Bosquejo de Ensayo - Alumna - Kimberly Quiroz

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

VICERRECTORADO ACADÉMICO

ESCUELA DE PSICOLOGÍA

Cátedra: Psicogerontologia

EVALUACION EN EL MANEJO DEL ADULTO


MAYOR

Profesor: Henry Guillen Nombre: Kimberly Quiroz

C.I: 25.237.477

San Antonio – Junio

GENERALIDADES SOBRE LA EVALUACIÓN DEL ADULTO MAYOR


La evaluación de los ancianos suele ser diferente de la evaluación psicológica
convencional. En ellos, y en especial los muy ancianos o debilitados, la
anamnesis y el examen físico pueden realizarse en diferentes momentos, y el
propio examen puede requerir 2 consultas, porque los pacientes se cansan
rápido. La detección temprana de los problemas puede permitir la intervención
precoz, que puede evitar el deterioro y mejorar la calidad de vida, con frecuencia
con intervenciones pequeñas y de bajo costo (p. ej., cambios en el estilo de
vida). En consecuencia, algunos adultos mayores, en particular los débiles y los
que presentan enfermedades crónicas, son evaluados mejor usando un abordaje
geriátrico completo, que incluye un examen de la función y la calidad de vida,
mejor efectuado por un equipo interdisciplinario.

El envejecimiento es un proceso del deterioro progresivo, intrínseco y universal


que con el tiempo ocurre en todo ser vivo a consecuencia de la interacción de la
genética del individuo y su medio, que conducen a pérdidas funcionales y a la
muerte.

En los últimos cien años la ancianidad se ha convertido en un problema social


importante. Las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son
especialmente difíciles, pues pierden actividad social y capacidad de socialización,
y en muchos casos se sienten postergados y excluidos.

La capacidad humana en relación a muchas funciones aumenta desde la niñez


y alcanzan un punto máximo en la edad adulta temprana, seguido por una
declinación. Sin embargo, la pendiente de declinación a lo largo del curso de la
vida está determinada en gran parte por factores externos.

Las especiales características del paciente geriátrico, en el que confluyen los


aspectos intrínsecos del envejecimiento fisiológico y la especial forma de
presentación de la enfermedad, hacen necesaria la aplicación de un sistema
especial de valoración.
El deterioro que va ocurriendo asociado al proceso de envejecimiento ha dado
lugar a la creencia errónea de que éste en sí mismo corresponde a una patología,
la situación de salud del adulto mayor, imagen incompleta considerando que se
conforma por datos inevitablemente de mortalidad, en los que obviamente no se
reflejan los problemas que no conducen a la muerte, los de morbilidad que se
expresan por la demanda de consulta. Por otra parte, estos señalan la patología
que el psicólogo o el paciente mismo consideran como principal motivo de
consulta, dejando pasar entidades patológicas particulares de mayor frecuencia en
esta etapa de la vida.

Por otro lado existen múltiples instrumentos de evaluación geriátrica que por un
lado inducen a utilizarlos para medir aspectos para lo que no están diseñados y,
por otro, impiden conocerlos en profundidad, con los consiguientes riesgos de su
uso e interpretación. Otros problemas de los instrumentos son la escasa
comparabilidad de los resultados que a través de ellos se obtienen, y la duplicidad
o reiteración en las medidas. Todavía en la actualidad surgen nuevos
cuestionarios. Se debe ser cuidadoso en la elección de los instrumentos de
evaluación, siempre en función de la finalidad que se persigue, los destinatarios y
el ámbito de su aplicación.

Evaluación funcional:

Permite conocer el grado de independencia y autonomía de los ancianos. Se


entiende por competencia funcional, la capacidad del individuo para llevar a cabo
por sí mismo una actividad o proceso. En este dominio son estudiadas las
actividades de la vida diaria (AVD), consideradas por la OMS como el indicador
más importante para medir funcionabilidad en los AM.

Una de las mejores maneras de evaluar el estado de salud de los adultos


mayores es mediante la evaluación funcional, la cual provee los datos objetivos
que pueden indicar la futura declinación o mejoría en el estado de salud y que
permite al personal de enfermería intervenir de forma apropiada.
Evaluación biomédica o clínica:

Se desarrollan los tres pasos de la historia clínica clásica: anamnesis, examen


físico y exámenes complementarios. Se describen y analizan de manera
independiente las enfermedades crónicas y se busca la presencia de procesos
agudos. Se realiza un enfoque por problemas. Esta evaluación es compleja por la
forma atípica e inespecífica de presentación de las enfermedades en los ancianos
como son las infecciones sin fiebre, el infarto cardiaco y el abdomen agudo sin
dolor, la presencia de taquicardia (síntoma frecuente como única expresión de una
enfermedad grave, puede ser consecuencia de una infección), alteraciones del
equilibrio hidroelectrolítico, dolor, patología del aparato digestivo o hipertiroidismo,
etc. Muchos síntomas presentan cambios en su expresión y son las caídas, la
incontinencia, los cuadros confusionales, la astenia y la anorexia, la primera
expresión clínica de muchas enfermedades que frecuentemente provocan
diagnósticos tardíos o incorrectos.

Evaluación psicológica:

Consiste en determinar los trastornos de las funciones cognoscitivas y


alteraciones de la esfera afectiva que repercuten negativamente en la capacidad
funcional, es decir, en las actividades de la vida diaria (21-23). La evaluación de la
función cognitiva incluye las actividades intelectuales a través de las que el
individuo recibe, almacena y procesa la información relativa a él mismo, a los
demás y al entorno (orientación, memoria, cálculo, percepción, comunicación,
pensamiento, atención y lenguaje), las alteraciones cognitivas se atribuyen con
frecuencia erróneamente al proceso de envejecimiento, otras veces, el paciente
con un deterioro cognitivo leve o moderado ofrece una imagen lúcida e intacta
desde el punto de vista intelectual y su deterioro pasa inadvertido para la familia e
incluso para el personal sanitario, por lo que la prevalencia de este trastorno
puede desestimarse.

Evaluación social:
Explora el ajuste y el apoyo social. Tiene como objetivo determinar los factores
sociales que influyen en el estado de salud de los ancianos que afectan la
duración y calidad de la vida, además de conocer su problemática social e
identificar sus principales problemas de salud social y conocer el apoyo inmediato
brindado por los servicios sociales, la comunidad y la familia (Sistema de apoyo).

Evaluación preoperatoria:

Se efectúa cada vez con mayor frecuencia en la consulta externa, para


procedimientos quirúrgicos electivos. Los médicos en atención geriátrica quirúrgica
deben estar preparados para estimar el riesgo de complicaciones preoperatorias y
decidir qué tan extensa debe ser la evaluación previa. Los avances en la anestesia
y en los cuidados perioperatorios contribuyen a aminorar la mortalidad quirúrgica
en los AM, y sobre todo, en los muy viejos.

Instrumentos para la EGI:

La evaluación geriátrica integral (EGI) es un proceso diagnóstico


multidimencional e interdisciplinario, diseñado para identificar y cuantificar los
problemas físicos, funcionales, psíquicos y sociales que provocan alteraciones que
con frecuencia llevan al adulto mayor a la incapacidad como deterioro
cognitivo/demencia, trastornos de ánimo/depresión, trastornos del sueño/insomnio,
inmovilidad/encamamiento, inestabilidad/ caídas, incontinencia urinaria 8,
deprivación sensorial (vista y audición), malnutrición, iatrogenia/fármaco y
sociales/ sistemas de apoyo. El objetivo es desarrollar un plan de tratamiento y
seguimiento de dichos problemas, con el fin de disminuir la morbilidad y la
mortalidad de la población geriátrica y mejorar su calidad de vida, así como la
óptima utilización de recursos para afrontarlos.

En este sentido, los adultos mayores no tienen enfermedades propias, estas


solo cambian su forma de aparición con repercusiones funcionales, psíquicas y
sociales en el anciano y su entorno, parámetros que definen su estado de salud.
Para medirlos se emplea la evaluación geriátrica integral. El estudio de los
dominios de la evaluación con el empleo de instrumentos que cumplan requisitos
de validez, fiabilidad, factibilidad, sencillez y brevedad de aplicación, permite
diagnosticar problemas de salud en todas las esferas, facilita la atención médica y
mejora la calidad de vida de los ancianos.

El estudio de los dominios de la evaluación con el empleo de instrumentos que


cumplan requisitos de validez, fiabilidad, factibilidad, sencillez y brevedad de
aplicación, permite diagnosticar problemas de salud en todas las esferas, facilita la
atención médica y mejora la calidad de vida de los ancianos.
REFERENCIAS:

I. García GJJ. Perfil epidemiológico en el adulto mayor. Rev. Fac Med UNAM,
2000; 0: 00-00.

II. Beaman S, Beaman P, García-Peña C, Villa M, Heres J, Cordova A.


Validation of a modified version of the minimental state examination
(MMSE) in Spanish. Aging Neuropsychology and Cognition 2004; 11 (1): 1-
11.

III. Belló M, Puentes-Rosas E, Medina-Mora M, Lozano R. Prevalencia y


diagnóstico de depresión en población adulta en México. Salud Pública Mex
2005; 47 (S1): S4-S11.

IV. Abreu Vázquez MR. Una mirada al envejecimiento de la población. Rev


Hosp Psiq Hab [Internet]. 2009 [citado 4 oct 2014]; 6(2): [aprox. 12 p.].
Disponible en: http://www.revistahph.sld.cu/hph0209/hph10209.html
V. Carmenaty Díaz I, Soler Orozco L. Evaluación funcional del anciano. Rev
Cubana Enf [Internet]. 2002 Dic [citado 2014 Nov 17]; 18(3): [aprox. 8 p.].
Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
03192002000300009&lng=es

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