Capitulo I. La Ciudad de México y la industria del entretenimiento

Para entender las circunstancias en las que surge la revista Selecciones


Policiacas y de Misterio, la difusora y promotora del género policiaco más
importante en nuestro país, así como los intereses y pasiones de sus creadores y
colaboradores, objetivo principal de este trabajo, es necesario conocer el ambiente
cultural y político que se vivió en la Ciudad de México durante las primeras
décadas del siglo XX.

I.1. La Ciudad de México y el tiempo libre

A partir de la caída del gobierno de Venustiano Carranza en 1920, comenzó un


período de pacificación en el país, que permitió particularmente en la Ciudad de
México la exaltación de la vida social y cultural; una renovación y rescate del
sentido nacional, que dio como resultado en 1921, lo que Aurelio de los Reyes
llamó el “Renacimiento mexicano”.6 De esta forma, artistas de todos los ámbitos,
pintores, músicos, escritores, fotógrafos de la talla de Diego Rivera, José
Clemente Orozco, Silvestre Revueltas, Lola Álvarez Bravo, Salvador Novo, entre
muchos otros, comenzaron a explorar nuevos caminos en el arte y a mostrar su
trabajo dentro y fuera del país.

Esta efervescencial social y cultural, no sólo se vivía en las esferas


intelectuales, sino principalmente en la vida cotidiana, donde todos los sectores
sociales de la ciudad, participaban en los diferentes eventos masivos que se
ofrecían para el esparcimiento de los capitalinos: proyecciones cinematográficas,
bailes, teatros de revista, corridas de toros, carreras automovilísticas, peleas de

6
Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México1986-1930. Bajo el cielo de México II 1920-1924, México,
Instituto de investigaciones Estéticas/ UNAM, 1993, p. 129.

7
gallos y encuentros de box. Socialmente había una necesidad por encontrar
actividades en las cuales ocupar el tiempo libre.

Esta inquietud social estaba íntimamente ligada al crecimiento de la ciudad,


resultado de la industrialización del país, que ocasionó la centralización y
concentración de la masa urbana en la Ciudad de México y sus alrededores. Así
como a la búsqueda de una renovación, o recuperación nacional resultado del
triunfo de la Revolución. La migración del campo a la ciudad era latente e
intermitente, según Aurelio de los Reyes, “[…] a principios de febrero de 1921 se
anunció que la Ciudad de México estaba a punto de quedar sin luz eléctrica porqu
el aumento de consumo se había duplicado de 1915 a 1921”.7

El incipiente desarrollo de los medios masivos de comunicación, prensa,


cine, radio y televisión, fue producto del inusitado desarrollo tecnológico de la
época, que desde finales del siglo XIX no dejaba de sorprender al mundo con la
aparición de diversos aparatos relacionados principalmente con las
comunicaciones como fueron el telégrafo, el teléfono, la fotografía, la radio, el
cinematógrafo, orfónicas, vitrolas, discos, automóviles, aviones y la televisión, que
no pararon de asombrar a la sociedad de aquella época. La llegada a nuestro país
de estas nuevas tecnologías permitió su experimentación y el posterior desarrollo
nacional de las industrias de la comunicación. De tal suerte que las masas de
citadinos, ávidos de entretenimiento promovieron, fortalecieron y consolidaron
estas industrias permitiendo su desarrollo e institucionalización en el país. Las
empresas nacionales de la comunicación se consolidaron como fue el caso de la
prensa o surgieron sigilosamente con la ebullición cultural, como ocurrió con la
fotografía, el cine, la radio y la televisión.

A pesar de contar con una oferta variada para el entretenimiento en la


Ciudad de México, las salas cinematográficas constituían la actividad preferida por
los capitalinos durante las primeras décadas del siglo XX: en ellas se mezclaban
todos los sectores sociales, así como se diversificaban sus actividades, pues lo

7
Ibid, p.115.

8
mismo se proyectaban películas norteamericanas y europeas, que se realizaban
bailes o eventos sociales de todo tipo, según lo señala Aurelio de los Reyes.

En noviembre de 1924 cuarenta y cuatro locales ofrecían


exclusivamente funciones cinematográficas a los cerca de
setecientos mil habitantes de la Ciudad de México. Había también
veintidós carpas que ofrecían funciones de variedades y treinta y dos
sitios, donde los capitalinos satisfacían sus ansias de bailar incluidos
los cines Olimpia, Salón Rojo, Progreso Mundial y Bucareli. Los
salones de patinar y las salas de concierto. Había un frontón, una
plaza de gallos, cinco locales para funciones de box, tres para
encuentros de football y baseball; por último, nueve circos abrieron
sus puertas en el transcurso de 1924. Los capitalinos tenían una
gama amplia para gastar sus horas de ocio y distracción.8
No obstante, la preferencia cinematográfica en el gusto de los capitalinos, la
industria del entretenimiento, que consiguió responder más rápidamente a la
demanda del público metropolitano, fue el teatro. Los espectáculos populares los
conformaban el teatro de variedades, el llamado Bataclán o teatro de revista que
causaba grandes llenos y escándalo en los medios, porque en él trabajaban
muchas mujeres con poca ropa.

Este tipo de teatro de revista tenía tradición en México desde finales del
siglo XIX, sin embargo, a partir de “la actuación de la Compañía Velasco, en el Iris
en 1918, cambió los derroteros de la revista mexicana, y Ortega y Prida en el
Lirico fueron los primeros en adoptar y seguir el nuevo modelo revisteril,
presentando las obras con lujo, intercalando trucos y dando acción principal a los
conjuntos numerosos de muchachas, vistiéndolas con decoro y propiedad”.9

Teatros como El Principal, El Regis o el Lirico donde tiples como Celia


Montalván, Eugenia Fernández “la Negra”, María Teresa Montoya o Lupe Vélez se
presentaban con gran éxito.10 Muchas compañías teatrales como las de de Manolo
Tamés, Eugenia Galindo, Virginia Fábregas o Lupita Rivas Cacho mantenían al

8
Ibid., p. 263.
9
Elizondo, “Del género chico a la musical comedy”, en Revista de Revistas, 30 de junio de 1929, p. 35.
10
Véase Abel Martínez, “Muchas ciudades con el Bataclán”, El Universal Ilustrado, 20 de mayo de 1926,
p.35.

9
público cautivado.11 Las actrices y actores mexicanos que trabajaban en
Hollywood eran muy conocidos, como Lupita Tovar y Ramón Novaro.

Dada la popularidad de este tipo de teatro, el gobierno, a través de la


Secretaria de Educación Pública, comenzó a apoyar el desarrollo teatral mediante
la creación de instituciones dedicadas a la enseñanza con el objetivo de
profesionalizar dicha actividad para mejorar su calidad.12

Otros espectáculos que generaban interés fueron las corridas de toros en


“El toreo”, con toreros como Luis G. Barreiro, Juan Gallardo y Margarita Carvajal.
Al mismo tiempo el futbol empezaba a ganar adeptos, equipos como el “América”,
“Necaxa” y el “Atlante” comenzaban a tener fama jugando en el Parque Asturias.

En una nota periodística de 1926, “Nuestras diversiones”, Sánchez


Filmador, cronista del Magazin Dominical de El Universal, hace una descripción de
la vida social de los años veinte, destacando la popularidad de los teatros de
revista en ese momento.

En las grandes ciudades hay siempre variedad de diversiones,


teatros, cines salones, cabarets, variedades y otras mil atracciones
para todos los gustos y las aficiones. Aquí naturalmente, no
queremos ser menos que otra gente y haciendo de ello gala tenemos
todo, aunque en menor escala; solo que como no es cosmopolita
esta ciudad bendita y es lo que en otras partes le da encanto a esta
vida nocturna […] En el teatro, bueno, en la tanda de moda ha de
estar lleno cada domingo, así den lo que den, pues que a la gente
bien a esas horas va al teatro, tenderos y burgueses a las cuatro, a
las nueve tan sólo aquel que piensa pasar la noche en vela de una
vez”.13
En la misma nota se describe la vida nocturna en los cabarets, entre los
que, destaca el Regis con sus noches de jazz y las reuniones de café como las del
“el Sanborsn”. Precisamente las reuniones de café eran parte fundamental de la
vida social de esta época, “El Tupinamba”, ”El Principal”, “El Esperanza”, “El
Fornos”, el “Cáfé París” eran asideros de creación donde estudiantes, actores,

11
Véase El Universal Ilustrado, 1 de abril de 1926, p. 26
12
Júbilo,” Comentarios teatrales”, 15 de abril de 1926, El Universal ilustrado, p.37
13
Sánchez Filmador, “Nuestras diversiones”, Magazin Dominical El Universal, 6 de Julio de 1926, p.2.

10
directores, escritores, locutores, cantantes, artistas y más se reunían, planeaban,
organizaban, discutían y sociabilizaban sus proyectos. De estas tertulias surgirán
los escritores que más tarde colaborarán para la revista Selecciones Policiacas y
de Misterio.

Silvestre Paradoux, columnista de El Universal Ilustrado, describe en el artículo “El


café de nadie”, el ambiente que se vivía en estas tertulias en dónde:

Todas las noches se reúnen alrededor de unos “hot-cakes”, Salvador


Novo, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Bernardo Ortiz de
Montellano, Roberto Montenegro y se sirven rápidamente sus
emociones, sujetándose al lema de café. En estas nuevas tertulias
condensadas, activas que han perdido del todo aquella estaticidad de
la “Maison Rate” y en las que los comensales están como sostenidos
por la urgencia de la hora y del menú, es donde, se palpa el espíritu
de la nueva bohemia y, sobre todo, sin la premeditación de vivir la
bohemia e intelectualizarla. Y si en la mesa Roberto Montenegro
estiliza una emoción pictórica, en otra Lázaro y Carlos Lozano
García, Ricardo Parada León y Carlos Noriega Hope sintetizan las
escenas de la vida y las visualizan para una futura escena, en la de
más allá Ortega descubre lo sensacional, en esa oblonga hoja de
plata en la que se convierte el Quik Lunch del Principal todas las
noches, presentando a Guillermo Castillo (Jubilo), García Cabral,
Audiffred, Pepe Palacios y en sus mejores caracterizaciones”.14

I.2. El devenir político

La ebullición de la vida social de la capital se vio interrumpida solamente durante


dos periodos en la década de los años veinte, en 1924 y 1929, debido a los
conflictos políticos desatados en torno a la sucesión presidencial del momento.

Después de los primeros gobiernos posrevolucionarios de Álvaro Obregón y


Plutarco Elías Calles, comenzó a permear un malestar generalizado en grandes
sectores de la población, debido a los pocos alcances sociales que había tenido el
movimiento revolucionario en la reivindicación de las clases populares. La
repartición de tierras de los primeros años propició el crecimiento de cacicazgos

14
Silvestre Paradox, “El café de nadie”, El Universal Ilustrado, 3 de junio de 1926, p. 43.

11
relacionados con el gobierno en todo el campo nacional, dejando a campesinos e
indígenas del país en las mismas condiciones que se tenían durante el gobierno
de Porfirio Díaz.

La política del gobierno, que fomentaba la fragmentación del campo y el


desarrollo de pequeñas unidades productivas, por medio de los llamados ranchos,
desarticuló el sistema de producción hacendaria del porfiriato, pero no ofreció una
solución a la problemática de la producción nacional.

La lucha entre caudillos, resultado del período posrevolucionario, provocó


que durante estos gobiernos fuera prioritaria la creación de la infraestructura del
Estado que permitiera la institucionalización de la Revolución y, con esto, el fin de
las pugnas entre caudillos. Ya desde 1920, Venustiano Carranza quiso imponer en
el gobierno a un civil para frenar a los nuevos líderes políticos surgidos de la
Revolución y así evitar el militarismo; ello originó el surgimiento del Plan de Agua
Prieta donde se desconocía al presidente, hecho que culminaría con el asesinato
de Carranza.

Los gobiernos de Obregón y Calles se encargaron de establecer un


predominio sobre los demás grupos revolucionarios mediante la creación de una
base popular de campesinos y obreros. Se aprobó en 1920 “la Ley de Ejidos”, que
limitó a los jefes militares la facultad de distribuir tierras, con el objetivo de generar,
una economía basada en la pequeña y mediana propiedad.

A pesar de que durante los gobiernos de Obregón y Calles se materializó la


reforma agraria con la repartición de tierras entre los campesinos, ésta no fue
suficiente. Se privilegió la producción de exportación y se abandonó a los
pequeños productores de alimentos básicos. La penosa situación del campo
nacional obligó a un gran número de campesinos a emigrar hacia la capital o a los
Estados Unidos.

La lucha de facciones continuaba y en 1924, Adolfo de la Huerta, en


oposición a la candidatura oficial de Plutarco Elías Calles, con el Plan de Veracruz,
inició la rebelión delahuertista, sofocada meses más tarde. Sin embargo, las

12
siguientes elecciones reanudarían esta lucha. Al mismo tiempo, la guerra entre el
clero y el gobierno posrevolucionario, desembocó en la guerra cristera de 1926
que llegaría a su punto más álgido con el asesinato de Álvaro Obregón en 1928;
incrementó el descontento contra el gobierno.

En 1929, José Vasconcelos fue designado candidato del Partido


Antirreeleccionista a la presidencia de la República e inició su campaña electoral
en la Ciudad de México, apoyado principalmente por un nutrido grupo de
universitarios, quienes formaron brigadas vasconcelistas e hicieron propaganda en
todo México. Mauricio Magdaleno fue uno de estos universitarios pertenecientes a
la comunidad preparatoriana; en Las palabras perdidas hace un breve recuento de
los participantes en este movimiento:

Allí encontramos a Ángel Carvajal, a Salvador Azuela y a Alejandro


Gómez Arias, caudillos de nuestras algaradas preparatorianas, a
Adolfo López Mateos, que llevará la voz tribal a las entonces
reñidísimas competencias nacionales de oratoria, a Antonio Helú, el
cuentista y editor de la revista Policromías del año 22, a Antonio
Armendáriz, a Juan Bustillo Oro, a Rubén Salazar Mallén, a Vicente
Mendiola, a Salvador Aceves, a Humberto Gómez Landero, a Carlos
Toussaint, a Federico Heuer, a Luis White.15
Vasconcelos, desde 1920, había proclamado que el desarrollo del país se
encontraba en las manos de la clase media, es decir empleados, profesionistas,
pequeños comerciantes y agricultores en unión con los obreros y oprimidos, por
ello instaba a la organización de la clase media nacional para que sus opiniones
políticas constituyeran una fuerza organizada y decisiva en las cuestiones de
Gobierno.16

El movimiento vasconcelista criticaba el enriquecimiento de los líderes


revolucionarios con los negocios gubernamentales y su política a favor de los
negocios e intereses norteamericanos, principalmente durante el gobierno callista.

15
Mauricio Magdaleno, Las palabras perdidas, México, FCE, 2006, primera edición 1956, p. 28.
16
José Vasconcelos, “Organización de la clase media”, en El Heraldo Ilustrado, Núm. 49, México, 8 de
agosto de 1920, p. s/n.

13
La rebelión escobarista en contra de la reelección de Obregón detonó una
gran represión contra los grupos opositores, entre ellos los vasconcelistas, que
hasta ese momento habían sido tolerados por el gobierno, por considerarlos una
oposición de poca importancia sin posibilidades reales en las elecciones. Por ello,
muchos de los vasconcelistas se vieron obligados a exiliarse en el extranjero,
incitados, según lo relata Juan Bustillo Oro, por el propio Vasconcelos, a quien cita
en el libro Viento de los veintes donde relata la experiencia de 1929.

Organicen la última manifestación de nuestra campaña, la del


próximo domingo. Y luego escóndanse lo mejor que puedan, porque
el gobierno va a barrer con los vasconcelistas a sangre y fuego en
cuanto lleguen los comicios. Si es necesario, ¡métanse debajo de la
cama! […] Sentimos esta frase como un latigazo en mitad de la cara
y abandonamos la habitación sin despedirnos. A algunos nos
aconsejó que nos marcháramos al extranjero. La forzada disolución
llegó hasta nuestras tertulias de café, sostenidas desde 1919.
Antonio Helú, en parte obedeciendo la sugerencia de Vasconcelos
abandonó el país. 17
Efectivamente, Antonio Helú parte a California a realizar estudios
cinematográficos y a dedicarse al periodismo.18 Juan Bustillo Oro se exilia unos
meses en Cuba. Y la mayoría sale del país o por lo menos de la ciudad.

A pesar de la disolución del movimiento vasconcelista en 1929, la crítica


contra las políticas gubernamentales perdurará por largo tiempo en el sentir de
estos jóvenes universitarios, como señala Rubén Salazar Mallén en 1946, en la
columna “Alcancía”, en Jueves de Excelsior.

Regimenes van y vienen en México; pero los humildes siguen siendo


humildes y la pobreza sigue siendo la pobreza. Sin embargo en esta
ocasión el cambio de poderes ha sucitado un grande optimismo.
Aventurar algo, sería un poco hacer juego de adivinanzas; pero es
desear con todo el corazón, que la pobreza eterna de nuestro pueblo
halle por esta ocasión un puerto, un refugio [...].19

17
Juan Bustillo Oro, Vientos de los veintes, México, Sep-Setentas, 1973, p.163
18
Véase Juan Bustillo Oro, “De cine y otras cosas: Paréntesis: Antonio Helú”, México en la Cultura,
Suplemento Dominical de Novedades, 7 de enero de 1973, p.4.
19
Rubén Salazar Mallén, “Alcancia”, en Jueves de Excelsior, 5 de diciembre de 1946, p.4.

14
A este sector perteneció la generación de colaboradores y autores de
Selecciones Policiacas y de Misterio, quienes nacieron en su mayoría entre 1906 y
1917, vivieron el desarrollo de los gobiernos posrevolucionarios, se manifestaron
en contra de sus políticas, participaron activamente en diferentes movimientos
sociales en contra del gobierno como lo fueron el vasconcelismo o el sinarquismo.
Este contexto los obligó a abordar una infinidad de temáticas y géneros literarios,
entre ellos la literatura policiaca.

Una vez resueltas las luchas de facciones mediante la fuerza militar, el


paulatino crecimiento de la ciudad exigió la limpieza y pavimentación de las calles
y avenidas, por lo que diferentes campañas sanitarias fueron puestas en marcha
por los primeros gobiernos posrevolucionarios. Al mismo tiempo se vivió el auge
de la construcción de rutas de comunicación carreteras y aéreas, que unieron a la
ciudad con el resto del país.

Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas se restablece el lazo entre el


gobierno y el sector rural con la reactivación del reparto de tierras y el
establecimiento de una nueva política gubernamental, que ponía interés en el
desarrollo productivo del campo, mediante la búsqueda de nuevas técnicas y la
inversión económica. Las expropiaciones de las industrias ferrocarrilera y petrolera
aceleraron la industrialización del país, apoyada por los Estados Unidos, porque
lesionaba principalmente los intereses ingleses y, en víspera de la Segunda
Guerra Mundial, la política norteamericana consideraba los yacimientos
petrolíferos de todo el continente como reserva de la Marina de su país.20

Por otro lado, los avances en el ramo de la educación eran incipientes a


pesar de la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1920, bajo el
gobierno de Álvaro Obregón, y a la puesta en marcha de sucesivas campañas de
alfabetización por los gobiernos que le siguieron.

Durante los años cuarenta se da un repunte en la economía nacional


debido a que la Segunda Guerra Mundial propició el desarrollo de la industria

20
Ibid, p. 392.

15
mexicana en apoyo de la economía estadounidense. La política de sustitución de
importaciones y desarrollo estabilizador, que iniciada durante el gobierno de
Lázaro Cárdenas, rindió sus mejores frutos durante el gobierno de Manuel Ávila
Camacho. La protección de la producción nacional cerrando los mercados a
productos extranjeros, favoreció el desarrollo de la industria nacional y el mercado
interno, que privilegiaron a las clases medias en las principales ciudades del país y
fortalecieron a las clases altas.

La ciudad se transformó creciendo a pasos agigantados hasta convertirse


en una de las metrópolis más grandes del mundo. Al crearse el Departamento del
Distrito Federal, el territorio se divide en un Departamento Central y 13
delegaciones: Azcapotzalco, Iztacalco, Coyoacán, San Ángel, Magdalena
Contreras, Caujimalpa, Tlalpan, Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta,
Guadalupe Hidalgo y General Anaya. La ciudad se convirtió en capital del Distrito
Federal. El área urbana representaba 62.6 kilómetros cuadrados y la población era
de 1230000 habitantes. Para la década de los cuarenta la población se incrementó
el 73.5 % pasando en 1941 a 1760000 habitantes. Ya para 1950 hay 3170193
habitantes, en un área urbana de 151 kilómetros cuadrados.21

Como consecuencia de la acelerada industrialización del país durante los


años treinta y cuarenta, se vive la emigración masiva del campo a la ciudad, que
propició la explosión demográfica de la urbe, lo que incrementó la marginación, el
desempleo, el hacinamiento, la urbanización acelerada y la crisis del transporte.

Con el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952) se consolida la


institucionalización del estado mexicano. El Partido de la Revolución Mexicana
cambió su nombre por el de Partido Revolucionario Institucional y por primera vez
un candidato civil ocuparía la silla presidencial. Sin embargo, para el sexenio de
Miguel Alemán el crecimiento económico empezó a declinar por el
reposicionamiento de la industria estadounidense; la escasez de productos, el
aumento de los precios y el estancamiento del desarrollo industrial provocaron una
crisis inflacionaria, que tuvo su punto más álgido durante 1948. En este año la
21
Véase, Jorge Gamboa de Buen, Ciudad de México, una visión, México, FCE, 1994, p. 261

16
devaluación del peso generó manifestaciones de diversos sectores en contra de la
política económica de Miguel Alemán, por la marcada dependencia hacia los
Estados Unidos.

A partir de este momento el principal objetivo del Estado mexicano fue el de


conseguir el desarrollo económico mediante la industrialización. Es durante estos
años que se inició un lento proceso de modernización de las principales ciudades
del país. La participación del gobierno en el proceso de industrialización generó la
creación de una serie de instituciones que aseguraron el control del desarrollo
económico. Se privilegió la inversión en infraestructura, principalmente en el área
de comunicaciones y electrificación, con el objetivo de convertir a la nación en un
país moderno, con una economía basada en la manufactura.

El incremento de la población, la urbanización y la creación de una masa


obrera y con ello el surgimiento del tiempo libre colectivo, permitieron el
fortalecimiento de las industrias de la comunicación con un público ávido de
nuevas propuestas de entretenimiento.

I.3. La industria del entretenimiento y los medios de comunicación.

La principal característica de los autores de Selecciones Policiacas y de Misterio,


es el haber formado parte activa en el nacimiento de las industrias de la
comunicación en México, cine, radio y televisión, por lo que es fundamental
entender el desarrollo de estas industrias, para conocer las circunstancias en las
que surge la revista y su interacción con las mismas.

La paulatina simbiosis entre la industria de la información y los medios


electrónicos propició que estas industrias interactuasen entre sí todo el tiempo. De
esta forma los diarios nacionales principalmente, a través de sus semanarios,
promocionaban y estimulaban el desarrollo del cine, radio y televisión, nutriéndose
entre sí. La creación y consolidación de la industria del espectáculo mediante su
integración y comercialización en los medios de comunicación, permitió que los
actores, directores, cantantes, técnicos y escritores de la época tuvieran las

17
puertas abiertas para experimentar y participar sin distinción en prensa, teatro,
radio, cine y televisión.

A partir de los años veinte la prensa jugó un papel muy importante como
difusora y promotora de la vida social y cultural del país. Así como detonadora de
la experimentación y desarrollo de las industrias nacionales del entretenimiento y
la comunicación. Cabe destacar el importante papel que llevó a cabo Carlos
Noriega Hope al frente del semanario cultural El Universal Ilustrado. A través de
éste, se conocíeron las tendencias culturales nacionales e internacionales, se
promovió la creación de la primera estación de radio comercial, se realizó una
película muda actuada por reporteros del semanario, se difundieron los
espectáculos teatrales y se fomento la literatura nacional permitiendo publicar a
jóvenes escritores que no tenían cabida en otros espacios.

Héctor de Mauleón, en El derrumbe de los ídolos. Crónicas de la ciudad,


escribe lo siguiente al referirse a Carlos Noriega Hope:

“[…] un periodista que aunque viviría sólo treinta y ocho años, tendría
tiempo suficiente para escribir un libro de cuentos y varias obras de
teatro, para dirigir una película actuada por reporteros de El Universal
(Los chicos de la prensa o La gran noticia, 1921), para convertirse en
reseñista espléndido del cine mudo, y para estar al frente del
magazine cultural que, bajo su mano, iba a convertirse en el principal
escaparate del desarrollo de la cultura mundial: El Universal
Ilustrado”.22
La importancia del Universal Ilustrado radica en su capacidad de conjuntar
todos los intereses culturales de la época y promover la experimentación y
desarrollo de las industrias del entretenimiento teatro, radio y cine. La siguiente
cita ejemplifica el papel de dicho diario en el ámbito cultural.

Lo más notable de Noriega Hope es que en su revista, fundada con


fines comerciales, realizó una labor intensa de difusión cultural,
dando a conocer a nuevos valores de la intelectualidad mexicana.
Con él colaboraron asiduamente Francisco Zamora, llamado
entonces Jerónimo Coignard; el Abate de Mendoza, Francisco

22
Héctor de Mauleón, El derrumbe de los ídolos. Crónicas de la ciudad, México, 2010, Ediciones cal y arena,
p. 58.

18
Monterde, los poetas José D. Frías y Samuel Ruiz Cabañas, Rafael
Vera de Córdoba y todos los bohemios de la época. En El Universal
Ilustrado se dieron a conocer los estridentistas que capitaneó Manuel
Maples Arce. En él se leyeron las crónicas del Café de Nadie, que
fundara Árqueles Vela y Liszt Arzubide. El Ilustrado era la revista de
las inquietudes y de los nuevos valores. Noriega Hope alentó
también a los artistas de cine y teatro, a pintores y escultores, a los
músicos y todas las expresiones del folklore nacional. En su tiempo,
Carlos fue el mejor animador de la vida artística y cultural de México.
Fue un hombre lleno de proyectos y de iniciativas para enaltecer y
dignificar la vida del mexicano. Prueba de su devoción a lo nuestro
fue la magnífica colaboración que prestó al Dr. Manuel Gamio,
cuando este notable investigador y etnólogo realizó la monumental
obra sobre la zona arqueológica de Teotihuacán.23
En 1923, José de la Herrán instaló la JHA, radiodifusora cultural
patrocinada por la Secretaría de Guerra y Marina. En ese mismo año Carlos
Noriega Hope es comisionado para echar a andar la estación de radio de El
Universal. Noriega Hope consiguió la ayuda de un antiguo vendedor de autos,
Raúl Azcárraga, hermano de Emilio Azcárraga, quien después de adquirir en el
extranjero una transmisora de 50 watts, y cientos de receptores, inauguró “La casa
del Radio” dedicada a la venta de aparatos radiofónicos. Noriega Hope y Raúl
Azcárraga firmaron el convenio que iba a hacer posible “el primer concierto
radiofónico del país”, con el surgimiento de la estación CYL, “La Casa del Radio”,
el 8 de mayo de 1923.24

En el artículo “El primer concierto en la República. Un gran triunfo de El


Universal Ilustrado y de la Casa del Radio”, se relata lo ocurrido:

Azcárraga, el precursor del radio en México, y nuestro director,


hablaron para hacer notar a los aficionados la trascendencia que
tiene la inauguración de la primera estación en la República. La voz
de Carlos Noriega Hope estaba emocionada: se trataba de un triunfo,
no fracaso.25

23
“Carlos Noriega Hope. Forjadores de la Revolución”, Tomado de:
www.bicentenario.gob.mx/…/ForjadoresDeLaRevolucionMexicana. [No se menciona al autor, revisado
marzo de 2014]
24
Véase María del Carmen Olivares Arriaga, Emilio Azcárraga Vidaurreta, Un empresario ejemplar (1887-
1972), México, Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta, 2006, 274 p.
25
“El primer concierto de radio en la República. Un gran triunfo de El Universal Ilustrado y de la Casa del
Radio”, El Universal Ilustrado, 10 de mayo de 1923, p. 18.

19
La transmisión estuvo compuesta por el concierto de Manuel M. Ponce, la
interpretación del pianista Manuel Barajas, la participación de la cantante Celia
Montalván y la lectura poética de Manuel Maples Arce.

Diversos problemas técnicos, así como la falta de una programación


radiofónica que captará el interés masivo, imposibilitó la consolidación de la
radiofonía en México, hasta 1930, año en que Emilio Azcárraga Vidaurreta
aprovechó la coyuntura que conjuntó los factores que aseguraban:

[…] la buena marcha del conjunto de aspectos que giraban alrededor


de la radio: receptores, discos, tocadiscos, artistas, guionistas,
locutores, teatros, salas de cine, estudios cinematográficos, cabarets,
salas de bailes, salas de fiesta y junto con ello todas las agencias
que de ellas derivan.26
De tal suerte el que 18 de septiembre de 1930 comenzó a transmitirse la
señal de la estación de radio XEW La Voz de la América Latina. La radio comercial
de mayor éxito en América Latina, que supo conjuntar la variada industria del
espectáculo que se ofrecía en la Ciudad de México teatro, cine, canto, baile,
futbol, box, toros y literatura; comercializarla y exponerla a un público masivo.
Además de sortear los problemas técnicos invitando a colaborar a los más
destacados ingenieros, experimentadores y creadores de las comunicaciones en
nuestro país como fueron José de la Herrán, Guillermo González Camarena, José
de la Herrán Jr., entre muchos otros.

Como ya se había señalado, la industria del espectáculo, más sólida


durante las primeras décadas del siglo XX, fue indudablemente el teatro, que
contaba con actores, directores y escritores muy experimentados. Muchos de los
jóvenes autores, que colaboraban en El Universal Ilustrado, y otros semanarios
nacionales, se iniciaron en la escritura con obras de teatro. Este fue el caso de
Juan Bustillo Oro, Mauricio Magdaleno, Antonio Helú y Rafael Bernal.

Es por ello que, con orígenes consecutivos la radio, el cine y la televisión en


México se nutrieron del teatro para generar y enriquecer sus propios proyectos;

26
María del Carmen Olivares Arriaga, Emilio Azcárraga Vidaurreta, Un empresario ejemplar (1887-1972),
México, Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta, 2006, 121 p.

20
como ya se mencionó, actores, directores, escritores y técnicos combinaban un
trabajo interdisciplinario en estas industrias, de tal forma que interactuaban y se
enriquecían mutuamente. No es de extrañar que para la transmisión del primer
concierto radiofónico de El Universal Ilustrado, la famosa tiple Celia Montalván,
quien interpretó varias canciones mexicanas, haya tenido que salir del teatro en el
intermedio y regresar para concluir su presentación.

Para algunos escritores sus primeras experiencias literarias se originaron


en la combinación de sus colaboraciones en las revistas estudiantiles y en la
escritura de guiones para el teatro de revista como fue el caso de Juan Bustillo
Oro. A pesar de no ser considera una actividad seria en esa época como señala el
propio autor:

A fines de 1920 mis padres se alarmaron por mi creciente afición al


teatro. Y eso que ignoraban mi pasión por el cine. Doña Virginia me
sorprendió escribiendo una revista para el Colón. En el acto me
denuncio ante mi padre. Don Juan se puso muy serio. Me dijo que no
quería verme en los azares de mala fortuna y poco aprecio social que
rodean en México a los autores del género frívolo. Me quería
respetado, con un título universitario, no de vago bohemio, pasando
hambres y menosprecio [...]27
Al mismo tiempo que surgió la Radio; el cine se consolidaba como una
industria nacional, con la aparición del cine sonoro, en 1931 con Santa, fue que la
industria cinematográfica nacional comenzó a estructurarse; como resultado de la
Gran Depresión norteamericana y posteriormente con el inicio de la Segunda
Guerra Mundial, se crearon las condiciones para el desarrollo del cine en nuestro
país; la producción estadounidense bajó y muchos actores y técnicos nacionales e
internacionales que se encontraban desempleados en Hollywood, regresaron o
llegaron a México para integrarse a la incipiente producción nacional, donde la
demanda de películas en español presagiaba muchos proyectos cinematográficos.

Según Eduardo de la Vega Alfaro, el cine sonoro en México se desarrolló a


partir de la experimentación de un gran número de cineastas como respuesta a la
producción sonora hollywoodense que desde 1926 empezó a realizar películas

27
Juan Bustillo Oro, Vida cinematográfica, Cineteca Nacional, México, 1984, p. 141.

21
sonoras en español para mantener el dominio del mercado norteamericano, con
nada buenos resultados para el público hispano debido a la mezcla de acentos y
conceptos culturales. De tal forma que, según Federico Dávalos Orozco:

Los esfuerzos por establecer una industria cinematográfica mexicana


no fructificaron antes de 1931 debido a la enorme competencia del
cine extranjero y las difíciles circunstancias de producción. La
sonorización funcionó como un catalizador y para fines de los veinte
era evidente la urgencia de hacer películas en español. 28
Como se ha dicho, la recesión norteamericana obligó a regresar a un gran
número de mexicanos y extranjeros que residían en California con el objetivo de
probar suerte en la industria cinematográfica hollywoodense, donde la fiebre del
cine había atraído a miles de personas en busca del éxito desde principios del
siglo XX. Por lo que la etapa artesanal del cine sonoro en nuestro país se inició en
su mayoría con actores, actrices, y técnicos formados directamente en Hollywood.
Asimismo se echó mano de la infraestructura teatral, que fue fundamental para
hacerse de actores, técnicos, argumentistas y más.

El propio Antonio Helú, como ya se mencionó, había partido en 1929 a


California con el objetivo de iniciar estudios cinematográficos, pero la crisis
norteamericana lo obligó ha regresar pocos años después, al igual que a
Adalberto Elías González y Ramiro Gómez Kemp. También Rafael Bernal, a
principios de los años cuarenta, realizó estudios cinematográficos en Europa.29

A partir de 1931, con el éxito de Santa, de Antonio Moreno, la producción


mexicana creció rápidamente, pasó a seis producciones en 1932 y a más de
veinte producciones anuales entre 1933 y 1936, afianzándose con Allá en el
Rancho Grande de Fernando de Fuentes en 1938, película que reafirmó el
prototipo del charro mexicano y las cintas nacionalistas con temas rurales.

No obstante, esta etapa se caracteriza, según Dávalos Orozco, por contar


con:
28
Federico Dávalos Orozco, Albores del cine mexicano, México, 1996, Clío, p. 62.
29
Mauricio Bravo Correa, ¨Pesquisa bibliográfica de Rafael Bernal. Resultados preliminares de un rescate
literario¨, Informe académico para obtener el título de Licenciado en Letras y Literatura Hispánicas. México,
FFYL / UNAM, 2006, p. 19.

22
Una amplia gama de estilos, temas y objetivos, que van desde el
folletín sentimental hasta verdaderas búsquedas de expresión
personal y artística, pero todas ellas, a fin de cuentas, pretendían
descubrir la vía que las condujera al éxito económico. Dentro de esa
ausencia de modelos dramáticos o temáticos y en una industria
titubeante por la informalidad y las dificultades financieras, de
producción, de distribución y exhibición, existía un ambiente de
libertad que sería inimaginable más tarde y que propiciaba la
búsqueda y la experimentación.30
Esta etapa experimental tiene su año culminante según Emilio García Riera,
en 1933, época en la que “[…] se hacen El compadre Mendoza y La Mujer del
Puerto, y no existen aún churros rutinarios, ni hay tampoco estrellas arqueadoras
de cejas”.31

A partir de Santa de Antonio Moreno, inició una época de auge de la


producción nacional gracias a la aceptación del público en taquilla; la película
logró permanecer tres semanas en su cine de estreno. Juárez y Maximiliano de
Miguel Conteras Torres (1934) permaneció durante seis semanas. Cruz Diablo de
Fernando de Fuentes 1934 y Monja, casada y virgen de Bustillo Oro (1935)
permanecieron cuatro semanas en taquilla.32

Justamente en este periodo iniciaron su participación en la industria


cinematográfica los escritores, que más tarde colaborarán en Selecciones
Policiacas y de Misterio, compartiendo tanto en su producción literaria como en la
cinematográfica la tan particular característica de la diversidad temática, así como
el gusto por la experimentación.

La producción cinematográfica mexicana había alcanzado ya un alto nivel


de producción, años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, un factor
muchas veces citado como causa directa de dicho auge. No obstante, las
circunstancias generadas por ésta ciertamente permiten su institucionalización.

30
Ibid., p. 68
31
Emilio García Riera, “Mi año favorito”, en Jorge Alberto Lozoya, Cine Mexicano, México/ IMCINE, 1992,
p. 49.
32
Federico Dávalos Orozco, op. cit., p. 68

23
Las cintas Madre querida de Juan Orol (1935) y Allá en el Rancho Grande
(1936) de Fernando de Fuentes, marcaron el inicio de la “época de oro”, ya que
encontraron la fórmula comercial que posibilitó al cine mexicano convertirse en
una verdadera industria capaz de trascender los ámbitos nacionales y conquistar
los mercados hispanoparlantes.33

Es en los años cuarenta cuando el descenso de la competencia


hollywoodense, ocasionada por la guerra, permitió que el cine mexicano se
convirtiera por fin en una industria con amplios mercados en Hispanoamérica.

El auge del cine mexicano favoreció el surgimiento de una nueva


generación de directores como: Emilio Fernández, Julio Bracho, Roberto
Gavaldón, Juan Bustillo Oro e Ismael Rodríguez, entre otros, así como de un
grupo de actores y actrices que conformaron las estrellas nacionales: Mario
Moreno Cantinflas, Dolores del Río, María Félix, Pedro Armendáriz, Jorge Negrete
y Pedro Infante, entre otros.

En 1939 se creó el Sindicato de Trabajadores de la Industria


Cinematográfica de la República Mexicana (STIC) y en 1942 la Cámara Nacional
de la Industria Cinematográfica; este mismo año entra en funcionamiento El Banco
Cinematográfico, institución crediticia con la que el Estado buscaba el desarrollo
de la industria cinematográfica nacional. Más tarde, en 1945, tras una escisión en
el (STIC) surgió el Sindicato de Trabajadores de la Producción cinematográfica. La
creación de estas instituciones generó, según Emilio García Riera, “[…] un
dispositivo de producción, distribución y exhibición que debía funcionar en
beneficio exclusivo de los que estaban dentro, aún a costa de grandes
concesiones a los más poderosos como Jenkins¨.34 De esta forma, indica Eduardo
de la Vega Alfaro, “[…]durante el lapso 1942-1945, debido a su capacidad para
captar divisas, la industria fílmica mexicana se convierte en una de las cinco más

33
Véase Eduardo de la Vega Alfaro, op. cit.
34
Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano. Época sonora. Tomo III. 1945-1948, México,
Ediciones Era, 1971, p. 7.

24
importantes del país y logra instaurarse como la cinematografía más poderosa de
América Latina”.35

Al terminar la guerra, el cine mexicano gozó, durante unos años más, del
prestigio que había alcanzado. Sin embargo, el repunte del cine norteamericano y
la aparición de la televisión, representaron una seria amenaza para la
cinematografía nacional. En esos años Hollywood inició una nueva escalada
tendiente a recuperar sus mercados latinoamericanos, cedidos momentáneamente
a la industria mexicana.36

Entre 1946 y 1950 ocurrieron cosas importantes dentro del cine nacional
Emilio Fernández consolidó su fama mundial al obtener distintos premios
internacionales; el director español Luis Buñuel inició la etapa mexicana de su
filmografía; Pedro Infante se convirtió en el actor más popular de nuestro país. No
obstante, debido a la reactivación del cine estadounidense y la competencia que
ejerció en los mercados nacionales, las compañías productoras decidieron
abaratar los costos de producción de las películas. De esta manera, la fórmula que
encontraron los productores para sobrevivir a tales circunstancias fue “[…] la
producción de películas de bajo costo y de preferencia sobre temas urbano-
arrabaleros, pues se trataba de satisfacer las demandas de un público que
comenzaba a hacer crecer las ciudades¨.37 En tre las que destacan: ¡Esquina
Bajan! de Alejandro Galindo, y Nosotros los pobres, de Ismael Rodríguez;
Aventurera y No niego mi pasado, ambas de Alberto Gout, y El rey del barrio de
Gilberto Martínez Solares. Estos géneros buscaban satisfacer a las clases
populares urbanas y cubrir su tiempo de ocio.

Bajo el gobierno de Miguel Alemán se decretó “la Ley de la Industria


Cinematográfica”. En ella se dejaba a la Secretaría de Gobernación, por conducto
de la Dirección General de Cinematografía, el estudio y resolución de los
problemas relativos al cine, decisión tomada por la supuesta necesidad de

35
Eduardo de la Vega Alfaro, op.cit., p. 35.
36
Eduardo de la Vega Alfaro, “La urbe en el cine mexicano”, en Vivienda, núm. 2, México, marzo-abril de
1982, pp.176-195.
37
Eduardo de la Vega Alfaro, La industria cinematográfica mexicana. Perfil histórico-social, op. cit., p. 36.

25
controlar al monopolio de la exhibición cinematográfica de esos años. Esta
decisión afectaría negativamente al desarrollo de esa industria cinematográfica, ya
que otorgaba a dicha instancia la función de supervisión y censura.

Para 1949, la exhibición de películas en la república mexicana estaba casi


totalmente controlada por un grupo encabezado por el norteamericano William
Jenkins, Manuel Alarcón y Maximino Ávila Camacho.38 Paulatinamente “los
productores más poderosos como Gregorio Wallerstein y Raúl de Anda,
terminaron asociados con Jenkins para surtirlo directamente de un cine destinado
exclusivamente al consumo doméstico. De esta forma quedó preparado el terreno
para que la cinematografía mexicana comenzara a vivir una de sus peores
épocas”.39

Al pasar control del cine a la Secretaría de Gobernación, Miguel Alemán


intentó desmantelar el monopolio, al mismo tiempo que dio el primer paso para la
burocratización del cine, un lastre que la industria ha venido arrastrando hasta
nuestros días.

La consolidación del monopolio de la exhibición trajo como consecuencia


que los productores perdieran la independencia y vieran mermados sus ingresos;
se estableció un precio fijo por el alquiler de los filmes, por lo que el productor dejó
de lado el interés artístico en el trabajo de los mismos; rápidamente las películas
perdieron calidad y atractivo. Lo que empeoró con la política del Banco
Cinematográfico, dependiente del estado, que supuestamente combatía el
monopolio al hacerse cargo de la financiación de las filmaciones, sin embargo, al
quedar la taquilla a favor del monopolio el resultado fue, como señala Bustillo Oro:
“[…] liberar a los exhibidores de los préstamos que hacían a la producción, lo que
consolidó el monopolio”. 40

Los antiguos productores se asociaron con los monopolistas. De tal forma


que el Estado se convirtió en el financiador del grupo Jenkins-Espinosa-Alarcón. El

38
Ver Juan Bustillo Oro, Vida cinematográfica, México, Cineteca Nacional, 1984, 350 pp.
39
Eduardo de la Vega Alfaro, op. cit., p.41.
40
Ibid.

26
banco multiplicó sus financiaciones y relajó los requisitos para obtenerlas. En
consecuencia, aumentó la producción de películas, pero de mala calidad.

Los monopolios de exhibición se extendieron y crearon distribuidoras


gigantes, que liquidaron a las independientes. La liquidación de estas
distribuidoras fue el tiro de gracia para el cine, ya que las películas nacionales
comenzaron a envejecer en las bóvedas antes de estrenarse, debido a que el
monopolio de los distribuidores con la vastedad del material concentrado en sus
manos lo trataban con ligereza.

Una vez centralizada la distribución y el financiamiento de las películas


siguió el congelamiento de los precios de entrada en las salas de exhibición. Se
fijó un precio tope muy bajo, que reducía las utilidades de las empresas
productoras y garantizaba la exhibición de la producción hollywoodense.

Al mismo tiempo, la producción tenía que pasar la aprobación del Banco


Cinematográfico, que vetaba cualquier temática que representara una crítica al
gobierno. Por lo que durante este periodo proliferó el género de las rumberas, y el
cine que mostraba la vida en los barrios pobres de la ciudad, que reflejaban el
fenómeno de la creciente urbanización del país. La población de la Ciudad de
México había aumentado entre 1940 y 1950 más que en toda su historia. En este
momento, el cine de rumberas representó una opción atractiva para una industria
cinematográfica ansiosa de encontrar la manera de filmar más por menos dinero.

Por otro lado, las primeras transmisiones de la televisión mexicana se


iniciaron en 1950. Ese año entró en operaciones XHTV-Canal 4 y XHGC-Canal 5.
Al año siguiente XEW TV Canal 2. Aunque los primeros años fueron difíciles, una
vez que se posibilitó la cobertura masiva con la fusión de los tres canales de
televisión, mediante la creación en 1955 de Telesistema Mexicano, S. A., la
televisión alcanzó un poder enorme de penetración en el público, dejando
paulatinamente de lado a las otras industrias de comunicación, radio, prensa y
cine.

27
Las primeras imágenes de la televisión, en blanco y negro, aparecían en
una pantalla muy pequeña y ovalada, y eran bastante imperfectas: no tenían la
definición y la nitidez de la imagen cinematográfica. Sin embargo, no sólo en
México, sino en todo el mundo, el cine resintió paulatinamente la competencia del
nuevo medio. Esa competencia influyó decisivamente en la historia del cine,
obligándolo a buscar nuevas vías tanto en su técnica, como en el tratamiento de
temas y géneros. Lo que se agudizó en la medida que la cobertura televisiva se
iba extendiendo a toda la república mexicana, gracias a la infraestructura
gubernamental y a la inversión privada de Telesistemas Mexicano en la
construcción de repetidoras que les permitieron ampliar su red televisiva; ya en
1960 sumaba 20 repetidoras y cubría todos los estados. En 1965, la creación por
parte del gobierno federal de la Red Federal de Microondas, le aseguró a
Telesistema Mexicano la cobertura total del territorio nacional.41 Al respecto,
García Riera dice que “[…] la producción cinematográfica de esos años da idea de
una búsqueda casi desesperada de fórmulas de éxito que permitieran al cine
enfrentar la cada vez más fuerte competencia de la televisión”.42

Las novedades técnicas llegaron de Hollywood: las pantallas anchas, el


cine en tercera dimensión, el mejoramiento del color y el sonido estereofónico,
fueron algunas de las innovaciones que presentó el cine norteamericano a
principios de los cincuenta.43

El elevado costo de esta tecnología hizo difícil que en México se llegaran a


producir filmes con estas características, por lo menos durante algunos años. En
general, la realización del cine se volvió más compleja que nunca. Con una
infraestructura técnica anticuada, poco dinero, un público más exigente, y un
mercado saturado de producciones norteamericanas, el cine mexicano enfrentó su
ocaso.

41
Véase Fernando Mejía Barquera, “Del canal 4 a Televisa”, en coord., Miguel Ángel Sánchez de Armas,
Apuntes para la Historia de la Televisión Mexicana II. México, 1998, Televisa S.A., p.p. 19-98.
42
Emilio García Riera Historia documental del cine mexicano. Época sonora, Tomo IV. 1955-1957, México,
Ediciones Era, 1971, p.8.
43
Véase http://www.letraslibres.com/blogs/entendiendo-la-tercera-dimension [revisado abril de 2014]

28
A fines de los cincuenta las fórmulas tradicionales habían agotado ya su
capacidad de entretenimiento; comedias rancheras, melodramas y filmes de
rumberas se filmaban y exhibían ante un público cada vez más indiferente. Los
directores más importantes como Emilio Fernández, Fernando de Fuentes y Juan
Bustillo Oro comenzaban a repetir sus filmes con otros actores pero con los
mismos temas. Según de la Vega Alfaro, todo esto aunado “[…] a una nefasta
política de puertas cerradas que evitó la incorporación de nuevas generaciones de
cineastas: so pretexto de la crisis, los sindicatos cinematográficos evitaron a toda
costa el ingreso a la industria del necesario relevo generacional con lo que el cine
mexicano cayó en un anquilosamiento estético y temático¨.44 El cine de Luis
Buñuel, los filmes de luchadores y el nacimiento del cine independiente, fueron las
únicas novedades dentro de esta industria agotada.

Emilio García Riera señala la formación del Grupo Nuevo Cine y los
trabajos universitarios a principios de los sesenta justamente como una prueba del
endurecimiento de la crítica a las trabas que impedían el necesario relevo
generacional en el cine mexicano.

Como ya se ha visto, la historia de la industria cinematográfica mexicana


durante estos años se desarrolla a la par de otras industrias culturales, con las
cuales interactúa y se retroalimenta como fueron la radio, la prensa y televisión.
Con el surgimiento de la televisión las otras industrias paulatinamente van siendo
desplazadas, por lo que algunas de las antiguas ofertas desaparecen o se
reestructuran, pero todas se transforman.

De hecho los teleteatros y posteriormente las telenovelas que aseguraron el


éxito de la televisión en nuestro país, tienen un origen literario común como afirma
Manuel Bauche Alcalde:

Sin duda alguna, el teleteatro nació antes que la telenovela, pero no


por ello ésta derivó del teleteatro. En realidad, ambos géneros tienen
un mismo origen, pero caminos diferentes. La telenovelas son la
versión con imagen de las radionovelas, y éstas a su vez se
inspiraron en el folletín, novelas de entregas semanales, cuyos
autores más famosos son Emilio Zolá, con obras como Eugenia, La

44
Eduardo de la Vega Alfaro, La industria cinematográfica mexicana. Perfil histórico-social, op. cit., p. 41

29
taberna y Una página de amor: Honorato de Balzac con su Comedia
Humana y muchos otros autores. Este género literario tuvo su mayor
auge a fines del siglo pasado y principios del siglo XX. 45
No era fortuito que el dueño del periódico Novedades, Rómulo O´Farril, y
Emilio Azcárraga Vidaurreta, propietario de la XEW, fueran dos de los tres
primeros concesionarios de televisión.46 De tal forma que los artistas, técnicos y
escritores que trabajaban en estas industrias participaban indistintamente en ellas.
De este modo los autores de series radioescenificadas también conocidos como
radioteatros comenzaron a realizar teleteatros y viceversa. Por ejemplo, según
Manuel Bauche Alcalde, “El primero en experimentar con teatro a través de la
televisión fue Fernando Morett, quien presentó algunos intentos hasta lograr
47
estrenar Teatro de la T.V. con Luis Aragón”. El director fue Enrique Ruelas en
1951 y curiosamente la primera obra que se presentó fue El ídolo, del escritor
mexicano Rafael Bernal. Tanto los teleteatros como los radioteatros, así como las
radionovelas y las telenovelas importaron y exportaron historias, escritores y
actores entre sí. Desafortunadamente no se contaba en ese entonces con la
tecnología de grabación actual, por lo que la mayoría de estos materiales se
perdieron para siempre.

Aurelio de los Reyes afirma que durante estos años “El cine había
mantenido, cultivado y estimulado el culto y el amor a las imágenes de México “,48
motivo por el cual las revistas literarias y los suplementos dominicales viven a
partir de 1920 una etapa de auge y florecimiento. El siguiente capítulo abordará el
desarrollo de ambas expresiones literarias, así como su relación con el género
policiaco.

45
Manuel Bauche Alcalde, “Del teatro a la telenovela, en Coord., Sánchez de Armas Miguel Ángel y María
del Pilar Ramírez, Apuntes para la historia de la Televisión Mexicana II, México, Televisa S.A. 1999, p. 143.
46
El tercer concesionario fue Guillermo González Camarena
47
Manuel Bauche Alcalde, o.p. cit., p.144.
48
Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México, p., 216.

30
Capitulo II. Revistas literarias y el género policiaco en México

En este capítulo se analizarán las características de tres tipos de publicaciones


literarias en nuestro país desde finales de los años veinte hasta los años cuarenta,
a través del estudio de revistas cultas y populares, así como las secciones
literarias de los suplementos culturales de diferentes diarios nacionales, y
particularmente su vinculación con el género policiaco.

En el campo literario, desde 1920 se contaba aparentemente con dos


grandes tendencias: la novela de la revolución y la literatura nacionalista de
contenido social. Ambas se destacaron por el realismo y la crítica a la revolución.
Sin embargo, a la par de estas dos corrientes, de manera silenciosa se va
gestando una serie infinita de búsquedas y encuentros literarios, que para 1940
tiene como eje lo que Sara Sefchovich denominó “la hora de los catrines”.49 Una
literatura marcada por el crecimiento de la ciudad, tiene como escenario la ciudad
y los personajes que la habitan. A decir de Octavio Paz:

La modernidad comienza, en la literatura, con la poesía de la ciudad.


Algunos poetas mexicanos -pienso en López Velarde y en
Villaurrutia- percibieron y expresaron en líneas sobrecogedoras la
seducción ambigua de la ciudad que, al afinar y pulir nuestra
conciencia y nuestros sentidos, nos hace más sensibles, más
lúcidos- y más vulnerable. Pero la ciudad de estos poetas era todavía
una capital soñolienta, más francesa que yanqui y más española que
francesa (y siempre rayada de azteca). A mi generación que fue la de
Efraín Huerta tocó vivir el crecimiento de nuestra ciudad hasta, en
menos de cuarenta años, verla convertida en lo que ahora es: Una
realidad que desafía la realidad. Con nosotros comienza, en México,
la poesía de la ciudad moderna.50
Desafortunadamente el conocimiento y difusión de estas obras ha sido
mínimo, pues la lectura era un privilegio de un sector muy reducido de la

49
Ver Sara Sefchovich, “Filosofía y literatura. la hora de los catrines” en (coord.), Rafael Loyola, Entre la
guerra y la estabilidad política. El México de los 40, México, CNCA/Grijalbo, 1986, pp.281 a 320.
50
Octavio Paz, Generaciones y semblanzas. Escritores y letras de Mexico. 3. Literatura contemporánea.
Mexico, FCE, 1987, (Letras mexicanas), p. 11

31
población, ya que la gran mayoría era analfabeta y la literatura oficial sólo
promovió a los autores cuyos temas fueron propicios para legitimar el sistema, es
decir, los temas revolucionarios y los nacionalistas, que reivindicaban al Estado.

II.1. Revistas literarias cultas

El periodo de los años cuarenta es un periodo de transformación, de ruptura y de


surgimiento de diversas corrientes literarias, cuyos autores son prácticamente
desconocidos porque la literatura se encuentra en un periodo de formación. La
bonanza económica permitió que durante este periodo floreciera un gran número
de revistas literarias en el país, que por otro lado ya contaban con una tradición
literaria, desde el porfiriato, con la creación de la Revista Azul, la Revista Moderna,
y más tarde, ya en el siglo XX, Pegaso, Contemporáneos y Ulises.

La falta de editoriales en el país ocasionó que las revistas literarias se


convirtieran en los espacios por excelencia para que los escritores practicaran el
oficio y ejercieran la crítica literaria, al mismo tiempo que promovían a los nuevos
autores. Nacen en este periodo El Hijo Pródigo, Literatura Mexicana, Taller, Tierra
Nueva, Revista de Literatura Mexicana, Prometeus, Metáfora, Pan, Eos, y
Cuadernos Americanos, entre muchas otras.

Las revistas literarias surgen, según la editorial de la revista Letras de


México como:

[…] una anticipación del libro, por una parte; y es también una
especie de guía para el que se aficiona. Por esto, tan obvio o tan
sencillo, las revistas literarias nunca han sido numerosas en nuestro
medio. Han surgido sólo cuando fueron necesarias. La realidad las
ha creado; la realidad las ha matado también. Nacimiento y muerte
tienen puntos elocuentes de contacto. La inquietud de un grupo de
escritores se plasma en una revista.51

51
Letras de México (1937-1947), Edición facsimilar, México, vol. 1, FCE, 1984, (Revistas literarias
modernas), p.362.

32
La novedad de la mayoría de las revistas literarias de los años cuarenta se
basaba en su decidido encono contra el snobismo literario de la época;
consideraban a la literatura como un arma social. Influidos por la búsqueda de la
reivindicación social del pueblo no alcanzada con la revolución, por la campaña
alfabetizadora vasconcelista y la República española querían transformar a la
sociedad por medio de la literatura, promoviendo la labor social de la misma. Por
ejemplo, en 1943, la presentación de la revista Eos, editada por Juan José
Arreola, en Guadalajara, proclamaba lo siguiente:

Se supone, de ordinario y por ordinarios, que toda publicación


exclusivamente literaria o artística es, a fuerzas, exhibición
consciente o descarado narcisismo. Nada más erróneo que supuesto
semejante: la literatura, aun la menos intencionada, resulta a la
postre una ponderable y eficaz influencia social. Una obra enseña
mucho, decía Gide, por el solo hecho de ser bella y creo ver cierto
desprecio, cierto desconocimiento de la belleza, en la búsqueda
demasiado precisa de los motivos, en el desconocimiento de lo
permanente. Esta revista no será, por tanto, otra de tantas, sino la
revista intencionada y constructora que satisfaga, entre otras cosas,
la necesidad que tiene nuestro Estado de un órgano, donde se haga
grito y enseñanza, voz y advertencia, documento e historia, el
espíritu de nuestros artistas y escritores.52

Ya desde la creación en 1921 de la Secretaría de Educación Pública,


dirigida por José Vasconcelos durante el gobierno de Álvaro Obregón, se hacía
una crítica a la desigualdad educativa fruto del gobierno porfirista, que había
privilegiado a una elite ilustrada mientras el pueblo permanecía analfabeta. La
creación de esta institución pretendía solucionar este problema y exigía la
participación de los artistas e intelectuales del país en la lucha contra el
analfabetismo y la desigualdad social. 53

A pesar de que ya habían pasado más de veinte años de la creación de la


Secretaría de Educación Pública, durante el gobierno de Miguel Alemán los
problemas de la alfabetización y la educación de masas no habían sido resueltos.

52
Pan/Eos(1943-1946), Edición facsimilar, México, FCE, 1985, (Revistas literarias modernas), p. 15.
53
Véase José Vasconcelos en Boletín de la Universidad, vol 1, num.1, 1 de agosto de 1920, p.11

33
Por lo que en 1948, dos años después de su arribo a la presidencia, se anunció
una campaña permanente contra el analfabetismo, la cual establecía que todo
mexicano que tuviera entre 18 y 60 años estaba obligado a enseñar a leer y
escribir a un analfabeta. Por todo lo anterior, resultaba vigente la exigencia
vasconcelista del compromiso social de los intelectuales con el país.

Ese sentimiento se había apoderado de la mayoría de los jóvenes literatos,


por ello criticaban fuertemente la posición contemplativa de algunos intelectuales
de la época. En diferentes revistas se hacía alusión al burocratismo y snobismo de
los intelectuales. En Letras de México apareció este sarcástico artículo, titulado “El
snobismo literario”:

[...] Los literatos son tenidos en una estima tan grande por el país,
que hay algunos que gozan hasta tal punto del favor del público que
se ven obligados continuamente a hacer que los retraten, y que se
publiquen sus retratos; y podría señalar a uno o dos, de los cuales
desea insistentemente la nación tener un nuevo retrato cada año. No
hay nada que pueda ser tan grato como esta prueba de la amable
atención que tiene el pueblo para con sus educadores.54
Asimismo, la revista Metáfora, dirigida por Jesús Arellano, y en la que
colaboraban autores como Julio Torri, Rosario Castellanos, Héctor Azar y Enrique
González Casanova, entre otros, acusaba a la intelectualidad del momento de su
burocratización y se planteaba el objetivo de combatir esta actitud:

A pesar de todo, aquí estamos; firmes y la frente puesta en lo


cotidiano, queriendo hallar solución a los problemas literarios de
México; buscando los motivos que falsean la realidad de nuestras
letras. Estamos aquí persiguiendo un renacimiento y poniendo-
aunque- mínimamente- los medios para alcanzarlo. La literatura se
vicia cada vez más, se burocratiza, disminuyendo la vital autenticidad
que comenzaba a tener; pierde su voz justa e inmemorial porque
falta vergüenza, y algo más, a la mayoría de los literatos.55
No obstante, las campañas educativas posrevolucionarias empezaban a dar
frutos por lo menos en las clases medias de la ciudad, cuya población iba en

54
William Thackeray en Letras de México, p.363.
55
Metáfora, (1): 4, marzo-abril 1955

34
aumento y exigía mayores espacios educativos. Esta es la razón por la que en
1947 se inició la construcción de ciudad universitaria.

Los formatos de las revistas literarias cultas de la época se basaban en los


modelos franceses y norteamericanos como Les Nouvells Littéraries de París o el
suplemento literario del New York Times. Contaban por lo general con una sección
cultural, una de crítica literaria y otra bibliográfica, además de las colaboraciones
de autores nacionales con poemas, ensayos, cuentos o fragmentos de novelas
inéditas. Dentro de estas revistas literarias se daba una marcada preferencia por
la obra poética, siendo este estilo literario el de mayor publicación, sin que
aquéllas fueran exclusivamente poéticas. La mayoría de las revistas literarias del
momento contaban con la colaboración de poetas destacados en las letras de
nuestro país, como Xavier Villaurrutia, Celestino Gorostiza, Octavio Paz, Efraín
Huerta, Rosario Castellanos, Alí Chumacero, entre otros. Una prueba de esta
proclividad por la obra poética se ejemplifica en el recuento que Antonio Alatorre
hace de la revista Pan:

[…] dejando de lado los textos extranjeros, o sea el cuento de Neville


y mis traducciones, de una sola ojeada se comprueba que en Pan no
hay sino tres prosistas, que son (en orden alfabético) Arreola, Rivas
Saínz y Rulfo, mientras los poetas son diez, a saber Alatorre, Juan
de Alba, Arreola, Chumacero, González León, López Velarde,
Navarro Sánchez, Loyola, Rodríguez, Puga y Serrano: ¡3 ½ poetas
por cada prosista! Y, sin embargo, nadie podrá ver en Pan una
revista de poesía.56
La población letrada en nuestro país representaba una minoría privilegiada;
en su mayoría, los colaboradores de las revistas literarias contaban con estudios
universitarios y habían nacido en la Ciudad de México o llegado a ella desde muy
pequeños. Era una época en la que las individualidades de los personajes
luchaban por destacarse de la colectividad; se negaban a ser identificados con un
grupo o una generación en particular, como el caso de la revista Contemporáneos,

56
Eos/Pan, op. cit., p. 225.

35
en la que los integrantes se autodenominaban “el grupo sin grupo”.57 Esta
indeterminación continúa como constante en los escritores de los años cuarenta.

Las publicaciones revisadas proponen una renovación temática, cuyos ejes


principales giran en torno a la crítica a la moral cristiana, al catolicísimo de la
época y al misticismo. Exaltan el Renacimiento y principalmente lo universal.
Están en contra de la exaltación de la Revolución, a través del arte, la pintura, la
literatura, la música o cualquier expresión cultural. Ya no buscan afirmar la
tradición nacional, sino el sentir universal:

No niego las tradiciones nacionales ni el temperamento de los


pueblos; afirmo que los estilos son universales o, más bien,
internacionales. Lo que llamamos tradiciones nacionales son, casi
siempre, versiones y adaptaciones de estilos universales. Por último,
una obra es algo más que una tradición y un estilo: una creación
única, una visión singular. A medida que la obra es más perfecta son
menos visibles la tradición y el estilo. El arte aspira a la
58
transparencia.

A pesar de la prodigalidad de las revistas literarias cultas entre 1940-1970,


generalmente la vida de las mismas era muy efímera, debido al reducido número
de lectores y los escasos patrocinios públicos y privados. El propio Octavio Paz, al
referirse a la desaparición de la revista Taller, describe la cruel realidad que vivían
las revistas literarias en esa época.

¿De qué murió Taller? En primer lugar, por falta de recursos: en


México no existían las condiciones para sostener una publicación
independiente como la nuestra, ni entre nosotros había nadie con
talento de administrador. Las revistas literarias mexicanas, hasta la
aparición de Vuelta, han sido subvencionadas o publicadas por una
institución pública o por una empresa periodística.59
Por esta razón la mayoría de los escritores de esos años encontraron en los
semanarios culturales el cobijo ideal a sus inquietudes literarias.

57
Jorge Cuesta, Poemas y ensayos, Prólogo de Luis Mario Schneider, UNAM, México, 1964, p. 93.
58
Octavio Paz, Generaciones y semblanzas. Escritores y letras de Mexico. 3. Literatura contemporánea, op.
cit., p. 31.
59
Ibid., p.31

36
II. 2. Semanarios Culturales

Las revistas culturales que semanalmente publicaban diferentes diarios capitalinos


desde principios de los años veinte como fueron, Revista de Revistas, El Universal
Ilustrado y Jueves de Excelsior, se convirtieron en una alternativa intermedia entre
las revistas de literatura culta y la literatura popular de la época. En ellas se podía
encontrar información de todo tipo, ya que contenían una sección de política,
femenina, moda, salud, crónica literaria, cinematográfica, teatral, deportiva, social,
taurina y de arte, entre otras; verdaderas misceláneas. Por ello se convirtieron en
difusoras de la cultura de la clase media.
Tanto El Universal Ilustrado como Jueves de Excelsior son de vital
importancia para la historia de la literatura policiaca en nuestro país, ya que
promovieron y difundieron especialmente el género, además de que en ellas
colaboraron los principales escritores nacionales del mismo.
Ya se mencionó la importancia cultural que El Universal Ilustrado desempeñó
durante la década de los años veinte. El semanario cultural que bajo la dirección
de Carlos Noriega Hope se publicó desde 1923 a 1934 fue realmente el origen de
Selecciones Policiacas y de Misterio. En sus páginas nació el detective Máximo
Roldán, protagonista de los cuentos policiacos de Antonio Helú, con el relato “Un
clavo saca a otro clavo”, que apareció publicado el 20 de mayo de 1926 con
ilustraciones de Duhart. A este siguió “El fistol de corbata”.60 De igual manera,
Juan Bustillo Oro publicó el cuento policiaco “Cómo murió Charles Prague”.61 Ya
que los editores de El Universal Ilustrado tenían el firme propósito de publicar
semanalmente un relato inédito de escritores en español, otros de los autores del
género que escribieron en este semanario fueron Bruno Marcial, quien en “Una
extraña”, da vida al detective Valentín Quintana62 y José Pérez Moreno con “La

60
Antonio Helú, “El fistol de corbata”, El Universal Ilustrado, Núm. 472, 2 de mayo de 1926, p.33.
61
Juan Bustillo Oro, “Cómo murió Charles Prague”, El Universal Ilustrado, Núm. 469, 6 de mayo de 1926,
p.36.
62
Bruno Marcial, Una extraña aventura policiaca, El Universal Ilustrado, Núm. 476, 24 de junio de 1926, p.
23.

37
huella reveladora”63 y “La mano del muerto”64 en donde un anónimo reporter de
policía da solución a la intriga en ambos enigmas.

El Universal Ilustrado contaba entre sus diversas secciones con una literaria,
donde se publicaban cuentos de todo género; sin embargo, principalmente
aparecieron cuentos policiacos y de misterio; publicaron, por ejemplo, autores
como Conan Doyle, Hedley Balker, Pul Bourget, Gastón Leroux, Weston Atwood,
O´Henry, Morley Morthon, La Baroneza de Orczy, Michel Arlen, Maurice Leblanc,
entre muchos otros. Al mismo tiempo, se recibían colaboraciones inéditas de
autores nacionales y latinoamericanos como los ya antes mencionados, Antonio
Helú y Juan Bustillo Oro, Rafael F. Muñoz, Rolando Durandal, Luis Garrido, Jorge
Ferrat, Horacio Quiroga, Pío Baroja, Salvador Novo, Alfonso Teja Zabre y,
Alfonsina Storni, entre muchos otros.

Los semanarios culturales pertenecían a importantes diarios nacionales como


El Universal o Excélsior, por lo que su gran tiraje y su bajo costo les garantizaban
un gran número de lectores. En 1945, Jueves de Excelsior se jactaba de ser el
diario con mayor circulación en el país, con una edición certificada de 43.000
ejemplares, a un costo de veinte centavos. En estas revistas tuvieron cabida un
sin número de escritores conocidos y desconocidos; nacionales y extranjeros. Por
ejemplo, Revista de Revistas, editada por Excélsior, al igual que Jueves de
Excelsior, dirigida en 1929 por Teodoro Torres, se congratulaban al cumplir veinte
años de existencia de contar con un gran número de escritores y artistas. Entre
sus colaboradores se encontraban Carlos Díaz Duffo, José Juan Tablada,
Saturnino Herrán, Alfonso Reyes, Genaro Estrada, Gabriela Mistral, Antonio Caso,
Miguel Covarrubias, Julián Carrillo y Jaime Torres Bodet, entre muchos otros.65
Asimismo, Jueves de Excelsior, editada desde 1922, contaba desde 1944
con la columna semanal de José Martínez de la Vega, quien, con dibujos de
Freyre, publicó “Las aventuras de Peter Pérez el detective de Peralvillo”,
protagonista de historias policiacas nacionales. Martínez de la Vega colaboró con

63
El Universal Ilustrado, 16 de octubre de 1930, p. 18.
64
El Universal Ilustrado, 23 de octubre de 1930, p. 26.
65
Revista de Revistas, Núm. 1000, 30 de junio de 1929.

38
este diario hasta su muerte en 1954, donde dirigió la primera edición de Últimas
Noticias, además de trabajar en radio y televisión.66Justamente, Martínez de la
Vega proporciona una aproximación de la diversidad de lectores al que llegaba
esa publicación, en el artículo “Quiénes hacen Jueves de Excelsior”:

[…] Jueves de Excelsior llega a la elegante residencia colonial


californiana, se ve en el modesto apartamento de la clase media y en
la humildísima habitación del jornalero. Y es que Jueves, tiene una
llave que abre todas las puertas: su precio popular de veinte
centavos.67
La apertura literaria de la época era evidente, pues era común encontrar en
los diarios cuentos rusos como “Polémica en el colegio” de Arcadio Averchenco, 68
cuentos de la revolución “Un fusilamiento”, de Jorge Godoy o “Como Agua”, de
Rafael F. Muñoz, que con sus cuentos revolucionarios era muy popular.69 Autores
como Eҫa de Queiroz, o húngaros como Zoltan Ambrus. Descubrimientos
prehispánicos, mitos del oriente, china, india, crímenes históricos, bandidos
neoyorkinos, artes adivinatorias todos estos temas eran parte de estas secciones.

Durante este periodo, el semanario cultural contó con las colaboraciones de


autores como Rubén Salazar Mallén, Luis Spota, José C. Valadez, Vicente Fé
Álvarez, Wenceslao Fernández Flores, Alfonso Lapena, Rafael F. Muñoz y Rafael
Solana, entre otros. Todos ellos asiduos lectores de literatura policiaca, escritores,
nacionales del género y en su mayoría colaboradores de Selecciones Policiacas y
de Misterio. En 1946, surge una sección desprendible denominada “Folletón”, en
la que se publicaban cuentos de literatura fantástica, policiaca y de misterio,
principalmente. En ella aparecieron autores extranjeros como John Dickson Carr,
Edgar Allan Poe, Georges Simenon y Gustavo Adolfo Bequer entre otros. Autores
hispanoamericanos como Wenceslao Fernández Flores, quien escribió “Un error

66
Raquel Díaz de León, “Pepe Martínez de la Vega en el viaje infinito”, Jueves de Excelsior, 23 de diciembre
de 1954, p.6.
67
Jueves de Excelsior, 21 de junio de 1945.
68
La Prensa, 2 de septiembre 1928, p. 10.
69
La prensa, 9 de septiembre de 1928, p.10.

39
judicial”, Vicente Fé Álvarez, “Frente a su propia tumba”y “Menjor de ratas”70 y
Alfonso López Zelachi con “La berlina misteriosa”.71

Todas estas publicaciones se caracterizaron por combinar la escritura con los


gráficos, sin embargo, a diferencia de los suplementos dominicales o las
historietas, la escritura tenía mayor peso que los gráficos sin restarle importancia a
los mismos; como ya se mencionó, eran verdaderas misceláneas en las que la
sección literaria tenía gran preponderancia.

La mayoría de los autores que más tarde colaborarán para Selecciones


Policiacas y de Misterio, fueron escritores asiduos de los semanarios culturales
desde finales de los años veinte, colaboraron con sus propias creaciones, o
realizaron reseñas literarias, cinematográficas, deportivas o sociales.

Además de los ya antes mencionados Antonio Helú, Juan Bustillo Oro, Rubén
Salazar Mallén, Vicente Fé Álvarez, Wenceslao Fernández, Alfonso Lapena y José
Martínez de la Vega, Rafael Bernal fue colaborador de La Prensa, en ella publicó
en 1954 Caribal el infierno verde, como historieta por entregas, que anteriormente
había sido transmitida como serie dramática radioescenificada.72

En general, los diarios nacionales, tanto en sus suplementos dominicales


como en los culturales, difundían de manera cotidiana y permanente la literatura
policiaca desde los años veinte hasta los años cincuenta, de tal suerte que en
diarios como La Prensa se podían leer sagaz policiacas nacionales como “Las
aventuras de Chucho Cárdenas”, escritas por Leo D´Olmo en exclusiva para este
diario.

En ese tipo de semanarios se sintetizaban los intereses culturales de la


época. En ellos tenían cabida e interactuaban el teatro, el cine y la literatura, lo
culto y lo popular, nutriéndose entre sí para satisfacer las necesidades de la gran
diversidad de lectores con los que contaban. Es justo en estos semanarios donde
nacen las historietas nacionales, que se convertirán en la literatura popular por
70
Jueves de Excelsior, 25 de noviembre de 1948
71
Jueves de Excelsior, 18 de noviembre de 1948.
72
Véase La Prensa, 18 de septiembre de 1954, p. 38

40
excelencia, compartiendo sus páginas e interactuando con las diferentes
propuestas literarias de la época.

II.3. Literatura Popular73 en los años cuarenta.

Los cómics, historietas o cartones, también conocidas como pepines,


representaban la literatura popular de los años cuarenta; surgieron precisamente
en las páginas de los diarios nacionales donde se publicaban en un inicio
traducciones de historietas norteamericanas o europeas. Dada la demanda y su
popularidad, rápidamente empezaron a realizarse versiones nacionales, que
generalmente eran incluidas en los suplementos dominicales o en los semanarios
culturales de la época.

En la medida en la que los sectores populares fueron beneficiarios de las


campañas educativas posrevolucionarias, se incrementó el número de lectores de
las historietas o tiras cómicas, lo que posibilitó la creación de las historietas o
revistas exclusivamente conformadas por cartones o cómics, convirtiéndose en la
lectura de las masas: “El pueblo mexicano se inició en la lectura precisamente con
historietas”.74

Como ya se mencionó, los primeros moneros nacionales nacen en los


suplementos dominicales, donde, al igual que los primeros escritores de literatura
policiaca, hacen sus pininos desde finales de la década de los veinte. Sin
embargo, se convierten en la lectura de masas, a partir de 1940, cuando son
leídos por toda la ciudad. Su amplio público permitió mantener el bajo costo (10
centavos) y aseguró su exitosa publicación por varias décadas. Revistas como
Paquín, Chamaco, Lágrimas, Risas y Amor, Memín Pinguín, Adelita y las

73
El término popular se utiliza en el sentido que Lawrence Alloway describe como: “lacultura urbana
poducida en masa”, véase Jhon Storey, Teoría cultural y cultura popular, Barcelona, Ediciones Universitarias
de Barcelona, 2002, p. 241.
74
Juan Manuel Aurrecochea y Armando Bartra, Puros cuentos. Historia de la historieta en México 1934-
1950, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Grijalbo, 1993, p.13.

41
guerrilleras y Misterios del gato negro, entre muchas otras, formaban parte de este
popular género.

Su principal característica era el papel predominante de las ilustraciones, ya


que éstas sostenían la historia convirtiéndose en una parte fundamental. Otra
característica importante fue su periodicidad, ya que eran publicaciones por
entregas. Dicha singularidad se remontaba a sus orígenes, pues en un principio,
como ya se mencionó, las historietas formaban parte de las secciones dominicales
de los diarios nacionales como La Prensa, Novedades y El Universal, entre otros.

Los contenidos temáticos, como lo señala Anne Rubestein,75 brindaban a


sus lectores un modelo de lo que consideraban era la modernidad. Los sectores
más conservadores de la población condenaban este tipo de literatura,
principalmente por el uso de imágenes eróticas. Por eso muchas de ellas fueron
víctimas de la censura, sin que ésta pudiese socavar en ningún momento la
popularidad de las mismas.

A partir de los años cuarenta, una vez que se consolida su fórmula


comercial, las historias se basaban principalmente en el conflicto que enfrentaban
sus personajes al llegar y establecerse en la ciudad, la transición del campo a la
ciudad. Conflicto que compartían con sus autores, ya que, aunque casi todos los
trabajadores que en esa época tenían que ver con la industria de las publicaciones
periódicas, escritores, dibujantes y empresarios vivían y trabajaban en la Ciudad
de México, pocos habían nacido en ella.76 De esta forma propagaban la cultura
urbana, la transformación de la ciudad, la industrialización y la urbanización. Su
público lector estaba conformado por todos los sectores de la población; sin
embargo, mientras los sectores altos y medios las veían con recelo, los sectores
populares las aceptaban ampliamente. De hecho, Aurrecochea y Bartra afirman
que “el pueblo recién alfabetizado lee pepines o no lee nada.”77

75
Anne Rubestein, Del Pepín a los agachados. Cómics y censura en el México posrevoluvionario, México,
FCE, 2004.
76
Ibíd.,p. 104
77
Juan Manuel Aurrecochea y Armando Bartra, Puros cuentos. Historia de la historieta en México 1934-
1950, op. cit., p.21.

42
Los colaboradores de estas publicaciones, autores, dibujantes y editores,
en su mayoría no contaban con estudios profesionales y se formaron en sus
diferentes oficios de manera autodidacta, en la práctica cotidiana. No obstante, al
igual que en el cine y en las revistas literarias cultas, los comics vivieron un
periodo de experimentación de gran riqueza.

A fines de los treinta y durante los cuarenta, los moneros mexicanos


incursionan en todos los géneros inimaginables, inauguran las más
diversas temáticas, exploran estilos narrativos y gráficos. En algo
más de una década se descubren las principales vetas de la
sensibilidad popular y se emprende el saqueo. Después, todo será
continuaciones, parodias, refritos- afortunados o rutinarios pero
redundantes- hasta que cambien los tiempos y un público
transformado y con demandas inéditas, exija de nueva cuenta la
creatividad de los historietistas.78
Las historietas populares interactúan con la literatura, principalmente con
los géneros adoptados del extranjero como el policiaco, el fantástico, el de misterio
y la ciencia ficción con los que autores nacionales están experimentando en ese
momento. Surgieron en esta época una gran variedad de propuestas nacionales
de estos géneros ilustrados.

En los años veinte y treinta se aclimatan en México los nuevos


géneros de la literatura popular: en los semanarios proliferan los
detectives de nombres autóctonos como el Tejón, de Méndez
Armendáriz, Máximo Roldán, de Antonio Helú y Pancho Chávez,
cuyo autor firma Nick Carter; y también héroes futuristas como Juan
Cuauhtli Sinoki, personajes de La Vuelta al Mundo en 24 Horas, de
Carlos Samper. 79
Así, la literatura policiaca y la historieta siempre estuvieron íntimamente
relacionadas, ambas comparten en sus orígenes las páginas de los diarios y
semanarios culturales de la época. Los moneros nacionales ilustraban las historias
de los aficionados escritores de literatura policiaca, de tal suerte que en el
Universal Ilustrado, Duhart o Bolaños Cacho hacían las imágenes para los cuentos
de Antonio Helú; en Jueves de Excelsior, las historia de José Martínez de la Vega

78
Ibid., p17.
79
Ibid., p.26

43
eran ilustradas por Freire, y en La Prensa “Las aventuras de Chucho Cárdenas”,
escritas por D´Olmo, eran recreadas por Gmo Nieto o Villalpando.

En el siguiente capítulo se definirán las características del género policiaco, así


como su desarrollo en nuestro país.

44
Capitulo III. Literatura policiaca

En 1841, Edgar Allan Poe publicó “Los crímenes de la calle Morgue”. Esta fecha
se ha establecido como punto de partida para la literatura policiaca. A partir de
este momento, con la creación del detective Charles Auguste Dupin, se generan
las características fundamentales de dicho género, observadas por Pierre Mille,
quien afirma que: “la novela policial es la novela de una investigación y el héroe
que la conduce, el que busca, sufre y vive con el corazón de un enigma”. 80

Dentro del estudio de la literatura policiaca existen dos corrientes teóricas:


la mayoritaria y la minoritaria. La primera de ellas sostiene que el origen del
género surge con “Los crímenes de la calle Morgue”, y es fruto del siglo de las
luces y el romanticismo, por lo tanto conjuga los elementos del enigma y la
investigación como fundamentos esenciales. La minoritaria plantea que hay
indicios del género policiaco desde La Biblia o los cuentos de Las mil y una
noches hasta llegar a los folletines de aventuras, por entregas, del siglo XIX. Por lo
que Edgar Allan Poe, más que el creador, sería su divulgador principal.

Los minoritarios sostienen que el género policiaco trata por medio de la


razón desentrañar un problema aparentemente inexplicable, para lo cual se
requiere de una metódica investigación. La relación entre el pensamiento lógico y
lo maravilloso en la literatura a nivel de enigma tiene su origen, según ellos, en El
oráculo que es la forma arcaica de la novela policial. La Pitonisa, La Esfinge,
simbolizan una amenaza que puede ser conjurada por medio de un pensamiento
arriesgado.81

No obstante, la corriente mayoritaria afirma que el género policiaco se


caracteriza por la presencia de un crimen y el investigador o policía que resuelve

80
Citado en Thomas Narcejac y Pierre Boileau, La novela policial, Buenos Aires, Editorial Paidós, 1968, p.
105
81
Ibid., p. 20.

45
el caso, tomando en cuenta que no es hasta el siglo XIX que aparecen las
instituciones policiacas en Europa. Como lo afirma Nancy Harrowitz “no se puede
escribir sobre policías antes de que existan policías de quienes escribir”.82

La literatura policiaca es heredera de las novelas de aventuras escritas en


el siglo XIX por autores como Joseph Conrad, Alejandro Dumas, Julio Verne o
Stevenson. También tiene como antecedente la novela gótica, cuyos tópicos son
el terror y el misterio. Al mismo tiempo cuenta con gran influencia de las novelas
de vaqueros norteamericanas.

Estos tres géneros son el resultado del crecimiento de las grandes urbes y
del desarrollo de una clase media para la cual fue posible el acceso al tiempo libre,
lo que originó la posibilidad de la lectura de recreación, cuyo principal objetivo era
el de divertir a los lectores. La comercialización de la literatura de aventuras, el
género gótico y las novelas de vaqueros fueron las que permitieron la creación de
un público ávido para las novelas policiacas.

Para Antonio Gramsci, es justamente la lucha entre la delincuencia


profesional y especializada contra las fuerzas del orden social, privadas o
públicas, con arreglo a la ley escrita (así como la desconfianza popular en la
justicia oficial, es decir en la corrupción del sistema), lo que engendró desde muy
temprana fecha la figura del detective privado que actúa al margen y a veces con
franca rivalidad de las policías oficiales.83

La inseguridad social de las grandes ciudades, el crecimiento desmedido de


la criminalidad y la corrupción hizo necesario el surgimiento de las instituciones
policíacas y de los métodos de investigación criminalística para combatir dicha
inseguridad.

El deterioro de la vida dentro de las ciudades donde se vivía la miseria y la


desolación, permitió que durante el siglo XIX surgieran grandes casos criminales,
como el de Jack the Ripper, que en 1888, gracias al desarrollo de la prensa,
82
Nancy Harrowitz, “El modelo policiaco: Charles S. Pierce y Edgar Allan Poe” en Umberto Eco y Thomas
A. Sebeok, El signo de los tres. Dupin, Holmes, Pierce. Barcelona, Editorial Lumen, 1989, p.242.
83
A. Gramsci en Román Gubern, et. al., La novela criminal, Barcelona, Tusquets Editores, p. 19.

46
conmovió a Europa y Estados Unidos. Era un hombre que torturaba y asesinaba a
prostitutas en Inglaterra. Dicho caso nunca fue resuelto por la policía. La nota roja
y todo lo relacionado con los casos criminales de la época se convirtieron en
mercancías, que encontraron un gran mercado entre la población de las ciudades
en expansión, donde el crimen y la inseguridad eran cotidianos; por lo tanto parte
del entretenimiento común.

En sus inicios, la novela policiaca respondía a la imperante necesidad del


positivismo y el triunfo de la razón sobre todas las cosas. Mediante la razón se
pretendía exorcizar el crimen. Según Narcejac, “la novela policial en sus orígenes
es el símbolo de una cruzada contra todas las fuerzas de la ilusión. La orienta la
siguiente certeza: el razonamiento siempre y en todo, tiene la última palabra”.84 El
género policiaco exorcizaba el mal social y aseguraba el ajusticiamiento del
criminal utilizando las mejores armas de la época, es decir, la razón y la ciencia,
proporcionando una solución, aunque fuese metafórica, a la inseguridad social del
momento.

De esta manera, surge la novela de enigma o problema, que se desarrolla


en su mayoría en un cuarto cerrado, donde el detective, mediante el uso del
método analítico, resolverá el enigma dando castigo al culpable del delito. Dentro
de este modelo, se inserta la mayoría de los autores del género durante el periodo
de 1841 hasta la Primera Guerra Mundial. Destacan Edgar Allan Poe, Conan
Doyle, Aghata Christie, G,K. Chesterton y Maurice Leblanc, entre otros.

No obstante, existe una paradoja dentro de sus fundamentos, pues por


medio de la razón se esclarece el misterio y la inseguridad de la época. Pero el
tipo de razonamiento al que apela la novela policiaca no es un tipo de
razonamiento común, sino el tipo de razonamiento abductivo o llamado también
paradigma indiciario, que trata mediante la utilización de la lógica, seguir los

84
Thomas Narcejac y Pierre Boileau, La novela policial, op. cit., p. 43.

47
rastros o indicios casi imperceptibles de los acontecimientos para formular una
solución mágica de los crímenes acontecidos en el relato.85

Así, mientras que por un lado se exacerba el uso de la razón como método
para combatir el crimen, al mismo tiempo se sugiere el uso instintivo,
prácticamente animal, de los sentidos, como transmisores del pensamiento lógico,
provocando una especie de cacería del criminal.

A partir de los años veinte y principalmente después de la Gran Depresión y


la Segunda Guerra Mundial, ante el fracaso de la ciencia y el uso de la razón
como motor del desarrollo y mejoramiento de la condición humana, la novela
policiaca se transforma y se desarrolla principalmente en Estados Unidos, lo que
se conoce como novela policiaca negra, que se caracteriza, “por ocuparse de la
parte más sucia, sórdida, oculta y negra de toda la sociedad”.86 Literatura de
acción y suspenso, donde el carácter psicológico y social de los personas
adquiere gran relevancia. Dentro de este tipo de literatura destacan autores como
Dashielll Hammett, Raymond Chandler y James Hadley Chase, entre otros. A
partir de este momento se busca que los temas sean lo más realista posible, como
lo testimonia Joseph Shaw editor de la revista Black Mask, pionera en la difusión
del género en Estados Unidos, quien además afirmaba:”[…] estar presentando un
servicio al público al publicar las historietas realistas, fieles a la verdad y altamente
aleccionadoras sobre el crimen”.87

La Biblioteca Nacional de España en su sitio en internet señala que:

[…] a diferencia de los relatos británicos donde intervenían las clases


sociales altas, los crímenes eran generalmente “refinados” y donde el
culpable casi siempre era descubierto y castigado por la ley, en la
novela negra americana se reflejan sobre todo los ambientes
sórdidos de los bajos fondos y el héroe es un personaje cínico y
desencantado que habitualmente está sin trabajo, no tiene un dólar

85
Véase Umberto Eco y Thomas A. Sebeok, El signo de los tres. Dupin, Holmes, Peirce. Barcelona, Editorial
Lumen, 1989, p.242.
86
Mempo Giardinelli, El género negro. Ensayos sobre la literatura policial, México, UAM, 1996,p.8
87
Ibid, p. 54.

48
en el bolsillo y debe hacer frente él sólo, no sólo al criminal, sino
también a un poder establecido generalmente corrupto.88
Estas novelas ya no buscan solucionar el misterio o ajusticiar al criminal; el
relato ya no se centra en desentrañar qué fue lo que sucedió, sino cómo sucedió.
El método analítico va perdiendo su infalibilidad y las pasiones, más que la razón,
ganan terreno.

A pesar de la gran aceptación popular que la literatura policiaca ha tenido


desde sus orígenes, en un principio fue devaluada y considerada por las élites
como un subgénero dentro de la literatura culta, debido a su gran popularidad.

III.1 La literatura policiaca en Latinoamérica

Según relata Francisca Noguerol Jiménez, en América Latina los primeros


testimonios de relatos de misterios se encuentran en algunas traducciones de
Edgar Allan Poe fechadas a finales del siglo XIX y localizadas en el Cono Sur,
región especialmente receptiva a las novedades literarias extranjeras.89

En Argentina, Diego Trelles Paz, señala que las populares colecciones de


kiosco90 como La Novela Semanal, El Cuento Ilustrado, Bambalinas, entre otros,
empiezan a florecer después de 1915 y tienen mucho éxito entre 1918 y 1922.
Estas revistas publicaban los títulos policiales de manera esporádica y, en su
mayoría, seguían el molde de sus pares ingleses y estadounidenses conocidos en
Argentina, fundamentalmente, a través de las series traducidas en revistas como
Tit-Bit, Tipperay, El Pucky y otros similares. Sin embargo, es hasta 1929 que se
consolidó realmente un público consumidor de literatura detectivesca con
publicaciones inspiradas en los pulps estadounidenses.

88
http://www.bne.es/es/Inicio/index.html, Biblioteca Nacional de España, [revisada en julio de 2012]
89
Véase Francisca Noguerol Jiménez ,Neopolicial latinoamericano: el triunfo del asesino, en
www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v15/nogero/html [revisado en julio de 2012]
90
Publicaciones de venta en los quioscos de periódicos y revistas.

49
La popular editorial Thor saca al mercado el Magazine Sexton Blake,
publicación quincenal que mezclaba la novela de aventuras y la intriga policial.
Más adelante, la misma editorial distribuye la Colección Misterio, posteriormente
refundida en la serie Wallace, que posibilitó el conocimiento de autores más
ortodoxamente policiales, como Anthony Berkeley, Henry Wade, John Dickson
Carr, entre otros. A finales de la década de los treinta, Biblioteca de Oro, por su
parte, lanza su serie Amarilla en la que aparecían semanalmente novelas y relatos
policiales de autores como Edgar Wallace, S.S Van Dine o Agatha Christie. Desde
1930, y posteriormente, en Brasil, fueron muy populares las traducciones de
autores policiacos clásicos ingleses y las novelas de Dashiell Hammett.91

La ya mencionada Francisca Noguerol afirma que los primeros escritores


latinoamericanos de narrativa policial fueron conscientes de la escasa
consideración literaria del género,” lo que los llevó a ocultarse bajo seudónimo o a
escribir sus obras a cuatro manos. Aislados entre sí, publicaron con frecuencia en
periódicos de corta tirada y no se enorgullecieron de unos textos que ellos mismos
consideraban menores”.92 Entre ellos destacan Raúl Waleis, seudónimo de Luis
Vicente Varela, autor de La Huella del Crimen (1877), Paul Groussac, La pesquisa
(1884) y Eduardo L. Holmberg, La bolsa de huesos (1896). En Argentina
publicarán también dos uruguayos: Horacio Quiroga, El crimen del otro (l904) y
Vicente Rossi, que reúne sus relatos en Casos policiales (1912). Ese mismo año,
el chileno Alberto Edwards comienza a editar un folletín seriado sobre Román
Calvo, detective denominado, ya en la portada de sus diferentes casos, como El
Sherlock Holmes chileno.

El amplio sector de lectores del género policiaco en otros países, permitió a


Argentina, país con gran auge editorial entre 1930 y 1950, abrir el campo editorial
al género y difundirlo en toda América Latina.

91
Diego Trelles Paz ,”Novela policial alternativa hispanoamericana (1971-2005)” en
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2347657 revisado agosto 2012
92
Véase Francisca Noguerol Jiménez, “Neopolicial latinoamericano: el triunfo del asesino”, en
www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v15/nogero/html revisado julio 2012

50
En 1945, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares dirigieron la serie El
séptimo círculo, para la editorial Emecé, la colección policiaca más conocida. Sin
embargo, otras editoriales argentinas como Espasa Calpe, Hachette, Minerva y
Acme Agency, también editaron novela policiaca en español.93

III.2. La literatura policiaca en México

Al igual que en el resto del mundo, el crecimiento de la ciudad trajo consigo el


aumento del crimen y la inseguridad social en la Ciudad de México. Desde el siglo
XIX la nota roja se convirtió en parte del entretenimiento de la urbe. Prueba de ello
fue la publicación de las Causas Célebres, es decir, relatos de crímenes de la
época, que en ese siglo tuvieron gran aceptación dentro de los diarios capitalinos.
Según Enrique Flores, en la edición de estas historias se puede encontrar el
origen de la literatura policial en México y la tradición popular por una narrativa en
torno a la criminalidad94. No obstante, el origen de la literatura policiaca en nuestro
país es muy difícil de determinar, ya que, como lo señala Vicente Francisco
Torres95, continuamente existen nuevos hallazgos sobre publicaciones policiacas
en la primera mitad del siglo XX; sin embargo, la dificultad para localizarlas hace
imposible su estudio.

Desde principios de siglo circulaban en inglés y francés novelas policiacas y


de misterio, desde los años veinte era bien conocido Conan Doyle y su inigualable
Sherlock Holmes, así como Chesterton con el Padre Brown. El género policiaco,
en esa época aparentemente menospreciado y poco difundido en nuestro país,
contaba con gran demanda, ya que los principales autores del género eran
ingleses, franceses y norteamericanos de quienes no existían más que algunas
traducciones argentinas o españolas de difícil acceso. De igual manera las

93
Ver Jorge B. Rivera, El escritor y la industria cultural, Buenos Aires, Atuel, 1998, 160 pp.
94
Enrique Flores, “Causas Celebres. Orígenes de la narrativa criminal en México”, en Bang!Bang!Pesquisas
sobre narrativa policiaca mexicana, México, Instituto de Investigaciones Filológicas/UNAM, 2005, p. 24.
95
Vicente Francisco Torres, Muertos de papel. Un paseo por la narrativa policial mexicana, México,
CONACULTA, 2003, 136pp.

51
publicaciones en el idioma original eran pocas y en su mayoría llegaban por
encargo.

No es gratuito que el auge del género policiaco se haya dado en nuestro


país a partir de la década de los años veinte, pues como lo señalé en capítulos
anteriores, fue un periodo de renovación y florecimiento de la cultura nacional, de
búsqueda de nuevas propuestas y de innovación en todos los ámbitos. Ello dio
como resultado la apertura literaria entre los diversos círculos académicos, que
hasta ese momento habían estado inmersos en la problemática posrevolucionaria
y en la construcción nacional.

Es una época en la que renace el interés por las propuestas literarias que
se producen fuera de las fronteras nacionales. Sin embargo, la mayoría de los
trabajos de estos autores han permanecido prácticamente desconocidos o en el
olvido dentro de la literatura nacional.

Como ya se mencionó, un papel determinante en la publicación y difusión


de la literatura policiaca en nuestro país, al igual que en América Latina, lo
tuvieron los diarios capitalinos, que tanto en sus secciones dominicales como en
sus semanarios culturales publicaban cotidianamente el género policiaco. Fue en
ellos donde se publicaron a los primeros autores aficionados del género.

Desde principios de los años veinte, la prensa escrita en nuestro país


contaba con secciones literarias, principalmente en sus secciones dominicales
para el entretenimiento colectivo, incluían cuentos cortos entre los que figuraban
los policiacos o de misterio. Los suplementos dominicales y culturales de diarios
nacionales de la época, como La Prensa o El Heraldo Ilustrado, también incluían
en sus páginas literatura policiaca. En 1925, se podía leer en el El Heraldo
Ilustrado: “El misterio en el puente de Turth”, de Conan Doyle, “El noble que se
pierde” de Britten Austi, “La pipa” de L.J Beston o “Un extraño mensaje” de Jime
Ripoll, “La Pluma de Pavo Real” de Leslie Beresford96; “Cuatro diamantes de

96
La Prensa, 2 de septiembre de 1928, p. 6.

52
Lemuel de Bra”97 o “Memorias de Valente Quintana” de J. Sebastián Moreno98,
entre muchos otros, convirtiéndose esos diarios en los primeros promotores y
difusores del género. Además de los ya mencionados El Universal Ilustrado y
Jueves de Excelsior fueron de vital importancia para el género policiaco en nuestro
país.

De los diarios se pasó a las revistas especializadas; es así como en 1937


apareció la revista Detectives y bandidos, dedicada exclusivamente a la difusión
del género policiaco, lo que demuestra el crecimiento del público lector de dicho
género. Editada por Publicaciones Herrerías, editorial del periódico Novedades en
esta publicación aparecieron cuentos de Conan Doyle, Arsenio Lupin y Agatha
Christie, entre otros. De esta revista se pueden encontrar algunos ejemplares de
1937 y 1938 en la Hemeroteca Nacional de México. Publicaciones Herrerías,
dirigida por Ignacio F. Herrerías, también publicaba en esa época los magazines
Mujeres y deportes, Cuentos y Novelas, así como Chamaco. Hasta que en 1946
apareció Selecciones Policiacas y de Misterio.

Ciertamente, Selecciones Policiacas y de Misterio no fue la única revista de


este tipo en nuestro país, ya que como se había mencionado entre las décadas de
los treinta y cuarenta hubo un periodo de experimentación en el cual surgieron
muchas publicaciones del género. No obstante, la efímera existencia de las
mismas, así como la inexistencia de ejemplares en los centros de investigación,
impiden su estudio.

Por ejemplo, en 1950 apareció, bajo la dirección de Luis Isunza Jardón,


Antología de cuentos fantásticos policiacos y de misterio, cuyo objetivo era “[…]
publicar una revista mexicana digna de ser leída, incrementar el género literario en
nuestro medio y luchar porque nuestro país tuviera un lugar preponderante en la
producción del cuento fantástico, policiaco y de misterio, puesto que esta clase de
99
literatura es ya de importancia mundial”. De esta revista se pueden encontrar

97
La Prensa, 30 de septiembre de 1928, p.11
98
La Prensa, 30 de septiembre de 1928, p. 6.
99
Antología de cuentos fantásticos policiacos y de misterio, julio de 1950, p.5.

53
tres números en la Hemeroteca Nacional y en ella aparecieron cuentos de autores
nacionales y extranjeros como Gaston Leroux, G.K. Chesterton, Mark Twain y
Agatha Christie. Los escritores nacionales que publicaron en ella fueron Fernando
Ariza, Alejandro Sux, L.I.J, Amado Nervo, y Manuel Fernández Bremon.

Como se ha señalado, el periodo de formación consistió básicamente en la


difusión de las obras literarias, es decir la traducción y publicación de las mismas.
Las primeras novelas policiacas traducidas al español fueron publicadas por
editoriales argentinas a finales de los años veinte, traducciones elaboradas por
escritores como Jorge Luis Borges, Bioy Casares y Alfonso Reyes, entre otros.

Las editoriales de los diarios capitalinos como Editorial de Excélsior y La


Prensa comenzaron a publicar literatura policiaca y de misterio. Asimismo, algunas
pequeñas editoriales creadas de manera independiente empiezan hacer lo mismo,
traducir y publicar literatura del género: Ediciones Minerva, Editorial Albatros,
Editorial Constancia, Editorial Universo, Publicaciones Herrerías y Editorial
Novaro. Entre los autores publicados se encuentran: Anne Austin, George
Simenon, Maurice Leblanc, Raymond Chandler, Dana Chambers, Anthony Gilbert,
C. Knight, Herbert Adams, Melda Mace, M. Burton y Sydney Morder, entre otros.

Por otro lado, si en un principio los seguidores de literatura policiaca se


dedicaron exclusivamente a la lectura y difusión del género, ya a principios de los
años cuarenta comenzaron a publicar las primeras novelas dentro de esa línea. Es
en esta década que dan el salto de la escritura de cuentos, publicados
generalmente en los diarios nacionales, a la novela. En 1942, el catalán, exiliado
en México, Enrique F. Gual, publicó, en Ediciones Minerva, El crimen de la
obsidiana, sin embargo, es hasta 1944 que surge Ensayo de un crimen, la primera
novela policiaca nacional escrita por Rodolfo Usigli. Al año siguiente, en 1945,
apareció El crimen de tres bandas de Rafael Solana. Más tarde, en 1946, Un
muerto en la tumba y Tres novelas policiacas escritas ambas por Rafael Bernal,
quien en 1969 publicó El complot mongol.

54
Desde 1945, José Martínez de la Vega, como ya se mencionó, entregaba
semanalmente Las aventuras del detective Péter Pérez, en Jueves de Excelsior.
En 1952, este escritor reunió una selección de esas historias en el libro Peter
Pérez, detective de Peralvillo y anexas. Ese mismo año, María Elvira Bermúdez
realizó una edición personal de su novela Diferentes razones tiene la muerte.
Antonio Helú, en colaboración con Fernández Bustamante, publicó en 1950 El
crimen de insurgentes, obra teatral que ya había sido representada en 1937, y
siete años más tarde La obligación de asesinar. El mismo autor realizó en 1965
una impresión familiar de la obra Tres novelas, un cuento y una comedia. Otro
exiliado español, Juan Miguel de Mora, escribió en 1960 Desnudarse y morir, La
muerte las prefiere desnudas y Amarse y morir. Todos estos autores fueron
asiduos lectores de los escritores europeos y norteamericanos antes de crear sus
propias novelas policiacas.

La literatura policiaca en nuestro país se popularizó rápidamente


convirtiéndose en un extraño caso para la vanguardia literaria; como lo señala
José Luis Martínez en el artículo “Algunos problemas de la historia literaria”
refiriéndose a la lentitud con la que las vanguardias literarias se popularizan:

[…] existen excepciones casos en los que una obra o una tendencia
literarias consiguen rápidamente una aceptación popular. Intervienen
entonces casi siempre, además de esos imponderables que pueden
ser la especial disposición de las masas para acoger una obra
determinada- recuérdese, por ejemplo la boga que entre lectores
rudimentarios, pero fáciles víctimas de una seducción enfermiza
tuvieron hace corto tiempo las novelas intelectuales y densas, por
naturaleza antipopulares, de Thomas Mann-, ese nuevo poder de
nuestro tiempo que se llama publicidad. Gracias a esa palanca
irresistible la novela norteamericana contemporánea ha alcanzado
una difusión considerable y muchas otras obras para minorías han
superado esa limitación para propagarse con éxito entre los grandes
público.100
María Elvira Bermúdez, en “Ensayo sobre la literatura policiaca”, de 1948,
opinaba al respecto:

100
José Luis Martínez, “Algunos problemas de la historia literaria”, en El Hijo Pródigo, Vol. XI, N° 35, 15
de febrero de 1946, p. 78.

55
En las librerías y en los puestos de revistas de cualquier ciudad
moderna al transeúnte curioso le es de observar un gran número de
novelas y cuentos del género que podría llamarse policiaco-
misterioso-terrorífico. El noventa y cinco por ciento, por lo menos de
dichas producciones están firmadas por autores estadounidenses o
ingleses.
Paralelo a este hecho, existe el fenómeno psicológico que consiste
en estimar las novelas policiacas, las de misterio y las narraciones
terroríficas como inferiores en calidad artística a toda producción
literaria de cualquier otro género […]101
Ya que durante largo tiempo el género fue considerado como un subgénero o
literatura de fácil realización, por contar con un patrón o modelo previamente
establecido, por llamarlo de alguna manera; traductores, editores y autores
nacionales tenían el propósito de dignificar a la novela policiaca dentro de la
literatura de calidad. Alfonso Reyes en su momento opinó al respecto:

Sobre esta novela policial me atreví a decir y lo he recordado


recientemente a Jorge Luis Borges en Buenos Aires- que era el
género literario de nuestra época. No pretendí hacer un juicio de
valor, sino una declaración de hechos; 1) es lo que más se lee en
nuestros días, y 2) es el único género nuevo aparecido en nuestros
días, aun cuando sus antecedentes se pierden, como es natural, en
el pasado. (…) Tiene las condiciones esenciales del atractivo
literario, el placer: acaso motivo más imperioso que el deseo de
instruir o la ineptitud para soportar la presión social que nos rodea.
Esta novela es hasta hoy la Cenicienta de la novela. Se le considera
un tipo subliterario por dos motivos: 1) los autores que a ella se
consagran son demasiado prolíficos, 2) la novela policial se escribe
con visible apego a cierta fórmula o canon.102
No obstante, la literatura policiaca era ampliamente leída en nuestro país. El
incremento de lectores asiduos al género propició el surgimiento de diferentes
revistas especializadas, entre las que Selecciones Policiacas y de Misterio destacó
por su compromiso, seriedad y permanencia en la difusión de ese tipo de
literatura.

101
María Elvira Bermúdez, “Ensayo sobre la literatura policiaca”, Suplemento dominical de El Nacional.
Revista Mexicana de Cultura, núm. 46, 15 de febrero de 1948, p. 13.
102
Alfonso Reyes, “La novela policial. El clásico de nuestro tiempo” en La máquina de pensar y otros
diálogos literarios, México, SEP/UNAM/CNIE, 1998, p. 33.

56
Capitulo IV. Selecciones Policiacas y de Misterio

En 1946, la ciudad se encontraba en total efervescencia, las industrias


cinematográficas y radiofónicas en construcción. La ciudad crecía rápidamente,
sin embargo, el centro de la ciudad era aún, un lugar de encuentro.

Octavio Paz en el texto “Antevísperas. Taller (1938-1941)”, escribe lo


siguiente al referirse a las generaciones literarias:

La historia de una literatura es la historia de unas obras y de los


autores de esas obras. Pero entre las obras y los autores hay un
tercer término, un puente que comunica a los escritores con su medio
social y a las obras con sus primeros lectores. Las generaciones
literarias. Una generación literaria es una sociedad dentro de la
sociedad y a veces, frente a ella. Es un hecho biológico que
asimismo es un hecho social. La generación es un grupo de
muchachos de la misma edad, nacidos en la misma clase y el mismo
país, lectores de los mismos libros y poseídos por las mismas
pasiones y los mismos intereses estéticos y morales. Con frecuencia
dividida en grupos y facciones que profesan opiniones antagónicas,
cada generación combina la guerra exterior con la intestina. Sin
embargo, los temas vitales de sus miembros son semejantes, lo que
distingue a una generación de otra no es no son tanto las ideas como
la sensibilidad, las actitudes, los gustos y las antipatías, en una
palabra el temple.103
Los escritores de Selecciones Policiacas y de Misterio, nacidos entre 1900-
1917 aproximadamente, formaron una generación literaria que compartió una serie
de pasiones, intereses e inquietudes muy particulares, entre las que destaca su
interés por el género policiaco. Hecho que les permitió encontrarse y coincidir, a
algunos fugazmente, a otros durante años en dicho magazine.

No obstante, su principal característica es la de ser escritores cuyo trabajo


literario se concentró en todas las actividades relacionadas con las nacientes
industrias del entretenimiento y la comunicación, prensa, teatro, radio, cine y
televisión. Son universitarios provenientes de diversas disciplinas, que hacen de la

103
Octavio Paz, “Antevísperas. Taller (1938- 1941) “, en Generaciones y semblanzas. México en la obra de
Octavio Paz, tomo 6, México, FCE, 1987. p. 11,

57
escritura su profesión, su forma de vida. Es por este motivo, que tienen que
multiplicarse, diversificarse; lo mismo hacian reseñas, reportajes, crónicas
literarias, selecciones literarias y más en diarios nacionales, que traducciones,
obras de teatro, radioteatros, guiones para cine, teleteatros, que novela o cuento.
Otra de las características de su obra literaria y cinematográfica es la diversidad
temática, ya que fueron capaces de abordar temas nacionales, fantásticos,
históricos, rurales, urbanos y policiacos.

Grandes apasionados del cine se iniciaron como voraces espectadores de


las películas norteamericanas y europeas de las que todos los capitalinos eran
asiduos consumidores. De igual forma, les apasionaba el teatro de revista; de
hecho muchos de ellos se empezaron como escritores de teatro, a la par que
colaboraban con artículos o cuentos en las revistas universitarias, para pasar más
tarde a colaborar en diarios y suplementos culturales. A partir de 1930, una vez
consolidada la radio comercial, algunos participaron en radioteatros. Para
posteriormente en los años cincueta colaborar para la televisión con teleteatros.
Sin embargo, su actividad principal se concentró, desde mediados de los años
treinta en la industria cinematográfica como actores, cantantes, directores,
guionistas y más.

Las tertulias literarias en los cafés del centro de la ciudad fueron una
práctica cotidiana entre los estudiantes preparatorianos de la década de los años
veinte, como ya se ha mencionado, y una práctica fundamental para los escritores
de Selecciones Policiacas y de Misterio. Estas reuniones de café se llevaban a
cabo desde 1919, entre los antiguos preparatorianos de los que formaban parte
Antonio Helú y Juan Bustillo Oro. En estos cafés coincidían los intelectuales de la
época como Xavier Villaurrutia, Rubén Salazar Mallén, Bernardo Ortíz de
Montellano, Octavio Paz y Juan José Segura; no obstante, para mediados de los
años treinta la diversidad de asistentes se había ampliado al mundo teatral,
radiofónico y cinematográfico, como lo describe Bustillo Oro refiriéndose al año de
1934:

58
En el café “Tupinamba” me reunía todas las noches con Antonio
Helú, cultivador del cuento policiaco y sempiterno aficionado al cine,
y otros amigos […] En mi forzada vagancia de café, asimismo asistía
yo al “Tupinamba” después de comer, a departir con El Chato Ortín y
Aurorita Campuzano, con Fu Manchú, Con Enhart, con el Chamaco
Longoria, con el propio Helú y con otros muchos […]104
Estas reuniones fueron muy importantes, pues en ellas concibieron y dieron
vida a sus proyectos cinematográficos, radiofónicos, televisivos y literarios,
convirtiéndose en una característica de esta época, en la que la vida cultural en
torno a estas tertulias era de gran intensidad; fueron centros de difusión y
encuentro de intelectuales nacionales e internacionales de todos los ámbitos;
literatos, actores, directores, músicos y pintores se reunían en estos cafés.

Salvador Novo menciona en Nueva Grandeza mexicana que justamente los


refugiados españoles propiciaron un florecimiento inusitado de estas tertulias
literarias de café.105 Por lo que, a partir de 1939, con la llegada de los primeros
exiliados españoles, esta actividad se renovó y enriqueció brindándoles la
oportunidad a escritores nacionales e internacionales de encontrarse y realizar
proyectos juntos. “Los refugiados llevaban a cabo sus tertulias en el Hotel Imperial,
en el Cáfe París, el Tupinamba, La Parroquia, El Papagayo, El Betis, El Latino.
Tampoco hay que olvidar los cafés de chinos, que también concentraron a los
intelectuales”.106 Por todo lo anterior considero que es justo nombrar a esta
generación literaria como “La Generación de las Tertulias de Café”. Es
precisamente en estas tertulias que nace la revista Selecciones Policiacas y de
Misterio.

A principios de noviembre de 1946, Antonio Helú, Enrique F. Gual y Rafael


Bernal formaron un club literario exclusivo del género policiaco, como lo
documenta la siguiente nota de la revista Tiempo. Semanario de la vida y la
verdad:

104
Juan Bustillo Oro, Vida cinematográfica, op. cit., p.113.
105
Salvador Novo, Nueva grandeza mexicana. Ensayo sobre la Ciudad de México y sus alrededores en 1946,
México, Editorial Hermes, 1946,32 p.
106
Antonio Sierra García, La participación de los escritores en la revista Hoy (1937-1942), Tesis para
obtener el título de maestro en letras mexicanas, FFyL de la UNAM, 2007, p.31.

59
Un grupo de escritores devotos de la literatura policiaca, tan poco
cultivada en México, ha decidido fundar un club para fomentar, ese
género literario, ya que reúne, como ninguna otra clase de novelas,
todas las cualidades que una buena novela debe tener,
especialmente la principal, que es la de entretener al lector.
El nuevo club concebido a la manera de los que existen en Inglaterra
y los E.E.U.U, pretende reunir en torno a él a todos los amantes de
este género, y convencer a los escritores nuestros de que nada
deleznable hay en éste, sino que más bien es el más elevado dentro
del novelístico. A este género se dedicaron con singular acierto,
escritores de la talla de Poe, Chesterton, Simenon y otros muchos
que sería largo nombrar. En leer esas novelas han gozado hombres
como Roosevelt y Churchill, de cuya inteligencia nadie puede dudar.
Esta entidad a la que se le ha dado el nombre del Club de la calle
Morgue, en memoria de Poe, fue ideada por Antonio Helú, el autor
mexicano -también argumentista cinematográfico- que más ahínco
ha puesto en escribir novelas policiacas y que ha logrado crear un
famoso tipo de detective, el no muy honorable Máximo Roldán. Han
contribuido a la creación del club dos escritores consagrados a este
género: Enrique F. Gual y Rafael Bernal. Ellos tres forman la directiva
provisional, y reciben adhesiones en la calle de Nápoles, 5, en donde
ha quedado instalado este centro literario.107
El Club de la calle Morgue dio como resultado la aparición, en ese mismo
mes, del primer número de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio,
encabezada por el propio Antonio Helú quien, aunque no aparece en la directiva
de la revista, que cita como editor gerente a Pío Morales Suteras, es reconocido
por diversos escritores como el creador y director de la misma, entre los que
destacan María Elvira Bermúdez, escritora, crítica literaria y principal colaboradora
de SPyM108. Y también Carlos Monsiváis, quien en el prólogo del libro La
obligación de asesinar, señala que la revista era la versión en español de Ellery
Queen´s Mistery Magazine, publicación norteamericana de mayor prestigio
internacional en la difusión del género policiaco, con la que Helú tenía el convenio
de adaptar los materiales al público nacional, así como la posibilidad de añadir
material de autores hispanoamericanos, y cuyo director Frederic Dannay era viejo
conocido del propio Helú. Ya que después de su participació en la campaña

107
S/A, Sección Libros en Tiempo, semanario de la vida y la verdad, Núm. 235, 1 de noviembre de 1946,
p.41.
108
SPyM (Selecciones Policiacas y de Misterio) En adelante citaré como SPyM.

60
electoral de José Vasconcelos en 1929, huyó de la represión gubernamental
contra los grupos políticos opositores, viajó a los Ángeles, California, donde
además de estudiar cine y trabajar como corresponsal del Universal, se relacionó
con los escritores del género en esa ciudad.

Sin embargo, la revista Ellery Queen´s Mistery Magazine se publicó en


México a partir de 1955 por la Editorial Novaro, con el nombre de Colección de
Misterio Ellery Queen.109 Además, es conocido que la publicación no permitía la
modificación de su contenido en sus ediciones en español, como en el caso
chileno.110

Por otro lado, en reiteradas ocasiones aparecen notas del editor de SPyM
señalando la importancia de la búsqueda de materiales para dicha publicación; por
ejemplo, en el número 93, con motivo de su quinto aniversario, se lee: “Cinco años
de estar leyendo cuentos, de estar escarbando en las bibliotecas, de estar
estimulando a los autores noveles, de estar descubriendo pequeñas joyitas
literarias dentro del género y dentro de todos los géneros ¡también!”.111

Otro de los testimonios presentados en SPyM hace mención a la traducción


al español para el magazine de cuentos radiofónicos presentados con mucha
popularidad en Estados Unidos por autores como Barnabby Rossi y Ellery
Queen.112

Por todo ello, SPyM, no se puede considerar sólo como la versión en


español de la publicación estadounidense, sino como una revista independiente,
que efectivamente publicaba, entre otros textos, materiales provenientes del Ellery
Queen´s Mistery Magazine.

109
AGN, Propiedad Artística y Literaria, caja 1149, exp. 22907, 1956.
110
Cf. Donald Yates en El cuento policial latinoamericano, México, Ediciones de Andrea, 1964. Durante
1950-60 la editorial chilena, Zig-Zag, adquirió los derechos en español del Ellery Queen´s Mystery Magazine
y los términos contractuales con el editor americano de la revista exigían que únicamente se empleasen
cuentos aparecidos en la edición inglesa original.
111
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 93, 1° quincena de noviembre de 1951, p.5.
112
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 1, diciembre de 1946, p.58. (2° edición)

61
Esta revista se oponía al formato de las revistas literarias cultas de la época
como Taller, Letras de México, Prometeus, Metáfora, entre otras. El formato era
sumamente sobrio; en un principio solo contenía la selección de cuentos y novelas
breves. Más tarde incluyó una pequeña introducción biográfica del autor del
cuento o novela seleccionado y ocasionalmente aparecían notas del editor, sin
que éstas se convirtieran en crítica literaria. No incluía sección cultural, sección de
avisos y novedades o bibliográfica. En este sentido ciertamente seguía el formato
de Ellery Queen´s Mistery Magazine.

El primer número de la revista SPyM, contaba con una nota del editor,
donde se definían los objetivos de la revista, las intenciones y características de
los colaboradores. No obstante, en la Hemeroteca Nacional de México sólo se
puede localizar la segunda edición del primer número, ejemplar que no cuenta con
dicho manifiesto; sin embargo, éste se publicó nuevamente en el número 148, al
cumplir la revista diez años de existencia:

[…] verdaderos entusiastas y asiduos lectores del género, siempre


hemos creído que hace falta en idioma español un magazine
dedicado a publicar, periódicamente, los mejores cuentos de la
literatura policíaca y de misterio.
Pero no cuentos escogidos al azar dados a conocer en nuestro
idioma por el solo afán de llenar las páginas de una revista. No,
nuestra idea y nuestro propósito, son más ambiciosos. Consisten en
hacer una verdadera selección de lo mejor que se ha escrito y que se
siga escribiendo en este género de literatura. Y, a cubrir esa falla, a
llenar ese hueco, tiende la publicación.
Más que un magazine, constituirá un verdadero libro. Cada libro una
verdadera antología, cuidadosamente seleccionado su contenido, y
traducido con la mayor pulcritud posible. El formato, el papel en que
se imprima, y la presentación en general del magazine, serán los de
un libro. Tratará de aparecer cada quince días. Y la serie de
publicaciones irá constituyendo la mejor, la más grande, y la más
notable antología de cuentos policiacos del mundo.
Aparecerán cuentos antiguos y modernos; cuentos escritos
originalmente en inglés, en francés, o en cualquier otro idioma
extraño al nuestro. Pero siempre, siempre, serán los mejores que se
hayan escrito en cualquier idioma.

62
Aquí queda pues, en sus manos, el Primer Tomo; y empiece usted a
gozar y a comprobar que no exageramos. Salud.113
Aunque el objetivo y los propósitos de la revista sonaban muy pretenciosos,
lo cierto es que la revista se convirtió en el principal vehículo de difusión y
promoción de la literatura policiaca en nuestro país. La única revista del género
que sobrevivió por más de quince años. De ahí la importancia que tiene SPyM, ya
que no sólo da continuidad a la labor iniciada en los semanarios culturales, que
desde mediados de los años veinte difundieron y promocionaron el género
policiaco (de hecho es en ellos donde nacen muchas de las historias y personajes
que se publicarán en el magazine), sin embargo, es en esta publicación donde se
concretan los esfuerzos anteriores para la creación de un revista expresamente
hecha para la difusión y promoción de la literatura policiaca. Para resaltar los
logros obtenidos por esta publicación, cabe señalar lo que al cumplir diez años de
existencia su editor afirmaba:

Y, durante el transcurso de ese tiempo Selecciones Policiacas y de


Misterio ha aparecido 148 veces, y ha publicado 795 cuentos y
novelas cortas conteniendo 14,800 páginas de lectura.
Para ello hubo necesidad de leer más de diez mil cuentos. Se dice
pronto, pero se requiere mucho tiempo para hacerlo. Pero gracias a
esta ardua tarea, hemos logrado publicar los mejores cuentos
escritos hasta la fecha, de autores clásicos y modernos, de autores
de habla inglesa, francesa y española. 114
Durante quince años la revista recopiló y tradujo a los autores más
importantes de habla inglesa y francesa. Dio a conocer a más de doscientos
treinta y tres autores, entre los que se destacan Agatha Christie, William Irish,
Gilbert Keith Chesterton, Dorothy Sayers, George Simenon, Rex Stout, Roy
Vickers, Dashiell Hammett y Maurice Leblanc, entre muchos otros. Los editores de
SPyM en 1949 se congratulaban de haber “[…] llenado 6800 páginas con una
selección extraordinaria de los mejores cuentos que se han escrito hasta la fecha.

113
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm.149, 1ª quincena de diciembre de 1956, p. 4.
114
Ibid.

63
Han aparecido 257 cuentos, 85 novelas cortas, el 99% han sido totalmente
inéditos en español”. 115

La revista intentó cumplir sus objetivos: en un inició la publicación de SPyM


era quincenal y se dividía en una serie de cuentos y una serie de novela corta, que
se alternaban y constaban de aproximadamente 100 páginas. En la versión de
cuento entregaba una serie de ocho a diez cuentos y en la de novela corta entre
dos y tres novelas por número. Durante su último año de existencia se aumentó a
116 páginas, para publicar en pequeños fragmentos coleccionables una novela
larga. Sin embargo, desde principios de 1950 la periodicidad de la revista se vió
alterada y comenzó a ser bastante irregular, a veces quincenal, otras mensual o
bimestral.

IV.1. Colaboradores, autores y traductores.

Aunque la dirección de la revista la encabezaba Antonio Helú es probable que por


el antiintelectualismo de la época, se negara a aparecer como titular de la misma,
utilizando solamente el anagrama de Noe H. Lutanio. Por otro lado, como ya se
mencionó, era costumbre de los autores de literatura policiaca utilizar seudónimos,
no obstante en diversas notas del editor se hace constante alusión asimismo en
un tono irónico. Como en esta nota aparecida en enero de 1956:

Queremos confesar un pecado: conocemos a María Elvira


Bermúdez, a Rafael Bernal, a Juan Bustillo Oro, a José Codó, a
Enrique Gual, a Eduardo Peón, a Luis Enrique Délano, a Ernesto
Monato, a Ladislao López Negrete, a Carlos Méndez Ochoa, a
Rubén Salazar Mallén, y casi, casi, conocemos a Antonio Helú
también […]116
Antonio Helú Atta, de origen libanes nació en 1900 en San Luis Potosí,
estudió en la Preparatoria y en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad
Nacional. Para 1946 era ya un escritor con gran experiencia en la dirección de

115
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 69, de 15 de diciembre de 1949, p. 5.
116
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 135, enero 1956, p.33.

64
revistas literarias, pues desde 1919 se había encargado de la publicación de la
revista Policromías. Revista estudiantil ilustrada, que por algún tiempo fue vocera
de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad
Nacional, donde además de tratar los asuntos estudiantiles, se publicaban
poemas, reseñas teatrales y cinematográficas fue en ella donde publicó sus
primeros cuentos policiacos bajo el seudónimo de “Cagliostro”. La revista logró
sobrevivir por siete años. Posteriormente, desde 1925, Helú colaboró para El
Universal Ilustrado que dirigía Carlos Noriega Hope. Cabe recordar que en dicha
publicación se hacían ya reseñas de autores como Chesterton, Poe, Doyle y
Leroux, entre otros. Durante la campaña vasconcelista dirigió El Momento, diario
del movimiento y durante su exilio en Los Ángeles, California, además de dirigir El
Heraldo de México, fue corresponsal para El Universal. 117

Además de los creadores del Club de la Calle Morgue, Antonio Helú, Rafael
Bernal y Enrique F. Gual, la revista tuvo como colaboradores en las traducciones
en orden de aparición a: Armando Villagrán, Ramiro Gómez Kemp, Alfonso
Lapena, Eva Chávez M., Carmela Alonso Bernal, Fernando Cortés de la Pesa,
Adalberto Elías González, Ernesto Monato, José M. Codó, Gabriel B. Díaz,
Vicente Riera, Antonio Lamar y F.G. Mantilla.

Cabe destacar que sus traductores más asiduos eran de origen español, la
mayoría exiliados en México después de la derrota de la República española. Esto
no es ninguna coincidencia, pues la llegada del exilio español a México impulsó el
desarrollo de la industria editorial y literaria en el país, que requería de personal
calificado tanto en la edición como en la traducción. No es gratuito que revistas
literarias contemporáneas a SPyM, como lo fueron Taller, contaran dentro de su
planta de colaboradores con destacados intelectuales españoles como Juan Gil
Albert, Ramón Gaya y José Bergamín, entre muchos otros.

Sin embargo, a México llegaron un gran número de intelectuales españoles,


que no figuraron dentro de los ámbitos culturales o académicos de mayor prestigio

117
Según lo señala Juan Bustillo Oro en “De cine y otras cosas: Paréntesis. Antonio Helú”, México en la
Cultura, Suplemento Dominical de Novedades, 7 de enero de 1973, p.4.

65
como El Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México o el Ateneo Español y
que desde centros marginales como SPyM, contribuyeron al desarrollo de la
literatura nacional de manera casi anónima. Entre ellos se encuentra Enrique F.
Gual, quien nació en Barcelona en 1907 y llegó a México a bordo del Sinaí en
1939. Colaborador en España del EL be negre, semanario catalán político y
satírico ligado a la República. Ya en México fue administrador de la Orquesta
Sinfónica Nacional y director del Museo Nacional de San Carlos.

También José María Codó Buscato, quien nació en 1915 y vivió en México
desde 1939, dominaba varios idiomas, francés, inglés y alemán. Otro asiduo
colaborador fue Vicente Riera Llorca, periodista nacido en 1903, quien arribó a
México en 1942; durante su estancia en nuestro país se desempeñó como
traductor, no sólo en SPyM también en diferentes revistas y editoriales como
Cuentos fantásticos y Ediciones Internacionales Universitarias. 118

Otros españoles que participaron en SPyM de forma esporádica como


autores, todos ellos escritores ligados al mundo cinematográfico, fueron
Wenceslao Fernández Flores, Max Aub, F.G Mantilla, Paulino Masip y Vicente Fé
Álvarez, quien tuvo una aportación importante como escritor en la revista. Más
joven que los anteriores, nació en España en 1917 y llegó a México como
periodista en 1947; colaboró en diferentes diarios nacionales como Jueves de
Excelsior, Impacto, Proceso y La Afición, entre otros. Además de ser autor de
poesía, teatro, novela y cuento.

Por otro lado, desde la década de los años treinta, de forma paralela a la
guerra civil española, en Latinoamérica se vivían momentos de agitación política y
autoritarismo, al imponerse dictaduras en países como Cuba, Nicaragua, Uruguay,
Argentina, Chile, Venezuela, Perú y Brasil. En Cuba, el presidente electo Miguel
Mariano Gómez era víctima de un golpe militar dirigido por el coronel Fulgencio
Batista, quien impuso el militarismo, lo que ocasionó que miles de cubanos

118
AGN, Fondo Secretaría de Gobernación, Españoles.

66
partieran al exilio a causa del caos, la violencia y el hambre que reinaban en la
isla.119

Algunos de esos cubanos ligados a la vida cinematográfica, que llegaron a


México huyendo de la difícil situación que atravesaba su país, fueron Ernesto
Monato, Alfonso Lapena y Ramiro Gómez Kemp; los tres actores y escritores de
cine, se desempeñaron como traductores de SPyM. Entre ellos Ramiro Gómez
Kemp y Ernesto Monato merecen mención aparte, ya que además de traductores
tuvieron un papel fundamental en la publicación.

Los dos colaboraron como actores en películas dirigidas por Juan Bustillo
Oro. En 1946, Ramiro Gómez Kemp participó en el filme En tiempos de la
inquisición y Ernesto Monato en México de mis recuerdos y El sombrero de tres
picos, ambas de 1944. Los dos fueron jefes de redacción de la revista, lo que
implicó encargarse de la mayoría de las traducciones. Ramiro Gómez Kemp nació
en la Habana, Cuba en 1914. Actor, cantante, compositor y guionista de cine.
Llegó a México en 1943. 120

Ernesto Monato se convirtió desde 1949 en el principal traductor de la


publicación. Además de sus ocupaciones como actor de cine, se encargaba de
realizar crítica cinematográfica para las revistas cubanas Anuario Cinematográfico
y Radial, a la par de trabajar en traducciones para la revista Cuentos Fantásticos.
También publicó en SPyM cuatro cuentos policiales: “Semana Santa Trágica”,
“Libertad prematura”, “El diamante del Rajá” y “La cabeza de Adán”.121 También
escribió la obra Las dos vírgenes de Efeso, editada en 1974 por Editorial Aldilla.
En los últimos años de la revista fue uno de los pilares de la publicación junto con
Antonio Helú. Le gustaba presentar sus traducciones con los anagramas de
Tomás E. Norteno y Torento Mosena.

La editorial de la revista subraya su labor como traductor al presentar su


primer cuento policiaco como autor de “Semana Santa Trágica”.

119
Ver Porfirio Barba Jacob, Escritos mexicanos, México, FCE, 2009. 592 p.
120
Véase Cinema Reporte, 20 de mayo de 1944, p.41.
121
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 41, 124, 149 y 171 respectivamente.

67
El nombre de Ernesto Monato lo habrán visto ustedes muchas veces
acreditando la traducción de cuentos y novelas publicados en
Selecciones Policiacas y de Misterio. Y habrán notado, también, que
es uno de nuestros mejores traductores. Pues bien resultó que,
después de cerca de dos años de una labor modesta, hizo acopio de
valor y se nos presentó un buen día diciéndonos que había planeado
un cuento policiaco original. Es decir, que se había hecho el
propósito de escribir un cuento policiaco. Como de eso hemos pedido
nuestra limosna siempre- de cuentos escritos por autores de habla
española-, nos propusimos no dejarlo ni a sol ni a sombra hasta que
escribiera el cuento ofrecido. Y aquí lo tienen ustedes. Es el primer
cuento ofrecido por Ernesto Monato. Pero también es una muestra
de lo que puede hacer.122
Las traducciones de escritores europeos y norteamericanos al español
constituyeron la aportación más significativa de la revista SPyM, ya que posibilitó
que sus lectores conocieran la obra de autores contemporáneos del género,
ofreciendoles una oferta muy diversa y significativa de la literatura policiaca del
momento. Por ello la importancia de todos los traductores que colaboraron con la
revista es fundamental, desafortunadamente el número de faltantes en la
colección existente en la Hemeroteca Nacional de México, no nos permite conocer
a todos los traductores que colaboraron con este magazine. Por otro lado en gran
parte de las traducciones no se escribió el nombre del traductor, dejando en el
anonimato al colaborador de estos trabajos, lo que me hace suponer que la
mayoría de las traducciones estuvieron a cargo del propio Antonio Helú, a quien le
gustaba el sigilo.

En SPyM, al mismo tiempo que se difundían las obras de los autores


extranjeros, se exhortaba a los lectores y a los escritores nacionales a escribir sus
propios relatos y a enviarlos al magazine para su publicación. De esta manera, la
revista contó con la colaboración de muchos autores nacionales y
latinoamericanos, que enviaron sus obras inéditas tanto personalmente como por
correo. Obviamente, los primeros autores en español que se atrevieron a
presentar sus colaboraciones fueron justamente los que conformaron el llamado
Club de la calle Morgue (Bernal, Gual y el propio Helú).

122
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 42, 30 de junio de 1948, p. 77.

68
Rafael Bernal, nacido en 1915. Escritor de teatro, cine, poesía, cuento,
novela, historia, prensa, radio teatro y telenovelas, fue el primer autor nacional en
ser publicado, en enero de 1947, cuando apareció “La muerte poética”. También
escribió “La muerte madrugadora” y “De muerte natural”.123

Enrique Gual colaboró en el número nueve con “Las ratas en la montaña” y


más tarde en el tomo diecisiete con “El Hechizo del puente de hierro”. Antonio
Helú publicó los cuentos, “Un día antes de morir”, “La obligación de asesinar”,
“Debut profesional”, “Cuentas claras” y “Las tres bolas de billar” en los números,
trece, veintidós, treinta y siete, cincuenta y tres, y sesenta y uno, respectivamente.

De todos los escritores nacionales que colaboraron en la revista María


Elvira Bermúdez, quien nació en 1912, fue la más importante. Abogada de oficio,
actuaria, crítica literaria para diarios como El Nacional, Novedades y Excélsior,
entre otros, y realizadora de cuento y novela. Aunque otras mujeres colaboraron,
como traductoras para la revista ella fue la única autora; participó en SPyM, con
once cuentos. Desde su aparición en el número veinticinco con “Mensaje
inmotivado”, a los que siguieron: “La clave literaria”, “Sin dejar rastro”, “El embrollo
del reloj”, “Muerte a la zaga”, “Ella fue testigo”, “El último cerillo”, “Precisamente
ante sus ojos”, “Un segundo después de la muerte”, “Un indicio tangible” y
finalmente “Detente sombra”. De esta forma, se convirtió en la única mujer que
escribió en español y la autora con mayor número de cuentos publicados en la
revista. Es por ello que en el número 70 de SPyM, al hacer un recuento de los
escritores en español que habían participado en el magazine a la fecha y
presentar “Muerte a la zaga”, se lee lo siguiente.

[…] posiblemente nada tenga que ver esto con la novela corta que
leerán ustedes a continuación. Pero sí nos parece que el momento
más oportuno para hablar de ello -y para darnos golpes de pecho- es
éste, puesto que la novela es de una autora de habla española:
María Elvira Bermúdez, así, con mayúsculas.

123
Véase los índices en el anexo, números 5,15 y 41 de Selecciones Policiacas y de Misterio. Tanto “La
muerte poética”, como “La muerte madrugadora”, fueron publicados en noviembre de 2006 en el libro Rafael
Bernal, Doce narraciones inéditas, Joaquín Mortiz, México, 2006.

69
Se habrán dado cuenta de que es ella la más consistente de los
autores de cuentos policíacos. En consecuencia la más entusiasta.
Ergo, de las más capacitadas. Contra tres cuentos de Rafael Bernal,
dos de Enrique F. Gual, y uno de cada uno de los demás autores,
tenemos ya cinco de la señorita Bermúdez. Cinco hay también de
Antonio Helú. Pero de estos cinco, solamente uno era inédito, todos
los demás habían sido publicados ya en diversos magazines y
recopilados en un libro […]124
Más tarde al presentar “Detente sombra”, se vuelve a hacer énfasis en la
importancia que tiene como escritora María Elvira Bermúdez para SMyP.

Seguramente que una de las más prolíficas y polifacéticas escritoras


mexicanas, lo es María Elvira Bermúdez. Escribe cuentos serios,
como han dado en llamar a los que no son de tema policíaco; escribe
novelas, crítica literaria, artículos periodísticos, ensayos sobre
sicología y sociología, cuentos policíacos, cuentos fantásticos, cartas
a sus editores y a sus amistades, y un sinfín de cosas más. Ha sido
traducida al inglés, al francés y al ruso. Es y de ello respondemos
nosotros- la más distinguida escritora de cuentos policíacos entre
todas las mujeres de habla española. Y esto es, también para la
historia.125
Finalmente, en el número ochenta y seis de SPyM, apareció José Martínez
de la Vega, quien escribió “El muerto era un vivo”. Todos los autores antes
mencionados realizaron recopilaciones de sus cuentos policiacos presentados en
Selecciones Policiacas y de Misterio y otros diarios y revistas; y los publicaron
como libros. Además, Enrique F. Gual, Rafael Bernal y María Elvira Bermúdez,
también son autores de novela policiaca.

Durante los quince años de la revista publicaron cuentos en español,


además de los autores antes citados, Eduardo Peón, Rubén Salazar Mallén,
Antonio Castro Leal, Adalberto Elías González, Raymundo Quiroz Mendoza,
Antonio Else, Carlos Méndez Ochoa, Wenceslao Fernández Flores, Luis Enrique
Délano, Davis Orthus, Alfredo Etcheberry, Ladislao López Negrete, Juan Bustillo
Oro, Roberto Cruzpiñón, Paulino Macip, Arturo Perucho, José Manuel Enríquez,
Rodolfo Jorge Walsh, Max Aub y José M. Codó.

124
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 70, 1 de enero de 1950, p. 5
125
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 175, p. 61.

70
Aunque algunos de estos autores eran totalmente desconocidos para el
propio Helú, ya que como se ha mencionado, muchos lectores de la revista
comenzaron a enviar sus colaboraciones vía correo siguiendo el llamado del
magazine, que exhortaba a los lectores a escribir cuento o novela corta en
español, la mayoría se conocían y trabajaban en las industrias cinematográfica,
radiofónica y televisiva, así como en los diarios nacionales. En su mayoría
contaban con formación universitaria, dominaban más de un idioma y habían
nacido en la Ciudad de México o emigrado a ella desde muy pequeños, a
diferencia de los autores de historietas, que por lo general eran gente de provincia
y que no contaban con carreras universitarias. Mantenían una declarada actitud
antiintelectual, aunque por lo general eran grandes eruditos y tenían una sólida
formación literaria. “Hombres y mujeres de lúcida inteligencia y sólida cultura,
siempre envueltos en la mayor sencillez y en una curiosidad fecunda de
penetrantes observadores del mundo que los rodeaba”.126

Como ya se dijo en reiteradas ocasiones la principal característica de estos


autores era su participación en los medios masivos teatro, cine, radio y televisión.
Así como su versatilidad literaria, ya que lo mismo escribían cuento, novela,
reseña periodística o crítica literaria. Al mismo tiempo, combinaban diversas
actividades como directores, actores, cantantes, diplomáticos, con su quehacer
literario. Por ejemplo, Adalberto Elías González fue actor, autor teatral y
cinematográfico, realizó el argumento de Fantasía Ranchera (1943) y El Club
Verde (1944). Juan Bustillo Oro fue escritor, director teatral y cinematográfico.
Ladislao López Negrete fue escritor de teatro y cine. María Elvira Bermúdez,
Rubén Salazar Mallen, Antonio Castro Leal, Wenceslao Fernández Flores, José
Martínez de la Vega y Vicente Fé Alvarez escribían para diversos diarios
capitalinos; y lo mismo hacían crítica literaria; que crónica, reseñas deportivas,
sociales, cinematográfica o política.

No obstante, destaca, entre los colaboradores de la revista, su pertenencia


al mundo cinematográfico nacional. Casi en su totalidad los colaboradores
126
Con estas palabras Luis G. Basurto describe a Rafael Bernal, y pienso describe perfectamente a este grupo
de escritores, Luis G. Basurto, “Crónica de tiempo. El complot mongol´, en El Universal, 4 de marzo de 1986.

71
escritores y traductores se dedicaban de manera profesional a la cinematografía,
Ernesto Monato, Alfonso Lapeña, Fernando G. Mantilla, Wenceslao Fernández
Flores, Enrique Délano, Ladislao López Negrete, Arturo Perucho, Paulino Macip,
Eduardo Peón, Adalberto González Elías, Ramiro Gómez Kemp, Rafael Bernal,
Juan Bustillo Oro y Antonio Helú participaron en la industria cinematográfica.

En la introducción al cuento “Cómo murió Charles Brake”, Antonio Helú le


dedicó a su entrañable amigo Juan Bustillo Oro las siguientes palabras, que
ejemplifican su interés y proximidad con el cine, así como la polifacética
personalidad de esta generación.

Allá por el año de 1926, cuando el cine sonoro consistía en


acompañar con acordes de piano las escenas culminantes de una
película, al buen saber y entender del señor pianista, apareció
publicado en El Universal Ilustrado el cuento que van ustedes a leer.
Era la época en la que un señor a todo dar, un señor de gran
categoría, Don Carlos Noriega Hope, era director de El Universal
Ilustrado, y el más extraordinario propagandista, de lo que él mismo
llamó este pequeño arte al que tanto amamos. Se refería al arte sí
señores al arte cinematográfico.
En esos días, en ese tiempo, empezó a dar sus balbuceos, como
escritor primero, y como director cinematográfico un poco más tarde,
el que después hizo historia y marcó una época en la cinematografía
mexicana: Juan Bustillo Oro. Era la época en la que solamente él, y
un tal señor Antonio Helú, entre todos los autores de habla española,
se atrevían a escribir cuentos policiacos.
Era un jovenzuelo, pero con un temperamento artístico innato. Creció
entre bastidores. A los dieciocho años de edad vio estrenada su
primera obra teatral. Y con la colaboración de Joaquín Castillejos
primero, de Mauricio Magdaleno, después siguió estrenando revistas
y comedias teatrales.
Pero el cine, ese pequeño arte al que tanto amamos, lo ataría más
que el teatro mismo. Y cuando apenas tenía veinticuatro años de
edad en 1927, hizo su primera película silenciosa, por supuesto, Yo
soy tu padre. Escribió el argumento, hizo la adaptación
correspondiente, y dirigió la película.
Un año antes había escrito este cuento, cuando la cinematografía se
presentaba a base de imágenes solamente, y no había modo de
agregarle más sonido que el del piano que el pobre y sufrido ejecutor

72
lograba adaptar a las escenas, mientras estas se proyectaban en la
pantalla.127
Al igual que Bustillo Oro, estos autores tenían múltiples ocupaciones dentro y
fuera del mundo cinematográfico. Hombres con diferentes profesiones, escritores,
directores, guionistas, productores, actores, compositores y cantantes. De
diferentes nacionalidades principalmente mexicanos, españoles, argentinos y
cubanos. Esta característica los ha mantenido fuera de la atención de los círculos
culturales reconocidos como cultos o de mayor seriedad. No obstante, todos ellos
tuvieron cabida en SPyM, mientras la revista se mantuvo con vida.

En 1964 Donald Yates en su libro El cuento policial latinoaméricano,


enfatizaba: “El número de cuentos policiales producidos en Hispanoamérica
durante los pasados cincuenta años no es señaladamente considerable. El total
pude alcanzar a quinientos. Es más bien en Argentina, México y Chile donde se ha
escrito apreciable número de cuentos policiales.”

Si se considera que en SPyM colaboraron como escritores veinticinco autores


en español con sesenta y uno cuentos policiacos, nos damos una idea de la
importante contribución de esta publicación a la difusión y promoción del género
no solamente en nuestro país sino en Latinoamérica. Sin embargo, los esfuerzos
de la revista por fomentar la escritura del género entre autores nacionales
nacionales no representaron más que el 6% del total de publicaciones de la
revista.

Desgraciadamente, no fue posible establecer cuál era el tiraje de la revista,


lo que imposibilita saber el número aproximado de sus lectores, así como
determinar qué tan popular era dicha publicación. Por su parte, Colección de
Misterio Ellery Queen, publicada mensualmente por Editorial Novaro en 1955,
contaba con una tirada de 25,000 ejemplares, sólo para tener una idea del público
con el que contaba la literatura policiaca en esos años.

127
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 175, septiembre de 1960, p.35.

73
SPyM es conocida y citada por todos los especialistas nacionales de
literatura policiaca como son Vicente Francisco Torres, María Elvira Bermúdez e
internacionales como Donald Yates, de quien se publicaron algunos cuentos en
ella. También se sabe que escritores latinoamericanos como Enrique Delano
enviaban desde México a Chile mensualmente algunos ejemplares para su venta
en puestos de periódicos chilenos.128

En una cita del editor en el número tres del magazine se exhorta al público
a suscribirse a esta publicación dada la demanda de la misma.

La fuerte escasez de papel nos obliga a limitar la edición de Selecciones


Policiacas y de Misterio, no obstante la extraordinaria demanda que ha
tenido. Es muy posible, que al día siguiente de la aparición de cada uno de
nuestros tomos, ya no la encuentre usted en ningún expendio. Y la mejor
manera de que usted no se quede sin el ejemplar correspondiente, será
llenando el cupón de subscripción que va al pie de esta página, y que le
garantizará la entrega inmediata, en su propio domicilio, de cada uno de los
tomos que vayan apareciendo.129
Sin embargo, no hay información que permita establecer el tiraje de la revista
a pesar de todas estas referencias al éxito de la misma.

Como ya se dijo, la literatura policiaca era una literatura muy popular desde la
década de los años veinte en los diarios, así como en los suplementos
dominicales y culturales de éstos. Conformaba una opción más de la variada
oferta del entretenimiento de la época. No obstante, hay que recordar que en 1946
la población letrada, a pesar de los avances de las campañas alfabetizadoras era
un sector privilegiado. A diferencia de las historietas en las que la preponderancia
en los gráficos las convirtió en parte fundamental en la iniciación a la lectura de
masas, la lectura de literatura policiaca en revistas especializadas como SPyM era
más reducida; no hay forma de documentar el número de lectores o el tiraje que
tenía la revista, sin embargo las referencias de lectores encontradas son de otros
autores, quienes primero fueron lectores y posteriormente colaboradores de la
misma como María Elvira Bermúdez, Enrique Delano, Raymundo Quiroz Mendoza

128
Véase La novela policiaca, Santiago Negro, 14 al 18 de octubre de 2009 en http: www.santiagonegro.cl,
[revisada en julio de 2012].
129
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 3, 1 de diciembre de 1946, p.95.

74
o Roberto Cruz Piñon. Carlos Monsiváis también fue lector de la revista. Por ello
pienso que este magazine fue popular entre la gente con las mismas
características de los colaboradores de SPyM, estudiantes, profesionistas, gente
perteneciente a las industrias cinematográficas, teatrales, radiofónicas y
televisivas de las que ellos mismos formaban parte. Estos lectores encontraban en
el género una fuente de recreación e inspiración, ya que la retroalimentación de
estas industrias era una constante, como lo señalan Juan Manuel Aurrecochea y
Roger Bartra.

[…] las historietas y otras publicaciones populares comparten con


estas modalidades del esparcimiento el ocio colectivo de las
mayorías. Los diferentes medios, lejos de competir entre sí,
coexisten armoniosamente y se retroalimentan. Entre los de carácter
narrativo –literatura, cine, serial radiofónico e historieta- la simbiosis
es completa y los géneros, temas, argumentos y personajes
traspasan sus fronteras sin visa ni pasaporte.130
Hecho que es corroborado por las constantes notas de la dirección de la
revista, que se quejaba de lo que consideraba un plagio de las historias que en
ella aparecían. Por ejemplo, en la introducción al cuento Invitación a la muerte
imprevista de William Irish, se lee lo siguiente:

Las páginas de SELECCIONES POLICÍACAS Y DE MISTERIO HAN


VENIDO SUFRIENDO UN VERDADERO SAQUEO POR PARTE DE
QUIENES SE DICEN ADAPTADORES PARA PROGRAMAS DE
RADIO Y TELEVISIÓN. El más socorrido -o más despojado- ha sido
William Irish. Y este cuento sería uno de los más escogidos. De ahí
la nota que aparecerá en lo sucesivo, al pie de cada uno de los
cuentos. Y que se atengan a las consecuencias los señores
adaptadores.131
La nota a la que hace alusión es la siguiente “La reproducción en español de
este cuento, o su adaptación para radio, televisión, teatro o cine, sin previo
consentimiento del autor, será perseguida conforme a la Ley”.132

130
Juan Manuel Aurrecochea y Armando Bartra, Puros cuentos. Historia de la historieta en México 1934-
1950,o.p. cit., p.25
131
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 131, 2 quincena de septiembre de 1955, p.3
132
Ibid.

75
Por esta razón, creo que SPyM, al ser una oferta más para el ocio de los
capitalinos letrados, al igual que el resto de las industrias del entretenimiento,
sufrió, paulatinamente la consolidación y hegemonía de la televisión como
principal oferta de entretenimiento en el país, lo que obligó a la literatura policiaca,
como al resto, de las industrias, a desaparecer o reformularse para renacer.

Posteriormente a la desaparición de Selecciones Policiacas y de Misterio,


Antonio Helú siguió activo en el periodismo y particularmente en la difusión
literaria, en la selección “El Cuento de la Semana” para el semanario México en la
Cultura, dirigido por Manuel Noriega, antiguo compañero de la preparatoria, con el
que colaboró desde 1967 hasta su muerte en diciembre de 1972.

IV.2. El ocaso

La vida de la revista es algo incierta, pues si bien el inicio se ubica el 1° de


noviembre de 1946, el fin de la publicación no queda muy claro.
Desafortunadamente sólo se han podido encontrar ejemplares de esta publicación
en la Hemeroteca Nacional de México, que cuenta con algunos números, que
abarcan el periodo de noviembre de 1946 hasta junio de 1961. Sin embargo,
físicamente sólo se encuentran disponibles noventa y siete números de los ciento
ochenta y dos que se publicaron en ese periodo133. Por otro lado, en el número
182, que corresponde a junio de 1961, no existe ningún indicio que señale que
éste herá el último número o se vislumbre el próximo cierre de la edición. No
obstante, es probable que haya desaparecido en esas fechas debido a las
constantes crisis económicas por las que atravesaba la revista, de las cuales se
hacía una repetida referencia en los tomos anteriores. Al respecto, Vicente
Francisco Torres en Muertos de papel. Un paseo por la narrativa policial
mexicana, menciona que la revista concluyó en 1953. De igual manera, y en el

133
La revista incluyó el índice de la revista en los números 94, 98 y 100, con lo que se puede tener una idea,
de los contenidos, de los número no existentes en la Hemeroteca Nacional de México durante ese período.

76
mismo libro de Torres, María Elvira Bermúdez afirma que la revista desapareció en
marzo de 1957.134

Aunque se pretendía que SPyM fuese quincenal, la verdad es que durante


los quince años de su existencia sólo mantuvo dicha regularidad durante los
primeros cinco años. Posteriormente, la publicación fue mensual o bimestral. No
obstante, su permanencia durante todos esos años es casi milagrosa, tomando en
cuenta que la revista no contaba con publicidad regular que le mantuviese. Salvo
el anuncio del Instituto de Ciencias Policiacas dirigido por Rafael Barraza,135 quien
de manera permanente promocionó sus cursos de detectives privados, no existe
otro patrocinador. Esporádicamente se anunciaban el Ron Batey, calcetines,
cerveza, algunas editoriales como Books Store, estaciones de radio y algunas
películas. Lo que hace concluir que en gran parte su existencia estuvo auspiciada
por su director Antonio Helú, ya que las fechas de su edición coinciden con los
remanentes de la bonanza cinematográfica de éste, quién al lado de Juan Bustillo
Oro, realizó dieciocho películas aproximadamente.136 No obstante, la revista debe
haber sido muy leída, pues consiguió sobrevivir mucho tiempo a pesar de las
difíciles crisis por las que atravesó durante todos esos años.

Desde los primeros dos años de vida de SPyM, el incremento de las materias
primas hizó imposible sostener el precio de un peso por ejemplar. Por lo que se
vio en la necesidad de incrementar veinticinco centavos su costo original. Al año
siguiente enfrentaron el mismo problema incrementando a uno cincuenta su costo.
Estas recurrentes crisis se vivieron durante toda la existencia de la revista, hasta

134
Vicente F. Torres, Muertos de papel. Un paseo por la narrativa policial mexicana, México,
CONACULTA, 2003, 136 pp.
135
Quien ofertaba sus cursos para detectives y que seguramente era un juego del propio Helú, pues no hay
ninguna prueba de la existencia de dicha academia.
136
Como se mencionó en el capítulo uno, Helú colaboró como escritor de cine en las películas de Juan
Bustillo Oro: Malditas sean las mujeres (1936), La honradez es un estorbo (1937), Las mujeres mandan
(1937), Cuando la tierra tembló (1942), La sobrina del señor cura (1954), El asesino X (1955), Las
engañadas (1955), La mujer ajena (1955), Del brazo y por la calle (1956), Los hijos del Rancho Grande
(1956), El Medallón del crimen (1956) y El último mexicano (1960). Solamente una vez de Carlos Vejar
(1954) y Alma Jarocha 1937.Como director realizo Nostradamus (1937), La obligación de asesinar (1937),
El Hotel de los Chiflados (1938), La india Bonita (1938), El hipnotizador (1940) y Cuando la tierra tembló
(1942).

77
1951, cuando alcanzó el costo de dos pesos, que se mantendrá sin variaciones los
siguientes ocho años.137 En diciembre de 1959 anunciaban que la revista
incrementaría sus costos pasando de dos a tres pesos. El editor de esta época
describía de la siguiente manera las frecuentas crisis económicas por las que
pasaban:

Un salto mortal. Empezó a sostenerse en la cuerda floja desde muy


pequeño. Sus padres lo contemplaban admirados. Dio el primer paso
en firme, y empezó a correr por la cuerda floja con seguridad y con
dominio.
Muy pronto, conforme crecía el muchacho, otros niños, quisieron
imitarlo. Dando traspies, avanzaba lentamente y, a unos cuantos
pasos más apenas, perdían equilibrio y se estrellaban.
Pero el muchacho seguía adelante. La cuerda floja se la tiraban, y se
la alargaban cada vez más. Y llegó el momento en el que se vio
precisado, para no deslucir la suerte, a dar un salto mortal. ¿Caería
parado, o se estrellaría como se habían estrellado los demás?
Selecciones Policiacas y de Misterio va a dar el salto mortal, como el
pequeño niño que empezó a crecer, y a quien le estiraron la cuerda.
Baja el precio de los automóviles, y aumenta el costo del papel. Baja
el precio del pescado, y aumenta el costo de la tinta. Bajo el precio
de las medicinas, y aumenta el costo de mano de obra.
Selecciones Policiacas y de Misterio va a dar el salto mortal. A partir
del tomo 170, costará $3.00 el ejemplar, y $30.00 la suscripción por
una serie de 12 tomos. ¿Se estrellará, o caerá parado y salvará la
suerte?138
Las principales crisis económicas de la revista coincidieron con las grandes
crisis nacionales, la devaluación de 1948, la de 1954 y el inicio de la crisis de
1961, ocasionada por las tensiones internacionales, resultado de la guerra fría, así
como con la caída de la producción cinematográfica nacional.

La revista sobreviviría el salto mortal dos años más. Sin embargo, debido a
las recurrentes crisis, todo indica que dejó de existir en 1961, terminando con la
principal difusora y promotora del género policiaco en el país.

137
Era el mismo costo que tenía Colección de Misterio Ellery Queen en 1955.
138
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 167, 1ª quincena de diciembre de 1959, p. 3.

78
Por otro lado, la desaparición de Selecciones Policiacas y de Misterio,
también responde a la crisis de la literatura policiaca de cuarto cerrado o enigma,
que desde 1950 se debatía entre lo que se denominaba novela problema y la
aparición de la novela de atmósfera, es decir, la desaparición de la novela clásica
de misterio o cuarto cerrado y el surgimiento de la novela negra. Comenzó a
permear la idea de que la mediocridad y la falta de crítica de los autores se
apoderaban del género.

Thomas Nacerjac señala que la brutal realidad que se vivía en esos


momentos exigía el cambio en las temáticas de la literatura policiaca, porque la
idílica solución del cuarto cerrado ya no correspondía a la realidad:

Con la clandestinidad, las torturas y los campos de la muerte, el


lector medio ha hecho el aprendizaje de la vida peligrosa. Por eso la
novela brutal, y hasta cruel, están hoy en pleno impulso. Por un
cambio imprevisto, es la lógica quien se ha puesto al servicio del
instinto vital y no a la inversa. Se puede decir que la novela clásica
demasiado estética, demasiado mundana, demasiado correcta, y por
lo tanto, rancia, está virtualmente muerta, al menos por cierto tiempo.
Lo que vemos nacer es una novela de gusto policiaco. Y al
abandonar las arquitecturas de razonamiento, hay en cambio, una
aproximación a la literatura, en la medida en que se está obligado a
dar al criminal y no al crimen una importancia decisiva. La psicología
sale ganando con ello. Y el estilo también. Porque se hace elíptico,
duro, argótico, pero cargado de humanidad. Las nuevas aspiraciones
del público son el resultado de una transformación profunda de la
sociedad.139
En SPyM, tuvieron cabida tanto el cuento de misterio como el cuento negro
y todas sus variantes, de hecho la selección es muy laxa e incluye cuentos
fantásticos y de ficción, sin embargo, se nota una preferencia por el cuento de
misterio, lo que se evidencia por el hecho de ser los autores clásicos como Agatha
Christie con cincuenta y tres, William Irish con veintiséis, George Simenon con
veintiséis, Rex Stout con veinticinco, Roy Vickers con veinte y Erle Stanley
Gardner con diecinueve cuentos los más publicados durante la existencia de la

139
Jacques Hameline, “La novela policiaca de lengua francesa”, en Revista mexicana de cultura. Suplemento
de El Nacional, Núm. 112, 15 de mayo de 1949, p.12.

79
revista. De igual forma los autores en español pulicados en la revista tienden a
escribir relatos enigmáticos de cuarto cerrado.

María Elvira Bermúdez, principal colaboradora en español de SPyM y


destacada crítica literaria opinaba al respecto:

[…] la novela policiaca propiamente dicha se caracteriza por los


elementos siguientes: un delito cometido en circunstancias
misteriosas. Y un detective que mantiene la observación de detalles
en el lugar de los hechos de deducciones o inducciones lógicas, o de
consideraciones de carácter psicológicas identifica al criminal y
resuelve el misterio […] Uno de los mejores autores policiacos es
evidentemente Ellery Queen. Una revisión minuciosa de sus cuentos
da la razón a mi aserto, ya que en la mayoría de ellos el delincuente
confiesa su delito. Unas veces tácitamente, otras de manera
explícita, pero siempre llevando al ánimo del lector la certidumbre de
la culpabilidad, a través de la propia admisión de la responsabilidad.
La habilidad del detective será tanto más admirable cuanto más
efectivamente logre arrancar al criminal la confesión. Agatha Christie
proporciona algunos preciosos ejemplos de maniobras finas,
eminentemente psicológicas, para logar ese fin […]140
Esta cita nos proporciona una visión de la proclividad de la revista a los
autores clásicos. Así como la romántica idea de ejercer la justicia y
primordialmente la ejecución de ésta, a través de la literatura policiaca. Idea
resultado de la época, pues para 1946, aunque existía ya un desencanto
generalizado por el sistema de justicia de nuestro país, así como desconfianza en
las instituciones y el gobierno, la esperanza de que las cosas por fin mejorarían,
tanto económica como socialmente, prevalecía. No hay que olvidar que eran los
años del llamado “milagro mexicano” y parecía que el desarrollo industrial y
económico podría generar la justicia social que desde la revolución se anhelaba,
visión que paulatinamente se desdibuja y que, con los acontecimientos de 1968
era insostenible.

Paulatinamente, el enigma va dejando de ser la parte fundamental de la


escritura policiaca, ya no interesa quién ha matado, sino cómo, por qué y para qué
140
María Elvira Bermúdez, “Ensayo sobre la literatura policiaca”, en Revista mexicana de cultura,
Suplemento dominical de El Nacional. núm. 60, 23 de mayo de 1948, p. 10

80
se ha matado. Y la novela negra no se encuentra en las preferencias de los
editores de la revista, a pesar de publicar autores como Dashiell Hammett o Eric
Ambler.

La versión moderna de la novela policiaca de aventuras es la novela


de gangsters. Este tipo de novela, por lo general, carece de buen
estilo y de hondura psicológica; trasunto directo de la novela de
folletín, de la novela de folletín mediocre e insubstancial, es
simplemente una sucesión de cuadros rápidos, de luchas
sangrientas, de rasgos que tiene más de audaces que de ingeniosos;
y frecuentemente carece de ilación verdaderamente lógica. Por
mucho tiempo, esta clase de novela ha usufructuado como exclusivo
el titulo de novela policiaca, y opino que precisamente a ello se debe,
y no sin fundamento, que el género policiaco haya sido visto con
desdén por lo intelectuales y por los artistas […]141
Por otro lado, aunque como ya se ha mencionado, una de las
características de los autores de SPyM fue su crítica posición ante el gobierno
posrevolucionario, el desencanto ante las políticas públicas del Estado mexicano y
la participación en diversos movimientos políticos en contra del gobierno oficial,
principalmente del gobierno callista. Dentro de su obra policiaca, publicada en
SPyM, no vertían sus opiniones políticas, salvo el caso de José Martínez de la
Vega, quien en El muerto era un vivo, escribía:

Por la elegante colonia residencial pedaleaba un ciclista. Su


cachucha lo delataba como mensajero de telégrafo, y en efecto, eso
era un mensajero de telégrafos.
Tras de cerciorarse del nombre de la calle por donde iba, el ciclista
se detuvo frente al número 135 y se acercó al timbre eléctrico para
hacer lo que los líderes hacen con el obrero a la hora de cobrarle la
cuota sindical oprimirlo.142
Y aunque la crítica nunca fue tan fuerte ni tan directa, por dichas opiniones
los editores de la revista en la introducción al cuento antes mencionado anotaban:

No podía faltar, en nuestra antología, un cuento que relatara alguna


de las hazañas del genial detective de Peralvillo Peter Pérez. Pepe
Martínez de la Vega ha creado una especie de Cantinflas del
detectivismo. Desgraciadamente, la intención política es que impera
141
Ibid., p. 10
142
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 86, enero de 1951.

81
en los cuentos de Martínez de la Vega, y a ello se debe que, como
cuento policiaco pierdan calidad. No obstante eso, en todos hace
alarde de su gran ingenio […]143
Hecho que por otro lado confirma la postura que la publicación tenía en
torno a su preferencia por la literatura policiaca de misterio clásica, de cuarto
cerrado, y el poco apego que sentían por la novela negra que imperaba ya en ese
momento.

En los noventa y cuatro números de la publicación existentes en la


Hemeroteca Nacional de México, solamente aparecieron en la revista dos
referencias al acontecer político de la nación, una de ellas fue “Ideario de la
mexicanidad”, que aparece sin ninguna introducción o razón aparente en el
número 111 en julio de 1953; tampoco cita autor, por lo que supongo es obra del
propio Helú y que básicamente establece su posición en relación al no
intervencionismo extranjero y su apoyo al desarrollo nacional.

Ideario de la mexicanidad
Amo a mi Patria por el ejemplo de sus héroes y de sus hijos; por el
amparo que me da su tierra, por la belleza de su arte y la nobleza de
sus tradiciones.
La admiro porque en ella la igualdad, la libertad y la resolución para
defenderlas, fortalecen la dignidad humana.
Anhelo que la unidad y la prosperidad nacionales, esta última, suma
de mejoramiento de cada Mexicano, tengan como una de sus bases
efectivas ganancias y salarios justos.
Creo que la grandeza de México descansa en que ningún
instrumento de producción quede ocioso y ninguna riqueza natural
desperdiciada.
Defiendo la idea de impulsar y proteger nuestra economía rural e
industrial, y por ello prefiero y aconsejo comprar lo que México
produce.
Mi aportación diaria a la Patria, es mi esfuerzo entusiasta en el
cumplimiento de mis deberes y mis obligaciones.

143
Ibid., 33p.

82
Ambiciono que mi familia goce de bienestar espiritual y físico y de
seguridad económica, y lucho por ampliar sus horizontes y los míos,
mediante la educación moral, intelectual y técnica.
Rechazo para garantizar nuestra independencia, cualquier
intromisión extranjera en la vida política, social, cultural y económica
del País.
Juzgo que sólo debemos adoptar de otros pueblos aquello que no
deforme ni debilite la integridad de la Patria.
Y así, pensando en mi Bandera y con las estrofas del Himno
Nacional en el corazón, batallaré contra toda la resistencia y la
adversidad que se opongan a la realización de mis ideales.144
Esta cita nos permite ver que las demandas de justicia social y la búsqueda
del desarrollo nacional mediante la educación, que formaban parte de los ideales
del movimiento vasconcelista de 1929 siguen vigentes. Años más tarde, en
septiembre de 1960, apareció un grabado con la figura del presidente Adolfo
López Mateos, en alusión a la expropiación eléctrica donde se lee “¡adelante
México es nuestro!”.145

Aunque suena contradictorio con su compromiso social y el hecho de haber


participado directamente en diversos movimientos sociales como el movimiento
vasconcelista, el sinarquismo e internacionales como La República, o en
movimientos políticos dentro de sus respectivas naciones. No obstante evitaban
cualquier posicionamiento político dentro de sus escritos policiacos.

En 1973, Carlos Monsiváis, en el artículo “Ustedes que jamás han sido


asesinados” se pregunta “¿Quién le teme a literatura policíaca? Exorcizado,
diluido en los programas de clase C en la televisión, gastado en el exceso y
excedido en la autoparodia, el género industrioso conocido como literatura policial
ha disfrutado de auges y desmistificaciones, se ha estratificado, ha incursionado
sin consecuencias penales en el autoplagio, ha cometido el delito sin remisión:
pasar de moda.”146 En el mismo artículo afirma “[…] entre nosotros no hay

144
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 111, 2° quincena de julio de 1953, p.98
145
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 175, septiembre 1960, p.7. [ver anexo II]
146
Carlos Monsiváis, “Ustedes que jamás han sido asesinados”, en Revista de la Universidad de México, Vol.,
XXVIII, N° 7, marzo de 1973, p. 1.

83
literatura policial porque no hay confianza en la justicia y todo mundo teme
identificarse con el sospechoso, teme defenderlo”. 147

Los gustos y las necesidades de los lectores de novelas policiacas habían


cambiado; la literatura policiaca de misterio ya no era suficiente, pues la paulatina
inserción de la televisión en la vida cotidiana ganó terreno. La esperanza de
mejora social se diluía y la brutal realidad se hacía presente.

Sin embargo, la literatura policiaca resurgiría con nuevas propuestas


literarias como la del propio Rafael Bernal, quien en junio de 1968, en el tercer
ciclo de “Los Narradores ante el público” organizado por el INBA, hace referencia
a esta transformación y a la búsqueda permanente de los autores de su
generación.

Mi experiencia en esto de los grupos es escasa. Como narrador he


tratado de encontrar una verdad humana, mi verdad tal vez, pero tan
sólo eso. He ido explorando diferentes medios, diferentes sistemas y
diferentes verdades. Mi verdad formal de hace treinta años, puede ya
no ser válida para mí mismo ahora. Se dirá tal vez que hay en esto
inconstancia o veleidad. No pretendo discutir el punto, pretendo tan
sólo apegarme a la verdad, que me va naciendo de mi experiencia
como hombre o como narrador. Lo que sí creo que es evidente es
que si el hombre estuviera destinado a tener siempre una misma
verdad, inútiles serían el estudio y la experiencia de la vida. El diario
aprender modifica necesariamente nuestros conceptos y nuestras
verdades. Esa es calidad inherente del hombre, por lo menos desde
mi punto de vista. Tal vez existan hombres que nacieron con la
verdad como parte integrante de su ser. Yo no nací así y mi vida ha
sido una larga búsqueda de lo que puede ser esa verdad y esas
verdades que trato de expresar en mi obra.148
En la misma ponencia establece, desde mi punto de vista, algunas de las
características fundamentales de los escritores que colaboraron para Selecciones
Policiacas y de Misterio, y de la época, como son el no sentirse parte de ningún,
grupo literario en particular, la diversidad temática que abordaron a lo largo de sus

147
Ibid., p.11.
148
Rafael Bernal, “Nada en la vida me divierte tanto como escribir”, Sábado; Uno más uno, N° 511, 18 de
julio de 1987, p. 1,5 ,6.

84
obras, los múltiples medios y géneros en los que escribieron, así como la
apropiación del lenguaje popular en su literatura.

[…] en mi vida como narrador creo haber utilizado casi todos los
medios que se han puesto en nuestros pensamientos. Así he escrito
novela, poesía, drama, radio novela, novela para televisión y
tratamientos cinematográficos. Los tres últimos me dieron para vivir
durante algunos años. Debo confesar que he escrito cantidades
asombrosas de cuartillas. Ahora, al hacer esta toma de conciencia,
he querido recordar sus nombres siquiera y me faltan muchos. Esto
no es más que un ejemplo de ese tipo de obra que, en su tiempo,
tuvo mucho mayor público que cualquiera de mis libros o mis obras
de teatro. Por lo que se refiere a temas, he recorrido una gran
variedad: tal vez en muchos de ellos he querido tan sólo probar mi
mano, ver si podía. Así de la novela folklórica y costumbrista, he
saltado a la policiaca y a la de imaginación extraterrena, como en el
caso de Su nombre era la muerte. En el teatro he vagado por la
comedia, el drama, la tragedia, tomando temas profundamente
enraizados con el agro mexicano, como en El maíz en la casa, en la
Revolución, como Antonia o Corrido en tres actos y en la vida
cotidiana como el ídolo o Nancy Brown y El asilo. He incursionado en
el teatro poético, por llamarlo en forma tan absurda, con Soledad y El
agua y el mar. Pero en todos los asuntos de teatro y de novela o
cuento, he tratado de buscar al hombre en el tiempo en que vivimos.
Buscando al lector, he tratado de hacer mi estilo cada día más claro,
más inteligible para todo hombre o mujer que hable la lengua
castellana, como la hablamos en México. Con esto quiero decir que
no he tratado nunca de ser purista del idioma, ni un académico. En
verdad debo confesar que no he entendido bien a bien el objeto de la
Academia de la Lengua, ni la autoridad que tiene, ni quién se la ha
concedido. El idioma es cosa viva forjada por el pueblo a cada
instante […]149
La literatura policiaca evolucionó a la par de Selecciones Policiacas y de
Misterio, su generación rindió frutos y tendió puentes; las industrias del
entretenimiento radio, cine y televisión se consolidaron, se profesionalizaron y se
cerraron. No obstante, el interés y la escritura de literatura policiaca resurgiría con
la misma fuerza que en sus orígenes después de 1968, pero con menos
prejuicios. Ya nadie duda del carácter literario del género: “Escribir novelas
policiacas en una época policiaca no es trabajar en un género menor ni

149
Ibid., p. 5

85
subliterario, sino escribir las novelas más necesarias y hablar de las cosas más
urgentes”.150 “La novela policiaca sirve para explorar y desarrollar temas que nos
afectan de manera viva en la realidad inmediata”.151

En nuestro país, la renovación del género policiaco dará como resultado la


aparición de la literatura neopolicial, cuyo precursor en México, es justamente
Rafael Bernal, con su obra El complot mongol, publicada en 1969, novela que en
un principio no fue bien recibida ni por el propio Antonio Helú, quien el 20 de julio
de 1969 realizó una reseña de la obra para el diario El Día, titulada “Un rastro de
carne humana”, escandalizado por la violencia de la trama en donde sin dejar de
reconocer las virtudes literarias de Rafael Bernal dice lo siguiente:

Como novela policiaca resulta floja; como novela de espionaje es


para terminar con todas las conocidas, desde las de Oppenheim,
hasta las de Lian Fleming. Cabría dos clasificaciones más: novela de
aventuras, una; novela de violencia, la otra. Y volvemos a lo mismo;
como novela de aventuras resulta floja; como novela de violencia es
para acabar con todas las conocidas, desde Carroll Jhon Daly,
Dashiell Hamett y Raymond Chandler, hasta las de Mickey Spillane,
Ricahrd S. Prather y Carter Brown [...] Si de masacre humana se
trata, resulta un monumento al rastro que no se ha inaugurado
todavía: cadáveres de hombres y mujeres, frescos, abiertos en canal
o de cuerpo entero. Son muertos por una, o dos balas, o varias
balas, de distintos calibres y provenientes de pistolas distintas.
Muertos, muchos muertos […] Virtudes. La novela se lee de corrido.
Diálogo fácil. Un sentido del humor, macabro. Dos personajes
cincelados. Y desenfado. Desenfado en el lenguaje y en la creación
de vocablos nuevos, tan necesarios siempre. 152
Le indignan los violentos crímenes relatados en la novela, pero no
menciona la crítica que hace Bernal al Estado mexicano, tan certera que casi
pierde el empleo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde según su
esposa pensaban que utilizó “[…] modelos concretos para sus personajes. Se

150
Robert Loit citado en Federico Campbell, “El verdadero enigma: qué es la novela policiaca” en Proceso,
N°538, 23 de febrero de 1987, p.46.
151
Paco Ignacio Taibo II citado en Federico Campbell, “El verdadero enigma: qué es la novela policiaca, op.
cit, p. 47.
152
Antonio Helú, “Un rastro de carne humana, El libro y la vida”, El Día, 20 de julio de 1969, p.13.

86
habló de Alfonso Corona del Rosal.”153 Situación por la que el Director en Jefe del
Servicio Diplomático Mexicano, Alfonso de Rosenzweig, se ve en la necesidad de
aminorar las protestas al libro dentro de la Secretaría de Relaciones Exteriores; en
el informe que presentan al Secretario General del Servicio Diplomático Antonio
Carrillo Flores declara lo siguiente:

El autor nació en México en 1915. Hizo estudios de Filosofía y


Letras. Se dedica al periodismo y a las letras. Durante algún tiempo
vivió en Venezuela (su novela Tierra de gracia se sitúa en aquel
país). En 1960 es nombrado Segundo Secretario en Honduras. En
1961 pasa a Filipinas. En 1965 es nombrado Primer Secretario en el
Perú, ha vivido durante los últimos cuatro años en Lima, y aún
cuando su novela se sitúa en México, está indudablemente
influenciada por su experiencia peruana. Su descripción de los
chinos de la calle de Dolores le hace a uno pensar en la más
numerosa colonia china de Lima. Y el complot del Valle de –
Miraflores (hasta el apellido parece estar inspirado en el
derrocamiento del presidente Belaunde)154 por los militares, suceso
que impresionó hondamente al autor. 155
Como se ve,el informe indica que Bernal hacía alusión al golpe militar de
Miraflores ocurrido en Venezuela, así como al del Perú durante su estancia en
aquel país y no al gobierno mexicano; de esta manera justificaba a Bernal ante las
autoridades nacionales. No obstante, El complot mongol permaneció
prácticamente desconocido hasta su reedición en 1985.156

En El Complot Mongol, Bernal escribe:

La Revolución no se ha convertido en nada. La Revolución se ha


acabado y ahora no hay más que pinches leyes. Y así, por todos
lados, nos andamos haciendo pendejos. Todos, de una manera o de
otra. Con mucho primor, como dicen los corridos. Para mí que el

153
Alfonso Corona del Rosal era Jefe del Departamento del Distrito Federal durante el gobierno de Gustavo
Díaz Ordaz, Entrevista de Francisco Torres con Idalia Villareal viuda de Rafael Bernal en Vicente Francisco
Torres “Un recuerdo de Rafael Bernal, EL Buho, 9 de marzo de 1991, p. 9-A
154
Rafael Bernal vivió en Venezuela durante 1958 cuando ocurrió el golpe de estado del Valle de Miraflores.
Diez años más tarde el 3 de octubre de 1968, ya como miembro del servicio diplomático mexicano vivió en
Perú el golpe militar contra el presidente peruano Beluande. La nota mezcla ambos acontecimientos.
155
Archivo Genaro Estrada, SRE, expediente personal Rafael Bernal III/131/11231, f. 00385
156
Véase Mauricio Bravo Correa, “Pesquisa bibliográfica de Rafael Bernal. Resultados preliminares de un
rescate literario”, Informe Académico para obtener el título de Licenciado en Letras y Literatura Hispánicas,
FFYL, UNAM, 2006

87
Licenciado es el único revolucionario que queda, porque es el único
que no cree en la leyes.157
De tal suerte que Rafael Bernal es, dentro de esta generación “de las
Tertulias de Café”, el puente conector con la siguiente generación interesada en la
escritura policiaca, su obra representa esta renovación a la que se enfrentan las
industrias del entretenimiento con la hegemonía de la televisión.

En 1995 surgió nuevamente la necesidad de crear una revista nacional


especializada en el género, Crimen y Castigo. Revista del neopolicial
iberoamericano, dirigida por Paco Ignacio Taibo II, quien en la nota de
presentación planteaba curiosamente casi los mismos propósitos que en 1946
Selecciones Policiacas y de Misterio se había propuesto:

Crimen y castigo, más que una revista, es una necesidad. El espacio


que exigía el movimiento del neopolicial iberoamericano y que pedían
los amantes del género […] Revista trimestral dedicada a difundir,
estudiar y promover lo mejor de la creación de la nueva literatura
policiaca de la lengua y de otros ámbitos culturales.158
En la misma revista, Manuel Vázquez Montalbán, en entrevista con
Leonardo Padura, expone uno de los cambios más significativos de la literatura
policiaca, la autoconciencia de los autores y su compromiso social.

En una época como la actual cuando se está viviendo la filosofía y la


moral del triunfador y la opción de un sentido pragmático de la
realidad, me parece necesario y justo reivindicar a la gente que ha
sacrificado su vida y la ha expuesto por algo que no se podía tocar,
algo tan inmaterial como una idea, un objetivo de futuro. Pienso que
vale la pena plantearse la resistencia como una propuesta moral,
como una moral alternativa.159
En el mismo texto afirma: “[…] con el tiempo comprendes que incluso quien
no ha querido intervenir directamente, también ha transmitido ideología, porque
escribir siempre precisa de una concepción del mundo y llevar a los libros cómo

157
Rafael Bernal, El complot mongol, México, 2003, Editorial Joaquín Mortiz, 188 pp.
158
Crimen y castigo. Revista del neopolicial Iberoamericano, Invierno, 1995, Año 1, No 1, p.191.
159
Leonardo Padura, “Las palabrass tienen dueños. Carvalho no soy yo”, en Crimen y castigo. Revista del
neopolicial Iberoamericano, Invierno, 1995, Año 1, No 1, pp. 2-11.

88
son los demás y cómo eres tú mismo, cuál es tu proyecto personal, aún cuando lo
hagas en los códigos más herméticos.” 160

Por todo lo anterior, con este trabajo espero haber reivindicado el papel que
Selecciones, Policiacas y de Misterio ocupó en la difusión y producción de la
literatura policiaca en nuestro país, con la creación de una revista literaria
exclusiva del género, que se encontraba en un punto intermedio entre la literatura
culta y la literatura popular, y la relevancia de sus creadores, quienes lograron
combinar, su interés por la literatura policiaca con sus múltiples ocupaciones, su
actividad cinematográfica, y su rica y variada producción literaria.

160
Ibid., p. 11.

89
Conclusiones

El estudio de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio nos permite


ejemplificar un complejo proceso en el que la Ciudad de México y sus habitantes
se insertan a la modernidad; la paulatina industrialización del país y el centralismo
económico dieron como resultado la migración del campo a la ciudad; el
crecimiento desmedido y la urbanización convirtieron a la ciudad en un centro
cosmopolita, en el que la renovación de la vida social posibilitó la creación de
nuevas prácticas de entretenimiento, que al integrarse con las nuevas tecnologías
dieron como resultado el surgimiento de las llamadas “industrias culturales”. Entre
estas se encuentran literatura, prensa, teatro, cine, radio y televisión. En ellas se
vive una rica interacción entre lo culto y lo popular, lo público y lo privado, donde el
papel de la narrativa es fundamental. La literatura policiaca fue un puente
comunicante entre estas industrias.

Otro de los factores fundamentales en este proceso de modernización fue la


educación masiva. Las diferentes campañas de alfabetización posibilitaron la
formación de un nuevo público; al mismo tiempo el acceso a la educación
universitaria permitió la formación de nuevos escritores con otros gustos literarios,
quienes no piensan más en el nacionalismo como el eje fundamental de la
creación literaria. Los colaboradores de la revista se encontraban abiertos a
cualquier posibilidad, incursionaban en todos los géneros literarios, leían a autores
de todas las nacionalidades, ya sin privilegiar a los autores franceses sobre otros.
Implementaban el lenguaje popular en sus obras. Y principalmente veían en la
literatura una posibilidad de disfrute, una acción que se iguala a la de ver una
buena película, una obra de teatro o escuchar música, entre otras actividades. Sin
que esto demeritara la calidad o el rigor de ninguna de estas actividades.

La historia de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio se desarrolla


durante este proceso y nos muestra la capacidad de “La generación de la tertulias
de café” para responder a las nacientes prácticas sociales, integrándose a las
industrias culturales, para crear nuevas posibilidades literarias en las que se
90
entrelazan lo culto y lo popular, lo individual y lo masivo en las nuevas condiciones
de producción y mercado.

Las industrias culturales surgen paulatinamente en nuestro país


amalgamándose unas a otras, interactuando, enriqueciéndose mutuamente, de tal
suerte que una sirve de plataforma a la otra y la complementa; en su etapa
experimental gozaron de gran libertad, lo que generó una rica variedad de
propuestas temáticas. Sin embargo, en la medida que estas industrias se
consolidaron, fueron privilegiando únicamente las formulas de éxito. La
imposibilidad de renovación y enriquecimiento, así como la capacidad en un
principio de la radio, y posteriormente de la televisión de cooptar y aglutinar la
totalidad de la amplia oferta de la industria del entretenimiento masivo, obligó a
desaparecer o a reestructurarse al resto de las opciones de entretenimiento, entre
las que se encontraban las revistas literarias como Selecciones Policiacas y de
Misterio. No obstante, el magazine cumplió su función como promotora y difusora
del género policiaco en nuestro país y entre sus colaboradores surgió una nueva
manera de hacer literatura policiaca.

El género policiaco fue muy popular en los sectores letrados porque


combinaba la intriga de la nota roja con el uso de la razón para resolver el misterio
permitiendo a sus creadores y a sus lectores encontrar al culpable mediante la
aplicación del método científico, que analizando pruebas e indicios les permitía
ejercer justicia a los crímenes y pasiones que se vivían en la ciudad; siempre con
el uso de la ironía y el humor claves del lenguaje popular. Una vez que las
condiciones sociales cambiaron las formulas del género policiaco no respondían
más a las necesidades del momento y hubo la necesidad de renovarse.

El presente trabajo espera ser una ventana a una generación de escritores,


a los que les toca vivir la transformación de la ciudad, de un centro aglutinador de
un millón de habitantes en 1930 a una megalópolis intransitable con cinco millones
trescientos noventa y dos mil ochocientos sesenta y nueve habitantes en 1960;
esta transformación es el eje sobre el que se desenvuelven las nuevas prácticas
sociales y culturales en las que está generación ejerció su trabajo literario. De esta

91
forma Selecciones Policiacas y de Misterio logró reunir un grupo heterogéneo de
voces sobre la ciudad, que unificaron su sentir en el género policiaco.

El estudio de Selecciones Policiacas y de Misterio nos proporciona una


imagen más de la cultura de la sociedad mexicana y sus prácticas sociales, de las
nuevas formas de mirar y entender el mundo. Asimismo nos muestra cómo esa
mirada se vuelve obsoleta y de sus cenizas surgen nuevos modos de contar
historias.

Queda pendiente para próximas investigaciones el estudio y análisis de los


textos policiacos nacionales contenidos en la revista, porque desafortunadamente
la mayoría de los números en los que se publicaron no se encuentran en la
colección de la Hemeroteca Nacional de México.

92
Bibliografía

Aurrecochea, Juan Manuel y Roger Bartra, Puros cuentos. Historia de la historieta


en México 1934-1950. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/
Grijalbo, 1993, 465 pp.
Barba Jacob, Porfirio, Escritos mexicanos. México, FCE, 2009, 592 pp.
Bauche Alcalde, Manuel, “Del teatro a la telenovela”, en Coord., Sánchez de
Armas Miguel Ángel y María del Pilar Ramírez, Apuntes para la historia de la
Televisión Mexicana II. México, Televisa S.A. 1999, pp. 143- 166.
Bravo Correa, Mauricio, “Pesquisa bibliográfica de Rafael Bernal. Resultados
preliminares de un rescate literario”. Informe Académico para obtener el título de
Licenciado en Letras y Literatura Hispánicas, FFYL, UNAM, 2006, 107 pp.
Bernal, Rafael, Doce narraciones inéditas. México, Joaquín Mortiz, 2006, 161 pp.
______El complot mongol. México, Editorial Joaquín Mortiz, 2003, 188 pp.
Bustillo Oro, Juan, México de mi infancia. México, Departamento del Distrito
Federal Secretaría de Obras y Servicios, 1975, 178 pp. (Colección Metropolitana
No 43)
_____Vida cinematográfica. México, Cineteca Nacional, 1984, 350 pp.
_____Vientos de los veintes. México, SEP-Setentas, 1973, 184 pp.
Cuesta, Jorge, Poemas y ensayos, Vol. II, México, UNAM, 1964, 256 pp.
Dávalos Orozco Federico, Albores del cine mexicano. México, Clío, 1996, 85 pp.
Eco Umberto y Thomas A. Sebeok, El signo de los tres.Dupin, Holmes, Peirce,
Barcelona. Editorial Lumen, 1989, 332 pp.
“Carlos Noriega Hope” Forjadores de la Revolución. Tomado de
www.bicentenario.gob.mx/…/ForjadoresDeLaRevolucionMexicana [s/a, revisado
marzo de 2014]
Gamboa de Buen, Jorge, Ciudad de México una visión. México, FCE, 1994,261pp.
García Riera, Emilio, Historia documental del cine mexicano. Época sonora. Tomo
IV. 1955-1957, México, Ediciones Era, 1971.
______, ¨Mi año favorito¨, en Jorge Alberto Lozoya, Cine Mexicano. México,
IMCINE, 1992, pp. 49-60.

93
Gardinell, Mempo, El género negro. Ensayos sobre literatura policial. 2º ed.
México, Universidad Autónoma de México, 1996, 286 pp. (Colección de molinos
de viento, No 109).
Gubern, Román, et. al., La novela criminal. Barcelona, Tusquets Editores, 80 pp.
Harrowitz, Nancy, “El modelo policiaco: Charles Pierce y Edgar Allan Poe”, en
Umberto Eco y Thomas a. Sebeok, El signo de los tres.Dupin, Holmes, Peirce.
Barcelona, Editorial Lumen, 1989, pp. 241-264.
Helú, Antonio, El cuento enigmático. México, Secretaria de Educación Pública,
1968, 84 pp.
_____, La obligación de asesinar. 2º ed. México, Miguel Ángel Porrúa, 1998, 222
pp.
coord, Loyola Rafael, Entre la guerra y la estabilidad política. El México de los 40.
México, CNCA/Grijalbo, 1996, 396 pp.
Narcejac, Thomas y Pierre Boileau, La novela policial. Buenos Aires, Editorial
Paidós, 1968, 162 pp.
Novo, Salvador, Nueva grandeza mexicana. Ensayo sobre la Ciudad de México y
sus alrededores en 1946. México, Editorial Hermes, 1946, 109 pp.
Magdaleno, Mauricio, Las palabras perdidas. México, FCE, 2006, primera edición
1956,225 pp.
María y Campos, Alfonso de ¨Por selva, milpa y mar. La literatura y la diplomacia
extraordinaria de Rafael Bernal. 1915-1972¨, en Escritores en la diplomacia
mexicana. Tomo II. Director de la edición Manuel Cosio Duran, México, SRE,
2000. 428 pp.
Martínez, José Luis, Literatura mexicana siglo XX 1910-1949. México,
CONACULTA, 1990,374 pp.
Martínez Maciel, Sofía, “Rafael Bernal en la literatura mexicana”, Tesis de
licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Letras y Literatura
Hispánica, 1976, 74 pp.
Mauleón, Héctor de, El derrumbe de los ídolos. Crónicas de la ciudad. México,
Ediciones cal y arena, 2010, 260 pp.
Medina Peña, Hacia el nuevo estado. México, 1920-1994. México, FCE, 1994,362
pp.
Mejía Barquera, Fernando, “Del canal 4 a Televisa”, en coord., Miguel Ángel
Sánchez de Armas y María del Pilar Ramírez, Apuntes para la historia de la
televisión mexicana II. México, 1998, Televisa S.A., pp. 19-98.

94
Olivares Arriaga, María del Carmen, Emilio Azcárraga Vidaurreta, Un empresario
ejemplar (1887-1972). México, Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta, 2006, 274
pp.
Ortega y Gasset, José, “La idea de las generaciones” en Obras completas. Tomo
III, (1917-1928). Madrid, Revista de Occidente, 1962, p.147.
Paz Octavio, Generaciones y semblanzas. México en la obra de Octavio Paz.
Tomo 6. México, FCE, 1987, 228 pp.
Rivera, Jorge B., El escritor y la industria cultural. Buenos Aires, Atuel, 1998, 159
pp.
Reyes, Alfonso y Jorge Luis Borges, La máquina de pensar y otros diálogos
literarios, México, SEP/UNAM/CNIE, 1998, 172 pp.

Reyes, Aurelio de los, Cine y sociedad en México1986-1930. Bajo el cielo de


México II 1920-1924. México, Instituto de investigaciones Estéticas/ UNAM, 1993,
409 pp.

Rodríguez Lozano y Enrique Flores, Bang!Bang! Pesquisas sobre narrativa policial


mexicana. México, Instituto de Investigaciones Filológicas/UNAM, 2005, 181 pp.
Rubestein, Anne, Del Pepín a los agachados. Cómics y censura en el México
posrevolucionario. México, FCE, 2004, 307 pp.
Sefchovich, Sara “Filosofía y literatura. La hora de los catrines” en coord, Rafael
Loyola, Entre la guerra y la estabilidad política. El México de los 40. México,
CNCA/Grijalbo, 1986, pp.281 - 320.
Sierra García, Antonio, “La participación de los escritores en la revista Hoy (1937-
1942)”, Tesis para obtener el título de maestro en letras mexicanas, FFyL de la
UNAM, 2007
Storey, Jhon, Teoría cultural y cultura popular, Barcelona, Ediciones Universitarias
de Barcelona, 2002, 318 pp.
Torres, Vicente Francisco, Muertos de papel. Un paseo por la narrativa policial
mexicana. México, CONACULTA, 2004, 136 pp.
Vega Alfaro, Eduardo de la, La industria cinematográfica mexicana. Perfil histórico-
social. México, Editorial Universidad de Guadalajara, 82 pp.
Yates, Donald A., El cuento policial latinoaméricano. México, Ediciones Andrea,
1964, 143 pp.

Hemerografía

95
Antología de cuentos fantásticos policiacos y de misterio, julio de 1950, 97 pp.
Basurto, Luis G., “El complot mongol”, en El Universal, 4 de marzo de 1986
BNE en http://www.bne.es/es/Inicio/index.html Biblioteca Nacional de España,
[revisada en julio de 2012]
Bermúdez, María Elvira, “Ensayo sobre la literatura policiaca”, Suplemento
dominical de El Nacional. Revista Mexicana de Cultura, núm. 46, 15 de febrero de
1948, p. 13.
_____, “Ensayo sobre la literatura policiaca”, en Revista mexicana de cultura.
Suplemento dominical de El Nacional. Núm. 60, 23 de mayo de 1948, p. 10.
Bernal, Rafael, “Nada me divierte tanto como escribir”, Sábado. Uno más uno,
Núm. 511,18 de julio de 1987, p. 1,5, 6.
Boletín de la Universidad, vol 1, num.1, 1 de agosto de 1920, p.11.
Bustillo Oro, Juan, “Cómo murió Charles Prague”, El Universal Ilustrado, Núm.
469, 6 de mayo de 1926, p.36.
_____, “De cine y otras cosas: Paréntesis. Antonio Helú”, México en la Cultura,
Suplemento Dominical de Novedades, 7 de enero de 1973, p.4.
Campbell, Federico, “El verdadero enigma: qué es la novela policiaca”, Proceso,
N°538, 23 de febrero de 1987, pp.46-49.
Cinema Reporter, 20 de mayo de 1944, p. 41.
Crimen y castigo. Revista del neopolicial iberoamericano, año 1, num. 1, invierno
1995.
Díaz de León, Raquel, “Pepe Martínez de la Vega en el viaje infinito”, Jueves de
Excelsior, 23 de diciembre de 1954, p.6.
Elizondo, “Del género chico a la musical comedy”, en Revista de Revistas, 30 de
junio de 1929, p.35.
García Canclini, Néstor, “Las industrias culturales y el desarrollo en los países
americanos” tomado de http://www.oas.org/udse/español/ldocumentos/1hub2.doc

[revisado en octubre 2014]

Hameline, Jacques, “La novela policiaca de lengua francesa”, en Revista


Mexicana de Cultura. Suplemento de El Nacional, Núm. 112, 15 de mayo de 1949,
p. 12.
Helú, Antonio, “El fistol de corbata”, El Universal Ilustrado, Núm. 472, 2 de mayo
de 1926, p.33.

96
______, “Un rastro de carne humana, El libro y la vida”, El Día, 20 de julio de
1969, p.13.
Jubilo, “Comentarios teatrales”, 15 de abril de 1926, El Universal Ilustrado, p.37.
Jueves de Excelsior, 21 de junio de 1945. En estos años aparece sin acento
_____, 25 de noviembre de 1948
_____, 18 de noviembre de 1948.
Letras Libres http://www.letraslibres.com/blogs/entendiendo-la-tercera-dimension
[revisado abril de 2014]
Letras de México (1937-1947), Edición facsimilar, México, vol. 1, FCE, 1984,
(Revistas literarias modernas), p.362.
Marcial, Bruno, “Una extraña aventura policiaca”, El Universal Ilustrado, Núm. 476,
26 de junio de 1926, p23.
Martínez, Abel, “Muchas ciudades con el Bataclán”, El Universal Ilustrado, 20 de
mayo de 1926, p.35.
Martínez, José Luis, “Algunos problemas de la historia literaria”, en El Hijo Pródigo,
Vol., XI, N° 35, 15 de febrero de 1946, pp. 71-82.

Metáfora, num. 1, marzo-abril 1955.


Monsiváis, Carlos, “Ustedes que jamás han sido asesinados”, en Revista de la
Universidad de México, Vol., XXVIII, N° 7, marzo de 1973, pp. 1-11.

Noguerol Jiménez, Francisca “Neopolicial latinoamericano: el triunfo del asesino”,


en www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v15/nogero/html [revisado julio 2012]

La novela policiaca.Santiago Negro, 14 al 18 de octubre de 2009 en http:


www.santiagonegro.cl [revisada en julio de 2012].

Padura, Leonardo, “Las palabras tienen dueños. Carvalho no soy yo”, en Crimen y
castigo. Revista del neopolicial Iberoamericano, Invierno, 1995, Año 1, N° 1, pp. 2-
11.

Pan/Eos (1943-1946), Edición facsimilar, México, FCE, 1985, (Revistas literarias


modernas), p. 15.
Paradox, Silvestre, “El café de nadie”, El Universal Ilustrado, Núm. 473, 3 de junio
de 1926, 43.p.
PAN/EOS (1943-1946), Edición facsimilar, México, FCE, (Revistas literarias
modernas).

97
Piccato, Pablo, “La era dorada de la novela policiaca, Nexos en
http://www.nexos.com.mx/?p=18399 [revisado el 25 de junio de 2014]
La Prensa, 2 de septiembre de 1928, p.10.
_____, 9 de septiembre de 1928, p. 10.
_____, 18 de septiembre de 1954, p. 38
Revista de Revistas, Núm. 1000, 30 de junio de 1929.
Revueltas, Eugenia, “La novela policiaca en México y en Cuba”, en Cuadernos
americanos, enero-febrero 1987, 102 – 120 p.
Salazar Mallén, Rubén, “Alcancia”, en Jueves de Excelsior, 5 de diciembre de
1946, p.4.
Sánchez Filmador, “Nuestras diversiones”, Magazine Dominical El Universal, 6 de
julio de 1926, p.2.
S/A, “Sección Libros“, en Tiempo, semanario de la vida y la verdad, Núm. 235, 1
de noviembre de 1946, p.41.
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 1, diciembre de 1946, 2° edición,

_____, Núm. 2, 15 de noviembre de 1946

_____, Núm. 3, 1 de diciembre de 1946

_____, Núm. 4, 15 de diciembre de 1946

_____, Núm. 42, 30 de junio de 1948

_____, Núm. 69, 15 de diciembre de 1949, año IV, serie de cuentos

_____, Núm. 70, 1° quincena enero 1950, año IV

_____, Núm. 71, 2° quincena enero 1950, año V

_____, Núm. 72, 1° quincena febrero 1950, año IV, serie cuentos

_____, Núm. 73, 2° quincena febrero 1950, año IV, serie novela corta

_____, Núm. 74, 11 de abril de 1950, IV año, serie cuentos

_____, Núm. 75, 21 de abril de 1950, año IV, serie de cuentos

_____, Núm. 76, 21 de mayo de 1950, año IV, serie novela corta

_____, Núm. 78, 1° quincena de julio de 1950, año IV, serie novela corta

98
_____, Núm. 79, 2° quincena de julio de 1950, año IV, serie de cuentos

_____, Núm. 80, 1°quincena de agosto de 1950, año IV

_____, Núm. 81, 1°quincena de septiembre de 1950, año IV

_____, Núm. 82, octubre de 1950, año IV, serie novela corta

_____, Núm. 84, diciembre de 1950, año V, serie novela corta

_____, Núm. 86, enero 1951, año VI

_____, Núm. 89 , 2° quincena de julio de 1951, año V

_____, Núm. 90, 1° quincena de agosto de 1951, año V

_____, Núm. 92, 2° quincena de octubre de 1951, año V, serie novela corta

_____, Núm. 93, 1° quincena de noviembre de 1951, año V, serie novela corta

_____, Núm. 94, 1°quincena de diciembre de 1951, año VI, serie novela corta

_____, Núm. 95, sin fecha año VI

_____, Núm. 97, 1° quincena de marzo de 1952

_____, Núm. 98, 1° quincena de abril de 1952

_____, Núm. 100, 1° quincena de junio de 1952

_____, Núm. 101, 1°quincena de julio de 1952, año VI

_____, Núm. 102, 2° quincena de julio de 1952, año VI

_____, Núm. 103, 1° quincena de agosto de 1952, año VI

_____, Núm. 104, 2° quincena de agosto de 1952

_____, Núm. 105, 1° quincena de octubre de 1952

_____, Núm. 106, 2° quincena de octubre de 1952

_____, Núm. 107, 1° quincena de enero de 1953

_____, Núm. 108, 2°quincena de enero de 1953

_____, Núm. 110, 2° quincena de abril de 1953

_____, Núm. 111, 2° quincena de julio de 1953, año VIII

99
_____, Núm. 112, 2° quincena de septiembre de 1953, año VIII

_____, Núm. 113, 2° quincena de diciembre de 1953, año VIII

_____, Núm. 115, 2° quincena de febrero de 1954, año IX

_____, Núm. 116, 2° quincena de marzo de 1954, año IX

_____, Núm. 117, 2° quincena de abril de 1954, año IX

_____, Núm. 119, 1° quincena de agosto de 1954, año IX

_____, Núm. 120, 1° quincena de septiembre de 1954, año IX

_____, Núm. 123, 2° quincena de octubre de 1954

_____, Núm. 124, 1°quincena de noviembre de 1954

_____, Núm. 125, 1° quincena de diciembre de 1954

_____, Núm. 127, 2° Quincena de enero de 1955

_____, Núm. 128, 2° quincena de febrero de 1955

_____, Núm. 129, 2° quincena de junio de 1955

_____, Núm. 131, 2° quincena de septiembre de 1955

_____, Núm. 132, 1° quincena de octubre de 1955

_____, Núm. 133, 2° quincena de noviembre de 1955

_____, Núm. 134, 2° quincena de diciembre de 1955

_____, Núm. 135, 1° quincena de enero de 1955

_____, Núm. 136, 1° quincena de febrero de 1956

_____, Núm. 137, 1° quincena de marzo de 1956

_____, Núm. 138, 2° quincena de marzo de 1956

_____, Núm. 139,1° quincena de mayo de 1956

_____, Núm. 140, 1° quincena de junio de 1956

_____, Núm. 141, 2° quincena de junio de 1956

_____, Núm. 144, 1° quincena de agosto de 1956

100
_____, Núm. 145, 1° quincena de septiembre de 1956

_____, Núm. 147, 2° quincena de octubre de 1956

_____, Núm. 148,1° quincena de noviembre de 1956

_____, Núm. 149, 1° quincena de diciembre de 1956

_____, Núm. 150, 1° quincena de enero de 1957

_____, Núm. 151, 2° quincena de enero de 1957

_____, Núm. 152, 2° quincena de febrero de 1957

_____, Núm. 153, 2° quincena de marzo de 1957

_____, Núm. 154, 1° quincena de mayo de 1957

_____, Núm. 155, 1° quincena de junio de 1957

_____, Núm. 157, 2° quincena de agosto de 1957

_____, Núm. 159, 1° quincena de febrero de 1958

_____, Núm. 161, 1° quincena de diciembre de 1958

_____, Núm. 167, 1° quincena de diciembre de 1959

_____, Núm. 168, 1° quincena de febrero de 1960

_____, Núm. 169,1° quincena de marzo de 1960

_____, Núm. 170, 1° quincena de abril de 1960

_____, Núm. 171, mayo de 1960

_____, Núm. 172, junio de 1960

_____, Núm. 173, julio de 1960

_____, Núm. 174, agosto de 1960

_____, Núm. 175, septiembre de 1960

_____, Núm. 176, octubre de 1960

_____, Núm. 177, noviembre de 1960

_____, Núm. 178, febrero de 1961

101
_____, Núm. 179, marzo de 1961

_____, Núm. 180, abril de 1961

_____, Núm. 181, mayo de 1961

_____, Núm. 182, junio de 1961

Thackeray, William, en Letras de México (1937-1947), Edición facsimilar, México,


vol. FCE, 1984 (Revistas literarias modernas), p.363.
Torres, Vicente Francisco, “Un recuerdo de Rafael Bernal”, El Buho, 9 de marzo
de 1991, p. 9ª.

Trelles Paz, Diego”Novela policial alternativa hispanoamericana (1971-2005)” en


http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2347657 [revisado agosto 2012]

El Universal Ilustrado, 1 de abril de 1926, p.26.


_____, 16 de octubre de 1930, p.18.
_____, 23 de octubre de 1930, p. 26.
Vasconcelos, José, “Organización de la clase media”, en El Heraldo Ilustrado,
Núm. 49, México, 8 de agosto de 1920, p. s/n.

Vega Alfaro de la, Eduardo, “La urbe en el cine mexicano”, en Vivienda, Vol 7,
Núm. 2, México, marzo/abril 1982, pp.176-195.

Fondos Documentales

Archivo General de la Nación

Archivo Histórico “Genenaro Estrada” de la SRE

Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA

Hemeroteca Nacional de México

102
Anexo I

Índice. Selecciones Policiacas y de Misterio , ejemplares existentes en la


Hemeroteca Nacional de México.

El presente anexo tiene como objetivo ofrecer a los interesados en el tema un


panorama general de los contenidos de la revista.

No hubo criterios homogéneos para el registro de la publicación, por tanto


en algunos momentos apareció como tomo, volumen o número, y existe variación
en los registros de las fechas de publicación, encontrándose en algunas ocasiones
la fecha completa y en otras sólo la quincena a la que correspondían. De igual
forma hay omisión de información sobre la serie a la que cada número
correspondía (cuento o novela corta) y también hay falta del nombre del traductor.

Debido a la inexistencia de los ejemplares he decidido presentar el


siguiente esquema conformado por cinco campos: número, fecha, título, autor y
traductor, por considerar que estos proporcionan la información más significativa.
Para un manejo más sencillo y claro de los contenidos he subrayado los cuentos
de autores en español. Se encuentran especificados los números inexistentes en
la Hemeroteca Nacional de México, se han incluido en el índice por contener datos
de interés para futuras investigaciones. Como ya se mencionó, en los números 94,
98 y 100, se localizan los índices de la revista, con los que se ha podido conocer
los contenidos de los números no encontrados.

Muchos cuentos carecen de información sobre el traductor; pienso que se


debe quizás a que el propio Antonio Helú traducía los textos. Es un dato no
confirmado y por tanto el campo se encuentra en blanco.

103
Número Fecha Título Autor Traductor
diciembre de 1946,
1 2° edición, Testigo de cargo Agatha Christie
diciembre de 1946,
1 2° edición, Una hora Dashiell Hammett
diciembre de 1946, Cartas sobre la
1 2° edición, mesa Pat Hand
diciembre de 1946, -.El hombre de
1 2° edición, arriba William Irish
diciembre de 1946, Las aventuras de
1 2° edición, los robos singulares Ellery Queen
diciembre de 1946,
1 2° edición, El cuarto cerrado John Dickson Carr
diciembre de 1946, El pabellón de la
1 2° edición, Croix Rouge George Simenon
diciembre de 1946,
1 2° edición, Cuestión de paladar Dorothy L. Sayers
15 de noviembre de
2 1946 El hombre halcón Michel Arlen Armando Villagrán
15 de noviembre de La sombra en el
2 1946 espejo Agatha Christie Ramiro Gómez Kemp
15 de noviembre de
2 1946 La estrella perdida C. Daly King Armando Villagrán
15 de noviembre de
2 1946 Investigación Marc Connelly
15 de noviembre de
2 1946 El pico de la cotorra Roy Vickers
15 de noviembre de En relacción con
2 1946 signos y figuras Miriam Allen Armando Villagrán
15 de noviembre de Alias Jimmy
2 1946 Valentine D. Henry
15 de noviembre de Las matemáticas
2 1946 del asesinato Cornell Wooldrich
1 de diciembre de La bomba del
3 1946 astorica George Simenon Alfonso Lapena
1 de diciembre de
3 1946 El crimen perfecto Ben Ray Redman Eva Chávez M.
1 de diciembre de Demasiados han
3 1946 vivido Dashiell Hammett Rafael Bernal
1 de diciembre de La señorita Marple
3 1946 relata una historia Agatha Christie Carmela A lonso Bernal
1 de diciembre de La aventura de la Fernando Cortés de la
3 1946 trampa mortal Ellery Queen Peza

104
1 de diciembre de
3 1946 El hacha Ben Hetch Adalberto Elías González
1 de diciembre de El misterio de la Baronesa de
3 1946 calle Freenchurch Orczy Ramiro Gómez Kemp
1 de diciembre de
3 1946 El viaje macabro Francis Iles Carmela A lonso Bernal
15 de diciembre de
4 1946 Oferta de empleo Rex Stout Armando Villagrán
15 de diciembre de Se ha perdido un Erle Stanley
4 1946 hombre Gardner Adalberto Elías González
15 de diciembre de Un triángulo de
4 1946 Rodas Agatha Christie Carmela A lonso Bernal
No se encuentra en El caso de la
5 HNDM carretera Chobham Edgar Wallace
No se encuentra en El hombre más vil
5 HNDM de Europa Roy Vickers
No se encuentra en El caso de la línea
5 HNDM divisoria Magary Allingham
No se encuentra en
5 HNDM La muerte poética Rafael Bernal
No se encuentra en Cambio de
5 HNDM Homicidio William Irish
No se encuentra en
5 HNDM Los imponderables Pat Hand
No se encuentra en
5 HNDM La quinta Philomel Agatha Christie
No se encuentra en El caso del furgón Erle Stanley
6 HNDM de ferrocarril Gardner
No se encuentra en
6 HNDM El que murmuraba John Dickson Carr
No se encuentra en
7 HNDM El as de espadas Pat Hand
No se encuentra en
7 HNDM Un punto borroso Barry Perowne
No se encuentra en Si he de morir antes
7 HNDM de despertar Vincent Starret
No se encuentra en
7 HNDM El doctor Gide G.K. Chesterton
No se encuentra en El misterio de Baronesa de
7 HNDM Dublin Orczy
No se encuentra en El misterioso caso
7 HNDM del María Celeste Jean Le Queux

105
No se encuentra en El asesinato en
8 HNDM martes Rex Stout
No se encuentra en La mujer es un George Harmone
8 HNDM estorbo Coxe
No se encuentra en
8 HNDM El abrojo H.C. Bailey
No se encuentra en
9 HNDM Accidente Agatha Christie
No se encuentra en P. Moran estudia
9 HNDM para detective Percival Wilde
No se encuentra en Las ratas en la
9 HNDM montaña Enrique F. Gual
No se encuentra en Por cuenta de la
9 HNDM casa Corey Ford
No se encuentra en La catastrofe de Mr. Nathaniel
9 HNDM Higginbotham Hawthorne
No se encuentra en Albert Payson
9 HNDM El papel azul Terhune
No se encuentra en Un romance
9 HNDM medieval Mark Twain
No se encuentra en Si los muertos
9 HNDM hablaran Cornell Wooldrich
No se encuentra en Un asesino en el
10 HNDM vecindario Agatha Christie
No se encuentra en Dos asesinos: un
10 HNDM crimen William Irish
No se encuentra en El departamento
10 HNDM vacio John Dickson Carr
No se encuentra en
11 HNDM Las marionetas O. Henry
No se encuentra en
11 HNDM Hielo verde Stuart Palmer
No se encuentra en El martillo de
11 HNDM madera James Hitten
No se encuentra en Las aventuras del
11 HNDM gato muerto Ellery Queen
No se encuentra en
11 HNDM Acusada Ruth Chessman
No se encuentra en
11 HNDM El Rubens robado Jacques Frutelle
No se encuentra en
11 HNDM El ablegrama T.S Stribling

106
No se encuentra en El asalto a
12 HNDM Couffignal Dashiell Hammett
No se encuentra en Una luz en la
12 HNDM ventana William Irish
No se encuentra en El problema de la
12 HNDM celda 13 Jacques Frutelle
No se encuentra en
13 HNDM He ahí el hombre Edgar Allan Poe

Acerca del perfecto


No se encuentra en crímen de Mr.
13 HNDM Digberry Anthony Albot
No se encuentra en Antes de que me
13 HNDM maten Rex Stout
No se encuentra en Miriam Allen
13 HNDM Manos muertas Deford
D.D.I Deptos de
No se encuentra en crímenes
13 HNDM imposibles Jammes Yaffe
No se encuentra en Un día antes de
13 HNDM morir Antonio Helú
No se encuentra en Sospechoso Corney Ryley
13 HNDM desconocido Cooper
No se encuentra en Una cosa
13 HNDM demasiado simple P.C. Wren
No se encuentra en
13 HNDM Muerte abordo Baynard Kendrich
No se encuentra en
14 HNDM Cocina Cornell Wooldrich
No se encuentra en La dama de los
14 HNDM leopardos Dorothy L. Sayers
No se encuentra en Corazón hecho
15 HNDM pedazos Craig Rice
No se encuentra en El enigma de la
15 HNDM huella digital azul Jhon Dickson Carr
No se encuentra en La muerte
15 HNDM madrugadora Rafael Bernal
No se encuentra en Aventura del círculo
15 HNDM intimo Ellery Queen
No se encuentra en Hugo Mac Fair
15 HNDM Cuello de botella Kahler
No se encuentra en El curioso caso de Christopher
15 HNDM Kenelm Digby Morley
No se encuentra en El espejo del
16 HNDM muerto Agatha Christie

107
No se encuentra en Flash Casey George Harmone
16 HNDM detective Coxe
No se encuentra en La cabeza en el
16 HNDM saco Dorothy L. Sayers
No se encuentra en La división de
17 HNDM casos complicados Antonhy Boucher
No se encuentra en Una víctima de Arthur Somers
17 HNDM amnesia Roche
No se encuentra en La dama de
17 HNDM Dubuque Stuart Palmer
No se encuentra en El hecizo del
17 HNDM puente de hierro Enrique F. Gual
No se encuentra en El precio de la Leonard L.
17 HNDM inocencia Leonard
No se encuentra en El problema
17 HNDM equivocado Jhon Dickson Carr
No se encuentra en
17 HNDM Bagatelas Susan Glaspell
No se encuentra en No quiero ser
18 HNDM detective William Irish
No se encuentra en
18 HNDM El crímen Farewell Dashiell Hammett
No se encuentra en Cuando sobran las George Harmone
18 HNDM mujeres Coxe
No se encuentra en La inspiración del
18 HNDM señor Budd
No se encuentra en Veredicto Allan Vaughan
19 HNDM demorado Elston
No se encuentra en Las cenizas del
19 HNDM señor Kiroshibu James Yaffe
No se encuentra en
19 HNDM Crímen sin pasión Ben Hetch
No se encuentra en
19 HNDM Sin ortografía Eduardo Peón
No se encuentra en Compañía de
19 HNDM rumores S.A. Anthony Boucher
No se encuentra en Un bebe en la
19 HNDM refrigeradora James M. Cain
No se encuentra en La aventura del
19 HNDM señor Montalba H.F. Heard
No se encuentra en El ladrón
20 HNDM inverosímil Agatha Christie

108
No se encuentra en
20 HNDM Cazabobos Rex Stout
No se encuentra en
21 HNDM QL 696. c9 Anthony Boucher
No se encuentra en Una mujer de
21 HNDM muchos maridos Stuart Palmer
No se encuentra en
21 HNDM El séptimo tragp James Yaffe
No se encuentra en Rubén Salazar
21 HNDM El caso usorek Mallén
No se encuentra en
21 HNDM El ojo Baynard Kendrich
No se encuentra en
21 HNDM La coartada Pat Hand
No se encuentra en El misterioso caso
21 HNDM del jefe de policía T.S. Stribling

El caso de la
No se encuentra en golondrina que Erle Stanley
22 HNDM gime Gardner
No se encuentra en La obligación de
22 HNDM asesinar Antonio Helú
No se encuentra en La desesperación
22 HNDM Del Sr. Devenheim Agatha Christie
No se encuentra en Los días quince de
23 HNDM Michel Magno Ellery Queen
No se encuentra en
23 HNDM La dama del velo Agatha Christie
No se encuentra en
23 HNDM P. Moran, seductor Percival Wilde
No se encuentra en
23 HNDM Los tres Rembrandt George Simenon
No se encuentra en
23 HNDM Dinero quemante Carter Dickson
No se encuentra en Arcady
23 HNDM Los ladrones Avechenko
No se encuentra en
23 HNDM El policia hechizado Dorothy L. Sayers
No se encuentra en Raymond
24 HNDM El índice acusador Chandler
No se encuentra en Una noche en
24 HNDM Barcelona William Irish
Anna Wormser y
No se encuentra en Homicidio en Jess
24 HNDM blanco y negro Oppenheimer

109
No se encuentra en
25 HNDM El elefante blanco Dashiell Hammett
No se encuentra en
25 HNDM La señal del cielo Agatha Christie
No se encuentra en
25 HNDM El testigo Thomas Burke
No se encuentra en María Elvira
25 HNDM Mensaje inmotivado Bermúdez
No se encuentra en El secreto del fuerte
25 HNDM Bayard George Simenon
No se encuentra en Crímen
25 HNDM premeditado William Irish
No se encuentra en Allan Vaughan
25 HNDM El espejo Elston
No se encuentra en Crímen por Frederic Irving
25 HNDM triplicado Anderson
No se encuentra en El rey de los
26 HNDM mendigos Leslies Charteries
No se encuentra en El ermitaño Phobe Atwood
26 HNDM desaparecido Taylor
No se encuentra en La casa de Golbin
27 HNDM Wood Carter Dickson

La desaparición de
No se encuentra en la señora Leigh
27 HNDM Garden Agatha Christie
No se encuentra en Casualidad
27 HNDM vengadora Anthony Berkeley
No se encuentra en De paso por la Ocyavus Roy
27 HNDM aduana Cohen
No se encuentra en
27 HNDM La ilusión tangible C. Daly King
No se encuentra en El caso del alegre
27 HNDM Andrew Roy Vickers
No se encuentra en El asunto
27 HNDM Lefrancois George Simenon
No se encuentra en Un asesino a su
28 HNDM puerta Sturt Sterling
No se encuentra en La cueva de Alí
28 HNDM Babá Dorothy L. Sayers
No se encuentra en George Harmone
28 HNDM La quinta llave Coxe
No se encuentra en Una muerte
28 HNDM inverosímil George Simenon

110
No se encuentra en Lawrence G.
29 HNDM Vino rojo Blochman
No se encuentra en El misterio de la
29 HNDM cabaña del cazador Agatha Christie
No se encuentra en Willbur Daniel
29 HNDM Pisadas Steele
No se encuentra en El caso de las
29 HNDM noventa y dos velas Ted Malone

El último cuento
No se encuentra en detectivesco del Maurice
29 HNDM mundo Richardson

La aventura de la
No se encuentra en moneda del
29 HNDM presidente Ellery Queen
No se encuentra en La tumba de los
29 HNDM tres picos Roy Vickers
No se encuentra en
30 HNDM Cara de ángel Cornell Wooldrich
No se encuentra en George Harmone
30 HNDM Veinticuatro horas Coxe
No se encuentra en
30 HNDM El retrato de judas Kemeth Fearing
No se encuentra en Las manos del
31 HNDM señor Ottermile Thomas Burke
No se encuentra en Bem Ammes
31 HNDM El señor juez Williams
No se encuentra en
31 HNDM La señal roja Agatha Christie
No se encuentra en Día de suerte para Margery
31 HNDM el señor Campion Allingham
No se encuentra en La declaración del
31 HNDM acusado Jacques Frutelle
No se encuentra en
31 HNDM El reportero Cornell Wooldrich
No se encuentra en
31 HNDM El legajo número 13 George Simenon
No se encuentra en Función de
32 HNDM beneficio Richard Sale
No se encuentra en El asesinato de dos
32 HNDM mujeres chinas Dashiell Hammett
No se encuentra en E. Phillips
32 HNDM La hija del Dean Oppenhein

111
No se encuentra en Peldaños hacia el
33 HNDM cadalso Cornell Wooldrich
No se encuentra en El cuadro del
33 HNDM crimen Herlz Fife
No se encuentra en Miriam Allen
33 HNDM Asesinato a zurdas Deford
No se encuentra en
33 HNDM Intriga John Dickson Carr
No se encuentra en Sólo una vez se
33 HNDM muere Dashiell Hammett
No se encuentra en
33 HNDM Chantaje Dorothy L. Sayers
No se encuentra en La caja fuerte de la
33 HNDM S.A.S George Simenon
No se encuentra en El juego de vivos y
34 HNDM muertos Rex Stout
No se encuentra en
34 HNDM El único escape Q. Patrick
No se encuentra en El Misterio de la
35 HNDM bola de papel T.S. Stribling
No se encuentra en La coartada Frederic Irving
35 HNDM fantasma Anderson
No se encuentra en
35 HNDM El cuarto hombre Agatha Christie
No se encuentra en George Harmone
35 HNDM Canto el canario Coxe
No se encuentra en El asesinato del
35 HNDM traga espadas Ellis Parker Butler
No se encuentra en Albert Pastor visita
35 HNDM su pueblo Dashiell Hammett
No se encuentra en El asesinato de las
35 HNDM nueve libras Roy Vickers
No se encuentra en George Harmone
36 HNDM El aguja hueca Coxe
No se encuentra en El testigo del
36 HNDM crímen Cornell Wooldrich
No se encuentra en El brillante
36 HNDM desaparecido Agatha Christie
No se encuentra en El misterio de la
37 HNDM mantilla española Agatha Christie
No se encuentra en
37 HNDM Detective de hotel Dashiell Hammett

112
No se encuentra en Asesinato de mala
37 HNDM suerte Craig Rice
No se encuentra en
37 HNDM El fistol Antonio Helú
No se encuentra en En los dientes de la
37 HNDM evidencia Dorothy L. Sayers
No se encuentra en El caso de la pobre
37 HNDM Gertrudis Roy Vickers
No se encuentra en K. George
37 HNDM Los dos ingenieros Simenon
No se encuentra en
38 HNDM La tercera barbara John Dickson Carr
No se encuentra en El centavo de
38 HNDM treinta mil doláres W.D. Pellery
No se encuentra en Los dos frascos de
39 HNDM salsa inglesa Lod Dunsny
No se encuentra en La caminante de
39 HNDM nueve millas Harry Kenelman
No se encuentra en Estratagema
39 HNDM infalible Michel Arlen
No se encuentra en María Elvira
39 HNDM La clave literaria Bermúdez
El robo en el
No se encuentra en parque
39 HNDM Hammerpond H.G Wells
No se encuentra en La canción de lo
39 HNDM seis peniques Agatha Christie
No se encuentra en En otro lugar
39 HNDM absolutamente Dorothy L. Sayers
No se encuentra en El robo del liceo de
39 HNDM B. George Simenon
No se encuentra en
40 HNDM El asesino fino Hugo Pentecot
No se encuentra en
40 HNDM Anda con tiento Wilburg S. Pecock
No se encuentra en
41 HNDM De muerte natural Rafael Bernal

El entretenido
No se encuentra en episodio del artículo
41 HNDM en cuestión Dorothy L. Sayers
No se encuentra en
41 HNDM Radio Agatha Christie
No se encuentra en Perkings encuentra
41 HNDM $3400,000 Phillip Wyle

113
No se encuentra en El caso del novio en
41 HNDM el armario Q. Patrick
No se encuentra en
41 HNDM El traje del Darin O. Henry
No se encuentra en El crímen del lago
41 HNDM Stara Bárbara Corrigan
No se encuentra en
41 HNDM Mi hermana María Keith Edgar
Cuatro compases
42 30 de junio de 1948 de una canción Cornell Wooldrich Ernesto Monato
Semana santa
42 30 de junio de 1948 trágica Ernesto Monato
No se encuentra en La balistica es
43 HNDM falible Cornell Wooldrich
No se encuentra en
43 HNDM Reto al lector Hugh Pentecost
No se encuentra en
43 HNDM El vino envenenado Dorothy L. Sayers
No se encuentra en
43 HNDM Debut profesional Antonio Helú
No se encuentra en
43 HNDM No se vuelva usted Frederic Brown
No se encuentra en Aventura de media
43 HNDM noche Michel Arlen
No se encuentra en El asesinato de la
43 HNDM casa en mano Roy Vickers
No se encuentra en El misterio de la Erle Stanley
44 HNDM casa fugitiva Gardner
No se encuentra en Thomas D.
44 HNDM A la segura Halloran
No se encuentra en Un pájaro en el
44 HNDM árbol Eric Ambler
No se encuentra en Courtney Ryley
45 HNDM Jugada doble Cooper
No se encuentra en Arroge aquí la Allan Vaughan
45 HNDM moneda Elston
No se encuentra en
45 HNDM S.O.S. Agatha Christie
No se encuentra en La hostería de los Fredric Irving
45 HNDM tres cuervos Anderson
No se encuentra en El ladrón que paga
45 HNDM lo robado Antonio Else

114
No se encuentra en Laespecialidad de
45 HNDM la casa Stanley Ellin
No se encuentra en El enigma de la
45 HNDM bala cansada Stuart Palmer
No se encuentra en
46 HNDM Tres ratones ciegos Agatha Christie
No se encuentra en Una orquídea en la Adalberto Elías
46 HNDM arena González
No se encuentra en El caso del hombre Sir. Arthur Conan
47 HNDM perdido Doyle
No se encuentra en
47 HNDM El pasado vuelve A. A Milne
No se encuentra en El misterio del
47 HNDM jarrón azul Agatha Christie
No se encuentra en El misterio de la
47 HNDM señora Dikcinson Nick Carter
No se encuentra en El carnicero que se
47 HNDM reía Fredric Brown
No se encuentra en Ocyavus Roy
47 HNDM Luz en la ventana Cohen
No se encuentra en Sentencia de Miriam Allen
47 HNDM muerte Deford
No se encuentra en El caso del beso Erle Stanley
48 HNDM escarlata Gardner
No se encuentra en
48 HNDM Balada para uno Rex Stout
No se encuentra en
49 HNDM Obrar con lealtad Jack Finney
No se encuentra en Las cuatro de la Mary Roberts
49 HNDM mañana Rinehart
No se encuentra en Carlomagno y los
49 HNDM planos secretos Daniell Rosselle
No se encuentra en María Elvira
49 HNDM Sin dejar rastro Bermúdez
No se encuentra en Granjas de
49 HNDM Florencia Guy Gipatic
No se encuentra en
49 HNDM El punto peligroso Magery Allingham
No se encuentra en
49 HNDM El agente funerario Jack Jonas
No se encuentra en El misterio del Erle Stanley
50 HNDM caballo hambriento Gardner

115
No se encuentra en
50 HNDM La dama o el tigre? Jack Moffit
No se encuentra en
50 HNDM El testigo silencioso Harold Goldman
No se encuentra en Edgar Lepso y
51 HNDM La hoja de té Robert Eustace
No se encuentra en
51 HNDM La dama del río Roy Vickers
No se encuentra en La investigación N°
51 HNDM 13 de Petrus Clam Thomas Narcejac
No se encuentra en Visita de media
51 HNDM noche Robert Arthur
No se encuentra en
51 HNDM El hombre rudo Thomas Wals
No se encuentra en De regreso para
51 HNDM navidad Stuart Sterling
No se encuentra en
52 HNDM La casa tenebrosa Agatha Christie
No se encuentra en Johny en el
52 HNDM cándelero Cornell Wooldrich
No se encuentra en
53 HNDM Una historia horrible Gastón Leroux
No se encuentra en
53 HNDM Toca y corre Ray Bradbury
No se encuentra en Suyo afectísimo,
53 HNDM Jack el destilador Robert Bloch
No se encuentra en Cuando se pierde la John Marshal
53 HNDM emoción Tufos
No se encuentra en
53 HNDM N.O.M. Agatha Christie
No se encuentra en
53 HNDM Cuentas claras Antonio Helú
No se encuentra en El ventarrón de la Phobe Atwood
54 HNDM muerte Taylor
No se encuentra en La belleza señala el
54 HNDM sitio Nelly Roos
No se encuentra en
55 HNDM P. Moran, bombero Percival Wilde
No se encuentra en
55 HNDM La cruz azul G.K. Chesterton
No se encuentra en Leonard
55 HNDM Juego estrujador Thompson

116
No se encuentra en
55 HNDM La cosa real Kart Datzer
No se encuentra en
55 HNDM Rompe y agarra Henry Wade
No se encuentra en El príncipe Antonio Castro
55 HNDM Czerwinsky Leal
No se encuentra en
55 HNDM N.O.M. Agatha Christie
No se encuentra en
56 HNDM Suprima las flores Rex Stout
No se encuentra en Raymundo Quiroz
56 HNDM Adiós¡vida mía! Mendoza
No se encuentra en
56 HNDM N.O.M. Agatha Christie
No se encuentra en La vampiresa del
57 HNDM pueblo G.K. Chesterton
No se encuentra en P. Moran, experto
57 HNDM en huellas digitales Percival Wilde
No se encuentra en Una secretaria
57 HNDM perfecta W.J. Brannon
No se encuentra en La liga de las
57 HNDM cabezas rojas A. Conan Doyle
No se encuentra en
57 HNDM El veredicto F. Swunnerton
No se encuentra en La señorita
57 HNDM obscuridad Frederic Brown
No se encuentra en El baile de los
57 HNDM cazadores F. Wills Crofts
No se encuentra en
57 HNDM N.O.M. Agatha Christie
No se encuentra en El cádaver en la
58 HNDM tumba de Grant William Irish
No se encuentra en El primer caso de
58 HNDM Squeakie Margaret Manners
No se encuentra en Material de interés
59 HNDM humano Brett Halliday
No se encuentra en
59 HNDM Cena para dos Roy Vickers
No se encuentra en
59 HNDM Pista de cartón Corey Ford
No se encuentra en El arresto de
59 HNDM Arsenio Lupin Maurice Leblanc

117
No se encuentra en Adiós mi adorable
59 HNDM aperitivo S.J. Perelman
No se encuentra en
59 HNDM Encomienda difícil Stewart Sterling
No se encuentra en El coleccionista de
59 HNDM cuadros Fanklin Adams
No se encuentra en
59 HNDM N.O.M. Agatha Christie
No se encuentra en Habladme de la
60 HNDM muerte William Irish
No se encuentra en
60 HNDM Bordes de púrpura Phillip Ketchum
No se encuentra en
60 HNDM Azúcar y especias Vera Caspary
No se encuentra en El señor Sherlock
61 HNDM Holmes A. Conan Doyle
No se encuentra en Arsenio Lupin en la
61 HNDM cárcel Maurice Leblanc
No se encuentra en El secreto del padre
61 HNDM Brown G.K. Chesterton
No se encuentra en
61 HNDM La doble pista Agatha Christie
No se encuentra en La muñeca del
61 HNDM delfín Agatha Christie
No se encuentra en El caso del testigo Erle Stanley
61 HNDM recalcitrante Gardner
No se encuentra en
61 HNDM Alguien al teléfono William Irish
No se encuentra en Las tres bolas de
61 HNDM billar Antonio Helú
No se encuentra en
61 HNDM Lince campesino Carl Prentiss
No se encuentra en
62 HNDM No del todo muerta Rex Stout
No se encuentra en
62 HNDM Invitación al crímen Meter Ordway
No se encuentra en El hombre que Gilbert K.
63 HNDM tenía dos barbas Chesterton
No se encuentra en El maletín de piel
63 HNDM de cocodrilo Roy Vickers
No se encuentra en El teorema de Litte
63 HNDM John Davis Mc Goo

118
No se encuentra en El club de
63 HNDM Quanterdeck Leslies Charteries
No se encuentra en
63 HNDM Visa para X Barry Perowne
No se encuentra en Howard
63 HNDM La trampa Blodmfield
No se encuentra en George Harmone
63 HNDM Observe y recuerde Coxe
No se encuentra en Espérame un
64 HNDM minuto William Irish
No se encuentra en Al filo de la media Allan Ollman y
64 HNDM noche Lucille Fletcher
No se encuentra en El peor crímen del
65 HNDM mundo G.K. Chesterton
No se encuentra en Cuatro siameses y
65 HNDM un paquete Dashiell Hammett
No se encuentra en
65 HNDM El gran hombre Brett Halliday
No se encuentra en Defraudado al
65 HNDM patíbulo Israel Zargwill
No se encuentra en La evasión de
65 HNDM Arsenio Lupin Maurice Leblanc
No se encuentra en Puedo ir a nadar
65 HNDM madre? Q. Patrick
No se encuentra en Un hombre de
65 HNDM sangre fría Pat Frank
No se encuentra en Miriam Allen
65 HNDM La adelfa Deford
No se encuentra en
66 HNDM Entrada a la muerte Rex Stout
No se encuentra en El desconocido en
66 HNDM el automóvil Sanxay Holding
No se encuentra en Luego lo matare me
67 HNDM supongo Carrol John Daly
No se encuentra en Melvilla Davison
67 HNDM La ley oculta Post
No se encuentra en Un caso de Arthur Conan
67 HNDM identidad Doyle
No se encuentra en María Elvira
67 HNDM El embrollo del reloj Bermúdez
No se encuentra en El actor y la
67 HNDM coartada G.K. Chesterton

119
No se encuentra en
67 HNDM Pregúntame otra Frank Gruber
No se encuentra en El gran fraude
67 HNDM bancario Edgar Wallace
No se encuentra en
68 HNDM La sota de oros Q. Patrick
No se encuentra en George Harmone
68 HNDM El testigo oculto Coxe

15 de diciembre de
1949, año IV, serie
69 de cuentos La luz roja de Meru G.K. Chesterton Ernesto Monato

15 de diciembre de
1949, año IV, serie Asesinato entre las
69 de cuentos flores Mortimer Gray

15 de diciembre de
1949, año IV, serie La sirvienta
69 de cuentos perfecta Agatha Christie

15 de diciembre de
1949, año IV, serie Hugo O´Conors y
69 de cuentos Doble conflicto Walter Duranty

15 de diciembre de
1949, año IV, serie
69 de cuentos El misterioso viajero Maurice Leblanc

15 de diciembre de
1949, año IV, serie
69 de cuentos La 38 del caso Kart Datzer

15 de diciembre de
1949, año IV, serie Certificado de George Harmone
69 de cuentos defunción Coxe

15 de diciembre de
1949, año IV, serie El rey de los
69 de cuentos primeros Richard Connell
1° quincena enero María Elvira
70 1950, año IV Muerte a la zaga Bermúdez
1° quincena enero El cuello de la
70 1950, año IV camisa William Irish José M. Codó
1° quincena enero Bien aventurados
70 1950, año IV los mansos Richard Connell
2° quincena enero El crímen puesto a
71 1950, año V prueba Roy Vickers
2° quincena enero Asesinato a una
71 1950, año V escena Q. Patrick Ernesto Monato

120
2° quincena enero El mordedor
71 1950, año V mordido Wilkie Collins Ernesto Monato
2° quincena enero Allan Vaughan
71 1950, año V No interrumpan Elston Gabriel B. Díaz
2° quincena enero
71 1950, año V El gato y el ratón Frank Gruber
2° quincena enero
71 1950, año V Cita a ciegas Cornell Wooldrich José M. Codó
2° quincena enero La razón en la
71 1950, año V locura Peter Godfrey Ernesto Monato

1° quincena febrero
1950, año IV, serie El crímen del
72 cuentos premio imperial Hugh Pentecost José M. Codó

1° quincena febrero
1950, año IV, serie La muerte dibuja
72 cuentos una línea Jack Iams José M. Codó

2° quincena febrero
1950, año IV, serie Fuera de la faz de
73 novela corta la tierra Clayton Rawson Ernesto Monato

2° quincena febrero
1950, año IV, serie A qué piso por Stephen Vincent
73 novela corta favor? Benet José M. Codó

2° quincena febrero
1950, año IV, serie La pista del sedán
73 novela corta café Mackinlay Kantor José M. Codó

2° quincena febrero
1950, año IV, serie Carlos Méndez
73 novela corta Carta de un suicida Ochoa

2° quincena febrero
1950, año IV, serie La canción del pez Gilbert K.
73 novela corta volador Chesterton

2° quincena febrero
1950, año IV, serie
73 novela corta El zarpazo del gato Stanley Ellin Ernesto Monato

2° quincena febrero
1950, año IV, serie
73 novela corta Lacirme rerum Edmund Crispin Ernesto Monato
11 de abril de 1950,
IV año, serie Motolinia habla de Raymundo Quiroz
74 cuentos toros Mendoza
11 de abril de 1950, El caso de las
IV año, serie perlas de la Erle Stanley
74 cuentos princesa Gardner Ernesto Monato

121
11 de abril de 1950,
IV año, serie Dígame qué hora
74 cuentos es Marie F. Rodell Ernesto Monato

21 de abril de 1950,
año IV, serie de Los diamantes que
75 cuentos cantan Helen Mclay Ernesto Monato

21 de abril de 1950,
año IV, serie de Eso que llaman
75 cuentos cerebro Phillip MacDonald José M. Codó

21 de abril de 1950,
año IV, serie de El hombre que
75 cuentos habla latín Samuel Hopkins Vicec Riera

21 de abril de 1950,
año IV, serie de El interprete de Arthur Conan
75 cuentos griego Doyle Ernesto Monato

21 de abril de 1950,
año IV, serie de Carnada de
75 cuentos cementerio Damon Runyon José M. Codó

21 de abril de 1950,
año IV, serie de El cuarto número
75 cuentos 23 Hugh Pentecost Gabriel B. Díaz

21 de abril de 1950, Permítame


año IV, serie de ayudarlo en sus
75 cuentos crímenes T. MacDade Ernesto Monato

21 de mayo de
1950, año IV, serie El cuarto de los
76 novela corta suicidios Cornell Wooldrich Ernesto Monato

21 de mayo de
1950, año IV, serie La noche de siete
76 novela corta minutos George Simenon Ernesto Lapeña

21 de mayo de
1950, año IV, serie
76 novela corta Dilema Dorothy L. Sayers Eva Chávez M.

21 de mayo de
1950, año IV, serie El cuarto de los
76 novela corta homicidios William Irish Ernesto Monato
No se encuentra en
77 HNDM El cuadro gris Seamark
No se encuentra en Wenceslao
77 HNDM Un error judicial Fernández Flores
No se encuentra en
77 HNDM El problema final A. Conan Doyle
No se encuentra en
77 HNDM Mátalo y cuéntalo Peter Godfrey

122
No se encuentra en
77 HNDM El cine vacio Graham Green
No se encuentra en
77 HNDM Dos sobre par Nelly Roos
No se encuentra en La desaparición de
77 HNDM Vaudrey G.K. Chesterton

1° quincena de julio
de 1950, año IV, Lester Leith, Erle Stanley
78 serie novela corta transformista Gardner

1° quincena de julio
de 1950, año IV,
78 serie novela corta El tercer hombre Graham Green

2° quincena de julio
de 1950, año IV, El pájaro cantor
79 serie de cuentos vuelve al hogar Cornell Wooldrich

2° quincena de julio
de 1950, año IV, Luis Enrique
79 serie de cuentos El enigma Délano

2° quincena de julio
de 1950, año IV,
79 serie de cuentos El collar de perlas Dorothy L. Sayers Ernesto Monato

2° quincena de julio
de 1950, año IV,
79 serie de cuentos Solo los coristas C.S. Montayne Ernesto Monato

2° quincena de julio
de 1950, año IV,
79 serie de cuentos La carta robada Edgar Allan Poe

2° quincena de julio
de 1950, año IV,
79 serie de cuentos El ojo testigo Davis A. Manner´s

2° quincena de julio
de 1950, año IV, Patético doliente de
79 serie de cuentos Marne G.K. Chesterton Ernesto Monato

2° quincena de julio
de 1950, año IV, El hombre que
79 serie de cuentos mato a Dan Adams Dashiell Hammett Ernesto Monato

2° quincena de julio La mujer más


de 1950, año IV, peligrosa del
79 serie de cuentos mundo Fuercen Molnar Ernesto Monato
1°quincena de
agosto de 1950,
80 año IV El revólver con alas Rex Stout Ernesto Monato
1°quincena de
80 agosto de 1950, El regreso Helen Mclay

123
año IV

1°quincena de
agosto de 1950, El hombre que
80 año IV desaparece Jacques Frutelle Ernesto Monato

1°quincena de
septiembre de El caballero de
81 1950, año IV París John Dickson Carr

1°quincena de
septiembre de Una cabeza Thomas Bailey
81 1950, año IV exaltada Aldrich José M. Codó

1°quincena de
septiembre de La aventura de la
81 1950, año IV casa vacía A. Conan Doyle Ernesto Monato

1°quincena de
septiembre de
81 1950, año IV El tejado azul Davis Orthus

1°quincena de
septiembre de André Paul
81 1950, año IV Socios en el crímen Duchateux José M. Codó

1°quincena de
septiembre de Melvilla Davison
81 1950, año IV El testigo olvidado Post Ernesto Monato

1°quincena de
septiembre de James Gould
81 1950, año IV El testigo fatal Cozzens Ernesto Monato
octubre de 1950,
año IV, serie novela La suerte del
82 corta principiante Percival Wilde Ernesto Monato
octubre de 1950,
año IV, serie novela La víctima
82 corta impaciente Hugh Pentecost Ernesto Monato
octubre de 1950,
año IV, serie novela
82 corta Stora, el asesina George Simenon Ernesto Monato
octubre de 1950,
año IV, serie novela Margery
82 corta Lo mismo da Allingham José M. Codó
No se encuentra en Melvilla Davison
83 HNDM La viña de Nabuth Post
No se encuentra en P. Moran y el
83 HNDM chantajista Percival Wilde Ernesto Monato
No se encuentra en La aventura de la
83 HNDM cocinera Agatha Christie
No se encuentra en Raymundo Quiroz
83 HNDM El amor es veneno Mendoza

124
No se encuentra en La probabilidad
83 HNDM entre un millón Roy Vickers
No se encuentra en Aventura de
83 HNDM Kermesin Gerald Kersh
No se encuentra en La secretaria Allan Vaughan
83 HNDM perfecta Elston
No se encuentra en
83 HNDM La bola perdida John Rode

diciembre de 1950,
año V, serie novela
84 corta Crímen a fin de año Q. Patrick José M. Codó

diciembre de 1950, Diez mil


año V, serie novela instrtumentos
84 corta romos Phillip Wyle Ernesto Monato

diciembre de 1950,
año V, serie novela Muerte en la noche
84 corta buena Stanley Ellin José M. Codó
No se encuentra en
85 HNDM
La sonrisa de la
86 enero 1951, año VI Gioconda Aldoux Huxley
El muerto era un Pepé Martínez de
86 enero 1951, año VI vivo la Vega
Aventuras a la luz
86 enero 1951, año VI del día T.S. Stribling
Aventuras a la luz Melvilla Davison
86 enero 1951, año VI del del atardecer Post
Las aventuras de
86 enero 1951, año VI Karmesín Gerald Kersh
Receta para el
86 enero 1951, año VI crímen G.P. Donell Jr.
Lawrence G.
86 enero 1951, año VI In vino veritas Blochman
El jurado de Steven Josephine
86 enero 1951, año VI Kent Bentham
No se encuentra en La liga de los
87 HNDM distraidos Robert Barr
No se encuentra en El caso de la
87 HNDM serenata José M. Codó
No se encuentra en Detrás de las
87 HNDM palabras Russel Wisey
No se encuentra en
87 HNDM La bufanda de seda Roy Vickers

125
No se encuentra en El hombre que
87 HNDM canto en la iglesia Edgar Wallace
No se encuentra en Margery
87 HNDM El tramposo Allingham
No se encuentra en George Harmone
87 HNDM El testigo invitado Coxe
No se encuentra en La pregunta
87 HNDM número 3 Louis Golding
No se encuentra en La noche de mi
88 HNDM muerte William Irish
No se encuentra en
88 HNDM El fardo genuino E.C. Bentley
No se encuentra en
88 HNDM Un dilema Seguir Mitchell
No se encuentra en María Elvira
88 HNDM El último cerillo Bermúdez
No se encuentra en Karmesín,
88 HNDM extorsionador Gerald Kersh

¿Puede usted
No se encuentra en resolver este Jerone y Harold
88 HNDM crímen? Prince

El misterio del
No se encuentra en hermano Miriam Allen
88 HNDM desaparecido Deford
2° quincena de julio
89 de 1951, año V La pañoleta torcida Rex Stout José M. Codó
2° quincena de julio
89 de 1951, año V Condenado Francis Beeding José M. Codó
2° quincena de julio Mery Adams
89 de 1951, año V Sujeta a revisión Scarett José M. Codó
2° quincena de julio Los dos amos de la Arthur Quiller
89 de 1951, año V casa Couch Ernesto Monato

Entre las ocho de la


2° quincena de julio noche y las diez de
89 de 1951, año V la mañana C.S. Forester Ernesto Monato
2° quincena de julio Una mañana lo Margery
89 de 1951, año V colgaran Allingham José M. Codó
2° quincena de julio
89 de 1951, año V ¡Ni uno solo! F.R. Buckley Ernesto Monato
1° quincena de
agosto de 1951, Las babosas
90 año V amarillas H.C. Barley
1° quincena de
90 agosto de 1951, El cuento del ladrón W.S. Gilbert Ernesto Monato

126
año V

1° quincena de
agosto de 1951, Ladislao López
90 año V Una incógnita Negrete
1° quincena de
agosto de 1951, Un sheriff
90 año V implacable Robert Arthur Ernesto Monato

1° quincena de Ya no pueden
agosto de 1951, condenarme a
90 año V muerte Barry Perowne Ernesto Monato
1° quincena de
agosto de 1951, Richard
90 año V Abandono de hogar Shermand Ernesto Monato
1° quincena de
agosto de 1951,
90 año V Cuestión de tiempo Cornell Wooldrich Viceg Riera L.
1° quincena de
agosto de 1951, John D. Mac
90 año V El Buick nostálgico Donald José M. Codó
1° quincena de
agosto de 1951, Karmesín,
90 año V raquetero Gerald Kersh
No se encuentra en Lester Leith, Erle Stanley
91 HNDM financiero Gardner
No se encuentra en
91 HNDM Reglas locales Stephen Maena
No se encuentra en Raymundo Quiroz
91 HNDM ¡Voto a brios! Mendoza
No se encuentra en La puerta Mary Roberts
91 HNDM empapelada Rinehart
No se encuentra en Las aventuras del
91 HNDM amable señor Smith William J. Locke
No se encuentra en El envenenador de
91 HNDM Camberwell Ruth Douglas
No se encuentra en
91 HNDM El cuartito acogedor Arthur Machen
No se encuentra en
91 HNDM El sospechoso Oscar Schisgall
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela El caso del hotel
92 corta semiramis A.E.W. Mison José M. Codó
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela El gran día del
92 corta señor Mc Gee P.G. Woodehouse

127
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela
92 corta Apuesta al crímen Juan Bustillo Oro
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela
92 corta El abalorio indio Marck Rendug
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela El misterio del
92 corta anuncio personal T.S. Stribling Ernesto Monato
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela Feng-Toi hace un
92 corta trato Lemuel de Bra
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela La última palabra
92 corta sobre Holmes W.F. Miksch Ernesto Monato
2° quincena de
octubre de 1951,
año V, serie novela Un poco de
92 corta psicología Arnold Grant

1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela El mundo metódico
93 corta del señor Appley Stanley Ellin

1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela
93 corta El hombre invisible G.K. Chesterton

1° quincena de
noviembre de 1951, El origen de la
año V, serie novela profesión
93 corta detectivesca Newton Newkirk

1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela Precisamente ante María Elvira
93 corta sus ojos Bermúdez

1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela El caso de Karen Viola Brothers
93 corta Smith Shore

1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela La muchacha del Freeman Wills
93 corta Greaze Crofst

128
1° quincena de
noviembre de 1951,
año V, serie novela
93 corta Hace mucho tiempo A.A. Milne

1°quincena de
diciembre de 1951,
año VI, serie novela Un veneno
94 corta equivocado Q. Patrick Vicenq Riera

1°quincena de
diciembre de 1951,
año VI, serie novela
94 corta La máquina asesina Hugh Pentecost José M. Codó
95 sin fecha año VI Final del juego Harry Kenelman
El caso del arma
95 sin fecha año VI misteriosa Jacques Futrelle José M. Codó
95 sin fecha año VI Culpable Fannie Hurts José M. Codó
Los dados del
95 sin fecha año VI emperador Ellery Queen José M. Codó
La vivienda Roberto Cruz
95 sin fecha año VI dieciocho Piñón
La muerte en el
95 sin fecha año VI tercer round William Irish José M. Codó
El hombre que se
95 sin fecha año VI quedo Dashiell Hammett
No se encuentra en
96 HNDM
1° quincena de Yo mate a un Miriam Allen
97 marzo de 1952 hombre Deford Vicente Riera
1° quincena de
97 marzo de 1952 La confesión Maurice Level Vicente Riera
1° quincena de Craig Rice y
97 marzo de 1952 Una vez en un tren Stuart Palmer José M. Codó
1° quincena de Venta de
97 marzo de 1952 avestruces H. G. Wells Vicente Riera
1° quincena de
97 marzo de 1952 El cuarto grado F. Britten Austin José M. Codó
1° quincena de
97 marzo de 1952 Testamento justo Mark Rondy Vicente Riera
1° quincena de La honradez de
97 marzo de 1952 Israel Gow G.K. Chesterton
1° quincena de ¿Qué ha sido de
98 abril de 1952 Alicia? Cornell Wooldrich

129
1° quincena de La dama Alexander
abril de 1952 desaparece Woollcott
1° quincena de Cuestión de vida o
abril de 1952 muerte Georges Simenon José M. Codó
No se encuentra en
99 HNDM
1° quincena de El asesino del
100 junio de 1952 policia Rex Stout José M. Codó
1° quincena de El juicio de John
junio de 1952 Nobody A. Z. Carr José M. Codó
1° quincena de
junio de 1952 La flecha de Dios Leslies Charteries Ernesto Monato
1°quincena de julio Somerset
101 de 1952, año VI Honor español Maugham Vicente Riera
1°quincena de julio El asesino
101 de 1952, año VI respetuoso Roy Vickers José M. Codó
1°quincena de julio
101 de 1952, año VI Las tres viudas Ellery Queen José M. Codó
1°quincena de julio Phillip Dane en
101 de 1952, año VI vacaciones Mortimer Gray
1°quincena de julio El perseguido y la
101 de 1952, año VI perseguida Will Ousler Vicente Riera
1°quincena de julio
101 de 1952, año VI El contrincante Stanley Ellin Vicente Riera
1°quincena de julio
101 de 1952, año VI El hombre de paja Harry Kenelman José M. Codó
2° quincena de julio Exactamente lo Erle Stanley
102 de 1952, año VI contrario Gardner José M. Codó
2° quincena de julio
102 de 1952, año VI El introductor Howard Schofield José M. Codó
2° quincena de julio El fraude del
102 de 1952, año VI virginola Ernst Bramah José M. Codó
2° quincena de julio
102 de 1952, año VI El martillo de Dios G.K. Chesterton

1° quincena de
agosto de 1952, Un segundo María Elvira
103 año VI después Bermúdez

1° quincena de
agosto de 1952, Margen de
103 año VI seguridad Cyril Hare Vicente Riera

1° quincena de
agosto de 1952, Katherine
103 año VI Veneno Mansfield José M. Codó

130
1° quincena de
agosto de 1952, Donde los ángeles
103 año VI temen pisar Stuart Palmer Vicente Riera

1° quincena de
agosto de 1952, El escritorio de la
103 año VI duquesa J.S. Fletcher Vicente Riera

1° quincena de El caso de la
agosto de 1952, esposa de la edad
103 año VI madura Agatha Christie

1° quincena de
agosto de 1952, El asesinato de los
103 año VI alpes O. Patrick José M. Codó

1° quincena de
agosto de 1952,
103 año VI M.A.LL. Billy Rose

1° quincena de
agosto de 1952,
103 año VI Justicia turca Mark Rondy

1° quincena de
agosto de 1952, Allan Vaughan
103 año VI El presente roto Elston
2° quincena de
104 agosto de 1952 El mono es testigo Rex Stout Vicente Riera
2° quincena de Ningún crímen en Raymond
104 agosto de 1952 las montañas Chandler José M. Codó
2° quincena de ¿Quién mató a la
104 agosto de 1952 sirena? Q. Patrick Vicente Riera
1° quincena de El caso del soldado
105 octubre de 1952 descontento Agatha Christie
1° quincena de El hombre de la
105 octubre de 1952 mueca Roy Vickers Vicente Riera
1° quincena de Hay que acabar con
105 octubre de 1952 el crímen Anthony Boucher Vicente Riera
1° quincena de Roberto Cruz
105 octubre de 1952 En un automóvil Piñón
1° quincena de
105 octubre de 1952 Suenan los silbatos Don Sontup Vicente Riera
1° quincena de El hombre de la Frederic Irving
105 octubre de 1952 casa de la muerte Anderson Vicente Riera
1° quincena de Pudo ser de esta
105 octubre de 1952 manera A.A. Milne Vicente Riera
2° quincena de En número Erle Stanley
106 octubre de 1952 redondos Gardner José M. Codó

131
2° quincena de
106 octubre de 1952 Un ladrón Paulino Masip
2° quincena de Un drama Arkady
106 octubre de 1952 sensacional Averchenko
1° quincena de A través del ojo de
107 enero de 1953 un hombre muerto William Irish Vicente Riera
1° quincena de
107 enero de 1953 Vértigo Guy de Vry José M. Codó
1° quincena de
107 enero de 1953 La voz de la justicia Marck Rondey Vicente Riera
1° quincena de La muerte aprende
107 enero de 1953 a acantar Arturo Perucho
1° quincena de Una puñalada en el
107 enero de 1953 pensamiento Peter Godfrey Vicente Riera
1° quincena de El caso del
107 enero de 1953 pequeño empleado Agatha Christie
1° quincena de Por encima de mi
107 enero de 1953 cadáver Anthony Gilbert
2°quincena de El hombre de los
108 enero de 1953 nueve dedos Margaret Scharf José M. Codó
2°quincena de El asesino
108 enero de 1953 comunista Rex Stout Vicente Riera
No se encuentra en El caso del testigo Erle Stanley
109 HNDM airado Gardner
No se encuentra en Charlotte
109 HNDM Hasta llegar a casa Amstrong
No se encuentra en
109 HNDM ¡Que vida! J.B. Priestley
No se encuentra en El camino de la
109 HNDM libertad Percival Wilde
No se encuentra en
109 HNDM El texto de la ley Selwyn Jepson
No se encuentra en
109 HNDM Chantaje blanco Joyce Kilmer
No se encuentra en
109 HNDM Monsieur Donaque Arthur Train
2° quincena de La tía de la
110 abril de 1953 muchacha Irving S. Cobb Vicente Riera
2° quincena de
110 abril de 1953 ¿Azul o amarillo? George Simenon F.G. Mantilla
2° quincena de Charlotte
110 abril de 1953 El enemigo Amstrong Vicente Riera

132
Los tres
2° quincena de instrumentos de la
110 abril de 1953 muerte G.K. Chesterton
2° quincena de julio
111 de 1953, año VIII El señor del tiempo Rafael Sabatini Vicente Riera
2° quincena de julio ¿Tiene usted todo
111 de 1953, año VIII lo que desea? Agatha Christie
2° quincena de julio El experto en
111 de 1953, año VIII mujeres Thomas Walsh Vicente Riera
2° quincena de julio
111 de 1953, año VIII Por la espada Selwyn Jepson José M. Codó
2° quincena de julio Sherlock Holmes
111 de 1953, año VIII llega tarde Maurice Leblanc
2° quincena de julio El honorable
111 de 1953, año VIII Abraham Elba O. Carrier
2° quincena de julio
111 de 1953, año VIII Juego Forzado Michael Gilbert

2° quincena de
septiembre de Combinación para
112 1953, año VIII el asesinato Patrick Quentin José M. Codó

2° quincena de
septiembre de Arsenio v/s
112 1953, año VIII Sherlock Holmes Maurice Leblanc

2° quincena de
diciembre de 1953,
113 año VIII La pipa L. J. Beeston Ernesto Monato

2° quincena de
diciembre de 1953, Hay que matar a
113 año VIII Myrtle Anthony Bakeley Ernesto Monato

2° quincena de
diciembre de 1953, Allan Vaughan
113 año VIII Chantaje Elston

2° quincena de
diciembre de 1953, Cuento
113 año VIII detectivesco Billy Rose Ernesto Monato

2° quincena de
diciembre de 1953,
113 año VIII Una cena PerNottis L.A.G. Strong Ernesto Monato

2° quincena de
diciembre de 1953, Filtración de Erle Stanley
113 año VIII diseños Gardner Ernesto Monato

133
2° quincena de
diciembre de 1953,
113 año VIII El dedo médico Ellery Queen Ernesto Monato
No se encuentra La voluntad de
114 HN asesinar Rex Stout
No se encuentra Albert Payson
114 HN ¿Lo ha visto usted? Terhune
No se encuentra El destino de dos
114 HN corbatas Craig Rice

2° quincena de
febrero de 1954, Cenicienta y los
115 año IX hampones William Irish Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954, La rubia urbana y la
115 año IX rubia rustica Q. Patrick Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954,
115 año IX Socios malvenidos Dashiell Hammett Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954,
115 año IX El huevo químico Rafael Sabatini Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954,
115 año IX Un asalto Brian More Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954,
115 año IX El asesino Eliot West Ernesto Monato

2° quincena de
febrero de 1954, W. Somerset
115 año IX La pareja feliz Maugham Ernesto Monato
2° quincena de
marzo de 1954,
116 año IX El hombre que ríe Patrick Quentin Ernesto Monato
2° quincena de
marzo de 1954, El revólver montado
116 año IX en oro F.R. Buckley Ernesto Monato
2° quincena de
marzo de 1954,
116 año IX El cuarto 17 Edith Nesloy Ernesto Monato
2° quincena de
marzo de 1954, Sin novedad en Raymundo Quiroz
116 año IX Berlín Mendoza

2° quincena de P. Moran,
abril de 1954, año observador
117 IX personal Percival Wilde Ernesto Monato

134
2° quincena de
abril de 1954, año
117 IX En la trampa L.J. Beeston José M. Codó
2° quincena de
abril de 1954, año Emergencia de
117 IX policia Ferrin Fraser Ernesto Monato
2° quincena de
abril de 1954, año José Manuel
117 IX Un corazón amante Enríquez
2° quincena de
abril de 1954, año
117 IX El ojo de la aguja Ellery Queen Ernesto Monato
2° quincena de
abril de 1954, año
117 IX El abstracto Wlyndhan Martyn Ernesto Monato

2° quincena de Adrian Conan


abril de 1954, año La aventura del Doyle y John
117 IX Barón Negro Dickson Carr Ernesto Monato
2° quincena de
abril de 1954, año
117 IX Muere la tía Fency Edmund Crispin Ernesto Monato
No se encuentra en Sangre en la serie
118 HNDM mundial Rex Stout
No se encuentra en El gran Mann de
118 HNDM Londres J.S. Fletcher
No se encuentra en Un corazón para la
118 HNDM víctima Stuart Palmer

1° quincena de
agosto de 1954,
119 año IX Adiós Nueva York William Irish Ernesto Monato

1° quincena de
agosto de 1954, ¡Jeumont, 51
119 año IX minutos de parada! George Simenon

1° quincena de
agosto de 1954, Tragedia en la cas
119 año IX de campo Ernst Bramah Ernesto Monato

1° quincena de
agosto de 1954, No se olvide de Vicente Fé
119 año IX darle cuerda Álvarez

1° quincena de Adrian Conan


agosto de 1954, La aventura del Doyle y Dickson
119 año IX cazador de Oro Carr Ernesto Monato

1° quincena de
septiembre de
120 1954, año IX La daga Hugh Pentecost Ernesto Monato

135
1° quincena de A los pobres
septiembre de diablos no los
120 1954, año IX matan nadie George Simenon

1° quincena de Adrian Conan


septiembre de La aventura del Doyle y Dickson
120 1954, año IX milagro de Highate Carr Ernesto Monato
No se encuentra en El asesino anda Jhon y Ward
121 HNDM suelto Hakunis
No se encuentra en
121 HNDM ¿Cuál de los dos? Robert Sherckley
No se encuentra en
121 HNDM Hacia la luna Q. Patrick
No se encuentra en María Elvira
121 HNDM Un indicio tangible Bermúdez
No se encuentra en El rey de los
121 HNDM murciélagos James Hilton
No se encuentra en
121 HNDM La gran propina Edwin T. Connel
No se encuentra en
121 HNDM La jaula de Emilio George Simenon
No se encuentra en
122 HNDM Muerto en acción Rex Stout
No se encuentra en
122 HNDM El collar de la reina Maurice Leblanc
122 No se encuentra La hora del crímen Vincent Cornier
No se encuentra en Charlie no cena en
122 HNDM casa esta noche William Irish
2° quincena de La conquista de la
123 octubre de 1954 señora Maigret George Simenon
2° quincena de
123 octubre de 1954 La dama o el tigre Frank R. Stockton
2° quincena de El asesino de los
123 octubre de 1954 gatos Juan Bustillo Oro
2° quincena de
123 octubre de 1954 El espía Rafael Sabatini Ernesto Monato
2° quincena de Freeman Wills
123 octubre de 1954 Inadvertencia Crofst Noé Nestor Mota
2° quincena de La aventura del Adrian Conan
123 octubre de 1954 cuarto cerrado Doyle Ernesto Monato
1°quincena de
124 noviembre de 1954 Mi hijo el asesino Patrick Quentin Ernesto Monato
1°quincena de
124 noviembre de 1954 La duda razonable Earl Wilson

136
1°quincena de La libertad
124 noviembre de 1954 prematura Ernesto Monato
1°quincena de La choza de
124 noviembre de 1954 madera George Simenon
1°quincena de
124 noviembre de 1954 Sea usted el juez William Donaldson

El caso de las
1° quincena de precauciones
125 diciembre de 1954 peculiares Rufus King Ernesto Monato
1° quincena de Flores para un
125 diciembre de 1954 ángel Nigel Morland Orneto de Tomasen
1° quincena de
125 diciembre de 1954 Las gotas de cera George Simenon
1° quincena de El abánico de Roberto Cruz
125 diciembre de 1954 sándalo Piñón
1° quincena de El caso de la dama
125 diciembre de 1954 afligida Agatha Christie
1° quincena de Un siete de
125 diciembre de 1954 corazones Maurice Leblanc
1° quincena de
125 diciembre de 1954 Sea usted el juez William Donaldson
No se encuentra en
126 HNDM Sangre en la feria Hugh Pentecost
No se encuentra en
126 HNDM L´Affaire Antoine Pierre Boileau
No se encuentra en Crímen para María Elvira
126 HNDM inocentes Bermúdez
2° Quincena de Cuento para Rodolfo Jorge
127 enero de 1955 tahúres Walsh
2° Quincena de Dulces de Erle Stanley
127 enero de 1955 chocolate Gardner Ernesto Monato
2° Quincena de Un sencillo ejemplo
127 enero de 1955 de deducción Lord Dunsany Ernesto Monato
2° Quincena de
127 enero de 1955 El huevo de Newton Peter Godfrey Ernesto Monato
2° Quincena de
127 enero de 1955 Un error de Maigret George Simenon
2° Quincena de Allan Vaughan
127 enero de 1955 ¿ En carolina? Elston Ernesto Monato
2° Quincena de Breve salida de
127 enero de 1955 Love Evelyn waugh Ernesto Monato
2° quincena de El cádaver del
128 febrero de 1955 vestíbulo Rex Stout Ernesto Monato

137
2° quincena de Sólo se vive una
128 febrero de 1955 vez Michel Arlen Ernesto Monato
2° quincena de La detención del
128 febrero de 1955 músico George Simenon
2° quincena de La recien casada
128 febrero de 1955 sin marido Ellery Queen Tomás E. Norteno
2° quincena de
129 junio de 1955 Adiós para siempre Graig Rice Ernesto Monato
2° quincena de Como una
129 junio de 1955 manzana Walter E. Chaulk
2° quincena de El primer caso de
129 junio de 1955 Adán J.W. Wells Ernesto Monato
2° quincena de El secreto de
129 junio de 1955 Loveany L.J. Beeston Ernesto Monato
2° quincena de
129 junio de 1955 El área abierta Rafael Sabatini Ernesto Monato
2° quincena de Esto parece
129 junio de 1955 homicidio Q. Patrick Ernesto Monato

El crímen del
2° quincena de hombrecillo
129 junio de 1955 vanidoso E.C. Bentley
2° quincena de
129 junio de 1955 EL crímen perfecto Stacy Aumoiner Ernesto Monato
No se encuentra en La ventana
130 HNDM indiscreta William Irish
No se encuentra en Estricnina en la
130 HNDM sopa P.G. Woodehouse Ernesto Monato
No se encuentra en El ovalo de la
130 HNDM muerte Hugh Pentecost
No se encuentra en
130 HNDM Sea usted el juez William Donaldson
2° quincena de Invitación a la
131 septiembre de 1955 muerte imprevista William Irish Ernesto Monato
2° quincena de
131 septiembre de 1955 El golpe bancario Karl Detzer José M. Codó
2° quincena de La zorra parda
131 septiembre de 1955 veloz Edmund Crispin José M. Codó
2° quincena de Adrian Mulliner,
131 septiembre de 1955 detective P.G. Woodehouse Ernesto Monato
2° quincena de El misterio del caso
131 septiembre de 1955 Trailor Abraham Lincoln Ernesto Monato
2° quincena de La muerte de un
131 septiembre de 1955 viejo Arthur Miller Ernesto Monato

138
El cliente más
2° quincena de obstinado del
131 septiembre de 1955 mundo George Simenon
1° quincena de La mano más
132 octubre de 1955 rápida que el ojo Stanley Ellin Ernesto Monato
1° quincena de
132 octubre de 1955 El club sensación J.L. Beeston José M. Codó
1° quincena de
132 octubre de 1955 El último testigo Rex Stout Ernesto Monato
2° quincena de
133 noviembre de 1955 La copa de oro Frank Gruber Antonio Lamar
2° quincena de Inyectados sus ojos
133 noviembre de 1955 de sangre Mackinlay kantor
2° quincena de La coartada de
133 noviembre de 1955 Casanova Rafael Sabatini Ernesto Monato
2° quincena de Los dientes Vicente Fé
133 noviembre de 1955 delatores Álvarez
2° quincena de El asesinato de
133 noviembre de 1955 Cosy Nook Roy Vickers Ernesto Monato
2° quincena de
133 noviembre de 1955 El hacha de oro Gaston Leroux
2° quincena de Papá se va de
133 noviembre de 1955 paseo Kitty Harwood Ernesto Monato
2° quincena de Sólo los fantasmas
133 noviembre de 1955 no envejecen Laurence Kirk José M. Codó
2° quincena de El chantaje de la
134 diciembre de 1955 agencia O Georges Simenon
2° quincena de La obligación de
134 diciembre de 1955 amar Patrick Quentin Ernesto Monato
1° quincena de Investigaciones
135 enero de 1956 internacionales E.G. Ashton Ernesto Monato
1° quincena de El crímen
135 enero de 1956 pluscuamperfecto Roy Vickers Ernesto Monato
1° quincena de Los insectos del Roberto Cruz
135 enero de 1956 profesor Piñón
1° quincena de Un regalo de Santa
135 enero de 1956 Claus Julian Symons Ernesto Monato
1° quincena de
135 enero de 1956 Peters detective Eden Philpotts Tomás E. Norteno
1° quincena de Raffles y la
135 enero de 1956 princesa Amen Barry Perowne Ernesto Monato
1° quincena de El hotel de los
135 enero de 1956 suicidios Andre Maurois

139
1° quincena de La muerte visita a
136 febrero de 1956 Hick Roand Agatha Christie Ernesto Monato
1° quincena de Mamá razona y
136 febrero de 1956 deduce James Yaffe Ernesto Monato
1° quincena de ¿Qué habría hecho Charlotte
137 marzo de 1956 usted? Amstrong Ernesto Monato

La función más
1° quincena de emocionante de la
137 marzo de 1956 ciudad William Irish Ernesto Monato
1° quincena de Por un simple
137 marzo de 1956 cabello Nick Carter Ernesto Monato
1° quincena de
137 marzo de 1956 Nick Carter Newman Levy Ernesto Monato

¿Quiere usted
1° quincena de apostar con la
137 marzo de 1956 muerte? John Dickson Carr Ernesto Monato
1° quincena de El gendarme
137 marzo de 1956 ambicioso William Fay Tomás E. Norteno
1° quincena de El club de los
137 marzo de 1956 jugadores Ellery Queen Ernesto Monato
1° quincena de La cámara fue el
137 marzo de 1956 testigo Frank Gruber Tomás E. Norteno
2° quincena de
138 marzo de 1956 Inmune al crímen Rex Stout Ernesto Monato
2° quincena de Un carnero al
138 marzo de 1956 matadero Ronald Dahl Torento Mosena
2° quincena de
138 marzo de 1956 La perla de 300,000 Dan T. Moore Ernesto Monato
2° quincena de Asesinato en el
138 marzo de 1956 hipódromo Frank Gruber Ernesto Monato
1° quincena de Cinco mil libras por
139 mayo de 1956 una confesión L.J. Beeston Tomás E. Norteno
1° quincena de Asesinato en el
139 mayo de 1956 relicario de Poe Nedra Tyre Tomás E. Norteno
1° quincena de El espejo del
139 mayo de 1956 hombre Jan Thompson Noé Nestor Mota
1° quincena de ¿En dónde está el Stuart Palmer y
139 mayo de 1956 botín? Craig Ricen Ernesto Monato
1° quincena de
139 mayo de 1956 El sargento pálido Henry Myers Tomás E. Norteno
1° quincena de
139 mayo de 1956 El oro del avaro Ellery Queen Ernesto Monato

140
1° quincena de Imaginación y
139 mayo de 1956 sangre fría Harold Helfer Tomás E. Norteno
1° quincena de
139 mayo de 1956 Sea usted el juez Bruce M. Jones
1° quincena de
139 mayo de 1956 Noche de horror William Irish Ernesto Monato
1° quincena de
140 junio de 1956 El péndulo humano Hugh Pentecost Ernesto Monato
1° quincena de Cuestión de
140 junio de 1956 minutos Victor Canning Tomás E. Norteno
1° quincena de El crímen a orillas
140 junio de 1956 del río Edmund Crispin Tomás E. Norteno
1° quincena de La melodia de la
140 junio de 1956 muerte Reynard Kendrich Ernesto Monato
2° quincena de
141 junio de 1956 Dinero de sangre David Karp Orneto de Tomasen
2° quincena de Y los pájaros
141 junio de 1956 todavía cantan Craig Rice Ernesto Monato
2° quincena de En el lecho del Mignon G.
141 junio de 1956 enfermo Eberthart Tomás E. Norteno
2° quincena de Thomas Bailey
141 junio de 1956 Marjorie Daw Aldrich Ernesto Monato
2° quincena de Una autora en
141 junio de 1956 busca de personaje Phyllis Rinehart Ernesto Monato
2° quincena de Mary Roberts
141 junio de 1956 La astilla Rinehart Ernesto Monato
2° quincena de La acción
141 junio de 1956 incongruente Phylis Bentley Ernesto Monato
No se encuentra en
142 HNDM
No se encuentra en
143 HNDM
1° quincena de La ventana del
144 agosto de 1956 crímen Rex Stout Ernesto Monato
1° quincena de El hombre que
144 agosto de 1956 mato impunemente Armando Pertta Ernesto Monato
1° quincena de Somerset
144 agosto de 1956 El impulso creador Maugham Ernesto Monato
1° quincena de El método
145 septiembre de 1956 Blessington Stanley Ellin Ernesto Monato
1° quincena de
145 septiembre de 1956 El hoyo macabro Rufus King Ernesto Monato

141
1° quincena de Nos veremos junto
145 septiembre de 1956 al maniquí William Irish Ernesto Monato

Un caso
1° quincena de verdaderamente
145 septiembre de 1956 extraño Michael Innes Ernesto Monato
1° quincena de El cupido
145 septiembre de 1956 arrodillado Rafael Sabatini
1° quincena de Tan fácil como Erle Stanley
145 septiembre de 1956 encender un cerillo Gardner Ernesto Monato
1° quincena de
145 septiembre de 1956 Luz en las tinieblas Thomas Walsh
1° quincena de
145 septiembre de 1956 Sea usted el juez José Schorr
No se encuentra en
146 HNDM
2° quincena de Los bancos nunca
147 octubre de 1956 yerran Jhon D. Hess Ernesto Monato
2° quincena de La lluvia bajo la Mignon G.
147 octubre de 1956 muerte Eberthart Ernesto Monato
2° quincena de Perplejidad
147 octubre de 1956 políciaca Cyril Hare Ernesto Monato
2° quincena de
147 octubre de 1956 Déjeme ayudarla Frederick Nebel Ernesto Monato
2° quincena de El muchacho y el
147 octubre de 1956 libro Daniel Nathan Ernesto Monato
2° quincena de El misterio de la
147 octubre de 1956 cartera Joseph C. Lincon Ernesto Monato
2° quincena de El día de la
147 octubre de 1956 exposición de rosas Q. Patrick Ernesto Monato
2° quincena de
147 octubre de 1956 El Sheriff decide Roark Bradford Noé Nestor Mota
2° quincena de De más valor que Melvilla Davison
147 octubre de 1956 los gorriones Post Ernesto Monato
1° quincena de
148 noviembre de 1956 Jugando al crímen Agatha Christie Ernesto Monato
1° quincena de Las declaraciones
148 noviembre de 1956 de la señora Richard Hull Ernesto Monato
1° quincena de
149 diciembre de 1956 Testigo de cargo Agatha Christie Ernesto Monato
1° quincena de La deficiencia del
149 diciembre de 1956 sistema Jim Thompson Ernesto Monato
1° quincena de El alegre Jhonny
149 diciembre de 1956 Brow Ruth McKenney Ernesto Monato

142
1° quincena de
149 diciembre de 1956 El escapulario Rafael Sabatini Ernesto Monato
1° quincena de El diamante del
149 diciembre de 1956 Raja Ernesto Monato
1° quincena de El zapato del
149 diciembre de 1956 zapatero Peter Godfrey Tomás E. Norteno
1° quincena de La cas en que vivia
149 diciembre de 1956 Nella Mabel Seeley Tomás E. Norteno
1° quincena de Erle Stanley
150 enero de 1957 Pájaro en mano Gardner Ernesto Monato
1° quincena de Demasiados
150 enero de 1957 detectives Rex Stout Ernesto Monato
1° quincena de
150 enero de 1957 El hada madrina Agatha Christie
1° quincena de
150 enero de 1957 Sea usted el juez José Schorr
2° quincena de
151 enero de 1957 El remedio Rafael Sabatini Ernesto Monato
2° quincena de
151 enero de 1957 El cajón polvoriento Harry Muheim Ernesto Monato
2° quincena de
151 enero de 1957 Duplique su dinero Ellery Queen Ernesto Monato
2° quincena de
151 enero de 1957 El tiroles herido Donald Yates
2° quincena de Santa Claus
151 enero de 1957 policíaco Rex Stout Tomás E. Norteno
2° quincena de Gendarme con
151 enero de 1957 suerte Steve Fisher Ernesto Monato
2° quincena de
151 enero de 1957 El hombre desnudo George Simenon
2° quincena de El moderno Jekyll-
152 febrero de 1957 Hide Frank Gruber
2° quincena de Asesinato en el
152 febrero de 1957 mediterráneo Gordon Gaskill Ernesto Monato
2° quincena de El caso de la perla
153 marzo de 1957 rosa Agatha Christie
2° quincena de
153 marzo de 1957 El hombre Mel Dinelli Ernesto Monato
2° quincena de
153 marzo de 1957 El viaje a Londres Rish Davies
2° quincena de Se le helaban los Vicente Fé
153 marzo de 1957 huesos Álvarez

143
El macabro
2° quincena de hallazgo de
153 marzo de 1957 Pinkerton David Frome Ernesto Monato
2° quincena de Fue sólo un
153 marzo de 1957 pequeño error Albert Djemal Ernesto Monato
2° quincena de El prisionero de
153 marzo de 1957 Lagny Georges Simenon
1° quincena de Homicidio en
154 mayo de 1957 Navidad Rex Stout

El hombre que
1° quincena de explicaba los
154 mayo de 1957 milagros Carter Dickson Ernesto Monato
1° quincena de
154 mayo de 1957 La cartomancia Karel Capek Orneto de Tomasen
1° quincena de Nada te pasará mi
155 junio de 1957 vida Luttrell Tucker Ernesto Monato
1° quincena de
155 junio de 1957 Archivo abierto Richard Deming Ernesto Monato

La aventura del
1° quincena de siniestro
155 junio de 1957 desconocido Agatha Christie
1° quincena de
155 junio de 1957 El cuarto grado C.P. Donnel Jr. Ernesto Monato
1° quincena de El viento se lo lleva Don M.
155 junio de 1957 todo Mankiewicz Ernesto Monato
1° quincena de
155 junio de 1957 La llave acusadora Roy Vickers Tomás E. Norteno
1° quincena de
155 junio de 1957 Sea usted el juez William Donaldson
No se encuentra en
156 HNDM
2° quincena de La contrariedad en
157 agosto de 1957 el club de los títeres W. Heindelfeld Ernesto Monato
2° quincena de
157 agosto de 1957 Valor recibido Richard Deming Ernesto Monato
2° quincena de
157 agosto de 1957 La mujer de hielo Q. Patrick Tomás E. Norteno
2° quincena de El hombre en la
157 agosto de 1957 ventana Edmund Crispin Ernesto Monato
2° quincena de El estrangulador de
157 agosto de 1957 Moret Georges Simenon
2° quincena de
157 agosto de 1957 Un terrón de azúcar Ellery Queen Ernesto Monato

144
La disertación
2° quincena de sobre cuartos
157 agosto de 1957 cerrados Jhon Dickson Carr
No se encuentra en
158 HNDM
1° quincena de Un día muy
159 febrero de 1958 hermoso Henry Kane Ernesto Monato
1° quincena de El diario de Juan
159 febrero de 1958 Judas Henry Herning
1° quincena de
159 febrero de 1958 Imagen persistente Jules Archer Ernesto Monato
1° quincena de
159 febrero de 1958 El anciano Daphane Maurier Ernesto Monato
1° quincena de Jugando a la gallina
159 febrero de 1958 ciega Agatha Christie
1° quincena de Estoy muerto vida
159 febrero de 1958 mia O.H. Leslie Ernesto Monato
1° quincena de Nuevos crímenes
159 febrero de 1958 ejemplares Max Aub
No se encuentra en
160 HNDM
1° quincena de
161 diciembre de 1958 El tiro de gracia Robert Bloch
1° quincena de
161 diciembre de 1958 Pugilista con doble Ed Lacy
1° quincena de
161 diciembre de 1958 El chofer asesino James M. Ullman
1° quincena de Estacionamiento
161 diciembre de 1958 prohibido Ellery Queen
1° quincena de
161 diciembre de 1958 Tercer grado Cecil Curtis
1° quincena de El salario del
161 diciembre de 1958 crímen Dashiell Hammett
1° quincena de Sonata de Chopin,
161 diciembre de 1958 Opera 35 Ernest Harrison
1° quincena de Las manos del Sr.
161 diciembre de 1958 Marbury Sapper
1° quincena de Los gatos Frances y Richard
161 diciembre de 1958 inquisitivos Lockridge
1° quincena de
161 diciembre de 1958 El alguacil de Chard Rafael Sabatini
No se encuentra en
162 HNDM

145
No se encuentra en
163 HNDM
No se encuentra en
164 HNDM
No se encuentra en
165 HNDM
No se encuentra en
166 HNDM
1° quincena de
167 diciembre de 1959 Un salto mortal Noé H. Lutanio
1° quincena de La merienda del
167 diciembre de 1959 inspector Donald A. Yates
1° quincena de El misterio de
167 diciembre de 1959 Sunningdale Agatha Christie
1° quincena de Feliz cumpleaños,
167 diciembre de 1959 querido Richard Carolyn Cooper

Cinco menos
1° quincena de cuatro, igual a
167 diciembre de 1959 asesinos Baynard Kendrich
1° quincena de El papelillero de
167 diciembre de 1959 Uruapan Ernesto Monato
1° quincena de Donald E.
167 diciembre de 1959 ¿Pescador o santo? Westlake
1° quincena de Niño muerto. No Frances y Richard
167 diciembre de 1959 habla Lockridge
1° quincena de
167 diciembre de 1959 El puente Dwight V. Swain
1° quincena de Tres veces 25,000
167 diciembre de 1959 dólares Jack Douglas
1° quincena de
167 diciembre de 1959 Cuestión de tiempo David C. Cooke
1° quincena de Anoche murió un
168 febrero de 1960 hombre William Irish Ernesto Monato
1° quincena de La rubia tenía
168 febrero de 1960 revolver Brett Halliday Ernesto Monato
1° quincena de La muerte en
168 febrero de 1960 acecho Agatha Christie
1° quincena de Roberto Cruz
169 marzo de 1960 Mauricio Piñón
1° quincena de Tomo apueste al
169 marzo de 1960 crímen Cornell Wooldrich
1° quincena de La bruja del Times
169 marzo de 1960 Square Ellery Queen

146
1° quincena de Ese cadáver no es
169 marzo de 1960 mío Carrol John Daly Ernesto Monato
1° quincena de
170 abril de 1960 El crujidor Agatha Christie
1° quincena de Una bella rubia
170 abril de 1960 asesinada William Irish
1° quincena de El capitán
170 abril de 1960 Christopher John Walters
1° quincena de La desaparición de
170 abril de 1960 Marion Roy Vickers
1° quincena de Robo, amor y
170 abril de 1960 muerte Ellery Queen
1° quincena de
170 abril de 1960 Muerte en Francia Víctor Conning
1° quincena de El atentado contra
170 abril de 1960 Julio César Mark Twain
1° quincena de El caso de los Erle Stanley
170 abril de 1960 rubíes dispersos Gardner
El tercer método
171 mayo de 1960 para el crímen Rex Stout
Como asalto un
171 mayo de 1960 banco Sr. Hogan John Steinbeck
La tigresa de
171 mayo de 1960 Chateu Plage Rufus King
171 mayo de 1960 La cabeza de Adán Ernesto Monato
Sí perteneciera al
171 mayo de 1960 jurado Thomas Flanagan
Asesinato en
172 junio de 1960 domingo Henry Kane
172 junio de 1960 Coartada irrebatible Agatha Christie
Llamada de media
172 junio de 1960 noche Wenzel Brown
Cuatro tiros les
172 junio de 1960 dieron Ellery Queen Ernesto Monato
El hombre
172 junio de 1960 decapitado T.W. Hanshew
Todo fue por un
172 junio de 1960 ladrón Arthur Miller
El monstruo de ojos
173 julio de 1960 verdes Patrick Quentin
El arsénico en el
173 julio de 1960 trago Craig Rice

147
La caja de caudales
173 julio de 1960 de madame Imbert Maurice Leblanc
El caso del bulevar
173 julio de 1960 Beaumarchais Georges Simenon
173 julio de 1960 El geranio azul Agatha Christie
El caso de Oscar
174 agosto de 1960 Brodski Austin Freeman
174 agosto de 1960 Doble tragedia Robert Bloch
Premeditación, Freeman Wills
174 agosto de 1960 alevosía y … Crofst
El gato de la
174 agosto de 1960 señorita Paisley Roy Vickers
174 agosto de 1960 Domingo milagroso Richard H. Keir
174 agosto de 1960 Peces de colores Ross Barrele
El siempre tuvo
174 agosto de 1960 mala suerte John Bude
174 agosto de 1960 La hija del clérigo Agatha Christie
La perla de 300,000
174 agosto de 1960 dólares Dan T. Moore
Historia de dos
175 septiembre de 1960 sortijas Henry Myers
Milagros a la orden
175 septiembre de 1960 del día Clayton Rawson
Cómo murió
175 septiembre de 1960 Charles Prague Juan Bustillo Oro
175 septiembre de 1960 El mutis final Cornell Wooldrich
María Elvira
175 septiembre de 1960 Detente sombra Bermúdez
Roberto Cruz
175 septiembre de 1960 El tercer paquete Piñón
El pueblo que nadie
175 septiembre de 1960 visita Ray Bradbury
175 septiembre de 1960 ¿Qué haría usted? Russell V. Ritchey
El testamento
176 octubre de 1960 escondido Carrol John Daly
176 octubre de 1960 Tal para cual Dashiell Hammett
Los crímenes del
176 octubre de 1960 hielero William Irish
176 octubre de 1960 Desenlace feliz Rufus King
176 octubre de 1960 El diente y la uña Bill S. Ballinger Ernesto Monato
177 noviembre de 1960 Rosas mortales Cornell Wooldrich
El tío comió
177 noviembre de 1960 roquefort Margaret Scharf

148
177 noviembre de 1960 Doble homicidio Robert Standish
Hermanos de
177 noviembre de 1960 sangre Quentin ReyNolds
El destino y la tía
177 noviembre de 1960 Luciana Gerald Weals
Problemas
177 noviembre de 1960 domesticos Donald Yates
¡Suspenda la
177 noviembre de 1960 ejecución! Charles Burguess
El automóvil
177 noviembre de 1960 fantasma Davy Jones
177 noviembre de 1960 El diente y la uña Bill S. Ballinger Ernesto Monato
La desaparición de
178 febrero de 1961 Millicent Maydew Hugh Pentecost
Las botas del
178 febrero de 1961 embajador Agatha Christie
Con justicia y
178 febrero de 1961 legalidad Steve Fraze
Cuando la novia se
178 febrero de 1961 esfuma Avram Davison
Margaret
178 febrero de 1961 Mañana navideña Allingham
178 febrero de 1961 Wally el ojo avizor Paul W. Fairman
Un regalo para
178 febrero de 1961 Antonieta Rick Rubín
178 febrero de 1961 Confesión peligrosa Poynte Tyler
La muerte del tío Richard M.
178 febrero de 1961 Willie Gordon
Cuestión de suma y
178 febrero de 1961 resta Alfred Sheinwold
178 febrero de 1961 El diente y la uña Bill S. Ballinger
Seis ciudadanos
179 marzo de 1961 asustados Rex Stout
Asesinato a la
179 marzo de 1961 Hollywood Steve Allen
179 marzo de 1961 Huida en la noche Jack Ritchie
Las siete virtudes
179 marzo de 1961 capitales Stanley Ellin
179 marzo de 1961 Incidente en un bar Charles Green
179 marzo de 1961 Los seis herrores Holy Roth
179 marzo de 1961 El diente y la uña Bill S. Ballinger
180 abril de 1961 El número 16 Agatha Christie
180 abril de 1961 La ventana abierta Georges Simenon

149
180 abril de 1961 Dinero sangriento David Karp
El instrumento de
180 abril de 1961 Satán Davison Post
El abuelo presagia
180 abril de 1961 un crímen Lloyd Biggle Jr.
Delincuencia y
180 abril de 1961 encajes viejos Robert Arthur
180 abril de 1961 El diente y la uña Bill S. Ballinger
Un cadáver en el Wenceslao
181 mayo de 1961 comedor Fernández Flores
Frances y Richard
181 mayo de 1961 El olor del crímen Lockridge
El buscador de
181 mayo de 1961 emociones Patricia Highsmith
181 mayo de 1961 Héctor el puritano Hugh Pentecost
El caso del catálogo
181 mayo de 1961 de Almoneda E.X. Ferrars
181 mayo de 1961 ¡Es tan sencillo! Ernest Harrison
Wally y el billete de
181 mayo de 1961 tres doláres Paul W. Fairman
Adiós mi amor, mi
181 mayo de 1961 vida entera Donald Yates
¡No vengan con
181 mayo de 1961 deducciones! James A. Haught
Ambrosio vuelve a
181 mayo de 1961 casa Mary Hogking
181 mayo de 1961 El diente y la uña Bill S. Ballinger
182 junio de 1961 El deseo reprimido Richard S. Prather
James Holt
182 junio de 1961 El gato y el canario McGavran
182 junio de 1961 La cadena sutil Craig Rice
Intruso en Scotland
182 junio de 1961 Yard Eric Ambler
Erle Stanley
182 junio de 1961 El pasado resucita Gardner
182 junio de 1961 Las caras Richard Matheson
182 junio de 1961 El nido de la avispa Cyril Hare
182 junio de 1961 El diente y la uña Bill S. Ballinger

150
Anexo II

El Universal Ilustrado, Núm. 472, 2 de mayo de 1926, p.33.

151
Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 175, septiembre de 1960, p.35.

152
19/5
.~ ""'RR~

!MEXlCO ES NUESTRO

Selecciones Policiacas y de Misterio, Núm. 175, septiembre de 1960, p.7.

153
Portada Crimen y castigo. Revista del neopolicial Iberoamericano, Invierno, 1995,
Año 1, No 1, p.191.

154

También podría gustarte